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Medicine. 2019;12(79):4651-61 4651 Enfermedades renales. Concepto, clasificación, etiopatogenia, síndromes renales y estrategia diagnóstica V. García-Montemayor*, M.V. Pendón Ruiz de Mier, C. Moyano Peregrín, R. Ojeda López y A. Martín-Malo Unidad de Gestión Clínica de Nefrología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba. España. Resumen Las enfermedades renales suponen un conjunto de patologías heterogéneo, cuya base patológica se co- rresponde con un cuadro sindrómico determinado. Se definen, principalmente, 9 principales síndromes renales, cada uno de ellos o un conjunto de ellos (pueden coexistir) suponen el origen de una serie de enfermedades renales determinadas. Los síndromes renales a los que nos referimos son: hematuria, pro- teinuria, síndrome nefrótico, síndrome nefrítico, hipertensión arterial, fracaso renal agudo, enfermedad renal crónica, tubulopatías e infecciones urinarias. Para el diagnóstico es importante seguir un orden de estudio, primero realizar una historia clínica detallada (antecedentes personales y familiares y una anam- nesis completa); luego una exploración física minuciosa y, por último, las pruebas diagnósticas comple- mentarias que se realizarán de forma escalonada. Es importante un diagnóstico de certeza precoz, ya que las enfermedades renales suelen evolucionar con el tiempo, llegando incluso a requerir técnicas de reemplazo renal, convirtiéndose así en una enfermedad crónica con un elevado coste en morbi/mortali- dad y un elevado coste económico. Esto hace imprescindible el conocimiento de los factores de riesgo de progresión renal y las medidas de actuación correspondientes. Abstract Kidney diseases. Concept, classification, etiopathogenesis, kidney syndromes and diagnostic strategy Kidney diseases are an heterogeneous group of pathologies whose pathological basis corresponds to a given syndromic picture. Nine are the main kidney syndromes. Each one or a group of them (they can coexist) results in a certain kidney disease. These syndromes are: hematuria, proteinuria, nephrotic syndrome, nephritic syndrome, hypertension, acute renal failure, chronic renal disease, tubulopathies and urinary tract infections. Diagnosis requires a systematic patient assessment. In first place, detailed clinical history must be performed (personal and familial history and thorough anamnesis); detailed physical examination is then performed. Lastly, complementary diagnostic tests will be done in a staggered way. Early diagnosis of certainty has to be achieved, because kidney diseases progress in time, and in some cases, renal replacement techniques can be required, becoming, then, a chronic disease with a high morbi/mortality rates and high economic cost associated. For those reasons, the knowledge of risk factors for renal progression and the corresponding action measures are mandatory. Palabras Clave: - Enfermedades renales - Síndromes renales - Hematuria - Proteinuria Keywords: - Kidney diseases - Kidney syndromes - Hematuria - Proteinuria ACTUALIZACIÓN Concepto y clasificación Bajo el término enfermedades renales se engloban un núme- ro elevado de patologías que se corresponden con un cuadro sindrómico determinado. La función principal de los riñones es filtrar los productos de desecho de la sangre y el exceso de *Correspondencia Correo electrónico: gamov84@gmail.com 4652 Medicine. 2019;12(79):4651-61 ENFERMEDADES NEFROURINARIAS (I) agua. Otras funciones renales importantes son las de equili- brar sales y minerales (como calcio, fósforo, sodio y potasio), el control de la presión arterial (PA) y el control de la anemia mediante la producción de eritropoyetina. Las enfermedades renales suelen progresar a lo largo del tiempo, por lo que es importante un diagnóstico precoz con el fin de conseguir una mayor protección. Conllevan mayor riesgo de sufrir enfermedades renales aquellas personas con antecedentes como: diabetes mellitus (DM), hipertensión arterial (HTA), enfermedad cardíaca previa y antecedentes familiares de enfermedad renal. Como se ha comentado anteriormente, las enfermedades renales responden a un cuadro sindrómico determinado, cuyo número es limitado, por lo que es clave determinarlo y, a partir de este, iniciar los estudios complementarios perti- nentes con el fin de diagnosticar la enfermedad renal subya- cente1. Los principales síndromes renales que desarrollare- mos más adelante son los siguientes: hematuria, proteinuria, síndrome nefrótico (SN), síndrome nefrítico, HTA, fracaso renal agudo, enfermedad renal crónica (ERC), tubulopatías e infecciones urinarias (IU). Etiopatogenia. Síndromes renales El conocimiento de los diferentes síndromes renales y su base patológica son importantes para filiar la enfermedad re- nal subyacente. Destacan 9 síndromes renales principales que vamos a desarrollar a continuación. Hematuria Se define como la presencia de un número anormalmente elevado de hematíes en la orina. En condiciones normales pueden aparecer 1-2 hematíes por campo en el sedimento urinario, que pueden aumentar tras realizar ejercicio físico intenso. La presencia de más de 2 hematíes/campo en el se- dimento urinario, más de 8.000 hematíes/ml de orina centri- fugada o más de 13.000 hematíes/ml de orina no centrifuga- da se considera patológico. Todo ello en ausencia de proteinuria (igual o menos de 150 mg/24 hora). Esto puede deberse a todo un espectro de patologías que afectan al riñón propiamente (compartimento glomerular o extraglomerular) o al tracto urinario excretor2 (tabla 1). Hablamos de: 1. Macrohematuria o hematuria franca. Cuando es visible a simple vista (orina rojiza o marrón). 2. Microhematuria. Cuando solo se detecta en el examen de laboratorio. El examen del sedimento urinario es muy importante en la evaluación de la hematuria microscópica aislada, ya que permite el diagnóstico de microhematuria, la distinción en- tre hematuria glomerular o extraglomerular y la identifica- ción de elementos formes de significado patológico como pueden ser: cilindros eritrocitarios, células del epitelio tubu- lar epitelial, leucocitos, cristales, etc.2. La hematuria glomerular se caracteriza por un color ro- jizo, marrón o «coca-cola», en el sedimento más de 70% de hematíes dismórficos, presencia de proteinuria mayor de 1 g/24 horas o x2 y cilindros celulares. La hematuria extraglomerular presenta un color rojizo o rosado, sedimento con más de un 70% de hematíes isomór- ficos, ausencia de proteinuria o cilindros celulares. Puede contener coágulos. Se debe determinar, además, si la hematuria es transitoria o persistente. Las causas más comunes de hematuria transi- toria son: fiebre, infección, traumatismo, IU y neoplasias. El estudio de la hematuria se realizará mediante la ayuda de la historia clínica y el examen físico completos, además del es- tudio inmunológico, en ocasiones es necesaria la realización de citología urinaria, cistoscopia, ecografía o tomografía computadorizada (TC). En caso de no filiar el origen, será necesaria la realización de una biopsia renal1. Proteinuria En condiciones normales, se filtran en el glomérulo proteí- nas de bajo peso molecular y pequeñas cantidades de albúmi- na. La mayoría de las proteínas filtradas son reabsorbidas en TABLA 1 Etiología de la hematuria Glomerular Extraglomerular Enfermedades glomerulares primarias Nefropatía IgA Enfermedad de membrana basal delgada GN membranoproliferativa GN extracapilar Glomeruloesclerosis focal y segmentaria Nefropatía de cambios mínimos GN fibrilar Patología vascular renal HTA maligna Embolia o trombosis de arteria renal Malformaciones arteriovenosas Enfermedades sistémicas Lupus eritematoso sistémico Poliangeítis Púrpura de Shönlein-Henoch Enfermedad de Goodpasture Microangiopatía trombótica Patología tubulointersticial Nefritis tubulointersticial Neoplasias Enfermedade hereditarias (enfermedad poliquística) Necrosis papilar Uropatía obstructiva InfeccionesInfecciones GN postinfecciosa Endocarditis infecciosa Patología del tracto urinario Neoplasia a cualquier nivel Litiasis Traumatismo Fibrosis retroperitoneal Infección Tuberculosis genitourinaria Hiperplasia benigna de próstata Enfermedades hereditarias Enfermedad de Alport Síndrome uña-rótula Defectos plaquetarios Púrpura trombótica trombocitopénica Trombopenia tóxica o idiopática Otras Hematuria idiopática primaria Cuagulopatías Hemofilia Déficit congénito o adquirido de la coagulación Tratamiento con anticoagulantes GN: glomerulonefritis; HTA: hipertensión arterial. Medicine. 2019;12(79):4651-61 4653 ENFERMEDADES RENALES. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN, ETIOPATOGENIA, SÍNDROMES RENALES Y ESTRATEGIA DIAGNÓSTICA el túbulo proximal y solo una mínima cantidad es excretada en orina. La excreción normal de proteínas en orina es de 80 ± 24 mg/24 horas, de las cuales aproximadamente 10-15 mg co- rresponden a albúmina y el resto son proteínas procedentes de células tubulares y proteínas de bajo peso molecular. Es posible que esta excreción aumente en niños, adolescentes y embarazadas, también en episodios de fiebre y ejercicio in- tenso. Se considera anormal: 1. Excreción de albúmina en orina de 24 horas superior a 30 mg/día y en muestras aleatorias un cociente albúmina/ creatinina en orina mayor de 17 mg/g en varones o 25 mg/g en mujeres. 2. Microalbuminuria: la presencia de albuminuria entre 30-300 mg/24 horas o 20-200 μg/minuto. 3. Macroalbuminuria: valores superiores a 300 mg/día. La presencia de concentraciones elevadas de proteínas o albúmina en orina de modo persistente es un signo de lesión renal e identifica un grupo de pacientes con un riesgo supe- rior de progresión de la enfermedad renal y con mayor mor- bilidad cardiovascular1. Tipos de proteinuria El aumento de la concentración de proteínas en la orina pue- de ser el resultado de distintos mecanismos etiopatogénicos. Cada uno de ellos se asocia con una proteinuria de caracte- rísticas cuantitativas y cualitativas diferentes. La albúmina es la proteína en orina predominante en la ERC secundaria a DM, enfermedad glomerular o HTA2. Si tenemos en cuenta el origen de sospecha de la protei- nuria, podríamos clasificarla como vemos a continuación1,2. Proteinuria transitoria. Asociada a ejercicio intenso, gesta- ción, fiebre, convulsiones, infecciones, insuficiencia cardíaca y el empleo de fármacos vasoactivos. Proteinuria por ortostatismo. Más frecuente en niños y adolescentes, puede llegar hasta 2 g cada 24 horas, siendo normal en decúbito. Se debe a alteraciones hemodinámicas en el glomérulo renal, puede ser transitoria o persistente y no supone un riesgo de progresión a insuficiencia renal. Proteinuria glomerular. Con origen en alteraciones en la barrera de filtración glomerular, lo que conlleva una filtra- ción anormalmente alta de proteínas plasmáticas. A su vez, puede tratarse de proteinuria selectiva si está compuesta solo por albúmina, y no selectiva cuando está compuesta por pro- teínas de elevado peso molecular. Proteinuria tubular. Ocurre debido a un déficit en la re- absorción de proteínas filtradas, debido a alteraciones here- ditarias o adquiridas del túbulo proximal. Pueden aparecer albúmina, gammaglobulinas, β-globulinas o β2 microglo- bulina, en una cantidad que no suele superar los 2 g cada 24 horas. Proteinuria por sobrecarga filtrada. Las proteínas que atraviesan la barrera de filtración glomerular no se reabsor- ben completamente en el túbulo proximal, debido a su can- tidad anormalmente elevada en plasma. Ante la presencia demostrada de albuminuria y/o protei- nuria, debemos tener en cuenta lo siguiente2: 1. Concentraciones elevadas de proteína o albúmina en orina, en dos o más ocasiones durante un período de 3 o más meses, es signo de lesión renal. 2. En individuos con riesgo de desarrollar ERC, se debe calcular el filtrado glomerular (FG). La albuminuria es un marcador más sensible que la proteinuria en el con- texto de una ERC debida a DM, HTA o enfermedad glo- merular. Se ha observado, en diferentes estudios, que ma- yores niveles de proteinuria suponen mayor riesgo de desarrollo de ERC3. 3. Proteinuria en niños, en ellos la prevalencia de ERC debida a anomalías en el tracto urinario o alteraciones tubu- lares congénitas que pueden cursar con proteinuria no glo- merular son las más frecuentes. Síndrome nefrótico El SN es el conjunto de alteraciones clínicas y analíticas que se producen como consecuencia de un aumento de la per- meabilidad de las proteínas a través de la membrana capilar glomerular. Se define como la presencia de: proteinuria fran- ca (más de 3,5 g/24 horas en adultos o 40 mg/hora/m2 en niños), hipoalbuminemia (menos de 3 g/dl) y edema perifé- rico. Son frecuentes la hiperlipidemia severa y la susceptibi- lidad a trastornos trombóticos1,4. El origen del SN puede ser la alteración glomerular pri- maria (idiopática), aquellas en las que no es posible hallar una enfermedad sistémica responsable de ello o causas sistémicas o secundarias que incluyen las lesiones renales que aparecen como consecuencia de otras enfermedades que habitualmen- te presentan signos y síntomas extrarrenales1,4,5. La presentación clínica inicial consiste en hipoalbumine- mia, que aparece cuando la capacidad de síntesis hepática se ve superada por las pérdidas urinarias de albúmina y el cata- bolismo renal; edema, que suele ser la primera manifesta- ción, más frecuente en las extremidades inferiores y los pár- pados, sin tratamiento, y que puede evolucionar a ascitis, derrame pleural e insuficiencia cardíaca congestiva, todo ello secundario a la disminución de las proteínas plasmáticas con la consiguiente disminución de la presión oncótica. Complicaciones extrarrenales Son las siguientes: 1. Hiperlipidemia: resultado del estímulo de la síntesis hepática de lipoproteínas por el descenso de la presión oncó- tica. 2. Enfermedad trombótica: los procesos más frecuentes son la trombosis venosa profunda en las enfermedades infe- riores, la embolia pulmonar y la trombosis de la vena renal. 3. Mayor susceptibilidad a infecciones: por pérdida de inmunoglobulinas y de factores del complemento. 4. Malnutrición proteica. 5. HTA: suele aparecer en torno al 40% de los pacientes con SN. 4654 Medicine. 2019;12(79):4651-61 ENFERMEDADES NEFROURINARIAS (I) 6. Fracaso renal agudo: más frecuente en pacientes de edad avanzada con hipoalbuminemia severa que reciben tra- tamiento con inhibidores de la enzima de conversión de an- giotensina o tras dosis elevadas de diuréticos. Etiopatogenia El SN es la causa más frecuente de realización de biopsia renal, con el objetivo de obtener un diagnóstico de certeza, establecer un pronóstico y elegir el tratamiento más adecuado (tabla 2). Los hallazgos anatomopatológicos que con mayor fre- cuencia son responsables del SN se recogen en la tabla 25. Los continuos avances en el conocimiento de la patoge- nia de las distintas enfermedades causantes de SN, junto con el desarrollo y estandarización de las técnicas de proteómica plasmática y urinaria, han permitido identificar un número creciente de moléculas que podrían ser útiles como biomar- cadores asociados a patrones anatomopatológicos definidos, algunos ejemplos son el receptor tipo M de la fosfolipasa A2, para la nefropatía membranosa; el receptor soluble de uro- quinasa (suPAR) para la glomeruloesclerosis focal y segmen- taria o la interleuquina 13 (Il-13) en la nefropatía por cam- bios mínimos. TABLA 2 Etiología de los síndromes nefrítico y nefrótico Etiología de los síndromes proteinúricos Glomerulopatías primarias Glomerulopatías secundarias Síndrome nefrítico GN aguda postinfecciosa Nefropatía IgA N. mesangial proliferativa GN rápidamente progresiva Enfermedades sistémicas Lupus eritematoso sistémico Vasculitis Púrpura de Schönlein-Henoch Enfermedad de membrana basal delgada Nefritis hereditarias Síndrome nefrótico GN por cambiosmínimos Enfermedades sistémicas Lupus eritematoso sistémico Enfermedad mixta del tejido conectivo Vasculitis Carcoidosis Crioglobulinemia Colitis ulcerosa S. de Sjögren GN esclerosante y focal Enfermedades metabólicas, genéticas y familiares Diabetes mellitus S. Alport S. Uña-rótula Amiloidosis Hipotiroidismo E. de Fabry Cistinosis GN membranosa GN membranoproliferativa Enfermedades infecciosas Bacterianas Víricas Neoplasias Tumores sólidos Tumores hematológicos Nefropatía IgA Fármacos Mercurio Rifampicina Interferón alfa Sales de oro Captopril Litio AINE Nefropatía C1q Otros Preeclampsia Nefropatía por reflujo Hiperfiltración Nefropatía crónica del trasplante AINE: antiinflamatorios no esteroideos; GN: glomerulonefritis. Medicine. 2019;12(79):4651-61 4655 ENFERMEDADES RENALES. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN, ETIOPATOGENIA, SÍNDROMES RENALES Y ESTRATEGIA DIAGNÓSTICA Síndrome nefrítico El síndrome nefrítico se define como proteinuria menor de 1-2 g/24 horas. Es una de las formas de presentación de las enfermedades glomerulares y consiste en la aparición brusca, por inflamación glomerular (inflamación aguda del ovillo glomerular tras el depósito de complejos inmunes y la libe- ración de mediadores inflamatorios), de hematuria (con ci- lindros hemáticos y/o hematíes dismórficos en el sedimento urinario), oliguria, proteinuria1,6,7. La expresividad clínica es variable. Hay formas incom- pletas, pero la presencia de hematuria, oliguria e HTA son imprescindibles para el diagnóstico. Un 30-50% de los pa- cientes presenta hematuria macroscópica con datos de he- morragia glomerular (color pardo, sin coágulos y presencia de cilindros hemáticos en el sedimento urinario). La HTA suele ser moderada. Los edemas son frecuentes en los párpa- dos y los miembros inferiores y ocasionalmente presentan insuficiencia cardíaca congestiva. Algunos casos pueden ser subclínicos o incompletos, especialmente en personas mayo- res, donde predominan las complicaciones de la retención hidrosalina (edemas, insuficiencia cardíaca)7. La lesión histológica asienta fundamentalmente en el glomérulo renal, de forma aislada (glomerulonefritis prima- rias) o asociada a una enfermedad sistémica (glomerulonefri- tis secundarias)6. En la tabla 2 se recogen las principales causas de síndro- me nefrítico. Hipertensión arterial El American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) han publicado recientemente (2017) la guía para la prevención, detección, evaluación y tratamiento de la HTA en adultos8,9. Establecen ahora cifras de PA de 130/80 mm Hg como umbral diagnóstico de HTA, excepto en pacientes sin enfermedad cardiovascular (ECV) o riesgo cardiovascular bajo y en la prevención secundaria de ictus, en los que se establece como umbral una PA de 140/90. En Es- paña, un 33% de adultos presentan HTA, con unos grados de conocimiento (60%) y control global (25%) muy bajos. El riesgo de mortalidad de origen cardiovascular debido al au- mento de la PA se duplica por cada aumento de 20 mm Hg de la presión arterial sistólica o de 10 mm Hg de la presión arterial diastólica. Los niveles de PA se pueden clasificar según los siguientes criterios de las guías ACC/AHA 2017 (tabla 3). Etiología Según el origen de la HTA podemos hablar de HTA esencial o primaria, en el 90% de los casos, y de HTA secundaria, 10% restante, en el que se podrá detectar una causa corregible. Hipertensión arterial esencial o primaria. Se trata de un trastorno poligénico en el que influyen múltiples genes o combinaciones genéticas. Sobre esta base genética, una serie de factores adquiridos o ambientales ejercen un efecto dele- téreo para el desarrollo de HTA. Entre estos factores desta- can el sobrepeso y la obesidad, el contenido elevado de sal en la dieta, la dieta pobre en potasio, el sedentarismo y la inges- ta elevada de alcohol. Hipertensión arterial secundaria. Distinguimos las fre- cuentes y las infrecuentes. Frecuentes. La debida a la enfermedad renal parenquimatosa, la enfermedad renovascular, el hiperaldosteronismo primario, el síndrome de apnea-hipoapnea del sueño (SAHOS) y la HTA inducida por fármacos o drogas, incluido el alcohol. Infrecuentes. La HTA debida a enfermedades como el feo- cromocitoma, el síndrome de Cushing, los distiroidismos, el hiperparatiroidismo, la coartación de aorta y varios síndro- mes de disfunción suprarrenal distintos a los anteriores. Se describen una serie de datos sobre antecedentes per- sonales y familiares de HTA, además de datos clínicos y co- morbilidades, importantes a la hora de la valoración de un paciente hipertenso. 1. Factores de riesgo. - Historia personal o familiar de HTA, ECV, ictus o en- fermedad renal. - Historia personal o familiar de factores de riesgo aso- ciados (como hipercolesterolemia). - Tabaquismo. - Dieta e ingesta de sal. - Consumo de alcohol. - Ejercicio físico/sedentarismo. - Historia de disfunción eréctil. - Clínica compatible con SAHOS. - HTA previa en embarazo/preeclampsia. 2. Historia y síntomas de daño de órgano asociado a HTA, ECV, ictus o enfermedad renal. - Cerebro y ojos: cefalea, vértigo, síncope, pérdida de vi- sión, ataque isquémico transitorio, déficit motor o sensitivo, ictus. - Corazón: dolor torácico, disnea, edema, infarto de mio- cardio, revascularización coronaria, síncope, historia de pal- pitaciones, arritmias. - Riñón: poliuria, recorte de diuresis, nicturia, hematuria, infecciones de tracto urinario. - Vascularización periférica: frialdad acral, claudicación intermitente, revascularización periférica. - Historia personal o familiar de ERC. 3. Historia de posible HTA secundaria. - Desarrollo precoz (menos de 40 años) de HTA grado 2 o 3, rápido desarrollo de HTA o empeoramiento brusco en pacientes mayores. TABLA 3 Clasificación de la hipertensión arterial según las guías ACC/AHA 2017 Criterios de control de la tensión arterial Normotensión o PA elevada HTA Presión arterial Normal Elevada Estadio 1 Estadio 2 Sistólica (mm Hg) < 120 120-129 130-139 = 140 Diastólica (mm Hg) < 80 < 80 80-89 = 90 ACC: American College of Cardiology; AHA: American Heart Association; HTA: hipertensión arterial; PA: presión arterial. 4656 Medicine. 2019;12(79):4651-61 ENFERMEDADES NEFROURINARIAS (I) - Historia de enfermedad renal o del tracto urinario. - Consumo o abuso de sustancias: esteroides, vasocons- trictores nasales, quimioterapia, etc. - Episodios repetidos de cefalea, ansiedad o palpitacio- nes, sugestivo de feocromocitoma. - Historia de hipopotasemia espontánea o secundaria a tratamiento diurético, episodios de debilidad muscular y te- tania. - Síntomas sugestivos de enfermedad tiroidea o hiperpa- ratiroidismo. - Historia de embarazo y uso de anticonceptivos. 4. Tratamiento antihipertensivo. - Historia de tratamiento antihipertensivo actual o pasado. - Adherencia al tratamiento. Fracaso renal agudo El fracaso renal agudo o insuficiencia renal aguda (IRA) es un síndrome clínico, secundario a múltiples etiologías, en el que aparece un deterioro brusco (de horas a días) de las funciones renales basales, con la consiguiente disminución de la capacidad para excretar los productos nitrogenados de desecho y para mantener el equilibrio hidroelectrolítico y ácido-base1,10,11. La expresión común es un descenso del FG, con el consiguiente aumento de los productos nitroge- nados en sangre. En un 60% de los casos presenta una dis- minución del volumen de diuresis. Se define oliguria cuan- do la diuresis sea inferior a 400 ml/24 horas y anuria si fuera inferior a 100 ml/24 horas. Las complicaciones que pueden poner en peligro la vida del paciente son la hiper- potasemia, la acidosis metabólica y el exceso de volumen circulante. Tiene especial importancia su diagnóstico y tra- tamiento tempranos para prevenir la pérdida irreversible de nefronas. Desde el punto de vista fisiopatológico, el conocimiento de que el funcionamiento renal requiere tres premisas:una perfusión sanguínea adecuada, la integridad del parénquima renal y la permeabilidad de las vías excretoras, permite clasi- ficar la IRA, dependiendo del elemento funcional alterado, en los siguientes tipos. Prerrenal Causada por hipoperfusión renal, preservada la integridad del tejido renal y es reversible tras la corrección de la causa desencadenante. La manifestación clínica más sugerente es la disminución de diuresis. Renal o parenquimatoso Las manifestaciones clínicas suelen ser inespecíficas, como fiebre, artralgias, náuseas y vómitos. La presentación puede ser en forma de oliguria (66%), fracaso renal agudo con he- maturia macro o microscópica, proteinuria, edemas e HTA. Posrenal u obstructivo Es causa frecuente de anuria brusca aunque, en ocasiones, presentan poliuria e incontinencia miccional (diuresis por rebosamiento). Las principales causas del FRA se recogen en la tabla 4. Podemos hablar también de insuficiencia renal subaguda, cuando el deterioro se produce en un período más largo, días o semanas, habitualmente provocado por procesos inflama- torios parenquimatosos: glomerulonefritis proliferativas ex- tracapilares y vasculitis que dan lugar a las denominadas glo- merulonefritis rápidamente progresivas. Enfermedad renal crónica La ERC consiste en alteraciones funcionales y/o estructura- les renales, persistentes durante más de 3 meses, definida como la disminución de la función renal (FG o aclaramiento de creatinina menor a 60 ml/min/1,73 m2), o como la presen- cia de daño renal manifestado por anomalías patológicas o marcadores de daño renal, incluyendo alteraciones en la composición sanguínea o urinaria o estudios de imagen pa- tológicos. Las causas más frecuentes son la nefropatía diabé- tica y las nefropatías vasculares1,12. La ERC está relacionada también con el envejecimiento de la población, su prevalencia en la población general espa- ñola, según datos del estudio EPIRCE, es de un 9,16%, au- mentando hasta un 23,7% en la población mayor de 64 años. Las etapas más precoces de la ERC suelen ser asintomáticas y fácilmente detectables en Atención Primaria (AP) durante los controles rutinarios de pacientes mayores, hipertensos o diabé- ticos, mediante la determinación de la creatinina plasmática, la estimación del FG mediante fórmulas y la determinación del cociente albúmina/creatinina en muestra simple de orina. Debido a la elevada prevalencia de la ERC, a sus repercu- siones económicas (en España el tratamiento de las fases más avanzadas se estima en más de 800 millones de euros/año), al riesgo de ECV asociada y a la existencia de medidas eficaces para impedir o retardar su progresión, se han diseñado guías clínicas para el diagnóstico y adecuado seguimiento de la ERC y dirigidas tanto a médicos de AP como a nefrólogos. En el año 2007, la Sociedad Española de Medicina Fami- liar y Comunitaria (semFYC) y la Sociedad Española de Ne- frología (S.E.N.) realizaron un documento de consenso para disminuir la variabilidad en la práctica clínica en la detec- ción, el tratamiento y la derivación de la ERC y promover la coordinación asistencial y colaboración entre AP y nefrolo- gía12. Se recogen recomendaciones en cuanto a optimización del tratamiento, cribado de enfermedad renal, valoración de la excreción urinaria de proteínas, evaluación del riesgo vas- cular y criterios de derivación a nefrología. Es importante conocer los criterios de derivación al es- pecialista en nefrología que son los siguientes13: 1. Deterioro agudo de la función renal. 2. FG menor de 30 ml/minuto/1,73 m2. 3. Albuminuria significativa y sostenida. 4. Progresión de la ERC (descenso sostenido del FG más de 5 ml/minuto/1,73 m2). 5. Microhematuria no justificada por otras causas, sedi- mento con más de 20 hematíes/campo, cilindros hemáticos. 6. HTA resistente. 7. Alteraciones persistentes del potasio sérico. 8. Nefrolitiasis recurrente. 9. Enfermedad renal hereditaria. Medicine. 2019;12(79):4651-61 4657 ENFERMEDADES RENALES. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN, ETIOPATOGENIA, SÍNDROMES RENALES Y ESTRATEGIA DIAGNÓSTICA Estadificación de la enfermedad renal crónica Todas las guías consultadas (incluida KDIGO) han confir- mado la definición de ERC como la presencia, durante al menos 3 meses, de: FG menor de 60 ml/minuto/1,73 m2 y/o evidencia de daño/lesión renal, que puede manifestarse por métodos directos (biopsia renal), indirectos (marcadores como albuminuria o proteinuria en sedimento urinario) o pruebas de imagen14. La ERC se debe estudiar según el nivel de FG en fun- ción de la siguiente escala12: Estadio 1: daño renal con FG normal. FG mayor o igual a 90 ml/min/1,73 m2. Estadio 2: daño renal con ligero descenso del FG. FG 60-89 ml/minuto/1,73 m2. Estadio 3: descenso moderado del FG. FG 30-59 ml/mi- nuto/1,73 m2. Estadio 4: descenso grave del FG. FG 15-29 ml/minu- to/1,73 m2. Estadio 5: prediálisis/diálisis. FG menor de 15 ml/minu- to/1,73 m2 o diálisis. Por otro lado, a partir de los resultados de distintos estu- dios clínicos que incluyen a individuos sanos, individuos con riesgo de desarrollar ERC y pacientes con ERC, la organiza- ción internacional KDIGO ha establecido una clasificación pronóstica de la ERC basada en estadios de FG y albuminu- ria. Esta clasificación contempla una división de seis catego- rías de riesgo en función del FG (G1-G5) que se comple- mentan con tres categorías de riesgo según la concentración del cociente albúmina/creatinina (fig. 1)14. Factores de riesgo de enfermedad renal crónica Son los enumerados a continuación14. Factores de susceptibilidad. Incrementa la posibilidad de daño renal: la edad avanzada; una historia familiar de ERC; una masa renal disminuida; bajo peso al nacer; ser de raza negra u otras minorías étnicas; HTA; diabetes; obesidad o un nivel socioeconómico bajo. Factores iniciadores. Inician directamente daño renal: en- fermedades autoinmunes; infecciones sistémicas; IU; litiasis TABLA 4 Etiología del fracaso renal agudo Prerrenal o funcional Parenquimatoso o renal Posrenal u obstructivo Hi po vo le m ia v er da de ra Disminución real del volumen circulante Hemorragias: traumática, quirúrgica, etc. Pérdidas gastrointestinales: vómitos, diarrea Pérdidas renales: diuréticos, diabetes insípida, diuresis osmótica Pérdidas cutáneas y respiratorias: fiebre, quemaduras, taquipnea Vascular Embolismo o trombosis de la arteria renal Vasculitis S. hemolítico urémico HTA maligna Lupus eritematoso sistémico Ateroembolia Anomalías congénitas Válvulas de uretra posterior Vejiga neurógena Ureterocele Redistribución del volumen circulante Hepatopatía Síndrome nefrótico Pancreatitis Peritonitis Malnutrición Necrosis tubular aguda Origen hemodinámico Toxicidad por fármacos o metales pesados Depósito intratubular de cristales Pigmentos endógenos: mioglobina/hemoglobina Uropatías adquiridas Hipertrofia benigna de próstata Nefrolitiasis Necrosis papilar Hi po vo le m ia e fe ct iv a Disminución del gasto cardíaco Shock cardiogénico Valvulopatías Infarto agudo de miocardio Insuficiencia cardíaca congestiva Tromboembolismo pulmonar Glomerular GN primarias Lupus eritematoso sistémico Crioglobulinemia mixta esencial Enfermedades malignas Neoplasias de tracto genitourinario Neoplasia de colon Neoplasia de mama Vasodilatación periférica Uso de antihipertensivos Sepsis Hipoxemia Shock anafiláctico Necrosis cortical Coagulación intravascular diseminada Abruptio placentae Fibrosis retroperitoneal Traumática Iatrogénica Por radiación o fármacos Vasoconstricción renal Estimulantes alfa-adrenérgicos Inhibición de prostaglandinas S. hepatorrenal Anticalcineuríticos Intersticial Fármacos Inmunológico (LES, sarcoidosis, crioglobulinemia) Infecciones Neoplasias Idiopáticas Infecciosas Tuberculosis Candidiasis Aspergilosis Alteración de respuestas adaptativas renales Vasoconstricción arteria aferente: AINE, anticalcineuríticos Vasodilataciónarteria aferente: IECA, ARA-II ARA-II: antagonistas de los receptores de la angiotensina II; HTA: hipertensión arterial; IECA: inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina. 4658 Medicine. 2019;12(79):4651-61 ENFERMEDADES NEFROURINARIAS (I) renal; obstrucción de las vías urinarias bajas; fármacos nefro- tóxicos (AINE); HTA o diabetes. Factores de riesgo de progresión. Empeoran el daño renal y aceleran el deterioro funcional renal: proteinuria persisten- te; HTA mal controlada; diabetes mal controlada; tabaquis- mo; dislipemia; anemia; ECV asociada u obesidad. Factores de estadio final. Incrementan la morbimortalidad en situación de fallo renal: dosis baja de diálisis; acceso vas- cular temporal para diálisis; anemia; hipoalbuminemia o de- rivación tardía a nefrología. Tubulopatías Las tubulopatías son una serie de alteraciones clínicas en las que existe una disfunción tubular específica. La afectación glomerular suele ser nula o escasa al inicio, aunque puede aparecer en estadios avanzados. Se dividen en: simples o complejas, según se afecte una o varias sustancias, y primarias, que suelen ser hereditarias; o secundarias, que aparecen en el curso de otras enfermeda- des o por la administración de tóxicos1. El descenso progresivo del FG acontece en el curso de algunas tubulopatías hereditarias, especialmente en aquellas con nefrocalcinosis difusa y/o nefrolitiasis. Las tubulopatías que pueden progresar a ERC son15: 1. Con hipercalciuria, litiasis y/o nefrocalcinosis, sin ano- malías del equilibrio ácido-base: enfermedad de Dent, hipo- calcemia hipercalciúrica autosómica dominante y raquitismo hipofosfatémico hereditario con hipercalciuria. 2. Con hipercalciuria, litiasis y/o nefrocalcinosis y al- calosis metabólica: síndrome de Bartter, genéticamente heterogéneo, existiendo al menos 6 tipos; síndrome de Liddle. 3. Con hipercalciuria, litiasis y/o nefrocalcinosis y acido- sis metabólica: síndrome de Lowe, la acidosis tubular renal distal y la hipomagnesemia hipercalciúrica familiar con ne- frocalcinosis. 4. Otras con litiasis y/o nefrocalcinosis sin hipercalciuria: cistinosis, síndrome de Fanconi. Infecciones urinarias Las IU se definen como la colonización y multiplicación de un germen (habitualmente bacterias) en cualquier localiza- ción del aparato urinario. La mayoría están producidas por enterobacterias. Clasificación En función de la localización o del riesgo de complicación renal, se clasifican como sigue a continuación16. En función de la localización. Pueden ser: IU inferior o de vías bajas; uretritis; prostatitis; cistitis; IU superior o de vías altas; pielonefritis aguda; nefritis bacteriana aguda focal o difusa; absceso intrarrenal; absceso perinéfrico. Las IU inferiores y superiores pueden coexistir y super- ponerse hasta en un 30% de los casos, por lo que algunos autores no utilizan esta clasificación. En función del riesgo de complicación renal. Se distin- guen los siguientes tipos: 1. IU no complicada: mínimo riesgo de afectación renal y fallo de tratamiento. Son esencialmente las IU del tracto inferior (cistitis/uretritis). Mínimo riesgo de invasión tisular y previsión de respuesta a un tratamiento estándar corto (3 días). Más frecuentes en mujeres jóvenes, en edad fértil, sanas, no embarazadas y que refieren clínica de cistitis de menos de una semana de evolución. Fig. 1. Estadificación de la enfermedad renal crónica (ERC) según guías KDIGO 2012. ERC: enfermedad renal crónica; FGe: filtrado glomerular estimado; KDIGO: Kidney Disease Improving Global Outcomes. Pronóstico de la ERC según FGe y albuminuria: KDIGO 2012 Categorías por albuminuria, descripción e intervalo G1 Normal o alto >90 G2 Levemente disminuido 60-89 G3a Descenso leve-moderado 45-59 G3b Descenso moderado-grave 30-44 G4 Descenco grave 15-29 G5 Fallo renal < 15 Categorías por FGe, descripción y rango (ml/min/1,73 m2) A1 A2 A3 Normal o Aumento Aumento aumento leve moderado grave < 30 mg/g 30-299 mg/g ≥ 300 mg/g < 3 mg/gmmol 3-29 mg/mmol ≥ 30 mg/mmol Medicine. 2019;12(79):4651-61 4659 ENFERMEDADES RENALES. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN, ETIOPATOGENIA, SÍNDROMES RENALES Y ESTRATEGIA DIAGNÓSTICA 2. IU complicada: riesgo de afectación renal en forma de pielonefritis, fallo de tratamiento y desarrollo de sepsis. Puede darse en las siguientes circunstancias: - Vía urinaria anormal: obstrucción, reflujo vesicourete- ral, vejiga neurógena, cálculos, embarazo. - Vía urinaria normal pero con patología asociada: diabe- tes, inmunosupresión, manipulación de vía urinaria, niños, ancianos, varones, sintomatología que dura más de 7 días, pacientes hospitalizados. Las IU son el tipo de infección más frecuentemente ob- servada tanto en AP como en urgencias. Es importante la identificación correcta de pacientes con IU y que se traten de forma oportuna. Existe mayor prevalencia de IU en las mu- jeres, atribuible esto a las diferencias anatómicas entre la vía urinaria masculina y femenina; las mujeres tienen la uretra más corta, lo que proporciona menos barrera para las bacte- rias ascendentes, además, el orificio uretral está ubicado mu- cho más cerca del ano17. Según síntomatología, recuento bacteriano y frecuencia. Una forma de clasificar la IU, según lo publicado por Salva- tore el al.18 es la siguiente: 1. Bacteriuria asintomática: definida como la presencia de 100.000 unidades formadoras de colonias de bacterias por mililitro de orina (UFC/ml) en una mujer sin síntomas. Rara vez requiere tratamiento. 2. Bacteriuria significativa: presencia de al menos 100.000 UFC/ml junto con síntomas miccionales: aumento de la fre- cuencia de micción, disuria y/o piuria. 3. Cistitis: presencia de síntomas de disuria, frecuencia y urgencia miccional (incapacidad para retener la orina duran- te largos períodos de tiempo) a veces con sensibilidad supra- púbica. Puede ser a menudo una indicación temprana de in- fección. 4. Pielonefritis aguda: infección del parénquima renal por invasión bacteriana. Los signos de infección grave e in- dicativos de pielonefritis son: fiebre, malestar general y dolor generalizado19. 5. IU recurrente: definida como tres o más episodios de IU en un período de 12 meses o dos infecciones en un perío- do de 6 meses. Es la aparición de una IU sintomática que sigue la resolución de una IU previa, se puede dividir, a su vez, en dos grupos: recaída y reinfección. La recaída es una IU recurrente con el mismo organismo después de una tera- pia adecuada, mientras que la reinfección es una IU recu- rrente causada por bacterias previamente aisladas después de un tratamiento y un cultivo de orina negativo o una IU recu- rrente causada por un segundo aislamiento. Según los criterios NICE (National Institute for Health and Care Excellence), una infección urinaria puede diagnosticarse con certeza cuando un paciente presenta signos y síntomas típicos y se puede descartar cualquier otro diagnóstico20. Estrategia diagnóstica. Pruebas complementarias El término «enfermedades renales» engloba un número ele- vado de patologías, por lo que, en cuanto a la estrategia diag- nóstica, lo más importante es, en primer lugar, el diagnóstico sindrómico del cuadro y, en función de este, desarrollar el proceso diagnóstico de la patología de sospecha11. Para ello, destacamos tres actuaciones que enumeramos a continuación1,11. Historia clínica detallada Se realizará una anamnesis completa. Recogida de antece- dentes personales, enfermedad renal previa, toma de medica- mentos, posibles causas de obstrucción. También será precisa una exploración física minuciosa; peso, presencia de edemas, clínica, datos de enfermedad sis- témica, disnea, tensión arterial, etc. Las pruebas diagnósticas complementarias se realizarán de forma escalonada, valorando el riesgo/beneficio en fun- ción del enfermo. Para el abordaje del diagnóstico diferencial de la patolo- gía renal, debemos tener en cuenta 4 puntos de vista:a) diag- nóstico sindrómico, a qué tipo de síndrome responde el cua- dro presente en el momento de estudio; b) diagnóstico funcional, en qué grado se ha deteriorado la función renal; c) diagnóstico fisiopatológico, establecer si se trata de un ori- gen prerrenal, parenquimatoso u obstructivo y c) diagnóstico etiológico, establecer cuál es la causa que produce la IR. Diagnóstico sindrómico Diferenciar el proceso agudo del proceso crónico Inicialmente, debemos interrogar sobre la existencia de con- troles analíticos previos de la función renal que nos permitan conocer si el deterioro actual es agudo o crónico, así como conocer antecedentes personales o familiares de enfermedad renal u otras enfermedades sistémicas con afectación renal frecuente (por ejemplo, diabetes). Por otro lado, los controles analíticos posteriores serán muy orientativos: en casos de IRA, el incremento diario de la creatinina sérica debe ser mayor a 0,3 mg/dl/día, mientras que en la IRC los valores de creatinina continuarán siendo constantes. En ausencia de datos previos de la función renal, la exis- tencia de síntomas como anorexia, astenia, calambres, náu- seas, vómitos matutinos, poliuria, nicturia, etc. de larga evo- lución, orientan hacia un proceso crónico11. Existencia o no de sedimento urinario patológico Proteinuria. Valorar la presencia o no de proteinuria y su significado. Se recomienda considerar como «proteinuria clínicamente significativa» lo siguiente: 1. En ausencia de diabetes: excreción de proteína mayor de 0,5 g/día, cociente proteína/creatinina en orina mayor de 50 mg/mmol o cociente albúmina/creatinina en orina supe- rior a 30 mg/mmol. 2. En presencia de diabetes: cociente albúmina/creatini- na en orina mayor de 2,5 mg/mmol o 17 mg/g (hombres) y más de 3,5 mg/mmol o 25 mg/g (mujeres). 4660 Medicine. 2019;12(79):4651-61 ENFERMEDADES NEFROURINARIAS (I) Para considerar que una albuminuria es positiva, son ne- cesarios dos valores elevados en tres muestras diferentes ob- tenidas durante un período de 3 a 6 meses14. En la detección y monitorización de proteinuria y/o albu- minuria no es necesaria la recogida de orina de 24 horas, la primera orina de la mañana es la muestra más adecuada para la detección y monitorización de proteinuria y/o albuminuria debido a que es la muestra con menor variabilidad biológica que mejor se correlaciona con la excreción de proteína y/o albúmina en orina de 24 horas. En su defecto, una muestra aleatoria es aceptable. La concentración de proteína o albúmi- na en orina siempre debe ser referida a la concentración de creatinina para minimizar el efecto del grado de hidratación2. Leucocituria. Piuria. Otro factor a tener en cuenta con el estudio del sedimento urinario es la presencia de leucocituria o piuria, orientativo de IU. Se define como la presencia de más de 5 leucocitos por campo (40x) en orina centrifugada, que equivalen a un recuento de más de 20 leucocitos/mm3 en orina sin centrifugar. No siempre la leucocituria es sinónimo de IU, existe la posibilidad de presentar lo conocido como «piuria estéril». Apoyaría el diagnóstico de IU la determinación de cilin- dros leucocitarios o bacteriuria en el sedimento de orina sin centrifugar. Se considera «bacteriuria significativa» en muje- res más de 105 colonias/ml y en hombres más de 104 colo- nias/ml. Para confirmar el diagnóstico de infección urinaria habría que realizar un urocultivo16. Diagnóstico funcional Para determinar el grado de deterioro renal y su implicación pronóstica nos basamos en lo publicado en las guías de socie- dades científicas (fig. 1). Diagnóstico fisiopatológico Presencia de hipovolemia o disminución de volumen efectivo circulante Orienta a IR de origen prerrenal. Evidencia de obstrucción de la vía urinaria Si existe sospecha de cuadro obstructivo por globo vesical o sintomatología de prostatismo, orientaría a un cuadro de IR posrenal. Confirmación diagnóstica mediante prueba de imagen (ecografía o tomografía computadorizada). Evidencia de exposición a agentes tóxicos Si en la anamnesis existe evidencia de toma de fármacos o sustancias tóxicas o presencia de infección, orientaría a un cuadro de origen renal o parenquimatoso. Las tres principa- les formas de afectación parenquimatosa serían: intersticial, a sospechar si existe antecedente de toma de fármacos o in- fección y/o presencia de eosinofilia y rash; IRA tubular, pre- sente en casos de hipoperfusión y sepsis mantenida y, por último, IRA de origen glomerular, a sospechar en casos de afectación sistémica, HTA y/o proteinuria10. Diagnóstico etiológico Coexistencia de otras enfermedades Valorar presencia de otras enfermedades que puedan actuar como factor desencadenante: diabetes, lupus eritematoso sis- témico, evidencia de algún tipo de vasculitis, ingesta de de- terminados fármacos, sintomatología prostática, etc. Estudio analítico orientado Realización de controles analíticos que orienten al diagnós- tico: glucemia, creatinina, perfil lipídico, iones, albúmina, proteínas séricas, pruebas hepáticas, hormonas tiroideas, an- ticuerpos antinucleares (ANA), anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo (ANCA), factor reumatoide, complemento C3 y C4, estudio de coagulación, serología de hepatitis y virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Estudio de imagen Comenzar con la ecografía renal y radiografía de tórax y, en caso de no ser concluyente, realización de pruebas más com- plejas como TC con/sin contraste o resonancia magnética. Histología La biopsia renal aporta el diagnóstico definitivo. Indicada en la mayoría de los casos de SN con el objetivo de definir la lesión y optimizar el tratamiento4. En función del desorden renal en estudio, existen una serie de técnicas aplicadas a la histología renal con el fin de valorar la afectación vascular, glomerular y tubulointersticial del riñón21. Las más impor- tantes cuestiones a las que podemos responder con la reali- zación de la biopsia renal son: 1. Diagnóstico primario de la lesión renal. 2. Patrón de daño histológico. 3. Establecer un score o grado de enfermedad según los hallazgos. 4. Grado de cronicidad de las lesiones. 5. Todo ello debe ser evaluado conjuntamente por el ne- frólogo y el especialista en anatomía patológica22. Responsabilidades éticas Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales. Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Medicine. 2019;12(79):4651-61 4661 ENFERMEDADES RENALES. CONCEPTO, CLASIFICACIÓN, ETIOPATOGENIA, SÍNDROMES RENALES Y ESTRATEGIA DIAGNÓSTICA Bibliografía • Importante •• Muy importante ✔ Metaanálisis ✔ Artículo de revisión ✔ Ensayo clínico controlado ✔ Guía de práctica clínica ✔ Epidemiología ✔1. •• Anaya Fernández S, Vozmediano Poyatos C, Rivera Hernández F. Síndromes cínicos en nefrología. En: Lorenzo V, López Gómez JM, edi- tores. Nefrología al día. Disponible en: http://www.revistanefrologia. com/es-monografias-nefrologia-dia-articulo-sindromes-clinicos-nefrolo- gia-2. [Actualizado el 16 de mayo de 2018]. ✔2. • Bellincioni C, Garigali G, Fogazzi GB. Glomerular isolated microsco- pic hematuria: urinary features and long term follow-up of a selected cohort of patients. 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