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Fx de cuello femoral, trocantericas, diafisiarias y condileas del femur

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ANATOMÍA DEL FÉMUR 
El fémur es el hueso más largo y pesado del cuerpo, llegando incluso a representar una cuarta parte de la longitud 
del cuerpo. Esta tan cubierto por los músculos que solo es palpable cerca de sus extremidades superior e inferior. Función: 
trasladar el peso que recae sobre los huesos coxales hacia los huesos de la pierna (específicamente a la tibia) 
Al ser hueso largo consta de una diáfisis y dos epífisis, superior e inferior. La epífisis superior se compone de 
cabeza (sostenida por el ligamento redondo), cuello y dos trocánteres, mayor y menor. La epífisis inferior consta de dos 
cóndilos incurvados en espiral, interno y externo. 
La diáfisis femoral se extiende desde el trocánter menor hasta el inicio del ensanchamiento metafisario distal, es 
esencialmente una estructura tubular, ligeramente curvada en el plano anterior y distalmente se ensancha en la región 
supracondílea. La diáfisis del fémur es lisa en su superficie anterior, medial y lateral. Sin embargo, posteriormente, existe 
una prominencia longitudinal muy prominente, la línea áspera, lugar de inserción de importantes grupos musculares y de 
entrada de los vasos periósticos. 
La diáfisis femoral se encuentra influida por fuerzas musculares que producirán el desplazamiento de los fragmentos 
óseos y deformarán el muslo tras una fractura. Es necesario el conocimiento de dichas fuerzas deformantes para el 
correcto ajuste de los dispositivos de tracción y para la obtención de una correcta reducción de la fractura. Presenta 
anatómicamente un antecurvatum fisiológico, que deberemos entender y mantener tras los eventuales tratamientos. Se 
puede determinar el lado al que pertenece un fémur cuando el extremo redondeado (cabeza) mira hacia arriba y adentro y 
la convexidad de la diáfisis mira hacia adelante. 
 El fémur distal incluye la región supracondílea y la región condílea 
 La región supracondílea del fémur es la zona comprendida entre los cóndilos femorales y la unión de la metáfisis 
con la diáfisis del fémur. 
 Incluye los 10 cm a 15 cm distales del fémur. 
 La porción distal del fémur se ensancha desde la diáfisis, cilíndrica, para formar dos cóndilos curvados separados 
por el surco intercondíleo. 
 El cóndilo medial se extiende más distalmente y es más convexo que el cóndilo lateral. Ésta es la causa del valgo 
fisiológico del fémur. 
 Las lesiones en esta zona son de importancia vital debido a sus relaciones anatómicas: el nervio ciático y la arteria 
poplítea. 
 El eje anatómico (el ángulo formado entre la diáfisis del fémur y la articulación de la rodilla) presenta una 
angulación media en valgo de 9° (rango 7° a 11°) 
 
Vascularización 
El riego sanguíneo de la cabeza es importante porque se puede interrumpir cuando hay lesiones del cuello femoral. La 
cabeza del fémur recibe su vascularización de tres fuentes: 
 La arteria circunfleja femoral medial (art metafisarias y epifisarias) irriga la mayor parte de la porción superior de 
la cabeza. 
 La arteria circunfleja femoral lateral y la arteria del ligamento redondo irrigan el resto de la cabeza del fémur. 
 La vascularización de la diáfisis del fémur procede, en su mayoría, de la arteria femoral profunda. Uno de los dos 
vasos nutricios generalmente penetra en el hueso en su zona proximal y posterior, a lo largo de la línea áspera. La 
arteria, a continuación, se divide en una rama proximal y otra distal para proporcionar la circulación endóstica de 
la diáfisis. Los vasos periósticos también entran en el hueso a través de la línea áspera y son responsables de la 
vascularización del tercio externo de la cortical. Los vasos endósticos son responsables de la vascularización de 
los dos tercios internos de la cortical ósea. 
 Angulo de rotación: 10° 
 Angulo de torsión: 8 a 15° 
 Angulo de inclinación: 125° < en varo, > en valgo 
 
Osificación: 
 En el momento del nacimiento suele observarse un centro de osificación en la epífisis distal. 
 El centro para la cabeza aparece durante la lactancia 
 El del trocánter mayor durante la infancia 
 El del trocánter menor al final de la infancia 
La fusión del trocánter menor con la diáfisis tiene lugar durante la adolescencia, seguida por la fusión del trocánter 
mayor, la cabeza y la epífisis inferior (al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta). 
Epidemiologia 
Fx del 1/3 proximal: 
 Cabeza del fémur 
 Casi todas están asociadas a luxaciones de cadera. 
 Estas fracturas complican el 10 % de todas las luxaciones posteriores de cadera. 
 La mayoría son por cizallamiento, y también pueden ser por aplastamiento. 
 Las fracturas por impactación o hundimiento se asocian más a luxaciones anteriores de cadera (25% al 75%). 
Cuello del fémur: 
 Las fracturas del cuello del fémur se dan en dos grupos de población. 
 En los ancianos (90%) en las que el hueso porótico se lesiona por mecanismos de baja energía, generalmente son 
consecuencia de una simple caída desde una posición normal. Son más frecuentes mujeres, y la incidencia se 
duplica cada 5 a 6 años en las mujeres > 30 años de edad. 
 Un grupo pequeño 3 a 5% son pacientes jóvenes sometidos a un traumatismo con un componente de gran energía, 
habitualmente accidentes de tráfico y caídas desde alturas. En estos pacientes se debe hacer una valoración de 
posibles lesiones asociadas en la cabeza, el cuello, el tórax y el abdomen. 
Intertrocantéreas 
 Las fracturas intertrocantéreas suponen casi el 50% todas las fracturas de la porción proximal del fémur. 
 La edad media de los pacientes es de 66 a 76 años, más jóvenes que los que sufren fracturas del cuello del fémur. 
Subtrocanteras 
 Las fracturas subtrocantéreas suponen, aproximadamente, del 10% al 30% de todas las fracturas de cadera, y 
afectan a personas de todas las edades. 
1/3 medio: Diáfisis 
 Se producen con más frecuencia en hombres jóvenes 75% (entre los 15 y 24 años) por traumatismos de alta 
energía y en mujeres de edad avanzada 25% (>75 años) por caídas de baja energía. 
1/3 distal: 
 Las fracturas del fémur distal son mucho menos frecuentes que las fracturas de cadera y constituyen cerca del 7% 
de todas las fracturas del fémur. 
 Presentan una distribución bimodal, con una mayor incidencia en los adultos jóvenes por traumatismos de alta 
energía, como accidentes de automóvil o motocicleta, o caídas desde gran altura, y un segundo pico en los 
ancianos, por caídas menores. 
Etiopatogenia y factores de riesgo 
Un factor determinante en la etiopatogenia de las fracturas de cadera en el paciente anciano es la osteoporosis y se 
considera causa principal en este tipo de fracturas. 
Factores de riesgo para las caídas: 
 El riesgo de caída también aumenta con la edad; el índice aproximadamente se dobla entre los 65 y los 85 años. 
 Pacientes de 65 años sanos que tropiezan, llevan suficiente inercia para caer hacia delante y tienden a caer sobre 
las rodillas o sobre las manos extendidas. Un anciano de 85 años con pérdida de equilibrio, habitualmente se 
mueve más despacio, y tiende simplemente a caer de lado, golpeándose directamente la cadera. 
 Una fractura de cadera previa aumentaba el riesgo en al menos 5 veces para sufrir una fractura de cadera 
contralateral (generalmente del mismo tipo). 
 La estancia en una residencia 
 Los estados confusionales 
 Debilidad 
 Pérdida de capacidad psicomotora (enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular previo, parálisis o 
debilidad) 
 Pérdida de visión 
 Algunos medicamentos pueden predisponer al paciente a una caída o inhibir las respuestas de protección (anti-
hipertensivos, sedantes) mientras que otros disminuyen la masa ósea o causan atrofia muscular (corticoides, 
anticonvulsivantes, laxantes, tiroxina). 
 El alcohol aumenta el riesgo de caída y puede influenciar la densidad ósea 
 Hábito tabáquico ha demostrado aumentar el riesgo de fractura. 
 El peso corporal es también predictivo; lospacientes con índice de masa corporal bajo tienen mayor probabilidad 
de sufrir fracturas de cadera. 
 
FRACTURAS INTRACAPSULARES DE FEMUR 
Fracturas de cabeza femoral 
Asociadas invariablemente a una luxación coxofemoral 
Asociadas a mecanismo traumático de alta energía (accidente de transito) que usan el femur como fulcro 
A través de un impacto frontal sobre la rodilla del ocupante del asiento derecho de un automóvil con la cadera en 
flexión de 90° y aducción, produciéndose una luxación posterior pura por rotura de la cápsula posterior con o sin fractura 
de la cabeza femoral 
En las luxaciones anteriores pueden producirse fracturas por hundimiento de la cabeza del fémur debido a un 
traumatismo directo contra el borde del acetábulo. 
Generalmente en personas jóvenes 
Irrigacion de la cabeza femoral: 
• Vasos cervicales o retinaculares (ramas de las arterias circunflejas lateral y medial) 
• Vasos intramedulares 
• Arteria del lig redondo 
Las fracturas de la cabeza femoral que se producen en un punto distal a la fóvea tienen una alta incidencia de necrosis 
avascular del fragmento debido a que se rompe el abastecimiento vascular de la arteria del ligamento redondo. 
Clasificacion de pipkin 
Se basa en la localización de la fractura en relación con la fóvea y la presencia o ausencia de fracturas asociadas al 
acetábulo y del cuello femoral 
● Tipo I: Luxación de cadera con fractura de la cabeza del fémur por debajo de la fóvea. Zona de no carga 
● Tipo II: Luxación de cadera con fractura de la cabeza del fémur por encima de la fóvea. Afectan la superficie de 
carga 
● Tipo III: Lesión de tipo I o II asociada a fractura del cuello del fémur. PEOR PRONÓSTICO 
● Tipo IV: Lesión de tipo I o II asociada a fractura del reborde del acetábulo 
Clínica 
● Los hallazgos físicos son los de una luxación posterior de la cadera más que de una fractura 
Luxación posterior la cadera está flexionada y en aducción, rotación interna y la extremidad está acortada. 
Luxación anterior la extremidad se encuentra flexionada, en abducción y rotación externa 
● Imposibilidad de elevar el talón de la cama 
● No hay aumento de volumen, ni equimosis de partes blandas 
● Dolor a la movilización pasiva y activa 
● Impotencia funcional 
Lesiones relacionadas 
 En luxaciones anteriores la cabeza femoral se dirige hacia la escotadura ciática, lo que puede originar una lesión 
del nervio ciático por compresión o estiramiento (20 % de los casos) 
 El estiramiento del pedículo vascular circunflejo, que puede provocar isquemia transitoria de la cabeza femoral o 
bien necrosis isquémica de la misma (casi el 80% de los casos en que la reducción de la luxación exceda las 24 h). 
 Lesiones multisistémicas relacionadas 
 Las fracturas de la cabeza del fémur no sólo se asocian a luxaciones de cadera, sino también a fracturas del 
acetábulo, lesiones de los ligamentos de la rodilla, fracturas de la rótula y fracturas de la diáfisis del fémur. 
Exámenes complementarios 
● Antero-posterior con rotación interna de 15 grados de la cadera afectada 
● Axial de la cadera afectada 
● Tomografía axial computarizada y resonancia magnética. 
● Las radiografías anteroposterior y lateral de la cadera indican una luxación de la cadera, con un fragmento 
retenido en la cabeza femoral en el acetábulo. 
● Se recomienda la realización de tomografía axial computarizada o resonancia magnética nuclear como estudios de 
alta sensibilidad para lesiones óseas no visibles en pacientes con sintomatología dolorosa persistente sin evidencia 
clara de fractura intracapsular de fémur proximal. 
● La tomografía por computadora (TC) confirma el diagnóstico. 
● Exploración neurovascular previa a cualquier maniobra de reducción, especialmente del nervio ciático. 
Tratamiento 
Fx tipo I y II 
Se exponen a través de un acceso posterolateral (Kocher-Langenbeck) 
La luxación se reduce y la fractura de la cabeza se estabiliza con tornillos colocados en la parte lateral de la cabeza y 
cuello, y dirigidos medialmente hacia el fragmento 
Fx tipo III 
Presentan una fractura de cuello femoral relacionada. 
Se usa el acceso de Kocher-Langenbeck para exponer ambas fracturas. La fractura de la cabeza se reduce y 
estabiliza primero. 
La fractura del cuello se reduce y estabiliza luego con tornillos bajo control fluoroscópico. Los pacientes de edad 
avanzada se tratan con una hemiartroplastia. 
Fx tipo IV 
Tienen una fractura acetabular vinculada. Cuando no requiere estabilización, la fractura de la cabeza se trata como 
si fuera una lesión de tipo I o II. 
 Si el acetábulo requiere estabilización, se utiliza el acceso de Kocher-Langenbeck para exponer la articulación de 
la cadera. La cadera está luxada, y la articulación de las fracturas se desbridan de fragmentos de hueso y hematomas. Se 
reduce la cadera, se estabiliza la fractura de la cabeza femoral con tornillos, y se estabiliza el acetábulo de acuerdo con su 
patrón de fractura 
Manejo postoperatorio 
En el posoperatorio, la extremidad se coloca en suspensión equilibrada con la cadera en 30 grados de abducción. 
A las cuatro semanas se permite que el paciente ambule sin carga de pesos del lado afectado. A las 12 semanas, se permite 
la carga de pesos completa. 
Complicaciones 
• El 70% de la superficie articular de la cabeza del fémur participa en la transferencia de cargas y por ello su lesión 
puede dar lugar a una artrosis postraumática. 
• Necrosis avascular 
• No hay evidencia de falla de unión 
 
 
FRACTURAS INTRACAPSULARES DEL EXTREMO PROXIMAL DEL FÉMUR 
Se refieren a la solución de continuidad ósea que ocurren en la zona anatómica comprendida desde la superficie 
articular de la cabeza femoral (articulares) hasta la zona de inserción capsular en la línea imaginaria que une los 
trocánteres (intra-articulares). Incluyen las fracturas capitales y cervicales (subcapital, transcervical y base cervical). Es 
muy importante diferenciar entre las fracturas extracapsulares y las intracapsulares porque en la base del cuello femoral es 
donde entra la arteria nutricia del cuello y de la cabeza. Si una fractura está por debajo de la inserción de la cápsula, la 
fractura no va a dañar a la arteria nutricia, con lo que la supervivencia del cuello y de la cabeza está asegurada. No 
obstante, en las fracturas intracapsulares (subcapilar), se rompen todos los vasos del cuello femoral y por tanto, la cabeza 
femoral se queda avascular, la fractura no consolida y además la cabeza femoral se necrosa. Clasificación anatómica de 
las fracturas intracapsulares: está determinada por el nivel de la línea de fractura. 
• Subcapitales: Son aquellas producidas en un plano inmediatamente inferior al borde del cartílago articular; 
generalmente tiene una orientación oblicua de modo que compromete un pequeño segmento del cuello del fémur, 
son las más frecuentes. 
• Transcervicales: El rango compromete la parte media del cuerpo del cuello femoral. 
• Basicervicales: El trazo de fractura coincide con el plano de fusión de la base del cuello en la superficie interna 
del macizo trocantereo. Bibliografía: Guía del Gobierno Federal de Estados Unidos Mexicanos. Diagnóstico y 
Tratamiento de Fracturas Intracapsulares del Extremo Proximal del Fémur. Significado anátomo-clínico de esta 
clasificación: los distintos niveles de cada uno de estos tres tipos de fractura, van determinando un progresivo 
daño en la vascularización del cuello y la cabeza femoral. Así, en la medida que el rasgo de fractura va siendo 
más proximal (más cerca de la cabeza), mayor va siendo el número de arteriolas cervicales lesionadas; cuando el 
rasgo de fractura está ubicado en el plano sub-capital, puede tenerse la seguridad que la totalidad de los vasos 
nutricios de la cabeza femoral están comprometidos; la avascularidad de la epífisis es completa y la necrosis 
avascular es inevitable. La vascularización epifisiaria aportada por la arteriola del ligamentoredondo es 
irrelevante. 
Fracturas de cuello de fémur Clínica 
• Rotación externa del miembro afectado por acción del músculo psoas-ilíaco. 
• Acortamiento del mismo por el ascenso del segmento femoral, determinado por la contractura muscular de los 
pelvi-troncantéreos. 
• Impotencia funcional (en la mayoría de los casos es absoluta; pero en fracturas sub-capitales, no desplazadas y 
encajadas, es posible la estadía de pie y aun la deambulación, aunque con ayuda de terceras personas o de bastón). 
Clasificación de Garden 
Basada en el desplazamiento del fragmento proximal con respecto al distal en la proyección radiológica 
anteroposterior y del ángulo de la línea de fractura con respecto a la horizontal, esta debería ayudar a predecir el riesgo de 
pseudoartrosis y necrosis avascular. 
• GRADO I: Corresponde a una fractura del cuello próxima a la cabeza, impactada en valgo y, por tanto, con un 
ángulo de desplazamiento con respecto a la horizontal pequeño (de unos 30°). 
• GRADO II: Corresponde a una fractura sin desplazar en la que las trabéculas mantienen su correcta orientación y 
continuidad. La inclinación con respecto a la horizontal suele ser mayor (50-60°). 
• GRADO III: Es una fractura desplazada en varo con una parte de la cortical enganchada que une los fragmentos. 
• GRADO IV: Corresponde a una fractura desplazada con separación completa de los fragmentos. Estos dos 
últimos grados presentan una inclinación de la línea de la fractura superior a 60°. 
Tratamiento 
Tratamiento ortopédico: El tratamiento de estas fracturas es generalmente quirúrgico, y el tratamiento ortopédico se 
utiliza únicamente en el caso de fracturas Garden I impactadas en valgo, en las que por patologías asociadas no sea 
razonable asumir el riesgo quirúrgico. El tratamiento consistente en un período de reposo en cama y posterior descarga 
completa de la articulación en espera a que consolide la fractura. Incluso en estos pacientes con fracturas sin desplazar 
(Garden I y II) el tratamiento quirúrgico aporta beneficios, ya que la fijación con tornillos es una técnica segura y poco 
invasiva, que permite una rehabilitación más rápida, de modo que disminuye el número de complicaciones. 
Tratamiento quirúrgico 
 Osteosíntesis con tornillos. El tratamiento quirúrgico más utilizado consiste en la reducción de la fractura en mesa 
ortopédica mediante tracción y rotación, bajo control de rayos X con radioscopia y su posterior fijación con 
tomillos. En general, esta técnica está indicada en todas las fracturas de cuello femoral sin desplazar (Garden I y 
II), independientemente de la edad del paciente, y en todas las fracturas en pacientes jóvenes, incluidas las 
desplazadas (Garden III y IV). En el caso de que la reducción cerrada por tracción sea imposible en pacientes 
jóvenes, será preciso abordar la articulación y realizar una reducción abierta. Las fracturas en valgo (Garden I) no 
deben reducirse; se fijan in situ, ya que esta posición aumenta la estabilidad y facilita la consolidación de la 
fractura. La fijación se realiza habitualmente con dos o tres tomillos a compresión, introducidos desde la zona 
trocantérea de forma percutánea o con un abordaje limitado, siguiendo el eje del cuello femoral y controlando 
radiológicamente que no protruyan en la articulación. 
 Artroplastia de cadera. Se ha estudiado mucho la vascularización de la cabeza femoral y sus posibles lesiones en 
cada tipo de fractura. Sabemos que la zona más vascularizada es la zona capsular de la región basicervical. La 
vascularización de la cabeza femoral procede de ramas de las arterias circunflejas, que se introducen en la cabeza 
femoral a través del cuello de forma ascendente. Son las que con más frecuencia se lesionan en las fracturas, 
dejando sin irrigación la cabeza femoral. La arteria del ligamento redondo no suele participar en la irrigación 
sanguínea de la cabeza. Estas arterias pueden resultar lesionadas, ya sea por la propia fractura o posteriormente, 
en actuaciones quirúrgicas intempestivas que no tengan en cuenta su localización e importancia. Las posibilidades 
de lesión vascular se relacionan con el desplazamiento de la fractura, que es más frecuente en las fracturas 
desplazadas. Por este motivo, en pacientes ancianos con fracturas desplazadas está indicada la artroplastia de 
cadera en vez de la osteosíntesis. Aunque se pueden utilizar artroplastias totales de cadera, similares a las 
empleadas habitualmente en procesos degenerativos, se suelen usar las denominadas «hemiartroplastias», también 
conocidas como «prótesis parciales», ya que únicamente se sustituye la cabeza femoral, respetándose el cotilo del 
paciente. La cabeza metálica de la prótesis se articula, por tanto, directamente con el cartílago del cotilo. 
Habitualmente se utilizan artroplastias cementadas por tratarse de pacientes ancianos, con mala calidad ósea. 
Estas hemiartroplastias pueden ser uni- o bipolares (con movimiento independiente de su cabeza protésica). En 
general, se reserva la artroplastia total para aquellos pacientes más jóvenes donde no es posible la osteosíntesis o 
en pacientes que previamente padecían un proceso artrósico de esa articulación. La hemiartroplastia, ya sea uni- o 
bipolar aporta como ventaja una menor agresión quirúrgica, pero sus problemas de estabilidad y de afectación 
secundaria del cotilo son mayores que en la prótesis total. 
 
FRACTURAS EXTRACAPSULARES 
Fracturas trocantereas del fémur 
Estas son fracturas extracapsulares y entre ellas se encuentran aquellas cuyo trazo o trazos se localizan entre ambos 
trocánteres (intertrocantereas); próximas a esta zona, pero con prolongación distal (pertrocantereas) o las distales a nivel 
del trocante menor (subtrocantereas). 
 Son fracturas extracapsulares que tienen lugar en el hueso esponjoso con un aporte vascular abundante 
 Las fracturas musculares deformantes producen habitualmente un acortamiento, una rotación externa y una 
posición en varo en la zona de la fractura 
 Las fracturas trocantereas son algo más frecuente que las de cuello femoral y sus complicaciones también 
Los mecanismos de lesión: 
 Directo: traumatismo sobre el trocánter mayor 
La mayoría se deben a una caída 
 Indirecto: fuerzas musculares transmitidas hacia el área intertrocantereas 
Fracturas pertrocantereas o intertrocantereas: 
Epidemiologia: 
 Las fracturas intertrocantereas son responsables de casi el 50% de todas las fracturas de fémur proximal 
 La edad más frecuente es de 66 a 76 años 
 Es más frecuente en mujeres probablemente debido a cambios metabólicos post menopaúsicosdel hueso 
Clínica: 
 Paciente suele acudir sin poder sin poder deambular con la extremidad inferior lesionada, acortada y en 
rotación externa. 
 El movimiento suele ser doloroso y produce una crepitación variable. 
 La cadera presenta tumefacción y equimosis variable 
Evaluación radiológica: 
 Rx ap. de pelvis y la cadera y una proyección lateral 
 La gammagrafía ósea con tecnecio y la RMN pueden ser útiles para determinar fracturas no desplazadas u ocultas 
que no se ven fácilmente en las Rx simples 
Estabilidad: 
Las fracturas serán estables cuando la cortical media o calcar mantenga un buen contacto y apoyo de los 
fragmentos y si estos se limitan a dos; es decir cuando se trata de fracturas simples. 
Es más frecuente que nos encontremos ante una fractura con múltiples trazos, por lo tanto, inestables. 
Además, en este tipo de fracturas son frecuentes los desplazamientos importantes de los fragmentos debido a las potentes 
inserciones musculares de la zona y por la contracción refleja de los músculos tras el traumatismo desplaza los 
fragmentos. 
Clasificación de kyle: 
 
Tratamiento: 
Depende del tipo de fractura y su localización, edad del paciente y a las comorbilidades que presente, las características 
del trazo, la estabilidad. 
Su tratamiento es mayormente quirúrgico 
 Conservador:Está indicado en pacientes con riesgo medico externo para las cirugías 
Tracción y Colocación de bota de yeso para evitar rotación externa 
 Quirúrgico: 
Tornillos de compresión deslizante y placa lateral 
Sustitución de cadera (hemiartroplastia o artroplastia total) 
# En las fracturas intertrocantereas estables tipo I y II de kyle y Gustilo con poco o ningún desplazamiento y en pacientes 
menores de 70 años el tratamiento de elección es el clavo placa compresivo deslizante (DHS) 
# En las fracturas intertrocantereas inestables tipo III y IV de kyle y Gustilo con compromiso de ambos trocánteres se 
colocan clavos Ganma o clavos cefalomedulares. 
 
FRACTURAS SUBTROCANTÉREAS. 
 Son aquellas que se sitúan desde 5 cm por debajo del trocánter menor hasta el inicio del istmo diafisario. Suelen afectar 
a pacientes jóvenes y son debidas, generalmente, a traumatismos de alta energía. Es los ancianos suele coincidir con 
osteopenia, y el mecanismo suele ser una caída banal. Se trata de una zona de transición metafisodiafisaria, por lo que el 
tiempo de consolidación de la fractura será mayor. 
Epidemiología 
• Corresponden al 10-30% de todas las fracturas de cadera. 
• Afecta a todas las edades. 
• Se localizan entre el trocánter menor y 5 cm por debajo de éste.. 
• El segmento subtrocantereo soporta importantes cargas biomecánicas, las corticales medial y 
posteromedial están sometidas a compresión y la cortical lateral a tensión. 
• Segmento con pobre vascularización. 
 Mecanismo: 
• De baja energía: px ancianos que sufren una caída menor y en quienes la fx se produce en un hueso 
debilitado. 
• De alta energía: adultos jóvenes con huesos sanos que sufren lesiones relacionadas con accidentes de 
tránsito, heridas por arma de fuego o caídas de altura. 
Clínica: 
• Px con incapacidad para la deambulación. 
• Dolor a la palpación en región proximal del muslo. 
• Deformidad variable, acortado y en rotación externa. 
• El sangrado puede ser significativo. 
Clasificación de Fielding: 
Se basa en la localización del trazo primario de la fractura: 
• Tipo I: a nivel del trocanter menor. 
• Tipo ll: a 2,5 cm por debajo del trocanter menor. 
• Tipo lll: 2,5 - 5 cm por debajo del trocanter menor. 
 Clasificación de Seinshelmer: 
 Se basa en el número de fragmentos óseos, localización y forma de la linea de fractura: 
• Tipo l: no desplazada. 
• Tipo ll: fx en dos fragmentos. 
• Tipo lll: fz en tres fragmentos. 
• Tipo IV: fx conminuta. 
• Tipo v: fx subtrocanterica con extensión al trocanter mayor. 
Diagnóstico por imágenes: 
• Solicitar rx ap de pelvis. 
• Rx ap y lateral de cadera y fémur. 
• En fx conminutas se indica rx contralateral, es útil para determinar la longitud del fémur. 
Tratamiento: 
 No quirúrgico: implica la colocación de una tracción esquelética con flexión de la cadera y de la rodilla seguida de un 
yeso pelvipedico. Reservado para px ancianos no candidatos a tto quirúrgico 
Quirúrgico: indicado en la mayoría de las fx subtrocantericas. Pueden ser: 
 Dispositivo de placa y tornillo. 
 Clavos intramedulares 
Complicaciones: 
 Pérdida de la fijación. 
 Pseudo artrosis. 
 Consolidación en mala posición 
No existe una clasificación de las fracturas subtrocantéreas que se relacione bien con el pronóstico, por lo que los 
datos más importantes son la continuidad y la estabilidad de la cortical interna o calcar, que marcara la estabilidad de la 
fractura. El desplazamiento del fragmento suele ser importante y los mismos están condicionados por las contracciones 
musculares: el fragmento proximal se mantiene en flexión, rotación externa y Clinica • Suelen ser llamativos el 
acortamiento y la rotación externa de la pierna. • Por a su localización extraarticular, el sangrado suele ser más elevado, 
por lo que su morbilidad en pacientes ancianos suele ser elevada. Tratamiento • El riesgo vascular de la cabeza femoral se 
minimiza por ser una zona ampliamente irrigada por vasos que llegan al hueso a través de las inserciones musculares. • 
Por esta buena vascularización, la consolidación de estas fracturas es la norma. • Se consideran que todas estas fracturas 
presentan indicación quirúrgica. Cirugía II. Br. Mileisy Sánchez. abducción, debido a la tracción de los glúteos y el psoas 
iliaco; el fragmento distal, por el contrario, se desvía en varo por la contracción de los músculos aductores. El tratamiento 
de estas fracturas es siempre quirúrgico. Se debe realizar un estudio preoperatorio preciso para decidir qué sistema de 
síntesis se va a emplear, pues deberá soportar fuerzas elevadas de tensión compresivas mediales y laterales, lo que origina 
con frecuencia la rotura del implante por fatiga del mismo. 
 
FRACTURA DIAFISIARIA DE FÉMUR: 
Epidemiologia: 
- Causa importante de morbilidad y mortalidad. 
- Traumatismo de alta energía habitualmente politraumatizados. 
Se puede considerar que la incidencia de este tipo de fracturas se produce con dos picos bien diferenciados en cuanto a su 
etiología: 
 • En los adultos jóvenes, que serán provocadas por lesiones traumáticas de alta energía, ya sean por accidentes de 
vehículos a motor, como por accidentes laborales o deportivos. 75% más frecuente en hombres jóvenes (14 – 25 años) 
 • En los ancianos, en las que el hueso porotico se lesiona por mecanismos de baja energía (caídas). 25% más frecuente en 
mujeres de edad avanzada (A partir 75 años). 
 • Como tercera etiología, y también en aumento, se podría incluir las fracturas patológicas por tumores primarios o 
secundarios. 
 
Generalidades: 
- Las fracturas en la diáfisis femoral ocurren a 5 cm del trocánter menor en sentido distal y hasta un punto 6 cm 
proximal al tubérculo del aductor. 
- Los músculos que rodean el fémur están separados en tres compartimentos, anterior, medial y posterior. El 
volumen de los tres compartimentos es voluminoso, por lo que el síndrome compartimental del muslo es 
infrecuente, a pesar del abundante sangrado que origina. 
Mecanismo: 
La diáfisis femoral se encuentra influida por fuerzas 
musculares que producirán el desplazamiento de los fragmentos 
óseos y deformarán el muslo tras una fractura. Es necesario el 
conocimiento de dichas fuerzas deformantes para el correcto 
ajuste de los dispositivos de tracción y para la obtención de una 
correcta reducción de la fractura. 
 Fuerzas deformantes: 
A. Abductores (glúteo medio y glúteo menor): Abducción de 
porción proximal del fémur en las fracturas subtrocantéricas y 
diafisarias proximales debido a inserción en trocánter mayor. 
B. Psoas iliaco: Desvía el fragmento proximal en flexión y 
rotación externa debido a su inserción en el trocánter menor. 
C. Aductores: sobrepasan la mayoría de las fracturas diafisarias y 
ejercen una fuerte tracción axial y en varo sobre el fragmento 
distal. 
D. Origen del gastrocnemio: Actúa sobre las fracturas 
diafisarias distales y las supracondíleas flexionando el fragmento 
distal. 
 Fuerzas espirales mediales soportadas por: 
E. Fascia lata: se comporta como una banda de tensión que 
resiste la fuerza de angulación medial ejercida por los aductores. 
 Posibles localizaciones de daño vascular: 
Hiato del aductor y vasos perforantes de la femoral profunda 
 
Evaluación clínica: 
- Pacientes deben ser evaluados de forma cuidadosa y sistémica en busca de lesiones asociadas (principios del 
ATLS). 
- El paciente no puede caminar y presenta dolor, deformidad evidente de grado variable, aumento de volumen y 
acortamiento de la extremidad afectada. 
- Frecuente la asociación de lesiones de la piel y de partes blandas, constituyendo una fractura abierta con 
exposición de hueso al exterior. (Clasificación Gustillo y Anderson) 
- Perdidas sanguíneas aproximadas de 1L. En ocasiones una fractura aislada de la diáfisis femoral puede causar 
shock moderado. 
- Examen vasculonervioso completo de miembro antes y después de la aplicación de la tracción. 
- Sospechar delesión arterial: 
1. Hematoma expansivo pulsátil 
2. Ausencia o disminución de pulsos distales. 
3. Pulsos asimétricos. 
4. Progresión de signos neurológicos en presencia de una fractura cerrada. 
5. Dolor intenso progresivo 
Clasificación: 
No hay una clasificación universalmente aceptada, usualmente se describen las fracturas de la diáfisis del fémur 
por la localización de la fractura (tercio proximal, medio o distal), el patrón de fractura (transverso, oblicuo o espiral) y el 
grado de conminución. 
Se han descrito con detalle dos sistemas de clasificación principales para las fracturas diafisarias de fémur: 
1. Clasificación de Winquist y Hansen: se basa en el diámetro de hueso conminuto 
2. La clasificación de la Asociación para el Estudio de la Fijación Interna (AEFI) que coincide con el de la AO. 
 
 
 
Clasificación de la AEFI 
 
Evaluación por imágenes 
– Deben obtenerse proyecciones anteroposterior y lateral del fémur, de la cadera y de la rodilla, así como 
anteroposterior de la pelvis. 
– Es necesario revisar de forma cuidadosa las radiografías para determinar el patrón de la fractura, la 
calidad del hueso, la presencia de pérdida ósea, la existencia de conminación, si hay gas en las partes 
blandas y el acortamiento de la fractura. 
– Hay que evaluar la región proximal del fémur en busca de una fractura asociada del cuello o de la región 
pertrocantérica. 
– Si es necesaria una TAC de abdomen y/o de pelvis por otras causas, se debe evaluar una posible lesión 
ipsilateral del acetábulo o del cuello del fémur. 
 
Tratamiento 
 Tratamiento no quirúrgico 
 
Tracción esquelética: 
– En la actualidad, el tratamiento cerrado como forma de tratamiento definitivo de las fracturas de la 
diáfisis del fémur está prácticamente restringido a pacientes adultos cuya severa comorbilidad 
contraindica la cirugía. 
– El objetivo de la tracción esquelética es restablecer la longitud del fémur, controlar la deformidad 
rotacional y angular, disminuir los espasmos dolorosos y minimizar la pérdida de sangre en el muslo. 
– La tracción esquelética suele utilizarse como medida temporal antes de la cirugía para estabilizar la 
fractura y prevenir su acortamiento. 
– La tracción que se aplica a la extremidad sigue la siguiente regla: 1/9 o el 15% del peso corporal (en 
general entre 4,5 kg y 9 kg). Para evaluar la longitud después de colocar la tracción, se realiza una 
radiografía lateral. 
– Los clavos de tracción en el fémur distal han de colocarse en una localización extraarticular para evitar la 
posibilidad de que se produzca una artritis séptica. Los clavos de tracción en la tibia proximal se 
localizan, típicamente, a nivel de la tuberosidad anterior de la tibia y son bicorticales. 
– La forma más segura de colocar los clavos es de medial a lateral en el fémur distal (alejándose de la 
arteria femoral) y de lateral a medial en la tibia proximal (alejándose del nervio peroneo). 
– Los problemas relacionados con la tracción esquelética como tratamiento definitivo de la fractura 
incluyen rigidez de la rodilla, acortamiento de la extremidad, osificaciones heterotópicas del cuádriceps, 
hospitalización prolongada, problemas respiratorios y cutáneos y consolidación en mala posición (mal 
unión). 
 
 Tratamiento quirúrgico: 
– La estabilización quirúrgica es el tratamiento estándar en la mayoría de las fracturas de la diáfisis del fémur. 
– La estabilización quirúrgica debe realizarse, si es posible, en las primeras 24 h. 
– La estabilización precoz de las lesiones de los huesos largos es especialmente importante en el paciente 
politraumatizado. 
– La estabilización se debe realizar después de las maniobras de resucitación. 
 
1. Clavo intramedular o centro medular 
Es el tratamiento de elección en la mayor parte de las fracturas. Hay de diferentes materiales y tipos: ranurados y 
no ranurados; rígidos y elásticos (estos últimos suelen utilizarse en la edad infantil, como tutores intramedulares); 
canulados y macizos; fresados y no fresados; anterógrados (fosa piriforme) y etrógrados (entran por la escotadura 
intercondílea, muy útiles en fracturas periprotésicas de rodilla). 
Indicaciones relativas: 
– Lesiones ipsilaterales, como fracturas del cuello del fémur, pertrocantéreas, acetabulares, de rótula o de la 
diáfisis de la tibia. 
– Fracturas bilaterales de la diáfisis del fémur. 
– Obesidad mórbida. 
– Embarazo. 
– Fractura periprotésica por encima de una artroplastia total de rodilla. 
– Amputación ipsilateral a nivel de la rodilla en un paciente que presenta una fractura de fémur asociada. 
- Contraindicaciones: 
– Limitación de la movilidad de la rodilla 60°. 
– Patela baja. 
 
2. Fijación externa –osteotaxis 
 Se suele utilizar en: niños, control inicial de politraumatizados, o en fracturas abiertas III B y III C de Gustilo (en 
las de tipo III A existe controversia sobre la superioridad del FE al ECM. Como tratamiento definitivo de las fracturas de 
la diáfisis del fémur tiene indicaciones limitadas. 
– Se utiliza con más frecuencia como tratamiento provisional (control de daños). 
Indicaciones: 
– Como sistema de fijación temporal antes del uso de clavo intramedular en el paciente politraumatizado 
grave. 
– Lesión arterial ipsilateral que necesita reparación. 
– Pacientes con importante contaminación de partes blandas en quienes un segundo desbridamiento podría 
verse dificultado por el uso de otros implantes. 
 
1. Osteosíntesis con placa atornillada: 
La principal indicación es en las fracturas periprotésicas, donde no es posible acceder a la cavidad medular. Las placas 
pueden utilizarse de diversas formas: a) Placas puente o “en onda”: se utilizan atornillado la placa a los segmentos sanos 
del fémur, saltando el foco de fractura b) Placas a compresión: necesitan más exposición ósea y la consiguiente pérdida de 
vascularización, con un aumento del riesgo de infección. La apertura del foco y pérdida del hematoma primario de 
fractura provocan una mayor tasa de pseudoartrosis. A cambio, permiten una reducción anatómica y una consolidación 
primaria. Están principalmente indicadas en las fracturas con extensión epifisaria) Placas percutáneas o mínimamente 
invasivas (MIPO), que tienen la posibilidad de reducción anatómica en un segmento y fijación percutánea en otro. 
Complicaciones 
– Lesión nerviosa: es poco frecuente porque los nervios femoral y ciático están rodeados por músculos a lo 
largo de todo su trayecto en el muslo. La mayoría de las lesiones se producen como resultado de la 
tracción o la compresión ejercidas durante la cirugía. 
– Lesión vascular: puede producirse por el anclaje de la arteria femoral en el hiato de los aductores. 
– Síndrome compartimental: sólo aparece si hay un sangrado abundante. Se presenta como dolor 
desproporcionado, inflamación a tensión del muslo, parestesias o disestesias en la zona medial del muslo 
(territorio de distribución del nervio safeno), o dolor a la extensión pasiva del cuádriceps. 
– Infección (incidencia 1% en fracturas cerradas): el riesgo es mayor con un tratamiento abierto que con el 
uso de clavo intramedular cerrado. Las fracturas expuestas de los tipos I, II y IIIA tienen un bajo riesgo de 
infección si se tratan con clavo intramedular, mientras que las fracturas muy contaminadas, con 
exposición ósea y una lesión amplia de partes blandas (tipos IIIB y IIIC) tienen mayor riesgo de 
infección, independientemente del tratamiento empleado. 
– Refractura: los pacientes están en riesgo de sufrir una nueva fractura durante las fases precoces de la 
formación del callo óseo y después de retirar el material de osteosíntesis. Generalmente, se asocia a la 
utilización de placas o fijadores externos. 
– Pseudoartrosis y retraso de la consolidación: es poco frecuente. Se considera retraso de la 
consolidación cuando ésta no se ha producido pasados 6 meses desde la lesión y suele estar relacionada 
con un aporte sanguíneo insuficiente (ej. desperiostizaciónexcesiva), fuerzas repetitivas no controladas, 
infección y tabaquismo intenso. La pseudoartrosis se diagnostica cuando la fractura ya no posee la 
capacidad de consolidar. 
– Consolidación en mala posición (mal unión): generalmente se produce una deformidad en varo, 
rotación interna y/o acortamiento debido a las fuerzas deformantes ejercidas por los músculos, o porque 
no se consiguió restablecer la alineación durante la cirugía. 
– Fracaso del implante: es resultado de una pseudoartrosis o de la aplicación de «cargas cíclicas» 
excesivas al implante, especialmente cuando se utiliza una placa. 
– Puede formarse hueso heterotópico en la región proximal, en el punto de introducción del clavo o en el 
interior del cuádriceps 
 
Fx DEL TERCIO DISTAL DEL FÉMUR 
Las fracturas del fémur distal en el adulto, a pesar de ser una patología poco frecuente son un capítulo de interés 
ya que requieren un tratamiento dificultoso asociado a frecuentes complicaciones, siendo un reto para el cirujano. 
Epidemiología 
Las fracturas del fémur distal son poco frecuentes y graves, con una mortalidad importante en ancianos. 
Frecuencia: 4-7% de todas las fracturas femorales. 
Un tercio de los pacientes jóvenes son politraumatizados y sólo una quinta parte de estas fracturas se presenta como lesión 
única. 
Mecanismo de lesión 
Se producen por mecanismo directo (impacto) o indirecto, más frecuentes, como cuando una carga actúa sobre la 
rodilla flexionada y se trasmite a lo largo del eje del fémur (típico del choque de la rodilla del pasajero contra el 
salpicadero o del motorizado contra un obstáculo). En portadores de prótesis total de rodilla la debilidad mecánica de la 
zona junto con la osteoporosis es causa frecuente de asentamiento de fracturas. 
Se pueden identificar dos grandes tipos de mecanismos de producción en estas fracturas: 
1. De baja energía (75%): más frecuentes en personas > 65 años, predominio en mujeres. Caídas casuales en 
huesos osteoporóticos. La resistencia estructural de la zona es óptima pero la osteoporosis, las lesiones líticas, la 
enfermedad de Paget, etc. condicionan su aparición (posible presentación con otras fracturas osteoporóticos anteriores y/o 
asociadas en el mismo incidente). 
2. De alta energía (25%): más frecuentes en jóvenes (< 30 años) por accidentes de tránsito (mecanismo del 
salpicadero) y caídas de altura. Presentan mayores complicaciones. 
Pueden coexistir con lesiones asociadas de las tres cavidades (craneana, torácica y abdominal), fracturas de pelvis o de 
fémur a distinto nivel (fracturas ipsilaterales) o de tibia proximal (rodilla flotante). 
 
Clasificacion ao 
 
 
El trazo de fractura se sitúa a lo largo de la metáfisis distal del fémur 
Se define como una fractura supracondílea a aquella que abarca de 7 a 12 cm de fémur medidos proximalmente de la 
superficie articular de los cóndilos femorales y que se puede asociar con fracturas condilares e intraarticulares. 
Son lesiones graves que comprometen la fisiología articular de la rodilla y que son un problema complejo para el cirujano 
ortopedista. Generalmente, causan incapacidad funcional permanente y, por ende, alteración de la marcha. 
Diagnóstico 
Clínica 
 Presentan dolor. 
 Aumento de volumen y deformidad. 
 Acortamiento del miembro. 
 Tumefacción en el 1/3 distal del muslo. 
 Hemartrosis en la rodilla en caso de afectación articular. 
ESTUDIOS DE IMÁGENES 
• Radiografía: proyección anteroposterior (AP) y lateral (L) de rodilla. Igualmente se deben solicitar proyecciones AP y L 
de fémur completo por su posible asociación con otras fracturas. 
• Tomografía computarizada (TC) con reconstrucción en los planos frontal y lateral para la planificación del preoperatorio 
solo en ciertos casos (fracturas conminutas, afectación articular y/o condral). En fracturas de baja energía en ancianos, a 
veces habrá dudas respecto a la posible afectación articular para lo que estaría indicado la realización de un TAC. 
• Ecografía Doppler, arteriografía o angiografía por TC (si los pulsos distales están ausentes). 
• Resonancia magnética (RM): no es de utilidad. Solo está indicada ante la sospecha de lesiones capsuloligamentosas 
agudas y en caso de secuelas intraarticulares. 
Diagnóstico diferencial 
Ante la sospecha de una fractura de extremidad distal de femur, debemos diferenciarlas de otras lesiones con signos muy 
parecidos: 
1- en la rotura de cuádriceps: donde también existe imposibilidad de extender las rodillas. 
2- en la contusión del muslo o en el síndrome compartimental del muslo. 
 
Algo muy importante es que debemos medir siempre la presión compartimental. 
 
Tratamientos 
El tratamiento de fracturas supracondilias en femur tiene como finalidad lo siguiente: 
1- evitar el retraso en el diagnóstico de complicaciones neurovasculares asociadas 
2- restablecer los ejes mecánicos del miembro 
3- reconstruir de forma exigente la anatomía de las superficies articulares afectadas 
4- movilizar en descarga lo antes posible, favorece la congruencia y evita la rigidez periarticular. 
 
Indicaciones. 
Las indicaciones para este tipo de fracturas pueden ser de 2 tipos: ortopédicas o quirúrgica 
 Ortopédicas: se utilizan únicamente en las fracturas que son estables (muy pocas) o están mínimamente 
desplazada. un ejemplo de esta inmovilización es la escayolada o de yeso 
 
 Quirúrgicas: se aplica en las fracturas desplazadas e inestables. Es la más recomendada para este tipo de fractura 
ya que garantiza una mayor estabilidad para una consolidación más rápida. Por ejemplo: 
- en las fracturas intraarticulares requieren una reconstrucción anatómica de la superficie articular y fijación con tornillos 
interfragmentarios a compresión. 
- y con la aparición de nuevas técnicas de osteosíntesis ha disminuido la necesidad de utilizar injerto óseo. 
 
Osteosíntesis. 
Recordemos que la osteosíntesis es Simplemente es el tratamiento quirúrgico que se encarga de reducir y fijar la fractura 
de forma estable. En las fracturas supracondilias de fémur se utilizan los siguientes implantes: 
- lamina-placa a 95° es la más utilizada 
- tornillo-placa condilea. 
- tornillo dinámica 
- otros: como la placa periarticulares no bloqueada y los clavos intramedulares anterógrados y retrógrados. 
Entonces las recomendaciones para el tratamiento de una fractura supracondilias o supraintercondileas es: 
Reducción abierta, comprensión interfragmentaria y estabilización de fractura con Dcs, Liss o axsos o un autoingerto 
medial. 
NOTA: y siempre en este tipo de procedimientos se debe realizar profilaxis antimicrobiana y antibiótica. 
 
Complicaciones. 
Tenemos complicaciones inmediatas, mediatas y tardías 
 Inmediatas: enfermedad tromboembólica venosa profunda, infección, lesión arterial. 
 Mediatas: una consolidación viciosa por mala estabilización. 
 Tardías: pseudoartrosis y retardo en la consolidación, rigidez residual de la rodilla. 
 
Pronóstico. 
3 de cada 4 fracturas suelen tener resultados satisfactorios siempre y cuando el tratamiento quirúrgico este bien planteado 
y ejecutado. Solo un 30% suele tener complicaciones. La más frecuente de estas complicaciones es la rigidez de la rodilla 
por causas óseas o tegumentarias. 
 
FX INTERCONDILEAS 
Estas fracturas suponen en torno a un 10% de las lesiones óseas de fémur, siendo materia de interés en los últimos 
años por su mayor morbilidad y complejidad (accidentes de alta energía, incremento de población con osteoporosis, 
mayor frecuencia de procedimientos ortopédicos alrededor de la rodilla) y la diversidad de estrategias terapéuticas por la 
aparición de nuevos implantes de osteosíntesis. En los pacientes ancianos estas fracturas suponen mayor riesgo de 
mortalidad y pronóstico funcional posterior (1). La región anatómica comprende desde el ensanchamiento previo a la 
metáfisis hasta la línea articular, con importantes relaciones anatómicas: nervio ciático y arteria poplítea.Epidemiología 
Estas fracturas siguen una distribución bimodal en su frecuencia. Teniendo cada grupo sus propias características. 
Fracturas de alta energía: < 30 años, predominio en hombres, por accidente de tráfico, suelen ser más frecuentes y más 
graves. Fracturas de baja energía: > 65 años, predominio en mujeres, por caídas casuales en huesos osteoporóticos, suelen 
ser menos frecuentes y menos graves 
Este tipo de fractura representa sólo 6% de las fracturas femorales y 1% de todas las fracturas. 
 
Clasificación 
Clasificación propuesta por AO/OTA para fracturas del fémur distal 
 Grupo A: fracturas extraarticulares: 
a) A1: trazo metafisario simple, incluyendo en este grupo las avulsiones. 
b) A2: fracturas con cuña metafisaria lateral o medial. 
c) A3: fracturas complejas o multifragmentarias, limitadas a la metáfisis o con extensión diafisaria, sin 
afectación articular. 
 Grupo B: afectación parcial de la articulación; por lo menos una parte de la articulación mantiene su continuidad 
con la diáfisis. 
a) B1: fractura sagital del cóndilo lateral; la línea de fractura puede atravesar la escotadura intercondílea o 
pasar a través de la superficie de carga del cóndilo. 
b) B2: fractura sagital del cóndilo medial. Equivalente medial a la B1. 
c) B3: Fractura de trazo frontal, ya sea en la región anterior (con/sin luxación femoropatelar) o bien 
posterior, afectando a un cóndilo (fractura de Hoffa) o a los dos. Pueden pasan desapercibidas si se 
asocian a fracturas diafisarias. 
 Grupo C: articular completa, el trazo supracondíleo alcanza la línea articular: 
a) C1: trazo intercondíleo simple en T o Y, más o menos desplazada. 
b) C2: fracturas con trazo articular simple y conminución metafisaria. 
c) C3: fracturas complejas multigragmentarias articulares. 
Es una clasificación práctica, que permite localizar la lesión, indicar su severidad, presumir el mecanismo del trauma, 
orientar el tratamiento, valorar el pronóstico y ser comprensible en cualquier idioma por ser alfanumérica. 
 
Mecanismo de lesión 
– La mayoría de las fracturas de la porción distal del fémur son resultado de una intensa carga axial acompañada de una 
fuerza en varo, valgo o rotación. 
– En los adultos jóvenes, esa fuerza generalmente proviene de traumatismos de alta energía, como accidentes de tránsito o 
caídas de altura. 
– En los ancianos, la fuerza puede ser el resultado de un pequeño resbalón o de una caída sobre la rodilla flexionada. 
 
Diagnóstico 
En el contexto del paciente politraumatizado, estas fracturas pueden ir acompañadas de afectación sistémica 
general por la severidad del trauma. En el examen físico, el miembro afectado suele presentar acortamiento, tumefacción 
de la mitad distal del muslo y una alteración de su eje, en mayor o menor medida, en función del desplazamiento 
fracturario. La comprobación de la indemnidad vascular y neurológica en estas lesiones es de importancia extrema. En 
caso de duda, la arteriografía debería de ser una prioridad. Debemos valorar con detalle el estado de la piel y partes 
blandas. Un conocimiento del estado funcional del paciente previo al traumatismo nos podrá orientar al tipo de 
tratamiento a realizar. 
Evaluación por imágenes 
– Solicitar proyecciones anteroposterior, lateral y dos oblicuas a 45° del fémur distal. 
– Las radiografías deben incluir todo el fémur. 
– Puede ser útil realizar radiografías bajo tracción para determinar mejor el patrón de fractura y la posible extensión 
intraarticular. 
– Las radiografías contralaterales son útiles para comparar y sirven como plantilla para la planificación preoperatoria. 
– Las fracturas intraarticulares complejas y las lesiones osteocondrales pueden requerir pruebas de imagen 
complementarias, como una TAC, para complementar la evaluación diagnóstica y planificar la intervención. 
 
Tratamiento de las fracturas intercondileas del fémur 
El tratamiento para este tipo de fractura por lo general es quirúrgico, el cual está condicionado por la calidad ósea del 
paciente, la capacidad funcional del mismo y el tipo de fractura que se produce. 
¿Cómo tratarlas? Debemos tener en cuenta principios para poder llegar al tratamiento ideal. Los cuales son los siguientes: 
 Reducción: una reducción anatómica funcional con una alineación axial, permitiendo dejar la misma longitud, la 
misma rotación y la misma alineación tanto en varo como en valgo que sea necesario para el paciente. 
 Fijación interna estable: dependiendo el tipo de patrón que tenga la fractura, se debe tener una estabilidad 
absoluta, ejemplos como la fijación en puente, los claves intramedulares. 
 Técnica amigable con los tejidos blandos: Es importante conocer los abordajes y técnicas de reducción. 
 Movilidad temprana: Permitirle al paciente una movilidad activa e indolora lo más rápidamente posible para 
evitar posibles complicaciones en la articulación. 
 
Complicaciones de las fracturas intercondileas del fémur 
 
 Retardo en la consolidación: Es importante indagar en los antecedentes del paciente. 
 Falla de unión 
 Infecciones 
 Ruptura de material de osteosíntesis y adherencias que determinan rigidez en la rodilla. 
 Con clavos intramedulares no se debe intentar una carga total rápidamente, se debe tener cuidado especial hasta la 
formación del callo.