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Joaquín J. Sopena Juncosa 
CASOS CLÍNICOS DE 
cirugía de la piel
Propiedad de:
© 2015 Grupo Asís Biomedia S.L. 
Plaza Antonio Beltrán Martínez, nº 1, planta 8 - letra I 
(Centro empresarial El Trovador) 
50002 Zaragoza - España
ISBN: 978-84-16315-35-2
Diseño, preimpresión e impresión: 
Servet editorial - Grupo Asís Biomedia S.L. 
www.grupoasis.com
info@grupoasis.com
Reservados todos los derechos.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta 
obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por 
la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o 
escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70/93 272 04 47).
Advertencia:
La ciencia veterinaria está sometida a constantes cambios evolutivos, del mismo modo que la 
farmacología y el resto de las ciencias también lo están. Así pues, es responsabilidad ineludible 
del veterinario clínico, basándose en su experiencia profesional, la determinación y compro-
bación de la dosis, el método, el periodo de administración y las contraindicaciones de los 
tratamientos aplicados a cada paciente.
Ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna por los daños o perjuicios que pudieran 
generarse a personas, animales o propiedades como consecuencia del uso o la aplicación 
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Casos clínicos de 
cirugía de la piel
Joaquín J. Sopena Juncosa
“El arte de la medicina consiste en entretener al paciente 
mientras la naturaleza cura la enfermedad”.
Voltaire (1694-1778)
“El modo de evaluar el grado de educación de un pueblo y 
de un hombre es la forma como trata a los animales”.
Thomas Edison (1847-1931)
“Hay tres clases de personas: aquellas que ven, aquellas que 
ven lo que se les muestra y aquellas que no ven”.
Leonardo da Vinci (1452-1519)
“En lugar de añadir años a la vida, es mejor añadir vida a 
los años”.
Rita Levi-Montalcini (1909-2012)
A Yolanda, sin ti nada hubiera sido posible. 
Gracias por “soportar” este libro, gracias por todo.
A mis hijos, Iguácel, Leyre y Pablo, desde que llegasteis 
nos habéis ayudado a crecer como personas.
A mis padres, Luis y Amalia, y a mi hermano, 
sois el origen de todo.
Casos clínicos de cirugía de la piel
6
Joaquín J. Sopena Juncosa
Licenciado y doctor en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza (UZ). Profesor agregado 
del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad CEU Cardenal Herrera (UCH 
CEU). Vicedecano de Veterinaria en la Facultad de la UCH CEU.
Sus líneas de investigación se han centrado en técnicas quirúrgicas y terapias avanzadas 
aplicadas en el campo de la medicina veterinaria y cirugía experimental. En la actualidad 
es responsable del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada 
de la UCH CEU. En ese campo colabora, además, con la Fundación García Cugat para 
la investigación biomédica. Ha dirigido 7 tesis doctorales y ha escrito más de 50 artículos 
científicos en revistas nacionales e internacionales. 
Es miembro de la junta rectora de la Cátedra Fundación García Cugat-UCH CEU, de la 
European Society of Veterinary Orthopaedic and Traumatology (ESVOT) y de la Asociación 
Española de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA).
Autor del libro Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales 
(Editorial Servet, 2009) y de numerosas ponencias y cursos sobre cirugía plástica y manejo de 
grandes heridas tanto a nivel nacional como internacional.
Paula Cava Ten
Licenciada en Veterinaria por la UCH CEU. 
Profesora asociada del Dpto. de Medicina y 
Cirugía Animal de dicha universidad. Ejerce 
su actividad clínica en el Hospital Global 
Veterinaria (Puerto de Sagunto, Valencia) y 
en el Technology Animal Center (Valencia).
Déborah Chicharro Alcántara
Licenciada en Veterinaria por la UCH 
CEU. Profesora asociada del Dpto. de 
Medicina y Cirugía Animal de dicha 
universidad. Posgrado de Cirugía y 
Anestesia en Pequeños Animales de la 
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Miembro del Grupo 
de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de 
la UCH CEU.
Colaboradores
Marc Ardèvol Grau
Licenciado en Veterinaria por la UZ. 
Actualmente trabaja en el Hospital 
Veterinari Canis (Mallorca). 
José María Carrillo Poveda
Licenciado en Veterinaria por la Universidad 
de Murcia. Doctor en Veterinaria por 
la UCH CEU. Profesor Agregado del 
Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de 
la UCH CEU. Responsable del servicio de 
Traumatología del Hospital Clínico Veterinario (HCV) de la misma 
universidad y jefe de cirugía del Hospital Global Veterinaria (Puerto 
de Sagunto, Valencia). 
El autor
7
Belén Cuervo Serrato
Licenciada y doctora en Veterinaria por la 
UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. 
de Medicina y Cirugía Animal de dicha 
universidad. Ejerce como veterinaria clínica 
en el Hospital Global Veterinaria (Puerto 
de Sagunto, Valencia). Miembro del Grupo de Investigación en 
Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU.
Elena Damiá Giménez
Licenciada y doctora en Veterinaria por la 
UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. 
de Medicina y Cirugía Animal de dicha 
universidad. Veterinaria y propietaria de la 
Clínica Loriguilla Veterinaria (Loriguilla, 
Valencia). Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía 
Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU.
Ángel Díaz-Otero Medina
Licenciado en Veterinaria y profesor 
asociado del Dpto. de Patología Animal 
de la UZ. Colabora con diversas clínicas 
veterinarias en el área de cirugía. 
Especialista en cirugía, oncología y mínima 
invasión. Ha realizado estancias en la Facultad de Veterinaria de la 
Universidad de Turín (Italia).
Juan Manuel Domínguez Pérez
Licenciado y doctor en Veterinaria por la 
Universidad de Córdoba (UCO). Profesor 
del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de 
dicha universidad. Desarrolla su actividad 
en el HCV de la UCO. Entre los años 2007 
y 2013 fue jefe del Servicio de Cirugía de Pequeños Animales.
José Andrés Fernández Sarmiento
Licenciado y doctor en Veterinaria por 
la UCO. Profesor del Dpto. de Medicina 
y Cirugía Animal y personal adscrito al 
Servicio de Cirugía de Pequeños Animales 
del HCV de la UCO. Ha realizado estancias 
en la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y en la Universidad 
Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos).
Josep de la Fuente Laborda
Licenciado y doctor en Veterinaria por la 
UZ y por la UAB, respectivamente. Profesor 
asociado de la UAB. Responsable del Servicio 
de Traumatología y Ortopedia del Hospital 
Veterinario de Catalunya (Barcelona). 
Acreditado por AVEPA en traumatología y ortopedia. 
Mireia García Roselló
Licenciada y doctora en Veterinaria por 
la Universidad Politécnica de Valencia. 
Veterinaria titular del HCV desde 2008, 
desde septiembre de 2013 ejerce como 
directora en funciones. Actualmente 
pertenece al Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria 
Experimental y Aplicada de la UCH CEU.
Mª Eugenia Lebrero Berna
Licenciada en Veterinaria por la UZ. 
Especialista en traumatología y cirugía 
ortopédica en animales de compañía por 
la UCM. Técnico superior veterinario en el 
Servicio de Cirugía de Pequeños Animales 
del HV y profesora asociada en el área de Medicina y Cirugía 
Animal del Dpto. de Patología Animal de la UZ.
Juan Manuel Martí Herrero
Licenciado en Veterinaria por la UZ. 
Diplomado por los colegios americano y 
europeo de cirujanos veterinarios (Dipl. 
ACVS y Dipl. ECVS). Ha realizado 
estancias en clínicas veterinarias de Londres 
y Columbus y en las Universidades Estatales de Carolina del Norte, 
Misisipi y Ohio (Estados Unidos). Actualmente essocio del Veterinary 
Surgical Specialists en Chesapeake y Virginia Beach (Virginia).
Juan Morgaz Rodríguez
Licenciado en Veterinaria y profesor de 
Cirugía de Pequeños Animales del Dpto. 
de Medicina y Cirugía Animal de la UCO. 
Ha realizado estancias en el Hospital Gran 
Sasso en Milán y en las Universidades de 
Cambridge, Minnesota, Estatal de Carolina del Norte y Liverpool. 
Miembro acreditado del Grupo de Cirugía de Tejidos Blandos 
(GECIRA) de AVEPA y posee el GPCert (SAS).
El autor / Colaboradores
Casos clínicos de cirugía de la piel
8
Ángel Luis Ortillés Gonzalo
Licenciado en Veterinaria por la UZ. 
Actualmente está realizando la tesis doctoral 
en oftalmología veterinaria. Miembro 
del Servicio de Oftalmología del Hospital 
Veterinario de la UZ.
Mariluz Ortiz Gómez
Licenciada en Veterinaria por la UZ. 
Posgrado en Clínica de pequeños animales. 
Veterinaria titular y responsable del Servicio 
de Cirugía del HCV CEU. Miembro 
del Grupo de Investigación en Cirugía 
Veterinaria Experimental y Aplicada de la 
UCH CEU. 
José Benito Rodríguez Gómez
Licenciado y doctor en Veterinaria por 
la UCM. Profesor titular de Patología 
Quirúrgica y Cirugía de la Facultad de 
Veterinaria de la UZ. Colaborador y asesor 
en clínicas veterinarias de referencia como 
el Hospital Veterinario Valencia Sur y la Clínica Veterinaria Ejea. 
Coautor de la colección de libros Cirugía en la clínica de pequeños 
animales: la cirugía en imágenes paso a paso.
Mónica Rubio Zaragoza
Licenciada en Veterinaria por la Universidad 
de Murcia y doctora por la UCH CEU. 
Directora y profesora adjunta del Dpto. de 
Medicina y Cirugía Animal de la UCH CEU 
y responsable del servicio de Urgencias del 
HCV. Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria 
Experimental y Aplicada de la UCH CEU.
Mercedes Sánchez de la Muela
Licenciada y doctora en Veterinaria por la 
UCM. Profesora del Dpto. de Medicina 
y Cirugía Animal de la Facultad de 
Veterinaria de la UCM. Miembro del 
Servicio de Cirugía de Pequeños Animales 
del HCV Complutense. Directora clínica 
del Servicio de Terapia celular del HCV Complutense.
Carolina Serrano Casorrán
Licenciada y doctora en Veterinaria por la 
UZ. Profesora ayudante doctor en el área 
de Medicina y Cirugía Animal del Dpto. 
de Patología Animal de dicha universidad. 
Máster en técnicas intervencionistas 
mínimamente invasivas guiadas por imagen para ciencias 
biomédicas y máster en clínica de pequeños animales de la UZ.
Ana Whyte Orozco
Licenciada y doctora en Veterinaria por 
la UZ. Profesora titular de Patología 
Quirúrgica y Cirugía de la Facultad de 
Veterinaria de la misma universidad. Título 
de especialista universitario en odontología 
y cirugía maxilofacial veterinarias por la UCM.
Eliseo Zuriaga Sanchis
Licenciado en Veterinaria y profesor 
asociado en la UCH CEU. Responsable del 
Servicio de Dermatología del HCV CEU. 
En la actualidad trabaja en el Hospital 
Global Veterinaria y en la Clínica Almenara 
Veterinaria, además de ejercer como especialista en diferentes 
clínicas de las provincias de Valencia y Castellón. 
9
Prólogo
Prólogo
Hace seis años tuve la oportunidad y la satisfacción de prologar otro libro del mismo autor sobre Manejo de heridas 
y principios de cirugía plástica en pequeños animales. Seis años después sale a la luz esta obra que usted, lector, tiene 
en sus manos y que pretende ser una aproximación práctica a la cirugía plástica, abordándola desde un punto de 
vista técnico y muy visual, mediante el desarrollo de una serie de casos clínicos que irán orientando al lector en las 
diferentes técnicas y terapias de uso habitual en el manejo de heridas. 
Para mí constituye un doble honor la satisfacción de que el autor haya pensado nuevamente en este profesor para 
prologar este segundo libro, por un lado porque esto indica que, como señalaba en el anterior, la amistad entre el 
autor y este que les escribe no se ha resquebrajado lo más mínimo, más bien al contrario, ha ido creciendo a lo largo 
de este tiempo, a pesar de que, por nuestras responsabilidades de gestión en la Facultad de Veterinaria de la UCH 
CEU, pasamos muchas horas juntos compartiendo de manera estrecha la difícil responsabilidad de dirigir el rumbo 
de este barco que son los estudios de Veterinaria. Y en segundo lugar, porque es una demostración fehaciente de que 
el grupo ha seguido trabajando e investigando en este campo de la cirugía tan específico como es la resolución de 
heridas. En esta ocasión toda su experiencia práctica la han organizado en cinco apartados que van, poco a poco, 
desmenuzando las diferentes técnicas quirúrgicas sobre el manejo de heridas y cirugía plástica, desde las más simples 
a las más complejas. La obra se centra, por su carácter práctico y aplicado, en aquello que resulta más habitual en el 
día a día de la práctica veterinaria, constituyéndose por lo tanto en un manual de referencia tanto para el profesional 
como para el estudiante. 
El manejo de las heridas ha sido una preocupación desde antiguo de los cirujanos, así, ya se puede encontrar en el 
libro Cyrurgia de Teodorico Borgognani, de 1268, destinado también a los estudiantes de medicina, la defensa a 
ultranza del tratamiento limpio de las heridas.
Las primeras técnicas quirúrgicas se emplearon para el tratamiento de las heridas y traumatismos producidos por la 
vida del hombre a la intemperie. Existen numerosos ejemplos de esto: una mezcla de salitre y azufre vertida en las 
heridas y a la que se prendía fuego, empleada por algunas tribus asiáticas; las técnicas de drenaje de los indios dakota, 
mediante el empleo de una caña de pluma “conectada” a una vejiga urinaria animal para succionar el material puru-
lento; el hallazgo de agujas de la edad de piedra que podrían haberse empleado en suturas (los masái emplean agujas 
de acacia con el mismo fin); o el ingenioso método desarrollado por algunas tribus de la India y Sudamérica que sellan 
las heridas menores mediante la aplicación de termitas o escarabajos a los que, tras morder los bordes aproximados 
de la herida, se les retuerce el cuello para dejar las cabezas rígidamente enganchadas a modo de grapas. 
A la vista de lo anterior, parece claro que el conocimiento del manejo y tratamiento de las heridas debe ser la base 
en la preparación de cualquier futuro cirujano y, por lo tanto, se debe emplear un tiempo suficiente en la adquisición 
de esta técnica.
Pues bien, no me queda sino felicitar al autor, profesor Joaquín Sopena por esta nueva publicación, desearle que 
tenga la difusión y la importancia que tuvo la anterior, puesta de manifiesto posteriormente en numerosas conferen-
cias del autor por distintos foros en todo el mundo.
Felicitar a la editorial Servet, para mí referente a nivel mundial en el libro veterinario escrito en español, por haber 
incluido entre su obra editorial este manual, que a buen seguro será referente sobre el tema que aborda.
Santiago Vega
Decano
Universidad CEU Cardenal Herrera
Casos clínicos de cirugía de la piel
10
Diecisiete años atrás, nos enfrentamos a un reto estimulante como fue levantar un servicio de medicina y cirugía vete-
rinaria en una facultad de nueva creación. Ese trabajo fue posible por la sinergia de varios profesores y colaboradores 
que aportamos muchas energías, esfuerzo y horas para crear el Servicio de Cirugía de Pequeños Animales del Hospital 
Clínico Universitario UCH CEU. Fruto de esos años de duro trabajo elaboramos una obra de uso clínico que recogía 
las diversas particularidades y técnicas del manejo de heridas en medicina veterinaria. Así, se publicó el libro titulado 
Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales, editado por Servet editorial en 2009.
Han pasado 6 años desde la publicación de esta obra y son muchos los casos abordados con la misma filosofía que 
se presenta en ella. El tratamiento de las heridas sigue siendo una de las casuísticasmás habituales en nuestra clínica 
diaria. Seguimos observando manejos de heridas inadecuados y el uso de las técnicas de cura húmeda sigue siendo, 
desde nuestro punto de vista, una asignatura pendiente en muchos casos.
Nuestra labor docente se ha visto apoyada por el desarrollo de estos trabajos, ya que nos ha permitido unificar 
criterios y, por lo tanto, prever la evolución de los casos tratados de forma uniforme. De esta manera hemos podido 
establecer valoraciones de pronóstico y evolución de las heridas para poder planificar mucho mejor la toma de deci-
siones clínicas, que de otra forma pueden resultar complejas e incluso arbitrarias. Todos tenemos muy claro el pro-
tocolo de muchas técnicas quirúrgicas y lo reproducimos siempre igual, pero seguro que casi cada uno de nosotros 
podríamos establecer un protocolo diferente para el manejo de una herida.
En esta situación, nos planteamos de nuevo la tarea de hacer una recopilación de casos para elaborar un nuevo 
trabajo centrado en la clínica de las heridas en pequeños animales. En esta ocasión la obra se centra en la aplicación 
de las técnicas habituales en el manejo de heridas, pero enfatizando el contenido en la explicación técnica de los 
diversos procedimientos utilizados.
La estructura de cada capítulo se inicia con una pequeña introducción con referencia a las principales técnicas que 
se van a desarrollar a continuación. El grueso de cada capítulo se destina a describir una serie de casos clínicos rela-
cionados entre sí por el tipo de herida o técnica utilizada. Estos casos se centran en la descripción de la terapia y no 
tanto en consideraciones teóricas, de forma que el lector pueda hacerse una idea clara de los pasos más importantes 
para que pueda orientarse en su aplicación.
Prefacio
11
Prefacio
Para la elaboración de este libro hemos contado de nuevo con la mayoría de los colaboradores que ya participaron 
en la obra anterior. Se ha ampliado la participación con nuevos profesionales que han aportado una visión renovada 
de las distintas terapias. En todos los casos, hemos de agradecer el esfuerzo realizado por todos ellos para poder dar 
una visión aplicada y clínica, incorporando de forma amena conceptos teóricos dentro de los casos que así lo necesi-
taban para una mejor comprensión de los mismos.
Hemos pretendido dar un enfoque aplicado, con un elevado número de imágenes para guiar al lector en el segui-
miento de los casos. El objetivo ha sido mostrar detalles técnicos, la técnica paso a paso, comentando los puntos 
críticos, trucos y experiencias de cada uno de los autores para una mejor comprensión de cada caso.
El libro está estructurado en 5 capítulos que recogen casuística de complejidad creciente. El primer capítulo puede 
servir como recordatorio de las técnicas de tratamiento conservador. El segundo capítulo afronta el uso de técnicas 
generales quirúrgicas, especialmente el desbridamiento quirúrgico como parte fundamental del manejo de una he-
rida. En todos los casos estudiados en estos dos primeros capítulos no es necesario aplicar técnicas de cirugía plástica 
especial. A partir del capítulo tercero se abordan las técnicas de cirugía plástica más habituales, los colgajos (capítulo 
3) y los injertos (capítulo 4). El último capítulo se ha reservado para técnicas más complejas, que no son tan habitua-
les pero han de tenerse en cuenta en los casos más complicados (colgajos de modelo axial, terapias biorregenerativas 
y una pequeña introducción a técnicas simples de cirugía plástica reconstructiva).
Esperamos que esta obra pueda ser útil para todos aquellos que se acerquen a ella.
No podemos terminar esta breve reflexión sin agradecer de nuevo a todos los colaboradores su esfuerzo y dedi-
cación para sacar adelante este libro. Han conseguido recopilar la información y plasmarla de forma didáctica y 
aplicada en un tiempo récord, el culpable en este caso es el que suscribe, perdón por las prisas. Gracias también a 
la editorial Servet por confiar de nuevo en nosotros para la elaboración de esta obra, una vez más ha demostrado 
paciencia y comprensión.
Esperamos no defraudar a nadie y que todos disfrutemos con el resultado.
Joaquín J. Sopena Juncosa
Alfara del Patriarca (Valencia), mayo de 2015
12
Índice
Introducción y técnicas .................................................................................................. 16
Casos clínicos ............................................................................................................................................................. 18
Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica ............................................................. 18
Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared costal 
derecha ........................................................................................................................................................ 23
Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo 
conservador .................................................................................................................................. 29
Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello ....................................... 32
Manejo médico de las heridas 14
Cirugía y cierre secundario de heridas 38
Introducción y técnicas .................................................................................................. 40
Desgarros mandibulares ...................................................................................... 42
Caso 2.1 / Desgarro mandibular completo ...................................... 43
Resección de tumores en los labios .................... 49
Caso 2.2 / Linfoma labial .......................................................................................................................... 50
Caso 2.3 / Plasmocitoma en labios .......................................................................... 54
Heridas por reacción a fármacos ....................................... 57
Caso 2.4 / Abrasión cutánea en extremidades 
anteriores por posible reacción 
a fármacos .......................................................................................................................................... 58
Heridas por atropello con pérdida 
de sustancia, por desgarro y otras 
complicaciones .................................................................................................................................................. 63
Caso 2.5 / Lesión grave con pérdida de sustancia 
en el pie derecho ........................................................................................................... 64
Caso 2.6 / Herida infectada en la extremidad 
posterior izquierda .................................................................................................. 69
Caso 2.7 / Herida por desgarro en la región 
perianal y perineal en una gata ....................................... 72
Caso 2.8 / Herida por desgarro en la región 
perianal y perineal en un gato ............................................. 77
Caso 2.9 / Decisión de manejo de una herida 
cervical crónica .................................................................................................................... 79
Caso 2.10 / Herida perianal por desgarro ........................................... 82
Caso 2.11 / Herida complicada en el pie ................................................. 86
Colgajos cutáneos 98
Introducción y técnicas .............................................................................................. 100
Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 102
Caso 3.1 / Resolución de un defecto cutáneo en 
la extremidad anterior derecha mediante 
colgajo en bolsa (bipediculado) ............................... 102
Caso 3.2 / Plastia a nivel del codo tras exéresis 
tumoral ....................................................................................................................................................107
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Índice
13
Bibliografía 208
Injertos cutáneos 134
Introducción y técnicas .............................................................................................. 136
Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 138
Caso 4.1 / Injerto cutáneo en la zona 
del antebrazo ....................................................................................................................... 138
Caso 4.2 / Herida por atropello complicada con 
fractura de fisis distal y maléolo tibial ... 142
Caso 4.3 / Herida por extravasación 
de la fluidoterapia ................................................................................................. 150
Caso 4.4 / Herida infectada en la región distal 
de la tibia .......................................................................................................................................... 162
Técnicas complejas y 
terapias biorregenerativas 168
Introducción y técnicas .............................................................................................. 170
Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 172
Caso 5.1 / Tratamiento de una herida con malla 
de factores de crecimiento ........................................................ 172
Caso 5.2 / Colgajo pediculado tubular axial tras 
exéresis de un tumor perianal ........................................ 176
Caso 5.3 / Combinación de un colgajo axial 
y de un expansor cutáneo 
en una herida de pared costal ........................................ 180
Caso 5.4 / Herida crónica proximal al codo ............................... 183
Caso 5.5 / Herida en la región cervical dorsal 
con rotura muscular ........................................................................................ 190
Caso 5.6 / Cirugía plástica estética en una 
malformación del labio superior ............................. 200
Caso 5.7 / Episioplastia ........................................................................................................................... 204
Caso 3.3 / Resolución de una avulsión en la 
extremidad mediante colgajo 
de avance pediculado simple ........................................... 111
Caso 3.4 / Exéresis tumoral en región distal 
del antebrazo ....................................................................................................................... 115
Caso 3.5 / Plastia en H en una herida 
en la región ilíaca derecha .......................................................... 120
Caso 3.6 / Herida crónica por mordedura 
en el dorso .................................................................................................................................... 124
Caso 3.7 / Herida por quemadura iatrogénica ................. 129
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Manejo médico 
de las heridas
Introducción y técnicas
Casos clínicos
Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica
Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared costal derecha
Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo conservador
Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello
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15
ÍNDICE
Casos clínicos de cirugía de la piel
16
| VOLVERÍNDICE
Introducción y técnicas
Introducción
Las heridas suponen un reto clínico importante en muchos casos. 
En el caso de heridas pequeñas o poco importantes podemos op-
tar por varias opciones terapéuticas que, seguramente, nos enca-
minarán de forma adecuada a la resolución de las mismas. Pero 
si nos enfrentamos a heridas graves, de gran tamaño, crónicas… 
tendremos que asegurar un tratamiento óptimo y, muy importante, 
que nos permita evaluar la evolución de las lesiones, ya que estas 
terapias pueden prolongarse en el tiempo. Uno de los elementos 
críticos en este tipo de heridas es la toma de decisiones en referen-
cia a los métodos que se pueden utilizar: ¿hasta cuándo mantene-
mos el tratamiento?, ¿cuándo decidimos la utilización de técnicas 
quirúrgicas?, ¿cuándo deja de ser efectivo un tratamiento? El segui-
miento de un protocolo de tratamiento es fundamental para poder 
responder a estas preguntas.
Prácticamente en todas las heridas vamos a utilizar técnicas de 
tratamiento conservador, es decir, manejo médico de las heridas. 
En la mayoría de los casos va a ser el único tratamiento necesario. 
Incluso en heridas de gran tamaño llegará a ser la parte fundamental 
de la terapia. El tejido afectado por el traumatismo necesita recupe-
rarse para poder afrontar los procesos de cicatrización y las terapias 
que apliquemos. El manejo inicial que realicemos está pensado para 
mejorar esta situación y permitir que la respuesta sea más efectiva. 
En este sentido, hemos de procurar utilizar siempre un protocolo ho-
mogéneo y que podamos aplicar en todo tipo de heridas, de esta 
forma podremos evaluar los avances de la herida y aplicar medidas 
preventivas o terapéuticas en el momento en que sospechemos o 
detectemos alteraciones en el proceso de curación.
Evitaremos maniobras agresivas en exceso, la lesión de tejidos via-
bles, el uso de fármacos citotóxicos o el abuso de desinfectantes. 
Igualmente, intentaremos controlar una de las complicaciones más 
habituales y graves, la infección. Para todo ello es muy importante, 
entre otras consideraciones, el control ambiental, procurando en todo 
momento un medio húmedo que favorezca todos estos procesos.
En todos los momentos del tratamiento de una herida nuestra 
atención se va a centrar preferentemente en ella. Tendemos a olvi-
darnos de la piel sana que la rodea y la consideramos capaz de so-
portar todas las agresiones necesarias (lavados, rasurado, coloca-
ción de apósitos, vendajes, esparadrapos, salida de exudados…). 
Los tratamientos largos van a provocar posibles afecciones en la 
piel perilesional que pueden complicar mucho nuestra terapia y se-
rán molestos para el paciente (fig. 1). El cuidado de esta piel va a 
consistir en un manejo adecuado y delicado, con secado de la piel 
para evitar la maceración, rasurado cuidadoso, sujeción de las cu-
ras con elementos no agresivos (es preferible una venda cohesiva a 
esparadrapo) y podemos protegerla con productos barrera a base 
de silicona que crean una capa protectora sobre la piel que se eli-
mina por descamación tras pocas horas.
Joaquín J. Sopena Juncosa
La cicatrización de una herida se produce en cuatro 
fases diferenciadas: vasoconstricción, inflamación, 
reparación y remodelación. La primera fase es muy corta 
y prácticamente va seguida de la fase inflamatoria. Su 
principal objetivo es eliminar todos los materiales lesionados 
y evitar complicaciones (hemorragia, proliferación de 
microorganismos, etc.). Predominan las labores de 
“limpieza” y las células implicadas en este proceso son 
fundamentalmente los macrófagos. En el momento en que 
se ha limpiado la zona lesionada, proliferan los fibroblastos, 
cuya principal misión es la de rellenar la zona con fibras de 
colágeno desordenadas (fase de reparación), de forma que 
se cubre la herida con un tejido frágil pero que favorece el 
proceso de cicatrización posterior (tejido de granulación). 
Posteriormente, este tejido desordenado es sustituido 
por un tejido más especializado y organizado, el tejido 
cicatricial, orientado en función de la tensión cutánea 
(fase de remodelación).
Fases de cicatrización de una herida
El control inicial de las posibles hemorragias, la protección 
de la piel con los diferentes apósitos que vamos a emplear 
en las curas, la eliminación de todos los tejidos y elementos 
de desecho mediante el desbridamiento y el establecimiento 
de un ambiente controlado que favorezca el proceso de 
cicatrización van a ser los fundamentosde nuestra terapia. 
Nuestra actuación sobre el proceso de cicatrización de la herida irá 
encaminada a acortar los tiempos de cada fase, con la intención de 
reducir la duración del proceso y obtener un tejido reparador lo más 
rápido posible. 
Fig. 1. Una herida de gran tamaño supone la posible afectación de gran cantidad 
de piel perilesional. Su manejo es de gran importancia en la evolución de la herida.
Manejo médico de las heridas / Introducción y técnicas
17
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Protocolo de manejo de heridas
En el momento en que nos llega la herida, nuestro primer objetivo 
será asegurarnos de que el paciente está estabilizado. Podemos 
proteger la herida con unas compresas húmedas (con suero salino 
fisiológico) mientras realizamos las maniobras necesarias sobre el 
paciente, si es el caso. Cuando ya podemos ocuparnos de la he-
rida, en primer lugar debemos obtener toda la información posible 
sobre el paciente y la causa de la lesión. Observaremos la herida, 
pero es muy probable que no podamos evaluarla adecuadamente 
por la presencia de materiales extraños, hemorragias y coágulos 
sanguíneos, pelo sucio, esfacelos, etc. El primer paso será prepa-
rarla, para ello rasuraremos el pelo alrededor de la herida y después 
procederemos a lavarla con suero salino sin presión para eliminar 
todos los elementos de desecho posibles. Ahora podemos evaluar 
mejor la herida.
Nuestra primera evaluación nos permitirá decidir si es una herida 
infectada o no. La mayoría las consideraremos como infectadas, 
solo en el caso de heridas recientes (menos de 6 horas), sin restos 
evidentes y con tejidos poco traumatizados podremos clasificarlas 
como no infectadas (excluyendo las causadas por mordeduras). 
El objetivo del tratamiento de una herida infectada será controlar 
la infección. Para ello procederemos a realizar curas cada 24 ho-
ras. En ellas realizaremos desbridamientos (eliminación de tejidos 
necróticos pero sin reavivar la herida), utilizaremos antibióticos lo-
cales (pueden ser varios, pero podemos destacar la neomicina, la 
sulfadiacina de plata y el llamado triple antibiótico: polimixina, ba-
citracina y neomicina) y generales, si es necesario, y controlare-
mos el exudado que se produzca mediante el uso de apósitos no 
adherentes con distinta capacidad de absorción (hidrogel, esponja 
de poliuretano, alginato).
El desbridamiento de una herida consiste en eliminar el tejido ne-
crótico presente, así reducimos la fase inflamatoria de la cicatrización. 
Es importante respetar el tejido sano, no es lógico eliminar tejido sano 
haciendo que la herida sangre, ya que nuestro objetivo en este mo-
mento es controlar la infección. Podemos utilizar varios métodos. 
Uno de ellos es frotar la herida o colocar gasas (secas o húmedas) 
para que se saturen de exudado y eliminarlas posteriormente. Es-
tos procedimientos son muy agresivos, lesionan el tejido sano y son 
dolorosos, por lo que tenderemos a evitarlos. En su lugar, es mejor 
realizar un desbridamiento quirúrgico eliminando con bisturí o tijeras 
el tejido claramente muerto (en caso de duda lo dejamos hasta la 
siguiente cura y lo revaluamos) o el desbridamiento mecánico con 
suero a baja presión (suero salino con una jeringa de 20 ml y una 
aguja de cono amarillo), lo que produce una presión de 8-9 psi* (55-
62 kPa), suficiente para eliminar el tejido muerto respetando el sano.
Cuando se utiliza el desbridamiento con suero salino a baja pre-
sión hay que tener cuidado de no mojar en exceso al paciente y, 
posteriormente, secar o eliminar el exceso de suero antes de seguir 
con la cura. Para ello utilizaremos gasas o compresas y realizare-
mos una presión suave sobre la herida evitando frotarla. Los antibió-
ticos locales podemos aplicarlos en forma de pomada o en forma 
de malla. Esta última presentación es típica del triple antibiótico y es 
muy adecuada para su aplicación en heridas. Hemos de cubrir toda 
la zona afectada para asegurar la correcta distribución del fármaco. 
La utilización de antibiótico en polvo no es la más adecuada. Tam-
bién podemos utilizar antisépticos en los diferentes lavados. En tal 
caso, preferimos la clorhexidina al 0,5 % y recomendamos no abu-
sar de ella. Un último lavado con antiséptico es suficiente y una vez 
que hemos controlado la contaminación inicial podemos prescindir 
de ellos.
Por último, protegeremos la cura con un apósito (fig. 2). La función 
de este elemento es la de controlar los exudados presentes en la 
herida. Tenemos que evitar a toda costa que la herida se seque, no 
se tiene que formar una costra sobre la herida. El tejido seco de una 
costra favorece la infección, provoca dolor local y nos impide evaluar 
la evolución de la herida, por lo tanto hemos de considerarla como 
una complicación. Por otra parte, la presencia de exudado contro-
lado es positiva, aunque tan malo es que la herida esté seca como 
que rezume exudado. Los apósitos nos van a ayudar a mantenerlo 
en unos niveles fisiológicos, normales. Podemos utilizar diversos 
apósitos en función de la cantidad de exudado presente en la zona: 
hidrogel (cuando la herida está seca, normalmente al inicio del trata-
miento), esponja de poliuretano (para heridas que exudan poco o de 
forma moderada) y alginato (para heridas altamente exudativas).
*psi: pounds-force per square inch, unidad de presión en el sistema anglosajón de unidades.
Fig. 2. Aplicación de apósitos en el manejo conservador de una herida. Puede 
observarse la aplicación de un hidrogel sobre el que se coloca una malla de 
antibiótico y, como última capa, una esponja de poliuretano para controlar los 
exudados y mantener la humedad en la herida.
1818
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Sydney es una perra de raza Labrador Retriever, 
de 5 años de edad, que presenta necrosis tisular 
y dehiscencia de sutura tras una cirugía mamaria.
Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica Joaquín J. Sopena, Mónica Rubio, José Mª Carrillo, Mariluz Ortiz 
Introducción
Una de las complicaciones más habituales y temidas tras una ci-
rugía es la dehiscencia de la sutura cutánea. Entre las causas que 
pueden producir esta complicación podemos citar el lamido o ras-
cado del paciente, el mal manejo de la herida quirúrgica, lesiones 
previas de la piel y, como causas más frecuentes según nuestra 
experiencia, la mala técnica en la realización de los puntos de su-
tura y el exceso de tensión en la línea de sutura cutánea. Funda-
mentalmente, estas dos causas están detrás de la mayoría de las 
dehiscencias de sutura. 
Una mala técnica de sutura ocasiona que el punto se suelte antes 
de que la cicatriz esté formada, esto conlleva que los bordes de la he-
rida se abran y se produzca inflamación, irritación y lesión de tejidos 
subcutáneos. El picor y malestar ocasionados hacen que el paciente 
esté inquieto y se rasque o intente lamerse la herida. El error más fre-
cuente suele ser hacer nudos de comadre, es decir lazos corredizos, 
que no anudan correctamente y, aunque parece que los nudos están 
sujetos, al cabo de poco tiempo el movimiento del animal hace que 
se vayan soltando poco a poco. Este error es más frecuente de lo 
que podemos pensar y deberíamos evaluar nuestra técnica de sutura 
regularmente para asegurarnos de que no lo cometemos.
El exceso de tensión en la línea de sutura cutánea es otro error 
muy habitual. Normalmente obedece a un fallo en la planificación de 
la cirugía. Suele ser muy habitual en operaciones en las que el prin-
cipal objetivo no está relacionado directamente con la piel (trauma-
tología por ejemplo, cirugías en las que la inflamación posquirúrgica 
va a ser abundante, sobre todo en porciones distales de las extre-
midades) o en las que vamos a extraer una porción muy importante 
Caso 1.1
Es aconsejable planificar dos maneras de cierre de la herida 
resultante con antelación para tener la seguridad de que 
podremos hacerlo sin problemas.
de tejido cutáneo (el ejemplo más claro son las cirugías de exéresis 
de tumores de mama). 
Laplanificación de todo el procedimiento quirúrgico es funda-
mental. El correcto estudio de las tensiones cutáneas en el área 
de trabajo y las posibilidades de cirugía plástica han de realizarse 
minuciosamente. 
Presentamos un caso de dehiscencia de sutura y necrosis tras la 
resección de un tumor mamario en la región inguinal. Es muy im-
portante el manejo inicial relativamente agresivo, si es posible, ya 
que permite realizar una nueva sutura cuanto antes. 
Exploración física
Sidney se presenta en la consulta de nuestro hospital cinco días 
después de ser intervenida quirúrgicamente de una exéresis tumo-
ral a nivel de las mamas inguinales 3ª, 4ª y 5ª. Tras la intervención 
se ha realizado el protocolo estándar de posoperatorio, pero Sidney 
vuelve a la consulta porque la evolución de la herida no es la espe-
rada. Se han abierto los puntos más craneales y la piel de la zona 
caudal presenta un aspecto negruzco que inquieta al propietario.
La exploración de la zona intervenida pone de manifiesto las 
lesiones. En la región más caudal de la incisión se observa una 
buena aproximación de los bordes cutáneos. La zona media de la 
herida aparece necrosada, extendiéndose la necrosis lateral y me-
dialmente de forma muy evidente. La porción craneal de la incisión 
presenta dehiscencia, con separación evidente de los bordes cutá-
neos. Toda la piel perilesional está claramente irritada (fig. 1).
Fig. 1. Aspecto de la herida a los 5 días de la 
exéresis mamaria. Pueden observarse zonas de 
necrosis cutánea, dehiscencia e irritación perilesional.
19
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.1
Fig. 3. Desbridamiento quirúrgico agresivo en 
profundidad, eliminación de tejidos profundos y 
colocación de un drenaje de Penrose en la porción 
más caudal de la herida.
Fig. 2. Imagen de la herida tras la eliminación 
del tejido superficial necrosado o desvitalizado.
Entre las causas a las que podemos achacar esta situación 
encontramos:
■■ El exceso de manipulación quirúrgica del tejido subcutáneo, lo 
que ha podido comprometer la vascularización local de los bor-
des cutáneos.
■■ La irritación del rasurado, que ha podido provocar el rascado de 
la zona.
■■ Quizá una cierta tensión en alguna zona, si bien esta opción es 
más improbable dada la cantidad de piel existente en esta área. 
Manejo de la herida
Se decide un tratamiento conservador inicial consistente en un des-
bridamiento muy agresivo de la zona, terapia conservadora y volver 
a suturar cuando el tejido y la evolución de la herida lo permitan.
El desbridamiento inicial se realiza eliminando todos los restos de 
sutura cutánea y tejido necrosado, bajo anestesia general (fig. 2).
Una vez analizada la herida, se procede a un desbridamiento en 
profundidad. Para ello se extraen los tejidos lesionados, desvitaliza-
dos o que pueden interferir la correcta cicatrización y control de la 
herida. En la porción más caudal de la herida se detecta un fondo 
de saco por lo que se coloca un drenaje de tipo Penrose (fig. 3).
2020
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Fig. 5. Aplicación de pomada antibiótica de 
nitrofurazona en los huecos de la herida resultante al 
inicio de la cura.
Fig. 4. Aspecto de la herida una vez terminado 
el desbridamiento.
El manejo adecuado de la herida se pone de manifiesto a las 
24 horas. La herida empieza a evolucionar adecuadamente, siendo 
muy evidente la mejoría del tejido perilesional (fig. 6). La piel ha recu-
perado su tonalidad normal y eso mejora sustancialmente el bien-
estar del paciente, que se muestra menos inquieto y dolorido. No 
obstante, en la región inguinal y cara interna del muslo persiste la 
irritación local.
Una vez realizado el desbridamiento agresivo se planifica una tera-
pia conservadora de la herida para prepararla para la nueva sutura 
(fig. 4). Para ello se establecen curas diarias mediante el uso de un 
antibiótico local en pomada (nitrofurazona) en los espacios subcu-
táneos (fig. 5), malla triple antibiótica superficial, esponja de poliure-
tano para el control de los exudados y vendaje almohadillado sujeto 
al abdomen con un vendaje tubular.
21
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.1
Fig. 8. Detalle de la herida a los 2 días de 
tratamiento. Se aprecia cómo han disminuido 
los espacios muertos en la herida y se inicia la 
formación de un tejido de granulación incipiente. 
Fig. 7. Imagen de la herida y zona periférica a los 
2 días de tratamiento. 
Fig. 6. Aspecto de la herida al día siguiente del 
desbridamiento. La piel perilesional ha mejorado 
mucho.
Esta mejoría se aprecia mejor al día si-
guiente. El paciente está más cómodo y la 
herida ha dejado de exudar de forma abun-
dante (fig. 7). Al observarla, podemos apre-
ciar que se empieza a formar un tejido de 
granulación incipiente y los espacios muer-
tos se han reducido considerablemente, 
por lo que ya no se sigue utilizando la po-
mada de nitrofurazona (fig. 8).
2222
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Fig. 10. Aspecto de la herida una vez realizado 
el cierre de la misma a los 10 días de inicio del 
tratamiento. Se ha efectuado una sutura concienzuda 
del tejido subcutáneo para evitar tensión en la herida.
Fig. 9. Aspecto de la herida a los 10 días de 
tratamiento conservador. Se observa un tejido de 
granulación sano que cubre toda la herida, una piel 
perilesional sana y ausencia de exudación, todas 
ellas condiciones adecuadas para planificar el cierre 
de la herida.
La sutura de la herida en este momento se 
planifica haciendo especial hincapié en el 
cierre de los tejidos subcutáneos para evi-
tar una tensión excesiva en la sutura cutá-
nea. Esta se realiza de forma intradérmica 
con material reabsorbible monofilamento 
de polidioxanona (fig. 10).
Mantenemos las curas diarias durante una 
semana más. En este momento podemos 
observar un muy buen aspecto de la piel 
que rodea a la herida y de la propia lesión, 
con presencia de tejido de granulación 
sano. Se retira el drenaje y se considera la 
realización de un cierre diferido de la herida 
(fig. 9).
23
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.2
Fig. 1. Preparación inicial de la herida de la pared 
costal derecha.
es la presencia en el desgarro cutáneo de tejido subcutáneo o mús-
culo subcutáneo (en aquellas zonas en las que está presente), si 
la piel está disecada de este tejido, su vascularización está com-
prometida, por lo que probablemente no será viable. Si seguimos 
teniendo dudas, lo mejor es esperar a la siguiente cura y revaluar 
la viabilidad del colgajo, si observamos signos de desvitalización, 
procederemos a eliminar la zona muerta.
Exploración física
Fargo presenta una herida de espesor total con desgarro cutáneo 
en la pared costal derecha, de forma cuadrangular y unos 10 cm de 
lado. Al menos han transcurrido 24 horas de evolución y su origen 
es desconocido. También presenta una fractura diafisaria proximal 
de fémur derecho. El estado general del paciente es relativamente 
normal, pero se establece el protocolo habitual en casos de poli-
traumatismo. La presencia de una herida importante en la pared 
costal nos pone alerta ante posibles complicaciones por perfora-
ción de la cavidad torácica.
Manejo de la herida
El tratamiento inicial se lleva a cabo una vez estabilizado el paciente. 
En primer lugar se procede a la preparación de la herida, que se cu-
bre con una gasa húmeda para evitar su contaminación con pelos 
del rasurado y para disminuir, en la medida de lo posible, la exposi-
ción total de la herida durante su manipulación (fig. 1). 
Fargo es un perro mestizo macho, de 4 meses, 
que presenta politraumatismo, fractura de fémur 
derecho y una herida en la pared costal derecha.
Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared 
costal derecha*
Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, 
José Mª Carrillo, Mireia García 
* Este caso pertenece al libro Manejo de heridas y 
principios de cirugía plástica en pequeños animales 
(Sopena et al., Servet editorial,2009), su inclusión 
también en esta obra, con ampliación de texto o 
imágenes, se debe a su gran interés clínico en los 
aspectos que se abordan. 
Introducción
En casos de politraumatismos es frecuente que se produzcan le-
siones cutáneas. En función del mecanismo causal nos podemos 
encontrar con diversos tipos de heridas, en muchas ocasiones muy 
llamativas, sobre todo para el propietario. 
Como norma general, no hemos de olvidar que la primera actua-
ción ha de tender a estabilizar al paciente, pasando la herida a un 
segundo plano. La protegeremos con paños o compresas húme-
das, empapadas con suero salino fisiológico, y nos dedicaremos 
a la exploración y control general del paciente. Esta actuación tan 
simple protege la herida, controla pequeñas hemorragias, reduce el 
dolor, evita que se desequen los tejidos expuestos y, por lo tanto, 
ayuda a estabilizar al animal. 
No es raro encontrar colgajos o desgarros cutáneos con una 
base más o menos amplia en estas lesiones. Estos arrancamientos 
parciales de piel deben ser evaluados con minuciosidad para poder 
determinar su viabilidad y establecer el tratamiento más adecuado. 
Si el colgajo es viable, es decir, está bien vascularizado, podemos 
plantearnos la sutura primaria o de aproximación, de este modo 
aceleraremos el proceso de curación. Si no es viable, lo mejor será 
extirparlo ya que solo nos va a dar problemas. La cuestión es cómo 
evaluar la viabilidad en casos de duda. Podemos fijarnos en varios 
aspectos para responder a esta pregunta. Por un lado, si el pedí-
culo vascular es claramente más pequeño que el colgajo, podemos 
afirmar que este no será viable ya que la vascularización no será ca-
paz de cubrir toda su extensión. Otro criterio que nos puede ayudar 
Caso 1.2
2424
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Fig. 2. Aspecto de la herida preparada, se está 
realizando un último retoque en el rasurado.
Fig. 3. Eliminación del colgajo desvitalizado 
mediante bisturí.
lo que nos hace pensar en una herida por avulsión en la cara lateral 
del tórax, probablemente por un enganchón, ya que no se obser-
van otras lesiones de ningún tipo. Al tratarse de un colgajo desvi-
talizado y dado que la herida es relativamente reciente, sin signos 
evidentes de infección, procedemos a realizar un desbridamiento 
quirúrgico agresivo del colgajo cutáneo directamente con bisturí 
(fig. 3). Prácticamente no hay sangrado ni dolor ya que se secciona 
tejido desvitalizado, por lo que no es necesario proceder a la anes-
tesia del paciente.
El paciente es sedado con medetomidina y morfina por vía intra-
muscular. La preparación de la piel es extensa, lo que se ve favo-
recido por la localización de la lesión. El aspecto del tejido subcutá-
neo expuesto es bueno, no aparece exudación abundante, ni pus 
ni costra (fig. 2). Se puede observar un colgajo bastante grande de 
piel en la zona craneal de la herida. Su aspecto es poco viable en 
la porción más caudal (no presenta sensibilidad y el color es ne-
gruzco). Al manipularlo se observa una disección de tejidos subcu-
táneos que forman un trayecto craneal de unos 5 cm de longitud, 
25
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.2
Fig. 5. El trayecto subcutáneo se cubre con un apósito 
con triple antibiótico para evitar la infección. Podemos 
observar la extensión del bolsillo si levantamos 
la piel (a). La extensión del hueco generado por el 
traumatismo puede apreciarse marcada con la línea 
discontinua en la imagen de detalle (b).
El tratamiento utilizado pretende controlar 
la contaminación presente para evitar la 
infección de la herida. La única complica-
ción existente en esta herida es el trayecto 
craneal que presenta. Tras su limpieza, se 
coloca un apósito con triple antibiótico (po-
limixina, bacitracina y neomicina) en el ci-
tado trayecto subcutáneo (fig. 5).
Una vez realizado el desbridamiento quirúrgico procedemos a limpiar 
abundantemente la herida con suero fisiológico a baja presión (fig. 4). 
Para obtener la presión adecuada utilizamos una jeringa de 20 ml y 
una aguja de cono amarillo asociados a una llave de tres vías para 
agilizar el procedimiento (conseguimos así presiones de 7-8 psi* equi-
valentes a 48-55 kPa). En este momento se toma la decisión de ins-
taurar un tratamiento conservador durante el tiempo que pase hasta 
la realización de la cirugía de osteosíntesis (24-48 horas), para evaluar 
entonces la necesidad de cierre directo o no de la herida.
*psi: pounds-force per square inch, unidad de presión en el sistema anglosajón 
de unidades.
Fig. 4. Limpieza de la herida con suero fisiológico a baja presión.
a
b
2626
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Evolución
En el momento de la cirugía para la reparación de la fractura femoral se revisa intraquirúrgi-
camente la herida para decidir su tratamiento inmediato (fig. 8). Llama la atención el aspecto 
del apósito de esponja de poliuretano al levantar la cura. El tono verdoso-parduzco es nor-
mal en este tipo de apósitos y nos indica que está saturado de exudado, lo cual coincide 
con la apreciación inicial sobre el nivel de exudación esperado. Al levantar toda la cura se 
observa que se ha producido una reducción de casi el 40 % del tamaño de la herida (fig. 9), 
por lo que se decide seguir con el tratamiento conservador, incorporando al mismo extracto 
de centella asiática. Esta contracción tan marcada de la herida puede verse influida por 
dos aspectos: la edad del paciente y, sobre todo, la presencia de un músculo subcutáneo 
potente. 
Una vez controlada la infección, aproximadamente tras una semana de tratamiento, 
se suspende la aplicación del triple antibiótico y se sustituye el apósito por una malla 
cicatrizante.
Fig. 7. Se aplica un vendaje almohadillado sujeto 
con venda cohesiva.
Fig. 6. La cura continúa siguiendo el protocolo 
habitual de tratamiento de heridas. Apósito de 
esponja de poliuretano.
En este caso no se decide la utilización de 
hidrogel porque la herida no está seca y, 
por lo tanto, se espera un nivel de exuda-
ción adecuado desde el principio. La cura 
se cubre con un vendaje almohadillado 
sujeto con venda cohesiva de forma rutina-
ria (fig. 7). Se realiza una nueva cura al día 
siguiente.
El resto de la herida se recubre con el 
mismo apósito antibiótico y posteriormente 
se coloca un apósito de esponja de poliu-
retano para controlar el nivel de exudación 
(fig. 6).
27
Manejo médico de las heridas / Caso 1.2
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Fig. 9. Ante la reducción del tamaño de la herida se 
decide continuar con el tratamiento conservador.
Fig. 8. Tras la intervención de osteosíntesis se revisa 
la herida. Puede observarse saturación en el apósito 
de esponja de poliuretano (a). Al levantar el apósito 
se visualiza la exudación retenida en el mismo (b).
a
b
28
Casos clínicos de cirugía de la piel
28
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Fig. 11. Aplicación del extracto de centella asiática 
sobre la herida.
Fig. 12. Aspecto de la herida tras 4 semanas de 
tratamiento. Se observa la evolución favorable de la 
cicatriz residual.
Fig. 10. Aplicación de extracto de centella asiática 
en el trayecto subcutáneo mediante una jeringa. 
Puede verse claramente cómo ha disminuido 
extraordinariamente el tamaño del bolsillo 
subcutáneo (línea discontinua).
A las 4 semanas de iniciado el tratamiento, 
se suspende definitivamente la terapia con-
servadora y se da de alta al paciente ante 
la imposibilidad de seguir hasta el cierre to-
tal de la herida. No obstante, la evolución 
de la cicatriz residual que queda es favo-
rable y no queda ningún tipo de secuela ni 
defecto visible en la zona (fig. 12).
Dicho trayecto prácticamente ha desapa-
recido tras 9 días de tratamiento. En la fi-
gura 11 podemos observar el detalle de la 
aplicación del extracto de centella asiática 
sobre la herida. Colocamos la pomada 
sobre la malla y aplicamos esta sobre la 
herida, de esta forma es más sencillo ex-
tender uniformemente la pomada sobre la 
herida.
En las sucesivascuras, que se realizan 
cada 24 horas durante la primera semana 
y cada 48 horas a partir de la segunda, 
se utiliza extracto de centella asiática en el 
trayecto subcutáneo, aplicándolo con una 
jeringa (fig. 10). 
29
Manejo médico de las heridas / Caso 1.3
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Fig. 1. Aspecto de las heridas en el momento de la llegada al hospital. Son lesiones antiguas con varios días de evolución. El paciente presenta heridas tanto en la 
extremidad anterior derecha (a) como en la izquierda (b).
Aunque nos enfrentemos a heridas muy diferentes, el seguimiento 
de pautas comunes en su manejo puede ayudarnos en este pro-
ceso. Si en cada herida empleamos un tratamiento diferente, nos 
será muy complicado determinar si la evolución de la herida es la 
esperada o se está complicando, especialmente cuando estos 
cambios son muy sutiles. Por lo tanto, será muy importante esta-
blecer nuestro protocolo en función de posibilidades terapéuticas, 
experiencia, bibliografía, tipo de pacientes más habituales, etc.
Introducción
El correcto manejo de la herida es uno de los aspectos más impor-
tantes que tenemos que controlar en su tratamiento.
Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo conservador José Mª Carrillo, Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, Elena Damiá 
Caso 1.3
El paciente es Canelo, un perro adulto joven de raza 
Podenco, que se presenta con una herida crónica 
en ambos antebrazos.
El establecimiento de un protocolo de trabajo es muy 
importante, ya que nos permite analizar cuál es la evolución 
de la herida y compararla con otros casos para así poder 
estimar la eficacia o no del mismo. 
El caso que presentamos a continuación, si bien es simple, nos 
permite apreciar cómo el manejo adecuado puede facilitar el se-
guimiento de una pauta de tratamiento sin problemas, detectando 
errores durante el proceso para poder corregirlos cuanto antes.
Exploración física
Canelo es un paciente manejable, de muy buen carácter, que ha 
llegado a las instalaciones del hospital procedente de una sociedad 
protectora de animales. Presenta una herida en cada antebrazo con 
varios días de evolución, a tenor de su aspecto. En el antebrazo 
derecho se aprecia una herida de unos 5 cm de altura y 4 cm de 
anchura en la porción diafisaria distal medial del antebrazo, justo 
encima del carpo, la herida continúa proximalmente de forma li-
neal hasta el tercio medio del antebrazo (fig. 1a). En el antebrazo 
izquierdo la lesión se localiza en la región caudolateral del carpo. 
Presenta una altura de unos 7 cm y una anchura de 4 cm (fig. 1b).
En ambas heridas se puede observar la presencia de tejido ne-
crótico, suciedad, restos de sangre seca y una piel perilesional mal 
tratada, sucia y lesionada. Además, se aprecia claramente que las 
dos heridas están secas, no hay casi exudado y el que está pre-
sente se seca formando una incipiente costra (fig. 1).
Es evidente que no se ha establecido ningún tratamiento desde 
que se produjo la herida, fácilmente hace 2 o 3 días. Podemos con-
siderarla infectada dado que han pasado más de 6 horas desde 
que se produjo. 
a b
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Casos clínicos de cirugía de la piel
30
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Manejo de la herida
Nuestro plan terapéutico será establecer un protocolo de manejo 
que nos permita obtener varios objetivos: 
■■ Mejorar la hidratación de la herida. 
■■ Eliminar el tejido necrótico.
■■ Controlar la infección presente.
■■ Y, por último, facilitar los procesos de cicatrización fisiológicos. 
En estos momentos no nos planteamos una terapia quirúrgica, en 
función de la evolución de la lesión evaluaremos esta opción.
El paciente va a ser tratado en el centro de la sociedad protec-
tora y haremos revisiones semanales.
Tras la adecuada preparación de la herida (rasurado y lavado de 
la zona) se procede al desbridamiento minucioso mediante suero 
salino a presión baja (jeringa de 20 ml con aguja de cono amarillo) y 
se establece el siguiente tratamiento: 
■■ Curas con hidrogel (para aportar humedad inicialmente).
■■ Malla con pomada triple antibiótica (polimixina, bacitracina y 
neomicina).
■■ Esponja de poliuretano para el control de exudados.
■■ Vendaje acolchado. 
Esta cura se repite a las 12 horas y si el exudado presente se consi-
dera insuficiente se repite una tercera vez.
A las 24 horas normalmente la herida ya ha recuperado la capa-
cidad de exudación suficiente, por lo que se retira el hidrogel y se 
utiliza en su lugar una pomada con extracto de centella asiática y 
neomicina, empezando así ya a estimular la proliferación de tejido 
de granulación. Estas curas se realizan cada 24 horas.
Evolución
A la semana de evolución podemos observar cómo la herida ha 
mejorado, el aspecto de la piel perilesional es excelente y se está 
produciendo una contracción de la herida que facilita la evolución, 
aunque todavía es escasa. En la extremidad derecha podemos 
apreciar la aproximación de la herida lineal, prácticamente cerrada y 
el aspecto sano del tejido de granulación de la herida distal (fig. 2a). 
En la extremidad izquierda podemos apreciar los mismos signos 
descritos anteriormente (fig. 2b). Dado que el tratamiento está 
siendo efectivo decidimos mantenerlo, pero se cambia la pomada 
antibiótica de neomicina y extracto de centella asiática por una po-
mada cicatrizante sin antibiótico, con la recomendación de cambiar 
la malla de triple antibiótico por una malla cicatrizante después de 
tres curas. Una vez hecho este cambio se procede a pautar las 
curas cada 48 horas.
Fig. 2. Evolución de las heridas tras una semana de tratamiento conservador. Puede apreciarse la mejora de la piel perilesional y del tejido de granulación en ambas 
extremidades, derecha (a) e izquierda (b).
a b
31
Manejo médico de las heridas / Caso 1.3
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Fig. 3. Aspecto a las tres semanas de tratamiento. 
Se ha producido gran contracción de las heridas 
pero se aprecia una menor humedad, probablemente 
debida a una relajación en el protocolo terapéutico. 
Puede observarse la evolución en la herida derecha, la 
porción lineal superior ya ha cicatrizado (a) y la herida 
izquierda va más avanzada en su curación (b).
Canelo vuelve a nuestra consulta dos se-
manas después y puede apreciarse que 
las heridas están evolucionando adecuada-
mente. En la extremidad anterior derecha 
se ha producido el cierre completo de la 
herida lineal y se ha reducido casi un 40 % 
la herida distal (fig. 3a). Algo parecido ob-
servamos en la herida de la izquierda. La 
reducción de tamaño es mucho más mar-
cada, aproximadamente un 60 %, y el as-
pecto del tejido de granulación es acepta-
ble (fig. 3b). En ambos casos se observa la 
herida algo seca, por lo que se recomienda 
seguir escrupulosamente las pautas marca-
das. Ya no se aplican antibióticos y mante-
nemos la utilización de agentes cicatrizan-
tes como única terapia junto con el control 
de exudados con esponja de poliuretano.
Fig. 4. Al mes de tratamiento las heridas pueden 
considerarse controladas, se propone un cambio 
terapéutico basado en la aplicación de miel y se da 
el alta al paciente. Puede observarse el cierre muy 
avanzado en la herida derecha (a) y casi finalizado en 
la izquierda (b), donde se aprecia una pequeña costra.
a
a
b
b
Una semana más tarde volvemos a recibir 
a Canelo y apreciamos la buena evolución 
de la herida. La retracción de la herida ha 
aumentado considerablemente en la extre-
midad derecha (fig. 4a) y prácticamente es 
total en la izquierda (fig. 4b). Recomenda-
mos mantener el tratamiento cambiando la 
pomada cicatrizante por miel hasta el cierre 
total de la herida. Canelo ya no acudió a la 
consulta de nuestro hospital y las heridas 
cerraron por completo.
3232
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Fig. 1. Aspecto del paciente en el momento de la 
llegada al hospital. Puede apreciarse el edema en la 
región intermandibular y la suciedad acumulada en 
la herida, especialmente en la zona caudal.
Fígaro es un perro macho mestizo adulto, de edad 
indeterminada, con una heridaprofunda en el 
cuello de causa desconocida (fig. 1).
Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello Mariluz Ortiz, Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, Belén Cuervo 
Caso 1.4
Introducción
Las heridas profundas en el cuello pueden acarrear innumerables 
complicaciones. Un factor importante que debe tenerse en cuenta 
es la causa que las ha originado. Son relativamente frecuentes dos 
causas como fuente de lesiones graves en esta zona: 
■■ Las heridas producidas por cuerdas.
■■ Las mordeduras.
En las primeras, la gravedad de las lesiones suele deberse a los in-
tentos del animal por soltarse de la cuerda, esto origina desgarros y 
erosiones cutáneas más o menos profundas, pero que se agravan 
habitualmente con el tiempo, desarrollando infecciones que pro-
fundizan las heridas. Además, cuanto más tiempo pasa, el estado 
general del animal también va deteriorándose, situación que va em-
peorando el pronóstico para el manejo de este tipo de pacientes. 
En muchos casos las lesiones cutáneas se tratan de forma secun-
daria tras la estabilización del sujeto. No es raro tener que recurrir a 
técnicas de alimentación enteral o parenteral.
Las lesiones por mordedura son muy frecuentes en la región cer-
vical al ser una zona de ataque habitual. La mordedura del perro se 
caracteriza por la realización de movimientos de agitación en sen-
tido lateral, lo que ocasiona numerosos desgarros internos y tra-
yectos ocultos. Además, hemos de tener en cuenta el componente 
infeccioso que tiene toda mordedura, así como la abundante hemo-
rragia que suele acompañar a estas lesiones.
El manejo adecuado de este tipo de heridas es muy importante 
para la buena recuperación del paciente. Vamos a ver a conti-
nuación un caso clínico que describe esta situación y su manejo 
inicial, centrándonos principalmente en la herida que presenta el 
paciente.
33
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.4
Fig. 3. Preparación de la herida. Tras el rasurado 
y lavado inicial se aprecia la gravedad de la herida 
y el mal estado de la piel perilesional, afectada en 
una extensión muy amplia. Habrá que tener especial 
cuidado con los vendajes y manejo de esta zona.
Fig. 2. Detalle de la herida. Pueden apreciarse restos 
de posibles apósitos, gasas o similar, lo que indica 
que se había procedido a un manejo inicial, pero no 
se había continuado el tratamiento.
Exploración física
El paciente, de carácter tranquilo, se presenta decaído, con hiper-
termia moderada (39,5 °C) y ligera taquicardia, la auscultación car-
diaca y pulmonar es normal y su peso es de 14 kg. El paciente ha 
sido recogido en la calle por los servicios de una sociedad protec-
tora de animales.
Una vez realizada la estabilización de urgencia del paciente y 
bajo sedación podemos apreciar la lesión cutánea. Se observa la 
región cervical craneoventral muy sucia, con abundante secreción y 
restos de posibles apósitos o vendajes en la zona, así como edema 
facial y cervical evidentes (fig. 2). 
El rasurado y lavado inicial de la zona afectada permite observar 
la gravedad de la herida (fig. 3). Se aprecia una pérdida cutánea 
completa en la parte craneal y ventral del cuello, con exposición de 
los músculos ventrales del cuello y de la vena yugular externa dere-
cha. Además, la herida progresa dorsalmente de forma lineal por el 
lado derecho con exposición de la musculatura lateral del cuello. La 
piel perilesional está muy afectada, con evidentes signos de infec-
ción e inflamación.
3434
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Casos clínicos de cirugía de la piel
Fig. 5. Realización de las curas. Inicialmente se 
potencia el control de la infección mediante el 
uso de antibióticos locales gracias a una malla 
impregnada en pomada triple antibiótica.
Fig. 4. Aspecto de la herida y piel tras el 
desbridamiento inicial (quirúrgico y mecánico 
selectivo).
Manejo de la herida
Se procede a realizar un desbridamiento intenso quirúrgico, elimi-
nando todos los tejidos muertos de la zona en un primer paso, para 
seguir con un desbridamiento mecánico selectivo con suero salino 
a presión baja (jeringa de 20 ml con aguja de cono amarillo). Tras 
realizar este primer desbridamiento se pueden observar más clara-
mente las lesiones antes descritas (fig. 4).
El plan de tratamiento seleccionado para la herida se basa en 
favorecer el desbridamiento y control de la infección inicialmente. 
No se recomienda la sutura ni aproximación ya que hay numerosos 
espacios muertos y es preferible eliminar progresivamente todo el 
tejido desvitalizado antes de plantearnos cualquier otra terapia. En 
este sentido, además de la terapia general que incluye antibioterapia 
con amoxicilina-clavulánico (20 mg/kg cada 12 horas) y metronida-
zol (15 mg/kg cada 8 horas), se planifican curas cada 12 horas du-
rante dos días para pasar a realizarlas diariamente hasta el control 
de la infección. En cada cura se realiza una limpieza de la herida 
con desbridamiento quirúrgico y mecánico selectivo minucioso. 
Se aplica sobre la herida una malla con pomada triple antibiótica 
(polimixina, bacitracina y neomicina) para el control local de la infec-
ción (fig. 5) y un apósito de esponja de poliuretano con plata para el 
control del exudado (fig. 6). Cuando se observa que el exudado es 
muy abundante, se aplica alginato entre la esponja de poliuretano y 
la malla antibiótica (fig. 7). Cada cura se protege con compresas y 
un vendaje de sujeción (fig. 8).
35
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Manejo médico de las heridas / Caso 1.4
Fig. 8. La protección de la herida es fundamental 
para evitar que se produzcan lesiones, rascado, 
traumatismos sobre la misma y para favorecer 
un ambiente húmedo y controlado que mejore la 
cicatrización.
Fig. 7. Es muy importante controlar adecuadamente 
la exudación. Si se detecta que esta aumenta 
mucho, habrá que colocar apósitos con alginato 
para poder controlarla y realizar las curas cuando el 
apósito esté saturado.
Fig. 6. El control de exudados se realiza con un 
apósito de esponja de poliuretano con plata para 
potenciar el efecto antimicrobiano.
36
Casos clínicos de cirugía de la piel
36
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Fig. 11. El tejido de granulación cubre toda la 
herida, se aprecia una reducción del tamaño de la 
misma muy importante y los bordes de la herida se 
empiezan a invaginar.
Fig. 10. Herida a los 5 días de evolución. El edema 
local ha mejorado y la piel perilesional recupera 
su integridad completa. Se aprecia un tejido de 
granulación incipiente en la herida.
Fig. 9. Aspecto de la herida a los 2 días de 
tratamiento conservador. Se aprecia una zona de 
piel más afectada, probablemente por deficiencia 
vascular.
Este aspecto se normaliza a los 5 días de 
tratamiento, momento en el que también 
puede observarse una mejoría en el tejido 
de granulación incipiente que se observa 
en la herida (fig. 10). A los 10 días se ha 
formado un tejido de granulación sano, se 
han cerrado la mayoría de los trayectos y el 
tamaño de la herida se ha reducido consi-
derablemente. Los bordes empiezan a in-
vaginarse (fig. 11).
Evolución
La evolución de la herida nos permite eva-
luar la eficacia del tratamiento. A los 2 días 
de la llegada al hospital ya se observa una 
mejoría de la piel perilesional, así como del 
tejido de la herida, sin embargo, se aprecia 
un eritema en la región cervical craneal in-
dicativo de una posible lesión vascular por 
mal riego local (fig. 9). 
37
Manejo médico de las heridas / Caso 1.4
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A los 20 días se da por concluido el trata-
miento conservador y se propone una ci-
rugía plástica reconstructiva que no pudo 
realizarse debido a que el animal fue adop-
tado y su seguimiento fue realizado en otro 
centro veterinario (fig. 13).
A las dos semanas de tratamiento damos 
por controlada la infección totalmente, se 
cambia el apósito triple antibiótico por una 
malla cicatrizante y se espacian las curas 
cada dos días hasta planificar una posible 
cirugía plástica. La herida sigue evolucio-
nando adecuadamente y el estado general 
del pacientees satisfactorio (fig. 12).
Fig. 13. A los 20 días podemos observar que la 
retracción de la herida es máxima, a partir de 
ahora sería conveniente realizar una cirugía plástica 
reconstructiva (a). El aspecto general del paciente 
es normal y ha desaparecido completamente el 
problema de drenaje cervical (b).
Fig. 12. Tras 2 semanas de tratamiento el tejido 
de granulación es muy evidente, el aspecto de la 
herida es óptimo y podemos considerar controlada 
la infección.
a
b
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Cirugía y cierre 
secundario 
de heridas
Introducción y técnicas
Desgarros mandibulares
Caso 2.1 / Desgarro mandibular completo
Resección de tumores en los labios
Caso 2.2 / Linfoma labial
Caso 2.3 / Plasmocitoma en labios
Heridas por reacción a fármacos
Caso 2.4 / Abrasión cutánea en extremidades anteriores 
por posible reacción a fármacos
Heridas por atropello con pérdida 
de sustancia, por desgarro y otras 
complicaciones
Caso 2.5 / Lesión grave con pérdida de sustancia 
en el pie derecho
Caso 2.6 / Herida infectada en la extremidad posterior 
izquierda
Caso 2.7 / Herida por desgarro en la región perianal 
y perineal en una gata
Caso 2.8 / Herida por desgarro en la región perianal 
y perineal en un gato
Caso 2.9 / Decisión de manejo de una herida cervical 
crónica
Caso 2.10 / Herida perianal por desgarro
Caso 2.11 / Herida complicada en el pie
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39
ÍNDICE
Casos clínicos de cirugía de la piel
40
| VOLVERÍNDICE
Introducción y técnicas
Introducción
Una vez controlada la infección en una herida, todos nuestros es-
fuerzos van encaminados a favorecer la cicatrización de la lesión. 
Para ello aplicaremos pomadas cicatrizantes con diferentes extrac-
tos naturales, aminoácidos y sustancias que estimulen el proceso. 
En el mercado existen diferentes productos que cumplen estos 
requisitos, quizá es adecuado utilizar en la medida de lo posible 
uno de ellos para poder analizar la evolución de la herida. No es 
necesario el uso de antibióticos, ya hemos controlado la infección, 
con la realización de curas y la limpieza de la herida será suficiente. 
Además espaciaremos las curas, podemos realizarlas cada 48, 72 
e incluso 96 horas, pero siempre asegurando la correcta evolución. 
Así podemos llegar al cierre completo de la herida o bien plantear la 
realización de una cirugía plástica o reconstructiva.
La cirugía cutánea es más frecuente de lo que podemos pensar 
en un principio. Cuando realizamos cualquier técnica quirúrgica he-
mos de abordar la zona realizando incisiones cutáneas más o me-
nos amplias. En muchas ocasiones no hay que tener precauciones 
especiales en el cierre cutáneo, pero no es raro tener que aplicar 
técnicas de cirugía plástica para el cierre cuando se extraen tumores 
o hay inflamación importante de tejidos subcutáneos o musculatura, 
por ejemplo tras una fractura, por citar un par de situaciones habi-
tuales. El manejo inadecuado de estas heridas está detrás de nume-
rosas complicaciones quirúrgicas, sobre todo debido al exceso de 
tensión y la dehiscencia de suturas. Además, no hemos de olvidar el 
objeto de esta obra, las heridas. El cierre quirúrgico de una herida es 
una técnica frecuente cuya dificultad puede ser muy variable.
La planificación de una cirugía cutánea se inicia desde el mo-
mento en que empezamos a preparar la zona quirúrgica. El ra-
surado, lavado y la antisepsia de la herida y zona perilesional han 
de seguir los estándares que utilizamos habitualmente. En el caso 
de las heridas, además, tendremos que elegir el momento ade-
cuado para la realización de la técnica. Esta decisión puede ser 
Joaquín J. Sopena Juncosa
complicada, ya que si el tratamiento conservador sigue siendo 
efectivo, esperar unos días puede facilitar mucho la realización de 
la plastia o técnica elegida. En cualquier caso, si el tratamiento que 
estamos aplicando deja de ser efectivo, y esto podemos conside-
rarlo así cuando tras dos curas consecutivas no obtenemos mejora 
e incluso se observa la involución en la herida, una de las opciones 
que hay que considerar es la cirugía plástica reconstructiva.
Una cirugía plástica no está exenta de complicaciones. Como 
en cualquier otra cirugía, hemos de intentar adelantarnos a ellas, 
prevenirlas. Diversos factores generales y locales van a influir en la 
evolución de la cirugía.
Entre los factores de carácter general podemos tener en cuenta los 
siguientes: 
■■ Se debe efectuar el tratamiento de las enfermedades presentes 
antes de la cirugía, siempre que sea posible (si no lo es, al menos 
conocemos las posibles complicaciones). 
■■ Reducir al máximo la estancia perihospitalaria (periodo de estrés 
para el paciente).
Como factores locales, propios de la herida, podemos destacar:
■■ La preparación adecuada del campo quirúrgico.
■■ La planificación minuciosa de la técnica que se va a realizar (es-
pecialmente importante en una cirugía plástica ya que no hay dos 
heridas iguales).
■■ La utilización de forma habitual de anestesia general (la anestesia 
local puede afectar a la vascularización de los bordes de la herida 
y no asegura un buen manejo de la zona cutánea perilesional).
Si nos centramos en la técnica quirúrgica propiamente dicha, ten-
dremos que seguir una serie de reglas lógicas para asegurar un re-
sultado adecuado (fig. 1):
■■ Evitar traumatizar los bordes de la herida, además de ser meticu-
losos y precisos en la realización de las técnicas necesarias.
■■ Irrigar con frecuencia toda la zona quirúrgica, especialmente los 
tejidos subcutáneos expuestos durante la cirugía.
■■ Liberar, disociar todo el tejido que sea necesario, evitando una 
tensión excesiva.
■■ Utilizar las suturas necesarias pero sin abusar de ellas, además 
han de ser del menor diámetro posible y preferiblemente materia-
les monofilamento reabsorbibles.
■■ Eliminar coágulos, restos tisulares y cualquier cuerpo extraño de 
la zona quirúrgica.
■■ Suturar por capas, evitando suturas en masa, utilizando drenajes 
si es necesario y evitando la formación de espacios muertos.
■■ Reducir al máximo el tiempo quirúrgico, suelen ser cirugías largas.
■■ Mantener en todo momento las normas de asepsia exigibles en 
cualquier cirugía.
Fig. 1. El mantenimiento de una técnica aséptica y el manejo adecuado de las 
estructuras cutáneas es fundamental para asegurar el éxito de una cirugía de la piel.
Cirugía y cierre secundario de heridas / Introducción y técnicas
41
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Principios generales de la cirugía cutánea
Sin referirnos a técnicas concretas, uno de los objetivos de la cirugía 
cutánea va a ser evitar la tensión en la herida final. La tensión excesiva 
puede ocasionar problemas tanto de tipo técnico/mecánico (dehis-
cencia de la sutura, desgarro de la piel, aparición de zonas de necro-
sis por presión, alteraciones en la vascularización local tanto arterial 
como, sobre todo, venosa) como subjetivos para el paciente (incomo-
didad local, picor en la zona, sensación de tirantez o dolor), que pue-
den acarrear lesiones por automutilación. Existen diversas técnicas de 
control de esta tensión y siempre hemos de examinar previamente 
cuál es la dirección de las líneas de tensión en la zona que vamos 
a intervenir. Podemos orientarnos por las líneas de tensión de la piel 
relajada de Langer, pero estas están modificadas por numerosos fac-
tores locales por lo que tendremos que analizarlas en cada paciente.
La disociación de los bordes de la herida es una técnica de dis-
tensión fundamental (fig. 2). Prácticamente se realiza en todas las 
suturas de heridas y permite aprovechar al máximo la elasticidad 
cutánea. Se realiza una disección subcutánea inmediatamente ad-
yacente a los bordes de la herida con ayuda de una tijera de disec-
ción o Metzembaum. Para ello se introduce la tijera cerrada bajo el 
borde cutáneo y se abre para realizar la disección. Una vez hecha, 
se saca la tijera abierta y se cierra fuera de la herida para iniciar 
de nuevo la maniobra. Esta

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