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DEPENDENCIA DEL EJERCICIO FÍSICO EN USUARIOS ESPAÑOLES DE
CENTROS DE ACONDICIONAMIENTO FÍSICO (FITNESS): DIFERENCIAS SEGÚN
EL SEXO, LA EDAD Y LAS ACTIVIDADES PRACTICADAS
Article  in  Behavioral Psychology/Psicología Conductual · January 2012
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2 authors:
David González-Cutre
Universidad Miguel Hernández de Elche
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Alvaro Sicilia
Universidad de Almería
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Behavioral Psychology / Psicología Conductual, Vol. 20, Nº 2, 2012, pp. 349-364
DEPENDENCIA DEL EJERCICIO FÍSICO EN USUARIOS 
ESPAÑOLES DE CENTROS DE ACONDICIONAMIENTO FÍSICO 
(FITNESS): DIFERENCIAS SEGÚN EL SEXO, LA EDAD Y LAS 
ACTIVIDADES PRACTICADAS
David González-Cutre1 y Álvaro Sicilia2
1Universidad Miguel Hernández de Elche; 2Universidad de Almería (España)
Resumen
El objetivo de este estudio fue analizar las diferencias en dependencia del 
ejercicio según el sexo, la edad y las actividades físicas practicadas. Participaron 
531 usuarios de centros de acondicionamiento físico (fitness) (51,4% hombres 
y 48,6% mujeres) con edades comprendidas entre los 16 y 60 años (M= 29,62; 
DT= 8,97). Se administró la versión española de la “Escala de dependencia del 
ejercicio- revisada” (EDS-R), que permite evaluar siete síntomas de dependencia 
y obtener un indicador global. Los resultados mostraron que los hombres pun-
tuaban significativamente más alto en los diferentes síntomas de dependencia 
que las mujeres. Respecto a la edad, no se encontraron prácticamente diferencias 
significativas entre los grupos de 16-25 y 26-33 años, pero sí entre estos dos y el 
de 34-60 años, mostrando el último una menor puntuación en dependencia. Por 
lo general, la puntuación en dependencia del ejercicio en actividades dirigidas fue 
significativamente menor que en las semidirigidas y libres. Los resultados han per-
mitido identificar algunas características de la práctica de riesgo sobre las que se 
debería centrar la intervención.
Palabras clave: adicción, actividad física, musculación, trastorno.
Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España, a través 
del proyecto de investigación “Factores motivacionales relacionados con la adherencia a la práctica física: 
análisis en contextos de actividad física no competitiva” (Ref. DEP2007-73201-C03-03/ACTI) y por el 
Consejo Superior de Deportes, a través del proyecto de investigación “Factores motivacionales relaciona-
dos con la adherencia al ejercicio físico” (Ref. 04/UPB32/10).
Correspondencia: David González-Cutre, Centro de Investigación del Deporte, Universidad Miguel 
Hernández de Elche, Avenida de la Universidad s/n, 03202 Elche (España). E-mail: dgonzalez-cutre@
umh.es
350 González-cutre y sicilia
Abstract
The objective of this study was to analyse the differences in exercise 
dependence according to gender, age and physical activities practiced. To achieve 
this goal, a sample of 531 users of fitness centres (51.4% men and 48.6% 
women) aged between 16 and 60 (M= 29.62, SD= 8.97) was used. The Spanish 
version of the Exercise Dependence Scale-Revised (EDS-R), which evaluates seven 
dependence symptoms giving a global indicator, was applied. The results showed 
that men scored significantly higher in the different dependence symptoms than 
women. Regarding age, there were practically no significant differences between 
the age groups of 16-25 and 26-33, but there were differences between these two 
groups and the group of 34-60 year olds, showing the latter to have a lower score 
in exercise dependence than the first two. In general, the exercise dependence 
score in directed activities was significantly lower than in semi-directed and free 
activities. The results have allowed the identification of some risk characteristics on 
which intervention should be focused.
Key words: addiction, physical activity, weight training, disorder.
Introducción
La búsqueda del cuerpo perfecto se ha convertido en una de las obsesiones de 
las sociedades avanzadas actuales, poniéndose de manifiesto un modelo vital en el 
que el aspecto físico cobra gran importancia. Varios son los factores socioculturales 
que han contribuido a este hecho entre los que, de acuerdo con Gutiérrez y Ferreira 
(2007), pueden destacarse: los medios de comunicación (televisión, publicidad, cine, 
revistas, etc.) transmitiendo un determinado canon de belleza (fuerte y atlético para 
los hombres y delgado para las mujeres), intereses económicos de la industria y los 
laboratorios de productos de belleza, exigencia de una imagen corporal adecuada 
en puestosde trabajo, rechazo social del sobrepeso y la concepción de estar en 
forma como sinónimo de tener buen cuerpo. Del mismo modo, existe una excesiva 
obsesión por la salud que lleva a adoptar actitudes perfeccionistas y exigentes. Este 
tipo de factores socioculturales, en combinación con factores biológicos y psicológi-
cos, contribuyen al creciente desarrollo de trastornos del comportamiento alimen-
tario y de adicción o dependencia del ejercicio físico (Ricciardelli y McCabe, 2004). 
Aunque la dependencia del ejercicio físico sigue sin ser un trastorno reconocido en 
las principales clasificaciones diagnósticas (“Manual diagnóstico y estadístico de los 
trastornos mentales”, DSM-IV-TR; American Psychiatric Association [APA], 2000; 
“Clasificación internacional de las enfermedades”, CIE-10; Organización Mundial 
de la Salud [OMS], 1993), el número de investigaciones en torno a este fenómeno 
ha ido in crescendo en los últimos años. 
Un primer grupo de estudios ha analizado las relaciones entre la dependencia 
del ejercicio y factores individuales (p. ej., sexo, edad, personalidad, motivación), 
mientras que un segundo grupo se ha centrado en examinar las características de 
la actividad física asociada con la dependencia (p. ej., frecuencia, duración, intensi-
dad, contexto social). No obstante, aún existen pocos estudios que hayan contem-
plado de forma conjunta los factores individuales y las características contextuales 
351Diferencias en dependencia del ejercicio físico
de la actividad en el análisis de la dependencia del ejercicio (Allegre, Therme y 
Griffiths, 2007), pese a que los modelos ecológicos de la actividad física establecen 
la existencia de múltiples niveles de influencia que determinan el comportamiento 
del individuo (Spence y Lee, 2003). Con base en ello, este estudio fue diseñado para 
analizar las relaciones de la dependencia del ejercicio con el sexo y la edad como 
factores individuales, junto al tipo de actividad practicada en usuarios de centros 
de acondicionamiento físico (fitness). Identificar las características de la práctica 
de riesgo asociadas a problemas de dependencia del ejercicio permitirá una mejor 
focalización de las estrategias de intervención.
Pese a que la dependencia del ejercicio aún no ha sido reconocida como un 
trastorno, recientes aproximaciones (Hausenblas y Symons Downs, 2002a, 2002b; 
Symons Downs, Hausenblas y Nigg, 2004) han tendido a operativizarla basán-
dose en las características de la dependencia de sustancias reflejadas en el DSM-IV. 
Hausenblas y Symons Downs (2002b) consideran que la dependencia del ejercicio 
puede ser definida como un patrón multidimensional desadaptativo, que conduce 
a un significativo deterioro clínico o aflicción, y que se manifiesta mediante la pre-
sencia de tres o más de los siguientes criterios: 1) tolerancia: se define por la nece-
sidad de incrementar significativamente la cantidad de ejercicio para conseguir los 
efectos deseados o por la disminución de los efectos si se continúa con la misma 
cantidad de ejercicio; 2) abstinencia: se manifiesta por síntomas de abstinencia del 
ejercicio al producirse la privación, tales como la ansiedad y la fatiga, o por una 
realización de ejercicio para aliviar los síntomas de abstinencia; 3) efectos deseados: 
el ejercicio se realiza a menudo en cantidades mayores o períodos más largos de lo 
que inicialmente se había planificado. La persona espera realizar una cantidad de 
ejercicio determinada y acaba haciendo más de lo deseado; 4) pérdida de control: 
hay un deseo persistente o esfuerzo sin éxito para reducir o controlar el ejercicio 
que se lleva a cabo; 5) tiempo: se invierte mucho tiempo en la práctica de ejercicio, 
ocupando gran parte del tiempo libre; 6) reducción de otras actividades: existe un 
conflicto con la realización de otras actividades, de tal forma que importantes acti-
vidades sociales, ocupacionales y recreativas son abandonadas o reducidas a causa 
del ejercicio; y 7) continuación: se sigue practicando ejercicio a pesar de saber que 
se posee algún problema físico o psicológico persistente que probablemente ha 
sido causado o exacerbado por la práctica de ejercicio.
Son diversos los estudios que han analizado diferencias según el sexo en la 
dependencia del ejercicio, aunque existe una falta de homogeneidad en los cons-
tructos estudiados (compromiso, adicción, obsesión por la musculación, depen-
dencia, etc.), las muestras e instrumentos empleados y, por consiguiente, en los 
resultados obtenidos. En estudios realizados con corredores de larga distancia los 
resultados mostraron que las mujeres revelaban valores significativamente más altos 
que los hombres en dependencia del ejercicio (Masters y Lambert, 1989; Pierce, 
Rohaly y Fritchley, 1997; Summers, Machin y Sargent, 1983). Otros trabajos indican 
que los chicos adolescentes tienen mayor tendencia a desarrollar problemas de 
comportamiento asociados a la búsqueda de la musculación (Drewnowski, Kurth 
y Krahn, 1995), encontrándose relación entre el compromiso y comportamientos 
obsesivos-compulsivos (Davis, Brewer y Ratsuni, 1993). De hecho, en hombres cul-
352 González-cutre y sicilia
turistas de competición se han hallado rasgos de personalidad obsesiva, perfec-
cionismo, anhedonia y narcisismo patológico superiores a la población normal y 
similares a mujeres con anorexia nerviosa (Davis y Scott-Robertson, 2000). También 
existen estudios con corredores y practicantes de ejercicio (Furst y Germone, 1993; 
Edmunds, Ntoumanis y Duda, 2006) y culturistas (Smith y Hale, 2004) que no 
encuentran diferencias entre hombres y mujeres.
A priori, estos resultados sugieren una mayor tendencia de las mujeres a la 
dependencia en actividades aeróbicas (p. ej., carrera) y de los hombres en activi-
dades de musculación. No obstante, hay que tener en cuenta que las diferencias 
podrían venir dadas por la confusión terminológica y metodológica existente en la 
literatura, lo que habría llevado a la definición de diferentes factores o constructos 
en torno a la dependencia y al uso de diferentes instrumentos para medirlos. En esta 
línea, Weik y Hale (2009), con una muestra de 102 hombres y 102 mujeres practi-
cantes de ejercicio en un centro de acondicionamiento físico estadounidense, ana-
lizaron las diferencias según el sexo en dependencia del ejercicio comparando dos 
instrumentos diferentes, la “Escala de dependencia del ejercicio-revisada” (Exercise 
Dependence Scale-Revised, EDS-R; Symons Downs et al., 2004) y el “Cuestionario 
de dependencia del ejercicio” (Exercise Dependence Questionnaire, EDQ, Ogden, 
Veale y Summers, 1997). Con la EDS-R los hombres puntuaron más alto que las 
mujeres en abstinencia, continuación, tolerancia, falta de control, tiempo, efectos 
deseados y en el valor total de dependencia, mientras que las mujeres puntuaron 
más alto en el EDQ. A partir de estos resultados los autores del estudio sugieren 
que el EDQ y la EDS-R miden aspectos distintos de la dependencia del ejercicio, 
favoreciendo de forma diferente a cada sexo. En concreto, el EDQ parece medir 
aspectos más relacionados con actitudes, beneficios, motivación, aspectos sociales 
y de imagen corporal (p. ej., interferencia con la vida social, recompensa positiva, 
hacer ejercicio para controlar el peso, hacer ejercicio por razones sociales), que 
podrían ser más importantes para las mujeres, mientras que la EDS-R se centraría en 
las características propias de la dependencia, a través de los criterios diagnósticos 
establecidos por el DSM-IV.
Puesto que en el presente estudio se utilizó la EDS-R, es necesario destacar que 
las diferentes investigaciones que lo han empleado (Hausenblas y Fallon, 2002; 
Lindwall y Palmeira, 2009; Symons Downs, Hausenblas, Davison y Acharya, 2005) 
han mostrado que, en general, los hombres puntúan más alto en las diferentes sub-
escalas (salvo abstinencia, normalmente más alta en mujeres) y en el valor global de 
dependencia que las mujeres.
En lo que se refiere a laedad, no son muchos los estudios que han analizado las 
diferencias en dependencia del ejercicio pero, salvo el de Furst y Germone (1993), 
que no encuentra diferencias, todos ellos apuntan una tendencia descendente con-
forme aumenta la edad, utilizando diferentes muestras de practicantes. Así, Szabo, 
Frenkl y Caputo (1997), con 75 hombres y 25 mujeres que corrían tres veces por 
semana, al menos 30 minutos, encontraron que la adicción era inversamente pro-
porcional a la edad. Edmunds et al. (2006), con una muestra de 339 practicantes 
de ejercicio (47,5% hombres; 52,5% mujeres; edad media= 32,13 años), hallaron 
que la edad predecía negativamente el ejercicio vigoroso y el ejercicio total en los 
353Diferencias en dependencia del ejercicio físico
practicantes con síntomas de dependencia. Allegre et al. (2007), con 95 ultra-mara-
tonianos de entre 22 y 79 años (M= 43,46), también revelaron que la edad predecía 
negativamente la dependencia del ejercicio. Más recientemente, Lindwall y Palmeira 
(2009), con deportistas de élite, practicantes de ejercicio en gimnasios y estudiantes 
de ciencias del deporte, mostraron que los individuos que no tenían síntomas de 
dependencia eran de mayor edad. 
Respecto a las diferencias en dependencia del ejercicio según las actividades 
realizadas, es más probable que la participación en ciertas actividades resulte en 
dependencia del ejercicio que en otras, aunque hasta la fecha esta cuestión no 
parece resuelta (Hausenblas y Symons Downs, 2002a). En un estudio realizado con 
mujeres, Pierce, Daleng y McGowan (1993) revelaron que las bailarinas tenían más 
dependencia que las corredoras y jugadoras de hockey hierba. A partir de estos 
resultados, los autores discuten la idea de que las bailarinas pueden tener más pro-
blemas psicofisiológicos asociados a la dependencia del ejercicio y otros desórdenes 
alimenticios que otros practicantes de actividad física. 
Entrando en otros tipos de ejercicio físico, Pierce y Morris (1998) encontraron 
en levantadores de peso de competición mayores niveles de dependencia que los 
informados anteriormente por otros deportistas de resistencia. Al ahondar en las 
diferencias dentro de distintas modalidades de levantamiento de peso, Smith, Hale 
y Collins (1998) mostraron que la percepción de atractivo corporal y de fuerza, la 
identidad atlética y la dependencia social era mayor en culturistas y practicantes de 
halterofilia que en personas que entrenaban musculación con un propósito general 
de acondicionamiento físico y recreación.
Otro estudio interesante, relacionado con las diferencias contextuales en la 
dependencia del ejercicio (Allegre et al., 2007), reflejó que uno de los mayores pre-
dictores positivos de esta variable en maratonianos era ejercitarse en un espacio no 
estructurado de la ciudad (calle, espacio público o parque).
El objetivo del presente estudio fue analizar las diferencias en dependencia del 
ejercicio según el sexo, la edad y el tipo de actividad en usuarios de centros de 
acondicionamiento físico españoles. Este objetivo se persiguió teniendo en cuenta 
que no existen estudios de este tipo en España y que los estudios en centros de 
acondicionamiento físico son escasos. De hecho, muchos de los trabajos previos 
a nivel internacional se han centrado más en el deporte que en el ejercicio físico 
y, probablemente, el tipo de contexto físico-deportivo influya en las características 
de la dependencia. Además, las diferencias según el sexo en dependencia del ejer-
cicio representan una importante cuestión aún por resolver (Smith y Hale, 2004) y 
existe una escasez de trabajos que comprueben diferencias en dependencia según 
la modalidad de actividad física practicada (Hausenblas y Symons Downs, 2002a). 
Concretamente, en este estudio se analizaron las diferencias entre actividades diri-
gidas (en presencia de un monitor que dirige la actividad, como sucede en aeró-
bic, step, spinning, cursos de natación, etc.), semidirigidas (con un monitor que 
establece el plan de entrenamiento y supervisa la actividad, como por ejemplo en 
musculación asesorada) y libres (el usuario practica por su cuenta en las instalacio-
nes del centro de acondicionamiento físico, por ejemplo, musculación libre, squash, 
baño libre). Dichas diferencias fueron analizadas con vistas a conocer el papel que 
354 González-cutre y sicilia
juega la dirección técnica y estructuración de las actividades en la dependencia del 
ejercicio. 
Partiendo de los estudios presentados anteriormente se hipotetizó que los 
hombres y los más jóvenes mostrarían mayor dependencia del ejercicio físico. 
En cuanto al tipo de actividades, aunque existen pocas pruebas y este estudio 
resulta pionero, se podría esperar una menor dependencia del ejercicio en acti-
vidades dirigidas. Esta hipótesis se plantea teniendo en cuenta dos cuestiones. 
Por un lado, la falta de estructuración en la actividad se podría relacionar con la 
dependencia del ejercicio (Allegre et al., 2007). Por otro lado, las actividades con 
máquinas de musculación y el levantamiento de pesas, principales actividades 
realizadas de forma semidirigida y libre en los centros de acondicionamiento físico 
(Sicilia, Águila, Orta y Muyor, 2008), han mostrado mayores valores en dependen-
cia (Pierce y Morris, 1998). 
Método
Participantes
Participaron 531 practicantes de ejercicio en centros de acondicionamiento 
físico, 271 hombres, 256 mujeres y 4 sin especificar, con edades entre 16 y 60 
años (M= 29,62; DT= 8,97). Concretamente, 197 practicantes (54,1% hom-
bres y 45,9% mujeres) se situaban en el grupo de edad de 16 a 25 años (M= 
20,91; DT= 2,47), 171 practicantes (50,9% hombres y 49,1% mujeres) en el 
grupo de 26 a 33 años (M= 28,99; DT= 2,20) y 163 practicantes (48,8% hom-
bres y 51,2% mujeres) en el grupo de 34 a 60 años (M= 40,82; DT= 5,70). Del 
total de la muestra, 377 practicantes pertenecían a un centro público y 154 
a un centro privado de una ciudad española. La distribución por actividades 
fue la siguiente: 232 practicantes de actividades dirigidas (22,5% hombres 
y 77,5% mujeres; 31,9% entre 16 y 25 años, 32,8% entre 26 y 33 años y 
35,3% entre 34 y 60 años), 115 practicantes de actividades semidirigidas 
(70,2% hombres y 29,8% mujeres; 45,2% entre 16 y 25 años, 31,3% entre 
26 y 33 años y 23,5% entre 34 y 60 años) y 184 practicantes de actividades 
libres (76,4% hombres y 23,7% mujeres; 38,6% entre 16 y 25 años, 32,1% 
entre 26 y 33 años y 29,3% entre 34 y 60 años). Entre las principales activi-
dades practicadas encontramos musculación, natación, abdominales, body 
pump, spinning, step, tono y acondicionamiento físico, body combat y aeró-
bic. Respecto a la frecuencia de práctica, 259 usuarios practicaban 3 o menos 
días, 270 practicaban más de 3 días y 2 usuarios no indicaron su frecuencia de 
práctica. En cuanto al tiempo de práctica diario, 29 de los participantes decli-
naron contestar, 287 usuarios declaraban practicar una hora o menos, 199 
entre 2 y 3 horas y 16 más de 3 horas.
355Diferencias en dependencia del ejercicio físico
Instrumento
Se empleó la “Escala revisada de dependencia del ejercicio” (Exercise 
Dependence Scale-Revised, EDS-R; Symons Downs, Hausenblas y Nigg, 2004), ver-
sión española de Sicilia y González-Cutre (2011). Este instrumento ha mostrado 
unas adecuadas propiedades psicométricas en el contexto español, obteniendo 
buenos índices de ajuste en el análisis factorial confirmatorio (además de inva-
rianza factorial por edad) y niveles de consistencia interna y estabilidad temporal 
aceptables. También se encontró apoyo para su validez de criterio puesto que los 
practicantes que realizaban ejercicio físico con mayor frecuencia semanal puntua-
ron más alto en dependencia del ejercicio. La escala está compuesta por 21 ítems 
que permiten obtener una puntuación global en dependencia (conforme aumenta 
esta puntuación existe un mayor riesgo de dependencia) y una puntuación para 
cada uno de los siete síntomas que la definen (tres ítemspor subescala): tolerancia 
(p. ej., “Constantemente incremento la frecuencia de mi práctica física para lograr 
los beneficios o efectos deseados”), abstinencia (p. ej., “Practico ejercicio físico 
para evitar sentirme ansioso”), efectos deseados (p. ej., “Practico ejercicio físico 
durante más tiempo de lo que generalmente planeo”), falta de control (p. ej., “Soy 
incapaz de reducir la intensidad con la que practico ejercicio físico”), reducción de 
otras actividades (p. ej., “Pienso en hacer ejercicio físico cuando debería estar con-
centrándome en el trabajo o en la clase”), tiempo (p. ej., “Dedico mucho tiempo 
a practicar ejercicio físico”) y continuación (p. ej., “Practico ejercicio físico cuando 
estoy lesionado”). El instrumento está encabezado por el enunciado “En el centro 
de fitness…” y las respuestas se presentan en formato Likert del 1 (nunca) al 6 
(siempre). En este estudio se obtuvieron coeficientes de consistencia interna (alfa de 
Cronbach) de 0,73 para tolerancia, 0,85 para abstinencia, 0,83 para efectos desea-
dos, 0,78 para falta de control, 0,68 para reducción de otras actividades, 0,84 para 
tiempo, 0,81 para continuación y 0,92 para dependencia. 
La escala permite además clasificar a los practicantes de ejercicio físico en tres 
grupos: en riesgo de dependencia (puntuaciones 5-6 en al menos tres de los siete 
criterios), sintomático no dependiente (puntuaciones 3-4 en un mínimo de tres 
criterios, o bien puntuaciones de 5-6 combinadas con puntuaciones de 3-4 en tres 
criterios, pero sin llegar a cumplir las condiciones de en riesgo) y asintomático no 
dependiente (puntuaciones 1-2 en al menos tres criterios, pero sin llegar a cumplir 
las condiciones de los sintomáticos no dependientes).
Procedimiento
Se estableció contacto con los directores de los centros de acondicionamiento 
físico para solicitarles su colaboración en el estudio. Los participantes fueron selec-
cionados aleatoriamente pero de forma proporcional a la tasa de asistencia según 
franjas horarias y días semanales. Es decir, en las franjas horarias en las que la tasa 
de asistencia era mayor se recogió un mayor número de cuestionarios. La escala 
fue administrada antes de las sesiones de ejercicio físico en un lugar habilitado para 
356 González-cutre y sicilia
ello, donde los participantes pudieran responder cómodamente. Los participantes 
firmaron un consentimiento informado en el que se les indicaba brevemente el tipo 
de estudio que se estaba llevando a cabo, que las respuestas eran anónimas y confi-
denciales, la participación voluntaria y que los resultados estaban a su disposición al 
finalizar la investigación. Se administró la EDS-R y se recogieron datos referentes al 
sexo, edad, tipo de actividades realizadas, frecuencia y tiempo de práctica. Los par-
ticipantes respondieron a las diferentes cuestiones en aproximadamente 15 minu-
tos. La investigación fue aprobada por la Comisión de Bioética de la Universidad a 
la que pertenecían los investigadores. 
Análisis de datos
En primer lugar, se calcularon los estadísticos descriptivos de la muestra com-
pleta y de los distintos subgrupos (hombres y mujeres, diferentes grupos de edad y 
tipos de actividades). Seguidamente, para analizar las diferencias en dependencia 
del ejercicio físico según el sexo, la edad y el tipo de actividades se comprobó que 
las puntuaciones obtenidas cumplían los criterios de normalidad, independencia y 
homogeneidad de varianzas. El análisis de las diferencias según el sexo se llevó a 
cabo por medio de una prueba t para muestras independientes, mientras que las 
diferencias por grupos de edad y tipo de actividades se analizaron a través de dos 
análisis de varianza (ANOVA) y las pruebas post hoc de Tukey. Además, se calculó el 
porcentaje de practicantes que se podían considerar asintomáticos no dependien-
tes, sintomáticos no dependientes, y en riesgo de dependencia, con la muestra total 
y con cada uno de los subgrupos. Para efectuar los análisis estadísticos se utilizó el 
programa SPSS en su versión 15.0. 
Es necesario señalar que el establecimiento de tres grupos de edad para llevar a 
cabo las comparaciones buscaba el mantenimiento de un equilibrio y homogenei-
dad en el tamaño muestral y en los motivos de ejercitación. El grupo de practicantes 
con edad superior a 45 años era muy reducido por lo que se decidió integrarlo con 
el de más de 33 años para el análisis, de ahí que el último grupo abarcara un rango 
de edad más amplio (34-60 años).
Resultados
En la tabla 1 se presentan los estadísticos descriptivos de los siete síntomas de 
dependencia del ejercicio físico y su indicador global para todos los participantes. 
En general se observan puntuaciones medias moderadas, obteniéndose el mayor 
valor en el factor tolerancia. Atendiendo a los criterios de clasificación de la EDS-R, 
242 practicantes se considerarían asintomáticos no dependientes, 252 sintomáticos 
no dependientes y 37 en riesgo de dependencia. 
La prueba t para muestras independientes analizando las diferencias según el 
sexo (tabla 2) reveló diferencias estadísticamente significativas en todas las variables 
salvo el factor abstinencia. Los hombres mostraron puntuaciones mayores que las 
357Diferencias en dependencia del ejercicio físico
Tabla 1
Estadísticos descriptivos de las variables de estudio
Variables M DT Asimetría Curtosis
Tolerancia 3,77 1,13 -0,14 -0,68
Abstinencia 3,18 1,42 -0,01 -1,10
Efectos deseados 2,25 1,18 0,89 0,14
Falta control 2,59 1,20 0,49 -0,45
Reduccion actividades 2,03 1,07 1,11 0,71
Tiempo ejercicio 2,86 1,28 0,42 -0,63
Continuación 2,29 1,30 0,87 -0,17
Dependencia 2,71 0,90 0,52 -0,17
Tabla 2
Comparación de medias en dependencia del ejercicio según el sexo
Variables
Hombres Mujeres
t (525)
M DT M DT
Tolerancia 3,92 1,09 3,60 1,15 3,292**
Abstinencia 3,27 1,43 3,08 1,42 1,519
Efectos deseados 2,55 1,20 1,94 1,09 6,057***
Falta control 2,76 1,18 2,41 1,21 3,341**
Reduccion actividades 2,27 1,14 1,78 ,93 5,345***
Tiempo ejercicio 3,14 1,27 2,57 1,23 5,193***
Continuación 2,58 1,34 1,99 1,19 5,244***
Dependencia 2,93 0,89 2,48 0,85 5,791***
Nota: *p< 0,05; **p< 0,01; *** p< 0,001
mujeres en los diferentes síntomas de dependencia y en el valor global. El 38,4% 
de los hombres se clasificaría como asintomático no dependiente, el 52,8% como 
sintomático no dependiente y el 8,8% en riesgo de dependencia. En cuanto a las 
mujeres, el 53,5% se situaría en el grupo asintomático no dependiente, el 41,4% 
en el grupo sintomático no dependiente y el 5,1% en el grupo en riesgo de depen-
dencia.
El ANOVA por edad (tabla 3) también reflejó diferencias estadísticamente sig-
nificativas, excepto para los factores abstinencia y continuación. Las pruebas post 
hoc de Tukey sólo revelaron diferencias significativas entre el grupo de 16-25 y el 
de 26-33 años en el factor falta de control (p< 0,01), revelando el grupo más joven 
una puntuación media mayor. Sí se encontraron diferencias significativas entre el 
grupo de 16-25 y el de 34-60 años (p< 0,01) en los diferentes criterios de depen-
dencia (salvo abstinencia y continuación) y el valor global, obteniendo el primer 
grupo una puntuación mayor. El grupo de 26-33 y el de 34-60 años sólo mostraron 
diferencias significativas en el factor tolerancia (p< 0,01) y el valor global de depen-
358 González-cutre y sicilia
dencia (p< 0,05), revelando puntuaciones mayores el grupo de 26-33. En general 
se observa una tendencia descendente con la edad en la dependencia del ejercicio. 
El 37,6% (74 personas) de los practicantes entre 16 y 25 años se clasificaría como 
asintomático no dependiente, el 54,3% (107) como sintomático no dependiente 
y el 8,1% en riesgo de dependencia. En cuanto a los practicantes entre 26 y 33 
años, el 46,8% se situaría en el grupo asintomático no dependiente, el 44,4% en 
el grupo sintomático no dependiente y el 8,8% en el grupo en riesgo de depen-
dencia. Dentro del grupo de edad de 34-60 años, el 54% se situaría en el grupo 
Tabla 3
Análisisde varianza de la dependencia del ejercicio según la edad
Variables
16-25 26-33 34-60
F (2,528)
η2 
parcial M DT M DT M DT
Tolerancia 4,00 1,06 3,81 1,12 3,44 1,15 11,197*** 0,041
Abstinencia 3,20 1,35 3,34 1,47 2,98 1,44 2,676 0,010
Efectos deseados 2,46 1,27 2,24 1,17 2,00 1,03 6,861** 0,025
Falta control 2,85 1,27 2,47 1,18 2,40 1,09 7,480** 0,028
Reducción actividades 2,25 1,15 2,01 1,04 1,78 ,94 9,210*** 0,034
Tiempo ejercicio 3,04 1,34 2,86 1,30 2,65 1,14 4,268* 0,016
Continuación 2,43 1,39 2,29 1,33 2,13 1,14 2,293 0,009
Dependencia 2,89 0,92 2,72 0,92 2,48 0,81 9,324*** 0,034
Nota: *p< 0,05; **p< 0,01; *** p< 0,001
Tabla 4
Análisis de varianza de la dependencia del ejercicio según las actividades 
practicadas
Variables
Dirigidas Semidirigidas Libres
F (2,528)
η2 
parcialM DT M DT M DT
Tolerancia 3,68 1,11 4,06 1,04 3,69 1,19 5,086** 0,019
Abstinencia 3,06 1,42 3,12 1,51 3,36 1,37 2,312 0,009
Efectos deseados 1,98 1,08 2,57 1,27 2,39 1,19 11,694*** 0,042
Falta control 2,41 1,14 2,88 1,23 2,63 1,23 6,305** 0,023
Reduccion actividades 1,80 0,93 2,27 1,22 2,17 1,08 10,308*** 0,038
Tiempo ejercicio 2,65 1,22 3,03 1,30 3,02 1,30 5,706** 0,021
Continuación 1,98 1,18 2,43 1,43 2,59 1,28 12,361*** 0,045
Dependencia 2,51 0,83 2,91 0,95 2,84 0,91 10,692*** 0,039
Nota: *p< 0,05; **p< 0,01; *** p< 0,001
359Diferencias en dependencia del ejercicio físico
asintomático no dependiente, el 42,3% en el grupo sintomático no dependiente y 
el 3,7% en el grupo en riesgo de dependencia.
Los resultados del ANOVA por actividades practicadas (tabla 4) revelaron diferen-
cias estadísticamente significativas en todas las variables salvo el factor abstinencia. 
Las pruebas post hoc de Tukey mostraron diferencias significativas entre las acti-
vidades dirigidas y las actividades semidirigidas y libres en los factores efectos (p< 
0,001 y p< 0,01 respectivamente), reducción (p< 0,001 y p< 0,01), tiempo (p< 0,05 
y p< 0,01), continuación (p< 0,01 y p< 0,001) y dependencia (p< 0,001 y p< 0,01), 
encontrándose una puntuación menor en las actividades dirigidas que en los otros 
dos tipos de actividades. También se encontraron diferencias significativas entre las 
actividades dirigidas y las semidirigidas en tolerancia (p< 0,01) y falta de control 
(p< 0,01), obteniéndose mayor puntuación en las actividades semidirigidas. Sólo se 
encontraron diferencias significativas entre las actividades semidirigidas y libres en 
el factor tolerancia (p< 0,05), encontrando una mayor puntuación en las activida-
des semidirigidas. En general los resultados muestran una menor dependencia del 
ejercicio en actividades dirigidas. El 52,6% de los practicantes de actividades dirigi-
das se clasificaría como asintomático no dependiente, el 43,5% como sintomático 
no dependiente y el 3,9% en riesgo de dependencia. En cuanto a los practicantes 
de actividades semidirigidas, el 37,4% (43 practicantes) se situaría en el grupo 
asintomático no dependiente, el 50,4% en el grupo sintomático no dependiente y 
el 12,2% en el grupo en riesgo de dependencia. Dentro de las actividades libres, el 
41,9% se situaría en el grupo asintomático no dependiente, el 50,5% en el grupo 
sintomático no dependiente y el 7,6% en el grupo en riesgo de dependencia.
Discusión
El objetivo de este estudio fue examinar las diferencias en dependencia del ejer-
cicio según el sexo, la edad y las actividades practicadas, integrando así el análisis 
de factores individuales y contextuales de la actividad. La mayoría de estudios pre-
vios han examinado la dependencia en actividades físicas específicas (p. ej., carrera 
de larga distancia, levantamiento de peso), siendo muy pocos los trabajos que han 
centrado su atención en las personas que acuden a un gimnasio/centro de acon-
dicionamiento físico (fitness) a practicar diferentes actividades físico-deportivas en 
su tiempo de ocio. Además, no existen estudios realizados con población española. 
Los hallazgos del presente estudio permiten conocer determinadas características 
de la práctica sobre las que deberían centrarse las estrategias de intervención enca-
minadas a prevenir la aparición de trastornos de dependencia del ejercicio en cen-
tros de acondicionamiento físico.
Los participantes reflejaron puntuaciones medias en dependencia del ejercicio 
físico moderadas. El 45,6% no presentaba síntomas de dependencia, el 47,4% 
mostraba síntomas pero sin estar en riesgo y el 7% se podría considerar en riesgo 
de dependencia del ejercicio. Estos datos señalan que el porcentaje de practican-
tes en riesgo de dependencia en centros de acondicionamiento físico no es muy 
360 González-cutre y sicilia
elevado, aunque bastantes personas presentan síntomas que a la larga se pueden 
concretar en trastornos de dependencia del ejercicio físico, en línea con estudios 
previos (p. ej., Edmunds et al., 2006). 
Los resultados del análisis de las diferencias según el sexo mostraron mayores 
puntuaciones en dependencia del ejercicio en hombres que en mujeres. Dichas dife-
rencias fueron puestas de manifiesto en todas las características de la dependencia 
salvo la abstinencia. Estos resultados van en la línea de estudios anteriores realiza-
dos con la EDS-R en otros países (Hausenblas y Fallon, 2002; Lindwall y Palmeira, 
2009; Symons Downs et al., 2005; Weik y Hale, 2009). Además, se obtuvo un por-
centaje mayor de hombres que de mujeres en el grupo sintomático no dependiente 
y el grupo en riesgo de dependencia, mientras que el porcentaje más elevado de 
mujeres se situaba en el grupo asintomático no dependiente. Teniendo en cuenta 
los hallazgos presentados en los diferentes estudios, y que la EDS-R realiza una 
completa operativización multidimensional de la dependencia del ejercicio basada 
en el DSM-IV, mostrando una mayor robustez psicométrica frente a otros cuestio-
narios (p. ej., EDQ), se podría afirmar que los hombres manifiestan un mayor riesgo 
de dependencia del ejercicio que las mujeres. Futuros estudios deberán analizar el 
mecanismo psicológico que subyace a estas diferencias. A este respecto, sería inte-
resante comprobar cómo los diferentes tipos de motivación podrían relacionarse 
con la dependencia del ejercicio de forma diferenciada en hombres y mujeres. Es 
posible que la regulación externa esté más patente en los trastornos de dependen-
cia del ejercicio padecidos por hombres, de manera que la práctica obsesiva venga 
determinada por la obtención de incentivos externos en relación con la belleza 
y musculación del cuerpo promovida en la sociedad actual. No obstante, resulta 
curioso que el factor abstinencia sea el único que no muestre una puntuación 
superior en hombres e incluso que obtenga un valor más alto en mujeres en la 
mayoría de estudios. Hay que tener en cuenta que este factor contempla cuestiones 
biológicas y fisiológicas asociadas a la dependencia, por lo que sería interesante en 
el futuro entrar a examinar en profundidad dichas diferencias a través de estudios 
de corte biomédico (p. ej., analizar diferencias hormonales entre hombres y mujeres 
dependientes al ejercicio físico).
Respecto a las diferencias según la edad, los resultados indican claramente 
que conforme aumenta la edad tiende a disminuir la dependencia del ejercicio, 
en concordancia con estudios previos con muestras variadas de practicantes de 
diferentes nacionalidades (Allegre et al., 2007; Edmunds et al., 2006; Lindwall 
y Palmeira, 2009; Szabo et al., 1997). Además, se observa que en los grupos de 
menor edad el porcentaje de practicantes considerados como sintomáticos no 
dependientes y en riesgo de dependencia es mayor. El grupo de mayor riesgo 
parece situarse entre los 16 y 25 años, aunque se podría establecer los 33 años 
como una edad a partir de la cual habría menos posibilidad de desarrollar este 
trastorno (el grupo de 26-33 años revela un mayor valor en dependencia que 
el grupo de 34-60, encontrándose porcentajes más reducidos de personas en 
riesgo de dependencia del ejercicio en este últimogrupo). Por un lado, quizá 
la publicidad que ha bombardeado a las mujeres durante muchos años con 
imágenes de delgadez inalcanzables, modelos perfectas y dietas mágicas, está 
361Diferencias en dependencia del ejercicio físico
ahora también enfocada a los adolescentes y adultos jóvenes de sexo masculino 
(Gutiérrez y Ferreira, 2007). Así, las características de la práctica y los motivos 
para la realización de ejercicio físico difieren según la edad, de manera que para 
las personas más jóvenes la imagen corporal sería un motivo de práctica más 
importante, mientras que en edades más avanzadas la mayor preocupación sería 
la consecución o mantenimiento de un buen estado de salud (Otero, 2009). Por 
otro lado, es obvio también pensar que, además de los factores socioculturales 
que puedan influir en estas diferencias, la reducción de la capacidad física con 
la edad podría ser otro factor importante para que los valores de dependencia 
del ejercicio sean menores en grupos de población de mayor edad. No obstante, 
se debe tener en cuenta el carácter transversal de la medida como limitación. 
A este respecto, son necesarios estudios longitudinales para poder analizar la 
evolución de la dependencia del ejercicio a través de las diferentes etapas de la 
vida (Remor, 2005).
En lo que se refiere al análisis según las actividades practicadas, los resulta-
dos obtenidos aportan una información bastante significativa. Por lo general, 
los usuarios revelan valores menores en dependencia del ejercicio en actividades 
dirigidas. De hecho, se observa un mayor porcentaje de practicantes de activi-
dades semidirigidas y libres (en comparación con actividades dirigidas) que se 
clasificarían dentro del grupo sintomático no dependiente y del grupo en riesgo 
de dependencia. Resulta lógico que en una actividad en la que el tiempo está 
establecido por el centro de acondicionamiento físico y controlado por el moni-
tor, la puntuación en los factores efectos deseados (realizar más ejercicio del que 
se había planificado), tiempo (invertir mucho tiempo en practicar) y reducción 
de otras actividades (sociales, ocupacionales o recreativas) sea menor. Además, 
la presencia del monitor reduce las posibilidades de que una persona continúe 
practicando a pesar de tener algún tipo de problema (como una lesión), ya que 
se recomendaría de forma inmediata la interrupción de la actividad por parte del 
practicante. Tampoco resulta sorprendente que en actividades dirigidas el practi-
cante no incremente de forma constante y descontrolada la intensidad, frecuencia 
y duración de la actividad (tolerancia y falta de control), ya que esto no depende 
de él sino del monitor. Tal como hipotetizábamos, la falta de estructuración de 
una actividad física podría guardar mayor relación con una tendencia incremen-
tada a la dependencia (Allegre et al., 2007). Quizá sería necesario un mayor con-
trol técnico por parte del centro de acondicionamiento físico en las actividades 
semidirigidas y libres, pero sin coartar la libertad y autonomía del individuo. Otro 
aspecto importante a tener en cuenta dentro del análisis de estas diferencias es 
la consideración de las actividades en la sala de musculación como predominan-
tes dentro de las actividades semidirigidas y libres. Las actividades de muscula-
ción han mostrado mayores niveles de dependencia en estudios previos (Pierce 
y Morris, 1998), lo que explicaría también las diferencias encontradas entre las 
actividades dirigidas y las semidirigidas y libres. Además, las salas de musculación 
son fundamentalmente utilizadas por hombres (Sicilia et al., 2008), pudiéndose 
solapar el efecto de las variables sexo y tipo de actividad sobre la dependencia del 
ejercicio. En definitiva, los usuarios de las salas de musculación se convierten en 
362 González-cutre y sicilia
un colectivo sobre el que se debería focalizar la intervención encaminada a preve-
nir este tipo de trastornos.
Por ejemplo, los monitores y educadores físicos podrían ayudar a prevenir la 
dependencia del ejercicio enseñando que un ejercicio de intensidad baja a mode-
rada es suficiente para mantener y mejorar la condición física y la salud; mostrando 
que el ejercicio, la condición física y el aspecto físico representan sólo una de las 
muchas facetas de la vida; animando a buscar una condición física saludable y a 
disfrutar del placer de hacer ejercicio (Boone, 1990), evitando la comparación social 
y primando el esfuerzo y la superación personal. Las organizaciones nacionales 
también deberían educar al público sobre los peligros de un ejercicio obsesivo, 
abordando temáticas relacionadas con información nutricional, utilización de sus-
tancias dañinas para el cuerpo, ejercicio saludable e influencia y manipulación de 
los medios de comunicación.
A pesar de las aportaciones de este estudio en un área inexplorada hasta la 
fecha, fundamentalmente respecto a la relación entre dependencia y actividades 
realizadas (Hausenblas y Symons Downs, 2002a), hay que reconocer que no está 
exento de limitaciones. En primer lugar, aunque se han encontrado diferencias 
significativas según las variables de estudio analizadas, es necesario señalar que 
el tamaño del efecto no es muy elevado. En segundo lugar, se debe tener en 
cuenta que el número de sujetos en riesgo de dependencia es reducido en este 
estudio. Simplemente se ha llevado a cabo un estudio descriptivo con personas 
que acuden a centros de acondicionamiento físico, en el que se ha considerado 
que conforme aumentaba la puntuación en la escala, se incrementaba el riesgo 
de dependencia del ejercicio. Sería interesante que futuras investigaciones se 
centraran en analizar las características de los usuarios dependientes en centros 
de acondicionamiento físico y la eficacia de las intervenciones encaminadas a 
reducir su incidencia y prevalencia. En tercer lugar, es necesario reconocer que 
la clasificación de las actividades como dirigidas, semidirigidas y libres impide 
conocer de forma inequívoca en qué actividades concretas es más probable que 
se desarrolle la dependencia del ejercicio físico. Al tratarse de un primer estudio 
abordando esta cuestión, se pretendía dar una visión más general del efecto que 
podría tener la supervisión o no de la actividad sobre la dependencia del ejercicio. 
Futuras investigaciones deberán analizar las diferencias en dependencia distin-
guiendo entre actividades físicas concretas, como musculación, aeróbic, spinning, 
etc. Además, las diferencias en dependencia según la actividad realizada podrían 
estar sujetas a otro tipo de interpretaciones, por lo que resultaría conveniente la 
realización de estudios cualitativos que ayudaran a conocer con mayor profundi-
dad los mecanismos por los cuales la participación en ciertas actividades es más 
probable que resulte en dependencia del ejercicio que en otras. El análisis cua-
litativo permitirá ahondar en el conocimiento de cómo las características de los 
diferentes tipos de práctica en los centros de acondicionamiento físico podrían 
asociarse a la dependencia del ejercicio.
En conclusión, este estudio ha mostrado la existencia de diferencias en depen-
dencia del ejercicio según el sexo, edad y tipo de actividades físicas practicadas. 
Los hombres, jóvenes y practicantes de musculación han sido identificados como 
363Diferencias en dependencia del ejercicio físico
colectivos de mayor riesgo sobre los que se deberían focalizar posibles actuaciones 
preventivas. Además, parece conveniente una mayor supervisión y dirección de las 
actividades por parte de los técnicos especialistas en actividad física, sin que ello 
afecte negativamente a la autonomía del practicante.
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recibido: 7 de septiembre de 2010
acePtado: 14 de noviembre de 2010
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https://www.researchgate.net/publication/233421661

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