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INFORME DE LOS CAPÍTULOS - SUBGRUPO1

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UNIVERSIDAD GUAYAQUIL 
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS 
 
 
 
 
CATEDRA: 
PSICOLOGÍA 
 
 
TEMA: 
INFORME DE LOS CAPÍTULOS 1, 11 Y 24 – SUBGRUPO#1 
 
SUBGRUPO#1 
INTEGRANTES: 
NARCISA LIZBETH HERRERA ANDRADE 
VIVIANA SCARLET LAVID SANDOVAL 
SAHIT EDISON MONTESDEOCA MARTÍNEZ 
EMELY NICOLE VERGARA PARRALES 
 
 
CURSO: 
4-6 
 
DOCENTE: 
Psicól. ROSA ELENA CEPEDA ESCALANTE 
 
PERÍODO ACADÉMICO: 
2023 – 2024 CICLO I 
UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL 
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS 
 
Integrantes: 
• Herrera Andrade Narcisa Lizbeth. 
• Lavid Sandoval Viviana Scarlet. 
• Montesdeoca Martínez Sahit Edison. 
• Vergara Parrales Emely Nicole. 
 
INFORME DE LOS CAPÍTULOS: 
CAPÍTULO 1 
PARTE 1– SAHIT MONTESDEOCA MARTINEZ 
EL PROBLEMA DE LA DEFINICION 
la historia de la psicopatología y cómo ha evolución 
En épocas tempranas de la historia, los teólogos, los filósofos y los médicos desarrollaron 
teorías sobre la psicopatología y modos de tratarla, algo que puede contemplarse directamente 
a partir de lo que escribieron. Más difícil es hacer generalizaciones sobre cómo se trataba 
realmente a los sujetos mentalmente enfermos en épocas y lugares distintos de los nuestros, 
pero uno se puede hacer una idea de la manera en que los médicos y los sacerdotes 
contemplaban lo que hoy día llamaríamos enfermedad mental a partir de los tratados médicos 
y los documentos eclesiásticos; se pueden conocer, basándose en documentos legales, los 
intentos que se hacían dentro de la comunidad para afrontar los problemas de la locura; los 
puntos de vista predominantes y las formas de tratar a los individuos mentalmente enfermos 
pueden deducirse de las narraciones históricas, en los diarios y en la literatura de la época. 
Mito de la trepanación de los cráneos 
Los arqueólogos han descubierto muchos cráneos en los que hay agujeros. Algunos son más o 
menos redondos y tienen bordes alisados. Esta señal de curación nos induce a concluir que la 
víctima puede haber vivido durante cierto tiempo después de serle practicado el agujero. A 
partir de estos hechos, surgió un mito. Según este mito, las sociedades anteriores a la escritura 
hacían un agujero en el cráneo de una víctima de la enfermedad, física o mental, para permitir 
que escapasen los demonios responsables de la dolencia. El procedimiento quirúrgico de 
practicar un agujero en el cráneo se conoce como trepanación y tiene una larga historia en © 
Ediciones Pirámide Un esbozo de la historia de la psicopatologia / 29 la medicina, aunque 
normalmente se realiza para limpiar los fragmentos óseos derivados de una fractura por 
hundimiento del cráneo. 
Platón y el dualismo psicofísico 
Las teorías humorales entendían que tanto el trastorno mental como la enfermedad física eran 
consecuencia de las malformaciones del cuerpo causadas por desequilibrios biológicos 
específicos. Las teorías psicológicas que atribuían el trastorno mental a la incapacidad de 
emplear la razón para controlar la emoción, dominar los impulsos y regular la conducta se 
remontan también a la Grecia clásica y se basan en el dualismo psicofísico de la teoría de Platón 
sobre la naturaleza humana. Platón describía que los seres humanos poseían un principio 
inmortal del alma —la razón o el intelecto divinos—, separable del cuerpo mortal y que se 
alojaba en la cabeza; los seres humanos poseían también, al igual que todos los animales, un 
alma inferior y mortal. Esta alma mortal se componía de dos partes; una, cargada de coraje y 
pasión, que se alojaba en el pecho, cerca de la cabeza, de modo que podía estar bajo las normas 
de la razón para ayudar a dominar la parte más baja del alma mortal: los deseos animales 
necesarios para la alimentación y la reproducción, que se encuentran «restringidos... a la parte 
más baja, como los animales salvajes», por debajo del diafragma, «y tienen que alimentarse si 
se quiere que exista el hombre». 
PARTE 2 – EMELY VERGARA PARRALES 
LA LEY Y LA PSICOPATOLOGÍA 
la historia de la psicopatología y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo. Se menciona que 
en el pasado se creía que los niños y los locos no podían ser responsables de sus acciones 
debido a su capacidad racional subdesarrollada o enferma. También se habla sobre cómo se 
trataba a las personas con trastornos mentales en el pasado, incluyendo la atención en 
instituciones religiosas y la práctica de la caridad. Además, se mencionan algunos métodos 
utilizados para tratar a pacientes melancólicos, como involucrarlos en juegos y cuentos. En 
general, parece que la lectura proporciona una visión histórica de cómo se ha tratado a las 
personas con trastornos mentales a lo largo del tiempo. 
La psicopatología ha llevado a comportamientos ilegales en algunos casos. También se 
menciona que las medidas legales establecidas para tratar a los sujetos mentalmente enfermos 
pueden proporcionar información sobre las teorías psicológicas de la época. En resumen, el 
párrafo parece explorar la relación entre la ley y la psicopatología, y cómo estas dos áreas 
pueden estar interconectadas. 
DE LA EDAD MEDIA AL SIGLO XVII 
Los sujetos mentalmente enfermos durante ese período de tiempo. Se menciona que algunos 
autores han afirmado que Europa Occidental durante ese milenio parecía un "verdadero asilo 
de locos", pero se argumenta que esta afirmación es absurda y que la reflexión sosegada ofrece 
una perspectiva diferente. También se habla sobre las instituciones religiosas y cómo la 
atención a los individuos perturbados se hizo habitual casi tan pronto como los misioneros 
cristianos obtuvieron una posición segura en la comunidad. En resumen, el párrafo parece 
proporcionar información sobre cómo se trataba a las personas con trastornos mentales durante 
un período específico de tiempo en la historia. 
Refugios, hospicios, reformatorios, hospitales y asilos 
Las diferentes instituciones que se han utilizado para tratar a los sujetos mentalmente enfermos 
a lo largo de la historia. Se menciona que las instituciones religiosas fueron una de las primeras 
formas de atención a los individuos perturbados, pero también se habla sobre otros tipos de 
instituciones como refugios, hospicios, reformatorios, hospitales y asilos. Además, se discute 
la tensión creada por la institucionalización debido a la línea que separa los derechos y el 
bienestar de la sociedad en general de la protección de los derechos y el bienestar del individuo. 
En resumen, el párrafo parece proporcionar información sobre las diferentes instituciones 
utilizadas para tratar a personas con trastornos mentales y cómo estas instituciones pueden 
crear tensiones entre los derechos individuales y los intereses de la sociedad en general. 
Las teorías de las psicopatologías 
Las historias populares han confundido y mezclado los fenómenos de los juicios por brujería 
de la época del Renacimiento, las teorías demonológicas y la psicopatología. Se menciona que 
estas historias han creado una imagen confusa y mezclada de la psiquiatría y la psicología 
anormal. En resumen, el párrafo parece proporcionar información sobre cómo se han mezclado 
diferentes fenómenos históricos con la psicopatología en las historias populares, lo que ha 
llevado a una imagen confusa de esta área de estudio. 
 
DEL SIGLO XIX AL SIGLO XX – VIVIANA LAVID SALDOVAL 
El siglo XIX empezó con la influencia clara de factores anteriores que estuvieron presentes 
durante décadas y finalizó con ideas y prácticas claramente diferentes, diferencias que se 
mantuvieron en el siglo XX. Fue en el siglo XIX cuando empezó a desarrollarse el estudio de 
la psicopatología en direcciones que hoy día nos son familiares. 
El control de la moral 
El concepto del control de la moral se apoyó principalmente en las premisas del asociacionismo 
y del empirismo británico. 
El filósofo John Locke (1632-1704) creía que en el pensamiento normal una idea sigue a la 
otra por medio de conexionesracionales o «naturales». Locke sugirió que las conexiones 
erróneas que producen los trastornos de la mente se forman a menudo en la infancia y se 
vuelven resistentes al cambio con el paso del tiempo. 
La locura se consideraba básicamente un razonamiento imperfecto. Asociaciones inapropiadas 
se unen entre sí con el resultado de que el pensamiento del individuo es incoherente, ilógico e 
incorrecto. Se creía que era posible planificar una sociedad tan ordenada que en ella no tuviesen 
cabida la enfermedad mental y el crimen. Estos puntos de vista proporcionaron el razonamiento 
para las intervenciones desarrolladas a final del siglo XVIII y principio del siglo XIX para el 
tratamiento de los sujetos socialmente desviados (loco y el criminal). De acuerdo con los 
principios del asociacionismo, los individuos mentalmente enfermos tenían que curarse 
sacándoles de su ambiente y sus asociaciones familiares, que, según se creía, les habían causado 
sus problemas mentales, y colocándoles en un medio terapéutico creado para, suavemente, pero 
con firmeza, rehabilitarles a las normas de la sociedad por medio del control moral. 
Las instituciones que alojaban a los locos fueron, por consiguiente, reformadas para cumplir 
con estas ideas. Al principio del siglo XIX, los asilos británicos dirigidos según los principios 
del control de la moral adquirieron la reputación de curar a los enfermos mentales. Sin 
embargo, la demanda de lugares sobrepasó los recursos de los pequeños asilos, con reglas 
humanas, que utilizaban terapias simples y tenían un equipo bien entrenado, muy motivado y 
con un tamaño adecuado. 
 
El hipnotismo y la electricidad 
Un segundo punto de vista popular explicaba que la psicopatología (especialmente las neurosis) 
se debía a una mala distribución de la energía eléctrica a lo largo del cuerpo, una modificación 
de las teorías iniciales que planteaba desequilibrios del «neuma», de los «espíritus animales» 
o de las «fuerzas magnéticas». James Braid (1795-1860), un cirujano británico, acuñó el 
término de «hipnotismo» derivado de las explicaciones de que determinadas fuerzas 
magnéticas subyacían a las quejas físicas de algunas personas. Braid señalaba que la sugestión 
inducía de alguna manera una clase especial de estado de sueño y que las fuerzas nerviosas se 
originaban únicamente dentro del paciente y eran provocadas por el hipnotizador. 
La consecuencia del trabajo de Braid, y del de otros con planteamientos similares, fue la 
conclusión de que, puesto que determinadas quejas aparentemente físicas pueden mitigarse por 
medio del tratamiento psicológico, las quejas mismas tienen que deberse a factores 
psicológicos, dependientes, a su vez, del funcionamiento del sistema nervioso central. 
El modelo de la patología cerebral 
Durante el siglo XIX, la investigación en neurofisiología había establecido la importancia del 
cerebro como el órgano del pensamiento y de la conducta. Como consecuencia, una tercera 
escuela de pensamiento mantenía que la psicopatología representaba una morbilidad del 
sistema nervioso central causada por defectos hereditarios, enfermedad, desnutrición, toxinas. 
Un extremo de este punto de vista localizaba toda la psicopatología en hipotéticas lesiones del 
cerebro. 
Psicopatología y la localización cerebral 
Franz Joseph Gall (1758-1828), el creador de la frenología, contribuyó al punto de vista de que 
la psicopatología se debía a aspectos de la organización del cerebro. Explicaba que los 
trastornos de la conducta y del pensamiento se debían al infra o supradesarrollo de órganos 
cerebrales particulares. Aunque la frenología fue desacreditada, posteriores descubrimientos 
en neurofisiología apoyaron la tesis de que las funciones psicológicas se encuentran localizadas 
en el cerebro. 
La creencia de que en algún lugar del sistema nervioso tiene que haber una lesión 
correspondiente al tipo específico de locura fue apoyada por el hallazgo de que los cerebros de 
los pacientes dementes que sufrían una paresia general como consecuencia de infecciones 
sifilíticas revelaban, en la autopsia, una amplia destrucción 
PARTE 4 – NARCISA LIZBETH HERRERA ANDRADE 
La genética y el concepto de «degeneración» 
La escuela británica 
La escuela británica del darwinismo social creía en la combinación de la teoría de Darwin sobre 
la selección natural y el progreso evolutivo. Según esta perspectiva, la evolución no solo 
produce individuos superiores, sino también individuos inferiores. Si se permite que estos 
individuos se reproduzcan, transmitirán genes defectuosos a toda la población y obstaculizarán 
el progreso natural. Se temía que la locura, como resultado de una inversión de la evolución, 
no solo se heredaría de padres/madres locos, sino también la tendencia a la disolución, una 
tendencia a la degeneración que aumentaría en las generaciones futuras. 
La teoría francesa sobre la degeneración 
En el siglo XIX, los psiquiatras franceses sostenían que la "degeneración", transmitida 
hereditariamente como una predisposición al desequilibrio del sistema nervioso, era la causa 
tanto de la locura en individuos específicos como de la agitación política en las clases bajas. 
Aunque los médicos afirmaban tener competencia exclusiva en el diagnóstico y tratamiento de 
la locura debido a la creencia de que estaba relacionada con afecciones cerebrales, las autopsias 
no revelaban lesiones cerebrales específicas en la mayoría de los trastornos mentales. Esto 
sugería que las causas de la locura podrían no ser exclusivamente somáticas, lo que permitía a 
los psiquiatras reclamar una base somática para la enfermedad mental. La teoría de la 
degeneración hereditaria, que resultaba en un desequilibrio patológico y difuso del sistema 
nervioso, proporcionaba una explicación amplia y ambigua para la frecuencia y la resistencia 
a la curación de la locura. 
La eugenesia y la eutanasia 
La eugenesia promovió la esterilización y la eutanasia como métodos para evitar la 
reproducción de personas consideradas "enfermas" o "degeneradas". En algunos lugares, se 
implementaron leyes que permitían la esterilización de individuos con discapacidades 
mentales, enfermedades mentales y antecedentes criminales. Además, en un capítulo oscuro de 
la historia, las autoridades nazis llevaron a cabo el asesinato en masa de personas consideradas 
no aptas para vivir. 
El psicoanálisis 
Sigmund Freud, inicialmente interesado en la neurología, abandonó su carrera de investigador 
para dedicarse a la práctica de la psiquiatría. Experimentó con diversas técnicas como el uso 
de fármacos, tratamientos eléctricos, hipnosis y cocaína, aunque con resultados desiguales. A 
partir de estas experiencias, Freud desarrolló su propio modelo de neurosis y amplió su alcance 
para abarcar la psicosis, el desarrollo de la personalidad, el surgimiento de la civilización, el 
arte y la literatura. 
Aunque las ideas freudianas se popularizaron antes de tener un impacto significativo en los 
psicólogos y psiquiatras, a partir de la década de 1930 el psicoanálisis adquirió una gran 
influencia en la formación y práctica psiquiátrica en los Estados Unidos. El psicoanálisis se 
consideraba la opción más prometedora para el tratamiento de las neurosis, aunque su 
aplicación en las psicosis fue menos efectiva. Mientras tanto, en Europa, el psicoanálisis tuvo 
menos impacto en la psicopatología pero influyó en el pensamiento popular. 
 
La psicopatología experimental 
Emil Kraepelin (1856-1926) es considerado el fundador de la psicopatología experimental, que 
estudia la psicopatología utilizando métodos de la psicología experimental. Sus investigaciones 
se centraron en el impacto de la fatiga en la capacidad de trabajo mental, investigando cómo 
supuestamente las toxinas generadas por la fatiga afectaban el rendimiento de los pacientes. 
Iván Pavlov (1849-1936), conocido por sus estudios en el aprendizaje asociativo, tambiénmostró interés en la psicopatología. En un experimento sobre discriminación visual en perros, 
una ayudante de Pavlov informó que los perros entrenados para discriminar entre un círculo y 
una elipse experimentaban trastornos cuando la tarea se volvía demasiado difícil. Este 
fenómeno se denominó "neurosis experimental" y fue estudiado en detalle durante muchos 
años. 
La formulación de Pavlov del problema era que los trastornos surgían cuando existía un 
conflicto entre los procesos neuronales opuestos de excitación e inhibición. La excitación 
representaba la respuesta normal a un estímulo positivo (recompensado), mientras que la 
inhibición representaba la respuesta a un estímulo neutro (no recompensado). 
 
El ascenso y la decadencia de la psicopatología experimental 
Después de la Segunda Guerra Mundial, el psicoanálisis alcanzó una posición dominante en la 
psiquiatría académica de Estados Unidos. Esto llevó a una disminución en el número de 
investigaciones experimentales, ya que la teoría psicodinámica se basaba en interpretaciones 
subjetivas en lugar de pruebas empíricas. 
Además, la falta de falsabilidad en la teoría psicoanalítica hizo que no fuera necesario 
comprobar hipótesis o buscar posibles contradicciones. Esto también condujo a una 
disminución en el interés y la competencia en la clasificación y el diagnóstico en 
psicopatología. 
Sin embargo, en las últimas décadas, a medida que la hegemonía del psicoanálisis ha ido 
disminuyendo, ha habido un resurgimiento y una expansión vigorosos de la investigación 
experimental en psicopatología. Esto demuestra la naturaleza cíclica de la historia de la 
psicopatología. 
 
CONCLUSIÓN 
Esta breve historia de la psicopatología nos enseña varias lecciones. En primer lugar, a lo largo 
de los siglos se ha reconocido que la conducta psicopatológica puede tener múltiples causas, 
tanto biológicas como ambientales. Seguimos enfrentando esta complejidad en la comprensión 
y tratamiento de los trastornos mentales en la actualidad. 
Además, no debemos considerarnos moralmente superiores a nuestros antepasados en términos 
de comprensión y tratamiento de los enfermos mentales. Gran parte de nuestro progreso en la 
comprensión de la psicopatología se debe a avances en la tecnología de medición y 
observación. Sin estas herramientas modernas, nuestro conocimiento del cerebro y el 
comportamiento sería limitado en comparación con el de nuestros predecesores del siglo XIX. 
Por lo tanto, debemos tener humildad al reflexionar sobre sus logros realizados con métodos 
más primitivos. 
El impulso de la caridad y la compasión hacia aquellos que sufren problemas mentales ha 
existido a lo largo de la historia y ha sido la base del cuidado proporcionado a los enfermos 
mentales. Sin embargo, también debemos reconocer que en momentos pasados, como durante 
los años 1939-1945, presenciamos tratamientos inhumanos hacia los enfermos mentales. Esto 
nos lleva a reflexionar sobre si realmente hemos progresado en este aspecto en la era moderna. 
Por último, es importante tener en cuenta que el tratamiento de los enfermos mentales siempre 
ha implicado equilibrar el bienestar del paciente con la necesidad de proteger a la sociedad. Un 
enfoque excesivo en uno de estos aspectos ha llevado a problemas y a correcciones excesivas 
en el otro extremo. Esto ha sido evidente en el pasado y sigue siendo relevante en la actualidad. 
Como sociedad, es nuestro deber reconocer esta complejidad y encontrar un equilibrio 
adecuado. 
 
CAPÍTULO 11 
PARTE 1 – EMELY VERGARA 
Trastorno de ansiedad generalizada 
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación excesiva y 
persistente sobre diferentes eventos o situaciones. El DSM-5 señala que la característica 
esencial del TAG es una expectativa aprensiva definida por ansiedad excesiva y preocupación 
acerca de diferentes acontecimientos. La intensidad, duración y frecuencia de la ansiedad y la 
preocupación son desproporcionadas respecto a lo que cabría esperar teniendo en cuenta el tipo 
de acontecimientos o eventos que causan dicha preocupación. A los individuos con diagnóstico 
de TAG les resultaría difícil controlar la preocupación, y ésta tendería a interferir en su vida 
diaria. 
Se sugiere aceptar consideraciones empíricas podría mejorar la validez del trastorno TAG. 
También se sugiere eliminar el criterio sobre la dificultad para controlar las preocupaciones, 
mantener únicamente los síntomas más específicos y mencionar expresamente los dominios 
más habituales de preocupación para mejorar el diagnóstico del TAG. 
Clasificación diagnostica: El DSM-5 y la CIE-10 
El DSM-IV como la CIE-10 tienen criterios para diagnosticar el TAG, pero existen diferencias 
sustantivas entre ambos sistemas de clasificación. El DSM-5 señala que la característica 
esencial del TAG es una expectativa aprensiva definida por ansiedad excesiva y preocupación 
acerca de diferentes acontecimientos, mientras que la CIE-10 no requiere que el TAG sea 
discapacitante o que la preocupación se perciba como excesiva o difícil de controlar. 
Los criterios diagnósticos del DSM-5 introducen sólo algunos cambios menores para el TAG, 
como especificar como necesario que la ansiedad y preocupación excesivas se produzcan 
durante más días de los que han estado ausentes durante un período de seis meses. También se 
elimina la idea de que la preocupación sea constante. Ambos cambios podrían favorecer un 
mayor número de casos diagnosticados de TAG en el futuro, ya que pudiera entenderse como 
una disminución en el umbral necesario para el diagnóstico. 
Cambios del DSM-5 con respecto al DSM-IV-TR 
La revisión propuesta por el grupo de trabajo para el desarrollo del DSM-5 respecto al TAG 
presentaba diferentes opciones que podían ayudar a entender mejor la naturaleza y los límites 
de este problema de salud. 
Los criterios diagnósticos del DSM-5 introducen sólo algunos cambios menores para el TAG, 
como especificar como necesario que la ansiedad y preocupación excesivas se produzcan 
durante más días de los que han estado ausentes durante un período de seis meses. También se 
elimina la idea de que la preocupación sea constante. Ambos cambios podrían favorecer un 
mayor número de casos diagnosticados de TAG en el futuro, ya que pudiera entenderse como 
una disminución en el umbral necesario para el diagnóstico. 
Los cambios específicos en los criterios diagnósticos del DSM-5 con respecto al TAG y cómo 
estos cambios podrían afectar a la cantidad de casos diagnosticados en el futuro. 
 
Características clínicas 
La queja inicial de muchas personas con diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada 
(TAG), que es la preocupación constante sin que este hecho se limite a circunstancias únicas. 
Se menciona que las personas con TAG normalmente no se preocupan por problemas actuales 
y reales, y sus desencadenantes pueden incluir casi cualquier situación futura que se perciba 
como potencialmente amenazante y cuya solución se valore como incierta. 
Describe las características clínicas del TAG, específicamente la preocupación constante e 
inespecífica sobre situaciones futuras percibidas como amenazantes e inciertas. 
 
Aspectos emocionales, conductuales y fisiológicos 
Le describen los síntomas adicionales que acompañan a la preocupación excesiva e 
incontrolable, que es la característica principal del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). 
Estos síntomas incluyen inquietud o nerviosismo intenso, fatiga fácil, dificultad para 
concentrarse o dejar la mente en blanco, irritabilidad, trastornos del sueño y tensión muscular. 
La tensión muscular desempeña un papel destacado entre los síntomas somáticos del TAG y 
es el que muestra una relación más consistente con la preocupación. 
Los aspectos emocionales, conductuales y fisiológicos asociados al TAG, específicamente los 
síntomas adicionales que acompañan a la preocupación excesivae incontrolable. 
PARTE 2 – EDISON SAHIT MONTESDEOCA 
La preocupación 
 Pese a que la preocupación no es un fenómeno exclusivamente patológico, ya que todas las 
personas se preocupan con cierta frecuencia, la preocupación generalizada y excesiva se ha 
constituido en la característica central del TAG. Borkovec, Robinson, Pruzinsky y DePree 
(1983) realizaron una de las primeras definiciones de la preocupación: una cadena de 
pensamientos e imágenes de carácter negativo y relativamente incontrolables que representan 
un intento de los individuos por resolver mentalmente un problema cuyo resultado es incierto 
pero que contiene la posibilidad de uno o más resultados negativos. Del autoinforme de las 
personas con preocupación excesiva se deriva la idea de que la forma habitual del proceso de 
preocupación es lingüístico-verbal, muy por encima de un pensamiento basado en imágenes. 
En un sentido evolutivo, la preocupación se vincularía a una función adaptativa, ya que permite 
a los individuos anticipar las futuras amenazas y prepararse para afrontarlas mediante el empleo 
de estrategias cognitivas de búsqueda de información y solución de problemas (Davey, 
Hampton, Farrell y Davidson, 1992) 
Factores asociados: 
correlatos, interferencia y discapacidad La ansiedad generalizada se asocia frecuentemente a 
otros problemas. Entre las complicaciones frecuentes del TAG son habituales el abuso de 
alcohol por su efecto relajante, el consumo de ansiolíticos con escaso control médico y un uso 
excesivo de recursos sanitarios, ya que la presencia de los síntomas somáticos del TAG 
conlleva una elevada tasa de visitas al médico de familia. Otro aspecto importante de las 
complicaciones del TAG es su interferencia en la vida diaria, ya que implica un significativo 
grado de discapacidad y de deterioro en la calidad de vida. Se ha estimado que el efecto del 
TAG sobre la calidad de vida relacionada con la salud es similar al que experimentan personas 
mayores con problemas crónicos de salud (Harrington y Anthony, 2008). Sobre una muestra 
superior a 20.000 personas pertenecientes a siete países de la Unión Europea se ha encontrado 
un deterioro de la calidad de vida en personas con TAG, medido con el «Cuestionario de salud 
SF-12», cifrado en casi 10 puntos (ESEMeD/MHEDEA 2000 Investigators, 2004). Asimismo, 
se estimó que la cuarta parte de las personas con TAG tiene una discapacidad que oscila de 
moderada a grave. Finalmente, una complicación que debe señalarse es el riesgo de suicidio, 
que aumenta cuando el TAG se presenta de forma comórbida, especialmente cuando se 
presenta junto a la depresión mayor. Se ha constatado que los pacientes con TAG presentan 
una prevalencia de ideación suicida a lo largo de su vida del 33 por 100 y que, de éstos, el 39 
por 100 realiza algún intento de suicidio. 
EPIDEMIOLOGÍA DEL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA 
Existe una amplia variabilidad en la prevalencia del TAG dependiendo de diversos factores, 
especialmente referidos al ámbito de estudio y al criterio diagnóstico empleado. En Estados 
Unidos la prevalencia del TAG a lo largo de la vida es de 5 por 100 y la prevalencia para los 
últimos 12 meses es de 3 por 100 (Kessler et al., 2008). Una revisión de distintos estudios 
europeos epidemiológicos concluye que la prevalencia para los últimos 12 meses sería superior 
al 2 por 100 y que el riesgo del TAG es dos o tres veces superior entre las mujeres que entre 
los varones (Lieb. Becker y Altamura, 2005). Según datos de un estudio epidemiológico 
efectuado en seis países europeos, incluido España, la prevalencia del TAG se estimó en el 2,8 
por 100. Finalmente, con datos referidos exclusivamente a estudios epidemiológicos españoles, 
la prevalencia del TAG a lo largo de la vida es de 1,3 por 100, y en los últimos 12 meses, de 
0,5 por 100 (Haro et al., 2008); y si se circunscribe a ámbitos sanitarios concretos se estima 
que en Atención Primaria la prevalencia es del 4,6 por 100 (Sicras-Mainar, Blanca-Tamayo, 
NavarroArtieda, Pizarro-Paixa y Gómez-Lus, 2008), según los criterios del DSM-IV, y del 13,7 
por 100, según los criterios de la CIE-10, en servicios de salud mental representativos del 
territorio español (Caballero, Bobes, Vilardaga y Rejas, 2009) 
COMORBILIDAD Y DIFERENCIACIÓN CON OTROS TRASTORNOS 
La comorbilidad es muy importante en el TAG, especialmente con el trastorno de depresión 
mayor: se estima que la mitad de las personas con diagnóstico TAG cumplen también criterios 
para depresión mayor. En un reconocido estudio, se observó que el 68 por 100 de las personas 
con diagnóstico principal de TAG cumplían criterios para un diagnóstico adicional del eje 1, 
65 por 100 para cualquier diagnóstico de ansiedad o del estado de ánimo, 52 por 100 para 
cualquier trastorno de ansiedad y, específicamente, 36 por 100 para fobia social y 18 por 100 
para pánico (Brown, Campbell, Lehman, Grisham y Mandil, 2001). Incluso cuando se ignoraba 
la regla jerárquica que impide diagnosticar TAG si se produce exclusivamente durante el curso 
de un trastorno del estado de ánimo, se ha encontrado una comorbilidad del 67 por 100 para 
depresión mayor y del 90 por 100 para distimia. Hay bases empíricas de que las personas que 
cumplen simultáneamente TAG y depresión mayor experimentan niveles más elevados de 
ideación suicida, un peor funcionamiento social y tasas más elevadas de otros trastornos de 
ansiedad, alimentarios y somatomorfos. Además, debe tenerse en cuenta que la elevada 
comorbilidad lleva aparejados una mayor discapacidad, un mayor uso de recursos sanitarios y 
una mayor interferencia en las relaciones interpersonales. Con relación a la diferenciación 
respecto a otros trastornos, consideremos tres de ellos. En primer lugar, existe una cercanía con 
el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), hecho atribuible a la similaridad entre las 
preocupaciones crónicas y las obsesiones, pues ambas pueden ser conceptualizadas como 
procesos cognitivos excesivos e incontrolables asociados a afecto negativo 
APROXIMACIONES EXPLICATIVAS AL TRASTORNO DE ANSIEDAD 
GENERALIZADA 
 Entre los factores que pueden explicar la aparición del TAG, se encuentran aspectos biológicos 
y psicológicos, habiéndose desarrollado estos últimos en términos de modelos teóricos. 
 
PARTE 3 – VIVIANA LAVID 
Dimensiones biológicas y familiares 
El TAG representa un trastorno mental en el cual no se ha encontrado que la genética 
desempeñe un papel específico sustancial. McLaughlin, Behar y Borkovec (2008) revisan los 
estudios de gemelos con relación al TAG y consideran que, tomados conjuntamente, se pone 
de manifiesto que su heredabilidad es baja. Asimismo, los estudios de gemelos han mostrado 
que el riesgo genético asociado al trastorno de depresión mayor es compartido sustantivamente 
con el TAG, y ambos se asocian estrechamente con neuroticismo. 
En un estudio de pacientes que han recibido terapia psicológica para el TAG se indica que más 
de la mitad de ellos tienen un familiar cercano con diagnóstico de ansiedad, frente al 30 por 
100 del grupo control. Esto vendría a sugerir que la influencia ambiental es predominante, 
especialmente la influencia intrafamiliar. Muy recientemente se ha contrastado cómo personas 
con diagnóstico de TAG difieren de los controles en sus experiencias infantiles de apego, 
caracterizadas por un mayor rechazo o negligencia maternal, menor cariño maternal y una 
mayor inversión de roles. 
Existe un número limitado de estudios de neuroimagen del TAG. En uno de los más citados, 
adolescentes con TAG muestran una mayor activación en la corteza prefrontal ventrolateral 
derecha y sesgos en la atención para la evitación de imágenes de enfado cuando se compara 
con controles. Cuando esta área cerebral, típicamente asociada al control ejecutivo de 
emociones negativas, se activaba, se producía una disminución de síntomas subjetivos de 
ansiedad, lo que ha llevado a sugerirque la activación puede servir como un mecanismo 
compensatorio de disminución de la ansiedad. 
Teorías psicológicas sobre el trastorno de ansiedad generalizada 
Se describen cuatro teorías sobre el TAG y la preocupación: la teoría de la preocupación como 
evitación cognitiva, el modelo metacognitivo, el modelo de intolerancia hacia la incertidumbre 
y el modelo de déficit de regulación emocional. Finalmente se abordará el TAG desde la 
perspectiva cognitiva del procesamiento de la información. 
Teoría de la preocupación como evitación cognitiva 
Cuando las personas se preocupan, mantienen un diálogo con ellas mismas sobre sucesos 
negativos o sobre eventos que temen que ocurran en el futuro. En esta teoría es fundamental la 
distinción entre el contenido verbal de las preocupaciones y las imágenes mentales, ya que la 
activación de imágenes mentales temidas produce una activación somática que no ocurre 
cuando se activa el mismo contenido, pero de manera verbal. 
La preocupación es una experiencia principalmente verbal/ lingüística, de contenido 
emocionalmente negativo, que provoca una disminución de la ocurrencia de imágenes 
mentales. Este hallazgo ha llevado a hipotetizar que las personas con TAG ante la presencia de 
una imagen mental catastrofista desplazan la atención hacia el contenido verbal de la 
preocupación para evitar tanto las imágenes como la activación psicofisiológica ansiosa 
asociada a ellas. De esta forma, se produce un escape del daño emocional asociado a los eventos 
temidos y como consecuencia la preocupación se ve reforzada negativamente porque consigue 
disminuir la ansiedad. 
Es probable, además, que durante el episodio de la preocupación aparezcan algunas imágenes 
mentales sobre los posibles eventos negativos que pueden ocurrir en el futuro que producen un 
aumento de las señales de peligro y hacen que se desvíe otra vez la atención hacia la 
preocupación para volver a evitar las imágenes. 
Modelo metacognitivo del TAG 
Este modelo se basa en la diferencia entre dos tipos de preocupaciones: la preocupación tipo 1 
y el tipo 2. La preocupación tipo 1 hace referencia a las preocupaciones sobre situaciones 
externas o internas que no son cognitivas, como las sensaciones físicas. Ejemplos de esta 
preocupación son preocuparse por el trabajo, la salud o las relaciones personales. En cambio, 
la preocupación tipo 2 consiste en una preocupación sobre los propios procesos y sucesos 
cognitivos; es principalmente una preocupación sobre la preocupación o metapreocupación, 
por ejemplo, «no puedo dejar de preocuparme», «estoy perdiendo el control», «me voy a volver 
loco». 
 
Simultáneamente, las personas con TAG también mantienen creencias negativas sobre las 
consecuencias de la preocupación, a la que consideran algo incontrolable y peligroso. Esta 
evaluación negativa de la preocupación desencadena las preocupaciones tipo 2, es decir, la 
metapreocupación, que a su vez eleva el nivel de ansiedad y de emociones negativas que 
retroalimentan las preocupaciones tipo 2. Las personas con TAG interpretan los síntomas 
emocionales negativos como una prueba de que están perdiendo el control y no están 
alcanzando el objetivo de la preocupación, de tal manera que aumentan las preocupaciones tipo 
1, prolongando el episodio de la preocupación. 
Modelo de intolerancia hacia la incertidumbre 
La variable principal de este modelo es la intolerancia hacia la incertidumbre, que es definida 
como «la tendencia a reaccionar de forma negativa a nivel emocional, cognitivo y 
comportamental ante las situaciones inciertas». Las personas con TAG tienen una baja 
tolerancia a soportar la posibilidad de que puedan ocurrir en el futuro acontecimientos que 
tengan consecuencias negativas, a pesar de que existan muy pocas probabilidades de que 
realmente sucedan. Estos individuos se preocupan porque interpretan las situaciones inciertas 
de forma amenazante y, a pesar de que la vida está llena de incertidumbres, intentan evitarlas 
o controlarlas sin éxito. 
La intolerancia hacia la incertidumbre, además de relacionarse de manera directa con la 
preocupación, lo hace también de forma indirecta a través de tres variables: las creencias 
positivas sobre la preocupación, la orientación negativa hacia los problemas y la evitación 
cognitiva. Las personas con TAG mantienen una serie de creencias positivas sobre la 
preocupación, como pensar que les ayuda a encontrar la mejor solución a los problemas o que 
previene las emociones negativas. 
PARTE 4 – NARCISA HERRERA ANDRADE 
Evaluación 
La evaluación del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) implica la recopilación de 
información detallada sobre los síntomas, la historia clínica y el impacto funcional en la vida 
diaria de una persona. Los profesionales de la salud mental utilizan diversas herramientas y 
técnicas para evaluar y diagnosticar el TAG. A continuación, te proporcionaré información 
sobre algunos aspectos clave de la evaluación de este trastorno. 
Entrevista clínica: La evaluación comienza con una entrevista clínica exhaustiva en la que el 
profesional de la salud mental realiza preguntas específicas para comprender los síntomas y su 
duración, la frecuencia e intensidad de la ansiedad, los factores desencadenantes y el impacto 
en el funcionamiento diario. También se exploran otros posibles trastornos coexistentes, como 
depresión u otros trastornos de ansiedad. 
Cuestionarios y escalas: Los cuestionarios y las escalas de evaluación son herramientas que 
ayudan a medir la gravedad de los síntomas y a evaluar el impacto del trastorno en la vida 
cotidiana. Algunos ejemplos de estas herramientas son el Inventario de Ansiedad de Beck 
(BAI, por sus siglas en inglés), el Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI, por sus siglas 
en inglés) y el Cuestionario de Ansiedad y Depresión Hospitalaria (HADS, por sus siglas en 
inglés). Estas escalas permiten una evaluación más objetiva de los síntomas y su gravedad. 
Historia clínica y antecedentes familiares: Obtener información detallada sobre la historia 
clínica del individuo y sus antecedentes familiares es importante para comprender mejor el 
contexto en el que se desarrolla el TAG. Factores genéticos, experiencias traumáticas previas, 
problemas de salud física o eventos estresantes recientes pueden influir en el desarrollo y 
mantenimiento del trastorno. 
Descarte de otras condiciones médicas: Es fundamental descartar otras afecciones médicas que 
puedan presentar síntomas similares al TAG, como problemas de tiroides, trastornos 
cardiovasculares o abuso de sustancias. Para ello, el profesional de la salud mental puede 
solicitar exámenes médicos y pruebas complementarias según sea necesario. 
Duración y persistencia de los síntomas: Para un diagnóstico de TAG, los síntomas de ansiedad 
deben estar presentes durante al menos seis meses y ser difíciles de controlar. El profesional 
evaluará la persistencia de los síntomas y la presencia de preocupaciones y ansiedad 
generalizada en diversas áreas de la vida, como el trabajo, las relaciones interpersonales y las 
actividades diarias. 
Una vez completada la evaluación, el profesional de la salud mental utilizará los criterios 
diagnósticos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) para 
determinar si se cumple con los criterios para el diagnóstico de TAG. Una vez que se establece 
el diagnóstico, se puede iniciar un plan de tratamiento adecuado, que puede incluir terapia 
cognitivo-conductual, medicación y técnicas de manejo del estrés. 
Es importante recordar que la evaluación y el diagnóstico del TAG deben ser realizados por un 
profesional de la salud mental capacitado 
TRATAMIENTO 
El tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) generalmente implica una 
combinación de terapia psicoterapéutica y, en algunos casos, medicación. A continuación, te 
proporcionaré informaciónsobre los enfoques de tratamiento más comunes utilizados para el 
TAG: 
1. Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es una forma de terapia psicológica 
altamente efectiva para el tratamiento del TAG. Se centra en identificar y modificar los 
patrones de pensamiento negativos y las conductas desadaptativas asociadas con la 
ansiedad. Durante la terapia, se trabaja en la identificación de pensamientos irracionales 
y se reemplazan por pensamientos más realistas y saludables. También se exploran las 
conductas de evitación y se buscan estrategias para enfrentar los miedos de manera 
gradual. 
2. Técnicas de relajación y manejo del estrés: Las técnicas de relajación, como la 
respiración profunda, la relajación muscular progresiva y la meditación, pueden ser 
útiles para reducir los niveles de ansiedad. Además, se enseñan técnicas de manejo del 
estrés para abordar los factores desencadenantes y promover un estilo de vida saludable. 
3. Terapia de exposición: La terapia de exposición es un componente importante de la 
TCC para el TAG. Consiste en exponer gradualmente a la persona a las situaciones o 
estímulos que desencadenan la ansiedad, con el objetivo de reducir la respuesta de 
miedo y ansiedad. A través de la exposición repetida y controlada, la persona aprende 
a tolerar la ansiedad y descubre que sus temores son infundados. 
4. Apoyo social: El apoyo social puede desempeñar un papel importante en el tratamiento 
del TAG. Participar en grupos de apoyo, compartir experiencias con personas que 
atraviesan situaciones similares y recibir el apoyo de familiares y amigos pueden ayudar 
a disminuir la sensación de aislamiento y brindar un espacio para compartir 
preocupaciones y estrategias de afrontamiento. 
5. Medicación: En algunos casos, se puede recetar medicación para el TAG, como los 
antidepresivos o los ansiolíticos. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir los 
síntomas de ansiedad y mejorar el bienestar general. Es importante destacar que la 
medicación debe ser recetada y supervisada por un profesional de la salud, como un 
psiquiatra, y se debe considerar en conjunto con la terapia psicológica. 
Cabe mencionar que el tratamiento del TAG es individualizado y puede variar según las 
necesidades y preferencias de cada persona. Es importante buscar la ayuda de un profesional 
de la salud mental capacitado para recibir un diagnóstico adecuado y establecer un plan de 
tratamiento personalizado. 
CONCLUCIONES 
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es un trastorno mental que se caracteriza por una 
ansiedad y preocupación excesivas y persistentes en diversas áreas de la vida cotidiana. 
Después de revisar la información sobre el TAG, se pueden extraer las siguientes conclusiones: 
6. Síntomas persistentes: El TAG se diferencia de la ansiedad normal por la duración y 
persistencia de los síntomas. Para un diagnóstico de TAG, la ansiedad y preocupación 
deben estar presentes durante al menos seis meses y ser difíciles de controlar. Los 
síntomas pueden variar desde inquietud, nerviosismo y tensión muscular hasta 
dificultades para concentrarse, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño. 
7. Impacto en la vida diaria: El TAG puede afectar significativamente la calidad de vida 
de una persona. Las preocupaciones constantes pueden interferir en el desempeño en el 
trabajo, en las relaciones interpersonales, en el rendimiento académico y en la 
participación en actividades sociales. El TAG también puede tener repercusiones 
físicas, como dolores de cabeza, molestias estomacales y fatiga. 
8. Evaluación y diagnóstico: La evaluación del TAG implica recopilar información 
detallada sobre los síntomas, la historia clínica y el impacto funcional en la vida diaria. 
Los profesionales de la salud mental utilizan entrevistas clínicas, cuestionarios y escalas 
de evaluación para obtener una comprensión completa de la situación del individuo y 
descartar otras condiciones médicas que puedan presentar síntomas similares. 
9. Tratamiento efectivo: El TAG es tratable y existen enfoques terapéuticos efectivos. La 
terapia cognitivo-conductual (TCC) es ampliamente utilizada y ha demostrado ser 
eficaz en el tratamiento del TAG. La TCC se enfoca en identificar y modificar los 
patrones de pensamiento negativos y las conductas desadaptativas asociadas con la 
ansiedad. Además de la terapia, en algunos casos, se puede recetar medicación para 
ayudar a reducir los síntomas de ansiedad. 
10. Importancia del apoyo social: El apoyo social puede ser de gran ayuda para las personas 
que sufren de TAG. Participar en grupos de apoyo y recibir el apoyo de familiares y 
amigos puede proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias y estrategias 
de afrontamiento, así como reducir la sensación de aislamiento. 
En resumen, el TAG es un trastorno de ansiedad crónico y debilitante, pero con el diagnóstico 
y el tratamiento adecuados, es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida. La 
combinación de terapia psicológica, técnicas de manejo del estrés y, en algunos casos, 
medicación, puede ser eficaz para el manejo del TAG. Es fundamental buscar ayuda 
profesional si se experimentan síntomas de ansiedad persistente y preocupación excesiva. 
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es un trastorno mental que se caracteriza por una 
ansiedad y preocupación excesivas y persistentes en diversas áreas de la vida cotidiana. 
Después de revisar la información sobre el TAG, se pueden extraer las siguientes conclusiones: 
Síntomas persistentes: El TAG se diferencia de la ansiedad normal por la duración y 
persistencia de los síntomas. Para un diagnóstico de TAG, la ansiedad y preocupación deben 
estar presentes durante al menos seis meses y ser difíciles de controlar. Los síntomas pueden 
variar desde inquietud, nerviosismo y tensión muscular hasta dificultades para concentrarse, 
irritabilidad y problemas para conciliar el sueño. Impacto en la vida diaria: El TAG puede 
afectar significativamente la calidad de vida de una persona. Las preocupaciones constantes 
pueden interferir en el desempeño en el trabajo, en las relaciones interpersonales, en el 
rendimiento académico y en la participación en actividades sociales. El TAG también puede 
tener repercusiones físicas, como dolores de cabeza, molestias estomacales y fatiga. Evaluación 
y diagnóstico: La evaluación del TAG implica recopilar información detallada sobre los 
síntomas, la historia clínica y el impacto funcional en la vida diaria. Los profesionales de la 
salud mental utilizan entrevistas clínicas, cuestionarios y escalas de evaluación para obtener 
una comprensión completa de la situación del individuo y descartar otras condiciones médicas 
que puedan presentar síntomas similares. Tratamiento efectivo: El TAG es tratable y existen 
enfoques terapéuticos efectivos. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es ampliamente 
utilizada y ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del TAG. La TCC se enfoca en identificar 
y modificar los patrones de pensamiento negativos y las conductas desadaptativas asociadas 
con la ansiedad. Además de la terapia, en algunos casos, se puede recetar medicación para 
ayudar a reducir los síntomas de ansiedad. Importancia del apoyo social: El apoyo social puede 
ser de gran ayuda para las personas que sufren de TAG. Participar en grupos de apoyo y recibir 
el apoyo de familiares y amigos puede proporcionar un espacio seguro para compartir 
experiencias y estrategias de afrontamiento, así como reducir la sensación de aislamiento. En 
resumen, el TAG es un trastorno de ansiedad crónico y debilitante, pero con el diagnóstico y 
el tratamiento adecuados, es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida. La 
combinación de terapia psicológica, técnicas de manejo del estrés y, en algunos casos, 
medicación, puede ser eficaz para el manejo del TAG. Es fundamental buscar ayuda 
profesional si se experimentansíntomas de ansiedad persistente y preocupación excesiva. dame 
resumen 
 
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una ansiedad y preocupación 
excesivas y persistentes en diversas áreas de la vida cotidiana. Los síntomas del TAG duran al 
menos seis meses y son difíciles de controlar, incluyendo inquietud, nerviosismo, tensión 
muscular, dificultades para concentrarse, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño. Este 
trastorno puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, afectando el trabajo, las 
relaciones interpersonales, el rendimiento académico y la participación en actividades sociales, 
además de generar síntomas físicos como dolores de cabeza, molestias estomacales y fatiga. 
El diagnóstico del TAG implica una evaluación detallada de los síntomas, la historia clínica y 
el impacto funcional en la vida diaria, utilizando entrevistas clínicas, cuestionarios y escalas de 
evaluación. El tratamiento efectivo para el TAG incluye la terapia cognitivo-conductual (TCC), 
que se centra en identificar y modificar los patrones de pensamiento negativos y las conductas 
desadaptativas asociadas con la ansiedad. En algunos casos, se puede recetar medicación para 
reducir los síntomas de ansiedad. 
El apoyo social desempeña un papel importante en el manejo del TAG, ya que participar en 
grupos de apoyo y recibir apoyo de familiares y amigos puede ayudar a compartir experiencias 
y estrategias de afrontamiento, así como reducir la sensación de aislamiento. 
En resumen, el TAG es un trastorno crónico y debilitante, pero con el diagnóstico y tratamiento 
adecuados, es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida. La combinación de 
terapia psicológica, técnicas de manejo del estrés y, en algunos casos, medicación, puede ser 
efectiva para el manejo del TAG. Es fundamental buscar ayuda profesional si se experimentan 
síntomas de ansiedad persistente y preocupación excesiva. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 24 
PARTE 1 – HERRERA ANDRADE NARCISA LIZBETH 
LAS PARAFILIAS 
 Introducción 
El término «parafilia» alude genéricamente a la asociación o conexión de la sexualidad con 
determinados estímulos o actividades peculiares o no habituales para la mayoría de las personas 
de un determinado grupo cultural o social. En este sentido, las parafilias pueden ser 
consideradas inicialmente simples variaciones sexuales, más o menos inocuas, para la sociedad 
o para el individuo que las exhibe. A pesar de su aparente neutralidad, este tipo de conductas 
sexuales ha sido históricamente objeto de una gran controversia y rechazo social, lo que ha 
quedado reflejado en la variedad de términos, más o menos despectivos, con que han sido 
descritas o designadas. Entre estos términos se encuentran el de «perversión sexual», 
«desviación sexual», «ofensa sexual», o los de «patología» y «trastorno de la inclinación 
sexual». Esta historia previa de prejuicios e ignorancia en torno al campo de lo que en la 
actualidad denominamos «parafilias» trasluce, sin embargo, una cuestión crucial que es preciso 
considerar al abordar este tipo de problemas. Esta cuestión tiene que ver con el hecho de que 
bajo la misma denominación de parafilias se incluyen actividades sexuales muy diferentes, 
algunas de las cuales pueden incluso bordear la inmoralidad o la delincuencia. 
Clasificación de las parafilias 
La sexualidad humana es un fenómeno muy complejo que incluye una gran variedad de 
fenómenos y procesos en continua interacción tanto en su desarrollo como en cada situación o 
experiencia sexual y de forma continua a lo largo de la vida. A través del proceso de desarrollo 
desde el comienzo de la gestación, se van constituyendo secuencialmente en un individuo las 
distintas partes o componentes que van a configurar finalmente su sexualidad, comenzando por 
su sexo biológico, que, a su vez, también está conformado por seis partes o componentes 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cambios del DSM-5 con respecto al DSM-IV-TR 
De modo general, cabe decir que en lo que respecta a la descripción y al diagnóstico de las 
parafilias no se han introducido cambios especialmente notables en el DSM-5 respecto del 
anterior manual diagnóstico DSM-IV-TR. En este sentido, cabe señalar que el principal cambio 
introducido en el nuevo DSM-5 (2013) en relación con el diagnóstico clínico y que afecta a 
todas las parafilias tiene que ver con el intento de superar algunas de las fuentes de confusión 
o controversia existentes en la anterior versión del DSM-IV-TR. relacionadas con la distinción 
establecida entre los dos términos afines, pero no idénticos, de parafilia y de trastorno 
parafílico, en el sentido de que mientras que el primero alude, en términos generales, a una 
simple variedad de impulsos o actividades sexuales inusuales o peculiares que no pueden ser 
conceptualizados ipso Jacto como un trastorno mental, ni que requieran necesariamente una 
asistencia psicológica o psiquiátrica para su control o modificación, el término trastorno 
parafílico, por el contrario, implica la existencia de una parafilia que produce malestar o 
deterioro en el propio individuo que la padece o que puede causar daño a otras personas. De 
este modo también se evita el entrar en la discusión, más moral que científica, de tratar de 
establecer distinciones entre conductas sexuales normativas y no normativas, al no etiquetar 
automáticamente la conducta sexual no normativa como psicopatológica. En este sentido, 
podemos afirmar que una persona tiene una determinada parafilia con base en la naturaleza 
particular de ciertos impulsos, fantasías o comportamientos sexuales específicos (criterio A, en 
el DSM-5), pero sólo deberíamos diagnosticar un trastorno parafílico cuando esa persona 
experimenta por ello malestar o deterioro en diversas áreas de su vida (criterio B, en el DSM-
5). En resumen, cabe decir que tener una parafilia es una condición necesaria, pero no 
suficiente, para sufrir un trastorno parafílico y que padecer un trastorno parafílico implica 
necesariamente el cumplimiento o la concurrencia de ambos criterios, el A y el B, pero en 
ningún caso la existencia aislada de uno de ellos. 
Descripción y criterios diagnósticos de las parafilias y los trastornos parafílicos 
 Trastorno de exhibicionismo 
El exhibicionismo es una parafilia común y con importantes implicaciones sociales y legales 
para aquellos que la padecen. Se caracteriza por la exposición de los genitales a personas 
desconocidas, generalmente mujeres jóvenes o niñas, que no esperan dicha exhibición. 
Algunos exhibicionistas buscan sorprender o asustar a la víctima, mientras que otros fantasían 
con la posibilidad de excitarla. 
Durante la exhibición, es común que el hombre experimente una erección e incluso puede 
masturbarse en algunos casos. Sin embargo, es poco frecuente que el individuo intente llevar a 
cabo una actividad sexual real con la persona a la que se exhibe. De hecho, menos de un tercio 
de los exhibicionistas parecen tener el deseo de tener relaciones sexuales con la víctima. 
El exhibicionismo generalmente comienza en la adolescencia, antes de los 18 años, aunque 
también puede iniciar más tarde. Puede persistir durante la edad adulta, pero existen datos que 
respaldan la reducción o desaparición de esta conducta en hombres de mayor edad, 
especialmente a partir de los cuarenta años. 
Trastorno de fetichismo 
 Otra parafilia relativamente frecuente, también incluida dentro de las variaciones relacionadas 
con la actividad sexual, es el fetichismo, caracterizado por el uso de objetos inanimados para 
excitarse y satisfacerse sexualmente La actividad más característica de la persona fetichista es 
la de masturbarse al tiempo que huele, mira o acaricia el objeto fetiche. El trastorno suele 
mostrarse explícitamente a partir de la adolescencia, en asociación, aparentemente,con la 
activación del impulso sexual propio de los cambios hormonales ocurridos en la pubertad, 
aunque se considera que el condicionamiento o ia asociación del fetiche con estímulos o 
actividades sexuales puede haber tenido lugar antes durante la infancia. La actividad fetichista 
suele ser ocasional o parcial al principio, haciéndose progresivamente más necesaria e 
indispensable para alcanzar la excitación sexual por parte del sujeto fetichista, que puede llegar 
a depender casi en exclusividad de esta actividad para alcanzar incluso la erección (APA, 2000; 
Gosselin y Wilson, 1980). 
 
PARTE 2 – EMELY VERGARA PARRALES 
Parafilias y disforia de género" proporciona información sobre los criterios diagnósticos del 
Trastorno de fetichismo según el DSM-5 y la CIE-10, así como otros trastornos relacionados 
con las parafilias y la disforia de género. Se discuten las diferencias entre los criterios 
diagnósticos del DSM-5 y la CIE-10 para estos trastornos. En resumen, el archivo es una guía 
útil para comprender los trastornos relacionados con las parafilias y la disforia de género según 
los estándares internacionales de diagnóstico. 
Trastorno de Frotteurismo 
Se refiere a un tipo de parafilia en la que una persona se excita sexualmente al realizar actos 
que implican tocar o frotar a otra persona sin su consentimiento. El párrafo también menciona 
los criterios diagnósticos para el trastorno de frotteurismo según la CIE-10, que exige que el 
frotamiento sea la fuente más importante de estimulación sexual o esencial para una respuesta 
sexual satisfactoria por parte del sujeto. Sin embargo, no se proporcionan los criterios 
diagnósticos del trastorno de frotteurismo según el DSM-5. 
Trastorno de Masoquismo Sexual 
Describe el masoquismo sexual como una parafilia en la que una persona obtiene excitación 
sexual y placer al someterse a experiencias de humillación, violencia o sufrimiento, tanto físico 
como psicológico, en una relación o actividad sexual. Las actividades masoquistas pueden ser 
muy variadas y normalmente se producen en el ámbito de una relación de pareja, aunque 
también pueden ser aplicadas sobre sí mismo por el propio sujeto masoquista. 
Las actividades masoquistas pueden ser muy variadas y que incluyen experiencias de 
humillación, violencia o sufrimiento, tanto físico como psicológico. Algunas de las actividades 
específicas que se pueden utilizar en el masoquismo sexual incluyen la restricción física, la 
flagelación, la asfixia erótica, la humillación verbal y física, la exposición a situaciones 
peligrosas o dolorosas y otras formas de dolor o sufrimiento. Es importante tener en cuenta que 
estas actividades solo son consideradas como parte del trastorno de masoquismo sexual si 
causan angustia significativa o interferencia en la vida diaria del individuo. 
Trastorno de sadismo sexual 
Una parafilia en la que una persona obtiene excitación o placer al causar sufrimiento físico o 
psicológico a otra persona. Las actividades ejercidas por el sujeto sádico sobre su víctima 
pueden ser muy variadas y tener lugar realmente o manifestarse tan solo en el ámbito de la 
fantasía. Además, estas actividades pueden ejercerse sobre una persona que consiente 
libremente, con frecuencia un masoquista sexual, o ponerse en práctica con otras personas en 
contra de su voluntad. La mayoría de los casos, las interacciones sexuales sadomasoquistas son 
convenidas o consensuadas. 
Las actividades ejercidas por el sujeto sádico sobre su víctima pueden ser muy variadas y tener 
lugar realmente o manifestarse tan solo en el ámbito de la fantasía. Algunas de las actividades 
específicas que se pueden utilizar en el sadismo sexual incluyen la restricción física, la 
humillación verbal y física, la flagelación, la asfixia erótica, la exposición a situaciones 
peligrosas o dolorosas y otras formas de dolor o sufrimiento infligido a otra persona. 
Trastorno de travestismo 
La persona obtiene excitación y gratificación sexual al vestirse con ropa del sexo opuesto, 
normalmente femenina. Esta parafilia se limita principalmente a los hombres y la activación 
sexual no se produce por las ropas en sí mismas, sino por el hecho de vestirse o de verse o 
imaginarse a sí mismo como una mujer (autoginefilia). La carga simbólica que estos vestidos 
y adornos femeninos pueden tener para la propia feminidad del individuo es lo que provoca la 
excitación sexual. 
Es importante destacar que el travestismo en sí mismo no es un trastorno mental, pero puede 
ser considerado un trastorno si causa angustia significativa o interferencia en la vida diaria del 
individuo. Algunas características clave del trastorno de travestismo incluyen: 
• La necesidad recurrente y persistente de vestirse con ropa del sexo opuesto para obtener 
excitación y gratificación sexual. 
• La angustia significativa o interferencia en la vida diaria del individuo debido a esta 
necesidad. 
• El deseo de vivir o ser tratado como una persona del sexo opuesto, aunque esto no 
siempre está presente. 
• En algunos casos, el travestismo puede estar asociado con otros trastornos psicológicos, 
como el trastorno de identidad de género o el trastorno disfórico premenstrual. 
Es importante tener en cuenta que el diagnóstico del trastorno de travestismo solo se realiza si 
estos comportamientos causan angustia significativa o interferencia en la vida diaria del 
individuo. Además, es importante respetar la identidad y expresión de género de cada persona 
y no estigmatizar ni discriminar a las personas que practican el travestismo. 
Trastorno de voyeurismo 
Describe una parafilia en la que la persona obtiene excitación sexual al observar a otras 
personas desnudas o en situaciones íntimas sin su consentimiento. El trastorno de voyeurismo 
se caracteriza por la necesidad recurrente y persistente de observar a otras personas para obtener 
excitación sexual, lo que puede causar angustia significativa o interferencia en la vida diaria 
del individuo. Es importante destacar que el voyerismo es ilegal y puede ser considerado un 
delito si se realiza sin el consentimiento de las personas involucradas. Además, es importante 
buscar ayuda profesional si se experimentan estos comportamientos para abordar cualquier 
problema subyacente y evitar dañar a otros. 
Algunas características clave del trastorno de voyerismo incluyen: 
• La necesidad recurrente y persistente de observar a otras personas desnudas o en 
situaciones íntimas sin su consentimiento para obtener excitación sexual. 
• La angustia significativa o interferencia en la vida diaria del individuo debido a esta 
necesidad. 
• El comportamiento de observación se realiza sin el consentimiento de las personas 
involucradas y puede ser ilegal. 
• En algunos casos, el voyerismo puede estar asociado con otros trastornos psicológicos, 
como el trastorno obsesivo-compulsivo o la depresión. 
• 
PARTE 3 – Montesdeoca Martínez Sahit Edison. 
Dentro de las parafilias sexuales, existen diversas variedades que no se limitan a las más 
frecuentes y relevantes. En estos casos, se utiliza la categoría de "otros trastornos parafílicos 
especificados" para aquellos que presentan síntomas característicos de un trastorno parafílico 
que causan malestar clínicamente significativo o deterioro en áreas importantes del 
funcionamiento, pero que no cumplen los criterios de ninguna de las parafilias específicas 
establecidas. El clínico debe proporcionar las razones o motivos específicos por los cuales no 
se cumplen esos criterios. 
Algunos ejemplos de estos "otros trastornos parafílicos especificados" incluyen la escatología 
telefónica (llamadas telefónicas obscenas), zoofilia (atracción sexual hacia animales), 
necrofilia (atracción hacia cadáveres), coprofilia (atracción hacia las heces), clismafilia 
(atracción hacia los enemas) y urofilia (atracción hacia la orina). Estos casos se caracterizan 
por presentar la conducta oel objeto sexual específico correspondiente a la parafilia en 
cuestión. 
En la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) se utilizan criterios similares para 
incluir una categoría equivalente llamada "otros trastornos de la inclinación sexual", que abarca 
parafilias o variaciones sexuales menos específicas que las mencionadas anteriormente, aunque 
los ejemplos utilizados pueden diferir. 
Además, existe la categoría de "trastorno parafílico no especificado", que se aplica cuando 
predominan los síntomas característicos de un trastorno parafílico, pero no se cumplen todos 
los criterios de ninguna de las parafilias específicas mencionadas. También se incluyen en esta 
categoría los casos en los que no se dispone de información suficiente para realizar un 
diagnóstico más específico. 
En resumen, existen diferentes categorías para clasificar y diagnosticar los trastornos 
parafílicos, que abarcan desde las parafilias específicas hasta los casos menos definidos o 
aquellos en los que la información es limitada. 
 
Etiología de los trastornos parafílicos 
Los trastornos parafílicos son complejos y su etiología no puede explicarse de manera simple, 
ya que involucran diversos factores de naturaleza biológica y psicológica. Se ha observado una 
posible contribución de lesiones en los lóbulos frontal y temporal, que se han correlacionado 
con ciertas parafilias específicas y disfunciones sexuales. También se han encontrado 
anomalías frontotemporales en delincuentes sexuales, aunque estas características no son 
exclusivas de la desviación sexual y se han observado en la población delincuente en general. 
Estudios han demostrado diferencias en el flujo sanguíneo cerebral y en el funcionamiento de 
los lóbulos frontales y temporales en relación con la conducta sexual y la inhibición de la 
misma. Asimismo, se han detectado asociaciones entre trastornos de esclerosis hipocámpica 
bilateral y la paidofilia homosexual, lo cual indica que el estrés y el proceso de neurodesarrollo 
pueden contribuir a la aparición de ciertas parafilias. En resumen, los trastornos parafílicos son 
el resultado de la interacción de múltiples factores biológicos y ambientales. 
Evaluación y diagnóstico de las parafilias 
La evaluación y diagnóstico de las parafilias implican considerar tanto el diagnóstico clínico 
del trastorno como el análisis funcional de sus posibles factores causales. Se utilizan técnicas 
y fases similares a las empleadas en la evaluación de otros trastornos psicopatológicos. Los 
objetivos de la evaluación incluyen la identificación y diagnóstico del tipo de parafilia, la 
evaluación del grado de excitación sexual asociado, el análisis de la excitación heterosexual 
presente, la evaluación de la identidad de género, el examen de las habilidades interpersonales 
heterosexuales y la motivación para el cambio del trastorno parafílico. En resumen, la 
evaluación busca comprender y caracterizar los aspectos clínicos y funcionales de las parafilias 
con el fin de establecer un diagnóstico adecuado y desarrollar un plan de tratamiento apropiado. 
Tratamiento de los trastornos parafílicos 
En el tratamiento de los trastornos parafílicos, existen dos enfoques principales: tratamiento 
farmacológico y tratamiento psicológico. 
En el tratamiento farmacológico, se utilizan fármacos antiandrogénicos para reducir el nivel de 
excitación sexual y el impulso en el individuo, lo que facilita el control de la conducta 
parafílica. Algunos de los fármacos antiandrogénicos utilizados incluyen el acetato de 
medroxiprogesterona, el acetato de ciproterona y el acetato de leuprolide. También se pueden 
emplear antidepresivos serotonérgicos. Sin embargo, se ha observado una alta tasa de recaídas 
después de suspender el uso de estos fármacos. 
En cuanto al tratamiento psicológico, se utilizan diversas técnicas de intervención para la 
modificación del comportamiento y el entrenamiento en el autocontrol de los trastornos 
parafílicos. Estas técnicas pueden incluir terapia cognitivo-conductual, terapia de aversión, 
terapia de prevención de recaídas, terapia de reestructuración cognitiva, entre otras. El enfoque 
terapéutico puede variar según las necesidades individuales del paciente y el grado de conflicto 
que experimente. 
En la actualidad, se ha observado que la combinación de tratamientos farmacológicos y 
psicológicos puede ser efectiva en el abordaje de los trastornos parafílicos. Este enfoque 
conjunto permite reducir gradualmente la terapia farmacológica a medida que el individuo 
aprende técnicas de autocontrol de sus impulsos sexuales, lo que ayuda a disminuir las tasas de 
recaída. 
Es importante destacar que el abordaje terapéutico debe adaptarse a cada caso específico, 
considerando la variabilidad y los desafíos intrapersonales, interpersonales y sociales que 
pueden estar presentes en los trastornos parafílicos. Por lo tanto, la tabla proporcionada en el 
texto debe considerarse como una guía flexible de las posibles intervenciones psicológicas 
disponibles en estos casos. 
 
 
 
 
PARTE 4- VIVIANI LAVID 
DISFORIA DE GÉNERO 
Existe un cambio de nombre actualmente propuesto de «disforia de género» en sustitución del 
anterior de «identidad sexual». La razón básica sobre la que se justifica este cambio es la de 
resaltar la mayor importancia concedida en la actualidad a los componentes socioculturales en 
la base del desarrollo de la identidad sexual respecto de los componentes biológicos, 
considerados los más importantes hasta la fecha. En este sentido, cabe recordar que, aun 
considerando perfectamente válido este argumento, la presencia o no de los componentes 
socioculturales no depende del mero cambio de nombre, pues la sexualidad, por su propia 
naturaleza múltiple y compleja, siempre ha incluido e incluirá elementos tanto biológicos como 
psicológicos y socioculturales, con independencia del nombre con que la designemos, por la 
razón obvia de que la sexualidad humana es inevitablemente tanto biología como psicología y 
cultura, en interacción constante dentro de una misma persona. 
Por ello, debemos recordar que el mero cambio de nombre no tiene por qué afectar al contenido 
básico y bien establecido de la sexualidad humana. Los problemas de la identidad o disforia de 
género se caracterizan en su conjunto por la identificación intensa y persistente de una persona 
con el sexo opuesto al que le fue asignado en el momento del nacimiento por sus características 
sexuales anatómicas y que suele ir acompañada de un gran malestar y un rechazo persistente 
por el propio sexo asignado, junto con el deseo intenso de querer cambiarlo y vivir como una 
persona del otro sexo en los casos más acentuados. Y todo ello, sin que este estado pueda ser 
atribuido a la existencia de anomalías genéticas, anomalías físicas intersexuales o trastornos 
mentales graves, como la esquizofrenia. El trastorno incluye dos elementos clave en su 
definición: la identificación con el otro sexo (criterio A) y la existencia de malestar intenso y 
persistente por el sexo que le ha sido asignado (criterio B). 
 
Se propone una categoría similar denominada igualmente «trastorno de la identidad sexual», 
aunque dentro de ella se distinguen tres trastornos diferentes: 1) «trastorno de la identidad 
sexual de la infancia», para el caso de la manifestación temprana en los niños; 2) 
«transexualismo», referido al genuino trastorno de la identidad sexual en adolescentes y 
adultos, y 3) «travestismo de rol doble», en el que se consideran los casos de indefinición o 
identificación sexual con los dos sexos. 
 
El problema principal de la persona con disforia o de género radica en el tema crucial de la 
propia identidad sexual, que puede ser definida como el convencimiento personal y privado 
que la persona tiene sobre su pertenencia al género masculino o femenino, de ser un hombre o 
una mujer,cuando esta identificación es opuesta a la de su aparente sexo anatómico o biológico. 
Las personas con disforia de género conocen adecuadamente su sexo físico, pero lo suelen 
rechazar por completo; desean ser y vivir como una persona del sexo opuesto, tanto en el área 
física como emocional y sexual, y pueden intentar para lograrlo distintas estrategias, 
incluyendo el cambio endocrino, anatómico y genital para tratar de parecerse o identificarse 
más plenamente con una persona de su sexo anhelado. Con frecuencia se detecta una cierta 
asociación entre este problema y otros trastornos psicopatológicos, como los trastornos del 
estado de ánimo y de la ansiedad, y también suele ir acompañado de una gran variedad de 
dificultades sociales y ocupacionales. 
Disforia de género no especificada 
Esta categoría se incluye para codificar los trastornos de la identidad de género que no pueden 
clasificarse como un trastorno de la identidad de género específico, pero en los que la persona 
manifiesta síntomas característicos de la disforia de género que causan un malestar 
clínicamente significativo o deterioro social, laboral o en otras áreas de funcionamiento, pese 
a que no cumplen todos los criterios de la disforia de género, y contempla también los casos en 
los que no se dispone de suficiente información para hacer un diagnóstico más específico. 
Etiología y curso de los problemas de la identidad o de la disforia de género 
El trastorno de la identidad de género no es una parafilia en el sentido propio del término; 
difiere de ésta en muchos aspectos, el principal de los cuales es la cuestión de la identidad con 
el sexo contrario al asignado después del nacimiento. Esta identificación sexual cruzada puede 
ser parcial o total, dependiendo del contexto y de los mensajes más o menos consistentes 
recibidos por el niño en una dirección u otra, y, una vez adquirida, esta identidad resulta 
verdaderamente difícil de modificar, por lo que la principal estrategia a utilizar en estos casos 
ha de ser prioritariamente la prevención. 
La etiología del problema se encuentra aparentemente centrada en el aprendizaje erróneo de 
una identidad de género cruzada a través de las distintas experiencias familiares de aprendizaje 
social que pueden dificultar la adquisición por parte del niño de su propia identidad, en el 
sentido de lograr a nivel psicológico la convicción íntima y personal de pertenecer a un 
determinado sexo o género, de ser un hombre o una mujer, que es como solemos definir la 
identidad de género, y que esta identidad coincida armoniosamente con la de la propia 
condición biológica del sujeto. En ocasiones, sin embargo, diversos factores o situaciones 
particulares de aprendizaje pueden interferir en este proceso o reorientarlo en el sentido 
opuesto. 
Se estima que casi las tres cuartas partes de los niños con una historia de problemas de identidad 
sexual no presentan estos problemas en la edad adulta y en su lugar parecen redirigir su 
sexualidad hacia una orientación homosexual, bisexual o heterosexual sin una aparente 
manifestación de un problema de la identidad sexual. Todas estas cifras son referidas al caso 
de los niños, pues no se dispone de datos equivalentes para las niñas. En cuanto a los hombres 
adultos con un problema de identidad sexual, suelen encontrarse entre ellos dos tipos diferentes 
de evolución. En el primer caso se observa una continuación del problema desde la infancia 
hasta la edad adulta en un proceso de cronificación, sin períodos relevantes en la reducción de 
sus manifestaciones. E 
En los casos de aparición más tardía del problema, los sujetos que lo sufren pueden mostrar 
una mayor ambivalencia o más fluctuaciones respecto al grado de identificación sexual con el 
otro sexo, en el sentido de que pueden sentirse atraídos sexualmente por los hombres, por las 
mujeres, por ambos sexos o por ninguno de ellos y paralelamente suelen sentir más 
ambivalencia respecto a someterse a una terapia de reasignación de género y menos 
satisfacción con los resultados después de haberlo hecho. Por ello es especialmente importante 
ayudar a estos sujetos para resolver los problemas de disforia e indefinición respecto de su 
identidad y orientación sexual con el fin de que sean capaces de aclararse al respecto en el 
sentido más apropiado según los casos. 
Evaluación de los problemas de disforia 
Existe una escala para la evaluación de los posibles problemas de disforia de género para 
adolescentes y adultos, siguiendo el formato habitual utilizado para las demás parafilias, con 
la diferencia de que en el caso de los problemas de la identidad de género las escalas incluyen 
más ítems al necesitarse evaluar y precisar un mayor número de variables, dada la mayor 
complejidad y variedad de estos problemas. 
 
Tratamiento de los problemas de disforia de género 
Los problemas de disforia o de género se encuentran entre los más complejos y difíciles de 
abordar y resolver. Una cuestión crucial previa que es preciso plantearse por parte del terapeuta 
al afrontar estos problemas es la del grado de identificación sexual cruzada que presenta el 
sujeto transexual. En estos casos, obviamente, la terapia se ha de centrar fundamentalmente en 
un proceso de reeducación y reafirmación personal y sexual del sujeto afectado hasta que 
alcance unos niveles adecuados de integración, de expresión y de satisfacción sexual. 
Los casos más extremados de trastornos transexuales son aquellos en los que el sujeto presenta 
una clara y completa identificación con el sexo o el género opuesto al asignado socialmente en 
el momento del nacimiento y en el que ha sido educado desde entonces. En estos casos la 
opción aparentemente más recomendable y la cada vez más utilizada en la actualidad en nuestro 
entorno social es la denominada terapia de reasignación sexual o de género, en la que el 
objetivo terapéutico principal es la modificación de la morfología sexual secundaria de la 
persona, su sexo biológico, para hacerla coincidir con el sexo o el género sexual con el que 
realmente se siente psicológicamente identificada.

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