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La autopsia psicológica Psicotanatología forense Lic. Damián G. Ricardo Ricardo, Damián G. Autopsia psicológica : psicotanatología forense / Damián G. Ricardo. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Tercero en Discordia, 2018. 250 p. ; 20 x 14 cm. ISBN 978-987-4116-25-3 1. Psicología Científica. 2. Psicología. I. Título. CDD 150 No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. ISBN 978-987-4116-25-3 Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Impreso en Argentina. Dedicatoria A Sibila, Priscilla y Ornella. For every atom belonging to me, as good belongs to you… (Song of my Self, Walt Whitman) Agradecimientos Agradezco al Supremo Tribunal de Justicia de la provincia de Santa Cruz quienes han permitido el desarrollo del presente trabajo y a quienes dedico los frutos que pudiera tener. A la Justicia Penal, tanto a las juezas penales de primera instancia como a la Excelentísima Cámara Criminal de ambas circunscripciones, por confiar en los criterios y alentar trabajo hacia nuevos desafíos en la tarea compleja de administrar justicia. Al equipo de trabajo del cuerpo pericial de psicología por el compañerismo y la camaradería. Especialmente al Lic. Gastón Mendicoa, por sus aportes y trabajo, lo que ha sido determinante para la realización de la presente tesis, ampliando siempre los horizontes profesionales. A la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y particularmente a la Maestría en Investigación Interdisciplinar en Ciencias Sociales, que ha servido de plataforma y superficie de estas inscripciones y anudamientos. Especial mención al Dr. Aldo Enrici, al cual todos los agradecimientos parecen limitados por sus aportes teóricos, su disposición al trabajo y el apoyo en momentos de vacilación. A Sibila y mis hijas, Priscilla y Ornella, entre sus riquezas transcurren mis días. A quienes compartan estas intensidades y devenires. Resumen y advertencias Procedimientos moleculares e instrucción penal. La presente tesis intenta brindar un aporte a la construcción del dispositivo de autopsia psicológica tomando las conceptualizaciones provenientes de la psicología forense y diferentes marcos teóricos, aunque con una marcada orientación deleuziana, a los fines de lograr un instrumento que auxilie a la etapa de instrucción judicial en el fuero penal, pero que a su vez introduzca aportes metodológicos diferentes a los tradicionalmente empleados como forma de revisión de la intervención pericial en el fuero penal en general y específicamente en el entrecruzamiento con la violencia. Esta tesis se creó como se hace un cuerpo: ¿Qué puede un cuerpo? Se ha creado entre sus umbrales máximos y mínimos: un plano de inmanencia que ha nucleado una serie de intensidades que recorren el cuerpo de la tesis. Queda a juzgar por el lector si al final de la obra encuentra un plano de consistencia, si el autor ha logrado trazar un diagrama de distribución y conexiones de flujos que puedan posibilitarle un acercamiento a las cuestiones planteadas. Table of Contents PRIMERA PARTE: Capítulo 1: Introducción Capítulo 2: La autopsia psicológica en los casos de muerte por violencia Capítulo 3 Capítulo 4 SEGUNDA PARTE: Casos. Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 TERCERA PARTE: Capítulo 9 Bibliografía PRIMERA PARTE: Aspectos conceptuales Teóricos – Metodológicos Capítulo 1: Introducción La autopsia psicológica puede definirse como un procedimiento de reconstrucción del estado psicológico de una persona al momento de su muerte. Para ello se vale de la recolección de la mayor cantidad de datos para reconstruir un perfil siguiendo, en principio, una serie de protocolos y procedimientos. El resultado es una reconstrucción biográfica del fallecido que incluye aspectos de personalidad, estilo de vida y estado mental mediante un método diferencial (García Pérez T. , 2007). En el año 2006 me encontraba trabajando como profesor en la Universidad ARCIS en la Ciudad de Punta Arenas, Patagonia Chilena. Desde el año 2004 hasta el año 2008, todas las semanas viajaba desde Río Gallegos a Punta Arenas, distante a unos 300 km para dar clases en la universidad. Fue allí donde tomé contacto con el concepto de “autopsia psicológica” y comencé mis primeras lecturas de algunos artículos respecto del tema. Dos años después ingresé al Poder Judicial de la Provincia de Santa Cruz como Perito Oficial y ya había avanzado con la lectura del concepto en la bibliografía disponible a ese momento. En la tarea pericial dentro del Poder Judicial fui advirtiendo la necesidad de implementar un proyecto que contemplara procedimientos que hasta ese momento no se aplicaban, y de allí surgió la implementación de la autopsia psicológica como un aporte más dentro de nuestro aporte profesional. En un principio nos reunimos con las juezas penales de la ciudad de Río Gallegos y propusimos el método, hasta que unas semanas después nos llegó el primer caso bajo la solicitud de realizar una “autopsia psicológica”. En estos años hemos cosechado una buena experiencia en el método y la presente tesis constituye una condensación del marco con el que hemos adaptado el dispositivo a las condiciones particulares de nuestra práctica. Esta tesis tiene como propósito profundizar el dispositivo de autopsia psicológica en el contexto de la práctica pericial, lo que tiene sus diferencias con las aplicaciones en otros ámbitos como el epidemiológico y salud mental, lo que desarrollaremos más adelante. Durante el desarrollo del presente trabajo encontramos un entrecruzamiento de discursos: el psicojurídico, el de la investigación artística, particularmente los discursos pictóricos, y el marco teórico con una marcada influencia de los desarrollos de Gilles Deleuze. Es este marco teórico el que ha guiado este particular recorrido que va desde la realización de la autopsia psicológica a la composición de un cuadro pictórico. La autopsia psicológica no busca una variación de la verdad como una de las verdades posibles de acuerdo al sujeto, sino, tal y como lo mostraremos en el desarrollo de este trabajo, la búsqueda de la condición bajo la cual la variación de una verdad se presenta al sujeto. Esto lo podemos ver representado en el célebre cuadro Los Embajadores de Hans Holbein der Jüngere (Holbein el Joven) donde ese extraño objeto en primer plano resulta disruptivo en una primera mirada. En la composición general del cuadro se encuentran representadas las cuatro ciencias matemáticas (siglo XVI): la aritmética, la geometría, la música y la astronomía, pero dentro de la basta simbología del cuadro la mancha resalta como lo disruptivo, salvo que el observador se sitúe en un punto particular que le permita captar la imagen. La autopsia psicológica es la circunvalación del observador que reordena los testimonios y la información del expediente para brindar una nueva perspectiva del caso en función de su ciencia. Tal y como la anamorfosis del cuadro de Holbein lo presenta, hay una verdad manifiesta, pero es necesario cambiar la perspectiva y generar otra mirada que permite que esa mancha revele su verdad. Similar en cierto sentido a lo que Slavoj Zizek denomina visión de paralaje (Zizek, 2006), la anamorfosis da cuenta de un rol diferente del observador. Volveremos más adelante sobre este tema. Primero debemos comenzar explicando el método para luego atravesar el concepto de “diagrama” y finalmente, a lo largo de la tesis, poder converger los diferentes discursos que se trabajan. Esta tesis profesional contiene la presentación de los resultados obtenidos en un proceso de investigación y aplicación del dispositivo de autopsia psicológica adaptada al contexto de la Provincia de Santa Cruz, con lo que el presente escrito contiene fragmentos de autopsias psicológicas que se encuentran en los expedientesjudiciales haciendo reserva de la identidad de las personas involucradas. En tal sentido esta tesis no constituye únicamente un aporte teórico sino presentar el resultado de la implementación del dispositivo de autopsia psicológica en esta región. La presente tesis surge de la necesidad de profundizar un dispositivo judicial ya implementado, colaborando en el proceso de instrucción penal que actualmente se encuentra vacío debido a que pone el acento en el imputado y deja de lado a la víctima que es desplazada por el Estado como damnificado (Zaffaroni, 2011), por lo que esta alienación genera un proceso de verdad que conforma poco a las necesidades de un proceso penal que contemple una mirada a sus propios procedimientos. El aporte que intenta este trabajo consiste en adecuar el procedimiento de autopsia psicológica a un marco teórico que se fundamente en una metodología de investigación cualitativa, que profundice el análisis del acontecimiento que se investiga. Partimos del estudio de un trabajo de Antonin Artaud, “Van Gogh, El Suicidado por la Sociedad” (1947) como modelo a seguir para la implementación de un nuevo procedimiento de autopsia psicológica. La propuesta es desarrollar un modelo cuyo postulado principal consiste en dar cuenta de las variables psicológicas que participan en un acontecimiento-muerte (suicidio u homicidio) con una metodología “indirecta” y retrospectiva siguiendo las “huellas psicológicas” que deja el occiso. La tesis aborda diferentes concepciones y paradigmas estéticos, éticos y políticos con la intensión de complejizar el campo de conocimiento actual. De esta manera se produce un informe de autopsia psicológica que no busca transformarse en “escalas, guías y formularios” que sea estructurado y sistematizado (García Pérez T. , 2007) por un método cuya validez misma es el aporte de las evidencias que se recolectan en los testimonios, el expediente judicial, el cuerpo y la escena del crimen, debiendo desplegar el mismo informe los razonamientos que sostienen las conclusiones. Pero a su vez estos datos volcados en el informe pericial pueden ser revisados por el juez y por las partes observando aquellos aspectos que deseen desarrollarse. Este procedimiento debe estar ajustado a un doble movimiento de la ética explicado en la dialéctica entre lo particular y lo universal-singular (Fariña, 2004). Esto permite que el profesional favorezca la posibilidad de que emerja la subjetividad del caso inserta es esa situación, lo cual obliga a rever el marco teórico actual para generar nuevas formas de pensar el problema de la fiabilidad del método. Para ello se hace necesario revisar los conceptos bibliográficos existentes, desarrollar las nociones de psicopatología e introducir conceptos provenientes de las teorías críticas como Deleuze, Foucault, Artaud, sumado a autores contemporáneos como Bauman, Zaffaroni, etc. en una revisión bibliográfica de las concepciones para adaptarlas a la bibliografía existente en materia de Autopsia Psicológica, especialmente a la Dra. Teresita García Pérez del Servicio Médico Legal de Cuba y la noción de Modelo Autopsia Psicológica Integral (MAPI) que ha permitido ampliar el procedimiento desde suicidios hasta homicidios y accidentes. El proyecto de tesis se encuadra en un abordaje metodológico que comprenda el análisis de casos que se han realizado, seleccionados de un total de veinticinco autopsias psicológicas que se han realizado actualmente. Para ello será necesario contar con herramientas teóricas que permitan conceptualizar la práctica, siempre molecular y heterogénea, como los cuerpos. 1.1. Definición del problema La psicología forense posee una historia en la República Argentina que tiene sus primeras incursiones en la década de 1980. Desde allí se han ido acrecentando las investigaciones, siendo una de las preocupaciones su inserción en los claustros académicos. Producto de ello se ha logrado su inclusión en los currículos académicos de grado y ha dado paso a la formación de posgrados orientados hacia la formación específica de profesionales en esta rama de la psicología. Es de esta manera como, cada vez con mayor relevancia, los diferentes fueros judiciales incorporan profesionales. Dentro del fuero civil, desde los juzgados de familia y minoridad, hasta los expedientes laborales y de acciones civiles, puede verse intervenciones de profesionales que son contratados para volcar su experticia. En el fuero penal, los psicólogos son tomados en cuenta tanto en la etapa de instrucción como en la instancia superior de juicio oral, donde son llamados a declarar. La autopsia psicológica representa una innovación dentro de la psicología forense al abordar, mediante un dispositivo específico, a la víctima dentro del sistema penal, y de allí su relevancia. En tal sentido, los protocolos actuales en materia de autopsia psicológica intentan constituir formularios donde poder ajustar los datos a los requerimientos de una investigación sobre etiología de muerte o sobre la base de restar la subjetividad del profesional “objetivando” su saber mediante dichos protocolos. Este trabajo constituye una tesis profesional que centra sus esfuerzos por profundizar la singularidad del caso en un procedimiento que aborde los aspectos particulares intentando brindar, desde la perspectiva psicológica, la mayor cantidad de información que sirva para reconstruir las condiciones particulares del acontecimiento y dar cuenta de la participación de la víctima en dicho acto. Por consiguiente, la presente tesis va a describir la forma de trabajo que se realiza en el Cuerpo Pericial de Psicología, su modo de aplicación y su justificación teórica, partiendo de la actividad pericial de la psicología dentro del Poder Judicial. Se describirá el proceso de autopsia psicológica realizado en casos reales que han sido entregados a los magistrados correspondientes e incorporados a los expedientes judiciales. Al analizar los protocolos existentes se observa una pretendida búsqueda de “objetividad” y una estandarización de los datos, que si bien son útiles para la formulación de estadísticas y el empleo de la información para investigaciones cualitativas, centramos en este proyecto el principal esfuerzo en la profundidad necesaria a la aplicación pericial propiamente dicha. En tal sentido esta tesis profesional intenta describir un dispositivo que ya se encuentra en uso desde hace siete años, donde se ha partido desde los trabajos de la Dra. García Pérez (2007) adaptando las condiciones a la tarea pericial y la legislación local. Se mostrarán los aportes de la Criminología Cautelar, la Psicología Forense Crítica, con una orientación basada en conceptos de Deleuze, Artaud, Foucault, entre otros autores en los que me he formado y cuyos conocimientos he adquirido en la maestría y otros ámbitos, siendo la pretensión que sirvan de base para la comprensión de esta “innovación tecnológica” en el campo de la autopsia psicológica. En tal sentido se realiza una propuesta que contempla un estudio de casos que evidencian la resolución de problemáticas complejas, con la pretensión de verter la experiencia profesional a la comunidad académica, que actualmente encuentra su aplicación en casos reales (CONEAU, Carreras de Posgrado, Ley de Educación Superior, Art. 39º y Resolución Ministerial 160/11). 1.2. Objetivos Los principales objetivos que se pretenden alcanzar con esta tesis son: Dar a conocer un panorama global del concepto de Autopsia Psicológica. Introducir a la comprensión de los principios rectores del concepto de Autopsia Psicológica. Analizar las necesidades de su aplicación en la actividad pericial dentro del fuero penal. Describir el modo de aplicación de la autopsia psicológica en la provincia de Santa Cruz que se está realizando desde hace siete años hasta la actualidad. Contribuir con las herramientas que se pueden utilizar como referencia bibliográfica, brindando aportes técnicos referentes al dispositivo de autopsia psicológica y de la actividad pericialen el fuero penal in extenso. Evidenciar qué dispositivos se están realizando y los resultados de dicha acción. 1.3. Marcos de referencia 1.3.1. Marco histórico El término Autopsia Psicológica, de acuerdo a la revisión de la bibliografía, surge en 1961 por Faberow, Shneidman y Litman (The Psychology of Suicide, 1970) (Dorrio Laurido , 2013) durante el transcurso de una investigación de muertes por consumo de estupefacientes y ligada principalmente a muertes de dudosa etiología. Otros autores (Isometsä, 2002) sitúan el origen en la Universidad de Washington, quien realizó un estudio en 1956–57, estudiando 134 casos cuidadosamente durante un año. Estos estudios estuvieron centrados principalmente en clasificar la causa de muerte. Se han desarrollado más de 20 proyectos de autopsia psicológica (Isometsä, 2002) en Estados Unidos, Europa, Australia y Nueva Zelanda, Israel, Taiwán e India, en general relacionados la mayoría al estudio de suicidios. En 1997 en el Congreso Iberoamericano de Psicología Jurídica realizado en La Habana (Cuba), la Dra. Teresita García Pérez (2007), miembro del Poder Judicial de Cuba, presentó entre ese año y 1999 el Modelo de Autopsia Psicológica Integral (MAP1 – MAP 2 – MAP 3). Este modelo aparece mucho más abarcador que los propuestos originalmente. Cada uno de los diferentes modelos ofrece respuestas a diferentes situaciones: suicidio, homicidio, asesinato y accidentes. Las principales observaciones que se hacen del instrumento es la dificultad de las limitaciones metodológicas para la extensión de los resultados, pero sin embargo para el sistema judicial tiene una ventaja fundamental: la profundización en el análisis de casos particulares de forma de realizar una hermenéutica de ese cuerpo muerto. 1.3.2. El rol de la psicología en los procesos penales El proceso de autopsia psicológica es un procedimiento que se encuentra enmarcado dentro del sistema judicial penal, al lograr introducirse en la etapa de instrucción penal, como evidencia en las causas judiciales. Como tal, obedece a una serie de normas y regulaciones que se encuentran expresadas en los diferentes Códigos Procesales que, si bien no mencionan específicamente este dispositivo, regulan todas las etapas y procedimientos que se utilizan dentro del fuero penal. En tal sentido es necesario advertir que cada lugar posee un código procesal particular, que contempla lineamientos generales adaptados a la región que abarca, pero podemos afirmar que en líneas generales en todos los procesos judiciales el psicólogo fue cobrando mayor relevancia a lo largo del tiempo (Degano, 1993). En Argentina fue a partir de la década de 1980 que se comenzó a impartir en las universidades nacionales las primeras materias de Psicología Forense, denominada en algunos lugares posteriormente Psicología Jurídica. Desde ese momento muchos han sido los desarrollos teóricos de esta disciplina que ha ido incursionando en los fueros penales y civiles, así como en todas las instituciones relacionadas con las intervenciones jurídicas de los estamentos ejecutivos. Desde los poderes judiciales se propició la intervención del psicólogo introduciendo su saber y ciencia en los expedientes por intermedio de los dictámenes periciales. En particular en la justicia penal se avocó, principalmente, a la tarea de indagar sobre los aspectos psicológicos de los procesados y condenados por el sistema judicial, en especial en lo que respecta a la capacidad de las personas para ser sometidas al proceso penal y a evaluar el grado de responsabilidad de una persona para imputarle un delito (el art. 34 inc. 1 del Código Penal). En general en este contexto se ha centrado la labor en los alcances de comprender y dirigir, es decir, la capacidad del imputado de comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones, y en algunas ocasiones se ha extendido la labor del psicólogo dentro del sistema judicial hacia los dispositivos de atención a la víctima, en una tarea que intenta minimizar los efectos de victimización secundaria que producen los sistemas judiciales en las víctimas de delitos. Pero el nacimiento del sistema de enjuiciamiento inquisitivo se produce, desde su nacimiento, con la apropiación del conflicto en la imagen en un principio del Soberano y posteriormente del Estado, por lo cual el Soberano pasa a ocupar el lugar de víctima para desplazar a ésta fuera del proceso penal. Esta sustitución de la “venganza” por una “retribución equitativa de la pena”, deviene en una desubjetivación del conflicto. Brevemente quiero señalar que, dentro de los dispositivos de la práctica pericial de psicología forense, la autopsia psicológica intenta rescatar el lugar subjetivo de la víctima al recuperar la subjetividad del acontecimiento que causa su muerte. De alguna manera, en una operación de sentido, logra dar cuenta de algo fundamental: la causa de suicidio u homicidio es primariamente psicológica. Este aspecto al momento no era indagado, solamente se solicitaba la intervención del perito psicólogo cuando se trataba del imputado de un delito, sin embargo, a partir del año pasado en nuestra jurisdicción, se ha logrado que se indague con mayor profundidad las huellas psicológicas que deja la víctima y que permiten reconstruir el acontecimiento desde esta perspectiva. Hasta el momento las causas caratuladas como suicidio y homicidio no indagaban acerca de estos aspectos, con lo cual se buscaba una “verdad” en los términos que establecían las evidencias sin que se ahondara en los aspectos psicológicos de los protagonistas para tratar de dar cuenta del acontecimiento. Es decir que este procedimiento puede ser el inicio de una serie de dispositivos que tiendan a cobrar mayor participación de los aspectos que hacen a la víctima en los procesos penales, y profundizar los alcances y la importancia del concepto de “huella psicológica” como un instrumento fundamental de las pericias psicológicas en el fuero penal. 1.4. Marco conceptual “Abrid Algunos Cadáveres” (Foucault M., 1966/2001, pág. 177) El término Autopsia etimológicamente deriva de αὐτός /autós/ ‘uno mismo’ y ὂψις /opsis/ ‘observar’, significa por tanto ‘ver por uno mismo’, se asocia inmediatamente a un examen médico post- mortem de disección con el fin de obtener información anatómica sobre la causa médica de muerte. Siguiendo esta línea, Foucault indaga acerca de las implicancias que representa el desciframiento del espacio corporal: espacio a su vez intraorgánico, interorgánico y transorgánico (Foucault, 1966/2001, pág. 181) “la mirada del médico se ha convertido en un elemento decisivo del espacio patológico y su armazón interna” (1966/2001, pág.195). De esta manera fija un estado de fusión entre el objeto (la superficie orgánica) y la mirada (mirada médica). Es en la muerte donde se apoyará la mirada médica. “La mirada implica de hecho un campo abierto, y su actividad esencial es del orden sucesivo de la lectura: registra y totaliza; reconstituye poco a poco las organizaciones inmanentes; se extiende en un mundo que es ya el mundo del lenguaje” (1966/2001, pág.175). El vistazo, es una mirada focalizada, puntual. Y en su dirección apunta a lo esencial. Va, por lo tanto, más allá de lo que ve; las formas inmediatas de lo sensible no lo engañan “no revolotea sobre un campo: da en un punto, que tiene el privilegio de ser el punto central, o decisivo” (1966/2001:175). No se trata de pensar una anatomopatología oscurantista, sino más bien de pensarla como superpuesta a la mirada clínica: se complementa el vistazo con el tacto (un discípulo de Bichat inventa el estetoscopio): Abrid algunos cadáveres: veréis desaparecer en seguida la oscuridad que la observación sola no había podido disipar”. (1966/2001:209) “Lo que hace que el enfermo tenga un cuerpo espeso, consistente, espacioso, un cuerpo ancho y pesado, no es que haya un enfermo, es que hay un médico. Lo patológico, no forma un cuerpo con el cuerpo mismo sino por la fuerza, espacializante, de esta mirada profunda”. (1966/2001, pág.194) Esteespesor no es otro que el que genera la propia mirada, lo invisible que descubre en el caso individual (por ello mismo invisible) se hace visible. Lo que se inaugura, de esta manera, es el saber sobre el individuo, en tanto constituido por el saber científico – médico. El saber que se va a poner en juego en el nacimiento de las ciencias sociales. “Son furiosas energías en reposo, que no producen agitación” (Artaud, 1947/2007, pág. 13) La autopsia psicológica tal y como la proponemos nos parece necesario rastrearla en una obra de Antonin Artaud de 1.947, “Van Gogh, El Suicidado por la Sociedad”, esta obra plantea un análisis minucioso de la vida, obra y relaciones del gran maestro con una estética y una profundidad que realmente produce un documento donde fundamenta cada una de las afirmaciones desde la lógica de la evidencia. Pero sobre todo porque si la autopsia médica, la anatomía patológica, inaugura un nuevo espesor y una lógica del espacio euclidiano, Artaud inaugura una lógica fractal del espacio. Cambia el modelo geométrico de su observación: ya su propia mirada está puesta en su obra y la condiciona, objetivando el espacio subjetivo. El observador aquí determina la mirada, la constituye en un espacio que ya no puede pensarse sin tomar en cuenta el punto de vista del observador. Si la autopsia adopta “grosor” con la mirada médica, la obra de Artaud es capaz de medir la superficie irregular del gran maestro. Los cuervos se levantan al amanecer como microbios negros de su brazo suicida, en un acto preparativo que anticipa la tempestad absoluta. Y son los colores, en su exquisita preparación, y esas líneas siempre ondulantes, intempestivas, las que Artaud advierte como signo único del gran maestro. Artaud es capaz de establecer una causa de muerte. Después de leer atentamente las cartas a Theo y de reconstruir la figura del Dr. Gachet, el psiquiatra de Van Gogh, en nombre de la psiquiatría normalizante, del aplastamiento de la genialidad del pintor en manos de la razón médica que sostiene la enfermedad, es luego de esta entrevista que el maestro encuentra su drástico final. El procedimiento que Artaud realiza desde los procesos molares a los moleculares dan cuenta del modelo fractal que enuncia Maldenbrot en la década de 1960. Las medidas se vuelven relativas, (Binnimelis Bassa, 2010) lo demuestra de forma sencilla: “Los seres que habitaran en un mundo de Poincaré, ¿se darían cuenta de que viven en ese espacio? Imaginemos que uno de esos habitantes se mide la longitud de la palma de la mano y comprueba que es de 20 cm. Después comienza a caminar en dirección al bore del disco y, al cabo de un rato, se vuelve a medir la palma de la mano. Nosotros veríamos que ésta se ha hecho más pequeña. Por el contrario, él vería que la longitud de su palma sigue siendo de 20 cm., ya que la cinta métrica también se ha encogido” (2010, pág. 53). Nosotros sabemos que se ha hecho más pequeña desde nuestro plano, su plano es limitado, pero desde su plano es percibido como ilimitado. La percepción varía en función del observador y es así que, sobre el mismo cuerpo, se obtienen espacios diferentes, siguiendo con nuestro concepto inicial. Hablamos en consecuencia de un espacio donde lo micro y lo macro (lo molecular y lo molar) se entrelazan y se determinan: la muerte de un pintor en manos de la sociedad. La superficie de ese pliegue se produce en el cuerpo. Para Artaud, Van Gogh es suicidado por las formas sociales de la época, encarnadas en Gachet, pero que refieren a un modo de tratar las pasiones, a una manera de hacer del cuerpo una usina recalentada. “El cuerpo es una usina recalentada debajo de la piel, y por fuera, el enfermo resplandece, brilla, con todos sus poros, expandidos, semejantes a un paisaje de Van Gogh al mediodía” (Artaud, 1947/2007, pág. 24). Es decir, aparece nuevamente el cuerpo en el centro de la escena, pero convertido en un cuerpo que es régimen de intensidades: cuerpo sin órganos. Etimológicamente violencia proviene del latín vio, fuerza, vigor, de donde también se desprende la palabra vita, cuya etimología se encuentra en la palabra de raíz indoeuropea bios que “indica la vida en tanto ese espacio de tiempo que está entre el nacimiento y la muerte y el modo en que uno vive en ese período de tiempo, por lo tanto el bios es la vida humana de cada uno” (Baremblitt, 2004, pág. 35). Es decir que el bios es la violencia podríamos situarla en tanto fuerza vital y en tanto modo de vida de cada uno (y su control, la biopolítica). Es desde este punto de vista que situaremos la violencia en tanto control de la vida, del lado de lo molar, lo instituido como modo de control de la bios, versus la bios- lencia, del lado de la vida como voluntad de poder, como forma de expresión libertaria de la vida, lo molecular, Deseante – instituyente. Por supuesto que ambos, molar y molecular, pertenecen a las mismas catexias, “juzgadas desde el cosmos”, desde los islotes instituido-organizado-registrado, la bios-lencia adquiere el carácter peyorativo de la destrucción… siendo la no- violencia una estrategia de poder unificante y totalitaria, como lo es la invocación de La Verdad, el Orden, La Razón o La Ley (Baremblitt, 2004). En este sentido podremos afirmar que el procedimiento de autopsia psicológica tal como lo estamos definiendo se aplicaría en el caso de muertes violentas, es decir que de alguna manera representan una resistencia a esta unificación organizada. El dispositivo contempla, siguiendo el modelo fractal de Maldembrot, un principio de autosimilitud entre el acontecimiento particular y el contexto social en el que se produce. Los cuerpos son los que soportan las catexias sociales que lo van formando, deformando, y en ese camino nuestra propuesta es rastrear esas huellas psicológicas que son las que resultan de este proceso. “Lo que está ocurriendo en este caso es que la geometría euclidea, con sus dimensiones enteras, no logra alcanzar la esencia de las formas irregulares” (Binnimelis Bassa, 2010, pág. 51), es decir que la posición del observador varía, de forma tal que la dimensionalidad deja de tener sentido. 1.5. Metodología y trabajo de campo Respecto de la metodología se utilizará la investigación bibliográfica sobre lo producido en el campo de conocimientos particular para comprender los desarrollos y aplicaciones de la autopsia psicológica, especialmente en América Latica, sumado a los aportes de los casos que hemos realizado en el Cuerpo Pericial de Psicología donde hemos adaptado el dispositivo a las condiciones de la actividad pericial local. Para el desarrollo de la presente tesis es necesario el análisis de algunos casos seleccionados que permitan desplegar el campo de complejidad que requiere el procedimiento, tal y como lo he intentado concebir a partir de esta propuesta. Los casos presentados han sido modificados para conservar el anonimato tanto del occiso, como de las circunstancias particulares que puedan identificarlos en forma directa, siendo que se tratan de casos reales y los informes forman parte de los expedientes judiciales. Pero lo fundamental será la forma de pensar un método que contenga lineamientos teóricos sin convertirse en un modelo cerrado y estandarizado, sino más bien una forma de operar sobre un caso judicial con rigurosidad, pero intentando abarcar con la mayor profundidad posible el acontecimiento-muerte. “El futuro y el pasado del acontecimiento tomado en sí mismo, que esquiva todo presente, porque está libre de las limitaciones de un estado de cosas, al ser impersonal y preindividual, neutro, ni general ni particular, eventum tantum... la muerte es a la vez lo que está en una relación extrema o definitiva conmigo y con mi cuerpo, lo que está fundado en mí, pero también lo que no tiene relación conmigo, lo incorporal y lo infinitivo, lo impersonal, lo que no está fundado sino en sí mismo.” (Deleuze G., 1969/2005, pág. 110) Si bien Deleuze pone la muerte como la expresión del acontecimiento, nosotros consideramos que el acontecimiento-muertees fundante en la autopsia psicológica, porque es la singularidad de esa muerte la que hay que desplegar en todos sus sentidos posibles. Como refiere Deleuze, la muerte es singular y por ello colectivo y privado a la vez. El método, siguiendo los lineamientos del texto de Artaud, se centra en captar esa singularidad de intensidades que devienen en un cuerpo muerto. Para este conjunto teórico que abordaré sucintamente, existiría la Realidad propiamente dicha como superficie-red y la Realteridad (realidad otra) que son campos de inmanencia. La realidad la componen básicamente cuatro grandes grupos: Naturaleza, Sociedad, campo Científico-Tecnológico-Industrial y el campo de Subjetivaciones. La Realteridad, por otra parte, está compuesta por fuerzas preenérgicas, no especificadas, no vectorizadas, solamente puras diferencias intensivas, dominadas por un proceso de pura producción. El atravesamiento y la transversalidad de los campos de realidad y realteridad forma los entrecruzamientos de sus respectivas lógicas: disyuntiva excluyente (realidad), redes multiplicitarias de enementos (indefinida cantidad de elementos) conectados. Las instituciones funcionan regulando la actividad humana, son formaciones discursivas que prescriben o prohíben acciones, de tal manera los ejes de análisis institucional tomarán las líneas que abordan los diferentes niveles: Institución-Organización-Establecimiento-Equipamiento-Agentes, de las cuales se distinguen tres procesos: instituyente, instituido y proceso de institucionalización. De tal manera y centrándome en la dirección del trabajo, las fuerzas productivas revolucionarias serán contrarias a toda forma de dominación y explotación, a la concentración y acumulación excluyente de conocimientos. Es por ello que la Psicología Forense se ha insertado en el contexto judicial construyendo saberes y operaciones que ponen su centro en las necesidades del propio sistema, excluyéndolo en muchas oportunidades del propio análisis de la institución con la que se emparenta. Este saber científico técnico actúa como dador de sentido psicológico al marco legal que determina la acción, pero en ocasiones, en especial en el campo penal, deja de lado el lugar de la víctima, sumándose al dispositivo punitivo y contrario a la comprensión que supone la máxima del derecho: llegar a la verdad de los hechos. Esto no supone alejarse de la superficie científico técnico sobre la que está construida sino, por el contrario, intentar dar cuenta de esas fuerzas preenérgicas, prelógicas, bajo la forma de una disyunción inclusiva. Esto requerirá una metodología que tome las herramientas del Método de Historia de Vida (Método Biográfico), que abarque la diacronía de los casos bajo una descripción densa que permita advertir las singularidades. Para la interpretación de la información se utilizarán herramientas de la hermenéutica dialéctica. El método biográfico busca comprender lo social en profundidad por intermedio de las historias de vida e interpretadas posteriormente, aportando una comprensión tentativa de un proceso social uniendo entrevistas con análisis documental de manera profunda (Charriez Cordero, 2012). La muestra constará de casos contextualizados imponiendo la profundidad por sobre la extensión, escogidos por la complejidad que han implicado en la utilización del método. Para explicar el amplio espectro del método se han escogido casos de suicidio, homicidio y un homicidio seguido de suicidio. Igualmente, si bien los casos fueron seleccionados como muestra, los más de 25 que actualmente componen el universo de autopsias psicológicas realizadas en el Cuerpo Pericial de Psicología, constituyen cada uno en sí mismo casos sumamente complejos y ninguno de ellos ha supuesto una empresa simple. El instrumento de recolección de datos, naturaleza de estos, calificación de los mismos, información sobre su confiabilidad y validez se desplegará a lo largo de la tesis junto con los procedimientos que permitan la descripción de los pasos y el procesamiento de la información. Utilizando la metodología de estudios de casos, se busca salir del modelo arborescente (Cavalcante, 2004) con arreglo de las jerarquías sucesivas a partir de un punto central. Desarrollando un modelo de análisis rizomático, se intenta establecer conexiones transversales sin buscar un centro o una clausura. Estos diferentes puntos van trazando una cartografía particular sobre el espacio liso que da cuenta de las intensidades de un sujeto. De allí se van analizando cada uno de los rizomas para poder seleccionar cuáles de ellos se entraman para dar cuenta de los aspectos psicológicos del sujeto y su relación con la causa de muerte. 1.6. Organización de la presente Tesis 1.6.1. Estructura del documento Seguida a la presente introducción encontraremos un cuerpo principal de nueve capítulos: ´ El primer capítulo: Introducción, nos introduce en los conceptos principales de la autopsia psicológica y el campo disciplinar y conceptual en que se inscribe. Resulta importante para situarnos brevemente en la organización de la tesis y la propuesta de investigación, así como los objetivos que se propone el presente libro. El segundo capítulo: La autopsia psicológica en los casos de muerte por violencia, nos brinda los desarrollos teóricos pero también nos presenta la importancia de un eje principal que es la relación entre ciencia y arte, en particular algunos lineamientos de grandes maestros de la pintura y su articulación con el conocimiento. Este eje recorrerá el resto del libro como marco metodológico en su articulación con el concepto de autopsia psicológica. El tercer capítulo: De Humani Corporis Fabrica, nos presenta un recorrido por la disección del cuerpo y un más allá de lo biológico gracias a la pintura del gran maestro Rembrandt, “La lección de anatomía del Dr. Tulp” que nos adentra en el auge de la anatomoclínica, poniendo el cadáver en escena, desde su nacimiento con los gráficos de Vesalio hasta “El Teatro Anatómico” del siglo XVII. Finalmente, la anatomía patológica abre otros espacios al cuerpo que permitirá nuevas formas de concebirlo. El cuarto capítulo: Van Gogh, profundas energías en reposo, nos brinda los diferentes inicios de la autopsia psicológica, y la propuesta de un nuevo ursprung nietzscheano (Foucault M. , 1979), la genial obra de Artaud sobre el gran maestro holandés. El análisis eximio que realiza Artaud de la obra que abre el capítulo, “Campo de trigo con cuervos” constituye un verdadero análisis psicológico desde el aprovechamiento estético que sitúa al autor y su obra para dar cuenta de la convergencia de máximo dramatismo que se funde en el acontecimiento. De este punto de partida siguen fragmentos de la primera autopsia psicológica que se ha realizado en este lineamiento y que ha permitido instalar el método tal como se propone actualmente. El quinto capítulo: La autopsia psicológica en casos de muerte dudosa, nos muestra la utilización del dispositivo de autopsia psicológica en dichos casos, al tiempo que nos presenta el primer caso realizado en la provincia de Santa Cruz. El sexto capítulo: La autopsia psicológica en los casos de homicidio y para ello desarrolla algunos contenidos de Gilles Deleuze, para principalmente abordar los contenidos en relación a lo heterogéneo, el cuerpo sin órganos (Antonin Artaud) como un cuerpo objeto de la autopsia psicológica que opera sobre un campo de intensidades que organizan de forma singular a cada cuerpo. Pero seguido de esta necesaria conceptualización, el objeto del capítulo es ilustrar con la pintura de Judith y Holofernes de Michelangelo de Caravaggio que nos adelanta en drama claroscuro la escena, un ejemplo de autopsia psicológica en un caso de homicidio. El drama se asemeja a la historia bíblica donde las categorías de víctima y victimario devuelven un devenir confuso, tal como lo demuestra el dramatismo de la tela del gran maestro del claroscuro. La importancia de abordaje en la relación iter criminae iter victimae y se presenta la primerautopsia psicológica que fue elevada a juicio oral y defendida en segunda instancia. El séptimo capítulo se abre con Solana representando un concepto clásico de la iconografía barroca, Memento Mori, y que en paralelo a algunos tramos de la biografía del maestro madrileño podemos observar la impronta que deja en la vida la muerte de un niño. Esto nos lleva a abordar en este capítulo dos autopsias psicológicas hechas sobre suicidio infantil y la reformulación de algunos conceptos a los fines de tomar en consideración en este tipo de casos, especialmente la tanatosis, la conciencia de la irreversibilidad de la muerte y la muerte como una falla en lo simbólico en el niño. El octavo capítulo una impresionante obra del Goya tenebrista, “Saturno devorando a un hijo”. Esta pintura negra hallada en las paredes de la Quinta del Sordo, representa un padre impiadoso, terrible en su majestuosidad, y que nos conduce a la única autopsia psicológica realizada en un caso de homicidio seguido de suicidio. El noveno capítulo, finalmente, está reservado a lo transitado, a la situación actual y a la intensión de contribuir a la Psicología Forense con una propuesta que busque analizar los aspectos psicológicos en los casos judicializados de muerte por violencia, la Psicotanatología Forense, dentro de la que la autopsia psicológica así concebida, sería uno de los dispositivos más valorados. Pero deja para el final los aspectos teóricos más relevantes que concluyen el presente documento. El cuerpo central de la tesis lo constituye un entrecruzamiento entre el estudio de casos y el cuerpo teórico que los acompaña, pero principalmente una reflexión sobre la propia práctica poniendo en consideración las propias representaciones (de espacios y tiempos) en una investigación acción. Los casos son trabajados tomando algunos elementos de la descripción densa (Geertz, 1973/2003, pág. 21)¹, especialmente en los momentos cercanos al acontecimiento y durante todo el proceso, trabajando la implicación como perito psicólogo forense perteneciente al Poder Judicial. Esto obliga a que cada autopsia psicológica sea un esfuerzo por trasparentar el procedimiento a las partes intervinientes, defensores, fiscales y a los jueces, a los fines que puedan revisar el resultado del proceso y finalmente realizar las observaciones que crean convenientes. El análisis obliga a considerar una multiplicidad de estructuras complejas, que al mismo tiempo son extrañas e irregulares, no siempre explícitas. De los casos presentados uno ha llegado a la instancia de juicio oral, lo que implicó defender el procedimiento de autopsia psicológica en el debate del juicio, resultando en ese caso un elemento fundamental para arribar a la sentencia. Esto implicó un avance en la instalación del procedimiento en toda la provincia, siendo convocados a realizar en otras localidades las autopsias psicológicas tanto en homicidios como suicidios. Uno de los casos presentados, el primero de ellos, tiene la importancia de haber sido la primer autopsia psicológica realizada en la provincia y que permitió, por sus hallazgos, divulgar el procedimiento y sostener el proyecto que al momento superó los veinte casos. Todos los casos que se han realizado se enmarcan en estas nuevas prácticas ajustadas a los lineamientos de la presente tesis. El muestreo intencional se completa con dos casos de suicidio en niños, agrupados por su similitud y que produce una serie de cuestionamientos particulares que se desarrollarán en su debido momento. Sin embargo, la intensión es introducir al lector en la complejidad de la práctica pericial en autopsia psicológica, y para ello me pareció necesario presentar cada capítulo siguiente con una obra pictórica que presenta la complejidad de la temática del capítulo estimulando al lector a estar atento a los detalles, a aquellos pequeños fragmentos que nos pasan desapercibidos pero que constituyen, una vez que los encontramos, verdaderos hallazgos que nos transportan al centro de un nuevo universo de sentido. Exactamente el mismo efecto que produce la autopsia psicológica cuando se sumerge en las profundidades del acontecimiento-muerte. Algunos maestros de la pintura poseen un modo de subjetivar el contexto histórico, social, político, ético, el interruptor monotónico da cuenta de algo que debe ser inscripto en esa tela: la pintura nos muestra algo, y algo oculta en su mostrar. El uso de los colores, la pincelada, la microscopía o el detalle fatuo nos hablan de lo molecular de esa pintura, del campo subjetivo, del momento íntimo que comanda el deseo de esa mano al crear. Dentro de ese marco la escena nos muestra, sin solución de continuidad, todos los aspectos desde lo social al agenciamiento de ese deseo, desde lo político a la micropolítica, desde lo molar hasta lo molecular. Este continuum revela la fractalidad² a la que hacíamos mención hace unos instantes para dar cuenta de una singularidad en situación (Michel Fariña, 2009), en oposición al universal particular. Lacan sitúa el síntoma como “acontecimiento en el cuerpo” (Wainszelbaum, Verónica, Dal Maso Otano, 2013, pág. 692). Para Badiou el acontecimiento no es algo importante o significativo, sino un quiebre en el campo del saber de una situación que hace emerger una verdad que no ha sido considerada por el saber de la situación misma (Laso, 2007). Si el saber comprende el acto de simbolización sobre una situación, siempre queda algo no simbolizado, siendo el síntoma el que denuncia el no saber de la situación. Nietzsche tomaba la metáfora de ese sol del amanecer como el saber que impide ver lo que hay detrás. El acontecimiento se produce en la estructura de la situación, pero a partir de un vacío, y es desde esta operación donde surge. Si no fuera así el acontecimiento no tendría ese carácter disruptivo. Subvierte el orden simbólico y que el síntoma, anclado en el cuerpo, denunciaba. Entonces el síntoma devela algo más allá del sentido de la situación, y ese algo se ubica en lo real del cuerpo, sea cuerpo social o cuerpo biológico. El cuerpo hay que hacérselo, afirmación que Deleuze extracta de Artaud, pero que también encuentra un lugar en el psicoanálisis (Gorali, 2006). Si bien la referencia de Lacan al Estadio del Espejo refleja un modo de organización del cuerpo a partir del narcisismo, siempre secundario, hay otro cuerpo que en francés se denomina “corps morcellé” que significa cuerpo fragmentado efecto de lalange (lalengua). Es a partir de allí que hay que hacerse el cuerpo. Pero hablábamos de lo real del acontecimiento, y ese real se produce si hay primero lenguaje. El real del psicoanálisis implica que no sesabe, y eso no sabido es lo que se pone de manifiesto en el acontecimiento. Desde Lacan, el encuentro el acontecimiento involucra al cuerpo en tanto encuentro con un real no simbolizado. Desde Badiou (Camargo, 2009) el acontecimiento es algo imprescindible e incalculable y uno siempre debe mirarlo por su novedad radical, lo no dicho y lo inexplicable: “Forzosamente voy a proponer una teoría mixta: va a haber un sujeto de verdad –que, por otra parte, es un surgir, una novedad–, pero las características estructuradas de la situación van a reencontrarse en el proceso de verdad. Por eso, la verdad dependerá de la situación –en su materia, sus elementos, su composición– y será también, al mismo tiempo, algo universal, porque la manera en la que atraviesa la situación no está determinada por la situación” (Badiou, 2000, pág. 5) En síntesis, el acontecimiento-muerte es pensado como un anudamiento rizomático entre enementos de un hecho único e irrepetible que hacen síntoma en el cuerpo y que se hallan en orden a una verdad no simbolizada. La autopsia psicológica es el dispositivo mediante el cual se busca la verdad de ese acontecimiento porque lo que analiza no se encuentra en orden solamente a lo simbólico (lo dicho, lo escrito) sino al develamiento del acontecimiento real de la muerte. Capítulo 2: La autopsia psicológica en los casos de muerte por violencia1- DE ASTRONOOM, JOHANNES VERMEER, 1668 2.1. Saber científico y creación artística en una propuesta cualitativa Ambos constituyen formas organizadas de abordaje de lo real mediante el pliegue de intensidades. Las artes plásticas han constituido en envés de una trama que tiene en su tejido el saber científico técnico. Ambos se entrelazan en la historia de forma que se modifican mutuamente hasta formar la experiencia de una base científico-estética que nos constituye. ¿Cómo trasmitir la experiencia que constituye realizar una autopsia psicológica? Hemos decidido que una experiencia cercana es a partir del análisis de obras de arte. Al igual que en Perfilación Criminal, podemos afirmar que para conocer un autor es necesario analizar la obra. Confiamos en que el trabajo de análisis de la obra pictórica nos va a permitir la posibilidad de inducir al lector a descubrir un universo detrás de una imagen-acontecimiento. En la autopsia psicológica nos encontramos de inicio con una escena que podría pasar inadvertida o inabordable. Estas cualidades no hacen al acontecimiento en sí, sino a las posibilidades del observador de advertir o no la complejidad del cuadro. En ambos casos la relación última que une ambas experiencias es la disposición a la complejidad para admirar de esta manera al menos una parte del universo que constituye el acontecimiento. Si nos guiamos por esta experiencia podemos, una vez adentrados en este camino, ver la íntima relación que existe entre el mundo científico y artístico, no como relaciones opuestas, sino como modos diferentes de abordar la complejidad a partir del acto creativo. En ambos deberemos poner el mayor de nuestros esfuerzos en vencer el cliché que es en esencia el factor primordial para la realización de la autopsia psicológica. La ciencia debe derribar el muro del sentido común y el arte aquellas composiciones de acuerdo con el mundo, para ambas conmocionar los cimientos de la experiencia sensible. A continuación, tomamos como marco metodológico algunos ejemplos que podemos considerar valiosos en el entrecruzamiento entre saber y artes plásticas como modo de ilustrar los caminos que deberemos atravesar en el proceso de comprensión de la autopsia psicológica tal y como la entendemos. 2.1.1. Ciencia y arte En el arte habría un objeto creado que tiene una relación particular con la verdad, que es diferente de la filosofía y de la ciencia. En el presente trabajo trabajamos con el arte para poder abordar el marco metodológico. Como modo de dar cuenta de la complejidad de lo existente encontramos que en el entramado de la observación y la construcción de la producción es necesaria una transformación. La autopsia psicológica no constituye una creación artística en sí misma, pero el proceso y por sobre todo, la forma de atravesar el cliché, nos sirve para pensar qué cuestiones tenemos que tener en cuenta al momento de realizarla. Metzinger³ fue uno de los iniciadores y primeros teóricos de lo que se conocería como el cubismo. Intensamente vinculado al arte moderno participaba en su difusión de las vanguardias. Se mostraba muy interesado en la matemática y especialmente en los postulados de Maurice Princet (Romão da Silva; Benutti, 2007). El cubismo supone una ruptura definitiva con el arte clásico especialmente alejarse de la representación naturista. Para ello se ha valido de la posibilidad de plasmar sobre la superficie plana del cuadro un objeto percibido desde múltiples ángulos, en el intento de conseguir una cuarta dimensión. “Le Goûter” muestra una obra iniciática del período cubista donde puede apreciarse las diferentes posiciones que toma el observador para brindar las proporciones para dar el efecto de una cuarta dimensión tomando la visión de lo múltiple (Miller, 2001). En Du Cubisme no se menciona el hallazgo de la cuarta dimensión pictórica que refiere al tránsito del observador buscando diferentes perspectivas del objeto, pero Gleizes y Metzinger mencionan que en el espacio pictórico hay que recurrir a las sensaciones táctiles, motoras y a todas las facultades (Gleizes A - Metzinger J, 1986). Invención y observación La pintura comienza a incluir sensaciones táctiles y motoras haciendo uso, como menciona el propio autor, de todas nuestras facultades. Es toda nuestra personalidad la que transforma el plano de la imagen. El espacio pictórico se constituye entre dos espacios subjetivos (Gleizes A - Metzinger J, 1986). Comienza el nacimiento de un espacio diferente y esto es lo fundamental: ese espacio se crea con una nueva experiencia de conocimiento científico y artístico. Metzinger, junto a Juan Gris, Gleizes, y por supuesto Picasso abren nuevos modos de experiencia del conocimiento. 2.1.2. Picasso, el arte como ficción que nos acerca a la verdad Un entrecruzamiento entre la sensibilidad y el rigor intelectual, las diversas facetas que presenta el maestro Picasso son merecedoras de múltiples y enriquecidos análisis tanto académicos como artísticos. Simplemente siguiendo la relación entre arte y ciencia que venimos desarrollando como marco epistemológico, resulta interesante la profundización del camino que mencionamos anteriormente con Metzinger. Picasso es uno de los creadores y desarrolladores de diferentes vanguardias, entre ellas el cubismo (mencionado anteriormente con Metzinger y Gleizes). Pero el gran maestro en su estudio laboratorio logró una representación estética de la realidad bajo la concepción de una nueva geometría. Al igual que Albert Einstein, desde niños se preguntaron sobre los distintos puntos de vista del observador (Portera Sánchez, 2002). Ambos arriban a una particular simultaneidad borrando, relativizando los planos de tres dimensiones a las condiciones del observador. Picasso en el plano estético logró integrar el espacio y la materia en una misma dimensión. Permitió representar todas las superficies de un objeto en el mismo plano. Contrario a la posición descripta se encuentra en un artículo de Laporte, “Cubismo y relatividad”, recogido por Holton (1986) donde refiere que la idea de multiplicidad de posiciones y sistemas de referencia constituye de hecho la esencia de la ciencia moderna, desde Galileo hasta nuestros días (Fernández de Molina, 2002). De igual manera podemos afirmar que estos procesos constituyen singularidades en situación que nos obligan a sostener variables que no se habían considerado con anterioridad, sea mediante el pensamiento científico o por medio de las representaciones artísticas. En ambos casos es el proceso creador, la generación de nuevas producciones de verdad. Y en ello ambos procesos coinciden en afirmar que la complejidad es parte de la mirada. “(…) en una sociedad como la nuestra, pero en el fondo en cualquier sociedad, múltiples relaciones de poder atraviesan, caracterizan, constituyen el cuerpo social. Estas relaciones de poder no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento de los discursos” (Foucault M. , 1999, pág. 34). El hallazgo en Les Demoiselles D´Avignon es que hay una interpretación artística de lo visible y lo invisible todo en el mismo plano incluyendo el tiempo (Santacana, 2013). El espacio deja de ser un contendor estático de las figuras y se une al dinamismo de la figura. Las figuras se cortan en planos y se descomponen. Esta obra es considerada por muchos la iniciadora del cubismo. 2.1.3. Los mundos de Escher Una mise en abîme, una caída en un abismo, esa es la sensación con la que se pueden definir las producciones de este artista. “Galería de Grabados”⁴ es una de las obras que trasmite esa vertiginosa caída en espiral. Parado en un punto cualquiera, la imagen recursiva nos incluye, sea como observadores, sea como observados dentro de un presunto plano mayor. La recurrencia está presente en esta obra donde el joven dentro de la galería contempla un cuadro en el cual se encuentra él mismo contemplando ese mismo cuadro (Almeida, 2000). Escher utilizó conceptos abstractos de matemáticasen efectos ópticos conectando el arte y la disciplina científica en auténticas paradojas “valiéndose de poliedros, teselas, bandas de moebius, nudos y geometrías varias” (Jimenez Montalvo, 2009). Deleuze y Guattari refieren que estamos segmentarizados en todos lados y en todas las direcciones (Deleuze, G y Guattari, F, 1988/2002). Estamos segmentarizados en todos los estratos que nos componen y estas segmentaciones se encuentran formadas por términos opuestos en ausencia de contradicción. Los grabados de Escher nos muestran aquello imposible de lo que estamos hechos: la mano que dibuja es la que al mismo tiempo constituye el dibujo, el chorro de agua que a la vez que desciende por la cascada asciende en el mismo plano, el castillo imposible donde uno entra y para salir debe volver a entrar. Lo maravilloso de Escher es que no nos permite optar entre una u otra visión como los clásicos experimentos guestálticos, sino que nos obliga a aceptar la coexistencia de los términos opuestos en la complejidad de la trama tal y como se presenta. El concepto de Deleuze de disyunción inclusiva nos brinda la posibilidad de pensar subjetividades personales pero a la vez mantiene la singularidad pre- individual, plural, diversa, abierta, compuesta por términos de opuestos que no se excluyen a punto de no ser propiamente una composición en constante devenir inaprensible (Kohan W (Comp) y Otros, 2010). 2.1.4. Pollock, la línea abstracta El cuadro Nº 5 de 1948 de Jackson Pollock es una de las obras de arte más caras de la historia, vendida en u$s140.000.000 en el año 2006. Pollock formó parte del expresionismo abstracto de la década de los años 50. En el surgimiento de una nueva vanguardia estilística neoyorquina (Pecker, 2003), donde nace el concepto de “action painting” donde su aporte fue la utilización del dripping caracterizando su pintura como un conjunto de colores, manchas, rayas y chorreados que imprimen la vitalidad de la acción (Barriga, 2012). Estudios científicos han demostrado que las obras de Pollack producidas a finales de la década de 1940 presentarían un patrón de comportamiento consistente con patrones fractales, tal y como puede observarse en la naturaleza (Taylor, R Jonas, A Micolich, D, 1999). Este dato entre lo que se consideró el caos y el orden fractal ha sido tan consistente que también ha servido para autenticar las pinturas del autor ante algunos fraudes (Taylor R, Guzman R, Martín y Otros, 2007). Este es un ejemplo de un caosmosis, un orden en el caos donde la belleza de la obra remite a algo que se encuentra más allá de la mera observación y que ha requerido complejos análisis matemáticos que rompen con la correspondencia de azar para determinar que lo que el artista ha hecho en apariencia de orden caótico y desorganizado, guardaba un estricto valor matemático, aunque el autor lo desconociera de manera consciente. En aquellas pinturas que ha realizado utilizando el dripping art, las telas de grandes dimensiones eran dispuestas por el artista en el piso y caminando alrededor tiraba la pintura utilizando pinceles o latas agujereadas. El artista refiere que cuando trabajaba dejaba de lado el control consciente (Pérez Bergliaffa, 2012). Que estas obras mantengan un orden geométrico fractal se traduce en que, aun variando la distancia de la tela o realizando recortes o aproximaciones de la misma, uno no advierte la diferencia entre los planos. Es decir que si uno no se da cuenta de los límites de la pintura puede adoptar diferentes distancias sin poder reparar en el plano en el que se encuentra. Sus cuadros no son azarosos y de hecho en ocasiones pasaba meses para culminar una tela mientras corregía, agregaba o descartaba lienzos. Esto muestra la complejidad de su obra (Taylor R, Spehar B, Clifford C, Newell, B, 1999) dado que segmentaron las pinturas del autor y las procesaron con modelos matemáticos computarizados. Taylor refiere que se ha descripto el estilo de Pollock como Expresionismo Fractal para diferenciarlo del fractal realizado por computadoras, esto indica que el autor era capaz de generar y manipular patrones fractales de una complejidad al límite de la capacidad humana. Podemos entonces concluir que estas pinturas de Pollock analizadas constituyen un caosmos. Podríamos afirmar, volviendo al tema central del trabajo, que más allá de la experiencia estética estos estudios parecen demostrar la existencia de comportamientos fractales de orden humano, más allá de los creados por la computadora o por la naturaleza. “El objeto (artístico o de conocimiento) es un objeto poroso y rugoso que mantiene una profunda relación con el mundo real que nos rodea” (Onofrio, 2014, pág. 64). Es decir que si retomamos el campo disciplinar propuesto salimos del de las regularidades para establecer la organización de esos campos que al estilo de Pollock nos ofrecen un caosmosis. Vemos cómo algunos de los conceptos que nos interesan son abordados en este entrecruzamiento de la mirada artística y el conocimiento científico, y esta tarea nos acompañará en el transcurso del presente texto. La autopsia psicológica es en sí misma la producción sobre un acontecimiento singular por lo que debe abordar la complejidad del mismo, tal como los diferentes discursos intentan llegar a la trama de sentidos de una producción pictórica: en la íntima relación absoluta entre el caos y el cosmos. 2.2. Autopsia psicológica No es Muerte la libadora de mejillas, Esto es Muerte. Olvido en ojos mirantes. Hay un Morir, Macedonio Fernández (1928/1994, pág. TVII) Tomamos la autopsia psicológica como una práctica con aspectos psicojurídicos (micropolíticos)⁵ (Guattari, 2006), que toma de referencia numerosos rizomas (Diaz, 2007) que se enlazan o desenlazan en un acontecimiento involucrando el devenir entre el cuerpo, el sentido, el deseo y la muerte. La definición considera que la AP (autopsia psicológica) es un método indirecto⁷ (García Pérez T., 2007) pero sin embargo no poseemos comparación para determinar un método directo, entendiendo una metodología de investigación que opere con el objeto en lo real. Por lo tanto, es tan indirecto como los demás métodos que abordan el acontecimiento en tanto reconstrucción posible de sucesos determinados en un orden apres coup. Esto no es el límite, por el contrario, es la posibilidad, la condición de existencia, que opera a partir de una pregunta sobre cuáles fueron las condiciones psicológicas de producción de un acontecimiento: la muerte. Pero el dispositivo no consiste en reconstrucción historiográfica, sino en el hallazgo de las características psicológicas del occiso al momento de su muerte. Es decir, el orden de la dinámica psíquica que se pone en escena en el acontecimiento, pero que tiene sus procesos rizomáticos que dan cuenta de las organizaciones moleculares de existencia. Si se supone la existencia previa de un espacio abierto, como la suma de todas las contingencias de existencia posible, el espacio liso (Deleuze, G y Guattari, F, 1988/2002, págs. 382-386) es un lugar sin marcas, imposible de determinar recorrido alguno. En la AP lo que hacemos es intentar determinar las huellas psicológicas del espacio estriado, aquellas conformaciones determinadas por otros y por el propio sujeto en el iter criminis o en iter victimae⁸, pero también las marcas transitorias sobre el espacio liso: cuando pasa, el nómada deja marcas que con el tiempo se borran (Gomez Murray, 2006). Ese es el inicio del dispositivo de AP, llamamos dispositivo a ese conjunto de enunciados, saberes artificialmente creados para producir una acción prevista (Fanlo, 2011). Tanto las prescripciones como su silencio, tanto los procedimientos establecidos como los no mencionados, pero que conforman el dispositivo de AP en función de determinar un resultado particular. El resultado del procedimiento de AP es la determinación del entrecruzamiento de dos verdades: la verdad psicológica que se encuentra determinada en función de las explicaciones disciplinares que dan cuenta del funcionamientopsíquico del occiso y la verdad en su forma jurídica , ya que la misma se realiza como parte integrante de un proceso judicial solicitado por un magistrado. Esta intersección entre campos disciplinares le otorga a la AP una especificidad: debe dar cuenta de sus elementos constituyentes con la información del expediente judicial y al mismo tiempo debe aportar su propio valor en términos de hallazgos periciales, produciendo una verdad psicojurídica, trasparentando el procedimiento ante el juez y las partes intervinientes. Esto es, analizar tanto los procesos de codificación (procesos semióticos, flujos sociales, materiales) como los de sobrecodificación (discurso psicológico, jurídico) a los fines de instrumentar dicha verdad poniendo explícitamente de manifiesto su carácter pragmático. Nos referimos a una verdad psicojurídica cuando se produce un entrecruzamiento de discursos de la clínica, psicopatología y semiología psicológica en el marco del discurso jurídico, entendido como el razonamiento en el ámbito de la aplicación de la ley, de la administración de justicia y la elaboración de las leyes (Barros Cantillo, 1994). En su libro “El sujeto y la ley”, Degano (1993) compila una serie de trabajos en diferentes ámbitos de la psicología forense pero que amplía sus prácticas a diversas instituciones. Más tarde, se ha cambiado en general a nivel académico y profesional la denominación de Psicología Forense para nombrarla como Psicología Jurídica, dando cuenta de los aportes de la psicología en el razonamiento jurídico. En sentido estricto denominamos la verdad psicojurídica como la intersección de ambos discursos, el saber disciplinar de la psicología en el marco de un proceso judicial, estableciendo criterios que conforman a uno y otro campo simultáneamente. El cuerpo es el cuerpo/ está solo y no necesita órganos/ el cuerpo nunca es un organismo/ los organismos son los enemigos del cuerpo. (Artaud, 1947/2007, pág. 11) 2.2.1. La autopsia psicológica y cuerpo sin órganos El organismo corresponde al saber médico en la modernidad. El organismo es orden, regulación y control. La unidad, la totalidad, completud, paradigma de la ley paterna y la ley de la divinidad, Dios. El cuerpo sin órganos, por su parte, no se somete a ninguna regularidad, es pre enérgico, puro devenir, expresión de posibilidades infinitas. Una versión de cuerpo es el organismo, así como una versión de subjetividad es Edipo. No hay un solo cuerpo-organismo así como no hay un solo ser edípico. La pretendida universalidad es lo que demuestra el orden del engaño. El cuerpo organismo está domesticado, es racional, moral, reproductivo, jerarquizado. Es edípico. El CsO es revolucionario, es productivo, es descodificado y desterritorializado porque pertenece al plano de inmanencia Deseante (Ricardo, 2010). Pero antes de continuar con este concepto nos tenemos que remontar a algunos otros que nos permitan comprender el acercamiento a esta temática compleja. “El presidente Schreber siente algo… produce algo, y puede teorizarlo. Algo se produce: efectos de máquinas, pero no metáforas”. (Deleuze, G y Guattari F, 1972/2007, pág. 10) Para continuar acercándonos al concepto de CsO y su relación con lo molecular necesitamos desplegar el concepto de máquinas. Todas son máquinas, como especifican Deleuze y Guattari en el primer apéndice del Antiedipo. Los autores proponen que hay que hablar de un phyilum maquínico, en tanto y en cuanto se borran las diferencias entre lo artificial y lo natural. Máquinas cuyos mecanismos reproductivos actúan como cadenas de Markoff (fenómenos aleatorios parcialmente dependientes) que borran las diferencias entre la producción de la cultura humana y las especies vivas. Las cadenas se hallan unidas como jergas más que como lenguajes (Deleuze, G y Guattari F, 1972/2007, pág. 265). Hay máquinas molares, sean estas sociales, orgánicas o técnicas, aparatos de captura deseantes, estadísticas, pero las mismas máquinas se vuelven deseantes: “…aquí como máquinas orgánicas, técnicas o sociales aprehendidas en su fenómeno de masas al que se subordinan, allá como máquinas deseantes aprehendidas en sus singularidades submicroscópicas que se subordinan los fenómenos de masas… las máquinas deseantes moleculares son en sí mismas catexias¹ de las grandes máquinas molares… bajo las leyes de los mismos números, en un sentido o el otro de la subordinación, en un sentido y en el otro de la subordinación” (1972/2007, pág. 297). Son las mismas máquinas en condiciones determinadas, es decir las formas de la estadística, de la regularidad. Iguales máquinas, pero distinto régimen: solo a nivel submicroscópico el uso, montaje, formación y funcionamiento se confunden, todo funcionamiento molar es falso. El funcionamiento molar implica una lógica y un sentido particular, separando su producto de los mecanismos de producción. La forma de operar con las máquinas deseantes es la figura del bricoleur que los autores rescatan de Lèvi-Srauss la regla de producir siempre el producir, incorporando el producir al producto, características de las máquinas deseantes (Deleuze, G y Guattari F, 1972/2007, pág. 16). Los autores sostienen que en la superficie deseo-producción existen preentidades que constituyen las Máquinas Deseantes y el Cuerpo sin Órganos. Las máquinas deseantes van a constituir enementos (elementos infinitos, indeterminados, no ordinales) preenérgicos (constituidos como potenciales vehiculizadores de energía). De esta manera las máquinas deseantes se forman en el momento mismo que funcionan: el empuje a la mujer en el esquizofrénico, “los senos sobre el torso desnudo del presidente no son ni delirantes ni alucinatorios, en primer lugar designan una banda de intensidad, una zona de intensidad sobre el cuerpo sin órganos” (Deleuze, G y Guattari F, 1972/2007, pág. 27). El cuerpo sin órganos (CsO) es un huevo en el punto cero de intensidad, y a partir de allí todo es vida y vívido, umbrales y gradientes de intensidad sobre esa superficie. El CsO no es enemigo de los órganos sino del organismo, en cuanto representa una entidad de superficie de registro-control. En síntesis, entonces, tenemos una superficie deseo-producción, donde el CsO provee los flujos de intensidad que las máquinas deseantes “captan y direccionan (atracción), pero cuya acción desorganizante y de desconfiguración producen dispersión del caos. De esta manera las máquinas deseantes se condensan y dispersan dentro del CsO a la forma de los ditirambos dionisíacos Niezscheanos. Al mismo tiempo en la superficie registro-control predomina el proceso reproductivo, capturando las producciones de la superficie de deseo-producción así como destruyendo los productos inasimilables mediante procesos antiproductivos. De esta manera todo el campo social puede cargarse de una producción represiva o un deseo revolucionario. Las catexias libidinales se encuentran distribuidas en todo el campo social. La realidad es totalmente producida: producción de real, posible, imposible, virtual y actual, producción de producción, de reproducción y de anti- producción, producción de caos, cosmos y caosmos (Baremblitt, 2004). Sobre la superficie de los CsO se pondrán a danzar las “máquinas deseantes”, heterogeneas, moleculares que formarán algunas de ellas movimientos instituyentes en el campo social en tanto y en cuanto puedan escapar a la máquina reproductiva de captura o a las máquinas represivas anti productivas. Para esto es que introdujimos ut supra el concepto de bricoleur como método que escapa a las estrategias técnico estadísticas y a los movimientos desintegradores de saberes-otros. Es sobre este campo que puede producirse una autopsia (αὐτός / ‘uno mismo’ y ὂψις / ‘observar’) observar por propio medio el proceso de formación de ese cuerpo a partir del devenir de la conformación del CsO. Estrictamente es imposible asirse de uno, llegar a un registro cero de intensidad, pero es posible dar cuenta de las intensidades que conformaron el cuerpo del occiso al momento de su muerte.Dar cuenta significa poder establecer tanto las intensidades de deseo, como las de control, tanto los espacios lisos como sus estrías. Explicar las determinantes, las sucesivas Cadenas de Markov (Deleuze, G y Guattari F, 1972/2007, págs. 45,298), en términos de espacios, una cartografía. Las sucesivas constelaciones fractales, la preocupación por el continuo y por la disrupción, transversalidades que se expresan en ascensos y descensos como estrategia para abordar la complejidad del acontecimiento. El trabajo del perito en la autopsia psicológica remite al del bricoleur que arma con lo que tiene soluciones siempre individuales, utilizando variedad de métodos y recursos, que podríamos denominar ad-hoc, para generar nuevas condiciones de verdad sobre ese determinado acontecimiento-muerte. En definitiva es el conjunto de espacios estriados, heterogéneos, y de significaciones múltiples sobre las que debe operar el psicólogo forense y en particular en estos procedimientos de los cuales hay que lograr un vaivén dialéctico (Geertz, 1973/2003, pág. 10) entre el más local de los detalles y las más globales estructuras, de manera de hacer visibles ambos simultáneamente, en torno de un círculo hermenéutico. 2.2.2. Autopsia psicológica y violencia Existe una relación de naturaleza diferente entre lo micro y lo macro, ambos son heterogéneos pero en ningún caso excluye la inmanencia de los dos (Deleuze G. , Deseo y Placer, 1994). Consideramos que la autopsia psicológica tiene una profunda eficacia en el microanálisis del acontecimiento, tal y como podemos definir los diferentes procedimientos que analizan el acontecimiento (por ejemplo la criminalística). Pero no pierde la inmanencia con lo macro como puede ser la violencia de género, la delincuencia, la violencia policial, la marginalidad, etc. La muerte violenta que analizamos con la autopsia psicológica es aquella que constituye una singularidad en situación, con todo lo universal, singular, actual, virtual que el análisis pueda abarcar. En la aplicación en el ámbito forense tenemos que dar cuenta de los determinantes del caso en particular, a diferencia por ejemplo de los análisis cuantitativos que pueden utilizar modelos de autopsia psicológica estandarizados para procesar los datos en el ámbito de prevención. Por ello es que nuestro acento lo constituye la complejidad tal y como comenzamos este capítulo, observamos la singularidad de algunas obras que cambiaron las concepciones estéticas y del conocimiento. Obras que pueden pasar inadvertidas sin un detenimiento minucioso en las condiciones de producción de ese acontecimiento. Capítulo 3 De Humani Corporis Fabrica 2- ANATOMISCHE LES VAN DR. NICOLAES TULP (REMBRANDT) “Los cordones de todos se eslabonan hacia atrás, cable de trenzados hilos de toda carne” (Joyce, Ulises, 2004, pág. 75) 3.1. La autopsia médica y anatomopatología El debate entre localizacionismo y funcionalismo (Feld, 2011) ha sido el debate entre la ubicación anatómica y la clínica. En el siglo XIX anatomía patológica y clínica articulado dentro del hospital, abre la posibilidad de establecer correlaciones entre las lesiones localizadas en el interior de un cuerpo y los síntomas que presenta el paciente. Así que desde la correlación entre los síntomas y las lesiones, es posible identificar diversas enfermedades, clasificar diversos síntomas y establecer vínculos entre la lesión y la caracterización de una u otra enfermedad. Y la lesión asignación orgánico que permite la construcción de diagnósticos diferenciales. Tales signos y síntomas corresponden a una lesión de este tipo orgánico, y este marco nos permite diagnosticar una enfermedad en particular y no otra. La psiquiatría del siglo XIX se opone a la medicina por el papel que juega el cuerpo en un caso y en otro. La psiquiatría es una medicina en la que el cuerpo está ausente, parafraseando a Foucault (Foucault M. , 2007). Si bien la psiquiatría en su inicio surge del descubrimiento de la PGP (Parálisis General Progresiva), la psiquiatría clásica no ha tenido como principal preocupación el descubrimiento anatómico de la lesión que fue propio de la neurología. La pintura de Rembrandt es de 1632 y en ella aparece el libro de Vesalio de 1543 llamado De Humani Corpori Fabrica, la estructura del cuerpo humano, y constituye una pintura magistral que da cuenta del saber y el poder sobre el cuerpo a partir de esta época. 3.1.1. La terra incógnita Como uno puede observar, toda la escena se genera en torno a un cadáver y su disector, los planos son elocuentes: el Dr. Tulp con sombrero, reflejo de su cargo. Su mirada altiva se pierde entre los concurrentes proyectada fuera del cuadro hacia un presunto auditorio. El ademán que acompaña a la mano contraria que sostiene la pinza es lo que imprime movimiento a toda la pintura: imita la acción de la musculatura que explica. Las dos figuras más próximas dan cuenta de ello: en un plano menor uno mira atentamente la anatomía del brazo del cadáver, mientras que el otro mira a la vez la mano derecha del Dr. Tulp. Un tercer personaje que forma la pirámide inferior de observadores, mira atento también el ademán de la mano del Dr. Tulp. Todo es movimiento. Detrás, uno de los personajes sostiene la lista de los ilustres asistentes (además del occiso y el Dr. Tulp), al mismo tiempo que con la mirada nos transforma en espectadores privilegiados, incluidos en la penumbra de la pintura que domina el fondo. El otro libro probablemente se trate De Humani Corporis Fabrica de Vesalio (Vesalius, 1543/2014). La obra de Andres Vesalio rompe con la ilusión de individuo para establecer el sujeto disociado en cuerpo y alma, base sobre la que Descartes trazará sus teorías sobre res cogitans y res extensa (Robles Lopez, 2014). El cuerpo devela en su interior la estructura de la naturaleza y comienza lo que Sadway llama, en su libro The Body Emblazoned Dissection and The Human Body in Rennaisance Culture, la cultura de la disección (Fernández E. , 2001). Vesalio en su libro De Humanis Corporis Fabrica muestra ilustraciones anatómicas de numerosas disecciones que había realizado y se transforma en un libro de medicina muy popular que llega a las 25 ediciones legales, más numerosísimos plagios (Fernández E. , 2001). El cadáver es el de un condenado. Irradia luminiscencia salvo por la umbra mortis (Corbett) que oscurece el rostro, técnica que Rembrandt solía utilizar. El punto lumínico es el cuerpo muerto, luego una tenue luz desciende sobre el triángulo de expectantes asistentes. Aris Kindt había sido condenado a muerte en la horca por el delito de robo a mano armada y ese mismo día habría sido trasladado al Teatro. El gremio de cirujanos de Amsterdam admitía una disección pública al año, pero el cuerpo para diseccionar debía ser de un criminal condenado y ejecutado. Esto respondía a una razón, se consideraba que la práctica anatómica era un castigo añadido sobre el cuerpo a la pena, en una triple violencia sobre el cuerpo condenado: médica, corporal y espiritual. Estas lecciones se producían en invierno para una mejor conservación del cuerpo (Rosle, 2011). La fecha de la Lección de Anatomía es el 16 de enero de 1632, figura el año y la firma de Rembrandt en el afiche que se distingue en el fondo oscuro: “Rembrandt 1632”, el lugar era el Teatro de anatomía del gremio de cirujanos. 3.1.2. El teatro anatómico El siglo XVII en sus plurales manifestaciones artísticas y científicas ha dado paso a la creación de la subjetividad. El hombre no puede discutir hasta ese momento la creación divina de la humanidad, el individuo no admite ser contemplado sino de una sola pieza a imagen y semejanza de Dios. En la misma época Descartes instaura la noción de sujeto moderno como sujeto de autoconciencia al situar el fundamento en la certeza subjetiva (Foucault M. , El Nacimiento de la Clínica, 2004). Durante la Edad Media la disección anatómica se consideraba innecesaria para el aprendizaje de la medicina. Los esquemas de Galeno constituían una referencia innegable
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