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e han solicitado de la revista 
IBERO una reflexión en torno 
al capítulo cuarto intitulado “Un 
corazón abierto al mundo ente-
ro”, de la reciente Carta Encíclica 
del Papa Francisco Fratelli tutti 
(FT) sobre la fraternidad univer-
sal y la amistad social. Como 
bien sabemos el cardenal Jorge Mario Bergoglio al asumir 
el pontificado eligió el nombre de Francisco pensando en 
San Francisco de Asís, “el pobrecillo de Asís”, un hombre 
de paz, un hombre pobre hermano de los pobres y de 
todas las creaturas; alguien que procuraba la hermandad 
entre todos los seres humanos y la creación.
Un corazón abierto 
al mundo entero
Acoger, proteger, 
promover e integrar
La figura de Francisco de Asís ha sido programática 
e inspiradora durante todo el pontificado del Papa 
Francisco y para esta encíclica no es la excepción. El 
Papa ha querido firmar el documento en la basílica 
de Asís, un día antes de su publicación, como gesto 
simbólico, publicada por tanto el 4 de octubre, fiesta 
de San Francisco. El título de la encíclica está tomado 
de uno de los escritos de San Francisco, y significa en 
español Hermanos todos. El Papa precisa que, con 
esta expresión, Francisco de Asís se dirige a todos los 
hermanos y hermanas, para proponerles una manera 
de vivir. La hermandad que vivía Francisco de Asís 
se nutre de la imitación y el seguimiento a Jesús de 
Nazaret, del Evangelio anunciado por Él en obras y 
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CHRISTA PATRICIA GODÍNEZ MUNGUÍA
Licenciada en Filosofía y en Ciencias Teológicas por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y maestra y 
doctora en Teología por el Instituto Católico de París, Francia. Es coordinadora de la Maestría en Teología y Mundo 
Contemporáneo del Departamento de Ciencias Religiosas de la Ibero y responsable del Acuerdo Específico de 
colaboración con el Centro de Formación Integral de Promotores Indígenas de la Misión Jesuita de Bachajón, 
Chiapas. Asimismo, coordina el proyecto Tradiciones religiosas y espiritualidades de la línea de investigación 
Teología, Hermenéutica y Praxis de la Experiencia Religiosa.
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152. En algunos barrios populares, todavía se vive el espíritu del “vecindario”, donde cada uno siente espontánea-
mente el deber de acompañar y ayudar al vecino. En estos lugares que conservan esos valores comunitarios, se 
viven las relaciones de cercanía con notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a partir del sentido de un “noso-
tros” barrial. Ojalá pudiera vivirse esto también entre países cercanos, que sean capaces de construir una vecindad 
cordial entre sus pueblos. Pero las visiones individualistas se traducen en las relaciones entre países. El riesgo de 
vivir cuidándonos unos de otros, viendo a los demás como competidores o enemigos peligrosos, se traslada a la 
relación con los pueblos de la región. Quizás fuimos educados en ese miedo y en esa desconfianza.
Papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, 2020.
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palabras. Por eso San Francisco declaraba: “Feliz a quien 
ame al otro, tanto a su hermano cuando está lejos de él 
como cuando está junto a él” (FT §1).
En el capítulo cuarto, intitulado “Un corazón abierto 
al mundo entero”, se enfatiza en ese amor al hermano, a 
la hermana que va más allá de la cercanía física y tam-
bién más allá de las fronteras materiales e ideológicas. 
Afirmar por tanto la hermandad y si esa hermandad se 
concretiza entonces nos interpela y desafía a reaccionar 
ante la situación de las personas migrantes, por ejemplo. 
El Papa retoma una de las preocupaciones que han estado 
y están muy presentes en su pontificado y que menciona 
desde el capítulo primero de esta encíclica (FT §37-41). 
Se trata del prójimo como migrante. Ante estas personas 
migrantes que llegan a nuestro país1, esa apertura de 
corazón se puede mostrar a través de cuatro verbos que 
el Papa Francisco nos propone tener en cuenta: acoger, 
proteger, promover e integrar con el fin de “construir 
ciudades y países que, al tiempo que conservan sus res-
pectivas identidades culturales y religiosas, estén abiertos 
a las diferencias y sepan cómo valorarlas en nombre de 
la fraternidad humana” (FT §129).
Lo que se propone son acciones desde abajo, en 
contraposición a los programas de asistencia social que 
se establecen desde arriba. Se trata de reaccionar y de 
caminar juntos actuando desde estas cuatro maneras en 
un contexto que por una parte mantenga su identidad 
cultural y religiosa pero que no se cierre, sino que se 
abra a las diferencias, teniendo presente la fraternidad 
humana. Así va cobrando sentido el título del capítulo: 
un corazón que se abre al otro, a la otra, al diferente, sin 
importar a qué cultura o a qué religión pertenece. Esto 
@ commons.wikimedia.org
157. La pretensión de instalar el populismo como clave de lectura de la realidad social, tiene otra debilidad: que ig-
nora la legitimidad de la noción de pueblo. El intento por hacer desaparecer del lenguaje esta categoría podría llevar 
a eliminar la misma palabra “democracia” –es decir: el “gobierno del pueblo”–. No obstante, si no se quiere afirmar 
que la sociedad es más que la mera suma de los individuos, se necesita la palabra “pueblo”. La realidad es que hay 
fenómenos sociales que articulan a las mayorías, que existen megatendencias y búsquedas comunitarias. Tam-
bién que se puede pensar en objetivos comunes, más allá de las diferencias, para conformar un proyecto común. 
Finalmente, que es muy difícil proyectar algo grande a largo plazo si no se logra que eso se convierta en un sueño 
colectivo. Todo esto se encuentra expresado en el sustantivo “pueblo” y en el adjetivo “popular”. Si no se incluyen –
junto con una sólida crítica a la demagogia– se estaría renunciando a un aspecto fundamental de la realidad social.
Papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, 2020.
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es importante, pues esta encíclica inspirada en Fran-
cisco de Asís nos recuerda de él su amor sin fronteras 
al buscar encontrarse con el Sultán Malik-el-Kamil en 
Egipto: una persona de otra cultura y de una religión 
distinta a la suya. Asimismo, el Papa se ha sentido 
inspirado por él como estimulado por su encuentro 
con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb con quien firmó 
un documento sobre la fraternidad humana por la paz2.
En este sentido se nos invita a que a través de estas 
cuatro acciones se tenga también un diálogo intercultural, 
así como un diálogo interreligioso que lleve a realizar 
acciones comunes y concretas. Por eso la hermandad que 
se busca construir no es uniforme, es una fraternidad 
diferenciada y plural y ahí se encuentra su riqueza, pues 
cada persona tendrá valores y propuestas que aportar 
desde su cultura y desde su religión en la construcción 
de la ciudad, el país o la región donde se encuentre. 
De esta forma la cultura y las culturas de un lugar se 
enriquecen, dinamizan, se mantienen vivas y se evita 
la “esclerosis cultural”.
Frente a las personas migrantes3 que llegan es-
capando de fuertes crisis humanitarias, se exponen 
algunas respuestas muy concretas: como simplificar 
la concesión de visas, “abrir corredores humanitarios 
para los refugiados más vulnerables, ofrecer un aloja-
miento adecuado… garantizar la seguridad personal… 
proteger a los menores de edad… garantizar la libertad 
religiosa”4, entre otras. Estas reacciones y otras más 
que se contemplan necesarias hay que ofrecerlas a 
quienes vienen y pasan por nuestro país, pues ya no 
son solamente quienes van buscando mejores con-
diciones de vida, sino que lamentablemente encon-
tramos mujeres, hombres, niñas y niños que vienen 
escapando de la violencia a la que se enfrentan en 
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159. Hay líderes populares capacesde interpretar el sentir de un pueblo, su dinámica cultural y las grandes ten-
dencias de una sociedad. El servicio que prestan, aglutinando y conduciendo, puede ser la base para un proyecto 
duradero de transformación y crecimiento, que implica también la capacidad de ceder lugar a otros en pos del 
bien común. Pero deriva en insano populismo cuando se convierte en la habilidad de alguien para cautivar en 
orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo, con cualquier signo ideológico, al servicio de su 
proyecto personal y de su perpetuación en el poder. Otras veces busca sumar popularidad exacerbando las incli-
naciones más bajas y egoístas de algunos sectores de la población. Esto se agrava cuando se convierte, con formas 
groseras o sutiles, en un avasallamiento de las instituciones y de la legalidad.
Papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, 2020.
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sus países y lo menos que puede pasarles es encontrar 
nuevamente violencia a su paso con corredores de la 
muerte. Lo mismo aplica para nuestros connacionales 
que se ven obligados a desplazarse.
En esta búsqueda de la hermandad contribuye a su 
favor el comprometerse a aplicar el concepto de “plena 
ciudadanía” a quienes llegan y participan “del tejido so-
cial”. Este concepto se basa en la “igualdad de derechos 
y deberes bajo cuya protección todos disfrutan de la 
justicia” (FT §131). Se subraya que sea plena ciudadanía 
y evitar el uso de minorías cuando este término se uti-
liza de manera peyorativa y discriminatoria. La plena 
ciudadanía busca garantizar que, al ciudadano, a la 
ciudadana no se le considere ajeno o como ciudadano 
o ciudadana de segunda, y se le discrimine, sino que 
goce plenamente de esa igualdad de derechos religiosos 
y civiles. Si bien aquí se refiere a migrantes, nos debe 
hacer pensar y cuestionar en el trato que damos en 
nuestro país a sectores, grupos y colectivos vulnerables 
que sufren discriminación, hostilidad y rechazo.
Para quien cree en el Evangelio, acoger con amor y 
de forma gratuita a la persona diferente cobra sentido 
desde las palabras de Jesús: “Fui forastero y me recibie-
ron” (Mt 25,35). Jesús podía decir esas palabras porque 
tenía un corazón abierto que hacía suyos los dramas de 
los demás” (FT §84). Ante esto me surge una pregunta: 
¿Qué tan abierto al mundo está el corazón del seguidor, 
la seguidora de Jesús, para acoger a las personas dife-
rentes, para promover la igualdad y la hermandad entre 
todos y todas?
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161. Otra expresión de la degradación de un liderazgo popular es el inmediatismo. Se responde a exigencias 
populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que 
genere a las personas los recursos para su propio desarrollo, para que puedan sostener su vida con su esfuerzo 
y su creatividad. En esta línea dije claramente que “estoy lejos de proponer un populismo irresponsable”. Por 
una parte, la superación de la inequidad supone el desarrollo económico, aprovechando las posibilidades de 
cada región y asegurando así una equidad sustentable. Por otra parte, “los planes asistenciales, que atienden 
ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras”.
Papa Francisco, Carta Encíclica Fratelli tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, 2020.
1 Para un acercamiento sobre la situación de los migrantes por México, remito al número 69 de la revista 
IBERO: México: Origen, paso y destino de migrantes, agosto-septiembre de 2020.
2 Documento sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común, Abu Dabi (4 de 
febrero de 2019).
3 Ver nota 1.
4 “Incrementar y simplificar la concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado y comunitario, 
abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer un alojamiento adecuado y 
decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada 
asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad, un 
acceso equitativo a la justicia, la posibilidad de abrir cuentas bancarias y la garantía de lo básico para 
la subsistencia vital, darles libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar, proteger a los menores 
de edad y asegurarles el acceso regular a la educación, prever programas de custodia temporal o de 
acogida, garantizar la libertad religiosa, promover su inserción social, favorecer la reagrupación familiar y 
preparar a las comunidades locales para los procesos integrativos” (FT §130). Cada una de estas respuestas 
merecería una reflexión profunda que implica tanto a las comunidades religiosas, la sociedad civil, las 
organizaciones no gubernamentales y la voluntad política de los Estados.

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