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FUNDAMENTACION TEORICA 20-10-2023

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II. MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN.	2023
PARTE II.- FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DEL PROGRAMA
ÍNDICE
CONSIDERACIONES PREVIAS: MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN
CAPITULO I. ORIENTACIÓN PROFESIONAL (25 páginas)
I.1 ORIENTACIÓN ACADÉMICA Y ORIENTACIÓN PROFESIONAL
II.1.1. FACTORES INFLUYENTES EN LA APRENDIZAJE DE LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL: NEUROCIENCIA, EMOCIONES Y TECNOLOGÍA
I.1.1.1.- La neurociencia como factor influyente en la Orientación 
I.1.1.2.- Las emociones como factor influyente en la Orientación Profesional.
Profesional.
I.1.1.3.- La Inteligencia Artificial como factor influyente en la Orientación Profesional
I.2 TRANSICIÓN A LA VIDA ADULTA. ITINERARIOS ACADÉMICOS Y PROFESIONALES
	II.2.1. TOMA DE DECISIONES PARA INSERCIÓN PROFESIONAL (BAE)
	II.2.2 SUPERACIÓN DE LOS PROCESOS DE SELECCIÓN: ENTREVISTA
	II.2.3 POLÍTICAS DE EMPLEO (JÓVENES) 
CAPITULO II. FACTORES PSICOSOCIALES (35 páginas)
II.1 FACTORES PSICOSOCIALES DENTRO DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA
	II.1.1. AUTOESTIMA
		II.1.1.1.- Aproximación conceptual de la autoestima
II.1.1.2.- Como afecta la baja autoestima a nivel cerebral, físico, social y laboral
II.1.1.3.- Estado actual de la autoestima de los últimos 5 años de estudios de investigación 
II.1.1.4.- Ejercicios prácticos de percepción, de autoestima y de estado de flow con nosotros mismos
	II.1.2. AUTOCONCEPTO EMOCIONAL
		II.1.2.1.- Aproximación conceptual del autoconcepto emocional
II.1.2.2.- Como afecta el bajo autoconcepto emocional nivel cerebral, físico, social y laboral
II.1.2.3.- Estado actual del autoconcepto emocional de los últimos 5 años de estudios de investigación (destacar empatía, comunicación asertiva…)
II.1.2.4.- Ejercicios prácticos de autoconcepto emocional, ejercicios de expresión emocional y comunicación emocional
	II.1.3. GESTIÓN DEL ESTRÉS
II.1.3.1.- Aproximación conceptual del Estrés
II.1.3.2.- Como afecta el estrés a nivel cerebral, físico, social y laboral
II.1.3.3.- Estado actual del estrés de los últimos 5 años de estudios de investigación.
II.1.3.4.- Ejercicios prácticos de meditación, ejercicios físicos y sociales y ejercicios de gestión de estrés y ejercicios de concentración, organización y planificación.
	
CAPITULO III. JÓVENES EN RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL (20 páginas) 
III.1. JÓVENES EXTREMADAMENTE VULNERABLES EN RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL.
III.1.1. ETAPA DE DESARROLLO: ADOLESCENCIA-JÓVENES EN MATERIA DE ORIENTACIÓN PROFESIONAL
	III.1.2. JÓVENES VULNERABLES SIN REFERENTE FAMILIAR SÓLIDO
 		 III.1.2.1.- Jóvenes Migrantes sin Referente Familiar
 		 III.1.2.2.- Jóvenes Sin Referente Familiar Sólido
 
 		
CAPITULO I. ORIENTACIÓN PROFESIONAL (25 páginas este capitulo)
En el contexto del desarrollo personal y profesional, la orientación académica y laboral emerge como una disciplina de vital importancia, encargada de proporcionar las herramientas necesarias para guiar y acompañar a los individuos en su tránsito hacia la vida adulta y la inserción en el entorno laboral contemporáneo. Este capítulo se adentra en el complejo tejido de la orientación profesional, abordando sus fundamentos desde una perspectiva integral que combina conocimientos provenientes de la psicología, la neurociencia y las últimas tendencias tecnológicas.
Se explorará detalladamente la influencia de la neurociencia en los procesos de toma de decisiones, poniendo de relieve los intrincados mecanismos cognitivos y emocionales que moldean las elecciones educativas y profesionales de los individuos. Además, se analizará el papel cada vez más relevante de las innovaciones tecnológicas en la configuración de sistemas de orientación, destacando su contribución en la formación de itinerarios académicos y profesionales sólidos y adaptados a las demandas actuales del mercado laboral.
Asimismo, se examinará de manera minuciosa la transición hacia la vida adulta, considerando los desafíos inherentes a la toma de decisiones cruciales para la inserción laboral y la superación de los procesos de selección en el ámbito profesional. Mediante una revisión exhaustiva de la literatura científica y académica más actualizada en el campo de la psicología y la orientación profesional, este capítulo busca sentar las bases necesarias para una comprensión profunda y crítica de los temas tratados.
La orientación profesional, desde la perspectiva de la psicología positiva, se enfoca en potenciar el desarrollo integral de los individuos en su trayectoria laboral, resaltando sus fortalezas y habilidades para lograr una mayor satisfacción y éxito en su vida profesional (Peterson y Seligman, 2004). En este enfoque, se busca no solo la mera colocación laboral, sino también el crecimiento personal y la realización a través del trabajo.
Uno de los principales pilares de la orientación profesional en la psicología positiva es el enfoque en los aspectos positivos y las capacidades individuales de cada persona (Fredrickson, 2001). Se fomenta el autoconocimiento y la identificación de fortalezas, habilidades y valores personales, lo que ayuda a los individuos a tomar decisiones informadas y alineadas con sus intereses y aspiraciones. Se busca impulsar un sentido de propósito y significado en la vida laboral, promoviendo la autenticidad y la satisfacción en el trabajo.
Además, la orientación profesional desde la psicología positiva se centra en el desarrollo de la resiliencia y la capacidad de afrontar los desafíos y adversidades en el entorno laboral (Masten, 2001). Se promueve la mentalidad de crecimiento y la adaptabilidad, fomentando la habilidad de aprender de las experiencias y superar obstáculos en el camino hacia el logro de metas profesionales.
Otro aspecto importante es el énfasis en la construcción de relaciones laborales saludables y en la promoción de un entorno de trabajo positivo. Se fomenta el trabajo en equipo, la colaboración y el apoyo mutuo, lo que contribuye a un ambiente laboral estimulante y satisfactorio. Se enfatiza la importancia de la empatía, la comunicación efectiva y el liderazgo positivo en la creación de entornos laborales enriquecedores.
De esta forma, la orientación profesional desde la psicología positiva no solo se trata de la búsqueda de empleo, sino de un proceso de desarrollo personal y profesional que busca promover el bienestar y el florecimiento de los individuos en el ámbito laboral. Se basa en el descubrimiento y la potenciación de fortalezas individuales, la resiliencia ante los desafíos y la construcción de relaciones positivas en el entorno laboral.
De acuerdo a lo anterior, también la orientación profesional, en el marco de la psicología positiva, adquiere una importancia significativa en el contexto de la juventud en riesgo de exclusión. Desde esta perspectiva, se busca destacar y cultivar las fortalezas individuales y los recursos internos de los jóvenes en situaciones desafiantes (Snyder & Lopez, 2009). Este enfoque se fundamenta en la promoción del autodescubrimiento y el desarrollo de la autoestima, con el propósito de fomentar una visión optimista sobre las capacidades y potencialidades de cada individuo (Rusk & Waters, 2013).
La identificación y el fomento de fortalezas personales, como la perseverancia, la creatividad y la resiliencia, desempeñan un papel crucial en la orientación de los jóvenes en riesgo de exclusión. Se alienta la exploración de habilidades y talentos latentes, lo que contribuye a potenciar la autoconfianza y la motivación intrínseca hacia el logro de metas y objetivos personales (Lopez, 2013). Asimismo, se promueve la mentalidad de crecimiento y la capacidad de adaptación como herramientas fundamentales para superar obstáculos y adversidades en el camino hacia el desarrollo profesional y personal (Dweck, 2006).
La construcción de relaciones positivas y el fomento de redes de apoyo comunitario representan aspectos clave en la orientación de la juventud en riesgo de exclusión desde la psicología positiva (Froh et al., 2011). Se enfatiza la importancia de la colaboración, el trabajo en equipo y la empatíacomo pilares fundamentales para promover un sentido de pertenencia y cohesión social en un entorno que a menudo presenta desafíos significativos (Lyubomirsky, 2011). La conexión con mentores y figuras de apoyo positivas puede desempeñar un papel vital en el fortalecimiento de la resiliencia y el desarrollo de estrategias adaptativas para afrontar situaciones adversas (Luthar et al., 2000).
En sintesis, la orientación profesional desde la perspectiva de la psicología positiva para la juventud en riesgo de exclusión se centra en el cultivo de fortalezas individuales, el fomento de la resiliencia y el establecimiento de conexiones significativas en un entorno de apoyo y comprensión. Este enfoque busca empoderar a los jóvenes, fortalecer su autoestima y motivarlos a perseguir metas significativas, a pesar de los desafíos que puedan enfrentar en su trayectoria hacia el desarrollo personal y profesional.
I.1 ORIENTACIÓN ACADÉMICA Y ORIENTACIÓN PROFESIONAL
La orientación profesional, en el ámbito académico y laboral, ha ganado un reconocimiento significativo en las últimas décadas como un factor clave para el desarrollo exitoso de la carrera y la adaptación eficaz al entorno laboral contemporáneo. Según la teoría de Super (1980), la orientación profesional se concibe como un proceso dinámico de asistencia y acompañamiento que facilita a los individuos la exploración y comprensión de sus habilidades, intereses y valores, permitiéndoles tomar decisiones informadas y satisfactorias en su trayectoria vocacional (Bimrose, 2015). Además, la teoría de Holland (1997) subraya la importancia de la congruencia entre la personalidad 
y el entorno laboral, lo que refuerza la necesidad de una orientación profesional que aborde no solo las habilidades y conocimientos del individuo, sino también su compatibilidad con los distintos contextos profesionales (Savickas, 2011).
La orientación profesional, además, juega un papel crucial en la reducción de la brecha entre las habilidades demandadas por el mercado laboral y las competencias adquiridas por los individuos durante su formación educativa. En este sentido, la teoría de desarrollo de carrera de Krumboltz (1979) destaca la importancia de la exposición temprana a diversas experiencias laborales y educativas, lo que contribuye a la ampliación de las perspectivas profesionales y a una toma de decisiones más informada y reflexiva (Lent, 2013). Asimismo, la teoría socio-cognitiva de Bandura (1986) subraya la influencia de los modelos de comportamiento y las oportunidades de aprendizaje en la configuración de las aspiraciones y metas profesionales de los individuos, lo que resalta la necesidad de un enfoque integral en la orientación que considere no solo los aspectos individuales, sino también el contexto social y cultural en el que se desarrollan las carreras profesionales (Blustein, 2013).
En el ámbito académico, la orientación profesional se enfrenta a desafíos dinámicos derivados de la evolución constante de las exigencias del mercado laboral y las demandas cambiantes de la sociedad contemporánea. Según la perspectiva de transición de la escuela al trabajo de Gottfredson (1981), la orientación profesional desempeña un papel crucial en la preparación y adaptación de los individuos a las transiciones educativas y laborales, brindando apoyo y recursos necesarios para el diseño de itinerarios académicos y profesionales coherentes y realistas (Nota, 2013). Además, la teoría de la inteligencia emocional de Goleman (1995) destaca la importancia de desarrollar habilidades emocionales y sociales como componentes esenciales en la orientación profesional, lo que subraya la necesidad de abordar no solo los aspectos cognitivos, sino también los aspectos afectivos y sociales en el desarrollo de las carreras profesionales (Salovey, 2000).
La orientación profesional, por lo tanto, se posiciona como un proceso dinámico y multidimensional que requiere una comprensión profunda de los contextos individuales y sociales en los que se desenvuelven los individuos. En este sentido, la teoría de la diversidad y la inclusión de Leong (2016) subraya la importancia de considerar la diversidad cultural y las diferencias individuales en la prestación de servicios de orientación, lo que enfatiza la necesidad de adoptar enfoques sensibles y culturalmente apropiados en el diseño de programas de orientación profesional (Ponterotto, 2009). Asimismo, la teoría de la construcción de la identidad de Marcia (1980) destaca la importancia de la exploración y el compromiso en la configuración de la identidad vocacional, lo que resalta la necesidad de fomentar un sentido de autenticidad y coherencia en la construcción de carreras profesionales significativas y satisfactorias (Waterman, 1982).
La efectividad de la orientación profesional se ve enriquecida por la integración de tecnologías de vanguardia que han revolucionado la forma en que los individuos acceden a información relevante y se conectan con oportunidades laborales. Según la teoría de la orientación en la era digital de Sampson (2016), el uso estratégico de recursos digitales y plataformas en línea ha permitido ampliar el alcance de la orientación profesional, facilitando el acceso a datos precisos y actualizados sobre tendencias del mercado laboral y perfiles profesionales emergentes (McIlveen, 2018). Además, la teoría de la inteligencia artificial aplicada a la orientación de Van Laar (2020) destaca el potencial de los sistemas inteligentes para analizar datos complejos y proporcionar recomendaciones personalizadas y precisas a los individuos en su búsqueda de oportunidades laborales, lo que subraya la importancia de integrar tecnologías innovadoras en los procesos de orientación profesional (Maurer, 2021).
La orientación profesional también desempeña un papel clave en el fomento de la autogestión y el desarrollo de competencias transversales que son fundamentales para el éxito en el entorno laboral actual. En este sentido, la teoría del desarrollo de la carrera autodirigida de Bimrose (2019) resalta la importancia de promover la autonomía y la toma de decisiones informadas en los individuos, lo que enfatiza la necesidad de fomentar un sentido de responsabilidad y autorreflexión en la gestión de las carreras profesionales a lo largo del tiempo (Watts, 2005). Asimismo, la teoría de las habilidades del siglo XXI de Trilling y Fadel (2009) subraya la importancia de desarrollar habilidades como la creatividad, la resolución de problemas y la colaboración, lo que destaca la necesidad de integrar enfoques holísticos en la orientación que promuevan el desarrollo integral de los individuos como profesionales adaptables y competentes en un entorno laboral en constante cambio (Partnership for 21st Century Skills, 2009).
De este modo, la orientación profesional se erige como un pilar fundamental en el desarrollo de carreras profesionales significativas y exitosas, integrando enfoques multidisciplinares que abarcan aspectos cognitivos, emocionales y sociales en la construcción de itinerarios académicos y laborales coherentes y realistas. La intersección de teorías consolidadas y tecnologías innovadoras en el campo de la orientación profesional abre un abanico de posibilidades para la mejora continua de los servicios de orientación y el fortalecimiento de las capacidades individuales en la toma de decisiones informadas y reflexivas sobre su futuro profesional.
En el contexto de la psicología positiva, la orientación profesional para los jóvenes en riesgo de exclusión social adquiere una importancia aún mayor, ya que se centra en el fortalecimiento de los recursos personales y la promoción de una mentalidad de crecimiento y resiliencia. Según la teoría de fortalezas y virtudes de Seligman y Csikszentmihalyi (2000), la identificación y el fomento de fortalezas individuales, como la perseverancia y la gratitud, se convierten en elementos clave en la orientación profesional, permitiendo a los jóvenes en riesgo de exclusión social construir una base sólida parael desarrollo personal y profesional (Lopez, 2009). La orientación profesional basada en fortalezas fomenta la autoestima y el sentido de propósito en estos jóvenes, empoderándolos para superar desafíos y alcanzar metas significativas en su vida laboral y social (Rusk, 2017).
Además, la teoría de la esperanza de Snyder (2002) destaca la importancia de cultivar la esperanza y la optimismo en los jóvenes en riesgo de exclusión social, lo que implica proporcionarles herramientas y estrategias para superar obstáculos y mantener una actitud positiva frente a las adversidades (Froh, 2011). La orientación profesional enfocada en la esperanza promueve la mentalidad de crecimiento y la creencia en la capacidad de alcanzar objetivos a pesar de las circunstancias desfavorables, fomentando la motivación y la perseverancia en la búsqueda de oportunidades laborales y educativas (Lyubomirsky, 2005).
En el contexto de los jóvenes en riesgo de exclusión social, la orientación profesional también se enfoca en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales que son fundamentales para una integración exitosa en el entorno laboral y comunitario. Según la teoría de inteligencia emocional aplicada de Mayer y Salovey (1997), el fomento de la inteligencia emocional en los jóvenes promueve la empatía y la capacidad de gestionar eficazmente las interacciones sociales, lo que contribuye a construir relaciones laborales y comunitarias saludables y productivas (Luthar, 2007). La orientación profesional basada en la inteligencia emocional promueve la adaptabilidad y la resolución de conflictos, capacitando a los jóvenes para enfrentar los desafíos del entorno laboral con confianza y habilidad (Brackett, 2006).
Asimismo, la teoría de la resiliencia de Masten y Obradovic (2008) enfatiza la importancia de promover la resiliencia en los jóvenes en riesgo de exclusión social, lo que implica proporcionarles herramientas para superar situaciones de adversidad y desarrollar una mentalidad de superación y fortaleza (Lopez, 2013). La orientación profesional centrada en la resiliencia fomenta la capacidad de adaptación y la superación de obstáculos, equipando a estos jóvenes con las habilidades necesarias para enfrentar desafíos laborales y personales de manera efectiva y constructiva (Masten, 2012).
En resumen, la orientación profesional desde la perspectiva de la psicología positiva para los jóvenes en riesgo de exclusión social se basa en el fortalecimiento de las fortalezas individuales, el cultivo de la esperanza y la resiliencia, y el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Al promover una mentalidad de crecimiento y empoderamiento, la orientación profesional puede desempeñar un papel transformador en la vida de estos jóvenes, abriéndoles oportunidades para el crecimiento personal, la integración laboral y la participación activa en la comunidad.
II.1.1. FACTORES INFLUYENTES EN LA APRENDIZAJE DE LA ORIENTACIÓN PROFESIONAL: NEUROCIENCIA, EMOCIONES Y TECNOLOGÍA
La orientación académica y profesional es un campo multidisciplinario que ha atraído la atención de varios expertos. En este sentido, Super (1957) plantea que la orientación profesional es un proceso continuo de ayuda al individuo para elegir una ocupación y desarrollar un plan de vida en el contexto de sus propios talentos y posibilidades. Por otro lado, la teoría del desarrollo de la carrera de Krumboltz (1979) destaca la importancia de los factores sociales y culturales en la toma de decisiones de carrera.
En la transición a la vida adulta, la toma de decisiones para la inserción profesional y la superación de los procesos de selección, como entrevistas laborales, representan retos cruciales. Autores como Sullivan y Baruch (2009) han destacado la importancia de la autoeficacia y la autoconfianza en el proceso de toma de decisiones para la inserción profesional. Asimismo, la teoría de la autodeterminación de Deci y Ryan (1985) ha subrayado la importancia de la motivación intrínseca en el logro de metas profesionales y personales.
En el ámbito de la psicología positiva, la autoestima, el autoconcepto emocional y la gestión del estrés desempeñan un papel crucial en el desarrollo personal y profesional. Rosenberg (1965) ha abordado la autoestima como un componente esencial en la construcción de una identidad sólida y en la búsqueda de logros personales. Por otro lado, la teoría de la inteligencia emocional de Goleman (1995) ha resaltado la importancia de la autorregulación emocional en el entorno laboral y su influencia en el rendimiento profesional.
Además, la comprensión de los factores neurocientíficos y su implicación en la toma de decisiones y el aprendizaje ha ganado terreno en la orientación profesional. Autores como Damasio (1994) han profundizado en la relación entre las emociones y el razonamiento, destacando la importancia de una comprensión integral de la influencia de las emociones en el proceso de toma de decisiones. La tecnología, por su parte, ha sido objeto de atención en el campo de la orientación profesional, y autores como Savickas (2011) han discutido el papel de las plataformas digitales en la facilitación de la exploración vocacional y la toma de decisiones informadas.
Estos enfoques teóricos y contribuciones de diversos autores subrayan la complejidad y la importancia de considerar múltiples factores en la orientación académica y profesional, lo que ayuda a proporcionar una perspectiva integral para el desarrollo personal y la toma de decisiones informadas en el ámbito laboral.
FACTORES BASADOS DESDE LA NEUROCIENCIA
La neurociencia ha cobrado una relevancia crucial en el ámbito de la orientación profesional, revelando aspectos cruciales sobre cómo se toman decisiones y cómo se aprende en entornos educativos y laborales. Según las investigaciones de Sousa (2006), las emociones no solo son componentes secundarios en el proceso de toma de decisiones, sino que desempeñan un papel determinante en la evaluación de las diferentes opciones disponibles. Este enfoque emocional en la toma de decisiones ha transformado la comprensión de la orientación profesional, y se ha convertido en un punto central para el desarrollo de estrategias más efectivas en este ámbito.
Por otra parte, el avance de la tecnología ha permitido el desarrollo de herramientas y plataformas digitales innovadoras que contribuyen significativamente al proceso de orientación. Según Lenz (2012), la implementación de sistemas tecnológicos en la orientación profesional ha facilitado la exploración de posibles trayectorias profesionales y ha proporcionado información valiosa para la toma de decisiones informadas. La integración de la tecnología en los procesos de orientación no solo ha ampliado el acceso a recursos relevantes, sino que también ha fomentado un enfoque más dinámico y personalizado en la asistencia a los individuos en la planificación de sus itinerarios profesionales y académicos.
La comprensión en profundidad de la relación entre las emociones, el aprendizaje y la tecnología ha permitido una integración más efectiva de estos elementos en los sistemas de orientación profesional. Según diversos expertos en el campo, una visión más completa y multifacética de la orientación se centra en la importancia de considerar aspectos neurocientíficos y tecnológicos en conjunto para mejorar la calidad y la eficacia de los procesos de toma de decisiones en el ámbito educativo y laboral.
De acuerdo a lo anteriormente descrito, entonces la neurociencia emerge como una disciplina fundamental para comprender la influencia de los factores biológicos en la toma de decisiones y el aprendizaje de los individuos, especialmente en entornos desafiantes. El principio de sincronización biológica, subrayado por Sousa (2006), destaca la importancia de la interacción social y cómo los comportamientos y elecciones individuales están moldeados por las acciones de sus pares más cercanos. En contextos desfavorecidos, este principio puede manifestarse en la reproducción de patrones de abandono académico,lo que subraya la necesidad crítica de una intervención informada y específica.
Dentro del ámbito de la neurociencia, resulta esencial considerar el papel del hipotálamo en el proceso de orientación profesional. El hipotálamo, como centro regulador de funciones sensoriales, endocrinas, de aprendizaje y memoria, así como de la inhibición, representa un factor clave en la comprensión del comportamiento y las decisiones de los individuos. Este enfoque neurocientífico, según Lenz (2012), permite establecer una relación causal significativa entre la actividad del hipotálamo y la predisposición a ciertos comportamientos y decisiones académicas y profesionales.
En este sentido, se plantea la necesidad de abordar la orientación profesional desde una perspectiva más holística que considere los efectos neurobiológicos y su influencia en el desarrollo educativo y laboral de los individuos. Comprender cómo la actividad del hipotálamo se correlaciona con la toma de decisiones y la adquisición de habilidades es crucial para establecer estrategias orientativas más efectivas y personalizadas, particularmente en contextos desfavorecidos donde la influencia social puede impactar significativamente en la trayectoria de los jóvenes.
FACTORES BASADO DESDE LAS EMOCIONES
Las emociones representan un componente fundamental en el proceso de orientación profesional, y comprender su influencia requiere un análisis profundo de su conexión con el funcionamiento interno del cerebro. En este sentido, el tálamo emerge como una estructura clave en el procesamiento de información sensorial, como plantea LeDoux (1998), al ser responsable de la clasificación y distribución de la información sensorial hacia áreas específicas del cerebro. Además de su papel en la memoria y la regulación de las emociones, el tálamo establece una conexión vital con el hipocampo, un componente esencial en el aprendizaje y la regulación emocional.
La importancia de estas interacciones neurobiológicas se intensifica en contextos de baja estimulación sensorial, donde se observa un desarrollo limitado de las funciones emocionales y sensoriales en los individuos, especialmente en entornos desfavorecidos. En línea con los planteamientos de Panksepp (2004), es esencial considerar la necesidad de intervenir en estos grupos vulnerables para fomentar la activación de las áreas del tálamo que podrían estar experimentando una menor actividad neuronal. Estrategias terapéuticas adaptadas, como la terapia musical, manual y visual, diseñadas específicamente para estimular las funciones sensoriales y emocionales, podrían desempeñar un papel crucial en el desarrollo integral de los jóvenes en estos contextos desafiantes.
La comprensión de la relación entre el tálamo, el hipocampo y las emociones proporciona una base sólida para el diseño de intervenciones efectivas y personalizadas que abordan las necesidades emocionales y sensoriales de los individuos en proceso de orientación profesional. Al reconocer la importancia de estas interconexiones neurobiológicas, se puede promover un entorno de apoyo que facilite un desarrollo emocional y cognitivo óptimo en jóvenes en situaciones desfavorecidas, allanando así el camino para un proceso de toma de decisiones más informado y equitativo en el ámbito educativo y laboral.
La comprensión profunda de la influencia de las emociones en el proceso de orientación profesional implica reconocer la relevancia de la plasticidad cerebral y la capacidad de moldear las respuestas emocionales a través de intervenciones específicas. Autores como Siegel (2007) han señalado la importancia de la plasticidad cerebral en la regulación emocional y la formación de patrones de apego, destacando la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse en respuesta a experiencias emocionales significativas. Esta plasticidad proporciona una ventana de oportunidad para implementar estrategias terapéuticas dirigidas a fortalecer las conexiones emocionales y sensoriales en los jóvenes, fomentando así un desarrollo emocional saludable y equilibrado.
Además, la consideración de la interrelación entre el tálamo y el sistema límbico permite comprender la importancia de un enfoque integrado que aborde tanto las necesidades emocionales como cognitivas de los individuos. Investigadores como Damasio (2006) han resaltado la necesidad de integrar las funciones emocionales con los procesos de toma de decisiones racionales, subrayando la influencia determinante de las emociones en la evaluación de opciones y la generación de respuestas adaptativas. Esta perspectiva subraya la importancia de adoptar un enfoque holístico en la orientación profesional, que considera tanto los aspectos cognitivos como los emocionales en la toma de decisiones y la planificación de trayectorias académicas y profesionales.
En consecuencia, el reconocimiento de la interdependencia entre el tálamo y el hipocampo proporciona una base esencial para implementar estrategias terapéuticas orientadas a fortalecer la interacción entre estas estructuras cerebrales y mejorar la regulación emocional y cognitiva en los jóvenes. La integración de terapias sensoriales adaptadas, respaldada por enfoques pedagógicos centrados en la promoción de la estimulación sensorial y emocional, puede contribuir significativamente a la promoción del bienestar emocional y al desarrollo de habilidades adaptativas que faciliten la toma de decisiones informadas y autónomas en el proceso de transición a la vida adulta.
FACTORES BASADOS DESDE LA TECNOLOGÍA
La tecnología se ha convertido en un componente integral del proceso de orientación profesional, ofreciendo un conjunto diverso de herramientas y plataformas digitales que han transformado la forma en que los individuos acceden a información relevante para la toma de decisiones informadas sobre sus trayectorias académicas y profesionales. Tal como lo sugiere Davis (1989), la integración de la tecnología en los procesos de orientación ha ampliado el acceso a recursos educativos y laborales, superando las barreras físicas y geográficas tradicionales que antes limitaban la disponibilidad de información pertinente.
La implementación de sistemas tecnológicos ha permitido una personalización efectiva de los servicios de orientación, lo que ha facilitado una mayor adaptación a las necesidades específicas de los individuos en proceso de transición a la vida adulta. Autores como Gati y Asher (2001) han subrayado la importancia de la adaptabilidad de las plataformas digitales en la satisfacción de las demandas cambiantes del mercado laboral, brindando a los usuarios la capacidad de explorar una variedad de opciones profesionales y académicas de manera más efectiva y eficiente.
Además, la evolución de la tecnología ha fomentado la creación de entornos de aprendizaje interactivos y dinámicos, que permiten a los individuos desarrollar habilidades y competencias clave necesarias para su inserción exitosa en el mercado laboral actual. Según lo propuesto por Dede (2010), la utilización de entornos virtuales de aprendizaje ha impulsado una educación más colaborativa y basada en proyectos, fomentando un enfoque más práctico y orientado a resultados en la preparación de los jóvenes para el entorno laboral contemporáneo.
Asimismo, la incorporación de la inteligencia artificial y el análisis de datos ha brindado una mayor precisión en la evaluación de habilidades y la identificación de posibles oportunidades profesionales, como lo han señalado expertos en el campo como Brown y Sitzmann (2011). La capacidad de los sistemas tecnológicos para procesar grandes volúmenes de datos ha permitido una evaluación más exhaustiva de las fortalezas y debilidades de los individuos, proporcionando una base sólida para el diseño de planes de acción personalizados que maximicen el potencial de cada individuo en su transición a la vida adulta.
En conjunto, el papel transformador de la tecnología en la orientación profesional refleja una mayor integración de herramientas digitales y recursos en los procesos de toma dedecisiones educativas y laborales. Al aprovechar las ventajas de la tecnología, se pueden ofrecer experiencias de orientación más enriquecedoras y personalizadas, que preparan a los individuos para enfrentar los desafíos y las oportunidades de un entorno laboral en constante evolución.
La integración de la tecnología en los procesos de orientación profesional ha abierto nuevas oportunidades para abordar las necesidades emocionales y biológicas de los individuos en transición a la vida adulta. Al reconocer la intersección entre la tecnología y la neurociencia emocional, los profesionales han podido diseñar estrategias efectivas que fomentan el bienestar emocional y cognitivo de los jóvenes. Tal como señalan Goleman y Davidson (2017), la tecnología ha permitido la implementación de enfoques innovadores que promueven la regulación emocional y la resiliencia, proporcionando a los individuos herramientas prácticas para gestionar el estrés y mejorar su salud emocional.
La combinación de la tecnología con la comprensión de los mecanismos biológicos ha allanado el camino para una intervención más precisa y personalizada en la orientación profesional. Según los planteamientos de Kandel y Schwartz (2013), la plasticidad cerebral y la adaptabilidad del sistema nervioso han demostrado ser fundamentales en la configuración de respuestas emocionales y comportamientos de afrontamiento. Al aprovechar estas capacidades, los profesionales pueden implementar programas de orientación que se ajusten a las necesidades específicas de los individuos, promoviendo un crecimiento personal y una mejor adaptación a los desafíos del entorno laboral moderno.
Además, la tecnología ha permitido la creación de entornos virtuales de apoyo emocional que ofrecen un espacio seguro para la expresión de sentimientos y preocupaciones, como lo sugieren Schonert-Reichl y Lawlor (2010). Estos entornos digitales facilitan la interacción y la comunicación entre los individuos, fomentando un sentido de comunidad y pertenencia que fortalece la salud emocional y promueve un clima de apoyo mutuo en el proceso de toma de decisiones profesionales y académicas.
La convergencia entre la tecnología, la neurociencia y la comprensión emocional ha desencadenado un cambio significativo en la forma en que se aborda la orientación profesional. Al aprovechar los avances tecnológicos y los conocimientos en neurociencia emocional, los profesionales pueden diseñar intervenciones más efectivas y personalizadas que abordan los desafíos emocionales y cognitivos de los individuos en su transición a la vida adulta. Esta integración multifacética sienta las bases para un enfoque integral y holístico en la orientación profesional, que considera tanto los aspectos emocionales como los tecnológicos en la promoción del bienestar y el desarrollo personal y profesional de los jóvenes
La Inteligencia Artificial como factor influyente en la Orientación Profesional.
La integración de la inteligencia artificial en los procesos de orientación profesional plantea una serie de desafíos y oportunidades en el tratamiento de los colectivos extremadamente vulnerables. La aplicación de tecnologías innovadoras para el análisis y diagnóstico de las necesidades emocionales y sensoriales de estos grupos proporciona una perspectiva única para abordar los déficits y promover un desarrollo integral. Al considerar la liberación de oxitocina en el hipocampo como un indicador crucial del bienestar emocional, resulta imperativo explorar cómo la inteligencia artificial puede potenciar el análisis y la activación de las respuestas emocionales, fomentando así la creación de entornos más propicios para el desarrollo emocional y cognitivo de los individuos (Raghavan, 2015).
En consonancia con los planteamientos de Bowlby (1982) sobre la importancia de los vínculos afectivos en la formación de patrones de apego, la integración de la inteligencia artificial puede facilitar la identificación y el fortalecimiento de relaciones significativas y de apoyo en entornos vulnerables. La implementación de sistemas de apoyo emocional basados en inteligencia artificial, que simulan interacciones humanas empáticas y comprensivas, puede contribuir a la construcción de relaciones de confianza y afecto, promoviendo así un entorno emocional más saludable y favorable para el desarrollo individual. La sensibilidad emocional y la empatía, fundamentales en el establecimiento de vínculos sociales y emocionales, pueden ser replicadas y fortalecidas a través de la inteligencia artificial, brindando un recurso invaluable en la promoción del bienestar y la estabilidad emocional en entornos desfavorecidos (Barrett & Satpute, 2013).
Además de su potencial en el ámbito emocional, la inteligencia artificial puede desempeñar un papel crucial en la identificación y el análisis de patrones de aprendizaje y memoria en individuos vulnerables. La interacción entre la inteligencia artificial y el hipotálamo, centro regulador del aprendizaje y la memoria, plantea perspectivas prometedoras para el diseño de estrategias de intervención personalizadas que fomenten el desarrollo cognitivo y la adquisición de habilidades clave para la toma de decisiones informadas y la planificación de trayectorias académicas y profesionales. La integración de sistemas de aprendizaje adaptativo y personalizado basados en inteligencia artificial puede proporcionar un entorno de aprendizaje enriquecedor y estimulante, que se adapta de manera efectiva a las necesidades y capacidades individuales, impulsando así el crecimiento y la autorrealización en los jóvenes Mitchell, (1997)
En conjunto, la implementación estratégica de la inteligencia artificial como herramienta de apoyo en los procesos de orientación profesional ofrece un potencial significativo para promover el desarrollo integral y equitativo de los colectivos vulnerables. Al reconocer la importancia de la interacción entre la tecnología y los procesos emocionales y cognitivos, se puede establecer un marco sólido para la creación de entornos de aprendizaje y trabajo inclusivos y enriquecedores, que fomenten el desarrollo personal y profesional de los individuos en su transición a la vida adulta y la inserción laboral (Damasio, 2006).
TRANSICIÓN A LA VIDA ADULTA. ITINERARIOS ACADÉMICOS Y PROFESIONALES
La transición a la vida adulta representa un período crítico en el desarrollo de un individuo, donde la planificación de itinerarios académicos y profesionales adquiere una importancia crucial. Según las investigaciones de Erikson (1968), este período se caracteriza por la búsqueda de identidad y el establecimiento de metas a largo plazo, lo que subraya la necesidad de una orientación efectiva que guíe a los jóvenes en la toma de decisiones informadas y coherentes con sus aspiraciones y habilidades individuales. La interacción entre la orientación académica y profesional en esta fase de transición se convierte en un elemento central para facilitar un proceso fluido y exitoso de inserción en la vida adulta (Erikson, 1968).
La comprensión de los itinerarios académicos y profesionales implica un análisis exhaustivo de las expectativas y necesidades individuales en relación con las oportunidades educativas y laborales disponibles en un entorno socioeconómico determinado. En este sentido, autores como Super (1957) han subrayado la importancia de adoptar un enfoque holístico que considere no solo las habilidades y preferencias del individuo, sino también el contexto socioeconómico y cultural en el que se inserta. Este enfoque multidimensional permite una evaluación más completa de las posibilidades y limitaciones en la definición de itinerarios viables que se alineen con las aspiraciones y capacidades del individuo (Super, 1957).
Además, la planificación de itinerarios académicos y profesionales requiere una consideración detallada de las tendencias y perspectivas del mercado laboral, así como una comprensión profunda de las competencias y habilidades demandadas por la sociedad contemporánea. Investigadores comoHolland (1997) han resaltado la importancia de la correspondencia entre los intereses vocacionales y las características del entorno laboral, enfatizando la necesidad de una evaluación precisa de las preferencias y fortalezas individuales en relación con las demandas cambiantes del mercado. Esta correspondencia entre los itinerarios académicos y profesionales y las oportunidades laborales efectivas se convierte en un componente esencial para garantizar una transición exitosa a la vida adulta y una inserción significativa en el mundo laboral (Holland, 1997).
En conjunto, la planificación efectiva de itinerarios académicos y profesionales durante la transición a la vida adulta requiere una combinación de enfoques holísticos, consideraciones contextuales y evaluaciones pragmáticas de las tendencias del mercado laboral. La integración de estrategias de orientación basadas en la comprensión profunda de las necesidades individuales y las demandas sociolaborales ofrece una vía prometedora para fomentar el desarrollo personal y profesional de los jóvenes en su transición a la vida adulta. Al reconocer la complejidad y la interdependencia de factores en la planificación de itinerarios, se puede promover un proceso de toma de decisiones más informado y equitativo, que refuerce la capacidad de los individuos para alcanzar su potencial y contribuir de manera significativa a la sociedad contemporánea
II.2.1. TOMA DE DECISIONES PARA INSERCIÓN PROFESIONAL (BAE)
La búsqueda activa de empleo (BAE) representa un proceso crucial en la trayectoria profesional de un individuo, en el cual se emplean diversas estrategias para identificar y asegurar oportunidades laborales alineadas con las habilidades y aspiraciones profesionales de cada persona. En el contexto actual, caracterizado por una creciente competencia en el mercado laboral y la constante evolución de las demandas profesionales, la BAE adquiere una importancia significativa para aquellos que buscan ingresar o progresar en sus carreras profesionales.
Para comprender la dinámica de la BAE, es esencial considerar la diversidad de enfoques y herramientas disponibles para los candidatos en la actualidad. Autores como Molinari (2015) han destacado la importancia de una estrategia integral que incorpore la utilización de recursos en línea, redes de contactos profesionales y la participación en eventos de reclutamiento y ferias laborales. Este enfoque multidimensional permite a los individuos diversificar su alcance y maximizar las oportunidades de encontrar empleo de acuerdo con sus habilidades y objetivos profesionales.
Además de la utilización de recursos y redes disponibles, la BAE requiere un enfoque proactivo y estratégico para abordar las demandas cambiantes del mercado laboral. Investigadores como Dessler (2017) han subrayado la importancia de desarrollar una comprensión profunda de las competencias y habilidades demandadas en industrias específicas, lo que implica una evaluación crítica de las fortalezas individuales y su alineación con las necesidades y tendencias del mercado. Esta evaluación precisa y proactiva permite a los individuos identificar áreas de mejora y desarrollar un plan de acción efectivo para fortalecer su perfil profesional y su atractivo para los empleadores potenciales.
En paralelo con la identificación de oportunidades laborales, la BAE implica la participación activa en procesos de selección que a menudo requieren una toma de decisiones estratégica y bien informada. La preparación para entrevistas y evaluaciones de habilidades constituye una faceta integral de la BAE, en la cual la habilidad para comunicar eficazmente las competencias y experiencias adquiere una importancia central. Autores como Guercio (2013) han resaltado la necesidad de una autoevaluación reflexiva y la mejora de las habilidades de presentación personal como elementos fundamentales para sobresalir en el proceso de selección y destacar entre los candidatos.
De este modo, la Búsqueda Activa de Empleo (BAE) representa un proceso dinámico y multifacético que requiere un enfoque estratégico, proactivo y bien informado para alcanzar el éxito en un mercado laboral altamente competitivo y en constante evolución. Al adoptar estrategias integrales, desarrollar una comprensión profunda de las competencias demandadas y mejorar las habilidades de presentación personal, los individuos pueden maximizar sus oportunidades de inserción y progresión profesional, asegurando así una trayectoria laboral exitosa y significativa
De acuerdo entonces a lo anteriormente descrito, la toma de decisiones para la inserción profesional constituye un componente fundamental en el diseño de itinerarios académicos y laborales coherentes y significativos (Staw, 2006). La importancia de este proceso radica en su capacidad para guiar y orientar a los individuos en la identificación de trayectorias profesionales alineadas con sus habilidades y aspiraciones personales (Higgins, 2000). La toma de decisiones, entendida como un proceso cognitivo complejo, involucra una red de regiones cerebrales que incluyen el córtex prefrontal y el sistema límbico, destacando la interacción entre aspectos racionales y emocionales en la evaluación y selección de opciones (Bechara et al., 1994).
Dentro del contexto de la toma de decisiones para la inserción profesional, la comprensión de la naturaleza de los itinerarios académicos y laborales resulta esencial. Estos itinerarios se definen como rutas planificadas que los individuos siguen para alcanzar sus metas educativas y profesionales, y pueden ser influenciados por una serie de factores contextuales y personales (Arthur et al., 2012). La toma de decisiones efectiva en la elaboración de itinerarios requiere una evaluación holística de las fortalezas y preferencias individuales, así como una comprensión profunda del entorno laboral y las oportunidades disponibles (Fouad & Bingham, 2001).
Asimismo, la toma de decisiones desempeña un papel crucial en la búsqueda activa de empleo y en la participación exitosa en procesos de selección laboral (Lievens & Highhouse, 2003). La habilidad para evaluar de manera precisa las oportunidades laborales y presentar una candidatura que refleje un ajuste efectivo entre las demandas del trabajo y las habilidades del individuo resulta fundamental en este contexto (Gottfredson, 1981). La preparación de ejercicios específicos de toma de decisiones y el desarrollo de habilidades relacionadas, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas, pueden potenciar la capacidad de los individuos para enfrentar con éxito los desafíos de la inserción profesional (Chamorro-Premuzic, 2007).
Además, la realización de entrevistas de trabajo constituye un paso crítico en el proceso de inserción profesional. La capacidad para presentar una imagen auténtica y destacar las habilidades y experiencias relevantes se convierte en un factor determinante en la evaluación de los candidatos por parte de los empleadores (Maurer et al., 2001). La preparación de ejercicios prácticos que simulan situaciones de entrevista, combinados con estrategias de desarrollo de habilidades de comunicación efectiva y gestión de la ansiedad, puede contribuir de manera significativa a mejorar el rendimiento de los individuos en este proceso (Salgado et al., 2003).
Por ende, la toma de decisiones para la inserción profesional se configura como un proceso complejo y multidimensional que demanda una combinación de habilidades cognitivas, emocionales y conductuales. La integración de estrategias de desarrollo personal y profesional basadas en un enfoque integral puede potenciar la capacidad de los individuos para enfrentar con éxito los desafíos y oportunidades del mercado laboral actual, permitiéndoles así alcanzar sus metas y aspiraciones profesionales.
En el contexto de la transición a la vida adulta, la toma de decisiones juega un papel crucial en la definición de itinerarios académicos y profesionales. Según Bae (2017), comprender el proceso de toma de decisiones implica reconocerla importancia de estrategias y técnicas eficaces en la búsqueda activa de empleo. Además, Erikson (1968) ha resaltado la relevancia de la búsqueda de identidad y el establecimiento de metas a largo plazo en este período crítico de desarrollo. Estos planteamientos subrayan la necesidad de una orientación efectiva que guíe a los jóvenes en la toma de decisiones informadas y alineadas con sus aspiraciones individuales.
De acuerdo con lo anterior, y en este contexto, Holland (1997) destaca la importancia de establecer una correspondencia entre los intereses vocacionales y las demandas del mercado laboral, subrayando la necesidad de una evaluación precisa de las preferencias y habilidades individuales. Este enfoque multidimensional permite una evaluación más completa de las posibilidades y limitaciones en la definición de itinerarios viables que se alineen con las aspiraciones y capacidades del individuo. La integración de estrategias de toma de decisiones efectivas, respaldadas por una comprensión profunda de las necesidades individuales y las tendencias del mercado, se convierte en un componente esencial para garantizar una transición exitosa a la vida adulta y una inserción significativa en el mundo laboral.
La importancia de la toma de decisiones en la actualidad, desde la perspectiva de la psicología positiva y en el contexto de los jóvenes en riesgo de exclusión social, radica en el empoderamiento y la promoción de un sentido de control sobre su propia vida y trayectoria. Según los principios de la psicología positiva, la toma de decisiones consciente y reflexiva se vincula estrechamente con el bienestar y la resiliencia, al permitir que los jóvenes en riesgo de exclusión desarrollen un mayor sentido de agencia y autonomía en la configuración de su futuro (Lyubomirsky, 2005).
Además, la capacidad de tomar decisiones informadas y positivas no solo les brinda a los jóvenes una sensación de control sobre su vida, sino que también fomenta el desarrollo de su autoeficacia y autoestima, elementos fundamentales para superar los obstáculos y desafíos asociados con la exclusión social (Rusk, 2017). La toma de decisiones en esta perspectiva se convierte en un medio para fortalecer la confianza en sus propias habilidades y recursos, lo que contribuye a una mayor sensación de esperanza y optimismo en cuanto a sus perspectivas futuras (Luthar, 2007).
En el contexto de los jóvenes en riesgo de exclusión social, la toma de decisiones consciente y positiva adquiere un papel crucial en la transformación de su mentalidad y en la promoción de una visión más amplia de las posibilidades y oportunidades disponibles. Según la teoría de Brackett (2006) sobre la inteligencia emocional, la capacidad de evaluar y regular las emociones en el proceso de toma de decisiones ayuda a los jóvenes a gestionar la incertidumbre y el estrés asociado con su situación, lo que les permite considerar de manera más equilibrada las opciones y consecuencias de sus elecciones.
Asimismo, la toma de decisiones informada y proactiva se relaciona estrechamente con el desarrollo de habilidades de resiliencia y adaptabilidad en los jóvenes en riesgo de exclusión social. La teoría de Masten (2012) sobre riesgo y resiliencia destaca la importancia de enfrentar desafíos y adversidades como oportunidades para el crecimiento personal y la superación, lo que resalta la relevancia de fomentar la capacidad de tomar decisiones orientadas a la búsqueda de soluciones y estrategias de afrontamiento constructivas en situaciones difíciles.
En resumen, la importancia de la toma de decisiones desde la perspectiva de la psicología positiva en jóvenes en riesgo de exclusión social radica en la promoción del bienestar emocional, el fortalecimiento de la autoestima y la resiliencia, así como el fomento de una visión más optimista y esperanzadora de su futuro. La capacidad de tomar decisiones informadas y positivas se convierte en un motor para el empoderamiento y el desarrollo integral de los jóvenes, permitiéndoles enfrentar los desafíos de manera proactiva y construir un camino hacia una vida más plena y satisfactoria.
LA TOMA DE DECISIONES EN LA ACTUALIDAD
En la actualidad, el enfoque hacia la toma de decisiones entre jóvenes en riesgo de exclusión social ha evolucionado para incorporar una perspectiva más participativa y colaborativa. Según los planteamientos de Furlong y Cartmel (1997), existe una necesidad imperiosa de fomentar la participación activa de los jóvenes en la toma de decisiones que afectan sus vidas. Se ha observado un cambio significativo en la forma en que se aborda este proceso, especialmente en contextos que involucran a jóvenes vulnerables.
De acuerdo con el trabajo de MacNaughton (2000) y su énfasis en la importancia de proporcionar un entorno seguro y de apoyo para los jóvenes, se ha demostrado que al ofrecer a los jóvenes un espacio propicio, pueden expresar sus opiniones y contribuir significativamente a la definición de sus propias metas y objetivos. Este enfoque centrado en el individuo y en sus necesidades particulares promueve un sentido de empoderamiento y autonomía, alentando a los jóvenes a tomar decisiones informadas y responsables en relación con su educación, trayectoria profesional y vida en general.
Además, la implementación de programas basados en las investigaciones de Cameron y Dwyer (2005) ha permitido adaptar intervenciones específicas a las circunstancias y desafíos individuales de los jóvenes en riesgo. Estos programas suelen integrar componentes de educación emocional, habilidades sociales y desarrollo de la resiliencia, lo que permite a los jóvenes fortalecer sus capacidades para enfrentar y superar obstáculos en su proceso de toma de decisiones.
En este contexto, los enfoques prácticos y experienciales propuestos por Dolan y Ladd (1996) desempeñan un papel fundamental en el fomento de la toma de decisiones efectiva. Los jóvenes participan en actividades interactivas y ejercicios grupales que les permiten explorar diferentes escenarios y desarrollar habilidades de resolución de problemas. Se fomenta la reflexión crítica y el análisis de situaciones concretas, lo que contribuye a mejorar su capacidad para tomar decisiones reflexivas y fundamentadas.
De este modo, el abordaje contemporáneo de la toma de decisiones entre los jóvenes en riesgo de exclusión social se basa en la creación de un entorno de apoyo que promueve la participación activa y el desarrollo de habilidades prácticas, siguiendo las recomendaciones de los autores mencionados. Este enfoque participativo y empoderador facilita la adquisición de habilidades de toma de decisiones sólidas y el fortalecimiento de la capacidad de los jóvenes para enfrentar los desafíos y oportunidades en su vida personal y profesional.
LA IMPORTANCIA DE LA TOMA DE DECISIONES DENTRO DE LOS QUE DISEÑAN LOS ITINERARIOS
La importancia de la toma de decisiones dentro del proceso de diseño de itinerarios académicos y profesionales radica en la necesidad de garantizar la coherencia y la pertinencia entre las metas individuales y las oportunidades educativas y laborales disponibles. De acuerdo con las reflexiones de Gati (1996) sobre la orientación profesional, la toma de decisiones efectiva implica una evaluación reflexiva de las preferencias personales y las capacidades individuales, lo que contribuye a definir un itinerario coherente con las aspiraciones y valores del individuo. La consideración cuidadosa de los intereses y habilidades específicos de cada persona es fundamental para garantizar una planificación efectiva y significativa de la trayectoria académica y profesional.
En consonancia con los planteamientos de Lent y Hackett (1987), el diseño de itinerarios requiere una comprensión profunda de las demandas y tendencias del mercado laboral, así como de las oportunidades educativas disponibles en diferentes contextos. La toma de decisiones informada y proactiva se convierte en un factor crítico en la definición de un itinerario que responda a las necesidades y expectativas cambiantesdel entorno profesional. La identificación de oportunidades que se alineen con las fortalezas y preferencias individuales, en combinación con una evaluación realista del mercado laboral, garantiza una transición más fluida y exitosa hacia la vida profesional.
Asimismo, el reconocimiento de la importancia de la orientación y el apoyo adecuados en el diseño de itinerarios se refleja en las investigaciones de Blustein (2006). Se ha observado que la participación de asesores y mentores especializados puede facilitar la toma de decisiones informadas y el desarrollo de estrategias personalizadas que fomenten la consecución de objetivos a corto y largo plazo. La guía experta y la retroalimentación constructiva desempeñan un papel crucial en la promoción de un enfoque reflexivo y estratégico en la planificación de itinerarios, lo que contribuye a un desarrollo profesional más sólido y sostenible.
De esta forma, la toma de decisiones dentro del diseño de itinerarios académicos y profesionales implica la consideración cuidadosa de las preferencias individuales, las demandas del mercado laboral y el apoyo especializado. El proceso de toma de decisiones, guiado por las ideas de los autores mencionados, se convierte en un paso fundamental en la definición de una trayectoria coherente y significativa que refleje las aspiraciones y capacidades del individuo, impulsando así un desarrollo personal y profesional satisfactorio y sostenible.
De acuerdo con lo anteriormente descrito, se infiere que la toma de decisiones a nivel cerebral involucra una red de regiones cerebrales interconectadas que trabajan en conjunto para evaluar información, ponderar opciones y ejecutar elecciones (Bechara et al., 1994). Diversos estudios neurocientíficos, como los realizados por Damasio (1994), han demostrado la importancia del sistema límbico y el córtex prefrontal en la evaluación de riesgos y recompensas, así como en la regulación de las respuestas emocionales durante el proceso de toma de decisiones. La interacción entre estas áreas cerebrales resalta la influencia de los aspectos emocionales y racionales en la evaluación de opciones y la toma de decisiones informadas y equilibradas.
En cuanto a los ejercicios de toma de decisiones, autores como Kornell y Bjork (2008) han destacado la importancia de la práctica deliberada y la retroalimentación constructiva en el desarrollo de habilidades de toma de decisiones efectivas. El planteamiento de situaciones hipotéticas y reales que requieren la elección entre diferentes opciones, combinado con una reflexión crítica sobre las consecuencias de cada decisión, puede fortalecer la capacidad de los individuos para enfrentar desafíos y tomar decisiones informadas y estratégicas.
En el contexto de los procesos de selección y las entrevistas de trabajo, la capacidad para superar exitosamente estos desafíos requiere la aplicación de habilidades específicas y competencias conductuales. Investigadores como Salgado et al. (2003) han resaltado la importancia de la inteligencia emocional y la empatía en la gestión de interacciones sociales, lo que contribuye a establecer conexiones significativas con los empleadores y evaluadores durante las entrevistas. La capacidad para comunicarse de manera efectiva, demostrar habilidades de resolución de problemas y adaptarse a situaciones cambiantes se convierte en un factor determinante en el proceso de selección, según los planteamientos de Chamorro-Premuzic (2007).
En conclusión, la toma de decisiones a nivel cerebral implica la interacción de áreas cerebrales específicas, subrayando la importancia de considerar tanto los aspectos emocionales como racionales en el proceso de elección. La práctica deliberada y la reflexión crítica a través de ejercicios de toma de decisiones contribuyen al desarrollo de habilidades efectivas en este ámbito. Asimismo, la comprensión y aplicación de habilidades específicas, como la inteligencia emocional y la adaptabilidad, son fundamentales para superar con éxito los desafíos de los procesos de selección y las entrevistas de trabajo, asegurando así una inserción laboral exitosa y satisfactoria.
II.2.2 SUPERACIÓN DE LOS PROCESOS DE SELECCIÓN: ENTREVISTA
La superación de los procesos de selección, especialmente a través de entrevistas, se ha convertido en un componente crucial en el camino hacia la inserción profesional y el éxito laboral. En la actualidad, la toma de decisiones informadas y estratégicas desempeña un papel fundamental en la preparación para enfrentar con éxito los desafíos de los procesos de selección laboral. Autores como Guercio (2013) han resaltado la importancia de una autoevaluación reflexiva y la mejora de las habilidades de presentación personal como elementos fundamentales para sobresalir en el proceso de selección y destacar entre los candidatos.
Para alcanzar el éxito en los procesos de selección, es fundamental comprender y desarrollar las habilidades y destrezas generales necesarias para superar los desafíos de una entrevista. En este contexto, Chamorro-Premuzic (2007) subraya la importancia del pensamiento crítico y la resolución de problemas como habilidades clave que pueden potenciar la capacidad de los individuos para enfrentar con éxito los desafíos de la selección profesional.
La preparación de ejercicios prácticos específicos de toma de decisiones y el desarrollo de habilidades relacionadas con la comunicación efectiva y la gestión de la ansiedad se han identificado como aspectos fundamentales en la superación de las entrevistas de trabajo (Salgado et al., 2003). La simulación de situaciones de entrevista a través de ejercicios prácticos puede ayudar a los individuos a familiarizarse con el entorno y las demandas de una entrevista real, permitiéndoles mejorar su desempeño y aumentar su confianza durante el proceso de selección.
Además, es esencial comprender la importancia de una entrevista para alcanzar un puesto de trabajo. La capacidad para presentar una imagen auténtica y destacar las habilidades y experiencias relevantes se convierte en un factor determinante en la evaluación de los candidatos por parte de los empleadores (Maurer et al., 2001). La preparación meticulosa, combinada con estrategias de comunicación efectiva y gestión de la ansiedad, puede mejorar significativamente el rendimiento de los individuos durante una entrevista, aumentando así sus posibilidades de obtener el puesto deseado.
La superación de los procesos de selección, particularmente a través de entrevistas, cobra una importancia significativa en la vida de los jóvenes en riesgo de exclusión social. Desde la perspectiva de la psicología positiva, el fortalecimiento de la autoestima y la confianza en sí mismos se ha identificado como un factor crucial en la preparación para enfrentar exitosamente los desafíos de los procesos de selección (Lyubomirsky, 2007). La promoción de un sentido de valía personal y la valoración de las fortalezas individuales pueden contribuir a una presentación más segura y auténtica durante una entrevista, lo que aumenta las posibilidades de destacar entre los candidatos (Rusk, 2017).
Para los jóvenes en riesgo de exclusión social, la preparación para una entrevista de trabajo implica no solo el desarrollo de habilidades técnicas, sino también la construcción de relaciones positivas y la promoción de un entorno de apoyo emocional. Según Luthar (2006), la resiliencia y la capacidad para afrontar la adversidad son fundamentales en la superación de desafíos sociales y laborales. El fomento de una mentalidad de crecimiento y la promoción de la adaptabilidad pueden ayudar a los jóvenes a enfrentar los desafíos de la entrevista con una actitud positiva y proactiva (Brackett, 2006).
La realización de ejercicios prácticos específicos, centrados en el fortalecimiento de habilidades sociales y emocionales, puede proporcionar a los jóvenes en riesgo de exclusión social la oportunidad de mejorar su capacidad para manejar situaciones desafiantes durante una entrevista. La promoción de habilidades de comunicaciónefectiva y la gestión de emociones negativas pueden ayudar a los jóvenes a proyectar una imagen confiable y competente ante los empleadores (Masten, 2012). Además, la preparación reflexiva y la construcción de estrategias de afrontamiento positivas pueden fortalecer la capacidad de los jóvenes para enfrentar con éxito las demandas de una entrevista, incluso en situaciones adversas (Salovey, 2000).
En resumen, la superación de los procesos de selección desde la psicología positiva implica el fortalecimiento de la autoestima y la resiliencia, la promoción de relaciones positivas y el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Para los jóvenes en riesgo de exclusión social, la preparación para una entrevista se convierte en un proceso de empoderamiento personal y social, que promueve la confianza en sí mismos y la capacidad para enfrentar desafíos con una mentalidad positiva y proactiva
De esta forma, la superación de los procesos de selección, específicamente a través de entrevistas, requiere una combinación de habilidades cognitivas, emocionales y conductuales. La integración de estrategias de desarrollo personal y profesional, respaldada por un enfoque integral, puede potenciar la capacidad de los individuos para enfrentar con éxito los desafíos y oportunidades del mercado laboral actual, permitiéndoles así alcanzar sus metas y aspiraciones profesionales
CAPITULO II. FACTORES PSICOSOCIALES
La psicología positiva, un enfoque psicológico que busca comprender y promover los aspectos positivos de la experiencia humana, desempeña un papel crucial en el fortalecimiento de la resiliencia, el desarrollo de una autoimagen positiva y la mejora del bienestar emocional. En el contexto del autoconcepto emocional, se considera fundamental cultivar emociones positivas y fortalecer la resiliencia emocional como estrategias para afrontar desafíos y adversidades en la vida (Fredrickson, 2001). La promoción de la conciencia emocional y la expresión saludable de las emociones se convierte en un aspecto crucial en el fortalecimiento del autoconcepto emocional y en el fomento de relaciones sociales significativas y enriquecedoras (Nelis et al., 2009).
Asimismo, la promoción de la autoestima y la confianza en uno mismo ha sido enfatizada por autores como Rosenberg (1965). El desarrollo de una autoimagen positiva y una valoración saludable de uno mismo contribuye a un mayor bienestar psicológico y a una mayor capacidad para enfrentar desafíos y perseguir metas personales y profesionales. La promoción de prácticas que fomenten la aceptación, el autocuidado y la gratitud ha demostrado ser efectiva en el fortalecimiento de la autoestima y en la promoción de actitudes positivas hacia uno mismo y hacia los demás (Wood et al., 2008).
En el ámbito de la gestión del estrés, la psicología positiva ha subrayado la importancia de cultivar estrategias adaptativas que fomenten la resiliencia y la recuperación emocional (Lazarus y Folkman, 1984). El afrontamiento activo y la reevaluación positiva se han destacado como elementos esenciales en la gestión efectiva del estrés, lo que resalta la necesidad de promover habilidades de afrontamiento que fortalezcan la capacidad de los individuos para enfrentar situaciones estresantes de manera efectiva y constructiva. La práctica de la atención plena y el ejercicio físico se han identificado como estrategias efectivas para reducir los niveles de estrés y mejorar el bienestar general (Keng et al., 2011).
Es por ello que la psicología positiva desempeña un papel crucial en el fortalecimiento de los factores psicosociales, como el autoconcepto emocional, la autoestima y la gestión del estrés. La promoción de emociones positivas, la aceptación personal y el desarrollo de estrategias adaptativas son componentes fundamentales en el fomento del bienestar psicológico y la mejora de la calidad de vida. El enfoque en la resiliencia y el florecimiento personal se erige como un pilar fundamental en el desarrollo de una psicología que promueva el crecimiento y el bienestar integral de los individuos
La psicología positiva, en el contexto de la población juvenil en riesgo de exclusión social, adquiere una relevancia crucial en la promoción del bienestar psicológico y la resiliencia ante las adversidades. La implementación de estrategias que fomenten el autoconcepto emocional positivo y la autenticidad emocional se convierte en un pilar fundamental en el fortalecimiento de la identidad y la construcción de relaciones sociales significativas y solidarias (Rutter, 1985). La promoción de un entorno de aceptación, comprensión y apoyo emocional se erige como un elemento esencial en la mejora del bienestar emocional y en la promoción de un sentido de pertenencia y conexión social entre los jóvenes en situación de vulnerabilidad (Werner, 1989).
Además, la promoción de la autoestima y la confianza en sí mismos adquiere una importancia crucial en el desarrollo integral de los jóvenes en riesgo de exclusión social. La implementación de programas que fomenten la autoaceptación, la valoración personal y la autoeficacia contribuye a fortalecer la resiliencia y a promover una actitud proactiva frente a los desafíos y obstáculos en el entorno social y educativo (Snyder et al., 2002). La promoción de modelos de comportamiento positivos y el fomento de una cultura de apoyo y colaboración mutua se destacan como elementos clave en la construcción de una autoimagen saludable y en la promoción de una participación activa en la sociedad (Erikson, 1968).
En el ámbito de la gestión del estrés, la psicología positiva se presenta como un recurso invaluable en el fortalecimiento de estrategias adaptativas y en el desarrollo de mecanismos de afrontamiento efectivos. La promoción de habilidades de resiliencia y la implementación de prácticas que fomenten la autorregulación emocional se convierten en herramientas fundamentales para la reducción de los niveles de estrés y la promoción de un ambiente psicosocial favorable para los jóvenes en riesgo de exclusión social (Masten, 2001). La integración de programas de atención plena y la promoción del ejercicio físico se destacan como recursos efectivos en la promoción de estrategias de afrontamiento que fortalezcan la capacidad de los jóvenes para hacer frente a situaciones de adversidad y desafío en su entorno social y comunitario (Garmezy, 1991).
En síntesis, la aplicación de los principios de la psicología positiva en la población juvenil en riesgo de exclusión social se presenta como un medio efectivo para promover el bienestar psicosocial y fortalecer la resiliencia ante las adversidades. La promoción de una autoimagen saludable, el fortalecimiento de las habilidades de afrontamiento y la promoción de entornos de apoyo emocional y social se erigen como pilares fundamentales en la construcción de un entorno propicio para el crecimiento y el desarrollo integral de los jóvenes en situación de vulnerabilidad social
II.1 FACTORES PSICOSOCIALES DENTRO DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA
Dentro del marco de la Psicología Positiva, los factores psicosociales desempeñan un papel crucial en la promoción del bienestar y el desarrollo integral de los individuos, particularmente en contextos de vulnerabilidad social. Este enfoque se centra en potenciar los recursos internos y externos que pueden fortalecer la resiliencia y la adaptación positiva frente a circunstancias desafiantes (Masten, 2001). Según Erikson (1968), la construcción de una identidad positiva en la juventud implica la integración de factores psicosociales que fomenten la autenticidad y la coherencia en la percepción de uno mismo y su papel en la sociedad.
En el contexto de la población juvenil en riesgo de exclusión social, la promoción de la resiliencia y la adaptabilidad se vuelve fundamental para contrarrestar los efectos adversos de entornos desfavorecidos (Garmezy, 1991). La identificación y el fortalecimiento de factores de protección, como el apoyo social y la autoeficacia, pueden contribuir a contrarrestar los efectos negativosde factores de riesgo asociados con la exclusión social y la marginación (Rutter, 1985). El fomento de la esperanza y la motivación hacia metas significativas se convierte en un componente esencial en la promoción del bienestar y el desarrollo positivo de la juventud en contextos desfavorecidos (Snyder et al., 2002).
Asimismo, la construcción de una red de apoyo social y comunitario se erige como un pilar fundamental en el fortalecimiento de la resiliencia y la promoción del desarrollo integral de los jóvenes en riesgo de exclusión social (Werner, 1989). El establecimiento de relaciones positivas y significativas, junto con el acceso a recursos y oportunidades, puede ampliar las perspectivas de desarrollo y contribuir a la construcción de identidades sólidas y coherentes en un contexto de adversidad.
En este sentido, la Psicología Positiva ofrece un marco integral para comprender y abordar los factores psicosociales que impactan el bienestar y el desarrollo de la juventud en contextos de exclusión social. La promoción de la resiliencia, el fortalecimiento de la identidad y el fomento de redes de apoyo se erigen como elementos clave para contrarrestar los efectos adversos de la marginalización y promover trayectorias de vida significativas y satisfactorias
Entender la intersección entre la Psicología Positiva y diversas esferas de la vida cotidiana es esencial para apreciar plenamente su impacto. Dentro del ámbito de la orientación profesional, la influencia de la Psicología Positiva ha sido ampliamente reconocida como una fuerza motivadora y transformadora para los individuos en su trayectoria laboral. Se ha demostrado que este enfoque basado en el bienestar y el florecimiento personal promueve la identificación y el desarrollo de las fortalezas individuales, permitiendo a los individuos alinear sus objetivos profesionales con sus valores personales y aspiraciones más profundas (Seligman, 2011).
En el contexto de la toma de decisiones, la Psicología Positiva juega un papel fundamental al fomentar un enfoque equilibrado y reflexivo. La teoría de la toma de decisiones de Schwartz (2004) sugiere que los individuos que se guían por sus valores fundamentales y aspiraciones intrínsecas tienden a tomar decisiones más alineadas con su bienestar a largo plazo. Además, la promoción de la mentalidad de crecimiento, como lo propone Dweck (2006), refuerza la importancia de la resiliencia y la capacidad de aprendizaje en la toma de decisiones informadas y proactivas, permitiendo a los individuos superar obstáculos y desafíos con una actitud positiva y adaptativa.
En lo que respecta al autoconcepto emocional y laboral, la Psicología Positiva enfatiza la importancia de cultivar una percepción positiva de uno mismo en el ámbito personal y profesional. La teoría de la autoestima de Branden (1994) destaca la necesidad de construir una autoimagen saludable y realista, basada en el autoconocimiento y la aceptación de las fortalezas y limitaciones individuales. Al mismo tiempo, la teoría de la identidad laboral de Pratt y Ashforth (2003) subraya la importancia de la coherencia entre la identidad personal y la identidad laboral, lo que destaca la necesidad de buscar trabajos y entornos laborales que estén alineados con los valores y el propósito personal de un individuo.
La gestión del estrés se ha convertido en un aspecto crucial de la Psicología Positiva, especialmente en un entorno laboral cada vez más exigente y dinámico. La teoría de la resiliencia de Masten (2001) señala la importancia de desarrollar estrategias efectivas para afrontar y superar los desafíos, lo que destaca la necesidad de fomentar la adaptabilidad y la fortaleza emocional en la gestión del estrés. Además, la teoría del afrontamiento de Lazarus y Folkman (1984) enfatiza la importancia de la evaluación cognitiva y la reevaluación de las situaciones estresantes, lo que sugiere que una perspectiva positiva y una actitud de afrontamiento proactivo pueden mitigar los efectos negativos del estrés en el bienestar general y el rendimiento laboral.
En conjunto, la Psicología Positiva ha demostrado ser una herramienta valiosa y transformadora en la orientación profesional, la toma de decisiones, el desarrollo del autoconcepto emocional y laboral, así como en la gestión efectiva del estrés. Su enfoque en el bienestar integral y el florecimiento personal ha impulsado la investigación y la práctica en múltiples áreas, consolidando su posición como una disciplina fundamental para el desarrollo humano y la promoción de estilos de vida saludables y satisfactorios en el ámbito laboral y más allá.
II.1.1. AUTOESTIMA
La autoestima, un concepto fundamental en la psicología, ha sido ampliamente estudiada y discutida por diversos expertos. Branden (1994), reconocido por su trabajo en el campo de la autoestima, destaca la importancia de este constructo en la autorrealización y el bienestar emocional. Según Branden, la autoestima se basa en la confianza en uno mismo y juega un papel crucial en la capacidad de afrontar desafíos y superar obstáculos en la vida.
Por otro lado, Rosenberg (1965) propone una definición clásica de la autoestima como la evaluación emocional subjetiva del propio valor. Su enfoque subraya la influencia de la autoestima en la formación de la identidad y en la calidad de las relaciones interpersonales. La autoestima, según Rosenberg, actúa como un factor determinante en la percepción individual de valía y competencia en el mundo.
En el ámbito de la infancia y la adolescencia, Coopersmith (1967) ha realizado contribuciones significativas al concepto de autoestima. Su investigación pone de relieve la influencia de las interacciones familiares y el entorno social en la formación de la autoestima en los jóvenes. Según Coopersmith, un entorno de apoyo y reconocimiento positivo contribuye a una autoestima saludable y sólida en los individuos en desarrollo.
Harter (1990) ha profundizado en el papel de la autoestima en el contexto de la competencia y el logro personal. Su enfoque destaca la importancia de la retroalimentación positiva y el reconocimiento de logros en la promoción de una autoestima positiva en distintos ámbitos de la vida. Harter enfatiza la relación entre la autoestima y el desempeño en diversas áreas, como académica, social y deportiva.
La autoestima, como constructo psicológico central, ha sido objeto de estudio a lo largo de la historia de la psicología, abordada desde diversas perspectivas teóricas que buscan comprender su formación y desarrollo en el individuo. Varias teorías destacadas han arrojado luz sobre este aspecto crucial de la salud mental y el bienestar psicológico.
La teoría de la comparación social propuesta por Festinger (1954) sugiere que las personas evalúan su propio valor al compararse con otros individuos, lo que puede influir significativamente en su autoestima y en cómo se perciben a sí mismos. Este enfoque pone de relieve la importancia de los procesos de comparación en la formación de la autoestima y destaca su papel en la dinámica social.
Erikson (1968), con su teoría de la identidad, enfatiza la conexión entre la autoestima y la formación de la identidad a lo largo de las etapas del desarrollo psicosocial. Esta teoría resalta la importancia de resolver con éxito las crisis psicosociales para promover una autoestima positiva y un sentido de confianza en uno mismo durante la vida.
La teoría de la congruencia propuesta por Rogers (1959) subraya la importancia de la autenticidad y la congruencia entre el yo real y el yo ideal. Este enfoque resalta la necesidad de una autopercepción auténtica y genuina, y señala que discrepancias significativas entre el yo real y el yo ideal pueden afectar negativamente la autoestima y el bienestar emocional.
Deci y Ryan (1985) presentaron la teoría de la autodeterminación, que destaca la importancia de la motivación intrínseca y la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas en la promoción de una autoestima saludable. Esta teoría enfatiza la satisfacción de las necesidades

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