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Tuesday, November 7, 2023
1) Artritis, infecciosa: no bacteriana, by Lewis R, (et al)
Quick Lesson
Artritis, infecciosa: no bacteriana
By: Ricki Lewis, PhD; Tanja Schub, BS
Edited by: Diane Pravikoff, RN, PhD, FAAN
Cinahl Information Systems
Descripción/Causas
La artritis infecciosa no piogénica (NIA, por sus siglas en inglés) es una forma curable de artritis causada
por una invasión de microorganismos en las articulaciones. Este tipo de artritis infecciosa es menos
agresiva y más crónica que la artritis piogénica (es decir, séptica) que, con frecuencia, es causada por una
infección por Staphylococcus aureus y provoca una destrucción rápida y grave de las articulaciones
(consulte Quick Lesson About…Arthritis, Infectious: Pyogenic (Septic)).
La artritis infecciosa no piogénica es causada por infecciones fúngicas, virales y bacterianas. Puede ser
causada por infecciones fúngicas como actinomicosis, criptococcosis, coccidioidomicosis,
histoplasmosis y esporotricosis. Las infecciones virales que pueden causar este tipo de artritis incluyen
viruela, parvovirus B19, VIH, Sindbis, virus linfotrópico humano de células T [VLHT-1], rubéola, virus de
Epstein-Barr y hepatitis A, B y C. Las micobacterias como la Mycobacterium tuberculosis y las
espiroquetas como Treponema pertenue, Treponema pallidum y Borrelia también pueden causar artritis
infecciosa no piogénica. La infección ocurre por inoculación, diseminación por los tejidos blandos o el
hueso mediante el sistema circulatorio o como resultado de una cirugía articular.
La presentación clínica de la artritis infecciosa no piogénica de origen viral se asemeja a la artritis
reumatoide. El mecanismo de la infección viral de la artritis infecciosa no piogénica puede implicar una
infección directa de la articulación (como en la rubéola), una alteración de la respuesta inmunitaria del
anfitrión (como en la hepatitis B y C) o la autoinmunidad (como en el VLTH-1).
El tratamiento de la artritis infecciosa no piogénica implica la resolución de las infecciones y el alivio
sintomático mediante la administración de agentes antimicrobianos y analgésicos adecuados. En la
artritis infecciosa no piogénica de origen fúngico, el tratamiento no suele ser necesario porque la micosis
suele ser muy leve y rara vez persiste o causa daños. Cuando el tratamiento es necesario, se administran
fármacos (p. ej., antimicóticos, analgésicos) para resolver la infección y aliviar los síntomas.
Datos y cifras
Aproximadamente el 20% de las personas con infección por hepatitis C desarrollan artritis infecciosa no
piogénica. Aproximadamente el 12% de los casos de poliartritis de manifestación reciente se deben a la
infección por el parvovirus B19. Alrededor del 60% de los adultos infectados por parvovirus B19 y el 5% de
los niños con la misma infección padecen artritis infecciosa no piogénica. Esta artritis afecta a entre el 1
y el 3% de los pacientes con tuberculosis. Entre el 50% y el 60% de los pacientes no tratados en una fase
inicial de la enfermedad de Lyme desarrollarán artritis infecciosa no piogénica.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para las distintas infecciones también son factores de riesgo para la artritis
infecciosa no piogénica asociada (p. ej., las caminatas de aventura o las actividades al aire libre para la
enfermedad de Lyme). Viajar a áreas endémicas (p. ej., África, Escandinavia y Finlandia) aumenta el
riesgo de infección por el virus Sindbis. El contacto sexual con personas infectadas y el uso de drogas
intravenosas aumenta el riesgo de infección por VIH o hepatitis B y C. La inmunodeficiencia aumenta el
riesgo de muchas de las micosis. El riesgo de viruela en la actualidad es casi insignificante, excepto para
las personas que tienen una exposición relacionada con el trabajo (p. ej., científicos, investigadores).
Signos y síntomas/Cuadro clínico
https://web-s-ebscohost-com.bdigital.sena.edu.co/nrc/delivery?sid=7ab9c7a9-cd77-45c5-9cd0-d432b1c650c3@redis&vid=276&db=nre&ss=AN+%225000004631%22&sl=ll
La artritis infecciosa no piogénica típicamente afecta varias de las articulaciones más pequeñas (p. ej.,
rodillas, tobillos, manos, codos y muñecas). La artritis infecciosa no piogénica fúngica es indolora (es
decir, no provoca dolor). La artritis infecciosa no piogénica viral puede presentarse con fiebre, fatiga,
exantema e inflamación articular (también con síntomas de infección por virus Sindbis y parvovirus B19)
o rigidez matinal (que también es un síntoma de la infección por hepatitis C). En general, la artritis
infecciosa no piogénica asociada a la enfermedad de Lyme afecta las rodillas y es ocasional. La artritis
infecciosa no piogénica tiende a ser bilateral.
Evaluación
Antecedentes del paciente
Evaluar los factores de riesgo (p. ej., viajes, actividades al aire libre, uso de drogas intravenosas)
de contraer una infección viral, fúngica o por espiroqueta en particular.
Preguntar si el paciente tiene antecedentes de inmunodeficiencia.
Datos de la exploración física de interés particular
Tener en cuenta qué articulaciones están afectadas.
Puede presentarse calor o enrojecimiento en las articulaciones.
El paciente puede tener fiebre, escalofríos, malestar general y dolor de cabeza.
Análisis de laboratorio que pueden indicarse
Los análisis de anticuerpos o ADN del líquido sinovial o de las articulaciones afectadas son las
investigaciones más precisas para identificar el patógeno.
Los linfocitos atípicos con núcleos marcados son específicos para la infección por el VLTH-1.
Los marcadores de inflamación (p. ej., proteína C reactiva [PCR], velocidad elevada de
eritrosedimentación [VES]) pueden indicar infección por VLTH-1.
Otros análisis y estudios de diagnóstico
Una radiografía de la articulación afectada puede revelar inflamación del tejido blando, erosiones
óseas y pérdida del espacio articular.
Los estudios de las articulaciones por tecnecio revelarán la distribución de la inflamación.
Objetivos del tratamiento
Promover un estado fisiológico óptimo y administrar alivio de los síntomas
Administrar antibióticos, según se indique, para tratar la infección bacteriana.
Administrar antifúngicos (p. ej., anfotericina B, ketoconazol, fluconazol), según se indique, para
tratar la infección fúngica.
Evaluar la presencia de dolor, rigidez y otras molestias; administrar analgésicos (p. ej.,
antiinflamatorios no esteroideos [AINES]) o dosis bajas de corticoesteroides y otro tipo de alivio
sintomático, según se indique.
Controlar los efectos adversos del tratamiento y proporcionar asistencia complementaria
Controlar los signos vitales (especialmente la temperatura), evaluar todos los sistemas
fisiológicos (especialmente el osteomuscular para detectar inflamación y la piel para detectar
exantema) y revisar los resultados de los análisis de laboratorio. Informar las anomalías de
inmediato y tratarlas, según se indique.
Evaluar el riesgo de caídas debido al dolor y la función reducida de las articulaciones. Mantener
la seguridad del paciente (p. ej., vías respiratorias, circulación y prevención de lesiones).
Controlar la eficacia del tratamiento y los efectos adversos (consultar una fuente de información
sobre el fármaco para obtener una lista completa de los efectos adversos y las complicaciones).
Los efectos secundarios de los antimicóticos incluyen náuseas, vómitos, diarrea, cefalea y
fatiga.
Los efectos secundarios de los corticoesteroides en dosis bajas incluyen edema, cambios
en el estado de ánimo, insomnio y presión arterial elevada.
Puede haber una reacción alérgica (p. ej., desde una reacción leve con exantema hasta
reacciones graves con anafilaxia) a cualquier antibiótico.
Brindar apoyo emocional/psicosocialy educar
Evaluar el nivel de ansiedad y la capacidad de lidiar con la enfermedad. Educar y estimular el
debate sobre el proceso infeccioso, las causas de la artritis infecciosa no piogénica, los factores
de riesgo, las estrategias de prevención, los riesgos y beneficios del tratamiento, el control médico
continuo y el pronóstico personalizado.
Informar al paciente que los síntomas de la artritis infecciosa no piogénica suelen resolverse
rápidamente con el tratamiento y que el daño articular es poco frecuente.
Temas para reflexionar
La rubéola o la vacuna contra la rubéola pueden causar artritis infecciosa no piogénica leve transitoria,
particularmente en las mujeres.
No se sabe si los antivíricos son eficaces para el tratamiento de la artritis infecciosa no piogénica
asociada a virus.
Los niveles de procalcitonina en suero son mucho mayores en los casos de artritis infecciosa piogénica
en comparación con la artritis infecciosa no piogénica. Se requieren estudios adicionales para definir un
umbral que permita diferenciar entre los dos tipos de artritis infecciosa.
Importante
Los fármacos hepatotóxicos están contraindicados para las personas infectadas con un virus de
hepatitis.
La artritis infecciosa no piogénica puede volverse crónica en las personas inmunodeprimidas o con
infección viral crónica, como la hepatitis viral.
¿Qué debo informar al paciente o a la familia del paciente?
Instruir al paciente sobre los detalles de la farmacoterapia personalizada.
Educar al paciente acerca de los signos de peligro de una reacción alérgica a los antibióticos e indicar
que se debe buscar asistencia médica de inmediato ante la aparición de efectos adversos o signos y
síntomas nuevos o que empeoran.
Informar al paciente que la artritis infecciosa no piogénica fúngica es, en general, muy leve y que la
artritis infecciosa no piogénica viral raramente persiste o causa daño.
Notas
En una revisión reciente de la literatura, no se han descubierto pruebas de investigación actualizada
sobre este tema desde su publicación previa el 26 de septiembre de 2007.
References
1. Fottner, A., Birkenmaier, C., von Schulze Pellengahr, C., Wegener, B., & Jansson, V. (2008). Can serum
procalcitonin help to differentiate between septic and nonseptic arthritis? Arthroscopy, 24(2), 229-233.
2. Hinkle, J. L. (2010). Assessment and management of patients with rheumatic disorders. In S. C.
Smeltzer, B. G. Bare, J. L. Hinkle, & K. H. Cheever (Eds.), Brunner & Suddarth’s textbook of medical-surgical
nursing (12th ed., pp. 1631-1651). Philadelphia: Wolters Kluwer Health/Lippincott Williams & Wilkins.
3. Scola, C. J., & Glew, R. H. (2009). Arthritis, infectious, granulomatous. In F. J. Domino, (Ed.), The 5-minute
clinical consult 2010 (18th ed., pp. 106-107). Philadelphia: Wolters Kluwer Health/Lippincott Williams &
Wilkins.
4. Smith, J. W., Chalupa, P., & Shabaz Hasan, M. (2006). Infectious arthritis: Clinical features, laboratory
findings and treatment. Clinical Microbiology and Infection, 12(4), 309-314.
5. Thompson, A., Mannix, R., & Bachur, R. (2009). Acute pediatric monoarticular arthritis: Distinguishing
Lyme arthritis from other etiologies. Pediatrics, 123(3), 959-965.
Reviewer(s)
Sara Grose, MSN, RN, PHN, CNL, CLE, Medical Writer, Cinahl Information Systems, Glendale, California
Nursing Practice Council, Glendale Adventist Medical Center, Glendale, California
Original document: 2007 Sep 26
Latest revision: 2010 Mar 05
Published by Cinahl Information Systems. Copyright © 2010, Cinahl Information Systems. All rights reserved.
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professional.
Fuente: Cinahl Information Systems (Glendale, California). 2010 Mar 05 (2p)
Número de elemento:: SPA5000004601

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