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1Integral Turno Mañana Regular 2014 - III / Historia Universal Tema 7
Historia Universal
ITMNIII2HU7
TEMA: 7
Edad Media: Árabes – Imperio Carolingio – Feudalismo – Cruzadas
DESARROLLO DEL TEMA
I. LOS PUEBLOS GERMÁNICOS
Los germanos habitaban las regiones del norte y del 
centro de Europa. Originariamente eran pueblos de 
pastores nómadas, pero el crecimiento del imperio 
romano, con sus fronteras, les obligó a convertirse 
en sedentarios. Asentados en tierra pobres, los 
pueblos germánicos se dedicaron a la agricultura, 
fundamentalmente de cereales, y al pastoreo.
En tiempos del Imperio mantuvieron un activo 
comercio con Roma, a la que vendían ámbar, 
especias (clavo) y pieles a cambio de objetos 
manufacturados, sobre todo metalúrgicos.
La familia y las relaciones de parentesco fueron 
la base de su organización social. La sippe (tribu) 
era la unión de todas las familias pertenecientes 
al mismo linaje; la centena era la unidad de la 
organización militar. El órgano supremo de 
gobierno era la asamblea de los guerreros, que 
sancionaban las propuestas del rey. La monarquía 
era electiva, lo que fue causa de frecuentes 
luchas y de inestabilidad política.
La religión germana era politeísta y sus dioses 
estaban relacionados con los fenómenos de la 
naturaleza. El más importante fue Wotan (Odín), 
el dios de las tempestades y también de la guerra. 
Para los germanos la muerte era sólo un tránsito 
hacia una vida mejor en el Walhalla, el paraíso 
de Odín, donde las Walquirias conducían a los 
guerreros muertos en la lucha. El cristianismo 
se difundió muy pronto entre los germanos, 
predicado por misioneros romanos; en un primer 
momento adoptaron la herejía del arrianismo, 
para convertirse más tarde al catolicismo.
Observación:
 • Las invasiones bárbaras no sólo se remontan 
a los siglos IV, V y VI d.C., sino a muchos 
años antes, cuando poblaciones de origen 
céltico, los galos, saquearon y destruyeron 
Roma hacia el 390 a.C., dirigidos, en ese 
entonces, por su caudillo Breno, famoso por 
el humillante "Vae Victis" (Ay, de los vencidos).
 • Los guerreros que morían valientemente iban 
directo al Walhalla, acompañados por las 
hermosas walquirias, quienes los atendían 
en un mundo paradisíaco, aquellos que no lo 
hacían de esa forma eran confinados en el 
Nifleim o averno, el infierno de los cristianos.
Grandes Invasiones Bárbaras
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Ciencia Histórica - Hominización y Prehistoria
Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
II. CAUSAS DE LAS INVASIONES 
BÁRBARAS
Entre las múltiples causas que promovieron las 
invasiones bárbaras podemos mencionar los 
cambios climáticos que, al endurecer el hábitat 
obligaron a emigrar a todos estos pueblos 
extranjeros; el hambre de tierras más fértiles, 
más productivas y más fáciles de trabajar; 
el crecimiento demográfico, que impulsó al 
excedente de población a buscar nuevas zonas de 
asentamiento; el espíritu aventurero (costumbre 
germana en la cual cada generación tenía que 
buscarse su propio medio de vida, su territorio 
y su futuro); el afán de botín, ya que, a través 
de las relaciones fronterizas y en el transcurso 
de las invasiones del siglo III d.C., los germanos 
habían conocido las riquezas del Imperio 
Romano, despertándose entre ellos el deseo de 
apropiárselas; la presión de los pueblos nómadas 
de las estepas asiáticas (Hunos), que empujaron a 
los bárbaros europeos y les obligaron a penetrar 
en el Imperio Romano.
III. LOS REINOS GERMÁNICOS
La mayoría de los reinos germánicos tuvieron una 
vida muy breve. Sólo el reino de los francos, en 
la Galia, y el reino de los visigodos, en Hispania, 
alcanzaron estabilidad.
A. El reino ostrogodo de Italia 
 (493 – 553 d.C.)
Teodorico invadió Roma el año 493 d.C. y 
creó el reino ostrogodo, que se mantuvo 
hasta el año 553 d.C. en que fue absorbido 
por el Imperio Bizantino. Teodorico (493-
525 d.C.) conservó las instituciones 
romanas, se rodeó de consejeros romanos, 
aunque desprovistos de poder político, 
restauró muchos de los monumentos 
romanos y edificó otros nuevos inspirados 
en los modelos clásicos. Entre sus 
consejeros destacó Boecio, el gran difusor 
del pensamiento clásico romano. Al mismo 
tiempo mantuvo buenas relaciones con el resto 
de los pueblos germánicos, aunque no pudo 
evitar un intento de invasión de Italia por parte 
de Clodoveo, rey de los francos. Los ostrogodos 
profesaban el arrianismo, lo que fue motivo de 
conflictos internos con la población romana, en 
su mayoría católica, y creó dificultades en las 
relaciones con Bizancio. El emperador bizantino 
Justiniano aprovechó los conflictos internos 
para atacar a Italia. Así comenzó la última etapa 
del reino ostrogodo, conquistado por el general 
Narsés en el año 553 d.C.
B. El reino franco de la Galia
Los francos se habían instalado en la provincia 
romana de la Galia en el siglo III d.C. Durante 
el reinado de Genobando, los francos se 
convirtieron en «foederati», reconociendo 
la soberanía de Roma y contribuyendo con 
soldados y colonos al Imperio. En la época 
de las grandes invasiones los francos estaban 
ya fuertemente instalados en la Galia central 
y comenzaron su expansión hacia el sur. 
Clodoveo I (481-511 d.C.) fue el primer rey de 
un reino franco independiente, y el creador 
de la dinastía merovingia. Se convirtió al 
cristianismo en el año 496 d.C. y la Iglesia fue 
la gran aliada de la monarquía franca, de la 
que recibió numerosas donaciones. Aliado con 
los burgundios, Clodoveo derrotó al visigodo 
Alarico II en la batalla de Vouillé (507 d.C.), lo 
que le permitió extenderse por las tierras del 
sur. Al morir Clodoveo, los francos dominaban 
toda la Galia, excepto la región ocupada por 
los burgundios, al oeste, y la Narbonense y 
la Provenza, al sur, que siguieron en poder 
de los visigodos. Clotario I (558-561 d.C.) 
logró unificar el reino de los francos e instaló 
la capital en París (558 d.C.). Así consiguió 
el imperio territorial más importante de 
occidente. Durante los siglos VII y VIII, 
el reino franco fue perdiendo poder; la 
autoridad política estuvo en manos de los 
mayordomos de palacio, durante la etapa 
conocida como reinado de los «Reyes 
Holgazanes». Uno de estos mayordomos, 
Carlos Martel, venció a los árabes en la 
batalla de Poitiers (732 d.C.), impidiendo 
así la penetración de los musulmanes en 
la Galia. El último de los reyes holgazanes, 
Childerico III (743-751 d.C.) fue depuesto 
por Pipino "El Breve" (751-768 d.C.), con 
el que terminó la dinastía merovingia y 
comenzó la carolingia. Los francos no 
prohibieron nunca los matrimonios entre 
conquistadores y conquistados, lo que 
hizo que pronto fueran asimilados por 
la población galorromana, mucha más 
numerosa. En el reino de los francos 
se mantuvieron las mismas estructuras 
sociales que en la época del Bajo 
Imperio; se mantuvo la esclavitud, con 
carácter hereditario, y se manifestó la 
institución del "comitatus", muy similar a 
la "clientela" romana; los nobles formaban 
parte del séquito real, vivían en palacio, 
debían fidelidad al rey y a cambio eran 
compensados con tierras, sobre las que 
tenían plenos poderes.
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Ciencia Histórica - Hominización y Prehistoria
Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
C. El reino anglosajón de Britania
Entre los siglos VI y IX los anglosajones 
mantuvieron siete reinos en Inglaterra: 
Kent, Sussex, Wessex, East-Anglia, Essex, 
Northumbria y Mercia. Las luchas entre los 
reinos fueron frecuentes y sus fronteras se 
modificaron continuamente. En el siglo IX, el 
reino de Wessex adquirió la supremacía. Su 
rey, Egberto (802-839 d.C.), unificó el país y 
luchó contra los escandinavos que pretendían 
invadirlo.
D. El reino visigodo de la península 
ibérica
En el año 418 d.C. los visigodos, establecidos 
en el sur de la Galia, formaron el reino 
federado de Tolosa. Su rey, TeodoricoII entró 
en la península ibérica en el año 456 d.C., 
llamado por los romanos, para luchar contra 
los suevos. Años más tarde, los visigodos de 
Tolosa fueron derrotados por los francos en la 
batalla de Vouillé (507 d.C.). Tras la derrota, 
que supuso el fin del reino de Tolosa, los 
visigodos se asentaron en Hispania y crearon 
un nuevo reino, con capital en Toledo. Los 
visigodos nunca llegaron a dominar por 
completo la península, limitándose a ocupar 
las regiones orientales de la meseta. El hijo de 
Witiza, Akila, no aceptó que Rodrigo sucediera 
a su padre en el trono y pidió ayuda a Muza, 
gobernador árabe del norte de África. Los 
ejércitos musulmanes, mandados por Tárik, 
vencieron a las tropas de Don Rodrigo en la 
batalla de Guadalete (711 d.C.), junto al río 
Barbate, en Cádiz. La victoria árabe supuso el 
fin del reino visigodo de Toledo.
IV. CONSECUENCIAS DE LAS 
INVASIONES GERMÁNICAS
Entre otras, podemos mencionar:
 • El fin del Imperio Romano de Occidente.
 • La formación de los reinos romano-
germánicos.
 • La decadencia del gran comercio.
 • El dominio de la economía agraria.
 • La difusión del latín y la formación de las 
lenguas romances.
 • La difusión del cristianismo y de la influencia 
de la Iglesia Católica.
 • El proceso de Romanización
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Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
I. GENERALIDADES
Durante el milenio de su existencia, el imperio 
bizantino pareció en varias ocasiones estar a 
punto de sucumbir. Pero a estos periodos de crisis 
sucedían otros de resurgimiento del poder y de 
renacimiento de la cultura. El imperio mostraba 
numerosos síntomas de debilidad (revueltas e 
intrigas, despotismo, disputas teológicas y una 
excesiva tendencia al placer y el lujo). Pero tales 
aberraciones se veían largamente compensadas 
por sus grandes contribuciones a la civilización, ya 
que preservó la lengua y la cultura griegas para la 
posteridad, continuó el sistema imperial romano 
y codificó el derecho romano. Por otra parte, la 
iglesia ortodoxa griega convirtió a los pueblos 
eslavos e impulsó el desarrollo de espléndidas 
formas artísticas, de un nuevo arte greco-
oriental, cuya motivación era la glorificación de 
la religión cristiana. Constantinopla, situada en 
la encrucijada de Oriente y Occidente, ejercía 
el papel de difusora de la cultura entre todos 
aquellos pueblos que entraban en contacto con 
el imperio. Tales contactos eran numerosos, 
ya que los comerciantes del imperio eran 
extraordinariamente activos en los puertos del 
mar Mediterráneo y del mar Negro, y poseían 
contactos comerciales que alcanzaban a los 
países europeos y del Próximo Oriente.
EL IMPERIO BIZANTINO
II. JUSTINIANO (527-565 D.C.)
Fue un hombre culto, hablaba latín, era estudioso, 
apasionado por los problemas teológicos, 
inteligente, ambicioso, pero debió muchas de sus 
buenas acciones de gobierno al buen criterio y la 
valentía de su mujer, Teodora.
El gran sueño de Justiniano era reconstruir el 
Imperio Romano, tarea que consideraba factible 
dada la inestabilidad de los reinos germánicos en 
Occidente. Por ello en el ámbito militar dedicó varios 
años a reconquistar por intermedio de su general 
preferido, Belisario, el África occidental (Cartago) a 
los vándalos, la península itálica a los ostrogodos 
y el sureste de la península ibérica a expensas de 
los visigodos. Tuvo una gran actividad constructora, 
mandó fundar ciudades, hizo construir iglesias, 
palacios, baños, puentes y acueductos. Se destaca 
la construcción de la Iglesia de Santa Sofía, creación 
de Antemio de Tralles y sus ayudantes Isidoro de 
Mileto e Ignacio.
Sin embargo, lo que lo hizo célebre fue la 
recopilación de las Leyes Romanas que hicieron 
Triboniano y un grupo de selectos juristas, el 
Corpus Iuris Civilis Romani (dividido en Códex, 
Digesto o Pandectae, Institutas y Novellae), el 
que se convirtió en la base jurídica bizantina, 
y con el tiempo ejerció una gran influencia en 
occidente.
Imperio Bizantino
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Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
I. INTRODUCCIÓN
La expansión islámica es un fenómeno muy 
complejo en el que no se deben tener encuentra 
una sola variable. El Islam es ante todo una 
religión fundada por Mahoma a comienzos del 
siglo VII. Los árabes asimilaron la cultura del 
mundo antiguo, desarrollaron una refinada 
estética y durante dos siglos estuvieron por 
delante de Europa en desarrollo cultural.
II. MEDIO GEOGRÁFICO
Los árabes se desarrollaron en la península 
arábiga (limitada al norte por el desierto de Siria, 
al oeste por el mar Rojo, al este por el Golfo 
Pérsico y al sur con el Océano Índico).
La zona norte era habitada por Lajmíes y 
Gassaníes, dedicados a la actividad pastoril 
y comercial. En el centro, se encontraban los 
beduinos, organizados en tribus dirigidas por un 
patriarca (Jeque). Ellos fundaron Yatrib y la Meca, 
hablaban el árabe (luego convertido en lengua 
oficial de la religión islámica). Eran animistas y 
politeístas (les temían a los yinns), tenían un 
santuario común en la Kaaba (donde destacaba 
la adoración al betilo o "piedra negra").
En la zona sur habitaban agricultores y comer-
ciantes, quienes formaron los reinos de los Mi-
neos, Sabeos e Himiaritas.
III. MAHOMA
Su biografía se encuentra en la Sira, que reúne los 
hadits (narraciones sobre su vida). Perteneció al 
clan de los Hachemitas, a la tribu de los Coreiscitas. 
Sus padre fueron Abdallah y Amina (quienes 
murieron cuando Mahoma aún era un niño), fue 
criado por su abuelo Abdel-Mutalib y su tío Abu-
Talib, junto a su primo Ali-Shi. Siendo un caravanero 
se casó con una viuda rica llamada Jadicha, gracias 
a lo cual tuvo cierta comodidad económica. En 
el año 610 d.C. tiene una visión en el monte Hira 
(lugar de peregrinación cercano a la Meca), en el 
cual se le presenta el Arcángel Gabriel, el cual le 
revela el propósito de Alá, el único Dios, de que 
él había sido elegido para llevar a cabo la difusión 
de la nueva religión monoteísta. Hacia el año 613, 
inicia su prédica entre sus familiares y allegados. En 
el 619 mueren su tío y su esposa.
Representación de mahoma
EL IMPERIO MUSULMÁN
Expansión del Imperio Árabe en el año 715
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Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
Observación:
La ciudad de la Meca, se convirtió en un 
importante sitio de peregrinación y culto, lugar 
en el cual existe un santuario denominado 
Kaaba, donde destaca el Betilo o «piedra negra», 
un aerolito que cayó en la zona siglos atrás y 
que los árabes creían había sido entregado por 
el Arcángel Gabriel a Abraham y éste a su hijo 
Ismael, el fundador del pueblo árabe.
IV. LA MECA Y MEDINA: LA CREACIÓN 
DE LA RELIGIÓN
La Meca era una ciudad comercial dominada 
por la oligarquía mercantil. Era el lugar en el 
que vivía Mahoma y donde estaba la Kaaba. 
En el 622 la situación se hace insostenible 
para Mahoma y decide emigrar hacia Yatrib, la 
que posteriormente, se hará llamar Medina al 
Nabí (la ciudad del profeta). Esta emigración 
se llamará la Hégira y es la que marca el 
inicio de la era musulmana. En Medina se 
creó el primer centro de oración propio de la 
comunidad: la mezquita, Mahoma se convirtió 
en jefe político y religioso, realizó un pacto 
llamado "Constitución de Medina", que ha sido 
considerado como un tratado internacional 
ejemplar para la época. 
Entre el 619 y el 629 Mahoma contrae once 
matrimonios, de los cuales el más importante 
fue el de Aixa. Sin embargo, seguía siendo 
el blanco de la persistente hostilidad de los 
mequíes, que lo obligaron a proclamar la 
"Jihad" o "Guerra Santa".
Se desarrollaron batallas como la de Wadi 
Badr (624) donde Mahomaobtiene una gran 
victoria, Uhud, donde es derrotado por el líder 
de la Meca, Abu Sufian, "del Foso", donde 
logra detener la invasión de Abu Sufian a 
Medina. El 11 de enero del 630 d.C. Mahoma 
ingresa triunfante a la Meca. Purificó la Kaaba, 
derribando los ídolos y borró las pinturas que 
representaban los profetas (excepto las de 
Abraham, Jesús y la Virgen María)
El 08 de Junio del 630 d.C. Mahoma muere en 
Medina, luego de la llamada "Peregrinación del 
Adiós" a la Meca.
Observación: 
En otra de sus grandes visiones, Mahoma logró 
visitar la ciudad de Jerusalén a bordo de Al-Bu-
raq, una yegua con cabeza de mujer y alas de 
águila, la cual lo llevó a recorrer los lugares por 
donde transitaron los antiguos profetas que 
prepararon el camino para la conversión de la 
humanidad a la doctrina de Alá, entre ellos, el 
mismo Jesús.
V. LA RELIGIÓN ISLÁMICA
El Islam (significa "sumisión", los creyentes son 
llamados "muslimes", es decir, los sometidos) es 
una religión de gran sencillez. Sus principales 
dogmas, que se recogen en el Corán, libro 
sagrado de los musulmanes, son:
 • Creencia en un único dios, creador del mundo; 
entre sus profetas figuran Abraham, Moisés, 
Jesús y Mahoma;
 • Creencia en la vida futura, en la que los 
buenos serán recompensados con el cielo, y 
los malos, castigados con el infierno;
 • Creencia en la existencia de yinns o demo-
nios.
 • El Corán establece también los preceptos que 
todos los creyentes deben cumplir:
 • La oración cinco veces al día, mirando a la 
Meca;
 • El ayuno (desde el amanecer hasta el 
atardecer) durante el mes del Ramadán;
 • La limosna a los necesitados;
 • La peregrinación a la Meca, al menos una vez 
en la vida;
 • La fe en Alá como único dios.
 • La guerra santa contra los infieles, para 
defender y extender el Islam.
 
En el seno del Islam surgieron diferentes inter-
pre-taciones religiosas, que aún se mantienen, y 
que han dado lugar a diferentes sectas, entre las 
que destacan:
 • Los sunnitas, quienes consideran que, ade-
más del Corán, la Sunna (tradición) debe pre-
sidir la vida de los musulmanes;
 • Los chiítas, quienes pretenden un cumpli-
miento más puro y riguroso de las normas 
tradicionales del Islam.
Observación: 
El libro sagrado de los musulmanes, el Corán, 
fue escrito por Zayd-Ib-Tabib, discípulo de 
Mahoma, el cual copiaba todo lo que el profeta, 
inspirado por el Arcángel Gabriel, declamaba. 
Está compuesto por 114 Suras (Azoras) y 
6226 Aleyas (Ayas) y fue recopilado durante el 
califato de Otmán.
 El Corán 
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Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
VI. LA CREACIÓN DEL ESTADO 
ISLÁMICO: LA PRIMERA EXPANSIÓN
Uno de los motivos que más influyó en la rápida 
difusión del Islam fue la creación de un Estado 
musulmán. 
Tras la muerte de Mahoma, sus seguidores se 
perfilaron para designar a un sucesor o califa. 
A. Los Califas Perfectos u Ortodoxos
El primer califa fue Abu Bekr. Durante su 
gobierno el Islam se extendió definitivamente 
por toda Arabia. El segundo califa fue 
Omar (634-644), el auténtico creador del 
Estado islámico. Inició varias campañas de 
conquista: a Siria, Mesopotamia y Egipto. 
Para administrar las regiones se crea la figura 
del diván. 
En los países que se rendían los 
propietarios conservaban sus posesiones, 
y los que se convertían pasaban a ser 
protegidos (dimí). El poder político y 
militar de las provincias se entrega a un 
valí. En el 644 muere Omar y le sustituye 
el tercer califa: Otmán (644-656), de la 
familia Omeya. Bajo el califato de Otmán 
se terminó la organización del Estado y 
se fijó la redacción definitiva del Corán. 
Aparecieron las primeras disensiones entre 
los musulmanes árabes y los no árabes. Al 
frente de las provincias se puso a un emir 
que era gobernador, jefe del ejército y de 
la policía y, la máxima autoridad. 
En el 656 Alí es nombrado califa. Surge así la 
primera fitna, o ruptura, de los musulmanes 
los chiítas, partidarios de Alí; y los sunnitas, 
partidarios de la Sunna o tradición ortodoxa, 
encarnada en los Omeyas. El Islam estaba 
dividido en tres grupos irreconciliables, 
junto con los jariyíes que aparecieron en 
Egipto.
B. Los Califas Omeyas
El oponente de Alí en la guerra civil fue Moavia 
familiar de Otmán y valí de Siria, el auténtico 
fundador de la dinastía omeya, ya que hace el 
califato hereditario.
Moavia (661-680) reestructuró el Estado 
islámico para hacer de él un sistema aún 
más centralizado. Traslada el califato a 
Damasco en el 661 y crea la Sura, un 
consejo consultivo. 
 Pero los conflictos internos no habían sido 
extinguidos. La oposición se reunió en torno 
a la familia de los Abasíes. En el 749 Abú-l-
Abás al-Safá se proclama califa en Jurasán. 
C. Los Califas Abasíes
Los Abasíes son más unos líderes religiosos, 
imanes, que gobernantes. Los califas abasíes 
dejarán el gobierno en manos de sus visires. 
Esto provocó el desprestigio del califato y 
favoreció que aparecieran otros califatos, 
como el fatimí en el norte de África (909), o el 
omeya de al-Ándalus (929). 
A la muerte de al-Mansur se abre un 
periodo de luchas por el califato (809-
813). Los mercenarios trucos acabaron 
dominado al califa, y a la institución 
califal, quitando y poniendo califas a 
su antojo. En 1299 Osmán I se hace 
con el poder y funda la dinastía de los 
otomanos.
VII. LA EXPANSIÓN ISLÁMICA
Una de las características de la expansión 
musulmana es su rapidez, y su persistencia 
en los países ocupados. Los pueblos 
conquistados por los musulmanes no están 
obligados a la conversión, aunque deben 
pagar impuestos. El Estado islámico ofrece 
estabilidad política a la región y, en principio, 
una escasa islamización de las estructuras 
del poder. 
VIII. EL FIN DE UN IMPERIO
Tras la revolución abasí, en el 750, se 
crean tres califatos y múltiples reinos 
de taifas. En 1258 la invasión mongola 
de Gengis-Khan sacude el Imperio en 
el oriente. El imperio musulmán se ha 
desintegrado. Allí donde se instaló el 
Islam la religión perdura, o al menos 
estuvo asentada durante muchos años. El 
espíritu del Imperio musulmán pasará a 
los turcos otomanos.
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IMPERIO CAROLINGIO
I. ANTECEDENTES
Siguiendo la costumbre merovingia, Pipino 
había dividido su reino entre sus dos hijos, 
pero de tal manera que las tierras que cada 
uno recibió, lejos de formar lotes claramente 
separados, se yuxta-ponían. Con ello, 
Pipino pretendía que existiera una estrecha 
colabo-ración entre los dos hermanos; pero 
el gobierno dual se demostró impracticable 
y pronto estallaron las desavenencias que 
la prematura muerte de Carlomán, en 771 
d.C. impidió degeneraran, en una guerra 
abierta. Nuevamente todo el reino de los 
francos se reunificaba en manos del hijo 
primogénito, a quien la historia conocerá 
como Carlomagno.
 
 Retrato de Carlomagno
II. OBJETIVOS DE CARLOMAGNO
Carlomagno es el prototipo de un rey bárbaro 
ligeramente influenciado por la cultura clásica. 
De gran estatura, bien proporcionado, fuerte, 
era aficionado a la caza, a los ejercicios físicos 
y a la natación. Su formación intelectual fue 
descuidada, hasta el punto de no dominar el 
latín y tener problemas con la escritura toda 
su vida. De una sólida formación moral, muy 
convencido de su misión como rey de los 
francos y protector de la Iglesia, Carlomagno 
no tuvo ningún reparo en casarse cuatro 
veces y tener varias concubinas más o menos 
constantes. Su programa político respondía a 
dos ideas básicas: la consolidación y expansión 
del reino de los francos hasta darle unas 
fronteras seguras y estables, y la protección de 
la Iglesia y la extensión del cristianismo.
III. CAMPAÑAS MILITARES DE CARLO-MAGNO
Los enemigos paganos aquienes las armas de los 
francos acaudillados por Carlomagno, acabaron por 
subyugar, fueron las tribus germanas y tártaras 
establecidas al norte y al este del reino que heredó. 
Después de prolongadas e intermitentes guerras 
sometió totalmente a los sajones del Weser y del 
Elba, forzándolos a convertirse al cristianismo. 
Venció también a los ávaros, pueblo de raza 
tártara asentado en el territorio que hoy lleva el 
nombre de Hungría, y toda la Germania quedó 
unida a la sazón, por vez primera, bajo el cetro 
de un solo soberano. Por el sur luchó contra los 
musulmanes. Llamado por el wali de Zaragoza que 
quería independizarse del emir de Córdoba, llegó 
a la península ibérica, pero al retirarse, fracasado 
el intento de tomar la ciudad, fue atacado en 
Roncesvalles por los musulmanes o vascones, en 
778 d.C. A esta expedición pertenecen los hechos 
que dieron origen a la leyenda del famoso héroe 
Roldán. En el 773 d.C. pasó el rey germano a Italia 
para ayudar al papa Adriano I contra las acometidas 
de los lombardos. Entre ambos lograron derrotar al 
rey Desiderio en la batalla de Pavia, y Carlomagno 
fue coronado rey de Lombardía con la famosa 
corona de hierro. Posteriormente, tomó Gerona, 
Barcelona y otras ciudades, con las que constituyó 
la Marca Hispánica, germen de Cataluña.
Batalla de Pavia
IV. LA RENOVACIÓN IMPERIAL
Las múltiples conquistas realizadas por Carlomagno 
le hacían árbitro de los destinos de occidente; si, 
además, era nombrado emperador, se podría 
restaurar el Imperio de occidente y devolver a 
Roma el protagonismo que tuvo en la antigüedad 
(idea grata a los círculos eclesiásticos), a parte 
de reafirmar el propio Carlomagno su jefatura 
en occidente. La elección de León III había 
encontrado fuerte resistencia entre la nobleza 
99Integral Turno Mañana Regular 2014 - III / Historia Universal 
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Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
romana debido a su modesto origen y esta 
oposición se tradujo en un atentado que tuvo lugar 
en 799 d. C., en el que el Papa salvó la vida gracias 
la intervención de dos missi («enviados») francos. 
León III acudió a la corte carolingia para solicitar la 
protección de Carlomagno y su intervención en los 
asuntos romanos.
El rey actuó entonces como jefe supremo de 
la Cristiandad y reunió en la Ciudad Eterna 
una asamblea de obispos y dignatarios laicos, 
ante la que el Papa rechazó las acusaciones 
de que era objeto (adulterio y perjurio), 
siendo declarado inocente. Dos días más tarde 
(la Navidad del 800 d.C.), Carlomagno era 
coronado por el pontífice en la basílica de San 
Pedro como emperador de occidente, mientras 
el pueblo le aclamaba como tal.
El Carolingio era un imperio continental, cuyo 
núcleo radicaba en las tierras situadas entre el 
Loira y el Rin, y cuya capital no era Roma, sino 
Aquisgrán. Mucho más pequeño que el romano y más 
rústico, con una vida económica bastante mortecina 
y parcelada, su escaso comercio quedaba reducido y 
centrado en las costas del Mar del Norte y en sus ríos 
afluentes. Por mucho que el círculo religioso-cultural 
que rodeaba a Carlomagno, especialmente Alcuino de 
York, lo pretendiera, no se había restaurado el Imperio 
Romano, pero sí se pusieron las bases para posibilitar el 
nacimiento de Europa Occidental.
V. LA ADMINISTRACIÓN IMPERIAL
El ejercicio de tantas funciones y atribuciones 
para con el emperador exigía una administración 
central que aliviara la tarea del monarca, pero un 
hubo tal. La administración central se limitaba al 
Palatium (conjunto de servidores privados, vasallos 
y criados que vivían cerca del soberano y le seguían 
en todos sus desplazamientos). Por una parte, 
existía un conjunto de clérigos que aseguraban 
el servicio religioso de la corte, constituyendo la 
capilla, a cuyo jefe estaba el archicapellán, principal 
asesor religioso del rey. De la capilla se desgajaba 
una sección especial, la chancillería, encargada de 
redactar toda la documentación palatina que, por 
hacerse en latín, se encomendaba a los clérigos.
Por otra parte, un grupo de dignidades laicas que 
no eran, más que oficiales domésticos, constituía 
toda la administración central, en la medida en 
que se prolongaban su acción más allá de la corte, 
ocupándose de asuntos que en la actualidad se 
considerarían públicos. Así, senescal y copero, 
encargados de asegurar el avituallamiento del 
palacio, ejercían un control sobre la administración 
de los dominios reales; el camarero cuidaba de la 
cámara privada del monarca y, en particular, del 
tesoro allí depositado; el condestable supervisaba 
las caballerizas regias, y sus funciones cobraban 
especial importancia en época de campañas 
militares. Pero, además, en la medida en que 
 Mapa del Imperio y los demás Estados relacionados con él, en la misma etapa histórica
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Tema 7
Edad Media:
Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
estos personajes gozaban de la confianza real, 
se les encomendaban con frecuencia tareas 
ajenas a sus empleos domésticos, como 
podían ser misiones diplomáticas o la dirección 
de campañas militares. Por último, hay que 
mencionar a una figura que suplía al monarca 
en el ejercicio de la suprema justicia: el conde 
palatino. Dada la cantidad de casos que acudían 
al tribunal regio, el emperador delegaba en este 
personaje la presidencia del citado organismo.
Además, el monarca, siguiendo la tradición 
germánica, convocaba asambleas generales de 
todos sus súbditos coincidiendo con la reunión 
del ejército para las campañas de primavera. 
A ellas asistían obligatoriamente los condes y 
altas dignidades y las tropas convocadas, y allí 
se discutían los asuntos generales del reino; 
las decisiones tomadas se recopilaban en 
capitulares que se daban a conocer por todo 
el imperio.
Pese a la diversidad de pueblos y territorios 
que constituían el imperio, la homogeneidad 
se aseguraba a través de los funcionarios de 
la administración territorial, formados en los 
sistemas francos y seleccionados cuidadosamente 
por el emperador. La espina dorsal de esta 
administración territorial la constituían los 
condes, que representaban al emperador en la 
plenitud de sus funciones; no recibían sueldo, 
pero percibían una parte de las rentas de los 
dominios reales y un porcentaje de las multas y 
tributos que recaudaban.
El control regio sobre los condes se realizaba a 
través del juramento personal de fidelidad, de la 
visita que cada año debían realizar a la corte para 
asistir a la asamblea general, y de la inspección 
que sobre su labor ejercían los obispos (condado 
y diócesis suelen coincidir) y los missi dominici, 
pareja de enviados reales – un clérigo y un laico 
– encargada de recibir denuncias, investigar 
abusos e imponer sanciones.
Las provincias fronterizas escaban a esta 
organización, porque formaban zonas militares – 
o marcas – cuyo titular, el marqués, detentaba 
el poder militar, mientras que las restantes 
funciones quedaban en manos de los distintos 
condes que se integraban en la marca.
La relación entre Carlomagno, como suprema 
autoridad del imperio, y sus súbditos se 
realizaba a través de estas instituciones, 
pero también mediante el vasallaje. El rey 
impulsó la existencia de vasallos reales y animó 
a los hombres libres a ponerse al servicio de 
algún noble, para – mediante la cadena feudal 
– comprometer a todos los habitantes del 
imperio con la cúspide de la pirámide, el propio 
emperador. Carlomagno abonó así un sistema 
que, al debilitarse el poder central, provocó la 
ruina del Estado que había creado.
VI. EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
Grande fue el impulso que Carlomagno dio a 
la cultura. Las letras, las artes y la educación 
alcanzaron tal desarrollo que, con mucha razón, se 
ha hablado del Renacimiento Carolingio que tuvo 
lugar durante su dilatado periodo de gobierno: 
Aunque elemperador tenía una cultura muy 
superficial, realizó grandes progresos mediante 
el estudio constante y el trato permanente con 
grandes intelectuales, especialmente de Inglaterra 
e Italia, que invitó a su corte de Aquisgrán.
Restableció el uso de leer en latín; y reformó la 
escritura, que había llegado prácticamente a ser 
ilegible, creando – a imitación de la antigua – la 
minúscula carolingia, la misma que se difundió a 
raíz de la invención de la imprenta en el siglo XV, 
pues los tipos se hicieron con ese tipo de letra. 
Como los libros antiguos eran muy escasos, ordenó 
que se copiaran a mano los más importantes. Con 
tal medida pudieron conservarse y legarse a la 
posteridad los libros de casi todos los escritores 
latinos.
Entusiasmado con los valiosos restos de la 
civilización latina que había admirado en su viaje 
a Italia, Carlomagno emprendió una importante 
campaña de fomento cultural en su reino. Revivió 
y mejoró la antigua Escuela Palatina, fundada 
por los merovingios, convirtiéndola en una 
verdadera academia para educar a los hijos de 
los nobles, en el mismo palacio del emperador. A 
tal efecto, invitó para enseñar en ella a los más 
distinguidos intelectuales y sabios de la época 
tales como el gramático italiano Pedro de Pisa, 
el famoso educador y teólogo inglés Alcuino 
de York (el alma de la escuela, de la que fue 
director y organizador durante 15 años), el 
notable historiador lombardo Pablo Diácono, el 
astrónomo Virgilio, el godo español Teodulfo, el 
gramático Angilberto y el historiador Eginardo , 
secretario, consejero y biógrafo de Carlomagno, 
que era uno de los más destacados alumnos de 
la escuela a la cual también permitía asistir a 
algunos niños pobres.
El Sínodo de Aquisgrán (Junta Eclesiástica) 
del año 789 d. C. dispuso que «en todos los 
monasterios y capítulos de catedrales debe 
haber escuelas en las que los niños aprendan 
los salmos, los caracteres escritos, el canto, 
el cálculo, las festividades eclesiásticas y la 
gramática». En tal virtud se crearon dos tipos 
de escuelas: las parroquiales, que funcionaban 
en todas las iglesias, dedicadas a educar a los 
hijos del pueblo (hombres libres y siervos) y las 
monacales o catedralicias, en los monasterios 
y catedrales, cuya principal misión era impartir 
1111Integral Turno Mañana Regular 2014 - III / Historia Universal 
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instrucción a los clérigos, y a los hijos de los 
nobles que no iban a seguir la carrera religiosa. 
En ella se daba una educación semejante a 
nuestros colegios de secundaria, enseñándose 
las llamadas «Siete Artes Liberales», 
divididas en Trivium (Gramática, Retórica 
y Dialéctica) y Cuadrivium (Aritmética, 
Geometría, Astronomía y Música). Las 
escuelas parroquiales equivalían a la primaria. 
Todavía no habían surgido las universidades.
Tenía tal fe Carlomagno en la enorme acción 
civilizadora de la educación, que en el año 802 
d.C dispuso la obligatoriedad y gratuidad de la 
enseñanza.
VII.DESMEMBRACIÓN DEL IMPERIO 
CAROLINGIO
Comprendiendo Carlomagno el peligro de su 
cercana muerte sobre el futuro de su Imperio, 
coronó a su hijo Ludovico Pío (Luis el Piadoso) 
con sus propias manos en la Asamblea General 
que reunió con ese fin en el año 813 d. C. Al 
año siguiente, cuando falleció nadie disputó 
el derecho a sucederle en el trono a Ludovico. 
El nuevo soberano carecía de la energía, tacto 
y prestigio de su antecesor, y no supo hacerse 
respetar ni por sus hijos, con quienes tuvo 
serios desacuerdos. Al morir el año 840 d. C., 
sus tres hijos, Luis, Lotario y Carlos se declararon 
la guerra entre sí. Por otro lado, los nobles 
habían adquirido gran poder, riquezas y muchos 
privilegios, desde la época de Carlomagno. La 
disolución del Imperio, era pues, inevitable.
Después de tres años de lucha, los hijos de 
Ludovico se pusieron de acuerdo y firmaron el 
Tratado de Verdún, en el año 843 d.C., con el cual 
concluía la guerra, y se repartían el Imperio de la 
siguiente forma:
 • Luis «el Germánico», se quedó con los 
territorios que actualmente forman parte 
de Alemania y que, en esa época, sentaron 
la base para la creación del Sacro Imperio 
Romano Germánico.
 • Carlos II «el Calvo», se le adjudicó Francia.
 • Lotario, obtuvo la parte central del Imperio, 
llamada Lotaringia, entre los actuales 
territorios de Francia y Alemania, más o 
menos lo que hoy constituyen Bélgica, 
Holanda y Suiza. También se le dio el reino de 
Italia y conservó el título de emperador.
 Así llegaría a su fin la unidad política del 
otrora poderoso Imperio Carolingio.
EL FEUDALISMO
I. CONCEPTO
La cuestión del feudalismo es un asunto que ha 
levantado pasiones entre los historiadores. En 
la Edad Media se crea un tipo de economía que 
tiene en la producción de la tierra y los vínculos 
personales sus señas de identidad: la economía 
feudal. 
II. CAUSAS DE LA FORMACIÓN DEL 
SISTEMA FEUDAL
 • La desintegración del Imperio Carolingio.
 • La inestabilidad provocada por las nuevas 
invasiones bárbaras del siglo IX: vikingos, 
sarracenos y húngaros.
 • 847: Capitular de Mersen, que oficializa el 
vasallaje.
 • 877: Capitular de Kiersy, que decreta la 
heredabilidad de los feudos.
III. CIUDAD Y POBLACIÓN
El período medieval es una época de crecimiento 
demográfico. Las zonas más pobladas fueron las 
montañosas, debido a su diversidad ecológica 
y una protección mayor. Las ciudades se 
amurallaron en torno al siglo XIII, cuando 
ciudad era la que tenía muralla y por lo tanto 
tenía derecho a un fuero. La existencia del fuero 
favoreció la migración del campo a la ciudad. 
IV. LA ECONOMÍA FEUDAL
Se basaba principalmente en:
A. La agricultura
 La agricultura y la gran propiedad fueron 
las bases de la economía feudal. Las 
técnicas de cultivo continuaron siendo las 
utilizadas en la época romana, salvo en el 
mundo islámico. 
B. El artesanado
 El artesano es una figura vital en las 
comunidades medievales ya que la mayoría 
de ellas deben procurarse sus propios aperos 
de labranza, paños y los útiles cotidianos. 
Desde el siglo XI los artesanos comenzaron 
a agruparse en cofradías. Paralela-mente se 
crearon los gremios, que reglamentaron la 
producción y el aprendizaje. 
12Integral Turno Mañana Regular 2014 - III / Historia Universal 
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Árabes – Imperio Carolingio – Feudalimo – Cruzadas
C. El comercio
Uno de los tópicos más arraigados de la Edad Media es que el comercio desapareció totalmente. Lo que ocurría 
era que, en gran medida, las rutas comerciales no estaban en manos cristianas, sino musulmanas. El comercio 
internacional estuvo dominado por musulmanes, genoveses y venecianos. Fue en el ámbito del comercio del 
Báltico donde las ciudades portuarias firmaron un pacto de amistad y mutua libertad de comercio. 
El primer pacto lo firmaron las ciudades de Liubeck y Hamburgo en 1230, pero a él se fueron adhiriendo 
otras ciudades. En 1247 se había creado la Hansa. El comercio al por menor se organizó en torno a un 
sistema de ferias y mercados locales en distintas ciudades. El mercado, o la feria, era una concesión real, 
que se desarrollaba en unos días concretos. 
Castillo feudal, simbolo del poder del señor
V. LA SOCIEDAD FEUDAL
A. La nobleza
Forma la cima de la sociedad feudal. La 
cúspide la ocupa el rey, el único legitimado 
para hacer leyes. 
B. El clero
Es una institución plenamente feudalizada. 
Las órdenes religiosas son terratenientes y 
aumentan sus posesiones gracias a donaciones. 
Son auténticos señores feudales con idéntico 
papel económico y político que la nobleza. La 
Iglesia, como institución, pagaba tributos al rey. 
C. El estado llano
Lo formaban los que trabajaban y pagaban 
los impuestos, y estaban sometidos al 
derecho común, que no será el derecho 
romano hasta la recepción, después del año 
1000. Algunos de los campesinos libres tenía 
derecho a elegir señor: serála behetría. La 
vinculación a la tierra generalizó los malos 
usos feudales, que el señor imponía a los 
campesinos en virtud de sus derechos de 
posesión.
VI. OBLIGACIONES DEL VASALLO
La prestación militar era fundamental en el 
feudalismo, pero estaba lejos de ser la única 
obligación del vasallo para con su señor. Cuando 
el señor era propietario de un castillo, podía 
exigir a sus vasallos que lo guarnecieran, en una 
prestación denominada «custodia del castillo». El 
señor también esperaba de sus vasallos que le 
atendieran en su corte, con objeto de aconsejarle 
y de participar en juicios que afectaban a otros 
vasallos. Si el señor necesitaba dinero, podía 
esperar que sus vasallos le ofrecieran ayuda 
financiera. A lo largo de los siglos XII y XIII 
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estallaron muchos conflictos entre los señores y 
sus vasallos por los servicios que estos últimos 
debían prestar. En Inglaterra, la Carta Magna 
definió las obligaciones de los vasallos del rey; 
por ejemplo, no era obligatorio procurar ayuda 
económica al monarca salvo en tres ocasiones: 
en el matrimonio de su hija mayor, en el 
nombramiento como caballero de su primogénito 
y para el pago del rescate del propio rey. En 
Francia fue frecuente un cuarto motivo para este 
tipo de ayuda extraordinaria: la financiación de una 
Cruzada organizada por el monarca. El hecho de 
actuar como consejeros condujo a los vasallos 
a exigir que se obtuviera su beneplácito en 
las decisiones del señor que les afectaran en 
cuestiones militares, alianzas matrimoniales, 
creación de impuestos o juicios legales.
VII. RUPTURA DEL CONTRATO
Dado el carácter contractual de las relaciones 
feudales cualquier acción irregular cometida 
por las partes podía originar la ruptura del 
contrato. Cuando el vasallo no llevaba a cabo las 
prestaciones exigidas, el señor podía acusarle, 
en su corte, ante sus otros vasallos y si éstos 
encontraban culpable a su par, entonces el señor 
tenía la facultad de confiscar su feudo, que 
pasaba de nuevo a su control directo. Si el vasallo 
intentaba defender su tierra, el señor podía 
declararle la guerra para recuperar el control 
del feudo confiscado. El hecho de que los pares 
del vasallo le declararan culpable implicaba que 
moral y legalmente estaban obligados a cumplir 
su juramento y pocos vasallos podían mantener 
una guerra contra su señor y todos sus pares. 
En el caso contrario, si el vasallo consideraba 
que su señor no cumplía con sus obligaciones, 
podía desafiarle -esto es, romper formalmente su 
confianza- y declarar que no le consideraría por 
más tiempo como su señor, si bien podía seguir 
conservando el feudo como dominio propio o 
convertirse en vasallo de otro señor. Puesto que 
en ocasiones el señor consideraba el desafío como 
una rebelión, los vasallos desafiantes debían 
contar con fuertes apoyos o estar preparados 
para una guerra que podían perder.
VIII.AUTORIDAD REAL
Los monarcas, durante toda la época feudal, 
tenían otras fuentes de autoridad además de su 
señorío feudal. El renacimiento del saber clásico 
supuso el resurgimiento del Derecho romano, 
con su tradición de poderosos gobernantes 
y de la administración territorial. La Iglesia 
consideraba que los gobernantes lo eran por 
la gracia de Dios y estaban revestidos de un 
derecho sagrado. El florecimiento del comercio 
y de la industria dio lugar al desarrollo de las 
ciudades y a la aparición de una incipiente 
burguesía, la cual exigió a los príncipes que 
mantuvieran la libertad y el orden necesarios 
para el desarrollo de la actividad comercial. Esa 
población urbana también demandó un papel en 
el gobierno de las ciudades para mantener su 
riqueza. En Italia se organizaron comunidades 
que arrebataron el control del país a la nobleza 
feudal que incluso fue forzada a residir en 
algunas de las urbes. Las ciudades situadas al 
norte de los Alpes enviaron representantes a 
los consejos reales y desarrollaron instituciones 
parlamentarias para conseguir voz en las 
cuestiones de gobierno, al igual que la nobleza 
feudal. Con los impuestos que obtuvieron de 
las ciudades, los príncipes pudieron contratar 
sirvientes civiles y soldados profesionales. De 
este modo pudieron imponer su voluntad sobre 
el feudo y hacerse más independientes del 
servicio de sus vasallos.
IX. DECADENCIA DEL SISTEMA 
FEUDAL
El feudalismo alcanzó el punto culminante de su 
desarrollo en el siglo XIII; a partir de entonces 
inició su decadencia. El subenfeudamiento 
llegó a tal punto que los señores tuvieron 
problemas para obtener las prestaciones 
que debían recibir. Los vasallos prefirieron 
realizar pagos en metálico (scutagium, 
‘tasas por escudo’) a cambio de la ayuda 
militar debida a sus señores; a su vez éstos 
tendieron a preferir el dinero, que les permitía 
contratar tropas profesionales que en muchas 
ocasiones estaban mejor entrenadas y eran 
más disciplinadas que los vasallos. Además, el 
resurgimiento de las tácticas de infantería y la 
introducción de nuevas armas, como el arco y 
la pica, hicieron que la caballería no fuera ya un 
factor decisivo para la guerra. La decadencia 
del feudalismo se aceleró en los siglos XIV y 
XV. Durante la guerra de los Cien Años, las 
caballerías francesa e inglesa combatieron 
duramente, pero las batallas se ganaron en 
gran medida por los soldados profesionales y en 
especial por los arqueros de a pie. Los soldados 
profesionales combatieron en unidades cuyos 
jefes habían prestado juramento de homenaje 
y fidelidad a un príncipe, pero con contratos 
no hereditarios y que normalmente tenían una 
duración de meses o años. Este "feudalismo 
bastardo" estaba a un paso del sistema de 
mercenarios, que ya había triunfado en la Italia 
de los condotieros renacentistas.
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CRUZADAS
I. DEFINICIÓN
Se designan con este nombre las expediciones 
que, bajo el patrocinio de la Iglesia, emprendieron 
los cristianos contra el Islam con el fin de rescatar 
el Santo Sepulcro y para defender luego el reino 
cristiano de Jerusalén. La palabra «Cruzada» 
hace referencia a la «guerra a los infieles o 
herejes, hecha con asentimiento o en defensa 
de la Iglesia». Aunque durante la Edad Media las 
guerras de esta naturaleza fueron frecuentes y 
numerosas, solo han conservado la denominación 
de «Cruzada» las que se emprendieron desde 
1095 hasta 1270.
Cruzados en Tierra Santa, forman parte de las distintas 
organizaciones religioso - militares 
que surggeron como consecuencia del 
desarrollo de estas
 expediciones
II. CAUSAS DE LAS CRUZADAS
Un gran clamor se levantó por toda Europa, y tanto 
los grandes señores como los siervos, acudieron 
al llamamiento del papa Urbano II. Los caballeros 
aspiraban a combatir para salvar su alma y ganar 
algún principado, los «menestrales» soñaban 
hacer fortuna en el Oriente, país de las riquezas, 
los siervos deseaban adquirir tierras y libertad. 
En el concilio de Clermont, ciudad situada en el 
centro de Francia, el papa Urbano II predicó la 
Primera Cruzada, prometiendo el perdón de los 
pecados y la eterna bienaventuranza a todos 
cuantos participasen en la campaña. «Vosotros, 
los que habéis cometido fratricidio -decía el Santo 
Padre-, vosotros, los que habéis tomado las 
armas contra vuestros propios padres, vosotros, 
los que habéis matado por paga y habéis robado 
la propiedad ajena, vosotros, los que habéis 
arruinado viudas y huérfanos, buscad ahora la 
salvación en Jerusalén. 
Si es que queréis a vuestras propias almas, 
libraos de la culpa de vuestros pecados, que 
así lo quiere Dios...» «¡Dios lo quiere! ¡Dios lo 
quiere!», gritaron a una voz millares de hombres 
de todas las clases sociales, reuniéndose entorno del Papa, para recibir cruces de paño rojo 
que luego fijaron en su hombro izquierdo como 
señal de que tomaban parte en la campaña.
III. PRIMERA CRUZADA
Pedro "el Ermitaño" recorrió los burgos y campos 
de Italia y Francia predicando la Cruzada a los 
humildes. Era un hombre de pequeña talla, de 
faz enjuta, larga barba y ojos negros llenos de 
pasión; su sencilla túnica de lana y las sandalias 
le daban un aspecto de auténtico asceta. Las 
multitudes le veneraban como si fuera un santo y 
se consideraban felices si podían besar o tocar sus 
vestidos. Reunió una abigarrada muchedumbre 
de 100. 000 personas, entre hombres, mujeres 
y niños. 
La mayoría carecía de armas, otros se habían 
llevado las herramientas, enseres de la casa y 
ganados, como si se tratara de un corto viaje. 
Atravesaron Alemania, Hungría y los Balcanes, 
creyendo siempre que la ciudad próxima sería ya 
Jerusalén. Llegaron a Constantinopla, donde el 
emperador griego, Alejo, les facilitó buques para 
el paso del Bósforo. En Nicea fueron destrozados 
por los turcos seljúcidas. Pedro "el Ermitaño" y un 
reducido número de supervivientes regresaron a 
Constantinopla, donde esperaron la llegada de 
los caballeros cruzados.
A estas masas indisciplinadas sucedió la marcha 
de los ejércitos. Calculaban los historiadores 
que se movilizaron 100. 000 caballeros y 600. 
000 infantes. Emprendieron la marcha formando 
cuatro grupos o ejércitos constituidos por los 
nobles de Europa entera acompañados de sus 
vasallos. Entre ellos descollaban el normando 
Bohemundo y su primo Tancredo, el guerrero 
más brillante de aquella expedición; el conde 
Raimundo de Tolosa, los condes de Flandes, Blois 
y Valois; el duque de Normandía y Godofredo de 
Bouillón, a quien acompañaban sus hermanos 
Eustaquio de Bolonia y el intrépido conde 
Balduino. Al frente iba el legado del Papa, Ademar 
de Monteuil, obispo de Puy, que ostentaba la 
dirección espiritual de la Cruzada. 
Los cruzados se dieron cita frente a los muros 
de Constantinopla. Alejo I era en aquella época 
el emperador de Bizancio; y temeroso de 
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aquellas bandas de «bárbaros» los transportó a 
la ribera asiática, comprometiéndose a facilitarles 
provisiones a cambio del juramento de fidelidad, es 
decir, que les investiría de las tierras que ganasen 
a los turcos. Estos se hallaban muy divididos, por 
lo que Nicea pronto sucumbió a los ataques de los 
cristianos. Seguidamente conquistaron Dorylea y 
Antioquía, siendo luego sitiados en esta localidad 
por 200. 000 turcos al mando de Kerboga, general 
del califa de Bagdad. La ruina del ejército cruzado 
parecía inminente; Godofredo, impelido por el 
hambre, había sacrificado sus últimos caballos. 
El descubrimiento de la Santa Lanza en la ciudad, 
dio ánimos a los sitiados; las huestes cristianas 
salieron al encuentro de Kerboga, llevando al frente 
la lanza con la que había sido herido el costado de 
Cristo y deshicieron aquel poderoso ejército. Tras 
estas luchas, sobrevino una epidemia que redujo el 
ejército cruzado a solo 50. 000 hombres. Avanzaron 
hacia Siria, continuaron por el Líbano y penetraron en 
Palestina. Al llegar a las proximidades de Jerusalén, 
los cruzados se arrodillaron para besar la tierra 
mientras exclamaban: «¡Jerusalén, Jerusalén!... ¡Dios 
lo quiere, Dios lo quiere!...» Los cruzados sitiaron la 
ciudad, construyendo grandes torres con ruedas 
para acercarse a las murallas; a pesar de la falta 
de agua, prosiguieron las operaciones con 
entusiasmo; después de celebrar una solemne 
procesión alrededor de la ciudad y por el monte 
de los Olivos, comenzó el asalto dirigido por 
Tancredo y Godofredo de Bouillón, el día 15 de 
julio de 1099. La matanza de musulmanes fue 
horrible y duró una semana entera. 
IV. LA SEGUNDA CRUZADA
De este modo, en las sucesivas Cruzadas, el 
interés comercial pesó tanto como el religioso. 
Cuando en 1144 Edesa cayó en poder de los 
turcos y el sultán Nuredín amenazó el reino 
de Jerusalén, una nueva oleada de emoción 
cundió por Europa. San Bernardo predicó la 
Segunda Cruzada, que fue dirigida por Conrado 
III (emperador de Alemania) y Luis VII (rey de 
Francia). El Ejército se componía de unos 150.000 
hombres, pese a lo cual los resultados que 
obtuvieron fueron mezquinos. Conrado III estuvo 
a punto de perecer con sus tropas en Asia Menor, 
llegaron a Palestina diezmados y el emperador, 
enfermo, tuvo que regresar a Constantinopla. 
Los franceses fracasaron en su intento de atacar 
Damasco y se disolvieron.
V. LA TERCERA CRUZADA
A partir del año 1174 nuevas amenazas se 
cernieron sobre los cristianos de Tierra Santa, 
ya que Saladino (1137-1193), un musulmán 
con talento y audacia reorganizó el ejército y 
conquistó Egipto, Siria y Jerusalén. El rey de 
esta última ciudad, Guy de Lusignan, fue hecho 
prisionero por los musulmanes tras la batalla de 
Tiberíades (Hattin). Saladino en persona arrancó 
la Cruz del Templo, mandó fundir las campanas, 
destruir las iglesias cristianas y purificar las 
mezquitas. La Iglesia entonces predicó con fervor 
la Tercera Cruzada, acudiendo al llamamiento 
tres soberanos famosos en la historia: Federico 
I "Barbarroja", emperador alemán; Felipe II 
Ruta de los tres soberanos
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"Augusto", de Francia, y el rey inglés, Ricardo I 
"Corazón de León". Todos ellos eran monarcas 
valientes, poderosos y aguerridos; sin embargo, 
cometieron el error de no aunar sus fuerzas y 
presentar combates por separado. Barbarroja 
murió al vadear el río Salef; Felipe II y Ricardo 
"Corazón de León" lucharon entre sí con gran 
escándalo de la Cristiandad. El rey inglés, que era 
muy altivo, al ver un día la bandera del Duque 
de Austria, Leopoldo, izada en un torreón de San 
Juan de Acre, la arrancó, echándola luego al foso 
de la fortaleza. El duque reclamó satisfacciones 
y su mensajero fue despedido por el rey con 
un fuerte puntapié. Si bien Ricardo conquistó 
Chipre y derrotó a Saladino en Arsuf, no pudo 
recuperar Jerusalén, teniéndose que conformar 
con la estipulación de un tratado que permitía a 
los cristianos visitar el Santo Sepulcro, siempre 
que fueran desarmados y en pequeños grupos. 
Ricardo Corazón de León emprendió el regreso 
a Inglaterra disfrazado de peregrino, con sayal y 
largas barbas. Cuenta la leyenda que al atravesar 
el territorio del duque de Austria fue descubierto 
y reducido a prisión en venganza del ultraje 
inferido a la bandera de Leopoldo, en los muros 
de San Juan de Acre. Blondel, trovador de Arras, 
cumpliendo el juramento que había hecho de 
encontrar a su señor, recorría los castillos de 
Europa cantando una canción conocida por el 
rey Ricardo. En una ocasión su canto fue coreado 
tras la ventana de un muro, descubriendo así, el 
paradero de Ricardo "Corazón de León", papa 
Inocencio III que poco después era rescatado 
por sus vasallos. 
VI. LA CUARTA CRUZADA
Estuvo llena de intrigas, intereses políticos y 
mercantiles, escapando su dirección de manos del 
papa, que tuvo que excomulgar a los venecianos 
por haber desviado la finalidad religiosa de la 
empresa. Éstos pusieron su Marina a disposición 
de los cruzados, a condición de que ganaran 
Constantinopla y estableciesen allí un imperio 
latino, como finalmente sucedió.
VII. LAS ÚLTIMAS CRUZADAS
La quinta, iniciada por el papa Inocencio III y 
continuada por Honorio III, fue secundada por 
Juan de Brienne, rey de Jerusalén en el exilio, 
el duque Leopoldo VI, de Austria; y el rey de 
Hungría, Andrés II. El único resultado práctico fue 
la conquista de Damieta, después de un asedio 
memorable, sin que ello tuviese consecuencias 
para la cristiandad. La importancia de las Cruzadas 
va disminuyendoa medida que nos acercamos a 
las últimas. La sexta fue dirigida por Federico II 
de Alemania, a pesar de la oposición del papa 
Gregorio IX, que no quería ver convertido en 
caudillo de los cruzados a un rey como Federico 
que se hallaba excomulgado. Llegadas las fuerzas 
alemanas a Tierra Santa, su emperador siguió 
una política complicada y realista, usando más 
de la diplomacia que de las armas, concertando 
en 1229 una tregua de diez años con el 
sultán de El Cairo, Malek-el-Kumel, durante 
la cual los cruzados conservarían Jerusalén, 
Nazaret, Belén y otras localidades estratégicas. 
Jerusalén se declaraba ciudad santa para los 
cristianos, aunque se permitió la continuación 
del culto musulmán en las mezquitas. 
La Séptima Cruzada fue propuesta en el concilio 
de Lyon (1245) por el papa Inocencio IV, con el 
fin de recobrar la ciudad de Jerusalén, que había 
sido conquistada por los turcos. El llamamiento 
del pontífice tuvo un eco muy débil en Europa. 
Solo fue escuchado por Luis IX, rey de Francia, 
quien movilizó un gran ejército y marchó hacia 
Damieta, que fue tomada. Después de algunos 
fracasos y epidemias que descorazonaron a los 
cruzados, Luis IX cayó prisionero y pudo recobrar 
su libertad mediante el pago de un millón de 
escudos y la evacuación de Damieta. El fracaso 
había sido completo. Una vez en Francia, el 
rey francés organizó la Octava Cruzada, esta 
vez dirigida contra Túnez. A los pocos días de 
desembarcar, San Luis fue atacado por la peste y 
murió ante los muros de la ciudad. 
VIII.CONSECUENCIAS GENERALES DE 
LAS CRUZADAS
Las Cruzadas, consideradas desde el punto de vista 
militar, fueron un verdadero porque santos lugares 
que se querían conquistar para la cristiandad, 
continuaron en poder de los musulmanes. Sin 
embargo, las consecuencias indirectas de ellas 
fueron importantísimas en todos los órdenes de la 
vida y contribuyeron a transformar la sociedad y el 
pensamiento europeos. En el orden social y político 
ayudaron a la decadencia del feudalismo; millares 
de señores murieron en las expediciones y los que 
consiguieron regresar quedaron empobrecidos, 
en incremento del poder real, que adquirió desde 
entonces una gran preponderancia sobre los nobles. 
En el orden religioso, contribuyeron a atenuar 
al fanatismo propio de la época y a crear cierta 
tolerancia, ya que los cruzados comprobaron que 
el infiel no era un hombre salvaje sino que en 
muchos aspectos vivía mejor que los europeos. 
En efecto, los orientales eran más civilizados en 
el orden científico y comercial que los cristianos, y 
estos llevaron a sus tierras muchos conocimientos 
que fueron altamente beneficiosos: los damascos, 
telas brochadas, el terciopelo, los espejos, los 
vidrios artísticos, el papel, el azúcar de caña, el 
alcohol, etc., que en Europa solo se conocían a 
través de los árabes españoles.

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