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. LA ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO Del libro de José María Cartas / Helmut Wittelsbürger: Precondiciones para la implementación de la Economía Social de Mercado en América Latina. Buenos Aires: CIEDLA. 1. DEFINICIÓN La ESM surge, como proyecto político-económico concreto, para dar una respuesta a la virtual destrucción de Alemania luego de la segunda Guerra Mundial. Enfrentados a la tarea de reconstruir un país dividido y en ruinas, los responsables de la conducción política y económica de la parte occidental de Alemania (la actual República Federal de Alemania) tomaron la decisión fundamental de dejar que fuera el mercado quien orientase la actividad económica, dentro de un marco político que garantizase la libertad individual, pero sin descuidar la función del Estado de corregir las distorsiones que impiden que los beneficios de la actividad económica alcancen a todos los sectores sociales. De lo que se trató en 1948 fue, en resumidas cuentas, de adoptar un nuevo modelo de sistema económico.1 Un sistema ordenador que tuviese las ventajas de la economía de mercado, pero que no olvidase que el fin mismo de toda actividad social es la persona individual. Siguiendo al creador del concepto de ESM, Alfred Müller-Armack, se puede definir a ésta “como una idea de ordenamiento económico, que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva, la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por el rendimiento de la economía de mercado”.2 El ESM fue, desde un principio, una solución intermedia entre los extremos del ultraliberalismo y del socialismo,3 al “combinar el principio de libertad en el mercado con el de compensación social”.4 2. LA ESM COMO PROPUESTA DE ORDENAMIENTO ECONÓMICO 1 Véase Kloten, Norbert. “La economía social de mercado como sistema económico y su organización en la República Federal de Alemania”, en CIEDLA (Edit.). La economía social de mercado. Un proyecto económico y político alternativo, Buenos Aires 1983, pág. 90. 2 Muller-Armack, Alfred, “Economía social de mercado”, en CIEDLA (Edit.). La economía, op.cit., pág. 25. 3 Véase Blüm, Norbert, “Das Programm der sozialen Marktwirtschaft 1949 und seine politische Umsetzung bis zur Gegenwart”, en Fundación Konrad Adenauer, Soziale Marktwirtschaft, Ordoliberalismus und christliche Soziallehre - 35 Jahre Düsseldorfer Leitsätze der CDU, Wesseling-Eichholz 1984, págs. 3-24. 4 Müller-Armack, A., “Economía social”, op.cit, pág. 24. 2.- Definir a la ESM simplemente como una política económica es pecar de simplismo. Sus creadores tenían en mente un orden económico y político global que colocara al ser humano como eje y fin de la actividad económica. Partiendo, correctamente, del supuesto de que en toda sociedad existen egoísmos sectoriales, se trató de encontrar un camino que condujera a la paz social o, como lo denominaron sus creadores5 de encontrar una fórmula “irenarca”.6 Reconociendo que tanto la economía capitalista del tipo manchesteriano como la economía socialista dirigista habían fracasado como sistemas para lograr el bienestar económico y social, trataron de buscar un orden económico que tuviese las ventajas del mercado, pero que también conservase elementos sociales. La ESM se asienta en dos pilares básicos: libertad política y libertad económica. La una garantiza la otra y ambas se complementan mutuamente. Como ya se hizo notar en la discusión referente a los órdenes económicos, un orden económico no será eficiente mientras no posea consistencia interna. La ESM asegura esta consistencia interna al basarse en el respeto a las libertades políticas individuales (sistema democrático) y a las libertades económicas (sistema descentralizado o de mercado). Además, para lograr el bien común es necesario compatibilizar los intereses contrapuestos de los distintos grupos sociales, los que, si no son conciliados, pueden llevar incluso hasta la destrucción del sistema imperante. El marco más favorable para lograr que cada grupo social considere conveniente el continuar dentro del sistema es el de crecimiento económico sostenido. Es evidente que si los actores sociales perciben que el producto total a repartir se está incrementando continuamente, estén dispuestos a respetar las reglas de juego. Al otorgar al mercado el rol de asignador de recursos, se garantiza la movilización eficiente de las fuerzas productivas de la sociedad.7 Pero una buena asignación de recursos no basta por si misma para asegurar un mayor bienestar a todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Si los frutos del crecimiento económico son apropiados por una minoría, en función de su posición de poder político o económico, poco beneficio le reportará al resto el haber contribuido a un uso eficiente de los recursos. Debido a esto es necesario garantizar una distribución 5 El concepto de ESM fue elaborado, a mediados de la década del 40, por los representantes del “ordoliberalismo”, de la Escuela de Friburgo, entre los que se destacan Eucken, Böhm y Röpke. 6 Véase Erhard, Ludwig y Müller-Armack, A., “Forma y contenido (de la economía social de mercado)”, en CIEDLA (Edit.). La economía op.cit., págs. 28-36. El diccionario de la Lengua Española de la Real Academia da la siguiente definición del vocablo irenarca: “entre los romanos, magistrado destinado a cuidar de la quietud y tranquilidad del pueblo”. 7 La discusión acerca de las ventajas del mercado sobre la planificación central se realiza en el punto 3.1. de este capítulo. 3.- equitativa del producto, y darle al individuo la sensación de que no se encuentra desamparado frente a otros actores sociales más poderosos. Por último, y fundamental en la filosofía de la ESM, está el garantizar la libertad del individuo. Políticamente esto se refleja en la vigencia de un régimen democrático que respete la división de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. De esta forma se asegurarán la libertad de expresión, el control del gobierno por parte de los ciudadanos a través del sufragio libre y universal, el respeto a las minorías y su derecho a disentir, el resguardo de la seguridad individual, etc. En lo económico, la libertad garantizada al individuo se refiere a la libre disposición de la propiedad privada, a la elección de la profesión y oficio, a la libertad de consumo e inversión que se manifiesta en una economía de mercado, a la libertad de contratación, etc. Hay que remarcar, para que no queden dudas al respecto, que la ESM no concibe una de estas libertades disociada de la otra. No es posible garantizar la libertad económica en un sistema totalitario, ya que al no tener el individuo posibilidades de influir en el marco de referencia que determinan las actividades económicas generales, se adueña de él una sensación de alienación que puede llegar a volver estéril hasta al mejor plan económico. Por otra parte, los grupos sociales excluidos del poder tienen un interés más bajo en adaptarse a las reglas de juego impuesta ya que las consideran desventajosas para sus intereses. En el otro extremo, un sistema que no se basa en la libertad económica y en la descentralización de decisiones llevará inevitablemente a concentración del poder político en un grupo reducido. El poder económico conferido en el sistema de planificación central a unas cuantas personas (los responsables del plan) es enorme, pues ellos deciden sobre cantidades a producir, tipo de bienes, calidad, precio e inversiones. Tal suma de poder económico conduce, inevitablemente a la supresión de las libertades políticas: al no tener un sistema de premios y castigos basados en la rentabilidad (o pérdida) del capital propio los responsables de la planificación tratarán de mantener su poder no tanto en base al funcionamientoeficiente del sistema, sino a la supresión de las posibles expresiones de protesta. En el reconocimiento de estas dos contradicciones fundamentales, y en la garantía de una distribución más equitativa del ingreso, tiene el sustento la ESM. Si a los diversos grupos sociales se les garantiza tanto una participación en la toma de decisiones como una participación en los beneficios materiales del proceso económico ellos tendrán más incentivos para adoptar una actitud de cooperación en el logro del bienestar social -sin dejar de defender sus intereses sectoriales particulares- que para tomar una actitud de confrontación con los otros grupos. Es decir, a través de la plena vigencia de la ESM se podrá conseguir que los diferentes sectores de la comunidad se vean a sí mismo como socios en un proceso de creación de riquezas, y no como enemigos que se disputan un trofeo. 3. ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS DE LA ESM 4.- 3.1. El mercado como asignador de recursos.8 Mucho se ha discutido en la literatura económica sobre este punto y la conclusión inequívoca se inclina por las ventajas del mercado.9 La evolución económica de países con economías de mercado y con economías planificadas confirma esto, así como también los intentos de algunos países socialistas de obtener una mayor eficiencia económica a través de la introducción de elementos de mercado en sus economías. La ventaja fundamental del mercado sobre el plan radica en la velocidad de reacción del primero para adaptarse a situaciones cambiantes de demanda. Al estar descentralizadas las decisiones, los agentes económicos (espoleados por el incentivo de la ganancia) procurarán satisfacer de la mejor manera posible la demanda, y descubrir nuevas posibilidades de inversión allí donde exista una demanda potencial latente. Las malas inversiones serán detectadas porque producen pérdidas, y serán detenidas lo más pronto posible. Este sistema de aprendizaje por error, basado en las decisiones de infinidad de unidades económicas productoras y consumidoras, conduce a un aprovechamiento más eficiente de los recursos escasos disponibles. La toma de decisiones por parte de una autoridad central podría conducir, en teoría, a una correcta asignación de los recursos sociales, siempre y cuando el órgano central posea la información adecuada, la procese convenientemente, y tenga como objetivo supremo el bienestar de la sociedad. A poco que se analice esta alternativa se verá que esta tarea resulta prácticamente imposible. El pretender que un grupo reducido de persona tenga información exacta sobre gustos y necesidades de todos los habitantes de un país resulta utópico. Un sistema de planificación central brinda, además, una respuesta muy lenta a cambios en la estructura de demanda, pues las decisiones no son tomadas al descubrir estos cambios, sino recién después de un proceso de transmisión de información hacia las instancias superiores, toma de decisión por estas instancias, y retransmisión de las nuevas decisiones hacia abajo. Muy probablemente, 8 Al respecto véase, entre otros, Gutmann, G., “Principios básicos de diferentes sistemas con el régimen de economía de mercado”, en Jung, Winfried (Edit.), Características del sistema de la economía social de mercado, Fundación Konrad Adenauer, Montevideo 1985, págs. 7-20. 9 Entre los diversos estudios, se puede nombrar un análisis empírico comparativo entre pares de países en desarrollo que adoptaron formas dirigistas y de mercado para su organización económica. Véase Halbach, Axel J. et. al., Soziökonomische Entwicklung und weltwirtschafttiche Integration in den Entwicklungsländern, BMW Studien-Reihe 36, Bonn 1982. Un enfoque teórico sobre el tema se encuentra en Masnata, A., op. cit. Véase también Singer, Morris, “Los sistemas económicos y el crecimiento”, en Snavely, William P., Teoría de los sistemas económicos capitalismo, socialismo y corporativismo, México, D.F. 1976, págs. 231-261. 5.- cuando las decisiones así tomadas sean puestas en práctica ya habrán cambiado nuevamente las condiciones de demanda. Otro punto a considerar es que, al no existir el incentivo de la ganancia económica como motor de las decisiones de producción, surgen dificultades prácticas al tratar de hacer coincidir los objetivos del plan con las necesidades de la sociedad. Al fijar objetivos cuantitativos se resiente por lo general la calidad de los bienes producidos. Tampoco hay correcciones rápidas por excesos de oferta o de demanda, y así es posible que se sigan produciendo bienes cuya demanda desapareció hace años, acumulándose indefinidamente stocks de los mismos; mientras que para conseguir otros productos los potenciales consumidores deben realizar verdaderas hazañas. Esto se debe fundamentalmente a deficiencias intrínsecas del sistema. Si un director de fábrica es premiado por producir cantidades y no por satisfacer demandas, él tendrá, sin duda alguna, mayores incentivos para dedicar recursos a la producción de maquinaria (tal vez obsoleta y sin demanda), algo que es siempre bien visto en las estadísticas que, por ejemplo, para cubrir la demanda insatisfecha de picaportes o repuestos para el hogar, cosas que no gozan de una alta valoración a los ojos de los planificadores. Entendemos que quedó en claro que el mercado posee ventajas indudables sobre la planificación central como asignador de recursos, fundamentalmente por la rapidez en descubrir cambios en la demanda y en la toma de decisiones. Por el mismo motivo, un sistema basado en el mercado será más eficiente y permitirá obtener niveles de desarrollo económico y bienestar social más altos. Ahora bien, este mejor desempeño del mercado con respecto a la planificación central se verifica, por sobre todo, en el caso de que los mercados sean competitivos. Si se asiste a una situación monopólica existirá también una asignación de recursos no óptima desde el punto de vista social, ya que se producirá una menor cantidad del bien y éste verá vendido a un precio más alto que el que hubiese estado vigente en una situación de competencia perfecta. La no existencia de situaciones monopólicas es también un prerrequisito para que en la práctica se cumpla la correspondencia entre economía de mercado y atomización del poder político. 3.2. Elemento social de la ESM Debido a las ventajas del mercado como asignador de recursos es que la ESM se basa en la competencia como principio de coordinación de las distintas unidades económicas. Sin embargo, los mentores de la ESM han señalado también que ni el mercado por sí mismo, ni el sentido de responsabilidad del individuo, alcanzan para garantizar un orden económico basado en la libertad personal y en la justicia social. Por ello atribuyeron al Estado la función esencial de establecer y asegurar el marco de la competencia, para que ésta quede a salvo de la acción de los intereses sectoriales y del mismo Estado. 6.- Para los inspiradores de la ESM la realización de un orden competitivo supone, pues, un Estado fuerte e independientemente de los intereses sectoriales, cuya tarea principal consiste en el establecimiento de un sistema de reglas claras que asegure en los mercados la vigencia de los principios de la competencia perfecta. De allí que la compensación en favor de los grupos más débiles se realice con medidas conformes a la naturaleza del mercado, para salvaguardar la justicia social sin distorsionar el principio de la competencia. Este deseo explícito de corregir distorsiones a través de una política estatal activa es lo que diferencia a la ESM de la economía capitalista liberal del tipo de Manchester. La intervención estatal debe ser, sin embargo, cuidadosamente dosificada para evitar que, debido a la parcial eliminación del mercado como asignador de recursos, en la práctica se produzcan distorsiones aún mayores quelas que se querían corregir. Los casos en los cuales la ESM admite la participación estatal activa son:10 - existencia de situaciones monopólicas, - producción de bienes públicos y/o preferentes, - existencia de externalidades, - transferencias a quienes no pueden obtener un ingreso adecuado a través del mercado (minusválidos, familias numerosas, estudiantes), - implementación de seguros sociales obligatorios (salud, desempleo, jubilación), para suplir la falta de previsión de los sujetos particulares. Salvo estas excepciones y otra menores, el Estado se reserva para si un rol subsidiario, tratando de dejar actuar libremente, en la mayor medida posible, a los sujetos económicos.. La razón de la intervención estatal en el caso de situaciones monopólicas es clara pues aquí se está violando abiertamente el principio de competencia perfecta. Para el caso de bienes públicos y/o preferentes el mercado no está en condiciones de determinar un precio para los bienes, ya sea porque no puede obligar al consumidor a pagar por el goce los beneficios producidos por el bien (bien público) o porque de la producción del bien se derivan beneficios para la comunidad que van más allá del precio que el mercado le pudiera asignar (bien preferente). 10 Véase, entre otros, Gutmann, G., “Principios básicos”, op. cit., o Kasteleiner, Rolf, “Visión global de la economía social de mercado”, en Clapham, R. et al., Economía social de mercado en la experiencia alemana, 2da. ed., Santiago (Chile) 1978, págs. 31-45. 7.- Tampoco en el caso de las externalidades el mercado está en condiciones de asignar correctamente los recursos, ya que la producción de un bien tiene efectos económicos (negativos o positivos) sobre la producción de otros bienes. Por último la asistencia a aquellas personas que se encuentran en desventaja en el mercado es un requisito indispensable para asegurar que los beneficios de la eficiencia económica alcancen a todos los miembros de la sociedad. Este empeño en asegurar igualdad de oportunidades para todos los actores económicos a fin de que puedan desarrollar libremente sus capacidades, y en garantizar el bienestar a todos los individuos, es lo que confiere a la ESM su carácter netamente social. 4. PRINCIPIOS CONSTITUYENTES Y REGULADORES DE LA ESM La ESM se basa en tratar de alcanzar una situación de competencia perfecta en los mercados, aunada a la función social del Estado para aquellos casos en que éstos no puedan asegurar resultados compatibles con el objetivo del bienestar social. Eucken postula siete principios constituyentes y cuatro principios reguladores de la ESM. Los primeros tienden a crear una situación que se asemeje lo más posible a la de competencia perfecta. Los segundos, además de estos a que el Estado cumpla el rol social que le asigna la ESM. 4.1. Principios Constituyentes 4.1.1. Sistema de precios de “competencia perfecta” La política económica de la ESM tiende hacia la forma de mercado de competencia perfecta. Para ello es necesario que el sistema de precios en vigor sea uno de dicho tipo. Si esto ocurre, la asignación de recursos realizada a partir de este sistema de precios se aproximará a un óptimo económico. En esta preocupación activa de la ESM para que rija tal sistema de precios existe una diferencia fundamental con un sistema de “laissez-faire”. Al desentenderse el Estado del sistema de precios surgieron formas de mercado y sistemas monetarios que se asemejaban muy poco a los de competencia perfecta; los precios que allí se formaban satisfacían de manera muy deficiente la función orientadora que debían cumplir. Pero esto no significa que el Estado deba convertirse en fijador de precios, pues los riesgos de que surjan distorsiones cuando algo así ocurre son tanto o más grandes que en el caso anterior. Especialmente nefasta es la costumbre de fijar algunos precios claves, olvidando que lo fundamental es la relación entre ellos. El establecer precios para algunos productos 8.- trae consecuencias para la toma de decisiones a todos los niveles y en todas las actividades económicas. Para asegurar un sistema de precios de competencia perfecta es necesario controlar (o evitar en la medida de lo posible) los monopolios (tanto privados como estatales) y cárteles; asegurar el libre acceso a los mercados, incluso de productos extranjeros; y elevar la transparencia del mercado.11 De lo que se trata es de hacer apto para sus funciones al mecanismo de precios. 4.1.2. Estabilidad de la moneda Las decisiones de inversión y de consumo se dificultan sobremanera si no hay estabilidad en el sistema de precios. El problema mayor reside en que la suba de precios se produce a saltos en los diferentes bienes, por lo que la estructura de precios relativos cambia casi constantemente. Así, no es posible identificar los cambios en los precios relativos que provienen de cambios estructurales en la demanda y las condiciones de producción de aquéllos que sólo se originan en el proceso de adaptación a la inflación. Al tornarse incierto el horizonte de planeamiento, la rentabilidad de la inversión debe ser mucho más alta para que ella sea llevada a cabo. Los efectos negativos de esta situación son fáciles de prever. En un contexto inflacionario no existen posibilidades para el ahorro privado de mediano y largo plazo que, en condiciones normales, sirve de base al proceso de inversión. El ahorro que se realiza es de corto plazo, destinado principalmente a resguardar las tenencias monetarias de la inflación, y mantenido en la forma más líquida posible para poder aprovechar las numerosas oportunidades de especulación que se presentan cuando no hay estabilidad de precios. El otro aspecto negativo de la inflación es la injusticia social que ella provoca. Los sectores más castigados son los de menores recursos pues, ya sea por falta de información o por falta de medios, no pueden recurrir a las alternativas abiertas para resguardar sus ingresos de la inflación. Quienes reciben un ingreso fijo, es decir asalariados y jubilados, no pueden ir adaptándolo en forma adecuada al nivel inflacionario, como es el caso de aquellos que disponen de un ingreso variable. También son los sectores de menores ingresos los que mayores dificultades enfrentan para poder ahorrar sin que sus tenencias en dinero se vean erosionadas. A todo 11 Este aumento de la transparencia será útil solamente en la medida en que los consumidores, actuando racionalmente, ejerzan su influencia sobre la demanda, en tal forma de hacer valer plenamente sus derechos. 9.- esto se agrega que los sectores de menores recursos destinan una proporción mucho mayor de su ingreso a la compra de alimentos y otros productos que cubren necesidades básicas, bienes cuya elasticidad-precio es muy baja y que, por lo tanto, tienden a aumentar a un ritmo más acelerado que los restantes. De esto se concluye que la inflación es económicamente ineficiente y socialmente injusta. Es evidente, entonces, que un sistema como el de la ESM no puede prosperar dentro de un contexto inflacionario. Lo que se requiere es una política monetaria responsable que garantice la estabilidad en el nivel de precios y el abastecimiento adecuado de dinero. Para ello es preciso eliminar las causas primarias de expansión monetaria, como el déficit fiscal financiado con emisión, o una política crediticia permisiva. Pero esto sólo no alcanza; la política monetaria a implementar debe también poner un freno a las presiones sobre el nivel de precios que surjan de pujas sectoriales por la distribución del ingreso. La manera más adecuada de obtener estabilidad monetaria es la existencia de un Banco Central que sea independiente del gobierno central y del Ministerio deEconomía. La función primera del Banco Central debe ser la de proveer la suficiente liquidez a la economía, manteniendo la estabilidad de la moneda. De esta forma, el gobierno de turno tendría un freno técnico, proveniente del sector monetario, a la implementación de políticas económicas irresponsables. En resumen, para que los restantes principios contribuyan a un orden económico como el propugnado por la ESM, es imprescindible que las actividades económicas se desarrollen dentro de un marco de estabilidad monetaria. 4.1.3. Libre acceso a los mercados Fundamental para que pueda regir una situación de competencia perfecta es que se permita el libre acceso a los mercados. En el momento mismo en que se crean restricciones a este principio, se están echando los cimientos para el surgimiento de un monopolio, pues nada es tan destructivo del monopolio y de la política de precios del monopolista, como la posibilidad de que pueden entrar competidores al mercado. Las barreras a la libre entrada al mercado pueden ser obra de una disposición estatal que favorece a un productor, como en el caso de concesión de monopolios en el transporte, correspondencia, la telefonía, o incluso concesiones de monopolio para la fabricación y venta de 10.- productos cuyas características no las justificarían como, por ejemplo, fósforos o tabaco. También se puede dar el caso de que las firmas privadas impidan a sus potenciales competidores de una manera u otra el acceso a los mercados, para poder así seguir apropiándose de las rentas monopolísticas. Aquí puede citarse el caso de algunas asociaciones profesionales que otorgan sólo un número limitado de licencias para el ejercicio de la profesión, o si no las acciones de guerra de precios que emprenden las firmas monopólicas para hacer quebrar a competidores recién instalados. Existe si una situación en donde se puede permitir la existencia de monopolios; es el caso de los llamados monopolios naturales (ejemplos típicos se encuentran en la economía del transporte, como es el caso de las vías férreas o de los aeropuertos), en donde la estructura de costos de la industria torna antieconómico que dos o más firmas compitan por el mercado.12 El libre acceso a los mercados no se limita sólo a los bienes finales. También es necesario asegurar que haya libertad para poder invertir en cualquier industria; caso contrario se producirá en el mediano plazo una escasez de aquellos bienes en cuyas industrias se prohibió invertir. Además, el mercado debe estar abierto a la competencia con el extranjero, porque sino se producirán situaciones monopólicas u oligopólicas en favor de productores domésticos; esto último a costa de los consumidores locales, produciendo una asignación no óptima de recursos. 4.1.4. Propiedad privada El sistema de mercado brinda respuestas ágiles a las condiciones económicas cambiante principalmente porque su sistema de incentivos se basa en el lucro. Por consiguiente la libre disposición por su propietario de los medios de producción y de los beneficios de ellas obtenidos es condición indispensable para el buen funcionamiento de una economía de mercado.13 Es necesario garantizar, adicionalmente, que la propiedad privada de los medios de producción no conduzca a abusos en desmedro del bienestar 12 En este último caso, el Estado debe velar para que el precio de venta del producto o servicio se acerque al que habría surgido si rigiera una situación de competencia perfecta. Véase Eucken, W., “El orden”. op. cit. 13 Este principio no excluye, sin embargo, la posibilidad de que ciertas empresas se encuentren en menos del Estado. Pero las empresas estatales deben encuadrarse en mercados competitivos, y los subsidios por ellos recibidas no den interferir con la formación de precios en el mercado, es decir, ellas deben ser conducentes como si fuesen empresas privadas. 11.- general. En otras palabras, es necesario convertir a la propiedad privada en un instrumento social y económicamente útil a todos los miembros de la comunidad. La mejor forma de lograrlo es asegurando un marco de libre competencia, ya que “como la propiedad privada de los medios de producción es un presupuesto de sistema de libre competencia, esta última es también, por consiguiente, un presupuesto para que la propiedad privada de los medios de producción no conduzca a abusos sociales y económicos”14 4.1.5. Libertad contractual Sin libertad de contratación no se puede esperar que las familias y las empresas tomen por si mismas las decisiones de consumo y producción. Por ello ésta es una premisa para el surgimiento de la competencia. Además, la posibilidad de elegir libremente el puesto de trabajo y de tomar de la misma manera las decisiones de consumo, son prerrequisitos básicos para asegurar la libertad individual. Sin embargo, la libertad contractual tiene dos límites precisos. Primero, ella no debe ser usada para concluir contratos que la limiten o eliminen es decir, no puede usar como excusa a la libertad de contratación para ir en contra de sus principios, como en el caso de los cárteles. Segundo, la libertad de contratación en el proceso económico sólo puede regir allí donde haya competencia perfecta; si una de las partes goza de una posición económicamente más poderosa frena a la otra, la falta de control en el contrato sólo beneficiará al más fuerte. 4.1.6. Plena responsabilidad Un sistema de mercado basado en el lucro sólo puede funcionar eficientemente si quienes invierten y aspiran a los beneficios también corren el riesgo de sufrir pérdidas. Esta es la única forma de garantizar que los recursos de la sociedad no serán dilapidados en inversiones improductivas y que las malas inversiones serán frenadas tan pronto como sea posible. La responsabilidad directa se ve limitada en las condiciones actuales del mundo de los negocios, caracterizado por la proliferación de grandes firmas y holdings, en los cuales quienes toman las decisiones económicas son administradores del capital de un grupo numeroso y más a menos anónimo de accionistas. Solo cuando la junta directiva está estrictamente 14 Eucken, W., “El orden”, op. cit., pág. 53. 12.- subordinada a los accionistas, se puede suponer que rige en toda su magnitud el principio de plena responsabilidad. Pero más perjudicial aún que esta separación entre propietario y administrador es la injerencia estatal en esa área. Una de las variantes a las que últimamente se recurre muy a menudo es la adquisición por parte del Estado de empresas privadas en dificultades. Los motivos para ello se fundan en el problema social que ocasionaría el cierre de las fuentes de trabajo y el despido masivo de obreros, pero lo que en realidad se está haciendo es socializar la pérdida. Esta actitud estatal resulta a largo plazo totalmente negativa, pues si cada vez que se realiza una mala inversión el Estado intervendrá como salvador de última instancia habrá una doble dilapidación de recursos; por un lado porque los empresarios privados medirán menos cuidadosamente los riesgos y posibilidades de cada inversión; por otro lado, porque el Estado desvía sus esfuerzos de las tareas ordenadoras que le corresponden hacia actividades productivas que caen netamente dentro de la órbita privada. Otro aspecto negativo de la injerencia estatal es la fijación arbitraria de precios máximos o la producción estatal de bienes que compiten, en base a subsidios, con las empresas privadas. En ambos casos, el cálculo económico previo realizado por el inversor privado pierde toda su relevancia ante este cambio sorpresivo en el marco de referencia. 4.1.7. Constancia de la política económica Nada hay, tal vez, que perjudique tanto a una buena atmósfera para invertir, como el cambiocontinuo de las disposiciones que afectan la actividad económica. En un marco donde permanentemente se estén cambiando las reglas del juego es imposible planear a largo plazo. La inversión se transforma en juego de azar, y los beneficios derivados de ella dependen de alguna disposición posterior a su realización, o del poder de presión sobre el gobierno de que disponga quien haya invertido. Indudablemente, quienes más sufren la falta de constancia en la política son las firmas pequeñas y medianas. Ellas no disponen ni de un acceso fácil a los cuerpos de decisión gubernamentales, ni del poderío económico que les permitiría sobrellevar una pérdida imprevista. Por consiguiente, la inconstancia en la política provoca un fuerte impulso hacia la concentración industrial y perjudica el establecimiento de un orden competitivo. 13.- A ello se debe la importancia decisiva que tienen, para asegurar un sistema competitivo, el establecimiento a largo plazo de disposiciones relativas a impuestos, normas comerciales, política cambiaría y otras. 4.2. Principios reguladores 4.2.1. Control estatal sobre monopolios El concepto mismo de monopolio está en abierta contradicción con un sistema de competencia perfecta. La ESM rechaza la planificación central, pues ello llevaría en la práctica a establecer un monopolio de Estado en toda la economía. Pero si se considera negativo el monopolio estatal, con la misma vehemencia hay que evitar también que surjan monopolios privados al amparo de un sistema falto de supervisión. El problema se presenta al tratar de diseñar un esquema para controlar los monopolios privados. Debido a su poderío económico, quienes detentan un monopolio constituyen grupos de presión muy fuertes que, incluso, se infiltran en las esferas del gobierno para proteger sus intereses. Por esta razón, la solución más viable parece ser, dentro del marco de una legislación “antitrust”, la creación de una oficina de control que sea independiente del Ministerio de Economía. Su función sería la de obligar a los detentores de posiciones monopólicas a comportarse como si existiese competencia perfecta. 4.2.2. Política redistributiva de ingresos Uno de los pilares de la ESM es que los frutos de la productividad económica se distribuyan equitativamente entre todos los miembros de la sociedad. En parte esto logra al conseguir un crecimiento económico sostenido, el que obtenido en un marco competitivo, se traduce en mayores posibilidades de empleo y en mejores remuneraciones. Sin embargo, esto por si sólo no garantiza que desaparezca la pobreza extrema (pues hay muchos individuos que permanecen fuera del circuito económico) ni tampoco que se produzca una concentración excesiva de riqueza. Precisamente, una de las funciones del Estado en la ESM es lograr a través de un adecuado sistema impositivo una redistribución del ingreso. El sistema impositivo socialmente más equitativo es aquél basado en la capacidad contributiva, que asentándose sobre impuestos progresivos al ingreso hace pagar proporcionalmente más a quienes más tienen. A lo recaudado en concepto de impuestos el Estado lo transfiere hacia los sectores de ingresos más bajos, ya sea en forma directa o a través de la 14.- prestación de servicios. Entre los beneficiarios de esta transferencia de ingresos se cuentan, por un lado, aquéllos que se capacitan para su profesión (estudiantes). En segundo lugar, están aquéllos que no pueden obtener un ingreso a través del mercado por problemas físicos (discapacitados). Por último, el Estado puede suplementar el ingreso personal cuando considere que es insuficiente como para permitir una vida digna, como es el caso de las asignaciones familiares, o el subsidio por alquiler en la República Federal de Alemania. Lo importante de esta política redistributiva es que el Estado debe interferir lo menos posible en la formación de precios en los mercados, y corregir las iniquidades, en tanto sea posible, por el lado de los ingresos. Los límites a este subsidio lo fijan, por un lado, sus posibilidades de financiamiento genuino y, por el otro, el hecho de que su otorgamiento no debe paralizar la iniciativa individual de sus beneficios. 4.2.3. Reglamentación del trabajo Como las relaciones que surgen en el mercado laboral generalmente no tienen lugar entre sujetos de igual poderío económico, el trabajador está en desventaja respecto al empleador. Muchas veces, por urgencias económicas, se deben aceptar condiciones de trabajo que no se condicen con normas elementales sobre salubridad e higiene. Por medio de disposiciones sobre duración de la jornada de trabajo, magnitud del trabajo de mujeres y menores, condiciones sanitarias, vacaciones anuales y otras, se debe corregir la falta de previsión de la planificación individual en la economía. El Estado debe brindar, a este respecto, el marco de referencia básico dentro del cual obreros y patrones puedan negociar en forma directa las relaciones contractuales. 4.2.4. Salario mínimo Es un fenómeno comprobado que, al pasar de cierto límite, una baja en los salarios produce un aumento de la fuerza de trabajo, ya sea en cantidad de horas dispuestas a trabajar por día o porque más miembros de una familia buscan trabajo. La causa principal de la caída del salario suele ser o un aumento brusco de la población o una caída fuerte de la oferta de puestos de trabajo por problemas coyunturales. En ambos casos, los empleadores se encuentran en una posición monopólica frente a quienes buscan una ocupación. Este problema tiende a atenuarse cuando rigen las condiciones de competencia ya enumeradas. La movilidad laboral, tanto geográfica como entre ramas 15.- económicas, facilita traslado de los trabajadores hacia las ocupaciones más atractivas. Pero si, pese a todo, se siguen verificando permanentemente comportamientos monopólicos de los empleadores en el mercado de trabajo, el Estado puede recurrir a la fijación de un salario mínimo. 5. VIABILIDAD DE LA ESM COMO MODELO PARA PAÍSES EN DESARROLLO La discusión llevada a cabo hasta ahora fue realizada en forma teórica y teniendo sólo en cuenta la experiencia de la República Federal de Alemania. Como el propósito de esta investigación es estudiar la aplicabilidad de la ESM en países en desarrollo, es evidente que se torna necesario hacer algunas reflexiones teóricas sobre este aspecto. 5.1. Adaptabilidad de la ESM a circunstancias diversas Todo intento de trasplantar los principios aquí expuestos, sin más ni más, a una sociedad donde imperen condiciones básicas diferentes, desembocará en un abierto fracaso. Esto es más probable aún en el caso de un país en desarrollo, donde la estructura económica, política y social difiere enormemente de lo que es la Alemania actual. Sin embargo, esto no es motivo para suponer, sin un análisis más profundo, que la ESM es sólo aplicable bajo las condiciones reinantes en la República Federal de Alemania. El mismo hecho de que las características económicas de Alemania hayan cambiado tanto en los últimos 40 años es prueba más que suficiente de que la ESM es viable, aun bajo circunstancias diversas. También lo es la política gradualista que se siguió para implementar prácticamente la ESM en Alemania.15 Se comenzó con una reforma del sistema monetario, a través de la cual fue eliminado el enorme exceso de dinero y en consecuencia la presión inflacionaria. Luego se fue retirando de la planificación central importantes productos industriales. Se suspendió la congelación de precios y salarios y se dejó sin efecto el racionamiento de los combustibles. En materia de comercio exterior se procedió a reducir los aranceles aduaneros, eliminar los cupos de importación y liberalizar gradualmente el movimiento de capitales hasta llegar a la libre convertibilidad del marco alemán a fines de 1958.La idea de cooperación entre empleadores y trabajadores se cristalizó en la ley de congestión en la industria del carbón y del acero sancionada en 1951. En 1972 entró en vigencia la ley de comités de empresa para las restantes ramas de la industria. 15 Al respecto, véase Kloten, N., op. cit. 16.- Como se ve la ESM es una clara expresión de rechazo a cualquier tipo de dogmatismo ideológico, arbitrándose las medidas a tomar en función de las necesidades y posibilidades existentes. Esto no significa, sin embargo, que se caiga en un pragmatismo casuístico, en donde las medidas de política son tomadas sólo teniendo en cuenta la coyuntura, perdiéndose de vista el objetivo de política de largo plazo. Estas características tornan a la ESM, con las adaptaciones que se requieran de acuerdo a las circunstancias, en un sistema viable aun para otros países que no sean la República Federal de Alemania. “Sin embargo, existe una intransigencia con relación al punto central del sistema: el principio del libre desenvolvimiento de la personalidad y de la autodeterminación es inviolable. Es imperativo ampliar permanentemente la libertad de acción y decisión del individuo”.16 Como segundo punto no sujeto a transacción se tiene la delineación de la política económica siguiendo “.... los principios de ordenamiento de la conducción descentralizada de la economía a través de los mercados, los precios y la competencia, pues se basa en las ventajas empíricas y verificables de estas reglas en la organización de la sociedad industrial de masas”.17 5.2. Dificultades para aplicar la ESM en países en desarrollo18 Las mayores dificultades para implementar un sistema de ESM es países en desarrollo provienen de su estructura económica, caracterizada por un bajo nivel de desarrollo industrial y la perpetuación de formas productivas que no se condicen con la economía de mercado. La mayoría de estos problemas pueden ser resumidos como sigue. ◊ Uno de los bienes más escasos en países en desarrollo es el tipo de empresario innovador, que crea nuevos mercados, descubre demandas latentes y opera racionalmente en función de sus costos y expectativas de beneficio. Por razones de evolución histórica, el típico empresario que surgió en países en desarrollo es uno con mentalidad cortoplacista, más acostumbrado a obtener sus ganancias de prerrogativas estatales que de un uso eficiente de los recursos disponibles.19 ◊ Muchos países en desarrollo se caracterizan porque en ellos existen estructuras económicas duales. Dentro del mismo país coexisten regiones 16 Erhard, L. y Müller-Armack, A., op. cit., pág. 34. 17 Erhard, L. y Müller-Armack, A., op. cit., pág. 34. 18 Sobre el particular véase Hemmer, Hans-Rimbert, “Economía social de mercado y países en vías de desarrollo”, en Jung, W. (Edit.), op. cit., págs. 199-214, o Molt, Peter; La economía social de mercado en Alemania, Bogotá 1965, págs. 41-43. 19 Respecto a este problema véase Benecke, Dieter W., Unternchmerförderung in Entwicklungsländern - Grund-sätze und Leitlinien, Sankt Augustin 1984. En especial pág. 26 y ss. 17.- y sectores con un alto grado de desarrollo, eficientes y orientados hacia el mercado, con regiones retrasadas económicamente (por lo general áreas rurales) en donde el proceso económico se desenvuelve en el ámbito familiar y casi siempre sin pasar por el mercado. ◊ Debido al bajo nivel de desarrollo, el Estado se ve obligado a proveer un gran número de bienes que son catalogados como públicos. Una característica de los bienes públicos es que no es posible excluir del goce de los mismos a quienes no pagan por ellos. Muchos de los bienes producidos en países en desarrollo como bienes públicos podrían serlo por particulares, o el Estado podría cobrar por su uso. Sin embargo, el cobro de ciertos servicios (por el Estado) superaría las posibilidades económicas de los habitantes o, incluso, la capacidad organizativa del Estado. En este caso es muy difícil orientar la producción de esos bienes sólo en base al mercado. ◊ En países en desarrollo el Estado suple, muchas veces, las falencias de información de los particulares a través de una intervención directa, y no de una mejor difusión de la información disponible. Los mercados, ya distorsionados por esta falta de información, son así distorsionados una vez más por la intervención estatal. ◊ Hay que remarcar, además, que el bajo nivel organizativo de la administración estatal es un obstáculo muy grande a una política redistributiva de ingresos. Los impuestos se cobran no en función de su equidad, sino en función de la facilidad para su percepción. La evasión impositiva, facilitada por las dificultades organizativas para su control, se convierte en la actitud normal de quienes deberían sustentar con sus pagos los gastos en seguridad social. ◊ Es evidente, también, que ni el poder económico ni el poder político están equitativamente distribuidos en países en desarrollo.20 Existe una fuerte concentración de ambos en muy escasas manos quienes cuentan, muy a menudo, con la colaboración de las fuerzas armadas. Esta es una de las causas principales de las continuas interrupciones de los procesos democráticos que se experimentan en estos países. ◊ Otro aspecto a considerar es el comportamiento de los demandantes. Se observa una cierta indisciplina consumidora por parte del público, quien no sigue exactamente el criterio racional supuesto por la teoría microeconómica. El sistema de precios perdería, así, parte de su efectividad, pues los consumidores no penarían con la falta de demanda a quienes ofertaran sus productos a precios superiores a los del mercado. 20 Véase Hemmer, H.R., op. cit., págs. 206-207. 18.- 5.3. Propuestas para implementar la ESM en países en desarrollo Teniendo en cuenta los condicionantes expuestos en el punto anterior, los pasos a dar para implementar la ESM en países en desarrollo deberían ser graduales y estar dirigidos principalmente a actuar sobre aquellos aspectos en que es posible hacerlo sin provocar grandes trastornos.21 Una eliminación total del Estado en los mercados en tan difícil de realizar como una adecuada política redistributiva. Pero esto no debe ser óbice para orientar en esta dirección las medidas de política que se aplican. Es muy importante mejorar la eficiencia administrativa del Estado, facilitando al mismo tiempo el traspaso del personal en exceso de la administración pública a la actividad privada. El Estado debería tratar de desprenderse del mayor número posible de las actividades productivas que se encuentran bajo su órbita, especialmente de aquéllas que, por el tipo de bienes producidos, no justifican estar en sus manos. Fundamental es que se dicten normas precisas y claras, las que deben ser además estables en el tiempo. Estas normas se deberían dirigir a crear en los mercados situaciones que se asemejen a las de competencia perfecta a través de una mayor transparencia, mejor difusión de la información disponible, controles de calidad, aspectos de lealtad comercial, etc. Es necesario introducir gradualmente un sistema impositivo progresivo que, además, reduzca considerablemente la evasión. Así podrán obtenerse en forma genuina los fondos requeridos para prestaciones de carácter social. El intento de proveer a los más necesitados a través del recurso fácil de la emisión monetaria los perjudica aún más, pues lo único que se consigue es alimentar la inflación doméstica. También es necesario que el Estado ponga en vigor y garantice el cumplimiento de una legislación sobre condiciones de trabajo, la que debe estar acorde a la situación específica del país. De más difícil solución se presentan los problemas del dualismo económico y de laconcentración del poder político y económico. En el primer caso, pues resulta problemático ir contra costumbres arraigadas desde hace varias generaciones, aunque si se facilita la aparición de formas de mercado y se mejoran las comunicaciones es muy probable que la economía de subsistencia evolucione lenta, pero sostenidamente, hacia una economía moderna. En el segundo caso, 21 Un estudio que se ocupa de la transferencia de sistemas económicos y políticos a países en desarrollo, en forma teórica y también para el caso concreto de Malawi, se encuentra en Lösch, Dieter, Markt Oder Staat fur die Dritte Welt?, Hamburgo 1983. 19.- porque es utópico suponer que quienes detentan el poder estén dispuestos a entregarlo sin resistencia; pero estos mismos grupos deberían ser conscientes de que la única forma de evitar un estallido social que perjudique a todos es una distribución más equitativa de la riqueza y la consolidación de un sistema democrático que integre a todos los habitantes del país. Para finalizar, hay que remarcar que lo aquí propuesto son sólo lineamientos generales que no pretenden convertirse en una receta mágica aplicable a cualquier país. Precisamente, en el reconocimiento de las diferentes características de cada sociedad, y del momento histórico específico que está viviendo al instrumentarse las medidas, es que un sistema basado en la ESM tendrá posibilidades de ser implementado con éxito en países en desarrollo. Esta tarea será encarada en los próximos capítulos. Primero se describirá la realidad socioeconómica de Panamá y Uruguay en relación a los prerrequisitos necesarios para aplicar un sistema de ESM, generalizando las conclusiones para América Latina. Luego, en el Capítulo V, se discutirá específicamente la viabilidad de la ESM en estos países y también en otras naciones Latinoamericanas, aquí se pondrá el acento en las precondiciones ya existentes, aquéllas faltantes, y en las medidas concretas que se pueden tomar para tornar viable en estos países a la ESM.
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