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DEFINICIÓN DE DOSIS

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DOSIS
Y EMBARAZO
DEFINICIÓN DE DOSIS
La etimología de dosis remite al latín medieval, aunque su origen se halla en el vocablo griego dósis (que puede traducirse como el “acto de dar”). Se denomina dosis a una ración o una cantidad de algo, ya sea material (físico) o inmaterial (simbólico).
Por ejemplo: “A la película le hace falta una dosis de suspenso”, “El gobierno aseguró que las dosis de vacunas están garantizadas para todos los pacientes”, “La policía detuvo a una persona que transportaba doscientas dosis de droga listas para comercializar”.
La idea de dosis también puede aplicarse a la cantidad de medicina que se le suministra un paciente en cada toma. En el terreno de la farmacología, la dosis alude específicamente a la cantidad de principio activo que tiene un medicamento en cada suministro.
El medicamento puede suministrarse en dosis unitaria o en multidosis. En el caso de la dosis unitaria, el remedio se administra al paciente en una única porción que se encuentra preparada en un envase que no puede volverse a utilizar.
La dosis máxima tolerada es la cantidad de medicamento que una persona puede ingerir o recibir sin sufrir efectos secundarios de gravedad. Si se supera esa dosis, el sujeto padece una sobredosis. Cuando la dosis excesiva produce la muerte, se la califica como dosis letal.
En el contexto de la radiología, la dosis se vincula al nivel de radiación que recibe un ser vivo. A partir de la radiación se pueden medir magnitudes como la dosis efectiva, la dosis absorbida y la dosis equivalente.
La radiología se apoya en el uso de rayos x, una forma de energía parecida a las ondas de radio y de luz que también se conoce simplemente como radiación. Algo que los distingue de las ondas luminosas es que poseen la cantidad de energía suficiente para atravesar el cuerpo, tanto de la epidermis como de los huesos y los tejidos de los órganos, y esto les permite a los radiólogos obtener imágenes del interior del paciente sin necesidad de realizar alteraciones físicas tales como una cirugía.
Los profesionales deben medir la dosis de radiación que atraviesa el cuerpo haciendo uso de la unidad denominada millisievert (mSv), relacionada con el concepto de dosis efectiva. Existen otras unidades para esta medición, como ser el gray, el sievert, el rem, el rad y el roentgen.
La dosis efectiva hace referencia a los riesgos que corre el paciente cuando somete su cuerpo a la radiación; entre los efectos secundarios más comunes se encuentra la probabilidad de desarrollar un cáncer. Para calcular la dosis efectiva es necesario tener en cuenta el grado de sensibilidad de cada uno de los tejidos que atravesará la radiación.
Los médicos pueden evaluar y comparar el riesgo que arroja la dosis efectiva con fuentes más comunes de exposición, como ser la radiación natural de fondo, que representa la que recibimos a diario de forma natural, por lo cual varía según la zona geográfica en la que nos encontremos. Según ciertas investigaciones, los habitantes de Norte América reciben una dosis que ronda los 3 mSV cada año de fuentes naturales.
Cuanto mayor sea la altitud, mayor será la dosis natural: en Nuevo México y Colorado, por ejemplo, la exposición suma un promedio de 1,5 mSv a la dosis que reciben los habitantes de zonas cercanas al nivel del mar. El gas radón, presente en nuestras casas, constituye la mayor fuente de este tipo de radiación, ya que la dosis anual alcanza los 2 mSv.
Para comparar la dosis de radiación de la radiología con la natural de fondo, podemos decir que una radiografía de tórax realizada a un adulto le aporta 0,1 mSv, lo cual equivale a la que obtendría a lo largo de diez días.
DEFINICIÓN DE EMBARAZO
Se denomina embarazo al estado de la mujer que está gestando vida en su vientre. En el caso de las hembras de los animales, se habla de preñez. Por ejemplo: «Estoy cursando el séptimo mes de embarazo y me siento fabulosa», «Cuando mi esposa perdió el embarazo, me sentí muy triste», «¡Hacía años que soñábamos con este embarazo!».
Cuando una mujer está embarazada, en su interior lleva un embrión que se convierte en feto y se desarrolla durante nueve meses en el útero hasta la instancia del parto. En ese momento, la madre da a luz a una criatura. El tiempo de embarazo en ocasiones se minimiza, provocando un parto prematuro.
La forma natural de que se produzca el embarazo es a través de una relación sexual entre un hombre y una mujer. Al eyacular, el hombre deposita su esperma en la vagina de la mujer: si un espermatozoide logra fecundar un óvulo, se genera el cigoto que se implanta en el útero, generando el embarazo.
Existen, de todos modos, otros modos de producir el embarazo. Para esto hay que recurrir a técnicas de reproducción asistida, como la fertilización in vitro y la inseminación artificial.
En el proceso que comienza con la formación del cigoto en el útero y que se extiende hasta el alumbramiento, la mujer experimenta numerosos cambios metabólicos y fisiológicos que le permiten cuidar y nutrir al feto. Con el embarazo, se interrumpe la menstruación y las mamas se preparan para la lactancia, por mencionar dos de estos cambios.
De acuerdo a sus características, es posible referirse a un embarazo precoz (cuando la embarazada aún no ha alcanzado la adultez), un embarazo ectópico (si el óvulo se desarrolla afuera del útero), un embarazo no deseado (también denominado no planificado) o un embarazo múltiple (si se desarrollan simultáneamente dos o más fetos en el útero), entre otras clases.
Si bien la mayoría de los embarazos no atraviesan complicaciones, es importante conocer los problemas que pueden presentarse para actuar con rapidez si detectamos alguna anomalía. Ante un síntoma preocupante, los profesionales pueden indicar la realización de ciertas pruebas de laboratorio, ecografías o exámenes clínicos.
Sobra decir que los peores problemas son aquellos que afectan directamente al bebé. Dentro de este grupo se encuentran los abortos espontáneos, que interrumpen el embarazo de forma irreversible. Suelen ocurrir dentro de las primeras 20 semanas y afectan a un promedio del 15% de las mujeres. Se estima que la causa de que el embrión no pueda seguir desarrollándose reside en algunas anomalías de los cromosomas del óvulo que ha sido fertilizado.
Pero no todo está perdido en la batalla contra el aborto espontáneo, ya que es posible evitarlo si detectamos sus signos a tiempo. El sangrado vaginal es lo primero que ocurre y basta para ponernos en contacto con el médico de forma urgente. De ser necesario, éste nos indicará la realización de un ultrasonido para observar el interior del útero, además de un análisis de sangre.
El parto prematuro es otra de las complicaciones del embarazo, y se caracteriza por el movimiento de apertura o afinamiento del cuello uterino, con el posterior nacimiento del bebé, antes de la semana 37. Como dato estadístico, aproximadamente el 12% de los partos en Norte América son de este tipo.
No debemos subestimar las potenciales consecuencias negativas del parto prematuro: aunque es cierto que en muchos casos los avances de la medicina consiguen proteger al bebé hasta que pueda sobrevivir junto a su madre de forma natural, en algunos casos puede acarrear graves problemas de salud o incluso la muerte. Cuanto menos desarrollado esté el niño, menos probabilidades tiene de gozar de buena salud o de sobrevivir

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