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Damián G Ricardo - La autopsia psicológica Psicotanatología forense

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La	autopsia	psicológica
Psicotanatología	forense
Lic.	Damián	G.	Ricardo
Ricardo,	Damián	G.
Autopsia	psicológica	:	psicotanatología	forense	/	Damián	G.	Ricardo.	-	1a	ed	.	-
Ciudad	Autónoma	de	Buenos	Aires	:	Tercero	en	Discordia,	2018.
250	p.	;	20	x	14	cm.
ISBN	978-987-4116-25-3
1.	Psicología	Científica.	2.	Psicología.	I.	Título.
CDD	150
No	está	permitida	la	reproducción	total	o	parcial	de	este	libro,	ni	su	tratamiento
informático,	ni	la	transmisión	de	ninguna	forma	o	por	cualquier	medio,	ya	sea
electrónico,	mecánico,	por	fotocopia,	por	registro	u	otros	métodos,	sin	el
permiso	previo	y	por	escrito	del	editor.
ISBN	978-987-4116-25-3
Queda	hecho	el	depósito	que	marca	la	Ley	11.723.
Impreso	en	Argentina.
Dedicatoria
A	Sibila,	Priscilla	y	Ornella.
For	every	atom	belonging	to	me,	as	good	belongs	to	you…
(Song	of	my	Self,	Walt	Whitman)
Agradecimientos
Agradezco	al	Supremo	Tribunal	de	Justicia	de	la	provincia	de	Santa	Cruz
quienes	han	permitido	el	desarrollo	del	presente	trabajo	y	a	quienes	dedico	los
frutos	que	pudiera	tener.
A	la	Justicia	Penal,	tanto	a	las	juezas	penales	de	primera	instancia	como	a	la
Excelentísima	Cámara	Criminal	de	ambas	circunscripciones,	por	confiar	en	los
criterios	y	alentar	trabajo	hacia	nuevos	desafíos	en	la	tarea	compleja	de
administrar	justicia.
Al	equipo	de	trabajo	del	cuerpo	pericial	de	psicología	por	el	compañerismo	y	la
camaradería.	Especialmente	al	Lic.	Gastón	Mendicoa,	por	sus	aportes	y	trabajo,
lo	que	ha	sido	determinante	para	la	realización	de	la	presente	tesis,	ampliando
siempre	los	horizontes	profesionales.
A	la	Universidad	Nacional	de	la	Patagonia	Austral	y	particularmente	a	la
Maestría	en	Investigación	Interdisciplinar	en	Ciencias	Sociales,	que	ha	servido
de	plataforma	y	superficie	de	estas	inscripciones	y	anudamientos.
Especial	mención	al	Dr.	Aldo	Enrici,	al	cual	todos	los	agradecimientos	parecen
limitados	por	sus	aportes	teóricos,	su	disposición	al	trabajo	y	el	apoyo	en
momentos	de	vacilación.
A	Sibila	y	mis	hijas,	Priscilla	y	Ornella,	entre	sus	riquezas	transcurren	mis	días.
A	quienes	compartan	estas	intensidades	y	devenires.
Resumen	y	advertencias
Procedimientos	moleculares	e	instrucción	penal.	La	presente	tesis	intenta	brindar
un	aporte	a	la	construcción	del	dispositivo	de	autopsia	psicológica	tomando	las
conceptualizaciones	provenientes	de	la	psicología	forense	y	diferentes	marcos
teóricos,	aunque	con	una	marcada	orientación	deleuziana,	a	los	fines	de	lograr	un
instrumento	que	auxilie	a	la	etapa	de	instrucción	judicial	en	el	fuero	penal,	pero
que	a	su	vez	introduzca	aportes	metodológicos	diferentes	a	los	tradicionalmente
empleados	como	forma	de	revisión	de	la	intervención	pericial	en	el	fuero	penal
en	general	y	específicamente	en	el	entrecruzamiento	con	la	violencia.
Esta	tesis	se	creó	como	se	hace	un	cuerpo:	¿Qué	puede	un	cuerpo?	Se	ha	creado
entre	sus	umbrales	máximos	y	mínimos:	un	plano	de	inmanencia	que	ha
nucleado	una	serie	de	intensidades	que	recorren	el	cuerpo	de	la	tesis.	Queda	a
juzgar	por	el	lector	si	al	final	de	la	obra	encuentra	un	plano	de	consistencia,	si	el
autor	ha	logrado	trazar	un	diagrama	de	distribución	y	conexiones	de	flujos	que
puedan	posibilitarle	un	acercamiento	a	las	cuestiones	planteadas.
Table	of	Contents
PRIMERA	PARTE:
Capítulo	1:	Introducción
Capítulo	2:	La	autopsia	psicológica	en	los	casos	de	muerte	por	violencia
Capítulo	3
Capítulo	4
SEGUNDA	PARTE:	Casos.
Capítulo	5
Capítulo	6
Capítulo	7
Capítulo	8
TERCERA	PARTE:
Capítulo	9
Bibliografía
PRIMERA	PARTE:
Aspectos	conceptuales
Teóricos	–	Metodológicos
Capítulo	1:	Introducción
La	autopsia	psicológica	puede	definirse	como	un	procedimiento	de
reconstrucción	del	estado	psicológico	de	una	persona	al	momento	de	su	muerte.
Para	ello	se	vale	de	la	recolección	de	la	mayor	cantidad	de	datos	para	reconstruir
un	perfil	siguiendo,	en	principio,	una	serie	de	protocolos	y	procedimientos.	El
resultado	es	una	reconstrucción	biográfica	del	fallecido	que	incluye	aspectos	de
personalidad,	estilo	de	vida	y	estado	mental	mediante	un	método	diferencial
(García	Pérez	T.	,	2007).
En	el	año	2006	me	encontraba	trabajando	como	profesor	en	la	Universidad
ARCIS	en	la	Ciudad	de	Punta	Arenas,	Patagonia	Chilena.	Desde	el	año	2004
hasta	el	año	2008,	todas	las	semanas	viajaba	desde	Río	Gallegos	a	Punta	Arenas,
distante	a	unos	300	km	para	dar	clases	en	la	universidad.	Fue	allí	donde	tomé
contacto	con	el	concepto	de	“autopsia	psicológica”	y	comencé	mis	primeras
lecturas	de	algunos	artículos	respecto	del	tema.	Dos	años	después	ingresé	al
Poder	Judicial	de	la	Provincia	de	Santa	Cruz	como	Perito	Oficial	y	ya	había
avanzado	con	la	lectura	del	concepto	en	la	bibliografía	disponible	a	ese
momento.	En	la	tarea	pericial	dentro	del	Poder	Judicial	fui	advirtiendo	la
necesidad	de	implementar	un	proyecto	que	contemplara	procedimientos	que
hasta	ese	momento	no	se	aplicaban,	y	de	allí	surgió	la	implementación	de	la
autopsia	psicológica	como	un	aporte	más	dentro	de	nuestro	aporte	profesional.
En	un	principio	nos	reunimos	con	las	juezas	penales	de	la	ciudad	de	Río
Gallegos	y	propusimos	el	método,	hasta	que	unas	semanas	después	nos	llegó	el
primer	caso	bajo	la	solicitud	de	realizar	una	“autopsia	psicológica”.	En	estos
años	hemos	cosechado	una	buena	experiencia	en	el	método	y	la	presente	tesis
constituye	una	condensación	del	marco	con	el	que	hemos	adaptado	el	dispositivo
a	las	condiciones	particulares	de	nuestra	práctica.
Esta	tesis	tiene	como	propósito	profundizar	el	dispositivo	de	autopsia
psicológica	en	el	contexto	de	la	práctica	pericial,	lo	que	tiene	sus	diferencias	con
las	aplicaciones	en	otros	ámbitos	como	el	epidemiológico	y	salud	mental,	lo	que
desarrollaremos	más	adelante.
Durante	el	desarrollo	del	presente	trabajo	encontramos	un	entrecruzamiento	de
discursos:	el	psicojurídico,	el	de	la	investigación	artística,	particularmente	los
discursos	pictóricos,	y	el	marco	teórico	con	una	marcada	influencia	de	los
desarrollos	de	Gilles	Deleuze.	Es	este	marco	teórico	el	que	ha	guiado	este
particular	recorrido	que	va	desde	la	realización	de	la	autopsia	psicológica	a	la
composición	de	un	cuadro	pictórico.
La	autopsia	psicológica	no	busca	una	variación	de	la	verdad	como	una	de	las
verdades	posibles	de	acuerdo	al	sujeto,	sino,	tal	y	como	lo	mostraremos	en	el
desarrollo	de	este	trabajo,	la	búsqueda	de	la	condición	bajo	la	cual	la	variación
de	una	verdad	se	presenta	al	sujeto.	Esto	lo	podemos	ver	representado	en	el
célebre	cuadro	Los	Embajadores	de	Hans	Holbein	der	Jüngere	(Holbein	el
Joven)	donde	ese	extraño	objeto	en	primer	plano	resulta	disruptivo	en	una
primera	mirada.	En	la	composición	general	del	cuadro	se	encuentran
representadas	las	cuatro	ciencias	matemáticas	(siglo	XVI):	la	aritmética,	la
geometría,	la	música	y	la	astronomía,	pero	dentro	de	la	basta	simbología	del
cuadro	la	mancha	resalta	como	lo	disruptivo,	salvo	que	el	observador	se	sitúe	en
un	punto	particular	que	le	permita	captar	la	imagen.	La	autopsia	psicológica	es	la
circunvalación	del	observador	que	reordena	los	testimonios	y	la	información	del
expediente	para	brindar	una	nueva	perspectiva	del	caso	en	función	de	su	ciencia.
Tal	y	como	la	anamorfosis	del	cuadro	de	Holbein	lo	presenta,	hay	una	verdad
manifiesta,	pero	es	necesario	cambiar	la	perspectiva	y	generar	otra	mirada	que
permite	que	esa	mancha	revele	su	verdad.
Similar	en	cierto	sentido	a	lo	que	Slavoj	Zizek	denomina	visión	de	paralaje
(Zizek,	2006),	la	anamorfosis	da	cuenta	de	un	rol	diferente	del	observador.
Volveremos	más	adelante	sobre	este	tema.	Primero	debemos	comenzar
explicando	el	método	para	luego	atravesar	el	concepto	de	“diagrama”	y
finalmente,	a	lo	largo	de	la	tesis,	poder	converger	los	diferentes	discursos	que	se
trabajan.
Esta	tesis	profesional	contiene	la	presentación	de	los	resultados	obtenidos	en	un
proceso	de	investigación	y	aplicación	del	dispositivo	de	autopsia	psicológica
adaptada	al	contexto	de	la	Provincia	de	Santa	Cruz,	con	lo	que	el	presente	escrito
contiene	fragmentos	de	autopsias	psicológicas	que	se	encuentran	en	los
expedientesjudiciales	haciendo	reserva	de	la	identidad	de	las	personas
involucradas.	En	tal	sentido	esta	tesis	no	constituye	únicamente	un	aporte	teórico
sino	presentar	el	resultado	de	la	implementación	del	dispositivo	de	autopsia
psicológica	en	esta	región.
La	presente	tesis	surge	de	la	necesidad	de	profundizar	un	dispositivo	judicial	ya
implementado,	colaborando	en	el	proceso	de	instrucción	penal	que	actualmente
se	encuentra	vacío	debido	a	que	pone	el	acento	en	el	imputado	y	deja	de	lado	a	la
víctima	que	es	desplazada	por	el	Estado	como	damnificado	(Zaffaroni,	2011),
por	lo	que	esta	alienación	genera	un	proceso	de	verdad	que	conforma	poco	a	las
necesidades	de	un	proceso	penal	que	contemple	una	mirada	a	sus	propios
procedimientos.
El	aporte	que	intenta	este	trabajo	consiste	en	adecuar	el	procedimiento	de
autopsia	psicológica	a	un	marco	teórico	que	se	fundamente	en	una	metodología
de	investigación	cualitativa,	que	profundice	el	análisis	del	acontecimiento	que	se
investiga.	Partimos	del	estudio	de	un	trabajo	de	Antonin	Artaud,	“Van	Gogh,	El
Suicidado	por	la	Sociedad”	(1947)	como	modelo	a	seguir	para	la
implementación	de	un	nuevo	procedimiento	de	autopsia	psicológica.	La
propuesta	es	desarrollar	un	modelo	cuyo	postulado	principal	consiste	en	dar
cuenta	de	las	variables	psicológicas	que	participan	en	un	acontecimiento-muerte
(suicidio	u	homicidio)	con	una	metodología	“indirecta”	y	retrospectiva	siguiendo
las	“huellas	psicológicas”	que	deja	el	occiso.	La	tesis	aborda	diferentes
concepciones	y	paradigmas	estéticos,	éticos	y	políticos	con	la	intensión	de
complejizar	el	campo	de	conocimiento	actual.
De	esta	manera	se	produce	un	informe	de	autopsia	psicológica	que	no	busca
transformarse	en	“escalas,	guías	y	formularios”	que	sea	estructurado	y
sistematizado	(García	Pérez	T.	,	2007)	por	un	método	cuya	validez	misma	es	el
aporte	de	las	evidencias	que	se	recolectan	en	los	testimonios,	el	expediente
judicial,	el	cuerpo	y	la	escena	del	crimen,	debiendo	desplegar	el	mismo	informe
los	razonamientos	que	sostienen	las	conclusiones.	Pero	a	su	vez	estos	datos
volcados	en	el	informe	pericial	pueden	ser	revisados	por	el	juez	y	por	las	partes
observando	aquellos	aspectos	que	deseen	desarrollarse.	Este	procedimiento	debe
estar	ajustado	a	un	doble	movimiento	de	la	ética	explicado	en	la	dialéctica	entre
lo	particular	y	lo	universal-singular	(Fariña,	2004).	Esto	permite	que	el
profesional	favorezca	la	posibilidad	de	que	emerja	la	subjetividad	del	caso
inserta	es	esa	situación,	lo	cual	obliga	a	rever	el	marco	teórico	actual	para
generar	nuevas	formas	de	pensar	el	problema	de	la	fiabilidad	del	método.
Para	ello	se	hace	necesario	revisar	los	conceptos	bibliográficos	existentes,
desarrollar	las	nociones	de	psicopatología	e	introducir	conceptos	provenientes	de
las	teorías	críticas	como	Deleuze,	Foucault,	Artaud,	sumado	a	autores
contemporáneos	como	Bauman,	Zaffaroni,	etc.	en	una	revisión	bibliográfica	de
las	concepciones	para	adaptarlas	a	la	bibliografía	existente	en	materia	de
Autopsia	Psicológica,	especialmente	a	la	Dra.	Teresita	García	Pérez	del	Servicio
Médico	Legal	de	Cuba	y	la	noción	de	Modelo	Autopsia	Psicológica	Integral
(MAPI)	que	ha	permitido	ampliar	el	procedimiento	desde	suicidios	hasta
homicidios	y	accidentes.
El	proyecto	de	tesis	se	encuadra	en	un	abordaje	metodológico	que	comprenda	el
análisis	de	casos	que	se	han	realizado,	seleccionados	de	un	total	de	veinticinco
autopsias	psicológicas	que	se	han	realizado	actualmente.	Para	ello	será	necesario
contar	con	herramientas	teóricas	que	permitan	conceptualizar	la	práctica,
siempre	molecular	y	heterogénea,	como	los	cuerpos.
1.1.	Definición	del	problema
La	psicología	forense	posee	una	historia	en	la	República	Argentina	que	tiene	sus
primeras	incursiones	en	la	década	de	1980.	Desde	allí	se	han	ido	acrecentando
las	investigaciones,	siendo	una	de	las	preocupaciones	su	inserción	en	los
claustros	académicos.
Producto	de	ello	se	ha	logrado	su	inclusión	en	los	currículos	académicos	de
grado	y	ha	dado	paso	a	la	formación	de	posgrados	orientados	hacia	la	formación
específica	de	profesionales	en	esta	rama	de	la	psicología.	Es	de	esta	manera
como,	cada	vez	con	mayor	relevancia,	los	diferentes	fueros	judiciales	incorporan
profesionales.	Dentro	del	fuero	civil,	desde	los	juzgados	de	familia	y	minoridad,
hasta	los	expedientes	laborales	y	de	acciones	civiles,	puede	verse	intervenciones
de	profesionales	que	son	contratados	para	volcar	su	experticia.	En	el	fuero	penal,
los	psicólogos	son	tomados	en	cuenta	tanto	en	la	etapa	de	instrucción	como	en	la
instancia	superior	de	juicio	oral,	donde	son	llamados	a	declarar.
La	autopsia	psicológica	representa	una	innovación	dentro	de	la	psicología
forense	al	abordar,	mediante	un	dispositivo	específico,	a	la	víctima	dentro	del
sistema	penal,	y	de	allí	su	relevancia.	En	tal	sentido,	los	protocolos	actuales	en
materia	de	autopsia	psicológica	intentan	constituir	formularios	donde	poder
ajustar	los	datos	a	los	requerimientos	de	una	investigación	sobre	etiología	de
muerte	o	sobre	la	base	de	restar	la	subjetividad	del	profesional	“objetivando”	su
saber	mediante	dichos	protocolos.
Este	trabajo	constituye	una	tesis	profesional	que	centra	sus	esfuerzos	por
profundizar	la	singularidad	del	caso	en	un	procedimiento	que	aborde	los
aspectos	particulares	intentando	brindar,	desde	la	perspectiva	psicológica,	la
mayor	cantidad	de	información	que	sirva	para	reconstruir	las	condiciones
particulares	del	acontecimiento	y	dar	cuenta	de	la	participación	de	la	víctima	en
dicho	acto.
Por	consiguiente,	la	presente	tesis	va	a	describir	la	forma	de	trabajo	que	se
realiza	en	el	Cuerpo	Pericial	de	Psicología,	su	modo	de	aplicación	y	su
justificación	teórica,	partiendo	de	la	actividad	pericial	de	la	psicología	dentro	del
Poder	Judicial.	Se	describirá	el	proceso	de	autopsia	psicológica	realizado	en
casos	reales	que	han	sido	entregados	a	los	magistrados	correspondientes	e
incorporados	a	los	expedientes	judiciales.
Al	analizar	los	protocolos	existentes	se	observa	una	pretendida	búsqueda	de
“objetividad”	y	una	estandarización	de	los	datos,	que	si	bien	son	útiles	para	la
formulación	de	estadísticas	y	el	empleo	de	la	información	para	investigaciones
cualitativas,	centramos	en	este	proyecto	el	principal	esfuerzo	en	la	profundidad
necesaria	a	la	aplicación	pericial	propiamente	dicha.
En	tal	sentido	esta	tesis	profesional	intenta	describir	un	dispositivo	que	ya	se
encuentra	en	uso	desde	hace	siete	años,	donde	se	ha	partido	desde	los	trabajos	de
la	Dra.	García	Pérez	(2007)	adaptando	las	condiciones	a	la	tarea	pericial	y	la
legislación	local.	Se	mostrarán	los	aportes	de	la	Criminología	Cautelar,	la
Psicología	Forense	Crítica,	con	una	orientación	basada	en	conceptos	de	Deleuze,
Artaud,	Foucault,	entre	otros	autores	en	los	que	me	he	formado	y	cuyos
conocimientos	he	adquirido	en	la	maestría	y	otros	ámbitos,	siendo	la	pretensión
que	sirvan	de	base	para	la	comprensión	de	esta	“innovación	tecnológica”	en	el
campo	de	la	autopsia	psicológica.
En	tal	sentido	se	realiza	una	propuesta	que	contempla	un	estudio	de	casos	que
evidencian	la	resolución	de	problemáticas	complejas,	con	la	pretensión	de	verter
la	experiencia	profesional	a	la	comunidad	académica,	que	actualmente	encuentra
su	aplicación	en	casos	reales	(CONEAU,	Carreras	de	Posgrado,	Ley	de
Educación	Superior,	Art.	39º	y	Resolución	Ministerial	160/11).
1.2.	Objetivos
Los	principales	objetivos	que	se	pretenden	alcanzar	con	esta	tesis	son:
Dar	a	conocer	un	panorama	global	del	concepto	de	Autopsia	Psicológica.
Introducir	a	la	comprensión	de	los	principios	rectores	del	concepto	de	Autopsia
Psicológica.
Analizar	las	necesidades	de	su	aplicación	en	la	actividad	pericial	dentro	del	fuero
penal.
Describir	el	modo	de	aplicación	de	la	autopsia	psicológica	en	la	provincia	de
Santa	Cruz	que	se	está	realizando	desde	hace	siete	años	hasta	la	actualidad.
Contribuir	con	las	herramientas	que	se	pueden	utilizar	como	referencia
bibliográfica,	brindando	aportes	técnicos	referentes	al	dispositivo	de	autopsia
psicológica	y	de	la	actividad	pericialen	el	fuero	penal	in	extenso.
Evidenciar	qué	dispositivos	se	están	realizando	y	los	resultados	de	dicha	acción.
1.3.	Marcos	de	referencia
1.3.1.	Marco	histórico
El	término	Autopsia	Psicológica,	de	acuerdo	a	la	revisión	de	la	bibliografía,
surge	en	1961	por	Faberow,	Shneidman	y	Litman	(The	Psychology	of	Suicide,
1970)	(Dorrio	Laurido	,	2013)	durante	el	transcurso	de	una	investigación	de
muertes	por	consumo	de	estupefacientes	y	ligada	principalmente	a	muertes	de
dudosa	etiología.	Otros	autores	(Isometsä,	2002)	sitúan	el	origen	en	la
Universidad	de	Washington,	quien	realizó	un	estudio	en	1956–57,	estudiando
134	casos	cuidadosamente	durante	un	año.	Estos	estudios	estuvieron	centrados
principalmente	en	clasificar	la	causa	de	muerte.
Se	han	desarrollado	más	de	20	proyectos	de	autopsia	psicológica	(Isometsä,
2002)	en	Estados	Unidos,	Europa,	Australia	y	Nueva	Zelanda,	Israel,	Taiwán	e
India,	en	general	relacionados	la	mayoría	al	estudio	de	suicidios.
En	1997	en	el	Congreso	Iberoamericano	de	Psicología	Jurídica	realizado	en	La
Habana	(Cuba),	la	Dra.	Teresita	García	Pérez	(2007),	miembro	del	Poder
Judicial	de	Cuba,	presentó	entre	ese	año	y	1999	el	Modelo	de	Autopsia
Psicológica	Integral	(MAP1	–	MAP	2	–	MAP	3).	Este	modelo	aparece	mucho
más	abarcador	que	los	propuestos	originalmente.	Cada	uno	de	los	diferentes
modelos	ofrece	respuestas	a	diferentes	situaciones:	suicidio,	homicidio,	asesinato
y	accidentes.
Las	principales	observaciones	que	se	hacen	del	instrumento	es	la	dificultad	de
las	limitaciones	metodológicas	para	la	extensión	de	los	resultados,	pero	sin
embargo	para	el	sistema	judicial	tiene	una	ventaja	fundamental:	la
profundización	en	el	análisis	de	casos	particulares	de	forma	de	realizar	una
hermenéutica	de	ese	cuerpo	muerto.
1.3.2.	El	rol	de	la	psicología	en	los	procesos	penales
El	proceso	de	autopsia	psicológica	es	un	procedimiento	que	se	encuentra
enmarcado	dentro	del	sistema	judicial	penal,	al	lograr	introducirse	en	la	etapa	de
instrucción	penal,	como	evidencia	en	las	causas	judiciales.	Como	tal,	obedece	a
una	serie	de	normas	y	regulaciones	que	se	encuentran	expresadas	en	los
diferentes	Códigos	Procesales	que,	si	bien	no	mencionan	específicamente	este
dispositivo,	regulan	todas	las	etapas	y	procedimientos	que	se	utilizan	dentro	del
fuero	penal.	En	tal	sentido	es	necesario	advertir	que	cada	lugar	posee	un	código
procesal	particular,	que	contempla	lineamientos	generales	adaptados	a	la	región
que	abarca,	pero	podemos	afirmar	que	en	líneas	generales	en	todos	los	procesos
judiciales	el	psicólogo	fue	cobrando	mayor	relevancia	a	lo	largo	del	tiempo
(Degano,	1993).	En	Argentina	fue	a	partir	de	la	década	de	1980	que	se	comenzó
a	impartir	en	las	universidades	nacionales	las	primeras	materias	de	Psicología
Forense,	denominada	en	algunos	lugares	posteriormente	Psicología	Jurídica.
Desde	ese	momento	muchos	han	sido	los	desarrollos	teóricos	de	esta	disciplina
que	ha	ido	incursionando	en	los	fueros	penales	y	civiles,	así	como	en	todas	las
instituciones	relacionadas	con	las	intervenciones	jurídicas	de	los	estamentos
ejecutivos.
Desde	los	poderes	judiciales	se	propició	la	intervención	del	psicólogo
introduciendo	su	saber	y	ciencia	en	los	expedientes	por	intermedio	de	los
dictámenes	periciales.	En	particular	en	la	justicia	penal	se	avocó,	principalmente,
a	la	tarea	de	indagar	sobre	los	aspectos	psicológicos	de	los	procesados	y
condenados	por	el	sistema	judicial,	en	especial	en	lo	que	respecta	a	la	capacidad
de	las	personas	para	ser	sometidas	al	proceso	penal	y	a	evaluar	el	grado	de
responsabilidad	de	una	persona	para	imputarle	un	delito	(el	art.	34	inc.	1	del
Código	Penal).	En	general	en	este	contexto	se	ha	centrado	la	labor	en	los
alcances	de	comprender	y	dirigir,	es	decir,	la	capacidad	del	imputado	de
comprender	la	criminalidad	del	acto	y	dirigir	sus	acciones,	y	en	algunas
ocasiones	se	ha	extendido	la	labor	del	psicólogo	dentro	del	sistema	judicial	hacia
los	dispositivos	de	atención	a	la	víctima,	en	una	tarea	que	intenta	minimizar	los
efectos	de	victimización	secundaria	que	producen	los	sistemas	judiciales	en	las
víctimas	de	delitos.
Pero	el	nacimiento	del	sistema	de	enjuiciamiento	inquisitivo	se	produce,	desde
su	nacimiento,	con	la	apropiación	del	conflicto	en	la	imagen	en	un	principio	del
Soberano	y	posteriormente	del	Estado,	por	lo	cual	el	Soberano	pasa	a	ocupar	el
lugar	de	víctima	para	desplazar	a	ésta	fuera	del	proceso	penal.	Esta	sustitución
de	la	“venganza”	por	una	“retribución	equitativa	de	la	pena”,	deviene	en	una
desubjetivación	del	conflicto.
Brevemente	quiero	señalar	que,	dentro	de	los	dispositivos	de	la	práctica	pericial
de	psicología	forense,	la	autopsia	psicológica	intenta	rescatar	el	lugar	subjetivo
de	la	víctima	al	recuperar	la	subjetividad	del	acontecimiento	que	causa	su
muerte.	De	alguna	manera,	en	una	operación	de	sentido,	logra	dar	cuenta	de	algo
fundamental:	la	causa	de	suicidio	u	homicidio	es	primariamente	psicológica.
Este	aspecto	al	momento	no	era	indagado,	solamente	se	solicitaba	la
intervención	del	perito	psicólogo	cuando	se	trataba	del	imputado	de	un	delito,
sin	embargo,	a	partir	del	año	pasado	en	nuestra	jurisdicción,	se	ha	logrado	que	se
indague	con	mayor	profundidad	las	huellas	psicológicas	que	deja	la	víctima	y
que	permiten	reconstruir	el	acontecimiento	desde	esta	perspectiva.
Hasta	el	momento	las	causas	caratuladas	como	suicidio	y	homicidio	no
indagaban	acerca	de	estos	aspectos,	con	lo	cual	se	buscaba	una	“verdad”	en	los
términos	que	establecían	las	evidencias	sin	que	se	ahondara	en	los	aspectos
psicológicos	de	los	protagonistas	para	tratar	de	dar	cuenta	del	acontecimiento.	Es
decir	que	este	procedimiento	puede	ser	el	inicio	de	una	serie	de	dispositivos	que
tiendan	a	cobrar	mayor	participación	de	los	aspectos	que	hacen	a	la	víctima	en
los	procesos	penales,	y	profundizar	los	alcances	y	la	importancia	del	concepto	de
“huella	psicológica”	como	un	instrumento	fundamental	de	las	pericias
psicológicas	en	el	fuero	penal.
1.4.	Marco	conceptual
“Abrid	Algunos	Cadáveres”	(Foucault	M.,	1966/2001,	pág.	177)
El	término	Autopsia	etimológicamente	deriva	de	αὐτός	/autós/	‘uno	mismo’	y
ὂψις	/opsis/	‘observar’,	significa	por	tanto	‘ver	por	uno	mismo’,	se	asocia
inmediatamente	a	un	examen	médico	post-	mortem	de	disección	con	el	fin	de
obtener	información	anatómica	sobre	la	causa	médica	de	muerte.	Siguiendo	esta
línea,	Foucault	indaga	acerca	de	las	implicancias	que	representa	el
desciframiento	del	espacio	corporal:	espacio	a	su	vez	intraorgánico,
interorgánico	y	transorgánico	(Foucault,	1966/2001,	pág.	181)	“la	mirada	del
médico	se	ha	convertido	en	un	elemento	decisivo	del	espacio	patológico	y	su
armazón	interna”	(1966/2001,	pág.195).	De	esta	manera	fija	un	estado	de	fusión
entre	el	objeto	(la	superficie	orgánica)	y	la	mirada	(mirada	médica).	Es	en	la
muerte	donde	se	apoyará	la	mirada	médica.	“La	mirada	implica	de	hecho	un
campo	abierto,	y	su	actividad	esencial	es	del	orden	sucesivo	de	la	lectura:
registra	y	totaliza;	reconstituye	poco	a	poco	las	organizaciones	inmanentes;	se
extiende	en	un	mundo	que	es	ya	el	mundo	del	lenguaje”	(1966/2001,	pág.175).
El	vistazo,	es	una	mirada	focalizada,	puntual.	Y	en	su	dirección	apunta	a	lo
esencial.	Va,	por	lo	tanto,	más	allá	de	lo	que	ve;	las	formas	inmediatas	de	lo
sensible	no	lo	engañan	“no	revolotea	sobre	un	campo:	da	en	un	punto,	que	tiene
el	privilegio	de	ser	el	punto	central,	o	decisivo”	(1966/2001:175).	No	se	trata	de
pensar	una	anatomopatología	oscurantista,	sino	más	bien	de	pensarla	como
superpuesta	a	la	mirada	clínica:	se	complementa	el	vistazo	con	el	tacto	(un
discípulo	de	Bichat	inventa	el	estetoscopio):	Abrid	algunos	cadáveres:	veréis
desaparecer	en	seguida	la	oscuridad	que	la	observación	sola	no	había	podido
disipar”.	(1966/2001:209)
“Lo	que	hace	que	el	enfermo	tenga	un	cuerpo	espeso,	consistente,	espacioso,	un
cuerpo	ancho	y	pesado,	no	es	que	haya	un	enfermo,	es	que	hay	un	médico.	Lo
patológico,	no	forma	un	cuerpo	con	el	cuerpo	mismo	sino	por	la	fuerza,
espacializante,	de	esta	mirada	profunda”.	(1966/2001,	pág.194)
Esteespesor	no	es	otro	que	el	que	genera	la	propia	mirada,	lo	invisible	que
descubre	en	el	caso	individual	(por	ello	mismo	invisible)	se	hace	visible.
Lo	que	se	inaugura,	de	esta	manera,	es	el	saber	sobre	el	individuo,	en	tanto
constituido	por	el	saber	científico	–	médico.	El	saber	que	se	va	a	poner	en
juego	en	el	nacimiento	de	las	ciencias	sociales.
“Son	furiosas	energías	en	reposo,	que	no	producen	agitación”	(Artaud,
1947/2007,	pág.	13)
La	autopsia	psicológica	tal	y	como	la	proponemos	nos	parece	necesario
rastrearla	en	una	obra	de	Antonin	Artaud	de	1.947,	“Van	Gogh,	El
Suicidado	por	la	Sociedad”,	esta	obra	plantea	un	análisis	minucioso	de	la
vida,	obra	y	relaciones	del	gran	maestro	con	una	estética	y	una	profundidad
que	realmente	produce	un	documento	donde	fundamenta	cada	una	de	las
afirmaciones	desde	la	lógica	de	la	evidencia.	Pero	sobre	todo	porque	si	la
autopsia	médica,	la	anatomía	patológica,	inaugura	un	nuevo	espesor	y	una
lógica	del	espacio	euclidiano,	Artaud	inaugura	una	lógica	fractal	del
espacio.	Cambia	el	modelo	geométrico	de	su	observación:	ya	su	propia
mirada	está	puesta	en	su	obra	y	la	condiciona,	objetivando	el	espacio
subjetivo.	El	observador	aquí	determina	la	mirada,	la	constituye	en	un
espacio	que	ya	no	puede	pensarse	sin	tomar	en	cuenta	el	punto	de	vista	del
observador.
Si	la	autopsia	adopta	“grosor”	con	la	mirada	médica,	la	obra	de	Artaud	es
capaz	de	medir	la	superficie	irregular	del	gran	maestro.	Los	cuervos	se
levantan	al	amanecer	como	microbios	negros	de	su	brazo	suicida,	en	un	acto
preparativo	que	anticipa	la	tempestad	absoluta.	Y	son	los	colores,	en	su
exquisita	preparación,	y	esas	líneas	siempre	ondulantes,	intempestivas,	las
que	Artaud	advierte	como	signo	único	del	gran	maestro.
Artaud	es	capaz	de	establecer	una	causa	de	muerte.	Después	de	leer
atentamente	las	cartas	a	Theo	y	de	reconstruir	la	figura	del	Dr.	Gachet,	el
psiquiatra	de	Van	Gogh,	en	nombre	de	la	psiquiatría	normalizante,	del
aplastamiento	de	la	genialidad	del	pintor	en	manos	de	la	razón	médica	que
sostiene	la	enfermedad,	es	luego	de	esta	entrevista	que	el	maestro	encuentra
su	drástico	final.
El	procedimiento	que	Artaud	realiza	desde	los	procesos	molares	a	los
moleculares	dan	cuenta	del	modelo	fractal	que	enuncia	Maldenbrot	en	la	década
de	1960.	Las	medidas	se	vuelven	relativas,	(Binnimelis	Bassa,	2010)	lo
demuestra	de	forma	sencilla:	“Los	seres	que	habitaran	en	un	mundo	de	Poincaré,
¿se	darían	cuenta	de	que	viven	en	ese	espacio?	Imaginemos	que	uno	de	esos
habitantes	se	mide	la	longitud	de	la	palma	de	la	mano	y	comprueba	que	es	de	20
cm.	Después	comienza	a	caminar	en	dirección	al	bore	del	disco	y,	al	cabo	de	un
rato,	se	vuelve	a	medir	la	palma	de	la	mano.	Nosotros	veríamos	que	ésta	se	ha
hecho	más	pequeña.	Por	el	contrario,	él	vería	que	la	longitud	de	su	palma	sigue
siendo	de	20	cm.,	ya	que	la	cinta	métrica	también	se	ha	encogido”	(2010,	pág.
53).	Nosotros	sabemos	que	se	ha	hecho	más	pequeña	desde	nuestro	plano,	su
plano	es	limitado,	pero	desde	su	plano	es	percibido	como	ilimitado.	La
percepción	varía	en	función	del	observador	y	es	así	que,	sobre	el	mismo	cuerpo,
se	obtienen	espacios	diferentes,	siguiendo	con	nuestro	concepto	inicial.
Hablamos	en	consecuencia	de	un	espacio	donde	lo	micro	y	lo	macro	(lo
molecular	y	lo	molar)	se	entrelazan	y	se	determinan:	la	muerte	de	un	pintor
en	manos	de	la	sociedad.	La	superficie	de	ese	pliegue	se	produce	en	el
cuerpo.	Para	Artaud,	Van	Gogh	es	suicidado	por	las	formas	sociales	de	la
época,	encarnadas	en	Gachet,	pero	que	refieren	a	un	modo	de	tratar	las
pasiones,	a	una	manera	de	hacer	del	cuerpo	una	usina	recalentada.
“El	cuerpo	es	una	usina	recalentada	debajo	de	la	piel,	y	por	fuera,	el	enfermo
resplandece,	brilla,	con	todos	sus	poros,	expandidos,	semejantes	a	un	paisaje	de
Van	Gogh	al	mediodía”	(Artaud,	1947/2007,	pág.	24).
Es	decir,	aparece	nuevamente	el	cuerpo	en	el	centro	de	la	escena,	pero
convertido	en	un	cuerpo	que	es	régimen	de	intensidades:	cuerpo	sin	órganos.
Etimológicamente	violencia	proviene	del	latín	vio,	fuerza,	vigor,	de	donde
también	se	desprende	la	palabra	vita,	cuya	etimología	se	encuentra	en	la	palabra
de	raíz	indoeuropea	bios	que	“indica	la	vida	en	tanto	ese	espacio	de	tiempo	que
está	entre	el	nacimiento	y	la	muerte	y	el	modo	en	que	uno	vive	en	ese	período	de
tiempo,	por	lo	tanto	el	bios	es	la	vida	humana	de	cada	uno”	(Baremblitt,	2004,
pág.	35).	Es	decir	que	el	bios	es	la	violencia	podríamos	situarla	en	tanto	fuerza
vital	y	en	tanto	modo	de	vida	de	cada	uno	(y	su	control,	la	biopolítica).	Es	desde
este	punto	de	vista	que	situaremos	la	violencia	en	tanto	control	de	la	vida,	del
lado	de	lo	molar,	lo	instituido	como	modo	de	control	de	la	bios,	versus	la	bios-
lencia,	del	lado	de	la	vida	como	voluntad	de	poder,	como	forma	de	expresión
libertaria	de	la	vida,	lo	molecular,	Deseante	–	instituyente.
Por	supuesto	que	ambos,	molar	y	molecular,	pertenecen	a	las	mismas	catexias,
“juzgadas	desde	el	cosmos”,	desde	los	islotes	instituido-organizado-registrado,	la
bios-lencia	adquiere	el	carácter	peyorativo	de	la	destrucción…	siendo	la	no-
violencia	una	estrategia	de	poder	unificante	y	totalitaria,	como	lo	es	la
invocación	de	La	Verdad,	el	Orden,	La	Razón	o	La	Ley	(Baremblitt,	2004).
En	este	sentido	podremos	afirmar	que	el	procedimiento	de	autopsia	psicológica
tal	como	lo	estamos	definiendo	se	aplicaría	en	el	caso	de	muertes	violentas,	es
decir	que	de	alguna	manera	representan	una	resistencia	a	esta	unificación
organizada.	El	dispositivo	contempla,	siguiendo	el	modelo	fractal	de
Maldembrot,	un	principio	de	autosimilitud	entre	el	acontecimiento	particular	y	el
contexto	social	en	el	que	se	produce.	Los	cuerpos	son	los	que	soportan	las
catexias	sociales	que	lo	van	formando,	deformando,	y	en	ese	camino	nuestra
propuesta	es	rastrear	esas	huellas	psicológicas	que	son	las	que	resultan	de	este
proceso.
“Lo	que	está	ocurriendo	en	este	caso	es	que	la	geometría	euclidea,	con	sus
dimensiones	enteras,	no	logra	alcanzar	la	esencia	de	las	formas	irregulares”
(Binnimelis	Bassa,	2010,	pág.	51),	es	decir	que	la	posición	del	observador	varía,
de	forma	tal	que	la	dimensionalidad	deja	de	tener	sentido.
1.5.	Metodología	y	trabajo	de	campo
Respecto	de	la	metodología	se	utilizará	la	investigación	bibliográfica	sobre	lo
producido	en	el	campo	de	conocimientos	particular	para	comprender	los
desarrollos	y	aplicaciones	de	la	autopsia	psicológica,	especialmente	en	América
Latica,	sumado	a	los	aportes	de	los	casos	que	hemos	realizado	en	el	Cuerpo
Pericial	de	Psicología	donde	hemos	adaptado	el	dispositivo	a	las	condiciones	de
la	actividad	pericial	local.
Para	el	desarrollo	de	la	presente	tesis	es	necesario	el	análisis	de	algunos	casos
seleccionados	que	permitan	desplegar	el	campo	de	complejidad	que	requiere	el
procedimiento,	tal	y	como	lo	he	intentado	concebir	a	partir	de	esta	propuesta.
Los	casos	presentados	han	sido	modificados	para	conservar	el	anonimato	tanto
del	occiso,	como	de	las	circunstancias	particulares	que	puedan	identificarlos	en
forma	directa,	siendo	que	se	tratan	de	casos	reales	y	los	informes	forman	parte
de	los	expedientes	judiciales.
Pero	lo	fundamental	será	la	forma	de	pensar	un	método	que	contenga
lineamientos	teóricos	sin	convertirse	en	un	modelo	cerrado	y	estandarizado,	sino
más	bien	una	forma	de	operar	sobre	un	caso	judicial	con	rigurosidad,	pero
intentando	abarcar	con	la	mayor	profundidad	posible	el	acontecimiento-muerte.
“El	futuro	y	el	pasado	del	acontecimiento	tomado	en	sí	mismo,	que	esquiva	todo
presente,	porque	está	libre	de	las	limitaciones	de	un	estado	de	cosas,	al	ser
impersonal	y	preindividual,	neutro,	ni	general	ni	particular,	eventum	tantum...	la
muerte	es	a	la	vez	lo	que	está	en	una	relación	extrema	o	definitiva	conmigo	y
con	mi	cuerpo,	lo	que	está	fundado	en	mí,	pero	también	lo	que	no	tiene	relación
conmigo,	lo	incorporal	y	lo	infinitivo,	lo	impersonal,	lo	que	no	está	fundado	sino
en	sí	mismo.”	(Deleuze	G.,	1969/2005,	pág.	110)
Si	bien	Deleuze	pone	la	muerte	como	la	expresión	del	acontecimiento,	nosotros
consideramos	que	el	acontecimiento-muertees	fundante	en	la	autopsia
psicológica,	porque	es	la	singularidad	de	esa	muerte	la	que	hay	que	desplegar	en
todos	sus	sentidos	posibles.	Como	refiere	Deleuze,	la	muerte	es	singular	y	por
ello	colectivo	y	privado	a	la	vez.
El	método,	siguiendo	los	lineamientos	del	texto	de	Artaud,	se	centra	en	captar
esa	singularidad	de	intensidades	que	devienen	en	un	cuerpo	muerto.	Para	este
conjunto	teórico	que	abordaré	sucintamente,	existiría	la	Realidad	propiamente
dicha	como	superficie-red	y	la	Realteridad	(realidad	otra)	que	son	campos	de
inmanencia.	La	realidad	la	componen	básicamente	cuatro	grandes	grupos:
Naturaleza,	Sociedad,	campo	Científico-Tecnológico-Industrial	y	el	campo	de
Subjetivaciones.	La	Realteridad,	por	otra	parte,	está	compuesta	por	fuerzas
preenérgicas,	no	especificadas,	no	vectorizadas,	solamente	puras	diferencias
intensivas,	dominadas	por	un	proceso	de	pura	producción.	El	atravesamiento	y	la
transversalidad	de	los	campos	de	realidad	y	realteridad	forma	los
entrecruzamientos	de	sus	respectivas	lógicas:	disyuntiva	excluyente	(realidad),
redes	multiplicitarias	de	enementos	(indefinida	cantidad	de	elementos)
conectados.	Las	instituciones	funcionan	regulando	la	actividad	humana,	son
formaciones	discursivas	que	prescriben	o	prohíben	acciones,	de	tal	manera	los
ejes	de	análisis	institucional	tomarán	las	líneas	que	abordan	los	diferentes
niveles:	Institución-Organización-Establecimiento-Equipamiento-Agentes,	de	las
cuales	se	distinguen	tres	procesos:	instituyente,	instituido	y	proceso	de
institucionalización.	De	tal	manera	y	centrándome	en	la	dirección	del	trabajo,	las
fuerzas	productivas	revolucionarias	serán	contrarias	a	toda	forma	de	dominación
y	explotación,	a	la	concentración	y	acumulación	excluyente	de	conocimientos.
Es	por	ello	que	la	Psicología	Forense	se	ha	insertado	en	el	contexto	judicial
construyendo	saberes	y	operaciones	que	ponen	su	centro	en	las	necesidades	del
propio	sistema,	excluyéndolo	en	muchas	oportunidades	del	propio	análisis	de	la
institución	con	la	que	se	emparenta.	Este	saber	científico	técnico	actúa	como
dador	de	sentido	psicológico	al	marco	legal	que	determina	la	acción,	pero	en
ocasiones,	en	especial	en	el	campo	penal,	deja	de	lado	el	lugar	de	la	víctima,
sumándose	al	dispositivo	punitivo	y	contrario	a	la	comprensión	que	supone	la
máxima	del	derecho:	llegar	a	la	verdad	de	los	hechos.
Esto	no	supone	alejarse	de	la	superficie	científico	técnico	sobre	la	que	está
construida	sino,	por	el	contrario,	intentar	dar	cuenta	de	esas	fuerzas	preenérgicas,
prelógicas,	bajo	la	forma	de	una	disyunción	inclusiva.	Esto	requerirá	una
metodología	que	tome	las	herramientas	del	Método	de	Historia	de	Vida	(Método
Biográfico),	que	abarque	la	diacronía	de	los	casos	bajo	una	descripción	densa
que	permita	advertir	las	singularidades.	Para	la	interpretación	de	la	información
se	utilizarán	herramientas	de	la	hermenéutica	dialéctica.	El	método	biográfico
busca	comprender	lo	social	en	profundidad	por	intermedio	de	las	historias	de
vida	e	interpretadas	posteriormente,	aportando	una	comprensión	tentativa	de	un
proceso	social	uniendo	entrevistas	con	análisis	documental	de	manera	profunda
(Charriez	Cordero,	2012).
La	muestra	constará	de	casos	contextualizados	imponiendo	la	profundidad	por
sobre	la	extensión,	escogidos	por	la	complejidad	que	han	implicado	en	la
utilización	del	método.	Para	explicar	el	amplio	espectro	del	método	se	han
escogido	casos	de	suicidio,	homicidio	y	un	homicidio	seguido	de	suicidio.
Igualmente,	si	bien	los	casos	fueron	seleccionados	como	muestra,	los	más	de	25
que	actualmente	componen	el	universo	de	autopsias	psicológicas	realizadas	en	el
Cuerpo	Pericial	de	Psicología,	constituyen	cada	uno	en	sí	mismo	casos
sumamente	complejos	y	ninguno	de	ellos	ha	supuesto	una	empresa	simple.
El	instrumento	de	recolección	de	datos,	naturaleza	de	estos,	calificación	de	los
mismos,	información	sobre	su	confiabilidad	y	validez	se	desplegará	a	lo	largo	de
la	tesis	junto	con	los	procedimientos	que	permitan	la	descripción	de	los	pasos	y
el	procesamiento	de	la	información.
Utilizando	la	metodología	de	estudios	de	casos,	se	busca	salir	del	modelo
arborescente	(Cavalcante,	2004)	con	arreglo	de	las	jerarquías	sucesivas	a	partir
de	un	punto	central.	Desarrollando	un	modelo	de	análisis	rizomático,	se	intenta
establecer	conexiones	transversales	sin	buscar	un	centro	o	una	clausura.	Estos
diferentes	puntos	van	trazando	una	cartografía	particular	sobre	el	espacio	liso
que	da	cuenta	de	las	intensidades	de	un	sujeto.	De	allí	se	van	analizando	cada
uno	de	los	rizomas	para	poder	seleccionar	cuáles	de	ellos	se	entraman	para	dar
cuenta	de	los	aspectos	psicológicos	del	sujeto	y	su	relación	con	la	causa	de
muerte.
1.6.	Organización	de	la	presente	Tesis
1.6.1.	Estructura	del	documento
Seguida	a	la	presente	introducción	encontraremos	un	cuerpo	principal	de	nueve
capítulos:	´
El	primer	capítulo:	Introducción,	nos	introduce	en	los	conceptos	principales	de	la
autopsia	psicológica	y	el	campo	disciplinar	y	conceptual	en	que	se	inscribe.
Resulta	importante	para	situarnos	brevemente	en	la	organización	de	la	tesis	y	la
propuesta	de	investigación,	así	como	los	objetivos	que	se	propone	el	presente
libro.
El	segundo	capítulo:	La	autopsia	psicológica	en	los	casos	de	muerte	por
violencia,	nos	brinda	los	desarrollos	teóricos	pero	también	nos	presenta	la
importancia	de	un	eje	principal	que	es	la	relación	entre	ciencia	y	arte,	en
particular	algunos	lineamientos	de	grandes	maestros	de	la	pintura	y	su
articulación	con	el	conocimiento.	Este	eje	recorrerá	el	resto	del	libro	como
marco	metodológico	en	su	articulación	con	el	concepto	de	autopsia	psicológica.
El	tercer	capítulo:	De	Humani	Corporis	Fabrica,	nos	presenta	un	recorrido	por	la
disección	del	cuerpo	y	un	más	allá	de	lo	biológico	gracias	a	la	pintura	del	gran
maestro	Rembrandt,	“La	lección	de	anatomía	del	Dr.	Tulp”	que	nos	adentra	en	el
auge	de	la	anatomoclínica,	poniendo	el	cadáver	en	escena,	desde	su	nacimiento
con	los	gráficos	de	Vesalio	hasta	“El	Teatro	Anatómico”	del	siglo	XVII.
Finalmente,	la	anatomía	patológica	abre	otros	espacios	al	cuerpo	que	permitirá
nuevas	formas	de	concebirlo.
El	cuarto	capítulo:	Van	Gogh,	profundas	energías	en	reposo,	nos	brinda	los
diferentes	inicios	de	la	autopsia	psicológica,	y	la	propuesta	de	un	nuevo	ursprung
nietzscheano	(Foucault	M.	,	1979),	la	genial	obra	de	Artaud	sobre	el	gran
maestro	holandés.	El	análisis	eximio	que	realiza	Artaud	de	la	obra	que	abre	el
capítulo,	“Campo	de	trigo	con	cuervos”	constituye	un	verdadero	análisis
psicológico	desde	el	aprovechamiento	estético	que	sitúa	al	autor	y	su	obra	para
dar	cuenta	de	la	convergencia	de	máximo	dramatismo	que	se	funde	en	el
acontecimiento.	De	este	punto	de	partida	siguen	fragmentos	de	la	primera
autopsia	psicológica	que	se	ha	realizado	en	este	lineamiento	y	que	ha	permitido
instalar	el	método	tal	como	se	propone	actualmente.
El	quinto	capítulo:	La	autopsia	psicológica	en	casos	de	muerte	dudosa,	nos
muestra	la	utilización	del	dispositivo	de	autopsia	psicológica	en	dichos	casos,	al
tiempo	que	nos	presenta	el	primer	caso	realizado	en	la	provincia	de	Santa	Cruz.
El	sexto	capítulo:	La	autopsia	psicológica	en	los	casos	de	homicidio	y	para	ello
desarrolla	algunos	contenidos	de	Gilles	Deleuze,	para	principalmente	abordar	los
contenidos	en	relación	a	lo	heterogéneo,	el	cuerpo	sin	órganos	(Antonin	Artaud)
como	un	cuerpo	objeto	de	la	autopsia	psicológica	que	opera	sobre	un	campo	de
intensidades	que	organizan	de	forma	singular	a	cada	cuerpo.	Pero	seguido	de
esta	necesaria	conceptualización,	el	objeto	del	capítulo	es	ilustrar	con	la	pintura
de	Judith	y	Holofernes	de	Michelangelo	de	Caravaggio	que	nos	adelanta	en
drama	claroscuro	la	escena,	un	ejemplo	de	autopsia	psicológica	en	un	caso	de
homicidio.	El	drama	se	asemeja	a	la	historia	bíblica	donde	las	categorías	de
víctima	y	victimario	devuelven	un	devenir	confuso,	tal	como	lo	demuestra	el
dramatismo	de	la	tela	del	gran	maestro	del	claroscuro.	La	importancia	de
abordaje	en	la	relación	iter	criminae	iter	victimae	y	se	presenta	la	primerautopsia	psicológica	que	fue	elevada	a	juicio	oral	y	defendida	en	segunda
instancia.
El	séptimo	capítulo	se	abre	con	Solana	representando	un	concepto	clásico	de	la
iconografía	barroca,	Memento	Mori,	y	que	en	paralelo	a	algunos	tramos	de	la
biografía	del	maestro	madrileño	podemos	observar	la	impronta	que	deja	en	la
vida	la	muerte	de	un	niño.	Esto	nos	lleva	a	abordar	en	este	capítulo	dos	autopsias
psicológicas	hechas	sobre	suicidio	infantil	y	la	reformulación	de	algunos
conceptos	a	los	fines	de	tomar	en	consideración	en	este	tipo	de	casos,
especialmente	la	tanatosis,	la	conciencia	de	la	irreversibilidad	de	la	muerte	y	la
muerte	como	una	falla	en	lo	simbólico	en	el	niño.
El	octavo	capítulo	una	impresionante	obra	del	Goya	tenebrista,	“Saturno
devorando	a	un	hijo”.	Esta	pintura	negra	hallada	en	las	paredes	de	la	Quinta	del
Sordo,	representa	un	padre	impiadoso,	terrible	en	su	majestuosidad,	y	que	nos
conduce	a	la	única	autopsia	psicológica	realizada	en	un	caso	de	homicidio
seguido	de	suicidio.
El	noveno	capítulo,	finalmente,	está	reservado	a	lo	transitado,	a	la	situación
actual	y	a	la	intensión	de	contribuir	a	la	Psicología	Forense	con	una	propuesta
que	busque	analizar	los	aspectos	psicológicos	en	los	casos	judicializados	de
muerte	por	violencia,	la	Psicotanatología	Forense,	dentro	de	la	que	la	autopsia
psicológica	así	concebida,	sería	uno	de	los	dispositivos	más	valorados.	Pero	deja
para	el	final	los	aspectos	teóricos	más	relevantes	que	concluyen	el	presente
documento.
El	cuerpo	central	de	la	tesis	lo	constituye	un	entrecruzamiento	entre	el
estudio	de	casos	y	el	cuerpo	teórico	que	los	acompaña,	pero	principalmente
una	reflexión	sobre	la	propia	práctica	poniendo	en	consideración	las	propias
representaciones	(de	espacios	y	tiempos)	en	una	investigación	acción.	Los
casos	son	trabajados	tomando	algunos	elementos	de	la	descripción	densa
(Geertz,	1973/2003,	pág.	21)¹,	especialmente	en	los	momentos	cercanos	al
acontecimiento	y	durante	todo	el	proceso,	trabajando	la	implicación	como
perito	psicólogo	forense	perteneciente	al	Poder	Judicial.	Esto	obliga	a	que
cada	autopsia	psicológica	sea	un	esfuerzo	por	trasparentar	el	procedimiento
a	las	partes	intervinientes,	defensores,	fiscales	y	a	los	jueces,	a	los	fines	que
puedan	revisar	el	resultado	del	proceso	y	finalmente	realizar	las
observaciones	que	crean	convenientes.	El	análisis	obliga	a	considerar	una
multiplicidad	de	estructuras	complejas,	que	al	mismo	tiempo	son	extrañas	e
irregulares,	no	siempre	explícitas.
De	los	casos	presentados	uno	ha	llegado	a	la	instancia	de	juicio	oral,	lo	que
implicó	defender	el	procedimiento	de	autopsia	psicológica	en	el	debate	del
juicio,	resultando	en	ese	caso	un	elemento	fundamental	para	arribar	a	la
sentencia.	Esto	implicó	un	avance	en	la	instalación	del	procedimiento	en	toda	la
provincia,	siendo	convocados	a	realizar	en	otras	localidades	las	autopsias
psicológicas	tanto	en	homicidios	como	suicidios.
Uno	de	los	casos	presentados,	el	primero	de	ellos,	tiene	la	importancia	de
haber	sido	la	primer	autopsia	psicológica	realizada	en	la	provincia	y	que
permitió,	por	sus	hallazgos,	divulgar	el	procedimiento	y	sostener	el	proyecto
que	al	momento	superó	los	veinte	casos.	Todos	los	casos	que	se	han	realizado
se	enmarcan	en	estas	nuevas	prácticas	ajustadas	a	los	lineamientos	de	la
presente	tesis.
El	muestreo	intencional	se	completa	con	dos	casos	de	suicidio	en	niños,
agrupados	por	su	similitud	y	que	produce	una	serie	de	cuestionamientos
particulares	que	se	desarrollarán	en	su	debido	momento.
Sin	embargo,	la	intensión	es	introducir	al	lector	en	la	complejidad	de	la	práctica
pericial	en	autopsia	psicológica,	y	para	ello	me	pareció	necesario	presentar	cada
capítulo	siguiente	con	una	obra	pictórica	que	presenta	la	complejidad	de	la
temática	del	capítulo	estimulando	al	lector	a	estar	atento	a	los	detalles,	a	aquellos
pequeños	fragmentos	que	nos	pasan	desapercibidos	pero	que	constituyen,	una
vez	que	los	encontramos,	verdaderos	hallazgos	que	nos	transportan	al	centro	de
un	nuevo	universo	de	sentido.	Exactamente	el	mismo	efecto	que	produce	la
autopsia	psicológica	cuando	se	sumerge	en	las	profundidades	del
acontecimiento-muerte.
Algunos	maestros	de	la	pintura	poseen	un	modo	de	subjetivar	el	contexto
histórico,	social,	político,	ético,	el	interruptor	monotónico	da	cuenta	de	algo
que	debe	ser	inscripto	en	esa	tela:	la	pintura	nos	muestra	algo,	y	algo	oculta
en	su	mostrar.	El	uso	de	los	colores,	la	pincelada,	la	microscopía	o	el	detalle
fatuo	nos	hablan	de	lo	molecular	de	esa	pintura,	del	campo	subjetivo,	del
momento	íntimo	que	comanda	el	deseo	de	esa	mano	al	crear.
Dentro	de	ese	marco	la	escena	nos	muestra,	sin	solución	de	continuidad,
todos	los	aspectos	desde	lo	social	al	agenciamiento	de	ese	deseo,	desde	lo
político	a	la	micropolítica,	desde	lo	molar	hasta	lo	molecular.	Este
continuum	revela	la	fractalidad²	a	la	que	hacíamos	mención	hace	unos
instantes	para	dar	cuenta	de	una	singularidad	en	situación	(Michel	Fariña,
2009),	en	oposición	al	universal	particular.
Lacan	sitúa	el	síntoma	como	“acontecimiento	en	el	cuerpo”	(Wainszelbaum,
Verónica,	Dal	Maso	Otano,	2013,	pág.	692).	Para	Badiou	el	acontecimiento
no	es	algo	importante	o	significativo,	sino	un	quiebre	en	el	campo	del	saber
de	una	situación	que	hace	emerger	una	verdad	que	no	ha	sido	considerada
por	el	saber	de	la	situación	misma	(Laso,	2007).
Si	el	saber	comprende	el	acto	de	simbolización	sobre	una	situación,	siempre
queda	algo	no	simbolizado,	siendo	el	síntoma	el	que	denuncia	el	no	saber	de
la	situación.	Nietzsche	tomaba	la	metáfora	de	ese	sol	del	amanecer	como	el
saber	que	impide	ver	lo	que	hay	detrás.
El	acontecimiento	se	produce	en	la	estructura	de	la	situación,	pero	a	partir	de	un
vacío,	y	es	desde	esta	operación	donde	surge.	Si	no	fuera	así	el	acontecimiento
no	tendría	ese	carácter	disruptivo.	Subvierte	el	orden	simbólico	y	que	el	síntoma,
anclado	en	el	cuerpo,	denunciaba.	Entonces	el	síntoma	devela	algo	más	allá	del
sentido	de	la	situación,	y	ese	algo	se	ubica	en	lo	real	del	cuerpo,	sea	cuerpo
social	o	cuerpo	biológico.	El	cuerpo	hay	que	hacérselo,	afirmación	que	Deleuze
extracta	de	Artaud,	pero	que	también	encuentra	un	lugar	en	el	psicoanálisis
(Gorali,	2006).	Si	bien	la	referencia	de	Lacan	al	Estadio	del	Espejo	refleja	un
modo	de	organización	del	cuerpo	a	partir	del	narcisismo,	siempre	secundario,
hay	otro	cuerpo	que	en	francés	se	denomina	“corps	morcellé”	que	significa
cuerpo	fragmentado	efecto	de	lalange	(lalengua).	Es	a	partir	de	allí	que	hay	que
hacerse	el	cuerpo.	Pero	hablábamos	de	lo	real	del	acontecimiento,	y	ese	real	se
produce	si	hay	primero	lenguaje.	El	real	del	psicoanálisis	implica	que	no	sesabe,
y	eso	no	sabido	es	lo	que	se	pone	de	manifiesto	en	el	acontecimiento.
Desde	Lacan,	el	encuentro	el	acontecimiento	involucra	al	cuerpo	en	tanto
encuentro	con	un	real	no	simbolizado.	Desde	Badiou	(Camargo,	2009)	el
acontecimiento	es	algo	imprescindible	e	incalculable	y	uno	siempre	debe	mirarlo
por	su	novedad	radical,	lo	no	dicho	y	lo	inexplicable:
“Forzosamente	voy	a	proponer	una	teoría	mixta:	va	a	haber	un	sujeto	de	verdad
–que,	por	otra	parte,	es	un	surgir,	una	novedad–,	pero	las	características
estructuradas	de	la	situación	van	a	reencontrarse	en	el	proceso	de	verdad.	Por
eso,	la	verdad	dependerá	de	la	situación	–en	su	materia,	sus	elementos,	su
composición–	y	será	también,	al	mismo	tiempo,	algo	universal,	porque	la
manera	en	la	que	atraviesa	la	situación	no	está	determinada	por	la	situación”
(Badiou,	2000,	pág.	5)
En	síntesis,	el	acontecimiento-muerte	es	pensado	como	un	anudamiento
rizomático	entre	enementos	de	un	hecho	único	e	irrepetible	que	hacen	síntoma
en	el	cuerpo	y	que	se	hallan	en	orden	a	una	verdad	no	simbolizada.
La	autopsia	psicológica	es	el	dispositivo	mediante	el	cual	se	busca	la	verdad	de
ese	acontecimiento	porque	lo	que	analiza	no	se	encuentra	en	orden	solamente	a
lo	simbólico	(lo	dicho,	lo	escrito)	sino	al	develamiento	del	acontecimiento	real
de	la	muerte.
Capítulo	2:	La	autopsia	psicológica	en	los	casos	de
muerte	por	violencia1-	DE	ASTRONOOM,	JOHANNES	VERMEER,	1668
2.1.	Saber	científico	y	creación	artística	en	una	propuesta
cualitativa
Ambos	constituyen	formas	organizadas	de	abordaje	de	lo	real	mediante	el
pliegue	de	intensidades.	Las	artes	plásticas	han	constituido	en	envés	de	una
trama	que	tiene	en	su	tejido	el	saber	científico	técnico.	Ambos	se	entrelazan	en
la	historia	de	forma	que	se	modifican	mutuamente	hasta	formar	la	experiencia	de
una	base	científico-estética	que	nos	constituye.
¿Cómo	trasmitir	la	experiencia	que	constituye	realizar	una	autopsia	psicológica?
Hemos	decidido	que	una	experiencia	cercana	es	a	partir	del	análisis	de	obras	de
arte.	Al	igual	que	en	Perfilación	Criminal,	podemos	afirmar	que	para	conocer	un
autor	es	necesario	analizar	la	obra.	Confiamos	en	que	el	trabajo	de	análisis	de	la
obra	pictórica	nos	va	a	permitir	la	posibilidad	de	inducir	al	lector	a	descubrir	un
universo	detrás	de	una	imagen-acontecimiento.
En	la	autopsia	psicológica	nos	encontramos	de	inicio	con	una	escena	que	podría
pasar	inadvertida	o	inabordable.	Estas	cualidades	no	hacen	al	acontecimiento	en
sí,	sino	a	las	posibilidades	del	observador	de	advertir	o	no	la	complejidad	del
cuadro.	En	ambos	casos	la	relación	última	que	une	ambas	experiencias	es	la
disposición	a	la	complejidad	para	admirar	de	esta	manera	al	menos	una	parte	del
universo	que	constituye	el	acontecimiento.
Si	nos	guiamos	por	esta	experiencia	podemos,	una	vez	adentrados	en	este
camino,	ver	la	íntima	relación	que	existe	entre	el	mundo	científico	y	artístico,	no
como	relaciones	opuestas,	sino	como	modos	diferentes	de	abordar	la
complejidad	a	partir	del	acto	creativo.	En	ambos	deberemos	poner	el	mayor	de
nuestros	esfuerzos	en	vencer	el	cliché	que	es	en	esencia	el	factor	primordial	para
la	realización	de	la	autopsia	psicológica.
La	ciencia	debe	derribar	el	muro	del	sentido	común	y	el	arte	aquellas
composiciones	de	acuerdo	con	el	mundo,	para	ambas	conmocionar	los	cimientos
de	la	experiencia	sensible.
A	continuación,	tomamos	como	marco	metodológico	algunos	ejemplos	que
podemos	considerar	valiosos	en	el	entrecruzamiento	entre	saber	y	artes	plásticas
como	modo	de	ilustrar	los	caminos	que	deberemos	atravesar	en	el	proceso	de
comprensión	de	la	autopsia	psicológica	tal	y	como	la	entendemos.
2.1.1.	Ciencia	y	arte
En	el	arte	habría	un	objeto	creado	que	tiene	una	relación	particular	con	la
verdad,	que	es	diferente	de	la	filosofía	y	de	la	ciencia.	En	el	presente	trabajo
trabajamos	con	el	arte	para	poder	abordar	el	marco	metodológico.	Como	modo
de	dar	cuenta	de	la	complejidad	de	lo	existente	encontramos	que	en	el	entramado
de	la	observación	y	la	construcción	de	la	producción	es	necesaria	una
transformación.	La	autopsia	psicológica	no	constituye	una	creación	artística	en	sí
misma,	pero	el	proceso	y	por	sobre	todo,	la	forma	de	atravesar	el	cliché,	nos
sirve	para	pensar	qué	cuestiones	tenemos	que	tener	en	cuenta	al	momento	de
realizarla.
Metzinger³	fue	uno	de	los	iniciadores	y	primeros	teóricos	de	lo	que	se	conocería
como	el	cubismo.	Intensamente	vinculado	al	arte	moderno	participaba	en	su
difusión	de	las	vanguardias.	Se	mostraba	muy	interesado	en	la	matemática	y
especialmente	en	los	postulados	de	Maurice	Princet	(Romão	da	Silva;	Benutti,
2007).	El	cubismo	supone	una	ruptura	definitiva	con	el	arte	clásico
especialmente	alejarse	de	la	representación	naturista.	Para	ello	se	ha	valido	de	la
posibilidad	de	plasmar	sobre	la	superficie	plana	del	cuadro	un	objeto	percibido
desde	múltiples	ángulos,	en	el	intento	de	conseguir	una	cuarta	dimensión.
“Le	Goûter”	muestra	una	obra	iniciática	del	período	cubista	donde	puede
apreciarse	las	diferentes	posiciones	que	toma	el	observador	para	brindar	las
proporciones	para	dar	el	efecto	de	una	cuarta	dimensión	tomando	la	visión	de	lo
múltiple	(Miller,	2001).	En	Du	Cubisme	no	se	menciona	el	hallazgo	de	la	cuarta
dimensión	pictórica	que	refiere	al	tránsito	del	observador	buscando	diferentes
perspectivas	del	objeto,	pero	Gleizes	y	Metzinger	mencionan	que	en	el	espacio
pictórico	hay	que	recurrir	a	las	sensaciones	táctiles,	motoras	y	a	todas	las
facultades	(Gleizes	A	-	Metzinger	J,	1986).
Invención	y	observación
La	pintura	comienza	a	incluir	sensaciones	táctiles	y	motoras	haciendo	uso,	como
menciona	el	propio	autor,	de	todas	nuestras	facultades.	Es	toda	nuestra
personalidad	la	que	transforma	el	plano	de	la	imagen.	El	espacio	pictórico	se
constituye	entre	dos	espacios	subjetivos	(Gleizes	A	-	Metzinger	J,	1986).
Comienza	el	nacimiento	de	un	espacio	diferente	y	esto	es	lo	fundamental:	ese
espacio	se	crea	con	una	nueva	experiencia	de	conocimiento	científico	y	artístico.
Metzinger,	junto	a	Juan	Gris,	Gleizes,	y	por	supuesto	Picasso	abren	nuevos
modos	de	experiencia	del	conocimiento.
2.1.2.	Picasso,	el	arte	como	ficción	que	nos	acerca	a	la	verdad
Un	entrecruzamiento	entre	la	sensibilidad	y	el	rigor	intelectual,	las	diversas
facetas	que	presenta	el	maestro	Picasso	son	merecedoras	de	múltiples	y
enriquecidos	análisis	tanto	académicos	como	artísticos.	Simplemente	siguiendo
la	relación	entre	arte	y	ciencia	que	venimos	desarrollando	como	marco
epistemológico,	resulta	interesante	la	profundización	del	camino	que
mencionamos	anteriormente	con	Metzinger.	Picasso	es	uno	de	los	creadores	y
desarrolladores	de	diferentes	vanguardias,	entre	ellas	el	cubismo	(mencionado
anteriormente	con	Metzinger	y	Gleizes).	Pero	el	gran	maestro	en	su	estudio
laboratorio	logró	una	representación	estética	de	la	realidad	bajo	la	concepción	de
una	nueva	geometría.	Al	igual	que	Albert	Einstein,	desde	niños	se	preguntaron
sobre	los	distintos	puntos	de	vista	del	observador	(Portera	Sánchez,	2002).
Ambos	arriban	a	una	particular	simultaneidad	borrando,	relativizando	los	planos
de	tres	dimensiones	a	las	condiciones	del	observador.	Picasso	en	el	plano
estético	logró	integrar	el	espacio	y	la	materia	en	una	misma	dimensión.	Permitió
representar	todas	las	superficies	de	un	objeto	en	el	mismo	plano.
Contrario	a	la	posición	descripta	se	encuentra	en	un	artículo	de	Laporte,
“Cubismo	y	relatividad”,	recogido	por	Holton	(1986)	donde	refiere	que	la	idea
de	multiplicidad	de	posiciones	y	sistemas	de	referencia	constituye	de	hecho	la
esencia	de	la	ciencia	moderna,	desde	Galileo	hasta	nuestros	días	(Fernández	de
Molina,	2002).
De	igual	manera	podemos	afirmar	que	estos	procesos	constituyen	singularidades
en	situación	que	nos	obligan	a	sostener	variables	que	no	se	habían	considerado
con	anterioridad,	sea	mediante	el	pensamiento	científico	o	por	medio	de	las
representaciones	artísticas.	En	ambos	casos	es	el	proceso	creador,	la	generación
de	nuevas	producciones	de	verdad.	Y	en	ello	ambos	procesos	coinciden	en
afirmar	que	la	complejidad	es	parte	de	la	mirada.	“(…)	en	una	sociedad	como	la
nuestra,	pero	en	el	fondo	en	cualquier	sociedad,	múltiples	relaciones	de	poder
atraviesan,	caracterizan,	constituyen	el	cuerpo	social.	Estas	relaciones	de	poder
no	pueden	disociarse,	ni	establecerse,	ni	funcionar	sin	una	producción,	una
acumulación,	una	circulación,	un	funcionamiento	de	los	discursos”	(Foucault	M.
,	1999,	pág.	34).
El	hallazgo	en	Les	Demoiselles	D´Avignon	es	que	hay	una	interpretación
artística	de	lo	visible	y	lo	invisible	todo	en	el	mismo	plano	incluyendo	el	tiempo
(Santacana,	2013).	El	espacio	deja	de	ser	un	contendor	estático	de	las	figuras	y
se	une	al	dinamismo	de	la	figura.	Las	figuras	se	cortan	en	planos	y	se
descomponen.	Esta	obra	es	considerada	por	muchos	la	iniciadora	del	cubismo.
2.1.3.	Los	mundos	de	Escher
Una	mise	en	abîme,	una	caída	en	un	abismo,	esa	es	la	sensación	con	la	que	se
pueden	definir	las	producciones	de	este	artista.	“Galería	de	Grabados”⁴	es	una
de	las	obras	que	trasmite	esa	vertiginosa	caída	en	espiral.	Parado	en	un	punto
cualquiera,	la	imagen	recursiva	nos	incluye,	sea	como	observadores,	sea	como
observados	dentro	de	un	presunto	plano	mayor.
La	recurrencia	está	presente	en	esta	obra	donde	el	joven	dentro	de	la	galería
contempla	un	cuadro	en	el	cual	se	encuentra	él	mismo	contemplando	ese	mismo
cuadro	(Almeida,	2000).
Escher	utilizó	conceptos	abstractos	de	matemáticasen	efectos	ópticos
conectando	el	arte	y	la	disciplina	científica	en	auténticas	paradojas	“valiéndose
de	poliedros,	teselas,	bandas	de	moebius,	nudos	y	geometrías	varias”	(Jimenez
Montalvo,	2009).
Deleuze	y	Guattari	refieren	que	estamos	segmentarizados	en	todos	lados	y	en
todas	las	direcciones	(Deleuze,	G	y	Guattari,	F,	1988/2002).	Estamos
segmentarizados	en	todos	los	estratos	que	nos	componen	y	estas	segmentaciones
se	encuentran	formadas	por	términos	opuestos	en	ausencia	de	contradicción.	Los
grabados	de	Escher	nos	muestran	aquello	imposible	de	lo	que	estamos	hechos:	la
mano	que	dibuja	es	la	que	al	mismo	tiempo	constituye	el	dibujo,	el	chorro	de
agua	que	a	la	vez	que	desciende	por	la	cascada	asciende	en	el	mismo	plano,	el
castillo	imposible	donde	uno	entra	y	para	salir	debe	volver	a	entrar.	Lo
maravilloso	de	Escher	es	que	no	nos	permite	optar	entre	una	u	otra	visión	como
los	clásicos	experimentos	guestálticos,	sino	que	nos	obliga	a	aceptar	la
coexistencia	de	los	términos	opuestos	en	la	complejidad	de	la	trama	tal	y	como
se	presenta.
El	concepto	de	Deleuze	de	disyunción	inclusiva	nos	brinda	la	posibilidad	de
pensar	subjetividades	personales	pero	a	la	vez	mantiene	la	singularidad	pre-
individual,	plural,	diversa,	abierta,	compuesta	por	términos	de	opuestos	que	no
se	excluyen	a	punto	de	no	ser	propiamente	una	composición	en	constante
devenir	inaprensible	(Kohan	W	(Comp)	y	Otros,	2010).
2.1.4.	Pollock,	la	línea	abstracta
El	cuadro	Nº	5	de	1948	de	Jackson	Pollock	es	una	de	las	obras	de	arte	más	caras
de	la	historia,	vendida	en	u$s140.000.000	en	el	año	2006.	Pollock	formó	parte
del	expresionismo	abstracto	de	la	década	de	los	años	50.	En	el	surgimiento	de
una	nueva	vanguardia	estilística	neoyorquina	(Pecker,	2003),	donde	nace	el
concepto	de	“action	painting”	donde	su	aporte	fue	la	utilización	del	dripping
caracterizando	su	pintura	como	un	conjunto	de	colores,	manchas,	rayas	y
chorreados	que	imprimen	la	vitalidad	de	la	acción	(Barriga,	2012).
Estudios	científicos	han	demostrado	que	las	obras	de	Pollack	producidas	a
finales	de	la	década	de	1940	presentarían	un	patrón	de	comportamiento
consistente	con	patrones	fractales,	tal	y	como	puede	observarse	en	la	naturaleza
(Taylor,	R	Jonas,	A	Micolich,	D,	1999).
Este	dato	entre	lo	que	se	consideró	el	caos	y	el	orden	fractal	ha	sido	tan
consistente	que	también	ha	servido	para	autenticar	las	pinturas	del	autor	ante
algunos	fraudes	(Taylor	R,	Guzman	R,	Martín	y	Otros,	2007).
Este	es	un	ejemplo	de	un	caosmosis,	un	orden	en	el	caos	donde	la	belleza	de	la
obra	remite	a	algo	que	se	encuentra	más	allá	de	la	mera	observación	y	que	ha
requerido	complejos	análisis	matemáticos	que	rompen	con	la	correspondencia	de
azar	para	determinar	que	lo	que	el	artista	ha	hecho	en	apariencia	de	orden
caótico	y	desorganizado,	guardaba	un	estricto	valor	matemático,	aunque	el	autor
lo	desconociera	de	manera	consciente.
En	aquellas	pinturas	que	ha	realizado	utilizando	el	dripping	art,	las	telas	de
grandes	dimensiones	eran	dispuestas	por	el	artista	en	el	piso	y	caminando
alrededor	tiraba	la	pintura	utilizando	pinceles	o	latas	agujereadas.	El	artista
refiere	que	cuando	trabajaba	dejaba	de	lado	el	control	consciente	(Pérez
Bergliaffa,	2012).	Que	estas	obras	mantengan	un	orden	geométrico	fractal	se
traduce	en	que,	aun	variando	la	distancia	de	la	tela	o	realizando	recortes	o
aproximaciones	de	la	misma,	uno	no	advierte	la	diferencia	entre	los	planos.	Es
decir	que	si	uno	no	se	da	cuenta	de	los	límites	de	la	pintura	puede	adoptar
diferentes	distancias	sin	poder	reparar	en	el	plano	en	el	que	se	encuentra.
Sus	cuadros	no	son	azarosos	y	de	hecho	en	ocasiones	pasaba	meses	para
culminar	una	tela	mientras	corregía,	agregaba	o	descartaba	lienzos.	Esto	muestra
la	complejidad	de	su	obra	(Taylor	R,	Spehar	B,	Clifford	C,	Newell,	B,	1999)
dado	que	segmentaron	las	pinturas	del	autor	y	las	procesaron	con	modelos
matemáticos	computarizados.	Taylor	refiere	que	se	ha	descripto	el	estilo	de
Pollock	como	Expresionismo	Fractal	para	diferenciarlo	del	fractal	realizado	por
computadoras,	esto	indica	que	el	autor	era	capaz	de	generar	y	manipular
patrones	fractales	de	una	complejidad	al	límite	de	la	capacidad	humana.
Podemos	entonces	concluir	que	estas	pinturas	de	Pollock	analizadas	constituyen
un	caosmos.	Podríamos	afirmar,	volviendo	al	tema	central	del	trabajo,	que	más
allá	de	la	experiencia	estética	estos	estudios	parecen	demostrar	la	existencia	de
comportamientos	fractales	de	orden	humano,	más	allá	de	los	creados	por	la
computadora	o	por	la	naturaleza.
“El	objeto	(artístico	o	de	conocimiento)	es	un	objeto	poroso	y	rugoso	que
mantiene	una	profunda	relación	con	el	mundo	real	que	nos	rodea”	(Onofrio,
2014,	pág.	64).	Es	decir	que	si	retomamos	el	campo	disciplinar	propuesto
salimos	del	de	las	regularidades	para	establecer	la	organización	de	esos	campos
que	al	estilo	de	Pollock	nos	ofrecen	un	caosmosis.
Vemos	cómo	algunos	de	los	conceptos	que	nos	interesan	son	abordados	en	este
entrecruzamiento	de	la	mirada	artística	y	el	conocimiento	científico,	y	esta	tarea
nos	acompañará	en	el	transcurso	del	presente	texto.
La	autopsia	psicológica	es	en	sí	misma	la	producción	sobre	un	acontecimiento
singular	por	lo	que	debe	abordar	la	complejidad	del	mismo,	tal	como	los
diferentes	discursos	intentan	llegar	a	la	trama	de	sentidos	de	una	producción
pictórica:	en	la	íntima	relación	absoluta	entre	el	caos	y	el	cosmos.
2.2.	Autopsia	psicológica
No	es	Muerte	la	libadora	de	mejillas,
Esto	es	Muerte.	Olvido	en	ojos	mirantes.
Hay	un	Morir,	Macedonio	Fernández	(1928/1994,	pág.	TVII)
Tomamos	la	autopsia	psicológica	como	una	práctica	con	aspectos	psicojurídicos
(micropolíticos)⁵	(Guattari,	2006),	que	toma	de	referencia	numerosos	rizomas
(Diaz,	2007)	que	se	enlazan	o	desenlazan	en	un	acontecimiento	involucrando	el
devenir	entre	el	cuerpo,	el	sentido,	el	deseo	y	la	muerte.
La	definición	considera	que	la	AP	(autopsia	psicológica)	es	un	método	indirecto⁷
(García	Pérez	T.,	2007)	pero	sin	embargo	no	poseemos	comparación	para
determinar	un	método	directo,	entendiendo	una	metodología	de	investigación
que	opere	con	el	objeto	en	lo	real.	Por	lo	tanto,	es	tan	indirecto	como	los	demás
métodos	que	abordan	el	acontecimiento	en	tanto	reconstrucción	posible	de
sucesos	determinados	en	un	orden	apres	coup.	Esto	no	es	el	límite,	por	el
contrario,	es	la	posibilidad,	la	condición	de	existencia,	que	opera	a	partir	de	una
pregunta	sobre	cuáles	fueron	las	condiciones	psicológicas	de	producción	de	un
acontecimiento:	la	muerte.	Pero	el	dispositivo	no	consiste	en	reconstrucción
historiográfica,	sino	en	el	hallazgo	de	las	características	psicológicas	del	occiso
al	momento	de	su	muerte.	Es	decir,	el	orden	de	la	dinámica	psíquica	que	se	pone
en	escena	en	el	acontecimiento,	pero	que	tiene	sus	procesos	rizomáticos	que	dan
cuenta	de	las	organizaciones	moleculares	de	existencia.
Si	se	supone	la	existencia	previa	de	un	espacio	abierto,	como	la	suma	de	todas
las	contingencias	de	existencia	posible,	el	espacio	liso	(Deleuze,	G	y	Guattari,	F,
1988/2002,	págs.	382-386)	es	un	lugar	sin	marcas,	imposible	de	determinar
recorrido	alguno.	En	la	AP	lo	que	hacemos	es	intentar	determinar	las	huellas
psicológicas	del	espacio	estriado,	aquellas	conformaciones	determinadas	por
otros	y	por	el	propio	sujeto	en	el	iter	criminis	o	en	iter	victimae⁸,	pero	también
las	marcas	transitorias	sobre	el	espacio	liso:	cuando	pasa,	el	nómada	deja	marcas
que	con	el	tiempo	se	borran	(Gomez	Murray,	2006).
Ese	es	el	inicio	del	dispositivo	de	AP,	llamamos	dispositivo	a	ese	conjunto	de
enunciados,	saberes	artificialmente	creados	para	producir	una	acción	prevista
(Fanlo,	2011).	Tanto	las	prescripciones	como	su	silencio,	tanto	los
procedimientos	establecidos	como	los	no	mencionados,	pero	que	conforman	el
dispositivo	de	AP	en	función	de	determinar	un	resultado	particular.
El	resultado	del	procedimiento	de	AP	es	la	determinación	del	entrecruzamiento
de	dos	verdades:	la	verdad	psicológica	que	se	encuentra	determinada	en	función
de	las	explicaciones	disciplinares	que	dan	cuenta	del	funcionamientopsíquico
del	occiso	y	la	verdad	en	su	forma	jurídica ,	ya	que	la	misma	se	realiza	como
parte	integrante	de	un	proceso	judicial	solicitado	por	un	magistrado.	Esta
intersección	entre	campos	disciplinares	le	otorga	a	la	AP	una	especificidad:	debe
dar	cuenta	de	sus	elementos	constituyentes	con	la	información	del	expediente
judicial	y	al	mismo	tiempo	debe	aportar	su	propio	valor	en	términos	de	hallazgos
periciales,	produciendo	una	verdad	psicojurídica,	trasparentando	el
procedimiento	ante	el	juez	y	las	partes	intervinientes.	Esto	es,	analizar	tanto	los
procesos	de	codificación	(procesos	semióticos,	flujos	sociales,	materiales)	como
los	de	sobrecodificación	(discurso	psicológico,	jurídico)	a	los	fines	de
instrumentar	dicha	verdad	poniendo	explícitamente	de	manifiesto	su	carácter
pragmático.
Nos	referimos	a	una	verdad	psicojurídica	cuando	se	produce	un
entrecruzamiento	de	discursos	de	la	clínica,	psicopatología	y	semiología
psicológica	en	el	marco	del	discurso	jurídico,	entendido	como	el	razonamiento
en	el	ámbito	de	la	aplicación	de	la	ley,	de	la	administración	de	justicia	y	la
elaboración	de	las	leyes	(Barros	Cantillo,	1994).	En	su	libro	“El	sujeto	y	la	ley”,
Degano	(1993)	compila	una	serie	de	trabajos	en	diferentes	ámbitos	de	la
psicología	forense	pero	que	amplía	sus	prácticas	a	diversas	instituciones.	Más
tarde,	se	ha	cambiado	en	general	a	nivel	académico	y	profesional	la
denominación	de	Psicología	Forense	para	nombrarla	como	Psicología	Jurídica,
dando	cuenta	de	los	aportes	de	la	psicología	en	el	razonamiento	jurídico.	En
sentido	estricto	denominamos	la	verdad	psicojurídica	como	la	intersección	de
ambos	discursos,	el	saber	disciplinar	de	la	psicología	en	el	marco	de	un	proceso
judicial,	estableciendo	criterios	que	conforman	a	uno	y	otro	campo
simultáneamente.
El	cuerpo	es	el	cuerpo/
está	solo	y	no	necesita	órganos/
el	cuerpo	nunca	es	un	organismo/
los	organismos	son	los	enemigos	del	cuerpo.
(Artaud,	1947/2007,	pág.	11)
2.2.1.	La	autopsia	psicológica	y	cuerpo	sin	órganos
El	organismo	corresponde	al	saber	médico	en	la	modernidad.	El	organismo	es
orden,	regulación	y	control.	La	unidad,	la	totalidad,	completud,	paradigma	de	la
ley	paterna	y	la	ley	de	la	divinidad,	Dios.	El	cuerpo	sin	órganos,	por	su	parte,	no
se	somete	a	ninguna	regularidad,	es	pre	enérgico,	puro	devenir,	expresión	de
posibilidades	infinitas.
Una	versión	de	cuerpo	es	el	organismo,	así	como	una	versión	de	subjetividad	es
Edipo.	No	hay	un	solo	cuerpo-organismo	así	como	no	hay	un	solo	ser	edípico.
La	pretendida	universalidad	es	lo	que	demuestra	el	orden	del	engaño.	El	cuerpo
organismo	está	domesticado,	es	racional,	moral,	reproductivo,	jerarquizado.	Es
edípico.
El	CsO	es	revolucionario,	es	productivo,	es	descodificado	y	desterritorializado
porque	pertenece	al	plano	de	inmanencia	Deseante	(Ricardo,	2010).	Pero	antes
de	continuar	con	este	concepto	nos	tenemos	que	remontar	a	algunos	otros	que
nos	permitan	comprender	el	acercamiento	a	esta	temática	compleja.
“El	presidente	Schreber	siente	algo…	produce	algo,	y	puede	teorizarlo.	Algo	se
produce:	efectos	de	máquinas,	pero	no	metáforas”.
(Deleuze,	G	y	Guattari	F,	1972/2007,	pág.	10)
Para	continuar	acercándonos	al	concepto	de	CsO	y	su	relación	con	lo	molecular
necesitamos	desplegar	el	concepto	de	máquinas.	Todas	son	máquinas,	como
especifican	Deleuze	y	Guattari	en	el	primer	apéndice	del	Antiedipo.	Los	autores
proponen	que	hay	que	hablar	de	un	phyilum	maquínico,	en	tanto	y	en	cuanto	se
borran	las	diferencias	entre	lo	artificial	y	lo	natural.	Máquinas	cuyos
mecanismos	reproductivos	actúan	como	cadenas	de	Markoff	(fenómenos
aleatorios	parcialmente	dependientes)	que	borran	las	diferencias	entre	la
producción	de	la	cultura	humana	y	las	especies	vivas.	Las	cadenas	se	hallan
unidas	como	jergas	más	que	como	lenguajes	(Deleuze,	G	y	Guattari	F,
1972/2007,	pág.	265).
Hay	máquinas	molares,	sean	estas	sociales,	orgánicas	o	técnicas,	aparatos	de
captura	deseantes,	estadísticas,	pero	las	mismas	máquinas	se	vuelven	deseantes:
“…aquí	como	máquinas	orgánicas,	técnicas	o	sociales	aprehendidas	en	su
fenómeno	de	masas	al	que	se	subordinan,	allá	como	máquinas	deseantes
aprehendidas	en	sus	singularidades	submicroscópicas	que	se	subordinan	los
fenómenos	de	masas…	las	máquinas	deseantes	moleculares	son	en	sí	mismas
catexias¹ 	de	las	grandes	máquinas	molares…	bajo	las	leyes	de	los	mismos
números,	en	un	sentido	o	el	otro	de	la	subordinación,	en	un	sentido	y	en	el	otro
de	la	subordinación”	(1972/2007,	pág.	297).	Son	las	mismas	máquinas	en
condiciones	determinadas,	es	decir	las	formas	de	la	estadística,	de	la	regularidad.
Iguales	máquinas,	pero	distinto	régimen:	solo	a	nivel	submicroscópico	el	uso,
montaje,	formación	y	funcionamiento	se	confunden,	todo	funcionamiento	molar
es	falso.	El	funcionamiento	molar	implica	una	lógica	y	un	sentido	particular,
separando	su	producto	de	los	mecanismos	de	producción.	La	forma	de	operar
con	las	máquinas	deseantes	es	la	figura	del	bricoleur	que	los	autores	rescatan	de
Lèvi-Srauss	la	regla	de	producir	siempre	el	producir,	incorporando	el	producir	al
producto,	características	de	las	máquinas	deseantes	(Deleuze,	G	y	Guattari	F,
1972/2007,	pág.	16).
Los	autores	sostienen	que	en	la	superficie	deseo-producción	existen	preentidades
que	constituyen	las	Máquinas	Deseantes	y	el	Cuerpo	sin	Órganos.	Las	máquinas
deseantes	van	a	constituir	enementos	(elementos	infinitos,	indeterminados,	no
ordinales)	preenérgicos	(constituidos	como	potenciales	vehiculizadores	de
energía).	De	esta	manera	las	máquinas	deseantes	se	forman	en	el	momento
mismo	que	funcionan:	el	empuje	a	la	mujer	en	el	esquizofrénico,	“los	senos
sobre	el	torso	desnudo	del	presidente	no	son	ni	delirantes	ni	alucinatorios,	en
primer	lugar	designan	una	banda	de	intensidad,	una	zona	de	intensidad	sobre	el
cuerpo	sin	órganos”	(Deleuze,	G	y	Guattari	F,	1972/2007,	pág.	27).
El	cuerpo	sin	órganos	(CsO)	es	un	huevo	en	el	punto	cero	de	intensidad,	y	a
partir	de	allí	todo	es	vida	y	vívido,	umbrales	y	gradientes	de	intensidad	sobre	esa
superficie.	El	CsO	no	es	enemigo	de	los	órganos	sino	del	organismo,	en	cuanto
representa	una	entidad	de	superficie	de	registro-control.
En	síntesis,	entonces,	tenemos	una	superficie	deseo-producción,	donde	el	CsO
provee	los	flujos	de	intensidad	que	las	máquinas	deseantes	“captan	y	direccionan
(atracción),	pero	cuya	acción	desorganizante	y	de	desconfiguración	producen
dispersión	del	caos.	De	esta	manera	las	máquinas	deseantes	se	condensan	y
dispersan	dentro	del	CsO	a	la	forma	de	los	ditirambos	dionisíacos	Niezscheanos.
Al	mismo	tiempo	en	la	superficie	registro-control	predomina	el	proceso
reproductivo,	capturando	las	producciones	de	la	superficie	de	deseo-producción
así	como	destruyendo	los	productos	inasimilables	mediante	procesos
antiproductivos.	De	esta	manera	todo	el	campo	social	puede	cargarse	de	una
producción	represiva	o	un	deseo	revolucionario.	Las	catexias	libidinales	se
encuentran	distribuidas	en	todo	el	campo	social.
La	realidad	es	totalmente	producida:	producción	de	real,	posible,	imposible,
virtual	y	actual,	producción	de	producción,	de	reproducción	y	de	anti-
producción,	producción	de	caos,	cosmos	y	caosmos	(Baremblitt,	2004).	Sobre	la
superficie	de	los	CsO	se	pondrán	a	danzar	las	“máquinas	deseantes”,
heterogeneas,	moleculares	que	formarán	algunas	de	ellas	movimientos
instituyentes	en	el	campo	social	en	tanto	y	en	cuanto	puedan	escapar	a	la
máquina	reproductiva	de	captura	o	a	las	máquinas	represivas	anti	productivas.
Para	esto	es	que	introdujimos	ut	supra	el	concepto	de	bricoleur	como	método
que	escapa	a	las	estrategias	técnico	estadísticas	y	a	los	movimientos
desintegradores	de	saberes-otros.
Es	sobre	este	campo	que	puede	producirse	una	autopsia	(αὐτός	/	‘uno	mismo’	y
ὂψις	/	‘observar’)	observar	por	propio	medio	el	proceso	de	formación	de	ese
cuerpo	a	partir	del	devenir	de	la	conformación	del	CsO.	Estrictamente	es
imposible	asirse	de	uno,	llegar	a	un	registro	cero	de	intensidad,	pero	es	posible
dar	cuenta	de	las	intensidades	que	conformaron	el	cuerpo	del	occiso	al	momento
de	su	muerte.Dar	cuenta	significa	poder	establecer	tanto	las	intensidades	de
deseo,	como	las	de	control,	tanto	los	espacios	lisos	como	sus	estrías.
Explicar	las	determinantes,	las	sucesivas	Cadenas	de	Markov	(Deleuze,	G	y
Guattari	F,	1972/2007,	págs.	45,298),	en	términos	de	espacios,	una	cartografía.
Las	sucesivas	constelaciones	fractales,	la	preocupación	por	el	continuo	y	por	la
disrupción,	transversalidades	que	se	expresan	en	ascensos	y	descensos	como
estrategia	para	abordar	la	complejidad	del	acontecimiento.
El	trabajo	del	perito	en	la	autopsia	psicológica	remite	al	del	bricoleur	que	arma
con	lo	que	tiene	soluciones	siempre	individuales,	utilizando	variedad	de	métodos
y	recursos,	que	podríamos	denominar	ad-hoc,	para	generar	nuevas	condiciones
de	verdad	sobre	ese	determinado	acontecimiento-muerte.
En	definitiva	es	el	conjunto	de	espacios	estriados,	heterogéneos,	y	de
significaciones	múltiples	sobre	las	que	debe	operar	el	psicólogo	forense	y	en
particular	en	estos	procedimientos	de	los	cuales	hay	que	lograr	un	vaivén
dialéctico	(Geertz,	1973/2003,	pág.	10)	entre	el	más	local	de	los	detalles	y	las
más	globales	estructuras,	de	manera	de	hacer	visibles	ambos	simultáneamente,
en	torno	de	un	círculo	hermenéutico.
2.2.2.	Autopsia	psicológica	y	violencia
Existe	una	relación	de	naturaleza	diferente	entre	lo	micro	y	lo	macro,	ambos	son
heterogéneos	pero	en	ningún	caso	excluye	la	inmanencia	de	los	dos	(Deleuze	G.
,	Deseo	y	Placer,	1994).	Consideramos	que	la	autopsia	psicológica	tiene	una
profunda	eficacia	en	el	microanálisis	del	acontecimiento,	tal	y	como	podemos
definir	los	diferentes	procedimientos	que	analizan	el	acontecimiento	(por
ejemplo	la	criminalística).	Pero	no	pierde	la	inmanencia	con	lo	macro	como
puede	ser	la	violencia	de	género,	la	delincuencia,	la	violencia	policial,	la
marginalidad,	etc.
La	muerte	violenta	que	analizamos	con	la	autopsia	psicológica	es	aquella	que
constituye	una	singularidad	en	situación,	con	todo	lo	universal,	singular,	actual,
virtual	que	el	análisis	pueda	abarcar.	En	la	aplicación	en	el	ámbito	forense
tenemos	que	dar	cuenta	de	los	determinantes	del	caso	en	particular,	a	diferencia
por	ejemplo	de	los	análisis	cuantitativos	que	pueden	utilizar	modelos	de	autopsia
psicológica	estandarizados	para	procesar	los	datos	en	el	ámbito	de	prevención.
Por	ello	es	que	nuestro	acento	lo	constituye	la	complejidad	tal	y	como
comenzamos	este	capítulo,	observamos	la	singularidad	de	algunas	obras	que
cambiaron	las	concepciones	estéticas	y	del	conocimiento.	Obras	que	pueden
pasar	inadvertidas	sin	un	detenimiento	minucioso	en	las	condiciones	de
producción	de	ese	acontecimiento.
Capítulo	3
De	Humani	Corporis	Fabrica
2-	ANATOMISCHE	LES	VAN	DR.	NICOLAES	TULP	(REMBRANDT)
“Los	cordones	de	todos	se	eslabonan	hacia	atrás,	cable	de	trenzados	hilos	de
toda	carne”
(Joyce,	Ulises,	2004,	pág.	75)
3.1.	La	autopsia	médica	y	anatomopatología
El	debate	entre	localizacionismo	y	funcionalismo	(Feld,	2011)	ha	sido	el	debate
entre	la	ubicación	anatómica	y	la	clínica.	En	el	siglo	XIX	anatomía	patológica	y
clínica	articulado	dentro	del	hospital,	abre	la	posibilidad	de	establecer
correlaciones	entre	las	lesiones	localizadas	en	el	interior	de	un	cuerpo	y	los
síntomas	que	presenta	el	paciente.	Así	que	desde	la	correlación	entre	los
síntomas	y	las	lesiones,	es	posible	identificar	diversas	enfermedades,	clasificar
diversos	síntomas	y	establecer	vínculos	entre	la	lesión	y	la	caracterización	de
una	u	otra	enfermedad.	Y	la	lesión	asignación	orgánico	que	permite	la
construcción	de	diagnósticos	diferenciales.	Tales	signos	y	síntomas	corresponden
a	una	lesión	de	este	tipo	orgánico,	y	este	marco	nos	permite	diagnosticar	una
enfermedad	en	particular	y	no	otra.	La	psiquiatría	del	siglo	XIX	se	opone	a	la
medicina	por	el	papel	que	juega	el	cuerpo	en	un	caso	y	en	otro.	La	psiquiatría	es
una	medicina	en	la	que	el	cuerpo	está	ausente,	parafraseando	a	Foucault
(Foucault	M.	,	2007).
Si	bien	la	psiquiatría	en	su	inicio	surge	del	descubrimiento	de	la	PGP	(Parálisis
General	Progresiva),	la	psiquiatría	clásica	no	ha	tenido	como	principal
preocupación	el	descubrimiento	anatómico	de	la	lesión	que	fue	propio	de	la
neurología.
La	pintura	de	Rembrandt	es	de	1632	y	en	ella	aparece	el	libro	de	Vesalio	de	1543
llamado	De	Humani	Corpori	Fabrica,	la	estructura	del	cuerpo	humano,	y
constituye	una	pintura	magistral	que	da	cuenta	del	saber	y	el	poder	sobre	el
cuerpo	a	partir	de	esta	época.
3.1.1.	La	terra	incógnita
Como	uno	puede	observar,	toda	la	escena	se	genera	en	torno	a	un	cadáver	y	su
disector,	los	planos	son	elocuentes:	el	Dr.	Tulp	con	sombrero,	reflejo	de	su	cargo.
Su	mirada	altiva	se	pierde	entre	los	concurrentes	proyectada	fuera	del	cuadro
hacia	un	presunto	auditorio.	El	ademán	que	acompaña	a	la	mano	contraria	que
sostiene	la	pinza	es	lo	que	imprime	movimiento	a	toda	la	pintura:	imita	la	acción
de	la	musculatura	que	explica.	Las	dos	figuras	más	próximas	dan	cuenta	de	ello:
en	un	plano	menor	uno	mira	atentamente	la	anatomía	del	brazo	del	cadáver,
mientras	que	el	otro	mira	a	la	vez	la	mano	derecha	del	Dr.	Tulp.	Un	tercer
personaje	que	forma	la	pirámide	inferior	de	observadores,	mira	atento	también	el
ademán	de	la	mano	del	Dr.	Tulp.
Todo	es	movimiento.	Detrás,	uno	de	los	personajes	sostiene	la	lista	de	los	ilustres
asistentes	(además	del	occiso	y	el	Dr.	Tulp),	al	mismo	tiempo	que	con	la	mirada
nos	transforma	en	espectadores	privilegiados,	incluidos	en	la	penumbra	de	la
pintura	que	domina	el	fondo.	El	otro	libro	probablemente	se	trate	De	Humani
Corporis	Fabrica	de	Vesalio	(Vesalius,	1543/2014).	La	obra	de	Andres	Vesalio
rompe	con	la	ilusión	de	individuo	para	establecer	el	sujeto	disociado	en	cuerpo	y
alma,	base	sobre	la	que	Descartes	trazará	sus	teorías	sobre	res	cogitans	y	res
extensa	(Robles	Lopez,	2014).	El	cuerpo	devela	en	su	interior	la	estructura	de	la
naturaleza	y	comienza	lo	que	Sadway	llama,	en	su	libro	The	Body	Emblazoned
Dissection	and	The	Human	Body	in	Rennaisance	Culture,	la	cultura	de	la
disección	(Fernández	E.	,	2001).	Vesalio	en	su	libro	De	Humanis	Corporis
Fabrica	muestra	ilustraciones	anatómicas	de	numerosas	disecciones	que	había
realizado	y	se	transforma	en	un	libro	de	medicina	muy	popular	que	llega	a	las	25
ediciones	legales,	más	numerosísimos	plagios	(Fernández	E.	,	2001).
El	cadáver	es	el	de	un	condenado.	Irradia	luminiscencia	salvo	por	la	umbra
mortis	(Corbett)	que	oscurece	el	rostro,	técnica	que	Rembrandt	solía	utilizar.	El
punto	lumínico	es	el	cuerpo	muerto,	luego	una	tenue	luz	desciende	sobre	el
triángulo	de	expectantes	asistentes.	Aris	Kindt	había	sido	condenado	a	muerte	en
la	horca	por	el	delito	de	robo	a	mano	armada	y	ese	mismo	día	habría	sido
trasladado	al	Teatro.
El	gremio	de	cirujanos	de	Amsterdam	admitía	una	disección	pública	al	año,	pero
el	cuerpo	para	diseccionar	debía	ser	de	un	criminal	condenado	y	ejecutado.	Esto
respondía	a	una	razón,	se	consideraba	que	la	práctica	anatómica	era	un	castigo
añadido	sobre	el	cuerpo	a	la	pena,	en	una	triple	violencia	sobre	el	cuerpo
condenado:	médica,	corporal	y	espiritual.	Estas	lecciones	se	producían	en
invierno	para	una	mejor	conservación	del	cuerpo	(Rosle,	2011).	La	fecha	de	la
Lección	de	Anatomía	es	el	16	de	enero	de	1632,	figura	el	año	y	la	firma	de
Rembrandt	en	el	afiche	que	se	distingue	en	el	fondo	oscuro:	“Rembrandt	1632”,
el	lugar	era	el	Teatro	de	anatomía	del	gremio	de	cirujanos.
3.1.2.	El	teatro	anatómico
El	siglo	XVII	en	sus	plurales	manifestaciones	artísticas	y	científicas	ha	dado
paso	a	la	creación	de	la	subjetividad.	El	hombre	no	puede	discutir	hasta	ese
momento	la	creación	divina	de	la	humanidad,	el	individuo	no	admite	ser
contemplado	sino	de	una	sola	pieza	a	imagen	y	semejanza	de	Dios.	En	la	misma
época	Descartes	instaura	la	noción	de	sujeto	moderno	como	sujeto	de
autoconciencia	al	situar	el	fundamento	en	la	certeza	subjetiva	(Foucault	M.	,	El
Nacimiento	de	la	Clínica,	2004).
Durante	la	Edad	Media	la	disección	anatómica	se	consideraba	innecesaria	para	el
aprendizaje	de	la	medicina.	Los	esquemas	de	Galeno	constituían	una	referencia
innegable

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