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Los octaedritos están constituidos por placas de kamacita que están rodeadas por una capa delgada de taenita, y los intersticios rellenos por plessita; contiene de 6-13 % de níquel generalmente. Las placas de kamacita son descubiertas cuando los octaedritos son seccionados, pulidos y corroidos con solución alcohólica de ácido nítrico (HNO3), mostrándose así una red de cristales intersectantes a la que se le denomina estructura de Widmanstatten (fig. 1.6). En este enrejado las placas de kamacita se disponen siguiendo los planos de un octaedro. El modelo de Widmanstatten resulta de la descomposición de una solución sólida original de taenita a altas temperaturas, precipitándose la kamacita con el enfriamiento lento de esta aleación de hierro-níquel. La presencia de la estructura de Widmanstatten gruesa sugiere que la precipitación de la kamacita ocurrió bajo condiciones de un enfriamiento muy lento, el cual es controlado por difusión. En este tipo de meteoritos es común que exista una relación general entre la cantidad de níquel, la presencia de la estructura de Widmanstatten y el grosor de las bandas. Generalmente, este modelo es fino en los octaedritos con contenidos de níquel elevados; pero otros factores, tales como las impurezas de fósforo y cobalto podrían jugar un importante papel en la formación de esta estructura. Los ataxitos están compuestos principalmente por taenita, correspondiéndoles, de acuerdo a ello, contenidos en níquel superiores al 13%. Estos meteoritos no muestran ninguna ordenación estructural definida cuando son examinados al microscopio, al someter a corrosión con ácidos sus superficies pulidas determinadas en ellas. 17 Fig. 1.6 – Sección de un octaedrito mostrando la estructura de Widmanstatten. Meteoritos petroférreos o litosideritos. Los litosideritos están constituidos principalmente por aleaciones de hierro-níquel y minerales silicatados en cantidades aproximadamente iguales. El silicato es generalmente olivino, pero a veces puede ser piroxeno y plagioclasa, presentándose en forma de granos más o menos redondeados incluidos en formaciones esponjosas de las aleaciones de hierro-níquel. Se considera que estos forman un grupo de transición entre los sideritos y los lititos, representando apenas el 1,5% de los meteoritos hallados. La densidad que les corresponde oscila entre 5-6 g /cm3. Sobre la base de la composición de la fase silicatada, los litosideritos se dividen en: pallasitos y mesosideritos. Los pallasitos están formados por una base continua de aleación de hierro-níquel que incluye olivino diseminado (hasta el 40%) en forma de granos cristalinos más o menos redondeados (fig. 1.7). Pequeñas inclusiones de troilita (FeS) y schreibersita (Fe , Ni, Co)3 P) existen frecuentemente en la aleación de hierro-níquel. La fase metálica muestra habitualmente las figuras de Widmanstatten. Se sugiere que la formación de estos ocurrió mediante la intrusión de una masa fundida de hierro (contenedora de cantidades considerables de sulfuro de hierro) en una acumulación de cristales de olivino. Así, la fase metálica de los pallasitos representa muestras del fundido original desde el cual se formaron los diferentes tipos de sideritos . Los mesosideritos presentan una fase metálica discontinua de hierro-níquel, y los silicatos están representados principalmente por plagioclasas, feldespatos y ortopiroxenos, pudiendo aparecer algunas veces olivino accesorio. Meteoritos pétreos o lititos. En los lititos se aprecia un predominio de la fase silicatada sobre la fase metálica (aleaciones de hierro-níquel) Esta fase silicatada se encuentra representada fundamentalmente por olivino, hiperstena, plagioclasas y diopsido. Ellos constituyen el 92,8% de los meteoritos recolectados y presentan una densidad media de casi 3,5 g/cm3. Sobre la base de las particularidades de su estructura, los lititos son divididos en: condritos y acondritos. 18 Fig. 1.7- Superficie pulida de un pallasito compuesto por cristales de olivino redondeados; ellos aparecen oscuros envueltos por una matriz clara de hierro- níquel. Los condritos constituyen el tipo más difundido de los meteoritos, alcanzando un 85,7% de aparición. Deben su nombre a la presencia en ellos de granos redondeados (cóndrulos) que se componen de olivino y piroxeno rómbico. Estos constan de olivino (40%), piroxeno rómbico (30%), aleación de hierro-níquel (10-15%), plagioclasa (10%) y troilita (5-6%) (fig. 1.8). Los acondritos carecen de cóndrulos y son mucho menos comunes que los condritos, representando solo el 7,1% de los meteoritos encontrados. Ellos son similares estructuralmente a las rocas terrestres, pero frecuentemente contienen cantidades pequeñas de aleación de hierro- níquel. Se componen de olivino (12-13%), piroxenos rómbicos (50%), plagioclasas (25%), diopsido (12 %) y aleación de hierro- níquel (1%). Para resumir finalmente el estudio de los meteoritos es conveniente comprobar la composición química de las 3 clases principales de estos (tabla 1.3). Tabla 1.3 Composición química media (% en masa) de los meteoritos (según E. L. Krinov). Elementos químicos Tipo de meteorito Sideritos Litosideritos Lititos Fe 89,7 49,4 25,15 Ni 9,1 5,0 1,10 Co 0,62 0,25 0,14 P 0,18 - 0,10 C 0,12 - 0,16 S 0,08 - 1,89 Cu 0,04 - 0,01 O - 21,30 36,30 Mg - 14,20 14,30 Si - 9,75 13,00 Na - - 0,30 Al - - 0,76 Ca - - 1,30 K - - 0,07 Mn - - 0,18 19 Fig. 1.8- Litito (condrito). Una corteza de fusión delgada con surcos cubre su superficie (Miller, Arkansas). Los estudios realizados sobre la composición mineralógica, química e isotópica de los meteoritos han proporcionado resultados de sumo interés para la geoquímica: 1- En los meteoritos no existe ni un solo elemento químico que no se conozca en la Tierra. 2- Se obtuvo una identidad completa de la composición isotópica para un conjunto de elementos químicos procedente de materiales terrestres y meteoríticos. 3- La edad de los meteoritos (determinada por métodos radiométricos) ha resultado ser de 3800-3900 millones de años, la cual es muy próxima a la edad de las rocas más antiguas descubiertas en la Tierra (3800 millones de años). 4- Existen algunos minerales en los meteoritos que no han sido encontrados en la Tierra, lo que pudiera estar relacionado con el desconocimiento de la composición mineralógica de las entrañas de nuestra planeta. Entre estos minerales los mas típicos son: taenita, kamacita, plessita, schreibersita, troilita, oldhamita, daubreelita, lawrencita. 5- La composición química diferenciada de los sideritos, litosideritos y lititos ha hecho posible evaluar las características físicas del hipotético planeta Faetón. Además, esta diferenciación química constituye una evidencia de que en la Tierra pudo haberse producido un proceso semejante, y sirve de argumento a favor de una estructura y composición heterogénea para el interior de nuestra planeta. 6- Las analogías encontradas entre los meteoritos y la Tierra permiten considerar que tuvieron un origen común en el Sistema Solar. De esta forma se da culminación al estudio de los meteoritos pasando a analizar seguidamente los datos recopilados en los últimos años sobre las características de otros cuerpos del Sistema Solar. Algunos de ellos han sido obtenidos directamente a partir de diferentes análisis realizados a muestras de rocas y gases recolectados durante expediciones espaciales a la Luna y Venus, mientras otros resultaron de la aplicación de métodos indirectos (análisis espectral, fundamentalmente) a la determinación de la composición química de la superficie de los planetas y de sus atmósferas, además de la que corresponde a los cometas. 1.1.4- Estudio de los planetas, satélites y otros cuerpos del Sistema Solar. La Luna representa,después de los meteoritos, el cuerpo cósmico más estudiado por el hombre, lo cual tiene su explicación en la cercanía relativa de esta con respecto a la Tierra El estudio de muestras rocosas traídas desde la Luna por la estación interplanetaria automática soviética ”Luna-16” y por las naves norteamericanas “Apolo” ha contribuido a esclarecer la composición química de la superficie lunar. Según estos datos, las rocas lunares primitivas presentan un déficit de Ni, Co y metales nobles, existiendo algunas diferencias entre los basaltos marítimos y las anortositas continentales en lo referente a propiedades fisicas, composición química y composición mineralógica. Los basaltos marítimos cubren aproximadamente el 17% de la superficie de la Luna, siendo su espesor máximo del orden de 1 km, por lo que las anortositas y gabro-anortositas continentales constituyen los componentes principales de la corteza. Los basaltos lunares se asemejan en su composición a los terrestres, aunque en algunas muestras se obtuvo un elevado contenido de titanio, zirconio, etc; de igual forma, las anortositas lunares se aproximan a la composición de las terrestres. Los basaltos marítimos presentan elevados contenido de hierro (20% de FeO aproximadamente), mientras que las antracitas de los continentes casi no contienen este elemento. Las gabro-anortositas de los continentes tienen un contenido aproximado de 4-5% de FeO y, por último, en los basaltos no marítimos el contenido de FeO es de alrededor de un 9- 10%. Las rocas continentales contienen una cantidad sensiblemente mayor de Al2O3 y menor de TiO2 que los basaltos marítimos. El oxígeno es el elemento más abundante tanto en las rocas terrestres como en las lunares. Esto determina que la semejanza en la composición isotópica del oxígeno para las rocas terrestres y lunares sea considerado un índice certero del hecho de que la Tierra y la Luna se formaron en una misma zona de la nube protoplanetaria. En un sentido más amplio, es como 20 Meteoritos férreos o sideritos Meteoritos petroférreos o litosideritos. Tipo de meteorito De esta forma se da culminación al estudio de los meteoritos pasando a analizar seguidamente los datos recopilados en los últimos años sobre las características de otros cuerpos del Sistema Solar. Algunos de ellos han sido obtenidos directamente a partir de diferentes análisis realizados a muestras de rocas y gases recolectados durante expediciones espaciales a la Luna y Venus, mientras otros resultaron de la aplicación de métodos indirectos (análisis espectral, fundamentalmente) a la determinación de la composición química de la superficie de los planetas y de sus atmósferas, además de la que corresponde a los cometas.
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