Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
ISSN (versión papel): 2605-1648 ISSN (versión electrónica): 2605-1699 Volumen 4 N.º extraordinario 1 - 2021 Páginas 1-36 Cáncer cutáneo de células escamosas Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 E. Espinosa Revisiones Epidemiología y clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 J. Pérez Anker Carcinoma de alto riesgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 A.Toll Abelló Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 B. Escutia Muñoz, R. Botella Estrada Cáncer cutáneo de células escamosas: quimioterapia y anti-EGFR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 J. Medina Carcinoma escamoso cutáneo y su relación con el sistema inmune, o cómo la inmunooncología es la base de los tratamientos actuales y futuros . . . . . . . . . . . . . . . 23 A. J. Cunquero-Tomás Inmunoterapia: inhibidores de checkpoints . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 E. Muñoz-Couselo M AT -E S- 21 01 21 5 v1 a br 20 21 © Copyright 2021. ARÁN EDICIONES, S.L. y © Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma (GEM) Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información, sin la autorización por escrito del titular del Copyright. La Editorial declina toda responsabilidad sobre el contenido de los artículos que aparezcan en esta publicación. REVISTA DE CÁNCER DE PIEL se distribuye exclusivamente entre los profesionales de la Medicina. Publicación cuatrimestral. Publicación comunicada a la Comunidad de Madrid como Soporte Válido: N.º 9/18-R-CM ISSN (versión papel): 2605-1648 ISSN (versión electrónica): 2605-1699. Depósito Legal: M-20045-2018. ARÁN EDICIONES, S.L. 28006 MADRID - Castelló, 128, 1.º - Telf.: 91 782 00 30 - Fax: 91 561 57 87 Departamento de Suscripciones: Telf. 91 782 00 34 - e-mail: suscripc@grupoaran.com Departamento de Editorial: Telf. 91 782 00 35 - e-mail: revistas@grupoaran.com www.grupoaran.com JUNTA DIRECTIVA Director Alfonso Berrocal (Valencia, España) Redactor Jefe Enrique Espinosa (Madrid, España) Consejo Editorial Iván Márquez Rodas (Madrid, España) José Luis Manzano Monzo (Barcelona, España) Eva Muñoz Couselo (Barcelona, España) María González Cao (Barcelona, España) Salvador Martín Algarra (Pamplona, España) Pablo Cerezuela (Murcia, España) Ainara Soria (Madrid, España) Teresa Puértolas (Zaragoza, España) Meritxel Arenas (Tarragona, España) Amparo González (Valencia, España) María José Passos (Lisboa, Portugal) Víctor Alegre (Valencia, España) Susana Puig (Barcelona, España) Andrés Yepes (Medellín, Colombia) Olga Marcela Urrego (Cali, Colombia) Aylen Vanessa Ospina Serrano (Bogotá, Colombia) Sumario Vol. 4 N.º extraordinario 1 Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 E. Espinosa Revisiones Epidemiología y clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 J. Pérez Anker Carcinoma de alto riesgo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 A.Toll Abelló Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 B. Escutia Muñoz, R. Botella Estrada Cáncer cutáneo de células escamosas: quimioterapia y anti-EGFR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 J. Medina Carcinoma escamoso cutáneo y su relación con el sistema inmune, o cómo la inmunooncología es la base de los tratamientos actuales y futuros . . . . . . . . . . . . . . . 23 A. J. Cunquero-Tomás Inmunoterapia: inhibidores de checkpoints . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 E. Muñoz-Couselo Summary Vol. 4 Extraordinary No. 1 Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 E. Espinosa Reviews Epidemiology and clinical presentations of cutaneous squamous cell carcinoma . . . . . . . . . . . 2 J. Pérez Anker High-risk cutaneous squamous cell carcinoma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 A.Toll Abelló Cutaneous squamous cell carcinoma. Loco-regional treatment: surgery and radiation therapy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 B. Escutia Muñoz, R. Botella Estrada Cutaneous squamous cell carcinoma: chemotherapy and anti-EGFR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 J. Medina Cutaneous squamous cell carcinoma and its relationship with the immune system, or how immuno-oncology is the basis for current and future treatments . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 A. J. Cunquero-Tomás Immunotherapy: checkpoint inhibitors . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 E. Muñoz-Couselo Editorial Estimados lectores: El carcinoma epidermoide de la piel ocupa este monográfico de la Revista de Cáncer de Piel por dos motivos principales: el aumento de su incidencia y la mejora de los tratamientos. La mayor incidencia en muchos países obedece a múltiples factores, entre los que cabe destacar la longevidad de la población, la exposición solar y la inmunosupresión. Si bien la mayoría de los casos se diagnostican de forma precoz, todavía es habitual encontrar casos avanzados que suponen un reto terapéutico. Precisamente, el manejo de la enfermedad localmente avanzada ha mejorado a lo largo de los últimos años. Contamos con mejores técnicas de cirugía y de radioterapia que minimizan las secuelas y permiten tratamientos de rescate incluso en los casos con recaídas múltiples. Por otra parte, el tratamiento sistémico ofrece hoy resultados más favorables que los de la quimioterapia clásica con la incorporación de la inmunoterapia y de algunas terapias dirigidas. Todos estos avances merecen reunirse en un monográfico. Sin embargo, si hubiera que señalar el avance más significativo que se ha realizado para abordar estos casos complejos, este sería el trabajo en equipos multidisciplinares. Por eso, el esquema de este número extraordinario de la Revista de Cáncer de Piel pretende recalcar la importancia del trabajo en equipo, abordando desde la epidemiología hasta el tratamiento sistémico y pasando por los tratamientos locales y regionales. Para ello contamos con representantes destacados de las distintas especialida- des involucradas. El objetivo final es que los especialistasque tratan a pacientes con carcinoma epidemoide de la piel consigan una visión de conjunto de la enfermedad y de su abordaje. Quiero terminar agradeciendo a Arán Ediciones su excelente labor editorial y a los autores el esfuerzo por sus excelentes actua- lizaciones. Enrique Espinosa Junta Directiva del GEM [Rev. Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):1] Revisión Correspondencia: Javiera Pérez Anker. Servicio de Dermatología. Hospital Clínic de Barcelona. C/ Villarroel, 170. 08036 Barcelona e-mail: perez12@clinic.catPérez Anker J. Epidemiología y clínica del carcinoma de células escamosas cutáneo. Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):2-5 Epidemiología y clínica del carcinoma de células escamosas cutáneo Epidemiology and clinical presentations of cutaneous squamous cell carcinoma Javiera Pérez Anker Servicio de Dermatología. Hospital Clínic de Barcelona. IDIBAPS. Universitat de Barcelona. Barcelona Palabras clave: Carcinoma escamoso. Epidemiología. Formas clínicas. Keywords: Squamous cell carcinoma. Epidemiology. Clinical presentation. Abstract Squamous cell carcinoma is the second most common skin cancer, and is responsible for at least 20 % of the deaths asso- ciated with skin cancer. In Spain, as in the rest of the world, there are no reliable epidemiological data on its incidence and mortality due to the underregistration of cases. The most frequent clinical forms are the keratinizing ones; however, the most aggressive forms are usually non-keratinizing. An accurate knowledge of the clinical forms will lead to early diagnosis and appropriate therapeutic conduct. Resumen El carcinoma escamoso es el segundo tumor de piel más frecuente y el responsable de al menos el 20 % de las muertes asociadas al cáncer cutáneo. En España, así como en el resto del mundo, no hay datos epidemiológicos fiables sobre la incidencia y la mortalidad debido al subregistro de los casos. Las formas clínicas más frecuentes son las queratinizantes; sin embargo, las formas más agresivas suelen ser aquellas no queratinizantes. El conocimiento preciso de las formas clínicas llevará al diagnóstico precoz y a una adecuada conducta terapéutica. 3Epidemiología y clínica del carcinoma de células escamosas cutáneo [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):2-5] INTRODUCCIÓN El carcinoma escamoso (CE) es el cáncer derivado de los teji- dos epiteliales escamosos y no escamosos (1,2) presentes tan- to en la piel como en las mucosas y semi-mucosas, así como en distintos órganos del cuerpo como el pulmón, el páncreas, la vejiga, la próstata y el tiroides. Sorprendentemente, las mu- taciones en las distintas localizaciones pueden ser semejantes e incluyen alteraciones de los genes TP53, SOX2, TP63, CDK- N2A, CDKN2B, NOTCH1, KMT2D, PIK3CA y PTEN (1). La patogénesis del CE cutáneo (CEC) está íntimamente rela- cionada con la exposición a inductores de la carcinogénesis tanto físicos, como la exposición a la luz ultravioleta (UVA y UVB), como químicos (tabaco, alcohol) o biológicos, como la infección por el virus del papiloma humano (HPV), el virus de Epstein-Barr (VEB) o parásitos como S. haematobium (2). Se ha observado que la activación del oncogén Kras y la deleción de Trp53 en la epidermis interfolicular y en las células pluripo- tenciales del folículo piloso inducen la formación del CEC (1). El CEC puede ser agresivo localmente y, en un 5 % de los casos, progresar a formas metastásicas (3). Por este motivo, algunos autores han propuesto que en los carcinomas de alto riesgo, según los criterios de estadificación de la AJCC-8 y del Brigham and Women’s Hospital, se contemple la rea- lización de una biopsia selectiva del ganglio centinela (3). EPIDEMIOLOGÍA Los CEC se encuentran en el rango de los tumores cutáneos infrarregistrados en la mayor parte del mundo, ya que su registro no se realiza de forma sistemática debido a su alta incidencia. Es el segundo cáncer cutáneo más frecuente, representando entre el 20 % y el 50 % de los cánceres de piel, y su incidencia continúa en aumento. En Estados Uni- dos ha aumentado en un 263 % entre los períodos de 1976 a 1984 y de 2000 a 2010 (4). En Europa, la incidencia es- tandarizada registrada (2002-2007) por edades varía de 9 a 96/100.000 habitantes en los varones y de 5 a 68/100.000 habitantes en las mujeres (4). Respecto a la población mun- dial, la tasa de incidencia estandarizada registrada es de 13,38 por 100.000 personas-año (4). La incidencia aumenta con la edad debido a la acumulación del daño solar o de la exposición a carcinógenos, así como también en poblacio- nes específicas como los inmunodeprimidos. En un gran esfuerzo para poder obtener valores epidemio- lógicos españoles, Tejera-Vaquerizo y cols. realizaron en el año 2016 un metaanálisis de los registros disponibles hasta ese momento, calculando una incidencia global para el CEC de 38,16 (IC 95 %: 29,82-46,49)/100.000 personas-año (5). La tasa de mortalidad se calculó en apenas dos estudios y va- rió entre 0,90 (IC 95 %: 0,54-1,25)/100.000 personas-año y 1,10 (IC 95 %: 1,00-1,20)/100.000 personas-año (4), estimándose que estos tumores son los responsables del 20 % de las muertes por cáncer cutáneo (2). FORMAS CLÍNICAS La gran diversidad de presentaciones clínicas de los CEC varía de acuerdo tanto con la topografía en que se en- cuentran como del tipo histológico que presentan (5). Suelen aparecer en áreas fotoexpuestas, aunque también pueden desarrollarse en cualquier localización de la piel o las mucosas. Respecto a la topografía, pueden dividirse en: cutáneos, faciales, acrales, mucosos y situaciones clínicas especiales (Fig. 1-5). Dentro de cada topografía habrá distintos tipos histológicos según la clasificación del Royal College of Pa- thologists (6). Figura 2. Queratoacantoma en el dorso de la mano. Figura 1. Carcinoma escamoso infiltrante, bien diferenciado, en cuero cabelludo. 4 J. Pérez Anker [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):2-5] Cutáneos Dentro de esta forma encontramos la mayor parte de los CEC, como el CEC que se ha propuesto como derivado de la queratosis actínica, el queratoacantoma (QA), o el CEC similar al QA (KA-like) (clínicamente, estos últimos suelen presentar un halo eritematoso peritumoral). Faciales La mayor parte de estos tumores son idénticos a los cutá- neos de otras partes del cuerpo. Sin embargo, cuando aún se encuentran en su forma precursora y son pigmentados, muchas veces se hace necesaria la diferenciación de estas formas con otras lesiones faciales como el lentigo maligno incipiente o el lentigo solar. Acrales En esta topografía, el virus del papiloma humano (HPV) tie- ne un papel fundamental en la patogénesis. Pueden verse en el dorso de las manos o los dedos (áreas fotoexpuestas), en las uñas o en localizaciones subungueales. El CEC subungueal puede confundirse con una verruga víri- ca durante años, viniendo a ser reconocido una vez que ya presenta síntomas como el dolor, por el compromiso ner- vioso o por la destrucción de la lámina ungueal al compro- meter la matriz. Mucosos Los CEC pueden desarrollarse tanto en la mucosa oral como en la genital o anal. El virus del papiloma humano también tiene un rol decisivo en su patogénesis. La infección por el HPV genera un campo de cancerización donde muchas veces el tu- mor puede controlarse localmente, pero la aparición de nue- vos tumores en la piel circundante es muy frecuente. Situaciones especiales Campo de cancerización Se encuentra en las áreas de intensa fotoexposición crónica, como el cuero cabelludo, los miembros y las áreas acrales. Pacientes inmunodeprimidos Los carcinomas cutáneos pueden asociarse a extensas áreas de campo de cancerización. Úlcera de Marjolin Es el CEC que se genera sobre una úlcera crónica o una que- madura y suele ser de mal pronóstico por su diagnóstico tardío. Metástasis cutáneas Cuando el carcinoma escamoso ya se ha extendido al siste- ma linfático, suelen verse nódulos eritematososdérmicos o subcutáneos en el área peritumoral. Figura 3. Carcinoma escamoso in situ bowenoide en el muslo. Figura 4. Carcinoma escamoso infiltrante indiferenciado en el cuero cabelludo. Figura 5. Carcinoma escamoso infiltrante ungueal. 5Epidemiología y clínica del carcinoma de células escamosas cutáneo [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):2-5] CONCLUSIONES El CEC representa gran parte de las muertes por cáncer cu- táneo distinto del melanoma. La extensa variedad de for- mas clínicas y anatomopatológicas establece la necesidad del reconocimiento precoz de las formas clínicas agresivas, así como de la identificación de los pacientes de alto ries- go, siendo esto decisivo para mejorar la sobrevida de los pacientes. El manejo terapéutico adecuado y temprano, así como la monitorización a largo plazo, son fundamentales en estos pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Sánchez-Danés A, Blanpain C. Deciphering the cells of origin of squamous cell carcinomas. Nat Rev Cancer 2018;18(9):549-61. 2. Dotto P, Anil K. Squamous cell cancers: a unified perspective on biology and genetics. Cancer Cell 2016;29(5):622-37. 3. Tejera-Vaquerizo A, Cañueto J, Llombart B, Martorell-Calatayud A, Sanmartín O. Predictive Value of Sentinel Lymph Node Biopsy in Cutaneous Squamous Cell Carcinoma Based on the AJCC-8 and Brigham and Women’s Hospital Staging Criteria. Dermatol Surg 2020;46(7):857-62. 4. Que SKT, Zwald FO, Schmults CD. Cutaneous squamous cell carcinoma: Incidence, risk factors, diagnosis, and staging. J Am Acad Dermatol 2018;78(2):237-47. DOI: 10.1016/j. jaad.2017.08.059 5. Tejera-Vaquerizo A, Descalzo-Gallego MA, Otero-Rivas MM, Posada-García C, Rodríguez-Pazos L, Pastushenko I, et al. Cancer Incidence and Mortality in Spain: A Systemat- ic Review and Meta-Analysis. Actas Dermosifiliogr [Internet] 2016;107(4):318-28. DOI: 10.1016/j.ad.2015.12.008 6. Slater DN, Barrett P. Standards and datasets for reporting can- cers Dataset for the histological reporting of primary invasive cutaneous squamous cell carcinoma and regional lymph nodes. The Royal College of Pathologists, London; 2019. p. 1-57. Revisión Correspondencia: Agustí Toll Abelló. Servicio de Dermatología. Hospital Clínic de Barcelona. C/ Villarroel, 170. 08036 Barcelona e-mail: atollcolateral@gmail.comToll Abelló A. Carcinoma escamoso cutáneo de alto riesgo. Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):6-11 Carcinoma escamoso cutáneo de alto riesgo High-risk cutaneous squamous cell carcinoma Agustí Toll Abelló Servicio de Dermatología. Hospital Clínic de Barcelona. Barcelona Palabras clave: Carcinoma escamoso cutáneo. Alto riesgo. Infiltración perineural. Diferenciación histológica. Desmoplasia. Inmunosupresión. Keywords: Squamous cell carcinoma. High risk. Perineural invasion. Histological differentiation. Desmoplasia. Immunosuppression. Abstract High-risk squamous cell carcinoma (SCC) is associated with a higher rate of recurrence, metastasis, and mortality. A series of clinicopathological factors confer a worse prognosis to SCC. Clinical factors include immunosuppression, tumor diameter > 2 cm, location on the pinna or lip, and recurrent tumors. On the other hand, the histological factors that are associated with a higher risk of progression are tumor thickness > 6 mm, desmoplasia, poor histological differentiation, and presence of perineural infiltration of nerves > 0.1 mm. To date, no biomarkers have been described that improve the metastatic risk information provided by the above parameters, which have been incorporated into the main CEC staging guidelines. Resumen Los carcinomas escamosos cutáneos (CEC) de alto riesgo se asocian a una mayor tasa de recurrencias, metástasis y mor- talidad. Se conocen una serie de factores clínico-patológicos que confieren peor pronóstico al CEC. Los factores clínicos incluyen la inmunosupresión, el diámetro tumoral > 2 cm, la localización en el pabellón auricular o el labio y los tumores recurrentes. Por otro lado, los factores histológicos que se asocian a mayor riesgo de progresión son el grosor tumoral > 6 mm, la desmoplasia, la pobre diferenciación histológica y la presencia de infiltración perineural de nervios de > 0,1 mm. Hasta el momento no se han descrito biomarcadores que mejoren la información de riesgo metastásico que proporcionan los anteriores parámetros, que se han incorporado a las principales guías de estadificación del CEC. 7Carcinoma escamoso cutáneo de alto riesgo [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):6-11] INTRODUCCIÓN A pesar de que la mayoría de los carcinomas escamosos cutáneos (CEC) presentan un pronóstico excelente, existe un subtipo conocido como CEC de alto riesgo (CECAR) que se asocia a un comportamiento más agresivo, con elevada frecuencia de recurrencias, metástasis (hasta en un 37 %) y una mayor tasa de mortalidad (1,2). Se han descrito distintos factores clínicos, histológicos y mo- leculares asociados a los CECAR, y diferentes guías (AJCC, NCCN, EADO) se acogen a diferentes variables para etique- tar un CEC como de alto riesgo (3-5) (Tabla I). Existe una cierta variabilidad con respecto a los factores asociados al mal pronóstico en las distintas guías y estudios. Sin embar- go, los principales factores considerados de mal pronóstico incluyen la inmunosupresión, el diámetro tumoral > 2 cm, la localización en el pabellón auricular o el labio, los tumores recurrentes, el grosor tumoral > 6 mm, la pobre diferen- ciación histológica y la presencia de infiltración perineural. El factor asociado a un mayor riesgo de recurrencia y me- tástasis es la profundidad tumoral, mientras que el tamaño tumoral > 2 cm se asocia a un mayor riesgo de muerte es- pecífica por enfermedad (6). FACTORES CLÍNICOS Diámetro tumoral Es el factor de riesgo más fuertemente asociado al riesgo de muerte específica por enfermedad (6). El diámetro superior a 20 mm se ha asociado a un mayor riesgo de recurrencias y de metástasis (7-10) (Fig. 1). Localización tumoral El riesgo de recurrencia y de metástasis del CEC varía en función de la localización, siendo los sitios considerados de mayor riesgo el labio y la oreja, así como la sien para algunos autores (7,8,10,11). La National Comprehensive Cancer Network (NCCN) clasifica el riesgo de los tumores en función de la localización, separándolos en 3 zonas: H de High o alto riesgo (áreas de máscara de la cara, los genitales, las manos y los pies), M de Medium o riesgo medio (mejillas, frente, cuero cabelludo, cuello y zona pretibial) y L de Low o bajo riesgo (tronco y resto de las extremidades) (4). Tumores recurrentes Aproximadamente, el 75 % de las recurrencias aparecerán dentro de los 2 años siguientes al diagnóstico (12). Los CEC recurrentes son biológicamente más agresivos, con un ries- go aumentado de metástasis (2,13). Además, tienen ten- dencia a presentar mayor tamaño e invasión en profundi- dad (más allá del tejido celular subcutáneo), perineural y linfovascular (14). Inmunosupresión La inmunosupresión es el factor dependiente del paciente que tiene el mayor impacto en el pronóstico del CEC. Los pacientes con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), con enfermedades hematológicas del tipo de la leucemia linfática crónica y con trasplante de órga- no sólido u otras enfermedades, como las enfermedades autoinmunes que requieren tratamiento prolongado con inmunosupresores, tienen un riesgo aumentado de desa- rrollar CEC más agresivos (15,16). Genodermatosis Diversas enfermedades genéticas predisponen al desarrollo de CEC de alto riesgo, entre ellas el albinismo, el xeroderma pigmentoso, la epidermodisplasia verruciformis y la epider- modisplasia bullosa. Inflamación crónica Existe un mayor riesgo de metástasis en aquellos CEC que se desarrollan sobre áreas con inflamación crónica, como cicatrices, quemaduras, úlceras crónicas, radiodermitis o hi- drosadenitis supurativa. FACTORES HISTOPATOLÓGICOS Grosor tumoralEl grosor tumoral es el factor de riesgo más relevante asociado a recurrencias y metástasis (2,6,8,14,17). En al- gunos estudios se ha evidenciado un riesgo de metástasis prácticamente nulo en los tumores con un grosor ≤ 2 mm Figura 1. Carcinoma escamoso de gran tamaño en el cuero cabellu- do de un paciente inmunosuprimido (trasplante renal). 8 A. Toll Abelló [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):6-11] y de casi un 16 % en los CEC con un grosor ≥ 6 mm (8). En una revisión sistemática reciente de 23 estudios se evidenció que tanto el grosor > 6 mm como el diámetro tumoral > 2 cm se asociaban a una mayor tendencia a presentar un ganglio centinela positivo (9). Los tumores con un grosor ≥ 6 mm presentan un riesgo aumentado de muerte específica por enfermedad (14,18). Reciente- mente, algunos autores defienden la relevancia del nivel de invasión del tumor (más allá del tejido celular subcu- táneo) por encima del grosor en milímetros (19). Debe te- nerse en cuenta también que la afectación del hueso en profundidad se asocia a peor pronóstico y a los estadios T3 (tumor con erosión ósea) o T4 (tumor con invasión de hueso cortical, médula ósea y/o base del cráneo) de la clasificación de la AJCC-8 (3). Invasión perineural y linfovascular La incidencia de la invasión perineural en el CEC oscila entre el 2 y el 16 % (20) y habitualmente es un hallazgo incidental. La invasión perineural puede ser clínica/radio- lógica o bien incidental (detectada durante el examen mi- croscópico). La afectación perineural, tanto clínica como incidental, se considera como un marcador pronóstico tanto de recurrencia local como de riesgo metastásico y muerte específica de enfermedad (6,10,18,21,22). Sin embargo, en aquellos CEC con infiltración perineural incidental solo la afectación de nervios de calibre igual o superior a 0,1 mm conferiría este aumento de riesgo (3,23,24) (Fig. 2). La invasión linfovascular también se ha relacionado en al- gunos estudios con un peor pronóstico (10,25), aunque su impacto en la supervivencia es controvertido (10,14), no ha- biéndose incluido dentro de la clasificación AJJC-8. Figura 2. Imagen histológica (HE) de un carcinoma escamoso con infiltración perineural de un nervio con grosor > 0,1 mm. Grado de diferenciación A la hora de realizar el estudio histopatológico del CEC se aconseja que el patólogo informe del grado de diferenciación histológica (bien diferenciado, moderadamente diferenciado, mal diferenciado e indiferenciado) (12,26). Los tumores mal diferenciados se han asociado a mayor riesgo metastásico, mortalidad y recurrencia (6,8,10,27,28) (Fig. 3). Subtipo histológico Algunos subtipos histológicos del CEC conllevan también un peor pronóstico. La variante desmoplásica del CEC se ha aso- ciado a un riesgo de recurrencias (x 10) y de metástasis (x 6) (8,29) (Fig. 4) mayor que el de otras variantes del CEC (30). Este subtipo histológico se caracteriza por un crecimiento Figura 3. Imagen histológica (HE) de un carcinoma escamoso cutá- neo pobremente diferenciado. Figura 4. Imagen histológica (HE) que muestra un carcinoma esca- moso con desmoplasia. 9Carcinoma escamoso cutáneo de alto riesgo [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):6-11] altamente infiltrativo, con frecuente distribución perivascular y perineural, junto a una abundante cantidad de estroma y delgados cordones celulares (12). En un estudio reciente realizado en 2149 CEC invasivos, la desmoplasia se asoció con mayor riesgo de muerte específica de enfermedad (18). Otras variantes histológicas del CEC consideradas de mal pronóstico son la adenoescamosa y el CEC de células fusifor- mes que aparece sobre una zona previamente irradiada (12). MARCADORES MOLECULARES DE ALTO RIESGO Se está desarrollando una intensa búsqueda de biomarca- dores moleculares que permitan discriminar aquellos CEC con mayor riesgo metastásico. La búsqueda de dichos marcadores ha permitido conocer mejor los procesos de carcinogénesis del CEC pero su sensibilidad/especificidad y su valor predíctivo negativo/positivo están todavía lejos de permitir su uso a nivel asistencial. Quizá el estudio que más se ha acercado a este objetivo es un trabajo reciente que propone el uso de un panel de 40 genes obtenido a partir de un test de expresión génica (31). Este panel con- siguió un valor predictivo positivo del 60 % para el gru- po de mayor riesgo (2B), superior a los obtenidos con las clasificaciones de la AJCC y de la BWH pero con valores predictivos negativos, sensibilidad y especificidad parecidos a las de estas. Otros mecanismos genómicos/epigenéticos que se han ex- plorado como biomarcadores de CECAR son el fenómeno de transición epitelio-mesénquima (TEM) y la expresión de PD-L1. La interacción tumor-estroma es clave para que se produzca el fenómeno metastásico. Para que se dé una diseminación hematógena óptima de las células tumorales, esta debe rea- lizarse de manera individual a través de la TEM. Estos cam- bios fenotípicos tendrían lugar a partir de células tumorales pluripotenciales que actuarían como células madre neoplá- sicas. La TEM se caracteriza por la pérdida de la expresión de cadherina E por las células epiteliales, que adquieren rasgos fenotípicos de las células mesenquimales y un aumento de su capacidad migratoria (32,33). La TEM puede detectarse en el CEC metastásico mediante la expresión inmunohistoquímica de cadherina E (visualiza- ción de su traslocación de la membrana al núcleo) y vimen- tina, siendo esta última un mejor indicador de la TEM y del riesgo metastásico (33). La vía de la proteína de muerte celular programada 1/li- gando de muerte programada 1 (PD-1/PDL-1) actúa como punto de control inmunológico, manteniendo la tolerancia periférica e impidiendo la autoinmunidad (34). El PD-1 es un receptor transmembranoso que se expresa principalmente en la membrana de los linfocitos T activados. Tiene como ligandos las proteínas transmembranosas PD-L1 y PD-L2, que a su vez se expresan en la superficie de las células tu- morales en diversas neoplasias malignas. La unión de estos ligandos con el PD-1 expresado en la membrana de los lin- focitos citotóxicos CD8+ que infiltran los tumores da lugar a una señal inhibitoria que impide la respuesta inmunitaria antitumoral, permitiendo a las células tumorales escapar de la vigilancia inmunológica (34). Otras poblaciones celulares que infiltran el tumor, como las células dendríticas mieloides y los macrófagos, también pueden expresar los ligandos de PD-1 (34). La expresión de PD-L1 por las células tumorales se ha aso- ciado al mal pronóstico en una amplia variedad de cánce- res (35). Sin embargo, los estudios de la expresión de esta proteína en el CEC son escasos y la mayoría no incluyen un número significativo de muestras de casos metastásicos o de biopsias de metástasis. Además, los resultados de es- tos estudios son heterogéneos (36-44), por lo que no se pueden establecer conclusiones definitivas sobre el posible papel de PD-L1 como biomarcador en el CEC. Tabla I. Resumen de los factores clínicos e histológicos que definen la variante de alto riesgo del CEC Factores clínicos Inmunosupresión Trasplantados de órgano sólido, enfermedades hematológicas Enfermedades genéticas Tumores sobre piel crónicamente dañada Úlceras, cicatrices, quemaduras… Diámetro tumoral > 20 mm Localización tumoral Labio, oreja, zona H Tumores recurrentes Factores histológicos Grosor tumoral ≥ 6 mm Invasión perineural nervios ≥ 0,1 mm Invasión linfovascular Tumores mal diferenciados Subtipo histológico Desmoplásico, adeno-escamoso CONCLUSIONES En la búsqueda de mejores biomarcadores pronósticos para el CEC, las variables clínico-patológicas ya reconocidas que se asocian a un mayor riesgo metastásico y peor supervivencia se han adaptado a la nueva clasificación de la AJCC-8, en par- te sobre la base de la propuesta de criterios de la BWH. 10 A. Toll Abelló [RevCáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):6-11] BIBLIOGRAFÍA 1. Navarrete-Dechent C, Veness MJ, Droppelmann N, et al. High-risk cutaneous squamous cell carcinoma and the emerg- ing role of sentinel lymph node biopsy: A literature review. J Am Acad Dermatol 2015;73:127-37. DOI: 10.1016/ j.jaad.2015.03.039 2. Burton KA, Ashack KA, Khachemoune A. Cutaneous Squamous Cell Carcinoma: A Review of High-Risk and Metastatic Disease. Am J Clin Dermatol 2016;17:491-508. DOI: 10.1007/ s40257-016-0207-3 3. Amin MB, Edge SB, American Joint Committee on Cancer. AJCC cancer staging manual. 2017th ed; 2017. 4. Schmults CD. NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncolo- gy (NCCN Guidelines) Squamous Cell Skin Cancer 2.2020. Comprehensive Cancer Network, Inc.; 2020. Disponible en: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/arti- cle/000829.htm 5. Stratigos AJ, Garbe C, Dessinioti C, et al. European inter- disciplinary guideline on invasive squamous cell carcinoma of the skin: Part 1. epidemiology, diagnostics and preven- tion. Eur J Cancer 2020;128:60-82. DOI: 10.1016/ j.ejca.2020.01.007 6. Thompson AK, Kelley BF, Prokop LJ, et al. Risk Factors for Cuta- neous Squamous Cell Carcinoma Recurrence, Metastasis, and Disease-Specific Death. JAMA Dermatology 2016;152:419. DOI: 10.1001/jamadermatol.2015.4994 7. Rowe DE, Carroll RJ, Day CL. Prognostic factors for local recurrence, metastasis, and survival rates in squamous cell carcinoma of the skin, ear, and lip. Implications for treatment modality selection. J Am Acad Dermatol 1992;26:976-90. DOI: 10.1016/0190-9622(92)70144-5 8. Brantsch KD, Meisner C, Schonfisch B, et al. Analysis of risk factors determining prognosis of cutaneous squamous-cell car- cinoma: a prospective study. Lancet Oncol 2008;9:713-20. DOI: 10.1016/S1470-2045(08)70178-5 9. Tejera-Vaquerizo A, García-Doval I, Llombart B, et al. System- atic review of the prevalence of nodal metastases and the prognostic utility of sentinel lymph node biopsy in cutaneous squamous cell carcinoma. J Dermatol 2018;45:781-90. DOI: 10.1111/1346-8138.14342 10. Brougham NDLS, Dennett ER, Cameron R, et al. The incidence of metastasis from cutaneous squamous cell carcinoma and the impact of its risk factors. J Surg Oncol 2012;106:811-5. DOI: 10.1002/jso.23155 11. Thompson AK, Kelley BF, Prokop LJ, et al. Risk Factors for Cutane- ous Squamous Cell Carcinoma Outcomes: A Systematic Review and Meta-analysis. JAMA Dermatology 2016;152:419-28. DOI: 10.1001/jamadermatol.2015.4994 12. Stratigos A, Garbe C, Lebbe C, et al. Diagnosis and treat- ment of invasive squamous cell carcinoma of the skin: Europe- an consensus-based interdisciplinary guideline. Eur J Cancer 2015;51:1989-2007. DOI: 10.1016/j.ejca.2015.06.110 13. Krediet JTT, Beyer M, Lenz K, et al. Sentinel lymph node biopsy and risk factors for predicting metastasis in cutaneous squa- mous cell carcinoma. Br J Dermatol 2015;172:1029-36. DOI: 10.1111/bjd.13508 14. Clayman GL, Lee JJ, Holsinger FC, et al. Mortality Risk From Squamous Cell Skin Cancer. J Clin Oncol 2005;23:759-65. DOI: 10.1200/JCO.2005.02.155 15. Plasmeijer EI, Sachse MM, Gebhardt C, et al. Cutaneous squa- mous cell carcinoma (cSCC) and immunosurveillance – the impact of immunosuppression on frequency of cSCC. J Eur Acad Der- matology Venereol 2019;33:33-7. DOI: 10.1111/jdv.16025 16. Tomaszewski JM, Gavriel H, Link E, et al. Aggressive behavior of Cutaneous squamous cell carcinoma in patients with chron- ic lymphocytic leukemia. Laryngoscope 2014;124:2043-8. DOI: 10.1002/lary.24586 17. Schmults CD, Karia PS, Carter JB, et al. Factors Predictive of Recurrence and Death From Cutaneous Squamous Cell Carci- noma. JAMA Dermatology 2013;149:541. DOI: 10.1001/ jamadermatol.2013.2139 18. Eigentler TK, Leiter U, Häfner HM, et al. Survival of Patients with Cutaneous Squamous Cell Carcinoma: Results of a Prospective Cohort Study. J Invest Dermatol 2017;137(11):2309-15. DOI: 10.1016/j.jid.2017.06.025 19. Jambusaria-Pahlajani A, Kanetsky PA, Karia PS, et al. Evaluation of AJCC tumor staging for cutaneous squamous cell carcino- ma and a proposed alternative tumor staging system. JAMA Dermatology 2013;149:402-10. DOI: 10.1001/jamader- matol.2013.2456 20. Que SKT, Zwald FO, Schmults CD. Cutaneous squamous cell carcinoma. J Am Acad Dermatol 2018;78(2):237-47. DOI: 10.1016/j.jaad.2017.08.059 21. Cherpelis BS, Marcusen C, Lang PG. Prognostic Factors for Metastasis in Squamous Cell Carcinoma of the Skin. Der- matologic Surg 2002;28:268-73. DOI: 10.1046/j.1524- 4725.2002.01169.x 22. Campoli M, Brodland DG, Zitelli J. A prospective evaluation of the clinical, histologic, and therapeutic variables associ- ated with incidental perineural invasion in cutaneous squa- mous cell carcinoma. J Am Acad Dermatol 2014;70:630-6. DOI: 10.1016/j.jaad.2013.11.034 23. Karia PS, Jambusaria-Pahlajani A, Harrington DP, et al. Evalua- tion of American Joint Committee on Cancer, International Union Against Cancer, and Brigham and Women’s Hospital tumor staging for cutaneous squamous cell carcinoma. J Clin Oncol 2014;32:327-34. DOI: 10.1200/JCO.2012.48.5326 24. Conde-Ferreirós A, Corchete LA, Jaka A, et al. Patterns of incidental perineural invasion and prognosis in cutaneous squamous cell carcinoma: a multicenter, retrospective cohort study. J Am Acad Dermatol 2020;S0190-9622(20)32374-4. DOI: 10.1016/j.jaad.2020.08.017 25. Moore BA, Weber RS, Prieto V, et al. Lymph Node Metastases from Cutaneous Squamous Cell Carcinoma of the Head and Neck. Laryngoscope 2005;115:1561-7. DOI: 10.1097/01. mlg.0000173202.56739.9f 26. Kim JYS, Kozlow JH, Mittal B, et al. Guidelines of care for the management of cutaneous squamous cell carcinoma. J Am Acad Dermatol 2018;78:560-78. DOI: 10.1016/j. jaad.2017.10.007 27. Haisma MS, Plaat BEC, Bijl HP, et al. Multivariate analysis of potential risk factors for lymph node metastasis in patients with cutaneous squamous cell carcinoma of the head and neck. J Am Acad Dermatol 2016; 75(4):722-30. DOI: 10.1016/j. jaad.2016.06.010 28. Kyrgidis A, Tzellos TG, Kechagias N, et al. Cutaneous squamous cell carcinoma (SCC) of the head and neck: Risk factors of overall and recurrence-free survival. Eur J Cancer 2010;46:1563-72. DOI: 10.1016/J.EJCA.2010.02.046 11Carcinoma escamoso cutáneo de alto riesgo [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra.1):6-11] 29. Breuninger H, Brantsch K, Eigentler T, et al. Comparison and evaluation of the current staging of cutaneous carcinomas. JDDG J der Dtsch Dermatologischen Gesellschaft 2012;10:579-86. DOI: 10.1111/j.1610-0387.2012.07896.x 30. Breuninger H, Schaumburg-Lever G, Holzschuh J, et al. Desmoplastic squamous cell carcinoma of skin and ver- milion surface: a highly malignant subtype of skin cancer. Cancer 1997;79:915-9. DOI: 10.1002/(sici)1097- 0142(19970301)79:5<915::aid-cncr7>3.0.co;2-a 31. Wysong A, Newman JG, Covington KR, et al. Validation of a 40-gene expression profile test to predict metastatic risk in localized high-risk cutaneous squamous cell carcinoma. J Am Acad Dermatol 2021;84(2):361-9. DOI: 10.1016/ j.jaad.2020.04.088 32. Ashford BG, Clark J, Gupta R, et al. Reviewing the genetic alterations in high-risk cutaneous squamous cell carcinoma: A search for prognostic markers and therapeutic targets. Head Neck 2017;39:1462-9. DOI: 10.1002/hed.24765 33. Toll A, Masferrer E, Hernández-Ruiz ME, et al. Epithelial to mes- enchymal transition markers are associated with an increased metastatic risk in primary cutaneous squamous cell carcinomas but are attenuated in lymph node metastases. J Dermatol Sci 2013;72:93-102. DOI: 10.1016/j.jdermsci.2013.07.001 34. Bardhan K, Anagnostou T, Boussiotis VA. The PD1:PD-L1/2 Pathway from Discovery to Clinical Implementation. Front Immu- nol 2016;7:550. DOI: 10.3389/fimmu.2016.00550 35. Wang X, Teng F, Kong L, et al. PD-L1 expression in human cancers and its association with clinical outcomes. Onco Tar- gets Ther 2016;9:5023-39. DOI: 10.2147/OTT.S105862 36.Stevenson ML, Wang CQF, Abikhair M, et al. Expression of Programmed Cell Death Ligand in Cutaneous Squamous Cell Carcinoma and Treatment of Locally Advanced Disease With Pembrolizumab. JAMA dermatology 2017;10016:1-5. DOI: 10.1001/jamadermatol.2016.5118 37. Schaper K, Köther B, Hesse K, et al. The pattern and clin- icopathological correlates of programmed death-ligand 1 expression in cutaneous squamous cell carcinoma. Br J Dermatol 2017;176:1354-6. DOI: 10.1111/bjd.14955 38. Jiao Q, Liu C, Li W, et al. Programmed death-1 ligand 1 and 2 expression in cutaneous squamous cell carcinoma and their relationship with tumor- infiltrating dendritic cells. Clin Exp Immunol 2017;188(3):420-9. DOI: 10.1111/ cei.12921 39. Slater NA, Googe PB. PD-L1 expression in cutaneous squa- mous cell carcinoma correlates with risk of metastasis. J Cutan Pathol 2016;43:663-70. DOI: 10.1111/cup.12728 40. Roper E, Lum T, Palme CE, et al. PD-L1 expression predicts lon- ger disease free survival in high risk head and neck cutaneous squamous cell carcinoma. Pathology 2017;49:499-505. DOI: 10.1016/j.pathol.2017.04.004 41. García-Pedrero JM, Martínez-Camblor P, Diaz-Coto S, et al. Tumor programmed cell death ligand 1 expression correlates with nodal metastasis in patients with cutaneous squamous cell carcinoma of the head and neck. J Am Acad Dermatol 2017;77:527-33. DOI: 10.1016/j.jaad.2017.05.047 42. Amoils M, Kim J, Lee C, et al. PD-L1 Expression and Tumor-In- filtrating Lymphocytes in High-Risk and Metastatic Cutaneous Squamous Cell Carcinoma. Otolaryngol Head Neck Surg 2019;160:93-9. DOI: 10.1177/0194599818788057 43. Kamiya S, Kato J, Kamiya T, et al. Association between PD-L1 expression and lymph node metastasis in cutane- ous squamous cell carcinoma. Asia Pac J Clin Oncol 2020;16(2):e108-12. DOI: 10.1111/ajco.13102 44. García-Díez I, Hernández-Ruiz E, Andrades E, et al. PD-L1 Expression is Increased in Metastasizing Squa- mous Cell Carcinomas and Their Metastases. Am J Dermatopathol 2018;40:647-54. DOI: 10.1097/ DAD.0000000000001164 Revisión Correspondencia: Rafael Botella Estrada. Servicio de Dermatología. Hospital Universitari i Politècnic La Fe. Avinguda de Fernando Abril Martorell, 106. 46026 Valencia e-mail: rbotellaes@gmail.com Escutia Muñoz B, Botella Estrada R. Cáncer cutáneo de células escamosas. Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia . Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17 Cáncer cutáneo de células escamosas. Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia Cutaneous squamous cell carcinoma. Loco-regional treatment: surgery and radiation therapy Begoña Escutia Muñoz1, Rafael Botella Estrada1,2 1Servicio de Dermatología. Hospital Universitari i Politècnic La Fe. Valencia. 2Facultad de Medicina. Universidad de Valencia. Valencia Palabras clave: Tratamiento locorregional. Cirugía. Radioterapia. Keywords: Loco-regional treatment. Surgery. Radiation therapy. Abstract The goal of local treatment for squamous cell carcinoma is complete removal of the tumor. In the case of squamous cell carcinoma in situ in addition to surgical excision, other options are curettage plus electrocoagulation, imiquimod, 5-fluo- rouracil, therapy photodynamic and cryotherapy, none of them being preferred to the rest. For low-risk invasive squamous cell carcinoma apart from simple excision with a margin of 4-6 mm, alternatives are curettage plus electrodessication and radiotherapy. High-risk squamous cell carcinoma should be removed with a larger margin, although there is no consensus on its measure. Mohs surgery is the most commonly recommended option for high-risk carcinomas located in the head and neck. Local radiotherapy is an alternative to surgery and may also be used as an adjuvant therapy in cases of perineural infiltration of nerves with a caliber ≥ 0.1 mm, when tumor-free margins are ≥ 1 mm, and when re-excision of affected margins is not possible. Radical dissection is the treatment of choice when there is lymph node involvement, and adjuvant radiotherapy should be considered whenever there is more than one node affected. Resumen El objetivo del tratamiento local del carcinoma escamoso es la eliminación completa del tumor. En el caso del carcinoma escamoso in situ, además de la escisión quirúrgica existen como opción el curetaje más electrocoagulación, el imiquimod, el 5-fluorouracilo, la terapia fotodinámica y la crioterapia, sin que ninguno de ellos se prefiera al resto. En el carcinoma escamoso invasor de bajo riesgo, además de la escisión simple con margen de 4-6 mm, las alternativas son el curetaje más electrocoagulación y la radioterapia. El carcinoma escamoso de alto riesgo debe extirparse con un margen mayor, aunque no existe consenso sobre la medida. La cirugía de Mohs es la opción más recomendada para los carcinomas de alto riesgo localizados en cabeza y cuello. La radioterapia local también es una alternativa a la cirugía y también tiene su papel como adyuvancia en los casos de infiltración perineural de nervios con calibre ≥ 0,1 mm, cuando los márgenes libres de tumor sean menores de 1 mm o cuando no es posible la re-extirpación de márgenes afectos. La afectación ganglionar debe tratarse con disección radical de la cadena ganglionar afectada, y la radioterapia adyuvante debe considerarse siempre que haya más de un ganglio afectado. 13Cáncer cutáneo de células escamosas. Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17] INTRODUCCIÓN Actualmente disponemos de varias guías que nos indican cuál es el mejor tratamiento para el carcinoma escamoso cutáneo y en todas ellas ajustan el tratamiento según nos encontremos ante un carcinoma escamoso de alto o bajo riesgo de recurrencia, metástasis regionales o a distancia y mayor riesgo de mortalidad. Las guías más empleadas son la de la AJCC-8 (The American Joint Committee on Cancer staging, 8th edition) y la guía del BWH (Brigham and Wo- men’s Hospital) (1,2). Para elaborar estas guías se precisan datos clínicos e his- tológicos del tumor a fin de determinar su estadificación; pero, además de los datos relativos al tumor, en todas las revisiones se reconocen otros factores de riesgo que deben considerarse para establecer el tratamiento correcto (2-5). Los datos clínicos imprescindibles del paciente, aquellos de los que debemos disponer, son el estado de inmunosu- presión, si es un trasplantado, si padece leucemia linfática crónica o linfoma sistémico, si recibe tratamiento inmuno- supresor de forma crónica, y si es portador de alguna en- fermedad genética que lo predisponga, como el xeroderma pigmentoso, el albinismo o el síndrome de Lynch. La pre- sencia de adenopatías palpables debe confirmarse con una prueba de imagen y una biopsia de la adenopatía. Los datos clínicos del tumor son el tamaño clínico y la de- finición de los bordes clínicos, la localización, el tiempo de evolución, la recurrencia y la presencia de síntomas neuro- lógicos tanto sensitivos como motores. El tamaño ≥ 2 cm se ha establecido como umbral de riesgo. Sin embargo, el tamaño se reduce a ≥ 1 cm si nos encon- tramos en localizaciones de riesgo moderado y no importa si nos encontramos en localizaciones de alto riesgo. Estas áreas son denominadas L (low), M (Moderate) y H (High), respectivamente (6). Las localizaciones M (de riesgo moderado) son las mejillas, la frente, el cuero cabelludo, el cuello y la región pretibial. Las localizaciones H (de alto riesgo) son la llamada mask area –que comprende la zona central de la cara, los párpa- dos, las cejas, la zona periorbitaria, la nariz, los labios (zonas cutáneas y mucosas), el mentón, la arcada mandibular, las áreas pre y postauricular, el pabellón auricular y la sien–,área genital, las manos y los pies. Las localizaciones L son el resto, es decir, el tronco y las extremidades (excluyendo manos y pies, unidad ungueal, tobillos y región pretibial). Las zonas irradiadas previamenteo la localización sobre un área sometida a un proceso inflamatorio crónico también son factores de riesgo de recurrencia o metástasis. Los datos histológicos que deben incluirse en el informe de la biopsia o de la extirpación completa del tumor son el grado de diferenciación, el tipo histológico, la presencia de desmoplasia, la profundidad o el nivel de invasión y la pre- sencia de infiltración perineural y linfovascular. Actualmente, la NCCN (National Comprehensive Cancer Network) simplifica la diferenciación histológica en dos gru- pos: los bien o moderadamente diferenciados y los pobre- mente diferenciados. Aunque el valor pronóstico es objeto de debate, los subtipos adenoescamoso, acantolítico y car- cinosarcomatoso tienen un riesgo elevado de recurrencia, motivo por el cual se consideran subtipos de alto riesgo (2). La profundidad también es un factor de riesgo de recurren- cia y de metástasis. La AJCC, en su octava edición, clasifi- ca como de alto riesgo los tumores que tienen un Breslow ≥ 2 mm o un nivel de Clark de IV-V (2,8). La infiltración perineural se considera un factor de riesgo independiente para la aparición de metástasis ganglionares, si el nervio afectado es ≥ 0,1 mm, por lo que este dato debe medirse y hacerse constar en todo informe histológi- co. El valor pronóstico de la afectación perineural de nervios < 0,1 mm está cuestionado en caso de ausencia de otros factores de riesgo (8). Finalmente, la infiltración linfovascular se ha asociado a la presencia de metástasis ganglionares y, en caso de aparecer el tumor primario en el territorio de drenaje de la glándula parótida, también a la afectación de dicha glándula (9). Por tanto, una vez que tenemos clasificado el carcinoma escamoso como de alto o bajo riesgo, podremos realizar un abordaje correcto, aunque existen diferencias que debemos tener en cuenta. El objetivo, en todos los casos, es la eliminación del tumor de forma completa, preservando al máximo la funcionali- dad y la cosmética. TRATAMIENTO DEL CARCINOMA ESCAMOSO DE BAJO RIESGO En este epígrafe incluimos el tratamiento del carcinoma esca- moso in situ y el carcinoma escamoso invasor de bajo riesgo. El tratamiento del carcinoma escamoso in situ incluye el tratamiento no quirúrgico mediante las llamadas técnicas superficiales y el tratamiento quirúrgico bien mediante cu- retaje y electrocoagulación de la base o bien mediante exé- resis convencional. Las técnicas superficiales deben reservarse exclusivamen- te para el carcinoma in situ, ya que en ningún caso puede comprobarse su efectividad salvo por la ausencia clínica del tumor y de su recidiva. Estas técnicas incluyen el 5-fluorou- racilo (5-FU) al 5 % en crema, el imiquimod al 5 % en cre- ma, la crioterapia y la terapia fotodinámica (2,10-13). El imiquimod al 5 %, frente al 5-FU al 5 %, parecer tener una tasa de respuesta mejor, pero los efectos secundarios locales son parecidos y la causa de que no se complete 14 B. Escutia Muñoz y R. Botella Estrada [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17] el tratamiento correctamente. No obstante, no existen es- tudios comparativos que induzcan a decantarse por uno u otro (10). La crioterapia es un tratamiento clásico muy extendido por su rapidez de realización, su bajo coste y alta efectividad. Sin embargo, el éxito de la técnica es muy dependiente de la habilidad y la práctica de quien la realiza, y –además– los efectos secundarios locales y el resultado cosmético no aportan mucha ventaja con respecto al curetaje más elec- trocoagulación (11). La terapia fotodinámica es otra de las técnicas no quirúrgi- cas que han mostrado buenos resultados en cuanto a res- puesta y tolerancia. Sin embargo, ninguno de los tratamien- tos descritos para el carcinoma escamoso in situ merece un posicionamiento unánime entre los expertos (12). El curetaje con electrocoagulación es uno de los tratamien- tos clásicos del carcinoma escamoso in situ y de bajo grado. Esta técnica consiste en raspar mediante cucharilla el tu- mor hasta alcanzar la dermis clínicamente sana y entonces electrocoagular, repitiendo el proceso hasta tres veces en cada sesión. Tiene el inconveniente de la falta de control histológico de los márgenes, por lo que la guía europea y la guía británica no contemplan su realización. Sin embar- go, la NCCN sí la contempla, pero han de cumplirse tres requisitos (2,14,15). El primero es que esta técnica no debe emplearse en las áreas de crecimiento de pelo terminal, ya que el tumor puede extenderse aprovechando el epitelio folicular cuando llega a planos profundos donde el curetaje no alcanza. Es decir, no debe realizarse en el cuero cabe- lludo, las axilas, el pubis y la barba del varón. El segundo requisito es que, si durante el curetaje se alcanza el tejido celular subcutáneo, debemos cambiar de técnica y realizar una escisión simple, ya que delimitar el área de tumor en la grasa mediante la cucharilla es muy difícil. Por último, siempre hemos de remitir el tejido extirpado mediante la cucharilla ya que, si en la biopsia se observan datos de car- cinoma de alto riesgo, debemos realizar una escisión de la cicatriz. Por tanto, el curetaje más electrocoagulación solo debemos realizarlo teniendo en cuenta estas condiciones; si no es así, la mejor opción es realizar directamente una escisión simple con estudio histológico del tumor y de los márgenes quirúrgicos (2). La escisión convencional con márgenes clínicos apropiados y con control histológico de los mismos en el postoperatorio es la técnica de elección aprobada por todas las guías de trata- miento del carcinoma escamoso. La medida de los márgenes clínicos de seguridad depende de si se trata de un carcino- ma de bajo o de alto riesgo de recurrencia y metástasis. Así se ha establecido en todas las guías mediante el consenso de expertos y estudios observacionales tanto retrospectivos como prospectivos. Se ha tomado una tasa de curación del 95-96 % como referencia. La NCCN establece un margen de 4 mm para los tumores de bajo grado de malignidad, es decir, < 2 cm y bien delimitados; si son > 2 cm, el margen de seguridad aumenta a 6 mm (2). La guía europea aconseja un margen de 5 mm. En todos los casos, el informe histológico debe informar sobre el estado de los márgenes laterales y profundos (14). La guía británica ha establecido como mar- gen libre que el tumor se encuentre al menos a 1 mm del borde histológico de la pieza. En caso de encontrarse tumor a menos de 1 mm, debe considerarse el borde como positivo y debe extirparse de nuevo, salvo que se trate de un tumor de bajo riesgo. En este último caso se puede hacer un segui- miento estrecho de paciente sin reintervenirlo (15). La forma de re-extirpación puede ser mediante cirugía de Mohs o mediante la llamada cirugía CCPDMA (Complete Circumferential Peripheral and Deep Margin Assessment) y, si no es posible la re-extirpación, la radioterapia es la alter- nativa aconsejada en todas las guías. Debido a las secuelas locales que puede generar la radioterapia a largo plazo, así como a la aparición de segundos tumores en la zona irra- diada, se aconseja reservarla para los pacientes inoperables o en los que se suponga un resultado posquirúrgico inacep- table tanto funcional como estético (2,14,15). La NCCN también restringe su uso como primera opción a los pacientes mayores de 60 años y contraindica esta mo- dalidad en los pacientes con enfermedades genéticas que predispongan al cáncer de piel, como el síndrome de Gorlin o el xeroderma pigmentoso, incluyendo como contraindi- cación relativa a los pacientes con conectivopatías como la esclerodermia y el lupus (2). El carcinoma escamoso es radiosensible y una dosis total de 50-60 Gy es suficiente para su control, independiente- mente del fraccionamiento. Existen múltiples esquemas de fraccionamiento y, aunque cuanto más fraccionado mejor tolerancia y menos secuelas, en los pacientes ancianos el hipofraccionamientoes una opción para evitar alargar el tratamiento (16). Los márgenes recomendados son de 10-15 mm para los carcinomas escamosos de bajo riesgo y de hasta 2 cm para los de alto riesgo, ya que la recurrencia se ha observado que es mayor cuanto más grande es el tamaño clínico y más profunda es la lesión, y cuando el tumor es recurrente y no primario (17). TRATAMIENTO LOCAL DEL CARCINOMA ESCAMOSO DE ALTO RIESGO El tratamiento de elección en estos casos también es la ex- tirpación total del tumor (Tabla I). Sin embargo, los már- genes clínicos que se aconsejan en la cirugía convencional son más amplios que en el caso de los escamosos de bajo riesgo. No existe un margen estándar ni en la guía ame- ricana NCCN, ni en la alemana. La NCCN explica que la ausencia de un margen definido se debe a la gran variabi- lidad de las características clínicas del tumor y del paciente, 15Cáncer cutáneo de células escamosas. Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17] por lo que debe ajustarse en cada caso. La guía alemana apela a la falta de estudios con suficiente evidencia científi- ca para recomendar un margen clínico concreto (18). Sin embargo, en las guías británica y europea sí que se concreta el margen. La guía británica diferencia dos tipos de tumores, los de alto riesgo y los de muy alto riesgo. El margen aconsejado para los tumores de alto riesgo es de al menos 6 mm y para los de muy alto riesgo es de al menos 10 mm (15). La guía europea, aunque no establece un margen concreto, sugiere un margen de entre 6 y 10 mm según la valoración del riesgo individual del paciente y el tumor (14). La cirugía de Mohs y la cirugía con valoración completa cir- cunferencial de los márgenes periféricos y profundo (CCPD- MA o histología 3D), como la alternativa a la cirugía de Mohs, resuelven la duda sobre qué margen tomar para la extirpación completa del carcinoma, especialmente cuando este está mal delimitado o es preciso ahorrar al máximo el tejido sano para preservar la funcionalidad. Su rentabilidad es mayor cuando el tumor es primario ya que en los recurrentes se ha demostrado una mayor tasa de recidivas (6). Todas las guías recogen esta opción para los carcinomas escamosos de alto riesgo siempre que sea posible, especialmente en el caso de los tumores localizados en cabeza y cuello. La radioterapia, al igual que en el carcinoma escamoso de bajo riesgo, también tiene su papel como tratamiento local primario como alternativa a la cirugía. Esto vendrá determi- nado por la situación del paciente, no susceptible de cirugía cuando la rechaza, o bien porque la cirugía curativa no es posible –incluida también la posibilidad de no poder reinter- venir los márgenes afectos– o provocaría una desfiguración o alteración funcional importante. Sin embargo, es impor- tante recordar que las recurrencias sobre áreas irradiadas previamente no son candidatas a una nueva irradiación. La reirradiación tiene un riesgo elevado de necrosis debido a la acumulación de dosis en el mismo tejido (17). En todas las guías viene recogida otra situación en la que la radioterapia estaría indicada en el tratamiento local del car- cinoma escamoso, que es como tratamiento adyuvante tras la cirugía. En concreto, la guía europea recoge que en caso de infiltración perineural microscópica o clínica, aunque su beneficio en la supervivencia es muy limitado, parece que puede mejorar su control local. La NCCN considera la radio- terapia adyuvante cuando la infiltración perineural afecta a nervios gruesos o con nombre propio, siendo un nervio grueso localizado en cabeza y cuello un nervio de diámetro ≥ 0,1 mm. En estos casos de afectación de los nervios grue- sos, la irradiación debe realizarse sobre un campo amplio, aunque no es necesario abarcar todo el trayecto del nervio (16,17). Sin embargo, la NCCN recomienda incluir el trayec- to proximal del nervio en este contexto (2). La radioterapia también puede ser beneficiosa como trata- miento paliativo del dolor neuropático resistente al trata- miento farmacológico (5,19). En la guía británica también se considera la radioterapia ad- yuvante en los casos en que los márgenes histológicos es- tán libres pero a < 1 mm del borde o cuando la histología muestra múltiples factores de alto riesgo, incluidos un espesor > 6 mm e invasión más allá del tejido celular subcutáneo (15). La braquiterapia, según la guía NCCN (2), únicamente debe considerarse en casos muy seleccionados, ya que no existen datos que avalen su seguridad y eficacia a largo plazo. Los pacientes candidatos son los pacientes ancianos, frágiles y cuyo estado general impide otro tratamiento (16). Tabla I. Tratamiento local del carcinoma escamoso cutáneo Técnicas superficiales Curetaje más electrocoagulación Cirugía convencional Cirugía de Mohs o CCPDMA Radioterapia local primaria Radioterapia adyuvante tras la cirugía Carcinoma in situ Carcinoma in situ Carcinoma in situ Carcinoma de bajo riesgo recurrente o con margen afecto Carcinoma de bajo riesgo; alternativa a la cirugía Infiltración perineural ≥ 0,1 mm Carcinoma de bajo riesgo (salvo áreas pilosas y afectación del tejido celular subcutáneo) Carcinoma de bajo riesgo con un margen de 4-6 mm Carcinoma de alto riesgo primario: • Mal delimitado • Zona H • Carcinoma de alto riesgo recurrente y margen afecto Carcinoma de alto riesgo: alternativa a la cirugía Margen libre en la cirugía < 1 mm Histología de alto riesgo. Espesor > 6 mm Invasión más allá del tejido graso Carcinoma de alto riesgo con margen de 6-10 mm 16 B. Escutia Muñoz y R. Botella Estrada [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17] TRATAMIENTO REGIONAL En cuanto al tratamiento regional (Tabla II), la realización de la biopsia del ganglio centinela en los carcinomas esca- mosos de alto riesgo en que no se aprecien adenopatías en las pruebas de imagen no se plantea en la guía europea, y tanto en la guía NCCN como en la británica solo se plantea en el contexto de un ensayo clínico o por decisión de un comité multidisciplinar. El beneficio de esta técnica para la estadificación y el pronóstico, así como para el manejo, está todavía por determinar y, tomando el manejo del melano- ma cutáneo como modelo, la biopsia del ganglio centinela debería realizarse cuando la probabilidad de casos positivos alcance al menos un 10 %, es decir, a partir del estadio T2b según la guía BWH, o del T2 según la AJCC (20). Esta técnica no está exenta de dificultades en su realización, es- pecialmente en los tumores localizados en cabeza y cuello debido a su complejo drenaje linfático y al porcentaje de ca- sos negativos con posteriores metástasis sistémicas, situado en torno al 6 % (5). Una vez detectada la afectación ganglionar mediante biop- sia o punción, la disección radical de la cadena ganglionar afectada es el tratamiento de elección. Según la guía euro- pea, en caso de afectación axilar deben extirparse los tres niveles de ganglios axilares. En caso de afectación ganglio- nar inguinal se deben incluir tanto la cadena superficial como la profunda, y en caso de afectación de los ganglios del cuello deben incluirse los 5 niveles ganglionares. Si la parótida está afectada, debe añadirse al vaciamiento del cuello una parotidectomía superficial (14). Sin embargo, la guía británica es más conservadora y preserva los niveles ganglionares no afectados para reducir la morbilidad en el vaciamiento cervical (15). La NCCN también considera la radioterapia adyuvante como tratamiento de la extensión ganglionar del carcino- ma escamoso: en concreto, cuando la extensión ganglionar afecta a múltiples ganglios o existe afectación extracapsular. En el caso del carcinoma escamoso de cabeza y cuello, la ra- dioterapia del lecho ganglionar está indicada en tres situa- ciones. La primera, cuando existen 2 o más ganglios afectoso uno mayor de 3 cm sin rotura extracapsular; la segunda, cuando existe rotura ganglionar de cualquier ganglio; y la tercera, cuando la resección ganglionar ha sido incompleta (2). Sin embargo, la guía europea establece simplemente que se realice la radioterapia adyuvante tras la resección ganglionar, sin establecer subgrupos concretos (14). La guía británica aconseja la radioterapia adyuvante tras la linfade- nectomía en los casos de alto riesgo ganglionar, es decir, cuando están afectos 2 o más ganglios, que sean de gran tamaño o tengan extensión extracapsular (15). Finalmente, se ha intentado añadir a la radioterapia la qui- mioterapia adyuvante con carboplatino, pero el resultado de un ensayo no demostró un beneficio adicional (22). Tabla II. Tratamiento regional del carcinoma escamoso cutáneo Biospia del ganglio centinela Linfadenectomía electiva Linfadenectomía radical Radioterapia adyuvante Radioterapia paliativa No considerada salvo en el contexto de un ensayo clinico o por decisión de un comité multidisciplinar No considerada por ninguna guía Afectación ganglionar demostrada con histología Afectación ganglionar de > 2 ganglios. En cualquier afectación ganglionar en la que exista extensión extracapsular Control del dolor. Control de la progresión local BIBLIOGRAFÍA 1. Karia PS, Jambusaria-Pahlajani A, Harrington DP, Murphy GF, Qureshi AA, Schmults CD. Evaluation of American Joint Com- mittee on Cancer, International Union Against Cancer, and Brigham and Women’s Hospital tumor staging for cutaneous squamous cell carcinoma. J Clin Oncol 2014;32(4):327-34. DOI: 10.1200/JCO.2012.48.5326 2. NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology (NCCN Guide- lines). Squamous cell skin cancer: Versión 2.2020; 2020. 3. Que SKT, Zwald FO, Schmults CD. Cutaneous squamous cell carcinoma: Incidence, risk factors, diagnosis, and staging. J Am Acad Dermatol 2018;78(2):237-47. DOI: 10.1016/j. jaad.2017.08.059 4. Maubec E. Update of the Management of Cutane- ous Squamous-cell Carcinoma. Acta Derm Venereol 2020;100(11):adv00143. DOI: 10.2340/00015555-3498 5. Claveau J, Archambault J, Ernst DS, Giacomantonio C, Limach- er JJ, Murray C, et al. Multidisciplinary management of locally advanced and metastatic cutaneous squamous cell carcino- ma. Curr Oncol 2020;27(4):e399-e407. DOI: 10.3747/ co.27.6015 6. Rowe DE, Carroll RJ, Day CL Jr. Prognostic factors for local recurrence, metastasis, and survival rates in squamous cell carcinoma of the skin, ear, and lip. Implications for treatment modality selection. J Am Acad Dermatol 1992;26(6):976-90. DOI: 10.1016/0190-9622(92)70144-5 17Cáncer cutáneo de células escamosas. Tratamiento locorregional: cirugía y radioterapia [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):12-17] 7. Connolly AH, Baker DR, Coldiron BM, Fazio MJ, Storrs PA, Vidimos AT, et al. AAD/ACMS/ASDSA/ASMS 2012 appro- priate use criteria for Mohs micrographic surgery: a report of the American Academy of Dermatology, American College of Mohs Surgery, American Society for Dermatologic Surgery Associa- tion, and the American Society for Mohs Surgery. Dermatol Surg 2012;38:1582-603. DOI: 10.1016/j.jaad.2012.06.009 8. Zeng S, Fu L, Zhou P, Ling H. Identifying risk factors for the prognosis of head and neck cutaneous squamous cell carcinoma: A systematic review and meta-analysis. PLoS One 2020;15(9):e0239586. DOI: 10.1371/journal. pone.0239586 9. Brougham ND, Dennett ER, Cameron R, Tan ST. The incidence of metastasis from cutaneous squamous cell carcinoma and the impact of its risk factors. J Surg Oncol 2012;106(7):811-5. DOI: 10.1002/jso.23155 10. Chitwood K, Etzkorn J, Cohen G. Topical and intralesional treat- ment of nonmelanoma skin cancer: efficacy and cost compari- sons. Dermatol Surg 2013;39(9):1306-16. DOI: 10.1111/ dsu.12300 11. Ahmed I, Berth-Jones J, Charles-Holmes S, O’Callaghan CJ, Ilchyshyn A. Comparison of cryotherapy with curettage in the treatment of Bowen’s disease: a prospective study. Br J Dermatol 2000;143(4):759-66. DOI: 10.1046/j.1365- 2133.2000.03772.x 12. Morton C, Horn M, Leman J, Tack B, Bedane C, Tjioe M, et al. Comparison of topical methyl aminolevulinate photodynamic therapy with cryotherapy or Fluorouracil for treatment of squa- mous cell carcinoma in situ: Results of a multicenter randomized trial. Arch Dermatol 2006;142(6):729-35. DOI: 10.1001/ archderm.142.6.729 13. Kim JYS, Kozlow JH, Mittal B, Moyer J, Olenecki T, Rodgers P. Guidelines of care for the management of cutaneous squamous cell carcinoma. J Am Acad Dermatol 2018;78(3):560-78. DOI: 10.1016/j.jaad.2017.10.007 14. Stratigos AJ, Garbe C, Dessinioti C, Lebbe C, Bataille V, Bastholt L, et al. European interdisciplinary guideline on invasive squamous cell carcinoma of the skin: Part 2. Treat- ment. Eur J Cancer 2020;128:83-102. DOI: 10.1016/j. ejca.2020.01.008 15. Keohane SG, Botting J, Budny PG, Dolan OM, Fife K, Har- wood CA, et al. British Association of Dermatologists guide- lines for the management of people with cutaneous squamous cell carcinoma 2020. Br J Dermatol 2020. DOI: 10.1111/ bjd.19621 16. Veness MJ, Delishaj D, Barnes EA, Bezugly A, Rembielak A. Current Role of Radiotherapy in Non-melanoma Skin Can- cer. Clin Oncol (R Coll Radiol) 2019;31(11):749-58. DOI: 10.1016/j.clon.2019.08.004 17. Garbutcheon-Singh KB, Veness MJ. The role of radiotherapy in the management of non-melanoma skin cancer. Australas J Dermatol 2019;60(4):265-72. DOI: 10.1111/ajd.13025 18. Breuninger H, Eigentler T, Häfner HM, Leiter U. Local surgi- cal treatment of cutaneous squamous cell carcinoma: defi- cits and controversies in the literature. J Dtsch Dermatol Ges 2019;17(10):999-1004. DOI: 10.1111/ddg.13941 19. Chen JJ, Harris JP, Kong CS, Sunwoo JB, Divi V, Horst KC, et al. Clinical perineural invasion of cutaneous head and neck cancer: Impact of radiotherapy, imaging, and nerve growth factor receptors on symptom control and prognosis. Oral Oncol 2018;85:60-7. DOI: 10.1016/j.oraloncolo- gy.2018.08.014 20. Schmitt AR, Brewer JD, Bordeaux JS, Baum CL. Staging for cuta- neous squamous cell carcinoma as a predictor of sentinel lymph node biopsy results: meta-analysis of American Joint Committee on Cancer criteria and a proposed alternative system. JAMA Dermatol 2014;150(1):19-24. DOI: 10.1001/jamaderma- tol.2013.6675 21. Harris BN, Pipkorn P, Nguyen KNB, Jackson RS, Rao S, Moore MG, et al. Association of adjuvant radiation therapy with survival in patients with advanced cutaneous squamous cell carcinoma of the head and neck. JAMA Otolaryngol Head Neck Surg 2019;145:153-8. DOI: 10.1001/ jamaoto.2018.3650 22. Porceddu SV, Bressel M, Poulsen MG, Stoneley A, Veness MJ, Kenny LM, et al. Postoperative Concurrent Chemoradiotherapy Versus Postoperative Radiotherapy in High-Risk Cutaneous Squa- mous Cell Carcinoma of the Head and Neck: The Randomized Phase III TROG 05.01 Trial. J Clin Oncol 2018;36(13):1275- 83. DOI: 10.1200/JCO.2017.77.0941 Revisión Correspondencia: Javier Medina. Servicio de Oncología Médica. Hospital Virgen de la Salud. Avda. de Barber, 30. 45004 Toledo e-mail: boladiez39@yahoo.es Medina J. Cáncer cutáneo de células escamosas: quimioterapia y anti-EGFR. Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):8-22 Cáncer cutáneo de células escamosas: quimioterapia y anti-EGFR Cutaneous squamous cell carcinoma: chemotherapy and anti-EGFR Javier Medina Servicio de Oncología Médica. Hospital Virgen de la Salud. Toledo Palabras clave: Cáncer. Piel. Escamoso. Quimioterapia. Cetuximab. Keywords: Cancer. Skin. Squamous. Chemotherapy. Cetuximab. Abstract Although most cutaneous squamous cell carcinomas (CSCCs) can be treated surgically or with radiation therapy, the management of locally advanced or metastatic disease is challenging even within a multidisciplinary committee. The use of chemotherapy is a feasible approach based on small studies with high toxicity, especially in the elderly population. Theuse of targeted therapies in this setting may provide an opportunity for rapid efficacy with less toxicity, but without powerful prospective studies, which prevents the extrapolation of results to a more general population. Resumen Si bien la mayoría de los carcinomas cutáneos de células escamosas (CCCE) se pueden tratar quirúrgicamente o con radioterapia, el abordaje de la enfermedad localmente avanzada o metastásica supone un reto incluso dentro de un comité multidisciplinar. El uso de quimioterapia es un abordaje factible pero basado en pequeños estudios y con una elevada toxicidad, especialmente en la población de edad avanzada. La utilización de tratamientos dirigidos a una diana espe- cífica en este contexto puede brindar una oportunidad de rápida eficacia con menor toxicidad, pero no existen estudios prospectivos potentes, lo que impide la extrapolación de los resultados a una población más general. 19Cáncer cutáneo de células escamosas: quimioterapia y anti-EGFR [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):18-22] INTRODUCCIÓN El cáncer cutáneo de células escamosas (CCCE) es, después del carcinoma de células basales, el segundo tumor de piel maligno más frecuente y afecta principalmente a personas de edad avanzada (1). Habitualmente, el CCCE se presenta como un área eritema- tosa y escamosa o como una placa sobreelevada, pero puede tener características ulcerativas, papulonodulares o exofíticas en su forma invasiva. El estado de riesgo bajo o alto asociado a una lesión de CCCE está determinado por la estadificación de la enfermedad (2). Los factores de riesgo adicionales inclu- yen la ubicación del tumor, el tamaño, un historial de inmu- nosupresión, la afectación de los ganglios linfáticos y estar en el sitio de una radioterapia (RT) previa (3). Los CCCE que se consideran de alto riesgo de hacerse localmente avanzados o incluso de desarrollar metástasis son a menudo de un tamaño superior a 2 cm de diámetro o exhiben una invasión profunda (es decir, > 2 mm de espesor o invaden la dermis reticular profunda o la grasa subcutánea), incluida la invasión del te- jido angiolinfático y perineural. La supervivencia a diez años después de la cirugía supera el 90 % para el CCCE, pero des- ciende drásticamente cuando se producen metástasis (1,2). A diferencia del carcinoma de células basales, que rara vez produce metástasis, el CCCE puede hacer con relativa fre- cuencia una diseminación a distancia, inicialmente a los gan- glios linfáticos regionales y posteriormente a otros órganos distantes. Aunque se ha estimado que la tasa de metástasis del CCCE varía del 2 % al 5 %, esta estimación se ha ba- sado principalmente en evaluaciones de subgrupos sesgados y, por lo tanto, debe considerarse con precaución. A pesar de su bajo potencial metastásico a distancia, la presencia de metástasis a distancia se asocia con un pronóstico desalenta- dor y una mediana de supervivencia de menos de 2 años. Por tanto, es crucial preservar las altas posibilidades generales de curación de los CCCE mediante una evaluación cuidadosa y un manejo temprano y adecuado de todos los casos, además de no subestimar la potencial agresividad de este tumor (1). Debido al cambio demográfico de nuestro entorno, se pue- de suponer un aumento adicional de la incidencia en el fu- turo, lo que plantea el reto del manejo de esta enfermedad en todas las fases de su evolución. La escisión quirúrgica completa está indicada para la mayoría de los pacientes con CCCE y, acompañada o no de radio- terapia, supone la piedra angular sobre la que se cimenta el manejo multidisciplinar de esta entidad. El uso aislado de la radioterapia se plantea en los pacientes con tumores no resecables o en aquellos otros que no son elegibles para la ci- rugía, mientras que hoy en día la terapia sistémica se reserva para los CCCE que no pueden tratarse con intención curativa ni mediante cirugía y/o radioterapia debido a una extensa diseminación local y/o regional o a metástasis distantes. Se recomienda la toma de decisiones dentro de un comité mul- tidisciplinar debido a la complejidad de la enfermedad. En esta revisión se repasará el tratamiento sistémico basa- do en la quimioterapia y en los fármacos que actúan sobre el receptor del factor de crecimiento epidermoide (EGFR). Ambos grupos comparten la particularidad de que sus con- clusiones se basan en series de casos y pequeños ensayos clínicos que encuentran en sus limitaciones metodológicas el principal problema a la hora de trasladar esta información al paciente que tenemos en nuestra práctica diaria. QUIMIOTERAPIA Existen datos muy limitados, basados en pequeños estudios y series de casos, que demuestran una eficacia variable de las monoterapias o las combinaciones de fármacos de qui- mioterapia sobre el CCCE, lo que en muchas ocasiones no se puede corroborar en ensayos clínicos o estudios de casos de similares características. Los agentes que se han utiliza- do más habitualmente son: derivados del platino (es decir, cisplatino o carboplatino), 5-fluorouracilo, bleomicina, me- totrexato, adriamicina, taxanos, gemcitabina e ifosfomida, bien solos o en combinación. Las combinaciones basadas en el cisplatino parecen ser los regímenes más activos (4,5) y en muchas ocasiones se han extrapolado esquemas utili- zados en carcinomas epidermoides de otras localizaciones, donde su uso está más generalizado, como pueden ser los pulmonares o de la región de la cabeza y el cuello. Además, las respuestas son en su mayoría de corta duración, van se- guidas de una rápida recurrencia y no conducen a un efecto curativo. Un ejemplo de esta situación está en la publicación, en 1990 (4), de un estudio en el que los autores trataron a 14 pacientes con CCCE de piel o labio con uno a cuatro ciclos de quimioterapia consistente en cisplatino por inyec- ción en bolo y en 5-fluorouracilo (5-FU) y bleomicina por infusión continua de 5 días. Se observaron respuestas ob- jetivas en 11 de los 13 pacientes evaluables (84 %). Cuatro pacientes tuvieron una remisión completa (30 %) y siete pacientes una remisión parcial (54 %). Se logró el control local tras la radioterapia complementaria definitiva y/o el tratamiento quirúrgico en 7 pacientes. Los efectos secunda- rios tóxicos consistieron en náuseas y vómitos en todos los pacientes, cambios cutáneos transitorios, anomalías hema- tológicas (grado 3/4) en 4 pacientes y fibrosis pulmonar en un paciente anciano. En un estudio presentado en 2002, de pacientes tratados con quimioterapia basada en el cisplatino, el 28 % lograron una remisión completa y el 40 % lograron una remisión parcial después del uso de la quimioterapia sola. Además, todos los pacientes que se sometieron a cirugía después de la quimioterapia basada en cisplatino (n = 5) lograron una remisión completa y solo 1 paciente recidivó. Además, 7 de 8 pacientes que recibieron radioterapia después de la quimioterapia basada en cisplatino lograron una remisión completa, sin que se notificaran recaídas (6). Un estudio 20 J. Medina [Rev Cáncer de Piel 2021;4(N.º extra. 1):18-22] del año 2002 que investigaba los efectos combinados del interferón alfa, el ácido retinoico y el cisplatino en 35 pa- cientes demostró tasas de respuesta del 67 % en los suje- tos con enfermedad localizada y del 17 % en aquellos con enfermedad metastásica. La mediana de supervivencia fue de 14,6 meses. La toxicidad incluyó generalmente fatiga de leve a moderada y sequedad mucocutánea, neutropenia de moderada a severa (38 %) y fiebre neutropénica (6 %). No hubo muertes relacionadas con el tratamiento (7). En otro estudio con uso en primera línea de cisplatino y 5-fluorouracilo se obtuvieron respuestas en 6 de 7 pacientes (86 %), con 3 remisiones completas (43 %) y 3 remisio- nes parciales (43 %). La duración media de la respuesta fue de 11,8 meses (3 y 24). Cinco de cada 7 pacientes (71 %) tenían náuseas de leves a graves, en algunos de los casos acompañadas
Compartir