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Guía de intervención logopédica en la disfonía infantil 2 PROYECTO EDITORIAL TRASTORNOS DEL LENGUAJE Serie GUÍAS DE INTERVENCIÓN Director: Carlos Gallego 3 4 Josep M. Vila Guía de intervención logopédica en la disfonía infantil 5 6 7 Consulte nuestra página web: www.sintesis.com En ella encontrará el catálogo completo y comentado Ilustraciones de Marta Pons y Josep M. Vila © Josep M. Vila © EDITORIAL SÍNTESIS, S. A. Vallehermoso, 34. 28015 Madrid Teléfono: 91 593 20 98 http://www.sintesis.com ISBN: 978-84-995824-6-7 Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resarcimiento civil previstos en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, íntegra o parcialmente, por cualquier sistema de recuperación y por cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Editorial Síntesis, S. A. 8 http://www.sintesis.com http://www.sintesis.com 9 Índice Prólogo Capítulo 1. Función y evolución de la voz en la infancia 1.1. La voz y la infancia 1.1.1. La voz como adquisición humana 1.1.2. El grito en la infancia 1.1.3. Nuevos modelos vocales 1.1.4. Instrumento de identidad 1.1.5. Soporte y mensaje 1.2. Evolución de la voz infantil: anatomía y fisiología 1.2.1. Evolución de la función respiratoria 1.2.2. Evolución de la anatomía y fisiología de la laringe 1.2.3. Evolución de las características acústicas de la voz infantil 1.2.4. La muda vocal Cuadro resumen Casos clínicos Preguntas de autoevaluación Capítulo 2. Trastornos de la voz en la infancia 2.1. Concepto de disfonía 2.2. Epidemiología 2.2.1. Evolución de los diagnósticos en los últimos años 2.2.2. Distribución por patologías 2.2.3. Distribución por edades 2.3. Clasificación y descripción de las patologías vocales en el niño 2.3.1. Nódulos laríngeos 2.3.2. Edemas fusiformes 2.3.3. Pseudoquiste seroso 2.3.4. Pólipo laríngeo 2.3.5. Quiste por retención 2.3.6. Parálisis laríngeas 10 2.3.7. Papilomatosis laríngea 2.3.8. Lesiones congénitas 2.4. Factores de riesgo en disfonía infantil 2.5. Conducta que se debe seguir frente a una disfonía Cuadro resumen Casos clínicos Preguntas de autoevaluación Capítulo 3. Exploración de la disfonía infantil 3.1. Historia clínica 3.2. Valoración subjetiva de la discapacidad vocal 3.3. Exploración del gesto general y vocal 3.3.1. Valoración del gesto vocal 3.3.2. Valoración acústica de la voz 3.3.3. Soporte informático de la evaluación vocal 3.4. Informaciones de otros profesionales Cuadro resumen Casos clínicos Preguntas de autoevaluación Capítulo 4. Bases pedagógicas y psicológicas del tratamiento logopédico de la disfonía infantil 4.1. Principios pedagógicos 4.1.1. Aspectos generales 4.1.2. Organización de la sesión de reeducación vocal 4.1.3. Secuencia de una sesión 4.1.4. El papel de los padres 4.1.5. Deberes para casa 4.1.6. Características del tratamiento 4.1.7. Métodos de intervención 4.2. Aspectos psicológicos 4.2.1. El logopeda ante el trastorno psicológico 4.2.2. Comportamientos que interfieren en el tratamiento 4.2.3. Características de la relación terapéutica 4.2.4. Actitud del logopeda 4.3. El éxito y el fracaso en la logopedia de los trastornos de la voz 4.3.1. Criterios de alta logopédica 11 4.3.2. Signos de progreso en el tratamiento 4.3.3. El fracaso en el tratamiento de las alteraciones de la voz Cuadro resumen Preguntas de autoevaluación Capítulo 5. Recursos para la intervención logopédica 5.1. Área corporal 5.1.1. Conciencia del nivel de esfuerzo 5.1.2. Ajustar el nivel de trabajo 5.1.3. Actitud corporal 5.2. Área auditiva 5.3. Área orofacial 5.3.1. Lengua 5.3.2. Ejercicios en silencio 5.4. Área vocal 5.4.1. Criterios para la selección del material fonético 5.4.2. Propuesta de material fonético 5.4.3. Melodías 5.4.4. Trabajo de resonancias 5.4.5. Abordaje específico en casos de microcirugía de laringe 5.5. Área comunicativa Cuadro resumen Casos clínicos Preguntas de autoevaluación Capítulo 6. Guía para padres y educadores del niño con disfonía 6.1. Orientaciones a la familia 6.2. Comportamientos y hábitos favorables y desfavorables para la voz del niño 6.3. Orientaciones para la escuela 6.4. Prevención de la disfonía infantil 6.4.1. Detección precoz 6.4.2. Relación interpersonal y comunicación sanas 6.4.3. Higiene corporal 6.4.4. Flexibilidad y postura 6.4.5. Entrenamiento auditivo 6.4.6. Uso de la voz hablada 6.4.7. Uso de la voz cantada 12 Cuadro resumen Preguntas de autoevaluación Clave de respuestas Bibliografía 13 Prólogo La Logopedia es una disciplina joven con raíces antiguas. En nuestro país empieza a tener un estatus de profesión normalizado. Dispone de estudios universitarios, colegios profesionales, reconocimiento en el sistema legislativo, en el sistema de salud y en el sistema educativo. Como todas las profesiones presenta conflictos, algunos de ellos propios de su juventud. Esta juventud se enraíza con prácticas profesionales y científicas que no recibían este nombre pero que se deben entender como precursoras. La Logopedia dedicada a los trastornos de voz también tiene un camino recorrido, y en el caso de las disfonías infantiles, los conocimientos y estrategias de actuación de los logopedas de hoy son deudores de muchos profesionales y estudiosos apasionados del fenómeno vocal. Nos permitimos en este prefacio hacer un recorrido por estos antecedentes como forma de reconocimiento y gratitud hacia los que nos han ayudado a llegar hasta el punto actual de nuestra profesión. Seguramente existen antecedentes de finales del siglo XIX en los que ya se habla de disfonía infantil (Botey, Coën, Colombat…) pero preferimos recordar el discurso de recepción a la Real Academia de Medicina de Barcelona del doctor Suñé en el año 1923. En él hablaba de la disfonía como uno de los trastornos de la voz y la pronunciación que debe prevenirse en la edad escolar. Señalaba la existencia de diversas alteraciones. En la laringe, diversas lesiones orgánicas y funcionales pueden dar lugar a la voz ronca, afónica, velada, débil, bitonal, eunucoide, etc. En el mismo discurso, identifica causas y soluciones para la disfonía infantil: El uso inmoderado de la voz conduce a trastornos orgánicos y funcionales dignos de mención […]. He tenido ocasión de ver a muchos niños entre cuatro y seis años de edad enfermos de simple ronquera, en los cuales el examen rino-laringoscópico no me ha revelado lesiones suficientes para explicar dicho síntoma en algunos casos, hallando en otros nódulos vocales típicos […] se trata de niños que gritan en demasía durante el juego, o bien con el prurito de imitar los gritos de ciertos animales, como también en determinados ejercicios de canto escolar no bien dirigido […]. El tratamiento ortofónico es algo pacienzudo, delicado y difícil, suele ser de larga duración, y por lo tanto precisa armarse de perseverancia hasta vencer los malos hábitos y crear de nuevos y de correctos. Los éxitos favorables y rápidos dependen también del tiempo que data el trastorno verbal y de su intensidad, de la frecuencia de los ejercicios, de la atención, voluntad y grado de inteligencia del enfermo, de la edad de éste, y de la agudeza auditiva normal que permita percibir con claridad los fonemas pronunciados por el ortólogo. 14 Han pasado muchos años desde que se pronunciaron estas palabras pero aún podríamos, con algunas matizaciones, suscribir sus afirmaciones. Nos llama la atención la denominación de ortólogos para nombrar a los profesionales dedicados a la rehabilitación del lenguaje y la voz. Se trata de una denominación totalmente fuera de uso en nuestro tiempo. Durante los años veinte y treinta del siglo pasado la disciplina fue avanzando, y bajo el amparo de laboratorios de fonética experimental y con el impulso de la renovación pedagógica del momento, se atendió a niños con sordera y con trastornos de la articulación y la voz. En el libro Els defectes del parlar (1930), PereBarnils ya propone una serie de estrategias para la mejora de la voz de los niños con disfonía, como la correcta selección del material fonético o el control de la frecuencia fundamental y de la intensidad con la que se realizan las vocalizaciones. Plantea el trabajo corporal y respiratorio y lo complementa con indicaciones de praxias y entrenamiento auditivo. En los años cincuenta la palabra logopedia empieza a aparecer, y será de la mano de prestigiosos médicos como Perelló y Torres de Gassó cuando se inician cursos de formación. En 1960 se funda la Asociación Española de Logopedia, Foniatría y Audiología (AELFA) y se imparten cursos reconocidos por las universidades como estudios de posgrado. Ya en los noventa se aprueba el título de diplomado en Logopedia, que se imparte en más de diez universidades de España. Esta rápida evolución general de la Logopedia no ha sido homogénea en todos los ámbitos de la misma. En las primeras épocas la atención se centraba principalmente en las alteraciones del habla y de la audición. Posteriormente se amplió hacia el lenguaje infantil y adulto. La intervención logopédica en los trastornos de la voz ha sido un área en la que la Logopedia ha tenido dificultades para implantarse. Durante mucho tiempo la recuperación de los trastornos de la voz estuvo en manos de algunos profesores de canto. Éstos, a partir de su experiencia personal y sus conocimientos sobre la fonación, tomaban a cargo personas con lesiones como terapia de soporte para la cirugía y como educación de la voz para personas sin lesión. Hacia los años sesenta, empiezan a llegar a nuestro país profesionales de la Logopedia suramericana, denominados fonoaudiólogos, que conocían técnicas y estrategias para el tratamiento de las alteraciones de la voz y que juntamente con la publicación de algunos textos de gran valor (Perelló, Bustos, Dinville, Segre, Cooper…) en los años ochenta permitieran a los logopedas dedicados a la rehabilitación vocal mejorar sus intervenciones. Las mejoras en las técnicas de diagnóstico y las influencias de la foniatría francesa en general, y de la obra del Dr. Cornut en particular, aportaron a la logopedia de voz el impulso y la madurez de los que goza en este momento. La difusión de estos conocimientos y técnicas ha sido uno de los empeños de los años noventa y de los primeros de este siglo. Sobre la base de los conocimientos que se imparten en la diplomatura de Logopedia, hemos propuesto una formación de posgrado. En esta formación se ha facilitado que nuevas generaciones de logopedas hayan aprendido de foniatras y otorrinolaringólogos como Arias, Bonet, Faure, Velasco, Rigual, Heuillet-Martin, Martínez Arellano, Murtró, Ferran, Casamitjana y de logopedas como 15 Casadevall, Martín, Torres, Lázaro, Velasco, Cadafalch, Llorca, Botey, Massana, Castelltort, Pascua, Curto o Martí. En esta formación ha tenido un peso importante la atención a la disfonía infantil. En estas sesiones hemos podido aprender de profesionales como Woisard, Coulombeau, foniatras, y de compañeras como Oliver, Baraza, Martín, Planas, Ràfols, Gassull, Capdevila o Jordana. Sin duda el conocimiento que hoy tenemos es fruto de la lectura y escucha de otros muchos profesionales a los que agradecemos su generosidad. Finalmente, este propósito de formar a logopedas especializados en los trastornos de la voz ha sido compartido con Cori Casanova, médico foniatra, a quien reconocemos su calidad profesional y su respeto, ética y transparencia hacia nuestra práctica profesional. Este libro es un reconocimiento hacia los que nos han formado y un compromiso por la formación de los nuevos logopedas. 16 1 Función y evolución de la voz en la infancia 1.1. La voz y la infancia Una de las características que define a los humanos es su capacidad para comunicarse por medio de un sistema lingüístico. Somos humanos en y gracias al lenguaje. Nuestro sistema de comunicación usa habitualmente el aire para transmitir sus mensajes y la voz es el canal que lo traspasa. La voz es el soporte más común de nuestra comunicación y también es el primero y más eficaz. 1.1.1. La voz como adquisición humana El fenómeno vocal es una adquisición humana tanto en la evolución ontogenética como filogenética. Nuestros ancestros prehumanos no disponían de un aparato fonador que permitiese la construcción de mensajes articulados. En las distintas investigaciones sobre el origen del lenguaje humano se constata que, además de factores de alimentación, relación grupal, desarrollo cerebral y necesidad para la supervivencia, el sistema fisiológico de la fonación sufrió una evolución que permitió la conquista del lenguaje. El acceso a la bipedestación y la liberación del hueso hioides de la base del cráneo, permitieron la formación a voluntad de espacios de resonancia de dimensión variable que posibilitaron la producción de sonidos de distinta frecuencia fundamental y de distintas características formánticas o resonanciales. Podemos producir distintas vocales gracias a la libertad del hioides y a la suspensión laríngea. La posibilidad de movimiento de la laringe y la lengua permitió también la producción de un complejo sistema consonántico. 17 La observación de otros sistemas fonatorios animales nos revela la versatilidad del sistema articulatorio humano. No cabe duda que un sistema capaz de generar sonidos necesita de un organismo capaz de procesarlos como mensaje y que el órgano fue evolucionando por la necesidad de ser usado en la comunicación entre individuos. Esta evolución es comparable y próxima a la que se desarrolla en las primeras etapas de vida del niño. El sistema fonatorio y articulatorio del bebé evoluciona desde su función estricta de supervivencia (para la succión, la deglución, la respiración, etc.) hasta las funciones comunicativas. Siempre considerando que el motor de la conquista del lenguaje es el deseo y la necesidad de comunicar en un individuo capaz de procesar la información lingüística. La voz es percibida por el bebé desde su estancia en el seno materno. Hacia las veinticinco semanas de gestación, el feto ha desarrollado el sentido del oído y distingue con mayor intensidad la voz de la madre que otros sonidos del entorno. El feto se desarrolla con la voz de la madre como sonido conformador de su sistema auditivo y su memoria sonora se graba de frecuencias vocales. El bebé empieza su aventura comunicativa con un intercambio de miradas acompañadas de vocalizaciones. El descubrimiento de la acción que tiene la voz sobre el interlocutor es un avance que fija el valor comunicativo que poseen las producciones sonoras. Sea en el llanto, en el balbuceo o en los ronroneos, el bebé percibe que éstos son el desencadenante de una interacción con el adulto. Aquel sonido que produce su cuerpo y que puede empezar a controlar es un activador de respuesta en el otro. El bebé descubre el poder de la voz. Mucho antes de descubrir su imagen en el espejo, el bebé sabe cuándo produce sonidos y que éstos son llamada y mensaje para la madre. El niño toma conciencia de su voz antes que de su imagen. Su identidad se conforma en el sonido de su voz. Más adelante, el niño sabe que es reconocido por su voz y ésta adquiere valor como única y personal. Con el uso, todavía en forma no verbal, el bebé discrimina la carga comunicativa que lleva la voz. Por el timbre y la entonación, comprende las intenciones comunicativas de su interlocutor y en ellos encuentra señales que expresan estados de ánimo y de afectividad. Rápidamente, aprende a usar esas marcas en su voz y la madre reconoce también en sus vocalizaciones las intenciones y estados del bebé. Se establece un diálogo vocal que tiene sus reglas y que, evolucionado, se mantiene hasta la adultez, formando parte de las cargas expresivas de la comunicación oral. En algunos casos, la voz es utilizada claramente con intencionalidades comunicativas. En los cuentos que los padres narran a sus hijos, los estereotipos y los personajes son caracterizados por la voz. Habitualmente los personajesmalos tienen voces graves y ásperas mientras que los que son buenos tienen voces limpias y claras. La maldad y la bondad reciben un tratamiento sonoro que el niño comprende e incorpora rápidamente. En el juego simbólico, muchos niños y niñas reviven sus seguridades y sus miedos por medio de los juegos vocales. 18 1.1.2. El grito en la infancia Uno de los fenómenos vocales más controvertidos en la infancia es el grito. Las producciones vocales de alta intensidad forman parte de la vida cotidiana de los niños. A menudo, los padres y educadores se preguntan por qué gritan los niños. No es fácil responder y debemos entender que el grito es una forma habitual de relación en espacios abiertos y con distancia entre interlocutores. El niño pasa una parte de su tiempo en estas circunstancias y rodeado de muchos otros niños que también gritan. Para ser oído es necesario gritar. La separación o diferenciación de actividades, comprender que en ciertos momentos el grito es necesario y en otros no, frenar la expansión que supone dar una voz fuerte, es objeto de las acciones educativas de padres y maestros. La educación tiene un componente represor que el niño debe ir incorporando. El grito también es la expresión de la no comunicación. El niño que no es atendido en una primera demanda tendrá tendencia a aumentar la intensidad y a constreñir progresivamente los espacios de resonancia. La voz hablada deviene grito y finalmente chillido. Algunos niños sólo son atendidos si expresan sus deseos o peticiones en forma de voz apretada y fuerte, cercana al lloro. Quizá algunas disfonías funcionales tienen su arranque en los mensajes implícitos de la voz. Que los niños gritan es una evidencia en cualquier patio de escuela, pero parece que se va extendiendo a otros momentos y lugares de la vida de los niños. En los patios escolares el nivel de ruido ambiental es muy alto y se hace necesario elevar la intensidad vocal. La observación de los entornos de vida del niño parece indicar que el ruido ambiental está presente en muchos otros entornos. La vida en la ciudad es ruidosa por el tráfico continuo y por la presencia de reclamos comerciales sonoros. Las viviendas no son tampoco un remanso de paz. Muchas familias viven con aparatos electrónicos domésticos encendidos y, a menudo, con intensidades sonoras altas. Se conversa en medio de ruidos, música y tertulias televisivas. Independientemente de valoraciones de tipo educativo, no cabe duda de que vivir en un entorno ruidoso fuerza a aumentar la intensidad de la voz. 1.1.3. Nuevos modelos vocales Es necesario, también, reseñar la aparición de nuevos modelos vocales y conversacionales en nuestra cultura. Los medios de comunicación aportan modelos de uso vocal diferentes a los tradicionales en las conversaciones reales. Así, los niños imitan gestos y voces propios de los dibujos animados. En algunos casos se trata de personajes humanos con comportamientos violentos o exagerados y sus voces responden a estas caracterizaciones. En otros casos, los personajes que se imitan son animales, monstruos o invenciones mecánicas y sus voces están a menudo muy distorsionadas. Los niños y 19 niñas, en sus juegos y en ocasiones en su relación con otros, usan este tipo de voces y gestos vocales. 1.1.4. Instrumento de identidad La voz es una herramienta de identidad. Oímos nuestra voz antes de ver y reconocer nuestra imagen. A lo largo de la vida, tenemos mucha más percepción de nuestra voz que de nuestra imagen. Nos oímos mucho más que nos vemos. El bebé descubre su voz y juega con ella. Se sabe en la voz. Toma conciencia de su existencia, entre otras percepciones, por la percepción de su voz. El bebé también distingue pronto las voces de unos y otros. La voz de un desconocido no sirve para calmar el hambre, mientras que la voz de la madre es un bálsamo para muchos males. Identificamos y nos identificamos por la voz. Ella es nuestra carta de presentación e informa de quién somos y de cómo somos. La voz evoluciona con la edad, se transforma y desarrolla con el crecimiento. Especialmente en la infancia y juventud. La voz da pistas de la edad del interlocutor y el joven sabe que agravando la voz transmite una imagen de persona de mayor edad. Algunos niños viven intensamente el cambio de voz como una certificación externa de su crecimiento y su camino hacia la madurez. Con el paso de los años, la voz también informará de nuestra senectud. Una conversación telefónica permite diferenciar al hablante niño, joven, adulto o anciano. El sexo también marca la voz. A partir de los cinco o seis años ya es fácil diferenciar voces de niños y de niñas. Las frecuencias fundamentales son similares pero la distribución de armónicos y el uso de las intensidades permiten al interlocutor identificar el sexo del hablante. Los niños y las niñas conocen este fenómeno y saben del poder de la voz como marca de género. En la adolescencia será uno de los elementos de emergencia de la diferenciación sexual. 1.1.5. Soporte y mensaje La expresión oral es una de las características singulares de los humanos. Con la palabra pedimos, representamos la realidad, establecemos contacto, creamos belleza y humor, reflexionamos sobre la propia palabra y expresamos emociones y sentimientos. Esta última función del lenguaje usa la palabra y sus referentes pero sobre todo utiliza la voz como medio para llegar al interlocutor. Una parte importante del mensaje expresivo está en la voz. La decisión del tono, la curva melódica, la intensidad y el timbre de cada fragmento del mensaje son contenidos en sí mismos. Algunas investigaciones ya clásicas 20 cifran en un 70% la carga de contenido que se transmite en los elementos no verbales de la comunicación y entre ellos está la voz. A menudo, percibimos antes los mensajes de la voz que los contenidos en la tira fónica, en las palabras. Incluso los juicios y valoraciones del mensaje se procesan antes de acabar el discurso influidos por el impacto de la voz en el receptor. ¿Cuántas veces un hablante da más importancia al cómo del mensaje que al qué del mismo? Pero la voz no sólo habla del mensaje, sino que también habla del emisor. Éste se representa en su voz, que refiere quién es el hablante y cómo es y está en ese momento. Por la voz, el interlocutor se representa el carácter y la personalidad de quien habla y cómo está viviendo el momento comunicativo. El niño, ya en los primeros meses de vida, aprende a identificar los contenidos de la voz de sus padres y a cargar con mensajes sus primeras vocalizaciones. Los padres interpretan estos mensajes y los dotan de contenido y con ello otorgan entidad de hablante, de persona, a quien los emite, al bebé, que deviene persona por la voz. Todos los hablantes hemos experimentado alguna vez fenómenos de rechazo o simpatía hacia una persona con la cual quizá sólo hemos cruzado breves palabras por vía telefónica. Su voz nos ha generado una corriente afectiva positiva o negativa. Las voces son agentes de cambio en el receptor, ejercen un efecto agradable o desagradable en el oyente. Hay voces que nos hacen sentir bien y otras que nos ponen nerviosos, por ejemplo. La voz puede generar estados de ánimo en el oyente. Todos recordamos un locutor que nos enerva y otro que nos calma. Los niños también generan efectos emocionales con su voz. Si el efecto es favorable facilita la relación interpersonal. Pero, a veces, las características vocales de un niño generan malestar y rechazo entre sus interlocutores. Sus relaciones serán difíciles y su bienestar estará en entredicho. La voz puede ser, en parte, el origen de ciertas dificultades de relación. La voz está presente desde antes de nuestro nacimiento, nos forma como seres que se comunican y expresa nuestros sentimientos y emociones. Nuestra voz nos acompaña, nos define y nos presenta. En la infancia la construimos y en algunos casos se altera y nos hace sufrir. La voz enferma y nos enferma. La disfonía infantil es un fenómeno común en nuestro entorno. No es extraño oír a niños y niñas conla voz rota, quebrada, con aire… pero la valoración que se hace de dicha alteración puede ser diversa. El niño no tiene conciencia de trastorno vocal, no dispone de referencias claras de su voz anterior a la lesión o a la disfonía y, por tanto, le cuesta establecer el estado de su voz. Podemos afirmar que, a menudo, el niño puede encontrar placer en la disfonía. Le hace diferente, especial. Es un signo de haber disfrutado mucho. O un signo de vitalidad y dinamismo o de fuerza y energía. Al regreso de una salida escolar, el niño disfónico se siente a gusto en su disfonía. ¿Quién le va a decir que su voz está enferma? Los propios padres suelen tener dificultades para percibir y calificar la voz de su hijo como patológica o alterada. El hábito de oír siempre ese timbre rasposo y el hecho de integrarlo en la imagen global del hijo dificultan detectar signos de alteración vocal. A menudo, es la escuela quien detecta y alerta a los padres sobre la voz de los hijos. La voz nos configura, identifica, y presenta, expresa y canaliza nuestros mensajes, 21 crea estados de ánimo, pero se altera, enferma y pierde efectividad, nos deja abandonados y nos traiciona. Ella es una parte de nosotros que puede enfermar y nos enferma. Nacemos con un vagido y morimos con un estertor. Nuestra voz es nuestra vida. 1.2. Evolución de la voz infantil: anatomía y fisiología La voz evoluciona con la edad. Desde el llanto del bebé hasta la voz del adulto se va modificando tanto en la estructura anatómica que la genera como en su fisiología y en el resultado acústico. Se entiende como uno de los componentes de la evolución general del niño. La voz evoluciona por el proceso de maduración neurológica y cerebral y por las necesidades de relación y comunicación que van ampliándose con el paso de los años. Esta transformación irá pareja al desarrollo corporal, psicomotor y del lenguaje, a la evolución psicológica y al proceso de aprendizaje. Finalmente, va a ir asociada al progresivo dominio de las funciones del lenguaje. Las necesidades pragmáticas se cumplen con el dominio de los elementos suprasegmentales del habla, en especial con el de la voz. FIGURA 1.1. La voz es un fenómeno en evolución. 22 La laringe es el órgano responsable de la vibración sonora pero mantiene también otras funciones como la respiratoria, la protección de las vías respiratorias y la de válvula para los esfuerzos corporales. Para la respiración, la laringe se abre por acción del músculo cricoaritenoideo posterior. Para la protección de las vías respiratorias (en la tos y en la deglución) se cierra por acción del interaritenoideo, el tiroaritenoideo, el cricoaritenoideo lateral y, si el cierre debe ser importante, por la aducción de las bandas ventriculares. Por acción del cricotiroideo, el cartílago tiroides se inclina y permite la fonación de notas agudas. Para su función vibratoria, generadora de sonido, la glotis se cierra suavemente dejando pasar una pequeña cantidad de aire. Al disminuir la sección de la glotis aumenta la presión y genera el efecto Venturi, basado en el principio de Bernouilli, de acercamiento de las mucosas elásticas hasta su cierre. La presión del aire supera la fuerza de cierre de las mucosas y éstas se abren súbitamente. Se produce un cambio brusco de presión que genera un sonido. Éste se propaga por los volúmenes de aire de las cavidades sub y supraglóticas y en estas últimas se moldea y amplifica para ser audible y articulado. A pesar de que la laringe es el órgano responsable de la fonación, no es sólo su evolución la que marca la evolución y los cambios de la voz desde el nacimiento hasta la adultez. Los cambios en la respiración, la motricidad, las relaciones y el lenguaje irán paralelos y actuarán de motores del cambio vocal. 1.2.1. Evolución de la función respiratoria El funcionamiento vocal del niño al nacer es el mismo que en el adulto, pero sus estructuras y su histología se irán configurando hasta los 16 años aproximadamente. La función respiratoria también evoluciona con la edad. La caja torácica adquiere su forma adulta, con la pérdida de la horizontalidad de las costillas y su osificación hacia los siete años. Alrededor de los ocho años, el número de alvéolos pulmonares ya es el definitivo y su funcionalidad se va desarrollando en función de las necesidades respiratorias. El tamaño llega al del adulto hacia los 18-20 años en el caso de los hombres y hacia los 16-18 en el de las mujeres. Se puede observar una evolución del modo respiratorio. En el bebé, la respiración es diafragmática, cuando adquiere la verticalidad y la marcha, se convierte en mixta y hacia los cinco años ya aparece la respiración torácica superior. Con los años disminuye el ritmo respiratorio (de entre 25 y 45 ciclos por minuto en el bebé a los 16 ciclos en el adulto) y aumenta la capacidad vital. En los niños de tres años, aún es posible observar una cierta descoordinación fonorespiratoria que genera la producción de frases entrecortadas por la inspiración e, incluso, la fonación en inspiración. 23 1.2.2. Evolución de la anatomía y fisiología de la laringe Al nacer, la laringe se halla en un punto más alto que en cualquier otro momento de la vida. Se puede situar entre la 3.ª y 4.ª vértebras cervicales. Hacia los 13 o 14 años se encuentra a la altura de la 6º vértebra. Este descenso seguirá a lo largo de la vida. En la edad adulta se sitúa a la altura de la 7.º vértebra cervical. La posición alta de la laringe prácticamente obliga a que, hasta los cuatro meses, la respiración sea nasal y permite la deglución simultánea a la respiración. La altura relativa de la laringe genera una voz sin armónicos graves, muy aguda y con una sensación de nasalización. En un principio no hay diferenciación vocálica. El descenso de la laringe permitirá el retroceso de la lengua y la liberación de los movimientos articulatorios: podrá aparecer el lenguaje articulado. Según Cornut (1998), a lo largo de la infancia, la laringe aumenta de tamaño en todos sus ejes. Al nacer, la laringe tiene el tamaño de un tercio de la laringe femenina adulta. En relación con el tamaño corporal es más pequeña que la del adulto y su forma es más redondeada. En el sentido vertical, las estructuras cartilaginosas aumentan de tamaño y se separan entre ellas y el tiroides se aleja del hueso hioides, que se osifica hacia los dos años. El cartílago tiroides mide unos dos centímetros al nacer y el diámetro del anillo cricoideo crecerá desde los 4,5 milímetros hasta los 12 milímetros que alcanza a los doce años. 24 FIGURA 1.2. Vista superior de la laringe. 1: Pliegue vocal. 2: Banda ventricular. 3: Epiglotis. 4: Comisura anterior. 5: Repliegue ariepiglótico. 6: Seno piriforme. 7: Protuberancia del cartílago corniculado. 8: Protuberancia del cartílago aritenoides. 9: Boca del esófago. 10:Tráquea. En el eje antero-posterior, el crecimiento es importante. Según Woisard (1998), el pliegue vocal de las niñas aumenta cada año 0,4 milímetros y 0,7 en el caso de los niños. Este ritmo se acelera en la pubertad y sigue hasta los 20 años aproximadamente. Los pliegues vocales del bebé miden unos cuatro o cinco milímetros; seis milímetros al año, ocho a los seis años y unos nueve o diez milímetros a los diez años. Se puede observar un mayor crecimiento de la glotis membranosa respecto a la cartilaginosa, pasando esta última de ocupar la mitad de la cuerda a hacerlo sólo en un tercio. No se observa crecimiento en anchura de la cuerda por lo que, con el alargamiento, se aprecia un relativo adelgazamiento. La histología de la laringe también evoluciona con la edad. Los cartílagos del bebé son más flexibles. Sabemos que en la edad adulta el cricoides y el tiroides se osifican. Los músculos de la laringe se componen de fibras de contracción lenta y prolongada y de otras de contracción rápida y breve. La laringe del bebé tiene mayor presencia de fibras del segundo tipo que genera movimientos espasmódicos, dominando su función de esfínter protector del árbol respiratorio. Las produccionesvocales son cortas y sin modulación. El progresivo aumento de las fibras de contracción prolongada permitirá la aparición de fonaciones más largas y continuas y con modificación de frecuencia. La mucosa del pliegue vocal se modifica con el crecimiento. Según los trabajos de Hirano (1983), el ligamento se individualiza entre el primer y cuarto año y se diferencia de la lámina propia entre los seis y 15 años. La madurez del ligamento llega con la muda vocal. En el niño, el espesor de la mucosa es mayor que en el adulto y su distribución celular es distinta a la de éste, lo cual le protege de los daños mecánicos producidos por los gritos y excesos vocales. Por otro lado, siguiendo a Woisard (1998), se puede afirmar que estas características histológicas disminuyen los riesgos de secuelas cicatriciales debidas a intervenciones quirúrgicas. En cuanto a la vibración laríngea, los niños poseen tanto el mecanismo pesado como el ligero y algunos pueden usar el de silbido (fuerte compresión de las apófisis aritenoideas). Preferentemente usan el mecanismo ligero. 25 FIGURA 1.3. Corte frontal del pliegue vocal que muestra la estructura histológica (a partir de Hirano). 1: Banda ventricular. 2:Ventrículo de Morgani. 3: Borde libre. 4: Cartílago tiroides. 5: Músculo vocal. 6: Ligamento cricotiroideo. 7: Cartílago cricoides. 8: Epitelio. 9: Espacio de Reinke. 10: Ligamento vocal. 11: Glándulas mucosas. 12: Epitelio. 13: Lámina propia. 14: Capa superficial. 15: Capa intermedia. 16: Capa profunda. 17: Fibras musculares. FIGURA 1.4. Mecanismos laríngeos. Las flechas numeradas indican la dirección de la acción de los músculos que actúan en cada mecanismo: 1) contracción del músculo tiroaritenoideo; 2) tensión longitudinal del ligamento vocal por acción del músculo cricotiroideo; 3) compresión medial por acción del músculo cricotiroideo lateral; y 4) aproximación de los aritenoides por acción del músculo interaritenoideo. (Modificada de Cornut, 1983.) 26 Las cavidades de resonancia se modifican con el crecimiento. Se pueden constatar las siguientes modificaciones: el tracto resonante aumenta su longitud, la faringe se moldea hacia su forma adulta, la lengua retrocede con el acceso a la deglución adulta, la dentición crea una barrera ósea al sonido y la nariz aumenta su volumen. Estos cambios producen un progresivo enriquecimiento de armónicos graves y un descenso de los valores de los formantes vocálicos. 1.2.3. Evolución de las características acústicas de la voz infantil El grito y el llanto son las primeras manifestaciones sonoras del bebé. Son producciones cortas y con una frecuencia entre los 440 y 500 Hz. Los armónicos se agrupan en la zona de los 2.000 y 3.000 Hz y presenta una fuerte intensidad, sobre los 90 dB. Esta combinación de características acústicas hacen del lloro del bebé un sonido muy sonoro, que traspasa con facilidad el ruido ambiente y las paredes de las viviendas. El grito del bebé es una expresión de su actividad global. Las variaciones de intensidad y altura son sincrónicas. La descarga motriz de todo el cuerpo, para expresar las sensaciones de hambre o dolor, se acompaña de producciones sonoras fuertes y breves. Se trata de sacudidas corporales y vocales. Algunos autores reconocen hasta cuatro tipos de grito en el bebé, con características acústicas diferenciadas. Hasta el tercer mes se pueden observar producciones sonoras con un intervalo de cinco semitonos. A partir de ese momento, se diversifican los sonidos y empiezan a usarse como llamadas y con intencionalidad sobre las acciones del otro. Se inicia el lenguaje y el juego vocal. La voz, además de ser un instrumento para modificar la acción de los padres y cuidadores, se convierte en juguete para el niño. Éste empieza a estar sentado y la relación del aparato fonador con la gravedad se modifica. En el balbuceo, el niño modifica los distintos parámetros de la voz, que le supone un entrenamiento vocal. No hay estabilidad en los formantes vocálicos pero la frecuencia fundamental y la intensidad empiezan a ser controladas. Hacia el séptimo mes, el intervalo vocal llega a la octava musical y empieza a imitar los sonidos que percibe. Imita mejor las variaciones melódicas que los moldes formánticos. Al mes siguiente, coincidiendo con un momento delicado de la evolución psicológica infantil, se produce una disminución en el laleo. El niño inicia una selección de sonidos en su búsqueda de una imitación fiable que le permita el acceso al código comunicativo del adulto. Necesita una relación equilibrada para encontrar referentes. Demasiado silencio o demasiado sonido favorecerán poco este aprendizaje. La situación de diálogo vocal con la madre permite este equilibrio entre recepción y producción. Las primeras producciones reconocidas como palabras llegarán alrededor del año de vida. Éstas son vehículo para la expresión más que para la denominación y cargan en la voz su significado emocional. La voz es aún el canal comunicativo del niño junto con 27 la expresión facial, la tensión general del cuerpo o el ritmo respiratorio. Las palabras se irán relacionando entre ellas y con los significantes y a los dos años ganarán poder denotativo. La voz pasará a un segundo plano comunicativo aunque la entonación suplirá a una sintaxis no desarrollada. Esta función de soporte sintáctico se conserva en el habla espontánea de los adultos. FIGURA 1.5. Gráfico de evolución de la frecuencia fundamental. La escolaridad de muchos niños se inicia hacia los tres años. Su horizonte de relaciones personales se abre hacia personas que no son del entorno familiar y aparecen muchas relaciones entre iguales. La voz se empieza a presentar como manifestación de los estados de ánimo y también de la posición relativa en el grupo. El niño construye su personalidad y la voz es la manifestación externa de esta personalidad. Es habitual, en estas edades, encontrar un cierto nivel de sobresfuerzo comunicativo. El niño tiene mucha información que transmitir con nuevas marcas contextuales cuando aún no domina todos los recursos expresivos del lenguaje. El entorno es ruidoso y exige una cierta potencia vocal para ser escuchado y comprendido. Hay una dura competencia vocal. Se ha observado que la intensidad promedio de la voz de los niños es unos 6 dB superior a la de los adultos. La voz del niño va descendiendo progresivamente su tono fundamental. De los 400-450 Hz del llanto a los 320 Hz hacia los tres años, a los 280 Hz de los seis y a los 270 Hz a partir de los siete años hasta la pubertad, cuando se produce la muda vocal y la diferenciación frecuencial de las voces masculinas y femeninas. En la infancia, las voces de niños y niñas no se diferencian tanto por la F0 (un semitono más aguda la de las niñas) como por la riqueza tímbrica y el uso de distintas intensidades. Los niños acostumbran a hablar con una voz más intensa que las niñas. La extensión vocal evoluciona. En el llanto del bebé, la extensión vocal ronda los 28 cinco semitonos y llega a la octava musical a los seis meses. Las posibilidades de modificación de la frecuencia fundamental pasan de las dos octavas a los dos años hasta casi las tres posibles a partir de los siete. A pesar de que hacia los dos años es posible encontrar algunos niños que cantan con afinación, ésta no se estabiliza hasta los ocho años de edad. 1.2.4. La muda vocal En el intervalo de los 12 a los 16 años (con algunas excepciones de precocidad o tardanza) se produce el proceso denominado muda vocal. La edad más habitual de inicio de la muda vocal se sitúa sobre los 13 años. La compleja activación hormonal que llevará al niño hacia la adultez corporal también tiene sus manifestaciones en el fenómeno vocal. Dicho proceso tiene una duración variable, entre los seis y 18 meses. Una muda que se prolonga más allá de los dos años puede ser considerada patológica y se deberá estudiar el motivo de tal retraso. Las principales manifestaciones vocales de la muda son el agravamiento de la frecuencia fundamental y su inestabilidad.Una serie de modificaciones anatómicas son la causa de estos cambios, que son diferentes entre chicos y chicas. Según Woisard (1998), en los hombres se observa un aumento de más del 60% de la longitud de la cuerda vocal, que pasa de medir unos 17 mm a unos 28 mm. El ángulo anterior del tiroides se cierra de los 110 a los 90 grados y se acelera la diferenciación de las capas de la laringe. El joven pasa a usar predominantemente el mecanismo laríngeo pesado y la frecuencia fundamental usual desciende casi una octava (de 188 a 110 Hz). Hay una gran inestabilidad en el uso de los mecanismos, por lo que los llamados “gallos” son muy habituales. La extensión vocal, gracias a los dos mecanismos, llega a las tres octavas, de la1 a la4 aproximadamente. La laringe desciende de la vértebra cervical 4.ª a la 7.ª, por este motivo aumenta el tracto vocal y el enriquecimiento de los armónicos graves. Se conforman las cajas de resonancia hacia su forma definitiva, con lo que se empieza a presentar la estructura tímbrica del adulto. La aparición de la voz adulta, aunque inestable y poco consistente, pone de manifiesto públicamente, junto a otras variaciones visibles, la salida del mundo infantil. Este cambio supone modificaciones en la autoimagen, una búsqueda de identidad, la apertura de nuevas relaciones y una necesidad de romper los moldes y ataduras con la familia de origen. Todo ello se traduce en una época de inestabilidad emocional, de conflicto interno y externo. En las mujeres, las modificaciones morfológicas del aparato fonador son menos importantes y sus consecuencias acústicas tampoco lo son tanto. Estadísticamente, parece que el inicio es más precoz que en los chicos, se produce hacia los 11 años. Los pliegues vocales también aumentan su longitud, pasando de 17 a 23 milímetros (un 34% de incremento) y el ángulo anterior del tiroides se mantiene en los 120 grados. La 29 diferenciación del ligamento cordal se produce en la misma época que en los chicos. La voz desciende un intervalo de tercera en las chicas (de 248 a 220 Hz, hasta el la2) y se mantiene la extensión. Hay un aumento de armónicos graves y, de manera transitoria, se percibe un timbre ligeramente soplado. Respecto al mecanismo vibratorio, se observa que algunas chicas optan por usar habitualmente el mecanismo pesado y abandonar el ligero, sin duda por influencia de modelos culturales. La evolución del sistema fonador y sus manifestaciones acústicas se va completando finalmente después de la pubertad. La estructura definitiva se fija hacia los 18 años; la diferenciación histológica a los 16 y el descenso de la laringe se completa alrededor de los 20 años. La voz evoluciona por un proceso de maduración histológica, morfológica y funcional que el individuo va poniendo en juego a medida que su maduración cognitiva, psicomotriz y relacional le proporcionan nuevas necesidades de comunicación y que los entornos de aprendizaje natural o intencionado van educando los usos de esta voz en evolución. El resultado final de este proceso es, pues, el fruto de la construcción de un individuo que se relaciona con su entorno poniendo como intermediario su cuerpo. Cuerpo que actúa como filtro de entrada y de salida y que, a partir de su carga genética, se va adaptando a la relación. El cuerpo y la intencionalidad comunicativa ordenan al aparato fonador la emisión de sonidos según un código articulado que irán cargados de mensaje en la selección de las características de la voz. El bebé, el niño, el adolescente y el adulto aprenden el uso del instrumento vocal gracias a los éxitos y fracasos que su relación vaya consiguiendo. Cuerpo, intención y resultados dan forma a la voz del adulto. ✓ La voz es el soporte más común de nuestra comunicación y también es el primero y más eficaz. ✓ El fenómeno vocal es una adquisición humana tanto en la evolución ontogenética como filogenética. ✓ La voz es percibida por el bebé desde su estancia en el seno materno. ✓ El sistema fonatorio y articulatorio del bebé evoluciona desde su función estricta de supervivencia hasta las funciones comunicativas. ✓ El descubrimiento de la acción que tiene la voz sobre el interlocutor fija su valor comunicativo. ✓ Los gritos forman parte de la vida cotidiana de los niños. ✓ Los medios de comunicación aportan modelos de uso vocal diferentes a los normales en las conversaciones reales. ✓ La voz es una herramienta de identidad. Ella es nuestra carta de presentación e informa de quiénes somos y cómo somos, así como de nuestra edad y sexo. ✓ Una parte importante del mensaje expresivo está en la voz. ✓ La voz puede generar estados de ánimo en el oyente. ✓ La voz puede ser el origen de ciertas dificultades de relación. ✓ La voz enferma y nos enferma. ✓ La voz evoluciona con la edad. ✓ La voz evoluciona por 30 • el proceso de maduración neurológica y cerebral; • el desarrollo corporal; • el desarrollo psicomotor; • la evolución psicológica; • las necesidades de relación y comunicación; • el desarrollo del lenguaje (fonético y morfosintáctico); • el progresivo dominio de las funciones del lenguaje; • los procesos de aprendizaje. ✓ La laringe crece en tamaño y la estructura histológica se organiza progresivamente. La laringe del niño no es una laringe adulta en miniatura. ✓ El cambio acústico más significativo de la voz es el frecuencial. El tono pasa de los 400 Hz del llanto del bebé a los 110 Hz en los niños y a los 220 Hz en la niñas tras la pubertad. Casos clínicos S.V.G. Se trata de una niña que acudió a nuestra consulta a los seis años y medio de edad. Sus padres nos informan que la profesora de música les ha comunicado las dificultades de S.V.G. para cantar. Un amigo de la familia, logopeda de profesión, también les había indicado que S.V.G. tenía la voz peculiar. Los padres, de nivel cultural muy alto, manifiestan que nunca se habían percatado de la voz de su hija. Se trata de una niña muy reservada, algo arisca en el trato.Va a una escuela ordinaria, no presenta dificultades de aprendizaje aunque la maestra ha comentado que es un poco rígida en su comportamiento. No parece una familia con dificultades o conflictos graves. No se aprecia un uso inadecuado de la voz ni falta de hábitos saludables en el entorno. Empezó iniciación musical a los tres años. E.V.V. Se trata de un niño que acude a nuestra consulta a los seis años de edad. Los padres cantan en distintas corales y nos informan que ya en la pequeña infancia la madre notaba una voz extraña, grave y rota en el llanto. Han acudido a consulta foniátrica y traen el diagnóstico médico. Es un niño delgado y muy vivaz. Con la mirada despierta y que hace preguntas con interés. Asiste a formación musical y le encanta el fútbol. Conoce los jugadores de su equipo, está al corriente de partidos y resultados. Le gusta jugar al fútbol en la escuela y pronto entrará en un equipo para entrenar y competir. Canta en una coral los sábados por la mañana. El niño nos cuenta que “le duele la voz”. 31 FIGURA 1.6. Ilustración de los tres casos: S.V.G. a la izquierda, E.V.V. a la derecha y P.V.R. en el centro. P.V.R. Es un niño de nueve años cuando los padres solicitan la primera visita. Es grandote, con la piel fina y blanca. Los padres tienen un nivel cultural alto y cantan en diversos coros. El padre tiene una buena formación musical y canta de manera profesional. Los padres explican que notaron la disfonía desde los primeros meses de vida. En episodios largos de llanto se quedaba afónico. Después ha ido normalizando la voz pero tiene mucha facilidad para perderla. P.V.R. estudia música como actividad extraescolar desde los cinco años, canta en una coral y desde hace un año ha iniciado sus estudios de saxofón. Es un niño tranquilo e inhibido. No se aprecian conductas nocivas para la voz en el ámbito doméstico. Preguntas de autoevaluación 1. La disfonía infantil 32 a) Es un fenómeno raro en nuestro entorno ☐ b) Siempre ha tenido una valoración negativa ☐ c) Los niños que la sufren lo viven con gran desesperación ☐ d)Es un fenómeno normal ☐ e) Siempre es debida a los gritos en el patio de las escuelas ☐ 2. La voz de los niños y de las niñas a) Es idéntica hasta la pubertad ☐ b) Es distinta hasta los cinco años ☐ c) Se diferencia primero en los armónicos ☐ d) Es distinta porque las niñas tienen una costilla menos ☐ e) No se parecen ☐ 3. Los gritos a) Deben prohibirse a los niños pero no a las niñas ☐ b) Forman parte de los recursos expresivos de los niños ☐ c) Si superan los cien dB no pueden ser perjudiciales ☐ d) Se deben reprimir para tener una buena voz cantada ☐ e) Junto con los lloros son las dos conductas más perjudiciales para la voz infantil ☐ 4. La voz de los chicos en la pubertad a) Desciende igual que la de las chicas ☐ b) Desciende una tercera ☐ c) Asciende una tercera ☐ d) Desciende una cuarta ☐ e) Desciende una octava ☐ 5. Las chicas, después de la pubertad, en la voz hablada a) Usan habitualmente el mecanismo ligero ☐ b) Sólo pueden usar el mecanismo pesado, como los chicos ☐ c) Siguen sin poder usar el mecanismo pesado ☐ d) Por influencias culturales usan el mecanismo pesado ☐ e) Según el momento del ciclo menstrual, usan uno de los dos mecanismos ☐ 33 34 2 Trastornos de la voz en la infancia 2.1. Concepto de disfonía La voz es un instrumento frágil. La mayoría de hablantes ha experimentado de manera pasajera o duradera alguna alteración en las cualidades acústicas de la voz o sensaciones físicas desagradables en la fonación. La disfonía es un fenómeno corriente. En el mundo de los niños también es habitual. Normalmente las disfonías que presentan los niños son de corta duración y son asociados con facilidad por los padres a estados gripales o resfriados, o bien a excesos vocales en fiestas, prácticas deportivas o estancias fuera de casa como colonias escolares o campamentos de verano. Los padres no consideran estas alteraciones de la voz como un motivo suficiente para la consulta al médico pediatra. Los adultos también entienden las disfonías de corta duración como fenómenos banales y no acostumbran a generar preocupación. Deben ser tenidas en cuenta aquellas disfonías que se repiten con asiduidad aunque tengan causa aparente, que perduran más de tres o cuatro días o que aparecen sin poderlas relacionar con algún motivo consistente. La disfonía infantil no es un fenómeno fácilmente observable de manera objetiva por los padres ni, a veces, por parte de los médicos pediatras. Los padres se habitúan a ciertas características de la voz de sus hijos y no entienden esas características como alteradas, fuera de los estándares. El propio niño no valora como negativa alguna de las características de su voz. Incluso al contrario, el niño identifica la voz “afónica” con el éxito en una competición deportiva o haber disfrutado mucho en una salida de recreo. Quedarse afónico puede ser un valor positivo. Algunas manifestaciones de la disfonía infantil son más evidentes que otras y hacen que los padres soliciten una consulta médica que llevará al diagnóstico de trastorno vocal. Algunos padres se alertan por el elevado grado de esfuerzo que hacen sus hijos al hablar. Relatan que no corresponde su voz con la tensión que hace alrededor del cuello. Otros detectan que su hijo no grita, que no se le oye cuando están lejos y les intenta 35 llamar. Al contrario, algunos padres piden consulta porque su hijo siempre habla muy fuerte. En otros casos son los maestros, especialmente los responsables de educación musical, quienes detectan las alteraciones de la voz. Informan a los padres de las dificultades para realizar notas agudas o bien informan de que la voz de sus hijos no es clara, que tiene “mucho aire”. Todas estas señales son manifestaciones de problemas vocales que el clínico deberá evaluar y diagnosticar. Cuadro 2.1. Manifestaciones de los padres cuando solicitan consulta médica o logopédica • Mi hijo hace mucho esfuerzo al hablar. • Mi hijo no grita, no se le oye cuando está lejos. • Mi hijo siempre habla muy fuerte. • La maestra de música nos ha informado de que el niño tiene dificultades para realizar notas agudas o bien no tiene la voz clara, que tiene “mucho aire”. Se entiende la disfonía como la alteración de las cualidades acústicas de la voz. Sea la frecuencia, la intensidad, el timbre o la duración o diversas combinaciones de ellas, una modificación significativa de los valores respecto a los estándares puede ser vivida por el sujeto como una alteración. Queremos insistir en la relatividad del concepto de la disfonía. Las mismas manifestaciones vocales desviadas de la norma pueden ser entendidas o no como patológicas. Para un niño con inquietudes musicales, no alcanzar las notas agudas de las lecciones de solfeo puede ser vivido como incapacitante, pero no serlo para otro niño con las mismas limitaciones pero con otras expectativas y necesidades vocales. En segundo lugar, se entiende que los fenómenos acústicos son el resultado de acciones musculares del aparato fonador y que sus diferentes equilibrios configuran las características de la voz. El gesto hace la voz. La alteración de los patrones habituales para la producción vocal puede suponer la causa de la aparición de una voz disfónica y la configuración de una lesión. La función deviene sonido y se puede concretar en estructura. Por otro lado, se quiere incorporar al concepto de disfonía las sensaciones corporales del hablante. A menudo, las personas con disfonía relatan sensaciones corporales desagradables en su gesto vocal. La fatiga, el dolor, las sensaciones de cuerpo extraño, el escozor… son sensaciones que acompañan la producción sonora alterada. En algunos casos, el paciente prioriza las mejoras en este ámbito por delante de las mejoras en la acústica de su voz. 36 FIGURA 2.1. Cuádruple mirada a la disfonía. Es conocido que muchas de las manifestaciones acústicas de la voz tienen su origen en alteraciones histológicas o morfológicas del aparato fonador. Algunas alteraciones o lesiones son observables por medio de diagnóstico médico y pueden tener origen congénito o funcional. La valoración médica que indique la presencia o no de lesión laríngea será un factor primordial en la definición de la patología vocal. Finalmente, el concepto de disfonía debe abrirse a la valoración de la eficiencia comunicativa. Una voz puede ser acústicamente normal, no generar sensaciones corporales molestas pero no ser capaz de expresar las ideas o sentimientos que el hablante desea. Consideramos la voz como soporte y, a la vez, mensaje de la comunicación oral. Una parte importante de las intencionalidades comunicativas se transmite en las características de una voz. La incapacidad de dar a la voz distintos significados genera una ansiedad que aún limita más sus posibilidades expresivas. La disfonía infantil debe ser entendida desde esta cuádruple orientación: acústica, gestual y de confort, lesional y de eficacia comunicativa. 2.2. Epidemiología Es difícil presentar datos epidemiológicos desde una perspectiva tan amplia del concepto de patología vocal. Los estudios acostumbran a tomar como referencia los criterios lesionales o, como mucho, los acústicos. Se encuentran referencias de prevalencia que informan que entre el 10 y el 40% de los niños presentan alteraciones en la voz. Posiblemente, los estudios centrados en la presencia o ausencia de lesiones arrojan 37 porcentajes bajos mientras que las encuestas sobre alteraciones acústicas, crónicas o pasajeras pueden dar valores cercanos al 40%. En los estudios clínicos de patología vocal (Cornut, 1998) se aprecia una mayor presencia en los niños que en las niñas, siendo la relación de 60-40%. FIGURA 2.2. Distribución por sexos. 2.2.1. Evolución de los diagnósticos en los últimos años La evolución de las técnicas diagnósticas, especialmente el uso de la videolaringoestroboscopia, ha provocado una evolución en la distribución de las patologías detectadas en niños. En el cuadro 2.1, tomado de Heuillet-Martin y Seyot (1998), se puede observar cómo los datos relativos apatología vocal hasta el año 1988 daban un valor alto a las lesiones adquiridas de origen funcional, un 41%. Esta categoría se ha mantenido en las dos etapas siguientes como la más frecuente. Pero se observa la inversión de los datos relativos a las disfonías disfuncionales sin lesión y a las lesiones congénitas. Las primeras han ido descendiendo en aras de un mayor diagnóstico de lesiones congénitas. En el panorama logopédico esta evolución ha generado la necesidad de articular protocolos de tratamiento pre y posquirúrgicos. Cuadro 2.2. Evolución de los diagnósticos en los últimos años (%) 38 2.2.2. Distribución por patologías Tomando de forma comparativa los datos de las investigaciones de Cornut y Trolliet- Cornut (1998) y de Heuillet-Martin et al. (2003), en el cuadro 2.2, se observa un predominio de las lesiones adquiridas sobre las congénitas. Entre las primeras, Arias y Estapé (2005) destacan una mayor presencia de edemas fusiformes que de nódulos. Cuadro 2.3. Distribución de lesiones laríngueas en niños (%) 2.2.3. Distribución por edades Arias y Estapé (2005), al igual que Cornut y Troillet-Cornut (1998), nos informan de la diferente distribución de la patología vocal según la edad. Presenta un mayor número de consultas en la franja de los ocho a 10 años, un 44%, frente a los 27% y 29% de las franjas anterior y posterior. Destaca también que, en las dos primeras franjas de edad, la prevalencia es mayor en niños mientras que a partir de los 12 años se iguala la tasa por sexos y se inicia la mayor prevalencia de lesiones vocales en el sexo femenino propia de la edad adulta. 2.3. Clasificación y descripción de las patologías vocales en el niño 39 Hemos señalado que se entiende la disfonía como la alteración de las cualidades acústicas de la voz, sea con presencia o no de lesiones que la justifiquen. La intención de este texto no es la de ser un tratado sobre patologías laríngeas sino una guía de intervención para logopedas. Por este motivo se centrará la atención en las alteraciones vocales más frecuentes en los servicios profesionales de logopedia. Se puede hacer una primera distinción entre disfonías con lesión y sin lesión conocida. Entre las primeras, se distinguen aquellas que tienen su origen en un mal uso o abuso vocal, que consideramos de etiología funcional. Destacamos los nódulos, los pólipos (poco frecuentes en niños y niñas), los pseudoquistes serosos y los edemas fusiformes. También se encuentran en la población infantil lesiones laríngeas de origen no funcional como los quistes por retención, las parálisis laríngeas, la papilomatosis o las lesiones congénitas como los quistes epidermoides, los sulcus glotidis, las vergetures, las sinequias o las laringomalacias. El diagnóstico de estas lesiones corresponde al médico foniatra o al otorrinolaringólogo (ORL), quienes con sus indicaciones guiarán al paciente y con sus informaciones completarán y orientarán el trabajo del logopeda. La mayor parte de la información presentada en los apartados siguientes sigue los trabajos de Cornut y Troillet-Cornut (1998), Cornut y Bouchayer (2005) y Arias y Estapé (2005). 2.3.1. Nódulos laríngeos Se trata de lesiones que se asientan en la superficie de la mucosa laríngea. Pueden adoptar una forma redondeada o más alargada y con un componente inflamatorio de la zona circundante o bien endurecidos en forma de espícula queratinizada. Se localizan en el borde libre de la mucosa y en el tercio medio de la glotis membranosa, ligeramente más adelante que los nódulos de los adultos. Acostumbran a ser bilaterales, excepto cuando son contralaterales a otra lesión de origen no funcional. Su origen es básicamente funcional por abuso vocal repetido, aunque los procesos catarrales y las microsinequias laríngeas congénitas actúan como factores que favorecen su aparición. La voz de los niños con nódulos suele presentar una intensidad elevada, con dificultad para emitir con intensidad débil. Una frecuencia fundamental usual descendida, sin posibilidad de hacer notas agudas. El timbre es soplado, poco rasposo (algo más en los nódulos más endurecidos), sin brillo y con sensación de esfuerzo. El tiempo máximo de fonación está disminuido, especialmente si se trata de lesiones endurecidas en las que la fase de cierre de la ondulación mucosa no es completa. La glotis adopta una forma de reloj de arena, con hiatos anterior y posterior que justifican los tiempos cortos de fonación. En fonación de fuerte intensidad los tiempos de fonación aumentan y la voz mejora en su carácter soplado pero empeora en su carácter forzado. 40 FIGURA 2.3. Nódulos laríngeos. El gesto vocal está alterado. Pueden presentar hiperlordosis cervical y lumbar, abdomen hipotónico, esternón hundido y anteversión de hombros. Asocian mucha tensión extralaríngea a la fonación. Es posible observar ingurgitación de la yugular. Su respiración es corta, superficial y torácica superior. Pueden fonar en inspiración y se observa tiraje (retracción de los espacios supraclaviculares y espacios intercostales durante la inspiración). Pueden presentar alteraciones en la resonancia por compensación de la pérdida de eficacia vocal. El tratamiento indicado para los nódulos pasa necesariamente por la reeducación vocal. En los casos de nódulos resistentes, el médico foniatra u ORL indicará el tratamiento quirúrgico y la rehabilitación posoperatoria. 2.3.2. Edemas fusiformes Se trata de lesiones muy frecuentes en niños. Tienen una forma alargada y una extensión mayor que los nódulos y también suelen ser bilaterales. Pueden llegar a ocupar toda la longitud del pliegue vocal. Tienen un componente inflamatorio muy importante. La forma de la cuerda vocal recuerda a un huso o un grano de avena. Su origen es funcional pero se ha observado una alta coincidencia con microsinequias congénitas. 41 FIGURA 2.4. Edemas fusiformes. La voz de los niños con edemas fusiformes presenta una disfonía severa. Su intensidad está elevada en voz conversacional y en voz proyectada y presentan desonorizaciones en intensidades bajas. Su frecuencia fundamental está agravada y han perdido los agudos. La voz es perceptivamente rasposa, soplada, mate y con sensación de esfuerzo. El tiempo de fonación es corto por un hiato posterior importante. En la zona anterior, los edemas pueden solaparse y no se observa hiato. Si el niño intenta llegar hacia el agudo, la voz se hace más soplada. El gesto vocal está más alterado que en los nódulos pero con los mismos indicadores de alteración. Es frecuente observar hipertrofia de las bandas ventriculares. Los edemas fusiformes son resistentes a desaparecer con reeducación vocal. En los casos en los que no remitan de manera satisfactoria, el ORL o foniatra indicará el tratamiento de microcirugía. 2.3.3. Pseudoquiste seroso Se trata de una lesión translúcida, que recuerda a una ampolla, con el epitelio distendido por el contenido líquido seroso. Se sitúa en el punto nodular y acostumbra a ser unilateral, con una lesión contralateral asociada. No es una lesión frecuente en niños y se genera por un sobresfuerzo paroxístico. No remite normalmente con la reeducación y el tratamiento indicado es, en general, quirúrgico, asociado a la rehabilitación pre y posquirúrgica. 42 FIGURA 2.5. Pseudoquiste seroso. La lesión provoca una intensidad aumentada en el habla conversacional y disminuida en la voz de llamada. Se producen desonorizaciones a baja intensidad. Dependiendo del tamaño de la lesión, la voz se presenta más o menos grave, con limitaciones en los agudos y con un timbre rasposo, soplado y constreñido. El origen paroxístico parece confirmarse al observar que los hábitos de sobresfuerzo no están tan instalados como en los nódulos o los edemas fusiformes. Se observan en cuadros con tendencia a la hipotonicidad general y específica de las áreas bucofonatorias. Sus tiempos respiratorios son cortos tanto en espiración como en fonación. 2.3.4. Pólipo laríngeo Es una lesión muy poco frecuente en niños, Cornut y Troillet-Cornut (1998)la encuentran en un 0,4% y Arias y Estapé (2005) en un 1%. Son lesiones bien definidas, circunscritas. Se producen por el abuso vocal puntual que se relaciona con una actividad valvular importante. En una laringe que funciona con cierres y aberturas repetidas en sobrepresión, la mucosa se fragiliza y es más proclive a lesiones. Algunas actividades deportivas o ciertos instrumentos de viento que exigen mucha actividad valvular pueden estar en el origen de estas lesiones. Acostumbran a ser unilaterales y no se debe descartar su asociación con lesiones congénitas homo o contralaterales. Normalmente no desaparecen con reeducación y son tributarias de cirugía. 43 FIGURA 2.6. Pólipo laríngeo. Las características de la voz son muy similares a las de los pseudoquistes serosos por su interferencia en el ciclo vibratorio. 2.3.5. Quiste por retención La mucosa subglótica tiene una configuración de epitelio respiratorio donde proliferan las glándulas de secreción mucosa. Por una afección infecciosa inflamatoria, pueden obturarse los canales excretores de las glándulas, que se hinchan por acumulación de secreción y abultan la cuerda vocal más o menos por debajo del borde libre. Si la lesión afecta al borde libre y, por tanto, interfiere en el ciclo vibratorio, la disfonía puede ser moderada. Si no, puede pasar perfectamente desapercibida y no manifestar clínica alguna. En los casos que genera disfonía, si no es diagnosticada y tratada a tiempo, puede asociarse con una mala función vocal. El paciente fuerza la voz intentando compensar la deficiente vibración mucosa. 44 FIGURA 2.7. Quiste por retención. Las alteraciones acústicas y del gesto vocal dependen en gran medida del tamaño y situación de la lesión. Si es necesario mejorar la calidad de la voz, el tratamiento siempre es quirúrgico. La lesión no remite por reeducación vocal, pero ésta debe indicarse para compensar la tendencia al sobresfuerzo y para asegurar un correcto proceso postoperatorio. 2.3.6. Parálisis laríngeas Se trata de un trastorno no muy frecuente en niños pero el incremento de intervenciones quirúrgicas de corazón ha hecho que aumente su presencia en los servicios y consultas foniátricas y logopédicas. Se trata de una parálisis unilateral o bilateral de los pliegues vocales debida a la lesión total o parcial de las vías nerviosas que aportan sensibilidad y orden motora a la laringe. La parálisis puede situar la cuerda paralizada en posición de abertura o de cierre y esto afectará a la fonación al igual que a las demás funciones de la laringe, como la respiración, la deglución y la función valvular. En las parálisis unilaterales en abducción, las más frecuentes, la voz presenta la característica de soplada en un elevado grado, así como un timbre apagado y dificultades para la entonación. La intensidad y los tiempos de fonación están claramente disminuidos. El tratamiento seguirá las pautas habituales del abordaje logopédico de los adultos, con una especial vigilancia sobre los ejercicios de fuerza para evitar la instauración de una voz de bandas por sustitución. 45 2.3.7. Papilomatosis laríngea Se trata de una lesión benigna de origen vírico adquirida en el momento del nacimiento. Se presenta como una hiperplasia epitelial, una proliferación de masas de varios milímetros de tamaño y de forma de frambuesa. Su tratamiento no está claramente definido pero parece que la combinación de vacunas y cirugía puede ser la vía para el control de la enfermedad que se comporta de manera obstinada. Genera importantes alteraciones tímbricas y puede llegar a dificultar la función respiratoria. El tratamiento logopédico sólo es de soporte, evitando la sobrefunción vocal e intentando mejorar la fonación después de las intervenciones quirúrgicas. 2.3.8. Lesiones congénitas El concepto de lesión congénita no ha sido claramente definido y aceptado hasta casi finales del siglo pasado. En la década de los ochenta, los doctores Cornut y Bouchater, de la denominada escuela de Lión, en Francia, presentan esta categoría y establecen cuatro tipos de lesiones que aclaran un número importante de casos de disfonías que se atribuían a alteraciones disfuncionales. Las cuatro lesiones definidas son los quistes epidermoides, los sulcus glotidis, las vergetures y el puente mucoso. Se interpreta que las cuatro lesiones podrían ser distintos estadios de un mismo proceso. Presentaremos dos lesiones más que no forman parte de este grupo: las microsinequias y la laringomalacia. Existen otras lesiones congénitas de la laringe que no van a ser objeto de presentación en este texto por la nula incidencia de la reeducación logopédica en las mismas. A) Quistes epidermoides y sulcus glotidis El quiste epidermoide se presenta como una lesión de la submucosa, redondeada y de apariencia blanquecina. Se localizan habitualmente en el tercio medio del pliegue vocal y abomban la cara superior. Pueden ser uni o bilaterales. Está constituido por una capa de la epidermis vocal que se escama y crece por la acumulación de láminas córneas. A su alrededor se produce una inflamación que favorece la adherencia del quiste al ligamento y a la mucosa. En algunas ocasiones se produce una abertura en la pared del quiste y se produce un vaciado ocasional del contenido, lo que da lugar a mejoras de la calidad vocal. La abertura del quiste puede ser de mayor tamaño y la lesión se presenta como una invaginación del epitelio. Nos encontramos ante un sulcus glotidis. En algunos casos 46 el quiste se ha abierto por dos puntos distintos y entre las dos aberturas queda una porción de tejido mucoso, en forma de puente, que se denomina puente mucoso y que junto con los quistes epidermoides, los quistes abiertos y los sulcus glotidis forman parte de un mismo proceso de lesión congénita. Estas lesiones se presentan con frecuencia asociadas a lesiones contralaterales y a microsinequias de la comisura anterior. FIGURA 2.8. Distintas manifestaciones del quiste epidermoide: quiste cerrado, quiste abierto y sulcus glotidis. La voz de los niños con este tipo de lesiones es similar. Su disfonía es muy antigua. Algunos padres relatan que recuerdan el lloro del bebé como un lloro roto, quebrado. Otras familias en cambio se han habituado totalmente a la disfonía del niño y la consideran como una característica de su voz y de su personalidad e incluso se extrañan cuando la profesora de música o el logopeda evidencian la peculiaridad de la voz disfónica. En la anamnesis relatan que algún otro miembro de la familia tiene una voz especial, característica. Presentan una intensidad aumentada y desonorizaciones en bajas intensidades. A menudo señalan que les cuesta “arrancar la voz”, como si algo frenase el inicio de la fonación y necesitan dar un impulso importante en forma de golpe de glotis. Su tono fundamental suele ser grave, aunque a veces manifiestan que su voz cantada es mejor que la hablada y que si hablan con una voz aguda no se fatigan tanto. Sus profesores de música indican con frecuencia algunas dificultades en la afinación, pero con una buena discriminación auditiva de tonos musicales. En la primera exploración presentan una extensión muy reducida, limitada al mecanismo pesado. Después de algunas sesiones, alcanzan el mecanismo ligero pero en su fonetograma se puede observar un salto entre los dos mecanismos. Acostumbran a limitar su extensión melódica y su discurso es monótono. El timbre es más rasposo que soplado, se nota la constricción del vestíbulo y, según el hiato existente, puede ser más o menos soplado. La lesión provoca frecuentes desonorizaciones y en frecuencias graves pueden aparecer bitonalidades. El gesto vocal está alterado desde la pequeña infancia. Probablemente han intentado compensar su disfunción laríngea con un gesto forzado y tenso. Se pueden 47 observar a menudo ingurgitaciones de la yugular y muchas tensiones perilaríngeas. Son poco conscientes de estos esfuerzos. La respiración acostumbra a estar también muy alterada, con tiempos de fonación cortos, mucha presiónsubglótica y esfuerzo espiratorio muy aumentado. El tratamiento logopédico es imprescindible. Es necesario reordenar el gesto vocal y optimizar las posibilidades de la laringe con lesión. Ésta no desaparece con la reeducación pero en algunos casos es posible lograr un gesto compensado y una voz funcional. La cirugía es el tratamiento para la eliminación de la lesión y en el caso de los niños hay que pensar que, durante la muda vocal, la lesión puede abrirse y desembocar en un surco amplio o vergeture y su cirugía se convierte en mucho más comprometida. La opinión del médico foniatra será crucial en la decisión quirúrgica antes de la muda. En tal caso será necesaria la previsión y compromiso de la reeducación posquirúrgica, tanto para favorecer un correcto postoperatorio como para establecer un nuevo gesto vocal equilibrado y ajustado a la nueva conformación laríngea. B) Vergetures o surcos anchos A lo largo de la cuerda vocal se observa una hendidura amplia con dos labios, uno superior y otro inferior, que impide la ondulación de la mucosa. El fondo del surco se halla adherido a la capa más profunda y el epitelio es delgado, atrófico. Da la sensación de una cuerda delgada, sin masa muscular. El borde libre se presenta curvado, generando un hiato longitudinal en forma de ojal, se asocia a una hipertrofia de bandas ventriculares. Es una lesión poco frecuente en niños. FIGURA 2.9. Vergetures o surcos anchos. 48 La voz de los niños con vergeture puede presentar distintas características acústicas según la rigidez de la lesión y del gesto compensatorio realizado. Normalmente observamos voces débiles, sopladas y realizadas con un importante esfuerzo de cierre. En voz cantada mejoran, por lo que algunos niños mantienen su voz en mecanismo ligero más allá de la pubertad. El tratamiento deberá combinar la atención logopédica prolongada y la cirugía, que se realizará cuando el médico foniatra y el ORL lo consideren adecuado. C) Sinequias La sinequias laríngeas son lesiones congénitas que se presentan como membranas que unen los dos pliegues vocales. Si el tamaño es muy importante reducen en gran parte la luz laríngea y dificultan la respiración, poniendo en riesgo la vida del recién nacido. En estos casos graves es preciso intervenir quirúrgicamente. Con posterioridad se podrán observar y valorar las consecuencias de la cirugía en la ondulación mucosa y la voz podrá estar muy alterada. Las sinequias de tamaño muy grande se denominan diafragma laríngeo. FIGURA 2.10. Microsinequia. En otros casos, la sinequia tiene un tamaño muy pequeño, ocupa una pequeña porción de la comisura anterior y sólo se observa en inspiración. Se denomina, entonces, microsinequia. Normalmente son delgadas y flexibles y no dificultan la movilidad de abertura y cierre de los pliegues. En ocasiones puede ser subglótica y más gruesa. Aparece muy a menudo asociada a lesiones funcionales de difícil mejora y a otras 49 lesiones de tipo congénito como quistes y sulcus. Podría pensarse que están en el origen de algunas lesiones funcionales por la interferencia que pueden causar en el ciclo ondulatorio de la mucosa. La microsinequia no genera en sí misma alteraciones acústicas de la voz o no las percibimos. Si acompaña a otras lesiones congénitas, el cirujano tomará la decisión de seccionarla o no. D) Laringomalacias Se trata de una alteración de la consistencia de los cartílagos laríngeos. Éstos presentan una alta flexibilidad que conlleva una pérdida de la forma y función normal durante la inspiración, espiración y fonación. Su debilidad provoca que, con el paso de una corriente de aire, se acerquen al centro de la luz laríngea y dificulten la respiración produciendo un ruido o estridor laríngeo. La voz puede ser muy inestable, con grandes cambios de frecuencia y timbre muy alterado. En ocasiones presentan fonación en inspiración. Habitualmente, en la pubertad, los cartílagos van logrando su consistencia normal y la voz se normaliza. Se debe procurar que no se instauren comportamientos de esfuerzo excesivos que podrán generar dificultades vocales duraderas y gestos laríngeos anómalos. 2.4. Factores de riesgo en la disfonía infantil La voz es un fenómeno complejo. Tanto por su fisiología como por las relaciones comunicacionales y emocionales que lleva asociada. La diversidad de orígenes de las lesiones también apunta hacia una complejidad en la génesis de las alteraciones. No se debe hacer un análisis simplista de la disfonía infantil, limitándola a la consecuencia de un mal hábito exclusivamente. No se puede creer que un niño sufre una disfonía por gritar demasiado. La voz es compleja y la disfonía también. Se debe hacer un esfuerzo para aislar e identificar los distintos factores que pueden estar en la base de una voz disfónica, aceptando que más tarde deberemos relacionarlos en cada sujeto que se observa. A) Abuso vocal Cuesta aceptar que el abuso vocal es uno de los factores de riesgo más importante. 50 Muchos niños hablan durante mucho tiempo en su jornada habitual y de manera muy intensa en los tiempos de recreo y juego, y en cambio no podemos creer que muchos de ellos sufran disfonías de manera repetida. Inversamente es cierto que observamos en muchos niños con lesiones vocales que sus hábitos y uso vocal son excesivos. B) Antecedentes familiares Hemos visto anteriormente la existencia de lesiones de carácter congénito y en estos casos conocemos, por la experiencia clínica, que es normal encontrar antecedentes familiares de disfonía, diagnosticada o no. No conocemos estudios sobre factores genéticos o hereditarios pero se puede considerar como factor de riesgo la presencia de disfonías o voces “características” en la familia del niño disfónico. C) Afecciones respiratorias Es necesario referirse a otros factores como las infecciones e inflamaciones de las vías altas y bajas del sistema respiratorio. Muy a menudo los niños y niñas que acuden a nuestras consultas presentan habituales alteraciones de tipo infeccioso o alérgico. Las otitis de repetición han podido dejar durante algún tiempo al niño con un nivel de audición disminuido y con una dificultad para la discriminación auditiva de timbres y frecuencias, esto genera un uso inadecuado de la voz. Los procesos alérgicos producen un estado de inflamación habitual en las mucosas laríngeas que dificulta la producción de una voz limpia. El niño se acostumbra a que su voz tenga siempre un timbre ligeramente soplado y que para conseguir una intensidad suficiente provoque un sobresfuerzo vocal. D) Estado emocional No se debe obviar la relación que existe entre la voz y las emociones. El crecimiento de los niños va asociado a procesos emocionales muy intensos. Los niños, en su proceso de crecimiento, experimentan los miedos a la pérdida, a la frustración, a crecer, que sin duda se manifiestan también en fenómenos vocales. En la voz adulta conocemos sobradamente que los mecanismos del estrés afectan a nuestra voz. Todos hemos vivido experiencias de alteración vocal pasajeras debidas a situaciones emocionales intensas. La respiración superficial, rápida, la voz entrecortada, un ligero 51 temblor, una sensación de constricción laríngea, de nudo en la garganta son manifestaciones habituales de la emoción en la voz. Los adultos conocemos estos fenómenos y podemos evitar que su permanencia derive en problemas vocales. Pero el niño desconoce estas manifestaciones y su voz transmite directamente su malestar emocional. FIGURA 2.11. Factores de riesgo en la disfonía infantil. E) Perfil psicológico Dejonckere (1998) informa que las variables sociales, de entorno y educativas no se revelan como determinantes en la aparición de la disfonía infantil. Por otro lado, el mismo estudio señala que las variables relativas al perfil psicológico y temperamental del niño pueden ser preponderantes en el proceso de inicio y desarrollo de la disfonía en niños de seis a 11 años. La voz forma parte importante del mensaje. Muchas de las cargas de información 52 de una emisión
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