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Funciones políticas de la publicidad. Habermas Una publicidad que hace las veces de publicidad política surge en Inglaterra en el cambio de siglo entre el XVII y el XVIII. En la época había un conflicto de intereses que abarcaba a los intereses restrictivos del capital comercial y financiero, y por otro lado los intereses expansivos del capital manufacturero e industrial. Con este conflicto se reproduce un antagonismo, incipiente en las fases tempranas del capitalismo, entre los intereses de una generación ya estable e insertada en el mercado, y otro nueva que está obligada a explorar y crear mercados. Ambas partes apelan a las nuevas instancias del público, dando a la publicidad la disputa política a través de los partidos. La abolición de la censura previa representa una nueva etapa en el desarrollo de la publicidad, pues posibilita la penetración del razonamiento en la prensa a través del comentario y la critica, permitiendo que esta se desarrolle hasta convertirse en un instrumento que impele a que las decisiones políticas sean tomadas ante la nueva tribuna del público. El poder era ahora público en un doble sentido, el grado de desarrollo de la publicidad se medirá de ahora en delante de acuerdo con el nivel de disputa entre el Estado y la prensa. En 1681 se autorizó la publicación de los votos, pero el Parlamento insistía en la prohibición de hacer las discusiones sobre los mismos algo accesible a la publicidad. Sin embargo, existían dos periódicos que publicaban los debates parlamentarios algo clandestinamente pero tenían cada vez más tirada. Por esta razón, el Parlamento se vio obligado a ir renovando esa prohibición. Wilkes, el presidente del Parlamento, fue el primero en poner fuera de juego este privilegio parlamentario, pues no hizo cumplir una condena impuesta al redactor de un diario. Recién en el año 1803 se reservó por primera vez un puesto para los periodistas en el Parlamento, que durante casi un siglo habían entrado ilegalmente. A su vez, la composición del Parlamento también había cambiado en esos años, pues hay cada vez más representantes del “moneyed interest” que procedían de las capas conservadoras de la alta burguesía. Además, este organismo adquiere poder a través de una Constitución que incluía varios elementos del Estado de Derecho y una Bill of Rights que rebajaba el poder del Rey al Parlamento. Por eso ahora que no podía prescindir del Parlamento, el Rey estaba obligado a asegurarse su firme apoyo. El Parlamento se convirtió en un campo de batalla desarrollado entre el raciocinio público de un público crítico y la influencia corruptora de un rey obligado a un ejercicio indirecto del mandato. La minoría se podía refugiar en la publicidad y apelar al juicio del público, mientras que la mayoría, mantenida gracias a la corrupción, se veía obligada a legitimar la autoridad del rey. Desde comienzos del siglo XVIII se hizo habitual distinguir lo que por entonces se denominaba sense of the people de los resultados electorales oficiales. Este sense of the people o common voice denotaban una magnitud de la que la oposición se podía reclamar. Sin embargo las peticiones masivas solían fracasar, o cuando eran aprobadas eran meras aclamaciones de las que el rey se aprovechaba (como una disolución de Parlamento). En 1792, después del estallido de la Revolución francesa, el público políticamente raciocinante es indirectamente reconocido en su función de crítica pública, y se habla por primera vez en el Parlamento de public opinión. El absolutismo parlamentario se ve obligado a ceder paulatinamente su soberanía. También en Francia surge un público políticamente raciocinante, pero este no logra institucionalizarse efectivamente antes de la Revolución, como lo hizo el público inglés por la misma época. Como seguían teniendo censura, y sin ella no podían publicar ni una sola línea, les era imposible desarrollar un verdadero periodismo político. No solo faltaba este tipo de periodismo, sino que ni siquiera existía una asamblea de estamentos bajo cuya influencia pudiera irse constituyendo paulatinamente una representación popular. Faltaban también la base social de aquellas instituciones. Si bien los banqueros, especuladores y manufactureros estaban bajo la Regencia y a disposición de la alta burguesía, en cuyas manos estaba toda la riqueza de la nación. Pero no estaban tampoco en condiciones de unirse con la aristocracia y poder formar una capa alta homogénea que pudiera intervenir sobre el destino de la nación y hacer frente al Rey. Una de las razones es que la nobleza en Francia estaba excluida del comercio y la industria y la banca, por lo que se hizo económicamente dependiente de la Corona. Entonces el Rey monopolizaba por completo el poder público, es el negativo de la igualdad burguesa: todos excepto uno (el rey) son súbditos por igual y están sometidos a la autoridad superior. De muchos modos, esta sigue siendo una sociedad estamental. Fue Necker el primero en conseguir que la publicidad políticamente activa abriera una brecha en el sistema absolutista al dar al conocimiento público el balance del presupuesto nacional. Tres meses después este ministro fue depuesto por el rey. La dimensión del endeudamiento estatal simbolizó la conflictiva relación entre el poder económico y su falta de poder político, por un lado, y entre la dependencia financiera y el gobierno absolutista, por el otro. La esfera de la nobleza, que no tenía funciones económicas ni políticas pero que era socialmente representativa, con la ayuda de la intelectualidad ascendente (que eran un público que acabó siendo políticamente raciocinante) se convirtieron en la esfera en la que la sociedad burguesa exponía reflexivamente sus intereses. A través de los Cahiers de Dolèance es oficialmente admitido el raciocinio del público en los asuntos públicos. Esto llevo a la convocatoria a los Estamentos generales. La Revolución crea en Francia de la noche al día lo que en Inglaterra se tardó casi un siglo: las instituciones que le faltaban al público raciocinante. Surgen los partidos de club, se forma la prensa diaria política dedicado a la información parlamentaria y esta publicidad política es reglamentada jurídicamente en la Constitución con la libertad de expresión. En 17 de enero de 1800, dos días después del golpe de Estado, Napoleón suprime la libertad general de prensa. Y en adelante solo serán tolerados tres otros periódicos, además del oficialista, y todos bajo un estricto control y censura. Luego, los Borbones restaurados proclamaron su intención de volver a la libertad de prensa, pero la oposición solo muy cautamente podía manifestarse. Solo la Revolución de Julio dio libertad a la prensa y los partidos y devolvió al Parlamento el terreno de maniobra garantizado por los derechos humanos revolucionarios. Las circunstancias alemanas se distinguen de las inglesas por las barreras estamentales duraderamente conservadas por el absolutismo continental, especialmente las barreras levantadas entre la burguesía y la nobleza, a su vez los burgueses guardaban estrictas distancias respecto del pueblo. En cuanto a los franceses, difieren en la posición de la nobleza, pues esta era completamente dependiente de las cortes, lo que le impedía constituirse en una esfera de la sociedad separada de las funciones políticas y económicas, y en comunicación con los intelectuales burgueses, para dar la pauta cultural de un público raciocinante.
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