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Mony Elkalm (compilador) La terapia familiar en ansformaci i Paidos Terapia Familiar Terapia Familiar Últimos títulos publicados: 21. M. Selvini Palazzoli y otros - Paradoja y contraparadoja 22. B. E Keeney y O. Silverstrein - h a voz terapéutica de Olga Silverstrein 23. M. Andolfi - Tiempo y mito en la psicoterapia fam iliar 25. W H. O’Hanlon - Raíces profundas 27. H. C. Fishman - Tratamiento de adolescentes con problemas 28. M. Selvini Palazzoli y otros - Los juegos psicóticos en la fam ilia 29. T. J. Goodrich y otros - Terapia fam iliar femenina 30. L. Onnis - Terapia fam iliar de los trastornos psicomáticos 31. A. Ackermans y M. Andolfi - ha creación del sistema terapéutico ■ 32. S. de Shazer - Claves para la solución en terapia breve 33. A. M. Sorrentino - Handicap y rehabilitación 34. L. Cancrini - ha psicoterapia: gramática y sintaxis 35. W H. O’Hanlon y M. Weiner-Davis - En busca de soluciones 36. C. A. Whitaker y W M. Bumberry - Danzando con la fam ilia 37. F. S. Pittman III - Momentos decisivos 38. S. Cirillo y E Di Blasio - Niños m altratados 39. J. Haley - has tácticas de poder de Jesucristo 40. M. Bowen - De la fam ilia a l individuo 41. C, A. Whitaker - Meditaciones nocturnas de un terapeuta fam iliar 42. M. M. Berger - Más allá del doble vínculo 43. M. Walters, B. Cárter, E Papp y O. Silverstein - La red invisible 45. M. Silvini - Crónica de una investigación 46. C. Raush Herscovici y L. Bay - Anorexia nerviosa y bulim ia 48. S. Rosen - M i voz irá contigo 49. A. Campanini y F. Luppi ■ Servicio social y modelo sistémico 50. B. E Keeney - ha improvisación en psicoterapia 51. E Caillé - Uno más uno son tres. La pareja revelada a sí misma 52. J. Carpenter y A. Treacher - Problemas y soluciones en terapia fam iliar y de pareja 53. M. Zappella - No veo, no oigo, no hablo. E l autismo infantil 54. J. Navarro Góngora - Técnicas y programas en terapia fam iliar 55. C. Madanes - Sexo, amor y violencia. Estrategias de transformación 56. M. White y D. Epston - Medios narrativos para fines terapéuticos 57. W Robert Beavers y R. B. Hampson - Familias exitosas 58. L. Segal - Soñar la realidad. E l constructivismo de Heinz von Foerster 59. S. Cirillo - E l cambio en los contextos no terapéuticos 60. S. Minuchin y M. E Nichols - ha recuperación de la fam ilia 61. D. A. Bagarozzi y S. A. Anderson - M itos personales, m atrim oniales y fam iliares 62. J. Navarro Góngora y M. Beyebach (comps.) - Avances en terapia fam iliar sistémica 63. B. Cade y W H. O’Hanlon - G uía breve de terapia breve 64. B. Camdessus, M. Bonjean y R. Spector - Crisis fam iliares y ancianidad 65. J. L. Linares - Identidad y narrativa 66. L. Boscolo y E Bertrando - Los tiempos del tiempo 67. W Santi y otros - Herramientas para psicoterapeutas 68. M. Elkaim - La terapia fam iliar en transformación & <1 3 <3 -£> 'C- . ¿ .3 / 0 0 HF /~ f M o n y Elkai'm (compilador) a 01 DO vah~ La terapia familiar en transformación PAIDÓS % Barcelona Buenos Aires México Título original: L e thérapie fam ilia le en changement Publicado en francés por Synthélabo, Le Plessis-Robinson Traducción de Irene Agoff Cubierta de Mario Eskenazi U C 3 ^ Z B Ia edición, 19 9 8 Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. © 1994 by Mony Elka'im © de todas las ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires ISBN: 84-943-0273*0 Depósito legal: B-36/1998 Impreso en Hurope, S.L., Lima, 3 - 08030 Barcelona Impreso en España - Printed in Spain SUMARIO Prólogo, M ony E lk a im ...............................................................V.......... Primera parte INTERCAMBIOS CLÍNICOS 1. Simulación de una entrevista de terapia fam iliar......................... Cari Whitaker, Carlos Sluzki, Luigi Boscolo, M ony Elkaim 2. Sistemas terapéuticos, narraciones y resonancias......................... Debemos ir más allá del modelo sistémico..................................... Mam Selvin i Palazzoli La transformación de los relatos en terapia............................ Carlos Sluzki Abandonar la repetición...................................................................... Paul Watzlawick Sistemas terapéuticos y terapeutas................................................... Gianfranco Cecchin Notas sobre la autorreferencia y la terapia fam iliar..................... M ony Elkaim 3. Estabilidad y contexto terapéutico. ¿Hacia qué estrategias? . . . Violencia e identidad sexual.............................................................. Peggy Penn La evolución del modelo sistémico. De la cibernética de primer orden a la cibernética de segundo orden....................................... Luigi B oscolo Aspectos de la teoría de sistemas y psicoterapia............................ Jay H aley El tercero ausente en el sistema....................................................... Edith G oldbeter M erinfeld Tiempo, estructura y conflicto psicótico.......................................... Helm Stierlin Tenemos que inventar estrategias para ampliar nuestro conocimiento................... ..................................................... Mara S elvin i Palazzoli .9 13 43 47 53 59 63 67 73 75 79 83 87 93 99 LA TERAPIA FAMILIAR EN TRANSFORMACIÓN Segunda parte INTERCAMBIOS TEÓRICOS 4. Sistemas, evolución, crisis y cambio............................................................103 ^ Anacrusis.......................................................................................................... 105 Heinz von Foerster Presentación......................................................................................................109 Carlos Sluzki Autorreferencias, intersecciones y ensambles............................................111 M ony Elkaim Crisis................................................................................................................... 115 Jean-Louis Le M oigne Seres humanos individuales y fenómenos sociales humanos................121 Humberto Maturana Las múltiples figuras de la circularidad.....................................................127 Francisco Várela Pensamiento sistémico y enfoque de los sistemas hum anos................131 Paul Watzlawick Exploración y drama....................................................................................... 135 hab elle Stengers A modo de conclusión...................................................................................141 Carlos Sluzki 5. Autorreferencia y emergencia del observador......................................... 143 Presentación......................................................................................................147 Mony Elkaim Observar la autorreferencia en emergencia..............................................149 Heinz von Foerster Observar la observación................................................................................ 155 Humberto Maturana ¿Qué podemos saber de nuestro conocimiento?.....................................163 Ernst von Glaserfeld. Las disposiciones de observación.................................................................167 Félix Guattari Del «se» al « y o » .............................................................................................. 171 Isabelle Stengers 6. Resonancias y dominios del saber.................................................................179 Presentación..................................................................................................... 181 M ony Elkaim Resonancias y dominios del sa b e r ...................................................183 Ilya Prigogine D ebate...............................................................................................................189 Mony Elkaim, llya Prigogine PRÓLOGO El enfoque sistémico, que trasciende el campo de las psicoterapias fami liares, presenta un crecimiento incesante. Ya se trate de la intervención en ins tituciones, de consultas en empresas o de medicina, cada vez más profesio nales (asesores, asistentes sociales, docentes, trabajadores de la salud, etc.) se sirven de conceptos creados en el ámbito de las terapias familiares. Por lo demás, la evolución de la psicoterapia familiar se ha acelerado en los últimos diez años. Y aunque se hubiese convenido que el asistente debía guiarse más por el aquí y el ahora que por el recurso a un pasado remoto, la importancia de los elementos históricos ha vuelto a cobrar vigencia. Estos ele mentos ya no se consideran, empero, necesarios y suficientes, sino que su importancia se hace notar en sus intersecciones! con un contexto particular en un momento específico. I Mientras que durante mucho tiempo el enfoque sistémico ha retenido al psicoterapeuta en la posición de observador neutral, nosotros hemos obser vado cómo este terapeuta ha empezado a ser considerado como un miembro del sistema terapéutico. Se ha encarado así el aspecto autorreferencial del terapeuta como miembro de un sistema que él mismo contribuye a constituir en el proceso de describirlo. Se han creado nuevas herramientas para trans formar en carta de triunfo lo que se habría podido tener por una desventa ja. Paradójicamente, en el momento en que el enfoque sistémico gana nue vos sectores, los terapeutas familiares empiezan a preguntarse si la referencia sistémica es indispensable. Algunos de ellos dicen que el problema crea el sis tema más de lo que éste crea el problema. Nuevos enfoques terapéuticos, ali neados en el constructivismo, surgen en esta línea. Así las cosas, Harry Goolishian y Harléne Anderson1 prefieren hablar de narración y no de sistema. Cobra ahora importancia la formación de un con texto terapéutico que favorezca la co-construcción de nuevas significaciones. Para estos autores, las conversaciones terapéuticas deberían «disolver el pro blema» (disolving therapies), oponiéndose en esto a las so lv in g therapies, que non las terapias estratégicas centradas en el síntoma. Desde esta perspecti va, lo vivido se comprende y se siente a través de realidades narrativas social mente construidas. Son estas realidades las que atribuyen una significación a nuestra experiencia. El terapeuta ya no interviene, se contenta con participar. Las preguntas que propone no son ya intervenciones dirigidas a obtener un 1. Harléne Anderson y Harry A. Goolishian, «Human Systems as Linguistic Systems: Prellminary and Evolving Ideas about the Implications for Clinical Theory», Family Process, 2 7 (1988), págs. 371-394. 10 LA TERAPIA FAMILIAR EN TRANSFORMACIÓN cambio: el cambio surge en el proceso mismo de interrogar al otro desde una posición de «perplejidad».2 Según Michael White, el terapeuta familiar, ins pirándose en Derrida, busca desconstruir las «verdades» que son separadas de sus condiciones y contextos de producción.3 Michael White se describe como «un constructivista crítico». Para él, nues tra manera de ver está determinada por el sentido que damos a nuestra expe riencia, por nuestra situación en la estructura social y por nuestra práctica lin güística. Propone a sus pacientes «extemalizar» lo que constituye un problema para ellos. A partir de este momento las narraciones personales y los conocimien tos culturales que vivíamos como nuestros se convierten en lo que nos sojuz ga. El terapeuta, en este enfoque, pide al paciente que hable de las conse cuencias del problema en su vida y de la manera en que ha afectado su visión de sí mismo y de los demás. Según Michael White, este proceso permite que la persona en terapia tome distancia respecto de su propio relato. Sólo en el espacio así creado pueden surgir narraciones alternativas. El énfasis puesto por Anderson y Goolishian, así como por Michael White, sobre el lenguaje y las narraciones aparece también en Steve de Shazer.4 Aunque, en oposición con Anderson y Goolishian, el objetivo de todo el trabajo de Shazer es hallar solución a una dificultad. Pero también él, como ellos, entiende que los problemas están inscritos en el lenguaje y que depen den de la manera en que el paciente construye su situación. Steve de Shazer insiste, al igual que Milton Erickson, en los recursos de la persona que requiere ayuda. Shazer ha creado un centro de terapia breve en Milwaukee, Wisconsin, donde la terapia se orienta más a la solución que al problema. Así pues, el mundo de las terapias familiares se encuentra en plena trans formación. ¿Cómo ayudar a los terapeutas a comprender este cambio y a reen contrar su sitio en un dominio tan inestable? Los recientes desarrollos de las escuelas a las que acabo de referirme, así como mis propias investigaciones en cuanto a la utilización de las resonancias en terapia sistémica,5 no pueden entenderse sin un conocimiento del impac to producido en nuestro terreno por los trabajos de Heinz von Foerster sobre la segunda cibernética y de Maturana y Varela sobre la percepción. A diferencia de la primera cibernética, que se interesa por las retroaccio nes observadas, la segunda estudia las relaciones entre el observador y su cam po de observación. Humberto Maturana y Francisco Mírela nos han ayuda do, por otra parte, a entender cómo es que nuestra percepción no puede separarse de nuestra estructura interna y qué papel fundamental cumple el lenguaje en la construcción de lo real. Los trabajos de estas personas han sido 2. Entrevista con Harry Goolishian, «Dialogues sur les conversations thérapeutiques», Sistem as Fam iliares, 7 (1), págs. 65-74, Buenos Aires, 1991. 3. Michael White, «Deconstruction and Therapy», D idwich Centre N ewsletter, n° 3 ,1991. 4. Steve de Shazer, P ulling difference to w ork , Nueva Tfork, Norton, 1991. 5. Mony Elkaim, Su tu m ’aimes, ne m ’aim epos, París, Seuil, 1989. PRÓLOGO 11 cruciales para la transformación de las teorías y prácticas en terapia familiar. Han permitido a diferentes escuelas terapéuticas insistir sobre la construcción d e la realidad y con frecuencia a expensas.del concepto mismo de sistema. A diferencia de mi propia perspectiva, que se interroga sobre la función de las construcciones de lo real para los sistemas en resonancia en los que emer gen estas construcciones, la mayoría de las escuelas constructivistas nortea mericanas quiere renunciar no sólo al concepto de sistema sino incluso a la idea de función. Me ha parecido indispensable ofrecer al lector textos que le permitan com prender las bases teóricas que han posibilitado la aparición de este movimiento constructivista en terapia familiar. Estos textos tienen su origen en la transcripción de encuentros que han tenido lugar en Bruselas. Se centran tanto en la noción de autorreferencia como en la emergencia del observador. Personajes de primer plano como Heinz von Foerster, Emst von Glaserfeld, Jean-Louis Le Moigne, Humberto Maturana y Francisco Varela exponen las ideas subyacentes a las transforma ciones recientes en terapia familiar. Por otra parte, he querido que los lectores, más allá de estos intercambios teóricos anunciadores del futuro, puedan hacerse una idea bastante clara sobre la situación actual en el campo de las terapias de familia. Con ese fin, he pedi do a psicoterapeutas que cumplieron y cumplen todavía un papel fundamental en dicho campo que resuman aquel aspecto de su práctica que les parece hoy el más importante. Gianfranco Cecchin, Mony Elkai'm, Edith Goldbeter, Jay Haley, Peggy Penn, Mara Selvini-Palazzoli, Carlos Sluzki, Helm Stierlin y Paul Watzlawick han participado en esta parte de la obra, que he titulado «Intercambios clí nicos». He optado por dejar a estasintervenciones la vivacidad que les con fiere la expresión oral y la atmósfera de aquellos encuentros. Me ha parecido importante comenzar esta obra con una simulación de terapia familiar conducida por Cari Whitaker. La creatividad de su estilo hace de él un caso único en el mundo de las psicoterapias familiares, recordán donos que, más allá de las teorías, una terapia es sobre todo la puesta en prác tica de una sensibilidad particular en un contexto específico. Ha sido mi deseo cerrar esta compilación con una intervención de Uya Prigogine, premio Nobel de química, sobre las resonancias entre diferentes ramas del saber. Como destaca este mismo autor, van apareciendo importantes similitudes entre algunos de los enfoques que nacen en nuestro campo, y una manera de pensar que emerge hoy en un conjunto de ciencias, desde la física teórica has ta las ciencias humanas. En ese nuevo clima/intelectual al que se refiere Prigogine y que caracteriza, a su juicio, a este fin de siglo, queremos partici par con nuestro modesto aporte. Algunas de las posiciones defendidas en esta obra parecerán sorpren dentes y aun opuestas, pero sólo de esta diversidad podrán surgir acaso, para el lector, otras posibles. M o n y E lkaim 1. SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR. • Cari Whitaker, Carlos Sluzki, Luigi Boscolo, M ony Elkaim CARLOS SLUZKI: Tras la simulación de una entrevista familiar que estará a cargo de Cari Whitaker, intervendremos Luigi Boscolo, Mony Elkaim y yo mismo. CARL WHITAKER: Hace unos veinticinco años me propuse no atender a más pacientes en forma individual. Decidí, atender únicamente familias. Después necesité todavía dos años más para decidir que las parejas no eran familias: las parejas vienen para que les supervisen su intento de ayudarse entre sí y de obtener ayuda el uno del otro; en realidad la psicoterapia no les interesa. En mi opinión, la psicoterapia familiar debe involucrar a dos gene raciones: tendremos que poder tratar ya sea con los miembros de la pareja y sus padres, ya sea con los miembros de la pareja y sus hijos. Estos últimos veinticinco años, durante los cuales no he tratado a ningún paciente de for ma individual, me han permitido encontrar personas dispuestas a la psicote rapia: llaman porque sufren y no pueden hacer nada contra ese sufrimiento. Ahora intento contrarrestar el lenguaje que utilizan con lo que yo denomino lenguaje de la inferencia, y voy a procurar simular para ustedes este tipo de conversación: los preliminares a la «cita a ciegas» (llamo así a la primera entre vista), en la cual hay dos participantes paranoides: una familia paranoide y un terapeuta paranoide. Si el contexto es sano, el terapeuta es más paranoide que la familia. Esto es muy importante en lo que respecta a los hombres. En efecto, todas las madres han enseñado a sus hijas que una «cita a ciegas» nun ca se debe tomar al pie de la letra. «S i un chico llama no es para tomar el té, es para aprovecharse de ti.» Pero nosotros, en psicoterapia, todavía no lo hemos descubierto, y eso lle vará tiempo. Pasemos ahora a la simulación: mi víctima está sentada aquí, desamparada, y vamos a tener una conversación telefónica. WHITAKER: Mary, habla Cari Whitaker. Esta mañana me han llamado des de la clínica; me han dicho que era el siguiente en la lista y que usted ha lla mado para pedir ayuda. Les he contestado que quería hablarle antes de encon trarnos, porque si no dispongo de algunos elementos en cuanto a las razones de su llamada no tendré la suficiente confianza. ¿Puede decirme por qué tele foneó a la clínica y pidió ayuda por un problema psicológico? MARY: He llamado porque fui a un grupo «Al-Anon», el grupo de los com pañeros de alcohólicos. Me dijeron que necesitaba una terapia. Mi marido 16 INTERCAMBIOS CLÍNICOS bebe y en ese grupo he aprendido a ocuparme de mí. Ellos me han ayudado mucho y me han aconsejado proseguir este trabajo haciendo una psicotera pia. Por eso he telefoneado a su clínica. WHITAKER: ¿Y qué le dijo su marido cuando usted le comentó que tenía intención de llamar a la clínica? MARY: Oh... En realidad todavía no se lo he dicho. WHITAKER: Comprendo. ¿Es frecuente que hable así, a espaldas de él? MARY: No. Quiero decir... por supuesto, converso con alguna gente sobre temas que me conciernen sin que forzosamente los comparta con él. De veras, mi impresión era que lo hacía por mí misma. Era yo la que tenía problemas... "Vb era... ¿qué palabra emplean en Alcohólicos Anónimos...? Era «co-depen- diente», y por lo tanto quería ayuda sobre la manera de cambiar. ¿Cree que tenía que haberlo hablado con él? WHITAKER: ¿Usted quiere decir que todo le va bien y que es solamente co- dependiente? MARY: Oh... Pienso que ser co-dependiente es muy importante; ¿usted piensa que no? WHITAKER: Diríamos q u e es u n a b u e n a e x c u sa p a ra e x p lic a r q u e to d o le v a b ie n . MARY: Creo que hay muchas cosas que van mal. Lamento haber dado la impresión de que todo va bien. Hay muchas cosas que andan mal. WHITAKER: En él, quiere decir. MARY: Seguro que hay cosas que no andan bien en él, pero yo también soy desgraciada. w h ITAKER: ¿Quiere decir que la desgracia es una enfermedad psicológica? MARY: Y> no he pronunciado las palabras «enfermedad psicológica», pero podría ser, no sé; no soy feliz, eso es todo. Tengo miedo: tengo miedo por nuestra relación, tengo miedo por los niños, tengo miedo... En fin, en Alcohólicos Anónimos me dijeron que era una enfermedad de familia, así que supongo que estoy enferma, si quiere plantear las cosas de ese modo. WHITAKER: Y sus hijos, ¿saben que usted me ha llamado? MARY: Oh... Lo he comentado con mi hija, aunque no me he extendido mucho, pues no se realmente qué esperar. Fue una llamada tímida. WHITAKER: ¿Ha pensado en traer a su marido con usted? MARY: El apoyo no le interesa. No tiene nada en contra. Dice solamente que... Usted sabe, él bebe y eso lo ayuda... Dice que es mejor beber que tomar cocaína u otras drogas; piensa que beber es legal. Dice que la gente se mue re a causa de los cigarrillos y que él no fuma, así que, bueno, no se siente real mente involucrado. SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 17 WHITAKER: Bien. No podemos citarnos antes de mañana porcia tarde. ¿Por qué no le dice que me ha llamado y que le he dicho que no quería ver- la sin él? / MARY: Oh... ¿Por qué no puede verme a mí sola para que se lo explique todo? Quiero decir: yo también sufro. WHITAKER: Porque no quiero hablar a espaldas de su marido. MARY: ¿Y si le digo que vengo a verlo y que vengo sola? WHITAKER: Preferiría verla con él. MARY: ¿A causa de su manera de trabajar o piensa que sería mejor para nosotros? WHITAKER: Las dos cosas. MARY: Comprendo. WHITAKER: Y) trabajo para la clínica, así que si usted quiere que la atien da sola tendré que atenderla sola; pero pienso que esto lo hará desconfiar de cara a usted y de cara a mí, y no creo que sea bueno para nuestros esfuerzos comunes. MARY: Doctor Whitaker, supongo que ahora mi único problema es que, y a lo mejor usted podría ayudarme en ese sentido, en Alcohólicos Anónimos, por un lado, dicen que tengo que ocuparme de mí misma y que debo pres tarme atención a mí y no a él, mientras que usted, por el otro, me dice que en cierto modo estas dos actitudes están relacionadas y que deberíamos ir juntos. No sé qué pensar. ¿Podría aclararme este punto? WHITAKER: Sí: yo intento cuidarme a mí mismo. No quiero ser el sustitu to de su marido. MARY: ¿Usted también bebe? WHITAKER: ¡Ah, sí! MARY: Comprendo, comprendo. WHITAKER: Y nunca fui a un grupo de Alcohólicos Anónimos. MARY: ¿Significa que usted va a ser de la misma opinión que mi marido porque también bebe? WHITAKER: No, sólo quiere decir que voy a cuidarme a mí mismo asegu rándome de que usted y su marido vienen juntos. MARY: Comprendo. WHITAKER: Y me gustaría también que trajera a sus hijos. MARY: Comprendo, eh... Bien... WHITAKER:¿Cuántos son? 18 INTERCAMBIOS CLÍNICOS MARY: Oh... Son tres, pero, mire, en este momento están con exámenes, van a la escuela. Su vida está ya muy perturbada con todo lo que ocurre en casa y no quiero molestarlos más, ¿sabe? WHITAKER: Es asombroso ver hasta qué punto parece usted una alcohó lica que lo niega todo. MARY: Hum... Esto es lo que me dicen en Alcohólicos Anónimos. Por eso pensaron que debería verlo. De acuerdo, entonces, ¿qué hago? WHITAKER: Diga solamente a sus hijos que yo no la veré sin su marido y sin ellos. MARY: Si no vienen todos... quiero decir: si voy con uno de ellos, ¿acep tará vemos igual? WHITAKER: No saldrá tan bien, pero supongo que no hay problemas en que usted fracase de nuevo. MARY: Esto parece alentador. WHITAKER: En fin... No quiero ser alentador. No es un problema de dar ánimos. MARY: No, es verdad. De acuerdo, gracias, veré lo que puedo hacer. WHITAKER: Y si su marido protesta, puede decirle que me llame. MARY: Ah, está bien. WHITAKER: Me encantaría decirle... MARY: É l n o p ro te s ta n u n c a , él... WHITAKER: Él solamente la sigue. MARY: No, no hace más que salir y beber. WHITAKER: ¿Había sido antes un niño bueno en vez de ser simplemente un niño malo para su mujer-madre? MARY: No entiendo lo que acaba de decir. Yo no soy su madre, soy... WHITAKER: ¿Desde c u á n d o le h a ce c re e r e s to ? MARY: ¿Desde cuándo qué? WHITAKER: Le h a c e c re e r q u e n o es su m a d re . MARY: Ahora u s te d empieza a hablar como los de Alcohólicos Anónimos. WHITAKER: Oh, perdón. Tal vez debería ir a una reunión. MARY: Perfecto, tenemos derecho a traer visitantes. Probaré a ver a quién puedo traer conmigo. WHITAKER: De acuerdo, b u e n a suerte. MARY: Gracias. SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 19 WHITAKER: Ahora necesitamos a alguien que haga de marido. (A una per sona que se ofrece en la sala): usted no parece un borracho, pero podría tratar de representar uno. Supongo que si va a esas reuniones ya no es un borracho sino simplemente un alcohólico. MARY Yo traigo a mis hijos. WHITAKER: Perfecto. MARY (a la sala): ¿Puedo conseguir hijos? WHITAKER: Déjeme hablar c o n el marido, déjeme hablar c o n e l marido, primero. MARY: Ah, de acuerdo. WHITAKER (simulando una entrevista telefónica): Buenos días EL MARIDO: ¡Hola! WHITAKER: Su mujer me habló ayer de su deseo de hacer algo por ella mis ma y no me interesa intentar ayudarla siendo su nuevo marido; le dije enton ces que necesita de usted. ¿Le parece bien? EL MARIDO: Perfecto. WHITAKER: Según usted, ¿q u é es lo q u e n o fu n c io n a en la situación en que vive? EL MARIDO: Pues..., n o lo sé. Mire, la vida no es fácil y el alcohol ayuda a seguir. WHITAKER: Hum, hum, ¿cuánto hace que bebe? EL MARIDO: Desde los dieciocho años, creo, diecisiete, dieciocho. WHITAKER: ¿Su padre también bebía? EL MARIDO: No. WHITAKER: ¿De veras? EL MARIDO: No. WHITAKER: ¿Cómo hizo él para enseñarle si no bebía? EL MARIDO: Era un fanático del trabajo. WHITAKER: Ah, comprendo. O sea que él decidió que, en lugar de beber, trabajaría hasta la muerte. EL MARIDO: Sí, eso es lo que hizo. WHITAKER: ¿Cuándo murió? EL MARIDO: A los cuarenta y ocho, cincuenta años. WHITAKER: ¿Y qué edad tiene usted? EL MARIDO: Treinta y nueve. 20 INTERCAMBIOS CLÍNICOS WHITAKER: Le quedan entonces, digamos, nueve años. EL MARIDO: Espero, sí. WHTTAKER: ¿Y piensa usted que, si bebe bastante, podrá morirse antes que su padre? EL MARIDO: Ése es su punto de vista. WHITAKER: Porque el alcohol es un método de suicidio mucho mejor que el trabajo. Actúa más rápido. EL MARIDO: Ya he pensado en eso..., b u e n o , he p e n s a d o e n s i a lg ú n d ía a lc a n z a ré la e d a d de mi padre. WHITAKER: Claro: si se muere antes, n o te n d rá q u e s u fr ir d u ra n te ta n to s a ñ o s . ¿Qué pasó con su madre cuando su p a d re murió? EL MARIDO: Se volvió a casar. WHITAKER: Así que, si usted se muere joven, su mujer podrá volver a casar se. ¿Le parece que tiene a alguien en perspectiva? EL MARIDO: ¿Cómo dice? WHITAKER: Si usted se muere joven, ¿cree que ella tiene a alguien en pers pectiva? Porque si su padre murió joven, si usted es un bebedor y si su mujer ya ha pensado que se va a morir dentro de nueve años, estaría bien que abrie ra los ojos y eligiera la persona correcta como segundo marido, ¿no le parece? EL MARIDO: No lo sé , u s te d m e lía. WHITAKER: Vale la pena pensar en eso. ¿Y sus hijos? ¿Quién va a tomar el relevo con sus hijos como segundo marido? EL MARIDO: Oh... No creo salir m u y bien del paso, entonces... WHITAKER: Hum... hum... ¿Ha hablado ya del tema con ellos? EL MARIDO: No se las arreglan mal, creo. WHITAKER: Hum... ¿No se las arreglan mal? ¿Piensa que se las arregla rán mejor que usted? EL MARIDO: A veces, sí. WHITAKER: Hum... Su mujer dijo que vendrían. ¿Usted también está de acuerdo con nuestra entrevista? EL MARIDO: Pues bien, me puse contento cuando oí que usted quería ver me, que no quería verla sin mí. WHITAKER: Sí, es verdad, y no quiero verlos a los dos sin los niños. EL MARIDO: ¿No quiere vemos sin los niños? WHITAKER: No, pienso que ser marido y mujer es sólo una cuestión legal; pero cuando hay hijos, ustedes ya no son solamente marido y mujer, son tam- SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 21 bién padres; usted mira a estos hijos y ve su cara y la de su mujer, y esto impli ca relaciones de naturaleza totalmente diferente. Así que, ¿traerá a los niños? EL MARIDO: ¡Está bien, lo haré, caramba! WHITAKER: De acuerdo. MARY: Tenemos un hijo, una hija y otro hijo. WHITAKER: Estupendo. WHITAKER: ¡Buenos días! MARY: ¡Buenos días! WHITAKER: ¡Pasen! MARY: ¿Podemos presentarle a nuestros hijos? WHITAKER: Por favor. \ MARY: Este es nuestro hijo mayor, Alan, que tiene dieciséis años, y éstos nuestra hija Suzanne, de catorce, y nuestro hijo Robert, de trece. WHITAKER: Bien, dejad que os cuente un poco lo que pasó. Mamá ha lla mado porque dicen de ella que es una co-dependiente. Se utiliza este térmi no para las personas normales pero casadas con alguien que bebe. La idea de recibirla aquí y de que hablara a espaldas de vuestro padre no me gusta ba, así que insistí para que él viniese. Él fue franco en su manera de aceptar, y también se sintió cómodo cuando le pedí que vinierais vosotros, porque tam poco quería hablar a vuestras espaldas. Por lo tanto, la cuestión es: ¿cómo empezamos a intentar hacer algo por vuestra madre, que es co-dependiente, y que nos hace creer que no hay ninguna otra cosa que ande mal en ella? Me gustaría comenzar hablándole a vuestro padre. Cuando le hablé por teléfo no, él dijo que su padre había muerto joven a causa del trabajo; se mencionó entonces el hecho de que, puesto que su padre había muerto a los cuarenta y ocho años y que él tiene treinta y nueve, le quedan nueve años para llegar a esa edad y tal vez, si bebe lo suficiente, puede encontrar la muerte más joven que su padre. Pero ya no hablamos más. Él dijo que su madre, la madre de vuestro padre, que sería vuestra abuela, se había vuelto a casar. ¿Lo sabíais? ALAN: ¡Hombre! WHITAKER: ¿Hizo bien en casarse otra vez después de haber muerto su primer marido? ALAN: Bueno, nuestro nuevo abuelo también trabaja mucho. WHITAKER: Hum... No es un bebedor. ALAN: No, yo no diría eso, pero nuestro padre trabaja... SUZANNE: Bebe un poquito. ALAN: No más que la mayoría de la gente, creo. Nuestro padre también trabaja mucho. 22 INTERCAMBIOS CLÍNICOS WHITAKER: ¿Qué dice usted de esto, papá, también usted se vuelve loco por el trabajo? EL PADRE: ¿Quién? ¿io ? Sí. WHITAKER: ¿Tiene esperanzas de salir airoso? EL PADRE: Mire, yo vuelvo a casa más temprano de lo que lo hacía mi padre, y como con los niños. WHITAKER: Es normal. EL PADRE: Mi padre no lo hacía nunca. WHITAKER: ¿Es normal volver temprano a casa? LA MADRE: Bien, es normal con personas que trabajan. Quiero decir: en los tiempos que corren todo el mundo debe trabajarduro. WHITAKER (a la madre): ¿Tiene idea de lo que hace después del trabajo, cuando usted no está con él? LA MADRE: Bueno, la mayoría de las veces va a los bares; ahora, quiero decir. Pienso que es ahí donde va . Pero la mayoría de las veces, sale y bebe en el b a r o en casa. WHITAKER: ¿Piensa que está encariñado con esos chicos? LA MADRE: ¿Qué chicos? WHITAKER: Esos con los que bebe. MARY: Oh... ¿Estás encariñado con...? \o no los conozco; quiero decir, no sé quiénes son. ROBERT: ¿Por qué debemos estar aquí? WHITAKER: Es importante para mí. Puede que fracasemos, pero si voso tros estáis aquí hay más posibilidades de que esto salga bien. LA MADRE: Estoy de acuerdo con los niños, yo... ROBERT: Sigo sin entender por qué debemos estar aquí. WHITAKER: ib no os pedí que entendierais. Vosotros sois aquí pacientes y no nuevos terapeutas. De ahora en adelante, el terapeuta soy yo. Mamá lo intentó y fracasó, vosotros lo intentasteis y fracasasteis y, ahora, me toca el turno a mí. LA MADRE: Sí, quiero decir, pienso que alguien debería decir... ROBERT: Mamá, todavía no comprendo por qué debemos estar aquí. LA MADRE (continuando su frase): ... que son unos jóvenes estupendos. ALAN: ¡Vamos, Bob! (diminutivo de Robert en inglés). LA MADRE: Nuestros hijos son buenos hijos. SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 23 WHITAKER: Un momento. Yo aspiro a conducir el debate y a manejar todos los hilos. (Al padre): quiero saber otra cosa sobre su madre. ¿Qué tipo de mujer era, en realidad? EL PADRE: No sé q u é decir. WHITAKER: ¿Era tiránica? ¿Tenía él problemas e n trabajar para ella? EL PADRE: ¿Mi padre? WHITAKER: Sí. EL PADRE: ¿Usted quiere decir mi padre? WHITAKER: Sí. EL PADRE: Mire, ella nunca se lo pidió. Estaba enferma y tenía miedos, y bueno, fue a ver a un médico: tenía fobia a la calle. LA MADRE: Tu madre es una señora de lo más amable. WHITAKER: ¿Era él un niño bueno para e lla ? EL PADRE: ¿Cómo dice? WHITAKER: ¿Era él un niño bueno p a ra su madre? EL PADRE: No sé. No me parece, mire. Ella tenía mucha consideración con él y él era muy forzudo, era el jefe. WHITAKER: ¿Usted quiere decir que era e l jefe porque podía salir e ir a beber? ¿O a trabajar? EL PADRE: Era e l h o m b re , m ire , era el h o m b re d e la casa y e lla se q u e d a b a e n casa. WHITAKER: ¿Ha v is to ya e n su casa u n h o m b re q u e n o fu e s e e l n iñ o d e su m u je r? EL PADRE: No sé, usted dice cosas complicadas, no sé q u é responder. WHITAKER: ¿Y usted? ¿Alguna vez se le ocurre pensar que la botella que bebe es un biberón en lugar de una botella de whisky? EL PADRE: Conozco psicólogos y gente que dicen esto sobre el fumar, fumar y beber... pero... ¿y qué? Soy un dependiente oral, ¿y qué? WHITAKER: ¿Piensa que si ella n o fuera co-dependiente, si fuera simple mente una mujer en vez de ser su madre, la cosa sería más fácil para usted? EL PADRE: Si ella es una madre, no es una buena madre. LA MADRE: Gracias. WHITAKER: Yo n o h a b la b a d e calidad, s ó lo hablaba de los hechos. LA MADRE: Quisiera decir algo, doctor Whitaker, yo he venido a verlo por una razón concreta y me siento muy molesta, pero dado que venir aquí ha 24 INTERCAMBIOS CLÍNICOS sido una decisión importante, al menos quiero exponerla. Me dijeron que la única manera de que mi marido dejara de beber sería que lo abandonara, y de eso es realmente de lo que quisiera hablarle. Me dijeron que si no lo deja ba continuaría bebiendo, que debo decidirme de una vez por todas. WHTTAKER: Justamente le pregunté por teléfono si tenía a alguien en pers pectiva. ¿Con quién tiene la intención de irse? LA MADRE: Yo vine a verlo para una psicoterapia. No preciso necesaria mente otro hombre en mi v id a . WHITAKER: No, quiero d e c ir q u e si u s te d d e ja a su m a rid o , ¿a quién toma rá como n u e v o hombre? LA MADRE: ¿Por q u é necesito otro hombre? ¿Por qué no puedo arreglár melas yo sola con mis hijos? Después quizá tenga necesidad de otro hombre en mi vida, pero creo q u e hoy en día las mujeres pueden arreglárselas. % trabajo... WHITAKER (a Alan): Es interesante. ¿Has pensado en eso? Eres el mayor. Si ella lo deja, ¿piensas que serás el próximo hombre en la lista? ALAN: Bueno... WHITAKER: Tendrás que ponerte a beber. LA MADRE: Esto n o es correcto. ROBERT: Es una idiotez. LA MADRE: No es correcto, hasta es molesto. WHITAKER: No intentaba ser correcto, simplemente intentaba ser útil. LA MADRE: No veo cómo... WHITAKER: Si esperan hacer una psicoterapia familiar sin sufrir, mejor lo dejan. Podemos interrumpir la entrevista y ustedes irse... LA MADRE: El dolor es algo que la familia conoce. ALAN: Bueno, pero tú lo escondes. Escondes las cartas que pueden enfa dar a papá. No se las das hasta el lunes por la mañana cuando se va a traba jar, y es una manera de ayudarlo a no beber durante el fin de semana. LA MADRE: Pero... sabes bien lo que pasa cuando bebe durante el fin de semana. Quiero decir que nos molesta a todos. Es mejor que estemos un poco más tranquilos, ¿no? SUZANNE: Si no lo buscaras tanto, mamá, quizá la cosa no iría tan mal. LA MADRE: Bien, por eso estamos aquí, porque aparentemente yo hago algo mal y tú sabes, yo... SUZANNE: Tampoco digo que seas tú... Vuelven a empezar las mismas cosas. WHITAKER: ¿Piensas que en eso se parece a su madre? ¿Su madre era peleadora? SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 25 SUZANNE: Quizá. En todo caso, su madre no busca camorra. WHITAKER: ¿No riñe contigo? SUZANNE: No. WHITAKER: ¿Pero riñe con tu madre? SUZANNE: Sí. WHITAKER: Así, la madre de la madre grita después de la madre, lu eg o la madre grita después del padre y, el padre, ¿después de quién g rita ? SUZANNE: De él mismo, a veces. WHITAKER: Hum, hum. ¿Compiten ellos por saber quién s e rá e l hombre de la casa? LA MADRE: ¿Por qué hablamos de mis padres? Quiero decir... Ellos no beben. La abuela y el abuelo no beben. WHITAKER: Supongo que usted aprendió a vivir en familia gracias a sus padres e intento imaginarme cómo fue. No lo sé, por supuesto. ROBERT: Sigo sin entender lo que estamos haciendo aquí. Mamá habla siempre de esos asuntos de Alcohólicos Anónimos y ahora nos arrastra aquí y usted continúa con todas esas cosas; esto no tiene ningún sentido para mí. WHITAKER: Yo no intentaba hacer sensatas estas cosas. Esto no tiene nin gún sentido. ROBERT: Pues bien, si esto no tiene ningún sentido, ¿qué hacemos aquí? WHITAKER: Estamos aquí porque es mi trabajo. Se supone que yo traba jo en ayudar a las familias. ROBERT: Pero ¿por qué nos necesita a nosotros? WHITAKER: A ella me la derivaron y no quería verla sin el resto de la fami lia porque no creo poder hacer lo suficiente como para ser útil. ROBERT: No veo cómo esto puede ser útil; no veo por qué, quiero decir, siempre nos arrastra a sus reuniones de Alcohólicos Anónimos y ahora nos trae aquí; no parece ayudarla mucho y no comprendo la razón de todo esto. WHITAKER: ¿Quieres veinte minutos d e ayuda en los cinco primeros minutos? ROBERT: No parece que esté pasando nada útil. WHITAKER: Puede llevar tiempo. ROBERT: Mire, y o tengo otras cosas que hacer: estoy en u n equipo de béisbol. LA MADRE: Es muy importante que los niños continúen sus actividades. Pienso que ya hemos trastornado tanto sus vidas que no creo... ROBERT: ¡Hombre!, ¿por qué no nos dejan fuera de todo esto? 26 INTERCAMBIOS CLÍNICOS LA MADRE: Creo que el doctor Whitaker piensa que en cierto modo lo que sucede entre papá y yo es muy malo para vosotros, supongo. ROBERT: Pues bien, ¿qué hacéis con lo que pensamos nosotros? LA MADRE: Tal vez deberíamos hablarle de eso. Me siento muy incómoda. ¿Usted es especialista en alcohología? WHITAKER: No, no. Nunca aprendí cómo ser alcohólico, y por más que persista en pensar que sería una buena idea, nunca he logrado acostumbrarme. LA MADRE: % tampoco, pero en el grupo las mujeres que beben me dije ron que ayuda mucho si uno mismo bebe, paracomprender el alcoholismo. WHITAKER: ¿Ha pensado usted en beber, señora? LA MADRE: ¡Ni se le ocurra! Si yo bebiera... cómo es que... (Al marido): pareces estar de acuerdo con él. EL PADRE: Fuiste tú la que me trajo. WHITAKER: ¿Cree que él sería un buen luchador si se entrenara? LA MADRE: ¿Cómo dice? WHITAKER: ¿Cree que su marido sería un buen luchador si tuviera entre namiento? Podría empezar riñendo con los niños para entrenarse... LA MADRE: Pienso que para aprender a reñir conmigo mi marido debería aprender a hablar y a interesarse por lo que ocurre en la casa. Cosa que tú no haces. Quiero decir, no creo que te preocupes por lo que sucede. Quiero decir, vuelves a casa y por regla general ya estás medio borracho y a veces comes y después te derrumbas y después ya sabes... (El marido aparta su silla.) Perfecto, ya empiezas a irte, igual que en casa. Esto no es divertido para ninguno de nosotros, por eso estamos aquí. WHITAKER: Hace un rato les he hecho una pregunta rara. Les he pregun tado si él es raro con los niños, o con los muchachos con los que bebe en el bar. ¿Ella ha dicho alguna vez que podría ser homosexual? ALAN: No, nunca hemos hablado de eso. LA MADRE: ¡Qué pregunta para hacerle a un joven, preguntarle si su padre es homosexual! ALAN: Nunca hemos hablado de esto. LA MADRE: Su p a d re n o es n i s iq u ie ra fe liz , c ó m o v a a s e r gay... WHITAKER: ¿No es increíble?: niega como lo hacen todas las familias de alcohólicos. Ella le haría creer ahora que no hablamos de lo que estamos hablando. (A la hija): ¿tienes dudas sobre las prácticas sexuales de tu padre? SUZANNE: No. WHITAKER (a Robert): ¿Y tú? SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 27 ROBERT: Para mí n o tiene ninguna importancia. WHITAKER: Perfecto. Me alegra m u c h o que haya alguien que n o se inte rese por la familia. ¿Piensas que...? LA MADRE: El se interesa. WHITAKER: ¿Eres un miembro natural de la familia o crees que te adop taron? LA MADRE: Detesto realmente esto. Es idéntico a su abuelo; sólo quiero tranquilizarle. WHITAKER: ¡Buah...! ¿Su abuelo? Es ilegal. LA MADRE: ¿Por q u é ? WHITAKER (a Robert): Lo siento, ¿tienes una mínima idea de lo q u e está d ic ie n d o ? ROBERT: ¿Que m e parezco al padre de m i padre? WHITAKER: Sí. ROBERT: Ya he visto fotos de él. De verdad me parezco. WHITAKER: Es alentador. Da muchas esperanzas, en todo caso. ¿Qué pien sas que sucede en la familia detrás de todas estas historias de las que os he hablado? ROBERT: Pienso que mamá se porta demasiado como un jefe y que papá no sabe cómo arreglárselas; entonces, bebe. WHITAKER: ¿Y tú no sabes cómo arreglártelas y entonces intentas huir de todo eso? ROBERT: Pienso que sé cómo arreglármelas. Me ocupo de mí. WHITAKER: Huyendo. ROBERT: Hago otras cosas. WHITAKER: ¿Alguna vez lo piensas? Que si aprendes a huir de esta familia... ROBERT: No, no, paso tiempo con ellos. No huyo, pero tengo también mis propios asuntos. WHITAKER: Está bien. SUZANNE: Tú no te preocupas. ¿Qué quieres decir al pretender que no huyes? Sólo te interesa el deporte. No estás nunca en casa. ROBERT: Yo no diría que no estoy nunca en casa. Pero no estoy siempre dando vueltas en casa como lo haces tú. WHITAKER: ¿Piensas que se está convirtiendo en un equivalente de tu madre? ROBERT: Está en casa todo el tiempo. No sale. Estudia todo el tiempo. 2 8 INTERCAMBIOS CLÍNICOS WHITAKER: ¿Sola? ¿Se preocupa por ella? ROBERT: ¡Bueno, me lo imagino! WHITAKER: ¿Piensas que se volverá loca? ROBERT: No, loca no. Sólo es muy tímida. WHITAKER: ¿Porque d esconfía de tu p ad re? ROBERT: No entiendo lo que quiere decir. WHITAKER: Pues bien, a veces las chicas que son muy tímidas se han vuel to así por el contacto con su padre. Le han tenido miedo y después tienen miedo de todos los hombres. ROBERT: No, no, no. No creo que le tenga miedo. Ella tiene muy poco que ver con él. LA MADRE: A veces, cuando él vuelve a casa y se pone a tirarlo todo, creo que todos tenemos miedo. WHITAKER: ¿Llega a golpear a los niños? LA MADRE: No. WHITAKER: ¿Y a usted? LA MADRE: Oh... WHITAKER: No hace falta que me lo diga. ¿Fue hace cuánto? LA MADRE: ¿Hace cuánto qué? WHITAKER: Lo que n o m e dijo. LA MADRE: De veras que no quiero hablar delante de los niños. Discúlpeme. SUZANNE: ¿Te crees que no lo sabemos? LA MADRE: No puedo. E l en realidad no lo piensa, ¿no es cierto? WHITAKER: Señor, ¿ya le ha hablado de marcharse? LA MADRE: ¿Cómo dice? EL PADRE: Ahora me quiero ir. Esto me enerva y quisiera irme, creo. WHITAKER (a la madre): Es hora de acabar. Vamos a hacer lo siguiente: me gustaría mucho volver a verlos. La próxima vez que nos veamos tendrán que traer a otras personas: su madre, su padre, la madre de él... Supongo que no podrá traer fácilmente a su padre. LA MADRE: Con mi madre pasa lo mismo. WHITAKER: Ah, ¿murió? LA MADRE: Bueno, sí, hace poco. WHITAKER: ¿Qué quiere decir con «bueno»? Discúlpeme. SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA D E TERAPIA FAMILIAR 2 9 LA MADRE: Bueno, es muy, muy reciente. WHITAKER: ¿Cómo fue? LA MADRE: Oh, estuvo enferma durante mucho tiempo y murió. WHITAKER: Lo siento. LA MADRE: Todos lo sentim os. WHITAKER (hablando a la madre y señalando al padre): ¿Cree que fue cul pa suya? LA MADRE: ¿Culpa suya? No, culpa mía. No es culpa mía si se murió, creo que todos debemos asumir nuestras responsabilidades, doctor Whitaker, y creo que ya es bastante difícil vivir con un alcohólico y ser acusada de autorita rismo, pero usted habla de una cosa, después uno escucha que el alcoholismo es una enfermedad, que es genético, que es hereditario, yo me preocupo por los chicos, cada vez que enciendo la televisión oigo que es familiar, que la gente no puede hacer nada, que si es una enfermedad entonces no se puede hacer nada, voy a Alcohólicos Anónimos y me dicen que lo abandone, que es la única mane ra de que deje de beber... Me siento totalmente confundida. Ya no sé qué hacer. WHITAKER: Tengo la esperanza de que podemos ser útiles, pero no es posi ble hacerlo sin sufrimiento y no se logrará sin más confusión. Así que la cosa, antes de mejorar, va a empeorar. LA MADRE (al padre): ¿Volverás? WHITAKER: ¿Por qué no reflexionan sobre esto? Me gustaría probar enton ces una cosa: durante veinticuatro horas, no hablen de esta entrevista ni entre ustedes ni con nadie. Piensen en ella individualmente y después hablen sobre el tema y, si deciden volver... LA MADRE: ¿Los niños también? WHITAKER: Por supuesto, lo mismo para los niños. Y si deciden volver (señalando a Robert), ¿por qué no pedirle a él que me llame? LA MADRE: ¿A él? WHITAKER: Sí. LA MADRE: ¿Por qué él? WHITAKER: Porque p arece ser el m enos in teresado en la idea d e venir; aho ra b ien , q uiero asegu rarm e de que los que v ien en tienen ganas d e venir: no tengo ganas de im plicarm e en esta historia, salvo que estén interesados y m oti vad os p ara aguantar. LA MADRE: ¿Entonces? SUZANNE: Mamá, no le preguntes si tendrá ganas de venir, d éjalo hacer. WHITAKER: De acuerdo, gracias por haber venido y buena suerte. Hasta la vista. 3 0 INTERCAMBIOS CLÍNICOS CARLOS SLUZKI: Aquí tenemos material para reflexionar. Quisiera pedir a los tres participantes, yo incluido, que comenten esta entrevista; después quisiera pedir a Cari Whitaker que interprete nuestras opiniones; por último, podremos dar la palabra al público. MONY ELKAIM: Después de nuestros comentarios, y antes de la discusión general, pienso que sería útil pedir a cada miembro de la familia que diga unas palabras sobre lo que ha vivido durante esta simulación. SLUZKI: Será un placer. Luigi, ¿quieres empezar? LUIGIBOSCOLO: Debo decir que me ha gustado mucho la sesión. Pienso que Cari estuvo muy hábil. Me ha gustado en particular durante la llamada telefónica, cómo ha logrado mantenerse en un metanivel y evitar ser aspira do en una alianza con la mujer, y después cómo ha logrado hacer venir al marido y a su esposa y, por último, durantela sesión, cómo ha usado la pro vocación. D e entrada, Cari ha empezado con una hipótesis provocativa, cuando le ha hablado por primera vez al marido ha hecho una conexión con su familia de origen, con su padre, avanzando la posibilidad de que pueda morirse de alcoholismo como su propio padre había muerto por exceso de trabajo. También ha sugerido que su mujer se podía volver a casar como lo había hecho su madre. Este era un tema muy importante, muy emocional, al que la fami lia era aparentemente muy sensible. Pero en determinado momento he teni do miedo de que se desviaran. Por ejemplo, en un momento la mujer ha pre guntado, con tono dubitativo: «¿Usted es especialista en alcohología?». Por añadidura, el menor de los varones ha dicho: «Vámonos». Cari ha mostra do un auténtico dominio al trabajar con estas tentativas de interrumpir la entrevista. . ■ La dinámica que ha aparecido primero en la sesión tiene que ver con el rol ligado al sexo de los diferentes miembros de la familia. Cari ha dicho: «Todos los hombres de la familia son unos niños, ¿no es cierto?» y «Las muje res tienen el poder». Pero en la entrevista ha introducido otra puntuación, diciéndole al padre: «¿Por qué no hace de madre pendenciera?» y pidiendo a la mujer que empezara a beber, con lo que ha introducido una posible inver sión de roles en la familia. Después ha creado un nuevo vínculo con el mayor proponiéndole el rol del hijo parentificado: «Si papá muere, ¿tomarás tú su lugar?». E l más joven ha sido el más negativo con respecto al terapeuta. Ha dicho explícitamente: «¡Vámonos de aquí!». Cari ha hecho un trabajo notable ayu dándole a ser cooperativo y no hostil. Ha logrado contraer una alianza con él y lo ha convertido en el portavoz de la familia preguntándole por sus padres, averiguando sobre la posición de la hermana en la familia, sugiriendo que esta hermana tímida podría ser la esposa del padre. Así, en pocos minutos, se ha bosquejado un cuadro en el cual el mayor es el hijo parentificado, el que podría ocupar el lugar del padre en relación con la madre, la hermana podría ser la esposa del padre y el chico menor el que, como lo describe su hermana, «está siempre fuera». Esos pocos minu- SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 31 tos han sido sumamente impresionantes y creo que la descripción que se ha hecho de esta familia puede inducir no pocos cambios. Una vez más, mi pregunta es: ¿cuántos terapeutas son capaces de hacer lo que acaba de hacerse en pocos minutos? ¿Cómo se puede enseñar eso? La principal observación que podría hacer sobre esta sesión es que la provocación, la introducción de temas muy fuertes como la muer te, el incesto, hablar tan abiertamente del padre como de un niño, decir que la madre podría ser una persona pendenciera, todos estos men sajes duros habrían podido tener como efecto que la familia dijera: «¡Mal rayo lo parta!». En vez de eso, el terapeuta, sin abandonar el filo de la navaja, logra implicar a la familia. Al final, cuando pide al menor que llame si la familia quiere volver, mi impresión ha sido, y me gus taría mucho escuchar la reacción de la familia al respecto, que pare cía comprometida y volvería. Si vuelve, creo que ya estará cumplido mucho del trabajo. ELKAIM: Está claro que no hablaré de Cari Whitaker sino solamen te de la intersección entre la manera en que yo construyo lo que ha sucedido y lo que Cari y la familia han hecho ver. En primer término, me ha interesado la observación de Cari a la esposa, por teléfono. Le ha dicho: «La clínica puede obligarme a verla sola, pero esto pondrá a su marido un tanto receloso». Es como si ya dijera: «Mire, usted pue de tener la última palabra. Puede obligarme a verla sola, pero enton ces tendrá que hacer frente a lo que va a vivir su marido y a lo que voy a vivir yo. Pese a todo, si así lo quiere, ¿por qué no?». Me ha inte resado esta manera de dar un poder a la esposa desde el comienzo, pero sin dejar de decir constantemente «yo», reivindicando su propia posición de terapeuta. Por otra parte, cuando se piensa, hay en este comienzo una para doja espléndida. En efecto, una mujer dice: «Soy co-dependiente», y agrega: «Quiero ser recibida sola». Extraña paradoja presentarse como co-dependiente pero querer que la vean sola. ¿Qué hará con esto el terapeuta? Si Cari la recibe sola, no tiene en cuenta el hecho de que es co-dependiente; si la ve con su marido, no tiene en cuen ta el hecho de que ella quiere que la reciban sola. Cari responde a la vez a los dos niveles de la doble coacción. Dice: «¿Quiere que la reciban sola? Será un placer. La clínica puede obligarme a verla sola, pero por otra parte tendremos problemas». Lo fascinante es que él no elige uno de los dos términos de la doble coacción, sino que inten ta responder en los dos niveles al mismo tiempo. Entonces llega el momento en que ve al padre y a la madre, y ahí lo que me impresio na es que les dice: «Miren, las parejas no me interesan mucho; a mí lo que me interesa es que, cuando los niños están ahí, ustedes hacen de padres». He advertido en esto algo que me ha recordado a Franco 3 2 INTERCAMBIOS CLÍNICOS Basaglia. Ustedes me dirán: ¿qué relación puede haber entre Cari Whitaker y Franco Basaglia? Franco Basaglia insistía siempre en que el presunto enfer mo mental no es sólo un enfermo mental: es también un marido, es tam bién un trabajador, es también alguien que está inserto en diferentes con textos; atender sólo a lo que se ofrece de él en el contexto hospitalario es conocerlo por una sola de sus facetas. 'Vo he visto en Cari este mismo súbi to ensanchamiento del contexto, cuando ha dicho: «M ire, quiero cono cerlo en el máximo de facetas posibles, y en el máximo de facetas posibles no es solamente usted el alcohólico, no es solamente usted el marido, es también usted el progenitor, es también usted en el contexto de las dife rentes generaciones». Entonces, estamos ante una puesta en situación que desfasa constantemente el problema introduciendo campos cada vez más vastos. Después, cuando Robert interviene de una manera sumamen te vehemente, Cari responde: «Ifo seré el terapeuta, tú serás el paciente...». ¡Vaya idea! He aquí que Cari reafirma su manera de considerar lo que es un terapeuta: «Yo reivindico esto, creo fronteras claras...». Pero, al mismo tiempo, ¿qué hace? Crea quimeras increíbles, matrimonios entre padre e hija, historias transgeneracionales, encuentros improbables, se pone a ima ginar que el marido alcohólico es homosexual. Introduce un conjunto de confusiones; en mi opinión, sigue trabajando en los dos niveles de la doble coacción: trabaja a nivel de la separación entre las generaciones, de una separación de roles, reclama para sí mismo un lugar claro y, al mismo tiem po, está aumentando la confusión al ampliar las reglas que él considera dis funcionales e imaginar otras. Quisiera concluir con la pregunta que la espo sa formula a Cari: «¿U sted es especialista en alcohología?», a lo que él responde: «¿Yo? No, nunca he sido alcohólico»; me ha parecido soberbio. SLUZKI: Uno de los inconvenientes de ser el tercero en intervenir es que todas las cosas inteligentes ya las han dicho los dos que me han precedido; hablaré, pues, de todo el resto. A priori es interesante señalar que Cari trabaja sobre tres generaciones o, si ustedes quieren, piensa y habla de tres generaciones: este enfoque permi te utilizar las puestas a punto. De hecho, en el pasillo, me ha dicho que tenía intención de trabajar sobre tres generaciones y yo le he contestado bromean do: «¿Sólo tres?». Quisiera aclarar algunos puntos que me han parecido interesantes en esta simulación: — la gestión de la provocación; — el estilo lingüístico general; — la gestión de las triangulaciones y, finalmente, — la elección del momento para terminar la entrevista. Habrán notado ustedes seguramente que, en la primera parte de la entre vista, con solamente los padres, su estilo ha sido irreal.No ha mirado nun ca a los padres, levantaba la vista como perdido. En la segunda parte, cuan do han entrado los niños, el cambio ha sido tajante: miraba a los niños, hablaba con ellos de manera totalmente directa y utilizaba metáforas más concretas. El estilo de la primera parte de la entrevista, con lós padres, ha instaurado SIMULACIÓN D E UNA ENTREVISTA D E TERAPIA FAMILIAR 33 cierto grado de confusión que ha permitido y facilitado seguramente Á paso a la entrada de los niños. Esto ha permitido una rápida repuntuación: «¿Borracho? ¿Cómo le enseñó su padre a serlo?». Traer inmediatamente a la otra generación, no simplemente incluyéndola sino alterando el esquema verdugo-paciente; hacer del padre víctima de sus propios padres o por lo menos alumno de ellos, lo cual le hace sentir más cómodo. En la segunda parte de la sesión, las numerosas provocaciones lanzadas por el terapeuta, algunas ideas aparentemente disparatadas, les han parecido agresivas a los miembros de la familia y han ocasionado muchas quejas. Quisiera comentar particularmente las reacciones de Cari a estas quejas. Por ejemplo, provoca a la madre: «Bueno, está claro que usted es la madre de su marido», e intenta una triangulación, preguntando al hijo: «¿Quién será el próximo marido de tu madre?». Primero, el hijo número uno, fiel como correspon de, no ha reaccionado a esto y la madre se ha quejado: «¿Por qué habla usted de esas cosas?». Cari intenta entonces un nuevo golpe, una apreciación rea lista: «Veamos, si no pueden soportar el dolor, es mejor que se vayan». Este enunciado se sitúa en un nivel completamente diferente del de la provoca ción: pasa del nivel del contenido y de la provocación al del sostén «vigoro so». O bien toma una posición baja: yo intentaba precisamente adivinar. Esto desbarata la posición de poder del terapeuta y, al contrario, le permite decir: «Pues bien, esto es una opinión, son palabras, no es una afirmación». Otro tipo de posición baja y de apreciación realista: «Esta es mi manera de traba jar», dice en un momento dado, y suelta esto: «No es que los acuse, es mi manera de ser». Y al final, cuando el padre comienza a cambiar, utiliza una nueva herramienta poderosa: el silencio. Dos veces, claramente, habiendo estado provocativo y sembrado así la confusión, no responde, guarda sim plemente silencio, y al hacerlo gana aliados en la familia. ¿Cómo lo sé? Porque la familia empieza a tener discusiones internas. Otro comentario se refiere á la utilización de triangulaciones, una mane ra de hacerse aliados sembrando cizaña. Se ha abocado a ello con el primer hijo, después con el padre a través de otro comentario y, al final, ha cargado directamente sobre el tercer hijo, convirtiéndolo en su aliado más firme. Cuando sólo este hijo ha dicho: «Para mí no tiene ninguna importancia», fra se que expresa su relación afectiva con el padre, Cari ha encontrado en él su aliado más seguro. A partir de aquí definirá insistentemente al tercer hijo como terapeuta de la familia. Acuérdense de que al final de todo, de repente, ha dicho: «Porque es el menos comprometido, voy a tomarlo por aquel que va a llamarme». No es porque sea el menos comprometido, sino porque es el que puede hacer palanca sobre el padre. Por último, quisiera hacer un comentario sobre el final de la sesión. Otra obra maestra. Las cosas no se han dado, desde luego, al azar, sino la prime ra vez que la madre se ha puesto triste. Un análisis espectrográfico del tono de voz de la madre confirmaría, me parece, que él ha decidido parar en el momento en que la voz de la madre se ha vuelto triste. Y ella se ha puesto triste cuando él la ha alcanzado emocionalmente en relación con el secreto que ella había optado por no revelar; se ha dirigido 3 4 INTERCAMBIOS CLÍNICOS entonces a ella respetuosamente, con frases menos provocativas. La madre es entonces una querellante confirmada. Cuando él decide inte rrumpir, todo el mundo se afloja, ¿y qué señala él? La emoción sobre la cual, piensa, es oportuno terminar y anclarse a continuación: la tristeza de la madre. Al hablar de la generación precedente y de la muerte reciente en la familia, la madre se hace humana, se muestra incluso fastidiada, en comparación con la persona sólida y dominante que se controla y que dicta a todo el mundo lo que debe decir y hasta su edad. «De acuerdo, dice Cari, el dolor es normal, es humano, es normal.» La sostiene. Al sostenerla, desplaza lo que desde el comienzo probablemente constituye el principal dilema de la entrevista: ¿quién es el diente y quién el padente? ¿Quién presenta los síntomas y quién se mani fiesta como el que ayuda a la familia? Al terminar en el momento en que la madre sufre, él legitima su posición como miembro del grupo «paciente» o, si quieren, como participante en la entrevista al mismo nivel que los demás, cosa que seguramente es lo que nece sita hacer para quedar en condiciones no sólo de proseguir la terapia, sino también para instalar un primer y crucial proceso de transformadón: todos somos humanos, todos sufrimos. La persona de la justa indignación ya no existe, aquella que al principio pide cuentas a los demás. Su humanidad, al final, constituye ya el cambio que en mi opinión permitirá la prosecudón de la terapia. Cari, has escuchado hablar bastante de ti y de lo que hiciste y no hiciste. Sé que no sabes lo que hiciste y que simplemente lo hiciste, pero ¿podrías aportar algunos comentarios? CARL WHUAKER (a la persona que ha simulado ser la madre): Señora, ¿quie re venir a hablarnos d e su experiencia? LA MADRE: Pues bien, espero que mi marido no empiece a beber nunca. Ha sido terriblemente doloroso. Esperaba que usted me preguntara lo que he vivido: no quiero guardarlo para mí todo el tiempo. Creo que lo más impre sionante ha sido el aislamiento y la soledad que he sentido al empezar. H e empezado hablando de los Alcohólicos Anónimos, con lo cual he creí do tender un nexo, algo que me daba una dirección a seguir, aunque pienso que nunca lo he creído; de lo contrario, pienso que no me habrían conven cido con tanta facilidad. Después ha venido usted y he sentido que empeza ba a perder toda pertenencia. Me sentía terriblemente aislada de los miem bros de mi familia: de ese marido que en verdad no parecía interesarse por mí en absoluto; de los niños, que parecían tan agradables. El contacto que he tenido con ellos es muy diferente del que tengo con mis propios hijos, que está mucho menos formalizado, cada cual habla cuando quiere, mientras que aquí tenía esa sensación de control poderoso y no me sentía capaz de controlar. Pienso, en términos de esta terapia, que el final de esta simulación ha fijado en cierto modo las cosas temporalmente para mí. No las veía con claridad, pero eso me ha hecho tomar conciencia de que yo no era respon sable de la cohesión de la familia: usted ha asumido la responsabilidad. Pensaba SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 3 5 que iba a tener muchos problemas cuando volviera a Alcohólicos Anónimos, porque pensaba que en numerosos puntos usted iba al revés de lo que ellos me decían. Pienso que lo único que me ha ofendido de veras ha sido cuando no paraba de preguntarme si tenía otro hombre en perspectiva; he sentido que las mujeres pueden hacer algo más que controlar: también podemos ser independientes y en algún punto me he sentido bien, capaz de arreglármelas; realmente quería quitarme de encima a toda esa gente, tomar mi vida en mis manos, no estar siempre bloqueada. Por lo tanto, lo que he sentido como una agresión a mi condición de mujer, el increíble dolor de encontrarme en esta familia, creo que lo siento siempre en mi propio interior. Gracias. WHITAKER: Ha sido usted muy amable al prestarnos su participación. En efecto, esta señora no sabía nada al respecto. Les pido disculpas por el aspec to artificial de la situación, pero reparen en las sorprendentes cualidades per sonales de su comentario. Ysi nunca han practicado este tipo de simula ción, se lo ruego, hagan todo lo posible por hacerlo. Estar en posición de paciente es una excelente manera de aprender a ser terapeuta: ustedes entran en el juego y piensan que sólo están jugando y, cinco minutos después, ahí los tenemos, siendo ustedes mismos, cuando no sospechaban que podrían ser lo que están jugando. Estoy encantado de haber sido solamente el terapeuta y no haber tenido que entrar en la discusión. Lo he lamentado por ustedes, ami gos, por haber tenido que decir todo eso, pero ha sido magnífico. Pienso que lo más importante para mí es la idea (y me ha venido esta madrugada a las cuatro, cuando me he despertado, preocupado por saber si iba a hacer de loco otra vez) que se me ha ocurrido: decidir ser el terapeuta que llama al paciente. Por lo general, cuando hago este tipo de cosas, sucede lo contrario: hago llamar al paciente; pero los que trabajan en un hospital no siempre tienen la libertad de recibir la llamada en su consultorio, les dicen: «Usted verá a ese paciente», y se me ha ocurrido que iba a ser útil para con servar el papel de lo que ahora llamo «prostituto psicológico». Si ustedes no han pensado en sí mismos como prostitutos psicológicos, tal vez aprendan algo hoy sobre lo que le muestran al paciente, a la familia, sobre lo que les hacen creer. Es un «com o si» para ustedes, así como el parentesco es un rol; en efecto, un padre no es una persona con todas las letras: un padre juega; ahora bien, lo mismo es válido para el terapeuta. No es una persona con todas las letras. Hace creer artificialmente en el amor, aunque no se tra ta de amor real, al menos así lo espero. Ustedes no deben adoptar al paciente, son temporalmente un padre adoptivo de manera artificial, y controlado por las fuerzas exteriores, como el juez que envía el niño adoptado ̂a la madre adoptiva o como la muerte de la madre que envía el niño al asilo. La segunda cosa que quisiera hacerles escuchar es el clásico gesto de poder que consiste en decir a la madre, en decir a uno de los hijos: «Mira, has inten tado ayudar, y la cosa ha fracasado». «Usted no ha tenido éxito como tera peuta de familia. Ahora me toca el turno a mí, y yo conduciré el juego de una manera que, creo, funcionará, y durante el tiempo que estemos juntos haré todo lo que necesito hacer para que funcione.» La única circunstancia en que se puede hacer esto es por teléfono y durante la «cita a ciegas». 3 6 INTERCAMBIOS CLÍNICOS En la segunda entrevista se ha efectuado la transferencia y surgen pro blemas. Ustedes han pasado a ser las víctimas de una familia poderosa. A esto yo le llamaba mi «actitud de impotencia», pero no es una actitud: es sola mente una impotencia real, con la vejez me vuelvo más honesto. Pienso que hablar de co-dependencia está bien, que es una palabra correcta para la madre. La ventaja de tomar el control de la entrevista definiendo si la posición de ustedes como «yo», para utilizar el término de Murray Bowen, está en que en la segunda entrevista les permite forzar a la gente a adoptar una posi ción en la que ellos también puedan decir «yo». E n el curso de la segunda entrevista, la madre viene y dice: «¿Cree que debo pedir el divorcio?», y yo respondo: «Mire, hace cincuenta y un años que estoy casado, no creo ni que mi mujer lo apreciara y ni siquiera estoy segu ro de que me interese». «Yo no intentaba seducirlo.» «Entonces, ¿por qué quiere que me preocupe por su divorcio?» «Yd sólo quiero una opinión pro fesional.» Yo: «Oh, eso se lo puedo dar: si quiere divorciarse, no pregunte nada a nadie, pues usted será la única persona que sufrirá, tanto si se queda aquí con este alcohólico como si se lo quita de encima y vive sin un hombre que la ayude con los niños, con lo que descubrirá que tiene que estar en dos gene raciones al mismo tiempo; e incluso si se casa con otro, resultará probable mente un alcohólico también; por lo tanto, no me pregunte nada». Esta es la posición del «yo»: fuerzan ustedes a las personas a ser responsables de todo lo que les sucede en la vida cuando las fuerzan a admitir que la entrevista la dirigen ustedes, que son ustedes los que piensan en su vida con ellos, pero que lo que ellos hacen con su vida es asunto de ellos mismos. Por último, he resu mido esto én un cliché: es el proceso (process en inglés) lo que me interesa, no el progreso (progress en inglés). No creo que el progreso me concierna. Cuanto más pienso en lo que puedo hacer para que mis hijos crezcan como yo lo entien do o en lo que puedo hacer para que mis pacientes mejoren, más pienso que es deshonesto, que me aleja de ellos todavía más. Ustedes los fuerzan, pues, a tomar sus decisiones vitales. Efectivamente, aprendí esto hace varios años, de una mujer que enseñaba arte a los niños; le pregunté: «¿Cómo diablos puede enseñar a los niños a ser artistas?». Ella contestó: «Es muy fácil, les da usted un caballete, uno a cada uno, y después circula a su alrededor». Ya pregunté: «Y ahí, ¿qué les pide que hagan?». Ella: «No les pido nada». Y yo insistí: «¿Qué obtiene?». Y ella: «No mucho», y yo: «¿Cómo se lo hace?». SLUZKI: Señoras y señores, escuchemos ahora sus propias observaciones: han ocupado una metaposición que les ha permitido observar la entrevista y el proceso, aquí tienen los micrófonos. Les sugeriría no hacer preguntas sino afirmaciones. Es bueno que se tomen tiempo antes de hablar. Gene ralmente, los que corren con facilidad al micrófono dicen tonterías. En fin, la manera en que lo hagan dará más peso a sus comentarios. WHITAKER: Y pueden hacerse los idiotas... SLUZKI: El retoño número tres está listo para arrancar. ¿Robert? ROBERT: Sólo quería hacer dos comentarios más sobre mi pertenencia a la familia durante el juego de rol. Mi vivencia de todo esto es que al principio SIMULACIÓN D E UNA ENTREVISTA D E TERAPIA FAMILIAR 37 no quería estar aquí y que sus comentarios me han parecido impertinentes, un poco como si usted intentara ser inteligente a toda costa, lo que me ha parecido un poco fuera de lugar. Cuando ha preguntado a mi madre sobre si tenía una relación, me ha parecido muy grosero y realmente me he enfureci do con usted; entonces he empezado a pensar que no quería estar aquí y que no volvería, he querido irme. Al final, aunque he sentido que me ha escu chado atentamente después de preguntarme lo que yo pensaba que no fun cionaba en mi hermana, etc., no me he sentido bastante comprometido con usted personalmente. Creo que Luigi tiene razón: usted ha provocado tantos temas diferentes, temas profundos, emocionalmente cargados, que ha resul tado un poco confuso, porque han salido demasiadas cosas; aparte de esto su estilo ha sido agresivo, por lo tanto ha sido difícil saber si nos tomaba en serio durante el desarrollo del guión. Pienso que a mí me hubiese ayudado el que estuviese menos agresivo a lo largo de la entrevista, un poco más serio, y tal vez menos rápido; eso es todo. WHITAKER: Muchas gracias. Tengo un muy buen secreto para tomar las riendas de la primera entrevista y asegurarme de seguir cumpliendo el rol del terapeuta: en mitad de la entrevista, uno se levanta y sale. Sin decir nada, sale y se va a tomar un café, a hablar por teléfono o a charlar con un colega; un rato después, vuelve. Le preguntan: «¿Dónde estaba?». «Afuera.» «¿Qué hacía?» «Nada.» «¿Por qué salió?» «No lo sé, me dieron ganas de salir y tomar un café.» «Pero yo creía que debía ocuparse de nosotros.» «¿Debería ena morarme en veinte minutos?» «No.» «Tal vez me ocurra, estaría bien. Pero ustedes tienen que tener clara una cosa: yo estoy aquí para trabajar, no me enamoro de ustedes, así que intento mantenerme apartado.» Quiero asegu rarme de que se trata de una «cita a ciegas», de que no vamos a terminar en la cama, de que no nos estamos preparando para pasar el resto de nuestras vidas juntos, de que cada cual se retira por su lado y es muy importante tener siempre presente que la gentees libre de no volver. Quiero que no vuelvan* salvo si están más ansiosos, y sobre todo no indolentes. No quiero tranquili zarlos, quiero aumentar la ansiedad. Pienso que, si los tranquilizamos, es como si nuestro hijo escribiera desde el colegio y dijera: «La pensión que me asig naste para vivir mientras estudio alcanza sólo para la mitad. Envía un poco más de dinero, por favor». Si accedemos a su deseo, esto no hará más que incrementar su ambición de disponer de más dinero el mes que viene. BOSCOLO: He remarcado su manera de dialogar con la familia. Primero usted lleva la conversación y no los deja apartarse de usted. Después, se pone muy activo y aborda rápidamente temas fuertes como la muerte, la infideli dad, la homosexualidad, el incesto, todos los temas simples, emocionalmen te cargados. Ahora mi pregunta será: «¿Tiene usted en mente una especie de tipología en relación con el problema abordado?». Por ejemplo, la mujer ha dicho que era esposa de un alcohólico. ¿Tiene ya esquemas, tipologías espe cíficas en su cabeza con respecto a la familia de un alcohólico? ¿Existen espe cies de tipologías específicas para familias específicas? ¿Es su intención tes tar todos estos temas simples, cargados emocionalmente, con todas las familias en el curso de la primera sesión? Esa es mi pregunta. 3 8 INTERCAMBIOS CLÍNICOS WHITAKER: Es una excelente pregunta. Salvador Minuchin me dijo un día, y creo que tenía razón, que para mí todas las familias son las mismas; esto es lo que yo hago, por lo tanto no tengo teoría. Yo no voy a la entrevista con una orientación de la que sea consciente, salvo la de querer estar seguro de respetar el juego. Empecemos con el rey, cuidando de no introducir la dama antes de que todo esté estructurado, porque, si perdemos la dama, ya está, hemos perdido, por lo tanto intentamos guardar la dama para el final; de lo contrario me limito a acaparar los territorios más importantes, y el más impor tante es, por supuesto, la muerte. Independientemente de mí, Dios va a aga rrarnos a cada uno de nosotros. El sabe que no puede privarse de mí. Pienso que la mayor parte de las familias niegan amargamente el concepto global de la muerte; esta negación es más importante que la del alcohol. Por lo tanto, yo abordo esta cuestión con bastante rapidez. BOSCOLO: Desde hace poco, una corriente en terapia familiar pone de relieve la importancia del lenguaje y de la conversación. Por ejemplo, según Anderson y Goolishian, el terapeuta no debería tener hipótesis, él o ella sólo deberían responder a los miembros de la familia y no tener ninguna idea preconcebida. Esto parece ser lo contrario de lo que usted hace. Con usted, parece que la familia deba seguirlo y no que el terapeuta deba acom pañar a la familia o, como dicen estos autores, «sólo mantener abierta la conversación». WHITAKER: Yo me dedico a que la familia me siga durante la primera entre vista, y después soy yo el que sigue. Mi idea es asegurarme de que no soy impotente: ellos sufren y son impotentes, y de esto deduzco que necesitan alguien fuerte, después vengo a descubrir lo que pasa, toda la historia que puedo obtener, y a asumir la responsabilidad de conducir la entrevista y enton ces, cuando esto se ha establecido, los fuerzo a asumir la responsabilidad de lo que ocurre. Y si uno de ellos se queda aparte, no tengo una nueva entre vista. Si esta familia volviera sin su hijo menor, yo diría: «Debo hacerles pagar, la clínica cuenta con que se le pagará, pero aquí no hay familia, es sólo un sub grupo y yo no creo en los subgrupos; pero si quieren volver, díganle al que está ausente que me llame y fijaremos otra cita». UN PACIENTE: ¿Está diciendo que es imposible hacer terapia con amor? WHITAKER: Oh, claro, pienso que los terapeutas pueden amar mucho. Creo que el problema es que, si ustedes aman, es mejor que no se impliquen ente ramente: lo que están jugando es un rol. Si aman solamente, acaban por uti lizar a la gente y ellos acaban por utilizarlos, y se ven en grandes dificultades porque ustedes deben comprender lo suficiente como para amar de tal for ma que no conviertan al hijo en una copia de lo que piensan que debería ser; ahora bien, esto es muy difícil, y es muy difícil para un terapeuta no adoptar pacientes. Tal vez debería explicarme. Supongo que todos nosotros tene mos defectos de carácter, que quienquiera que intente pasarse la vida tra tando de ayudar a la gente se vuelve loco, cuando sabemos que somos más locos que ellos. Hay que ser idiota para creerse tan brillante como para que, SIMULACIÓN DE UNA ENTREVISTA DE TERAPIA FAMILIAR 3 9 a pesar de toda nuestra propia patología, podamos ayudar a los otros a salir de apuros; así, imagino que nuestra tentación es adoptar a los pacientes y lue go ser responsables de ellos por el resto de sus vidas antes de morir jóvenes de un infarto de miocardio porque no se puede soportar. Pero hacer creer es tan difícil como ser un actor o una actriz profesionales: ustedes pueden conocer la actuación del actor, pueden saber actuar, pero hacerse actor o actriz corresponde a otro ámbito, y pienso que eso es lo que buscamos. Ustedes pueden aprender terapia familiar, cómo practicarla, y siempre será un truco. Si pueden convertirse en un truco, eso es otra cosa, pero siempre están en un rol. Hay una diferencia entre todos los roles y la.personalidad, y todo esto debería producirse a las cinco, cuando dejan su despacho; ahora bien, no se produce a menudo. EL HIJO MAYOR EN LA SIMULACIÓN: No haré un comentario sobre el jue go de roles aun cuando haya apreciado los contrastes entre la sensación de que usted nos comprendía y al mismo tiempo el hecho de que se nos provo cara; usted estaba cerca de nosotros sin perder por ello su posición y esto me embarulló mucho en ese papel. Mi pregunta tiene que ver con lo que dijo: que no cree en los subgrupos. ¿Cómo hace con las familias donde el matri monio se ha divorciado hace años, cuyos miembros no quieren estar en la mis ma habitación y donde hay problemas con uno de los hijos y así sucesiva mente? ¿Cómo trata estos casos? WHITAKER: Los mando generalmente a Chicago, que está bastante lejos, y en Chicago pueden elegir a quién quieren. Permítame volver un poco atrás. Hace unos años decidí que después de mi muerte quedarían familias a las que no habría podido ayudar, y que por lo tanto elegiría a las familias de las que quisiera ocuparme. Es muy importante para mí poder decir: «Son libres de no volver, por favor, no crean que están obligados a volver a ver me, puedo continuar mi trabajo perfectamente». Pienso que necesitan saber lo antes que imaginarse que todos los que vienen a vemos saben cuán mara villosos e importantes somos, de tal manera que seguirán viniendo. Creo que uno puede decir esto. A menudo he pensado que sería fantástico decir al pri mer paciente: «Mire, usted es el primer paciente que me paga, espero que vuelva porque me será más fácil pagar mi alquiler». Creo que cada vez que uno puede ser más honesto que el paciente se convierte en un mejor tera peuta, y que hay diferentes maneras de serlo, UN PARTICIPANTE: Usted dijo que después de la primera sesión tenía ten dencia a soltar del lastre a la familia y que usted seguía el movimiento. ¿Cómo podría desenvolverse la segunda sesión con la familia? WHITAKER: Podría empezar por un silencio de veinte minutos. Como me crié en una atmósfera tipo Nueva Inglaterra, donde el silencio es oro, me sen taría. Entonces ellos dirían: «¿Qué quiere hacer?». «¡Lo que ustedes quie ran!» «¡Bueno! ¿De qué vamos a hablar?» «¡M e da igual!» «¡Pero la vez pasa da le importaba!» «¡Creo que los conocí lo suficiente como para dejarlos tomar el relevo!» «¿De qué podríamos hablar?» «¡Me da igual!» «¡Bueno! ¿Qué es lo importante, según usted?» «No lo sé, ni siquiera sé lo que son 4 0 INTERCAMBIOS CLÍNICOS capaces de abordar.» «¡Bueno! Tendrá que decidir. ¡Tiene que decimos cómo comenzar!» «Bueno, de acuerdo, voy a
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