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Quantum, vol. 1, núm. 3, Montevideo, invierno de 1994, págs.5 - 32. Oscar Burgueño Lucía Pittaluga* El enfoque neo-schumpeteriano de la tecnología El acelerado ritmo al que se producen actualmente los cambios tecnológicos y sus importantes consecuencias económicas y societales imponen profundizar la concepción de la tecnología, así como la de su generación e incorporación al sistema productivo. En su enfoque de la tecnología, para el cual parten de las dimensiones tácitas y acumulativas del conocimiento tecnológico, los neo-schumpeterianos ven a la innovación como un proceso de aprendizaje deliberado y específico por parte de las empresas. Las formas organizacionales intra- firma, las relaciones entre las empresas, y entre éstas y los institutos de investigación, aparecen como estímulos o desestímulos fundamentales de los aprendizajes empresariales. La época determina nuevos desafíos a los países de menor desarrollo relativo, que deben ser enfrentados para realizar el aprendizaje tecnológico, tanto a nivel micro y meso como macroeconómico. Ello se constituye en un aspecto relevante a la hora de definir estrategias de desarrollo y de mejoramiento de la competitividad internacional por parte de estos países. !"Introducción El tema del cambio tecnológico viene adquiriendo una importancia creciente tanto desde la perspectiva del desarrollo como de la economía internacional, y en particular cuando –desde cualquiera de estas ópticas– se requiere explicar la adquisición de competitividad en una empresa o en el conjunto de una economía. Sin embargo, en la teoría económica no se ha llegado aún a una comprensión adecuada del comportamiento tecnológico de la empresa, ni de las consecuencias del mismo sobre su desempeño individual y/o sobre el de la economía como un todo. En parte, esta relativa incomprensión se explica por la predominancia del enfoque neoclásico de la innovación, en el cual la empresa se concibe como un ente abstracto (black box) que maximiza las ganancias e incorpora tecnologías exógenas. Por otro lado, no existen aún teorías alternativas suficientemente articuladas y coherentes, en cotejo con el enfoque antedicho. A partir de nuevos estudios empíricos sobre los procesos de innovación a nivel de la empresa y sobre sus determinantes micro, meso y macroeconómicos, la opción neo-schumpeteriana está siendo elegida, poco a poco, por un mayor número de estudiosos de la tecnología como un camino alternativo al neoclásico.1 El objetivo de este artículo es presentar las ideas que conforman dicha opción en lo que atañe a la conceptualización de la tecnología, y analizar sus implicaciones en el modo de ver el fenómeno tecnológico. En particular, dicho enfoque resalta la importancia de las relaciones del sistema educativo y los centros de investigación con las actividades productivas. Una profunda articulación entre ambos crea nuevas capacidades de generación de conocimiento, al potenciar el carácter interactivo que le es * Los autores, investigadores del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, agradecen el valioso apoyo brindado por Octavio Rodríguez para la elaboración de este trabajo, así como la colaboración de Adela Hounie en los esfuerzos de investigación y en las versiones preliminares que le sirvieron de base. Sin embargo. las opiniones vertidas aquí sólo comprometen a los propios autores. 1 Bajo la designación genérica de neo-schumpeterianos se incluyen enfoques con ciertas similitudes, gestados en diferentes centros académicos. Incluimos así a autores que se autodenominan «evolucionistas», como Richard Nelson y Sidney Winter, de la Universidad de Yale (Estados Unidos); a los que escriben básicamente desde la Universidad de Sussex (Reino Unido), como Christopher Freeman, Carlota Pérez, Keith Pavitt, Giovanni Dosi; y a los que se han dedicado fundamentalemente al estudio del cambio tecnológico en países de menor desarrollo relativo, como Jorge Katz, Sanjaya Lall, Simon Teitel y C.J. Dahlam, entre otros. 2 inherente. En este sentido, ese enfoque agrega un argumento de peso en favor de profundizar las políticas recientes de la Universidad de la República en procura de una mayor articulación de sus tareas investigativas con el sector productor de bienes y servicios. El artículo se organiza de la siguiente manera: en el segundo capítulo se exponen las principales dimensiones del conocimiento tecnológico tal cual se concibe por los autores denominados genéricamente neo-schumpeterianos; en el tercero se plantea una primera implicación de dicha forma de ver la tecnología en lo que respecta al modo de adquirir los conocimientos tecnológicos por parte de las empresas; en el capítulo siguiente se aborda otra implicación en cuanto la adquisición de conocimientos tecnológicos requiere estructuras organizativas específicas; la última implicación de la nueva forma de concebir la tecnología, desarrollada en el quinto capítulo, tiene que ver con el modo en que se perciben las intensas mutaciones tecnológicas verificadas en años recientes; finalmente, en las reflexiones finales se pretende sintetizar y concluir los desarrollos precedentes en tres puntos: el primero se refiere a la endogeneidad de los procesos de generación e incorporación de tecnologías, el segundo a las nuevas formas de concebir la competitividad internacional, y el último aborda estos problemas desde la óptica de las economías de menor desarrollo relativo. !"El conocimiento tecnológico: principales dimensiones Por lo general, los autores neo-schumpeterianos comienzan mostrando las insuficiencias del enfoque neoclásico dominante para comprender el fenómeno tecnológico. El próximo ítem se refiere a estas insuficiencias; los restantes, al nuevo enfoque propuesto por los autores mencionados en cuanto a la tecnología y a su evolución. Oposición al neoclasicismo En su An evolutionary theory of economic change, el punto de partida de Nelson y Winter (1982:59) es el cuestionamiento del concepto neoclásico de «conjunto de posibilidades de producción» para dar cuenta del estado del conocimiento tecnológico en una empresa. Dicho concepto pretende describir el conjunto de conocimientos disponibles en una empresa, acerca de las distintas posibilidades de transformación de los insumos que utiliza en los bienes que produce. Se entiende que dichos conocimientos son de naturaleza tecnológica, en tanto indican a la empresa «una cierta manera de hacer las cosas»; o sea, son instrucciones sobre cómo combinar recursos con el fin de obtener determinados niveles de producción.2 Así pues, el conjunto de posibilidades de producción abarca todas las formas de producir que pueden ser desarrolladas a partir del estado actual del conocimiento tecnológico, con independencia de si ya fueron aplicadas o no.3 Desde la perspectiva neoclásica, la frontera del conjunto de posibilidades de producción, es decir, la función de producción, se expande a lo largo del tiempo, como resultado del progreso técnico, a medida que avanza el «estado del arte» en materia de conocimiento tecnológico. También se admite que el nuevo conocimiento tecnológico resulta de actividades formales de investigación y desarrollo (I&D),4 y consiste en un conocimiento codificado, archivable y generado exógenamente a las actividades productivas donde se le incorpora; y asimismo, que sus características no cambian de resultas de su aplicación efectiva en la producción. Richard Nelson (1980:63) usa la metáfora de una receta de cocina para dar cuenta de lo que parece ser una técnica en el análisis neoclásico. Según esta misma metáfora, el conjunto de posibilidades de producción sería el libro de recetas de cocina o conjunto de catálogos de instrucciones (blueprint book). Según observa Nelson, en la concepción neoclásica la tecnología constituye un conocimiento codificado del tipohow-to-do-it, que se configura como guía suficiente para que el que tenga acceso a esa 2 Esta definición repite estilizadamente la de Arrow y Hahn (1971:69). El concepto de «conjunto de posibilidades de producción» tiene en cuenta todas las producciones posibles, eficaces o no; la función de producción (las producciones eficaces) consiste, por lo tanto, en la frontera superior de este conjunto. 3 Salter (1960:15). 4 Las actividades de I&D comprenden la investigación básica, la investigación aplicada y el desarrollo. La primera consiste en investigaciones originales que hacen avanzar la ciencia y no tienen ningún fin comercial (se realiza principalmente en las universidades y en instituciones públicas de investigación); la investigación aplicada está dirigida hacia el descubrimiento de nuevos saberes científicos con objetivos comerciales específicos (se realiza predominantemente en las firmas); finalmente, el desarrollo contiene actividades no rutinarias que traducen los descubrimientos de las investigaciones en productos y procesos. Definición tomada de Kennedy y Thirwall (1972:45). 3 «receta» sea perfectamente capaz de hacer lo que está escrito. Una firma puede entonces copiar lo que otra ya está haciendo con sólo adquirir el mismo catálogo de instrucciones. Siguiendo con la misma metáfora, el avance tecnológico puede caracterizarse como la introducción de nuevas recetas en el libro preexistente, o como el remplazo de una vieja receta por una versión mejorada. Según ese autor (ibíd.:64), muchos modelos formales y trabajos empíricos de cuño neoclásico sobre el avance tecnológico coinciden en percibirlo como la resultante de ciertas actividades especializadas: los nuevos catálogos de instrucciones son diseñados, probados y puestos a disposición de los posibles usuarios a través de ese conjunto especial de actividades llamado I&D.5 El producto de la invención (o de la I&D) se considera, pues, generado en la esfera de la ciencia y de la tecnología, la cual se encuentra «aguas arriba» de la esfera productiva. De esta manera, la secuencia que liga la investigación a la esfera productiva se hace en un sólo sentido: investigación básica→investigación aplicada→desarrollo→aplicación a la actividad productiva. Es decir, no se reconoce la existencia de efectos de retroalimentación desde la esfera productiva hacia el ámbito científico-tecnológico. Dicho aún de otro modo, se concibe que una nueva tecnología es enteramente realizada con anterioridad a su incorporación a la esfera productiva. También desde la perspectiva necolásica, la innovación se define como la primera aplicación comercial exitosa de una invención. Este modo de ver la innovación subyace en los estudios empíricos que intentan contabilizar la capacidad innovativa a través de medidas tales como la cantidad de patentes registradas en el sector, los gastos en I&D, o la cantidad de personal empleado en I&D respecto al total de personal. Medida de esta manera, la innovación sólo incluye los nuevos conocimientos generados por actividades de I&D, ignorando aquellos generados por actividades menos formales, durante el propio proceso de aplicación de la tecnología. Las innovaciones implican, entonces, una ruptura respecto al estado de cosas precedente (breakthrough); a fortiori, son sólo innovaciones mayores o radicales. Por último, la difusión es el proceso por medio del cual una nueva tecnología se propaga a través del sistema económico; o sea, consiste en la imitación por una empresa de la innovación hecha por otra. La difusión se considera, así, como una actividad completamente separada de la innovación, en el sentido de que no hay ningún elemento de novedad: la difusión es la copia exacta de la innovación. Resulta de lo anterior una concepción lineal del cambio tecnológico que descarta la evolución de las tecnologías a través de su aplicación, y en donde la invención, la innovación y la difusión son fases perfectamente distinguibles y tajantemente separadas.6 No obstante, los modelos de tradición neoclásica que usan el concepto de learning by doing (Arrow, 1962)7 se separan de esta concepción limitada del progreso técnico. En efecto, la idea de que una firma «aprende» a hacer mejor sus tareas a medida que aumenta el número de veces que las lleva a cabo, induce a considerar a la empresa como una entidad que, además de producir cierto bien o servicio, crea simultáneamente nuevos conocimientos tecnológicos acerca del modo de producir mejor. La introducción del aprendizaje en la conceptualización de la innovación constituye una modificación significativa en la tradición neoclásica, pues hace del cambio técnico un elemento endógeno dependiente de la conducta global de la unidad económica de que se trate, sea la firma individual, la rama, el sector o el sistema económico en su conjunto. Es decir, la innovación ya no se concibe como una 5 Nelson (1987:80) hace referencia a los modelos siguientes: S. Ahmad (1966), «On the theory of induced invention», Economic Journal, vol. 76, núm. 302, junio; C. Kennedy (1964), «Induced bias in innovation and the theory of distribution», Economic Journal; Kennedy (1967), «On the theory of induced invention. A reply», Economic Journal; P. Samuelson (1965), «A theory of induced innovation along Kennedy-Weizacker lines», Review of Economics and Statistics; R. Evenson y J. Kislev (1975), Agriculture research and productivity, Yale University Press, NewHaven. 6 Esta manera de percibir las fases del cambio tecnológico se puede observar en la revisión de la literatura sobre el progreso técnico realizada por Kennedy y Thirwall (op. cit.: 45-50). 7 El concepto de learning by doing es ampliamente utilizado, por ejemplo, para analizar el mejoramiento de las performances después de la implementación de una nueva inversión, en las teorías de los ciclos de vida de los productos o en las nuevas teorías del comercio internacional. Entre los modelos que analizan los costos de producción utilizando el concepto de aprendizaje por la práctica se pueden citar los siguientes: W.Z. Hirsh (1963), «Firm progress ratios», Econometrica, vol. 31, núm. 2, abril; J. Hirshelifer (1962), «The firms cost function, a successful reconstruction», The Journal of Business, julio; W.B. Hirschmann (1964), «Profit from the learning curve», Harvard Business Review, enero-febrero. En los estudios sobre el ciclo de vida del producto véase Progress report. Multinational Entreprise project, Harvard Business School, 1972 (mimeo.). Recoge los aportes de R. Vernon y sus colaboradores en el estudio de empresas multinacionales de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard. Citado por Katz (1989). En los modelos de comercio internacional véase, por ejemplo, Grossman y Helpman (1990) «Trade, innovation and growth», American Economic Review, Papers and Proceedings, mayo, págs. 86-91. 4 actividad totalmente separada de la producción, admitiéndose que también durante esta fase se genera conocimiento tecnológico. En tanto los efectos del aprendizaje dependen de la simple acumulación de experiencia en la producción, subyace en esta nueva concepción de tecnología el mismo tipo de enfoque que en los de tradición neoclásica más ortodoxa antes mencionada: se considera que los conocimientos tecnológicos son fácilmente accesibles, bastando familiarizarse con la técnica para adoptarla y para ir virtualmente alterándola. El proceso de aprendizaje se percibe así como pasivo, automático y sin costo. Pasivo, porque no parece necesario que se implementen acciones explícitas tendientes a adquirir esos nuevos conocimientos y habilidades técnicas; automático, porque se supone que después de un tiempo de «hacer», el aprendizaje se produce inevitablemente; y sin costo, porque el aprendizaje es aplicado como si fuera un sub-producto gratuito dela producción.8 Como en la tradición neoclásica, en el nuevo abordaje la tecnología es tratada como si fuera un stock de técnicas disponible en las estanterías de las bibliotecas, en los archivos de las universidades o en las propias empresas manufactureras (off-the-shelf technology)9 transferible libremente de un lado a otro. Por el contrario, a partir de numerosos estudios empíricos en países industrializados y en países de menor desarrollo relativo, autores como Nelson, Winter, Dosi, Katz o Lall proponen una nueva concepción de la tecnología, que tiene importantes consecuencias para la comprensión del fenómeno de la innovación. Según ellos, la tecnología involucra, además de los equipos y las máquinas y de un conjunto de instrucciones generales de cómo hacer las cosas, los conocimientos y las capacidades para llevarlas a cabo de forma eficaz.10 Estos conocimientos y capacidades no pueden ser deducidos ni de la naturaleza de los insumos, ni de la secuencia de las operaciones. Cada empresa los adquiere por medio de un proceso activo de aprendizaje, siendo pues acumulativos los progresos registrados. Además, los conocimientos adquiridos son en parte tácitos, en el sentido de que no son susceptibles de registro preciso bajo la forma de instrucciones. Estos dos aspectos de la tecnología –su carácter tácito y acumulativo– hacen que ella sea fundamentalmente específica a las empresas que la ponen en práctica. En otras palabras, de acuerdo con los puntos de vista que genéricamente se han denominado neo-schumpeterianos, la tecnología es de especificación incompleta y de captación y transferibilidad imperfecta. Además, su evolución, pautada por mejoras incrementales, es continua en el tiempo, pero se producen «saltos» tecnológicos discontinuos generados por innovaciones radicales que cambian «el estado de las cosas». En los próximos ítems se amplían las referencias a los aspectos antedichos. La dimensión tácita Nelson y Winter (1982:76-82), y también Dosi (1988a:1126), se basan en las postulaciones generales de Michael Polanyi respecto del conocimiento tácito11 para mostrar que la tecnología involucra conocimientos que no pueden expresarse en un saber claramente articulado. Es decir, las empresas se muestran muchas veces capaces de hacer cosas, pero al mismo tiempo resultan incapaces de explicar con precisión cómo las hacen. Según Polanyi, el conocimiento tácito se compone de elementos del conocimiento de los individuos que permanecen indefinidos, incodificados y no publicados. Estos elementos no pueden ser siquiera expresados plenamente por quienes los poseen; difieren así de una persona a otra, sin desmedro de que puedan ser comunes a colegas y colaboradores que comparten una misma experiencia. De forma paralela, Nelson y Winter aluden a la capacidad (skill) de una organización o empresa para ejecutar tareas determinadas como la posesión de un conocimiento en parte articulable en instrucciones claras pero en parte tácito; es decir, imposible de vehicular mediante información precisa, quedando incorporado a las personas que la componen y a las rutinas de su organización.12 8 Sobre la idea de que el aprendizaje es concebido como pasivo, automático y sin costo, véase Bell (1984:189). 9 Según la terminología de Katz (1989:88), se trata de una tecnología apta para ser utilizada sin modificaciones, acompañada de información detallada y de fácil comprensión para cada uno de los agentes económicos. 10 Los conocimientos y las capacidades se refieren a lo tecnológico propiamente dicho, y también a los aspectos relativos a la organización y la gestión de la empresa. La tecnología es así entendida en sentido amplio. 11 M. Polanyi (1967), The tacit dimension, Doubleday Anchor, Garden City, citado por Nelson y Winter (1982). 12 Nelson y Winter (1982:14) usan el término «rutina» para referirse a estructuras de comportamiento de las empresas regulares y previsibles, que conducen a esquemas repetitivos de actividades. Estos esquemas constituyen la memoria organizacional que orienta la toma de decisiones en los varios ámbitos de la empresa, incluso en los referidos a las actividades de I&D. 5 Esta normativa –en parte explícita y en parte tácita, que indica cómo hacer las cosas o cómo mejorarlas, incorporada a las rutinas de la organización e imposible de articular de modo preciso– hace que, a través de la práctica, la repetición y las mejoras incrementales,13 algunas empresas sean más aptas que otras para explorar determinadas oportunidades técnicas y para aplicarlas a procesos y productos específicos (Dosi, 1988a:1133). Es de observar que el carácter tácito del conocimiento tecnológico resulta clave en una concepción de la tecnología que no la define como asociada a simple información;14 en efecto, debido a ese carácter la tecnología no puede ser percibida como un mero conjunto de instrucciones, y su difusión no puede basarse por entero en información articulada respecto de la misma.15 La dimensión acumulativa Para los autores de la corriente neo-schumpeteriana, la tecnología es en su mayor parte resultado de la experiencia acumulada en la producción por las empresas. Esto se explica diciendo que las empresas van construyendo la tecnología, en el sentido de que van adquiriendo conocimientos a lo largo de una trayectoria tecnológica propia. Pero el camino que sigue la empresa está acotado por el contenido del paradigma y la trayectoria tecnológicos a nivel del sector y de la economía en donde ella está inserta. En los próximos párrafos se desarrollan estos conceptos. Para la corriente en estudio, la tecnología no es un dato ex ante a la innovación, sino que es construida durante el propio proceso de innovación. Lo que sí es un dato ex ante es un potencial de desarrollo tecnológico -el paradigma- a partir del cual es posible seguir varios caminos o trayectorias (Dosi, 1982, 1988a, 1988b). Dosi (1982:83) se inspira en la idea de paradigma científico de Kuhn (1962) para construir su propio concepto de paradigma tecnológico.16 Así como el paradigma científico es un modelo para definir los problemas relevantes en materia de investigación científica, el paradigma tecnológico define un cierto potencial de desarrollo tecnológico a partir del cual existen varias posibilidades de investigación, de desarrollos y de realizaciones.17 Un paradigma tecnológico incluye fuertes prescripciones sobre las direcciones del cambio técnico que deben seguirse y sobre aquellas que deben obviarse. «Los paradigmas tecnológicos tienen un fuerte efecto de exclusión: los esfuerzos y la imaginación tecnológica de los ingenieros y de las organizaciones en donde trabajan están sesgados en direcciones precisas mientras que son ‘ciegos’ con respecto a otras posibilidades tecnológicas.» (Dosi, 1982:84) Asimismo, se establece una distinción entre paradigma tecnológico y trayectoria tecnológica. En analogía con la ciencia normal de Kuhn (op. cit.), esta última se define como la actividad normal de resolución de los problemas tecnológicos, y por ende atañe a una secuencia de innovaciones que van siendo introducidas en la esfera económica. Así pues, la trayectoria tecnológica está constituida por una serie orientada y acumulativa de innovaciones sucesivas. Las condiciones económicas en las cuales estas trayectorias tienen lugar favorecen un proceso de selección de las innovaciones; de tal modo que entre varias líneas de desarrollo y de acumulación posibles, abiertas por ciertas innovaciones mayores, sólo algunas líneas determinadas se afirmen de manera acumulativa. En palabras de Dosi (1988a:1128), «las actividades innovadoras son 13 Las innovaciones incrementales son las mejoras sucesivas a las que están sometidos todos los productos y procesos. Más adelante se profundizará su significado. 14 Como sí lo hace Arrow(1962), «Economic welfare and the allocation of resources for invention», en Nelson R. (ed.), The rate and direction of inventive activity: economic and social factors, citado por Dosi (1988a:1130). 15 También otros autores no neo-schumpeterianos emplean la noción de conocimiento tácito. Por ejemplo, Porter (1991:965) señala que «una gran parte del conocimiento técnico se deriva del aprendizaje basado en la práctica, lo que es peculiar y difícil de transmitir». 16 «El paradigma científico es, al comienzo, un conjunto de promesas basadas sobre determinados e incompletos ejemplos, sobre posibles éxitos de descubrimientos científicos.(...) La ciencia normal consiste en la actualización de esas promesas. Esta actualización se lleva a cabo profundizando el conocimiento de aquellos hechos que el paradigma considera como relevantes, aumentando el emparejamiento entre esos hechos y las predicciones del paradigma y finalmente articulando aún más el paradigma mismo.» (T. Kuhn, 1962:23). 17 Como ejemplo de paradigmas tecnológicos puede hacerse referencia al conjunto de oportunidades de desenvolvimiento tecnológico que se abrieron en distintas épocas en torno al motor de combustión interna, la petroquímica y los semiconductores (Dosi, 1988a:1127). 6 fuertemente selectivas, finalizadas en direcciones precisas y acumulativas en la adquisición de las capacidades para resolver problemas.»18 Se sostiene que el aprendizaje tecnológico se realiza a lo largo de trayectorias específicas, resultando por ello sectorial y acumulativo. Pero a la vez es compartido –con diferentes capacidades y niveles de éxito– por todos los agentes que operan dentro de la trayectoria particular de que se trata. En cuanto a estas características compartidas o públicas se realizan dos señalamientos. En primer término, la tecnología contiene elementos de libre disponibilidad, que pueden obtenerse, por ejemplo, mediante la lectura de publicaciones científicas o la asistencia a actividades universitarias. El segundo atañe a la existencia de un conjunto estructurado de externalidades tecnológicas que representa un activo colectivo para grupos de empresas o industrias, en un país o región.19 La dimensión privada del conocimiento tecnológico implica que el aprendizaje tecnológico es también localizado y acumulativo a nivel de la empresa individual, en el sentido de que existen trayectorias específicas de las firmas, que implican el desarrollo y la explotación de las competencias tecnológicas generadas e internalizadas por ellas. Dadas las diferencias existentes entre las empresas, para mejorar y diversificar su tecnología cada una buscará aprovechar su propia base de conocimiento heredada del pasado. En otras palabras, los cambios organizacionales y tecnológicos dentro de cada firma son también procesos acumulativos. Es decir, lo que pueda hacer tecnológicamente una empresa está condicionado por lo que ya hizo en el pasado, siguiendo una trayectoria tecnológica propia. En resumen, la concepción de la tecnología en el enfoque neo-schumpeteriano es muy diferente de la habitual. Esta última asimila la tecnología a una información aplicable de modo general, y fácil de volver a utilizar. El proceso de búsqueda para mejorar la tecnología consiste en explorar todo el stock de conocimientos, antes de realizar la elección más conveniente, teniendo en cuenta los precios relativos de los factores. Por el contrario, de acuerdo con el enfoque neo-schumpeteriano las firmas producen bienes o servicios de manera técnicamente diferente de otras firmas, y hacen innovaciones sobre la base de su propia in-house technology, aunque no sin alguna contribución de otras firmas, o sin aprovechar el conocimiento tecnológico público. Sin embargo, las innovaciones se van dando dentro de los límites del paradigma y la trayectoria tecnológicos que imperen en ese momento. En efecto, si bien existen técnicas próximas a la que están empleando, sólo podrán utilizarlas después de un esfuerzo de I&D y/o de aprendizaje en esa dirección, sin ninguna seguridad de éxito. Existen asimismo otras técnicas que implican prácticas bastante lejanas de las que la empresa viene utilizando, las cuales requerirán aún más recursos, tiempo e incertidumbre antes de tenerlas bajo control (Nelson, 1980:66). La elección técnica se configura pues como un proceso secuencial, en el cual la elección efectivamente tomada en un momento depende de las elecciones anteriores, e influye sobre las posteriores, traduciendo así irreversibilidades que conllevan cierta independencia del sistema de precios. Las técnicas elegidas son progresivamente mejoradas y transformadas; las técnicas no elegidas permanecen en su estado original o dejan de estar disponibles (Gaffard, 1990:246). Evolución y discontinuidad En su intento de contestar a la pregunta de si existe verdaderamente una escuela neo-schumpeteriana, Chanaron y Metcalfe (1990:86) afirman que lo que más ha inspirado a los que se dicen herederos de Schumpeter han sido las hipótesis de este autor acerca de la naturaleza discontínua del proceso de cambio técnico y la contribución de la misma al crecimiento económico. La idea de una evolución pautada por «discontinuidades» o «saltos», a partir de los cuales se desarrollan procesos evolutivos continuos, acotados y que agotan paulatinamente sus potencialidades, es aplicada a diversos ámbitos y problemáticas por los autores neo-schumpeterianos. El concepto de paradigma que venimos comentando es definido por Giovanni Dosi en un ámbito o con un contenido estrictamente tecnológico. La aparición de un paradigma implica un salto, y por lo tanto una discontinuidad en la evolución tecnológica; cada nuevo paradigma define un nuevo horizonte de posibilidades, que abre un abanico de nuevas trayectorias tecnológicas posibles. En este sentido es que se entiende que la trayectoria tecnológica conduce a los límites del paradigma a que pertenece y agota sus potencialidades. 18 Así por ejemplo, en el paradigma tecnológico abierto en torno a las posibilidades que brinda la microelectrónica, se viene desarrollando una trayectoria tecnológica orientada hacia la mejora de las relaciones existentes entre la densidad de los chips electrónicos, la velocidad de computación y el costo por bit de información (Dosi, 1988:1129). 19 Como veremos más adelante, este conjunto se denomina sistema nacional de innovación. 7 Ya se indicó que las trayectorias consisten, en la práctica, en una secuencia de innovaciones o, si se quiere, se realizan a través de sucesivas innovaciones incrementales. La discontinuidad de los paradigmas se expresa en cambios significativos de trayectorias, inducidos por innovaciones radicales. Las innovaciones radicales consisten en la introducción de productos o procesos verdaderamente nuevos; son por definición rupturas capaces de iniciar un rumbo tecnológico nuevo. Estas innovaciones están asociadas a la creación de nuevas ramas industriales, pero además traen consigo cambios estructurales de las economías. Por ejemplo, la aparición de la televisión «no sólo introdujo una rama de fabricación sino también los servicios de programación y transmisión, lo cual a su vez amplió el ámbito de la industria de la publicidad.» (Pérez, 1986:46) «Son sin duda, como lo subrayó Schumpeter, las innovaciones radicales la principal fuente del desarrollo dinámico y distingue al capitalismo de los sistemas de producción anteriores» (Freeman, 1992:80). Pero los análisis de Schumpeter no incorporaron las innovaciones incrementales, que también constituyen fuentes muy importantes de mejoramiento de los desempeños productivos.20 Aunque a menudo la distinción entre los tipos de innovaciones sea difícil de percibir, «es realmente importante diferenciar la introducción del nylon o la electricidad con la mejora incremental de la manufactura de rayón o de lasmáquinas de vapor» (Freeman, op. cit.:80). En el caso de las innovaciones incrementales, los cambios pueden ilustrarse como modificaciones de los coeficientes de la matriz de insumo-producto del arreglo existente de productos y servicios. En cambio, las innovaciones radicales crean nuevas columnas y filas de la matriz. Las innovaciones incrementales consisten en mejoras sucesivas a las que son sometidos todos los productos y procesos. «Los aumentos de la eficiencia técnica, la productividad y la precisión en los procesos, los cambios en los productos para elevar su calidad o reducir su costo o ampliar la gama de sus posibles usos, caracterizan la dinámica evolutiva de toda tecnología.» (Pérez, 1986:45) Después del pionero trabajo de Hollander en 1965 sobre Du Pont, numerosos estudios han mostrado cómo las mejoras incrementales en el funcionamiento de las plantas, introducidas por ingenieros u operadores directos, mejoran signifi-cativamente la productividad.21 En determinado momento, la capacidad de estas innovaciones de producir mejoras encuentra inevitablemente sus límites, tanto técnicos como económicos. Sólo una nueva innovación radical, al determinar un nuevo horizonte de potencialidades, abre un nuevo abanico de innovaciones incrementales potenciales. !"¿Cómo se aprende? Las características del conocimiento tecnológico analizadas en el punto anterior apuntan a jerarquizar la importancia del proceso de aprendizaje como forma de incorporar tecnología. Los ítems que se desarrollan a continuación se refieren a la naturaleza de dicho proceso en relación a los ámbitos en que el mismo se desenvuelve. A nivel de las empresas Al introducir nuevas tecnologías, la necesidad de acceder a los conocimientos y habilidades no codificados, de modo de adaptar las técnicas y dominarlas, explica por qué las firmas deben realizar esfuerzos crecientes orientados a generarlos o adquirirlos. Desde principios de la década de los ochenta se han realizado diferentes estudios empíricos, constatándose que la aplicación de una misma tecnología, en países diferentes o en empresas diferentes de un mismo país, sea éste desarrollado o en desarrollo, obtiene resultados muy distintos (Nelson, 1987, 1981; Teitel, 1981). Según las conclusiones de Lall (1991:124), «las firmas individuales tienen diferencias persistentes de su productividad, aun si usan la misma tecnología, porque han hecho diferentes esfuerzos para adquirir las capacidades tecnológicas relevantes.» El aprendizaje tecnológico, formal o informal, designa el proceso por medio del cual los individuos y la empresa como un todo emprenden dicho esfuerzo. 20 Véase en Rosenberg (1976:88) una explicación detallada de las razones de esta ausencia en los análisis de Schumpeter. 21 El ámbito de las innovaciones incrementales también atañe a otras actividades de la empresa. En este sentido, Porter (1991) señala, a partir de los conceptos de «cadena» y «sistema de valor», que en la actualidad, mediante la buena gestión de los enlaces de las distintas actividades empresariales, se obtienen significativos aumentos de productividad y eficiencia. 8 Los conocimientos específicos de cada empresa (tanto explícitos como tácitos) van surgiendo a través de esos procesos de aprendizaje en los ámbitos de la producción, de la I&D, de la organización, de la comercialización y de las interacciones interempresariales. Los aprendizajes no son subproductos de las actividades mencionadas, sino acciones tendientes a mejorar las capacidades específicas de la empresa. Esos esfuerzos internos apuntan a diferenciarse de las otras empresas, engendrando por lo tanto trayectorias tecnológicas propias (i.e., a nivel de cada firma). El aprendizaje está ligado a diferentes fuentes de conocimiento internas o externas a la empresa. Las primeras son generadas directamente de las actividades de la empresa en áreas como la producción, la I&D y el marketing. Las fuentes externas incluyen el conocimiento obtenido de otras firmas de la misma industria, de los proveedores o usuarios, o de los nuevos avances de la ciencia y la tecnología. Además, el aprendizaje produce efectos acumulativos, incrementando el stock de conocimientos específicos de la empresa. Se pueden identificar seis tipos principales de aprendizaje, los tres primeros internos a la empresa y los otros tres externos a ella:22 el aprendizaje por la práctica (learning by doing) de Arrow (1962),23 relacionado con las actividades de la producción; el aprendizaje por el uso (learning by using) de Rosenberg (1982), que introduce la idea de que la empresa puede aprender a mejorar sus productos y procesos si consigue captar los problemas que se generan en la utilización del bien que produce; el aprendizaje por la búsqueda (learning by searching) de Nelson y Winter (1982) y Dosi (1988b), que percibe la I&D interna de la empresa como un proceso de búsqueda por medio del cual las firmas generan avance técnico acumulativo en direcciones específicas; el aprendizaje por la interacción (learning by interaction) de Lundvall (1988), según el cual los intercambios entre proveedores y usuarios generan nuevo conocimiento tecnológico; el aprendizaje por los avances de la ciencia y la tecnología (learning by exploring) relacionado con la absorción por la empresa de nuevos desarrollos en la ciencia y la tecnología; y finalmente el aprendizaje por las transferencias inter-industriales (learning from inter- industry spillovers), ligado a la absorción de lo que los competidores o sus cooperadores y otras firmas de la industria están haciendo. A partir de combinaciones diferentes de estos aprendizajes, Malerba (1992) identifica varias direcciones posibles del cambio técnico incremental para las empresas. Así, una primera dirección puede implicar el mejoramiento de la productividad (Hollander, 1965); otra puede buscar modificar los insumos utilizados en el proceso de producción (Teitel, 1984); una tercera puede estar trazada por las modificaciones de la escala y la organización del proceso de producción (Maxwell, 1987; Dahlman et al., 1987); por último, las firmas pueden buscar diferenciar sus productos horizontalmente (cambiando sus características) o verticalmente (cambiando sus propiedades físicas o mejorando su calidad) (Maxwell, 1987; Teitel, 1984). A nivel de los sectores Como ya se indicó, algunos autores neo-schumpeterianos (Dosi, 1988a; Gaffard, 1990) admiten la existencia de paradigmas dentro de los cuales se despliegan caminos que constituyen las trayectorias tecnológicas. En esta visión, las oportunidades tecnológicas están encerradas dentro de los límites que fijan los diferentes paradigmas. Sólo la aparición de nuevos paradigmas permitirá redinamizar las oportunidades tecnológicas, dando lugar a una gran variedad de innovaciones potenciales. Dentro de este marco conceptual, la parte acumulativa y tácita de los conocimientos tecnológicos hace que, tanto las oportunidades tecnológicas realizadas, como las virtualmente realizables, sean en gran medida sectoriales. Por otro lado, las oportunidades de cada actividad están influidas por los conocimientos tecnológicos virtualmente utilizables existentes en actividades conexas (proveedores y clientes), reforzándose aun más su carácter sectorial. De las consideraciones precedentes se deduce que tiende a existir una fuerte diferenciación intersectorial de las oportunidades tecnológicas. Ello se refleja, por una parte, en las diferencias de grados de dificultad técnica para aumentar la eficacia de la producción y la perfomance de los productos; y por otro, en las diferencias de capacidades para innovar de las firmas y de los individuos (Dosi, 1988a:1139). 22 Esta clasificación fue tomada de Malerba (1992). 23 Bell (1984) separa esta forma de aprendizaje en dos, el learning by operatingy learning by changing: el primer tipo, es bastante automático a la experiencia acumulada en una tarea de producción y no parece contribuir de manera importante a la mejora del desempeño de la empresa; el segundo tipo, que es el aprendizaje por la mejora incremental, exige que se haga el esfuerzo de identificación y comprensión de un problema y que se asignen recursos para su resolución. 9 Sobre la base de datos sobre 4000 innovaciones de empresas de Gran Bretaña desde 1945 hasta 1979, Pavitt (1984) ha elaborado una taxonomía de los sectores de producción de acuerdo a su comportamiento tecnológico. Estas diferencias sectoriales traducen las relaciones entre distintas variables de orden técnico, como las oportunidades tecnológicas, las fuentes de la tecnología, las exigencias de los clientes y las condiciones de apropiabilidad de los resultados de la innovación. Las firmas se clasifican en cuatro categorías: el primer grupo de empresas está constituido por las firmas dominadas por los oferentes de tecnología, en las cuales las innovaciones están en su mayor parte incorporadas en máquinas, equipos y bienes de capital producidos por empresas de otros sectores; otro grupo contiene a las firmas que producen en régimen de producción de masa; el tercero incluye a las empresas que producen los bienes de capital; y finalmente el último grupo está constituido por las firmas cuya actividad está basada en la ciencia. Como puede apreciarse, el nuevo modo de ver la tecnología y el proceso técnico deriva en una aprehensión más profunda y adecuada del comportamiento tecnológico a nivel de los sectores, dejando obsoleta la vieja distinción entre el supuesto carácter «high-tech» o «low- tech» de los mismos. Interactuando La idea ya insinuada de que la tecnología puede modificarse a raíz de su uso en la producción pone en tela de juicio la división tajante entre invención, innovación y difusión. Por otra parte, reconocer las características tácitas y acumulativas del conocimiento tecnológico conduce a los autores neo- schumpeterianos a disociar tecnología e información. Dicho de otro modo, el proceso de invención- innovación-difusión de una tecnología no se considera reductible a la lógica de la duplicación de información. Se necesitan capacidades organizacionales para transformar un principio general codificado en una tecnología adaptada a los usos particulares de la empresa, y cuyas reglas de funcionamiento están inscriptas en las rutinas de la organización. La innovación –que implica la búsqueda, el descubrimiento, la experimentación, el desarrollo, la imitación y la adopción de nuevos productos, nuevos procesos de producción y nuevas construcciones organizacionales–24 es concebida más bien como un conjunto de procesos interactivos sujetos a retroalimentación.25 En efecto, la mayoría de los inventos experimentan durante su ciclo vital pronunciados cambios debidos a procesos de aprendizaje por utilización y/o por interacción (learning by doing y learning by interaction). Tales cambios generan, a su vez, incrementos de productividad que bien pueden ser mayores que los ocasionados por la invención original. Así pues, a lo largo de sucesivas aplicaciones, el invento va adquiriendo «rendimientos crecientes». Puede entonces decirse que las tecnologías no se escogen por su eficiencia, sino que son elegidas en función de factores económicos, institucionales y sociales, y despliegan su superioridad y eficiencia solamente en el curso de su difusión (Arthur, 1988). La difusión, entendida como el empleo de una tecnología tras su desarrollo por otros usuarios, no se puede reducir a la copia de lo que otra firma ya hizo. Los procesos de difusión, para tener éxito, requieren un gran número de adaptaciones (reorganización de los procesos laborales, de las prácticas de gestión, de las modalidades de mercadeo, etc.) que presuponen la aptitud para introducir innovaciones organizativas y, por ende, un importante nivel de conocimiento acumulado en el plano técnico y organizativo, así como capacidades de aprendizaje que permitan el acceso a conocimientos no codificados (Hurtienne y Messner, 1993: 15). Importa poner de manifiesto, en particular, la importancia que asume la interacción del conocimiento tecnológico entre firmas e instituciones, en relación a la I&D. En lo relativo a la investigación básica, pese a que sus resultados son conocimientos que están, por lo general, libremente disponibles para cualquier usuario potencial, éstos no podrán ser incorporados a la firma sin que ella realice esfuerzos propios del estilo de los que han sido ya mencionados. En ese sentido, Freeman (1974) destaca la importancia de los vínculos entre las firmas y los institutos de investigación básica, para poder aprovechar eficientemente los conocimientos, particularmente en el caso de las industrias basadas en conocimientos científicos. Con respecto a la investigación aplicada y el desarrollo, Cohendet, Heraud y Zuscovitch (1990:6), observan que esta fase se hace cada vez menos separable de la producción o comercialización, y que por ende no pueden ser sustituidos por esfuerzos externos en esos campos. Desde esta perspectiva, la acción pública se justifica de modo muy diverso del que se venía utilizando hasta años recientes. En vez 24 Dosi (1988b:222). 25 Porter (1991:109) amplía el concepto de innovación a un ámbito que va más allá de lo tecnológico: «la innovación [...] incluye tanto la tecnología como los métodos y abarca los nuevos productos, los nuevos métodos de producción, las nuevas formas de comercialización, la identificación de nuevos grupos de clientes [...]». 10 de los grandes programas de investigación pública, destinados a compensar las fallas de la investigación privada, la necesidad que hoy se reconoce apunta a una intervención pública destinada a crear las condiciones adecuadas para los procesos de aprendizaje de la propia investigación; por ejemplo, ayudando a la construcción de departamentos de I&D al interior de las empresas o incitando a instaurar relaciones de cooperación entre ellas, con el objetivo de promover una red crecientemente densa, hasta constituirse en un verdadero milieu innovador. !"Buscando cercanías Los procesos interactivos que constituyen la innovación requieren estructuras organizativas que posibiliten y fomenten las retroalimentaciones dinámicas dentro de cada empresa, entre empresas, y entre éstas y las universidades e instituciones donde se realiza la investigación, tanto públicas como privadas. Dichas retro-alimentaciones se basan en procesos de intercambio de información, conocimientos y habilidades, parte de los cuales son suscitados por el mercado, pero que en su mayor parte se organizan fuera de él. A estos aspectos de la argumentación se refieren los tres próximos items. ...hacia adentro de las empresas El informe RAMSES de 1989 sobre la industria de Estados Unidos señala que uno de los mayores problemas que enfrentan actualmente las empresas de ese país consiste en la acentuada separación entre la I&D y las unidades productivas. En la jerarquía de las empresas estadounidenses, las actividades de investigación, de desarrollo y de producción corresponden, en este orden, a un standing decreciente y a una relación implícita de autoridad. Por el contrario –argumentan los autores de dicho informe–, un factor clave de la ventaja de las empresas japonesas es el carácter integrador de su proceso productivo. En ellas los actos de producción están insertos en una continuidad en la que el producto es concebido en función de su fabricación y posterior comercialización. Esto hace que las empresas japonesas no sólo tengan la capacidad de concebir los productos más cerca del mercado, sino que además alcancen mejores resultados en la calidad de los mismos. Coincidentemente, Masahiko Aoki (1991:265) señala que el modelo de cambio técnico«en cadena con relaciones», característico de las empresas japonesas, explica en gran medida la capacidad que ellas poseen para la adaptación flexible y rápida a un entorno en constante mutación. Partiendo de la observación de que en occidente se privilegia la epísteme (la ciencia) sobre la techne (habilidad para la producción), Aoki observa que este modo de ver está en la base del proceso de innovación lineal tradicional. Contrariamente, en la firma japonesa el esquema de la I&D se revierte, en tanto se busca desarrollar primero las competencias internas a la empresa, es decir, la techne (el stock de conocimientos específicos de la misma), aunque no sin la ayuda de la epísteme (el conocimiento científico). De este modo, en dicha firma, el deseo de utilizar lo mejor posible, en el plano económico, su stock de conocimientos propios orienta los programas de I&D. En otras palabras, la producción de un saber técnico (es decir, la aparición de una innovación) en la firma japonesa no sigue un proceso lineal, desde el descubrimiento de un nuevo principio científico hasta su aplicación en la producción y comercialización. Sigue más bien un modelo en cadena, tal como lo plantearon Kline y Rosenberg,26 en el cual se pone el acento, en primer lugar, sobre la información que sube desde los estadios «aguas abajo» (la comercialización y distribución) hacia los estadios «aguas arriba» (invención y/o concepción analítica del producto o proceso); y, en segundo lugar, sobre las interacciones entre la reflexión científica y la innovación tecnológica en cada estadio del proceso de innovación, desde la invención hasta la comercialización. ...hacia afuera de las empresas Respecto al carácter interactivo del conocimiento tecnológico y de sus implicaciones en términos organizacionales, otros autores, como Foray (1990), proponen nuevas explicaciones sobre la naturaleza misma de las organizaciones. Según Foray, el análisis «transaccional» de Williamson,27 en el cual la minimización de los costos de la coordinación se considera el motor de la dinámica de las organizaciones, sólo es válido en un universo donde predomina la tranquilidad tecnológica, pues sólo en un universo en el cual las técnicas 26 S. J. Kline y N. Rosenberg (1986), «An overview of innovation», en R. Landau y N. Rosenberg (eds.), The positive sum strategy, Academy of Engineering Press, págs. 275-305, citado por Aoki (1988:266). 27 Williamson O.E., The economic institutions of capitalism, Free Press, 1985, citado por Foray (1990:39). 11 están definitivamente constituidas y conocidas, la firma no necesita transformar su organización para explotarlas. En cambio, en un contexto de permanente creación de tecnología, la dinámica de las organizaciones se puede aprehender, según dicho autor, por la búsqueda de la conciliación entre la necesidad de integrar los recursos a la empresa como condición de creación de tecnología, y la conveniencia de dejarlos sobre el mercado, como condición de reversibilidad.28 Según Foray, la vía organizacional de conciliación pasa por la cooperación, que puede tomar dos formas diferentes: la total integración de los recursos combinada con la cooperación intra-firma, o la estabilidad de los lazos entre las empresas combinada con la cooperación entre ellas. La firma japonesa típica (Aoki, 1991) es representativa de la primera forma. Los recursos se hacen específicos a la organización al ser integrados a la misma y se atenúan los costos de irreversibilidad al promoverse la rotación del personal y las comunicaciones horizontales. Al integrar los recursos se obtiene una cuasi-renta de organización, entendiéndose por tal la que deriva del cambio verificado en los recursos productivos –por ejemplo, en las capacidades y eficacias de trabajadores calificados– cuando dichos recursos pasan a asociarse de formas renovadas. La segunda forma –la cooperación inter-firmas con lazos estables– incluye, a su vez, dos modalidades: la I&D cooperativa y los distritos industriales. La primera permite satisfacer, en peores condiciones que una sola firma pero mejor que el mercado, las exigencias de formación de la cuasi-renta, y al mismo tiempo posibilita la repartición de los costos de irreversibilidad.29 El problema principal será entonces la estabilidad de los lazos inter-firmas, de modo de asegurar la formación de la cuasi-renta a nivel de la organización colectiva. En cuanto a los distritos industriales,30 los recursos se hacen específicos a nivel de la entidad global por medio de un mecanismo de reasignación continua de los hombres y de las máquinas, favorecido por la existencia de una unidad socio-territorial. La firma puede así ser concebida como una combinación temporaria de hombres y máquinas; redistribuyéndose en cada período, formando nuevas combinaciones y favoreciendo la adaptación del distrito global a las modificaciones de la demanda. Empresa y contexto El sistema nacional de innovación (SNI) es constituido por un «conjunto estructurado de externalidades tecnológicas que representan un activo colectivo para grupos de empresas/industrias en un país/región». Según se concibe, en el mismo, predominan relaciones de «interdependencias entre sectores, tecnologías, y empresas que toman la forma de complementariedades tecnológicas, sinergias y flujos de estímulos y desestímulos que no corresponden a flujos mercantiles.»(Dosi, 1988a) Como ya se dijo, resulta fundamental para la innovación la existencia de estructuras organizativas que posibiliten las interacciones entre los varios agentes en juego. De acuerdo con el enfoque de la OCDE, «las externalidades dinámicas, que se materializan en el interior de los clusters en virtud de las complementariedades tecnológicas intersectoriales y de las interdependencias por fuera del mercado, son los fundamentos clave para que se cree un entretejido hasta formar sistemas nacionales coherentes de innovación o polos regionales de innovación capaces de crear círculos virtuosos de acumulación de conocimientos y de procesos de aprendizaje tecnológico.»31 La conformación concreta de un SNI, o sea, la determinación detallada de cuáles subsistemas e instituciones sociales están incluidos o excluidos de él, constituye una tarea que involucra un análisis de tipo histórico, así como consideraciones de orden teórico.32 El carácter nacional del sistema radica en el hecho de que se está aludiendo a elementos y relaciones localizadas o surgidas dentro de las fronteras de un estado-nación. Las tendencias hacia la globalización y/o regionalización de la economía mundial pueden implicar un debilitamiento de la coherencia e importancia del carácter nacional del sistema de innovación. 28 «Es claro que la integración de actividades y recursos en una firma tiene un carácter contradictorio pues, por un lado, es un factor de creación de oportunidades nuevas y, por otro, es un mecanismo generador de irreversibilidades susceptibles de convertirse en obstáculos al cambio.» J.L. Gaffard (1987), La création de technologie: stratégies d’entreprises et politique publique, Latapses-CNRS. citado por Foray (1990:41). 29 Por ejemplo, si la cooperación implica una I&D conjunta sin compartir las instalaciones, los recursos son más específicos, pero la irreversibilidad en una trayectoria determinada es más grande que si la cooperación en I&D incluyera también las instalaciones. 30 Ellos consisten en un agrupamiento territorial de un gran número de firmas ligadas por relaciones estables de cooperación mutua. 31 OCDE (1992), Technology and the economy, citado por Hurtienne y Messner (1993:20). 32 Los conceptos planteados a continuación son extraídos fundamentalmente de Lundvall (1992). 12 Sin embargo, se aduce que este carácter sigue siendo aún central en los mismos, a raíz de dos órdenes de consideraciones. En primerlugar, la importancia del entorno nacional se liga al hecho de que el proceso de innovación requiere apoyarse en conocimientos tácitos y de difícil codificación. En tales circunstancias, resulta fundamental que los usuarios y productores del cambio técnico compartan sus normas, así como un sistema cultural básico de interpretación. Por otra parte, no se desconoce que en muchas circunstancias, los procesos de innovación trascienden las fronteras nacionales y algunas veces son más regionales que nacionales. Sin embargo, esta tendencia no implica que dichos procesos no se sigan realizando en un entorno nacional, a raíz de la importancia de este último en diversos procesos innovativos específicos. Así, por ejemplo, es posible constatar que las grandes corporaciones debilitan sus lazos con los países de origen, y aprovechan las ventajas ofrecidas por los SNI de los países donde instalan algunas de sus filiales.33 El SNI se define a partir de la estructura de producción y del marco institucional de una nación. La estructura productiva prevaleciente, concebida en sentido amplio, determina las relaciones que se establecen entre sectores y empresas, así como las rutinas que prevalecen en la producción, y también en la distribución y el consumo. El aprendizaje, que constituye un aspecto fundamental del proceso de innovación, se halla fuertemente relacionado con estas rutinas y relaciones. Por esta razón, el tipo de estructura productiva que prevalezca en un país definirá algunas de las principales características del SNI, y ejerce una influencia significativa en lo que atañe a las áreas y empresas en que el avance técnico adquiera mayor empuje. El marco institucional de una nación es el segundo componente del SNI que merece destaque. Esa designación abarca a las relaciones que se establecen entre los distintos centros de I&D públicos y privados. Atañe, además, a todas las formas de organización y a las convenciones y los comportamientos prevalecientes en una comunidad que no se encuentran directamente mediados por el mercado. Entre estos últimos, importa distinguir aquellas pautas de comportamiento que sirven de guía en la conformación de las rutinas económicas y que resultan de una cultura y una historia productiva común, de aquellas otras pautas de comportamiento que guían el cambio técnico, como son las trayectorias y paradigmas vigentes o emergentes en cada momento histórico. !"Los hechos: visión estilizada Las nuevas ideas sobre la tecnología y el avance tecnológico objeto de este artículo no son disociables de las mutaciones verificadas en esos ámbitos en años recientes, ni del ritmo vertiginoso con que se han venido produciendo. Por otra parte, la propia intensidad y rapidez de esas mutaciones –o si se quiere, la abundancia de información y de estudios empíricos sobre ellas– parece haber inducido intentos de analizarlas como expresión y fuente principal de la dinámica de largo plazo de las economías capitalistas maduras. El objetivo del presente punto consiste en revisar muy brevemente esos dos temas interconectados, el de los cambios recientes y el de la visión neo-schumpeteriana sobre su significado económico general.34 Los cambios recientes Durante la década de los ochenta, el empuje de lo que se ha dado en llamar «nuevas tecnologías» abre grandes perspectivas en materia de diversificación de sus aplicaciones, y ofrece posibilidades inéditas en cuanto al perfeccionamiento de las técnicas productivas existentes y al ensanchamiento de la gama de innovaciones organizacionales. Con la expresión «nuevas tecnologías» se designa habitualmente a todas aquellas que han presentado desarrollos rápidos y considerables, en años recientes. Tal es el caso de la electrónica, los nuevos materiales, las biotecnologías y las energías renovables.35 Según se piensa, son las innovaciones en el campo de la electrónica las que presentan una mayor capacidad de transformación económica, social e institucional. Dicha capacidad radica en la aplicación de 33 Veáse en Chesnais (1993) el papel de los SNI en relación a las grandes empresas multinacionales. 34 Esta visión ha sido formulada por Cristopher Freeman y Carlota Pérez (1988). 35 Una descripción detallada de las nuevas tecnologías puede encontrarse en varios de los artículos contenidos en Ominami (ed.), (1986). 13 la microelectrónica a una muy amplia gama de productos y servicios.36 La aplicación difundida de la misma va determinando que un número también considerable de industrias, sectores y segmentos tienda a conformar lo que ha dado en llamarse «complejo electrónico» (CE), densamente intra-articulado a raíz de la convergencia intrínseca de las tecnologías de la información (Coutinho, 1992). Por otra parte, se constata que el complejo aludido va adquiriendo un peso cada vez mayor en el valor agregado de las principales economías capitalistas.37 Paralelamente a estos cambios tecnológicos peculiares de la evolución reciente de los grandes centros, y por ende de la economía mundial, se verifica en aquéllos y en ésta una marcada y pertinaz pérdida de dinamismo. El vínculo entre ambas tendencias conforma el aspecto medular de la visión neo- schumpeteriana sobre sus comportamientos globales y de largo plazo. Las bases conceptuales Como ya se señaló, se entiende por innovaciones incrementales aquellas cuyo alcance y cuyas dimensiones se agotan con el tiempo, tanto desde las perspectivas de sus ulteriores implicaciones tecnológicas como desde el ángulo de sus efectos económicos.38 En cambio, las innovaciones radicales son aquellas otras que implican un salto en cuanto a la apertura de nuevas posibilidades tecnológicas, así como a la emergencia de productos, actividades o ramas industriales. Sin embrago, según se concibe, las transformaciones económicas, sociales e institucionales verdaderamente significativas se asocian al surgimiento de una constelación de innovaciones interrelacionadas, y no a algún tipo específico de éstas, considerado de forma aislada. Es precisamente en conexión con tales constelaciones de innovaciones interligadas técnica y económicamente que se definen otros dos conceptos con vistas a explicar la dinámica del cambio técnico y el comportamiento de las economías, en el largo plazo. El primero de ellos, el de sistema tecnológico, procura dar cuenta del nacimiento, la madurez y la decadencia de una rama o sector industrial. Su efecto transformador puede ser de gran envergadura, pero se circunscribe a un ámbito fundamentalmente sectorial, sin llegar por ello a configurarse como determinante de un cambio estructural de la economía en su conjunto. Por el contrario, el concepto de paradigma tecno-económico (PTE) se refiere a una constelación de innovaciones interrelacionadas que, al imprimir una dinámica común de cambio a un conjunto de sistemas tecnológicos, determina una transformación decisiva de la economía, globalmente considerada.39 En este sentido, el paradigma tecno- económico se define como un modelo guía, «un tipo ideal de organización productiva, definiendo el contorno de combinaciones más eficientes y de menor costo durante un período dado y sirviendo, en consecuencia, como norma implícita, orientadora de las decisiones de inversión y de innovación tecnológica, tanto incremental como radical.»40 Para la conformación de un paradigma tecno-económico se requiere algo más que la existencia de un nuevo potencial técnico más o menos amplio. Es necesario que la constelación de innovaciones que le dan origen y van definiendo su perfil pueda difundirse con rapidez de una rama a otra de la economía. Una difusión de tal extensión y magnitud sólo es posible a través de «un vehículo sencillo de propagación», como un insumo o conjunto de insumos de uso generalizado capaz de ejercer una 36 La microelectrónica comprendecuatro grandes grupos tecnológicos. El primero está compuesto por las llamadas «tecnologías básicas», cuyas raíces científicas más inmediatas se encuentran en la electrónica, la óptica y el electromagnetismo. En segundo término se ubica el conjunto de tecnologías relativas a la computación. El tercer grupo abarca las telecomunicaciones, que a su vez comprenden la trasmisión de imágenes, sonidos y datos por diferentes medios. Por último se identifica a un grupo que comprende la instrumentación, especialmente de medida y control. Estas cuatro áreas tienden a integrarse cada vez más a partir de los avances del primer grupo (Lahera, 1988). 37 F.S. Erber (1983) señala que el complejo electrónico se estructura con base en tres elementos: el primero de ellos consiste en los sistemas y productos finales (informática, automatización de escritorios, telecomunicaciones y telemática, electrónica profesional, automatismos y robótica, electrónica médica, instrumentación técnica y científica, electrónica de masa y servicios); el segundo está integrado por los componentes (microelectrónica, fibras ópticas, captores, soportes magnéticos,etc.), los insumos procesados (silicio, vidrio electrónico, etc.) y las materias primas (silicio, tierras raras, metales raros); finalmente, el tercer elemento se halla constituido por los conocimientos tecnológicos y científicos en software, electrónica, metalurgia de los óxidos, térmica, etc. 38 Esto no contradice la potencialidad de las innovaciones incrementales ya señalada como una fuente importante de mejoramiento de los desempeños de la empresa. 39 Conviene aquí aclarar las diferencias entre los significados del paradigma tecnológico, tal cual lo concibe Giovanni Dosi, y el paradigma tecno-económico presentado en este punto. Según señala Carlota Pérez (1992:27), el paradigma tecno-económico aquí propuesto sería equivalente a un metaparadigma que moldea los paradigmas tecnológicos, específicos de las tecnologías individuales. 40 Pérez (1986:49). 14 influencia determinante en la estructura de costos relativos. Dicho de otro modo, sólo cuando el cambio tecnológico trae asociado el uso de un insumo o conjunto de insumos de estas características puede hablarse con propiedad de la gestación de un nuevo paradigma tecno-económico.41 El concepto de revolución tecnológica se refiere al proceso de sustitución de un paradigma tecno-económico por otro; con más propiedad –y haciendo explícita la dimensión temporal de dicho concepto– puede decirse que atañe al período histórico en que un nuevo paradigma empieza a gestarse, y a sustituir al «viejo» paradigma declinante. El modo de ver el cambio técnico contenido en los conceptos que se acaban de referir lo asocian íntimamente con la dinámica global y de largo plazo de las economías en las que el propio cambio técnico se verifica. A su vez, esta dinámica se percibe como produciéndose a través de movimientos cíclicos de larga duración (cuarenta a sesenta años).42 Para los fines que aquí se persiguen, no interesa caracterizar estos movimientos sino las razones fundamentales del tránsito de un ciclo de larga duración al siguiente o, lo que es lo mismo, las razones de la emergencia de un nuevo paradigma mientras termina de cumplirse el agotamiento del anterior. La explicación de estas transiciones se halla relacionada con los ajustes o desajustes verificados entre el paradigma tecno-económico y el sistema socio-institucional que se desenvuelve paralelamente. Según se piensa, el acoplamiento adecuado entre ambos (o bien el logro de una adecuación creciente en un lapso relativamente corto) resulta clave para la aceleración del crecimiento de la producción de bienes y servicios, en la cual subyace la rápida realización de las potencialidades del PTE que va emergiendo. Asimismo, se considera que esta emergencia puede verse entorpecida por la persistencia de un desacoplamiento entre el PTE y el sistema socio-institucional. Dichos desacoplamientos se ven como asociados a las rigideces de un sistema socio-institucional que se adaptó en el pasado al viejo paradigma y que traba el desenvolvimiento pleno del nuevo.43 Más en concreto, desde esta última perspectiva se señala que algunas empresas introducen innovaciones según el nuevo paradigma, pero no sin encontrar dificultades en el «contexto relevante» en materia socio-institucional que complican su desempeño, así como la difusión a otras empresas de las innovaciones que se van logrando. Variando de óptica, también se indica que el viejo paradigma va agotando sus potencialidades como base de crecimiento económico, a medida que el factor clave sobre el cual se asienta resulta incapaz de continuar reduciendo costos y sustentando el aumento de la productividad y de las ganancias. De las consideraciones anteriores se infiere que, en un primer momento, el nuevo paradigma aparece y se desarrolla al interior del viejo, demostrando progresivamente sus decisivas ventajas en el transcurso del período de depresión, al final del cual termina por instaurarse como «régimen tecnológico» dominante. Pero ello sucede solamente después de una crisis de ajuste estructural, que implica tanto el remplazo de las ramas motrices de la economía como profundos cambios institucionales y sociales.44 El significado de la crisis Las breves consideraciones anteriores describen estilizadamente el modo neo-schumpeteriano de ver hechos y tendencias recientes como expresando la transición desde un patrón de crecimiento basado en un conjunto de tecnologías agrupadas alrededor del petróleo barato (factor clave del paradigma metal- mecánico), hacia otro patrón emergente, en el cual se va adoptando un conjunto de tecnologías basadas en la micro-electrónica barata (factor clave del paradigma tecno-económico de la información). 41 Ese conjunto de insumos se denomina «factor clave» del paradigma. Tal designación se liga al hecho de que dicho factor se configura como la raíz común de una constelación de innovaciones técnicas y organizativas capaces de reducir los costos de productos y/o de equipamientos o mano de obra. De ahí que el «factor clave» se asocie a ciertas condiciones: ser de uso masivo y difundido para fines productivos; presentar un costo reducido y decreciente, y percibirse como de oferta ilimitada. (Freeman y Pérez, 1988:48). 42 El enfoque neo-schumpeteriano hace explícito el vínculo de este modo de ver con el que reflejan las llamadas «ondas largas» de Kondratief. N. Kondratief (1932), «The major economic cycles», en Voprosy Konjunktury, Moscú, vol. 1, págs. 28-79, citado por Freeman y Pérez (1988:47). 43 A modo de explicación sintética de estas rigideces, C. Pérez afirma: «el área socio-institucional y el área técnico- institucional, aunque están en interacción permanente, tienen, en realidad, ritmos de cambio profundamente distintos.» Al respecto señala que el ritmo correspondiente a la primera es de menor magnitud, debido a la existencia de un conjunto de inercias e intereses sociales retardatarios del cambio (Pérez, 1986:49). 44 En vinculación con este fenómeno, Porter analiza las consecuencias que tienen los cambios estructurales, en el sentido de fomentar la sustitución de liderazgos empresariales en los mercados internacionales. Por una parte, los líderes establecidos presentan dificultades: «es difícil para las empresas inmersas en un antiguo paradigma tecnológico captar el significado de uno nuevo» (Porter, 1991:79). Por otra parte, es un período propicio para que las empresas que se adaptan se conviertan en nuevos líderes; «todo cambio estructural significativo en un sector crea oportunidades para los nuevos maniobreros tempranos» (Porter, 1991:81). 15 Las afirmaciones que siguen sintetizan la percepción de la pérdida de dinamismo de las economías industrializadas, y tienen a la vez la ventaja de poner de manifiesto sus implicaciones socio- institucionales: «Lacrisis estructural de los años 1980 implica la transición de la economía mundial hacia una nueva tecnología basada en productos y procesos intensivos en información, así como la crisis estructural de los años 30 implicó la transición a un nuevo sistema de producción intensivo en energía. Dichos cambios de paradigma producen períodos de gran inestabilidad porque afectan casi todas las decisiones de inversión e intensifican el desigual desarrollo de la economía mundial, dando lugar a la necesidad de un nuevo marco regulatorio institucional, tanto a nivel nacional como internacional» (Freeman, 1987:119). De lo anterior se infiere que la superación de la crisis de las economías centrales es percibida como dependiente de la plena difusión del nuevo paradigma tecno-económico, pero también de la realización de cambios significativos en el ámbito institucional y social; en otras palabras, requiere avanzar hacia una armonía renovada entre el nuevo paradigma y el sistema socio-institucional que lo enmarca. !"Reflexiones finales A partir de la sistematización realizada, se visualiza que el enfoque neo-schumpeteriano altera los puntos de vista usuales sobre la tecnología y el avance técnico a tres niveles: micro, meso y macroeconómico. Por otra parte, estas alteraciones se relacionan con el hecho de que a cualquiera de esos niveles la tecnología y el avance técnico son vistos como endógenos. Este aspecto será retomado y analizado en los puntos que siguen. Asimismo, esta visión de la tecnología converge con nuevas formas de percibir el fenómeno de la competitividad en cada uno de los ámbitos mencionados. Por último, se destacan derivaciones cuando la misma temática se aborda desde la óptica de las economías de menor desarrollo relativo en lo que respecta a la política tecnológica y a los distintos ámbitos de la política económica. El nivel microeconómico Cuando a nivel microeconómico se parte de una percepción endógena, la innovación (generación e incorporación de tecnología) no se visualiza como la simple adquisición de técnicas ya incorporadas en bienes y equipos. Sin desconocer la importacnia de la tecnología incorporada, se enfatiza que la innovación ha de verse como un proceso que implica acceder a conocimientos y construir habilidades. En otros términos, se trata de un proceso de aprendizaje que como tal requiere un esfuerzo interno consciente y deliberado, a realizar al interior de las empresas. Es de observar que en este modo de ver el aprendizaje subyace una idea central, en última instancia derivada del carácter tácito y acumulativo atribuido al conocimiento tecnológico. De acuerdo con esta idea, este conocimiento no puede ser transmitido en forma lineal y simple, en el cual el transmisor traslada al receptor un saber acabado. Por el contrario, se entiende que el conocimiento depende de un proceso de aprendizaje, en que el mismo se ve sujeto a modificaciones y enriquecimientos. Dicho en otros términos: acceder al conocimiento tecnológico y dominarlo requiere desarrollar la creatividad de modo de poder modificarla y potenciarla en provecho propio. Se entiende, asimismo, que la creatividad ha de ser expandida a toda la empresa, lo que implica apuntar hacia nuevas formas de organización del trabajo que fomenten la predisposición y las posibilidades de aprender. Según se aduce, la acción innovadora y el recurso a la creatividad que ella supone ya no puede descansar en una diferenciación dicotómica entre empresarios y/o ejecutivos, y una masa de trabajadores especializados. Se agranda así el horizonte de actuación correspondiente a los distintos puestos de trabajo, y por ende se desarrolla un movimiento de desespecialización de las calificaciones laborales, tendiente a fomentar los equipos plurifuncionales, y con ello la comprensión y la responsabilidad sobre el proceso de trabajo en su conjunto. Esta nueva visión de la innovación tiene implicaciones en términos de la competitividad, en la medida en que la diferenciación de los esfuerzos tecnológicos de las empresas se transforma en un arma competitiva, «en lugar de la imagen convencional de una oferta tecnológica exógena, homogénea a nivel de la industria, y por tanto neutra desde el punto de vista competitivo» (Possas, 1989:42). La misma óptica subyace en múltiples estudios relativos a la competitividad de firmas en los cuales éstas se ven crecientemente como lo que se podría denominar «empresas estrategas». En su acepción más simple, se entiende que «la competitividad es la aptitud para vender aquello que es 16 producido»,45 definición que remite al mercado como elemento fundamental de juicio. Es de observar que tales estudios convergen en percibir los mercados actuales como marcadamente oligopólicos, donde la dinámica de la competencia se extiende desde los precios, a los nuevos procesos, a los nuevos productos, y a prácticas de diferenciación de productos muy asociadas al marketing. En este marco, las empresas han de verse como agentes activos que conforman estrategias destinadas a lograr mayores porciones del mercado, no sólo compitiendo en su mercado específico y con otras empresas ya establecidas, sino haciéndolo también con productores de bienes y servicios sustitutivos y con firmas potencialmente entrantes. (Chudnovsky y Porta, 1990) Perspectivas meso y macroeconómicas Las empresas se ven pues como agentes activos que montan y utilizan estrategias destinadas a crear, consolidar y enriquecer sus propias «aptitudes» de innovar y de competencia en los mercados. Pero a la vez, estas «aptitudes» no son disociables del entorno en que las firmas se inscriben ni de las influencias que de él reciben. Cuando se parte de la perspectiva microeconómica, el contexto en que la empresa se inscribe puede visualizarse como un conjunto de externalidades cuya existencia viabiliza y fomenta en mayor o menor grado los esfuerzos intra-firma de aumento de la creatividad y del aprendizaje. Desde tal óptica, el énfasis recae en cómo aprovechar las externalidades existentes y en cómo lograr nuevos vínculos con elementos contextuales de modo de crear nuevas externalidades. Conservando la misma conceptualización básica, la perspectiva de estudio puede alterarse, con vistas a examinar la capacidad de innovación de un país o de su economía como un todo. En tal caso, el análisis recae sobre los efectos globales de los procesos de aprendizaje microeconómicos y de su entorno mesoeconómico; y en particular, sobre los efectos verificados en la infraestructura tecnológica básica. El análisis de las externalidades cambia pues de sentido, en tanto lo que importa identificar es qué procesos microeconómicos y qué contextos mesoeconómicos tienen más aptitud para expandirse al conjunto de la economía. En esta perspectiva, interesará concentrar las indagaciones en los desarrollos tecnológicos o en los polos de innovación que fortalezcan las «complementariedades tecnológicas intersectoriales» de modo de ir tejiendo vínculos estimuladores de la creatividad y del aprendizaje, y con ello de nuevos ámbitos de innovación microeconómicos. Dicho en otras palabras, y regresando a la nomenclatura utilizada anteriormente (veáse, más arriba, el ítem Empresa y contexto) se trata de privilegiar los aspectos dinámicos de los SNI, cuya funcionalidad para el buen desempeño tecnológico y económico general se relaciona con la conformación de contextos mesoeconómicos estimulantes del aprendizaje. Así como la forma de ver los procesos de aprendizaje tecnológico se relaciona con el modo de analizar la competitividad de la firma individual, la capacidad de innovar de un país o economía se vincula con su competitividad internacional. Las cuestiones relevantes pasan a referirise a los elementos contextuales que han de estrategias competitivas internacionalmente exitosas. Tal es la perspectiva del enfoque de la competitividad estructural desarrollado en el seno de la OCDE, por lo demás similar
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