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El_gran_libro_de_la_sabiduría_oriental_Vladimir_Malyavin,_Sun_Tzu

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Tabla de contenido
Confucio. Gran enseñanza. Con comentarios y explicaciones.PrefacioDiscursos discutidosCapítulo ICapitulo dosCapítulo IIICapítulo IVCapítulo VCapítulo VICapítulo VIICapítulo VIIICapítulo IXCapítulo XCapítulo XICapítulo XIICapítulo XIIICapítulo XIVCapítulo XVCapítulo XVICapítulo XVIICapítulo XIXCapítulo XXLeyendas familiares sobre ConfucioExplicaciones de discursos sobre reyes sabios.Comportamiento científicoVarios fragmentosGran enseñanza12345678910once12Conservación del original12
345678910once12131415dieciséis1718192021222324Notas sobre la enseñanza.Solicitud. Diálogos de Confucio del libro “Zhuang Tzu”12Lao Tse. Un libro sobre el camino de la vida. Tao Te Chingcon comentarios y explicaciones.Prefacio del traductorCanon del camino. Traducción, compilación,comentarios de V. Malyavin.Capítulo 1Capitulo 2Capítulo 3Capítulo 4Capítulo 5Capítulo 6Capítulo 7Capítulo 8Capítulo 9Capítulo 10Capítulo 11Capítulo 12Capítulo 13Capítulo 14í l
Capítulo 15Capítulo 16Capítulo 17Capítulo 18Capítulo 19Capítulo 20Capítulo 21Capítulo 22Capítulo 23Capítulo 24Capítulo 25Capítulo 26Capítulo 27Capítulo 28Capítulo 29Capítulo 30Capítulo 31Capítulo 32Capítulo 33Capítulo 34Capítulo 35Capítulo 36Capítulo 37Capítulo 38Capítulo 39Canon de perfecciónCapítulo 40Capítulo 41Capítulo 42Capítulo 43Capítulo 44Capítulo 45Capítulo 46Capítulo 47Capítulo 48Capítulo 49Capítulo 50Capítulo 51Capítulo 52Capítulo 53Capítulo 54Capítulo 55Capítulo 56Capítulo 57Capítulo 58í l
Capítulo 59Capítulo 60Capítulo 61Capítulo 62Capítulo 63Capítulo 64Capítulo 65Capítulo 66Capítulo 67Capítulo 68Capítulo 69Capítulo 70Capítulo 71Capítulo 72Capítulo 73Capítulo 74Capítulo 75Capítulo 76Capítulo 77Capítulo 78Capítulo 79Capítulo 80Capítulo 81Aplicación de Laozi de GuodianLao Tse A.Primer grupoSegundo grupoTercer grupoCuarto grupoLao Tse B.Primer grupoSegundo grupoTercer grupoLao Tse C.Primer grupoSegundo grupoTercer grupoCuarto grupoGlosario de términos básicosSun Tzu. Arte de guerra. Con comentarios y explicaciones.Canon militar chino. Origen y autoríaArte de guerraCapítulo primero. Cálculos iniciales[34]Capitulo dos. Entrar en la guerra[57]Capítulo tres. Estrategia de ataque[74]í l
Capítulo cuatro. Disposiciones[86]Capítulo cinco. Potencial[101]Capítulo seis. Vacío y plenitud[123]Capítulo siete. Enfrentamiento militarCapítulo ocho. Nueve[173] cambiosCapítulo Nueve. Liderar[185] tropasCapítulo diez. Formas del terrenoCapítulo Once. Nueve tipos de mobiliario[219]Capítulo doce. Ataque de fuegoCapítulo trece. Usando espíasVladimir Malyavin. Crepúsculo del Tao. La cultura china enel umbral de una nueva eraPrefacioCapítulo 1. Rostro del ImperioCapítulo 2. En el espejo del vacíoCapítulo 3. Ascetismo de la alegría.Capítulo 4. En torno a la verdad del corazónCapítulo 5. Tradición de la pintura.Capítulo 6. Profundidad de los personajes.Capítulo 7...Y el abismo sin profundidadCapítulo 8. La magia del jardínCapítulo 9. Caras y aspectos destacados.Conclusión. Entre las huellas perdidasNotasNotasNotasNotasNotas
Gran libro de sabiduría oriental
© V. Malyavin, autor del texto, traducción, compilación,prefacio, preámbulos de los textos, comentarios, 2020© E. Yamburg, comentarios, 2020© I. Kanaev, traducción, comentarios, 2020© AST Publishing House LLC, 2020
Gran Enseñanza 
de Confucio 
Con comentarios y
explicaciones.
Prefacio
La sucesión de generaciones es como una persona que estáen constante aprendizaje.
B. Pascal   El hombre que recibió de sus contemporáneos el apodohonorífico de Kung Fu Tzu, que significa "venerable maestroKun", y en Europa conocido con el nombre latinizado deConfucio, vivió hace dos mil quinientos años en un país adecenas de miles de kilómetros de distancia. Europa. Nohizo carrera política, no obtuvo grandes victorias en loscampos de batalla, no sorprendió al mundo con brillantesdescubrimientos y, siendo muy modesto, ni siquiera dejóenseñanzas escritas a sus descendientes. Pero logró algocon lo que todo hombre, y especialmente un maestro, sólopuede soñar: su fama se extendió por todo el mundo, y en sutierra natal, China, su memoria aún hoy se manifiesta através de la innegable visibilidad de los objetos materiales.En la ciudad de Qufu, la ciudad natal de Confucio, situada alpie de las montañas Shandong, al visitante seguramente sele mostrará la antigua propiedad de la familia Kun, dondeviven sus descendientes directos, ¡ahora en la septuagésimooctava generación! – un antiguo sabio y la tumba del propioConfucio. Hoy en día, cada año en Qufu se celebranmagníficas festividades en honor al primer Maestro deChina. Al son del rugido de los tambores y el aullido de lastrompetas, actores vestidos con trajes exóticos, sosteniendohachas y hachas en sus manos, realizan danzas rituales queel propio Confucio había visto. Y en el aire, lleno del ácidoolor del incienso, suenan las palabras de himnos dealabanza al mayor sabio de China: ¡Genial, genial, genial Confucio! Él conoce la forma universal de las cosas. Se convirtió en un solo cuerpo con el Cielo y la Tierra. ¡Oh Maestro de diez mil generaciones!.. Si los méritos de un maestro están determinados por lamedida en que su vida, su experiencia y sus pensamientosse extienden a sus alumnos, entonces a Confucio se le puedellamar el más grande Maestro de todos los tiempos: sub h d d d í b l d l
nombre se ha convertido en un verdadero símbolo de lasabiduría de Todo un pueblo, y el recuerdo de su vida, de supersonalidad única ha llegado hasta nuestros días. ¿Cuál esel secreto de esta extraordinaria vitalidad del legado delMaestro Kun?La respuesta es sencilla, pero requiere mucha reflexión:Confucio fue el primero en la historia en descubrir alhombre; fue un maestro de la humanidad en el hombre.Antes de Confucio, en la tierra solo había dioses odescendientes de dioses: reyes, héroes, ancestros divinos.Confucio, con una sencillez digna del fundador de una grancivilización, proclamó: una persona no tiene mejor vocaciónque realizarse como ser humano y convertirse en creador decultura, la única realidad creada íntegramente porpersonas. Y en este esfuerzo de autoconciencia, de resaltarlo Bello, lo Sublime y lo Debido en la vida, el hombre, segúnConfucio, no es inferior a los dioses.¿Qué, según Confucio, hace que una persona seaverdaderamente humana, qué la humaniza? Nada más quela capacidad de comprender la propia vida, de juzgarse a símismo, de mejorar siempre y en todo, una capacidad que lanaturaleza le da al hombre y, sin embargo, la realizamosmediante un esfuerzo constante y difícil. En él convergen yllegan a equilibrarse, condicionándose mutuamente, lonatural y lo cultivado, el conocimiento y la acción.Pero el esfuerzo de superación personal, como cualquierpráctica, cualquier arte, no puede realizarse en el vacío.Requiere su propio material, y este material, como bien vioConfucio, le es proporcionado por la cultura, o másprecisamente, por la tradición cultural, que captura laexperiencia de superación y autohumanización de muchasgeneraciones de personas.En la labor docente lo que debe valorarse ante todo no eslo original, ni siquiera lo inteligente, sino simplemente loduradero, imperecedero y imperecedero en nuestraexperiencia. En verdad, cada momento de la vida iluminadopor la luz de la razón es ineludible. La cultura, en suesencia, es vida llena de conciencia y vividaconscientemente; la vida es eterna, porque se extiendehasta la eternidad. Y la creatividad, la capacidad de unapersona para renovarse, para abrir nuevos horizontes de suser, resulta en última instancia ser la mejor garantía de laconstancia humana.Confucio fue el primer y quizás el más convencido yconsistente defensor de la cultura en la historia de lah d d d d
humanidad. Esto determina su importancia como docente.Según la leyenda, Confucio nació en el año 551 a.C. mi.del matrimonio muy extravagante de un guerrero veteranode setenta años y una chica de diecisiete. Incluso en suprimera infancia, perdió a su padre y creció en la casa de sumadre, experimentando necesidad y pobreza. Pero seconsideraba miembro de laclase militar y soñaba con lagloria de un estadista. Una vez, cuando tenía dieciséis años,Confucio incluso apareció en un banquete en la casa de unnoble noble, pero el portero lo echó del patio, declarandoque el dueño no aceptaba tales canallas. El futuro “mentorde todas las generaciones” no se sintió avergonzado niamargado, sino que continuó con la misma tenacidadpreparándose para una carrera gubernamental. Y fuerecompensado por su diligencia. Pronto recibió el puesto desupervisor de graneros y luego cuidador de pastos en sureino natal de Lu. Con el tiempo, su extraordinariaerudición literaria y su excelente conocimiento de lasceremonias antiguas le dieron fama en la corte real, peroConfucio nunca logró hacer carrera como funcionario. Erademasiado directo y sincero para sobrevivir en la sociedadde intrigantes palaciegos. Pasó varios años en el exiliovoluntario, acompañando al gobernante legítimo del reino.Más tarde, ya ocupando el cargo de juez superior del reinode Lu, volvió a abandonar su tierra natal, protestandocontra el comportamiento indecoroso del soberano. Durantecatorce años, Confucio viajó por ciudades y pueblospredicando los principios del "buen gobierno". Losgobernantes locales recibieron al famoso científico conhonores, lo escucharon con simpatía y... cortésmente lodespidieron. Ninguno de ellos creyó las palabras delMaestro Kun de que el poder en este mundo no lo da lafuerza, sino la enseñanza y la virtud. Al final, Confucioregresó a su tierra natal y comenzó a vivir, como dice laleyenda, “en la ociosidad”, dedicando su tiempo a losestudios científicos y a formar estudiantes.¿Qué logró Confucio? ¿Dónde encontró fuerza parasoportar las difíciles circunstancias de la vida? Observemos,en primer lugar, que la vida del Maestro Kun ocurriódurante el declive de la dinastía Zhou, cuando el país sedividió en muchos destinos independientes y la forma devida anterior se vio sacudida: el fermento se intensificó enla sociedad, las semillas de Los disturbios y las guerrasintestinas estaban madurando en todas partes. Quinientosaños antes de Confucio, cuando el pueblo Zhou tomóó d h líd d l l d d d
posesión de China, sus líderes declararon que la deidadsuprema, o el Cielo, les había dado poder sobre el mundopor su incomparable destreza. El resultado de este intentode justificar el ascenso de la Casa de Zhou fue la rápidasecularización de la religión Zhou. Con la mano ligera de loscronistas de Zhou, los mitos antiguos se convirtieron ennarrativas históricas edificantes, porque desde el punto devista de los ideólogos de Zhou, las personas mismasdeterminan su destino. Surgió el concepto del CaminoCelestial (tian dao), que designaba la fuente del movimientomundial, el destino de todas las cosas, situándose inclusopor encima de los espíritus. El pueblo Zhou comenzó abuscar la comunicación con las fuerzas divinas en elensimismamiento, en el autocontrol moralmente justificado.Así, la religión en la tradición Zhou fue gradualmenteeclipsada por la ética y una vida recta adquirió elsignificado de una vida correcta.Sin embargo, esto fue sólo en teoría. En la vida real, eldeclive de la autoridad de los dioses antiguos no significóque la gente automáticamente se diera cuenta de su propiaresponsabilidad moral. Confucio fue testigo de la agudacrisis de los valores espirituales tradicionales del puebloZhou y experimentó sus consecuencias de primera mano.Ofreció su propia receta, en general, simple y clara, pararestaurar el orden anterior: cada persona debe comprenderel profundo significado moral de las instituciones antiguas eimplementarlo en su vida. El poder que no está respaldadopor la virtud destruye la sociedad. Un tirano puedeestablecer el orden en el Estado, puede incluso crear laapariencia de prosperidad en el país, conducir a laprosperidad de la ciencia y el arte, pero nunca podrá hacerfeliz a la gente.Entonces, el primer consejo de Confucio para todas laspersonas y para todos los tiempos: comienza a corregir elmundo contigo mismo; Antes de enseñar a otros, ocúpate detu propia mejora. Por eso Confucio simplemente no teníaninguna posibilidad de triunfar en la política, que es antetodo el arte de manipular a otras personas. Pero por lamisma razón tuvo un enorme éxito en la enseñanza y laeducación. En su casa, Confucio abrió, al parecer, laprimera escuela privada de la historia, donde estudiaron endiferentes épocas varios cientos de estudiantes, de loscuales, según la leyenda, setenta “glorificaban su nombre”.El objetivo de las actividades de Confucio el político yConfucio el educador se reducía a restaurar la autoridad del d ó h l ú d ó l l
la tradición Zhou, en esencia, la única tradición cultural queconocía. Pero como hombre de una nueva era, comoMaestro de la humanidad, Confucio revisó seriamente elconcepto de “ritual” (li), central en la cultura Zhou.Inicialmente relacionado únicamente con el culto a losantepasados y deidades, durante la época de Confucio seconvirtió en un signo de armonía mundial, un medio deautoestima moral humana y la norma de la belleza. Por lamisma razón, Confucio se tomó muy en serio la realizaciónde rituales tradicionales: estos últimos eran, a sus ojos, elmejor medio de educación. Es cierto que su significado nose limitaba en absoluto al ritual externo. Para Confucio, elritual era, repetimos, sólo una ocasión para elautoconocimiento; en el límite, era una especie de formapreeterna, como embrionaria, siempre existente -porcompleto consciente- de todos los pensamientos ymovimientos mentales, una especie de eficacia infinita, queanticipaba, anticipaba todos los acontecimientos, como unasemilla, en cierto sentido, ya contiene un fruto. Conocer unritual significa, según Confucio, “tener el mundo entero enla palma de la mano”, porque contiene la matriz eterna de lacultura, o, lo que es lo mismo, “las semillas de todas lascosas”. Conocer el ritual significa ver la perfección interiorde cada cosa, sólo deseada por nuestro corazón. La esenciadel ritual, según Confucio, se expresa mejor con la música,la mensajera más sincera y comprensible de la plenitud yarmonía de la vida.Así, la reflexión propuesta por Confucio sobre elsignificado moral del ritual condujo al descubrimiento de laprimacía del silencio y la paz como símbolos, es decir,fuente y condición de todas las palabras y acciones. Elverdadero ritual se revela nada más que inacción; él no esun objeto, ni una acción, sino una Presencia. Un gobernantesabio, para gobernar el mundo, necesita, según Confucio,estar inmóvil “sentado mirando hacia el sur y nada más”. Elpropio Confucio sorprendió una vez a sus alumnos aldeclarar que “no quería hablar más”.“Pero si tú, Maestro, no hablas, ¿qué transmitiremos anuestra descendencia?” - preguntaron los estudiantes.“¿Habla el cielo? – respondió el maestro Kun. – Pero lasestaciones se reemplazan periódicamente y todos los seresvivos crecen. ¿El cielo dice algo?La posición de Confucio no significa un rechazo de laenseñanza. El sabio chino no quiere que sólo su vozindividual y privada ahogue toda la diversidad de voces deld l l d l l d d l
mundo. Quiere HABLAR en el lenguaje de la plenitud delser. No es necesario hablar donde la verdad de la vidamisma brilla en cada nueva impresión, cada gesto, cadasentimiento, donde el mensaje sobre un determinado objetose ha convertido completamente en comunicación, en unaintroducción a la verdad interior de la vida. Aquí sólonecesitas dejar que el cristal de la vida brille con sumisterioso fuego interior.El sabio es transparente: el resplandor del cielo brilla através de él... Por eso Confucio no fue un filósofo queconstruye su “sistema de pensamiento”, asignando a laspalabras algunos significados especiales establecidos por élmismo. Por eso la posición de Confucio, con toda supedantería, se caracteriza tanto por la ironía e incluso elbuen humor: alguien que ha aprendido la impotencia de lapalabra para determinar la realidad y al mismo tiempo sabeque sin la palabra una persona no puede hacerse hombre nopuede evitar ser irónico y juguetón.   El énfasis deConfucio en el valor del silencio también esparte, y muy importante, de su justificación de la cultura.Nos recuerda que todo lo que aparece es sólo una metáfora,una “realidad transformada”. Pero la metáfora esirreductible en nuestra percepción, y ésta es una condiciónnecesaria para la existencia de la cultura, que siemprejustifica lo decorativo, ornamental y alegórico en la vida.La cultura, percibida bajo el signo de la metáfora, aparececomo un reino de sombras, huellas, reflejos de lo invisible.En este sentido, la cultura es verdaderamente inmortal.Dejemos que la galaxia desaparezca: la cultura comomomento de “autotransformación” del ser, el juego de laesencia con su propia sombra permanecerá.Seamos aún más específicos: la apología de Confucio porel silencio no sólo no es un rechazo de la enseñanza, sinotambién su justificación más decisiva y radical. Porque unmaestro es maestro porque es incomprensible, opaco parasus alumnos y está envuelto en un aura de misterio. Elsilencio es un signo de la división entre iniciados y noiniciados, y los sabios en China anteponen el “aprendizajesin palabras”, es decir, el aprendizaje que anima a volveruna y otra vez a la experiencia de vida concebible,completamente inmediata y concreta. . Antes de su muerte,Confucio dijo que nadie en el mundo lo entendía. ¡Estas sonverdaderamente palabras dignas de un gran Maestro!
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Ahora queda claro por qué en el legado de Confucio sonprecisamente sus atributos materiales, el decoro de la vidadel Maestro, los que tienen tanta importancia. Estarinvolucrado en la tradición de Confucio significa estar a la"sombra del Maestro".La principal fuente para estudiar las opiniones deConfucio es un libro llamado Lun Yu en chino. Su antiguatraducción común es “Conversaciones y Juicios”, pero esmás correcto traducir “Discursos discutidos” o incluso“Discursos seleccionados”. Es una colección dedeclaraciones individuales del Maestro, registradas porestudiantes muchos años después de su muerte. Elverdadero tema de este libro no es la doctrina, sino lapersonalidad misma del Maestro, o incluso, másprecisamente, esa parte de su personalidad en la que seencarna la voluntad del sabio de autoeliminar todo losubjetivamente limitado en nuestra experiencia, de ponersede acuerdo con el orden mundial. Pero recordemos que,superando todo lo privado en sí mismo, el “Maestro de todaslas generaciones” entra efectivamente en la vida,transforma su existencia individual en un cuerpo genérico eimperecedero de vida. De ahí, tan extraña para un europeo,la combinación del solemne patetismo del libro y lainsignificancia, a veces chocante trivialidad, de los detallesde la vida del mayor sabio de China que se mencionan en él.Nos enteramos, por ejemplo, de que Confucio vestía deforma modesta y práctica: en verano vestía “una bata delino, siempre sobre una camisa ligera, para mantener ladistinción entre la vestimenta exterior y la ropa interior”. Encasa, vestía batas con adornos de piel y con la mangaderecha cortada; esto era más conveniente tanto para losestudios académicos como para diversas tareas domésticas.Cuando ayunaba antes de hacer un sacrificio a losantepasados, siempre se ponía un vestido hecho delmaterial más tosco, comía la comida más tosca y no sesentaba en su lugar habitual. Estas son las reglas que siguióel Maestro Kun en la mesa:“El maestro no se comió todo el arroz que le sirvieron nitoda la carne que le sirvieron en la mesa. No comía arrozagrio ni alimentos que desprendieran mal olor. No comíaalimentos mal preparados y nunca comía a horasintempestivas. No comía alimentos que no estuvierancortados en trozos pequeños, como es costumbre, y noaceptaba alimentos que no estuvieran sazonados
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adecuadamente. Incluso si había mucha carne en la mesa,siempre comía más arroz que carne..."Confucio supo comportarse con sencillez, pero condignidad. Durante las horas de ocio, informan losestudiantes, era “cordial y alegre”. Si alguien cercanocantaba una canción que le gustaba, la escuchaba de buengrado. En alguna ocasión, para apoyar la fiesta, no rechazóuna copa de vino, pero “nunca estaba borracho”. Ni siquieraprotestó contra las alegres festividades en las vacacionesdel pueblo, señalando razonablemente que los campesinosnecesitan de vez en cuando aliviar sus almas, porque "elarco, si se mantiene siempre doblado, perderá suelasticidad". Sin embargo, cuando se encontraba con unapersona vestida de luto, invariablemente "asumía unaapariencia solemne" y era impecablemente cortés inclusocon los músicos ciegos pobres, a quienes la gente de la"buena sociedad" no notaba en absoluto. No impuso suopinión a nadie, y entre las cualidades más memorables delMaestro, sus alumnos llaman a su delicadeza. Pero cuandola situación lo requirió, mostró un coraje extraordinario y noperdió la presencia de ánimo ni siquiera en un momento depeligro mortal.Hay que decir que no fue fácil para Confucio convertirseen un estándar universal de buenos modales para suscontemporáneos. La naturaleza le dotó de una constitucióncorpulenta y de una apariencia muy extravagante, si no fea:una frente inusualmente maciza colgaba sobre sus feos ojossaltones, sus orejas eran excesivamente largas, su narizgruesa y carnosa, y debajo de su labio superior respingadodos dientes frontales anormalmente grandes. Desde sunacimiento tenía una profunda abolladura en la coronilla,que daba pie a interminables chismes. Además, Confucio sedistinguía por su estatura inusualmente alta, por lo queincluso en su juventud lo llamaron bruto. Y, sin embargo,gracias a muchos años de trabajo sobre sí mismo, elmaestro Kun en su madurez logró ganarse la simpatíauniversal de sus contemporáneos y convertirse en unverdadero legislador de los buenos modales.Y una característica más notable: las reglas de vida delMaestro Kun, como ya hemos notado, están imbuidas depreocupación por un estilo de vida saludable y armonioso.En el comportamiento y los hábitos de Confucio noencontraremos ninguna peculiaridad, ninguna debilidaddolorosa que tan a menudo marca la imagen de un genio enla cultura occidental. Se sabe que Confucio, incluso en sul d í
vejez, era un excelente arquero y se distinguía por unanotable fuerza física. Con el tiempo, en China empezó a servenerado, entre otras cosas, como uno de los fundadores delos métodos curativos.En el contexto de una atención tan excepcional de losestudiantes de Confucio a los matices curiosos, pero,francamente, no muy notables de la vida diaria de suMaestro, la ausencia en el libro que compilaron de cualquierinformación sistemática sobre las enseñanzas de Confucio eincluso sobre su La biografía se vuelve aún más notoria. Losautores de los "Discursos discutidos" valoran cada palabra ycada gesto de su amado mentor, para ellos nada esinsignificante en su vida, y esto felizmente los libera de lanecesidad de juzgar lo "mayor" y lo "menor" en la vida delMaestro. legado. Crearon el primer retrato del hombre talcomo es en la historia de la humanidad. El retrato es tansencillo y tan vivo que ni siquiera parece un retrato, sinouna versión verbal de su prototipo, revelado, como unahuella real del cuerpo sobre el papel, en una dispersióncaótica de manchas, trazos y matices. de tono. Y estosresplandores de luz oculta no revelan tanto una ciertaimagen externa de la personalidad como apelan a laprofundidad de la conciencia consciente (por lo tanto,moral). Ante nosotros, para ser más precisos, hay un retratode una persona que transforma la humanidad enexperiencia, común a todos y comprensible para todos. Laverdad de las conversaciones del Maestro Kun con susalumnos es un encuentro de corazones, siempre inesperadoy sin embargo esperado, fugaz, pero que deja un recuerdoinfinitamente LARGO. Esta es la verdad misma del ritual: unevento que se recrea sin cesar en el paso del tiempo.Así, a partir de las páginas de “Discursos discutidos”, laimagen de una persona entra en nosotros, como si crecieraen personas y generaciones, transformándose eternamenteen otra vida. No basta con entender a estehombre.Necesitas vivir una vida larga y profunda con él.Si percibimos la presencia en los Discursos discutidos deun cierto subtexto emocional oculto, esos sentimientos eimpulsos casi inconscientes que alimentan el almaencantada, si confiamos en este subtexto, entenderemos porqué los autores de este libro, con toda su reverente atencióna Hechos y palabras Los maestros de Kuhn permanecieronindiferentes a la cronología, e incluso a muchas fechas clavede su vida. El hecho es que en la vida de Confucio no lesinteresaban los hechos, sino los eventos que tenían el poderd l fl l á l ó
de la influencia espiritual o, más precisamente, la agitaciónmisma de los diferentes mundos de la vida, el encuentrosilencioso de los corazones humanos. Los hechosconstituyen una biografía, los acontecimientos constituyenalgo más: tal vez una vida, tal vez un drama o tal vez unaserie de anécdotas con una conclusión edificante.Históricamente, el mosaico verbal de los “Discursosdiscutidos”, con sus máximas breves, a menudoininteligibles, fragmentos de conversaciones, registros deincidentes cotidianos, etc., se ha dividido en dos formasliterarias: el aforismo y la anécdota. Ambos indican el límitedel desarrollo de la literatura confuciana, cuando unapalabra de un mensaje sobre algo se queda en silencio: ¡elsueño de Confucio! – la sociabilidad de las almas humanas.Después de todo, un aforismo y una anécdota nacen, dehecho, de una comprensión repentinamente revelada de lainutilidad de hablar. Se abolin a sí mismos, porque informansobre aquello de lo que es imposible e innecesario hablar.El aforismo y la anécdota son los principales medios deinstrucción para el profesor chino, que quiere eliminarsepara revelar la plenitud ilimitada de la vida. Son igualmenteajenos al desapasionamiento de una tesis lógica y a laparcialidad de la autoexpresión subjetiva. En esencia,delinean el espacio de las consonancias musicales del almadel mundo, en el que reside el "cuerpo" simbólico -siempresólo esperado- de la tradición.Al preparar este libro para su publicación, fue tentadorordenar los dichos de Confucio y sus discípulos segúnencabezamientos temáticos abstractos. Pero al final, elcompilador decidió preservar la composición tradicional,aparentemente "caótica", del libro. Una composición de estetipo tiene en sí misma un enorme significado educativo,porque enseña la "sintonización del oído" espiritualheredada por Confucio, que ayuda a prestar atención a cadapequeña cosa, a discernir lo inmutable y lo grande en loaparentemente aleatorio y particular. Sobre todo, nosenseña a comprender la esencia de las cosas en lo queparece sólo incidental, ornamental. En la finca de la familiaKun hay un antiguo retrato de Confucio y sus dos discípulos,cuyos bordes y pliegues están escritos en pequeñosjeroglíficos del texto de los Discursos discutidos. Es difícilencontrar una ilustración más visual de la esencia de lapalabra de Confucio: modesta y práctica, como artículos delhogar, siempre dicho "a la ocasión", destinado a serasimilado no sólo por la mente, sino también por el corazón.l d l d á l b l
incluso “con todo el ser”, y, además, palabra ornamentalque abarca cómo toda decoración, el cuerpo simbólico de latradición...Un maestro digno de su título debe ser misterioso, encierto sentido incluso incomprensible para el alumno. Unverdadero maestro es siempre un misterio. Hay un misterioinexplicable en el deseo de los creadores del libro sobreConfucio de arrancar en la vida del Maestro sus rasgos másordinarios y sin pretensiones, así como la lente de unosbinoculares arranca detalles de un paisaje que pasandesapercibidos para el desnudo. ojo. Un lector atento yreflexivo verá en el hecho mismo de registrar estos simples“incidentes” cotidianos evidencia de una especialsensibilidad del espíritu, signos de intuiciones internas,como si despertaran la conciencia, cuando nos parece vercosas familiares por primera vez. y descubrir el mundo denuevo con asombro. En última instancia, estos patronessutiles del lienzo multicolor de la vida externa nos revelan lamisteriosa profundidad de la vida interna, dondeinnumerables metamorfosis creativas se logran en unaextensión de conciencia luminosa y silenciosa, como el cielomismo, abierta a la plenitud del ser. , plenitud simbólica,que es similar a la perfección inimaginable de la armoníamusical. Y no en vano el Maestro Kun valoraba sobre todoen sus alumnos la capacidad de “identificar a los otros tresdesde una esquina de un cuadrado”, de ver el Caminoeterno detrás de un solo evento.Confucio designó precisamente esta vida iluminada ysobrenatural del corazón consciente con el concepto tian ,que significa “cielo”. Para Confucio, el cielo es una realidadinterna y, además, contiene toda la inmortal “sabiduría delos antepasados”. Fue el Cielo, según el propio Confucio,quien le dio el conocimiento de una vida iluminada: wen(este término generalmente se transmite en los idiomaseuropeos con la palabra "cultura"). El cielo, en lacomprensión del Maestro Kun, es el entorno y el poder de lacreatividad de la vida, el campo ilimitado de lacomunicación humana.Confucio habló de mala gana sobre el secreto "celestial"de su destino, cada vez más en indirectas. Pero le gustabarepetir que “la vida en nombre del Cielo” requiere unascetismo especial y, hay que decirlo, desconocido para loseuropeos, que se puede llamar ascetismo de la cultura. Enlas formas de la tradición cultural buscó pruebas del vuelodesinteresado y libre del espíritu. Los discípulos def l d d é
Confucio mantuvieron la noticia de que su Maestro, despuésde haber escuchado una vez los sonidos de la músicaantigua, "durante tres meses seguidos no sintió el sabor dela carne". El propio Confucio se llamó a sí mismo un hombreque "duerme con el codo debajo de la cabeza a modo dealmohada y está tan absorto en aprender que no se dacuenta de que se acerca la vejez". Finalmente, un Maestrodigno de este título no sólo conoce los preceptos de losantiguos, sino que sabe “conservar el calor” de laantigüedad, es decir, está en contacto interno e íntimo conla apoteosis “celestial” de la vida.El resplandor de la sabiduría "celestial" sólo se reconocepor sus reflejos en la vida terrenal. Un verdadero sabiohabla sólo a través de sus sucesores. No podemos “leer aConfucio” (que no escribió una palabra en su propionombre); sólo podemos leer sobre Confucio y gracias aConfucio. Pero el Maestro mismo sólo comunica la verdad,hablando sobre tal o cual asunto. “Yo presento, nocompongo. Creo en lo antiguo y lo amo”, dice uno de losdichos más famosos del primer sabio de China. La verdad dela tradición no pertenece ni siquiera a su creador. Estaverdad es preeterna, siempre dada al pensamiento y a laexperiencia. Cada palabra es sólo una sombra y un reflejode su cuerpo invisible. El mismo nombre "Confucio" es ladesignación de quien fue el primero en entrar en el flujo sincomienzo e interminable de la existencia "celestial"; quienfue el primero en DESCUBRIR la naturaleza moral de laconciencia y comprender su inmortalidad en el acto mismode comunicación de los corazones humanos. Y, por tanto, laverdad de la tradición no es una idea, ni una cosa, ni unídolo, sino sólo un movimiento verificado y correctamenteorientado. Ella es verdaderamente el Camino ( Tao ) detodas las cosas. La vida en verdad es una enseñanza eterna:la búsqueda de la dirección del propio camino,orgánicamente - el crecimiento integral del alma.Sí, las “enseñanzas” de Confucio son sólo su vida y nadamás. Pero ésta es una vida que no encaja en una biografía,en una “descripción de vida”. Como un acorde musical,evoca la memoria de lo inmemorial y llena la conciencia conla alegría jubilosa de los cambios inescrutables...El propio Confucio habló de su camino de humanizacióncon las siguientes palabras:“A los quince años me dediqué a la docencia.A los treinta tenía una base sólida.A mis cuarenta años ya no me quedan dudas.l ñ í l d d l l
A los cincuenta años conocí el mandato del Cielo.A los sesenta años afiné mi oído.Y ahora, a los setenta años, sigomi corazón sin romper lasreglas”.Palabras misteriosas pero simples. Palabras que contienenel peso del destino humano y que por tanto no necesitanbelleza retórica. Una confesión, expresada casi con rigorprotocolario, pero que denota hitos en el camino oculto delcorazón humano. Quizás lo más sorprendente es que elcrecimiento espiritual de Confucio se fusiona con el ritmodel reloj biológico de su vida, que los momentos depercepción interior se miden según los límites generalmenteaceptados de la madurez social de una persona: quinceaños, treinta, cuarenta... ... Según Confucio, una persona sevuelve más sabia, del mismo modo que crece una semilla:imparable, involuntaria e interminable: no hay límite para laperfección. Esta maduración orgánica del espíritu no conocegiros dramáticos del destino ni “puntos de inflexión”. Peroesto, por supuesto, no ocurre por sí solo, sino que requiereun gran coraje, porque presupone la capacidad decomprender el propio límite, de superarse a uno mismo, dever lo ineludible en el "polvo de este mundo". La sabiduríade Confucio es la fusión del espíritu y el cuerpo en laexistencia de la cultura como vida de eterna sucesión. Eslibertad, pero libertad comprobada, impecable, porque esenteramente moral.Pero, ¿qué conecta estos estados del alma de Confucio, aprimera vista completamente diferentes: “fuerte apoyo”,“ausencia de dudas”, “audición sensible”?... Sólo conocemosel resultado de la mejora de Confucio: impecable y, alparecer, así por qué siempre está inacabado, abierto en laarmonía futura de SENTIMIENTOS y razón, naturaleza yHABILIDADES. La armonía, desarrollada a lo largo demuchos años de fuerza de voluntad, pero que ya se haconvertido en una “segunda naturaleza”. Pero el contenidode este esfuerzo es la existencia “celestial”, un momentosiempre vivo de despertar espiritual. Confucio nunca hablódirectamente sobre tales cosas. Pero un día se dio cuenta deque se había convertido en un Maestro famoso no porquesupiera mucho, sino porque todas sus instrucciones “estabaimpregnadas de un hilo”. Éste es el principal mandato delprimer sabio de China: ENTRAR la vida humana en UNHILO del destino.Hoy podemos decir que el Maestro Kun por primera vezen China, y quizás en todo el mundo, mostró la importanciad l l ból d l l d ó
del lenguaje simbólico de la CULTURA para la educación yformación de una persona. Este significado se revela en dosdimensiones principales.En primer lugar, la matriz de la práctica humana, tantomaterial como ESPIRITUAL, se reproduce en formasculturales. La asimilación de estas formas, que son frutos dela tipificación de la actividad humana, permite al estudianteimplementar efectivamente el “cuerpo” simbólico de latradición en su vida y ganar la inmortalidad en la existenciade la cultura. Observamos que ésta es precisamente lanaturaleza de la educación tradicional en China, queconsistía en el dominio por parte del estudiante de unrepertorio de formas estándar de un arte particular: unartista tenía que aprender los elementos estándar de unapintura, un músico tenía que aprender los acordes. fijadopor la tradición, y en cualquier situación de la vida, sesuponía que una persona erudita debía observar las normasde comportamiento apropiadas. El aprendizaje, por tanto,era inseparable de los buenos modales y el buen gusto. Elrequisito de dominar la matriz de todas las accionesaseguraba la naturaleza fundamental de la formaciónmisma, y la base de toda educación y formación era elcultivo de la voluntad moral en el estudiante. Lapersonalidad humana, o más precisamente, la vida, elcorazón siempre despierto (y por tanto moral) en latradición de Confucio, es primaria y más importante que elconocimiento abstracto. De ahí el famoso dicho chino quedice: “En manos de una buena persona, un mal método sevuelve bueno, y en manos de una mala persona, un buenmétodo se vuelve malo”.En segundo lugar, el aprendizaje, según el “proyecto” deConfucio, presupone el conocimiento del valor de la culturacomo decoro del ser. El genio pedagógico de Confucio sereflejó, quizás sobre todo, en su comprensión de lainconsistencia y la inutilidad de cualquier carácter dado ydeclarativo en la enseñanza. La pretensión del maestro deposeer la verdad, el significado imaginario de sus juicios y elrazonamiento superficial conducen inevitablemente aldogmatismo y sólo pueden provocar en el estudiante unaprotesta contra las verdades que se le enseñan. Unapersona no puede ser “forjada” según un plan determinado:los resultados reales de tal “forja” serán opuestos a losprevistos. Confucio (y el propio texto de los Discursosdiscutidos es prueba de ello) enseñó a descubrir lo principala través de lo particular, lo importante a través de lof l é d l d l bí
insignificante, lo eterno a través de lo accidental. Sabíacómo evitar la violencia contra un estudiante. Pero en unsentido amplio, sólo aquellos que pueden, hablando de unacosa, descubrir otra que no se puede expresar con palabras,pueden enseñar con éxito. El propio Confucio dijo que sóloentrena a aquellos que son capaces de "comprender trescuando se les señala uno". Sólo así el aprendizaje noesclaviza al alumno, sino que, al contrario, lo hace libre.En un sentido amplio, la educación, según Confucio, tienecomo objetivo desarrollar la sensibilidad espiritual delestudiante: este último, asimilando las formas de la cultura,aprende no sólo a ver en ellas los frutos del ascetismoespiritual de una persona, sino también a apreciar la lasingularidad de cada matiz de la experiencia. Confuciodescubrió una gran verdad: sólo una personaverdaderamente educada puede hacer que el mundo sealibre, porque puede comprender la singularidad de cadamomento de la vida consciente, de cada personalidadhumana, de cada lugar del que se puede decir: "Aquí habíauna persona".Por escasos y fragmentarios que sean los registros de losDiscursos discutidos, proporcionan una idea general delmétodo pedagógico de Confucio. Hay que decir que estehombre, que estaba tan preocupado por el resurgimiento delas órdenes antiguas, aportó muchas cosas nuevas al temade la enseñanza. Quizás lo que más llama la atención es sucordialidad: el famoso Maestro, no sin desafío, declaró queestaba dispuesto a aceptar como alumno a cualquiera que letrajera “un manojo de carne seca” como pago de lamatrícula. Anteriormente, los profesores en China eranenseñados exclusivamente por funcionarios de alto rango,que aceptaban como profesores únicamente a niños defamilias nobles. Confucio fue el primero en enseñar a losplebeyos que tenían pocas esperanzas de entrar al servicioreal. Le gustaba repetir:"No debería haber diferencias entre las personas en elaprendizaje".Así, Confucio, por primera vez en la HISTORIA, comenzó aabogar por la igualdad de todas las personas en elaprendizaje, por brindar a todos las mismas oportunidadespara aprender. Esta innovación verdaderamenterevolucionaria fue posible porque Confucio no estabainteresado en los orígenes de sus estudiantes, ni en susplanes de vida, ni siquiera en sus habilidades, sino, antetodo, en estos estudiantes mismos como individuos.l b d l h d
Simplemente estaba interesado en lo humano de unapersona. Nunca juzgaba a las personas a menos que lasconociera personalmente y no pudiera formarse un juiciosobre ellas por sí mismo. Tras superar los prejuicios declase y todos los prejuicios sobre el hombre, llegó a unasimple verdad, una verdad tan universal y de sentido comúnque hoy se ha convertido en uno de los lemas de laUNESCO:"Por naturaleza, las personas están cerca unas de otras,pero por sus hábitos están lejos unas de otras".Así, en el hombre, Confucio estaba interesado en elhombre mismo. Esto determina las características de sumétodo de enseñanza. Según la tradición, las escuelas deZhou China estudiaban las llamadas "seis artes" quenecesitaban los jóvenes aristócratas: leer, contar, tocarmúsica, buenos modales y artes marciales: tiro con arco ymontar en un carro de guerra. Confucio, por supuesto, nocuestionó en absoluto el programa educativo tradicional,porque encarnaba los valoresinmortales de la "antigüedad"que tanto amaba. Él mismo era una de las personas máscultas de su tiempo, contaba excelentemente y era unexcelente arquero. Pero también era un enemigo jurado detodo formalismo y de todo tecnicismo en la enseñanza. Elprofesor Kuhn no se parecía en nada a la imagen familiar deun profesor profesional que viene a clase cada hora paraenseñar a sus alumnos “conocimientos sobre la materia”, yel resto del tiempo vive su propia vida personal, a vecesmuy alejada de lo que predica en clase. El principalmandato de Confucio: no seas un maestro de oficios, sino detu propio corazón, comprende el significado de la vida en eltrabajo autoprofundizador de la conciencia, para el que nose requieren herramientas técnicas, ni poder, ni siquierareconocimiento social.Para Confucio, la enseñanza se fusionaba tanto con la vidaque a menudo resulta difícil entender dónde en su escuelatermina una y comienza la otra. Los jóvenes, que según lacostumbre se inclinaban ante él como a un padre mentor yle presentaban regalos en señal de devoción, acudían a lacasa del Maestro durante todo el día y, a menudo, vivían enella permanentemente, ayudando en las tareas del hogar.No había horarios establecidos para las clases, ni plan deestudios, ni nada parecido a exámenes. Por lo general,desde primera hora de la mañana, inmediatamente despuésdel desayuno, los estudiantes se reunían en el salónprincipal de la casa del maestro, donde se suponía que elb í l d é d l
propietario recibiría a los invitados. Después de inclinarseante el Maestro, los estudiantes se sentaron uno frente alotro a lo largo de las paredes occidental y oriental de lasala, y el Maestro se sentó entre ellos frente a la parednorte, donde se encontraba el altar de los antepasados, ellugar más honorable del mundo. casa. En los días buenos,salía al patio y se sentaba a la sombra de su albaricoquerofavorito (razón por la cual su escuela recibió en la historia elnombre de “Altar del Albaricoque”).Confucio no dio conferencias, no puso a prueba losconocimientos de los estudiantes y ni siquiera interpretólibros antiguos. Enseñó y educó a través de unaconversación libre, más relajada que los diálogos filosóficosde Sócrates, pero de ninguna manera irreflexivamentesuperficial, sino que nació de la experiencia de comprenderla humanidad en una persona, significativa y moral en cadapalabra. Habló lacónicamente, con peso y con ciertapersuasión discreta pero innegable. A veces respondíapreguntas, otras las hacía él mismo y, más a menudo,escuchaba en silencio las conversaciones de los estudiantes.Nada de discutir para conocer la verdad, nada de especularpara derivar “reglas generales” para una vida sabia; Losparticipantes en estas clases sólo comparaban yreflexionaban, intentando aprender una lección para ellosmismos, para cada uno. Un compañero constante de lasclases era la música, este prototipo del ritmo de vida"celestial", que conectaba a los interlocutores con lazosinvisibles de consonancias armónicas, los limpiaba de lavulgaridad mundana y les daba un respiro de disputas yreflexiones. Confucio no abandonó su actividad docentedurante sus andanzas, en las que a todas partes leacompañaban sus más fieles alumnos. Confucio noconsideraba su tarea enseñar ningún conocimiento especialo técnico. Una vez incluso se enojó con un estudiante que lepreguntó sobre algo relacionado con la agricultura y leaconsejó que recurriera al viejo campesino; ¡probablementeél sabía que no era así! El Maestro KUN no se ocupaba deltipo de enseñanza actualmente dominante, que suelellamarse “funcional”, sino del crecimiento espiritual delindividuo: la tarea de su enseñanza era enderezar todos losmovimientos del alma humana, el autocrecimiento dehombre. Para él, el aprendizaje se nutre de cada situaciónde la vida, de cada sentimiento inesperado, de cadapensamiento, de todos esos accidentes significativos queconforman una vida vivida con sentido. Él, por supuesto, noó l f d l l é
renunció a los esfuerzos del conocimiento, pero el interéspor las verdades abstractas y lógicamente deducibles le eraajeno. Enseñó no tanto a pensar correctamente, sino aactuar correctamente e incluso, si se quiere, a sentircorrectamente. Derivó el conocimiento de la experiencia dela vida y no vio ningún valor en ello si no podía aplicarse aesta experiencia.“Probablemente hay gente que se pone manos a la obrasin conocimientos, pero yo no cometo ese error”, afirmó.“Escucho todo lo que oigo y sigo todo lo bueno que he oído”.Miro todo lo que sucede a mi alrededor y sigo todas lascosas buenas que veo”.Un dicho aún más famoso de Confucio afirma:“Incluso en compañía de dos personas, seguro queencontraré algo que aprender. Imitaré sus virtudes yaprenderé de sus defectos”.Confucio no se cansaba de repetir que las virtudes mássimples de la vida (autocontrol, sentido común, modestia,diligencia) pueden llevar poco a poco a cualquier persona alas alturas de la sabiduría, convirtiéndola en dueña de supropio destino. El camino de Confucio es razonable yextremadamente natural: en el camino de la mejora moraldebemos partir de lo que nos da la familia, la sociedad ytoda la tradición cultural, que, en palabras del propioConfucio, “está cerca .” Al percibir lo que nos da la vidamisma, debemos buscar el significado de los fenómenos,ampliando gradualmente nuestra comprensión al mundoentero. Comprender la naturaleza de las cosas desarrolla ennosotros la capacidad de evaluarnos críticamente y asítransformarnos. Los grandes logros comienzan con cosaspequeñas.Enseñar según Confucio es una actividad extremadamentenatural. En una observación ligeramente irónica del propioConfucio, enseñó a la gente a “entrar en una habitación porla puerta”. ¿Es realmente necesario explicar a la gente losbeneficios de las puertas? Además, aquellos que se alejabande las verdades obvias eran incomprensibles para elMaestro Kun. "Aquel que rechaza las reglas y viveinjustamente", dijo, "que no tiene conocimiento pero tieneconfianza en sí mismo, que no sabe nada pero no buscaamigos confiables, no puedo entenderlo en absoluto".El enigma de Confucio, el enigma de la inagotablevitalidad de su legado, reside precisamente en el hecho deque el Maestro KUN no enseñó “nada especial”. Paracomprender el credo docente de Confucio, es necesario irá llá d l l d l
más allá de las normas escolares y aprender a vivir en launidad más íntima de los corazones humanos, un asunto tandelicado e íntimo que no cabe en ninguna definición y seesconde bajo el manto de alegorías y reticencias. y la ironía.Ninguna evidencia o refutación, ningún elogio o prohibiciónpuede cambiar nada en esta verdad interna de la vidahumana. Cualquiera que desee sinceramente convertirse endiscípulo y buscar participar en la experiencia de lacomunicación humana merece un trato atento y acogedor.El maestro no puede humillarlo con sospechas, cuidadosmezquinos, hablando de nimiedades y tutorías exigentes.Asimismo, un maestro no está obligado a destacar por suextraordinaria erudición y piedad; sólo debe hacer lo queotros pueden imitar. Porque lo que hace que una personasea un maestro no es un conocimiento extenso o unahabilidad en sí misma, sino la capacidad de elegir conprecisión una palabra, un gesto y una acción, y actuarsiempre “a tiempo”. Estamos hablando, en esencia, de unsentido sutil de la comunicación humana. El sabio sabe seruno con los demás, sin parecerse a nadie. Vivecreativamente, en el espíritu del dicho de Confucio:“Un buen hombre no irá donde otro ya ha ido”. Habiendoenvejecido y entregado a la sublime "ociosidad", el Maestrocomenzó de vez en cuando a ofrecer a sus alumnos unanueva actividad, que llamaban "dejar ir los pensamientos".Pidió a los estudiantes que hablaran sobre sus mayoressueños: qué harían si... si pudieran hacer lo que quisieran.Parece una conversación ociosa sobre algo que no existe eincluso, tal vez, no puede existir, pero aún así las fantasíastienen un beneficio considerable si ayudan a las personas acomprenderse mejor a sí mismas y a creer en sus fortalezas.Además, nose puede prescindir de la imaginación cuando,como en la escuela de Confucio, muchas cosas se dicenmediante insinuaciones y el pensamiento siempre debe ir"más allá de las palabras". El sabio Maestro Kun lo sabía:para educar a una persona, sólo es necesario ayudarla adesarrollarse libremente.Desafortunadamente, incluso en los "Discursosdiscutidos", compilados por los estudiantes de Confuciodécadas después de la muerte del Maestro, esta atmósferade comunicación sincera y confiada, la unidad de corazonesafines y una búsqueda conjunta de la verdad, casi sinpalabras, Se refleja con extrema moderación y palidez. Estamúsica frágil y tranquila de la vida iluminada fue elprincipal secreto de la Escuela de Confucio. En cualquierl d l b
caso, una lectura atenta de este libro nos permite ver enConfucio no a un dogmático y un pedante, sino a unapersona dotada de ese notable sentido del humor y esegusto por la ironía que acompaña siempre a la creatividad
viva y a las relaciones verdaderamente amistosas. En latradición posterior, este subtexto silencioso de lasenseñanzas de Confucio se perdió por completo. El encantoúnico del mentor Confucio se desvaneció. Fue eclipsado porlas frías imágenes de los libros de texto de un doctrinario,un moralista, un sabio sobrehumano, incluso un místico “reysecreto” del mundo... Sin embargo, el texto de los“Discursos discutidos” atestigua claramente la actitudinvariablemente amistosa y respetuosa de Confucio. actitudhacia sus alumnos, su capacidad de perdonar a los alumnospor sus debilidades, incluso por sus fechorías, si no se podíadiscernir ninguna intención maliciosa detrás de ellas. “Nose puede menospreciar a los jóvenes”, dijo Confucio.“¡Quién sabe, tal vez cuando sean adultos glorifiquen sunombre en todo el mundo!” Sólo aquellos que no hanlogrado nada en la vida a la edad de cuarenta años son,según Confucio, dignos de condena. El amor por lageneración más joven no impidió que Confucio hicieragrandes exigencias, inauditas en ese momento, a quienesacudían a él en busca de ciencia. Más de una vez repitió queconsideraba aptos para la formación sólo aquellos que “contodas sus fuerzas” se esfuerzan por aprender el Caminorecto y, además, saben pensar por sí mismos. Se negó aperder el tiempo con mediocridades y gente vaga. No legustaban los que estudiaban por beneficio propio, rango,riqueza o fama, aunque reconocía con su corduracaracterística que en el mundo “es difícil encontrar unapersona que pueda dedicar tres años de su vida a aprender,sin permitirse sueña con recompensas para apoderarse deél”. Y también consideraba indigno hablar con alguien que,habiendo iniciado el camino de la enseñanza, seavergonzaba de su pobreza; para un hombre noble eravergonzoso depender de la llamada "opinión del mundo".Siempre dio preferencia a aquellos estudiantes que sabíanvivir con un esfuerzo interno de voluntad y no estabanansiosos por demostrar sus conocimientos y talentos almundo. Su favorito era Yan Yuan, un joven muy pobre, muymodesto y muy diligente en sus estudios. Para gran disgustodel maestro, Yan Yuan murió joven, incapaz de continuarcon su trabajo.
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Sea como fuere, Confucio desde el principio confió en labuena voluntad de los propios estudiantes, creyendo conrazón que era imposible obligarlos a APRENDER por lafuerza. Su trato cuidadoso hacia su alumno destacaespecialmente en el contexto de la vida extremadamenteritualizada de la gente de su círculo, e incluso en suspropios modales, muy pedantes. Sabía ser delicado:reprendiendo sin rodeos a sus alumnos por sus errores ydeficiencias en las conversaciones cara a cara, siempre losprotegía frente a extraños. Pero también conocía el mediomás poderoso para ganarse la devoción de sus alumnos:servir desinteresadamente a sus ideales. ¿No demostró consu propia vida cómo se puede alcanzar el honor y la gloriano mediante derechos de herencia y adulación, sinoúnicamente mediante la diligencia, la honestidad, el talentoy la sed de conocimiento? Proveniente de clases bajas y,como ya sabemos, dotado de una apariencia nada atractiva,logró ganarse la reputación de ser la persona más educaday el mejor conocedor de los buenos modales.Si bien admitió fácilmente sus imperfecciones, el MaestroKun no se negó a sí mismo una sola virtud: el amor poraprender. "En cualquier pueblo con una docena de casashabrá personas que no sean inferiores a mí en virtud, ¡peronadie puede compararse conmigo en el amor por aprender!"- El solía decir. Confucio fue el primero en ENSEÑAR aotros de la manera más difícil, pero también de la maneramás sublime: con su propia vida. Y también supo ser justo:midió a todos los estudiantes con una única medida: el éxitoen el aprendizaje. No hizo ninguna excepción ni siquiera consu propio hijo y admitió amargamente que no estuvo a laaltura de sus esperanzas.Confucio enseñó... a aprender. Y nada más. Sí, no esnecesario enseñar más: un adulto, incluso sin talentosdestacados, en poco tiempo dominará cualquier ciencia.Pero para aprender a ser verdaderamente se necesitanmuchos años, si no toda la vida. Posteriormente, losalumnos de Confucio coincidieron en que su Maestroenseñaba cuatro cosas: "literatura, buena conducta,devoción y confianza". La educación y los buenos modalesson un signo seguro de la sublimidad de espíritu que elMaestro Kun exigía de sus alumnos. Y la devoción mutua demaestro y alumno, su comunicación silenciosa yconfidencial, su escucha conjunta del flujo musical de lavida constituían precisamente el verdadero significado ypropósito de las enseñanzas según Confucio.é l d d d l
¿Qué cualidades necesita un estudiante para implementarel “proyecto” pedagógico de Confucio? En primer lugar, lavoluntad de aprender, de superarse. Esta voluntad sostienetodo el arte y el ritual mismo, que no es más que un gestoimpecable, una acción claramente calibrada. Recordemosque Confucio, según sus palabras, a la edad de treinta años“tenía una base sólida”. Es en la voluntad de mejorar queuna persona adquiere total independencia interna, se vuelveinexpugnable e invulnerable a todas las fuerzas externas.“Incluso el comandante más poderoso puede ser privado desus tropas, pero ni siquiera el último plebeyo puede serprivado de su voluntad”, dijo Confucio, no sin ironía. Nisiquiera la muerte tiene poder sobre una persona que tienela voluntad de “superarse a sí mismo”, de superar todo losubjetivo y transitorio que hay en sí mismo. El propioConfucio mostró ejemplos de excepcional coraje yautocontrol en momentos de peligro mortal. La tradicióncuenta que un día él y sus discípulos fueron rodeados por unejército hostil y no comieron nada durante varios días. Alfinal, los estudiantes comenzaron a quejarse de que fueron“llevados al extremo”, pero el Maestro, que seguía leyendolibros y tocando el laúd como si nada hubiera pasado,interrumpió a los pusilánimes diciendo. “¡Un hombre noblepuede ser llevado a los extremos, pero no puede convertirseen una nulidad!”Si pudiéramos preguntarle al Maestro Kun de dónde vienela voluntad de mejorar en una persona y por qué esnecesario seguir los rituales de Zhou en la enseñanza, lomás probable es que simplemente no entendería nuestrapregunta. Tal vez, con una sonrisa afable, respondiera quelo mismo sería preguntarle a un pez por qué vive en el agua.Para Confucio, la tradición cultural Zhou no sólo era laúnica en la Tierra, sino también la única posible. En cuantoal origen de la voluntad, Confucio podría haber observadoque la conciencia no puede dejar de esforzarse porcomprenderlo todo y que la vocación del hombre eshumanizarse...Confucio denotó su ideal humano, una persona que sehumanizó, con la palabra "jun zi", que en la literatura rusasuele traducirse como "marido noble". La característicaprincipal de un marido noble, según Confucio, es lacapacidad de ser un dueño soberano de sí mismo. Se tratade un hombre de altas cualidades morales, educado yeducado, capaz de combinar cultura y naturalidad: unaristócrata no tanto de sangre como de espíritu. No conocel d l l l d l d
el miedo y acepta con calma losgolpes del destino, porquesabe que siempre ha servido al bien y tiene la concienciatranquila. Él “no rechaza ni aprueba deliberadamente nadaen el mundo, sino que en cada asunto toma lo que es debidosegún la medida”. No se puede disponer de él como unacosa o una herramienta. Es fácil obedecerlo, porque exigede los demás solo lo que está a su disposición, pero es difícilcomplacerlo, porque valora a las personas no por losservicios que le prestan, ni siquiera por sus cualidadesprofesionales, sino. únicamente por su serviciodesinteresado a la verdad. No se esfuerza por ser como losdemás, desprecia el comportamiento gregario y no seconfabula con nadie, pero sabe llevarse bien con todos ymantiene sin esfuerzo a las personas en su campo deatracción. Atrae a la gente porque no vive para sí mismo nipara su gloria. En general, el sabio de Confucio sigue el“camino intermedio” en la vida: se comporta discretamente,pero no oculta nada; su vida es modesta, pero libre de locotidiano, serena, pero llena de profundidad espiritual, sinpretensiones, pero carente de vanidad. Un marido nobletiene una antípoda: el llamado hombre bajo (xiao ren). Tales aquel que en sus acciones se guía sólo porconsideraciones de beneficio personal, que busca cómplicesen todas partes, pero no respeta ni a los demás ni a símismo, que busca favores y, habiendo recibido lo que desea,se olvida del agradecimiento. Confucio despreciabaabiertamente a quienes buscaban el favor del “público”. “Elniño mimado del pueblo es el ladrón de la virtud”, dice unode sus dichos más cáusticos.Cultivar la voluntad en uno mismo lleva a la persona másallá de los límites de su vida individual, la arraiga en laeternidad. En el esfuerzo por la autorrealización, la personase involucra en la corriente interminable de la vidaespiritualizada. Por eso, según Confucio, una persona puedeser maestro no porque lo sepa todo o incluso sepa algoespecial, sino porque "sabe dónde detenerse", conoce loslímites de su conocimiento, por así decirlo, conoce laignorancia. Y el propio Confucio enseñó, sin pretender tenerla más alta sabiduría, sino sólo poseer la "voluntad desaber". Cualquiera que se esfuerce por conocer los límitesde su conocimiento experimenta inevitablemente, segúnConfucio, un sentimiento de vergüenza, pero esta vergüenzaes una propiedad de la contemplación interior del sabio y notiene nada que ver con la etiqueta y la modestia. “¡Un
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científico avergonzado de su ropa! No sé de qué hablaraquí”, comentó una vez el maestro Kun.Conocer los límites de lo conocido, estar en comunicacióncon la fuente desconocida de la propia existenciasignificaba, según Confucio, conocer el Destino y aprender a“regocijarse en el Cielo”, porque así una personacomenzaba a ver el sin fondo, omniabarcante y sublime,como el cielo mismo, la plenitud de su naturaleza, y estaintuición fue dada como el gozoso descubrimiento de lainfinidad del hombre en la finitud misma de su existencia. Elpropio Confucio nunca se cansó de repetir que aprenderproporciona a la persona la alegría más pura y sabia.Confucio llamó “humanidad” (ren) a la principal cualidadde un marido noble, cultivada con una educación adecuada.El jeroglífico "ren" consta de los caracteres "hombre" y"dos", es decir, denota relaciones entre personas, por asídecirlo, una realidad "interhumana". Sin embargo, Confuciodefinió a la humanidad cada vez de una manera nueva. Lerespondió a un estudiante que ser humano simplementesignifica "amar a la gente". En otra ocasión explicó elsignificado de humanidad con las palabras de su famosamáxima: “No hagas a los demás lo que no deseas para ti”.Para Confucio, la humanidad no es tanto una suma comouna medida de todas las virtudes, una medida de lasocialidad de una persona, que da significado a los valoresmorales, pero no permite absolutizarlos. Según Confucio, undignatario que se salvó en el torbellino de intrigaspalaciegas es humano. Pero los antiguos ermitaños que semataron de hambre, protestando contra las autoridadesinjustas, también son humanos. La persona humana esconfiada y hospitalaria, por lo que se deja engañarfácilmente. Sin embargo, es él quien es "el primero enreconocer el engaño", porque no está cegado por lasilusiones que varios estafadores utilizan para su propiobeneficio.En esencia, la humanidad es el CAMINO de cada personahacia sí misma. Hace de la persona un puente entre lo quees y lo que debería ser. La humanidad, dice uno de losjuicios más sorprendentes de Confucio, la adquiere unapersona sólo después de haber "logrado lo más difícil de suvida". Y, sin embargo, está disponible para todos en cadamomento de la vida. “¿Está la humanidad lejos de nosotros?– preguntó retóricamente el Maestro. "Tan pronto como ladeseo, ella inmediatamente aparece a mi lado".
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Otra declaración notable de Confucio aclara la relacióndel ideal moral del Maestro Kun con el conocimiento. Estedicho dice:“Los que saben se alegran en las aguas. Los humanos seregocijan en las montañas. Los que saben son activos, losque son humanos están tranquilos. Los que saben disfrutande la vida, los que son humanos viven mucho tiempo”.Como vemos, incluso hablando de perfección humana,Confucio no podía abandonar la idea de jerarquía y lanecesidad de superación. Según él, por envidiable que seael destino de los "saberes", los "humanos" siguen siendosuperiores a ellos, porque no sólo "conocen suconocimiento", sino que también lo implementan. Elconocimiento es impermanente y nos motiva a actuar ycambiar, razón por la cual Confucio lo compara con unacorriente de agua. En cuanto a la humanidad, ella da unapaz infinitamente efectiva y en este sentido es como unamontaña. La paz del ser y la movilidad del conocedor, lamontaña y el río son dos caras del hombre perfecto enConfucio. En la unidad de la humanidad y del conocimientose alcanza la plenitud de la existencia humana.Confucio creía firmemente en la influencia irresistible delejemplo moral precisamente porque en la verdadera virtud,según sus enseñanzas, se reúne toda la plenitud de la vida;de hecho, la virtud es el poder de transformación creativadel mundo. Un gobernante virtuoso, según Confucio,gobernará al pueblo sin esfuerzo, como “el viento dobla lahierba”. Un marido noble es capaz de corregir la moralincluso de los malvados salvajes. Pero la experiencia mismade adquirir la virtud, esta perfección interior del propio ser,está oculta e inexplicable, y a Confucio no le gustaba hablarde ello para no confundir las mentes inmaduras conpromesas demasiado apresuradas. “Era raro escuchar a unmaestro hablar sobre el destino “celestial” y la naturalezadel hombre”, se lee en la entrada de “Discursos discutidos”.Es de destacar que el alumno favorito de Confucio, YanYuan, tenía fama de ser silencioso y también era un hombrede baja cuna, que ni siquiera pensaba en una carrera. Sinembargo, Confucio no quería, sino que no podía, hablar dela verdad “celestial” de la vida, que hace genuina laexistencia humana.Confucio dijo que “sólo el Cielo lo conoce”. Claramentedio a entender que de alguna manera había descubierto ensí mismo la experiencia o las cualidades espirituales deaquellos que dieron vida (para Confucio, vida eterna) a lad ó h d l f d l
tradición Zhou. Varias declaraciones fragmentarias delMaestro Kun indican que regularmente tenía visiones (hoylas llamaríamos místicas) en las que se comunicaba con loscreadores de Zhou. Particularmente indicativa es la historiaincluida en la leyenda sobre cómo el joven Confucioaprendió a tocar el laúd del músico de la corte Shi Xiang. Ensu primer encuentro, el músico tocó cierta melodía paraConfucio, y cuando la interpretó diez días después, quedósatisfecho con el estudiante y quiso enseñarle algo nuevo.“Tómate tu tiempo, maestro”, dijo Confucio. "Aprendí lamelodía, pero aún no domino el ritmo".Confucio practicó unos días más y le pidió al maestro quelo escuchara.“Ahora juegas muy bien”, dijo la maestra. – Puedesadoptar otra melodía con seguridad.“No, maestro”, objetó Confucio nuevamente. – Todavía nopuedotransmitir el tono de la canción.Unos días más tarde, habiendo captado el tono de lamelodía, Confucio le dijo al maestro que todavía queríaentender quién la compuso. Finalmente se acercó a ShiXiang y le dijo: “Ahora sé quién fue la persona que compusoeste canto. Era un hombre alto y de piel oscura,¡francamente majestuoso! Su mirada se elevó a distanciasinalcanzables, su espíritu abrazó todos los límites del cielo.¡Este sólo podría ser el venerable rey Wen-wang, elfundador de la Casa de Zhou!El asombrado profesor se levantó de su asiento y le hizouna reverencia al alumno. "¡Lo adivinaste! - el exclamó.“¡Los expertos en música más antiguos realmente dicen queel propio Wen-wan compuso esta música!”Esta historia está registrada en fuentes posteriores y espoco probable que tenga exactitud objetiva. Pero comohecho tradicional, es extremadamente notable, porque conla mayor franqueza indica que en el centro de lacosmovisión confuciana se encuentra precisamente laexperiencia de “la plenitud de la presencia humana en elmundo”, que es, en esencia, la experiencia deautorrenovación creativa de una persona, haciendo de lacultura un monumento de ascetismo interior y espiritual. Noes necesario dotar a este ideal humano de rasgos deapariencia física; no en vano, la historia de los estudiosmusicales de Confucio proviene de una leyenda apócrifaposterior. Sin embargo, Confucio esbozó muy claramente ensu sermón ese primer y más importante estímulo para lad ó l f ló f l á h l ll ó
educación, que el filósofo alemán M. Scheler llamó “unmodelo de valores de personalidad”, capaz de “explicar acada persona su propósito, sirviendo como modelo”. medidapara nosotros y enseñándonos a conocer nuestra verdaderafuerza..." [1] El verdadero héroe de la tradición confucianaes esta persona “interior”, “íntegra” que crece hastaconvertirse en un “todo hombre” a través de una serieinterminable de generaciones. Su vida no es esencia, no esser, sino la convivencia de los corazones humanos, la co-comunicación de cada mensaje. El conocimiento de estepatrón personal es esquivo en conceptos, no funcional y, sinembargo, invariablemente concreto, bastante definido. Nose puede ser una “persona en general”: cada persona debeser ella misma. Y Confucio se convirtió en el primer maestroen la historia de la humanidad que no sólo valoraba a susalumnos por sus cualidades individuales únicas, sino quetambién proclamó que el objetivo de la educación era eldesarrollo de las inclinaciones naturales de los estudiantes.Uno puede imaginar cuán ingenua e incluso ridícula, enesa era de decepción general, cinismo y crueldad, lespareció a los contemporáneos de Confucio su creencia en elpoder todo conquistador de un ejemplo moral. Confucioresultó ser un fracaso en política. Pero además de los éxitosexternos, los conocimientos prácticos e incluso las“verdades objetivas”, está también la persona misma, suverdad interior que madura en un largo camino deautoconocimiento. Confucio enseñó esta verdad absoluta dela humanidad en el hombre. El hombre está por encima decualquier cosmovisión, de cualquier principio. “No es ladoctrina lo que hace grande al hombre, sino el hombrequien hace grande la doctrina”, dice el credo del MaestroKun. Confucio fue el primero en China, y en el mundoentero, en anunciar esta verdad oculta del corazón humano,expresada sólo simbólicamente en la cultura. Su fracaso enla práctica, por extraño que parezca, hizo posible sudestacado éxito como profesor.Sí, Confucio no pudo, como soñaba, establecer la armoníaen el mundo, al menos fuera de su escuela. Pero quizás nomenos importante sea el hecho de que hizo que la gente sediera cuenta de la inutilidad de toda actividad externa. Alfinal de su vida, habiendo regresado a su tierra nataldespués de muchos años de vagabundeo, comenzó a vivir“en la ociosidad”. Dijo que nadie del pueblo lo entendía ysólo el Cielo “lo conoce”. Amaba el silencio...l d d d d ñ l f ó
A la edad de setenta y dos años, el maestro Kun enfermógravemente y se dio cuenta de que había llegado elmomento de prepararse para la muerte. A la hora de sumuerte, los discípulos vinieron a honrar al Maestro, vestidoscon sus ropas ceremoniales de funcionarios. La despedidadel Maestro moribundo resultó ser como una audiencia depalacio. Confucio no mostró ninguna alegría; al contrario, seenojó mucho. "¿A quién intentas engañar? – gritó,volviéndose hacia los estudiantes. “¿De verdad crees quepuedes engañar al Cielo?” Estas palabras nos recuerdanuna vez más que en su escuela el Maestro Kun vio uncírculo íntimo y confidencial de guardianes de la verdadsagrada de la tradición, y no un lugar donde estudiarían losfuturos ministros. Quizás por última vez intentó explicar aquienes vinieron a aprender de él que cada acción se logragracias al no hacer, y que percibimos la voz del Maestrodentro de nosotros cuando todos los sonidos del mundo sedesvanecen para nosotros. Entonces lo que era propio sevuelve universal, y la vida, contenida en un momento deiluminación espiritual, fluye libremente hacia la eternidad...Habiendo examinado los conceptos y característicasbásicos de la cosmovisión de Confucio, ahora intentaremosresponder la pregunta principal del pensamientoconfuciano: ¿por qué es posible la tradición o, en otraspalabras, cuál es la naturaleza de la realidad, que no soloexiste, sino que se renueva eternamente? y transmitido enel flujo del tiempo? Coincidentemente o no, la mejorrespuesta a esta pregunta la da la frase inicial de los“Discursos discutidos”:
“¿No es gozoso aprenderlo y practicarlo en todo
momento?…”Esta famosa máxima de Confucio vincula el conocimiento,la acción y la verdadera recompensa de cada esfuerzo ylogro: la alegría y la satisfacción espiritual. Por supuesto, ellector es libre de ver en las palabras de Confucio sólosabiduría mundana, una declaración de un hecho cotidiano:el conocimiento adquirido, lo aplicó a los negocios, obtuvoplacer. La ingenua afirmación de Confucio, tancaracterística de su “discurso que lucha por el silencio”, noexcluye, por supuesto, una lectura tan ingenua. Pero talvisión aún no sería completamente racional: no ayudaría acomprender la razón del gozo más íntimo y duradero queproduce la enseñanza, que constituye el verdadero secretodel Maestro. Además, no ayuda a comprender cuándo ycómo aplicar en la práctica lo aprendido.d ll l d ñ l
No todo es tan sencillo con el concepto de "enseñanza", laprimera palabra del texto de los "Discursos ...", que losintérpretes chinos consideran unánimemente la clave paracomprender todo el libro. El hecho es que para el MaestroKun, como ya se mencionó, la adquisición de conocimientosy habilidades fue solo la primera y, de hecho, solo una etapapreparatoria del aprendizaje. El verdadero objetivo de esteúltimo era la manifestación y correcta articulación de laconciencia moral en el hombre. No es de extrañar queConfucio dijera que todas sus instrucciones “estánimpregnadas de un hilo”, que no se puede encontrarleyendo libros. Es cierto que la mejora moral es imposiblesin modelos que, para el Maestro Kun, como ya sabemos,eran las acciones de los sabios de tiempos pasados. Segúnlos comentaristas antiguos, enseñar significa “conocimientode los patrones de tiempos pasados”, lo que permite a uno“realizarse y comprenderse a uno mismo”. Además, lamisma palabra "enseñar" en chino se relaciona inicialmentecon el concepto de "aprender de alguien", "tomar el ejemplode alguien". Una de las interpretaciones antiguas dice queel estudiante debe “dominar sus sentimientos ypensamientos a través del Camino de los reyes anteriores,para que él mismo llegue a comprender y rechazar loserrores, aceptar la verdad y completar su virtud”. Elcomentarista más autorizado de la Baja Edad Media, Zhu Xi(siglo XII), también enfatiza que la enseñanza es, ante todo,“herencia de los antiguos gobernantes”. Herencia - ¿qué?Comprensión: ¿qué? Aquellos intérpretes y traductoresmodernos que ven aquí sólo un llamado a la “imitación”están claramente equivocados. Esto último es simplementeincompatible con la comprensiónque siempre se nos dacomo integridad orgánica de la existencia. Y el propioConfucio, con su predicación de la independencia moral delos sabios y la capacidad de "corresponder a lascircunstancias de la época", con su disposición a un cambiorazonable en las costumbres, es menos que nada unimitador tímido.Debemos hablar específicamente de la herencia, lareproducción de la realidad, que precede y anticipa todaslas formas externas; realidad, que debe ser reproducidasegún sus “huellas” visibles, similares a reflejos de luzinterior. Como dicen en la interpretación china, el propósitode la enseñanza es "renovar el original". Por eso la primerafrase del antiguo canon (esto se aplica, por supuesto, nosólo a los "Discursos discutidos") tenía un significadol l b h l
especial para los escribas chinos: era precisamente lo quese decía sobre lo principal que precede a cualquierconocimiento objetivo y cualquier experiencia. Como estaverdad no es algo inamoviblemente dado, no pertenece anadie, sino que sólo puede transmitirse “de corazón acorazón” antes de cualquier palabra y de cualquiercomprensión. La vida misma de la conciencia iluminada noes otra cosa que este movimiento eterno pero invisible deuno mismo a uno mismo.En un discurso verdaderamente significativo, cadapalabra es superflua. Y, sin embargo, las palabras sonnecesarias, porque revelan la presencia de la verdadinefable de la vida espiritualizada. La herencia de la verdadse hace posible gracias a los registros de las hazañas de losreyes sabios de la antigüedad. Las peculiaridades de laescritura jeroglífica china predeterminaron el hecho de quelos antiguos chinos atribuían los signos escritos y elsignificado contenido en ellos no a ideas especulativas, sinoa algunas imágenes primordiales de las cosas: inestables yvolátiles, casi inidentificables o, en el lenguaje de latradición china. , "refinado hasta el punto de serindistinguible". Eran, en esencia, imágenes de inagotablesmetamorfosis de la existencia, mensajeros de la puracalidad o, lo que es lo mismo, de la ilimitada extremidad dela existencia. Como encarnación de este poder detransformación constante, de escapar de las cosas de símismas, constituían el “patrón del universo”, el decoro
omnipresente de la vida. Así, en la imagen china del mundo,lo imaginario y lo real, la decoración y la naturaleza de lascosas no se oponen. Y la escritura humana es tambiénportadora de esta frontera indefinible entre cuerpo ysombra. Según la leyenda, sus contornos reflejan "lashuellas de dragones y serpientes, garras de animales ypatas de pájaros en el suelo". Así, el concepto de “imagen”vincula la escritura y, en consecuencia, la cultura con larealidad natural de la vida. Al heredar a los antiguos sabios,una persona puede obtener un conocimiento profundo delorden universal del universo.Pero, ¿por qué se conservaron en la historia las hazañasde los reyes sabios? La razón es que tenían el carácter de
un evento en su sentido original: estamos hablando deconvivencia, de la transformación mutua del individuo y suentorno material, gracias a la cual uno converge con el otroen un determinado tipo de situación. . Esta situación eterna,elevada por encima del fluir del tiempo, lleva el sello de uná l l d l
cierto carácter al que se eleva un marido moralmenteexaltado. La metamorfosis mutua de la personalidad y elmedio ambiente -al mismo tiempo el medio ambiente y losmedios del esfuerzo moral humano- acerca a suscomponentes no según su semejanza, sino según su límiteinterno. En otras palabras, este acuerdo afirma la únicacualidad distintiva de cada cosa, que constituye el límiteinterno de su existencia. Por esta razón, se hace posibleencontrar cantidades inconmensurables: la profundidadinterior del espíritu y las circunstancias exteriores delacontecimiento. Los pensamientos de los sabios y larealidad circundante, el Cielo y la Tierra, se unen aquígracias a lo que los separa. La enseñanza como herencia dela sabiduría antigua (es decir, de todo lo anterior) es laidentificación de la armonía más elevada y potencialmenteinfinita del mundo.El sabio confuciano no pertenece al grupo de losretrógrados "convencidos", y menos aún a aquellas personaspseudocultas que, según el proverbio ruso, son "fuertes enretrospectiva". Por el contrario, su vocación es la“renovación cotidiana” ( zhi xin), la capacidad de abrirse ala inmensidad del “abrimiento del Cielo”. El propio Confuciocambió voluntariamente la letra del ritual si la innovaciónno contradecía el espíritu del comportamiento ritual.Digamos más: los propios rituales de los antiguos sabios, encuya restauración de siglo en siglo trabajaron los maestrosde ceremonias de la corte de China, fueron en realidad sóloel fruto de la improvisación de estos escribas. El problema,sin embargo, no es significativo si consideramos que, comoacabamos de descubrir, en la cosmovisión china, laimaginación y la realidad no sólo no se excluyen entre sí,sino que no son diferentes en absoluto. La “comprensión”,que se obtiene mediante la enseñanza, no es en absolutouna suma de conocimientos. Los confucianos nunca secansaron de enfatizar que las verdades de la enseñanzadeben ser asimiladas por el estudiante de la misma maneraque el aire y el alimento son asimilados por el cuerpo: debenconvertirse en un impulso casi inconsciente del alma, unaespecie de instinto moral. La virtud es la “segundanaturaleza” de los sabios. Es por eso que, para Confucio, elconocimiento es fundamentalmente inseparable de laactividad, y una persona verdaderamente educada essimplemente orgánicamente incapaz de hacer alarde de sueducación. Pero la comprensión da la experiencia de la
plenitud del ser. Esto significa que quien realmente aprendel d l d d
es aquel que expande su conciencia, incluyendo cada vezmás fenómenos de la vida en la esfera de la armoníamundial, y al final, en palabras de Mencio, resulta ser capazde “acomodarse a los mundo entero dentro de sí mismo”.Este es el límite de la paz y la tranquilidad en una persona.Veamos ahora el problema de la enseñanza-implementación en términos de tiempo. La transfiguraciónocurre inevitablemente en el tiempo. ¿Pero a qué hora? Aquílas opiniones de los intérpretes difieren. Algunos de ellosentienden las palabras de Confucio de tal manera queimplementar la enseñanza significa realizar cualquier tareacon plena conciencia, recordando la instrucción expresadaal respecto por nuestro amigo Cheng Yi: “Siéntate comoestás sentado, ponte de pie como estás de pie. " Otrosinterpretan el “momento” aquí mencionado como unmomento conveniente o favorable para la acción. Ambasinterpretaciones hacen que uno se pregunte cómo laconciencia puede estar plenamente en sintonía con las“circunstancias del momento”. Notemos primero que en elidioma chino el jeroglífico “tiempo” es una combinación delos signos “sol”, “tierra” y “cima”, es decir, se refiere a lalongitud de la sombra del gnomon solar y, por tanto, , elmovimiento del sol con toda la diversidad de su influenciaque tiene en la vida de los agricultores. Los antiguoscomentaristas chinos explican que en este caso el conceptode tiempo tiene tres significados: la edad de una persona, laépoca del año y la hora del día. Dependiendo de la edad, laépoca del año y el día del estudiante, el contenido de sueducación también cambia. Así, las “circunstancias deltiempo” también determinan el método de “implementar laenseñanza”.Los juicios de los intérpretes chinos pueden pareceringenuos, pero al menos muestran que en la percepciónchina el tiempo siempre tiene una cierta cualidad y esinseparable de la experiencia de vida concreta. El tiempo eneste caso es la esencia misma del devenir. No es reducibleni a una duración especulativa ni a un momento específicode significación puramente práctica y transitoria.Si el tema de la enseñanza, según Confucio, es unatransformación simultánea de las dimensiones subjetiva yobjetiva de la realidad, y su objetivo es afirmar ciertos tiposde cosas (tipos de personajes, por un lado, y tipos desituaciones, por otro). el otro), entonces en

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