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Pessoa_El_primer_Fausto__Todavía_más_allá_del_océano

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El primer Fausto
 
Todavía más allá
del otro océano
Fernando Pessoa
Traducción Francisco Cervantes
Primera edición (Cuadernos de la Gaceta), 1984
Segunda edición (Colección Centzontle), 2010
Primera edición electrónica, 2011
Título original: O Primeiro Fausto/Para além do outro oceano
D. R. © 1984, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
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y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-0775-1
Hecho en México - Made in Mexico
Acerca del autor
Fernando Pessoa (1888-1935). Poeta portugués. Nació el 13 de junio de
1888 en Lisboa (Portugal). Cinco años más tarde muere su padre, de
tuberculosis, y poco después su madre contrae matrimonio con el
comandante Joao Miguel Rosa. Durante su infancia viajó a Durban, en
Suráfrica, donde su padrastro era cónsul. Su primer poema, titulado À
miña Querida Mamã, data de 1895. Estudió en la Universidad de
Capetow (Africa del Sur) y en la de Lisboa. Creó una imprenta, entre otros
negocios, todos fracasados e intenta comenzar una carrera como
bibliotecario, pero no es admitido. Aprendió inglés, lo que le dio la
oportunidad de trabajar como traductor técnico; publicó sus primeros
poemas en inglés. Fue uno de los creadores del movimiento literario
Orfeu, introductor del Futurismo en Portugal. Entre sus teorías estéticas
hay que destacar: «sensacionalismo», «paulismo», eccionismo». Colaboró y
fue miembro fundador de las revistas: Centauro, Portugal Futurista,
Contemporânea, Presença, Descobrimento. Pessoa recibió influencias de
filósofos como Schopenhauer y Nietzsche, y también del simbolismo
francés. Publicó poesía en portugués un año antes de morir, cuando
apareció una colección de poemas firmados con diferentes nombres, como
si fueran distintos alter egos. Tras su muerte han aparecido sus Obras
Completas publicadas con diferentes nombres. Poesías I, 1942, de
Fernando Pessoa; II-Poesías, 1944, de Alvaro de Campos; III-Poemas,
1946, de Alberto Caeiro; IV-Odas, 1946, de Ricardo Reis; V-Mensajes,
1945; VI-Poemas dramáticos; y VII y VIII-Poesías inéditas. Además es de
destacar El libro del desasosiego (1982), que inició el poeta en 1912 y que
se compone de aforismos, divagaciones y fragmentos de su diario. Su
última frase la escribió en inglés: I know not what tomorrow will bring.
Falleció el día 30 de noviembre de 1935.
Fausto con Mefistófeles dentro
Prólogo a El primer Fausto
de Fernando Pessoa
Al traducir por primera vez El primer Fausto, el poema dramático de
Fernando Pessoa, se cubre una considerable laguna en la lectura del poeta
lusitano. Gran parte de su obra adquiere otro sentido u otros sentidos y
podemos acaso distinguir mejor los Lisbon Revisited, a l Guardador de
rebaños o embarcarnos en la Oda marítima no con tranquilidad, que la
poesía única, la que es poesía no puede ser tranquila ni hombro para llorar
y dar consuelo ya que «no existes y por eso consuelas», según Álvaro de
Campos.
Con el Fausto, va Todavía más allá del otro océano de Coelho Pacheco,
de quien dice Pessoa es más un personaje que un heterónimo. El sentido
enfático del título, que no se da abiertamente en portugués: Para além do
outro oceano se explica cuando se comprende su filiación abiertamente
surrealista, excepcional caso en la creación del «Supra Camões» como él
mismo se podía haber visto. Sus obsesiones y carencias, sus temores e
imaginaciones, frustraciones y alturas líricas en un lenguaje tan
transoceánico de lo humano, en Todavía más allá del otro océano vienen a
deshacerse a nuestros pies de lectores de su poesía para dejarnos en la
arena la ansiedad que sólo lo auténtico puede despertar con tanto
desconsuelo. Sobre la vida y obra de Pessoa, sus datos históricos, será
bueno despertar una apetencia que sólo la biografía Vida y obra de
Fernando Pessoa[1] de João Gaspar Simões puede satisfacer.
Entre este Fausto y el de Goethe hay un abismo, que puede
multiplicarse. Pero es claro que es más punto de unión la fatiga del
conocimiento, la noción de su inutilidad:
Ya están exhaustos en mí,
Dejándome transido de terror,
Todas las formas de pensar […]
El enigma del universo. Ya lo llegué
A concebir como refinamiento extremo
De la exhausta inteligencia, que era Dios…
El titanismo de Goethe, que lo llevó a sacrificar alguna de su gente,
disfrazándose constantemente para afrontar a los poderosos, es comparado
por João Gaspar Simões con la creación de los heterónimos —el Drama en
gente— de Fernando Pessoa. La grandeza de ambos, la que hoy se
proyecta sobre su lectura, parece semejante. Están contra dicho parecido
las épocas distintas y que Pessoa parte de Goethe, en cambio Goethe…
Entre el alemán y el portugués existe verdadera distancia humana,
pero ¿fueron humanos poetas tales? Uno disfrutó de los placeres de la vida
en enormes proporciones, el otro en enormes proporciones careció de
placeres y satisfacciones, anheló hasta el hartazgo y la inexistencia todo y
nunca le fue dado tener, ni por asomo, un momento de reposo en la
necesidad llenada, de comunicación amorosa, amistosa.
La lucidez, la culminación en Goethe se dan, casi diría naturalmente,
como conclusio de un demorado y preciso ejercicio de lo físico que
involucra lo racional. El «mierda, estoy lúcido» del ingeniero naval Álvaro
de Campos —a quien debemos rescatar del aislante cerco heteronímico
para darle su lugar de Me stófeles de ese Fausto que es Pessoa.
Recordemos que cuando se distanciaba de Ofelia de Queirós, único
intento suyo de amor, era porque De Campos intervenía, además de que
la inteligencia en su mayor claridad y su más prolongado desarrollo en la
obra del múltiple poeta siempre tuvo los tintes de —Álvaro de Campos—
es de origen opuesto y, como se ve por exclamaciones semejantes,
involuntario. La conciencia en la vida y la creación de Fernando Pessoa
son conciencia del aislamiento, no del hartazgo en las satisfacciones. El
poder, la fuerza, el dominio que tendría Goethe sobre la existencia, la
inteligencia de plenitud nunca le fueron permitidos a Pessoa. Distante del
amor materno, extranjero siempre para todos, aunque él fuera capaz de las
mayores muestras de cariño para sus amigos adultos e infantiles, a su
madre y aun para Ofelia de Queirós, sólo por la inteligencia tenía
conocimiento de lo que asienta al ser humano y, simplemente, al ser. ¿Será
verdad que Goethe y Pessoa llegan casi a lo mismo en sus respectivos
Faustos, si bien el lenguaje, el estilo, son distintos? No. Goethe ve a Fausto
desde una distancia teatral y lírica que Pessoa no tiene y parece no buscar
ni interesarle, al menos en esa medida de pura obra de creación. Si Goethe
fue Fausto cuando escribe —por lo menos en la segunda parte— lo hace
con memoria lejana. Los dolores, las pasiones quedaron bajo una campana
de cristal.
Pessoa e s Fausto todavía. Y su Mefistófeles —Álvaro de Campos—
jamás presente en el poema, porque permanece dentro de Fausto, no
triunfa sobre él, porque es su igual. No mejor, pero sí alguien de fuerzas y
expresiones paralelas. Y son tales que el uno y el otro se confunden, ese es
El misterio del mundo. Vendrá después El horror de conocer, la Quiebra del
placer, hasta El temor de la muerte.
¡Ah, no poder dormir (yo no sé cómo,
[Ni] en verdad lo quiero) eternamente,
Acabar, no conmigo ni con esto,
Sino con todo: causa, efecto, ser…
Ideas [vanas] que la imaginación
Vacía de un momento
Genera sin ilusión, como el niño
Que se embriaga indolentemente
Con el olor transitorio de una flor.
El mito que representa lo Humano en Goethe se vuelve sólo un
Hombre, el poeta. Pero no El Poeta como prototipo,sino Fernando Pessoa,
individual creador de una multitud de poetas. «Quiero cincuenta cosas al
mismo tiempo» ha dicho Álvaro de Campos. Y las quiere porque no ha
tenido ninguna, se dispersa porque le faltan algunos y básicos elementos
para concentrarse. En estas debilidades está la grandeza en germen en
Pessoa. Que no se hubiera quedado en germen fáustico. Y ese ser que se
dio a su gente en gestos de extraña y gentil bondad, en contados y precisos
sacrificios realizando por los demás —por ejemplo por Sá-Carneiro—
esfuerzos que por él y para él mismo no hubiera podido hacer. Que no
encontró respuesta a su generosidad, aun cuando algunos seres con
certeza que hubieran querido corresponderle, porque no la podía haber, a
tal grado era ingente la extrañeza y amplitud de la personalidad y
potencialidad de Pessoa. Esto fue para él El horror de conocer, aunque sólo
fuera una pequeña medida de tal horror. Pero ¿la Quiebra del placer y del
amor? Aquel poema que es casi un reproche a su madre por haberle
mezquinado su cercanía, su cariño, que lo hizo recorrer la existencia
siempre desposeída, ronda todavía:
¡Tan joven, qué joven era!
(¿Ahora, qué edad tendrá?)
Hijo único, su madre le diera
Un nombre y lo mantuviera:
«El niñito de su mamá».
Éste es el placer y el amor que estuvieron siempre en quiebra, desde
que, a los cinco años, su madre, contrayendo nupcias por segunda vez, lo
alejó de sí. Y el último tema, El horror de la muerte, que le es tan ajeno a
Pessoa sólo se explica:
El animal teme la muerte porque vive,
El hombre también, porque no la conoce;
Sólo a mí me es dado con horror
Temerla, por conocerla en su completa
Extensión y misterio, por medir
El [infinito] suyo de oscuridad.
Él, a través de su Mefistófeles, se siente orgullosamente superior y se
dice (pero no en el Fausto, sino en un poema de Álvaro de Campos):
¿De qué te sirve tu mundo interior que desconoces?
Tal vez matándote lo conozcas finalmente…
Tal vez acabando, comiences…
Quizás la demorada travesía de Fernando Pessoa por bares y cafés,
hasta su muerte en noviembre de 1935, sea una forma de obediencia a las
urgencias de un espíritu en las sombras y la soledad. Y en ese caso,
Mefistófeles Álvaro de Campos creería haber quedado dueño del territorio
mientras que nosotros, sus lectores, al repasar su obra, le devolvemos el
sentido a su lucha y aun reivindicamos la grandeza del propio
Mefistófeles-De Campos.
Al final,
Temprano aprendí a dudar de todo
Por dudar de mí sin quererlo,
Sin razón de quererlo o pensarlo…
vuelve a recordar su truncado amor materno este Fausto que es Pessoa, no
puede evitarlo. La poesía parece vivirse y escribirse sola. La escribe el hado
a través de uno, los hados son esos «maestros que no olvidan ni
perdonan» y a quienes hay que entregar, concluida, la obra, según explica
Pessoa en su carta de ruptura a Ofelia de Queirós, razón de su existencia y
de la existencia de todo verdadero poeta.
Francisco Cervantes
[1] João Gaspar Simões, Vida y obra de Fernando Pessoa: historia de una
generación, FCE, México, 1987.
EL PRIMER FAUSTO
Primer tema
El misterio del mundo*
I
Quiero huir del misterio
¿Hacia dónde huiré?
Él es la vida y la muerte,
¡Oh dolor!, ¿a dónde me iré?
II
 El misterio de todo
Se acerca tanto a mi ser,
Alcanza a los ojos de mi alma tan de cerca,
Que me disuelvo en tinieblas y universo…
En tinieblas me espanto oscuramente.
III
El misterio perenne que atraviesa
Como un suspiro cielos y corazones…
IV
El misterio royó sobre mi alma
Y la soterró… ¡Muero consciente!
V
Despierto, ¡aquí está el misterio junto a ti!
Y pensando así me río amargamente,
¡Para mí río como si estuviera llorando!
VI
¡Ah, todo es símbolo y analogía!
El viento que pasa, la noche que enfría,
Son otra cosa que la noche y el viento;
Sombras de la vida y del pensamiento.
Todo lo que vemos es otra cosa.
La marea vasta, la marea ansiosa,
Es el hueco de otra marea que está
Donde está el mundo real que hay.
Todo lo que tenemos es olvido.
La noche fría, el paso del viento ido,
Son sombras de manos, cuyos gestos son
La ilusión madre de esta ilusión.
VII
Mundo, me contraes al existir.
Te tengo horror porque te siento ser
Y comprendo que te siento ser
Hasta las heces de la comprensión.
Bebí la copa […] del pensamiento
Hasta el fin; ya que la reconocí
Vacía y me dio horror. Pero la bebí.
Razoné hasta encontrar la verdad,
La encontré y no la entiendo. Se desvanece ya
En este deseo de comprensión,
Inalterablemente,
En este lidiar con seres y absolutos,
Lo que en mí, por sentido, me une a la vida
Y me hace hombre por el pensamiento.
..................................................................
..................................................................
................................. Y en este orgullo cierto
Cerrado más todavía y enajenado
Me voy, del limitado y relativo
Mundo en que arrastro la cruz de mi pensamiento.
VIII
Ciudades, con sus comercios…
Todo es permanentemente extraño, igualmente
Descomunal en el pensamiento hondo;
Todo es misterio, todo es trascendente
En su enorme complejidad:
Un razonamiento visionado y exterior,
Una ordenada misteriosidad;
Silencio interior lleno de sonido.
IX
 Ya están exhaustas en mí
Dejándome transido de terror,
Todas las formas de pensar […]
El enigma del universo. Ya lo llegué
A concebir, como refinamiento extremo
De la exhausta inteligencia, que era Dios…
..................................................................
Ya llegué a aceptar como verdad
Lo que nos dan por ella y a admitir
Una realidad no real
Sino soñada, [como el] Dios Cristiano.
.................................................................
… Fracasados pensamientos y sistemas
Que, porque fracasaron, sólo más negro vuelven
El horror so poder que los trasciende
A todos, [sí], a todos.
¡Oh, horror! ¡Oh misterio! ¡Oh existencia!
.................................................................
X
El secreto de la Búsqueda es lo que no se encuentra,
Mundos eternos infinitamente,
Unos dentro de los otros, sin cesar recorren
Inútiles: Soles, Dioses, Dios de los Dioses
Intercalados en ellos y perdidos
Ni a nosotros mismos nos encontramos en lo infinito.
Todo es siempre diferente y siempre adelante
De [Dios] y Dioses: ésa, la luz incierta
De la suprema verdad.
XI
En los vastos cielos estrellados
Que están más allá de la razón,
Bajo la regencia de los hados
Que nadie sabe lo que son,
Hay sistemas infinitos,
Soles centros de mundos suyos,
Y cada sol es un Dios.
Eternamente excluidos
Uno de los otros, cada uno
Es el universo.
XII
En un aturdimiento y confusión
Me arde el alma, siento en mis ojos
Un extraño fuego de comprensión
E incomprensión urdido, enorme
Agonía y ansia de existencia,
Horror y dolor, [agonía] sin fin!
XIII
Fantasmas sin lugar, que mi mente
Figura en lo visible, sombras mías
Del diálogo conmigo.
XIV
No, no os lo dije… La esencia inalcanzable
De la profusión de las cosas, la sustancia
Se hurta hasta a sí misma. Si entendiste
De este o de aquel modo lo que os dije
No lo entendiste, que le falta el modo
Para entenderlo.
XV
Del eterno error en el viaje eterno,
Lo que más se [explica] en el alma que se atreve
Es siempre nombre, siempre lenguaje,
El velo y capa de alguna otra cosa.
No que conozcas de frente a Dios
Ni que lo eterno te dé la mano,
Ve la verdad, rompe los velos,
Encuentra más camino que la soledad.
Todos los astros, aun los que brillan
En el cielo sin fondo del mundo interno,
Son los caminos que falsos trillan
Eternos pasos del error eterno.
Vuelve a mi seno, que no conoce 
los dioses porque no los ve.
Vuelve a mis brazos, mejor olvida 
que todo sólo fingir es.
XVI
Olas de aspiración […]
Sin siquiera el corazón y el alma por alcanzar
De vuestro sentimiento; olas de llanto
No os puedo llorar, en mí subís,
Marea inmensa, numerosa y sorda,
Para morir de la playa en el límite
Que la vida impone al Ser, olas saudosas
De alguna altamar donde la playa sea
Un sueño inútil, o de alguna tierra
Más desconocida que el eterno[amor]
De eterno sufrimiento y a donde las formas
De los ojos del alma no imaginadas
Bogan esenciales […]
Olvidadas de aquello que llamamos
Suspiros, lágrimas, desolación;
[Olas] en las cuales no puedo adivinar
Ni dentro de mí, en sueños [barco] o isla,
Ni esperanza transitoria, ni
Ilusión nada de desilusión;
Oh, olas sin blancuras ni asperezas,
Pero redondas, como aceites y silentes
En vuestro no término, y total rumor;
Oh, olas de las almas, decaed en lago
O levantad ásperas y blancas
Como el susurro ácido de la esperanza…
¡Elevad en tempestades mi alma!
................................................................
....................................... No habrá
Más allá de la muerte y de la inconformidad,
¿Alguna cosa mayor? Ah, debe de haber
Más allá de la vida y de la muerte ser, no ser,
Un innominable supertrascendente,
Eterno incógnito e inconoscible?
¿Dios? Asco. ¿Cielo, infierno? Asco, asco,
¿Para qué pensar, si ha de acabar aquí
El corto vuelo del entendimiento?
¿Más más allá? ¡Pensamiento, más más allá!
XVII
Me detengo a orillas de mí y me asomo…
Abismo… Y en ese abismo el Universo.
Con su tiempo y su espacio, es un astro y en ese
Algunos hay, otros universos, otras
Formas del Ser con otros tiempos, espacios
Y otras vidas diferentes de esta vida…
El espíritu es otra estrella… El Dios pensable
Es un sol… y hay más Dioses, más espíritus
De otras esencias de la Realidad…
Y yo me precipito en el abismo y quedo
En mí… Y nunca desciendo… Y cierro los ojos
Y sueño; y despierto para la Naturaleza…
Así yo vuelvo a mí y a la Vida…
......................................
Dios a sí mismo no se comprende,
Su origen es más divino que Él,
Y Él no tiene más origen que el que las palabras;
Piensan que harán pensar…
......................................
El abstracto Ser [en su] abstracta idea
Se apagó y yo me quedé en la noche eterna.
Yo y el misterio, cara a cara…
XVIII
En mi abismo temeroso
Se despeña calladamente
La catarata del sueño
Del mundo eterno y presente.
Formas e ideas yo bebo,
y el misterio y el horror del mundo
Silentemente recibo
En mi abismo profundo.
El Ser en sí mismo es el nombre
De mi ser inenarrable;
En mi mudo Maëlstrom
El gran mundo inestable
Como un suspiro se apaga
y un silencio más que interminado
Acoge el ayudar de lo vago
Que en mí se va desvaneciendo.
Por más que el Ser, que trasciende
Creatura y Creador,
Si a ese Ser nadie lo entiende
Él a mí y a mi horror
Menos. Vida, pensamiento,
Todo lo que ni se adivina
Todo es como un momento
En una eternidad mía.
........................................................
XIX
..................................... Me abre el sueño
Hacia la locura la tenebrosa puerta.
Que las tinieblas son menos negras que esta luz.
El horror me desvaría, el terror
De sentirme vivir y tener el mundo
Soñando con lazos de comprensión
En mi alma helada.
XX
De algún modo toda oscuridad
Yo la soy supremo. Soy el Cristo negro.
El que no cree ni ama; el que sólo sabe
El misterio convertido en carne.
Hay un orgullo tenebroso que me dice
Que soy Dios haciéndome inconsciente
Para lo humano; soy más real que el mundo
Por eso odio su existencia enorme,
Su amontonamiento de cosas vistas,
Como un santo devoto
Odio el mundo, porque lo que yo soy
y que no sé sentir que lo soy, lo conoce
Por no real y no de allí.
Por eso lo odio;
¡Sea yo el destructor! ¡Sea yo el Dios ira!
XXI
Soy la conciencia que odia al inconsciente,
Soy un símbolo encarnado en dolor y odio,
Fragmento de alma del posible Dios
Arrojado al mundo
Con la saudade pávida de la patria…
................................................................
Oh sistema mentido del universo,
Estrellas nadas, soles irreales
¡Oh, con qué odio carnal y aturdiente
Os odia mi ser de desterrado!
Yo soy el infierno. Soy el Cristo negro
Clavado en la cruz ardiente de mí mismo.
Soy el saber que ignora,
Soy el insomnio del dolor y del pensamiento.
................................................................
XXII
¡Ah, no poder arrancar de mí los ojos,
Los ojos de mi alma […]
(De eso a lo que yo llamo alma)
Sólo de dos cosas sé, absorto en ellas
Profundamente: el universo y yo,
El universo y el misterio y yo sintiendo
El universo y el misterio, apagados
Humanidad, vida, amor, riqueza.
¡Oh vulgar, oh infeliz! ¿Quién sueña más
Tú o yo? Tú que vives inconsciente,
Ignorando este horror que es existir,
Ser, frente al [profundo] pensamiento
Que no lo soluciona en compensación, tú
O yo, que analizando y discurriendo
Y penetrando […] en las esencias,
Cada vez siento más desordenado
Mi pensamiento loco y caído,
Cada vez siento más cómo soy yo,
Soñando menos, conciencia alerta
Fuera sólo soñando más profundo…
.............................................................
XXIII
............ Ah, qué diferencia,
Y todo siendo. El misterio del mundo,
El íntimo, horroroso, desolado,
Verdadero misterio de la existencia,
Consiste en que no existe ese misterio.
.................................................................
XXIV
Esta simplicidad de alma
Poseída no sólo por los inocentes
Sino por los viciosos y los criminales…
................................................................
................................. esa simplicidad
La perdí y sólo me queda un vacío inmenso
Que ocupa fríamente el pensamiento.
XXV
Tiemblo de miedo:
He ahí abierto el secreto.
Más allá de ti
Nada hay de seguro,
Ni puede haber
Más allá de ti.
Que [sólo] tienes esencia
No tienes existencia
Y te llamas […] Ser.
XXVI
Más que la existencia
Lo que es un misterio es existir, ser, tener
Un ser, una existencia, un existir;
Uno cualquiera, que no éste, por ser éste,
Éste es el problema que me perturba más.
¿Qué es existir —no nosotros o el mundo—
Sino existir en sí?
XXVII
No es el dolor de ya no poder creer
El que me oprime, ni el de no saberlo,
Sino sólo [y más] completamente el horror
De haber visto el misterio frente a frente,
De haberlo visto y comprendido en toda
Su infinitud de misterio.
¿Es esto lo que me enajena, que me [trae]
Siempre mostrando en mí como un terror,
El mayor terror que hay?
XXVIII
Para mí ser es admirarme 
de estar siendo.
XXIX
Entre lo real y yo hay un velo
Impenetrable a la propia concepción.
No me imagino amando, combatiendo,
Viviendo con los demás. Hay en mí
Una imposibilidad de existir
De la que [abdiqué] viviendo.
XXX
Volví mi alma exterior a mí.
XXXI
¡Tarde! No poder
Adivinar tu secreto
y tu misterio no lúcido. Ignorar
Esta emoción,
Vaga desesperanza casi amarga,
De sensación que das.
........................................................
XXXII
..............................................................
¿Qué importa? Todo es lo mismo. A mí qué me
importa que sea
Mañana todavía de rocío levantada.
Día ligero al sol, pesado de nubes,
La tarde,
La noche misteriosa,
Todo, si en ello pienso, sólo me amarga
Y me angustia.
..............................................................
XXXIII
Despertado, abro los ojos.
¡Vivo! ¡Estoy vivo todavía! Me vuelvo a verte,
Pálida luz, silente luz de la tarde,
¡Que ahora me [llenas] de un cálido horror!
¿Dónde estoy? ¿Dónde estuve? Hierve en mí,
En un aquietamiento indefinido,
Un eco de tumultos y de sombras
Y una cohorte casi de fantasmas
[Gritantes]. Y luces, cantos, gritos,
Deseos, lágrimas, llamas y cuerpos,
En un rehervir [tumultuoso] y mezclado,
En una desvaída confusión nocturna,
Como sintiendo piedad por dejarme,
Siento pasar por mí, algo como visiones.
Ni con esfuerzo me puedo acordar
Si son fantasmas o vagos recuerdos;
No me acuerdo de ninguna vida mía
Y ni el esfuerzo necesario, deseado
Para acordarme lo puedo tener.
..............................................................
Acabar. Ni lo deseo ni lo espero
Ni temo, en la apatía de mi ser.
¿Para qué vivir pues? Quiero la muerte,
Y al sentir sus pasos
Alegre y apagadamente
Lentamente me volveré hacia su lado
En fin, dejando caer sobre mi brazo
Mi cabeza, cerrados los ojos, caliente
Del vago llanto ya medio olvidado.
Pero ¿dónde estoy? ¿Qué casa es ésta? CuartoRústico, simple —no sé, no tengo fuerzas
Para observar— un cuarto lleno de luz
Oscura y demorada, que en la tarde
En otra época yo… Mas ¿qué importa? La luz lo es todo.
Yo la conozco.
XXXIV
Basta que sea breve y transitoria la vida.
Para que sea sueño. A mí, como a quien sueña,
Y oscuramente le pasa cierta amargura
De tener que despertar; a mí la muerte,
Casi el horror de que me quiten el sueño
y tener que darme a la realidad, me asusta,
Casi como la muerte. ¡Cuántas veces [cuántas],
En sueños vacíos conscientemente
Inmerso, no me pesa tener que ver
La realidad y el día!
Sí, este mundo con su cielo y tierra,
Con sus mares y ríos y montañas,
Con sus árboles, aves, bestias, hombres,
Con el que el hombre, con arte figurado
De alguna construcción divina, hizo
Casas, ciudades, cosas, modas […],
Este mundo, que [nunca] reconozco,
Como sueño lo amo, y como es sueño lo [quiero]
O [tengo] que dejarlo y ver la verdad,
Me toma la garganta, con horror por lo negro,
El pensamiento de la hora inevitable,
Y la verdad de la muerte me angustia.
Pudiera yo, sí, pudiera eternamente
Ajeno al verdadero ser del mundo,
¡Vivir siempre este sueño que es la vida!
Expulsado ya de la divina esencia,
Ficción fingida, vana mentira eterna,
Alma sueño, ¡que nunca yo me despertara!
Suave me es el sueño, y la vida […] es sueño.
Temo a la verdad y a la vida verdadera.
¡Cuántas veces, pasada la vida, busco
En el seno maternal de la noche y del error,
El alivio de soñar, durmiendo; y el sueño,
Una perfecta vida me parece;
[…] …, y por acaso
Porque pasa de prisa. Y así es la vida.
XXXV
Y el sentimiento de que la vida pasa
Y el sentirla pasar
Adquiere en mí tal intensidad,
De desolado y angustioso horror,
Que a ese mismo horror, horror le tengo
De poder sentirlo
Y por sentirlo como tal.
XXXVI
Me aburro con la posibilidad
De la vida eterna; el tedio
De vivir siempre debe ser inmenso.
Tal vez eso sea el infinito…
Ya el tedio de pensarlo es horroroso.
* Los puntos suspensivos entre corchetes y las líneas punteadas indican
que faltan partes en el original.
Segundo tema
El horror de conocer
I
EL INEXPLICABLE horror
De saber que esta vida es verdadera,
Que es algo real, que es [casi] un ser
En todo su misterio […]
Realmente real.
II
Del horror del misterio son, tal vez guerreros
Símbolos esos horrendos
Gorgona y Demogorgon fabulosos,
Fatales uno por su aspecto, el otro por su nombre.
En ellos se ve la ávida ansiedad
De tener, en una concepción que torturara
De terror, eso que de vago y extraño
Atravesando como una oposición
Del pensamiento la soledad, íntegra
De luz parcial […] la negra lucidez
Del misterio supremo. Es conocer
El levantarse de esos ídolos de horror,
La existencia de aquello que, pensando
A fondo, remolina el pensamiento
Por locos vanos [rincones], delirios de la locura,
Despeñaderos [arduos], confusos,
Torturas, y algo más que la angustia
Y pavor que no se explica sin que fracase
En la misma concepción de concebirlo.
III
 ¿Por qué pues buscar
Sistemas vanos de vanas filosofías,
Religiones, sectas, [voz de pensadores],
Si el error es condición de nuestra vida,
La única seguridad de la existencia?
Así llegué a esto: todo es error,
De la verdad hay sólo una idea
A la que no corresponde la realidad.
Creer es morir, pensar es dudar,
La creencia es el sueño y el sueño del intelecto
Cansado, exhausto, que soñando obtiene
Efectos lúcidos de equívoco fácil
Que antepuso a sí mismo, más sentido,
Más [visto] que lo usual de su pensar.
La fe es esto: el pensamiento
Queriendo engañarse eternamente
Débil en el engaño [y así], en el desengaño;
Ya sea en la ilusión o en la desilusión.
IV
Cuanto más hondamente pienso, más
Profundamente no me comprendo.
El saber es la inconsciencia de ignorar.
V
Sólo la inocencia y la ignorancia son
Felices, pero no lo saben. ¿Lo son o no?
¿Qué es ser sin saberlo? Ser, como la piedra,
Un lugar nada más.
VI
Cuando a veces pienso en mi futuro
Se me abre de repente [un amplio] abismo
Ante el cual se me cambia el ser.
Y me pongo sobre los ojos las manos del alma
Para ocultar aquello que no veo.
—Oh, ¡lúgubres gracejos de expresión!
VII
A veces pasan
Por mí relámpagos de pensamiento
Intuitivo y profundizante,
Que me revelan angustiosamente
Momentos de un misterio que asusta;
Dudosos, no olvidados, me angustian
De terror, que entontece el pensamiento
Y vagamente pasa, y mi ser regresa
A la oscuridad y al menor horror.
VIII
.............................. ¿Por qué la locura es
Más sana que la carencia de ella?…
..............................................................
.................................. ¿Cuál es la íntima razón
De que la creencia y el sueño sean necesarios
Y todo lo demás funesto?…
..............................................................
Ironía suprema de saber:
Sólo conozco eso que no entiendo,
Sólo entiendo lo que entender no [puedo]!
..............................................................
.................................... Y yo cambio
Por las vías oscuras de la locura
Ojos vagos de susto, por el [horror]
De que haya realidad y de que exista el ser,
De que exista el hecho de la realidad.
..............................................................
...............................Tiemblo y de repente
Una sombra de la noche pavorosa
Me inunda el helado pensamiento
..............................................................
.................................. Voy cayendo
En un precipicio cuyo horror no conozco
Ni a mí mismo me [logro] imaginar,
Que sólo calculo cuando estoy en él.
IX
Soñando yo vencí mundos,
Mi vida fue un sueño.
Cierra tus ojos profundos
Hacia la verdad que duele.
La ilusión es la madre de la vida:
Fui loco, y todo por Dios
Sólo la locura incomprendida
Va adelante hacia los cielos.
......................................
X
Del fondo de la inconsciencia
Del alma sobriamente loca
Arrojé la poesía y la ciencia,
 ¡Y no poca
Maravilla del inconsciente!
En sueños, sueños cree.
Y el mundo atónito siente
Cuán bello es lo que le di.
XI
¡Sólo es grande la locura!
¡Y sólo ella es feliz!
XII
Montañas, soledades […], desiertos todos
[Aun]que así yo deba de morir
Reveladme vuestra alma, eso que hace
Que se me hiele la mente al advertir
Que realmente existís y que, en verdad,
Que son hechos, existencia, cosas, seres,
..............................................................
Desespero al oírme decir
Eso que tengo en el alma. Lo siento, lo siento,
Y sólo hablando no me entiendo.
..............................................................
¡Sentir esto es el horror que no tiene nombre!
¡Pero sentirlo sintiendo íntimamente
No con ansias o suspiros del alma
Sino con el pavor supremo, con el helado
Inerte horror de la desesperación!
XIII
No tengo, no, ya duda o alegría;
Pero no regreso más a esa duda
Ni a esa alegría regresaría,
Si me fuera posible; tengo el orgullo
De haber llegado aquí, donde nadie,
Ni las alas del loco pensamiento
Ni las alas de la loca fantasía
Llegaron. Y aquí me quedo. Consolado
En este perenne desconsuelo.
..............................................................
.................................................. Esta
Diferencia contra la diferencia
Entre el vacío escepticismo antiguo
Mundo adivinador, que no comprende
Toda la fuerza de lo que adivinó;
Entre esto y mi pensamiento: Llegué hasta aquí.
No quiero salir de aquí, ni querría
Aquí llegar. Pero aquí llegué y aquí me quedo.
XIV
¡Horror supremo! ¡Y no poder gritar
A Dios —no lo hay— pidiendo alivio!
El alma en mí ironiza sólo de pensar
En eso de pedir ridícula vanidad…
..............................................................
...................................... Tengo en mí
La verdad sentida e incomprendida
Pero cerrada en sí misma, de tal modo
Que no puedo ni pensarla (Nadie puede sentirla).
..............................................................
Cómo desearía yo cerrar bien
Los ojos —sin morir, sin descansar,
No sé cómo— al misterio y a la verdad
Y a mí mismo, y nodejar de ser.
Morir tal vez, morir si en la muerte
Me encontrara el misterio cara a cara.
..............................................................
Me siento enajenado por el pensamiento,
Por la comprensión y por la incomprensión.
Camino como entre sueños. Constreñido
Por el terror de la muerte inevitable
Y por el mal de la vida, que me hace
Sentir, por existir, aquel horror,
Atormentado siempre.
 Objetos mudos
Que parecéis sonreír horrendamente
Sólo de existir y estar allí;
Os odio con horror. Yo querría…
¡Ah! pudiera ya decirlo —no lo sé—
Ni vivir ni morir […]
Ni sentir, ni quedarme sin sentir…
..............................................................
No puedo más, no puedo soportar más
Esta tortura intensa, el interregno
De las existencias que me cercan… Vamos,
Abramos la ventana… Tarde, tarde…
Es tarde… y en otro tiempo amaba la tarde
Con su silencio suave e incompleto
Sentido más allá
De la base consciente de mi ser…
Hoy… no más, no más me volverán
Las inocencias e ignorancias suaves
Que me vuelven el alma transparente.
Nunca más, nunca más yo te veré
Como te vi, del sol de la tarde, nunca
Ni tú, monte solemne de verdor,
Ni los colores del poniente desmayado
En una respiración callada… Y que yo no pueda
Llorar la pérdida vuestra [porque yo os perdí]
[Ni siquiera] las lágrimas podrían encontrar—
Por amargas que fueran— lo que en otros tiempos
Yo me acordaba que os dejaría.
..............................................................
............................. ¡Oh, alma amarga mía
Llena de hiel y que yo no pueda llorar!
Quien siente llora, pero quien piensa no.
Yo, cuyo amor y desventura
Me viene de pensar, ¿a dónde iré a buscar lágrimas
Si ellas no fueron dadas para pensar?
Ya ni siquiera os puedo decir: ¡Venid,
Lágrimas, Venid! ¡Ni siquiera pensar
Que llegaré aún a lloraros!
XV
 Ya oigo el impetuoso
Ruido circular como arrastrando hojas,
Y, en un vago abrir de ojos, siento en la luz
Las amarilleces y palideces
[Apenas] el Otoño sopla [nuevamente]
Dejadlo que así sea, ¿qué me importa?
Como un fresco pañuelo yo querría
Pasar la sombra y el silencio sobre mí
Y dormir —¡Ah, dormir!— en un deslizamiento
Suave y blando hacia la inconsciencia,
En un apagamiento sentido dulcemente.
XVI
No sé de qué manera la sucesión
De los días ha encontrado este mi ser
Que a sí mismo se tiene [desconocido].
No sé qué tiempo vago atravesé
En los breves días de febril ausencia
De parte de mi ser. Ahora
No sé que es lo que hay en mí, que sobrenada
La ignorada cosa que perdí.
..............................................................
Siento pavor, pero ya no es el mismo
Pavor, ni es la misma soledad
De otros tiempos, la soledad en la que siento.
Quemé libros, papeles,
Destruí todo por quedar muy solo,
Porque no [sé] no saberlo deseo.
Me queda sólo un deseo desierto
De amar y de sentir […]
..............................................................
¡Pesado el fardo de la grandeza! ¡Amor!
No a los reyes ni a príncipes les pesa
Y el ánimo responsable […]
Como a mí la existencia.
..............................................................
En este aturdimiento nace en mí
Algo negro y extraño y nuevo
Que presiento con miedo […]
Aureoleado de mí dentro de mi alma.
..............................................................
Como la línea negra [en el horizonte]
Se levanta en negra nube y ennegrece
Y crece levantándose y [oscurece]
El firmamento siento despuntar
Anuncios de Tormenta y confusión
En un silencio que existe dentro de mí.
XVII
 Cuanto más claro
Veo en mí, más oscuro es lo que veo.
Cuanto más comprendo
Menos me siento comprendido. Oh horror
[…] paradójico de este pensar…
XVIII
 El transcurrir de los días
Y todo el subjetivo y objetivo
Envejecer de todo, no me duele
Por sentido, sino por no ponderado;
Ni ponderado duele, pero asusta.
Todo tiene sus [razones] en la tiniebla
Del misterio y yo estoy de eso siempre
Atento a lo sustancial de vivir
Y a la [conciencia] del misterio en todo.
Cada cosa para mí es puerta abierta
Hacia donde veo la misma oscuridad;
Y en cuanto más miro, más comprendo yo
Cuán oscura es aquella oscuridad;
Y en cuanto más lo comprendo, más
Me siento oscuro al comprenderlo,
Desde que desperté a la conciencia
Del abismo de la noche que me cerca,
No reí ni lloré más, porque pasé
A la monstruosidad del sufrimiento
Mucho más allá de la locura, de la que se ríe
Y de la que se llora monstruosamente
Consciente de todo y de la conciencia
Que de todo tengo horrorosamente.
Todas las máscaras que el alma humana
Para sí misma usa, yo las arranqué;
La misma duda, temblando,
Yo me arranqué de mí y todavía después
Una máscara más […]
Pero lo que entonces vi; esa desnudez
De la conciencia en mí, como relámpago
Que tuviera una voz y una expresión,
Me heló para siempre en otro ser […]
..............................................................
 Sólo comprendí
Que no hay forma de pensar o de creer,
De imaginar, soñar o de sentir,
Ni rasgo de […] locura
Que se atreva a poner el alma humana frente a frente
Con eso que una vez visto y sentido
Me [cambió], como si al universo el sol
Le faltara de súbito, sin duración
En su fin […]
..............................................................
¡Oh horror! ¡Oh horror! Siento otra vez
Esa frialdad precursora en el alma
De la suprema intuición. ¡Ah, no poder
Fuera del ser y del sentir, esconderme!
¡Ah, no poder gritar, pedir, dejarme!
¡Oh algo más que una luz
Voy sintiendo que va a rayar pronto!…
¡Muerte! ¡Tiniebla! […] ¡a mí! ¡a mí!
XIX
¡Ah, no poder dormir (yo no sé como,
[Ni] en verdad lo quiero) eternamente,
Acabar, no conmigo ni con esto,
Sino con todo: causa, efecto, ser…
Ideas [vanas] que la imaginación
Vacía de un momento
Genera sin ilusión, como el niño
Que se embriaga indolentemente
Con el olor transitorio de una flor.
XX
 ¡Ah, que algo
Sueño o soñar, sin doler aísle
Mi ya aislado corazón,
Que las palabras que yo diga nunca pueden
Llevar hacia los otros más que el sentido
Que tienen esas palabras, y [existe]
Por fuera de lo que digo, oculto en él
Algo así como el esqueleto en esta mi carne
Invisible estructura de lo visible
Diferencia esencial…
¡Cae sobre de mí, apagarse mío!
¡Querer querer, inútil piedra al mar!
Saco para atrapar el viento, cesto de agua,
Cazador que sólo oye aullar de lejos a los lobos…
XXI
 No es el vicio
Ni la experiencia la que desflora al alma,
Es sólo el pensamiento. Hay inocencia
En Nerón mismo y en Tiberio loco
Porque hay inconsciencia. El sólo pensar
Desflora hasta lo íntimo del ser.
Ese perpetuo analizarlo todo,
Este buscar una desnudez suprema
Razonada coherentemente
Es la que desplaza a la inocencia verdadera
Por la suprema conciencia honda
De sí, del mundo […]
..............................................................
¡Pensar, pensar es no poder vivir!
Pensar, siempre pensar, perennemente,
Sin poder echar mano de él. ¡Ah, yo me sonrío
Cuando [a] veces noto la inconsciente
Risa vacía del bandido
Rindiéndose a la inocencia! Si él supiera
Lo que es perder toda la inocencia…
..............................................................
¡El tedio! ¡El tedio, quién me permitiera tenerlo!
XXII
Todo lo que adquiere forma o ilusión
De forma, en las palabras, no consigue
Darme siquiera, encerrado en mí la mirada
Del [pensamiento], la ilusión de ser
Una expresión de eso que no se explica,
Ni por decir que no se explica. Vida
Idea, Esencia, Trascendencia, Ser,
Todo de cuanto vago y [sombra]
Pueda sucederle al sueño del pensar,
Aunque hondamente concebido,
Ni por el horror de ese imposible deja
Transvasar sombra o recuerdo de lo que es.
¡Con cuánta realidad el mundo es sueño!
¡Con qué ironía más que nada amarga
No me constriñe, fría y negramente,
Esta inquieta pretensión de ser!
Tercer tema
Quiebra del placer y del amor
I
Beber la vida de un trago, y en ese trago
Todas las sensacionesque la vida da
En todas sus formas […]
..............................................................
 Antes querría yo
Embeberme en los árboles, en las flores,
Soñar en las rocas, mares, soledades,
Hoy no, huyo de esa loca idea:
Todo lo que me acerca al misterio
Me angustia de horror. Hoy sólo quiero
Sensaciones, muchas, muchas sensaciones,
De todo, de todo en este mundo; humanas,
No otras de delirio panteistas
Pero sí perpetuos shocks de placer
Cambiando siempre,
Cuidando fuerte la personalidad
Para sintetizarla en un sentimiento.
 Quiero
Ahogar en bullicio, en luz, en voces,
—Tumultuosas [cosas] usuales—
El sentimiento de la desolación
Que me llena y avasalla.
 Me holgaría
De llenar en un día […], en un trago,
La medida de los vicios, aunque
Fuera condenado eternamente —
¡Locura!— al tal infierno,
A un infierno real.
II
Alegres campesinos, alegres muchachas y dichosas,
¡Cómo amarga a mi alma esa alegría!
..............................................................
Ni de criaturita, ser predestinado,
Yo era así de alegre; en mis juegos,
En mis ilusiones de la infancia yo ponía
El mal de mi predestinación.
..............................................................
¡Acabemos así con esta vida!
¡Acabemos! ¡La forma poco importa!
Ya no puedo sufrir más. Ya veré—
Yo, Fausto— a aquellos que apenas sienten
Toda la extensión de la felicidad,
¿Gozarla?
..............................................................
 Hierve la revuelta en mí
Contra la causa de la vida que me hizo
Como soy. Y moriré y dejaré
En este mundo sólo esto: una vida
Sólo placer y sólo gozo, sólo amor,
Sólo inconsciencia en pensamiento estéril
Y desprecio […]
Pero ¿cómo entraré yo en aquella vida?
Yo no nací para ella.
III
Melodía vaga
Hacia ti se eleva
Y, llorando, lleva
A tu corazón,
Ya de dolor exhausto,
Y soñando, lo apaga.
Tus ojos, Fausto,
No llorarán más.
IV
Ya no tengo alma. La di a la luz y al ruido,
Sólo siento un inmenso vacío donde tuve alma…
Soy sólo una cosa exterior apenas,
Consciente sólo de que no es nada…
Pertenezco a la liviandad y a la crápula de la noche
Soy sólo de ellas, me encuentro disperso
Por cada grito ebrio, por cada
Tono de la luz en la gran barriga de las botellas.
Participo de la niebla luminosa
De la orgía y de la mentira del placer.
Y una fiebre y un vacío que hay en mí
Me confiesa ya muerto… Me palpo
Alrededor del alma, los fragmentos de mi ser
Con el hábito inmortal de sondearme.
V
 Perdido
En el laberinto de mí mismo, ya
No sé cuál es el camino que me lleva
De él a la realidad humana y clara
Llena de luz […]
Por eso no concibo alegremente
Sino con profunda pesadez de mí
Esta alegría, esta felicidad,
Que odio y que me hiere […]
..........................................................
Como un insulto siento esta alegría,
Toda alegría. Casi siento
Que reír es reír; no de mí, sino tal vez
De mi ser.
VI
Toda alegría me congela, me produce odio.
Me aburre toda la tristeza ajena,
Absorto en la mía, mucho mayor
que otras […]
..............................................................
Siento para mí que mi alma no tolera
Que alguien sea más feliz que ella;
La risa me insulta porque existe;
Que yo siento que no quiero que haya alguien que ría
Mientras que yo no puedo. Si intento
Sentir, querer, sólo quiero incoherencias
De indefinida aspiración inmensa,
Que aún en mis sueños son desmedidas.
VII
Su alegre inconsciencia es una ofensa
Para mí. ¡Su risa me abofetea!
¡Su alegría me escupe la cara!
Oh, con qué odio carnal y espiritual
Me escupe sobre lo que en el alma humana
Hace fiestas y bailes y cantos…
..............................................................
¡Con qué alegría mía caería
Un rayo entre ellas! ¡Con qué prontitud
Crearía torturas para ellas
Sólo porque la vida se me ríe en la cara
Y me arrojaron a mi pálida faz
Su gozo de vivir, su polvadera; que arda
En mis ojos; los de sus huecos momentos
De infancia adulta y todo en la alegría!
..............................................................
¡Oh odio, alégrame siquiera tú
Hazme ver a la muerte royéndolos a todos,
Pon ante mi vista a los gusanos trabajando
Aquellos cuerpos! […]
VIII
¡Triste horror del alma, evoco ya
Con grata saudade, tristemente,
Estos recuerdos de juventud!
Ya no siento saudades como hace poco
Todavía las sentía. Se me va embotando
A fuerza de pensar, continuo y árido,
Todo el verdor y flor del pensamiento.
Ahora al recordar sólo siento
Como un cansancio de haber vivido sólo
Desconsolado y mudo sentimiento
De haber dejado atrás parte de mí,
Y saudade de no tener saudade,
Saudades de los tiempos en que las tenía.
Si ahora evoco mi infancia, veo
—¡Qué extraño!— como alguna otra criatura
Que me era amiga, en una vaga
Objetividad subjetividad.
Ahora la infancia me recuerda, como en un sueño,
Ahora a una distancia sin medida
En el tiempo, deshaciéndome de espanto;
y la sensación que siento al advertir
Que voy pasando, ya tiene más de horror
Que de tristeza […]
Y nada evoca, a no ser el misterio
Que el tiempo tiene encerrado en su mano.
¡Pero el dolor es más grande!
IX
¡Oh vestidas razones! Dolor que es vergüenza
Y por vergüenza de sí mismo calla
A sí misma su nexo! ¡Oh vil y baja
Puerca animalidad de lo animal,
Que se dice metafísica por miedo
A saberse únicamente baja…
..............................................................
¡Oh horror metafísico de ti!
¡Sentido por el instinto, no en la mente!
Vil metafísica del horror de la carne,
Miedo del amor…
Entre tu cuerpo y mi deseo de él
Está el abismo de ser consciente;
¡Si te pudiera amar sin que existieras
Y poseerte sin que estuvieras allí!
¡Ah, qué hábito recluso de pensar
Tanto destierra al animal que atreverme no me atrevo
Lo que la [bestia más vil] del mundo vil
Opera por maquinismo!
Tanto encerré bajo llave, a los ojos de los otros,
Cuanto es instinto en mí, que no sé
Con qué gestos o modos revelar
Un sólo instinto mío a los ojos de quienes lo miren…
..............................................................
Dios personal, dios gente, de los que creen,
¡Existe para que yo te pueda odiar!
Quiero alguien a quien pueda la maldición
Lanzar de mi alma que morí,
Y no al vacío solo de la noche muda
Que no me oye.
X
¡El horror metafísico de los otros!
¡El pavor de una conciencia ajena
Como un dios me espía!
 ¡Quién me diera
Ser la única [cosa] animal,
Para no tener miradas sobre mí!
XI
................................ Siento horror
A lo que la significación de los ojos humanos
Contiene…
..............................................................
XII
 Siento necesario
Ocultar mi intimidad a las miradas
y a los sondeos que muestran las miradas;
No quiero que nadie sepa lo que siento,
Más allá de lo que no puedo decir a nadie…
XIII
 Con qué gesto del alma
Doy el paso de mí hasta la posesión
Del cuerpo de otros, horrorosamente
Vivo, consciente, atento a mí, tan él
Como yo soy yo.
XIV
No me concibo amando, ni diciendo
A alguien «yo te amo», sin que me conciba
Con alguna otra alma que no sea la mía
Toda la expansión y transfusión de vida
Me horroriza, como al avaro la idea
De gastar y gastar inútilmente:
Aunque de gastar se [obtenga] gozo.
XV
 Cuando se adoran, vividos,
Dos seres juveniles y naturales
Parece que se derraman armonías
Como perfumes por la tierra en flor.
Pero yo, al concebirme amando, siento
Como que una carcajada horrorosa y honda
Lanza la existencia en mí, como de lo ridículo
Y desusado en lo que es natural.
Nunca, sino al pensar en el amor,
Me siento tan lejano y desplazado,
Tan lleno de odio contra mi destino;
De rabia contra la esencia del vivir.
XVI
Viendo pasar a los amantes
No propiamente envidia u odio siento,
Sino un rencor y una aversión inmensos
Al universo entero, por cubrirlos.
XVII
Me causa horror el amor, es abandono,
Intimidad…… No sé ser consciente
Y tengo para todo […]
La conciencia, el pensamiento abierto
Volviéndolo imposible.
Y yo tengo la timidez del alto orgullo
Y siento horror a abrirle mi ser a alguien,
A confiar en alguien. Yo siento horror
A que me interrogue alguien, poco
O nada, algunos rincones de mi ser.
Abandonarme en brazos bellos y desnudos
(Aunque el amor viniera de ellos)
En el concebir de todo me horroriza;
Sería violar mi ser profundo,
Acercarse demasiado a los otros hombres.
Una desnudez cualquiera —espiritual o corporal—
Me horroriza: pronto me acostumbré
En los desnudamientos de mi ser
A fijar los ojos púdicos, conscientes
De lo demás. Pensar en decir «te amo»,
Y «te amo» sólo, sólo esto me angustia…
XVIII
 […] yo mismo
Siento ese frío corazón en mí,
Admirado de ser mi corazón,
Está tan frío.
XIX
Sería dulce amar, ceñir a mí
Un cuerpo de mujer, pero frío y grave
Y hecho a todo trascendentalmente.
En sensaciones al mío, algún otro cuerpo.
Por el terror de tener cerca y [junto]
En sensaciones al mío, algún otro cuerpo.
Helada mano misteriosa cae
Sobre la imaginación […]
XX
¿Esto es el amor? ¿Sólo esto? […]
..............................................................
Siento ansias, deseos,
Pero no con todo mi ser. Algo
En lo íntimo mío, algo allí
—Frío, pesado, mudo— permanece.
[Para] esto dejé yo la vida antigua
Que ya no entiendo bien, pareciéndome
Vaga ya.
Ya no siento la honda y muda agonía
Sino otra, menos honda y dolorosa,
[Mucho] más terrible rabia […]
De íntimos movimientos, deseos
Que son parecidos a rencores.
Un cansancio violento y desmedido
De existir y sentirme aquí, y un odio
Nacido de esto, vago y horroroso
A todo y todos…
XXI
—Amo como el amor ama.
No conozco razón para amarte sino amarte.
¿Qué quieres que te diga además de que te amo,
Si lo que quiero decirte es que te amo?
..............................................................
Cuando te hablo, me duele que respondas
A lo que te digo y no a mi amor.
..............................................................
¡Ah! no preguntes nada; antes háblame
De tal manera que, si yo fuera sorda,
Te oyera todo con el corazón.
Si te veo, no sé quién soy: yo amo.
Si me faltas […]
... Pero tú haces, amor, por faltarme
Igual cuando conmigo estás, pues preguntas,
Cuando es amar lo que debes. Si no amas,
Muéstrate indiferente, y no me quieras,
Pero tú eres como nunca nadie fue,
Ya que buscas el amor para no amar,
Y si me buscas es como si yo sólo fuera
Alguien para hablarte de quien amas.
..............................................................
Cuando te vi te amé ya desde muy antes.
Te volví a encontrar cuando te encontré.
Nací para ti antes de que existiera el mundo.
No hay cosa feliz u hora alegre
Que yo haya tenido fuera de la vida
Que no lo fuera porque te preveía,
Porque en ella dormía tu futuro.
..............................................................
Y yo lo supe sólo después, cuando te vi,
Y tuve para mí mejor sentido,
Y mi pasado fue como un camino
Iluminado por el frente, cuando
El carro con luces vuelve la curva
Del camino y ya la noche es humana toda.
..............................................................
Cuando yo era pequeña, siento que yo
Te amaba desde tan lejos, más que lejos…
..............................................................
Amor, ¡dime algo para que yo te sienta!
—¡Te comprendo tanto que no siento,
Oh, corazón exterior al mío!
¡Fatalidad, hija del destino
Y de las leyes que existen en el fondo de este mundo!
¿Qué eres tú para mí que yo comprenda hasta el punto
De sentirlo?…
..............................................................
XXII
¿Para qué hablarte? Nadie hermana
Mis pensamientos en comprensión.
Existo sólo por ser superior, y todo en mí
Es más grande.
XXIII
¡Reza por mí! Además no me enternezco.
Sólo para mí mismo me sé enternecer,
Con la ilusión de amar y de sentir
En la que forzosamente me detuve.
¡Reza por mí, por mí! Hasta ahí llega
Mi tentativa [de] querer amar.
Cuarto tema
El temor de la muerte
I
Que la muerte me desmembre en otro, y yo quede
O la nada de la nada o el todo
Y acabe en mí esta conciencia hueca
Que de existir me resta.
Siento un tropel silbante y caliente
De intencionadas sombras, y de impulsos
Desbordando la copa de la conciencia
Más arriba de la vida…
II
 … Y sólo un sentimiento
De desear eterna quietud,
Ambición vaga de cerrar los ojos
Y vaga esperanza de no abrirlos más.
Cansada ansia de no vivir más;
Mi desvaído cerebro no lamenta
Ni sabe lamentar. Tumultuarias
Ideas, mezcla de mi antiguo ser
Y de éste, surgen y desaparecen
Sin dejarle rastros a la comprensión.
...................................................................
Ya deslumbradas, vanas, incoherentes,
Amargas [vagas], desorganizaciones
Que no dejan sufrir. ¡Ven, Oh muerte, ya!
¡Siento tus pasos! ¡Te siento! Tu seno
Debe de ser suave y oírsete el corazón
Como una melodía extraña y vaga
Que eleva hasta el sueño y pasa el sueño.
Nada. Ya nada [pasa]; nada, nada…
¡Vete Vida!
III
¡Ah, el horror de morir!
Y encontrarse el misterio frente a frente
Sin poder evitarlo, sin poder…
IV
Me hiela la idea de que la muerte sea
Encontrarse el misterio cara a cara
Y conocerlo. Por más que apenas sea
La vida el misterio de vivirla
Y la ignorancia en la que el alma vive, la vida.
Peor me [relampaguea] en el alma
La idea de que al fin todo será
Conocido y claro.
...................................................................
Pudiera yo tener por cierto que en la muerte
Me acabaría, me volvería nada,
y avanzaría hasta la muerte, pávido
Pero firme de su nada.
V
 … Me hiela sólo, mudo
La presencia de la muerte que triplica
El sentimiento del misterio en mí.
VI
¡Vete misterio, me aplastas! ¡Ah, partir
Esta cabeza contra aquel muro
Y caer muerto! Pero la muerte, la muerte
¡Ah, cómo la temo! ¿Hacia dónde huir?
Ni en la vida ni en la muerte tengo abrigo.
Maldita sea… ¿Quién? ¡Quién hace el mal
Que yo siento! Ah, pero [ni] ya puedo
Maldecir…
VII
No es el horror a la muerte, porque raye
En ella el misterio de mí, ni con ella venga
El acabarme o el sentirme…
...................................................................
No. No es en mi alma donde los campaneros
Rebaten miedos por lo que ha de ser.
Es mi carne que en mi alma grita
Horror a la muerte, carnalmente lo grita,
Lo grita sin conciencia y sin propósito,
Lo grita sin más miedo que el mismo miedo.
Un pavor con cuerpo, un pavor frío
Como una niebla, un pavor todo suyo
Subiendo el tono intelectual dentro de mí.
VIII
El animal teme la muerte porque vive,
El hombre también, porque no la conoce;
Sólo a mí me es dado con horror
Temerla, por conocerla en su completa
Extensión y misterio, por medir
El [infinito] suyo de oscuridad.
...................................................................
Dolor que trasciende el verbo y el sentimiento
Creando un sentimiento para sí mismo
Del cual el Horror es sólo la apariencia
Pensable y sensible de lo exterior.
...................................................................
Algunos tienen —y es sufrimiento— la duda:
¿Existe o no existe Dios? ¿Hay alma o no?
Yo no dudo, ignoro. Y si el horror
De dudar es grande, el de ignorar
No tiene nombre ni entre los pensamientos.
IX
Miedo de la muerte, no; horror de la muerte.
Horror por lo que ella es, porque es
Y por lo inevitable.
X
 … Al condenado
Aunque en su horror la luz al menos
Una sombra desesperada de esperanza;
Aun el horror que espera no es aquel
Horror de la muerte, nada tiene el intenso
Arrastrarse de la inmovilidad
Que la muerte sí tiene. A mí ni esperanza
Ni sospecha de sombra de esperanza
Me acude, sino el horror completo y negro.
Eso es lo que le parece aquel rescate
¡Es lo que temo!
XI
Ah, no me ofendas con palabras vanas
El horror del pensamiento. Nadie
Como yo tuvo este horror. Ni podrá
En las venas y en el alma de su sangre
Tenerlo tan íntimo […]
Tan hecho para conmigo.
...................................................................Las figuras del sueño no conocen
El sueño […] del que son figuras,
Porque el mundo no sólo [ya] fue soñado
Sino que es un sueño dentro de otro sueño, un sueño real,
En el que los soñados tienen soñadores
También.
...................................................................
No poder concluir esta tortura;
No poder desprenderme de este Ser;
No poder olvidarme de esta vida…
XII
 
Sólo una cosa me espanta 
En esta hora, a toda hora:
Es que veré la muerte frente a frente 
Inevitablemente.
¡Ah, cómo poder expresar este horror!
No poder huirle. No poderlo olvidar.
 
Y en esa hora en que yo y la Muerte 
Nos hemos de encontrar
¿Qué es lo que veré? ¿Qué es lo que sabré?
¡Horror! La vida es mala y es mala la muerte 
Pero quisiera vivir eternamente
Sin saber nunca […] eso que la muerte trae […]
................................................................... 
¡Que cese el tiempo!
¡Que pare y quede para siempre este momento!
¡Que nunca yo me acerque a ese
Horror que mata el pensamiento!
 
Envuélveme, enciérrame dentro de ti 
Y que yo no muera nunca.
Dos diálogos
I
Fausto: ¡Fiebre! ¡Fiebre! Estoy trémulo de fiebre 
y de delirio […] 
................................................................ 
Anciano, ¿no puedes tú 
Prepararme un remedio para la vida? 
Quiero vivirla sin saber que la vivo 
Como vives tú. 
................................................................ 
Aturdirme con esto toda el alma, 
Toda, hasta adentro, muy dentro ¿viejo?
Viejo: No te [entiendo], pero si es olvidar 
Lo que quieres, bebe…
Fausto: —Quiero, quiero, vamos… 
Olvidémonos. ¿No tienes algo más fuerte 
[Para] algo más que olvidar? De prisa, habla…
Viejo: Apenas te comprendo, pero no tengo. 
................................................................
(Fausto bebe apresuradamente)
................................................................ 
 ¡Extraña y horrible creatura! 
................................................................ 
No es vicio 
Ni crimen ni tristeza, ni pavor 
Propiamente pavor, lo que oscurece 
Como una oscuridad desde adentro del alma 
Toda la vida y la expresión de su cara. 
y esas palabras que usó: «olvidar 
La vida», «más que olvidar», «en mí». 
¿Qué significan? No lo sé, pero siento 
Que condice, secreta e íntimamente, 
Con ese ser íntimo que yo no conozco; 
Cualquiera que sea esa desgracia, extraño, 
Duerme y olvida o suceda en ti 
Eso que semejante al olvido 
Desordenadamente me dijiste 
(Desear en tu íntimo)… 
Duerme y que el filtro trabaje en el silencio 
De tu alma obra interior de paz 
y que cuando abrieras para mí los ojos 
Yo les vea la expresión ya transmutada 
Hacia la comprensible y humana 
Expresión de un humano sentimiento. 
Que te adormezca la existencia íntimamente 
Y también al oscuro deseo que tienes.
(Se va a levantar, pero se detiene)
No. Duerme donde caíste […] 
................................................................
Fausto: Yo soy distinto a los hombres, oh, anciano, 
Tu filtro de paz y olvido 
No me hizo olvidar, es sólo la sombra 
De una paz posible que me entró en el alma. 
Para la paz que yo quería, esto que tengo 
Es como una antorcha para la luz del sol 
Interiormente nada pasó. 
Paralizaste en mí el engranaje 
De pensamiento y sentimiento antiguos. 
................................................................ 
No volvería, yo lo siento, a sentir 
Lo que antiguamente sentía. Se fue 
No sé cómo lo interno de mi ser 
Con sus intuiciones, pero no se fue 
La memoria terrible del horror 
De la antigua vida […] 
................................................................ 
............................. No digas más. Yo voy…
(poniéndose en pie)
Yo voy no sé a dónde… Cómo […] tiembla, 
Con qué debilidad y Sentimiento 
De estar [cambiando] el cuerpo todo. Viejo, 
Adiós; quisiera haber encontrado en ti 
Lo que en ti no podía haber encontrado. 
Todos los remedios no valen nada. Yo 
Debería al pedírtelo, saberlo; 
Pero… Dime, ¿no tienes otro?… Tú, que filtras 
[sueños] ¿no tienes venenos más sutiles 
Contra la existencia? 
................................................................
Viejo: —Hay un filtro 
Diferente al que tomaste; 
Diferente en la intención con la obra en el alma, 
Pero parecido en hacer olvidar.
Fausto: ¿Cómo diferente en la intención?
Viejo: —En lugar 
De apagar [extinguir], adormecer, 
Hace —una terrible excitación de vida— 
Nacer en el alma un conflicto de deseos 
Un deseo de poseerlo todo, 
De ser todo, de verlo todo, de amar, 
Gozar, odiar, querer y no querer, 
Reúne vicios y virtudes, todo 
Como si en el ansia férvida de un trago 
De la copa de la existencia. 
................................................................
Fausto: Véndemelo tú… Ah, no, que yo no tengo nada 
Ni sé si tuve o tendré tener. 
Dámelo, viejo, de nada te servirá, 
De nada […] 
......... ¿Quién lo hizo. 
¿Por qué lo hizo? ¿Dónde lo tienes? Repite otra vez 
Lo que me has dicho de sus efectos… 
................................................................ 
Que me decida o no a beber de él, 
Ese filtro [a ti] de nada te sirve. 
Dámelo pues.
Viejo: —No te lo doy.
Fausto: —El filtro, viejo. 
No me [enfurezcas, ve], ¡El filtro!
Viejo: —No te lo doy.
Fausto: —¡El filtro!
Viejo: —No te lo puedo dar.
Fausto: —¡El filtro!
Viejo: —¿Para qué avanzas? ¿Qué mal te hice yo?
Fausto: —El filtro, dame el filtro.
Viejo: —Pero no puedo.
Fausto: Viejo, repara en mí ¡Hay en mi alma 
Una ira calma y fría! Evita que ella 
En la acción te muestre quien es.
Viejo: —No puedo dártelo. 
En verdad te digo que el filtro. Yo 
Te hice el bien que pude; ¿por qué entonces 
Avanzas así calmado hacia mí 
En el horror de alguna [otra] intención? 
Te veo igual que siempre. Evítame eso 
Terrible que hay en ti y que no traes 
En movimiento o en vaga intimidad 
De la mirada… Piedad… piedad… 
¡Piedad, señor! Yo te doy el filtro. 
Ya te doy el filtro. Piedad, te doy…
(Fausto lo estrangula […])
(Tras matarlo)
No siento horror ni miedo, dolor o ansias, 
Ni alguna [forma] de extrañeza siento 
Por lo que hice, por más que intente 
Sentir […] 
................................................................ 
Es un alma muerta ante un cuerpo muerto. 
Comprendo bien lo que debo sentir 
Pero no consigo ni siquiera imaginarme 
Sintiéndolo […] 
................ Cuánto hay de horror 
En la muerte, en un ser muerto, y el misterio 
De todo esto. Sí, le siento el misterio 
Pero este sentimiento del misterio 
No se junta con un sentimiento 
Que [una] ese cuerpo conmigo, que hice 
Que el misterio estuviera allí. 
Tiemblo al sentir cuánto misterio hay en la muerte. 
................................................................ 
Busquemos el filtro […] 
................................................................
II
Fausto: —Reza por mí, María, y yo sentiré 
Una calma de amor […] sobre mi ser, 
Como la luz de la luna sobre un lago estancado… 
................................................................ 
Dice: haced felices a quienes amo, 
................................................................ 
Cuyos ojos no lloran por no tener 
En el alma ya lágrimas que llorar; 
Que habiéndose elevado a la cumbre su pensamiento 
Del humano pensar… No, no importa, 
No digas nada, reza y que tu alma, 
Compadeciéndose de mí encuentre 
Los términos, las palabras que en la oración 
Murmurará… ¿Lloras? ¿Te hice llorar?
María: —Sí… No… Yo lloro sólo de verte 
Triste […], sin que comprenda 
Tu tristeza, amor mío. Viene en ella 
Algún dolor; ¡Oh, decidme! Comparte 
Conmigo tu dolor, que yo he de darte 
Mi amor, porque yo te amo tanto…
Fausto: —¿Me amas tú, me amas tú, María?
María: —Ah, ¿dudas tú? ¿Dudas, amor mío? 
................................................................................ Sí te amo ¿por qué has de 
Dudar de mí? Ah, si las palabras 
Pudieran llevar el alma con ellas, Fausto; 
Si el amor, este amor como yo lo siento 
Pudiera expresarse sin dudar de él; 
Si lo que yo siento en [mi] alma si te veo, 
[Si] siento tu pavor, cuando pienso 
En ti, amor, en ti; si miradas, besos, 
Pueden mostrar el amor, todo el amor! 
Cree que mis palabras, mis besos, 
Mi mirada tienen ese amor. 
................................................................ 
No sé decir más; no aprendí 
Cómo hablar de amor, no […] aprendí 
Porque no habla el amor, [y] no puedo 
Decirte todo, si no no sería 
Amor […] 
................................................................ 
¡Pero yo te amo, Fausto! ¡Ah, cuánto te amo!
Fausto: (aparte) 
—Aquello es amor… yo ya no amaré 
................................................................ 
............................ No puedo 
Elevar en mí un sentimiento 
Que le dé las manos a aquél. Y que sin que pueda, 
Yo me siento más frío, más pesado 
En el alma, en mi desolación. 
Cuán falso me siento, falso para mí […] 
Falso para la existencia, falso para la vida, 
 para el amor
(alto)
 ¡Perdón amor!
 (aparte)
 ¡Amor! ¡Cómo me amarga 
De tan vacía que es en mi ser esta palabra! 
¡Cómo por ello así me encolerizo!
(alto)
 ¡Perdóname, amor mío! 
Temprano aprendí a dudar de todo 
Por dudar de mí sin quererlo, 
Sin razón de quererlo o de pensarlo 
................................................................ 
............... Pero yo creo en ti, María, 
Yo creo en ti… ¡Qué bella eres! No, no llores, 
Quiero hablarte con ternura y no sé. 
................................................................
TODAVÍA MÁS ALLÁ
DEL OTRO OCÉANO 
 
de Coelho Pacheco
(¿1917?)
En un sentimiento de fiebre de existir todavía más allá del otro océano
Hubo posiciones de un vivir más claro y más límpido
Y apariencias de una ciudad de seres
No irreales sino lívidos por las imposibilidades, consagrados en pureza y en
la desnudez
Fui pórtico de esta visión irritada y los sentimientos eran sólo el deseo de
tenerlos
La noción de las cosas fuera de sí, las tenía cada una adentro
Todos vivían en la vida de los demás
Y la forma de sentir estaba en el modo de vivir para sí
Pero la forma de aquellos rostros tenía la placidez del rocío
La desnudez era el silencio de formas sin modo de ser
Y hubo pasmos de que toda la realidad fuera esto sólo
Pero la vida era la vida y sólo era la vida
Mi pensamiento trabaja silenciosamente muchas veces
Con la misma dulzura de una máquina aceitada que se mueve sin hacer
ruido
Me siento bien cuando marcha así y me pongo inmóvil
Para no deshacer el equilibrio que me hace tenerlo de ese modo
Presiento que es durante esos momentos cuando mi pensamiento es claro
Pero yo no escucho y silencioso trabaja él siempre tranquilo
Como una máquina aceitada movida por una correa
Y no puedo oír sino el deslizamiento sereno de las piezas que trabajan
A veces yo me acuerdo de que todas las demás personas deben sentir esto
como yo
Pero dicen que les duele la cabeza o se sienten tontas
Este recuerdo me vino como puede venirme algún otro
Como por ejemplo el de que ellos no sienten ese deslizamiento
Y no piensan en lo que no sienten
En este salón antiguo en el que las panoplias de armas cenicientas
Son la forma de un esqueleto en el que hay señales de otras eras
Paseo mi mirada materializada y pongo de relieve lo que hay de escondido
en las armaduras
Aquel secreto del alma que es la causa de que viva
Si veo en la panoplia la mortificada mirada en la que hay deseos de no ver
Toda la estructura férrea de ese esqueleto que yo presiento y no sé por qué
Se apodera en mí sentirla como un relámpago de lucidez
Hay un sonido en que sean iguales dos yelmos que me escuchan
La sombra de las lanzas tiene que tener muy clara marca la indecisión de
las palabras
Dísticos de inseguridad danzan incesantemente sobre mí
Oigo ya las coronaciones de héroes que no han de celebrarme
Y sobre este vicio de sentirme me encuentro en los mismos espasmos
De la misma polvareda cenicienta de las armas en la que hay señales de
otras épocas
Cuando entro en una sala grande y desnuda a la hora del crepúsculo
Y todo es silencio tiene para mí la estructura de un alma
Es vaga y polvorienta y mis pasos tienen ecos extraños
Como los que hacen eco en mi alma cuando ando
Por sus tristes ventanas entra la luz adormecida de allá afuera
Y proyecta en la pared oscura en frente las sombras y las penumbras
Una sala grande y vacía es un alma silenciosa
Y las corrientes de aire que levantan polvo son los pensamientos
Un rebaño de ovejas es algo triste
Porque no las debemos poder asociar a otras ideas que no sean tristes
Y porque es así sólo porque es así y porque es verdad
Que debemos asociar las ideas tristes con un rebaño de ovejas
Porque esta razón es sólo por que esta razón es que las ovejas son
realmente tristes
Yo robo por placer cuando me dan un objeto de valor
Y yo doy a cambio unos pedazos de metal. Esta idea no es común ni banal
Pero yo la encaro de modo diferente y no hay relación entre un metal y
otro objeto
Si yo fuera a comprar latón y les diera alcachofas
Me gustaría escuchar a alguien exponer y explicar
La manera en que se puede dejar de pensar en que se piensa que se hace
una cosa
Y así perdería el recelo que tengo de que un día venga a saber
Que el hecho de que yo piense en algo y que pensar no pasa de ser algo
material y perfecto
La posición de un cuerpo no le es indiferente a su equilibrio
Y la esfera no es un cuerpo porque no tiene forma
Si es así y si todos oímos un sonido en cualquier posición
Infiero que ella no debe ser un cuerpo
Pero los que saben por intuición que el sonido no es un cuerpo
No seguirán mi razonamiento y esa noción así no les sirve para nada
Cuando recuerdo que hay personas que juegan con las palabras para
volverse espirituales
Y se ríen de eso y cuentan historias personales de la vida de cada uno
Para así deshastiarse y les encuentran gracia a los payasos del circo
Y se molestan porque les cae una mancha de aceite en el traje nuevo
Me siento feliz porque existen tantas cosas que no entiendo
En el arte de cada obrero veo toda una generación debatiéndose
Y por eso no comprendo ningún arte y veo a esa generación
El obrero no ve en su arte nada de una generación
Y por eso es obrero y conoce su arte
Mi físico muchas veces es causa de que me amargue
Yo sé que soy algo y porque no soy diferente de algo cualquiera
Sé que las otras cosas serán como yo y deben de pensar que yo soy algo
común
Si en tanto así es que yo no pienso pero creo que pienso
Y esta manera de acondicionarme es buena y me alivia
Yo amo las alamedas de árboles sombríos y curvados
Y al caminar por alamedas extensas es cuando mi mirada las altera
Alamedas que mi mirada altera sin que yo sepa cómo
Ellas son puertas que se abren en mi ser incoherente
Y son siempre alamedas que yo siento cuando el pasmo de ser así me
distingue
Muchas veces me oculto sensaciones y gustos
Y entonces cambian y están de acuerdo con las de los demás
Pero yo no los siento y tampoco sé si me equivoco
Sentir la poesía es la forma figurada de vivirse
Yo no siento la poesía no porque no sepa lo que es ella
Sino porque no puedo vivir figuradamente
Y si lo consiguiera tendría que seguir de otro modo acondicionándome
La condición de la poesía es ignorar cómo se puede sentirla
Hay cosas bellas que son bellas en sí
Pero la belleza íntima de los sentimientos se derrama en las cosas
Y si son bellas nosotros no las sentimos
En la secuencia de los pasos no podemos ver más que la secuencia de los
pasos
Y ellos siguen como si yo realmente los viera que siguen
De hecho ellos son tan iguales a sí mismos
Que si no existe una secuencia de los pasos que no lo sea
Es por lo que yo veo la necesidad de que nosotros no nos hagamos cargo
del sentido claro de las cosas
Así deberíamos de creer que un cuerpo inanimado siente y ve de maneradistinta que nosotros
Y esta noción puede ser admisible demasiado sería incómoda y fútil
Si cuando pensamos podemos dejar de hacer movimientos y hablar
Porque es necesario suponer que las cosas no piensan
Si esta manera de ver las cosas es incoherente y fácil al espíritu
Debemos suponer y este es el camino verdadero
Que nosotros pensamos por el hecho de que lo podemos hacer sin
movernos ni hablar
Como lo hacen las cosas inanimadas
Cuando me siento aislado la necesidad de ser alguna persona surge
Y se arremolina en torno a mí en espirales oscilantes
Esta manera de decirlo no es figurada
Y yo sé que ella se arremolina en torno a mí como una mariposa alrededor
de una luz
Le veo los síntomas de cansancio y me horrorizo cuando creo que se va a
caer
Pero porque nunca sucede eso sucede que yo estoy aislado a veces
Hay personas a las que impresiona el arañar en las paredes
Y otras que no se impresionan
Pero el arañar en las paredes es siempre igual
Y la diferencia parte de las personas. Pero si hay diferencia entre este
sentimiento
Habrá diferencia personal en el sentimiento de las demás cosas
Y cuando todos piensen igual sobre las cosas será porque son diferentes
para cada uno
La memoria es la facultad de saber que habremos de vivir
Por lo tanto los amnésicos no pueden saber que viven
Pero ellos son como yo infelices y yo sé que estoy viviendo y he de vivir
Un objeto que se alcanza un susto que se tiene
Son todas maneras de vivirse para los otros
Yo desearía vivir o ser para mí como viven o son los espacios
Después de comer muchas personas se sientan en una mecedora
Se acomodan almohadas cierran los ojos y se dejan vivir
No hay lucha entre vivir y la voluntad de no vivir
O entonces —y esto es horroroso para mí— si hay realmente esa lucha
Se matan con un tiro de pistola habiendo escrito cartas primero
Dejar de vivir es absurdo como hablar en secreto
Los artistas de circo son superiores a mí
Porque saben dar saltos y saltos mortales a caballo
Y dan saltos sólo por darlos
Y si yo diera un salto tendría que saber por qué lo daba
Y no darlos me entristecería
Ellos no pueden decirnos cómo es que los dan
Pero saltan como sólo ellos saben saltar
Y nunca se preguntan a sí mismos si realmente saltan
Porque yo cuando veo algo
No sé si se da o no ni puedo saberlo
Sólo sé que para mí es como si sucediera porque lo veo
Pero no puedo saber si veo algo que no sucede
Y si lo viera tampoco podría suponer que sucedía
Un ave es bella siempre porque es un ave
Y las aves son bellas siempre
Pero un ave sin plumas es repugnante como un sapo
Y un montón de plumas no es bello
De este hecho tan desnudo en sí no sé concluir nada
Y siento que debe haber en él alguna gran verdad
Lo que pienso una vez no puede ser igual a lo que pienso otra vez
Y de este modo yo vivo para que los otros sepan que viven
A veces junto a un muro veo a un pedrero trabajar
Y su manera de existir y de poder ser visto es siempre diferente de lo que
yo creo
Él trabaja y hay una incitación dirigida a que mueva los brazos
¿Cómo es que puede suceder que él se encuentre trabajando por la
voluntad que pone en ello
Y yo no me encuentre trabajando ni tenga voluntad de ello
Y no pueda comprender esa posibilidad?
Él no sabe nada de estas verdades pero no es más feliz que yo con
seguridad
En áreas de otros parques pisando las hojas secas
A veces sueño que soy para mí y que tengo que vivir
Pero nunca pasa este verme de ilusión
Porque al final me veo en las áreas de ese parque
Pisando las hojas secas que me escuchan
Si pudiera al menos oír tronar las hojas secas
Sin que yo las pisara o sin que ellas me vieran
Pero las hojas secas se arremolinan y yo tengo que pisarlas
Si al menos en esta travesía yo tuviera un otro como toda la gente
Una obra maestra no pasa de ser una obra cualquiera
Y por lo tanto una obra cualquiera es una maestra
Si este razonamiento es falso no es falsa la voluntad
Que yo tengo de que sea cierto de hecho
Y para los usos de mi pensamiento me es suficiente
Qué importa que una idea sea oscura si es una idea
Y una idea no puede ser menos bella que otra
Porque no puede haber diferencia entre dos ideas
Y esto es así porque yo veo que esto tiene que ser así
Un cerebro soñando es lo mismo que piensa
Y los sueños no pueden ser incoherentes porque no pasan de ser
pensamientos
Como otros cualquiera. Si veo a alguien mirándome
Comienzo sin querer a pensar como toda la gente
Y es tan doloroso eso como si me señalaran el alma con hierros candentes
Si un hierro candente es una idea que yo no comprendo
El descarrío que llevan mis virtudes me conmueve
Me obliga a sentir que puedo notar si quiero las faltas de ellas
A mí me gustaba tener mis virtudes gustosas de que se llenaran
Pero sólo para poder gozar y poseerlas y que fueran mías esas virtudes
Hay personas que dicen sentir el corazón despedazado
Pero no adivinan siquiera lo bueno que sería
Sentir que nos despedazan el corazón
Eso es algo que no se siente nunca
Pero la razón es ésa por la que sería una desgracia sentir el corazón
despedazado
En un salón de noble penumbra donde hay azulejos
En el que hay azulejos azules coloreando las paredes
Y en el que el suelo es oscuro y está pintado y con esteras de yute
Doy acceso a veces coherente por demás
Soy en aquel salón como cualquier persona
Pero la superficie es cóncava y las puertas no ajustan
La tristeza de las banderas crucificadas en los vanos de las puertas
Es una tristeza hecha de silencio desnivelada
Por las ventanas reticuladas cuando es de día
Que entorpece los vidrios de las banderas y recoge en los rincones
montones de oscuridad
Corren a veces fríos ventosos por los extensos corredores
Pero hay un olor a barnices viejos y tronados en los rincones de los salones
Y todo es doloroso en este solar de vejestorios
Me alegra a veces pasajeramente pensar que he de morir
Y seré encerrado en un cajón de palo oliendo a resina
Mi cuerpo se ha de derretir en espantosos líquidos
Las facciones se me desharán en diferentes podredumbres coloridas
E irá apareciendo la calavera ridícula abajo
Muy sucia y muy cansada pestañeando.
Contenido
Portada
Preliminares
Acerca del autor
Fausto con Mefistófeles dentro, por Francisco Cervantes
El primer Fausto
Primer tema. El misterio del mundo
Segundo tema. El horror de conocer
Tercer tema. Quiebra del placer y del amor
Cuarto tema. El temor de la muerte
Dos diálogos
Todavía más allá del otro océano
Contraportada
	Portada
	Preliminares
	Acerca del autor
	Fausto con Mefistófeles dentro, por Francisco Cervantes
	El primer Fausto
	Primer tema. El misterio del mundo
	Segundo tema. El horror de conocer
	Tercer tema. Quiebra del placer y del amor
	Cuarto tema. El temor de la muerte
	Dos diálogos
	Todavía más allá del otro océano
	Contenido
	Contraportada

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