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manual de proyecto | antirrecetario básico 1 manual de proyecto | antirrecetario básico 3 MANUAL DE PROYECTO álvaro arrese 2 álvaro arrese 4 Supervisión general: Cristina Lafiandra Diseño gráfico: Karina Di Pace Dibujos: Álvaro Arrese © Ediciones Infinito e-mail: info@edicionesinfinito.com http://www.edicionesinfinito.com ISBN 978-987-3970-00-9 Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Buenos Aires, Argentina, agosto de 2015 La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, por cualquier medio, sea éste electrónico, químico, mecánico, óptico, de graba- ción o fotocopia no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. Arrese, Álvaro Manual de proyecto : antirrecetario básico / Álvaro Arrese. - 1a ed. ilustrada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Infinito, 2015. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-3970-00-9 1. Arquitectura . I. Título. CDD 720 manual de proyecto | antirrecetario básico 5 Ediciones Infinito MANUAL DE PROYECTO Antirrecetario básico Álvaro Arrese álvaro arrese 6 manual de proyecto | antirrecetario básico 7 En todo Oriente existe aún el concepto de que un libro no debe revelar las cosas; un libro debe, simplemente, ayudarnos a descubrirlas. jorge luis borges álvaro arrese 8 manual de proyecto | antirrecetario básico 9 Este libro es la versión corregida y aumentada por Álvaro Daniel Arrese del publicado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universi- dad de Buenos Aires, dentro de la colección Ediciones Previas, en 1993. Fue resultado de una investigación desarrollada en la Secretaría de Investigación y Posgrado, hoy sicyt, de la misma casa, comenzando su elaboración en 1985, como consecuencia de una convocatoria a Temas de Investigación, en la que obtuviera la calificación de Proyecto de Primera Categoría. La investigación fue dirigida por Álvaro Arrese y contó con la colaboración de la arquitecta Haydée Otheguy. En distintas etapas del trabajo colaboraron: • En la investigación: Andrea Digiorgio, Leonardo Rietti y María Dujovne. • En la aplicación pedagógica dentro del taller de Arquitectura: arquitectos Gustavo Gontovnikas, Alejandro Vázquez Nístico y Juan José Vicario. • En la realización del video: Evelyne Tréhin, Jacques Gubler, Horacio Coppola, Rodrigo Sepúlveda y Daniel Low. • En la investigación bibliográfica: Magdalena García. En 1987, la Secretaría de Investigación y Posgrado de fadu-uba realizó una edición preliminar de la primera parte de este trabajo, en su colección Cuader- nos de Investigación. Los títulos de la Primera y Segunda Parte fueron edita- dos como anticipos en Investigaciones Proyectuales, Revista de Arquitectura y Summa (publicaciones de Buenos Aires), Construcción de la Ciudad (Barcelo- na) e Informations epfl, Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne (Lausanne). El capítulo «La Síntesis del Objeto. Arquitectura y Ciudad», fue utilizado para elaborar el guión técnico del video Hoja y Árbol, realizado dentro del marco del Convenio de Cooperación Científica y Técnica fadu-epfl (Ecole Polytechnique Fédérale de Lausanne). En 1992 se realizó la primera edición del texto definitivo. La presente edición amplía algunos textos, corrige sus erratas e incorpora dos prefacios. Estos fue- ron extractados de los discursos de presentación de la obra pronunciados por los arquitectos Odilia E. Suárez y Juan M. Borthagaray, el 7 de julio de 1992, en la Sociedad Central de Arquitectos. Juan Manuel Nunes Borges colaboró en la revisión realizada en 2011. álvaro arrese 10 índice DICCIONARIO MÁGICO DE ARQUITECTURA, Odilia E. Suárez, 13 ARQUITECTURA NO PERECEDERA, Juan M. Borthagaray, 15 PALABRAS PRELIMINARES, Álvaro Arrese, 17 I. CASA, CALLE, CIUDAD. LA ARQUITECTURA DE LOS RECINTOS SUCESIVOS, 21 1. LOS RECINTOS, 23 El recinto, 25 Composición y agrupamiento de los recintos, 31 El emplazamiento, 37 2. DEFINICIÓN DE LOS RECINTOS, 47 El recinto y sus límites, 49 Límites horizontales, 53 Límites verticales, 61 El plano inclinado, 69 3. VANOS, SUPERFICIE Y VOLUMEN, 81 Los vanos, 83 Superficie y volumen, 97 4. LA LUZ, 109 Luz y espacio, 111 manual de proyecto | antirrecetario básico 11 II. SUCESIÓN ORQUESTADA DE RECINTOS, 123 5. LA COMPOSICIÓN, 125 La composición, 127 6. TODO ES SUMA Y RESTA, 151 La suma, 153 La división, 167 La resta, 181 7. LA ESTRUCTURA PERCEPTUAL DEL OBJETO, 187 Estructuras axiales y focales, 189 La percepción de las estructuras axiales, 193 La percepción de las estructuras focales, 215 Tan solo ejes y focos, 227 8. LA SÍNTESIS DEL OBJETO. Arquitectura y ciudad, 229 La ciudad, 231 ACERCA DEL AUTOR, 246 BIBLIOGRAFÍA, 248 álvaro arrese 12 manual de proyecto | antirrecetario básico 13 Una vez, un literato inspirado nos dijo que las cosas no existen hasta que se las nombra. La palabra prefigura los conceptos, los nombra y, al nombrarlos, les da vida e identidad propia e irrepetible. En este Ma- nual de proyecto. Antirrecetario básico, Álvaro Arrese va nombrando cada una de las palabras, y aun de las letras, con que la arquitectura ha escrito y escribe sus infinitas leyendas. De este modo el Antirre- cetario más bien se convierte en un Diccionario Básico, que es un Diccionario Mágico. Y lo llamo así porque como aquel aprendiz de brujo de los cuentos, todas las palabras que Arrese pronuncia, con las que va desgranan- do uno a uno todos los elementos de la arquitectura, comienzan a adquirir vida propia y a danzar por sí mismas: flotan, se expanden, se desdoblan, vuelan, se enroscan o se aplastan. En suma, cada una intenta hechizarnos por protagonizar la arquitectura, y no una sola sino todas las obras. Está claro que estos elementos descriptos en su esencialidad son in- capaces de generar recetas. Pero el autor, con su alma de arquitecto y no de epistemólogo, se queda siempre un poco más acá del concepto ODILIA E. SUÁREZ Presentación de la primera edición de la obra en SCA (Sociedad Central de Arquitectos), Buenos Aires, 1992. DICCIONARIO MÁGICO DE ARQUITECTURA álvaro arrese 14 abstracto y nos lo entrega con toda su sensualidad, que es lo mismo que decir «con las innumerables maneras que tiene el concepto de to- mar Forma». Más aun, nos muestra cómo cada concepto no es una Forma predefinida sino una matriz, la génesis de diversas Formas. En ciertos pasajes, este libro hace bullir la cabeza y se acerca a mostrarnos el magma antes de que se forme un mundo: ese estado envidiable y te- rrible que precede a la creación. Por momentos, me da la sensación que trata de efectuar esa atrevida y delicada operación de levantar la tapa de los sesos para mostrarnos la mente de un arquitecto antes de librarse de sus demonios, y cómo cada uno de ellos va tomando vida con una forma que intentará quedar plasmada en la historia de la arquitectura. En la primera parte, nos presenta cada concepto en forma casi táctil. Como un escultor que labra la piedra, nos muestra los elementos cor- porizados. En la segunda parte, aborda el tema de las relaciones de composición y escala, hasta llegar a las estructuras compositivas y per- ceptivas. Todos sabemos que antes de ser arquitectura, un edificio es un programa sin forma, y a veces inclusive, sin terreno de asentamiento. Solo posteriormente entra a jugar el lenguaje de la arquitectura con la in- tención de escribir un texto formal y espacial adecuado a ese programa. Este es el momento que el autor escogió para su libro. Un momento que pertenece a la intimidad de la composición y que aspira a conquis- tar la intimidad perceptiva del usuario. Reflexionar, polemizar y concor- dar son facetas necesarias en el proceso de construcción de la cultura y estoy orgullosa de que el autor haya querido elaborar este libro en el ámbito de la Secretaría de Investigación y Posgradode la FADU, ya que es mi convencimiento que, en este fin de siglo, es mas necesario que nunca producir teoría que apunte a promover un renovado acercamiento a los temas del hábitat. Algunos piensan que «solo se ama lo que se conoce». En este libro Arrese, como quien les habla, está con los que creen que «solo se co- noce lo que se ama», y este es el mejor mensaje que puede transmitir a sus alumnos y colegas con su mágico «inventario-diccionario-fabulario- antirrecetario». Gracias Pato Arrese por regalarnos tus profundidades, tu finura y tu poesía. álvaro arrese manual de proyecto | antirrecetario básico 15 Festejo el libro del profesor Álvaro Arrese. Día a día aparecen lujosísimas publicaciones en las que se lanzan nuevos y efímeros «ismos» de una banalidad apabullante, si los com- paramos con la dimensión de la utopía moderna. El desencanto de la época posmoderna no parece el mejor caldo de cultivo para la formación de nuevos arquitectos. Arrese ataca resueltamente el problema con una vuelta a los aspec- tos esenciales de la arquitectura. Son cantos poéticos, cartas de amor, que contienen una alegría que contagia esperanza. A través de croquis y textos del autor, nos va presentando una serie de amigos, con felices referencias y metáforas de autores como Klee, Le Corbusier y otros. Como administrador de una institución de recursos ultra escasos, confieso que en un principio me chocó la desusada cantidad de blan- cos de la diagramación. Luego pensé que hubiera sido difícil hacerlo de otro modo para lo que quería expresarse. JUAN M. BORTHAGARAY Presentación de la primera edición de la obra en la Sociedad Central de Arquitectos, Buenos Aires, 1992. ARQUITECTURA NO PERECEDERA álvaro arrese 16 Los blancos no solamente simbolizan lo innecesario, que no está allí, sino que son también una provocación al croquis o la anotación, no ya al margen sino al cuerpo del lector. Asumiendo los riesgos de responder a esta provocación, creo que el acento de este libro en la composición quiere guiar al lector hacia una concepción edilicia que no pierda respeto y cariño por los elementos de la arquitectura. Tomar esta terminología Beaux Arts implicaría un deseo de acentuar lo específico de la arquitectura dentro del universo del diseño. Re- porteado para la serie «Filtro de Fin de Siglo», me preguntaron qué consejo daría a los jóvenes arquitectos. Respondí que si pensamos que el viaje es hacia el futuro, deberían ser cuidadosos en la preparación de su valija y descartar lo perecede- ro, cuya rápida putrefacción daría mal olor al resto del equipaje. Este libro, sin duda, los ayudará a preparar esta metafórica valija. Sus páginas no contienen mercadería perecedera. manual de proyecto | antirrecetario básico 17 Los viejos tratados de arquitectura establecieron pautas y normas, cuya observación garantizó la concreción de obras que hablaran un lenguaje común con sus vecinas. Estas obras, agrupadas, generaron una nueva: la ciudad de los siglos XVIII y XIX, también objeto de análisis en los manuales de la época. Estos, con su cuidadosa clasificación y ordenamiento de los espacios públicos de la ciudad, parecen haber sugerido al Le Corbusier de la Ville Radieuse su necesaria actualización de acuerdo con las nuevas pautas de la era maquinista. Sin demasiado esfuerzo, tras los esquemas de Le Corbusier apare- cen Camillo Sitte, Raymond Unwin y, lo que él mismo llamaba refi- riéndose a Tony Garnier, «la consecuencia de cien años de evolución arquitectónica en Francia: la ciencia francesa del plan». Después de los últimos años, que se manifestaron en nuestra pro- fesión por el cuestionamiento y la discusión, junto a la destrucción sistemática del espacio urbano, los arquitectos parecemos buscar, nuevamente, el camino normativo que permita la regeneración de la ciudad. ÁLVARO ARRESE PALABRAS PRELIMINARES álvaro arrese 18 Oscar Niemeyer. El ángulo recto Todos sentimos hoy esa necesidad, pero la lengua es una construc- ción colectiva. En la situación actual, es improbable que podamos reemplazar este acuerdo social con esforzados intentos, aislados y dogmáticos. Más pertinente y útil nos parece colaborar en este proceso planteando una reflexión sobre los elementos estructurales que han nutrido nuestra disciplina y siguen teniendo vigencia. Con el manual no queremos producir, entonces, un recetario, sino contribuir a la reflexión, señalando algunos aspectos del problema e incitando al lector a buscar respuestas. Intentamos despertar la imaginación para utilizar un mínimo de re- cursos con rigor, inteligencia y poesía, dando un sentido antes que adornando. manual de proyecto | antirrecetario básico 19 Pretendemos contribuir a la definición de nuestro espacio urbano y territorial (lo que será en definitiva una lengua) antes que encerrarnos en la producción de edificios extravagantes y aislados. Mediante una aproximación racional, a través del análisis y la clasifi- cación del entorno construido, pretendemos detectar algunas leyes estructurantes, objetivables y transmisibles, que sustentan nuestra práctica y que, pese a estar vinculadas con determinados estadios culturales, tienen hoy significación. Nuestra lectura es forzosamente contemporánea, no arqueológica. Intentamos comprender el Partenón de los griegos, pero nuestro Partenón es fatalmente diferente al de ellos. Ya han pasado por él Karl Friedrich Schinkel, Le Corbusier y Mies van der Rohe. Los sistemas de análisis tienden a separar para mejor comprender, Paul Klee. Ciudad con ópera bufa, 1925. álvaro arrese 20 Precioso es el conocimiento de las leyes, con la condición de precaverse de todo esquematismo que confunda ley desnuda con realidad viva. Seme- jantes equívocos conducen a la construcción por sí misma, promiscuidad de asmáticos timoratos que nos dan reglas en lugar de obras, que carecen de aliento para poder comprender que las reglas no son más que el soporte de una floración. [Paul Klee, Notas para las búsquedas exactas en el campo del arte] pero las obras de arquitectura se nos manifiestan como una totalidad. Recomponer esa totalidad a partir del análisis es nuestro objetivo. Comenzando por el estudio del cuarto como recinto básico, analizan- do su organización y apareamiento con otros y la definición progre- siva de la casa, la calle, la plaza, la ciudad, el territorio, pretendemos encontrar las leyes estructurantes de esta sucesión. Sin embargo coincidimos con Paul Klee en que «la obra no es la ley, está por encima de ella». manual de proyecto | antirrecetario básico 21 I. CASA, CALLE, CIUDAD La arquitectura de los recintos sucesivos álvaro arrese 22 manual de proyecto | antirrecetario básico 23 1. LOS RECINTOS Treinta rayos convergen en el círculo de una rueda y es en el espacio que hay entre ellos en donde reside la utilidad de la rueda. La arcilla se trabaja en forma de vasos y en el vacío reside la utilidad de ellos. Se abren puertas y ventanas en las paredes de una casa y en los espacios vacíos podemos utilizarlas. Así de la no-existencia viene la utilidad y de la existencia la posesión. lao tsé, tao te king álvaro arrese 24 manual de proyecto | antirrecetario básico 25 Llamamos recinto a la delimitación y acondicionamiento humanos de una porción del espacio, a su vez recinto mayor, para hacerlo habi- table. Es un refugio artificial construido por el hombre a su medida, nacido de una vocación de interioridad, como sustituto de árboles y cavernas que cobijaron sus actividades en un principio. Desde el inicio, mantuvo precisas conexiones con el espacio exterior que garantizaran la observación del territorio y de las haciendas, la posi- ción del enemigo, el curso del Sol y de la Luna, el fin de las tormentas. Así como en la respiración, inspirar y expirar son manifestaciones inse- parables de un mismo acto, recinto y medio exterior estuvieron, desde un principio, estrechamente vinculados, ya queel hombre se protegió para mejor relacionarse con su medio. Para cobijar sus actividades moldeó con llenos el espacio vacío, cons- truyendo muros, pisos y techos que genéricamente denominamos lí- mites verticales, horizontales y oblicuos. Sin embargo, debió perforar estos límites para iluminar sus recintos, vincularlos con otros espacios y controlar el exterior. Nacieron así los vanos, en la forma de puertas y ventanas. Modelos de origen de la arquitectura según William Chambers. Del amor del hombre con la tierra nace la casa, esa tierra ordenada, esos muros de buen concierto en los que el hombre se guarece, cuando la tierra arde, para seguir amándola. Camilo José Cela, Pensamientos en torno del orden. el recinto álvaro arrese 26 Interioridad y volumen. INTERIORIDAD Y VOLUMEN Los límites y vanos son elementos parciales, e independientes, del objeto arquitectónico, al que definen mediante una combinación deliberada de sus distintos roles. Aislados, tienden a revestirse de la condición de lo absoluto, y se cargan de un significado más que simbólico. Diferenciado del espacio «natural» preexistente, creación «artificial» del hombre y su cultura, el recinto ha modificado el paisaje con su sola erección. Más allá de la voluntad inicial de construir un cobijo, ha contribuido simultáneamente a conformar otro, exterior a él. Así, interioridad y volumen nacen juntos. Si desde el interior percibimos la obra como un vacío moldeado por límites, desde el exterior el efecto es inverso, ya que la obra se pre- senta como un sólido envuelto por el espacio. Las masas que definen los recintos juegan un doble rol, configurando 26 manual de proyecto | antirrecetario básico 27 a su vez el espacio exterior, resultando ser este una contraforma de la interioridad. El volumen puede participar como un pabellón de las visuales en todo su perímetro, o privilegiar solo algunas vistas y orientaciones, volcán- dose francamente a ellas. Puede interponerse como una barrera entre hombre y paisaje o com- pletarlo, moldeando una porción del mismo para que pueda ser usa- do, produciendo una nueva interioridad, ahora exterior. Esta nueva interioridad puede entenderse en términos ambivalentes como exterior interiorizado o como su contrapartida simétrica. Es, en realidad, un lugar de transición entre la obra y el espacio ex- terior, natural o urbano, la expansión de uno sobre otro, la gradación más o menos sutil entre lo público y lo privado, lo recoleto y lo expan- sivo, la oscuridad y la luz. Es un recinto intermedio, para que las polaridades puedan reconciliar- se en el seno de su interioridad. Heinrich Tessenow. Casa rural, 1916. álvaro arrese 28 … los muros se levantan sobre el cielo en un orden tal que fui emocio- nado, siento tus intenciones. Sos dulce, brutal, encantador o digno. Tus piedras me lo dicen. Me retuviste en este lugar y mis ojos miran. Miran algo que enuncia un pensamiento. Un pensamiento que se aclara sin pa- labras ni sonidos, solamente por prismas que tienen entre sí relaciones y están dispuestos en forma tal que la luz los detalla claramente. Estas relaciones no son nada necesariamente práctico o descriptivo. Son una creación matemática de tu espíritu. Son el lenguaje de la arquitectura. Con materiales inertes, a partir de un programa más o menos utilitario que desbordaste, estableciste relaciones que me han emocionado. Esto es la arquitectura. [Le Corbusier, Hacia una Arquitectura, 1923] Duomo de Pisa. Dibujo de Le Corbusier, 1911. manual de proyecto | antirrecetario básico 29 El recinto es una construcción del hombre y su cultura. Su existencia presupone un plan esbozado a partir de una necesidad. El proyecto concluye la instancia previa de planificar y programar, en la que se prefigura un objeto en sus menores detalles utilitarios, cons- tructivos y estéticos. La construcción antecede a la verificación final y definitiva de un pro- yecto, porque solo la obra es habitable y solo ella modifica el espacio. Esta actividad de planificar, proyectar y construir el hábitat humano constituye el objeto de la arquitectura. Mediante la disposición y la combinación deliberada de los distintos elementos parciales, el proyectista define recintos. Si en la composición de los mismos reconocemos relaciones que es- tablecen un orden sistemático, poesía y belleza, estamos en presencia de un lenguaje arquitectónico. El recinto es, desde la perspectiva de esta obra, la célula básica de la arquitectura, su espacio indivisible esencial. Como vimos, es congé- nitamente dual ya que comprende simultáneamente una vocación de interioridad y el volumen resultante de satisfacerla. EL LENGUAJE ARQUITECTÓNICO Ciudad moderna. Grabado de Joaquín Torres García, 1917. EL RECINTO COMO CÉLULA BÁSICA DE LA COMPOSICIÓN ARQUITECTÓNICA álvaro arrese 30 Si el volumen modifica el espacio exterior con su erección, otorgán- dole nuevos límites a una escala de comparación, el objeto arquitec- tónico más simple consta por lo menos de un recinto interior y otro exterior encadenados por leyes de vinculación. La composición arquitectónica es la disciplina que se ocupa de es- tas leyes, referidas a la disposición deliberada de los recintos según normas que hagan reconocible, en la sucesión de espacios, una idea de orden, totalidad y belleza manifestada a través de un lenguaje arquitectónico. Lejos de considerar al objeto arquitectónico aislado, la composición arquitectónica se ocupa de todas las transformaciones humanas so- bre el territorio, de la relación de cada obra con su vecina, de la de- finición progresiva, por este agrupamiento, de la casa y la calle, del espacio urbano, de los campos y cultivos, de los bosques, de los caminos y puentes, de los diques y del paisaje. Desde este momento confundimos solidariamente y en una sola no- ción arquitectura y urbanismo, ya que «una ventana puede ser urba- nismo y una calle, arquitectura». [Le Corbusier, Precisiones] EL HÁBITAT COMO SUCESIÓN DE RECINTOS Los primeros recintos. manual de proyecto | antirrecetario básico 31 Los primeros recintos construidos por el hombre, bajo la forma de tiendas o cúpulas, resultaron objetos aislados, que no admitían en su interior diferenciaciones funcionales y se resolvían constructivamen- te mediante un elemento único, síntesis de muro y cubierta. Su fuerte identidad constructiva y formal no permitía otros agrupa- mientos que disposiciones muy libres, a lo largo de un camino, o alrededor de un fogón, granero o templo. El recinto cúbico apareció como resultado de una aproximación pos- terior de estos objetos, dando respuesta, a su vez, a una mayor dife- renciación de los usos internos. Los locales compartieron muros divisorios con sus vecinos, y la for- ma prismática que finalmente adoptaron permitió no solo el adosa- miento, sino también el apilamiento de unos sobre otros. Estos recintos cúbicos aportaron una novedosa especialización en los roles de los componentes constructivos y espaciales. Aparecen así, Así como los muros, las columnas, etcétera son los elementos de los cuales se componen los edificios, estos, a su vez, son los elementos con los cuales se componen las ciudades. Jean Nicolas Louis Durand, Précis. Leçons d’Architecture. composición y agrupamiento de los recintos álvaro arrese 32 como elementos diferenciados el muro con sus dinteles, la viga sim- plemente apoyada, la cubierta y la construcción trilítica. Entre todos, construyen el Poema del Ángulo Recto del que hablaba Le Corbusier. Esta aproximación, ahora posible, entre cuartos y edi- ficios comenzó a dividir y diferenciar el espacio, que anteriormente todo lo envolvía. La barrera constituida por edificios adosados separó los espacios dis- puestos a un lado y otro de la misma, dando nacimiento a espacios públicos y privados, fachadas, calles y plazas, componentes todos de una nueva construcción: la ciudad. Del ángulo recto a la ciudad. manual de proyecto| antirrecetario básico 33 LA CIUDAD La cuadrícula española en América. La ciudad es el agrupamiento de recintos más complejo ideado por el hombre. En su seno, los edificios deben atender simultáneamente solicitaciones diversas, originadas por una doble demanda de acoger las actividades particulares de sus moradores, y moldear y definir con las construcciones vecinas el espacio público urbano. álvaro arrese 34 La trama es el material básico, matriz de la ciudad. manual de proyecto | antirrecetario básico 35 La trama es el material básico, matriz de la ciudad. Está caracterizado por el patrón combinado de calles, plazas y bloques cuyas variaciones recorren un continuum de órdenes tipológicos, desde retículas hasta el azar. Las variables de la trama son el grado de regularidad, la proporción sólido-vacío y la densidad. Tiene aspectos de escala y repetición, depen- diendo de la frecuencia y tipo de las calles y bloques. Tiene grano y direc- cionalidad, que dependen a su vez de los anchos relativos y la orientación de sus calles. [Steven Peterson, Tácticas de diseño urbano] Esta doble solicitación es la expresión en la ciudad del par interiori- dad-volumen, deviniendo los edificios en intermediarios entre estas necesidades individuales y comunitarias. Los edificios se comportan para la ciudad como los muros, pisos y techos para los recintos simples, limitando sus espacios públicos y abiertos. Estos, a su vez, con su continuidad, nos permiten el uso y lectura de las partes componentes y comprensión del conjunto, entregándonos su estructura perceptiva. Arquitectura y ciudad se determinan recíprocamente y, desde el Re- nacimiento, de una manera deliberada y programada, ya que desde esta época «existe una arquitectura que se propone la organización del espacio exterior e interior mediante el juego de elementos preci- sos y sus relaciones». [André Chastel, El gran taller de Italia] álvaro arrese 36 El primer gesto de los seres vivos. manual de proyecto | antirrecetario básico 37 El hombre ocupa el espacio asentándose sobre el territorio y edifican- do su obra. Esta, manejada con sensibilidad, puede completar un lugar o modificarlo, dialogar dulcemente con él o imponerle su presencia y ordenarlo, sea este un paisaje «natural» o «urbano». En ambos casos, las dominancias son diferentes. Decimos que un paisaje es «natural» cuando el mundo orgánico es dominante en él, aunque esté modificado por el hombre y su cultura. Los árboles, los cultivos y la pendiente del suelo están entre sus com- ponentes más importantes. La obra dialogará con ellos mano a mano, como lo hacen violín y piano en una sonata. En el espacio urbano, en cambio, lo dominante es inorgánico. Pavimen- tos, muros y trazados lo componen, ya que la ciudad es fundamen- talmente una construcción (colectiva e histórica). En ella, cada obra contribuye a conformar un tejido. Retomando el ejemplo musical, po- dríamos decir que la ciudad es un concierto para orquesta, con algunos solistas que son sus monumentos. Esta partitura es «abstracta», construcción exclusiva del hombre, pero tiene la particularidad de estar clavada en el suelo, en un sitio Tomar posesión del espacio es el primer gesto de los seres vivos, de los hombres y de las bestias, de las plantas y de las nubes, manifestación fundamental de equilibrio y de duración. La primera prueba de existencia es ocupar espacio. Le Corbusier, El Modulor. el emplazamiento álvaro arrese 38 «concreto», hecho que le otorga identidad y convierte a cada ciudad en un hecho único e irrepetible. Las grandes ciudades son el hecho reconocible de la feliz superposi- ción de un trazado sobre un territorio. Valparaíso y el mar, Corrientes y el Paraná, París y el Sena, son ejemplos claros de la feliz relación entre ambos componentes, en los que cada uno afirma su existencia y, sin embargo, resulta inseparable del otro. Acción de la obra sobre su alrededor: ondas, gritos o clamores del Parte- nón sobre la Acrópolis de Atenas, rasgos que brotan como por una radia- ción, como acondicionados por un explosivo; el sitio, próximo o lejano, es sacudido, afectado, dominado o acariciado por él. Reacción del medio: los muros del cuarto, sus dimensiones, la plaza con el peso diverso de sus fachadas, las extensiones o las pendientes del paisaje hasta los horizon- tes desnudos de la llanura o los erizados de la montaña, todo el ambiente viene a pesar sobre este sitio, en donde hay una obra de arte, signo de la voluntad humana… [Le Corbusier, El Modulor] La Acrópolis de Atenas. Dibujo de Le Corbusier, 1911. manual de proyecto | antirrecetario básico 39 La Vivienda de campo en Nono (siglo XIX), Córdoba, es un ejemplo anónimo de una obra emplazada en medio de la naturaleza. Su volumen blanco y rígido se contrapone al amable paisaje cordobés y configura con su desarrollo un espacio exterior propio y limitado, su patio. Este, sin embargo, participa del espacio mayor del paisaje en que se ubica por la apertura de su boca y las transparencias de la galería de acceso. Pese a su abstracción geométrica y cromática, la casa se afirma so- bre el suelo, sacando ventaja de la relación directa y de uso entre paisaje y arquitectura. Autor anónimo. Casa en Nono, Córdoba, siglo XLX. Ville Saboye. Le Corbusier y Pierre Jeanneret, 1928-31. Poissy. OBRA Y ESPACIO NATURAL álvaro arrese 40 La Ville Savoye (1928-31) de Le Corbusier, por el contrario, se inde- pendiza del suelo, con el que se vincula por delgadas columnas que sobreelevan la vivienda. Esta, incorpora para su uso un espacio ex- terior, dentro de sus límites prismáticos, con la forma de una terraza suspendida. La naturaleza se ha convertido en un panorama a ser observado des- de la entera periferia de este pabellón, puro y geométrico, concebido como un moderno artefacto de confort. En este caso, la obra saca provecho de llevar hasta límites extremos la relación de oposición e independencia entre arquitectura y paisaje. Estos ejemplos ilustran distintas posiciones culturales y arquitectóni- cas en el manejo de la relación entre obra y naturaleza. Mimetismo u oposición son principios que han acompañado al hombre desde los comienzos de la arquitectura. En la tradición grecolatina, la arquitectura es una construcción cultural y abstracta del espíritu humano, que dialoga por oposición con un sitio, imponiéndole una dominancia humana. Otras culturas han planteado esta relación en términos diferentes. Los incas, en Machu Picchu (siglo XV), debieron modelar, con el auxilio de la geometría, un paisaje natural imponente para hacerlo productivo. Construyeron terrazas y andenes para poder cultivarlo, utilizando a ese Ville Saboye. Dibujo de Le Corbusier, 1929. OBRA Y ESPACIO URBANO EN LA TRADICIÓN AMERICANA manual de proyecto | antirrecetario básico 41 Machu Picchu, Perú, circa 1400. fin las piedras que el paisaje les entregaba, y estos mismos andenes y terrazas configuraron su paisaje urbano, construido con las mismas piedras. Estas enormes construcciones territoriales manejaron con in- finita sutileza la relación entre lo natural y lo construido, imponiendo al paisaje una geometría hecha con sus materiales. álvaro arrese 42 Autor anónimo. Casa urbana en Cuzco, siglo XVI. Estas piedras compartidas permitieron, de paso, gradaciones de es- cala que vincularon los tamaños diferentes de hombre y lugar, entre- tejiendo lo construido y lo natural hasta que ambos polos se hicieron inseparables. La extensión de la arquitectura sobre el territorio, conciliando todas las actividades del hombre en una construcción, presupone concep- ciones ajenas a las del razonamiento clásico. Gradación del espacio público al privado de una casa cuzqueña del siglo XVI, articulado en cuatro secuencias: portal, zaguán, claustro y huerta. 1. Esquema de ubicación en la cuadra. 2. Claustro y huerta son referentes espaciales de la ocupación del lote. 3. Visióndel claustro desde la calle. 4. Corte transversal por el claustro. manual de proyecto | antirrecetario básico 43 OBRA Y ESPACIO URBANO EN LA TRADICIÓN EUROPEA La enorme extensión del paisaje americano encontró en Machu Picchu una respuesta original, sintetizada en una operación de planificación te- rritorial que unificó de manera memorable tres espacios diferentes: el natural, el productivo y el urbano. En la tradición europea, en cambio, el espacio urbano se diferencia netamente del espacio productivo, y mantiene con él relaciones de oposición similares a las planteadas en el ejemplo arquitectónico. La vivienda urbana es un componente activo en la construcción del paisaje artificial de la ciudad, su elemento constructivo básico, por ser la función dominante y determinante de su forma. Analicemos esta situación en una Vivienda urbana de Cuzco (siglo XVI), resultado de la cultura urbana grecolatina traída por España a estos lugares: 1. La casa se inscribe dentro de un lote geométrico, con tres muros medianeros, que se agrupa con otros de características similares. 2. Se vincula con la calle por un cuarto muro que, como una muralla defiende la intimidad de la casa, a la vez que configura el espacio de la calle (su interioridad). 3. Toda la casa participa de un espacio exterior privado: el claustro, dimensionado en función de la cantidad de cuartos, su iluminación y ventilación. 4. Este espacio, asimismo, permite el acceso de carros y caballos, comportándose, por un lado, como una prolongación del espacio público de la calle y, por el otro, como el espacio exterior propio de la vivienda. 5. Esta aparente contradicción se resuelve por la zonificación en dos niveles de la casa, en los que se disponen las dependencias de servicio en la planta baja y los cuartos privados en la planta alta. El agrupamiento celular de las viviendas define la manzana, emparen- tada genéticamente con el elemento constitutivo básico, y el agru- pamiento de manzanas se hace alrededor de la plaza, que es otro claustro, en escala mayor. EL PATIO DE LA CIUDAD álvaro arrese 44 Autores anónimos. Plaza del Regocijo, luego de Armas, Cuzco, antes y después de la Conquista. Evolución del espacio urbano en Cuzco (según Jorge E. Hardoy), resultado de la superposición de distintas concepciones referidas a su monumentalidad. En la Plaza incaica del Regocijo, las dimensiones del vacío eran, en sí mismas, un monumento, con la extensión del muro que la cercaba como único ornato. La intervención colonial subdividió este espacio en tres plazas, de menor escala, construyendo sobre el muro recovas que ablandaron su perímetro. El monumento se desplazó del vacío a los edificios que lo flanquean. Este espacio público posee características similares al claustro priva- do: la misma vocación ortogonal, la disposición de recovas (que son galerías más anchas) en sus bordes y el superponer lo simbólico a lo utilitario. Es el patio de la ciudad. Estos ejemplos cuzqueños ilustran claramente la definición de Leon Battista Alberti, según la cual «una ciudad no es una ciudad, si simul- táneamente no es una gran casa, y una casa tampoco lo es si no se comporta como una ciudad», que fuera recogida en nuestro siglo por Aldo van Eyck. Las analogías entre elementos de distinta escala, como lo son la casa y la ciudad, se manifiestan a nivel estructural y generativo en CASA Y CIUDAD manual de proyecto | antirrecetario básico 45 Buenos Aires, la ciudad sin esperanzas. Le Corbusier, Precisiones, 1929. álvaro arrese 46 lo que ambas tienen en común: el ordenamiento y diferenciación de distintos roles alrededor de un vacío, que se reproduce en jerarquía ascendente en cada escala de agrupamiento —claustro, corazón de manzana y plaza—. Ildefonso Cerdá replanteó esta analogía de ma- nera muy precisa. ¿Qué es la urbe? Un conjunto de habitaciones enlazadas por medio de una economía viaria... Es decir, que la urbe es un conjunto de habitaciones y vías. Ahora bien, ¿qué es la casa? Ni más ni menos que un conjunto de vías y habitaciones, lo mismo idénticamente que la urbe... No hay pues otra diferencia entre la gran urbe y la urbe casa que la que va de lo más a lo menos, de lo grande a lo pequeño, de una colectividad compleja a una colectividad simple y reducida. [Ildefonso Cerdá, Teoría general de la urbanización] En la ciudad moderna, las analogías entre casa y ciudad se expresan a través de un nuevo uso del espacio en ambas escalas. La construc- ción en altura y las nuevas tipologías edilicias han contribuido a esta nueva posibilidad. La servidumbre entre estructura portante y espacial, que condiciona- ba los locales de la vivienda, se ha liberado permitiendo una vincula- ción más fluida del espacio familiar. La emancipación relativa entre estructura circulatoria y edilicia ha permitido que los espacios públicos y semipúblicos de la ciudad se entremezclen dentro de una red continua. En ella, torres y bloques dialogan libremente en las alturas, lejos de la traza gravada sobre el suelo, que ha pasado a ser una grilla de sopor- te del espacio urbano. Obra y traza siguen siendo interdependientes, pero ahora de una manera indirecta. Las calles de Nueva York ejemplifican esta nueva ciudad que concilia un trazado absolutamente racional y homogéneo con una estructura espacial libre, sorprendente e inesperada, un laberinto luminoso. manual de proyecto | antirrecetario básico 47 2. DEFINICIÓN DE LOS RECINTOS … y por tanto, para seguir siendo arquitectura, la tradición no debe ser ni el arco ni el capitel, ni la horizontal ni la vertical, sino el modo de entender todos los elementos en su significado esencial, que es la perfecta coherencia entre sus formas y las necesidades que tales formas han generado. ernesto nathan rogers, esperienza della architectura, 1958 álvaro arrese 48 manual de proyecto | antirrecetario básico 49 … esas tierras felices en las que emblanquecen los mármoles rectilíneos, las columnas verticales y los entablamentos paralelos a la línea del mar. Le Corbusier, Viaje a Oriente. el recinto y sus límites Para afincarse en el paisaje, el hombre completó el suelo con cercas, muros y plantaciones. Dio al lugar una medida para su uso, y luego se refugió en él. Este sentido de protección, inseparable de cualquier recinto, depen- de de la relación que se establece entre su tamaño y el de sus lími- tes, ya que ambos componentes no son independientes entre sí. Los bordes, a la par que materializan un lugar, lo cualifican y le otorgan un carácter, que es resultado de la magnitud de su protección. Limitar un recinto es determinar un campo, otorgarle un carácter apropiado a su uso y definir una escala. Si el límite es desmesurado en relación al recinto, este resultará denso y opresivo, mientras que en el caso opuesto se verá indefinido y falto de carácter. Por lo tanto, podemos decir que se produce una tensión entre un lugar y sus fronteras, que es resultado de la relación particular existente entre su tamaño, el de sus bordes y el del hombre. Geométricamente, el espacio cúbico es neutro, sin dominancias hori- zontales ni verticales. Sometido al quite de alguna de las seis superfi- cies opacas que constituyen sus bordes, esa neutralidad de origen se álvaro arrese 50 Arrese, Baridón, Cañedo, Sonetti y Vicario. Seminario de San Isidro. Límites para redefinir escala y carácter de recintos existentes, 1989. manual de proyecto | antirrecetario básico 51 Las seis caras del cubo. modifica, adquiriendo una direccionalidad y estableciendo una jerarquía entre sus límites que no existían en el equilibrado volumen de partida. Quitada una de las caras, se ha jerarquizado la superficie ausente, con- vertida en principal expectativa visual y luminosa del lugar. Todo el re- cinto parece apuntar hacia ella, como un patio hacia el cielo. Los límites, neutros e indiferentes de origen, se han tensionado, para compensar una ausencia.Si progresamos en esta operación de desarme, ampliando la relación entre recinto y espacio exterior, modificamos en cada paso el rol de los límites, que se desempeñan así como encuadres o respaldos de expectativas variables, y se cargan de tensiones cada vez mayores. álvaro arrese 52 Podríamos decir que la tensión entre los límites ha crecido en re- lación inversa a su cantidad, y que la transparencia ha establecido dominancias frente a lo opaco. En cada paso, se han definido lugares con referencias arquitectónicas precisas: cuartos, claustros, túneles, calles, esquineros, pabellones y terrazas. Así, cada recinto cúbico tiene direccionales y expectativas bien mar- cadas, condicionadas por la ubicación de sus límites, cuya tensión condiciona a su vez su uso y carácter. Todos son espacios cúbicos. Sin embargo, son recintos bien diferenciados por las distintas relacio- nes establecidas entre espacio y límites en cada caso. Los límites horizontales. manual de proyecto | antirrecetario básico 53 límites horizontales El hombre acostado duerme, descansa o ama. Quizá por esto vincula- mos los límites horizontales a la comodidad, el reposo, la protección, la estabilidad y la tranquila continuidad de las cosas. Son horizontales tanto la superficie que permite la marcha sin sobresal- tos como la que protege del sol y la lluvia, recoge el reposo, soporta los alimentos mientras comemos y permite almacenar los enseres. Nuestro paisaje es horizontal y también es horizontal nuestro horizonte. Es la superficie que soporta la obra y su primer elemento concreto. Nuestro paisaje permite que los edificios se apoyen directamente sobre él, buscando tan solo el manto arcilloso que lo soporte. Otros suelos deben ser modificados por el hombre para sus cultivos y construcciones, apareciendo el terraplén como un complemento necesario. Cuando la pendiente es excesiva, el terraplén debe contenerse por mu- ros transformándose en basamento, terraza o andén. El foso es el elemento opuesto al basamento, ya que antepone un va- cío a la relación directa entre el suelo y la obra. EL SUELO manual de proyecto | antirrecetario básico álvaro arrese 54 Antonio Bonet. La Solana del Mar, 1947. Amancio Williams. La casa del Puente, 1943. Todos los suelos y todos los recursos del oficio arquitectónico esperan las decisiones del proyectista. Andrea Palladio. Villa Rotonda, 1551. Le Corbusier. Convento La Tourette, 1956-59. Tanto foso como basamento designan un lugar sobre la superficie del suelo, estableciendo una jerarquía para el objeto que soportan o bordean por disponer un elemento intermedio entre suelo y obra. Desde el médano que trepa a la terraza de la Solana del Mar (1947), de Antonio Bonet, al arco que espeja el lecho del arroyo en la Casa del Puente (1943), de Amancio Williams, de la Villa Rotonda (1551), de Andrea Palladio, que con sus desniveles continúa la pendiente de la colina, al Convento de la Tourette (1956-59) de Le Corbusier, que manual de proyecto | antirrecetario básico 55 opone un claustro horizontal al descenso del terreno, todos los suelos y todos los recursos esperan nuestras decisiones. Optar entre la mimesis u oposición de una obra con el suelo es una elección importante, pero ambos términos no son excluyentes, ya que la obra puede contrastar por su geometría pero mimetizarse por color o materiales con el suelo. De la misma manera, bajo una superficial apariencia de abstracción e independencia pueden ocultarse sutiles relaciones con el sitio, como en los ejemplos de Palladio y Williams. Autor anónimo. Piazza del Campo de Siena, siglo XIII. El piso, su dibujo y construcción como protagonistas en la definición de dos espacios abiertos. En el Palio de Siena, paños cóncavos de ladrillo en sardinel confluyen en abanico hacia el verte- dero de piedra. Bandas, también de piedra, articulan estos paños, reforzando la particular geo- metría del lugar. En Roma, la estatua ecuestre de Marco Aurelio es origen de 24 rayos de piedra clara que entretejen sus curvaturas divergentes delimitando paños de granitullo gris oscuro. Miguel Ángel. El Campidoglio, 1539. Roma. álvaro arrese 56 Es la definición superficial del suelo allí donde querramos nivelarlo y transitarlo en forma permanente. Es también el soporte visual de la obra, su anclaje con el suelo. Se percibe de cerca y se aprecia con el pie, por lo que son importantes su apariencia y terminación. Su textura, dureza y color son determinantes en su elección así como su sensación térmica. Hay pisos duros y blandos, frios y cálidos, ap- tos para ser transitados por carros o por pies descalzos. Los mosaicos de San Marcos (1063-1617), los paños de ladrillo en- cerrados entre bandas de mármol del Palio de Siena (siglo XIII) o el piso de la Televisora (1978) demuestran la importancia del solado en la concreción de los lugares. En los espacios abiertos asume, junto a la definición de los bordes, un rol protagónico, dada la ausencia de otros límites. Contribuye a de- finir un campo para la composición, a la vez que establece un vínculo entre los componentes. Sea de piedra o de pasto, apuesta por su tratamiento a unificarse o a contrastar con los edificios que nuclea. La Acrópolis de Atenas (siglo V a.C.) y el Duomo de Pisa (1060-1278) valen como ejemplos luminosos de estas posibilidades opuestas. El pétreo y horizontal basamento que soporta los edificios de la Acró- polis apuesta a la unidad de tratamiento entre el solado y los bordes. En Pisa, en cambio, se establece un contraste entre la arquitectura, blanca y «abstracta» y el pasto «natural». Ambos, por su oposición, se convierten en elementos de gran pureza, verdaderos arquetipos platónicos de la arquitectura y la naturaleza. Como toda superficie arquitectónica, el solado se materializa me- diante elementos menores, cuya trabazón, agrupamiento y declive serán definitorios en su apariencia final. Esta podrá ser completada por alfombras y esteras, demarcando territorios parciales sobre su superficie, que le otorgarán suavidad y calidez donde sea necesario. El piso se extiende donde puede, uniforme y sin accidentes. A veces, para agregar una impresión, se eleva mediante un escalón. No hay otros ele- mentos arquitectónicos en el interior que la luz y los muros que la reflejan en cantidad y el piso, que es un muro horizontal. [Le Corbusier, Hacia una arquitectura] EL SOLADO manual de proyecto | antirrecetario básico 57 EL TECHO Ludwig Mies van der Rohe. Casa Farnsworth, Illinois, 1950. Planta y vista exterior. Es el elemento que nos protege del sol y la lluvia. Es también el que define la estatura y proporción de un local, según su ubicación. Su existencia hace, entonces, que la interioridad transcurra entre dos extremos: el plano del piso y el suyo. álvaro arrese 58 Frank Lloyd Wright. Casa de la cascada. 1937-39. Pennsylvania. Amancio Williams. Hospitales en Corrientes. 1948-53. manual de proyecto | antirrecetario básico 59 Mies van der Rohe explotó estas posibilidades hasta sus últimos lí- mites en la Casa Fansworth (1950), que definió espacialmente por el paralelismo de ambos planos, vinculados entre sí por delgados perfiles metálicos y vidrieras transparentes. Un núcleo central opaco complementa el efecto resultante, de disper- sión del interior hacia el paisaje periférico, remarcado por la direccio- nalidad horizontal de los dos planos. Entre los elementos parciales, el techo, cosa soportada, es el que de- termina la forma, disposición y resistencia de los soportes, es decir, la estructura portante de un recinto. Trasladar su carga al piso en forma concentrada no fue tan simple como parece, y algunos historiadores, como Auguste Choissy, privi- legiaron el tema de la cubierta y su sostén en la explicación evolutiva de los estilos, desde el muro portante hasta la concentración de las cargas en pilares y columnas (del diedro a la bóveda romana, de esta a la crucería, y así sucesivamente).Desde esta perspectiva particular, llegar a la estructura independiente y a la cubierta horizontal, nos ha llevado varios siglos. El techo plano heredado del desierto, que es la variante aquí ana- lizada, es un recién venido al mundo de la arquitectura occidental, donde se aposentó con el auxilio de nuevas técnicas constructivas. Las mismas permitieron resolver su estructura e impermeabilización. Su oportuna aparición, como la del piano en la música, hizo que fuera rápidamente asimilado por el lenguaje arquitectónico. Es como si lo hubiéramos esperado durante siglos, y hoy el techo plano parece tan eterno «como el agua y el aire». Le Corbusier llegó a considerarlo la quinta fachada de la arquitectura moderna, y explotó sus posibilidades completándolo con terrazas sus- pendidas, que coronaron sus edificios en forma de techo-jardín. En sus interiores, el techo es un plano más que colabora con pisos y muros en la definición de sus complejos espacios de matriz cúbica. Como el piso, en su arquitectura el techo es, en general, un muro acostado. Frank Lloyd Wright exploró su direccionalidad, usándolo como ele- mento privilegiado de vinculación horizontal. Profundos aleros en voladizo enfatizaron su presencia, concatenando con su auxilio los Adolf Loos. Casa Moissi, 1923. Lido de Venecia. álvaro arrese 60 espacios interiores y exteriores de obras como la Casa Robie (1909) o la Casa de la Cascada (1937-39), que disolvieron en el paisaje la geometría de sus volúmenes. El techo cobija y puede usarse aislado, prescindiendo de límites ver- ticales, allí donde se necesita solo un plano de sombra y relaciones directas con el medio circundante. Los emparrados catamarqueños y los sobretechos de Amancio Williams en sus Hospitales en Co- rrientes (1948-53) ilustran estas posibilidades vitales y expresivas del techo de sombra en los climas cálidos. Desde que los hombres se contagiaron de la curiosa manía de amonto- narse unos encima de otros, el piso se hizo necesario para multiplicar la superficie útil donde poder alojarse; y cuando el ascensor ha permitido suprimir la incomodidad de la escalera, el número de pisos superpuestos se ha multiplicado hasta crear el rascacielos con rapidez y facilidad de crecimiento asombrosas. [Eduardo Torroja Miret, Razón y ser de los tipos estructurales] Como resultado de esta decisión de superponer un piso a otro, el te- cho de un recinto pasa a ser el piso del sobrepuesto. El apilamiento de pisos da nuevas expresiones al tema del agujero, que deja de ser un nicho en el suelo para convertirse en un elemento de conexión vertical. Jerarquiza por altura y posibilidades de vinculación los espa- cios sobre los que se dispone. Adolf Loos, mediante su compleja estrategia compositiva denominada «Raumplan», fue más allá y consiguió complejos apilamientos que le permitieron combinar espacios de distinta altura. A partir del encastre espacial, pudo otorgar a cada lugar su jerarquía y dimensión lógica den- tro de una forma cúbica final, combinando de esta manera «la como- didad informal con la aridez de la forma clásica» [Kenneth Frampton, Historia crítica] . A partir de sus aportes, los pisos superpuestos ya no fueron una acumulación elemental de losas paralelas. LOS PISOS SUPERPUESTOS manual de proyecto | antirrecetario básico 61 límites verticales La postura erguida apunta hacia arriba, en dirección opuesta al suelo, las fuerzas ligantes y las encadenaduras de la gravedad. Al erguir- se, el hombre comenzó a librarse de la dominación inmediata de las fuerzas físicas. El hombre de pie es activo. Puede observar el mundo y elegir una direc- ción para desplazarse, pero «estar de pie exige una tensión constante para poder resistir la atracción de la gravedad… el estar de pie es en realidad un erguirse constantemente renovado, que se logra luchando contra la gravitación» [Otto Friedrich Bollnow, Hombre y espacio]. Un muro o una columna son elementos activos de la construcción, tan tensionados como un hombre en la misma posición. Casi todas las culturas han asociado, no casualmente, la columna a la mujer erguida que sostiene un cántaro sobre la cabeza. Los límites vertica- les demarcan territorios, separando con su traza áreas colindantes, a las que vinculan por medio de vanos. Simultáneamente separan e integran, como también esconden y muestran. Son macizos, pero dialogan con los vacíos de sus perforaciones. Vertical, opaco y macizo, resultado del ensamble de materiales na- turales o premoldeados, tiene entre sus funciones cerrar, soportar y EL MURO álvaro arrese 62 Louis Kahn. Laboratorios Richards, Filadelfia, 1957-61. contener, tanto el espacio como las cargas. Mantiene su equilibrio por efecto de peso propio, por lo que requiere espesor y ancho cre- ciente hacia abajo para mantenerse. Siendo resultado del ensamble de elementos menores, necesita de su traba. El cimiento es su apoyo sobre el suelo firme, ya que sobre èl reparte el muro las presiones de su carga. El muro tiene traza lineal, y lineal es también su construcción por hi- ladas superpuestas. La sucesión de éstas termina conformando un plano que, como una pantalla, define un lado y otro, un adentro y un afuera, un delante y un detrás. Así, son muros los que conforman y encierran los recintos y casas y, en el pasado, las ciudades y reinados. manual de proyecto | antirrecetario básico 63 El muro es una frontera y, como toda frontera, tiene sus puertas y miradores que lo perforan para vincular ambos lados de su traza. Como el muro trabaja a la compresión, con sus componentes traba- dos, perforarlo requirió cierto ingenio constructivo. Aparecieron así la abertura por hiladas avanzadas, luego el dintel monolítico en piedra o madera y, finalmente, el arco. Este, por su geometría, tiene la parti- cularidad de recibir las cargas y transmitirlas verticalmente sobre dos apoyos, separados entre sí, trabajando solo (o principalmente) a la compresión. El arco nunca duerme, dice un proverbio árabe. La tecnología moderna reemplazó los dinteles de piedra o madera por EL DINTEL De las hiladas avanzadas al perfil metálico. álvaro arrese 64 M. Barsc y V. Vladimirov. Casa comuna. URSS, 1929. hormigón y acero. Este, puesto entre los mampuestos, en forma de va- rillas, puede modificar cualitativamente el comportamiento estructural del muro, posibilidad explorada con creatividad por Eladio Dieste. ¿Quién es ésta, que sube del desierto como columna bella, y muy hermosa? [Salomón, El cantar de los cantares (traducción de Fray Luis de León)] LA COLUMNA manual de proyecto | antirrecetario básico 65 John Hejdjuk. Casa en diamante, 1962-66. Mies van der Rohe. Columnas del Pabellón Barcelona, 1929, y de la casa Tugendhat, Brno, Checoslovaquia, 1930. Su misión es soportar algo sobre su capitel… aún sin ello es bella por cuanto se yergue sobre el suelo en su anhelo de superación. Su erecta verticalidad es el reflejo de la figura humana mirando el cielo. Levanta su cabeza sobre lo que la rodea y proclama con orgullo su inmóvil permanencia como razón de su ideal y de su ser. Y cuando se unen las columnas con el yugo del dintel, su gracia no se pierde sino que se avalora con la aceptación del servicio para el que fue creada. [Eduardo Torroja Miret, Razón y ser de los tipos estructurales] álvaro arrese 66 Es un elemento puntual, vertical y cilíndrico, como el tronco que fue su origen. Está sola y el espacio la rodea. En la tradición japonesa, la columna es interior, central y única. Griegos y egipcios, en cambio, sacaron provecho de su repetición. Los egipcios las prefirieron interio- res, construyendo con ellas salas hipóstilas en las que se repiten como palmas de un palmar. Los griegos las dispusieron en fila, sobre el perímetro, como un diafragma para regular la transición entre espacio interior y exterior. Después de siglos de corrección y ajuste, formularon normas preci- sas y refinadas que regularon la proporción entresu diámetro, altura y separación o intercolumnio. Estos coeficientes son los llamados órdenes clásicos. La columna moderna, de hormigón armado, prescinde en general del capitel. Es más esbelta y dramática. John Hedjuk la compara con un pistón que, aprisionado entre la losa y el piso, tiende a separarlos. Su repetición modulada genera un ritmo o matriz básica que pauta la totalidad de la obra. Esta matriz es de neutralidad variable, la que depende en gran medida del diseño y las relaciones establecidas en- tre los distintos componentes, así como de las proporciones y carga expresiva de cada uno de ellos. Las puras formas cilíndricas o cruciformes del período heroico, ejem- plificadas en obras de Le Corbusier o Mies van der Rohe, definen matrices neutras, acentuadas, en el caso de Mies, por el uso de cro- mados y aceros inoxidables que las revisten hasta convertirlas en inmateriales. Los complejos encastres del período brutalista, en cam- bio, privilegiaron lo constructivo y expresivo, así como la masividad, en detrimento de la neutralidad «heroica». Amancio Williams en sus Hospitales correntinos y Frank Lloyd Wright en la Fábrica Johnson (1936-39) exploraron nuevas posibilidades de la columna, facilitadas por el uso del hormigón armado. Rígidamente vinculada a la losa define un solo elemento, de perfil fungiforme. En ambos casos, la luz cenital dispuesta entre los hongos, refuerza el ca- rácter autónomo de cada elemento, produciendo efectos espaciales interiores que no eran explorados desde la arquitectura egipcia. manual de proyecto | antirrecetario básico 67 Si Leon Battista Alberti expresa que una hilera de columnas no es, en realidad, más que un muro abierto y discontinuo en varios lugares, preferimos pensar que se está refiriendo a pilares o pantallas. Éstos son elementos prismáticos y direccionales, trozos de muro aislados que obtienen su mayor potencia plástica en la serie repetitiva, de dra- mática belleza. La columna, en cambio, puede ser una, ya que al decir de Rudolf Wittkower, es una unidad escultórica autónoma. Los pilares pueden sugerir la continuidad del muro que les dio origen o interponerse al mismo en forma transversal, enfatizando la direc- ción de apertura; materializarán este caso, verdaderos lugares entre dos espacios que son secuencias más o menos prolongadas, depen- dientes de la longitud de su traza. Así dispuestos, producen variables EL PILAR Y LA PANTALLA Pilares. Recintos. álvaro arrese 68 efectos según el ángulo de visión y el desplazamiento del especta- dor, que van desde la apertura frontal al cierre lateral en bambalinas. El pilar y la pantalla abren y cierran, y crean un espacio intermedio, por lo que son auxiliares provechosos en el control solar y luminoso de los perímetros. Tienen la ventaja adicional de absorber los aba- timientos de puertas, ventanas y postigos, reconquistando las ven- tajas del espesor del muro, perdidas en la construcción moderna. Louis Kahn y Le Corbusier han aprovechado sus posibilidades uti- litarias y formales diseñando con su auxilio refinados sistemas de cerramiento, productores de efectos espaciales y luminosos de gran coherencia con el espíritu de su arquitectura. Louis Kahn rediseñó la ventana como un lugar, mientras Le Corbusier asoció los planos verticales de sus brise-soleil a la indeterminación geométrica de las grillas estructurales y la promenade architecturale. Frank Lloyd Wright. Casa Robie, 1909. Chicago. manual de proyecto | antirrecetario básico 69 el plano inclinado Ni horizontal ni vertical, Kandinsky lo definió como una desviación de los planos básicos en un particular estado de desequilibrio. De aquí nace su tensión, que asociamos con la diagonal, la caída y el ascenso. La arquitectura saca provecho de sus posibilidades dinámicas, usan- do al plano inclinado para facilitar la vinculación entre distintos niveles o para permitir el escurrimiento del agua y la nieve de las cubiertas. Pero el plano inclinado, quizás porque lo asociamos al movimiento, posee también un dinamismo latente: una cubierta en pendiente, car- ga de tensión diagonal al espacio que cobija y que lo vincula, simultá- neamente, con el cielo y la tierra. Así como las diagonales del cuadrado refuerzan su centro (interiori- dad) y lo expanden por sus vértices (exterioridad), el plano inclinado simultáneamente concentra y dispersa, protege y expande, comunica y aísla. El plano inclinado está cargado de esencial dinamismo. Com- parte con el techo plano, al que precedió, su capacidad protectora y definitoria del espacio Su perfil facilita el escurrimiento de las aguas y la nieve, y carga a los interiores de tensión diagonal. Permite, de paso, resolver las cubiertas EL TECHO INCLINADO álvaro arrese 70 Wassily Kandinsky clasificó las diagonales en armónicas (a) y descendentes (b) y a los ángulos en sugeridores de caída agresiva (c) o de ascenso sin traba (d). Tikal y Moray muestran las consecuencias espaciales de convergencias y divergencias. Pirámide de Tikal. Campo experimental en Moray, Perú. a. c. b. d. de grandes espacios, colaborando con su forma a la economía es- tructural. Así como el techo plano es consecuencia del hormigón armado, el techo en pendiente está asociado a las cubiertas livianas y la estruc- tura portante de madera o metal. Otorga a los interiores, con su altura variable, jerarquías disímiles. El diedro elemental, así, fue la primera respuesta para conseguir un interior homogéneo. Combinado con otros planos inclinados en la forma de naves mayores y menores, consiguió cubrir enormes espacios de jerarquía piramidal. manual de proyecto | antirrecetario básico 71 Alvar Aalto. Municipalidad de Saymatsalo, 1950-52. Sólo la tecnología del metal y los estudios referidos a la resistencia de los materiales pudieron hacer que los grandes espacios cubiertos resultaran homogéneos en luz y jerarquía. Los mercados, naves in- dustriales y estaciones ferroviarias del siglo XIX, mediante quiebres de su superficie en diente de sierra o lucernarios, lograron diáfanos álvaro arrese 72 espacios de infrecuente escala, verdaderos prodigios de exploración constructiva y espacial. En los espacios domésticos, seguimos recurriendo a los techos incli- nados por razones constructivas y formales, cada vez que queremos cargar un lugar con luz de madera, o explorar sus particularidades direccionales y jerárquicas. Su elección, hoy, es deliberada y no fatal. Aprovechando su conformación, además, el hombre ha definido re- cintos interiores con el único auxilio del piso. Sintetizando en un solo elemento la diagonal resultante, prescindió de la combinación de mu- ros y techos para delimitar un local en cabañas primitivas y trullis, tiendas permanentes de piedra o madera de gran identidad formal. En la Televisora, este recurso fue utilizado para unificar techo y par- que con su desarrollo continuo. Bajo su altura variable, cobija las distintas necesidades en un edificio complejo y prescinde, en su expectativa principal, del plano de la fachada. Cumplen el mismo rol de comunicación vertical, pero con tiempos vitales diferentes asociados a nuestro movimiento. La rampa vincula sin solución de continuidad distintos pisos. Su ritmo es sereno, lento y majestuoso. La escalera, en cambio, tiene un ritmo stacatto, dado por su recorrido menor y su mayor pendiente. La escalera solo genéricamente es un plano inclinado, ya que se re- suelve como una sucesión de planos horizontales (huella) y verticales (contrahuella). Los descansos, en ambos casos, son estaciones que definen una mé- trica mayor y que permiten retomar aire y esfuerzo. En ellos pueden producirse cambios de dirección y, por lo tanto, de vistas. Esta alter- nancia entre visuales quietas y en movimiento, que se da en los apa- ratos circulatorios, ha sido aprovechada por numerosos arquitectos. Le Corbusier, en este siglo, denominó promenade architecturale a la estrategia consistente en la estructuraciónde un edificio a partir de un recorrido continuo, que hilvana una sucesión orquestada de espa- cios diferentes y contrastados. La Ville Savoye (1929), de su autoría, es un ejemplo de esta composición, que es analizado en el título «La promenade architecturale» de la parte II de esta obra (p. 210). LA RAMPA Y LA ESCALERA manual de proyecto | antirrecetario básico 73 Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Viñoly, con colaboración de Álvaro Arrese. Televisora en Buenos Aires, 1978. Frank Lloyd Wright. Museo Guggenheim, 1956-59. New York. álvaro arrese 74 Leonardo. Escaleras superpuestas. El módulo de la escalera es el escalón, cuyas dimensiones tienen re- lación con la longitud del paso. Los descansos intermedios definen módulos mayores, y los puntos de llegada otros, de un orden superior. La escalera es, entonces, un ejemplo de arquitectura de repetición, con una métrica y ritmos muy precisos, que permite su prefabricación. MÉTRICA DE LAS ESCALERAS manual de proyecto | antirrecetario básico 75 Miguel Ángel. Escalera de la Biblioteca Laurenciana. 1524. Florencia. La escalera admite soluciones muy elaboradas desde la topología. Leonardo da Vinci proyectó una, construida posteriormente en el Pa- lacio de Chambord (1519-1539), que aloja en una misma caja, sin que se crucen, las subidas y bajadas de los nobles y su servidumbre. El mismo principio fue adoptado para la resolución de escaleras de incendio de numerosos rascacielos, duplicando su capacidad de eva- cuación. Andrea Palladio describió así la escalera de Leonardo: Hay en ella cuatro escaleras con sus cuatro entradas, cada una con la suya, y suben una sobre otra, de modo que construida en medio de un edificio pueden servir para cuatro diversas habitaciones, sin que los de una suban por las escaleras de las otras. Por estar hueca en su medio se ven recíprocamente los que suben o bajan y sin encontrarse. Es invención hermosísima y del todo nueva. La escalera del Palacio de Blois (siglo XVI), también en Francia, tiene la particularidad de estar exenta del cuerpo de construcción y de que su traza es octogonal. La pureza y geometría de su volumen, defini- do por la combinación de pilares esquineros y antepechos diagonales, ALGUNAS ESCALERAS CÉLEBRES álvaro arrese 76 Francesco de Santis. Alessandro Spechi. Piazza Spagna, 1721-25. Roma. reforzada por su ajuste dimensional y constructivo, contribuyen a su merecida fama. La escalera de la Biblioteca Laurenciana (1524), de Miguel Ángel, es casi más grande que el local donde se aloja, lo que la carga de tal ten- sión y dramatismo que le hemos dedicado un apartado especial mas adelante (ver Parte II, «Objeto y campo», p. 163). La rampa escalonada del Palacio de Urbino (siglo XV) fue proyectada por Francesco de Giorgio Martini, arquitecto renacentista, hoy considerado como el padre del funcionalismo moderno. Cumple roles territoriales, urbanos y domésticos, por vincular un valle profundo con el promon- torio y el castillo construido sobre él. Mas allá de su belleza y tamaño, que le permite comportarse como un elemento clave en la estructura urbana del Urbino actual, fue célebre porque permitía que Federico de Montefeltro llegara a caballo, y con su armadura puesta, desde el campo de batalla hasta los aposentos privados de su casa-fortaleza. Plaza España (1721), en Roma, es un caso muy particular que com- bina en la misma secuencia una escalinata y una plaza urbana. Con su traza vincula al Pincio con el valle, resolviendo en una combinación úni- ca la plaza, elemento estanco por naturaleza, con el dinamismo de la calle. Como una cascada, nace única, se ramifica luego en dos brazos manual de proyecto | antirrecetario básico 77 Álvaro Arrese. Escalera de la Asociación de Psicoanálisis, Buenos Aires, 1992. álvaro arrese 78 simétricos y vuelve a unirse, escalones abajo. Alterna tramos escalo- nados y miradores, de traza cóncava y convexa, en una composición barroca sumamente elaborada. El espacio urbano así definido, alternati- vamente calmo o dinámico, convergente o divergente, es memorable. La de la Casa del Puente, de Amancio Williams, se superpone al arco que sustenta la obra sobre el lecho del arroyo. Su llegada al nivel de la vivienda, es también el de partida hacia la otra orilla, como el Puente del Rialto (1181), en Venecia. En esta escalera todos los escalones son diferentes, aunque la constante del paso del hombre la regula, permitiendo que alzadas y pedadas se acomoden a la geometría del arco. En su recorrido se produce un sutil traspaso rítmico desde el co- mienzo, normalmente intenso, hasta la llegada, que progresivamente se convierte en lenta y majestuosa. Débese poner gran cuidado en la construcción de las escaleras, pues no es poca la dificultad de hallar sitio a propósito para ellas, tal que no cau- sen embarazo al resto del edificio. Se les buscará pues el lugar más aco- modado, cuidando de que no se hagan estorbo mutuamente las escaleras y las piezas. … en suma, la escalera debe estar manifiesta, y muy fácil de ser hallada. En general, las escaleras serán loables si son anchas, claras y cómodas en la subida, de modo que conviden a ellas, Serán claras si gozan de luz viva que se derrame igualmente por todo como llevo dicho. Serán bastante anchas, cuando no nos parecerán angostas y sofocadas, atendidas las calidades del edificio, pero nunca serán más estrechas de cuatro pies (vicentinos) afín de que si dos personas se encuentran en ella puedan darse paso libre. También se aprovechan los descansos para que se detengan en ellos algunas cosas que puedan caer desde arriba rodando por las escalones. [Andrea Palladio, De las escaleras. Su variedad.] Es un complemento de la escalera que facilita nuestro desplazamien- to. Debe ser simultáneamente fuerte y suave, sostenernos y a la vez acariciar nuestra mano. De madera, piedra o metal, admite diversas soluciones, desde los pasamanos embutidos en la sillería del Palacio de Urbino, obra de ALGUNOS CONSEJOS DE PALLADIO EL PASAMANOS manual de proyecto | antirrecetario básico 79 Pierre Chareau con la colaboración de Bernard Bijvoet. Escalera en la Maison de Verre, 1932. París. álvaro arrese 80 Luciano Laurana y Francisco di Giorgio Martini, hasta las barandas aéreas y transparentes de muchas obras modernas. Puede colaborar estructuralmente con la sujeción de las escaleras, como en el elaborado ejemplo metálico ideado por Pierre Chareau y Bernard Bijvoet para la Maison de Verre (1932), o ser un elemento agregado, que es la solución más usual. La complicada geometría, que surge de la combinación de planos rec- tos e inclinados y su resolución constructiva, ha dado origen a útiles y bellas soluciones, como las barandas continuas de Adolf Loos y Otto Wagner en Viena, ejemplares en ambos sentidos. Las técnicas actuales, que tienden a la liviandad y transparencia, exi- gen imaginación si queremos recobrar espesor para este elemento, cuando se quiere convertirlo simultáneamente en apoyo de un mirador en un descanso o asiento, usando los materiales y tecnologías actua- les de manera racional. Las barandas de Louis Kahn, en chapa plegada de acero, fueron ahuecadas al tamaño justo de la mano para que acariciemos su inte- rior al subir, como la ya citada en Urbino. También las barandas de caños duplicados paralelos, en la Biblioteca de Viipuri (1927-34), creadas por Alvar Aalto, y las de Le Corbusier, en hormigón volado y diagonal, que nos permiten sentarnos casi parados en el acceso al Carpenter Center (1959-63), son respuestas creativas dadas por grandes arquitectos del siglo XX a esta solicitud que perma- nece con el transcurso de los años. manual de proyecto | antirrecetario básico 81 3. VANOS, SUPERFICIE Y VOLUMEN La arquitectura es el arte de presentar imágenes a través de los cuerpos. Los efectos de los cuerpos provienen de sus masas. Sí, sus masas son las que actúan sobre nuestrossentidos; mediante su aspecto distinguimos las formas ligeras y agradables, las formas pesadas y masivas, las formas nobles, las majestuosas, las elegantes y las esbeltas. e. l. boullée, essai sur l’art. álvaro arrese 82 manual de proyecto | antirrecetario básico 83 los vanos En la sucesión de recintos que es el hábitat, los vanos son las perfo- raciones que permiten su interconexión. Suponiendo una división estricta de roles, tradicionalmente se agru- pan en tres familias: puertas, ventanas y claraboyas. Hoy, sin embargo, la demarcación de fronteras familiares no puede ser tan estricta, ya que abundan los casos de consanguinidad y bas- tardía manifiestas. Para la arquitectura clásica, los vanos eran recortes parciales de una superficie opaca, fueran muro, piso o cubierta. Las posibilidades de la tecnología actual, aliadas a una nueva con- cepción espacial, han convertido a los vanos en elementos que su- plen ausencias limítrofes, en la forma de cerramientos verticales u horizontales transparentes que prescinden de cualquier superficie auxiliar de soporte o recorte para su sostén. Hoy es posible que un espacio acondicionado tenga como cubierta al cielo, encuadrado por los sutiles perfiles de su techo acristalado, o que el límite de un local sea la fachada que está del otro lado de la calle, unos pasos más allá de su carpintería integral. álvaro arrese 84 Theo van Doesburg y Cornelis van Esteren (1923). Dos estudios para una casa, con volúmenes opacos o transparentes mediante el uso de planos independientes. Actualmente, los vanos son, además, elementos practicables que sacan partido de su movilidad, modificando con sus distintas posi- ciones la configuración espacial de los recintos. La disposición deliberada de los vanos, puede trascender la relación entre recintos, modificando sustancialmente las características geo- métricas básicas de un lugar, ya que los vanos, en un recinto, imponen la relación de lo transparente y lo opaco, el lleno y el vacío, el juego entre las directrices de la envolvente y las direcciones de penetración. PERFORACIÓN DE LOS LÍMITES manual de proyecto | antirrecetario básico 85 Supongamos un recinto cúbico, con sus seis límites materializados en el que debemos introducir aberturas. Estas pueden disponerse sin alterar la inclusividad del volumen, man- teniendo el recinto con el exterior relaciones, solo contemplativas. Los ángulos fuertemente materializados, dispuestos como esquineros, y la abundante opacidad, favorecen el carácter introvertido del recinto. Si las aberturas se alinean enfrentadas producen un efecto de perfora- ción, introduciendo en el estatismo del espacio la tensión de la fuerza que lo atraviesa. La arquitectura clásica balanceó con sutileza estas tensiones de perfo- ración, mediante contrapesos ortogonales que las equilibraron. De la misma manera, dosificó el contraste entre vano y masa muraria, car- gando a esta última con la responsabilidad de limitar envolventemente los recintos. La arquitectura moderna, en cambio, prefiere la definición virtual de los recintos, al privilegiar su fluida continuidad con otros. Utiliza muros, vidrieras, techos y pisos como un sistema de planos independientes, destruyendo muchos esquineros macizos al privilegiar la continuidad tangencial de los espacios. Libera a los muros de su rol envolvente y despierta las tensiones dia- gonales latentes en los volúmenes. Prefiere la direccionalidad al tranquilo equilibrio, y privilegia la continui- dad espacial sobre el carácter inclusivo de cada recinto, jugando con relaciones simultáneas de definición e indeterminación. Nunca había visto una puerta esa cosa tan humana y tan antigua, ni un patio ni el aljibe y la roldana. [Jorge Luis Borges, Milonga del infiel ] Es la perforación sobre el muro que nos permite pasar de un recinto al otro, y es también la hoja, practicable, que lo impide. Es, entonces, la posibilidad de aislar o comunicar un lugar y es, también, una de las pocas piezas móviles de que consta un edificio. Siendo lugar de LA PUERTA álvaro arrese 86 Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, arqs. Arrese arq. asoc. La Defense, puerta de París. 1983. comunicación entre dos mundos diferentes —el interior y el exterior, el individual y el colectivo— está cargada de sus significados y de los que surgen de la fusión entre ambos. Ha merecido definiciones funcionalistas: La puerta es un momento, ese momento en el cual las personas que van a traspasarla se comprimen. [Eduardo Sacriste Charlas a estudiantes] Y otras más abarcadoras: manual de proyecto | antirrecetario básico 87 Alvaro Arrese. Casa en el campo. Pehuajó, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1968. Tal vez la puerta sea esencialmente un escenario localizado y montado para un maravilloso gesto humano: la entrada y la partida conscientes. Eso es una puerta, algo que lo enmarca a uno al llegar y al partir, experiencias vitales no solo para quienes las vivimos, sino también para aquellos que encontramos o dejamos a nuestras espaldas. Una puerta es un lugar para una ocasión. [Aldo van Eyck] Una puerta de Charles Rennie Mackintosh tiene un espejo encastra- do en su hoja, que nos entrega, frontal, la última imagen del mundo que dejamos a nuestras espaldas antes de pasar a otro. álvaro arrese 88 La Casa de Campo, en Pehuajó (1967), es un esfuerzo extremo de valo- rización de la puerta. Al reemplazar paredes transversales por portones, dentro de una estructura constructiva rígida como es la de muros pa- ralelos, pretende conseguir un manejo muy flexible de los distintos lu- gares. Integrados, o segregados, pueden acomodarse a distintos usos. La solia y el umbral son complementos de la puerta; el felpudo suele acompañarlos con frecuencia. El portal y el arco de triunfo son sus parientes urbanos que, en la edad moderna, prescinden de la hoja móvil. El portón es su pariente utilitario. Como en toda familia, conviven miembros ricos y prestigiosos con otros humildes y trabajadores. La ventana en el muro es una cosa viva en que juntas se dan, como conviene, las emociones de la higiene y de la perspectiva. [Ezequiel Martínez Estrada, Motivos del cielo] Proveedora de aire, luz y vista a los recintos, conlleva a la contempla- ción del espacio exterior, ya que no se atraviesa. Siendo una abertura en un muro opaco, encuadra las vistas y permite su selección. El muro oculta lo que la ventana no muestra. Hay ventanas para ver solo cielo, o pasto, y hay ventanas que lo muestran todo. Al decir de Rainer Maria Rilke, la ventana «es la toma por la que se adapta a nosotros el gran demasiado del afuera». Hay una altura para mirar acostado, otra para hacerlo de pie y una tercera para hacerlo sentado. Cuando la ventana está colocada a nuestra justa medida y posición, y tiene la dimensión exacta del paisaje que encuadra, sentimos que alguien pensó en todo esto y lo incluyó en su diseño. La ventana puede ser simple y plana, un recorte en un muro y, sin embargo, ser más bella que un cuadro sobre él. Adalberto Libera desarrolló este pensamiento en la Casa de Curzio Malaparte, en Capri (1937), recuadrando las visuales de un paisaje marino y rocoso con perfiles usuales en el enmarque de pinturas. LA VENTANA manual de proyecto | antirrecetario básico 89 Ventana colonial. Casa del virrey. Alta Gracia. Ventana con difusor lateral. Castillo de Chenonceaux. Distintas alturas de las ventanas. álvaro arrese 90 La ventana configurada como un volumen. Ventana en la Casa Monasterio. manual de proyecto | antirrecetario básico 91 Ventana escritorio. Assay-Le Rideau. Curtain-wall típico. Combinación de ventana y parasol. Álvaro Arrese, Clínica Dialuz, Buenos Aires. Le Corbusier, Carpenter Center, Harvard, 1965. álvaro arrese 92 Reforzando este aspecto pictórico, cada ventana se resolvió como un único paño, vidriado y fijo. Si la ventana se configura como un volumen,
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