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LA MICROPOLÍTICA DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA. UNA MIRADA AL PERÍODO 2013-2016 JUAN GABRIEL BERMÚDEZ SÁNCHEZ Trabajo de grado presentado como opción para obtener el título de Magíster en Educación Director LUIS EDUARDO CHAMORRO RODRÍGUEZ Magíster en Educación UNIVERSIDAD DEL TOLIMA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN MAESTRÍA EN EDUCACIÓN IBAGUÉ-TOLIMA 2019 2 3 4 5 A la Federación de Estudiantes Universitarios, FEU-Colombia, por romper con la desesperanza del siglo XXI, convocar de nuevo la utopia, y constituirse en un referente en las recientes luchas del estudiantado colombiano; asimismo, a sus integrantes, quienes con dedicación y entrega han defendido la autonomía universitaria, la financiación estatal de las instituciones de educación superior públicas, han resistido a la persecución, y están convencidos de que una nueva educación es un aporte sustancial a la construcción de la paz con justicia social. 6 AGRADECIMIENTOS Agradezco a todos quienes hicieron posible el presente trabajo, en especial a Memo, a Pacho y a Kevin por compartir su experiencia como activistas estudiantiles; a Marce por iluminar los intersticios de la vida política de la universidad en los momentos de mayor opacidad; a Carlos Gamboa, Félix Salgado y Heber Tique por sus miradas acerca de la institución que les permitió realizarse profesional, académica y laboralmente; a José Herman Muñoz por exponer, con mucha paciencia, su punto de vista sobre sus dos períodos rectorales; a Toño, Juancho, Vero y Daniela por haber sido un engranaje en la composición del texto final de la tesis; y a Luis Eduardo Chamorro por brindar las herramientas teóricas y metodológicas para afrontar la búsqueda del conocimiento. 7 CONTENIDO Pág. INTRODUCCIÓN 13 1. EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 15 1.1 DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA 15 1.1.1 Contextualización 15 1.1.2 El problema de investigación 16 1.2 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA 21 1.2.1 Pregunta principal 21 1.2.2 Preguntas secundarias 21 2. JUSTIFICACIÓN 22 3. OBJETIVOS 25 3.1 OBJETIVO GENERAL 25 3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 25 4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN 26 5. MARCO TEÓRICO 32 5.1 LA ESCUELA: DE LA CERTEZA A LA INCERTIDUMBRE 32 5.2 LA MICROPOLÍTICA ESCOLAR 34 5.3 EL ENFOQUE MICROPOLÍTICO Y SUS COMPONENTES 37 5.4 EL PODER: CONSUSTANCIAL A LA MICROPOLÍTICA ESCOLAR 43 5.4.1 La pugna por el poder y los tipos de micropolíticas 46 6. METODOLOGÍA 49 6.1 EL ENFOQUE 49 6.2 EL MÉTODO 50 8 6.2.1 Las fuentes de información 51 6.3 LAS TÉCNICAS PARA LA RECOLECCIÓN DE LA INFORMACIÓN Y SU OPERATIVIZACIÓN 52 7. RESULTADOS, ANÁLISIS Y DISCUSIÓN 56 7.1 EL CONFLICTO EN LA UT 56 7.1.1 Motivos, involucrados y procesos asociados a los conflictos 56 7.1.2 Los tipos de conflictos 63 7.2 GRUPOS DE INTERÉS E INTERESES EN LA UT ENTRE 2013 Y 2016 68 7.2.1 Los grupos de interés 68 7.2.2 Los intereses en juego 73 7.2.2.1 Los intereses de las administraciones universitarias 84 7.2.3 Intereses variados: la punta del iceberg de la inestabilidad 90 7.3 LAS ESTRATEGIAS DE LUCHA POR EL PODER EN LA UT 92 7.3.1 Estrategias complementarias en la lucha por el poder 108 7.3.1.1 La protesta universitaria: un medio, una forma de lucha 111 8. CONCLUSIONES 115 RECOMENDACIONES 120 REFERENCIAS 122 ANEXOS 120 9 LISTADO DE TABLAS Pág. Tabla 1: Las conflictividades en la escuela, sus tipos y sus causales 41 Tabla 2: Técnicas, instrumentos y fuentes 52 Tabla 3: Causales y responsables de los conflictos en la Universidad del Tolima entre 2013-2016 57 Tabla 4: Inventario de intereses resultante del análisis documental de contenido a los textos de los actores universitarios entre 2013-2016 75 Tabla 5: Hacia una tipología de los intereses en juego en una organización escolar 92 Tabla 6: Producción escrita de algunos grupos del estudiantado entre 2013 y 2016 100 Tabla 7: Aportes resultantes de la aproximación a la micropolítica de la UT 119 10 LISTADO DE ANEXOS Pág. Anexo A: Matriz para el análisis de contenido de los textos 129 Anexo B: Temáticas y preguntas para la entrevista en profundidad con activistas estudiantiles 130 Anexo C: Temáticas y preguntas para la entrevista en profundidad con voceros de las organizaciones sindicales 131 Anexo D: Temáticas y preguntas para la entrevista en profundidad con autoridades universitarias 132 11 RESUMEN El presente estudio aborda el tipo de micropolítica de la Universidad del Tolima entre 2013 y 2016. Su dinámica fue interpretada en atención a Hoyle (1986), Ball (1989), Jares (1992; 1997), Bardisa (1997), Blase (1998), González (1998), Foucault (2005) y otros. En términos metodológicos, esta aproximación fue realizada desde una perspectiva cualitativa fundamentada en el método etnográfico. Así, fue posible establecer que la universidad experimentó una inestabilidad por causas macropolíticas, micropolíticas y resultantes de la relación entre estas. Asimismo, en la institución proliferaron los intereses insatisfechos, los cuales permitieron una lucha por el ejercicio del poder, y el desarrollo por parte de los grupos universitarios de diferentes estrategias micropolíticas orientas a su acceso. El derivado de este panorama permite afirmar que en la UT predominó una micropolítica convulsionada, cuyo punto máximo eclosionó en 2015 y 2016: este fue el período de mayor pugna por el control de la cúspide de la estructura jerárquico-burocrática en la universidad. Palabras clave: micropolítica, conflicto, grupos de interés, intereses, estrategias. 12 ABSTRACT The present study addresses the type of micropolitics of the Universidad del Tolima between 2013 and 2016. It’s dinamicé was interpreted in attention to Hoyle (1986), Ball (1989), Jares (1992; 1997), Bardisa (1997), Blase (1998), González (1998), Foucault (2005) and others. In methodological terms, this approach was earried out from a qualitative perspective based on the ethnographic method. Thus, it was possible to establish that the university experienced stability due to macro-political causes and micro-policy and resulting from the relationship between these. Also, unsatisfied interests proliferated in the institution, that allowed for a struggle for the exercise of power, and the development by university groups of different micro-political strategies aimed at their access. The conclusion of this panorama makes it possible to affirm that the university was dominated by a convulsed micro- politics, whose maximum breaking point in 2015 and 2016: this was the period of greater struggle for control of the bureaucratic structure in the university. Keywords: micro-policy, conflict, interests groups, interests, strategy. 13 INTRODUCCIÓN La Universidad del Tolima no ha estado al margen de la controversia, la tensión y la inestabilidad. Contrario a las teorías generales de la organización y a la sociología de la organización, la universidad ha estado impregnada de conflictos, intereses en juego y estrategias; en otras palabras, ha estado matizada por una dimensión política propia. Tras configurarse como una institución en función de la búsqueda del conocimiento, la Universidad del Tolima se consolidó como una organización escolar jerárquicamente estructurada, con una burocracia definida y con un horizonte institucional en apariencia preciso. La Ley 30 de 1992 así lo formuló al trazar los organismos de dirección de cada Institución de Educación Superior (IES), las principales funciones que deben desempeñar y los derroteros que los deben guiar. Incluso, los desarrollos de la Ley en cada IES significaronestructuras piramidales, relaciones de mando, tareas y responsabilidades, número de funcionarios, entre otros aspectos en apariencia puramente administrativos. Esta estabilidad y certeza en el funcionamiento de las IES fue controvertido por su cotidianidad, porque año tras año han experimentado cierta inestabilidad. Su organización y rumbo han marchado de la mano de episodios conflictivos, pugnas por la consecución de los intereses de los diferentes grupos existentes en su interior, y un conjunto de actuaciones individuales y colectivas orientadas lograr unas determinadas metas. En este sentido, la vida interna de las IES es vida turbulenta y está sometida a un permanente movimiento de tipo contradictorio que las moldea y las define. La Universidad del Tolima no escapó a este panorama. Su trasegar ha estado signado por una vida inestable, en especial durante 2013 y 2016. Unas veces 14 provocada desde su exterior, otras desatada en su propio seno y otras veces resultante de la relación entre estas, la universidad experimentó un curso irregular matizado por la incertidumbre. De hecho, estas situaciones fueron el fermento de una vida institucional convulsa. Por lo tanto, la vida política de la UT constituye un problema que merece atención, en especial porque entraña una dimensión poco explorada de las organizaciones escolares en colombianas. La micropolítica escolar, en este sentido, constituyó la orientación teórico- analítica apropiada para interpretar el tipo de vida política de la Universidad del Tolima durante el periodo señalado. Desde la perspectiva de Hoyle (1986), Ball (1989), González (1997; 1998), Bardisa (1999), Gómez (2010), Rodríguez (2017) y otros, este enfoque ofrece un entendimiento de la escuela desde otra perspectiva, por cuanto reconoce el dinamismo de sus relaciones sociales y la complejidad de estas interacciones. Así, el abordaje realizado por el presente trabajo permite una exploración de los conflictos inherentes a la vida universitaria de la UT, los intereses en juego durante el período mencionado y las estrategias empleadas por lo grupos universitarios en aras de participar en la vida política de la institución. Todo esto posibilitó una interpretación de las relaciones sociales que caracterizaron a la UT entre 2013 y 2016. En procura de esta aproximación, el presente artículo está estructurado en ocho (8) secciones: la primera centrada en el problema de investigación, la segunda dedicada a las razones principales por la cuales es pertinente, la tercera enfocada en los objetivos del trabajo, la cuarta destinada a los antecedentes, la quinta enfática en los fundamentos teóricos que soportan el presente estudio, la sexta concentrada en la metodología, la séptima dirigida en los resultados y la discusión, y la octava consagrada a las conclusiones arrojadas por este acercamiento. 15 1. EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 1.1 DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA El presente apartado ofrece una aproximación somera de la micropolítica de la Universidad del Tolima entre enero de 2013 y agosto de 2016. En tanto problema de investigación, esta sección contextualiza el curso histórico de la universidad y su estructuración como organización escolar; seguidamente, dibuja una panorámica de los conflictos ocurridos durante el período señalado; y, cierra con la formulación de un abanico de preguntas de investigación, cuyo sustrato es el panorama convulsionado que la universidad experimentó entre enero de 2013 y agosto de 2016. 1.1.1 Contextualización. La Universidad del Tolima es la principal Institución de Educación Superior pública del departamento, porque representa el acceso a la cultura universal y –como lo dice la Ley 30 de 1992– desarrolla simultáneamente tres actividades propias de las universidades: la formación académica de profesionales, la investigación científica y la intervención social. En 1945, la universidad fue creada por la Asamblea Departamental, a través de la Ordenanza Nº 5 del 21 de mayo del mismo año, aunque su funcionamiento lo estableció el gobernador (Teniente Coronel) Cesar Augusto Cuellar nueve años más tarde, por medio del Decreto Nº 1916 del 25 de octubre de 1954. Un año después, en 1955, las actividades académicas iniciaron en las instalaciones de la Escuela Agronómica de San Jorge, propiedad de la Pía Comunidad Salesiana, por medio del programa de Ingeniería Agronómica (Universidad del Tolima, 2014); y, hacia 1961, dichas actividades se trasladaron a su actual sede, la cual es la principal y está ubicada en el barrio Santa Helena de Ibagué- Tolima. 16 Tras ofrecer programas técnicos y de contenido humanístico, como los cursos adscritos a la Escuela de Bellas Artes, la Universidad del Tolima consolidó su oferta académica con programas de orden profesional. Con la creación de la Facultad de Ciencias de la Educación, por medio del acuerdo 022 del 28 de julio de 1969, la UT perfiló una apuesta mucho más clara por constituirse en la principal Institución de Educación Superior pública del Tolima. Incluso, la posterior creación de la Facultad de Tecnologías en 1982, la Facultad de Ciencias de la Salud en 1989 y del IDEAD en 1991 (Universidad del Tolima, 2014), representaron el salto cualitativo hacia una universidad orientada hacia la formación de profesionales. Ahora, con la expedición de la Ley 30 de 1992, la Universidad del Tolima refrendó y consolidó su titulo de universidad. De hecho, a 1993, la UT ya no estaba diseñada exclusivamente a la pura formación de profesionales, había incorporado a sus actividades misionales la investigación y la proyección social. Por esta razón, reajustó y decantó su estructura orgánica y organizativa, depositando en el Consejo Superior sus principales decisiones académico- administrativas, en el Consejo Académico la dirección de los procesos académicos y en el rector la ejecución de las decisiones de los consejos, así como la ordenación del gasto. Estos nuevos ajustes respondieron a la necesidad de ensanchar el horizonte de la universidad, el cual rebasó la pura formación académica que en su momento la definió. 1.1.2 El problema de investigación. De forma directamente proporcional a su curso histórico, la UT no sólo fue consolidándose como universidad, sino como una organización burocrática, racional y jerárquicamente estructurada, como lo establece Contreras al caracterizar brevemente las instituciones escolares (2005, p. 1). Si bien desde su creación estas marcas fueron notorias, la expedición y puesta en rigor de la Ley 30 afianzó la UT como una organización claramente delineada en cuanto a misiones, instancias de decisión, funciones y dependencias. Incluso, los desarrollos posteriores de la Ley 30 operados tanto 17 a nivel macrosocial como en cada universidad, precisaron divisiones sociales del trabajo y tiempos de ejecución. En otras palabras, con la legislación educativa de 1992, la Universidad del Tolima se solidificó como estructura social claramente delineada. Empero, esta característica ha tenido varios puntos de inflexión. Las instituciones escolares, entre estas las de educación superior, no son sólo estructuras puramente burocráticas, racionales y jerárquicamente organizadas, también son organizaciones –en mayor o menor grado– democráticas o suelen proyectarse como puntos de interacción e intercambio cultural (Contreras, 2005, p. 2); de hecho, son –a su vez– escenarios de múltiples conflictividades alrededor de la satisfacción de intereses personales, grupales o institucionales. En definitiva, las instituciones escolares incluyendo las universitarias, son organizaciones complejas, es decir multidimensionales, porque desarrollan en su interior diferente procesos (Contreras, 2005, p. 11). Respecto a las conflictividades, la Universidad del Tolima no ha estado exenta.Su historia ha estado signada por tensiones permanentes, unas veces originadas desde los niveles macrosociales y otras veces detonadas desde su propio interior. Sin embargo, los cambios vertiginosos que experimentó la universidad pública, presionada por las tendencias educativas, desataron una nueva oleada de conflictos desde la década del 90 hasta el presente. Estas tensiones pusieron al descubierto –algunas veces de forma explícita y otras de manera tangencial– la disputa por el poder, es decir la pugna por materializar o salvaguardar los intereses de los grupos y personas ubicados en ciertos niveles de la estructura orgánica de la universidad o ajena a esta. Entre las muchas turbulencias que han caracterizado a la Universidad del Tolima, el período 2013-2016 fue muy singular en cuanto a conflictos. Las orientaciones de la macropolítica educativa o las situaciones propias desarrolladas en el interior de la universidad afectaron los intereses de quienes 18 en esta coexisten. El período en cuestión constituyó un cuadrilátero, el cual –en algunas oportunidades– ubicó en una esquina a la institucionalidad educativa y a las fuerzas convergentes en el Consejo Superior, en otra a la administración universitaria y en una totalmente diferente al estudiantado, el profesorado y los trabajadores. Aunque los conflictos aflorados durante este período tienen algunos antecedentes en las decisiones implementadas por los rectores anteriores, el panorama conflictivo de la UT entre 2013 y finales de 2014 se forjó a partir de varias causales. La elaboración del Plan de Desarrollo Institucional y la concertación de la política laboral –en general– junto a la negociación de unas nuevas condiciones laborales para el profesorado –en particular– constituyeron dos factores de un conflicto enmarcado dentro del diálogo y la negociación, los cuales trascendieron a acciones que iniciaron la modificación de la vida política de la universidad. Por esta razón, la implementación del Plan de Desarrollo Institucional y la negociación con los sindicatos sentaron las bases de una vida política mucha más conflictiva para la universidad. En 2015, esta situación experimentó su clímax. El paro del magisterio colombiano reactivó el accionar del estudiantado y, con ello, perfiló una nueva ola de tensiones en la vida política de la UT, las cuales afloraron notoriamente durante el semestre B. Tras las denuncias del representante de los ex-rectores ante el Consejo Superior sobre un presunto desequilibrio presupuestal (ASPU- Tolima, 12 de agosto de 2015), en la universidad se inauguró un período de inestabilidad marcado por dos factores: la incertidumbre financiera y la elección de decanos y rector. Aunque las tensiones desatadas por la elección de las autoridades universitarias tuvieron una duración efímera, el panorama financiero justificó un conato de movimiento estudiantil, un movimiento profesoral y de los trabajadores, así como una insatisfacción generalizada de los estamentos universitarios respecto al rumbo de la universidad. 19 En cuanto a esto último, la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU-Tolima), señaló tres causales que desbordaron la situación de la UT: el retraso en el pago a los catedráticos, el no pago de un retroactivo correspondiente al 2015 y el endeudamiento de la universidad con la banca (ASPU-Tolima, 2015). Aparte de esto, las respuestas de la administración universitaria ante el panorama de la UT, constituyeron otros factores de la tensión, a saber: su silencio permanente frente a las causas del desbarajuste financiero de 2015, el adelanto de la fecha para el pago de las matriculas de los estudiantes de pregrado, y la insistencia por endeudar la universidad ante una entidad financiera (Frente Unido en Defensa de la Universidad del Tolima, 2015). Incluso, la posibilidad de operar una reforma laboral, la reasignación de carga académica para los docentes, y el recorte al presupuesto general para el 2016, configuraron tres causas más que acentuaron el conflicto entre las administraciones universitarias y los profesores, el estudiantado y los trabajadores de la institución. A esto es necesario sumarle que el cambio de gobierno departamental agudizó el conflicto. La posición del gobernador sobre la Universidad del Tolima, que en período de campaña lo caracterizó como difícil y burocratizada (El Nuevo Día, 1 de noviembre de 2015), enriqueció la tensión. De hecho, y en calidad de gobernador, la intención por esclarecer las dimensiones de la crisis financiera de la universidad más la reticencia a aprobar la vigencia presupuestal de 2016 para la institución hasta que su rector operara una reducción en sus gastos, nutrieron de razones el conflicto y, con esto, alimentaron el carácter reactivo de los actores universitarios involucrados, ya que vieron amenazados sus intereses y posiciones logradas en la estructura de la universidad. Ante este panorama, cada estamento respondió con una reivindicación particular, procurando –en primera medida– salvaguardar sus intereses, como lo evidencia las respuestas del profesorado y los trabajadores, quienes se opusieron a cualquier propuesta de ajuste o modificación sustancial de su 20 posición en la actual estructura de la universidad. En segunda medida, estas réplicas no sólo implicaron una actitud reactiva frente a los movimientos de la administración universitaria, sino también una postura “ofensiva” con vocación de poder, como lo expresan las declaración de ASPU y el Frente Unido en Defensa de la Universidad del Tolima, los cuales fueron enfáticos en exigir la renuncia del rector y, posteriormente, en insistir en una reforma profunda que les significara una nueva posición y más poder en la estructura jerárquica de la UT. Incluso, la apuesta del estudiantado al oponerse a cualquier recorte presupuestal que implicara una afectación de los programas de bienestar, significó una actitud clara en defensa de unos intereses garantes de su desenvolvimiento académico. En esta dirección, el período comprendido entre enero de 2013 hasta agosto de 2016, durante el cual la universidad atravesó un inestabilidad notoria debido al trámite de las contradicciones, su insolvencia financiera y a los desacuerdos en el Consejo Superior en torno a sus posibles salidas, expresó un panorama conflictivo cuyas tensiones principales implicaron –en primer lugar– a la administración universitaria y al profesorado; de forma simultánea, a la administración y los trabajadores; luego, a la administración y el estudiantado; y, como telón de fondo, a la administración universitaria con el gobierno departamental. Igualmente, y en el marco de las relaciones forjadas por los partícipes en los conflictos, la micropolítica de la Universidad del Tolima se configuró de una manera particular, expresando características singulares diferentes a las de otros períodos. Situación que –en mayor o menor grado– influyó en el clima escolar (clima universitario), en el tipo de liderazgo que definió a los rectores del período de estudio y en las formas de participación e incidencia de los estamentos universitarios en la conducción de la institución. En suma, el conflicto abocó a una vida política excepcional entre enero de 2013 y agosto de 2016. 21 1.2 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA 1.2.1 Pregunta principal. ¿Qué tipo de micropolítica caracterizó a la Universidad del Tolima durante el período comprendido entre 2013 y 2016? 1.2.2 Preguntas secundarias • ¿Qué tipo de conflictos que estructuraron la micropolítica de la universidad entre 2013 y 2016? • ¿Cuáles fueron los grupos de interés y los intereses que influyeron en el tipo de vida política experimentada por la universidad entre 2013 y 2016? • ¿Cómo actuaron los grupos de interés para configurar el tipo de micropolíticaque definió a la universidad entre 2013 y 2016? 22 2. JUSTIFICACIÓN La micropolítica escolar constituye una dimensión de las instituciones educativas y hace referencia a las dinámicas políticas que se desarrollan en su interior” (González, 1998, p. 215). Aunque las aproximaciones a esta dimensión del fenómeno educativo son recientes, por cuanto se remontan a la década del 70, 80 y el 90 con Hoyle, Blase, Ball y otros, han perfilado un campo de reflexión necesario en los estudios relativos a la educación y, en especial, sobre las organizaciones escolares. Por ende, “la micropolítica constituye una arista más en los procesos que se desarrollan en cada institución educativa y, con esto, una nueva perspectiva en procura de la compresión de los fenómenos ligados a la vida escolar (González, 1998, p. 235). En Colombia, el abordaje de esta dimensión ha sido limitado, por cuanto no ha constituido un centro de atención prominente para los investigadores. De hecho, el número de estudios referidos a este ámbito aún es reducido y, de los pocos realizados, la mayoría se detienen en las instituciones educativas correspondientes al nivel básico y medio del sistema educativo colombiano (Ávila, 2008; Miñana, 1999; Rojas, 2015; y, Vertel, y Muñoz, 2013). Por lo tanto, un acercamiento a la micropolítica de las instituciones escolares representa un insumo a la problematización de una componente poco explorado en los estudios dedicados a la organización escolar. Además, una aproximación a la micropolítica de las instituciones educativas constituye un aporte adicional al ceñirse a las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas, en particular a la Universidad del Tolima. Teniendo en cuenta que la exploración de este ámbito es aún joven y relativamente naciente en las organizaciones escolares del nivel superior, cualquier aproximación a la dinámica política de una IES representa un insumo a la problematización de la dimensión en cuestión. Por esta razón, una exploración de la micropolítica de la 23 Universidad del Tolima comporta un aporte para la posible configuración de una tendencia o una línea investigativa orientada a la exploración de la dinámica política en las IES colombianas. Evidentemente, el corpus de conocimientos resultante del abordaje de la micropolítica escolar, constituirá un aporte a la comprensión de la Universidad del Tolima como una organización donde hay disputas por el poder; así como una institución donde sus actores sociales protagonizan conflictos, pretenden o defienden intereses y emplean estrategias con el fin de salvaguardar el poder. En definitiva, las aportaciones derivadas de una aproximación a la micropolítica de la universidad, representarían un constructo orientado a la compresión de la dinámica política de la UT. En estrecha relación con esto, el acercamiento a la micropolítica de la Universidad del Tolima y sus respectivos resultados, implica una interpretación de la universidad derivada de la Ley 30 de 1992. Sin perder de vista que la Constitución Política de Colombia aprobada en 1991 instituyó la autonomía universitaria como una cualidad de la universidad pública colombiana, de una u otra forma ese nivel de autonomía atorgado y legislado en desarrollos ulteriores configura una universidad diferente a la que la antecedió. De ahí que el examen de la micropolítica universitaria de la UT implique una mirada acerca de la universidad actual y de la vida política configurada a partir de la Constitución Política y de la Ley 30 de 1992. En términos metodológicos, la aproximación a la dinámica política de la Universidad del Tolima sigue un curso puramente cualitativo, pero procurará superar su no incidencia en el campo práctico. Según Everhart, “la investigación micropolítica adolece, al igual que ocurre en otros ámbitos de la investigación educativa, de un compromiso por incidir directamente en la práctica educativa” (citado por González, 1998); es decir, no incide en el curso de las organizaciones escolares. Consiguientemente, la orientación 24 metodológica estará enfocada en la superación de esta brecha, lo cual representará un avance cualitativo que permitirá redimensionar los análisis macropolíticos. 25 3. OBJETIVOS 3.1 OBJETIVO GENERAL Interpretar el tipo de micropolítica de la Universidad del Tolima durante el período comprendido entre 2013 y 2016. 3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS Caracterizar los conflictos que estructuraron la micropolítica de la universidad entre 2013 y 2016. Describir los grupos de interés y los intereses que influyeron en el tipo de vida política experimentada por la universidad entre 2013 y 2016. Analizar las estrategias micropolíticas empleadas por los grupos de interés de la Universidad del Tolima entre 2013 y 2016. 26 4. ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN El estudio de la vida política en las organizaciones escolares irrumpe en la década del 70 (González, 1998), en especial con Baldridge, quien en 1971 se detiene en los procesos micropolíticos “propios de la vida departamental de la Universidad de Nueva York” (Vertel y Muñoz, 2013, p. 36). Luego, los trabajos de Hoyle, Marshall & Scribner, Bacharad & Mundell, así como el de Anderson & Blase y otros durante la década del 80 y el 90, ahondaron en la vida política de las instituciones educativas, haciendo hincapié en el carácter complejo de las relaciones que en estas emergen y que, de una u otra manera, configuran el curso de las organizaciones escolares. Sin embargo, las aportaciones de Stephen Ball constituyen un referente indiscutible de los trabajos sobre micropolítica escolar, en la medida en que concretizan un enfoque para el abordaje de los procesos políticos en las instituciones educativas (Vertel y Muñoz, 2013). Sin perder de vista estos referentes, en varios países latinoamericanos se han adelantado estudios que auscultan la complejidad política de las organizaciones escolares. Aunque es difícil lograr una panorámica sobre la totalidad de los trabajos realizados, en México y Perú se han adelantado estudios alrededor de la vida política escolar e inspirados en enfoques micropolíticos. Colombia, sin quedarse rezagada, también presenta un avance en esta materia que pone de relieve un interés relativamente naciente en las dimensiones de la vida política de sus instituciones educativas. A este respecto, en 2003, a través de un trabajo fundamentado en un enfoque lindante con la micropolítica y titulado La restructuración de la escuela y las nuevas pautas de regulación del trabajo docente, Lozano exploró los cambios operados por las políticas educativas de finales de la década del 90 en México y sus implicaciones para los docentes de cuatro instituciones escolares de 27 Coahuila. Apelando a un rastreo juicioso contrastado con la vida institucional experimentada por los maestros, la investigadora determinó cómo las regulaciones trazadas desde los niveles macrosociales inciden, moldean y subordinan las ocurrencias en los niveles microsociales. A manera de hallazgos, Lozano estableció un panorama signado de incertidumbres para los docentes, por cuanto los cambios derivados de las nuevas políticas educativas enrarecieron la gestión pedagógica e impusieron un ánimo competitivo entre el profesorado, lo cual configuró un nuevo campo docente en cada una de las instituciones educativas estudiadas. Alrededor de la relación entre el estilo de liderazgo de la directora de una institución educativa de nivel secundaria de Lima Norte y la participación de docentes y alumnos en la gestión escolar, con base en las relaciones de poder que se desarrollan en la institución educativa, Contreras (2005) adelantó un estudio inspirado en el enfoque micropolítico, titulado Micropolítica escolar: Estilo de liderazgo de una directoray participación de docentes y alumnos en la gestión escolar. Estudio de caso en un centro educativo de nivel secundaria de Lima Norte. A partir de un estudio de caso, la investigadora caracterizó el estilo de dirección de la directora como un liderazgo autoritario, por cuanto las relaciones y forma de inclusión de los estudiantes, profesores y padres fue puramente formal en la institución: no respondió a la necesidad de elaborar un criterio colectivo frente al horizonte de la institución educativa. En esta dirección, ella puso al descubierto la existencia de distribuciones asimétricas del poder con tendencia a su concentración en manos de la rectora. En 2010, Gómez se adentró en la vida política de una institución educativa pública de México con el trabajo titulado Micropolítica escolar y procesos de cambio: El papel del supervisor en una institución educativa. A través de una estudio etnográfico, el investigador exploró un conjunto de fuerzas que entraron en permanente disputa. 28 Con la jubilación de la directora, considerada como fundadora, comienza una etapa de incertidumbre, pues en un corto tiempo cuatro directores ocupan el puesto, lo que da origen a diferentes posicionamientos de los sujetos: luchas por el poder, diversidad de metas en juego, búsqueda de intereses particulares, estrategias y rivalidades que se movilizan en torno al control que encabeza el director en turno. (p. 771) Como resultado de este estudio, Gómez corroboró el carácter conflictivo de la escuela y develó que en medio de tales tensiones emergen un conjunto de intereses que pretenden orientar el curso de una institución educativa. En este marco se ubica la gestión directiva de quien asume las riendas de toda organización escolar. Teniendo en cuenta las relaciones de poder que emergen entre los actores escolares, Zegarra (2012) abordó el problema de la participación de dichos actores en dos instituciones escolares del norte de Lima-Perú en el trabajo titulado Participación democrática en los procesos de planificación institucional de una escuela de gestión pública y una de gestión por convenio de Collique. La investigadora, basada en dos estudios de caso (uno de una institución estatal y otro de una por concesión), comparó y contrastó los resultados en aras de auscultar los tipos de relaciones de poder que emergen entre los actores escolares de las instituciones. En calidad de resultados, Zegarra estableció que en las relaciones de poder son diferentes en cada colegio, por cuanto las formas de participación no son iguales: en una predomina las formas de inclusión de tipo informativo, mientras en la otra la tendencia se orienta hacia las formas de participación de tipo decisorio. Por esto, ella señaló que en la institución por concesión el poder tiende a una distribución horizontal, privilegiando una unidad de criterio más colectivo frente al curso del colegio. 29 Sin constituir la primera aproximación al estudio de la escuela como una unidad compleja en Colombia, En un vaivén sin hamaca: La cotidianidad del directivo docente, Miñana (1999) mostró un panorama acerca del mundo escolar diferente al que había predominado desde la academia. Según el trabajo, el cual es el resultado de un conjunto de reflexiones elaboradas por directivos docentes, la escuela no es una organización estrictamente burocrática, racional y jerárquica; por el contrario, es una arena de interacciones, intercambios, tensiones, disputas y juegos. Aunque el estudio es difícil ceñirlo a los enfoques micropolíticos de la escuela, representa una exploración de esta dimensión, especialmente desde el punto de vista de un conjunto de directivos. De esta manera, las turbulencias a las que se enfrentan los directivos docentes no son el resultado de la casualidad, sino tienen diferentes orígenes y su acción está mediada por un entramado de relaciones propias de la esfera escolar, entre estas unas de tipo contradictorio. Ávila (2008) en la tesis doctoral titulada La configuración del campo de la rectoría escolar oficial en Colombia en el contexto de las políticas educativas recientes, abordó un problema propio de la micropolítica escolar. Apelando a un enfoque eminentemente cualitativo, la investigadora se detuvo en el campo de la rectoría y, particularmente, en cómo la interacción entre las dimensiones micropolíticas y macropolíticas que aplican en las instituciones educativas la configuran. A manera de resultados, el trabajo puso al descubierto “cómo el campo de la rectoría está fuertemente regulada por las normas y políticas educativas nacionales y la recontextualización que se hace de estas en los escenarios macropolíticos locales” (p. 12), es decir logró determinar que un rector orienta su acción en función de la gestión de recursos, el disciplinamiento de la fuerza laboral que tiene a su cargo y hacia la rendición de cuentas como forma de relacionamiento con la comunidad. En suma, Ávila ubicó la labor del rector en una posición de alta tensión, porque él es el responsable de conducir una organización escolar en el marco de las definiciones macrosociales y las resistencias microsociales. 30 Con base en el análisis micropolítico, Vertel y Muñoz (2013) en la tesis de maestría titulada La práctica docente en una institución educativa privada: una investigación de micropolítica escolar basada en un estudio de caso, problematizan la práctica docente en el marco de las relaciones de poder que afloran en una institución educativa de carácter privado. A través de un estudio de caso, los investigadores develaron que la práctica docente está entre conflictos, luchas de intereses y contextualizaciones y recontextualizaciones de la esfera macropolítica de la institución educativa. Por lo tanto, el desenvolvimiento en la vida escolar y en el aula de un profesor no está definido –en exclusiva– por su disposición y voluntad, sino por otros factores: los incentivos, las políticas, los conflictos, los intereses y las ideologías que circulan en una institución educativa. En una dirección similar a la de Ávila, Rojas (2015) exploró la gestión directiva de los rectores de cuatro instituciones educativas de Coello-Tolima en relación con la micropolítica y el poder. A través del trabajo de maestría titulado Factores de éxito y/o de resiliencia de los rectores en su gestión directiva en relación con la micro política y el manejo del poder en las instituciones educativas del municipio de Coello-Tolima, la investigadora se detuvo en cómo la gestión directiva está influida por la micropolítica escolar y las relaciones de poder que allí emergen, logrando establecer que la rectoría está sometida a serías tensiones, por cuanto las instituciones escolares son campos conflictivos y de pugna de intereses. Por esta razón, la gestión escolar tiene límites en la medida en que no hay sintonía entre los actores de la vida escolar acerca del curso de la institución, las relaciones con los otros y el trámite de conflictos. Aunque en curso están desarrollándose otros trabajos, como el de la magíster Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo titulado El clima social escolar desde la perspectiva de la micropolítica, como teoría de base para el estudio de las instituciones escolares (2015) , los estudios adelantados se circunscriben a la educación básica y media del sistema educativo colombiano. Incluso, tales 31 abordajes se detienen en el campo de la rectoría, por cuanto su rol es determinante en la vida política de cada organización escolar: configura –en mayor o menor grado– el campo de relaciones de poder en una institución educativa. Lastimosamente, los acercamientos micropolíticos a la educación superior son hasta el momento poco conocidos, lo cual perfila un terreno inexplorado desde esta perspectiva, pero necesario y pertinente. 32 5. MARCOTEÓRICO En la perspectiva de analizar la vida política de la Universidad del Tolima, las aportaciones del enfoque micropolítico, entendido como un enfoque teórico- analítico sobre la cotidianidad de la escuela, serán fundamentales para tal fin. En especial, las aportaciones de Stephen Ball serán determinantes, así como los de González (1989) y Bardisa (1997), por cuanto establecen un sistema de conceptos articulados entre sí que facilitarán una aproximación a la realidad política de la principal institución universitaria del Tolima. En atención a esto, el presente apartado ofrecerá una mirada acerca de la organización escolar, conceptualizará la noción de micropolítica y explorará sus categorías. 5.1 LA ESCUELA: DE LA CERTEZA A LA INCERTIDUMBRE La sociología de la educación de mediados del siglo XX constituyó un referente fundamental para el estudio de la escuela. El enfoque sociológico en educación develó las relaciones entre el orden social vigente y el fin de la organización escolar al ubicarla en un lugar específico respecto a la sociedad. Alrededor de esta macro-premisa, la escuela fue concebida, en primera medida, como la puerta de entrada a la socialización, en tanto contribuye a la superación de la individualidad; en segunda instancia, fue referenciada en términos puramente funcionalistas: está plenamente anclada al todo social, porque representa una parte de dicho sistema; es decir, es un subsistema llamado a acoplar a los individuos al statu quo. Posteriormente, con las aportaciones de varios teóricos de inspiración marxista, la escuela fue pensada como un escenario de reproducción de las concepciones dominantes y legitimadora de la división social del trabajo (Cárdenas, 2009). En suma, la sociología de la educación puso al descubierto un vínculo indisoluble entre la organización escolar y el orden social. 33 Asimismo, las teorizaciones derivadas del funcionamiento de las empresas fueron un punto de referencia indispensable para los estudios sobre la marcha de la vida escolar. Desde el momento en que la escuela fue asimilada a una organización productiva –concepción que encontró su clímax hacia las décadas del 50 y 60 del siglo XX–, los estudios a su alrededor expresaron otra dimensión, cuya exploración pretendió brindar mayores certezas en aras de su eficacia. En otras palabras, dichos trabajos se orientaron a perfeccionar el funcionamiento de las escuelas, porque las redujeron a organizaciones jerárquicamente estructuradas, burocráticamente decantadas y racionalmente dirigibles. En este marco, el lenguaje propio de la administración de empresas copó la reflexión pedagógica y configuró una disciplina en ascenso que, en un primer momento, se denominó sociología de la organización y, poco después, como sociología de la organización escolar (Ball, 1989). Pese a estos aportes, el enfoque sociológico en educación de mediados del siglo XX ofreció una aproximación limitada de la vida escolar, así como la teoría organizativa y la sociología de las organizaciones que floreció durante las décadas del 60 y 70, porque “han dicho poca cosa de alguna significación sobre el modo como las escuelas funcionan en realidad cotidianamente” (Ball, 1989, p. 19). Ni siquiera los desarrollos ulteriores en la sociología de la educación, influenciados por la sociología en general, lograron dar cuenta de la cotidianidad de la escuela, puesto que se enfrascaron en su relación con el orden macrosocial, la libertad de los maestros y la relación entre acción versus estructura. Por esto, las miradas en torno al funcionamiento de la organización escolar fueron áridas, en tanto no lograron aproximaciones nutritivas sobre el curso de la escuela. En respuesta a la infecundidad de estos aportes, los trabajos de Baldridge en 1971, Hoyle, Marshall & Scribner, Bacharad & Mundell, Anderson & Blase, así como los de Ball entre finales de la década del 70 e inicios del 80, fueron 34 ejemplares (González, 1998, p. 216-217). El reconocimiento que hicieron a los límites de las teorías predecesoras les permitió ver más allá de lo obvio: Los teóricos de la organización escolar, tan empeñados como han estado durante tantos años en tratarnos de “convencer” de que las escuelas son organizaciones racionales, en las que las cosas pueden funcionar con certidumbre, con racionalidad y con cierta estabilidad, se han olvidado durante mucho tiempo de mirar qué es lo que pasa dentro de las escuelas. Y cuando han empezado a hacerlo, se han encontrado con un mundo complejo, un mundo de incertidumbre, de imprevisibilidad, un mundo de personas que piensa, valora, interpreta la realidad y acontecimientos en los que están inmersas, que se relacionan unos con otros, que van configurando día a día esa organización; un mundo, a fin de cuentas, en el que coexisten planteamientos diversos, o se imponen determinados discursos, o se lucha por mantener una determinada dinámica organizativa. Se han encontrado, en definitiva, con que las cosas en las escuelas no son lineales, no son siempre tan racionales como se presupone, no son mecánicas ni asépticas, y, desde luego, no son una balsa de aceite (González, 1998, p. 215). En tal dirección, sus aportes pusieron al descubierto las “entrañas” de la escuela, por cuanto la referenciaron como un escenario cuyo curso depende de unos actores sociales, quienes traban relaciones contradicotrias, quienes se definen por unos intereses, y quienes luchan permanentemente por alcanzarlos. 5.2 LA MICROPOLÍTICA ESCOLAR 35 Ante una vida escolar en permanente movimiento e incomprensible para los modelos teóricos de la sociología de la educación y la administración general irrumpió una corriente que centró su mirada en la cotidianidad escolar. El desarrollo abrupto de las escuelas configuró el sustrato desde el cual se levantó una nueva concepción acerca de la escuela, porque está marcado por un variado tipo de relaciones entre sus actores sociales y matizado por intereses personales e ideológicos, así como por acciones de control y resistencia conducentes a la concreción de tales intereses (Ball, 1989). Al contrario de las teorías que aspiraban a la certeza, esta nueva mirada promocionó los elementos necesarios para comprender la vida escolar como un escenario de tensiones. Por esta razón, el conflicto constituyó el rasgo definitorio de la escuela y de su curso, en tanto las relaciones que entraña implican una contradicción permanente (Jares, 1997). Ball (1989) logró sintetizar las dimensiones del conflicto escolar que otros ya habían indagado en trabajos previos. Él describió la cotidianidad de cuatro escuela de tal manera que logró rastrear la vida política que allí se desarrollaba. En Phoenix, por ejemplo, identificó un choque de concepciones pedagógicas y generacionales, por cuanto su director pretendía introducir un modelo de escuela distinto al existente. En la escuela Casterbridge High School caracterizó las tensiones entre grupos de profesores, debido a que dicha escuela fue el resultado de la fusión de tres centros educativos. En la de Victoria Road dibujó un paisaje enrarecido, porque su director excluía al profesorado en la toma de decisiones frente a temas presupuestales y de orden curricular. Por útlimo, en la de Bishop McGregor encontró un ejemplo claro de conflictos corrientes, debido a la implementación de enfoques pedagógicos novedosos. En suma, Ball logró penetrar en la vida real de la escuela y poner entre paréntesis la estabilidad que pregonaron durante varios años las teorías de la organización escolar. 36 En estas condiciones, la reflexión sobre la vida escolar y su marcha se tornó más rica. La unidad contradictoria que significa la escuela la somete permanentemente al vaivén de los conflictos que en su interior se desarrollan hastaconfigurar una política a pequeña escala, en la perspectiva de Ball (1989); es decir, sumergen a la organización escolar en un movimiento permanente, cuyos protagonistas son quienes imprimen el ritmo de la marcha escolar en consonancia con los conflictos que desarrollen y de la forma cómo los tramiten. Así, la vida escolar se torna esencialmente política, en tanto está mediada por relaciones sociales y todo vínculo de este tipo comporta una relación de poder. La turbulencia a la que está sometida la escuela sienta las bases de su dimensión política. En atención con González (1997; 1998) y Bardisa (2001), esto se denomina micropolítica escolar y referencia una de las tantas aristas que constituyen y se expresan en la escuela. Santos Guerra (1990), sotiene que Hay muchos tipos de interacción entre los miembros que habitan el mundo mágico y a la vez anodino del aula y de la escuela. Hay transacción de conocimientos, de sentimientos, de actitudes, de discurso y de prácticas. Pero todo ello está impregnado de una ideologiá y de una dimensión polit́ica y ética. No es aceptable una visión neutral y técnica del quehacer de la escuela (p. 71). La organización escolar, en este marco, constituye un escenario impregnado de interacciones y negociaciones, las cuales no son unidireccionales o armónicas; por el contrario, son potencialmente conflictivas y medidas por el ejercicio del poder. En el horizonte de los teóricos del conflicto, las tensiones propias de las escuelas ponen en posiciones diferentes a los actores sociales y –en la 37 mayoría de los casos– permiten la aparición de grupos y de coaliciones entre grupos (Ball, 1989). Esta fragmentación posibilita una disputa en la cual un individuo o un grupo de individuos tratan de ganar ventaja sobre los otros, lo cual afecta el curso de la organización escolar. De esta manera, la escuela es esencialmente conflictiva, lo cual hace que la consecución de sus metas (institucionales o misionales) se encuentre al margen de la certeza y la racionalidad. En otros términos “el orden en las escuelas está siendo siempre negociado políticamente, y que por debajo de esa negociación hay una lógica interna” (Bacharach & Mundell; Larson, citados por Bardisa, 2001). 5.3 EL ENFOQUE MICROPOLÍTICO Y SUS COMPONENTES La micropolítica escolar, entendida no sólo como un fenómeno inherente a la escuela, sino como enfoque teórico-analítico, implica un conjunto de componentes y, por tanto, de categorías de análisis. A la realidad organizativa de las instituciones escolares son inherentes los intereses de sus actores, las luchas ideológicas, el conflicto, las coaliciones entre actores y las lógicas de acción de quienes fungen como autoridades, en el marco de una “dialéctica entre lo micro y lo macro, lo formal y lo real, la reproducción y las resistencias, etc.” (Jares, 1997). Por esto, la vida organizativa de una institución escolar engendra y desarrolla una vida política singular, mediada por un conjunto de factores que interactúan entre sí y –en algunas ocasiones– determinan a otros. De acuerdo con Peniche, Delgado & Cáceres (2012), La micropolítica de una institución escolar da la oportunidad de conocer cómo es el funcionamiento de la misma, debido a que a través de la lucha de interés, el intercambio y el ejercicio del poder, es que se genera una interacción entre los que se encuentran en dicha institución (p. 35). 38 Esto supone que el objeto de la micropolítica desborda la atención en la estructura formal (jerárquico-burocrática) de la escuela. Como destaca el conjunto de las relaciones sociales que allí se desarrollan, también centra su foco en la esfera informal. Así, el enfoque micropolítico reconoce el poder como consustancial a las relaciones sociales y su ejercicio como transversal a quienes interactúan en la escuela independiente de los vínculos jerárquicos o de autoridad existentes. En este marco, los actores involucrados en una organización escolar marchan en una doble dirección: hacia la consecución de los fines misionales de la escuela y en perspectiva de satisfacer sus propios intereses. Su acción en procura de esto se mueve entre la formalidad y la informalidad de la escuela: así como ejecutan las acciones encaminadas al logro de los objetivos últimos de la institución escolar, también utilizan su posición en la estructura jerárquico- burocrática o la influencia que tienen frente a otros para satisfacer sus intereses. Por ende, “el uso del poder formal o informal por los individuos o grupos para alcanzar metas, refleja lo que se denomina micropolíticas de la escuela” (Peniche, et. al., 2012, p. 35). En gran parte, las acciones políticas resultan de las diferencias percibidas entre los individuos y los grupos, unidas a la motivación por usar el poder para ejercer influencia y/o proteger. Aunque tales acciones están motivadas conscientemente, cualquier acción, consciente o inconscientemente motivada, puede tener una relevancia política en una situación dada. Tanto las acciones cooperativas y conflictivas como los procesos forman parte del dominio de las micropolíticas (Blase citado por Blase, 1998, p. 547). De esta manera, “el análisis micropolítico pone el acento en la dimensión política de la escuela, caracterizada en su interior por la presencia de intereses 39 diferentes, por el intercambio, la influencia y el poder” (Bardisa). En la óptica de González (1998), esto se traduce en una atención alrededor de los intereses de quienes coexisten en la escuela, las acciones ejecutadas para satisfacer tales intereses (incluyendo las que ejecutan desde la autoridad concedida o por medio de la influencia) y las estrategias puestas en marcha para lograr sus fines. Sin perder de vista a González (1998), los modelos teórico-analíticos de E. Hoyle, S. Ball y J. Blase coinciden en varios aspectos, uno de los cuales tiene que ver con los intereses de los actores escolares. Según estos, en las organizaciones escolares coexisten intereses que están en permanente juego y, con estos, metas diferenciadas de los individuos y grupos que soportan el curso de la escuela (González, 1998). Por esta razón, la organización escolar constituye una arena de batalla por la satisfacción de tales intereses, la cual se traduce en una disputa permanente en su seno. Los intereses que tornan conflictiva la organización escolar, son de diferente índole. Hoyle …, por ejemplo, distingue entre intereses personales, centrados en cuestiones como autonomía, status, territorio, recompensas, condiciones de trabajo; profesionales, relacionados con compromisos sobre formas particulares de práctica: curriculum, organización, modo de agrupamiento de alumnos, métodos de enseñanza, etc. o también políticos, enraizados probablemente en ideologías sociales y políticas de amplio espectro (citado por González, 1998). Incluso, Ball (citado por González, 1998) sostiene que los conflictos escolares no tienen un soporte exclusivo en ideologías: “Las personas no siempre, ni todas, se mueven guiadas por cuestiones ideológicas, sino también por 40 intereses materiales” (p. 226). En esta línea, Ball (1989) habla de intereses creados, los cuales se equipararían a los profesionales de E. Hoyle, y clasifica los intereses ideológicos en otro ámbito, porque corresponden a asuntos valorativos o entrañan afiliaciones con filosofías o formas de ver el mundo. En suma, la variedad de intereses que están en juego en la organización escolar constituyen el soporte de su instabilidad. Los intereses en pugna permiten que el conflicto se torne inevitable. Empero, las contradicciones desatadas desde el nivel macrosocial también originan la conflictividad en la escuela. Los dictámenes emanados por la institucionalidad del Estado influencian –enalguna medida– las acciones, representaciones sociales, ideologías de los agentes escolares y, en últimas, sus intereses. En palabras de Beltrán (citado por Jares, 1997), la naturaleza conflictiva de las escuelas se explica por el emplazamiento de los centros derivado de su condición institucional delimitada por las relaciones existentes entre el Estado, la administración y la sociedad civil, así como por su dimensión micropolítica, determinada por las relaciones entre profesores, curriculum y estructuras organizativas. Así, la organización escolar engendra, produce y reproduce unos conflictos, los cuales oscilan entre propios o ajenos, internos o infundados. Con respecto a las causas de los conflictos, diversos autores de distintas escuelas y disciplinas han polemizado sobre ello. Para unos, todos los conflictos están provocados por el poder; para otros, además del poder incide la estima propia; para unos terceros, las causas de los conflictos se “psicologizan” y se reducen a los diferentes tipos de necesidades humanas y/o a un problema de diferentes percepciones. En el polo opuesto, determinados enfoques sociológicos explican la causalidad de los conflictos escolares por las contradicciones inherentes al sistema capitalista en el que vivimos. En nuestra opinión, la enorme conflictividad, manifiesta y latente, que se da en la institución 41 escolar, sólo cabe entenderla, como ya hemos señalado, desde la dialéctica entre la macroestructura del sistema educativo y las políticas generales hacia él orientadas y los procesos micropolíticos que en el seno de cada centro escolar tienen lugar (Jares, 1997). En esta dirección, la escuela produce, como dice Apple (1987), conflictos culturales, políticos y económicos muy reales en el interior y el exterior de los sistemas educativos. Por consiguiente, el conflicto es consustancial a la vida de las organizaciones escolares y configura su dimensión política. A este respecto, Jares (1991; 1997) clasifica los conflictos en la organización escolar en atención a su origen. Según él, en la escuela se expresan tensiones por causas de orden ideológico, por razones asociadas con el poder y su ejercicio, por motivos relacionados con la estructura, y con detonantes emparentados con asuntos personales e interpersonales. La tabla 1 muestra la clasificación propuesta y sus detalles. Tabla 1: Las conflictividades en la escuela, sus tipos y sus causales TIPO DE CONFLICTO MOTIVOS DEL CONFLICTO Ideológico-científico Opciones pedagógicas diferentes. Opciones ideológicas (definición de escuela) diferentes. Opciones organizativas diferentes. Tipo de cultura o culturas escolares que conviven en el centro. Relacionadas con el poder Control de la organización. Promoción profesional. Acceso a los recursos. Toma de decisiones. Relacionadas con la estructura Ambigüedad de metas y funciones. «Celularismo». Debilidad organizativa. Contextos y variables organizativas. Relacionadas con Estima propia/afirmación. 42 TIPO DE CONFLICTO MOTIVOS DEL CONFLICTO cuestiones personales y de relación interpersonal Seguridad. Insatisfacción laboral. Comunicación deficiente y/o desigual. Fuente: Jares, 1991, p. 555. Finalmente, los intereses en juego justifican estrategias por parte de los actores escolares protagonistas de los conflictos, es decir acciones orientadas a luchar por el poder. En la organización, los diversos grupos de interés utilizarán estrategias para lograr sus fines. Tales estrategias, como muestran diversas investigaciones sobre las relaciones micropolíticas en los centros escolares, pueden ser formales o informales, y también explícitas o implícitas, ya que como indiqué anteriormente, las políticas organizativas suelen quedar encubiertas e inmersas en las rutinas escolares cotidianas (González, 1998, p. 230). El carácter estratégico de estas acciones hace de los movimientos operados por los actores de toda micropolítica escolar acciones estratégicas. La actuación al margen de otros o la formación de coaliciones con grupos de intereses similares constituyen una estrategia en busca del poder. También, la interlocución y negociación con quienes tienen intereses similares y, en algún momento, su apoyo es necesario es otra estrategia empleada por los grupos de intereses. Por último, el enfrentamiento o la competición es otra estrategia, en tanto los intereses sean opuestos. De esta manera, los grupos de interés disputan el poder dentro de una escuela. La movilización de los grupos de interés, bien para formar coalición, para negociar cuestiones específicas o para competir entre ellos, dependerá de dos grandes aspectos: por un lado el 43 poder que posea cada grupo, por otro, la compatibilidad o incompatibilidad de los planteamientos de cada uno de ellos (González, 1998, p. 230). En otras palabras, las estrategias empleadas por los grupos de interés dependen –por una parte– de los espacios ganados en la estructura jerárquico- burocrática de la organización escolar o de la influencia con la que cuenten. Entre más responsabilidades de dirección controle, más factible le será proyectar la disputa por el poder. Asimismo, entre más influencia tenga en otros individuos o grupos, más sencillo le será conformar coaliciones y asumir un conflicto. Por otra parte, las estrategias utilizadas también dependen de la profundidad de las diferencias entre los grupos existentes en una escuela. Si no son muy profundas, las posibilidades de organizar bloques serán fáciles; pero, si son muy pronunciadas, las probabilidades de estrechar vínculos serán limitadas. En este sentido, las estrategias están determinadas por la situación concreta de cada organización escolar. 5.4 EL PODER: CONSUSTANCIAL A LA MICROPOLÍTICA ESCOLAR Un aspecto clave en el análisis micropolítico de la organización es el del poder. Lo es porque, en última instancia, cuando hablamos de intereses, metas, lógicas de acción distintas, de grupos de interés o coaliciones, o cuando decimos que estos grupos o individuos utilizan diversas estrategias para conseguir que sus intereses pasen a formar parte de la organización, en el fondo no estamos hablando sino de poder y de cómo los distintos miembros o grupos en la organización se movilizan, utilizando las fuentes de poder con las que cuenten, para influir en los acontecimientos organizativos (González, 1998, p. 231-232). 44 El poder que entraña la vida escolar no es definible a partir de la capacidad o los medios que posea alguien o un grupo. El poder, por el contrario, guarda un vínculo estrecho con los actores sociales que interactúan de manera permanente. En correspondencia con Bobbio (1989), el poder implica una relación de alguien con otro y, en la cual, el primero posee el poder, mientras el segundo no lo posee; por tanto, el no poder del segundo implica el poder del primero. En este sentido, el poder es una relación posible entre sujetos o actores que tienen desenvolvimientos sociales. En el horizonte de Foucautl (2005), el poder no sólo es una relación, es un derivado de dicha relación, porque el poder se ejerce. Este emerge como resultado de una interacción entre iguales, diferentes u opuestos, en tanto realidad inmaterial, y se expresa en efectos sobre alguien o un grupo. De ahí que el poder no sea aprehensible o posible de adquirir, sino residuo de la acción sostenida entre sujetos o agentes sociales que sostienen algún vínculo. El poder es transversal a la cotidianidad escolar, porque emerge permanentemente de cada interacción en la que incurren sus actores. Aunque los teóricos de la Administración General y la sociología de las organizaciones equipararon el poder con las posiciones de su estructura jerárquico-burocrática, tal concepción quedó totalmente controvertidapor los enfoques micropolíticos, ya que el poder no es una capacidad o un medio, es una cualidad emergente de una relación. Por lo tanto, el poder en la organización escolar es permanentemente dinámico, por cuanto esta sometido al vaivén de las interacciones que en su interior se desarrollan. Sin apartarse de esta concepción, Ball (1989) puso al descubierto que las relaciones de poder no se concentran exclusivamente en la estructura formal (estructura jerárquico-burocrática) de la organización escolar, sino encuentran desarrollos al margen de tal estructura. Independiente de las relaciones entre directivos y cuerpo docente, entre directivos y estudiantes y entre docentes y 45 estudiantes, la estructura de las relaciones no es estrictamente piramidal y estática: la existencia de intereses configura relacionamientos asimétricos y, con esto, pugnas entre los mismos agentes escolares. Por ende, los actores sociales de la escuela, en correspondencia con sus intereses, traban relaciones de diferente tipo con los otros en función de conseguir las metas que se tracen. Este tipo diferenciado de relacionamientos perfila dos tipos de poder: uno derivado de la posición ocupada en la estructura piramidal de la escuela, el cual se denomina autoridad, y otro resultante de las relaciones informales tejidas con los actores escolares, definido como influencia. Según González (1998): La autoridad constituye el poder que se asienta en la prerrogativa formal de tomar decisiones que afectan a los demás; representa el aspecto estructural, estático y formal del poder en la organización; supone una sumisión involuntaria por parte de los miembros de la misma; es unidireccional, de arriba-abajo, y proviene de fuentes exclusivamente estructurales (p. 232). Mientras tanto: La influencia … representa el poder asentado en la capacidad de conformar decisiones a través de medios informales; constituye el aspecto informal, tácito y dinámico del poder en la organización; implica una sumisión voluntaria y no conlleva, necesariamente, una relación superior-subordinado, es decir, puede fluir de arriba- abajo, de abajo-arriba u horizontalmente, y puede provenir de distintas fuentes (González, 1989, p. 232). De esta manera, la distinción entre autoridad e influencia pone de manifiesto que no sólo las personas que ocupan cargos cuentan con el poder: ocupar un cargo significa tener autoridad. El poder también tiene otras fuentes más allá de 46 las estructurales, formales, y no están ligadas a lo establecido (González, 1989). En esta dirección, el poder en la escuela constituye la esencia de la micropolítica escolar, porque justifica el conjunto de diferencias y contradicciones que en su seno se presentan. En especial, los conflictos asociados con la complacencia de intereses entrañan disputas micropolíticas, en tanto le implican a los actores escolares participes de tales tensiones disputarse una posición relativamente privilegiada en las estructura formal e informal de la organización escolar; de lo contrario, sus intereses no lograrán satisfacerse. En definitiva, las disputas por el poder en la escuela, que son luchas alrededor de la consecución de unas metas, constituyen la piedra angular sobre la cual reposa su vida política. 5.4.1 La pugna por el poder y los tipos de micropolíticas. La lucha por el poder en la organización escolar comporta una relación entre la autoridad y la influencia. Los individuos y/o grupos que han logrado ocupar algún lugar en la estructura formal de la organización escolar y aquellos que están al margen de esta, pero poseen cierto acumulado para influir, se enfrentan tímida o abiertamente en algún momento. Por lo tanto, sus intereses más su lugar en la estructura de la organización escolar amalgaman su micropolítica, la cual puede caracterizarse de diferentes formas. A este respecto, Bacharach y Mundell (citados por González, 1998), distinguen cuatro tipos de micropolíticas, la cuales constituyen cuatro tipos de relacionamiento entre actores y, con esto, cuatro esquemas de acción por el poder. Entre estas se encuentran las micropolíticas burocráticas, las cuales enfrentan a dos grupos con autoridad y en las que uno intenta imponerse al otro; las micropolíticas de dominación, las cuales involucran a unos grupos con autoridad que pretenden influir sobre los grupos de interés con influencia; las micropolíticas de participación, que implican a unos grupos de interés con 47 influencia que tratan de ejercerla sobre unos grupos de interés con autoridad; y las micropolíticas de base, la cuales comprometen a dos grupos de intereses con influencia que tratan de influirse mutuamente. Las relaciones entre los individuos y/o grupos de interés existentes en una organización escolar están acompasadas por el uso y el abuso del poder. Ocupar un lugar en la estructura de la organización escolar, así como poseer un capital cultural suficiente para influir, son dos fuentes de poder. Empero, existen otras que configuran las relaciones entre los actores escolares y amalgaman la micropolítica de organización escolar. En este sentido, Morgan y Santos Guerra (citados por González, 1998) enumeran una variedad de fuentes de poder más allá del formal. Por ejemplo, el control de recursos o la habilidad para ejercer control sobre estos cuando son escasos constituyen una fuente de poder; el uso de las estructuras y reglamentos en la organización, las normas y procedimientos formales suelen emplearse como fuente de poder, tanto por los superiores para controlar a sus subordinados; el control de conocimiento e información implica una fuente de poder, por cuanto quienes ocupan cargos o gozan de puestos estratégicos pueden controlar, seleccionar, filtrar, resumir, cerrar canales de información a otros; el control de los procesos de toma de decisión también constituye otra fuente de poder, porque le permite a quien los determina definir cuándo, cómo, dónde y con quiénes efectúa dichos procedimientos; el control de la organización informal en función de la influencia sobre otros es otra fuente de poder, así como el simbolismo y dirección del pensamiento, por cuanto orientan el esfuerzo de los individuos o grupos de intereses a persuadir a otros en aras de subordinarlos o comprometerlos con sus metas; y el control sobre la dirección de las relaciones entre sexos constituyen otra fuente de poder, en la medida en que selecciona y distribuye los roles escolares según pautas sexistas inherentes a las concepciones ideológicas de los individuos o grupos de intereses (González, 1998). 48 Ahora, el tipo de relaciones resultantes de la interacción entre los individuos y/o grupos de intereses de una organización escolar, implica el dominio de unas fuentes de poder, al igual que su control y usos determina los intereses que pretende satisfacer. Así, la pugna por el poder en la organización escolar no sólo implica la lucha por obtener sus fuentes, sino por emplearlas efectivamente para mantenerlo o resistir al ejercicio del poder que ejerzan otros. Por consigueinte, los tipos de micropolíticas expresan relaciones de poder que cambian, así como van flucutan los intereses y las metas que persigan los individuos o grupos propios de una organización escolar. 49 6. METODOLOGÍA El presente apartado detalla la estructura metodológica que soportó la aproximación al tipo de micropolítica de la Universidad del Tolima durante el período comprendido entre enero de 2013 y agosto de 2016. Este diseño comprende tres grandes partes, las cuales proyectan el carácter del estudio, el abordaje del problema de investigación y las fuentes que proporcionaron la información base del trabajo. En otras palabras, el presente capitulo ofrece una descripción general del estudio, en la cual se especificael enfoque, el método y el tipo de diseño; y brinda una referencia inicial de las fuentes que proporcionaron los datos centrales para analizar la vida política de la Universidad del Tolima. 6.1 EL ENFOQUE El presente estudio se enmarca dentro del enfoque cualitativo, porque pretende interpretar la micropolítica de la Universidad del Tolima durante el período comprendido entre 2013 y 2016. Al considerar pertinentes los métodos y las técnicas propias de los enfoques cualitativos, y priorizar la inmersión del investigador en una cultura signada por permanentes tensiones, el presente trabajo descarta la postura epistemológica que pretende cuantificar la realidad en aras de priorizar su descripción e interpretación. En este sentido, el abordaje y tratamiento del problema de investigación fue realizado en términos puramente cualitativos. La relevancia adquirida por las investigaciones de este orden radica en que ofrecen un mayor nivel de detalle acerca de los fenómenos sociales. Aunque no aspira a la construcción de leyes, a lo sumo a la formulación de conceptos, teorías e hipótesis, las investigaciones cualitativas se orientan a la producción o reconstrucción del entendimiento del mundo social, como lo subrayan Vertel & 50 Muñoz, quienes citan a Denzing y Lincoln (2013). Por lo tanto, el enfoque cualitativo en investigación posibilita la exploración de los problemas sociales, teniendo presente que son el resultado de la acción humana, la cual no es estática. En correspondencia con esto, el conocimiento resultante del presente trabajo no fue concebido como el producto de una relación mecánica entre un sujeto cognoscente y un objeto conocido. La dimensión política de una organización escolar, en esta dirección, es inexplorable desde perspectivas puramente objetivistas o desde ángulos que ubiquen al investigador al margen del fenómeno a estudiar; por el contrario, requiere del concurso del sujeto cognoscente en una relación íntima con el fenómeno objeto de estudio y, en especial, de su exploración a profundidad basada en la voz de quienes protagonizan y/o participan en la organización escolar. Por consiguiente, y siguiendo a Gurdían-Fernández (2007), el problema de investigación en cuestión fue abordado en “una relación estrecha con el objeto investigado con la finalidad de poder penetrar con mayor profundidad en su esencia” (p. 67), lo cual sólo fue posible desde la perspectiva cualitativa de la investigación. 6.2 EL MÉTODO Sin perder de vista la orientación cualitativa escogida para la presente investigación, el método sobre el cual soporta su diseño metodológico es el etnográfico: La etnografía ofrece una orientación epistemológica y teórico- metodológica orientada a describir una porción de la cultura y, en particular, un grupo social en acción (Martínez, 2005). Según la acepción de Malinowski (citado por Martínez, 2005), la Etnografía es aquella rama de la antropología que estudia descriptivamente las culturas. Etimológicamente, el término etnografía significa la descripción (grafe) del estilo de vida de un grupo de personas habituadas a vivir juntas (ethnos). Por tanto, el 51 ethnos, que sería la unidad de análisis para el investigador, no sólo podría ser una nación, un grupo lingüístico, una región o una comunidad, sino cualquier grupo humano que constituya una entidad cuyas relaciones estén reguladas por la costumbre o por ciertos derechos y obligaciones recíprocos. Así, en la sociedad moderna, una familia, una institución educativa, una fábrica, una empresa, un hospital, una cárcel, un gremio obrero, un club social y hasta un aula de clase son unidades sociales que pueden ser estudiadas etnográficamente. En atención a esto, el método etnográfico brindó el marco de referencia del presente trabajo. En primera instancia, asumió la Universidad del Tolima como un ethnos, porque fue la unidad de análisis donde se desarrolló una vida política particular. En segunda medida, privilegió la inmersión del investigador (en clave retrospectiva) y en permanente diálogo con quienes protagonizaron su cotidianidad entre 2013 y 2016. Así, este estudio correspondió al método definido. 6.2.1 Las fuentes de información. La aproximación a la micropolítica de la Universidad del Tolima involucró a los actores universitarios que fueron protagonistas entre 2013 y 2016. Las fuentes, en este sentido, que proporcionaron los datos frente a esta dimensión de la vida universitaria fueron las directivas del periodo en cuestión, las organizaciones sindicales de profesores y trabajadores, y los grupos estudiantiles activos. La voz de sus líderes o activistas fue tenida en cuenta, así como la expresada por medio de los textos que pusieron a circulación durante el período en cuestión. Esta delimitación permitió generar diálogos con unos actores universitarios relevantes, lo cual posibilitó destacar su voz como centro de la reconstrucción de un fenómeno y como fundamento de la aproximación al problema de la micropolítica en la universidad; además, posibilitó un contraste con lo dicho por sus escritos. De la mano de estas fuentes, la experiencia del investigador jugó 52 un papel relevante, por cuanto estuvo inmerso en la vida de la Universidad del Tolima durante los años señalados. 6.3 LAS TÉCNICAS PARA LA RECOLECCIÓN DE LA INFORMACIÓN Y SU OPERATIVIZACIÓN La información que permitió interpretar la micropolítica de la Universidad del Tolima en sintonía con el enfoque cualitativo seleccionado fue recavada a través de las siguientes técnicas e instrumentos: Tabla 2: Técnicas, instrumentos y fuentes TÉCNICA INSTRUMENTO FUENTE Observación participante Diario de campo El investigador Análisis documental enfocado en el contenido Matriz para el análisis de contenido de los textos 36 documentos emitidos por los rectores entre enero de 2013 y agosto de 2016 32 escritos publicados por la Junta Directiva de ASPU en el sitio web http://asputol.blogspot.com 49 pronunciamientos de los grupos estudiantiles OCE (5), AEP-FEU (27), UL (2), MB-MJB (9), y MLE (2), así como de los grupos estudiantiles de Ing. Agronómica (2), y Ing. Agroindustrial (2) Entrevista enfocada Listado de tópicos Rector entre noviembre de 2012 y agosto de 2016 (E-REC) Un (1) integrante de la Junta Directiva de ASPU entre 2013 y agosto de 2016 (E-ASIN01) Un (1) activista del grupo profesoral MUSA (E- ASIN02) Un (1) vocero e integrante de la Junta Directiva del sindicato ASEPCUT (E-ASIN03) Tres (3) activistas estudiantiles durante el período de estudio (E-AEST01, E-AEST02 y E-AEST03) Fuente: El autor. http://asputol.blogspot.com/ 53 Respecto a las técnicas cualitativas, Gurdían-Fernández (2007) señala que su propósito es “la obtención de información fundamentada en las percepciones, creencias, prejuicios, actitudes, opiniones, significados y conductas de las personas con que se trabaja” (p. 179). Esto supone una actitud comprensiva e interpretativa del investigador respecto a las fuentes, así como dialógica con los sujetos proveedores de la información. De esta forma, las técnicas contempladas por la presente investigación proyectan la voz de los participes en la vida política de la Universidad del Tolima y las asume como soporte para la aproximación a su micropolítica. En este sentido, la observación participante ofreció un primer vistazo, desde el punto de vista del investigador, a la micropolítica de la universidad. Según Gurdían-Fernández (2007) el objetivo de esta técnica es registrar acontecimientos y acciones de grupos sociales, describir personas, relatar las acciones del observador y dar cuenta de sus percepciones e interpretaciones. De esta forma, los resultados de la observación participante proporcionaron una panorámica inicial acerca del ethnos universitario
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