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Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 0 
 
 
 
 
 
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UNIVERSIDAD DE JAÉN 
Facultad de Ciencias de la Salud 
 
 
Trabajo Fin de Grado 
 
 
 
Trabajo Fin de Grado 
Efectividad de la terapia 
activa en el síndrome de dolor 
miofascial 
Alumno: Amaro López, Eva María 
 
Tutor: Prof. D.Lérida-Ortega, Miguel Ángel 
Dpto: Ciencias de la Salud 
 
 
 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 2 
 
 
Objetivo: Comprobar la efectividad de la terapia activa en el tratamiento del síndrome 
de dolor miofascial. 
 
Métodos: Se lleva a cabo una revisión bibliográfica en 3 bases de datos: Pubmed, 
PEDro y Scopus. Se seleccionaron 7 ensayos clínicos aleatorizados con una puntuación superior 
a 5 en la escala metodológica PEDro, que hicieran referencia a los posibles tratamientos para 
el síndrome de dolor miofascial combinados con la terapia activa o comparándolos con ella. 
 
Resultados: De entre estos artículos encontramos tres en los que se encuentran 
diferencias significativas en cuanto a dolor, calidad de vida y otras variables a favor del grupo 
de intervención que consta de terapia activa junto con otro tipo de tratamiento. Respecto a los 
cuatro estudios restantes, no se aprecian diferencias en los parámetros para las distintas 
técnicas utilizadas. 
 
Conclusión: No se han encontrado estudios suficientes que determinen la efectividad 
de la terapia activa. Lo más frecuente es combinarla con otro tipo de terapia ya sea manual 
mediante compresión, masaje, técnicas miofasciales, o mediante fisioterapia instrumental 
como puede ser láser, electroterapia o ultrasonidos entre otros. Por lo tanto, es necesario 
seguir investigando en este tema. 
 
Palabras clave: “Myofascial pain syndrome”, “Trigger points”, “Exercise”, “Sport”. 
 
 
 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 3 
 
 
Objetive: Verify the effectiveness of active therapy for the treatment of myofascial 
pain syndrome. 
 
Methods: A literature review was carried out in 3 databases: Pubmed, PEDro and 
Scopus. Seven randomized clinical trials were selected with a higher score to 5 in the 
methodological PEDro scale, that mention possible treatments for myofascial pain syndrome 
combined with active therapy or comparing to it. 
 
Results: Among these articles we find 3 of them in which there are significant 
differences in terms of pain, quality of life, etc, in favor of the intervention group consisting of 
active therapy along with another type of treatment. Regarding the 4 remaining studies, there 
are no inequalities in the parameters for the different techniques used. 
 
Conclusion: No sufficient studies have been found to determine the effectiveness of 
active therapy. The most common is to combine it with another type of therapy either manual 
like compression, massage, myofascial techniques, etc, or through instrumental physiotherapy 
such as laser, electrotherapy or ultrasounds. Therefore, further research is needed on this 
subject. 
 
Keywords: “Myofascial pain syndrome”, “Trigger points”, “Exercise”, “Sport”.
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 4 
 
 
 
El síndrome miofascial es un cuadro de dolor regional de origen muscular, localizado en un 
músculo o grupo muscular, que consta de una banda tensa, de mayor consistencia, dolorosa, 
identificable por palpación y en cuyo seno se encuentra el punto gatillo (PG) que provoca dolor 
referido a distancia, espontáneamente o a la presión digital (1). 
EL Síndrome de Dolor Miofascial (SDM) representa la principal causa de dolor entre los 
adultos de mediana edad (30-60 años) y se presenta en un 37% de los hombres y 65% de las 
mujeres, por lo tanto, el SDM puede convertirse potencialmente en un problema cada vez más 
importante en la población en los próximos años(2). Es bastante desconocido, 
infradiagnosticado e infratratado, probablemente porque no se acompaña de alteraciones 
estructurales detectables con las pruebas complementarias de imagen o analíticas y con 
frecuencia por estar asociado a otros procesos musculoesqueléticos.(3) 
Su prevalencia es muy elevada en atención primaria, aunque es aún mayor en los centros 
de atención especializada(4). El dolor miofascial tiene tres componentes básicos: la banda 
tensa, el punto gatillo y el patrón característico de dolor referido(1). 
Un punto gatillo miofascial (PGM) es un nódulo hiperirritable de dolor focal a la presión y 
que se encuentra en una banda tensa palpable de músculo esquelético. Microscópicamente 
está formado por múltiples nodos de contracción, que representan un acortamiento severo y 
localizado de sarcómeras(5). 
Mientras que el PGM activo genera dolor referido espontáneo, y otros síntomas como 
disfunción motora y fenómenos autónomos, el PGM latente es asintomático, aunque puede 
provocar dolor referido, de menor intensidad, como respuesta a estiramiento, compresión o 
sobrecarga. La importancia del PGM latente radica en su capacidad para producir trastornos 
en la actividad muscular y en la eficacia del movimiento, así como en su capacidad de ser 
precursor de PGM activos(6). 
A veces, un punto gatillo miofascial puede estar presente como resultado de procesos 
pasados y resueltos como una sobrecarga o una sobre solicitación, así como un traumatismo 
directo, auto perpetuándose si no se toman las medidas oportunas para eliminarlo. Otras 
veces, puede ser secundario a un proceso actual como un problema articular, un déficit 
nutricional o un mal uso continuado de la musculatura a causa por ejemplo de una mala 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 5 
 
ergonomía laboral o un defecto postural. De manera que, a veces, el tratamiento de los puntos 
gatillo podrá ser suficiente, y otras veces hará falta plantearse que hay detrás del problema (7). 
Una banda palpable en el músculo estriado afectado. Es un grupo de fibras que se extiende 
a lo largo del músculo, de inserción a inserción, formando una banda aumentada de 
consistencia, que generalmente no se detecta a la inspección, pero sí a la palpación y, con más 
facilidad, en la posición donde el músculo se encuentra en mayor relajación(8). 
Un patrón característico de dolor referido. Es el dolor que proviene de un PG, pero que se 
siente a distancia del origen de éste, generalmente lejos del epicentro. La distribución del 
dolor referido por un PG pocas veces coincide con la total distribución de un nervio periférico 
o una raíz(8). 
Dentro de los síntomas del Síndrome de dolor miofascial se incluyen:(9) 
 Dolor (frecuentemente referido, es decir, experimentado fuera de la zona donde se 
encuentra el punto gatillo miofascial responsable) 
 Debilidad muscular 
 Restricción de movilidad 
 Descoordinación 
 Fatigabilidad muscular 
 Retardo en la relajación y en la recuperación de los músculos después de su actividad 
 Espasmo muscular observado electromiográficamente en la zona de dolor 
 Alteraciones de los patrones de activación motora 
 
 
La etiología del SMF es desconocida. Las causas están relacionadas con factores 
biomecánicos de sobrecarga o sobreutilización muscular o microtraumatismos de repetición, 
en los que se ven alterados los procesos metabólicos locales del músculo y la función 
neuromuscular en la placa motora(10) que se traduce en una excesiva liberación de acetilcolina,una despolarización prolongada con contracción sostenida del músculo, lo que lleva a la 
compresión de los vasos sanguíneos pequeños, isquemia tisular local, liberación de bradicinina 
y excitación de nociceptores(11). También puede aparecer de manera concomitante, 
acompañando a otras enfermedades articulares, radiculares e incluso viscerales (10) 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 6 
 
Existen una serie de factores favorecedores o precipitantes que pueden reactivar o 
generar los PG, respectivamente. Los factores citados como predisponentes en la formación de 
los PG incluyen traumatismos, desentrenamiento, malas posturas, estrés mecánico repetido, 
desequilibrio mecánico (como dismetría de extremidades), enfermedades articulares, sueño 
no reparador, deficiencias vitamínicas y minerales, factores psicológicos como el estrés y el 
estado emocional y enfermedades sistémicas como puede ser el hipertiroidismo y el colon 
irritable (1,12). 
 
 El tratamiento se centra en disminuir el dolor, mejorar la fuerza del músculo y la buena 
postura(13). 
Entre las terapias manuales, la liberación por presión, el calor/frío, el spray frío con 
estiramiento, el masaje transverso profundo están entre las más conocidas, sin que quede 
claro cuál de ellas es la más efectiva. También se utilizan técnicas instrumentales, 
especialmente la terapia combinada de ultrasonidos y electroterapia de media o baja 
frecuencia y la acupuntura entre otros. Este tipo de tratamiento debe ser continuo y el 
paciente deberá realizar una tabla de ejercicios en su casa para garantizar el éxito (4,14). 
Otro tipo de terapia útil para el control del dolor es el ejercicio terapéutico(15,16). El 
ejercicio contribuye en la inactivación de los puntos gatillo(17,18). Para el tratamiento del 
síndrome de dolor miofascial es esencial un programa inicial de estiramientos que van a 
conseguir flexibilizar las bandas tensas del músculo que origina el dolor y la tensión 
consiguiendo un alivio del dolor, una mejora en el rango de movilidad y la funcionalidad para 
desarrollar las actividades de la vida diaria(15,16) . 
El ejercicio físico se ha utilizado como una estrategia preventiva y/o terapéutica para 
prevenir o “tratar” problemas fundamentalmente musculo-esqueléticos, cardiovasculares o 
metabólicos. En los últimos años del siglo XX aparece una fuerte influencia que ejerce el 
ejercicio físico sobre el sistema inmunitario, ya que cada vez se aplica la actividad física en la 
prevención y terapia de patologías como enfermedades infecciosas, cáncer, enfermedades 
inflamatorias e, incluso, en patologías en las que subyace una alteración del funcionamiento 
del sistema inmunitario, tales como las auto-inmunitarias y/o autoinflamatorias(19). 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 7 
 
Comprobar la efectividad de la terapia activa en el tratamiento del síndrome de dolor 
miofascial. 
 
 Verificar si la terapia activa es más efectiva combinada con otros métodos
 Constatar qué tipo de terapia activa es más útil 
 Confirmar si este tipo de terapia puede tener efectos adversos 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 8 
 
 
 
Para realizar esta revisión sistemática se llevó a cabo una búsqueda en tres bases de datos 
(Pubmed, PEDro y Scopus) entre los meses de diciembre de 2016 y marzo de 2017. 
 
Los descriptores utilizados para realizar dichas búsquedas en la base de datos de Pubmed 
fueron “Myofascial pain syndrome”, “Trigger points” agrupados mediante el operador voleano 
“OR” y enfrentados mediante el operador voleano “AND” a los descriptores “exercise”, “sport” 
que a su vez fueron agrupados mediante “OR”, obteniendo un total de 133 artículos. 
 
En la base de datos PEDro realizamos una búsqueda combinando “Myofascial pain 
syndrome” y “trigger points” mediante el operador “AND” con “exercise” apareciendo 16 
artículos. 
 
Por último, en Scopus se llevó a cabo una búsqueda donde se combinan los descriptores 
“Myofascial pain syndrome” y “Trigger points” agrupados con el operador “OR” a “exercise”, 
“sport” mediante el operador “AND” unidos a su vez con el operador “OR” arrojando 462 
artículos. 
 
La búsqueda aportó un total de 611 artículos. Se realiza una criba en la que se descartan 270 
artículos por no ser ensayos clínicos aleatorizados. Se le añade a la selección aquellos que han 
sido publicados desde el año 2013, obteniendo 110 artículos. Por no ser realizados con 
humanos se excluyen 34. Al revisar el resumen, eliminamos 24 por realizar el estudio 
únicamente con otra técnica y, sin estar combinado con nuestra técnica de elección, por estar 
duplicado suprimimos 7. Finalmente, por estar disponible a texto completo nos quedamos con 
7 artículos en nuestra revisión sistemática. 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 9 
 
 
 
Se tienen en cuenta artículos que cumplen los siguientes criterios para ser incluidos dentro de 
esta revisión sistemática: 
 Ensayos clínicos aleatorizados 
 Desde 2013 
 Seres Humanos 
 Cuyo tratamiento tuviera relación con el ejercicio aunque estuviera combinado con 
otra técnica 
 Que padecieran síndrome de dolor miofascial 
 
 Se excluyeron aquellos estudios que no cumplían los criterios de inclusión y además: 
 Aquellos que tenían una puntuación menor de 5 en la escala metodológica PEDro 
 Tratamientos con terapia no manual 
 Estudios en idiomas que no fueran español o inglés 
 
 
Las variables medidas en los artículos son principalmente la intensidad de dolor, el rango de 
movilidad o apertura, la calidad de vida y el umbral de dolor por presión. 
 
Para evaluar la calidad metodológica de los estudios seleccionados se ha utilizado la escala 
PEDro compuesta por diez ítems, la cual se ha mostrado válida para realizar estas 
mediciones(20). Cada uno de estos ítems se califica como presente o ausente realizando una 
suma de todos los resultados positivos obtenidos, siendo 10 el máximo resultado obtenible 
otorgando al ensayo clínico aleatorizado el máximo. Se sugiere que los estudios que posean 
una puntuación igual o mayor a 5 son calificados como de alta calidad metodológica y bajo 
riesgo de sesgo(21) 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 10 
 
 
En los 7 ensayos clínicos seleccionados se utiliza terapia activa como tratamiento en uno 
de los grupos de intervención ya sea como única técnica o junto a otras terapias. 
Los artículos se han agrupado en dos grupos: 2 en los que se utiliza principalmente terapia 
manual y 5 en los que se utiliza otro tipo de terapia. 
Las características principales de cada estudio aparecen a continuación: 
 
 
 El propósito del estudio de Gema Bodes-Pardo et al(22) es determinar los 
efectos de la terapia manual sobre los puntos gatillos del músculo 
esternocleidomastoideo en pacientes con dolor de cabeza referido por daño 
en zona cervical. Se evaluó la intensidad de dolor de cabeza y de cuello 
mediante la escala numérica del dolor, el rango de movilidad cervical 
mediante el test de flexión craneocervical. Los pacientes fueron separados en 
2 grupos: un grupo intervención de 10 pacientes que recibieron tratamiento 
de puntos gatillo mediante distintas técnicas como compresión, estiramiento y 
masaje transverso, y un grupo control del mismo número al que se le aplicó 
una terapia simulada de tratamiento de puntos gatillo en la que se mantiene la 
misma presión durante toda la técnica simplemente para simular que 
realmente se le está tratando. Ambos grupos son tratados por un 
fisioterapeuta 3 veces por semana. Se obtuvieron diferencias significativas en 
cuanto a la intensidad del dolor decabeza y cervical en el grupo experimental 
frente al grupo control. Además, los que recibieron el tratamiento mejoraron 
en cuanto al rendimiento motor de los flexores cervicales profundos y la 
sensibilidad a la presión. No hubo efectos adversos. Esto sugiere una gran 
importancia clínica del tratamiento. 
 
 Kallamir Allan et al(23) realizó un estudio evaluando las diferencias en el dolor y 
la apertura de la boca comparando entre una terapia miofascial intra-oral y un 
programa de ejercicios y autocuidados. Para ello, 46 participantes con 
desorden temporomandibular crónico fueron divididos en 2 grupos: por un 
lado, un grupo recibió técnicas miofasciales intraorales en músculos 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 11 
 
pterigoideos laterales y mediales, músculos temporales y ganglios 
esfenopalatinos y otro grupo recibió una serie de ejercicios y consejos para 
autocuidado, entre los ejercicios encontramos excursiones mandibulares, 
estiramientos post-isométricos. Los pacientes recibieron 2 sesiones por 
semana durante 5 semanas. No se encontraron efectos adversos, salvo que un 
paciente en el grupo de ejercicios abandonó el tratamiento. Los resultados 
muestran una fuerte diferencia estadística en cuanto al dolor pero esto no es 
significativo en la clínica, hubo disminución del dolor en ambos grupos siendo 
mayor clínicamente en el grupo que recibió la terapia miofascial. Por otro lado, 
el rango de apertura de la boca había incrementado en ambos grupos. 
 
 
Dentro de los ensayos que son realizados usando otro tipo de terapia, que no es 
exclusivamente la manual, podemos distinguir entre 2 grupos: uno en el que utilizan 
máquinas y otro en el que no. 
 
 
 El ensayo de Sakrajai Piyaraid et al(24) tiene como finalidad hipotetizar acerca 
de la efectividad en la reducción del dolor en pacientes con síndrome de dolor 
miofascial aplicando una corriente transcraneal en la corteza motora primaria 
combinado con el tratamiento estándar. Se realizaron dos grupos 
aleatorizados donde en el grupo de intervención los pacientes recibieron 
tratamiento estándar que consistía en realizar una serie de autoestiramientos 
diarios una vez localizados los puntos gatillo, incluyendo 10 minutos de 
ultrasonidos seguidos de la aplicación de 20 minutos de termoterapia con 
bolsas calientes tres veces a la semana durante 2 semanas, junto con 5 días 
consecutivos de aplicación de estimulación intracraneal a 1mA de intensidad y 
el grupo control recibió el tratamiento estándar junto a una falsa estimulación 
intracraneal. Al final del seguimiento, 15 de los pacientes del grupo de 
intervención mostraron una disminución en la intensidad del dolor a diferencia 
del grupo control que solo fueron 7. Como efecto adverso, dos pacientes del 
grupo que recibió terapia transcraneal, presentaron una erupción cutánea sin 
dolor que se resolvió en 1 hora. 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 12 
 
 Umit Dundar et al(25) repartió 76 mujeres con síndrome de dolor miofascial en 
el músculo trapecio superior en dos grupos con la finalidad de evaluar el 
efecto de la terapia láser de alta intensidad. El primer grupo fue tratado con 
láser de alta intensidad y ejercicio y el segundo grupo con ejercicio y terapia 
láser placebo. Los parámetros a evaluar fueron dolor, rango de movilidad 
cervical, discapacidad y calidad de vida. Los ejercicios que llevaron a cabo 
ambos grupos 15 minutos una vez al día, 15 días, durante 3 semanas 
consistían en ejercicios isométricos de fuerza, ejercicios de movilidad y 
estiramientos de la región cervical. El dolor fue evaluado mediante la escala 
visual analógica (VAS), la movilidad mediante un inclinómetro y goniómetro, la 
discapacidad con el índice de discapacidad del cuello (NDI) y la calidad de vida 
con el cuestionario SF-36. El grupo de intervención presentó una mayor 
mejoría en cuanto al dolor, el NDI y partes del cuestionario SF-36. Sin 
embargo, no hubo diferencias significativas en los demás parámetros. 
 
 En el estudio de Minhee Kim et al(26), se seleccionaron 45 pacientes de 
avanzada edad con síndrome de dolor miofascial y presencia de puntos gatillo 
en el músculo trapecio superior de no más de 3 meses de duración. Los 
pacientes fueron agrupados en un grupo que practicaba autoejercicios con 
una pelota hinchable y otro que recibía ultrasonidos durante 5 minutos. El 
propósito de los autoejercicios con la pelota es el de disminuir la tensión de los 
puntos gatillo, para ello se utiliza haciendo presión en los distintas zonas 
dolorosas, primero en el esternocleidomastoideo, pectoral mayor y por último 
en trapecio superior. La escala visual analógica utilizada para medir el dolor 
mostró una disminución significativa en ambos grupos. La presión mínima 
necesaria para ocasionar dolor aumentó considerablemente en el grupo de 
autoejercicios frente al otro grupo. La flexión cervical lateral incrementó en 
ambos grupos. 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 13 
 
 
 Pınar Küçük Eroğlu et al(27) publicó un ensayo clínico aleatorizado sobre la 
efectividad de la punción seca, inyección de lidocaína y tratamiento oral de 
flurbiprofeno en pacientes con síndrome de dolor miofascial en cuello y 
espalda. Para ello se dividieron los 60 participantes en tres grupos: uno recibió 
punción seca, otro, inyecciones de lidocaína y el último tratamiento de 
flurbiprofeno. A su vez, a todos ellos les prescribieron un programa de 
ejercicios en casa que se basaba en estiramientos de la zona afectada. Las 
variables medidas fueron el dolor mediante la escala visual analógica, el grado 
de sensibilidad de los puntos gatillo, el rango de movilidad de cuello y 
hombros mediante goniometría y la calidad de vida con Nottingham Health 
Profile. Hubo una mejora significativa en todas las variables en los tres grupos, 
pero no se encontraron diferencias significativas entre grupos. 
 Seyed Mansoor Rayegani et al(28) en su estudio busca comparar los efectos de 
la punción seca y la fisioterapia en el tratamiento del síndrome de dolor 
miofascial en músculo trapecio. Por lo que separa a 28 pacientes en dos 
grupos, uno que es tratado con punción seca y otro con fisioterapia. El primer 
grupo recibe la terapia de manos de un fisioterapeuta que recomienda la 
aplicación de hielo en la zona durante las primeras 24 horas tras el 
tratamiento y también le recomienda la aplicación de capsaicin en crema en la 
zona de la punción. Por otro lado, el grupo de fisioterapia acude 3 veces por 
semana durante 10 sesiones al hospital. Cada sesión incluye termoterapia, 
electroterapia y estiramientos. Además, los pacientes de ambos grupos fueron 
instruidos para realizar autoestiramientos del trapecio superior en casa 2 
veces al día 10 repeticiones de 15 segundos. Después de un mes de 
tratamiento, tanto el grupo de punción seca como el de fisioterapia muestran 
una disminución del dolor nocturno, en reposo y durante la actividad. A su vez, 
también hay mejoras en algunas puntuaciones de la calidad de vida y el 
umbral de dolor por presión. Lo que indica que sendas modalidades de 
tratamiento tienen el mismo efecto sobre el síndrome de dolor miofascial en 
el trapecio superior. 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 14 
 
 
Teniendo presente nuestro objetivo de determinar la efectividad de la terapia activa en el 
síndrome de dolor miofascial, podemos comprobar si realmente es beneficioso este tipo de 
terapia. Para poder llevarlo a cabo, es necesario un buen análisis y discusión de los resultados 
observando las variables de resultado más frecuentes que encontramos en nuestros artículos. 
El dolor es una de lasvariables que más aparece en los estudios recogidos en esta revisión. 
Fue evaluado mediante la escala visual analógica (EVA) u otras escalas. En 4 de los 7 artículos 
se encuentran diferencias en cuanto a la intensidad del dolor entre grupos. 
En el estudio de Bodes-Pardo Gema et al(22), la intensidad de dolor de cabeza y cuello 
experimentó un mayor descenso en el grupo que recibió la terapia manual para puntos gatillo 
en comparación con los que recibieron la terapia simulada, el tamaño del efecto entre grupos 
fue grande. 
Kalamir Allan et al (23) muestra en su estudio una disminución del dolor a la sexta semana 
en las tres medidas de resultado en comparación con el dolor al inicio de la intervención. El 
grupo de terapia miofascial alcanzó una reducción de 2 puntos por cada uno de los tres 
resultados, que son dolor en reposo, dolor a la apertura y al cierre de la boca. 
En el artículo de Sakrajai Piyaraid et al(24), 12 (75%) de los participantes del grupo 
experimental reportó una reducción del 30% o más en la intensidad del dolor medida 
mediante la EVA. 
Umit Dundar et al(25) evaluó la intensidad del dolor en reposo, durante el movimiento y por 
la noche mediante la escala visual analógica. El grupo tratado con láser de alta intensidad 
obtuvo una mejora en cuanto a la puntuación del dolor a la cuarta y doceava semana en 
comparación con los valores anteriores al tratamiento. 
Tanto en el estudio de Minhee Kim et al(26), como en el de Seyed Mansoor Rayegani et al(28) 
y el de Pınar Küçük Eroğlu et al(27), disminuyó el dolor en los distintos grupos, pero no se 
encontraron diferencias significativas entre grupos. 
La calidad de vida fue evaluada mediante el cuestionario SF-36 y la escala Nottingham 
Health Profile. Este aspecto fue medido en 3 de los 7 artículos. 
En el estudio de Pınar Küçük Eroğlu et al(27), experimenta un incremento en los 3 grupos 
(punción seca, inyecciones de lidocaína, flurbiprofeno oral). Sin embargo, en la comparación 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 15 
 
intergrupal se encuentran mejoras en todos los aspectos excepto para la fatiga, que mejora en 
el tercer y decimocuarto día en comparación con los valores de pretratamiento. 
En la revisión de Seyed Mansoor Rayegani et al(28) se encuentra un aumento en algunos 
aspectos del cuestionario SF-36 como son el funcionamiento social, limitación de roles debido 
a problemas físicos, y funcionamiento físico. 
El último artículo que menciona dentro de sus resultados esta variable es el de Umit 
Dundar et al(25), en el que al igual que en el estudio de Seyed Mansoor Rayegani et al(28) solo 
hay unos cuantos aspectos del cuestionario de la calidad de vida que se ven incrementados. En 
este caso son: el funcionamiento físico, limitación de roles debido a problemas físicos, dolor 
corporal, percepción general de la salud, funcionamiento social y las limitaciones debidas a 
problemas emocionales. 
Otra de las variables evaluadas es el rango de movilidad. En el estudio de Minhee Kim et 
al(26), la flexión cervical lateral fue medida con un goniómetro electrónico al inicio y durante 4 
semanas, a las cuatro semanas mostró un aumento significativo en ambos grupos. Al igual 
pasó en las revisiones de Pınar Küçük Eroğlu et al(27) y la de Umit Dundar et al(25). 
El rango de apertura bucal medido en la revisión de Kalamir Allan et al(23) muestra un 
incremento a la sexta semana con respecto al inicio de tratamiento. Sin embargo, desde el 
punto de vista clínico ni entre los grupos, ni dentro de ellos se lograron cambios mínimos de al 
menos 5 mm postratamiento. 
La medida que menos aparece es el umbral de dolor por presión, el cual experimentó un 
significativo aumento en el estudio de Seyed Mansoor Rayegani et al(28) en los sujetos incluidos 
en el grupo de punción seca. Pınar Küçük Eroğlu et al(27) en su revisión encontró un descenso 
de la sensibilidad de los puntos gatillo al tercer y decimocuarto día. También, Minhee Kim et al 
(26) observó un aumento en la presión mínima necesaria para ocasionar dolor a la tercera y 
cuarta semana en el grupo de ejercicios y a la tercera semana en el grupo que recibió 
ultrasonidos. Por último, Bodes-Pardo Gema et al(22) también menciona un aumento de este 
parámetro. 
No podemos afirmar que la terapia activa sea efectiva para el tratamiento de dolor 
miofascial ya que, a pesar de haber encontrado algunos artículos que incluyen ejemplos de 
terapia activa para tratar el síndrome de dolor miofascial, en casi todos aparece junto con otro 
tipo de terapia y no se evalúa de forma individual, por lo que no queda claro su beneficio. Es 
cierto que, tras analizar los artículos, suele ser mejor tratamiento el que incluye ejercicio físico, 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 16 
 
pero no hay suficiente evidencia para concluir que es por la terapia activa y no por el resto de 
métodos que se le aplican. 
 
No hemos podido comprobar la efectividad de la terapia activa ya que son escasos 
artículos en los que esta terapia sea la elegida como tratamiento principal. 
Tampoco podemos verificar si la terapia activa es más eficaz combinada con otros 
tipos de terapia ya que son necesarios más estudios en los que aparezca esta terapia 
combinada y sin combinar. 
Sin embargo, tras el análisis de nuestros artículos parece que en cuanto al tipo de 
terapia activa más útil encontramos los estiramientos. 
Para finalizar, puesto que en nuestros artículos no aparecen apenas efectos adversos, 
podemos decir que nuestro tipo de terapia no ocasiona tales efectos negativos, aunque 
una vez más sería necesario seguir investigando acerca de la terapia activa. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 17 
 
 
 
 
 
Bases de datos Descriptores Número 
de 
artículos 
Límites del buscador Fecha 
PUBMED (“Myofascial pain 
syndrome” OR “trigger 
points”) AND (“exercise” 
OR “sport”) 
133 Randomized 
controlled Trial, 5 
years, free full text 
18/02/2017 
PEDro Myofascial pain 
syndrome, trigger points 
AND exercise 
16 
 
 
 
Desde 2013 18/02/2017 
Scopus “Myofascial pain 
syndrome” or “trigger 
points” AND “exercise” 
or “sport” 
462 Article, since 2013 18/02/2017 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 18 
 
 
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A
L
 
Sakrajai Piyaraid et 
al. 
 2014
Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí Sí 9/10 
Pınar Küçük EROĞLU. 
 2013
Sí Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí Sí 9/10 
 Kallamir Allan et al. 
 2013
Sí Sí Sí Sí No Sí Sí Sí Sí Sí 9/10 
Minhee Kim et al. 
2016 
Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí Sí Sí 8/10 
Seyed Mansoor 
Rayegani et al. 
2013 
Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí Sí Sí 8/10 
Umit Dundar et al. 
2015 
Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí Sí Sí 8/10 
 Bodes-Pardo Gema 
et al. 
2013 
Sí Sí Sí Sí No No Sí Sí Sí Sí 8/10 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 19 
 
 
Autor y año Tipo de estudio y 
patología 
Calidad 
PEDro 
Participantes e 
intervención 
Seguimiento Resultados 
Sakrajai Piyaraid et 
al. 
(2014) 
Ensayo clínico 
aleatorizado doble 
ciego. 
 
Pacientes con síndrome 
de dolor miofascial en 
hombro. 
9/10 N: 31 
Edad: 18-65 años 
 
Grupo intervención(corriente transcraneal 
y tto. estándar): 16 
Grupo control 
(corriente transcraneal 
simulada y tto. 
estándar): 15 
De inmediato 
después del 
tratamiento y 
durante las 4 
semanas 
siguientes 
Del grupo intervención 15 de los pacientes mostraron una 
disminución en la intensidad del dolor en comparación con 
el grupo control que solo fueron 7. 
Pınar Küçük Eroğlu. 
(2013) 
Ensayo clínico 
aleatorizado doble ciego 
con 3 grupos de estudio. 
 
Pacientes con síndrome 
de dolor miofascial en 
cuello o espalda. 
9/10 N: 60 
Edad: 18-50 años 
 
Grupo punción seca 
(junto a ejercicios en 
casa): 20 
Grupo inyección de 
lidocaína (junto a 
ejercicios en casa): 20 
Grupo flurbiprofeno 
oral (junto a ejercicios 
en casa): 20 
Al inicio del 
estudio, al 
tercer y al 
catorceavo día 
tras el 
tratamiento 
No se encontraron diferencias significativas entre los tres 
grupos. Sin embargo, hubo una mejora en todas las variables 
(dolor, sensibilidad de los puntos gatillos, rango de 
movilidad de cuello y hombros y calidad de vida) en sendos 
grupos. 
Kallamir Allan et 
al. 
(2013) 
Ensayo clínico 
aleatorizado. 
 
Pacientes con desorden 
9/10 N: 46 
Edad: 18-50 años 
Grupo terapia 
miofascial intraoral: 
A la sexta 
semana 
Estadísticamente hay una gran diferencia en cuanto al dolor 
entre ambos grupos pero esto no se refleja en la clínica. 
Ambos grupos experimentaron un incremento en el rango 
de apertura de la boca y en la disminución del dolor siendo 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 20 
 
temporomandibular 
miogénico crónico 
23 
Grupo educación y 
autoejercicios: 23 
un poco mayor en el grupo que recibió la terapia miofascial. 
Minhee Kim et al. 
(2016) 
Ensayo clínico 
aleatorizado doble 
ciego. 
 
Pacientes con síndrome 
de dolor miofascial en el 
músculo trapecio 
superior 
8/10 N: 40 
Edad media: 69,43 
años 
 
Grupo ultrasonidos: 
18 
Grupo de 
autoejercicios con 
pelota inflable: 22 
Al inicio del 
estudio y a la 4 
semanas 
La escala visual analógica mostró una disminución del dolor 
en ambos grupos. La presión mínima necesaria para 
ocasionar dolor aumentó en el grupo de autoejercicios en 
comparación con el grupo de ultrasonidos. 
El rango de lateroflexión cervical aumentó en ambos grupos. 
Seyed Mansoor 
Rayegani et al. 
(2013) 
Ensayo clínico 
aleatorizado. 
 
Pacientes con síndrome 
de dolor miofascial en el 
músculo trapecio 
superior 
8/10 N: 28 
Edad: 20-50 años 
 
Grupo intervención 
(punción seca) : 14 
Grupo control (tto. 
estándar de 
fisioterapia) : 14 
A la semana y al 
mes siguiente 
Tanto el grupo intervención como el grupo control 
mostraron una atenuación del dolor, mejora en algunos 
aspectos de la calidad de vida y el umbral de dolor por 
presión. 
Umit Dundar et al. 
(2015) 
Ensayo clínico 
aleatorizado doble 
ciego. 
 
Pacientes con síndrome 
de dolor miofascial en el 
músculo trapecio 
superior 
8/10 N: 76 
Edad: 20-60 años 
 
Grupo intervención 
(terapia con láser alta 
intensidad y ejercicio): 
38 
Grupo control (terapia 
con láser alta 
intensidad simulada y 
ejercicio): 37 
Antes del 
tratamiento y a 
la cuarta y 
doceava 
semana 
El grupo de intervención presentó una mayor mejoría en 
cuanto al dolor, índice de discapacidad del cuello y algunas 
partes del cuestionario SF-36 que evalúa la calidad de vida. 
No obstante, no se encontraron diferencias en los demás 
parámetros. 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 21 
 
 
 
Bodes-Pardo Gema 
et al. 
(2013) 
 
 
Ensayo clínico 
aleatorizado. 
 
Pacientes con puntos 
gatillo en el músculo 
esternocleidomastoideo 
que ocasiona dolor de 
cabeza 
 
 
8/10 
 
 
N: 20 
Edad: 18-60 años 
 
Grupo intervención 
(terapia para puntos 
gatillo mediante 
compresión, 
estiramiento y masaje 
transverso): 10 
Grupo control (terapia 
puntos gatillo 
simulada): 10 
 
 
Al inicio del 
tratamiento y a 
la semana 
 
 
El grupo que recibió terapia para puntos gatillo obtuvo 
mejorías en cuanto a la intensidad de dolor tanto cervical 
como de cabeza frente al grupo control. Además mejoraron 
en el rendimiento motor de los flexores cervicales profundos 
y la sensibilidad a la presión. 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 22 
 
 
Efectividad de la terapia activa en el síndrome de dolor miofascial 23 16 
 
 
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