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Taller discurso fúnebre

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Taller - Discurso Fúnebre 
¡Las personas solo mueren cuando son olvidadas! 
Hoy, una tarde gris y un escalofrió traspasan mi ser al saber que hoy se apaga la 
luz de un invaluable ser humano. Hoy el corazón ha pasado como un túnel oscuro, 
como un naufragio, dejándonos saber que somos mucho más que las 
circunstancias. 
De repente todo cambia, los senderos se oscurecen y la luz de tus brillantes ojos 
hoy se apagan, todo cambia y hoy entre lágrimas tendré que decirte adiós. 
 ¡Adiós! a una hija, una amiga, una hermana, pero sobre todo a una gran persona. 
Siempre recordaremos tu sensibilidad innata, tu sana alma, el agudo sentido del 
humor y tu neurosis mezclada con bondad. 
Mi Elianis, mi pirú como te decía de cariño, tu ausencia será un vacío imposible de 
llenar porque tú fuiste una persona única, transparente, solidaria y con un respeto 
inquebrantable. Las lágrimas que hemos derramado juntas y la risa que siempre 
nos ha alivio, nos han llenado de música, viajes, fantasías y sobre todo mucho 
amor. 
Hoy, el dolor invade mi alma al saber que ya no estarás con nosotros y como me 
gustaría decirte mediante estas líneas cuán importante eras. Solo me queda el 
recuerdo de lo vivido… Tan solo palabras de agradecimiento y estoy segura que no 
solo de mi si no de todas las personas que te queremos y de las personas que 
alegraste con tu existencia. 
Tu valentía al afrontar los retos que te puso la vida es increíble, fuiste una guerrera 
y convertiste el dolor en una experiencia gratificante. El amor y la ayuda por los 
demás siempre te caracterizo. Gracias por enseñarnos a ser mejores personas, a 
pensar en los demás. Gracias por tus consejos tu voz de aliento en las tormentas y 
abismos de nuestra existencia; siempre tenías las palabas adecuadas en los 
momentos precisos. Gracias por ser parte de nuestra vida. 
Las personas que tuvimos la fortuna de conocerte sabemos lo maravillosa que eras 
y recodare siempre tus palabras llenas de amor por los demás. Me quedaron 
muchas preguntas, risas pendientes, conversaciones inconclusas, tragos servidos 
y viajes por hacer 
Hoy, con los ojos aguados y la voz entrecortada enaltezco tu trayectoria, hago 
honor a tu paso por aquí en la tierra y hoy te despido con una frase que te identifica 
y que nos deja una gran enseñanza, así como lo fuiste tú, un cumulo de 
aprendizajes. 
“El que no sirve para servir, no sirve para vivir” 
Autora: Eliana Benavides.

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