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REVISTA ESPÑAOLA DE TEOLOGÍA 75 (2015) 515-521
Informe sobre el análisis soteriológico 
en la literatura popular contemporánea1
Jaime Pérez-Boccherini StamPa
UNIVERSIDAD CAMILO JOSÉ CELA 
MADRID
SALVACIÓN Y FICCIÓN
Si el objeto de la teología fundamental es “la automanifestación y la 
autoentrega de Dios en Jesucristo y la autocredibilidad de esta manifestación”2, 
la cuestión de la Salvación en el seno de la teología fundamental se “pregunta 
por la posibilidad de una experiencia de Dios en el interior de la historia ge-
neral y por la relación de la misma con la historia particular de la salvación”3. 
En la presente exposición querremos informar sobre el interés que guarda el 
modo de una crítica teológica de varios relatos de literatura popular, algunos 
de los cuales pueden ya considerarse “clásicos”, así como las posibilidades 
y limitaciones que dicho análisis ofrece a la mejor comprensión del mensaje 
cristiano de la salvación eterna y a su credibilidad para la mentalidad actual. 
Este informe, en realidad, se justifica con otras dos premisas suplemen-
tarias, de índole precisamente cultural. La primera la ha redescubierto el giro 
lingüístico de la filosofía actual4, lo cual proporciona reflejamente la dotación 
1 El presente informe remite al contenido del curso que impartí, titulado “Crítica cristiana de relatos juveniles”, para maestros 
de ERE en primaria, organizado por la Delegación de Enseñanza de la Diócesis de Getafe, durante el curso 2014-2015, y 
avalado por el CTIF de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid. Pronuncié un resumen del mismo 
en comunicación oral el 12 de junio de 2015, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), en las XVII Jornadas de Teología Fundamental, 
organizadas por la Universidad San Dámaso.
2 a. Bentué, “Teología fundamental”, en: AA.VV., Diccionario de Teología Fundamental (Madrid, trad., 1992) 1443.
3 a. González monteS, “Salvación”, en: AA.VV., Diccionario de Teología Fundamental, 1305.
4 Cf. v.g. G. Steiner, Los logócratas (Madrid, trad., 2006) 188 pp.; F. D’aGoStini, Analíticos y continentales. Guía de la filosofía 
de los últimos treinta años (Madrid, trad., 2ª 2009) 149-193.
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de interesantes recursos a la crítica narrativa y literaria como preámbulo de 
la reflexión filosófica. La segunda premisa consiste en la percepción de que 
a todo discurso narrativo le ayudará a alcanzar un éxito duradero el que su 
argumento sea humanamente relevante, es decir, si parte de una buena lógica 
interna dentro de su intriga. De hecho, los análisis del discurso han sabido 
destacar esta verdad y han experimentado un largo periplo desde inicios 
del s. XX, partiendo del célebre estudio de Vladímir Propp sobre el cuento 
maravilloso ruso (1928), y culminando en las aportaciones de la semiótica 
francesa, a resaltar la recopilación conceptual de A. J. Greimas (1979)5, así 
como una floreciente literatura narratológica6. Concretamente, para que un 
relato, aunque ficticio, sea bueno y guste, hace falta que éste sea verosímil. 
La verosimilitud, en consonancia con la capacidad que atesora la poesía de 
articular las posibilidades paradigmáticas del hombre, ya fue estudiada por 
Aristóteles en la Poética, junto a su análisis de la tragedia griega, y en su con-
cepto está implicado el hecho de que una ficción literaria es verosímil solo 
si es sincera con el modo de ser de la naturaleza humana y, específicamente, 
con sus carencias ontológicas o morales7. 
A tal fin, con la propuesta de ciertas lecturas y según el hilo conductor 
de algunos conductos temáticos semejantes, se pueden ofrecer algunas pistas 
metodológicas de lectio catholica de relatos juveniles relevantes que, si bien 
son diversos entre sí en el mayor o menor acierto de su calidad literaria o 
argumental, muestran cada uno de ellos una perspectiva abierta al cuestio-
namiento por la necesidad de “salvación” que toda persona, en el fondo, an-
hela para su vida, en un esfuerzo teológico de diálogo con la cultura literaria 
que teólogos como Von Balthasar8 o De Lubac hicieron relevante9. Nuestras 
5 a. J. GreimaS – J. courtèS, Dictionnaire raisonné de la théorie du langage (Paris 1993) VII + 454 pp.: a. J. GreimaS – J. courtèS, 
Diccionario razonado de la teoría del lenguaje (Madrid, trad., 2006) 475 pp.
6 Cf. v.g. el glosario del actual director de la Real Academia Española: D. VillanueVa, Comentario de textos narrativos. La novela 
(Gijón, 1995) 181-201; es accesible en internet.
7 Cf. V. m. tiraDo San Juan, Teoría del arte y belleza en Platón y Aristóteles. La idea de la estética (Madrid 2013) 155-203.
8 Sin por ello reducir la teología a la filología, sino haciendo dialogar a ambas instancias a través de la mediación filosófica, en 
lo que el mejor ejemplo ya clásico lo tenemos en la metodología del teólogo de Lucerna: Cf. h. u. V. BalthaSar, Theodramatrik. 
Prolegomena I (Einsiedeln 1973) 622 pp.
9 Así h. De luBac, en su tratamiento de F. Dostoievski, en: iD., El drama del humanismo ateo (Madrid, trad., 1990) 191-277. 
Este planteamiento metodológico también se ha aplicado notablemente con Tolkien, pero no es excluyente de procurarlo 
con otras obras y autores. Cf. v.g. i. romero taBareS, En el corazón del mito. La dimensión espiritual de El Señor de los anillos 
(Madrid 2004) 174 pp.; S. calDecott, El poder del anillo. Trasfondo espiritual de El Hobbit y El Señor de los anillos (Madrid, 
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posibilidades engloban un género de discurso narrativo dramático que po-
dríamos definir como de “relatos de redención”. Por otro lado, buena parte 
de dichos relatos proponen al lector el establecimiento de estados ficticios 
de organización social de un desarrollo extremo de bienestar idílico, que 
con el lenguaje común podemos denominar “utopías”, o, por el contrario, de 
estados sociales de un nivel máximo de descomposición del orden social o 
de la libertad individual, y que en el lenguaje corriente podemos denominar 
“distopías”. Son narraciones de ficción, en lo que enlazan con una prestigiosa 
tradición de las letras universales, la que parte del mundo homérico y virgi-
liano, florece durante la Edad Media con los ciclos artúrico y caballeresco10, 
conoce el “revival” renacentista a partir del Amadís de Gaula y, después del 
frenazo marcado por El Quijote, se rehace en la época victoriana a impulsos 
de autores como W. Scott11, L. Carroll12, O. Wilde13, A. Hope14 o el autor de 
trad., 2013) 233 pp. Algo se intuye también con respecto de algunas de las versiones en cine. En relación a El Juego 
de Ender: Cf. i. ariaS, “Crítica de El juego de Ender: La forja de un genocida”, en: http://www.europapress.es/cultura/
critica-00656/noticia-critica-juego-ender-forja-genocida-20131108142441.html (de 8 de noviembre de 2013; acceso de 
26 junio de 2015); J. m. González, “Crítica: ‘El Juego de Ender’, con Harrison Ford”, en: http://www.libertaddigital.com/
cultura/cine/2013-11-08/critica-el-juego-de-ender-con-harrison-ford-71998 (de 8 de noviembre de 2013; acceso de 26 junio 
de 2015). Y en relación a Guerra Mundial Z, contamos con una sugerente crítica: Cf. P. J. GinéS, “World War Z: ¿en qué 
se parecen Jesucristo y el personaje de Brad Pitt?”, en: http://www.religionenlibertad.com/world-war-z-en-que-se-pare-
cen-jesucristo-y-el-personaje-30136.htm (de 9 de julio de 2013; acceso de 26 junio de 2015). Por otra parte, en cuanto al 
mérito de la literatura “comercial” o “popular”, hace ya años que se ha desdibujado bastante su inferioridad respecto de 
la literatura antes llamada “culta”, así clasificada con criterios a veces más reaccionarios que clarividentes. A propósito de 
esta problemática para la mentalidad actual: Cf. u. eco, Apocalípticos e integrados (Barcelona, trad., 2010) 432 pp. Punto de 
encuentroentre ambas literaturas ha sido siempre el recurso que nos ocupa, el de la imaginería del simbolismo, del mito, 
de la leyenda o de la fantasía, generadores de metacategorías transversales a multitud de autores y obras de las bellas 
letras y artes. Uno de tales tipismos es, por ejemplo, el del “lugar” de ficción: Cf. iD., Historia de las tierras y los lugares 
legendarios (Barcelona, trad., 2013) 478 pp. 
10 Sobre los vaivenes del ciclo artúrico como metáfora del ocaso medieval, resultan muy interesantes algunos datos del ensayo 
del catedrático complutense García Gual: c. G. Gual, Historia del Rey Arturo y de los Nobles y Errantes Caballeros de la 
Tabla Redonda (Madrid 2007) 232 pp.
11 Walter Scott (1771-1832): Famosísimo escritor inglés, admirador de la estética medieval y temprano impulsor de la moda 
medievalizante del S. XIX; como autor, entre otras, escribió la célebre novela Ivanhoe.
12 leWiS carroll (1832-1898), pseudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, es el autor del célebre cuento infantil Alicia en el 
País de las Maravillas (1865).
13 oScar WilDe (1854-1900), que no necesita presentación, tiene un sugerente ensayo en apoyo de la fantasía literaria, titulado 
La decadencia de la Mentira (Madrid, trad., 7ª 2013) 88 pp.
14 anthony hoPe haWkinS (1863-1933), es el autor de la conocida novela, igualmente adaptada al cine, titulada El prisionero de 
Zenda (1894).
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La guerra de los mundos (1898)15. Actualmente, en la estela de la admiración 
por el pop art, vivimos sumergidos en medio de la cultura postmoderna del 
cómic, y no solo del manga, y en general ha cambiado mucho en los últimos 
80 años, desde los maestros franco-belgas de la “línea clara”, el Tintín de Her-
gé y sus epígonos, como por ejemplo el Astérix de R. Goscinny y A. Uderzo, 
hasta nuestros días, a partir del nacimiento de la novela gráfica para adultos, 
que pusiera en valor el británico Alan Moore, escritor, anarco-ocultista, autor 
de la célebre novela Watchmen (New York, DC Comics 1986) y creador del 
icono preferido de los movimientos antisistema y de la izquierda digital, el de 
la máscara de “Anonymous” con la careta del terrorista católico Guy Fawkes, 
que popularizara con los comics V de Vendetta (1982-1988), posteriormente 
versionados al cine (2006)16. Dentro de este contexto, hoy presenciamos un 
espectacular ejemplo del auge de la fantasía épica, pero facturada en el molde 
de un heroísmo moralmente perplejo, en el ciclo de novelas de la Canción de 
Hielo y Fuego, de George R. R. Martin, aunque dirigido a un público netamen-
te adulto, con su adaptación internacional en la aclamada serie de televisión 
titulada Juego de Tronos17. En cualquier caso, quien conozca el influjo que 
tuvo la obra y el pensamiento de Tolkien en la conversión del gran apolo-
gista cristiano que fue C. S. Lewis, el que fuese autor, entre otros libros, de la 
serie alegorizante de Las Crónicas de Narnia, parcialmente adaptada al cine, 
reconocerá entonces la virtual fuerza de impacto del trasfondo de ideas que 
15 De herBert GeorGe WellS (1866-1946).
16 Como nota de reflexión sobre el diseño del nuevo programa icónico de la más alta institución del estado español en su 
innovador estilismo neolaicista, de interés de cara a su influjo secularizador en el imaginario cultural español, quizá sea 
algo más que anecdótica la afición de la Reina Letizia por el escritor Alan Moore (cf. e. VerBo, “La Reina Letizia, fan del 
oscurantismo literario en la Feria del Libro”, en: http://www.elmundo.es/loc/2015/06/02/556da75246163fd8028b4591.html 
[de 2 de junio de 2015; acceso de 29 junio de 2015]). Moore es un ácido promotor en sus historietas (mayormente en V de 
Vendetta) de legitimar a las que podríamos denominar “nuevas minorías”, particularmente del colectivo LGTB, supuestamente 
oprimidas por las viejas mayorías cristiano-conservadoras. En línea con esto, sobre el nuevo relato mítico-mediático que 
va otorgándose a sí misma la otrora “monarquía católica” española, resulta significativa la siguiente información: Cf. v.g. 
E. A., “Los nuevos amigos de los reyes”, en: http://www.revistavanityfair.es/actualidad/articulos/los-nuevos-amigos-de-
los-reyes/19380 (de 8 de agosto de 2014; acceso de 29 junio de 2015).
17 Basta con analizar atentamente uno de los temas musicales más significativos de la serie, titulado The Rains of Castamere, 
para percibir a través de él la fascinación de una narrativa elaborada desde un vigor épico e imaginativo brillante, unido a una 
interminable casuística de actos de moral reprobable coloreados con tal hiperrealismo en la caracterización de personajes 
e historias que es ácido hasta el cinismo. Cf. https://www.youtube.com/watch?v=ECewrAld3zw (26 de junio de 2015). 
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se esconde en algunos casos narrativos a los que nos podríamos aproximar18. 
Indicamos entre paréntesis el autor, la primera fecha de publicación y la lengua 
original de las obras de cuyo análisis resulta la comunicación de este informe. 
A excepción de las referencias 5 y 12, del resto de títulos consta una versión 
cinematográfica de, al menos, una parte de su trama:
 1. El principito (Antoine de Saint-Exupéry, 1943, francés).
 2. 1984 (George Orwell, 1949, inglés).
 3. Fundación (Isaac Asimov, 1951 ss., inglés).
 4. El Señor de los Anillos ( John R. R. Tolkien, 1954, inglés).
 5. El Bastón Rúnico (Michael Moorcock, 1967, inglés).
 6. La Historia Interminable (Michael Ende, 1979, alemán).
 7. Contacto (Carl Sagan, 1985, inglés).
 8. El Juego de Ender (Orson Scott Card, 1985, inglés). 
 9. 3001: Odisea final (Arthur C. Clarke, 1997, inglés). 
 10. Guerra Mundial Z (Max Brooks, 2006, inglés).
 11. Los Juegos del Hambre (Suzanne Collins, 2008 ss., inglés).
 12. Zona Uno (Colson Whitehead, 2011, inglés).
Cabría preguntarse si los sentidos de trasfondo cristianos o reconduci-
bles a lo cristiano, que encontramos como gérmenes incoados en los relatos 
que han sido objeto de nuestro estudio, no serán en la práctica, más bien, 
sino los residuos del sustrato cristiano de una cultura secularizada, con lo 
que entraríamos por una puerta trasera en los ásperos debates actuales sobre 
secularización, postmodernidad y sociología de la religión19. Habría algo que 
decir en este punto sobre las actitudes religiosas de los autores: Muy proclives 
a lo cristiano lo eran Saint-Exupéry y Tolkien; sincretistas lo fueron Asimov, 
Sagan y Clarke; notoriamente, Moorcock elabora una fantasía anticristiana y 
antitolkiniana. Pero las obras que escriben todos ellos tienen su propia lógica 
interna que transciende parcialmente las ideas del autor y es a ellas a las que 
nos hemos dirigido prioritariamente, en una opción metodológica incompleta 
18 Encontrará una motivación semejante a la nuestra quien lea la ecuánime reseña crítica, de 14 de julio de 2009, a la sexta 
película de la saga “Harry Potter” (Harry Potter y el misterio del príncipe), en L’Osservatore Romano: Cf. G. Vallini, “La magia 
non è più un gioco sorprendente”, en: http://www.vatican.va/news_services/or/or_quo/cultura/2009/159q05b1.html (acceso 
de 26 junio de 2015). 
19 Cf. F. cannell, “The Anthropology of secularism”, en: Annual Review of Anthropology 39 (2010) 85-100. 
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pero válida y necesaria, en la línea que sabe justificar el análisis formalista de 
la literatura20. También merecería abordarse a dónde conduce hoy la tendencia 
de la estética en la narrativa de ficción o en el mundo del ocio juvenil. Por 
ejemplo, en el terreno musical parece haber indicios del crecimiento de una 
sensación general de que vivimos en un mundo caótico en el que solo el amor 
en las relaciones íntimas es capaz de salvar a las personas; pero nosfaltaría 
un estudio sistemático para sentar un juicio seguro al respecto21, que de todos 
modos entronca con la creciente hegemonía de la angustia distópica en la 
literatura de fantasía y, sobre todo, de ciencia ficción, tal y como hemos podido 
constatar en estas páginas, y que significa un aspecto de nuestro tiempo, como 
Francisco lo ha sabido vislumbrar: “La gente ya no parece creer en un futuro 
feliz, no confía ciegamente en un mañana mejor a partir de las condiciones 
actuales del mundo y de las capacidades técnicas. Toma conciencia de que el 
avance de la ciencia y de la técnica no equivale al avance de la humanidad y 
de la historia, y vislumbra que son otros los caminos fundamentales para un 
futuro feliz. No obstante, tampoco se imagina renunciando a las posibilidades 
que ofrece la tecnología”22. 
Volviendo a nuestras obras, quizás el horizonte comprensivo dependa 
no poco de la interpretación del lector, pero una cosa queda clara, y es que 
las narraciones analizadas, tal y como están de hecho construidas en su per-
fectibilidad, con sus aventuras diseñadas, en general, más para entretener que 
para instruir, ofrecen recursos narrativos de modelos de expectativas humanas 
de lucha por el mejoramiento substancial de la vida, es decir, por una cierta 
salvación de las mismas, y por tanto sus inmanentes esperanzas narrativas 
20 “La teoria del metodo formale resistuì alla letteratura il ruolo di oggetto autonomo della ricerca, in quanto liberò l’opera 
letteraria da ogni condizionamento storico e, come la nuova linguistica strutturale, determinò il suo specifico rendimento 
in modo puramente funzionale”. h. r. JauSS, Perché la storia della letteratura? (Napoli 2001) 29; trad. por Alberto Vàrvaro, 
de: Literaturgeschichte als Provokation der Literaturwissenschaft.
21 Podemos citar, como ejemplo, la letra en inglés de dos canciones top de moda reciente; la primera se titula King and Lionheart, 
del grupo islandés oF monSterS anD men (2012), que en un punto de su canción exclama: And in the sea that’s painted black, 
creatures lurk below the deck... but you’re a King and I’m a lionheart! [Y en el mar coloreado de negro, criaturas acechan 
bajo la cubierta... ¡pero tú eres un Rey y yo soy un corazón de león!]. La segunda se trata de Hey, Brother, del sueco aVicii 
(2013), cuyo primer estribillo es el siguiente: Hey, Brother!, / there’s an endless road to rediscover. // Hey, Sister! / Know the 
water’s sweet / but blood is thicker. // Oh, if the sky comes falling down / for you there’s nothing in this world / I wouldn’t 
do. [¡Hey, Hermano!, / hay un camino infinito a redescubrir. // ¡Hey, hermana!, / sé que el agua es dulce / pero la sangre 
es más espesa. // ¡Oh!, aunque el cielo venga cayéndose / no habrá nada en este mundo / que yo no haga por ti]. 
22 FranciSco, Carta Encíclica ‘Laudato si’ (24-05-2015), nº 113.
I n f o r m e s o b r e e l a n á l i s i s s o t e r i o l ó g i c o e n l a l i t e r a t u r a p o p u l a r c o n t e m p o r á n e a 521
hacen verosímil y creíble, humanamente hablando, la esperanza cristiana de 
eterna salvación, más allá de las nieblas de la fragmentada postmodernidad: 
“Nosotros necesitamos tener esperanzas –más grandes o más pequeñas–, que 
día a día nos mantengan en camino. Pero sin la gran esperanza, que ha de 
superar todo lo demás, aquellas no bastan. Esta gran esperanza solo puede 
ser Dios”23. Esa esperanza que es para la fe como el sol tras las nubes de la 
historia mundana, y que brilla más, toda vez que algún mal es derrotado y 
desvanecido en su último grito, es la que insinúan muchas de las hermosas 
descripciones de Tolkien, como la siguiente:24 
Un grito estremecedor se elevó desde el campo delante de la Puerta, y 
hendiendo el cielo con una nota aguda y penetrante, se desvaneció en 
el viento. Fue un grito tan terrible que por un instante todos quedaron 
inmóviles; pero en cuanto hubo pasado sintieron de pronto que la 
esperanza les reanimaba los corazones, una esperanza que no conocían 
desde que llegara del Este la oscuridad; y tuvieron la impresión de 
que la luz era más clara, y que por detrás de las nubes asomaba el sol.
23 BeneDicto XVi, Carta Encíclica Spe salvi (30-11-2007), nº 31.
24 J. R. R. tolkien, El Señor de los Anillos (Barcelona 1993) 931.

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