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PSICOTERAPIA ONLINE QUÉ ES Y CÓMO SE PRACTICA Hugo Hirsch / Marian Durao PSICOTERAPIA ONLINE QUÉ ES Y CÓMO SE PRACTICA Hugo Hirsch / Marian Durao Autores: María A. Durao - Hugo Teodoro Hirsch. Psicoterapia online : qué es y cómo se practica - 1a ed . - San Isidro : María A. Durao, 2020. 152 páginas; 21x14,85 cm. - Libro digital, Amazon Kindle Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-86-4761-6 1. Psicoterapia. 2. Tecnología Digital. 3. Salud Mental. I. Hirsch, Hugo Teodoro, II. Título. CDD 616.89140285 Edición: Gaspar Segafredo Arte de tapa: Sebastián Sánchez - www.cuatrotercios.com Diseño y maquetación: Sebastián Sánchez Coordinación: Mercedes Castronovo © 2020, María A. Durao y Hugo T. Hirsch 1ª edición Editado por Centro Privado de Psicoterapias Av. del Libertador 6049 1ºA - C1428ARD Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina. Teléfono: (+54 11) 4788-9600 info@cpp.com.ar Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida sin permiso escrito de los autores. Hugo Hirsch: Agradezco a todos los profesionales que nos han ayudado y nos siguen ayudando a aprender; en particular a Luciano Asiain, Antonela Blanco, Eunice Correa, Gastón Cabrera, Mercedes Castronovo, Laura Macías, Sole- dad Macías, Guadalupe Pérez Cano, Alejandra Politis y Lucía Santángelo. Marian Durao: A las personas que enriquecieron estas páginas con su generosidad y experiencia profesional, gracias: Mercedes Castronovo, Gaspar Sega- fredo, Mariana Maristany, Pilar Arana, Victoria Miguens, Michelle Caba- bie, Gabriel Castellá, Javier Labourt, Javier Nanni, Ramiro Aguirre, el equipo de Eje Norte, y, especialmente, Héctor Fernández-Álvarez y Diana Kirszman por su constante e incondicional apoyo. ÍNDICE PRÓLOGO INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1: MUNDO ACTUAL, PSICOTERAPIA Y TECNOLOGÍA CAPÍTULO 2: PARA QUIÉN ES EFECTIVA LA TERAPIA ONLINE CAPÍTULO 3: ALIANZA TERAPÉUTICA EN CONTEXTO VIRTUAL CAPÍTULO 4: BUENAS PRÁCTICAS: E-ENCUADRE Y MARCO ÉTICO-LEGAL CAPÍTULO 5: EVALUACIÓN PSICOLÓGICA ONLINE EPÍLOGO 7 14 19 36 63 87 117 139 6 SOBRE LOS AUTORES HUGO HIRSCH Psicólogo especializado en resolución breve de problemas. Reside en Buenos Aires, Argentina, donde se desempeña como Socio Director del Centro Privado de Psicoterapias, una organización dedicada a proveer programas de asistencia en salud mental a grandes poblaciones. También es Socio Director de EAP Latina, empresa que atiende a Programas de Ayuda al Empleado en Amé- rica Latina. Ha sido presidente fundador de ASIBA, Sociedad Sisté- mica de Buenos Aires. Es coautor de los libros: Cómo equivocarse menos en psicoterapia y Estrategias psicoterapéuticas instituciona- les, la organización del cambio. MARIAN DURAO Doctora en Psicología con mención en Neurociencias, Cognitiva y Sistémica (Universidad de Flores). Magíster con especializa- ción en Trastornos Emocionales, de Personalidad y Alimentarios (Universidad de Valencia, España). Psicoterapeuta privada, reside entre Argentina y Estados Unidos. Profesora de “Uso de nuevas tecnologías en la práctica de la psicoterapia” en la Diplomatura en Psicoterapias Efectivas Basadas en la Evidencia e Investigadora en la Facultad de Psicología de la Universidad de Flores. Coautora del libro Tratamientos eficaces en Terapia Integrativa (con pacientes complejos). Expositora en congresos nacionales e internacionales sobre psicoterapia online. 7 PRÓLOGO NUEVOS CANALES DE ENCUENTRO Por Marian Durao Comencé a atender pacientes a través de videollamadas cuando alguien a quien estaba atendiendo cara a cara en mi consultorio planteó que al poco tiempo se iría a vivir al exterior. María tenía 32 años cuando inició su terapia presencial, a raíz del temor que le causaba la mirada de los otros. Este malestar había incrementado desde que daba clases en la universidad, y ponía en jaque su vida laboral. Sentía angustia y podía describir todas las reacciones emocionales (miedo al ridículo, temor a equivocarse, etc.) y físi- cas (sonrojarse, dificultad para hablar, etc.) que ella sufría y pare- cían asociadas a la idea de juicios negativos de los demás sobre su desempeño. Estábamos trabajando con muy buenos resultados su ansiedad social: los objetivos y las tareas que se habían acor- dado en la terapia se estaban cumpliendo y esto se reflejaba en su alivio sintomático. Cuando le surgió la posibilidad de hacer una maestría en París, María me planteó que quería seguir el trata- miento a distancia. Dos meses antes de que se fuera a estudiar a París dejamos las sesiones presenciales y comenzamos a encontrarnos a través de la pantalla de la computadora. Reconozco que desde un primer momento viví la situación naturalmente. Desde siempre me inte- resó el desarrollo y el uso de la tecnología. Ya en ese momento me gustaba descubrir aplicaciones para meditar, grabar notas de voz como ayuda memoria de ideas, o encontrar distintas formas de comunicarme a través del celular y la computadora con mi hijo, que vive en Estados Unidos desde hace años. 8 Al finalizar mi maestría de la Universidad de Valencia en Tras- tornos de Personalidad y Trastornos Emocionales, intenté traba- jar con este tipo de problemas incorporando ciertas aplicaciones con algunos pacientes. Los aportes y la incorporación de Tecno- logías de la Información y la Comunicación (TICs) al campo de los tratamientos psicológicos han avanzado notablemente en los últimos años. La realidad virtual, los tratamientos a través de videollamadas o terapia por chat y la realidad aumentada, son solo algunas de las opciones que reflejan la integración entre tec- nología y salud mental en las últimas tres décadas. La psicología clínica se ha visto particularmente influenciada y transformada por estos avances tecnológicos. Retomando el tema de mi primera e-paciente y del plan de “ensayar” la continuación del tratamiento una vez que estuviera en París, me sorprendió que ella se sintiera cómoda y que, con- siderando el tiempo de traslado entre su casa y mi consultorio, se preguntara cómo no lo habíamos implementado antes. El tra- tamiento de María continuó desarrollándose de manera efectiva según los objetivos y las tareas que nos habíamos propuesto. Otra experiencia interesante en relación a cómo el número de e-pacientes en mi agenda semanal fue incrementando, es el caso de Tini. Unos años atrás habíamos iniciado y concluido su trata- miento en Buenos Aires. La terapia había sido efectiva: se habían alcanzado los objetivos propuestos. Tiempo después, Tini se mudó al Reino Unido y me contactó para trabajar ciertas dificultades vin- culares, en una relación de pareja con alguien perteneciente a otra cultura. Si bien había considerado iniciar un tratamiento cara a cara en el lugar donde vivía, se enfrentó a las dificultades propias de comenzar un nuevo proceso de psicoterapia con un profesio- nal que hablaba un idioma diferente, pertenecía a otra cultura y 9 cobraba honorarios más altos a los que acostumbraba pagar en su país. Estos motivos, sumados a la valoración positiva que tenía del tratamiento que habíamos llevado a cabo anteriormente, posibi- litaron una segunda parte de la terapia a través de videollamada. Con el correr del tiempo, estos primeros e-pacientes comenza- ron a derivarme a personas que buscaban iniciar tratamientos con características similares a los que estábamos llevando adelante con ellos. Este fue el caso de Jazmín, una paciente con quien ini- ciamos y concluimos un tratamiento muy efectivo en relación a un trastorno de ansiedad, que le causaba un gran malestar subjetivo y la incapacitaba en sus relaciones interpersonales. No conocí a Jazmín fuera del entorno virtual. Ella fue la primera de muchos tra- tamientos realizados de esta manera. Con el tiempo y acorde a la complejidad de algunos pacientes,trabajamos con la Dra. Mariana Maristany de la Fundación Aiglé, quien llevó adelante evaluaciones psicológicas online que se suma- ban al diseño de tratamiento. Según la demanda del paciente, en algunos casos fue necesario incluir consultas con otros profesio- nales (por ejemplo, nutricionista). Asimismo, junto con los inves- tigadores Etchezahar, Ungaretti y Genise, diseñamos la ESGO: test de propiedades psicométricas de la Escala de Síntomas Globales Online, publicado y utilizado en diversos países. Al mismo tiempo, inicié mi doctorado y decidí que mi tesis doc- toral se basaría en entender más sobre la terapia realizada a través de internet. Partía de la experiencia de haber atendido ya a dece- nas de pacientes con este formato alrededor del mundo. A lo largo de estos años pude darme cuenta de que la incor- poración de herramientas tecnológicas está cambiando la vida de muchas personas en general, de terapeutas y de pacientes en par- ticular. Las videollamadas, las tareas intersesión llevadas a cabo 10 a través de notas de voz, los mensajes de texto, son solo algunas de las expresiones tecnológicas que nos acompañan diariamente a mis pacientes y a mí, en el camino de alivio del malestar que reco- rremos juntos. Por otra parte, es probable que los profesionales de la salud mental nos enfrentemos a nuevas dimensiones de la psicopatolo- gía, debido a la sobreexposición o falta de regulación de la tecno- logía en nuestras vidas. Así como en algunos aspectos los avances en los dispositivos y la conectividad pueden beneficiar a muchos, en otros casos pueden conllevar consecuencias negativas. En el futuro puede suceder que estas nuevas dimensiones se encuen- tren plasmadas en los manuales psiquiátricos y haya especializa- ciones y formación para los terapeutas que estén interesados en trabajar con este tipo de formatos y dispositivos. Sin duda, las nue- vas generaciones de terapeutas se verán atravesados aún más por desarrollos y posibilidades que brinde la proliferación tecnológica. Entretanto queremos sumar el aporte preliminar que cada uno de nosotros ha realizado por su parte. 11 EFICIENCIA DE LA TECNOLOGÍA EN PSICOTERAPIA Por Hugo Hirsch Llegué a la terapia por videoconferencia por un camino diferente al de Marian. Como director del Centro Privado de Psicoterapias, tra- bajo desde hace más de 40 años formando terapeutas en un enfo- que sistémico estratégico. La supervisión con el uso de cámara de Gesell y grabaciones de audio y video es fundamental en este tipo de encuadre. Se podría decir, incluso, que esta orientación nació asociada al uso de tecnología. Por ello, a lo largo de estos 40 años, fuimos incorporando naturalmente herramientas tecnológicas. La primera de estas incorporaciones fue la historia clínica informatizada, sesión por sesión, que permite sistematizar el registro de forma más ordenada, y cumplir así con la evaluación de las intervenciones y de sus resultados en el proceso terapéutico. Luego, en parte por casualidad y en parte por necesidad, comen- zamos con las supervisiones en vivo a distancia. El terapeuta se conecta desde su celular o computadora con el equipo que debe supervisar, cuyos miembros pueden estar en el mismo lugar o dis- tanciados geográficamente. La cámara y el micrófono se posicio- nan para que se transmita la sesión en vivo. En el transcurso de la sesión, el equipo puede intervenir llamando, del mismo modo que en la ya tradicional cámara de Gesell. Los miembros del equipo terapéutico se encuentran comunicados y reunidos de manera sincrónica y remota. Las ventajas son las mismas que la cámara de Gesell: el equipo observa desde afuera y ayuda a realizar intervenciones más efec- tivas. Por otra parte, no es necesario contar con una habitación acondicionada con un vidrio de visión unilateral, ni estar todos en el mismo lugar físico. 12 El hecho de que el consultante no tenga que movilizarse para ir a un lugar donde lo espera un equipo de profesionales enfocados en ayudarlo, podría disminuir el impacto terapéutico positivo que de por sí tiene la situación. Sin embargo, más consultantes pue- den beneficiarse de la supervisión (o de la terapia) con el uso de las tecnologías que aquí describimos. Por otra parte, el dispositivo facilita la grabación y reutilización de las opiniones y los debates del equipo profesional, a favor de otras supervisiones de casos similares y de la formación de psicoterapeutas. Esto exige siem- pre la previa autorización del paciente. El impacto de la novedad que implica la supervisión con tecnología favorece la disposición de los consultantes a tomar en consideración las opiniones del equipo. Uno de los casos de nuestros terapeutas lo ejemplifica: una pareja que accedió a ser observada por un grupo de supervi- sión, a través de una aplicación de videoconferencia. Tras aprobar de muy buena gana la propuesta, la pareja mostró mayor dispo- sición a tomar en cuenta las observaciones del equipo que en la etapa anterior del tratamiento. Estas son consideraciones provisorias que se podrían ir modifi- cando con la práctica y el paso del tiempo. Después de las supervi- siones en vivo, comenzamos a incursionar sistemáticamente en el campo de la psicoterapia por videollamada. Al dirigir una organiza- ción corresponde usar el plural. Desde el Centro Privado de Psico- terapias facilitamos el servicio a grandes poblaciones de prepagas u obras sociales. Una manera de dar accesibilidad y proporcionar el servicio es brindar atención por videollamada. Empezamos a implementarlo con poblaciones alejadas de los grandes centros urbanos; con ese objetivo desarrollamos un equipo especializado de terapeutas. Esto nos obligó a diseñar un protocolo que aten- diera principalmente a las cuestiones de seguridad y confidencia- 13 lidad de los consultantes, para mantener intacta su confianza en el proceso terapéutico. Entre otras cuestiones, esto implica el uso de plataformas que respeten ciertas normas, la verificación de la identidad del paciente, que este pueda estar en un lugar privado y que la conversación no pueda ser oída ni registrada por terceros. Hoy en día la psicoterapia por videollamada en tiempo real se difunde más allá de las poblaciones alejadas, incluso entre perso- nas que se encuentran en el mismo barrio. Es un nuevo dispositivo a reconocer e implementar a conciencia, aunque aún en fase de exploración. Este libro es una bitácora que ordena y describe lo que Marian y yo hemos estado descubriendo en este terreno des- conocido de la psicoterapia online. 14 INTRODUCCIÓN “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es equivalente a la magia”. Arthur Clark. “El espíritu humano debe prevalecer ante la tecnología”. Albert Einstein. El mundo está cambiando a velocidades impensadas. Los pro- nósticos futurísticos del pasado no pudieron prever el alcance y la complejidad de la globalización y la tecnología digital contem- poránea. Especialmente, respecto a la red en la que estamos vir- tualmente conectados veinticuatro horas al día y de su impacto en nuestra cotidianidad; trabajo, vínculos afectivos y sociales, distrac- ciones, y tantos otros ámbitos vitales. La interconexión en línea modifica no solo la forma práctica de hacer las cosas, como puede ser la de hacer compras desde el celular, hacer home office o realizar un trámite de una par- tida de nacimiento a través de la página del ente gubernamental correspondiente. También transforma la propia vinculación con la realidad; algo se modifica en nuestra forma de ser y en nuestra forma de relacionarnos con el mundo. La tecnología se plantea como una extensión de uno mismo. Por ejemplo, la posibilidad 15 de relacionarse virtualmente con un ser querido que vive en otro país a través de videollamada, incluye a la tecnología en la cons- trucción y actualización afectivo-emocional de esa relación.En este sentido, es importante tener en cuenta lo dicho por Eins- tein, respecto a que la tecnología no ha de estar por encima de nuestra humanidad, sino al contrario. En este sentido, el desafío es la constante humanización de la tecnología. Pensar y accio- nar la tecnología como un medio, para facilitar el fin del vínculo humano. Este objetivo es el que nos proponemos aquí respecto a la psicoterapia y su integración tecnológica. Como ocurre con tantas otras disciplinas, la psicoterapia tam- bién es tocada y transformada por las nuevas dinámicas. Es así que prolifera y se difunde cada vez más la modalidad de psicoterapia online. En el contexto actual de globalización y virtualización de las prácticas humanas, la psicoterapia online es tanto una posibi- lidad como una necesidad. La eligen varias personas por distintas circunstancias, como la comodidad en caso de quien tiene una agenda muy ajustada o la afinidad cultura de un expatriado con un terapeuta de su país de origen. Sin embargo, en algunos casos se vuelve una necesidad. Como ocurre durante la pandemia por el coronavirus vivida en 2020 y la cuarentena mundial a la que ese peligroso microorganismo nos ha obligado. La gran interconexión global, que no solo es virtual, sino cor- pórea, económica, cultural y social, ha traído problemáticas trans- nacionales que exceden las fronteras. Entre otras, las catástrofes ambientales, las crisis financieras y las pandemias que la huma- nidad provoca y sufre. La psicoterapia online se volvió una nece- sidad en muchos sentidos. En el caso de la mencionada pande- mia por el coronavirus covid-19, el aislamiento obligatorio de la gente implicó la imposibilidad de traslado y el distanciamiento 16 social, por lo que la continuidad de toda terapia presencial exigió su adecuación al dispositivo virtual. Por otro lado, el aislamiento y el corte en el andamiaje del mundo y en la cotidianidad de las personas, produjo una gran crisis colectiva que repercutió indivi- dualmente en la estabilidad emocional de muchos. El nuevo contexto global y vincular nos llama a los psicotera- peutas a repensar formas y dispositivos, a sumar de manera con- creta y sistemática a la tecnología en nuestra práctica. La propia experiencia clínica de los últimos años nos ha permitido ir descu- briendo posibilidades en esta incorporación de herramientas tec- nológicas. Los instrumentos actuales permiten aumentar la trans- misión de la información de manera sencilla. Estos se encuentran al alcance del público y de los psicoterapeutas, sin exigir más conocimiento tecnológico que el requerido por el uso cotidiano de teléfonos móviles, tablets, computadoras portátiles y de escritorio. La tecnología ha tenido un rol importante en los cambios y el desarrollo de la psicoterapia, a lo largo de sus poco más de cien años de edad. Más allá del diálogo que sigue siendo el núcleo de la terapia desde Freud hasta nuestros días, la incorporación de recursos como la filmación, la conexión a distancia, la incorpora- ción de opiniones de otras personas, los mensajes de chat, la uti- lización de aplicaciones, permitió abrir nuevas dimensiones a la práctica clínica. Entre los ejemplos está la grabación de sesiones para su posterior supervisión y análisis minucioso de intervencio- nes, con el fin de evaluar y mejorar su efectividad. También el uso de realidad virtual para el tratamiento de fobias en la potenciación de la técnica de la desensibilización sistemática. Finalmente, las sesiones por videollamada en tiempo real. Esto crea diferencias sutiles en el tratamiento psicológico, que todavía no estamos en condiciones de comprender ni de aprovechar totalmente. 17 Son varios los interrogantes que surgen. ¿La psicoterapia online es igual de efectiva que la psicoterapia presencial? ¿Hay problemáticas no abordables por esta modalidad remota? ¿Hay problemáticas que sería recomendable abordar específicamente desde la psicoterapia online? ¿Debiera incluirse como una moda- lidad complementaria de la psicoterapia presencial, o es una forma de tratamiento independiente? ¿Cuáles son las prácticas que puede adoptar el terapeuta para optimizar la dinámica tera- péutica online? Este libro explora respuestas posibles a esas preguntas fun- damentales, sin olvidar el eje de la psicoterapia. Este refiere al encuentro de dos o más personas: uno/s que buscan ayuda para resolver y aliviar una condición o situación que les implica sufri- miento; y, otro, que cuenta con las herramientas psicológicas para aliviar ese malestar y favorecer el desarrollo subjetivo de quie- nes asiste. La incorporación de tecnología, lejos de ser un nuevo modelo teórico o una nueva escuela psicológica, es una manera innovadora y cada vez más usual de facilitar ese encuentro, a través de canales y dispositivos a distancia, en tiempo real o de manera asincrónica. Seguramente el uso sistemático de estas tecnologías dará lugar a datos que permitan nuevas teorías o el refinamiento de las actuales. Desde nuestro punto de vista, enfocaremos en la terapia online en tiempo real, a través de videollamada, por consi- derar fundamental mantener la base de la psicoterapia: el encuen- tro y el vínculo paciente-terapeuta. Desde ya, el dispositivo online implica ciertos cambios en la construcción de la alianza terapéutica, en el encuadre y su dinámica. También, el agregado de varios recursos tecnológicos para intervenciones y para las tareas que se proponen entre un encuentro y el siguiente, con la idea de que el tratamiento sea 18 un continuo. Asimismo, habrá que plantear las posibilidades y limitaciones respecto de las evaluaciones psicológicas y los psi- codiagnósticos, en el marco de esta modalidad. Y la cuestión fun- damental de la dimensión ética y legal. La psicoterapia online plantea desafíos en este último aspecto que han de ser pensa- dos: desde qué plataformas utilizar para asegurarse el respeto del secreto profesional, hasta la superposición de marcos legales en el caso de un espacio terapéutico compartido entre un paciente y un terapeuta que residen en países diferentes. Cada uno de estos temas será desarrollado en los próximos capítulos. Esperamos que este libro pueda echar luz sobre estas y otras cuestiones, que se hallan en continuo movimiento. 19 De pronto la distancia ha tomado un rol muy particular en nues- tras vidas. La pandemia por covid-19 la ha puesto en un lugar central de nuestra cotidianeidad. Cuando este libro fue pensado el contexto era totalmente distinto. Éramos pocos los terapeutas que trabajábamos a distancia. Aunque se preveía que el número de profesionales aumentaría, nunca imaginamos que la mayoría de las personas tendría que trabajar desde sus casas, y continuar o iniciar sus tratamientos terapéuticos con el formato online. Antes de la pandemia, había algunos factores que podían predecir el incremento de los tratamientos terapéuticos a dis- tancia. El paulatino aumento de las consultas médicas generales online y la opción que algunas prepagas ofrecían a sus afiliados para realizar tratamientos virtuales. Por otra parte, en el caso argentino, el éxodo de muchas personas (por ejemplo, la canti- dad de jóvenes que se ha ido recientemente a Australia en busca CAPÍTULO 1 MUNDO ACTUAL, PSICOTERAPIA Y TECNOLOGÍA “Los terapeutas deben convertirse en mejores artesanos. Esto no significa ignorar los principios sino aplicarlos de forma creativa, consistentemente con las variaciones y per- mutaciones en las características y problemáticas presen- tadas por sus pacientes. Si los terapeutas son solo técnicos, nunca enfrentarán los problemas complejos que se presen- tan en la práctica clínica”. Larry Beutler. 20 de mejores oportunidades) y la conveniencia de los honorarios de los terapeutas argentinos, en relación a los honorarios en el exterior. También suele ser más fácilhablar de las propias emo- ciones con alguien que comparte el mismo idioma y cultura. En este momento, tanto pacientes como terapeutas, enfrentamos el desafío de comunicarnos empáticamente, a través de un moni- tor. Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de tratamientos a distancia? Cuando hablemos de un “tratamiento terapéutico a través de videollamada” nos referiremos a un proceso de videoconferencia bidireccional, en tiempo real, que permite generar una interacción e intercambio entre un profesional de la salud mental (terapeuta, analista, etc.) y un paciente o pacientes (pareja, familia), a través de medios tecnológicos que facilitan la captura de información (cámara y micrófono), su transporte (entendido como ancho de banda, codificadores y decodificadores audiovisuales) y visualiza- ción (a través de una pantalla/monitor). Ahora bien, ¿para quién -un tratamiento online- se convierte en un recurso valioso? A nuestro criterio: • Personas con discapacidad física o trastornos físicos y/o men- tales que le impidan desplazarse al encuentro presencial. • Pacientes y terapeutas que viven en áreas remotas o lejos de las grandes ciudades, donde se encuentran los centros y uni- versidades que facilitan los mejores tratamientos y la forma- ción terapéutica más adecuada y actualizada. • Personas que se encuentran en una situación de vulnerabili- dad social (con dificultades para trasladarse por irrenunciables compromisos laborales y familiares de supervivencia), y, que, 21 aun así, tienen acceso a internet y dispositivos que faciliten la comunicación. • Personas extranjeras que pueden iniciar o continuar un tratamiento psicológico con un terapeuta que comparta su misma cultura. • Personas que viven en pueblos pequeños y prefieren evi- tar la estigmatización por tratarse con el profesional de salud mental de su comunidad, o por trasladarse para visitar a un profesional en otro lado. • Personas cuyas agendas laborales o familiares no les permi- ten tomar el tiempo de la sesión más el tiempo de traslado al consultorio del profesional. • Terapeutas que puedan acceder al entorno de sus pacien- tes en beneficio del tratamiento (por ejemplo, con pacientes acumuladores). Lejos de ser exhaustivo, este listado pretende reflejar casos donde puede ser beneficioso el encuentro virtual de dos personas que están distanciadas geográficamente, pero tienen como meta común la conexión empática de sus mentes a favor de un trata- miento efectivo. Dos pantallas que conectan dos mentes con obje- tivos específicos en relación a la salud mental. En el contexto de la pandemia del covid-19 todos nosotros podríamos incluirnos en esta lista, ya que nos encontramos impo- sibilitados de movernos libremente debido a las cuarentenas que fueron implementadas en los distintos países del mundo. Estamos escribiendo este libro en un momento histórico. Esta pandemia ha esparcido sufrimiento, aislamiento, pero también desafíos que plantea la experiencia. Sabemos que la combinación de sufri- miento y aislamiento es peligrosa. Por lo tanto, la situación puede 22 generar mucho malestar, y así el servicio que pueda brindar un psicólogo cobra aún mayor sentido en estas circunstancias. Por otro lado, muchas personas que no habían tenido contacto con el formato a distancia se han visto obligadas a probarlo, aprenderlo o aceptarlo, para poder comunicarse con otros a través de un moni- tor. Tal vez, las terapias online, comiencen a ganar muchos adep- tos, a partir de este momento. Por otra parte, si bien existen referencias plasmadas en artículos científicos que describen tratamientos con pacientes que padecen esquizofrenia, bipolaridad y otros trastornos severos, considera- mos que son casos donde la terapia online debería revisarse con el equipo de profesionales intervinientes. ¿Cuáles son los criterios de exclusión generales a la hora de tomar un paciente online? • Pacientes no verbales que se encuentren solos a la hora de la comunicación online (no obstante, sabemos de pacientes autistas que sí han seguido sus tratamientos acompañados por sus cuidadores). • Pacientes con planificación suicida o riesgo cierto e inminente. • Pacientes severos (esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, bipolaridad, deterioro cognitivo significativo, etc.). • Pacientes con consumo severo de drogas o alcohol. Es probable que en el futuro haya nuevos protocolos y tra- tamientos validados empíricamente, que faciliten la conexión online para este tipo de patologías, que podrían definirse como graves. De hecho, ya se han comenzado a atender algunas consul- tas psiquiátricas integrando el formato online, aunque de forma controlada y con recaudos especiales. Un ejemplo es el de un joven estudiante de intercambio que se presentó a una consulta 23 en Buenos Aires, por la renovación de recetas psiquiátricas. Al ser menor de edad, el psiquiatra lo recibió y realizó una entrevista conjunta con los padres conectados por videollamada desde otra ciudad. Con el consentimiento de los tres, el psiquiatra sugirió un cambio de medicación. Los tratamientos grupales, que son muy efectivos para aquellos que se encuentran en la última parte del listado de criterios de exclusión, se desarrollan bien en el formato online grupal. Retomando a Beutler, los terapeutas debemos convertirnos en mejores artesanos, aplicando de forma creativa las nuevas herra- mientas. Las variaciones y permutaciones no surgen solamente a partir de la demanda de los pacientes, sino también a partir de cómo nosotros, artesanos de la mente y de la cura por la palabra, podemos ayudar creativamente -apoyados en la evidencia cientí- fica- a quien padece. El caso Mila Mila, una joven argentina de 25 años, se encontraba en Roma cuando consultó a una terapeuta online, en enero de 2014. Su madre sabía que ella tenía “dificultades con la comida” y consultó con una médica especializada en nutrición, que las puso en con- tacto con la psicoterapeuta. En el primer encuentro, Mila relató que era la tercera hermana de cinco hijos de padres divorciados. Desde muy chica había sido “la distinta”; esto se agravó por no haber estudiado abogacía, ya que la gran mayoría de sus familiares eran abogados o escribanos y trabajaban en el estudio que llevaba su apellido. Mila había decidido estudiar psicopedagogía, profe- sión para la cual sentía un auténtico llamado vocacional. Había 24 realizado una maestría en Estados Unidos con un préstamo fami- liar que estaba muy preocupada por devolver. Estaba en Roma porque allí había conseguido un trabajo que implicaba atender a una niña con problemas motrices graves y de aprendizaje. Cuando llegó a Italia las condiciones de trabajo dis- tintas a las acordadas la tomaron por sorpresa. Debía trabajar más horas por semana de las planeadas y la familia con la que convi- vía tenía un trato frío y distante. Toda la situación la llevó a tener diariamente sentimientos negativos de frustración. Por otro lado, tampoco contaba con una red social y en sus pocos ratos libres sentía aburrimiento, angustia y “comía desmedidamente”. Vivía en la misma casa que la familia y contaba con una habitación y una cocina independiente, que permitía la privacidad necesaria para que ocurrieran esos episodios. Cuando se contactó con la terapeuta a distancia, su demanda fue muy clara: sentía mucha ansiedad, tenía atracones (grandes cantidades de comida en un lapso corto de tiempo) y luego vomi- taba. Tenía episodios de llanto, en los que desesperaba y no sabía a quién acudir. En el momento de la consulta, estos atracones podían suceder entre cuatro y seis veces por día. Al mismo tiempo que comenzó el tratamiento a través de videollamadas, se soli- citó una consulta, con el mismo tipo de formato, con una doctora especializada en trastornos alimentarios. La profesional prescri- bió, de maneraurgente, ciertos análisis clínicos, que Mila realizó en Roma. Los resultados indicaron que la paciente tenía algunos valores muy bajos que ponían su vida en riesgo. Mila refería: “La situación se me fue de las manos y estoy deses- perada”; “como grandes cantidades de comida cuando estoy abu- rrida, angustiada o cuando pienso en mi trabajo”; “esto me pasa desde hace meses y estoy fuera de control”. 25 Dada la situación, el equipo de profesionales decidió aconse- jar que la madre fuese a buscarla y que volvieran a la Argentina, puesto que el tratamiento requería análisis clínicos frecuentes, y, posiblemente, una internación. Se trabajó con la paciente de manera presencial e interdisciplinaria (médica nutricionista, psi- quiatra, psicóloga individual y psicólogo familiar). El tratamiento fue efectivo. Hubo remisión sintomática y se logró la resolución de ciertos problemas familiares que estaban muy vinculados a su padecimiento. Esta mejoría le permitió volver a Italia un año después, tras conseguir un nuevo trabajo con buenas condiciones laborales, acompañada de su pareja que estudiaría un posgrado en el mismo lugar. La terapeuta trabajó con Mila hasta principios del año 2017: ella había logrado superar su trastorno alimentario, mejorar algunos de sus problemas familiares y construir un buen vínculo de pareja. Entre las dos, estuvieron de acuerdo en consi- derar que los objetivos del tratamiento se habían cumplido y que tendrían contacto en caso de que ella lo necesitara. En agosto de 2019, la paciente tomó contacto nuevamente con la terapeuta para retomar tratamiento. Por sugerencia de algunos amigos, había consultado previamente a una terapeuta argentina residente en Milán, ciudad donde Mila vive actualmente junto a su pareja. Consideró que trabajar cara a cara podía ser una buena idea. Ya en la primera sesión presencial supo que no iba a volver. Volvió a contactarse con la primera terapeuta con una demanda muy distinta a la anterior: quería trabajar la relación con su novio, sus enojos y la poca tolerancia que tenía a ciertas situaciones que no resultaban como ella las había pensado. En la primera sesión de la segunda etapa del tratamiento dijo, entre otras cosas: “No me resultó el encuentro cara a cara con la psicóloga de acá, tenía una manera distinta de trabajar”; “nosotras 26 trabajamos muy bien juntas”; “estoy muy feliz de sentir que retomé la terapia”. Este caso sirve para ilustrar varios puntos. En la primera etapa, la terapia online permitió abordar un caso complejo, que incluía un trastorno severo sin red social, en un contexto cultural ajeno. Este contacto virtual permitió construir objetivos, a corto y mediano plazo, a favor de la desarticulación de un malestar anu- dado: primero la escucha y la contención aún a la distancia, luego los análisis clínicos, la necesidad de acompañamiento y conten- ción familiar que implicó el regreso a Buenos Aires, y la posterior indicación de tratamientos cara a cara con los distintos profesio- nales involucrados. Todo esto permitió acortar el tiempo de recu- peración y disminuir el riesgo de vida. Una vez superada la fase de riesgo para la paciente, se continuó con el tratamiento a distan- cia. El intenso vínculo establecido, siguió fortaleciéndose; lo cual demuestra que el contexto virtual no disminuye la construcción de alianza terapéutica. Por otra parte, este caso también permite replantearnos los criterios de exclusión en relación a la severidad de los pacientes, posibilitando en algunas situaciones la inclusión de la modalidad online, de forma más o menos complementaria con la presencial. Esto ha de analizarse caso por caso. Por otro lado, la decisión de la paciente de retomar contacto con la terapeuta en 2019, después de haber tenido una sesión pre- sencial con una profesional argentina en Milán, reafirma la conti- nuidad y solidez de la alianza terapéutica. Un vínculo erigido en la primera parte del tratamiento, cuyos fundamentos se construye- ron en el comienzo online y fueron reforzados por los resultados positivos finales. Los objetivos y las tareas se lograron cumplir a través de ese fuerte vínculo interpersonal, pero también gracias 27 a la adaptación y facilidad de la paciente para trabajar en el con- texto online. Ante la nueva problemática ella pudo haber elegido alguien de su misma cultura en el formato presencial, pero optó por retomar su terapia anterior, mantener el vínculo consolidado y utilizar el contexto online con nuevos objetivos. En palabras de la paciente: “Si bien ahora me pasan otras cosas, tengo que tra- bajar otros temas, siento que nos va a ir tan bien como nos fue la primera vez”. Este caso ejemplifica a grandes rasgos diversos mati- ces de la terapia online: criterios de exclusión, alianza terapéutica online, su inclusión en un tratamiento interdisciplinario y demás variables que se ponen en juego cuando alguien decide comenzar o mantener un tratamiento a distancia. Recorrido histórico Para entender la situación actual, cabe preguntarse cómo y cuándo comenzó esta integración entre psicoterapia y tecnolo- gía. Para responder a esta pregunta debemos mirar hacia princi- pios del siglo XX cuando aparecen las primeras incorporaciones de la tecnología en el ámbito de la salud mental. Arnold Gesell, psicólogo y pediatra estadounidense, funda en 1911 la Yale Cli- nic of Child Development, institución donde se implementó el uso de un ambiente acondicionado como un consultorio o sala, en el que una de sus paredes era un espejo de visión unilateral que permitía observar de un solo lado. Quienes eran observa- dos, evaluados y/o tratados no podían ver a los observadores que estaban del otro lado. De esta manera fue evaluada y gra- bada la conducta de cientos de niños en condiciones cuidado- samente controladas. 28 En 1953, Charles Fulweiler implementa la Cámara Gesell en sus tratamientos psicoterapéuticos e influye profundamente en la evolución de las terapias sistémicas. Años más tarde, en 1959, se funda en Palo Alto el Mental Research Institute (MRI) con el objetivo expreso de estudiar y formalizar un método de terapia familiar. El uso de la Cámara Gesell cambia la estructura de la tera- pia: la supervisión pasa a ser mayormente en vivo, con la ayuda del espejo de visión unilateral. Los intercomunicadores (teléfonos que conectan ambas partes) facilitaban la comunicación entre el terapeuta que se encontraba trabajando con los pacientes y el supervisor y el equipo, del otro lado del espejo. Distintas escuelas del paradigma sistémico comenzaron a utilizar videos, filmadoras y micrófonos con fines terapéuticos y/o didácticos. De esta forma, la tecnología se incorporó a la cotidianidad de la práctica clínica y la cambió radicalmente, tanto para este modelo teórico como para muchos otros que la incorporaron posteriormente. Lo fundamental es que, en ese encuentro sincrónico entre los profesionales de la salud mental y sus pacientes, se produce la pri- mera integración masiva entre la psicoterapia y las herramientas tecnológicas. Diversos terapeutas alrededor del mundo comien- zan a utilizar grabaciones y micrófonos como parte de los diseños terapéuticos, y se convierten, de este modo, en los precursores de la integración actual entre psicoterapia y tecnología. La siguiente gran revolución que produce la fusión de tecnolo- gía con práctica clínica, es la posibilidad de atención a distancia, lo que recibe el nombre formal y abarcativo de telesalud. Dentro de este mundo complejo, la telepsiquiatría puede considerarse pionera en este campo, ya que es la más antigua en lo que refiere a la telesalud en general (Richardson y Simpson, 2015). El prefijo “tele” hace referencia a la distancia entre los interlocutores, como 29 se implementó en el caso del Instituto de Psiquiatría de Nebraska en Omaha y el Hospitalestatal Norfolk, donde realizaron el pri- mer enlace de video interactivo para una consulta en 1964 que sorteaba más de cien millas de distancia, a través de un sistema de antena similar a la contemporánea televisión por cable. Hasta ese momento la psicoterapia se basaba en interacciones cara a cara sin la mediación de dispositivos tecnológicos, más que para filmar o registrar las sesiones para estudio o supervisión. En el auge de la revolución tecnológica, que comienza a prin- cipio de los años 80, las nuevas tecnologías de comunicación e información (TICs) se suman a las áreas de interés de muchos clínicos e investigadores provenientes de diversos países y de distintas áreas de la salud. Estas nuevas tecnologías cambian el paisaje de la cotidianeidad de los seres humanos en general, así como el de la salud. Los profesionales de la salud mental incor- poran desde ese momento, numerosas innovaciones a sus prác- ticas profesionales, donde la interacción entre el paciente y el terapeuta se encuentra mediada por herramientas tecnológicas emergentes. Castelnuovo, Gaggioli, Mantovani y Riva (2003) hacen referencia a un estudio realizado en 2002 por Norcross, Hedges y Prochaska en relación a las tendencias futuras en psicoterapia, el cual indicaba, ya en ese momento, que las terapias computariza- das y el uso de la realidad virtual, se incrementarían sustancial- mente durante la siguiente década. Un año más tarde, el mismo Norcross afirmaba que a medida que la humanidad pasara de la era industrial a la era de la información, iban a suscitarse cambios que afectarían a la psicoterapia en general, así como a pacientes y terapeutas, en particular. A la vez, auguraba que un porcentaje cada vez mayor de tratamientos iban a ofrecerse de manera telefó- nica, o a través de videoconferencias o e-mail terapia. 30 Esto está pasando ahora. ¿Cuáles son las formas más frecuen- tes? Andersson, Carlbring, Berger, Almlov y Cuijpers (2009) hacen una primera distinción posible, en relación a la cantidad y la intensidad de contacto con el terapeuta y el apoyo proporcionado durante el tratamiento. Estos son los diversos tipos de formatos e intervenciones psicológicas implementadas a través de internet: • Programas de autoayuda que no incluyen contacto con un terapeuta durante el tratamiento, que solo utilizan internet para guiar y proporcionar información. Según Ruwaard y otros autores (2013), esta forma de administración puede ser imple- mentada a gran escala y se utiliza en la práctica rutinaria con propósitos preventivos y terapéuticos. Considera que las inter- venciones, aunque con efectos pequeños individuales, pueden tener un impacto significativo cuando se encuentran disponi- bles para una gran parte de la población. • Programas de autoayuda guiados, en el que la presentación del programa de autoayuda basado en internet se combina con un mínimo contacto con el terapeuta. Aquí es usual que la comu- nicación con el paciente esté basada en texto y sea asíncrona, es decir, no en tiempo real. El apoyo del terapeuta se manifiesta usualmente a través de e-mails, chats, llamadas telefónicas de menor duración que en el formato cara a cara. Estos programas de autoayuda guiados son más caros y menos accesibles que los programas de autoayuda sin contacto. Sin embargo, la asisten- cia de un profesional aumenta considerablemente la eficacia y la adherencia al tratamiento y cada día el mercado incorpora nuevas ofertas, con diversos formatos. • Las psicoterapias basadas en internet: (1) basadas en texto y comunicación asincrónica (es decir, e-mail terapia), 31 (2) la comunicación basada en texto, casi en tiempo real (es decir, la terapia de chat), (3) la comunicación en tiempo real de audio o de vídeo y audio. En esta forma de administración el rol del terapeuta no se limita solamente a proveer apoyo o ayuda cuando el paciente se siente abrumado, sino que tiene el mismo rol que el tera- peuta convencional que trabaja cara a cara con sus pacientes en su consultorio. En este libro enfocamos en el último formato mencionado, donde la comunicación entre paciente y terapeuta se realiza en tiempo real a través de una coordinación simultánea de audio y video. Nos lleva a esto la experiencia que hemos tenido como e-te- rapeutas a través del uso de videollamadas sincrónicas. Asimismo, en un plano más profundo, consideramos que esta modalidad permite mantener la base vincular de la psicoterapia, tierra fértil sobre la que crecen los resultados terapéuticos positivos. A dife- rencia de las otras modalidades de terapia online, en la psicote- rapia por videollamada, el encuentro humano sincrónico pacien- te-terapeuta sigue ocurriendo, aunque mediado por la tecnología. Y el principio de que la relación es la principal variable del cambio positivo, se mantiene. Evolución del campo La psicología clínica ha sido fuertemente influenciada por los avances tecnológicos de los últimos 20 años. Actualmente hay cada vez más herramientas tecnológicas que proporcionan información, recolección de datos y tratamientos para distintos 32 trastornos o problemas psicológicos: evaluaciones online, foros sociales, intervenciones y protocolos en relación a diferentes con- diciones clínicas. Recientemente los teléfonos inteligentes han ampliado el alcance y la distribución de dichas herramientas a la vez que ofre- cen una gran cantidad de aplicaciones para hacer frente a distintos trastornos como depresión o ansiedad, entre otros. Quizás hace algunos años era poco frecuente que los pacientes se comunicaran con sus psicólogos o analistas más allá del espacio terapéutico. En el modelo psicoanalítico las modificaciones en el encuadre podrían ser interpretadas como resistencia por parte del paciente. Los horarios eran acordados en sesión y los cambios o cancelaciones se llevaban a cabo de manera presencial o por telé- fono. Hoy en día, las distintas redes sociales de comunicación y mensajería facilitan el intercambio de mensajes (mensajes de texto y Whatsapp) y éstos han transformado inevitablemente el encua- dre psicoterapéutico. Es habitual que las agendas de los terapeutas sean más dinámicas y que la comunicación entre ambas partes sea más flexible. Con la incorporación de la tecnología, el paisaje de la psi- coterapia en general se ha modificado más allá del modelo teórico. Es habitual que los pacientes aporten material a su relato durante la sesión: incorporan notas de voz, mensajes de WhatsApp, de texto, fotos y e-mails que otras personas les han enviado. Por lo tanto, es usual que los terapeutas nos encontre- mos con “una tercera persona” dentro del consultorio o incluso durante una sesión por videollamada, al escuchar un audio que le han enviado al paciente y que este desea compartir, o, incluso, un intercambio de audios en el que el paciente interactúa con otra persona. 33 Asimismo, es posible que durante la sesión el paciente mues- tre fotos, chats o historias que le han disparado distintas emo- ciones y que pueden ser el foco de su malestar o bienestar. Esto comporta un cambio importante en la dinámica del intercambio terapéutico, respecto a las representaciones que el terapeuta tiene de los otros significativos del consultante y de su entorno. Hasta hace poco tiempo los terapeutas construíamos representaciones icónicas sobre los otros significativos y el entorno del consultante, mientras que ahora esas representaciones se pueden sustituir o complementar por la imagen y el sonido real (canalizado por la tecnología digital) del entorno del paciente y de quienes lo acom- pañan. Paradójicamente, en este aspecto pasamos de lo “contado” a lo “presenciado”. Este es un nuevo mundo cuyas implicancias tardaremos en comprender. Los tratamientos terapéuticos a través de videollamadas y de otras modalidades tecnológicas online, se están convirtiendoen un método usual de acceso a la psicoterapia y a otros servicios de salud mental. El desarrollo de la Terapia Cognitivo Conductual a través de Internet (ICBT), guiada por un terapeuta, demostró su efectividad para una amplia gama de trastornos psicológicos. Los estudios comparativos directos sugieren que la ICBT tiende a ser tan efectiva como la Terapia Cognitiva Conductual (TCC) cara a cara. En relación a la escasez actual de estudios de envergadura que faciliten información concreta respecto a las canales y herramien- tas de la terapia online, es importante señalar que los terapeutas han de seleccionar las aplicaciones que sean compatibles con el respeto de la privacidad que regulan las normas HIPAA (Health Insurance Portability and Accountability Act de Estados Unidos; referencia internacional en el tema). Las aplicaciones cambian 34 periódicamente, por lo que es conveniente revisar la situación actual al respecto. Este punto será desarrollado en el capítulo de buenas prácticas. En los últimos años surgieron en Estados Unidos y Europa empresas como Breakthrough, TalkSpace, WeCounsel, Lantern y Plus Guidance, entre otras, que ofrecen sistemas para que paciente y psicólogo puedan llevar a cabo tratamientos online a través de videollamadas o terapia por chat. Es un sector con pocos años de recorrido y en pleno crecimiento, que es utilizado por miles de psi- coterapeutas y pacientes, y que ha acumulado una inversión agre- gada de más de 50 millones de dólares; solamente en la plataforma de TalkSpace trabajan más de 1000 terapeutas. En el presente se pueden realizar videollamadas desde cualquier computadora, celular o tablet, además de cualquier dispositivo con Android o IOS. Para asegurar una buena calidad de llamada, se necesita una conexión a internet estándar de al menos un mega (1 Mbps). Si bien hay grandes avances, y los usuarios podemos formar- nos en el tema de manera relativamente sencilla, la terapia a través de videollamadas podría ganar más adeptos al mejorar las condicio- nes de calidad técnica y de seguridad respecto a la confidencialidad. En este capítulo hemos planteado la habilidad de los terapeu- tas y los pacientes para adaptarse al contexto tecnológico actual, y a las nuevas maneras de conexión interpersonal que posibilita. La conectividad y la globalización atraviesan y transforman nues- tras vidas, y, por ende, también los tratamientos de salud mental. Muchas personas son beneficiadas por estos avances en diferen- tes circunstancias. Un buen ejemplo, fuera del contexto terapéu- tico, es el de la educación a distancia, que posibilita la continuidad escolar y universitaria de estudiantes (niños, adolescentes y adul- tos), más allá de la clase presencial. 35 El mundo ha cambiado. Se suma también el difundido hori- zonte en la mayoría de nuestros estados democráticos de siste- mas de salud mental inclusivos, que en el tratamiento a distan- cia podría hallar una herramienta de enorme potencial masivo y democratizante. A través del libro, expondremos distintos casos clínicos y experiencias que demuestran que la efectividad de los tratamientos es posible a través de una pantalla. Los terapeutas tenemos el deber de ser conscientes de estos cambios en movi- miento y de actualizarnos y formarnos, para optimizar la conexión con la experiencia de malestar del paciente. Y sumar los nuevos medios disponibles para aliviar el sufrimiento y favorecer el desa- rrollo subjetivo del consultante, siempre sobre la base de la rela- ción humana vincular, más o menos canalizada. 36 CAPÍTULO 2 PARA QUIÉN ES EFECTIVA LA TERAPIA ONLINE “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Antonio Machado. Ante la realidad vertiginosa y cambiante que vivimos en la actua- lidad, cabe decir que muchas cosas las estamos aprendiendo sobre la marcha. El tema que nos convoca en este capítulo está particularmente embebido por esa dinámica, tan bien descrita por las palabras del poeta Machado. Sin embargo, en una tarea exploratoria y algo arriesgada, intentaremos hallar referencias, que puedan funcionar de guías, de cartografías iniciales y apro- ximadas, cuyos trazos se irán aclarando con el paso del tiempo y a través de la recopilación de más experiencias e investigacio- nes. A partir del camino recorrido, ordenaremos los datos y las prácticas clínicas que tenemos a disposición hasta el momento acerca de la psicoterapia online y sus beneficiarios; conscientes de que, a partir de recientes situaciones inéditas como la pan- demia por el covid-19, surgirán terrenos impensados frente a nuestros ojos. 37 Efectividad e investigación empírica Durante las primeras dos décadas del siglo XXI, las investigacio- nes respecto a la efectividad de la psicoterapia por internet han incrementado significativamente. En términos generales, han demostrado que los tratamientos realizados online tienen una efectividad equivalente al clásico formato presencial, en relación a los buenos resultados terapéuticos y la satisfacción de los pacien- tes. Hay distintos meta-análisis que lo confirman (Macías Morón y Valero Aguayo, 2018; Andersson, Carlbring, Cuijpers, Riper y Hedman, 2014; Andersson y Titov, 2014; Richards y Vigano, 2013; Richardson, Frueh, Grubaugh, Egede, Elhai, 2009). En particular, se han estudiado las terapias cognitivo-conductuales por internet (ICBT, según sus siglas en inglés), en relación al tratamiento de trastornos de ansiedad (Hedman, Botella, Berger, 2016), del ánimo (Vargas-Nieto, 2017) y de otras problemáticas que no atraviesen las fronteras de la gravedad psiquiátrica. En general las investigaciones mencionadas, que avalan la efectividad de la terapia online, también consideran que falta sumar evidencia empírica para terminar de comprender las características de este nuevo canal. Asimismo, hay muchas crí- ticas a la gran diversidad metodológica y la falta de criterios uni- versales entre las investigaciones de este fenómeno (Proudfoot et al., 2011). Esto se relaciona con su novedad, pero también con su dinámica cambiante. Por otra parte, un tema muy debatido ha sido el de la construc- ción del vínculo paciente-terapeuta a través del formato online, y si este posibilita la misma calidad que el construido en sesiones presenciales. En síntesis, los estudios más recientes avalan la posi- bilidad de construir una alianza terapéutica tan efectiva como la 38 de una terapia presencial, y convertir así ese vínculo en tierra fértil para que ocurran los resultados positivos del tratamiento (Probst, Berger, Flückiger 2019). Sin embargo, entre el formato cara a cara y el encuentro virtual, hay diferencias en el modo de abordar la construcción vincular. Por otra parte, hay que marcar también diferencias dentro de la categoría de tratamiento por internet. El encuentro mediado por videollamada de las personas del tera- peuta y del consultante es muy distinto al uso de una aplicación online de autoayuda, donde el paciente realiza una serie de pasos sin interacción humana. En el primero puede haber un genuino vínculo Yo-Tú (Buber, 2013) facilitado por la tecnología, mien- tras que en el segundo no hay vínculo. Si, como afirman varios grandes referentes de la psicoterapia, consideramos que lo que realmente cura es la relación (Yalom, 2015), la diferencia puede ser fundamental. Este tema será desarrollado y analizado en el próximo capítulo. Respecto a las evaluaciones psicológicas se ha considerado su aplicación online como un recurso válido para algunas cuestiones, pero insuficiente para la aplicación de la totalidad de las mismas, especialmente en casos clínicos complejos. El formato híbrido sería una buena opción, ya que habría situaciones que podrían generar poca confiabilidad en los tests autoadministrados online y que exigen inevitablemente la modalidad presencial (Andersson y Titov, 2014).Por otra parte, la terapia online tendría algunas ventajas respecto de la presencial. Por ejemplo, cierto grado de desinhibición, que se ha comprobado genera la comunicación a través de una panta- lla (Probst et al., 2019). Esto podría ayudar a consultar y comunicar problemáticas enquistadas por la vergüenza que siente el paciente de revelarlas, como en el caso de Marcos, que se describe más abajo. 39 Nuestra experiencia clínica ha confirmado muchas de las afir- maciones presentadas hasta aquí por la investigación científica. En la praxis terapéutica y ante pacientes de carne y hueso del otro lado de una pantalla, hemos comprendido lo beneficioso que resulta la integración entre psicoterapia e internet. En el siguiente apartado presentaremos distintos casos que representan las situa- ciones que encuentran en la psicoterapia online un valor agre- gado respecto de la terapia presencial; a veces, resulta incluso la única opción. Nos referimos a las situaciones mencionadas en el primer capítulo: personas con discapacidades físicas que impidan el traslado, personas que habitan en zonas remotas, personas con agendas laborales ajustadas, personas emigradas que precisan un mismo idioma y cultura, etc. Para quién es recomendable la terapia online Personas con discapacidad física o trastornos físicos o mentales que impidan desplazarse al encuentro presencial. Juan tiene 25 años y consulta porque su madre le pide que haga terapia. A los 11 años fue diagnosticado con distrofia muscular. Aunque hasta hace seis años Juan podía caminar e incluso jugar a la pelota, recientemente tuvo una serie de complicaciones físi- cas que lo han llevado a tener que utilizar silla de ruedas. A partir de esta nueva situación, le resulta difícil salir de la casa, porque requiere de mucha energía. Hace un tiempo que siente una angus- tia creciente y hay días en los que ni siquiera se levanta de la cama. En la primera sesión Juan manifiesta desesperanza y falta de ánimo incluso para encarar acciones que estarían a su alcance. Describe su rutina, que incluye dormir mucho, mirar series y jugar a 40 la PlayStation; dice que nada lo interesa realmente. Juan se muestra muy desganado y sin iniciativa; la última vez que ha decidido hacer algo por su cuenta, fue un curso de informática que realizó cua- tro años atrás. Sin embargo, durante la exploración de recursos la terapeuta descubre que a través de un relato que lo guíe, Juan tiene particular capacidad para “viajar con su mente”. Ante este descu- brimiento la terapeuta le propone a Juan un relato antiguo de via- jes, donde puede identificarse con el protagonista y viajar a través de él. Primero lee un relato breve y, en los siguientes encuentros, relatos más largos. Una vez que el paciente expresa que “viajar” de esta forma mejora su ánimo, la terapeuta le provee más relatos y le propone escuchar algunos a través de diferentes aplicaciones, como Calm. A partir de ese momento, Juan comienza a buscar relatos por sí mismo y a tomarse media hora diaria de vacaciones de su inmovilidad. El objetivo terapéutico es modesto: mejorar el ánimo de Juan, al menos por un rato durante el día. Como su malestar se basa en lo poco estimulante que le resulta su situación de inmovilidad, el ali- vio se logra a través de estos viajes virtuales. En este caso, la terapia online no solo facilita la atención, dada la dificultad de movilidad del paciente, sino que se canaliza a través de una herramienta que el joven utilizará como recurso para viajar a su manera. Es decir, la virtualidad del proceso terapéutico y su vínculo, se corresponden con el recurso hallado. Hay casos donde la terapia online por inmovilidad física puede ser circunstancial, pero de gran importancia en el proceso terapéu- tico. Gracias a los buenos resultados del tratamiento en curso, Luis estaba saliendo de una depresión por la partida de su única hija del hogar, la soledad consecuente y la insatisfacción laboral. En medio del proceso sufrió una peritonitis, y luego complicaciones 41 que llevaron a una internación de casi dos meses. La posibilidad de continuar con la terapia a través de internet permitió trabajar varias cuestiones emocionales que se acentuaron por la crisis de salud, y también trabajar una vinculación más funcional con la hija, quien lo asistió en el hospital, pero luego continuó viviendo sola. Tiempo después se hizo un cierre con resultados muy positi- vos, que el paciente relaciona particularmente con la efectividad del tratamiento en el momento crítico de la internación. Es decir, la posibilidad de continuar con la terapia por la vía virtual puede ser fundamental en el proceso terapéutico del paciente, especial- mente cuando la causa de elección de esa nueva modalidad pueda ser el material a trabajar. Pacientes y terapeutas que viven en áreas remotas o lejos de las grandes ciudades. María vive en una pequeña población cercana a un pozo petro- lero, con su hijo de dos años y su marido. Consulta por el malestar que le genera posponer la búsqueda de un segundo hijo con su marido, como consecuencia de temores a los controles médicos. El control de la presión le genera mucha ansiedad, ya que teme tener la presión alta; y ese nerviosismo termina por elevar su presión. Es una clásica profecía autocumplida, donde la persona genera lo que teme como resultado del temor mismo. María perdió un embarazo seis meses atrás. El mismo día en que le informaron de esta pérdida, un médico le tomó la presión y ella comenzó a sentir ese miedo a ser hipertensa, condición que padece su padre. Refiere haber experimentado situaciones de ansiedad en distintos momentos de su vida. En principio evitaba las situaciones mencionadas, sin embargo, posteriormente las habría podido afron- tar. No refiere ningún otro problema o estresor, ni con su esposo, ni 42 con su rol de madre y ama de casa, ni con el hecho de estar viviendo lejos de la familia de origen de ambos. Todo esto lo relata durante las primeras sesiones del tratamiento online. Esta modalidad es la que le permite realizar una terapia, ya que el poblado en el que habita no cuenta con profesionales de la salud mental, y la ciudad más cer- cana se encuentra a cientos de kilómetros. Durante el tratamiento se quita el foco de la cuestión del embarazo, que genera mucha presión en la paciente, y se trabaja con la ansiedad en general. Por un lado, se utiliza la técnica de exposición progresiva a la situación que genera ansiedad y temor. Por el otro, se proponen ejercicios de respiración y relajación, que la paciente reconoce como herramientas útiles en el pasado. Los recursos tecnológicos online resultan particularmente provecho- sos en esta situación: se utilizan videos de YouTube donde hay personas a las que le toman la presión, para que María pueda acercarse a la situación progresivamente; y se proponen distintas aplicaciones con ejercicios de respiración para calmar la ansie- dad. También se comparten videos psicoeducativos acerca del síndrome de bata blanca (el aumento de la presión, por los ner- vios que genera el entorno médico en algunas personas), para que María pueda comprender lo que le ocurre, y saber que lo sufren también otras personas. Con el pasar de las sesiones, la paciente refiere una mejoría y un alivio del malestar frente a la situación de toma de presión. Asimismo, encuentra en los ejercicios de respiración un recurso que la calma ante momentos de ansiedad. En conclusión, María encuentra en la práctica de los ejercicios y de la exposición progre- siva realizada online, herramientas para seguir mejorando, hasta poder enfrentar la situación de ir al médico a tomarse la presión. 43 Personas extranjeras que pueden iniciar o continuar un trata- miento psicológico con un terapeuta que comparta su mismo idioma y cultura. Susana es una paciente de 37 añosque se fue a vivir a Seattle (EEUU) con su novio, a partir de una oferta laboral de la empresa donde él trabaja. Posteriormente se casan, ella consigue su pri- mer empleo y comienza a insertarse dentro de la vida local. Tiene una buena relación con su marido y algunos nuevos amigos de la pareja. Su red vincular está compuesta también por su madre, abuela, tía y primas con quienes tiene contacto casi diario por videollamada. También un hermano dos años mayor y un padre con quien siempre ha tenido poco vínculo, aunque maneja una relación cordial. Su abuela es una figura muy importante dentro del núcleo familiar: tiene carácter fuerte, es protectora y de ideas puritanas acerca de la sexualidad, según cuenta la paciente. Aunque Susana se maneja de forma fluida con el idioma y muchas cosas de la vida en Seattle le resultan cómodas y agra- dables, ciertas diferencias culturales le resultan difíciles. Previo a comenzar el tratamiento por videollamada, por el malestar que le producen algunos pensamientos intrusivos ligados a cuestiones sexuales, consulta a un psicólogo dentro de su zona. Más allá de la idoneidad del profesional, la perspectiva cultural desde la cual aborda el tratamiento le resulta incómoda; esto dificulta la cons- trucción de la necesaria alianza terapéutica. Susana explica que, si bien el trato cultural de los estadounidenses es cordial y agradable, entiende que no manejan el nivel de transparencia en la expresi- vidad de las emociones de su cultura de origen. Le resulta espe- cialmente incómoda la costumbre de solapar en todos los ámbitos sociales, emociones negativas y displacenteras. Esta misma situa- ción dice sentirla, incluso, con el psicólogo tratante. En sus propias 44 palabras: “Esa compostura, esa forma siempre social y polite de tratarse, pero muy superficial para mi forma de ver”. Por momen- tos esta diferencia cultural la hace sentirse incomprendida. Como sabemos, la alianza terapéutica es la variable que mejor predice la eficacia del tratamiento. Cuando se interponen barre- ras culturales, las carencias en la construcción de la relación tera- péutica pueden ser un obstáculo para el éxito del tratamiento. Aunque la paciente no lo sepa desde la teoría, lo percibe intuiti- vamente. Por ese motivo consulta online con una terapeuta de su país de origen. El malestar de la paciente se debe a un trastorno obsesivo com- pulsivo. Los pensamientos intrusivos por los que consulta tienen que ver con que si habla con otro hombre podría terminar enga- ñando a su marido, como si no pudiera controlar la situación. El evento desencadenante de estos pensamientos fue un encuentro sexual ocasional tras haberse separado de una pareja anterior, que le generó intensa culpa y una creencia rígida de que podría volver a ocurrir algo similar con su actual marido. Desde ese punto de vista, la forma de evitarlo sería no tener contacto con otros hom- bres y, de esa manera, frenar los pensamientos intrusivos. La paciente recibe un tratamiento específico de trastorno obsesivo compulsivo, que apunta a la extinción de las conductas ritualizadas que funcionan como reaseguro evitativo de los pensa- mientos intrusivos: evitar contacto visual con hombres, contestar con monosílabas a interlocutores masculinos, estar en espacios donde no haya hombres, etc. Asimismo, se trabaja en el proyecto vital y en la sensación de valía. Durante el tratamiento surge junto al marido el proyecto de tener un hijo. Por otra parte, se utilizan técnicas como la exposición con prevención de respuestas y min- dfulness (para ver en perspectiva a los pensamientos y emociones 45 como fenómenos transitorios). Tras tomar la decisión, Susana queda embarazada y halla un equilibrio subjetivo ante distintas situaciones de inestabilidad, como un nuevo cambio de residencia por cuestiones laborales del marido. El caso de Susana representa muy bien lo recomendable que puede ser para un expatriado la terapia online con un psicólogo cul- turalmente afín; sin embargo, hay situaciones excepcionales a tener en cuenta. Pedro tiene 39 años y se mudó recientemente a Londres, tras intentar asentarse sin éxito en varios países. Refiere haberse ido de cada uno de ellos ante la primera complicación. Consulta porque tiene miedo de volver a fracasar en el actual intento de radi- carse en Londres y de crear lazos allí. Esto genera algunos interro- gantes y reflexiones. Por el motivo de consulta, quizá lo recomen- dable sería que Pedro pudiera iniciar su terapia con un psicólogo en Londres. El tema del arraigo/desarraigo es lo que motiva la tera- pia, y, en estas circunstancias particulares, la terapia online con un psicólogo argentino podría favorecer el desarraigo. Personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social. Kevin tiene 14 años, es muy tímido e introvertido y sufre violen- cia verbal y discriminación en la escuela. Los padres consultan a partir de algunas crisis de angustia que tuvo y que impidieron su asistencia escolar. La familia es de nacionalidad peruana y clase trabajadora, emigró a la Argentina en busca de una mejor calidad de vida. El aislamiento social, la baja autoestima y los altos niveles de angustia de Kevin, generan una luz de alarma en la terapeuta que realiza su admisión. La recomendación es iniciar un trata- miento con urgencia. Sin embargo, hay dos grandes obstáculos: los recursos econó- micos de la familia son escasos, y, cuando no está en la escuela, 46 Kevin cuida de su hermano menor. Este compromiso de Kevin es fundamental para la organización y la supervivencia de la eco- nomía familiar: su madre es empleada doméstica en una casa de familia hasta tarde, y, su padre trabaja de guardia de seguridad durante el día. Por este motivo se propone un dispositivo de tera- pia online. Kevin toma las sesiones desde su casa; para hacerlo con la mayor privacidad posible lo deja al hermano viendo televisión. De esta forma evita los gastos de traslado y mantiene el cuidado de su hermano menor. A lo largo del tratamiento manifiesta dificultades en las relaciones interpersonales, afirma no relacionarse con nin- gún compañero en la escuela, no tener amigos en la Argentina y expresa el deseo de regresar a Perú. Recuerda los días en que salía a pasear en familia, jugaba con sus primos y se sentía “libre”. Las malas experiencias de burla de sus compañeros de curso y el vínculo distante y emocionalmente trabado con sus padres, han hecho que las creencias acerca de sí mismo sean cada vez más negativas. Hay un constante pensamiento anticipatorio de expec- tativas negativas en Kevin, respecto al resultado de sus acciones. Esto lo lleva a utilizar mecanismos de evitación en las situaciones que le generan ansiedad, es decir, en la mayoría de las situaciones sociales. Sus estrategias conductuales profundizan su aislamiento y malestar: auriculares, dibujos y capucha, entre otros. La terapeuta logra construir una buena alianza terapéutica, un vínculo en el que Kevin pueda confiar, en parte gracias a los explo- radores de internet. Durante las primeras sesiones hablan de diver- sos temas de interés de Kevin y, a medida que surgen, terapeuta y paciente los buscan online y los comparten. Desde una canción, hasta un personaje de un videojuego, pasando por distintos depor- tes. Aquí el recurso de internet resulta significativo porque permite 47 ingresar al mundo de los intereses de Kevin, generar así calidez y validación. Esto ocurre también porque se genera un vínculo a tra- vés del canal que Kevin utiliza para refugiarse. Así como a veces se aísla en la virtualidad de su celular porque se siente cómodo allí, la construcción de un vínculo desde esa virtualidad para salir de su aislamiento, le permite a Kevin una salida progresiva al mundo. Las tareas entre sesiones también son un factor importante en el tratamiento, que apuntaa fomentar habilidades sociales y construir relaciones positivas. Al principio, las tareas se dirigen al registro emocional y, hacia el final, a la exposición en situacio- nes sociales. Para llevarlas adelante el paciente propone el celular como formato de registro. Los signos positivos del final del tratamiento son varios: Kevin juega al fútbol todas las semanas, va a una murga los fines de semana y realiza boxeo, una actividad muy importante, por ser la primera que elige por sí mismo. Finalmente, tanto él como su familia deciden quedarse en la Argentina y luchar por una mejor calidad de vida en este país. El tratamiento finaliza con éxito, y queda abierta la posibilidad de futuras consultas. Para la terapeuta es la primera vez que conduce una terapia por videollamada. Realiza muchas supervisiones y busca información para enfrentar la incertidumbre de lo nuevo. Resalta la importan- cia que tienen las distintas herramientas del dispositivo online, como el hecho de poder compartir música, fotos e información a través del medio utilizado por Kevin. Asimismo, se destaca la exce- lente adherencia al tratamiento. Personas que viven en pueblos o ciudades pequeños y prefieren evi- tar la estigmatización de visitar al profesional de salud mental de la comunidad, o de trasladarse para consultar. 48 Juan Martín es una persona muy religiosa y conservadora. Sufre por el conflicto entre sus convicciones religiosas, que lo han lle- vado a conformar una familia tradicional, y su atracción sexual y emocional por los hombres. El malestar se acentúa cuando su esposa descubre mensajes por chat en los que tenía contacto con otros hombres e intentaba realizar encuentros. A partir de este momento busca asistencia psicológica. Como reside en un pueblo, donde las personas se enteran de todo lo que ocurre, prefiere evitar la estigmatización que impli- caría acercarse a un profesional de la salud mental de la comu- nidad. Recién cuando descubre la posibilidad de una terapia online, realiza una consulta. Siente resguardo y confianza a partir de esta modalidad. Juan Martín refiere que durante toda su vida sintió atracción por los hombres, pero que generalmente intentó reprimirla. Sin embargo, hace un tiempo se permite pensar en posibles encuen- tros, aunque sea en la fantasía y en el amparo de la virtualidad. La problemática de su contradicción interna resurge cuando la esposa lo descubre. Dice consultar por la angustia que le causa la sensación de estar acorralado. Por una parte, anhela que su esposa lo entienda y pueda aceptar sus fantasías sexuales; por la otra, sabe que eso no va a ocurrir. El objetivo terapéutico que se plantea es avanzar en un proceso de toma de decisión. ¿Quiere dejar de buscar a otros hombres a través de internet o quiere romper su matrimonio para seguir tranquilo con esa fantasía, e, incluso, realizarla? ¿Qué decisión quiere tomar? En este caso, Juan Martín llega a la conclusión de que no está listo para dejar su fantasía, pero tampoco para dejar su matrimonio. Aunque entiende que no es la mejor decisión, ni una duradera, tratará de encontrar la manera de que la mujer no se 49 dé cuenta de sus intercambios virtuales con otros hombres, para evitarle ese malestar. Aunque no resuelve así el conflicto interno, al haber reflexionado y decidido conscientemente, Juan Martín se queda más tranquilo y se cierra la terapia. Este caso presente una doble reflexión vinculada a la moda- lidad online, y plantea algunos dilemas. Por un lado, la pantalla ayuda al paciente a confesar algo por lo cual se siente avergonzado y que tal vez hubiera sido más difícil en la modalidad presencial (aun suponiendo que pudiera evitarse la estigmatización del pue- blo). Por otra parte, trabajar con el terapeuta a través de internet mantiene la misma dinámica de ocultamiento y contradicción que le genera al paciente el malestar por el que consulta. Como tera- peutas hay que estar atentos a estas particularidades del disposi- tivo. Por ejemplo, el terapeuta podría plantear la situación en el diálogo de la sesión. Dicho esto, no hay dudas de que este tipo de consultas podrían implicar un fundamental primer paso, que no hubiera sido posible en una sesión presencial. Personas cuyas agendas laborales o familiares no les permiten tomar el tiempo de la sesión más el tiempo de trasladarse al consul- torio del profesional. Por trabajo, Gonzalo viaja a distintas provincias del país durante la semana, y está con su esposa e hijos durante el fin de semana. Consulta porque siente que no tiene tiempo para sí mismo, y que se siente demandado por todos los que lo rodean. El trabajo lo obliga muchas veces a pasar todo el día con colegas y clientes, incluso durante la cena. Cuando regresa a su casa el fin de semana, Gonzalo siente que su familia exige recuperar el tiempo de ausencia sema- nal. Afirma que por estos motivos no encuentra ni un momento para distintas actividades que quisiera realizar, como deporte y lectura. 50 Desarrollaremos el caso con detalle en el capítulo de alianza terapéutica. Por el momento nos interesa señalar que aquí la psi- coterapia online es imperativa no solo por la agenda semanal con- creta de Gonzalo, sino también porque el malestar mismo de su consulta está vinculado a la necesidad de aliviar sus obligaciones de agenda y a tener más tiempo para sí mismo. Aunque la terapia implica ya un tiempo y espacio propios, sumar complicaciones de traslado podría ser contraproducente e incluso un elemento que dificultaría la continuidad del tratamiento. Posibilidad de que los terapeutas puedan acceder al entorno de sus pacientes. Los padres de Francisco, hijo único de 10 años, consultan por- que tienen dificultades para responder de forma asertiva ante situaciones de enojo del niño. Aunque hubiera sido ideal incluir a los tres desde un principio, en la primera entrevista participa solo la madre. Luego, en un segundo encuentro se suma el padre. Ambos describen explosiones de ira de Francisco, que ellos no logran manejar. Los padres cuentan también que el niño podría aceptar tener una entrevista con la terapeuta por videoconferen- cia, con la condición de que fuese solo y en su cuarto. Finalmente, la entrevista se concreta según lo planteado por Francisco, y a partir de esta situación la terapeuta llega a distin- tas conclusiones. Por un lado, que en su casa el niño tiene un grado de autoafirmación importante para su edad. Por otra parte, la videollamada permite observar que el cuarto está repleto de juguetes y bastante desordenado. Ambas piezas del rompecabe- zas del caso permiten a la terapeuta comprender el lugar en el que los padres dejan al niño (“su majestad el bebé”, como diría la literatura psicológica clásica) con una claridad que hubiera sido 51 difícil percibir en el consultorio. Es una señal diagnóstica de que el modo en que los padres interactúan con el niño es un factor determinante en sus conductas. Esto se termina de confirmar en el diálogo con Francisco, donde queda claro que el niño puede controlar su enojo, dado que describe cómo lo logra en varias ocasiones fuera de su casa. No es una víctima irrestricta de su ira, como planteaba el relato de los padres. El enojo explosivo y desmedido que ocurre en el hogar es, en gran parte, resultado de un mal manejo de límites por parte de los padres. Con foco en la interacción disfuncional, se plantea un acuerdo entre los padres y el niño: fijar cláusulas de pequeñas recompensas si cumple con lo pactado y sanciones si no cumple. Se continúa con sesiones conjuntas para revisar el desarrollo de este acuerdo. Otro caso que ayuda a comprender la posibilidad que brinda la terapia online de observar lo que ocurre en la casa, es el de Pilar, una mujer de 63 años que padece una acumulación compulsiva. La consulta la inicia la hija de Pilar, porque la ve
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