Logo Studenta

Marian Durao y Hugo Hirsch - Psicoterapia Online Qué es y cómo se practica

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

PSICOTERAPIA ONLINE
QUÉ ES Y CÓMO SE PRACTICA
Hugo Hirsch / Marian Durao
PSICOTERAPIA ONLINE
QUÉ ES Y CÓMO SE PRACTICA
Hugo Hirsch / Marian Durao
Autores: María A. Durao - Hugo Teodoro Hirsch.
Psicoterapia online : qué es y cómo se practica - 1a ed . - 
San Isidro : María A. Durao, 2020. 
152 páginas; 21x14,85 cm. -
Libro digital, Amazon Kindle
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-86-4761-6
1. Psicoterapia. 2. Tecnología Digital. 3. Salud Mental. 
I. Hirsch, Hugo Teodoro, II. Título.
CDD 616.89140285
Edición: Gaspar Segafredo 
Arte de tapa: Sebastián Sánchez - www.cuatrotercios.com
Diseño y maquetación: Sebastián Sánchez
Coordinación: Mercedes Castronovo
 
© 2020, María A. Durao y Hugo T. Hirsch
1ª edición
Editado por Centro Privado de Psicoterapias
Av. del Libertador 6049 1ºA - C1428ARD 
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina.
Teléfono: (+54 11) 4788-9600
info@cpp.com.ar
Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723. 
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser 
reproducida sin permiso escrito de los autores.
Hugo Hirsch:
Agradezco a todos los profesionales que nos han ayudado y nos siguen 
ayudando a aprender; en particular a Luciano Asiain, Antonela Blanco, 
Eunice Correa, Gastón Cabrera, Mercedes Castronovo, Laura Macías, Sole-
dad Macías, Guadalupe Pérez Cano, Alejandra Politis y Lucía Santángelo.
Marian Durao:
A las personas que enriquecieron estas páginas con su generosidad y 
experiencia profesional, gracias: Mercedes Castronovo, Gaspar Sega-
fredo, Mariana Maristany, Pilar Arana, Victoria Miguens, Michelle Caba-
bie, Gabriel Castellá, Javier Labourt, Javier Nanni, Ramiro Aguirre, el 
equipo de Eje Norte, y, especialmente, Héctor Fernández-Álvarez y Diana 
Kirszman por su constante e incondicional apoyo.
ÍNDICE
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO 1: 
MUNDO ACTUAL, PSICOTERAPIA Y TECNOLOGÍA
CAPÍTULO 2: 
PARA QUIÉN ES EFECTIVA LA TERAPIA ONLINE
CAPÍTULO 3: 
ALIANZA TERAPÉUTICA EN CONTEXTO VIRTUAL
CAPÍTULO 4: 
BUENAS PRÁCTICAS: E-ENCUADRE Y MARCO ÉTICO-LEGAL
CAPÍTULO 5: 
EVALUACIÓN PSICOLÓGICA ONLINE
EPÍLOGO
7
14
19
36
63
87
117
139
6
SOBRE LOS AUTORES
HUGO HIRSCH
 
Psicólogo especializado en resolución breve de problemas. Reside 
en Buenos Aires, Argentina, donde se desempeña como Socio 
Director del Centro Privado de Psicoterapias, una organización 
dedicada a proveer programas de asistencia en salud mental a 
grandes poblaciones. También es Socio Director de EAP Latina, 
empresa que atiende a Programas de Ayuda al Empleado en Amé-
rica Latina. Ha sido presidente fundador de ASIBA, Sociedad Sisté-
mica de Buenos Aires. Es coautor de los libros: Cómo equivocarse 
menos en psicoterapia y Estrategias psicoterapéuticas instituciona-
les, la organización del cambio. 
MARIAN DURAO
 
Doctora en Psicología con mención en Neurociencias, Cognitiva 
y Sistémica (Universidad de Flores). Magíster con especializa-
ción en Trastornos Emocionales, de Personalidad y Alimentarios 
(Universidad de Valencia, España). Psicoterapeuta privada, reside 
entre Argentina y Estados Unidos. Profesora de “Uso de nuevas 
tecnologías en la práctica de la psicoterapia” en la Diplomatura en 
Psicoterapias Efectivas Basadas en la Evidencia e Investigadora en 
la Facultad de Psicología de la Universidad de Flores. Coautora del 
libro Tratamientos eficaces en Terapia Integrativa (con pacientes 
complejos). Expositora en congresos nacionales e internacionales 
sobre psicoterapia online.
7
PRÓLOGO
NUEVOS CANALES DE ENCUENTRO
Por Marian Durao
Comencé a atender pacientes a través de videollamadas cuando 
alguien a quien estaba atendiendo cara a cara en mi consultorio 
planteó que al poco tiempo se iría a vivir al exterior. María tenía 32 
años cuando inició su terapia presencial, a raíz del temor que le 
causaba la mirada de los otros. Este malestar había incrementado 
desde que daba clases en la universidad, y ponía en jaque su vida 
laboral. Sentía angustia y podía describir todas las reacciones 
emocionales (miedo al ridículo, temor a equivocarse, etc.) y físi-
cas (sonrojarse, dificultad para hablar, etc.) que ella sufría y pare-
cían asociadas a la idea de juicios negativos de los demás sobre su 
desempeño. Estábamos trabajando con muy buenos resultados 
su ansiedad social: los objetivos y las tareas que se habían acor-
dado en la terapia se estaban cumpliendo y esto se reflejaba en su 
alivio sintomático. Cuando le surgió la posibilidad de hacer una 
maestría en París, María me planteó que quería seguir el trata-
miento a distancia. 
Dos meses antes de que se fuera a estudiar a París dejamos las 
sesiones presenciales y comenzamos a encontrarnos a través de 
la pantalla de la computadora. Reconozco que desde un primer 
momento viví la situación naturalmente. Desde siempre me inte-
resó el desarrollo y el uso de la tecnología. Ya en ese momento me 
gustaba descubrir aplicaciones para meditar, grabar notas de voz 
como ayuda memoria de ideas, o encontrar distintas formas de 
comunicarme a través del celular y la computadora con mi hijo, 
que vive en Estados Unidos desde hace años.
8
Al finalizar mi maestría de la Universidad de Valencia en Tras-
tornos de Personalidad y Trastornos Emocionales, intenté traba-
jar con este tipo de problemas incorporando ciertas aplicaciones 
con algunos pacientes. Los aportes y la incorporación de Tecno-
logías de la Información y la Comunicación (TICs) al campo de 
los tratamientos psicológicos han avanzado notablemente en 
los últimos años. La realidad virtual, los tratamientos a través de 
videollamadas o terapia por chat y la realidad aumentada, son 
solo algunas de las opciones que reflejan la integración entre tec-
nología y salud mental en las últimas tres décadas. La psicología 
clínica se ha visto particularmente influenciada y transformada 
por estos avances tecnológicos. 
Retomando el tema de mi primera e-paciente y del plan de 
“ensayar” la continuación del tratamiento una vez que estuviera 
en París, me sorprendió que ella se sintiera cómoda y que, con-
siderando el tiempo de traslado entre su casa y mi consultorio, 
se preguntara cómo no lo habíamos implementado antes. El tra-
tamiento de María continuó desarrollándose de manera efectiva 
según los objetivos y las tareas que nos habíamos propuesto.
Otra experiencia interesante en relación a cómo el número de 
e-pacientes en mi agenda semanal fue incrementando, es el caso 
de Tini. Unos años atrás habíamos iniciado y concluido su trata-
miento en Buenos Aires. La terapia había sido efectiva: se habían 
alcanzado los objetivos propuestos. Tiempo después, Tini se mudó 
al Reino Unido y me contactó para trabajar ciertas dificultades vin-
culares, en una relación de pareja con alguien perteneciente a otra 
cultura. Si bien había considerado iniciar un tratamiento cara a 
cara en el lugar donde vivía, se enfrentó a las dificultades propias 
de comenzar un nuevo proceso de psicoterapia con un profesio-
nal que hablaba un idioma diferente, pertenecía a otra cultura y 
9
cobraba honorarios más altos a los que acostumbraba pagar en su 
país. Estos motivos, sumados a la valoración positiva que tenía del 
tratamiento que habíamos llevado a cabo anteriormente, posibi-
litaron una segunda parte de la terapia a través de videollamada.
Con el correr del tiempo, estos primeros e-pacientes comenza-
ron a derivarme a personas que buscaban iniciar tratamientos con 
características similares a los que estábamos llevando adelante 
con ellos. Este fue el caso de Jazmín, una paciente con quien ini-
ciamos y concluimos un tratamiento muy efectivo en relación a un 
trastorno de ansiedad, que le causaba un gran malestar subjetivo 
y la incapacitaba en sus relaciones interpersonales. No conocí a 
Jazmín fuera del entorno virtual. Ella fue la primera de muchos tra-
tamientos realizados de esta manera. 
Con el tiempo y acorde a la complejidad de algunos pacientes,trabajamos con la Dra. Mariana Maristany de la Fundación Aiglé, 
quien llevó adelante evaluaciones psicológicas online que se suma-
ban al diseño de tratamiento. Según la demanda del paciente, en 
algunos casos fue necesario incluir consultas con otros profesio-
nales (por ejemplo, nutricionista). Asimismo, junto con los inves-
tigadores Etchezahar, Ungaretti y Genise, diseñamos la ESGO: test 
de propiedades psicométricas de la Escala de Síntomas Globales 
Online, publicado y utilizado en diversos países.
Al mismo tiempo, inicié mi doctorado y decidí que mi tesis doc-
toral se basaría en entender más sobre la terapia realizada a través 
de internet. Partía de la experiencia de haber atendido ya a dece-
nas de pacientes con este formato alrededor del mundo. 
A lo largo de estos años pude darme cuenta de que la incor-
poración de herramientas tecnológicas está cambiando la vida de 
muchas personas en general, de terapeutas y de pacientes en par-
ticular. Las videollamadas, las tareas intersesión llevadas a cabo 
10
a través de notas de voz, los mensajes de texto, son solo algunas 
de las expresiones tecnológicas que nos acompañan diariamente a 
mis pacientes y a mí, en el camino de alivio del malestar que reco-
rremos juntos.
Por otra parte, es probable que los profesionales de la salud 
mental nos enfrentemos a nuevas dimensiones de la psicopatolo-
gía, debido a la sobreexposición o falta de regulación de la tecno-
logía en nuestras vidas. Así como en algunos aspectos los avances 
en los dispositivos y la conectividad pueden beneficiar a muchos, 
en otros casos pueden conllevar consecuencias negativas. En el 
futuro puede suceder que estas nuevas dimensiones se encuen-
tren plasmadas en los manuales psiquiátricos y haya especializa-
ciones y formación para los terapeutas que estén interesados en 
trabajar con este tipo de formatos y dispositivos. Sin duda, las nue-
vas generaciones de terapeutas se verán atravesados aún más por 
desarrollos y posibilidades que brinde la proliferación tecnológica. 
Entretanto queremos sumar el aporte preliminar que cada uno 
de nosotros ha realizado por su parte. 
11
EFICIENCIA DE LA TECNOLOGÍA EN PSICOTERAPIA
Por Hugo Hirsch
Llegué a la terapia por videoconferencia por un camino diferente al 
de Marian. Como director del Centro Privado de Psicoterapias, tra-
bajo desde hace más de 40 años formando terapeutas en un enfo-
que sistémico estratégico. La supervisión con el uso de cámara de 
Gesell y grabaciones de audio y video es fundamental en este tipo 
de encuadre. Se podría decir, incluso, que esta orientación nació 
asociada al uso de tecnología. Por ello, a lo largo de estos 40 años, 
fuimos incorporando naturalmente herramientas tecnológicas.
La primera de estas incorporaciones fue la historia clínica 
informatizada, sesión por sesión, que permite sistematizar el 
registro de forma más ordenada, y cumplir así con la evaluación 
de las intervenciones y de sus resultados en el proceso terapéutico. 
Luego, en parte por casualidad y en parte por necesidad, comen-
zamos con las supervisiones en vivo a distancia. El terapeuta se 
conecta desde su celular o computadora con el equipo que debe 
supervisar, cuyos miembros pueden estar en el mismo lugar o dis-
tanciados geográficamente. La cámara y el micrófono se posicio-
nan para que se transmita la sesión en vivo. En el transcurso de la 
sesión, el equipo puede intervenir llamando, del mismo modo que 
en la ya tradicional cámara de Gesell. Los miembros del equipo 
terapéutico se encuentran comunicados y reunidos de manera 
sincrónica y remota. 
Las ventajas son las mismas que la cámara de Gesell: el equipo 
observa desde afuera y ayuda a realizar intervenciones más efec-
tivas. Por otra parte, no es necesario contar con una habitación 
acondicionada con un vidrio de visión unilateral, ni estar todos en 
el mismo lugar físico. 
12
El hecho de que el consultante no tenga que movilizarse para ir 
a un lugar donde lo espera un equipo de profesionales enfocados 
en ayudarlo, podría disminuir el impacto terapéutico positivo que 
de por sí tiene la situación. Sin embargo, más consultantes pue-
den beneficiarse de la supervisión (o de la terapia) con el uso de 
las tecnologías que aquí describimos. Por otra parte, el dispositivo 
facilita la grabación y reutilización de las opiniones y los debates 
del equipo profesional, a favor de otras supervisiones de casos 
similares y de la formación de psicoterapeutas. Esto exige siem-
pre la previa autorización del paciente. El impacto de la novedad 
que implica la supervisión con tecnología favorece la disposición 
de los consultantes a tomar en consideración las opiniones del 
equipo. Uno de los casos de nuestros terapeutas lo ejemplifica: 
una pareja que accedió a ser observada por un grupo de supervi-
sión, a través de una aplicación de videoconferencia. Tras aprobar 
de muy buena gana la propuesta, la pareja mostró mayor dispo-
sición a tomar en cuenta las observaciones del equipo que en la 
etapa anterior del tratamiento.
Estas son consideraciones provisorias que se podrían ir modifi-
cando con la práctica y el paso del tiempo. Después de las supervi-
siones en vivo, comenzamos a incursionar sistemáticamente en el 
campo de la psicoterapia por videollamada. Al dirigir una organiza-
ción corresponde usar el plural. Desde el Centro Privado de Psico-
terapias facilitamos el servicio a grandes poblaciones de prepagas 
u obras sociales. Una manera de dar accesibilidad y proporcionar 
el servicio es brindar atención por videollamada. Empezamos a 
implementarlo con poblaciones alejadas de los grandes centros 
urbanos; con ese objetivo desarrollamos un equipo especializado 
de terapeutas. Esto nos obligó a diseñar un protocolo que aten-
diera principalmente a las cuestiones de seguridad y confidencia-
13
lidad de los consultantes, para mantener intacta su confianza en 
el proceso terapéutico. Entre otras cuestiones, esto implica el uso 
de plataformas que respeten ciertas normas, la verificación de la 
identidad del paciente, que este pueda estar en un lugar privado y 
que la conversación no pueda ser oída ni registrada por terceros. 
Hoy en día la psicoterapia por videollamada en tiempo real se 
difunde más allá de las poblaciones alejadas, incluso entre perso-
nas que se encuentran en el mismo barrio. Es un nuevo dispositivo 
a reconocer e implementar a conciencia, aunque aún en fase de 
exploración. Este libro es una bitácora que ordena y describe lo 
que Marian y yo hemos estado descubriendo en este terreno des-
conocido de la psicoterapia online.
14
INTRODUCCIÓN
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada 
es equivalente a la magia”. Arthur Clark.
“El espíritu humano debe prevalecer ante 
la tecnología”. Albert Einstein.
El mundo está cambiando a velocidades impensadas. Los pro-
nósticos futurísticos del pasado no pudieron prever el alcance y 
la complejidad de la globalización y la tecnología digital contem-
poránea. Especialmente, respecto a la red en la que estamos vir-
tualmente conectados veinticuatro horas al día y de su impacto en 
nuestra cotidianidad; trabajo, vínculos afectivos y sociales, distrac-
ciones, y tantos otros ámbitos vitales. 
La interconexión en línea modifica no solo la forma práctica 
de hacer las cosas, como puede ser la de hacer compras desde 
el celular, hacer home office o realizar un trámite de una par-
tida de nacimiento a través de la página del ente gubernamental 
correspondiente. También transforma la propia vinculación con 
la realidad; algo se modifica en nuestra forma de ser y en nuestra 
forma de relacionarnos con el mundo. La tecnología se plantea 
como una extensión de uno mismo. Por ejemplo, la posibilidad 
15
de relacionarse virtualmente con un ser querido que vive en otro 
país a través de videollamada, incluye a la tecnología en la cons-
trucción y actualización afectivo-emocional de esa relación.En 
este sentido, es importante tener en cuenta lo dicho por Eins-
tein, respecto a que la tecnología no ha de estar por encima de 
nuestra humanidad, sino al contrario. En este sentido, el desafío 
es la constante humanización de la tecnología. Pensar y accio-
nar la tecnología como un medio, para facilitar el fin del vínculo 
humano. Este objetivo es el que nos proponemos aquí respecto a 
la psicoterapia y su integración tecnológica.
Como ocurre con tantas otras disciplinas, la psicoterapia tam-
bién es tocada y transformada por las nuevas dinámicas. Es así que 
prolifera y se difunde cada vez más la modalidad de psicoterapia 
online. En el contexto actual de globalización y virtualización de 
las prácticas humanas, la psicoterapia online es tanto una posibi-
lidad como una necesidad. La eligen varias personas por distintas 
circunstancias, como la comodidad en caso de quien tiene una 
agenda muy ajustada o la afinidad cultura de un expatriado con 
un terapeuta de su país de origen. Sin embargo, en algunos casos 
se vuelve una necesidad. Como ocurre durante la pandemia por 
el coronavirus vivida en 2020 y la cuarentena mundial a la que ese 
peligroso microorganismo nos ha obligado. 
La gran interconexión global, que no solo es virtual, sino cor-
pórea, económica, cultural y social, ha traído problemáticas trans-
nacionales que exceden las fronteras. Entre otras, las catástrofes 
ambientales, las crisis financieras y las pandemias que la huma-
nidad provoca y sufre. La psicoterapia online se volvió una nece-
sidad en muchos sentidos. En el caso de la mencionada pande-
mia por el coronavirus covid-19, el aislamiento obligatorio de la 
gente implicó la imposibilidad de traslado y el distanciamiento 
16
social, por lo que la continuidad de toda terapia presencial exigió 
su adecuación al dispositivo virtual. Por otro lado, el aislamiento 
y el corte en el andamiaje del mundo y en la cotidianidad de las 
personas, produjo una gran crisis colectiva que repercutió indivi-
dualmente en la estabilidad emocional de muchos. 
 El nuevo contexto global y vincular nos llama a los psicotera-
peutas a repensar formas y dispositivos, a sumar de manera con-
creta y sistemática a la tecnología en nuestra práctica. La propia 
experiencia clínica de los últimos años nos ha permitido ir descu-
briendo posibilidades en esta incorporación de herramientas tec-
nológicas. Los instrumentos actuales permiten aumentar la trans-
misión de la información de manera sencilla. Estos se encuentran 
al alcance del público y de los psicoterapeutas, sin exigir más 
conocimiento tecnológico que el requerido por el uso cotidiano de 
teléfonos móviles, tablets, computadoras portátiles y de escritorio.
La tecnología ha tenido un rol importante en los cambios y el 
desarrollo de la psicoterapia, a lo largo de sus poco más de cien 
años de edad. Más allá del diálogo que sigue siendo el núcleo de 
la terapia desde Freud hasta nuestros días, la incorporación de 
recursos como la filmación, la conexión a distancia, la incorpora-
ción de opiniones de otras personas, los mensajes de chat, la uti-
lización de aplicaciones, permitió abrir nuevas dimensiones a la 
práctica clínica. Entre los ejemplos está la grabación de sesiones 
para su posterior supervisión y análisis minucioso de intervencio-
nes, con el fin de evaluar y mejorar su efectividad. También el uso 
de realidad virtual para el tratamiento de fobias en la potenciación 
de la técnica de la desensibilización sistemática. Finalmente, las 
sesiones por videollamada en tiempo real. Esto crea diferencias 
sutiles en el tratamiento psicológico, que todavía no estamos en 
condiciones de comprender ni de aprovechar totalmente. 
17
Son varios los interrogantes que surgen. ¿La psicoterapia 
online es igual de efectiva que la psicoterapia presencial? ¿Hay 
problemáticas no abordables por esta modalidad remota? ¿Hay 
problemáticas que sería recomendable abordar específicamente 
desde la psicoterapia online? ¿Debiera incluirse como una moda-
lidad complementaria de la psicoterapia presencial, o es una 
forma de tratamiento independiente? ¿Cuáles son las prácticas 
que puede adoptar el terapeuta para optimizar la dinámica tera-
péutica online?
Este libro explora respuestas posibles a esas preguntas fun-
damentales, sin olvidar el eje de la psicoterapia. Este refiere al 
encuentro de dos o más personas: uno/s que buscan ayuda para 
resolver y aliviar una condición o situación que les implica sufri-
miento; y, otro, que cuenta con las herramientas psicológicas para 
aliviar ese malestar y favorecer el desarrollo subjetivo de quie-
nes asiste. La incorporación de tecnología, lejos de ser un nuevo 
modelo teórico o una nueva escuela psicológica, es una manera 
innovadora y cada vez más usual de facilitar ese encuentro, a través 
de canales y dispositivos a distancia, en tiempo real o de manera 
asincrónica. Seguramente el uso sistemático de estas tecnologías 
dará lugar a datos que permitan nuevas teorías o el refinamiento 
de las actuales. Desde nuestro punto de vista, enfocaremos en la 
terapia online en tiempo real, a través de videollamada, por consi-
derar fundamental mantener la base de la psicoterapia: el encuen-
tro y el vínculo paciente-terapeuta.
Desde ya, el dispositivo online implica ciertos cambios en 
la construcción de la alianza terapéutica, en el encuadre y su 
dinámica. También, el agregado de varios recursos tecnológicos 
para intervenciones y para las tareas que se proponen entre un 
encuentro y el siguiente, con la idea de que el tratamiento sea 
18
un continuo. Asimismo, habrá que plantear las posibilidades y 
limitaciones respecto de las evaluaciones psicológicas y los psi-
codiagnósticos, en el marco de esta modalidad. Y la cuestión fun-
damental de la dimensión ética y legal. La psicoterapia online 
plantea desafíos en este último aspecto que han de ser pensa-
dos: desde qué plataformas utilizar para asegurarse el respeto del 
secreto profesional, hasta la superposición de marcos legales en 
el caso de un espacio terapéutico compartido entre un paciente y 
un terapeuta que residen en países diferentes. Cada uno de estos 
temas será desarrollado en los próximos capítulos.
Esperamos que este libro pueda echar luz sobre estas y otras 
cuestiones, que se hallan en continuo movimiento.
19
De pronto la distancia ha tomado un rol muy particular en nues-
tras vidas. La pandemia por covid-19 la ha puesto en un lugar 
central de nuestra cotidianeidad. Cuando este libro fue pensado 
el contexto era totalmente distinto. Éramos pocos los terapeutas 
que trabajábamos a distancia. Aunque se preveía que el número 
de profesionales aumentaría, nunca imaginamos que la mayoría 
de las personas tendría que trabajar desde sus casas, y continuar o 
iniciar sus tratamientos terapéuticos con el formato online.
Antes de la pandemia, había algunos factores que podían 
predecir el incremento de los tratamientos terapéuticos a dis-
tancia. El paulatino aumento de las consultas médicas generales 
online y la opción que algunas prepagas ofrecían a sus afiliados 
para realizar tratamientos virtuales. Por otra parte, en el caso 
argentino, el éxodo de muchas personas (por ejemplo, la canti-
dad de jóvenes que se ha ido recientemente a Australia en busca 
CAPÍTULO 1
MUNDO ACTUAL, 
PSICOTERAPIA Y TECNOLOGÍA
“Los terapeutas deben convertirse en mejores artesanos. 
Esto no significa ignorar los principios sino aplicarlos de 
forma creativa, consistentemente con las variaciones y per-
mutaciones en las características y problemáticas presen-
tadas por sus pacientes. Si los terapeutas son solo técnicos, 
nunca enfrentarán los problemas complejos que se presen-
tan en la práctica clínica”.  Larry Beutler.
20
de mejores oportunidades) y la conveniencia de los honorarios 
de los terapeutas argentinos, en relación a los honorarios en el 
exterior. También suele ser más fácilhablar de las propias emo-
ciones con alguien que comparte el mismo idioma y cultura. En 
este momento, tanto pacientes como terapeutas, enfrentamos el 
desafío de comunicarnos empáticamente, a través de un moni-
tor. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de tratamientos 
a distancia?
Cuando hablemos de un “tratamiento terapéutico a través de 
videollamada” nos referiremos a un proceso de videoconferencia 
bidireccional, en tiempo real, que permite generar una interacción 
e intercambio entre un profesional de la salud mental (terapeuta, 
analista, etc.)  y un paciente o pacientes (pareja, familia), a través 
de medios tecnológicos que facilitan la captura de información 
(cámara y micrófono), su transporte (entendido como ancho de 
banda, codificadores y decodificadores audiovisuales) y visualiza-
ción (a través de una pantalla/monitor). 
 
Ahora bien, ¿para quién -un tratamiento online- se convierte 
en un recurso valioso? A nuestro criterio:
• Personas con discapacidad física o trastornos físicos y/o men-
tales que le impidan desplazarse al encuentro presencial.
• Pacientes y terapeutas que viven en áreas remotas o lejos de 
las grandes ciudades, donde se encuentran los centros y uni-
versidades que facilitan los mejores tratamientos y la forma-
ción terapéutica más adecuada y actualizada.
• Personas que se encuentran en una situación de vulnerabili-
dad social (con dificultades para trasladarse por irrenunciables 
compromisos laborales y familiares de supervivencia), y, que, 
21
aun así, tienen acceso a internet y dispositivos que faciliten la 
comunicación.
• Personas extranjeras que pueden iniciar o continuar un 
tratamiento psicológico con un terapeuta que comparta su 
misma cultura.
• Personas que viven en pueblos pequeños y prefieren evi-
tar la estigmatización por tratarse con el profesional de salud 
mental de su comunidad, o por trasladarse para visitar a un 
profesional en otro lado.
• Personas cuyas agendas laborales o familiares no les permi-
ten tomar el tiempo de la sesión más el tiempo de traslado al 
consultorio del profesional.
• Terapeutas que puedan acceder al entorno de sus pacien-
tes en beneficio del tratamiento (por ejemplo, con pacientes 
acumuladores).
Lejos de ser exhaustivo, este listado pretende reflejar casos 
donde puede ser beneficioso el encuentro virtual de dos personas 
que están distanciadas geográficamente, pero tienen como meta 
común la conexión empática de sus mentes a favor de un trata-
miento efectivo. Dos pantallas que conectan dos mentes con obje-
tivos específicos en relación a la salud mental.
En el contexto de la pandemia del covid-19 todos nosotros 
podríamos incluirnos en esta lista, ya que nos encontramos impo-
sibilitados de movernos libremente debido a las cuarentenas que 
fueron implementadas en los distintos países del mundo. Estamos 
escribiendo este libro en un momento histórico. Esta pandemia 
ha esparcido sufrimiento, aislamiento, pero también desafíos que 
plantea la experiencia. Sabemos que la combinación de sufri-
miento y aislamiento es peligrosa. Por lo tanto, la situación puede 
22
generar mucho malestar, y así el servicio que pueda brindar un 
psicólogo cobra aún mayor sentido en estas circunstancias. Por 
otro lado, muchas personas que no habían tenido contacto con el 
formato a distancia se han visto obligadas a probarlo, aprenderlo o 
aceptarlo, para poder comunicarse con otros a través de un moni-
tor. Tal vez, las terapias online, comiencen a ganar muchos adep-
tos, a partir de este momento.
Por otra parte, si bien existen referencias plasmadas en artículos 
científicos que describen tratamientos con pacientes que padecen 
esquizofrenia,  bipolaridad y otros trastornos severos, considera-
mos que son casos donde la terapia online debería revisarse con el 
equipo de profesionales intervinientes. ¿Cuáles son los criterios de 
exclusión generales a la hora de tomar un paciente online?
• Pacientes no verbales que se encuentren solos a la hora de 
la comunicación online (no obstante, sabemos de pacientes 
autistas que sí han seguido sus tratamientos acompañados por 
sus cuidadores).
• Pacientes con planificación suicida o riesgo cierto e inminente.
• Pacientes severos (esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, 
bipolaridad, deterioro cognitivo significativo, etc.).
• Pacientes con consumo severo de drogas o alcohol.
Es probable que en el futuro haya nuevos protocolos y tra-
tamientos validados empíricamente, que faciliten la conexión 
online para este tipo de patologías, que podrían definirse como 
graves. De hecho, ya se han comenzado a atender algunas consul-
tas psiquiátricas integrando el formato online, aunque de forma 
controlada y con recaudos especiales. Un ejemplo es el de un 
joven estudiante de intercambio que se presentó a una consulta 
23
en Buenos Aires, por la renovación de recetas psiquiátricas. Al ser 
menor de edad, el psiquiatra lo recibió y realizó una entrevista 
conjunta con los padres conectados por videollamada desde otra 
ciudad. Con el consentimiento de los tres, el psiquiatra sugirió un 
cambio de medicación. Los tratamientos grupales, que son muy 
efectivos para aquellos que se encuentran en la última parte del 
listado de criterios de exclusión, se desarrollan bien en el formato 
online grupal.
Retomando a Beutler, los terapeutas debemos convertirnos en 
mejores artesanos, aplicando de forma creativa las nuevas herra-
mientas. Las variaciones y permutaciones no surgen solamente 
a partir de la demanda de los pacientes, sino también a partir de 
cómo nosotros, artesanos de la mente y de la cura por la palabra, 
podemos ayudar creativamente -apoyados en la evidencia cientí-
fica- a quien padece.
El caso Mila
Mila, una joven argentina de 25 años, se encontraba en Roma 
cuando consultó a una terapeuta online, en enero de 2014. Su 
madre sabía que ella tenía “dificultades con la comida” y consultó 
con una médica especializada en nutrición, que las puso en con-
tacto con la psicoterapeuta. En el primer encuentro, Mila relató 
que era la tercera hermana de cinco hijos de padres divorciados. 
Desde muy chica había sido “la distinta”; esto se agravó por no 
haber estudiado abogacía, ya que la gran mayoría de sus familiares 
eran abogados o escribanos y trabajaban en el estudio que llevaba 
su apellido. Mila había decidido estudiar psicopedagogía, profe-
sión para la cual sentía un auténtico llamado vocacional. Había 
24
realizado una maestría en Estados Unidos con un préstamo fami-
liar que estaba muy preocupada por devolver. 
Estaba en Roma porque allí había conseguido un trabajo que 
implicaba atender a una niña con problemas motrices graves y de 
aprendizaje. Cuando llegó a Italia las condiciones de trabajo dis-
tintas a las acordadas la tomaron por sorpresa. Debía trabajar más 
horas por semana de las planeadas y la familia con la que convi-
vía tenía un trato frío y distante. Toda la situación la llevó a tener 
diariamente sentimientos negativos de frustración. Por otro lado, 
tampoco contaba con una red social y en sus pocos ratos libres 
sentía aburrimiento, angustia y “comía desmedidamente”. Vivía en 
la misma casa que la familia y contaba con una habitación y una 
cocina independiente, que permitía la privacidad necesaria para 
que ocurrieran esos episodios.
Cuando se contactó con la terapeuta a distancia, su demanda 
fue muy clara: sentía mucha ansiedad, tenía atracones (grandes 
cantidades de comida en un lapso corto de tiempo) y luego vomi-
taba. Tenía episodios de llanto, en los que desesperaba y no sabía 
a quién acudir.  En el momento de la consulta, estos atracones 
podían suceder entre cuatro y seis veces por día. Al mismo tiempo 
que comenzó el tratamiento a través de videollamadas, se soli-
citó una consulta, con el mismo tipo de formato, con una doctora 
especializada en trastornos alimentarios. La profesional prescri-
bió, de maneraurgente, ciertos análisis clínicos, que Mila realizó 
en Roma. Los resultados indicaron que la paciente tenía algunos 
valores muy bajos que ponían su vida en riesgo.
Mila refería: “La situación se me fue de las manos y estoy deses-
perada”; “como grandes cantidades de comida cuando estoy abu-
rrida, angustiada o cuando pienso en mi trabajo”; “esto me pasa 
desde hace meses y estoy fuera de control”.
25
Dada la situación, el equipo de profesionales decidió aconse-
jar que la madre fuese a buscarla y que volvieran a la Argentina, 
puesto que el tratamiento requería análisis clínicos frecuentes, 
y, posiblemente, una internación.  Se trabajó con la paciente de 
manera presencial e interdisciplinaria (médica nutricionista, psi-
quiatra, psicóloga individual y psicólogo familiar). El tratamiento 
fue efectivo. Hubo remisión sintomática y se logró la resolución 
de ciertos problemas familiares que estaban muy vinculados a 
su padecimiento. Esta mejoría le permitió volver a Italia un año 
después, tras conseguir un nuevo trabajo con buenas condiciones 
laborales, acompañada de su pareja que estudiaría un posgrado 
en el mismo lugar. La terapeuta trabajó con Mila hasta principios 
del año 2017: ella había logrado superar su trastorno alimentario, 
mejorar algunos de sus problemas familiares y construir un buen 
vínculo de pareja. Entre las dos, estuvieron de acuerdo en consi-
derar que los objetivos del tratamiento se habían cumplido y que 
tendrían contacto en caso de que ella lo necesitara. 
En agosto de 2019, la paciente tomó contacto nuevamente con 
la terapeuta para retomar tratamiento. Por sugerencia de algunos 
amigos, había consultado previamente a una terapeuta argentina 
residente en Milán, ciudad donde Mila vive actualmente junto a 
su pareja. Consideró que trabajar cara a cara podía ser una buena 
idea. Ya en la primera sesión presencial supo que no iba a volver. 
Volvió a contactarse con la primera terapeuta con una demanda 
muy distinta a la anterior: quería trabajar la relación con su novio, 
sus enojos y la poca tolerancia que tenía a ciertas situaciones que 
no resultaban como ella las había pensado. 
En la primera sesión de la segunda etapa del tratamiento dijo, 
entre otras cosas: “No me resultó el encuentro cara a cara con la 
psicóloga de acá, tenía una manera distinta de trabajar”; “nosotras 
26
trabajamos muy bien juntas”; “estoy muy feliz de sentir que retomé 
la terapia”. 
Este caso sirve para ilustrar varios puntos. En la primera 
etapa, la terapia online permitió abordar un caso complejo, que 
incluía un trastorno severo sin red social, en un contexto cultural 
ajeno. Este contacto virtual permitió construir objetivos, a corto y 
mediano plazo, a favor de la desarticulación de un malestar anu-
dado: primero la escucha y la contención aún a la distancia, luego 
los análisis clínicos, la necesidad de acompañamiento y conten-
ción familiar que implicó el regreso a Buenos Aires, y la posterior 
indicación de tratamientos cara a cara con los distintos profesio-
nales involucrados. Todo esto permitió acortar el tiempo de recu-
peración y disminuir el riesgo de vida. Una vez superada la fase de 
riesgo para la paciente, se continuó con el tratamiento a distan-
cia. El intenso vínculo establecido, siguió fortaleciéndose; lo cual 
demuestra que el contexto virtual no disminuye la construcción de 
alianza terapéutica. 
Por otra parte, este caso también permite replantearnos los 
criterios de exclusión en relación a la severidad de los pacientes, 
posibilitando en algunas situaciones la inclusión de la modalidad 
online, de forma más o menos complementaria con la presencial. 
Esto ha de analizarse caso por caso.
Por otro lado, la decisión de la paciente de retomar contacto 
con la terapeuta en 2019, después de haber tenido una sesión pre-
sencial con una profesional argentina en Milán, reafirma la conti-
nuidad y solidez de la alianza terapéutica. Un vínculo erigido en la 
primera parte del tratamiento, cuyos fundamentos se construye-
ron en el comienzo online y fueron reforzados por los resultados 
positivos finales. Los objetivos y las tareas se lograron cumplir a 
través de ese fuerte vínculo interpersonal,  pero también gracias 
27
a la adaptación y facilidad de la paciente para trabajar en el con-
texto online. Ante la nueva problemática ella pudo haber elegido 
alguien de su misma cultura en el formato presencial, pero optó 
por retomar su terapia anterior, mantener el vínculo consolidado 
y utilizar el contexto online con nuevos objetivos. En palabras de 
la paciente: “Si bien ahora me pasan otras cosas, tengo que tra-
bajar otros temas, siento que nos va a ir tan bien como nos fue la 
primera vez”. Este caso ejemplifica a grandes rasgos diversos mati-
ces de la terapia online: criterios de exclusión, alianza terapéutica 
online, su inclusión en un tratamiento interdisciplinario y demás 
variables que se ponen en juego cuando alguien decide comenzar 
o mantener un tratamiento a distancia.
Recorrido histórico
Para entender la situación actual, cabe preguntarse cómo y 
cuándo comenzó esta integración entre psicoterapia y tecnolo-
gía. Para responder a esta pregunta debemos mirar hacia princi-
pios del siglo XX cuando aparecen las primeras incorporaciones 
de la tecnología en el ámbito de la salud mental. Arnold Gesell, 
psicólogo y pediatra estadounidense, funda en 1911 la Yale Cli-
nic of Child Development, institución donde se implementó el 
uso de un ambiente acondicionado como un consultorio o sala, 
en el que una de sus paredes era un espejo de visión unilateral 
que permitía observar de un solo lado. Quienes eran observa-
dos, evaluados y/o tratados no podían ver a los observadores 
que estaban del otro lado. De esta manera fue evaluada y gra-
bada la conducta de cientos de niños en condiciones cuidado-
samente controladas. 
28
En 1953, Charles Fulweiler implementa la Cámara Gesell en 
sus tratamientos psicoterapéuticos e influye profundamente en 
la evolución de las terapias sistémicas. Años más tarde, en 1959, 
se funda en Palo Alto el Mental Research Institute (MRI) con el 
objetivo expreso de estudiar y formalizar un método de terapia 
familiar. El uso de la Cámara Gesell cambia la estructura de la tera-
pia: la supervisión pasa a ser mayormente en vivo, con la ayuda 
del espejo de visión unilateral. Los intercomunicadores (teléfonos 
que conectan ambas partes) facilitaban la comunicación entre 
el terapeuta que se encontraba trabajando con los pacientes y el 
supervisor y el equipo, del otro lado del espejo. Distintas escuelas 
del paradigma sistémico comenzaron a utilizar videos, filmadoras 
y micrófonos con fines terapéuticos y/o didácticos. De esta forma, 
la tecnología se incorporó a la cotidianidad de la práctica clínica y 
la cambió radicalmente, tanto para este modelo teórico como para 
muchos otros que la incorporaron posteriormente. 
Lo fundamental es que, en ese encuentro sincrónico entre los 
profesionales de la salud mental y sus pacientes, se produce la pri-
mera integración masiva entre la psicoterapia y las herramientas 
tecnológicas. Diversos terapeutas alrededor del mundo comien-
zan a utilizar grabaciones y micrófonos como parte de los diseños 
terapéuticos, y se convierten, de este modo, en los precursores de 
la integración actual entre psicoterapia y tecnología. 
La siguiente gran revolución que produce la fusión de tecnolo-
gía con práctica clínica, es la posibilidad de atención a distancia, 
lo que recibe el nombre formal y abarcativo de telesalud. Dentro 
de este mundo complejo, la telepsiquiatría puede considerarse 
pionera en este campo, ya que es la más antigua en lo que refiere 
a la telesalud en general (Richardson y Simpson, 2015).  El prefijo 
“tele” hace referencia a la distancia entre los interlocutores, como 
29
se implementó en el caso del Instituto de Psiquiatría de Nebraska 
en Omaha y el Hospitalestatal Norfolk, donde realizaron el pri-
mer enlace de video interactivo para una consulta en 1964 que 
sorteaba más de cien millas de distancia, a través de un sistema de 
antena similar a la contemporánea televisión por cable. Hasta ese 
momento la psicoterapia se basaba en interacciones cara a cara 
sin la mediación de dispositivos tecnológicos, más que para filmar 
o registrar las sesiones para estudio o supervisión. 
En el auge de la revolución tecnológica, que comienza a prin-
cipio de los años 80, las nuevas tecnologías de comunicación e 
información (TICs) se suman a las áreas de interés de muchos 
clínicos e investigadores provenientes de diversos países y de 
distintas áreas de la salud. Estas nuevas tecnologías cambian el 
paisaje de la cotidianeidad de los seres humanos en general, así 
como el de la salud. Los profesionales de la salud mental incor-
poran desde ese momento, numerosas innovaciones a sus prác-
ticas profesionales, donde la interacción entre el paciente y el 
terapeuta se encuentra mediada por herramientas tecnológicas 
emergentes. Castelnuovo, Gaggioli, Mantovani y Riva (2003) hacen 
referencia a un estudio realizado en 2002 por Norcross, Hedges y 
Prochaska en relación a las tendencias futuras en psicoterapia, el 
cual indicaba, ya en ese momento, que las terapias computariza-
das y el uso de la realidad virtual, se incrementarían sustancial-
mente durante la siguiente década. Un año más tarde, el mismo 
Norcross afirmaba que a medida que la humanidad pasara de la 
era industrial a la era de la información, iban a suscitarse cambios 
que afectarían a la psicoterapia en general, así como a pacientes 
y terapeutas, en particular. A la vez, auguraba que un porcentaje 
cada vez mayor de tratamientos iban a ofrecerse de manera telefó-
nica, o a través de videoconferencias o e-mail terapia.
30
Esto está pasando ahora. ¿Cuáles son las formas más frecuen-
tes? Andersson, Carlbring, Berger, Almlov y Cuijpers (2009) hacen 
una primera distinción posible, en relación a la cantidad y la 
intensidad de contacto con el terapeuta y el apoyo proporcionado 
durante el tratamiento. Estos son los diversos tipos de formatos e 
intervenciones psicológicas implementadas a través de internet:
• Programas de autoayuda que no incluyen contacto con un 
terapeuta durante el tratamiento, que solo utilizan internet 
para guiar y proporcionar información. Según Ruwaard y otros 
autores (2013), esta forma de administración puede ser imple-
mentada a gran escala y se utiliza en la práctica rutinaria con 
propósitos preventivos y terapéuticos. Considera que las inter-
venciones, aunque con efectos pequeños individuales, pueden 
tener un impacto significativo cuando se encuentran disponi-
bles para una gran parte de la población. 
• Programas de autoayuda guiados, en el que la presentación del 
programa de autoayuda basado en internet se combina con un 
mínimo contacto con el terapeuta. Aquí es usual que la comu-
nicación con el paciente esté basada en texto y sea asíncrona, 
es decir, no en tiempo real. El apoyo del terapeuta se manifiesta 
usualmente a través de e-mails, chats, llamadas telefónicas de 
menor duración que en el formato cara a cara. Estos programas 
de autoayuda guiados son más caros y menos accesibles que los 
programas de autoayuda sin contacto. Sin embargo, la asisten-
cia de un profesional aumenta considerablemente la eficacia y 
la adherencia al tratamiento y cada día el mercado incorpora 
nuevas ofertas, con diversos formatos.
• Las psicoterapias basadas en internet: 
(1) basadas en texto y comunicación asincrónica (es decir, 
e-mail terapia), 
31
(2) la comunicación basada en texto, casi en tiempo real (es 
decir, la terapia de chat), 
(3) la comunicación en tiempo real de audio o de vídeo y audio. 
En esta forma de administración el rol del terapeuta no se 
limita solamente a proveer apoyo o ayuda cuando el paciente 
se siente abrumado, sino que tiene el mismo rol que el tera-
peuta convencional que trabaja cara a cara con sus pacientes 
en su consultorio. 
En este libro enfocamos en el último formato mencionado, 
donde la comunicación entre paciente y terapeuta se realiza en 
tiempo real a través de una coordinación simultánea de audio y 
video. Nos lleva a esto la experiencia que hemos tenido como e-te-
rapeutas a través del uso de videollamadas sincrónicas. Asimismo, 
en un plano más profundo, consideramos que esta modalidad 
permite mantener la base vincular de la psicoterapia, tierra fértil 
sobre la que crecen los resultados terapéuticos positivos. A dife-
rencia de las otras modalidades de terapia online, en la psicote-
rapia por videollamada, el encuentro humano sincrónico pacien-
te-terapeuta sigue ocurriendo, aunque mediado por la tecnología. 
Y el principio de que la relación es la principal variable del cambio 
positivo, se mantiene.
Evolución del campo
La psicología clínica ha sido fuertemente influenciada por los 
avances tecnológicos de los últimos 20 años. Actualmente hay 
cada vez más herramientas tecnológicas que proporcionan 
información, recolección de datos y tratamientos para distintos 
32
trastornos o problemas psicológicos: evaluaciones online, foros 
sociales, intervenciones y protocolos en relación a diferentes con-
diciones clínicas. 
Recientemente los teléfonos inteligentes han ampliado el 
alcance y la distribución de dichas herramientas a la vez que ofre-
cen una gran cantidad de aplicaciones para hacer frente a distintos 
trastornos como depresión o ansiedad, entre otros.
Quizás hace algunos años era poco frecuente que los pacientes 
se comunicaran con sus psicólogos o analistas más allá del espacio 
terapéutico. En el modelo psicoanalítico las modificaciones en el 
encuadre podrían ser interpretadas como resistencia por parte del 
paciente. Los horarios eran acordados en sesión y los cambios o 
cancelaciones se llevaban a cabo de manera presencial o por telé-
fono. Hoy en día, las distintas redes sociales de comunicación y 
mensajería facilitan el intercambio de mensajes (mensajes de texto 
y Whatsapp) y éstos han transformado inevitablemente el encua-
dre psicoterapéutico. Es habitual que las agendas de los terapeutas 
sean más dinámicas y que la comunicación entre ambas partes sea 
más flexible.
Con la incorporación de la tecnología, el paisaje de la psi-
coterapia en general se ha modificado más allá del modelo 
teórico. Es habitual que los pacientes aporten material a su 
relato durante la sesión: incorporan notas de voz, mensajes de 
WhatsApp, de texto, fotos y e-mails que otras personas les han 
enviado. Por lo tanto, es usual que los terapeutas nos encontre-
mos con “una tercera persona” dentro del consultorio o incluso 
durante una sesión por videollamada, al escuchar un audio que 
le han enviado al paciente y que este desea compartir, o, incluso, 
un intercambio de audios en el que el paciente interactúa con 
otra persona.
33
Asimismo, es posible que durante la sesión el paciente mues-
tre fotos, chats o historias que le han disparado distintas emo-
ciones y que pueden ser el foco de su malestar o bienestar. Esto 
comporta un cambio importante en la dinámica del intercambio 
terapéutico, respecto a las representaciones que el terapeuta tiene 
de los otros significativos del consultante y de su entorno. Hasta 
hace poco tiempo los terapeutas construíamos representaciones 
icónicas sobre los otros significativos y el entorno del consultante, 
mientras que ahora esas representaciones se pueden sustituir o 
complementar por la imagen y el sonido real (canalizado por la 
tecnología digital) del entorno del paciente y de quienes lo acom-
pañan. Paradójicamente, en este aspecto pasamos de lo “contado” 
a lo “presenciado”. Este es un nuevo mundo cuyas implicancias 
tardaremos en comprender.
Los tratamientos terapéuticos a través de videollamadas y de 
otras modalidades tecnológicas online, se están convirtiendoen 
un método usual de acceso a la psicoterapia y a otros servicios de 
salud mental. El desarrollo de la Terapia Cognitivo Conductual 
a través de Internet (ICBT), guiada por un terapeuta, demostró 
su efectividad para una amplia gama de trastornos psicológicos. 
Los estudios comparativos directos sugieren que la ICBT tiende 
a ser tan efectiva como la Terapia Cognitiva Conductual (TCC) 
cara a cara.
En relación a la escasez actual de estudios de envergadura que 
faciliten información concreta respecto a las canales y herramien-
tas de la terapia online, es importante señalar que los terapeutas 
han de seleccionar las aplicaciones que sean compatibles con el 
respeto de la privacidad que regulan las normas HIPAA (Health 
Insurance Portability and Accountability Act de Estados Unidos; 
referencia internacional en el tema). Las aplicaciones cambian 
34
periódicamente, por lo que es conveniente revisar la situación 
actual al respecto. Este punto será desarrollado en el capítulo de 
buenas prácticas. 
En los últimos años surgieron en Estados Unidos y Europa 
empresas como Breakthrough, TalkSpace, WeCounsel, Lantern y 
Plus Guidance, entre otras, que ofrecen sistemas para que paciente 
y psicólogo puedan llevar a cabo tratamientos online a través de 
videollamadas o terapia por chat. Es un sector con pocos años de 
recorrido y en pleno crecimiento, que es utilizado por miles de psi-
coterapeutas y pacientes, y que ha acumulado una inversión agre-
gada de más de 50 millones de dólares; solamente en la plataforma 
de TalkSpace trabajan más de 1000 terapeutas.
En el presente se pueden realizar videollamadas desde cualquier 
computadora, celular o tablet, además de cualquier dispositivo con 
Android o IOS. Para asegurar una buena calidad de llamada, se 
necesita una conexión a internet estándar de al menos un mega (1 
Mbps). Si bien hay grandes avances, y los usuarios podemos formar-
nos en el tema de manera relativamente sencilla, la terapia a través 
de videollamadas podría ganar más adeptos al mejorar las condicio-
nes de calidad técnica y de seguridad respecto a la confidencialidad.
En este capítulo hemos planteado la habilidad de los terapeu-
tas y los pacientes para adaptarse al contexto tecnológico actual, 
y a las nuevas maneras de conexión interpersonal que posibilita. 
La conectividad y la globalización atraviesan y transforman nues-
tras vidas, y, por ende, también los tratamientos de salud mental. 
Muchas personas son beneficiadas por estos avances en diferen-
tes circunstancias. Un buen ejemplo, fuera del contexto terapéu-
tico, es el de la educación a distancia, que posibilita la continuidad 
escolar y universitaria de estudiantes (niños, adolescentes y adul-
tos), más allá de la clase presencial. 
35
El mundo ha cambiado. Se suma también el difundido hori-
zonte en la mayoría de nuestros estados democráticos de siste-
mas de salud mental inclusivos, que en el tratamiento a distan-
cia podría hallar una herramienta de enorme potencial masivo y 
democratizante. A través del libro, expondremos distintos casos 
clínicos y experiencias que demuestran que la efectividad de los 
tratamientos es posible a través de una pantalla. Los terapeutas 
tenemos el deber de ser conscientes de estos cambios en movi-
miento y de actualizarnos y formarnos, para optimizar la conexión 
con la experiencia de malestar del paciente. Y sumar los nuevos 
medios disponibles para aliviar el sufrimiento y favorecer el desa-
rrollo subjetivo del consultante, siempre sobre la base de la rela-
ción humana vincular, más o menos canalizada.
36
CAPÍTULO 2
PARA QUIÉN ES EFECTIVA
LA TERAPIA ONLINE
“Caminante, no hay camino, se hace 
camino al andar”. Antonio Machado.
Ante la realidad vertiginosa y cambiante que vivimos en la actua-
lidad, cabe decir que muchas cosas las estamos aprendiendo 
sobre la marcha. El tema que nos convoca en este capítulo está 
particularmente embebido por esa dinámica, tan bien descrita 
por las palabras del poeta Machado. Sin embargo, en una tarea 
exploratoria y algo arriesgada, intentaremos hallar referencias, 
que puedan funcionar de guías, de cartografías iniciales y apro-
ximadas, cuyos trazos se irán aclarando con el paso del tiempo 
y a través de la recopilación de más experiencias e investigacio-
nes. A partir del camino recorrido, ordenaremos los datos y las 
prácticas clínicas que tenemos a disposición hasta el momento 
acerca de la psicoterapia online y sus beneficiarios; conscientes 
de que, a partir de recientes situaciones inéditas como la pan-
demia por el covid-19, surgirán terrenos impensados frente a 
nuestros ojos.
37
Efectividad e investigación empírica
Durante las primeras dos décadas del siglo XXI, las investigacio-
nes respecto a la efectividad de la psicoterapia por internet han 
incrementado significativamente. En términos generales, han 
demostrado que los tratamientos realizados online tienen una 
efectividad equivalente al clásico formato presencial, en relación a 
los buenos resultados terapéuticos y la satisfacción de los pacien-
tes. Hay distintos meta-análisis que lo confirman (Macías Morón 
y Valero Aguayo, 2018; Andersson, Carlbring, Cuijpers, Riper y 
Hedman, 2014; Andersson y Titov, 2014; Richards y Vigano, 2013; 
Richardson, Frueh, Grubaugh, Egede, Elhai, 2009). En particular, 
se han estudiado las terapias cognitivo-conductuales por internet 
(ICBT, según sus siglas en inglés), en relación al tratamiento de 
trastornos de ansiedad (Hedman, Botella, Berger, 2016), del ánimo 
(Vargas-Nieto, 2017) y de otras problemáticas que no atraviesen 
las fronteras de la gravedad psiquiátrica. 
En general las investigaciones mencionadas, que avalan la 
efectividad de la terapia online, también consideran que falta 
sumar evidencia empírica para terminar de comprender las 
características de este nuevo canal. Asimismo, hay muchas crí-
ticas a la gran diversidad metodológica y la falta de criterios uni-
versales entre las investigaciones de este fenómeno (Proudfoot et 
al., 2011). Esto se relaciona con su novedad, pero también con su 
dinámica cambiante.
Por otra parte, un tema muy debatido ha sido el de la construc-
ción del vínculo paciente-terapeuta a través del formato online, y 
si este posibilita la misma calidad que el construido en sesiones 
presenciales. En síntesis, los estudios más recientes avalan la posi-
bilidad de construir una alianza terapéutica tan efectiva como la 
38
de una terapia presencial, y convertir así ese vínculo en tierra fértil 
para que ocurran los resultados positivos del tratamiento (Probst, 
Berger, Flückiger 2019). Sin embargo, entre el formato cara a cara 
y el encuentro virtual, hay diferencias en el modo de abordar la 
construcción vincular. Por otra parte, hay que marcar también 
diferencias dentro de la categoría de tratamiento por internet. El 
encuentro mediado por videollamada de las personas del tera-
peuta y del consultante es muy distinto al uso de una aplicación 
online de autoayuda, donde el paciente realiza una serie de pasos 
sin interacción humana. En el primero puede haber un genuino 
vínculo Yo-Tú (Buber, 2013) facilitado por la tecnología, mien-
tras que en el segundo no hay vínculo. Si, como afirman varios 
grandes referentes de la psicoterapia, consideramos que lo que 
realmente cura es la relación (Yalom, 2015), la diferencia puede 
ser fundamental. Este tema será desarrollado y analizado en el 
próximo capítulo.
Respecto a las evaluaciones psicológicas se ha considerado su 
aplicación online como un recurso válido para algunas cuestiones, 
pero insuficiente para la aplicación de la totalidad de las mismas, 
especialmente en casos clínicos complejos. El formato híbrido 
sería una buena opción, ya que habría situaciones que podrían 
generar poca confiabilidad en los tests autoadministrados online 
y que exigen inevitablemente la modalidad presencial (Andersson 
y Titov, 2014).Por otra parte, la terapia online tendría algunas ventajas respecto 
de la presencial. Por ejemplo, cierto grado de desinhibición, que 
se ha comprobado genera la comunicación a través de una panta-
lla (Probst et al., 2019). Esto podría ayudar a consultar y comunicar 
problemáticas enquistadas por la vergüenza que siente el paciente 
de revelarlas, como en el caso de Marcos, que se describe más abajo. 
39
Nuestra experiencia clínica ha confirmado muchas de las afir-
maciones presentadas hasta aquí por la investigación científica. 
En la praxis terapéutica y ante pacientes de carne y hueso del otro 
lado de una pantalla, hemos comprendido lo beneficioso que 
resulta la integración entre psicoterapia e internet. En el siguiente 
apartado presentaremos distintos casos que representan las situa-
ciones que encuentran en la psicoterapia online un valor agre-
gado respecto de la terapia presencial; a veces, resulta incluso la 
única opción. Nos referimos a las situaciones mencionadas en el 
primer capítulo: personas con discapacidades físicas que impidan 
el traslado, personas que habitan en zonas remotas, personas con 
agendas laborales ajustadas, personas emigradas que precisan un 
mismo idioma y cultura, etc. 
Para quién es recomendable la terapia online
Personas con discapacidad física o trastornos físicos o mentales que 
impidan desplazarse al encuentro presencial. 
Juan tiene 25 años y consulta porque su madre le pide que haga 
terapia. A los 11 años fue diagnosticado con distrofia muscular. 
Aunque hasta hace seis años Juan podía caminar e incluso jugar 
a la pelota, recientemente tuvo una serie de complicaciones físi-
cas que lo han llevado a tener que utilizar silla de ruedas. A partir 
de esta nueva situación, le resulta difícil salir de la casa, porque 
requiere de mucha energía. Hace un tiempo que siente una angus-
tia creciente y hay días en los que ni siquiera se levanta de la cama. 
En la primera sesión Juan manifiesta desesperanza y falta de 
ánimo incluso para encarar acciones que estarían a su alcance. 
Describe su rutina, que incluye dormir mucho, mirar series y jugar a 
40
la PlayStation; dice que nada lo interesa realmente. Juan se muestra 
muy desganado y sin iniciativa; la última vez que ha decidido hacer 
algo por su cuenta, fue un curso de informática que realizó cua-
tro años atrás. Sin embargo, durante la exploración de recursos la 
terapeuta descubre que a través de un relato que lo guíe, Juan tiene 
particular capacidad para “viajar con su mente”. Ante este descu-
brimiento la terapeuta le propone a Juan un relato antiguo de via-
jes, donde puede identificarse con el protagonista y viajar a través 
de él. Primero lee un relato breve y, en los siguientes encuentros, 
relatos más largos. Una vez que el paciente expresa que “viajar” de 
esta forma mejora su ánimo, la terapeuta le provee más relatos y 
le propone escuchar algunos a través de diferentes aplicaciones, 
como Calm. A partir de ese momento, Juan comienza a buscar 
relatos por sí mismo y a tomarse media hora diaria de vacaciones 
de su inmovilidad.
El objetivo terapéutico es modesto: mejorar el ánimo de Juan, al 
menos por un rato durante el día. Como su malestar se basa en lo 
poco estimulante que le resulta su situación de inmovilidad, el ali-
vio se logra a través de estos viajes virtuales. En este caso, la terapia 
online no solo facilita la atención, dada la dificultad de movilidad 
del paciente, sino que se canaliza a través de una herramienta que 
el joven utilizará como recurso para viajar a su manera. Es decir, la 
virtualidad del proceso terapéutico y su vínculo, se corresponden 
con el recurso hallado.
Hay casos donde la terapia online por inmovilidad física puede 
ser circunstancial, pero de gran importancia en el proceso terapéu-
tico. Gracias a los buenos resultados del tratamiento en curso, Luis 
estaba saliendo de una depresión por la partida de su única hija 
del hogar, la soledad consecuente y la insatisfacción laboral. En 
medio del proceso sufrió una peritonitis, y luego complicaciones 
41
que llevaron a una internación de casi dos meses. La posibilidad 
de continuar con la terapia a través de internet permitió trabajar 
varias cuestiones emocionales que se acentuaron por la crisis de 
salud, y también trabajar una vinculación más funcional con la 
hija, quien lo asistió en el hospital, pero luego continuó viviendo 
sola. Tiempo después se hizo un cierre con resultados muy positi-
vos, que el paciente relaciona particularmente con la efectividad 
del tratamiento en el momento crítico de la internación. Es decir, 
la posibilidad de continuar con la terapia por la vía virtual puede 
ser fundamental en el proceso terapéutico del paciente, especial-
mente cuando la causa de elección de esa nueva modalidad pueda 
ser el material a trabajar.
Pacientes y terapeutas que viven en áreas remotas o lejos de las 
grandes ciudades. 
María vive en una pequeña población cercana a un pozo petro-
lero, con su hijo de dos años y su marido. Consulta por el malestar 
que le genera posponer la búsqueda de un segundo hijo con su 
marido, como consecuencia de temores a los controles médicos. El 
control de la presión le genera mucha ansiedad, ya que teme tener 
la presión alta; y ese nerviosismo termina por elevar su presión. 
Es una clásica profecía autocumplida, donde la persona genera lo 
que teme como resultado del temor mismo.
María perdió un embarazo seis meses atrás. El mismo día en que 
le informaron de esta pérdida, un médico le tomó la presión y ella 
comenzó a sentir ese miedo a ser hipertensa, condición que padece 
su padre. Refiere haber experimentado situaciones de ansiedad en 
distintos momentos de su vida. En principio evitaba las situaciones 
mencionadas, sin embargo, posteriormente las habría podido afron-
tar. No refiere ningún otro problema o estresor, ni con su esposo, ni 
42
con su rol de madre y ama de casa, ni con el hecho de estar viviendo 
lejos de la familia de origen de ambos. Todo esto lo relata durante las 
primeras sesiones del tratamiento online. Esta modalidad es la que 
le permite realizar una terapia, ya que el poblado en el que habita 
no cuenta con profesionales de la salud mental, y la ciudad más cer-
cana se encuentra a cientos de kilómetros.
Durante el tratamiento se quita el foco de la cuestión del 
embarazo, que genera mucha presión en la paciente, y se trabaja 
con la ansiedad en general. Por un lado, se utiliza la técnica de 
exposición progresiva a la situación que genera ansiedad y temor. 
Por el otro, se proponen ejercicios de respiración y relajación, que 
la paciente reconoce como herramientas útiles en el pasado. Los 
recursos tecnológicos online resultan particularmente provecho-
sos en esta situación: se utilizan videos de YouTube donde hay 
personas a las que le toman la presión, para que María pueda 
acercarse a la situación progresivamente; y se proponen distintas 
aplicaciones con ejercicios de respiración para calmar la ansie-
dad. También se comparten videos psicoeducativos acerca del 
síndrome de bata blanca (el aumento de la presión, por los ner-
vios que genera el entorno médico en algunas personas), para que 
María pueda comprender lo que le ocurre, y saber que lo sufren 
también otras personas.
Con el pasar de las sesiones, la paciente refiere una mejoría 
y un alivio del malestar frente a la situación de toma de presión. 
Asimismo, encuentra en los ejercicios de respiración un recurso 
que la calma ante momentos de ansiedad. En conclusión, María 
encuentra en la práctica de los ejercicios y de la exposición progre-
siva realizada online, herramientas para seguir mejorando, hasta 
poder enfrentar la situación de ir al médico a tomarse la presión.
43
Personas extranjeras que pueden iniciar o continuar un trata-
miento psicológico con un terapeuta que comparta su mismo 
idioma y cultura.
Susana es una paciente de 37 añosque se fue a vivir a Seattle 
(EEUU) con su novio, a partir de una oferta laboral de la empresa 
donde él trabaja. Posteriormente se casan, ella consigue su pri-
mer empleo y comienza a insertarse dentro de la vida local. Tiene 
una buena relación con su marido y algunos nuevos amigos de 
la pareja. Su red vincular está compuesta también por su madre, 
abuela, tía y primas con quienes tiene contacto casi diario por 
videollamada. También un hermano dos años mayor y un padre 
con quien siempre ha tenido poco vínculo, aunque maneja una 
relación cordial. Su abuela es una figura muy importante dentro 
del núcleo familiar: tiene carácter fuerte, es protectora y de ideas 
puritanas acerca de la sexualidad, según cuenta la paciente. 
Aunque Susana se maneja de forma fluida con el idioma y 
muchas cosas de la vida en Seattle le resultan cómodas y agra-
dables, ciertas diferencias culturales le resultan difíciles. Previo a 
comenzar el tratamiento por videollamada, por el malestar que le 
producen algunos pensamientos intrusivos ligados a cuestiones 
sexuales, consulta a un psicólogo dentro de su zona. Más allá de 
la idoneidad del profesional, la perspectiva cultural desde la cual 
aborda el tratamiento le resulta incómoda; esto dificulta la cons-
trucción de la necesaria alianza terapéutica. Susana explica que, si 
bien el trato cultural de los estadounidenses es cordial y agradable, 
entiende que no manejan el nivel de transparencia en la expresi-
vidad de las emociones de su cultura de origen. Le resulta espe-
cialmente incómoda la costumbre de solapar en todos los ámbitos 
sociales, emociones negativas y displacenteras. Esta misma situa-
ción dice sentirla, incluso, con el psicólogo tratante. En sus propias 
44
palabras: “Esa compostura, esa forma siempre social y polite de 
tratarse, pero muy superficial para mi forma de ver”. Por momen-
tos esta diferencia cultural la hace sentirse incomprendida. 
Como sabemos, la alianza terapéutica es la variable que mejor 
predice la eficacia del tratamiento. Cuando se interponen barre-
ras culturales, las carencias en la construcción de la relación tera-
péutica pueden ser un obstáculo para el éxito del tratamiento. 
Aunque la paciente no lo sepa desde la teoría, lo percibe intuiti-
vamente. Por ese motivo consulta online con una terapeuta de su 
país de origen. 
El malestar de la paciente se debe a un trastorno obsesivo com-
pulsivo. Los pensamientos intrusivos por los que consulta tienen 
que ver con que si habla con otro hombre podría terminar enga-
ñando a su marido, como si no pudiera controlar la situación. El 
evento desencadenante de estos pensamientos fue un encuentro 
sexual ocasional tras haberse separado de una pareja anterior, que 
le generó intensa culpa y una creencia rígida de que podría volver 
a ocurrir algo similar con su actual marido. Desde ese punto de 
vista, la forma de evitarlo sería no tener contacto con otros hom-
bres y, de esa manera, frenar los pensamientos intrusivos. 
La paciente recibe un tratamiento específico de trastorno 
obsesivo compulsivo, que apunta a la extinción de las conductas 
ritualizadas que funcionan como reaseguro evitativo de los pensa-
mientos intrusivos: evitar contacto visual con hombres, contestar 
con monosílabas a interlocutores masculinos, estar en espacios 
donde no haya hombres, etc. Asimismo, se trabaja en el proyecto 
vital y en la sensación de valía. Durante el tratamiento surge junto 
al marido el proyecto de tener un hijo. Por otra parte, se utilizan 
técnicas como la exposición con prevención de respuestas y min-
dfulness (para ver en perspectiva a los pensamientos y emociones 
45
como fenómenos transitorios). Tras tomar la decisión, Susana 
queda embarazada y halla un equilibrio subjetivo ante distintas 
situaciones de inestabilidad, como un nuevo cambio de residencia 
por cuestiones laborales del marido.
El caso de Susana representa muy bien lo recomendable que 
puede ser para un expatriado la terapia online con un psicólogo cul-
turalmente afín; sin embargo, hay situaciones excepcionales a tener 
en cuenta. Pedro tiene 39 años y se mudó recientemente a Londres, 
tras intentar asentarse sin éxito en varios países. Refiere haberse 
ido de cada uno de ellos ante la primera complicación. Consulta 
porque tiene miedo de volver a fracasar en el actual intento de radi-
carse en Londres y de crear lazos allí. Esto genera algunos interro-
gantes y reflexiones. Por el motivo de consulta, quizá lo recomen-
dable sería que Pedro pudiera iniciar su terapia con un psicólogo 
en Londres. El tema del arraigo/desarraigo es lo que motiva la tera-
pia, y, en estas circunstancias particulares, la terapia online con un 
psicólogo argentino podría favorecer el desarraigo.
Personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social.
Kevin tiene 14 años, es muy tímido e introvertido y sufre violen-
cia verbal y discriminación en la escuela. Los padres consultan a 
partir de algunas crisis de angustia que tuvo y que impidieron su 
asistencia escolar. La familia es de nacionalidad peruana y clase 
trabajadora, emigró a la Argentina en busca de una mejor calidad 
de vida. El aislamiento social, la baja autoestima y los altos niveles 
de angustia de Kevin, generan una luz de alarma en la terapeuta 
que realiza su admisión. La recomendación es iniciar un trata-
miento con urgencia. 
Sin embargo, hay dos grandes obstáculos: los recursos econó-
micos de la familia son escasos, y, cuando no está en la escuela, 
46
Kevin cuida de su hermano menor. Este compromiso de Kevin es 
fundamental para la organización y la supervivencia de la eco-
nomía familiar: su madre es empleada doméstica en una casa de 
familia hasta tarde, y, su padre trabaja de guardia de seguridad 
durante el día. Por este motivo se propone un dispositivo de tera-
pia online. 
Kevin toma las sesiones desde su casa; para hacerlo con la 
mayor privacidad posible lo deja al hermano viendo televisión. De 
esta forma evita los gastos de traslado y mantiene el cuidado de su 
hermano menor. A lo largo del tratamiento manifiesta dificultades 
en las relaciones interpersonales, afirma no relacionarse con nin-
gún compañero en la escuela, no tener amigos en la Argentina y 
expresa el deseo de regresar a Perú. Recuerda los días en que salía 
a pasear en familia, jugaba con sus primos y se sentía “libre”. 
Las malas experiencias de burla de sus compañeros de curso 
y el vínculo distante y emocionalmente trabado con sus padres, 
han hecho que las creencias acerca de sí mismo sean cada vez más 
negativas. Hay un constante pensamiento anticipatorio de expec-
tativas negativas en Kevin, respecto al resultado de sus acciones. 
Esto lo lleva a utilizar mecanismos de evitación en las situaciones 
que le generan ansiedad, es decir, en la mayoría de las situaciones 
sociales. Sus estrategias conductuales profundizan su aislamiento 
y malestar: auriculares, dibujos y capucha, entre otros.
La terapeuta logra construir una buena alianza terapéutica, un 
vínculo en el que Kevin pueda confiar, en parte gracias a los explo-
radores de internet. Durante las primeras sesiones hablan de diver-
sos temas de interés de Kevin y, a medida que surgen, terapeuta y 
paciente los buscan online y los comparten. Desde una canción, 
hasta un personaje de un videojuego, pasando por distintos depor-
tes. Aquí el recurso de internet resulta significativo porque permite 
47
ingresar al mundo de los intereses de Kevin, generar así calidez y 
validación. Esto ocurre también porque se genera un vínculo a tra-
vés del canal que Kevin utiliza para refugiarse. Así como a veces se 
aísla en la virtualidad de su celular porque se siente cómodo allí, 
la construcción de un vínculo desde esa virtualidad para salir de 
su aislamiento, le permite a Kevin una salida progresiva al mundo. 
Las tareas entre sesiones también son un factor importante 
en el tratamiento, que apuntaa fomentar habilidades sociales y 
construir relaciones positivas. Al principio, las tareas se dirigen 
al registro emocional y, hacia el final, a la exposición en situacio-
nes sociales. Para llevarlas adelante el paciente propone el celular 
como formato de registro.
Los signos positivos del final del tratamiento son varios: Kevin 
juega al fútbol todas las semanas, va a una murga los fines de 
semana y realiza boxeo, una actividad muy importante, por ser 
la primera que elige por sí mismo. Finalmente, tanto él como su 
familia deciden quedarse en la Argentina y luchar por una mejor 
calidad de vida en este país. El tratamiento finaliza con éxito, y 
queda abierta la posibilidad de futuras consultas.
Para la terapeuta es la primera vez que conduce una terapia por 
videollamada. Realiza muchas supervisiones y busca información 
para enfrentar la incertidumbre de lo nuevo. Resalta la importan-
cia que tienen las distintas herramientas del dispositivo online, 
como el hecho de poder compartir música, fotos e información a 
través del medio utilizado por Kevin. Asimismo, se destaca la exce-
lente adherencia al tratamiento.
Personas que viven en pueblos o ciudades pequeños y prefieren evi-
tar la estigmatización de visitar al profesional de salud mental de la 
comunidad, o de trasladarse para consultar.
48
Juan Martín es una persona muy religiosa y conservadora. Sufre 
por el conflicto entre sus convicciones religiosas, que lo han lle-
vado a conformar una familia tradicional, y su atracción sexual 
y emocional por los hombres. El malestar se acentúa cuando su 
esposa descubre mensajes por chat en los que tenía contacto con 
otros hombres e intentaba realizar encuentros. A partir de este 
momento busca asistencia psicológica. 
Como reside en un pueblo, donde las personas se enteran de 
todo lo que ocurre, prefiere evitar la estigmatización que impli-
caría acercarse a un profesional de la salud mental de la comu-
nidad. Recién cuando descubre la posibilidad de una terapia 
online, realiza una consulta. Siente resguardo y confianza a partir 
de esta modalidad.
Juan Martín refiere que durante toda su vida sintió atracción 
por los hombres, pero que generalmente intentó reprimirla. Sin 
embargo, hace un tiempo se permite pensar en posibles encuen-
tros, aunque sea en la fantasía y en el amparo de la virtualidad. 
La problemática de su contradicción interna resurge cuando la 
esposa lo descubre. Dice consultar por la angustia que le causa la 
sensación de estar acorralado. Por una parte, anhela que su esposa 
lo entienda y pueda aceptar sus fantasías sexuales; por la otra, sabe 
que eso no va a ocurrir.
El objetivo terapéutico que se plantea es avanzar en un proceso 
de toma de decisión. ¿Quiere dejar de buscar a otros hombres a 
través de internet o quiere romper su matrimonio para seguir 
tranquilo con esa fantasía, e, incluso, realizarla? ¿Qué decisión 
quiere tomar? En este caso, Juan Martín llega a la conclusión de 
que no está listo para dejar su fantasía, pero tampoco para dejar 
su matrimonio. Aunque entiende que no es la mejor decisión, ni 
una duradera, tratará de encontrar la manera de que la mujer no se 
49
dé cuenta de sus intercambios virtuales con otros hombres, para 
evitarle ese malestar. Aunque no resuelve así el conflicto interno, 
al haber reflexionado y decidido conscientemente, Juan Martín se 
queda más tranquilo y se cierra la terapia.
Este caso presente una doble reflexión vinculada a la moda-
lidad online, y plantea algunos dilemas. Por un lado, la pantalla 
ayuda al paciente a confesar algo por lo cual se siente avergonzado 
y que tal vez hubiera sido más difícil en la modalidad presencial 
(aun suponiendo que pudiera evitarse la estigmatización del pue-
blo). Por otra parte, trabajar con el terapeuta a través de internet 
mantiene la misma dinámica de ocultamiento y contradicción que 
le genera al paciente el malestar por el que consulta. Como tera-
peutas hay que estar atentos a estas particularidades del disposi-
tivo. Por ejemplo, el terapeuta podría plantear la situación en el 
diálogo de la sesión. Dicho esto, no hay dudas de que este tipo de 
consultas podrían implicar un fundamental primer paso, que no 
hubiera sido posible en una sesión presencial. 
Personas cuyas agendas laborales o familiares no les permiten 
tomar el tiempo de la sesión más el tiempo de trasladarse al consul-
torio del profesional.
Por trabajo, Gonzalo viaja a distintas provincias del país durante 
la semana, y está con su esposa e hijos durante el fin de semana. 
Consulta porque siente que no tiene tiempo para sí mismo, y que se 
siente demandado por todos los que lo rodean. El trabajo lo obliga 
muchas veces a pasar todo el día con colegas y clientes, incluso 
durante la cena. Cuando regresa a su casa el fin de semana, Gonzalo 
siente que su familia exige recuperar el tiempo de ausencia sema-
nal. Afirma que por estos motivos no encuentra ni un momento para 
distintas actividades que quisiera realizar, como deporte y lectura.
50
Desarrollaremos el caso con detalle en el capítulo de alianza 
terapéutica. Por el momento nos interesa señalar que aquí la psi-
coterapia online es imperativa no solo por la agenda semanal con-
creta de Gonzalo, sino también porque el malestar mismo de su 
consulta está vinculado a la necesidad de aliviar sus obligaciones 
de agenda y a tener más tiempo para sí mismo. Aunque la terapia 
implica ya un tiempo y espacio propios, sumar complicaciones de 
traslado podría ser contraproducente e incluso un elemento que 
dificultaría la continuidad del tratamiento.
Posibilidad de que los terapeutas puedan acceder al entorno de 
sus pacientes.
Los padres de Francisco, hijo único de 10 años, consultan por-
que tienen dificultades para responder de forma asertiva ante 
situaciones de enojo del niño. Aunque hubiera sido ideal incluir 
a los tres desde un principio, en la primera entrevista participa 
solo la madre. Luego, en un segundo encuentro se suma el padre. 
Ambos describen explosiones de ira de Francisco, que ellos no 
logran manejar. Los padres cuentan también que el niño podría 
aceptar tener una entrevista con la terapeuta por videoconferen-
cia, con la condición de que fuese solo y en su cuarto. 
Finalmente, la entrevista se concreta según lo planteado por 
Francisco, y a partir de esta situación la terapeuta llega a distin-
tas conclusiones. Por un lado, que en su casa el niño tiene un 
grado de autoafirmación importante para su edad. Por otra parte, 
la videollamada permite observar que el cuarto está repleto de 
juguetes y bastante desordenado. Ambas piezas del rompecabe-
zas del caso permiten a la terapeuta comprender el lugar en el 
que los padres dejan al niño (“su majestad el bebé”, como diría la 
literatura psicológica clásica) con una claridad que hubiera sido 
51
difícil percibir en el consultorio. Es una señal diagnóstica de que 
el modo en que los padres interactúan con el niño es un factor 
determinante en sus conductas.
Esto se termina de confirmar en el diálogo con Francisco, 
donde queda claro que el niño puede controlar su enojo, dado 
que describe cómo lo logra en varias ocasiones fuera de su casa. 
No es una víctima irrestricta de su ira, como planteaba el relato de 
los padres. El enojo explosivo y desmedido que ocurre en el hogar 
es, en gran parte, resultado de un mal manejo de límites por parte 
de los padres. Con foco en la interacción disfuncional, se plantea 
un acuerdo entre los padres y el niño: fijar cláusulas de pequeñas 
recompensas si cumple con lo pactado y sanciones si no cumple. 
Se continúa con sesiones conjuntas para revisar el desarrollo de 
este acuerdo.
Otro caso que ayuda a comprender la posibilidad que brinda la 
terapia online de observar lo que ocurre en la casa, es el de Pilar, 
una mujer de 63 años que padece una acumulación compulsiva. La 
consulta la inicia la hija de Pilar, porque la ve

Otros materiales