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744 E C O L O G Í A M I C R O B I A N A Y M I C R O B I O L O G Í A A M B I E N T A L producidos y secretados por ciertos microorganismos intesti- nales. Por ejemplo, el microbioma infantil tiene un mayor nivel de enzimas productoras de folato que el de los adultos, posible- mente debido a la capacidad de los adultos de obtener el folato (una vitamina esencial) de una dieta más compleja. Se sabe también que los microrganismos intestinales contri- buyen a la «maduración» del tracto gastrointestinal. Esto incluye activar la expresión de genes cuyos productos catalizan la incor- poración de nutrientes y el metabolismo en las células epiteliales del intestino, preparando el sistema inmunitario en las prime- ras etapas de la vida para reconocer la microbiota intestinal nor- mal como no foránea, y el desarrollo de una barrera de mucosa para evitar la colonización por bacterias foráneas. Estudios de colonización experimental de ratones libres de microorganis- mos con especies microbianas individuales o con comunida- des microbianas, han demostrado que la colonización activa la expresión de genes para la incorporación de glucosa y la absor- ción de lípidos y su transporte en el íleo. Esto indica también que puede haber una relación entre la composición microbiana intestinal y la capacidad del hospedador para conseguir energía a partir de su dieta, contribuyendo a anormalidades nutriciona- les tales como la obesidad, en la que ahora nos vamos a centrar. El papel de los microorganismos intestinales en la obesidad La obesidad es un riesgo significativo para la salud que contri- buye a la elevada presión arterial, enfermedades cardiovascula- res y diabetes. Los microorganismos bacterianos desempeñan, probablemente, un papel en la obesidad humana, aunque los mecanismos son aún hipotéticos. La evidencia inicial que rela- ciona los microorganismos intestinales con la acumulación de grasa en el hospedador proviene de estudios con ratones libres de microorganismos. En estos experimentos, los ratones nor- males tenían un 40 % más de grasa corporal que los criados en condiciones libres de microorganismos, aunque ambas pobla- ciones de ratones fueron alimentadas con las mismas raciones. Después de que los ratones libres de microorganismos fueron inoculados con materia del ciego de un ratón normal, desarro- llaron una microbiota intestinal y su grasa corporal aumentó, aunque no había habido cambios en la comida ingerida o en su gasto energético. Los ratones genéticamente obesos tienen comunidades intes- tinales microbianas diferentes a las de los ratones normales, con un 50 % menos de Bacteroidetes, un aumento proporcio- nal de Firmicutes, y una cantidad mayor de Archaea metanogé- nica (Figura 22.34). Se piensa que los metanógenos aumentan la eficiencia de la conversión microbiana de substratos fermenta- bles, debido a la eliminación de hidrógeno (H 2 ), como se men- cionó al tratar de la fermentación en el rumen (Sección 22.7). La eliminación de hidrógeno debería estimular la fermentación, haciendo que más nutrientes estén disponibles para su absor- ción por el hospedador, contribuyendo así a la obesidad. Las inferencias en modelos animales han sido más dif íciles de demostrar con sujetos humanos, debido a que no es factible un control estricto de la dieta y del genotipo del hospedador, y a que la microbiota intestinal es mucho más dif ícil de manipu- lar. A pesar de todo, los estudios en humanos, aunque no con- firman la relación Bacteroidetes-Firmicutes encontrada en los ratones, han mostrado que los individuos obesos tienen una Firmicutes, pero su proporción varía enormemente de un indi- viduo a otro —las diferencias en las proporciones en individuos van desde >90 % Bacteroidetes a >90 % Firmicutes. En contraste con la limitada diversidad en el nivel de filo, la diversidad de las especies en el intestino de los mamíferos es enorme. Los cen- sos más recientes de la diversidad en muestras fecales humanas, basadas en millones de secuencias del 16S rRNA, han identifi- cado entre 3.500 y 35.000 «especies.» Esta gran divergencia es debida principalmente a si el umbral de corte de la similitud del 16S rRNA para definir una especie ( Sección 12.8) es ajus- tado al 97 % de identidad de la secuencia o a un valor más res- trictivo (~98-99 % de identidad). Archaea (representada por un filotipo estrechamente relacionado con el metanógeno Metha- nobrevibacter smithii), levaduras, hongos y protistas constitu- yen solo una pequeña parte de la comunidad intestinal humana (comparar con el rumen, Sección 22.7). Estudios comparativos han mostrado también que los huma- nos comparten más géneros entre diferentes individuos que con otras especies de mamíferos. Esto sugiere que la microbiota intestinal de los mamíferos puede tener un «ajuste fino» para cada especie de mamífero. Curiosamente, aunque la composi- ción de la comunidad intestinal presenta una gran variabilidad de una persona a otra, la comunidad de cada individuo es rela- tivamente estable durante largos períodos de tiempo. Además, los estudios de secuenciación metagenómica en curso sugie- ren la existencia de un número limitado de distintas comuni- dades intestinales bien equilibradas. Se han propuesto tres de estas comunidades intestinales, llamadas enterotipos. La aso- ciación de un individuo con uno de estos enterotipos trasciende las fronteras nacionales, los regímenes nutricionales y la etnici- dad. Las reconstrucciones de las rutas metabólicas basadas en la anotación de secuencias metagenómicas sugieren que los ente- rotipos son funcionalmente distintos: por ejemplo, difieren en su capacidad para producir vitaminas. La existencia de estados simbióticos alternativos, reflejada por los enterotipos, sugiere que el enterotipo de un individuo podría influir en su respuesta a la dieta y a los medicamentos, y en su estado general de salud. Si esto es cierto, podría dar lugar a nuevos y excitantes concep- tos y prácticas en el campo de la medicina clínica. Contribución de los microorganismos intestinales al metabolismo humano Los microorganismos intestinales humanos sintetizan una gran variedad de enzimas que permiten procesar los carbohi- dratos complejos en monosacáridos y la producción de VFAs. Los genomas de las especies de Bacteroides comunes en los adultos codifican enzimas que catabolizan los polisacáridos, lo que es coherente con que estas bacterias estén adaptadas a un ambiente intestinal rico en polisacáridos. Incluso si la pro- porción Bacteroidetes-Firmicutes varía enormemente de un individuo a otro, el metagenoma de la comunidad intestinal ( Sección 6.10) presenta un conjunto muy parecido de genes relacionados con la degradación de carbohidratos complejos. Los microorganismos intestinales también intervienen en el metabolismo del nitrógeno. De los 20 aminoácidos necesarios para los humanos, se dice que 10 de ellos son nutrientes esen- ciales porque no podemos sintetizarlos en cantidad suficiente. Aunque obtenemos los aminoácidos esenciales, tales como la lisina, de la comida, estos nutrientes pueden ser también https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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