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Marina Gomila Albal*
Sobre el origen y la difusión geográfica de
las formas nosotros y vosotros en castellano
DOI 10.1515/iber-2016-0008
Resumen: En este trabajo nos proponemos hacer una contribución al estudio de
la evolución de nosotros y vosotros desde el punto de vista de la geografía
lingüística. Para ello, utilizaremos el Corpus de Documentos Españoles Anteriores
a 1700 y las colecciones documentales de Menéndez Pidal, González Ollé y
Navarro Tomás. Así, haremos un repaso de la bibliografía esencial previa, abor-
daremos la cuestión de la cronología, las etapas, el orden de aparición, la
distribución de las funciones sintácticas y, principalmente, comprobaremos el
origen oriental planteado por Fernández-Ordóñez (2011).
1. Introducción
El cambio sufrido por los pronombres personales de primera y segunda persona
plural de nos a nosotros y de vos a vosotros es un fenómeno bien conocido de la
evolución del paradigma pronominal del español. Esta evolución afecta solo a
nos y a vos referentes a varias personas, teniendo en cuenta que tales formas
pueden apuntar también a una sola persona: el nos de autoridad y el vos que
antiguamente se empleaba en el tratamiento de cortesía y, más tarde, en el de
familiaridad (cfr. el voseo hispanoamericano). Estos casos quedan excluidos de la
presente investigación, pues en ellos las formas simples no se sustituyeron por
las compuestas.
La mayoría de los trabajos que han abordado esta cuestión se han centrado
en textos literarios para examinar el origen de las formas, las causas de su
evolución, las funciones sintácticas que han desempeñado y, especialmente, los
datos cronológicos como las etapas y el orden de aparición de las diferentes
formas. No obstante, uno de los aspectos que apenas ha sido tratado ha sido el
origen y la difusión de estos cambios en el espacio geográfico. En su momento,
tanto Gili Gaya (1946: 109) como Lenz (1935: 245) plantearon la similitud del
significado de las formas compuestas castellanas con las del francés, que sufren
*Corresponding author: Marina Gomila Albal, Palma de Mallorca (Illes Balears),
E ˗ Mail: marina.gomila12@gmail.com
Ibero 2016; 2016(83): 103–125
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un proceso paralelo que no llega a gramaticalizarse, pero en los estudios poste-
riores no se ha desarrollado esta vertiente diatópica. Solo Fernández-Ordóñez
(2011: 78) ha profundizado más sobre la dimensión geográfica y ha situado el foco
del cambio en la antigua Corona de Aragón, destacando la influencia directa del
catalán y, al mismo tiempo, el occitano. Asimismo, en tiempos recientes se le ha
estado dando más relevancia al estudio del contacto de lenguas y de las transfe-
rencias entre lenguas y dialectos así como a la difusión de los cambios lingüísti-
cos en el espacio, por lo que parece oportuno volver a tratar este problema desde
un punto de vista diatópico.
En definitiva, en este trabajo nos proponemos hacer una contribución al
estudio de la difusión de nosotros y vosotros desde el punto de vista de la
geografía lingüística. Para ello, haremos un repaso de la bibliografía esencial
previa y, tras presentar la metodología y los datos, pasaremos al análisis. Este
consta de una primera sección sobre la cronología, donde abordaremos cuestio-
nes como las primeras ocurrencias, las etapas y el orden de aparición; en la
segunda sección, la principal de este estudio, comprobaremos el origen oriental
planteado por Fernández Ordóñez cartografiando el avance del cambio; final-
mente, en la tercera sección examinaremos si existe una distribución sintáctica
entre las formas simples y las compuestas.
2. Estado de la cuestión
Como sabemos, los pronombres del castellano actual nosotros y vosotros tienen su
origen en los pronombres latinos NOSNOS y VOSVOS, formas únicas de nominativo y
acusativo (Alvar/Pottier 1987: 122) que con el tiempo fueron reforzadas con los
continuadores de ALTEROSALTEROS para el masculino y de ALTERASALTERAS para el femenino (Laus-
berg 1973: 162). Creemos necesario resaltar el detalle que incluyen Alvar y Pottier
en su explicación sobre los significados de nos y vos: afirman que no son ‘varios yo’
y ‘varios tú’, sino ‘yo y los otros’ y ‘tú y los otros’. Por esta razón los plurales no
tienen el mismo tema morfológico que los singulares. Así, nos y vos no son
simplemente el plural de las formas en singular, sino que añaden otras personas a
yo y tú. Es decir, según estos autores, el significado de las formas compuestas
tendría su raíz ya en lasmismas formas simples (Alvar/Pottier 1987: 122).
En lo que respecta a las causas de la aparición de las formas compuestas, una
de las explicaciones más aceptadas es la de Menéndez Pidal (1982 [1918]: 351),
quien explica que, en origen, estas formas solo se utilizaban enfáticamente “para
poner la primera o segunda persona en contraste con otra” hasta que, con el
tiempo, reemplazaron totalmente las formas simples, convirtiéndose en formas
únicas y relegando nos y vos a un estilo elevado y cancilleresco.
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Gili Gaya (1946: 108–109) comenta que hubo autores como Lenz (1935: 245–
246) que restringieron demasiado la definición de Menéndez Pidal diciendo que
las formas compuestas aparecieron “con la idea de excluir a la segunda persona”,
mientras que las formas simples siguieron utilizándose como plurales inclusivos,
es decir, un plural dentro del que se puede incluir la segunda persona, del mismo
modo que ocurre con las construcciones francesas nous autres y vous autres. En
definitiva, la elección entre la forma simple y la compuesta serviría para evitar
ambigüedades. No obstante, aunque es cierto que nosotros puede excluir una
segunda persona frente a nos, vosotros no tiene esa misma oposición frente a su
forma simple vos. Así, esta explicación no siempre es válida y, en todo caso,
resulta insuficiente, por lo que Gili Gaya (1946: 110) señala que es cierto que
nosotros tiene valor de plural exclusivo, pero no solo puede excluir la segunda
persona, sino también una tercera o una cuarta. Por lo tanto, “la persona que
hablase, en unión del grupo de que formaba parte, quería diferenciarse de otra
persona cualquiera, individual o plural”, y esta misma explicación puede aplicar-
se, ahora sí sin problemas, también a la segunda persona plural.
La necesidad de diferenciar el valor inclusivo y el exclusivo ha sido una de
las causas más defendidas para justificar la aparición de las formas compuestas.
Tal y como dicen García et al. (1990: 72), necesariamente la forma compuesta
debía aportar algún valor nuevo para que los hablantes la empezaran a usar. Así,
es normal que sus primeras apariciones fueran en contextos de contraste, “en los
que importa diferenciar el referente respecto de otras identidades”.
Alvar y Pottier (1987: 123) añaden a este hecho sintagmático otro paradigmá-
tico: la distinción entre los pronombres tónicos y átonos. García et al. (1990: 75–
77) también reconocen esta ventaja paradigmática y, además, añaden la ventaja
de la expresión del género en -otros y -otras y la expresión del número tanto con
la desinencia de plural como de forma léxica, es decir, con el propio significado
de otro. Asimismo, incluyen un factor pragmático: las formas compuestas ten-
drían un efecto enfático y llamarían la atención del interlocutor. Por lo tanto, el
uso enfático de los pronombres llevaría a un uso más frecuente y, a continuación,
a una desvalorización de la forma que la extendería a contextos cada vez menos
enfáticos hasta hacerse general.
También está generalmente aceptada la opinión de Rini (1999: 210–212),
quien defiende que, antes de que los hablantes se decantaran por las formas
compuestas con otros, utilizaron otras formas que no han permanecido. Uno de
los ejemplos más conocidos es vos todos, que durante un tiempo tuvo mayor
vitalidad incluso que vos otros, pero también se pueden encontrar combinacionescomo vos mismos o vos solos (Eberenz 2000: 59). Así, tanto Rini como Eberenz
afirman que hay una clara superioridad de vos todos en los textos más tempranos.
En seguida, Rini (1999: 214) se pregunta qué es lo que pudo hacer que los
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hablantes escogieran otros frente a todos. Según el autor, una razón sería semán-
tica, ya que, tal y como hemos mencionado antes, nos y vos ya significan desde
un principio ‘yo y los otros’ y ‘tú y los otros’. Otra posibilidad es que dependa de
razones fonológicas (215): el hecho de que otros empiece por vocal pudo favorecer
el enlace con los pronombres, rechazando el grupo /st/ formado por vos todos
que, aunque tampoco es extraño en castellano (estar, puesto, esto…), no forma un
clúster, sino que cada consonante queda en sílabas distintas. En todo caso, Rini
admite que podría haberse simplificado y haber acabado siendo votodos del
mismo modo en que vamos nos acabó siendo vámonos. La última posibilidad que
plantea Rini (216) es que, de la misma forma que encontramos parecidos entre tú
y los posesivos tu, tuyo… los hablantes pudieron encontrar similitudes entre
vosotros y el posesivo vuestro. En todo caso, Rini concluye que las dos formas
compitieron y que, simplemente, las formas con otros demostraron ser un mejor
candidato en el proceso de “selección natural lingüística” (217).
Llegados a este punto, es necesario pasar a otro de los temas más discutidos
sobre las formas compuestas: la cronología. Según Eberenz (2000: 58–59), se
empezaron a combinar los pronombres con otros (conservando todavía los signi-
ficados de ambos elementos por separado) de forma bastante esporádica en los
siglos XIII y XIV, a finales del siglo XV ya eran formas completamente gramatica-
lizadas y el cambio se considera consumado en las primeras décadas del XVI.
Además, Eberenz afirma que el primero en aparecer fue el pronombre de segunda
persona, mientras que el de primera persona apareció por analogía.
Así, a medida que avanza el siglo XV las formas compuestas se van generali-
zando. Durante la primera mitad todavía se pueden distinguir algunas funciones
distintas entre formas simples y compuestas, pero en la segunda mitad nos y vos
son formas recesivas y marcadas (83). Es decir, las formas compuestas han ido
perdiendo los valores añadidos debido al desgaste por el uso y, en consecuencia,
las formas simples empiezan a quedar relegadas a contextos y usos especiales.
Asimismo, es especialmente determinante el momento en el que empiezan a
aparecer elementos como ambos, mismos, todos y solos junto a las formas com-
puestas en lugar de con las simples (62). Autores como García et al. (1990: 65),
Líbano (1991: 112), De Jonge y Nieuwenhuijsen (2009: 1598) y Gili Gaya (1946: 112)
coinciden en general con esta cronología.
De cualquier modo, vemos que la crítica está de acuerdo con que nos/vos y
otros empiezan a aparecer juntos en el siglo XIII conservando su significado
individual, se gramaticalizan durante el siglo XV y el cambio queda consolidado
en el XVI.
No obstante, hay una pregunta para la que sí encontramos distintas respues-
tas: ¿qué fue primero: nosotros o vosotros? Hemos visto más arriba los problemas
de la interpretación que hizo Lenz de las palabras de Menéndez Pidal. Él mismo
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era consciente de que su explicación solo podía adaptarse a nosotros, por lo que
argumentó que vosotros se entendía como un calco analógico de la primera
persona: “Vosotros no está en igual oposición a vos […]. Su formación será
esencialmente debida al modelo de la primera” (Lenz 1935: 246–247). No obstan-
te, Gili Gaya niega que fuese así y afirma que el empleo de las dos formas “venía a
ser próximamente igual” (1946: 112–113). Así, el autor defiende que la influencia
entre las dos formas fue recíproca y que se necesitarían más documentos del siglo
XIV para determinar si uno de los dos tuvo más influencia sobre el otro.
En cambio, como ya hemos dicho antes, Eberenz (2000: 59) afirma sin lugar a
dudas que “el primero de estos pronombres en combinarse de vez en cuando con
un indefinido fue vos” y que, en cambio, nosotros se formó por analogía a partir
del pronombre de segunda persona. De esta manera, aunque ambos siguen el
mismo proceso, la fase en la que se estableció la forma compuesta de primera
persona fue ligeramente posterior (74). Del mismo modo, García et al. (1990: 79–
80) habían argumentado también, diez años antes, que el origen del cambio
estaba en la segunda persona del plural por dos motivos: el primero, el hecho de
que la segunda persona sea intrínsecamente contrastiva y ya esté definida en sí
misma en contraposición a la primera, de modo que es especialmente compatible
con el elemento -otros; y el segundo, el frecuente uso de vos como singular hace
que la desambiguación de la que hemos hablado más arriba sea más necesaria en
la segunda persona, es decir, que la ventaja comunicativa sea mayor. De Jonge y
Nieuwenhuijsen (2009: 1609), que ya habían participado en el estudio de García
et al., constatan estos datos con el análisis de uno de los corpus más amplios, que
consta de textos que van desde el siglo XIII al XVII. De este modo, muestran que
antes aparecen claramente más ejemplos de la segunda persona que de la
primera.
En cuanto a las funciones sintácticas preferentes de las formas compuestas
durante el proceso de cambio, según Gili Gaya (1946: 117), prácticamente la
totalidad de los ejemplos de las formas compuestas aparecen como término de
preposición, mientras que solo aparece algún ejemplo particular en función de
vocativo y muy raros ejemplos en función de sujeto. A pesar de ello, él mismo
justifica sus datos explicando que es normal que se elida el sujeto en castellano.
No obstante, Eberenz (2000: 71) muestra en su estudio que no hay diferencias
entre el uso en función de sujeto y en función de régimen.
Finalmente, es de especial relevancia para nuestro trabajo la presencia de las
formas compuestas en otras lenguas. Algunas lenguas romances empezaron a
reforzar sus pronombres de primera y segunda persona del plural (Gili Gaya 1946:
108). De las que incorporaron este refuerzo, algunas acabaron pasando por un
proceso como el que hemos descrito en el castellano y otras simplemente lo
mantuvieron con el valor enfático que tenía en su origen.
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Las lenguas que lo mantienen lexicalizado, además del castellano, son el
catalán (nosaltres, vosaltres) y el occitano (nosautres, vosautres), mientras que las
lenguas que lo mantienen como una opción enfática son el francés (nous autres,
vous autres), el italiano (noialtri, voialtri), el sardo (noisáteros, boisáteros) y el
friulano o retorromance (noaltris, voaltris) (Meyer-Lübke 1974: 103; Posner 1998:
113; Lausberg 1973: 162). Por el contrario, hubo dialectos dentro de la península
ibérica que conservaron las formas simples, como el bable occidental y las hablas
de algunos puntos de Galicia y del norte de Portugal (Alvar/Pottier 1987: 123;
Fernández-Ordóñez 2011: 78).
Así, tal y como dice Fernández-Ordóñez (2011: 76), a través de los parecidos
entre lenguas romances podemos situar el foco del cambio morfológico en el
oriente de la península, en la antigua Corona de Aragón. Además, la autora
afirma sin ninguna duda que en todas las variedades romances el modelo del
cambio fue la segunda persona por el mismo argumento que presenta García
et al. (1990). Según Fernández-Ordóñez (2011: 77), en el siglo XIV, una centuria
antes que en castellano, tanto el catalán como el occitano habían perdido el valor
enfático o contrastivo de las formas compuestas. De hecho, el occitano usa las
formas compuestas gramaticalizadas desde la Edad Media y el catalán las registra
en laobra de Ramon Llull (1232–1315). Vosaltres es ya abundante a mediados del
siglo XIII, momento en el que, en castellano, según la bibliografía que hemos ido
reseñando, todavía aparece de forma esporádica. En todo caso, parece un sínto-
ma claro de este “foco oriental” la cantidad de ejemplos de formas compuestas
que encuentra la autora en el CORDE, en el aragonés escrito de finales del siglo
XIV, en contraste con otros textos de la misma época.
En resumen, los pronombres nos y vos se combinaron con otros por causas
sintagmáticas (valor inclusivo y exclusivo), paradigmáticas (género y número) y
pragmáticas (efecto enfático, llamada de atención). Estas combinaciones empeza-
ron a aparecer de forma esporádica durante los siglos XIII y XIV, en el XV se
fueron gramaticalizando y en el XVI el cambio acabó de consumarse. A pesar de
que en el pasado se dijo que el origen del cambio estaba en la primera persona
nosotros o que la influencia entre ambas personas era recíproca, los trabajos más
recientes coinciden en que el cambio se inició en la segunda persona vosotros.
También en la distribución de las funciones sintácticas hay diversidad de opinio-
nes, aunque parece haber cierta predominancia de las formas compuestas en
posición oblicua. Finalmente, la influencia de lenguas como el catalán o el
occitano hizo que el cambio se originara en oriente, en la corona aragonesa, y
fuese avanzando así hacia occidente y hacia el sur.
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3. Metodología
Como ya hemos adelantado, nuestro objetivo principal es comprobar la tesis de
Fernández-Ordóñez sobre el origen oriental de la extensión de las formas com-
puestas, por lo cual es necesario un corpus que nos permita conocer la proceden-
cia geográfica de los textos. El inconveniente de los textos literarios utilizados por
los estudios tradicionales es que pueden plantear dudas respecto a su proceden-
cia. Así, aunque se conozca el origen del autor, no podemos saber hasta qué
punto ha podido haber intervención de copistas de otras procedencias en la
transcripción manuscrita.
Por eso hemos optado por utilizar el Corpus de Documentos Españoles Ante-
riores a 1700 (CODEA), del Grupo de Investigación de Textos para la Historia del
Español, actualizado por última vez en 2011, y tres colecciones documentales:
Documentos lingüísticos de España (Reino de Castilla) de Ramón Menéndez Pidal;
Documentos lingüísticos del alto Aragón de Tomás Navarro Tomás; y Textos
lingüísticos Navarros de Fernando González Ollé.
El corpus principal de nuestro estudio, y en el que se ha basado el grueso
del trabajo, ha sido el CODEA, que consta de 1500 documentos desde el siglo XII
al XVII con transcripción paleográfica, presentación crítica y facsímil, aunque
para la presentación de los ejemplos del trabajo utilizaremos solo la presen-
tación crítica. Tiene documentos cancillerescos, municipales, eclesiásticos y
particulares de todas las provincias de España con excepción de los territorios
bilingües.
De este modo, tenemos un corpus formado por privilegios, cartas de compra-
venta y donación, mandatos, provisiones reales, cartas privadas, testamentos,
ordenanzas, etc., perfectamente datados y localizados. No obstante, utilizar este
tipo de textos tiene la desventaja de que son muy formulísticos, por lo que
algunas expresiones que de forma tradicional se utilizaban con las formas sim-
ples se repiten constantemente y dificultan la aparición de las formas compues-
tas, ocultando las posibles manifestaciones del cambio, tal y como veremos en el
análisis. Asimismo, tampoco tenemos todas las provincias representadas del
mismo modo, ya que no ha sido posible conseguir una cantidad similar de
documentos en todas ellas. No obstante, es una perspectiva distinta al panorama
tradicional, ya que permite incorporar la dimensión diatópica y abre el camino a
estudios sucesivos, donde será posible ampliar la base de datos.
En definitiva, para nuestro estudio hemos hecho una búsqueda de todas las
variantes gráficas de las formas simples y compuestas plurales, referentes a
varias personas, desde el siglo XIII al XVI, únicamente en la mitad septentrional
de la península ibérica. Así, hemos trabajado con un total de 318 documentos y
1816 ocurrencias (934 de primera persona y 882 de segunda). Asimismo, es
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necesario destacar que utilizamos la división administrativa de las provincias
actuales, aunque sabemos que es una división moderna. A continuación pode-
mos ver una tabla donde aparece la cantidad de documentos con los que hemos
trabajado según la provincia y el siglo.
Tabla 1: Número de documentos por provincia y siglo
XIII XIV XV XVI
Ávila 1 1
Álava 1
Asturias 2
Badajoz 2
Burgos 6 2 5
Cáceres 2 1
Cantabria 5 6 4
Guadalajara 2 2 3
Huelva 1
Huesca 6 4 2
La Rioja 5 1
León 3 7 2 8
Madrid 6 1 18
Navarra 2 7 3 1
Palencia 6
Salamanca 3 8 4
Segovia 5 1
Soria 1 1
Soria 1
Teruel 6 16 2
Toledo 7 4 8 10
Valladolid 8 3 9 13
Vizcaya 1 2
Zamora 1 5 7
Zaragoza 9 18 2
Total 28 72 106 77
Para complementar los datos del CODEA hemos utilizado, en primer lugar, el
volumen del Reino de Castilla de los Documentos lingüísticos de España de
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Menéndez Pidal (1919), que consta de un total de 373 documentos de tipo notarial.
En segundo lugar, hemos consultado los Documentos lingüísticos del alto Aragón
de Navarro Tomás (1957), formados por 150 documentos procedentes de institu-
ciones eclesiásticas y municipales de la provincia de Huesca que en un principio
iban a pertenecer a la colección de Menéndez Pidal. En tercer lugar, también
hemos trabajado con los Textos lingüísticos navarros de González Ollé, conforma-
dos de un total de 132 documentos. Además, cabe la posibilidad de que algunos
textos de estas colecciones también aparezcan en el CODEA, por lo que en ningún
caso hemos mezclado los datos.
4. Datos
Como ya hemos dicho anteriormente, hemos analizado 318 documentos del
CODEA, de los que hemos sacado 1816 ocurrencias en total. De estas, tenemos 851
ocurrencias de la forma simple de primera y 83 de su correspondiente forma
compuesta, mientras que tenemos 770 apariciones de la forma simple y 112 de la
compuesta de segunda persona.
Es necesario señalar que hemos tomado como fecha inicial del corpus la
primera aparición de cada una de las formas compuestas. Es decir, la primera
forma compuesta de primera persona aparece en 1388 y de segunda persona en
1265, por lo que solo hemos contabilizado sus correspondientes formas simples a
partir de esas fechas. De este modo, tal y como comentaremos cuando analicemos
los datos, la extensión cronológica de las ocurrencias de segunda persona será un
siglo más amplia. Asimismo, tampoco hemos tenido en cuenta los datos del siglo
XVII, ya que apenas pudimos encontrar documentación de las formas simples. En
la tabla 2 podemos ver detallado el número de apariciones de cada forma desde el
siglo XIII al XVI.
Tabla 2: Cantidad de ocurrencias por forma y siglo en el CODEA
XIII XIV XV XVI
Vos 142 253 252 123
Vosotros 5 18 38 51
Nos 0 120 569 162
Nosotros 0 2 49 32
En cuanto a los documentos de Menéndez Pidal, González Ollé y Navarro Tomás,
las primeras formas compuestas que se registran ya pertenecen, en todos los
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casos, al siglo XIV. Además, estos autores no presentan textos más allá del siglo
XV, así que este corpus solo abarca dos siglos.
Tabla 3: Cantidad de ocurrencias por siglo en las colecciones documentales
XIV XV
Menéndez Pidal Simples 61 13
Compuestas 1 3
González Ollé Simples 15 2
Compuestas 6 2
Navarro Tomás Simples 89 4
Compuestas 2 18
5. Análisis5.1 Cronología
Como ya hemos visto en el estado de la cuestión, Eberenz (2000: 58–59) estable-
cía que las primeras apariciones de las formas compuestas tienen lugar en el siglo
XIII, aunque se presentan de forma esporádica durante este y el siguiente siglo.
En el CODEA, el primer documento en el que aparece una forma compuesta es de
1265: se trata de un documento de tipo eclesiástico localizado en Pamplona,
Navarra.1 Además, es el único documento de este siglo con formas compuestas y,
concretamente, presenta cinco ocurrencias del pronombre compuesto de segunda
persona:
(1)
a. algunos de vosotros capellanos e clérigos non queredes
b. aquella cosa amamos especialmente sobre todas las otras e vós otros la
devedes amar
c. mandamos a vosotros capellanos que prengades uno o dos de vuestros
parroquianos
d. si por aventura fuesse ninguno de vosotros capellanos o clérigos rebelles ni
contradizidores
1 Doc. 979, “Carta por la que el obispo de Pamplona da licencia para que los monjes del
monasterio de San Pedro de Ribas pidan limosna por todo el obispado” (17/08/1265). Archivo
Histórico Nacional.
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e. por el bien ni la mercé que vosotros a ellos faredes podades ganar la gloria de
paraíso
En algunos de estos ejemplos se puede ver el carácter enfático y contrastivo del
que hablaba Menéndez Pidal (1982: 351). Especialmente (b) muestra la oposición
de la segunda persona respecto a la primera. Así, del mismo modo en que el
emisor quiere “aquella cosa”, los clérigos (vós otros) también la deben querer.
A lo largo del siglo XIV la forma vosotros se va haciendo más frecuente. En la
primera mitad del siglo solo se encuentran tres ocurrencias en tres documentos
distintos, pero en la segunda mitad ya se cuentan hasta 15 apariciones, lo que
asciende a un 7% del total. En el siglo XV las ocurrencias se elevan a 38 (13%) y
en el XVI a 51 (29%).
Tabla 4: Ocurrencias y porcentajes de vosotros por siglo en el CODEA
XIII XIV XV XVI
Vosotros Ocurrencias 5/147 18/271 38/290 51/174
Porcentaje 3.4% 6.64% 13.1% 29.31%
Aunque en el siglo XIII y XIV es cierto que, coincidiendo con Eberenz (2000), las
apariciones de las formas compuestas son esporádicas, en el siglo XVI el cambio
debería estar completamente generalizado y las formas simples deberían haberse
quedado como formas marcadas. Sin embargo, según nuestros datos el porcenta-
je más alto de formas compuestas es un 29%, que se queda algo alejado de esa
generalización de la que hablan Eberenz y otros autores. Esto podría significar
que en textos administrativos el cambio avanzó más lento debido a la utilización
de vos como tratamiento de cortesía, aunque nuestro corpus es demasiado reduci-
do como para afirmar esto de forma rotunda. Además, este tipo de documentos
presenta una gran cantidad de fórmulas que no cambian a lo largo de los siglos,
lo que provocaría que el porcentaje de formas compuestas fuese menor. Uno de
los muchos ejemplos de este fenómeno lo podemos encontrar en un documento
del siglo XVI2, donde prácticamente la totalidad de pronombres de segunda
persona del plural están expresados mediante formas compuestas:
2 Doc. 1425, “Traslado de una carta y provisión real de Isabel I y Fernando V dada en Granada el
22 de octubre de 1501, sobre el ejercicio de la escribanía en el señorío de Vizcaya” (01/05/1506).
Archivo General de Simancas.
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(2)
a. bosotros fazíades cierto nombramiento de escrivanos
b. bosotros nin los dichos escrivanos vayades nin pasedes
c. seyendo para ello vosotros e los dichos escrivanos
d. los quales sean esaminados por vosotros
e. an de ser elegidos por vosotros
f. por el mismo fecho vosotros perdáis
g. los escrivanos que por vosotros fueren elegidos
En ninguno de estos ejemplos aparece ya el valor enfático, por lo que parece que
la forma debe estar generalizada. En cambio, vos sigue apareciendo en una
fórmula típica de documentos cancillerescos como este:
(3)
a. a vós el concejo, justicia, regidores, caballeros, escuderos, oficiales e omnes
buenos de la villa de Vilvao, salud e gracia.
Así, es realmente frecuente que al empezar las cartas se enumeren los destinata-
rios, a los que el emisor se dirige mediante un vos, y se cierre la enumeración con
ese “salud e gracia”. Otras de las expresiones que más se repiten al inicio de las
cartas, después de enumerar los destinatarios, son: “a cadaúno de vós a quien
esta mi carta fuere mostrada” o “e cualquier de vós a quien toca e atañe lo en esta
mi carta contenido”. Solo las que hemos nombrado, con algunas variaciones, ya
aparecen en el 45% de los documentos del siglo XVI.
Frente a la primera aparición de vosotros del siglo XIII, no encontramos el
primer ejemplo de nosotros hasta un siglo después, en 1388. De nuevo se trata de
un documento eclesiástico, esta vez localizado en Jaca, Huesca,3 aunque solo
tiene una ocurrencia de la forma compleja. Asimismo, hay que tener en cuenta
que es una copia de una carta de 1364:
(4)
a. un palacio del dito monesterio que nós otros avemos.
Tal y como se ve en el ejemplo, la primera persona del plural aparece por primera
vez ya sin un valor contrastivo claro. Este hecho podría ser influencia del desarro-
llo de la segunda persona.
3 Doc. 978, “Copia de una carta de censo (Jaca, 13 de febrero de 1364) por la que el monasterio de
los frailes menores de la ciudad de Jaca concede a doña Oria y a su hijo Pedro Aznárez un palacio
situado en Banaguás, a cambio de dos cahíces de trigo al año y la obligación de albergar a los
frailes del monasterio” (21/02/1388). Archivo Histórico Nacional.
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En el mismo siglo XIV hay otra ocurrencia en un documento de 1399, y
todavía en el siglo XV las formas compuestas aparecen de forma esporádica, con
49 ocurrencias (8%), llegando a un máximo de 32 (17%) en el XVI.
Tabla 5: Ocurrencias y porcentajes de nosotros por siglo en el CODEA
XIV XV XVI
Nosotros Ocurrencias 2/122 49/618 32/195
Porcentaje 1.63% 7.92% 16.41%
Si en el caso de la segunda persona ya habíamos considerado que un 29% era
muy poco para el siglo XVI, el 17% de ocurrencias de nosotros todavía se aleja
más de lo que dicen los estudios anteriores. En este caso, el bajo porcentaje de
formas compuestas probablemente está causado por los textos de tipología canci-
lleresca. Este tipo de texto, aunque sí utiliza vosotros, no tiene ninguna ocurrencia
de nosotros en todo el siglo XVI de nuestro corpus y prefiere mantener nos como
fórmula de autoridad con referente plural. Aun así, resulta llamativo el resultado
de comparar la evolución de ambas formas.
Cuadro 1: Comparación del proceso de cambio en las dos personas
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En el cuadro 1 se puede ver perfectamente cómo la forma de segunda persona
encabeza el cambio, mientras que la forma de primera la va siguiendo un siglo
más tarde. Así, queda claro que, tal y como se viene diciendo en los últimos
estudios, el primer pronombre en extenderse es el de segunda persona, mientras
que el de primera aparece como un calco analógico.
Es interesante comparar estos datos del Corpus de Documentos Españoles
Anteriores a 1700 con los obtenidos de las colecciones documentales de Navarro
Tomás, González Ollé y Menéndez Pidal. En Aragón y Navarra se registran formas
compuestas desde 1313 y 1315 respectivamente, mientras que en Castilla no
encontramos ninguna hasta 1398. Tal y como podemos ver en la tabla 6, en los
textos recogidos por González Ollé la frecuencia de aparición asciende a un 29%
en el siglo XIV y a un 50% en el XV. En el caso de los documentos de Navarro
Tomás, aunque en el siglo XIV se encuentra solo un 2% de formascompuestas, en
el XV ascienden a un 82%, superando así a las de los textos navarros. En cambio,
los documentos castellanos de Menéndez Pidal presentan una evolución muy
distinta, ya que no solo las primeras apariciones son más tardías, sino que en el
siglo XV no se supera el 20% de formas compuestas.
Tabla 6: Porcentajes y ocurrencias de las formas compuestas en las colecciones documentales
XIV XV
Menéndez Pidal (Castilla) 2% (1/62) 19% (3/16)
González Ollé (Navarra) 29% (6/21) 50% (2/4)
Navarro Tomás (Aragón) 2% (2/91) 82% (18/22)
De este modo, tanto el hecho de que las primeras ocurrencias del CODEA aparez-
can en la zona oriental como las diferencias entre los textos de las colecciones
documentales, hacen necesario analizar la distribución geográfica de las formas
compuestas, tal y como haremos en el siguiente apartado.
5.2 Distribución geográfica
Al final del estado de la cuestión hemos planteado la importancia de la influencia
de lenguas como el catalán o el occitano, que, siguiendo los datos recogidos por
Fernández-Ordóñez, pudieron ser determinantes para el desarrollo de las formas
compuestas del castellano. En los siguientes mapas figura el número de ocurren-
cias de las formas nosotros y vosotros en distintos periodos en cada provincia
según los datos del CODEA. Al principio pensamos en presentar los datos en
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porcentajes, pero, debido a la poca cantidad de ocurrencias, había ocasiones en
las que podía aparecer, por ejemplo, una sola forma compuesta en una provincia
que no tuviese más documentos, por lo que aparecía un 100% que resultaba
engañoso. En todo caso, hemos creído necesario cartografiar los datos aunque
fuese por ocurrencias para contribuir a una mejor visualización del cambio.
Mapa 1: Vosotros s. XIII-XIV
Empezando por vosotros, como ya hemos dicho antes, las primeras ocurrencias
del siglo XIII se sitúan en Navarra. Este primer dato coincide con los presentados
por Fernández-Ordóñez (2011). Además, es necesario destacar la influencia que
tiene el reino franco sobre Navarra desde el siglo VIII con Carlomagno y en el
mismo siglo XIII, momento en el que Teobaldo I, hijo de Blanca de Navarra y del
conde Teobaldo III de Champaña, llega a la corona.
En el siglo siguiente también se encuentran algunas apariciones de formas
compuestas en Navarra y, tal y como podemos ver en el mapa 1, estas empiezan a
extenderse desde oriente. Ya a principios del XIV, en 1304, se encuentran formas
enundocumento enBurgos y, en 1386 y 1389, se localizan enotros dos documentos
de Teruel. Finalmente, el cambio llega aMadrid a finales de siglo en 1386 y 1389.
En el siglo XV el avance del fenómeno empieza a ser claro y ya se pueden
encontrar documentos con formas compuestas en gran parte de la mitad norte de
la península ibérica: Burgos, Cáceres, Cantabria, Madrid, Navarra, Palencia,
Salamanca, Segovia, Teruel, Toledo, Valladolid, Zamora y Zaragoza.
Aunque no se vea reflejado en el mapa 2, uno de los casos más destacables es
el de Segovia, que no solo tiene un 35% de ocurrencias de las formas compuestas,
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Mapa 2: Vosotros s. XV-XVI
sino que una gran parte de los casos para los que se continúa usando la forma
simple son fórmulas típicas de los documentos cancillerescos como las que
hemos mencionado más arriba: “a cadaúno de vós a quien esta mi carta fuere
mostrada”. Sin embargo, Toledo, aunque tiene un número mayor de ocurrencias,
no llega al 20% del total en el siglo XV y las tiene acumuladas en solo dos
documentos.
Mapa 3: Nosotros s. XIV
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Finalmente, en el siglo XVI, el cambio parece asentarse y aumenta el número de
ocurrencias respecto al siglo anterior. No obstante, vemos que algunas provincias
no tienen formas compuestas. Esto es debido, de nuevo, a la falta de documentos.
Así, áreas como La Rioja, Soria, Guadalajara o Asturias no tienen representación
en estos últimos dos siglos (ver mapa 2).
El caso de nosotros es esencialmente igual, aunque, como ya hemos dicho al
hablar de la cronología, empieza un siglo más tarde. En el siglo XIV solo encon-
tramos una ocurrencia en Huesca, lo que situaría de nuevo el cambio en el
extremo oriental. Al fin y al cabo, el reino de Aragón ya había conquistado Huesca
a finales del siglo XI. También es necesario señalar la aparición de una forma
compuesta en otro documento de Guadalajara en 1399, producido probablemente
o por la influencia de la segunda persona, que ya estaba más extendida en este
siglo, o porque se tratara de algún copista de origen oriental.
Mapa 4: Nosotros s. XV-XVI
En el siglo XV la forma compuesta de primera persona ya se había extendido por
gran parte de la mitad norte peninsular. Además, nosotros parece tener más
extensión en esta segunda etapa que vosotros en el siglo XIV, que también se
corresponde con el segundo siglo después de su aparición. Si volvemos al mapa
1, podemos observar que solo encontrábamos formas compuestas de segunda
persona en Navarra, Burgos, Teruel y Madrid, mientras que en este caso es
destacable que las formas hayan llegado ya a Salamanca y Cantabria en el siglo
XV. Asimismo, también es necesario decir que, a pesar de que Cantabria, Sala-
manca y Zaragoza tienen un número bastante alto de ocurrencias (ver mapa 4), si
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las ponemos en relación con el total de formas del siglo XV, encontramos
porcentajes muy diferentes: 27% en Cantabria, 15% en Salamanca y 7% en
Zaragoza.
Finalmente, llegamos al siglo XVI, que no presenta demasiadas diferencias
frente al periodo anterior. En todo caso, lo que queda claro es que, al margen del
número de ocurrencias, la extensión de la primera persona ha alcanzado a la de
la segunda. Probablemente sea debido a que vosotros estaba bastante generaliza-
do a estas alturas, por lo que nosotros tendría ya el camino abierto y su expansión
pudo ser más rápida.
Para terminar, creemos necesario hacer un breve repaso del avance del
cambio desde un punto de vista más global. En la tabla 7 podemos ver la cantidad
de ocurrencias de las dos formas compuestas por cada provincia y cada siglo
(entre paréntesis aparece la presencia total de los pronombres simples y com-
puestos de primera y segunda persona).
Tabla 7: Ocurrencias de las formas compuestas por provincia y siglo en el CODEA
XIII XIV XV XVI
Navarra 5 (13) 7 (51) 2 (23)
Teruel 2 (14) 5 (183) 17 (34)
Zaragoza 12 (213) 8 (31)
Huesca 1 (9)
La Rioja 2 (16)
Burgos 1 (17) 1 (4) 5 (15)
Valladolid 8 (39) 4 (37)
Segovia 6 (17)
Guadalajara 1 (14)
Madrid 3 (24) 2 (6) 6 (66)
Palencia 2 (22)
Cantabria 11 (45) 4 (20)
Zamora 2 (59)
Salamanca 17 (87) 6 (17)
Toledo 11 (62) 9 (19)
Álava 4 (4)
Vizcaya 7 (8)
León 11 (58)
Cáceres 1 (1)
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Es necesario hacer aquí un inciso y comparar estos datos con los conseguidos en
las colecciones de documentos de Castilla, Navarra y Aragón. Tal y como pode-
mos ver en el cuadro 2, las diferencias entre la evolución de las zonas orientales
es muy distinta a la de Castilla. Por un lado, los datos de los textos de Menéndez
Pidal forman una línea muy parecida a la que veíamos en el cuadro 1 cuando
comparábamos la evolución de las formas nosotros y vosotros, con un crecimiento
lento pero continuado. En cambio, Navarra ya presenta más de un 30% de formas
compuestas en la primera mitad del siglo XIV. Aragón, aunque en un primer
momento presenta prácticamente las mismas formas compuestas que Castilla, en
el siglo XV consigue un 70% y, posteriormente, llega hasta un 92%. Así, tanto el
CODEAcomo los documentos de Menéndez Pidal, González Ollé y Navarro Tomás
demuestran que el inicio del cambio tuvo lugar en la zona más oriental, principal-
mente en Navarra en el siglo XIII (mapa 1).
Cuadro 2: Comparación de las formas compuestas en Castilla, Navarra y Aragón
De este modo, las formas compuestas se fueron extendiendo en forma de abanico
hacia el sur, a Huesca, Zaragoza y Teruel, asentándose rápidamente debido a la
influencia del catalán. De la misma forma, aunque más lentamente, se extienden
por el norte hacia el oeste: a Burgos en el siglo XIV y más tarde a Cantabria,
Palencia, Valladolid y Segovia, hasta llegar a Zamora, Salamanca y Toledo en el
siglo XVI.
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Mapa 5: Evolución global
5.3 Distribución sintáctica
Una vez que hemos visto el origen y la difusión del cambio en el espacio
geográfico, hemos querido comprobar si hay algún tipo de distribución de las
funciones sintácticas entre las formas simples y compuestas. Recordamos que los
datos de Gili Gaya (1946) muestran que prácticamente la totalidad de ejemplos
aparecen como término de preposición, con muy raros ejemplos en función de
sujeto, mientras que Eberenz (2000) dice que no hay diferencias.
Hemos estudiado las posiciones de sujeto y régimen en las formas simples y
compuestas en cada uno de los siglos, pero, tal y como se ve en la tabla 8, solo en
el siglo XIII parece cumplirse lo que afirma Gili Gaya (1946). En el resto de
periodos, tanto las formas compuestas como las simples tienen porcentajes muy
similares. De hecho, al calcular el total de la distribución sintáctica, los porcenta-
jes entre formas simples y compuestas coinciden.
Tabla 8: Porcentajes según posición sintáctica, forma y siglo en el CODEA
XIII XIV XV XVI Total
Suj. Rég. Suj. Rég. Suj. Rég. Suj. Rég. Suj. Rég.
Simples 75% 25% 34% 66% 35% 65% 38% 62% 36% 64%
Compuestas 40% 60% 33% 67% 38% 62% 35% 65% 36% 64%
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Recordemos que, tal y como hemos mencionado antes, los textos de nuestro
corpus tienen muchas estructuras formulísticas en las que el pronombre personal
aparece como término de preposición, por lo que eso podría haber alterado, de
nuevo, los resultados. En todo caso, decidimos comparar estos resultados con el
corpus formado por los documentos de Menéndez Pidal, González Ollé y Navarro
Tomás. Sin embargo, tal y como podemos ver en la tabla 9, los resultados no son
muy distintos.
Tabla 9: Porcentajes según posición sintáctica, forma y siglo en las colecciones documentales
XIV XV
Suj. Rég. Suj. Rég.
Simples 45% 55% 75% 25%
Compuestas 45% 55% 36% 64%
En el siglo XV podría parecer que las formas simples aparecen más en posición de
sujeto, pero no creemos que esos datos puedan ser concluyentes debido a que
solo encontramos cuatro ocurrencias de las formas simples en este siglo.
En definitiva, nuestros datos parecen confirmar la opinión de Eberenz (2000:
71) ya que no se aprecia una distribución sintáctica particular entre las formas
simples y las compuestas en nuestro corpus.
6. Conclusión
En resumen, con nuestro análisis hemos visto que la evolución que había defen-
dido Eberenz (2000) en los textos literarios se presenta más lenta en nuestro
corpus. Además, hemos comprobado cómo claramente es vosotros la persona que
lidera el cambio, mientras que nosotros aparece más tarde y funciona como un
calco de la segunda persona. En cuanto a la distribución geográfica, hemos
confirmado la tesis de Fernández-Ordóñez (2011) sobre el foco oriental del cambio
y la influencia catalana y occitana, que determinan la expansión de las formas
compuestas como un abanico por la península ibérica. Finalmente, en cuanto a la
distribución sintáctica, nuestros datos apoyan las afirmaciones de Eberenz; así,
no parece que nosotros y vosotros prefieran una posición sintáctica en nuestro
corpus.
En definitiva, nuestro trabajo complementa los estudios anteriores aportando
un punto de vista diatópico sobre el origen y la difusión del cambio de los
pronombres personales de primera y segunda persona plural. Así, se abre la vía
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hacia otros futuros estudios donde se pueda contar con una base de datos más
amplia, en los que se aprovechen nuevas herramientas como el Corpus de Docu-
mentos Españoles Anteriores a 1700 y que profundicen más en el ámbito del
contacto de lenguas.
Agradecimientos: Este artículo es una versión revisada de mi trabajo de grado,
defendido en la Universitat de les Illes Balears. Quisiera expresar mi gratitud al
director Andrés Enrique-Arias por su asesoramiento a lo largo de las diferentes
fases de este trabajo, y a los profesores Ruth Miguel, Laura Camargo y Juan
Miguel Moterrubio por su lectura atenta y sus sugerencias. También agradezco los
comentarios detallados de Rolf Eberenz. Los errores que hayan podido quedar
son mi responsabilidad.
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