Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Joaquín J. Sopena Juncosa CASOS CLÍNICOS DE cirugía de la piel Propiedad de: © 2015 Grupo Asís Biomedia S.L. Plaza Antonio Beltrán Martínez, nº 1, planta 8 - letra I (Centro empresarial El Trovador) 50002 Zaragoza - España ISBN: 978-84-16315-35-2 Diseño, preimpresión e impresión: Servet editorial - Grupo Asís Biomedia S.L. www.grupoasis.com info@grupoasis.com Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70/93 272 04 47). Advertencia: La ciencia veterinaria está sometida a constantes cambios evolutivos, del mismo modo que la farmacología y el resto de las ciencias también lo están. Así pues, es responsabilidad ineludible del veterinario clínico, basándose en su experiencia profesional, la determinación y compro- bación de la dosis, el método, el periodo de administración y las contraindicaciones de los tratamientos aplicados a cada paciente. Ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna por los daños o perjuicios que pudieran generarse a personas, animales o propiedades como consecuencia del uso o la aplicación correcta o incorrecta de los datos que aparecen en esta obra. ¿Cómo navegar por este libro? En el índice podrá ir a cualquier página del interior del libro Ir al índice de contenidosÍNDICE Volver al índice del capítulo| VOLVER Casos clínicos de cirugía de la piel Joaquín J. Sopena Juncosa “El arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad”. Voltaire (1694-1778) “El modo de evaluar el grado de educación de un pueblo y de un hombre es la forma como trata a los animales”. Thomas Edison (1847-1931) “Hay tres clases de personas: aquellas que ven, aquellas que ven lo que se les muestra y aquellas que no ven”. Leonardo da Vinci (1452-1519) “En lugar de añadir años a la vida, es mejor añadir vida a los años”. Rita Levi-Montalcini (1909-2012) A Yolanda, sin ti nada hubiera sido posible. Gracias por “soportar” este libro, gracias por todo. A mis hijos, Iguácel, Leyre y Pablo, desde que llegasteis nos habéis ayudado a crecer como personas. A mis padres, Luis y Amalia, y a mi hermano, sois el origen de todo. Casos clínicos de cirugía de la piel 6 Joaquín J. Sopena Juncosa Licenciado y doctor en Veterinaria por la Universidad de Zaragoza (UZ). Profesor agregado del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad CEU Cardenal Herrera (UCH CEU). Vicedecano de Veterinaria en la Facultad de la UCH CEU. Sus líneas de investigación se han centrado en técnicas quirúrgicas y terapias avanzadas aplicadas en el campo de la medicina veterinaria y cirugía experimental. En la actualidad es responsable del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. En ese campo colabora, además, con la Fundación García Cugat para la investigación biomédica. Ha dirigido 7 tesis doctorales y ha escrito más de 50 artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Es miembro de la junta rectora de la Cátedra Fundación García Cugat-UCH CEU, de la European Society of Veterinary Orthopaedic and Traumatology (ESVOT) y de la Asociación Española de Veterinarios Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA). Autor del libro Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales (Editorial Servet, 2009) y de numerosas ponencias y cursos sobre cirugía plástica y manejo de grandes heridas tanto a nivel nacional como internacional. Paula Cava Ten Licenciada en Veterinaria por la UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de dicha universidad. Ejerce su actividad clínica en el Hospital Global Veterinaria (Puerto de Sagunto, Valencia) y en el Technology Animal Center (Valencia). Déborah Chicharro Alcántara Licenciada en Veterinaria por la UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de dicha universidad. Posgrado de Cirugía y Anestesia en Pequeños Animales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. Colaboradores Marc Ardèvol Grau Licenciado en Veterinaria por la UZ. Actualmente trabaja en el Hospital Veterinari Canis (Mallorca). José María Carrillo Poveda Licenciado en Veterinaria por la Universidad de Murcia. Doctor en Veterinaria por la UCH CEU. Profesor Agregado del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la UCH CEU. Responsable del servicio de Traumatología del Hospital Clínico Veterinario (HCV) de la misma universidad y jefe de cirugía del Hospital Global Veterinaria (Puerto de Sagunto, Valencia). El autor 7 Belén Cuervo Serrato Licenciada y doctora en Veterinaria por la UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de dicha universidad. Ejerce como veterinaria clínica en el Hospital Global Veterinaria (Puerto de Sagunto, Valencia). Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. Elena Damiá Giménez Licenciada y doctora en Veterinaria por la UCH CEU. Profesora asociada del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de dicha universidad. Veterinaria y propietaria de la Clínica Loriguilla Veterinaria (Loriguilla, Valencia). Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. Ángel Díaz-Otero Medina Licenciado en Veterinaria y profesor asociado del Dpto. de Patología Animal de la UZ. Colabora con diversas clínicas veterinarias en el área de cirugía. Especialista en cirugía, oncología y mínima invasión. Ha realizado estancias en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Turín (Italia). Juan Manuel Domínguez Pérez Licenciado y doctor en Veterinaria por la Universidad de Córdoba (UCO). Profesor del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de dicha universidad. Desarrolla su actividad en el HCV de la UCO. Entre los años 2007 y 2013 fue jefe del Servicio de Cirugía de Pequeños Animales. José Andrés Fernández Sarmiento Licenciado y doctor en Veterinaria por la UCO. Profesor del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal y personal adscrito al Servicio de Cirugía de Pequeños Animales del HCV de la UCO. Ha realizado estancias en la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y en la Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos). Josep de la Fuente Laborda Licenciado y doctor en Veterinaria por la UZ y por la UAB, respectivamente. Profesor asociado de la UAB. Responsable del Servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital Veterinario de Catalunya (Barcelona). Acreditado por AVEPA en traumatología y ortopedia. Mireia García Roselló Licenciada y doctora en Veterinaria por la Universidad Politécnica de Valencia. Veterinaria titular del HCV desde 2008, desde septiembre de 2013 ejerce como directora en funciones. Actualmente pertenece al Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. Mª Eugenia Lebrero Berna Licenciada en Veterinaria por la UZ. Especialista en traumatología y cirugía ortopédica en animales de compañía por la UCM. Técnico superior veterinario en el Servicio de Cirugía de Pequeños Animales del HV y profesora asociada en el área de Medicina y Cirugía Animal del Dpto. de Patología Animal de la UZ. Juan Manuel Martí Herrero Licenciado en Veterinaria por la UZ. Diplomado por los colegios americano y europeo de cirujanos veterinarios (Dipl. ACVS y Dipl. ECVS). Ha realizado estancias en clínicas veterinarias de Londres y Columbus y en las Universidades Estatales de Carolina del Norte, Misisipi y Ohio (Estados Unidos). Actualmente essocio del Veterinary Surgical Specialists en Chesapeake y Virginia Beach (Virginia). Juan Morgaz Rodríguez Licenciado en Veterinaria y profesor de Cirugía de Pequeños Animales del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la UCO. Ha realizado estancias en el Hospital Gran Sasso en Milán y en las Universidades de Cambridge, Minnesota, Estatal de Carolina del Norte y Liverpool. Miembro acreditado del Grupo de Cirugía de Tejidos Blandos (GECIRA) de AVEPA y posee el GPCert (SAS). El autor / Colaboradores Casos clínicos de cirugía de la piel 8 Ángel Luis Ortillés Gonzalo Licenciado en Veterinaria por la UZ. Actualmente está realizando la tesis doctoral en oftalmología veterinaria. Miembro del Servicio de Oftalmología del Hospital Veterinario de la UZ. Mariluz Ortiz Gómez Licenciada en Veterinaria por la UZ. Posgrado en Clínica de pequeños animales. Veterinaria titular y responsable del Servicio de Cirugía del HCV CEU. Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. José Benito Rodríguez Gómez Licenciado y doctor en Veterinaria por la UCM. Profesor titular de Patología Quirúrgica y Cirugía de la Facultad de Veterinaria de la UZ. Colaborador y asesor en clínicas veterinarias de referencia como el Hospital Veterinario Valencia Sur y la Clínica Veterinaria Ejea. Coautor de la colección de libros Cirugía en la clínica de pequeños animales: la cirugía en imágenes paso a paso. Mónica Rubio Zaragoza Licenciada en Veterinaria por la Universidad de Murcia y doctora por la UCH CEU. Directora y profesora adjunta del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la UCH CEU y responsable del servicio de Urgencias del HCV. Miembro del Grupo de Investigación en Cirugía Veterinaria Experimental y Aplicada de la UCH CEU. Mercedes Sánchez de la Muela Licenciada y doctora en Veterinaria por la UCM. Profesora del Dpto. de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la UCM. Miembro del Servicio de Cirugía de Pequeños Animales del HCV Complutense. Directora clínica del Servicio de Terapia celular del HCV Complutense. Carolina Serrano Casorrán Licenciada y doctora en Veterinaria por la UZ. Profesora ayudante doctor en el área de Medicina y Cirugía Animal del Dpto. de Patología Animal de dicha universidad. Máster en técnicas intervencionistas mínimamente invasivas guiadas por imagen para ciencias biomédicas y máster en clínica de pequeños animales de la UZ. Ana Whyte Orozco Licenciada y doctora en Veterinaria por la UZ. Profesora titular de Patología Quirúrgica y Cirugía de la Facultad de Veterinaria de la misma universidad. Título de especialista universitario en odontología y cirugía maxilofacial veterinarias por la UCM. Eliseo Zuriaga Sanchis Licenciado en Veterinaria y profesor asociado en la UCH CEU. Responsable del Servicio de Dermatología del HCV CEU. En la actualidad trabaja en el Hospital Global Veterinaria y en la Clínica Almenara Veterinaria, además de ejercer como especialista en diferentes clínicas de las provincias de Valencia y Castellón. 9 Prólogo Prólogo Hace seis años tuve la oportunidad y la satisfacción de prologar otro libro del mismo autor sobre Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales. Seis años después sale a la luz esta obra que usted, lector, tiene en sus manos y que pretende ser una aproximación práctica a la cirugía plástica, abordándola desde un punto de vista técnico y muy visual, mediante el desarrollo de una serie de casos clínicos que irán orientando al lector en las diferentes técnicas y terapias de uso habitual en el manejo de heridas. Para mí constituye un doble honor la satisfacción de que el autor haya pensado nuevamente en este profesor para prologar este segundo libro, por un lado porque esto indica que, como señalaba en el anterior, la amistad entre el autor y este que les escribe no se ha resquebrajado lo más mínimo, más bien al contrario, ha ido creciendo a lo largo de este tiempo, a pesar de que, por nuestras responsabilidades de gestión en la Facultad de Veterinaria de la UCH CEU, pasamos muchas horas juntos compartiendo de manera estrecha la difícil responsabilidad de dirigir el rumbo de este barco que son los estudios de Veterinaria. Y en segundo lugar, porque es una demostración fehaciente de que el grupo ha seguido trabajando e investigando en este campo de la cirugía tan específico como es la resolución de heridas. En esta ocasión toda su experiencia práctica la han organizado en cinco apartados que van, poco a poco, desmenuzando las diferentes técnicas quirúrgicas sobre el manejo de heridas y cirugía plástica, desde las más simples a las más complejas. La obra se centra, por su carácter práctico y aplicado, en aquello que resulta más habitual en el día a día de la práctica veterinaria, constituyéndose por lo tanto en un manual de referencia tanto para el profesional como para el estudiante. El manejo de las heridas ha sido una preocupación desde antiguo de los cirujanos, así, ya se puede encontrar en el libro Cyrurgia de Teodorico Borgognani, de 1268, destinado también a los estudiantes de medicina, la defensa a ultranza del tratamiento limpio de las heridas. Las primeras técnicas quirúrgicas se emplearon para el tratamiento de las heridas y traumatismos producidos por la vida del hombre a la intemperie. Existen numerosos ejemplos de esto: una mezcla de salitre y azufre vertida en las heridas y a la que se prendía fuego, empleada por algunas tribus asiáticas; las técnicas de drenaje de los indios dakota, mediante el empleo de una caña de pluma “conectada” a una vejiga urinaria animal para succionar el material puru- lento; el hallazgo de agujas de la edad de piedra que podrían haberse empleado en suturas (los masái emplean agujas de acacia con el mismo fin); o el ingenioso método desarrollado por algunas tribus de la India y Sudamérica que sellan las heridas menores mediante la aplicación de termitas o escarabajos a los que, tras morder los bordes aproximados de la herida, se les retuerce el cuello para dejar las cabezas rígidamente enganchadas a modo de grapas. A la vista de lo anterior, parece claro que el conocimiento del manejo y tratamiento de las heridas debe ser la base en la preparación de cualquier futuro cirujano y, por lo tanto, se debe emplear un tiempo suficiente en la adquisición de esta técnica. Pues bien, no me queda sino felicitar al autor, profesor Joaquín Sopena por esta nueva publicación, desearle que tenga la difusión y la importancia que tuvo la anterior, puesta de manifiesto posteriormente en numerosas conferen- cias del autor por distintos foros en todo el mundo. Felicitar a la editorial Servet, para mí referente a nivel mundial en el libro veterinario escrito en español, por haber incluido entre su obra editorial este manual, que a buen seguro será referente sobre el tema que aborda. Santiago Vega Decano Universidad CEU Cardenal Herrera Casos clínicos de cirugía de la piel 10 Diecisiete años atrás, nos enfrentamos a un reto estimulante como fue levantar un servicio de medicina y cirugía vete- rinaria en una facultad de nueva creación. Ese trabajo fue posible por la sinergia de varios profesores y colaboradores que aportamos muchas energías, esfuerzo y horas para crear el Servicio de Cirugía de Pequeños Animales del Hospital Clínico Universitario UCH CEU. Fruto de esos años de duro trabajo elaboramos una obra de uso clínico que recogía las diversas particularidades y técnicas del manejo de heridas en medicina veterinaria. Así, se publicó el libro titulado Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales, editado por Servet editorial en 2009. Han pasado 6 años desde la publicación de esta obra y son muchos los casos abordados con la misma filosofía que se presenta en ella. El tratamiento de las heridas sigue siendo una de las casuísticasmás habituales en nuestra clínica diaria. Seguimos observando manejos de heridas inadecuados y el uso de las técnicas de cura húmeda sigue siendo, desde nuestro punto de vista, una asignatura pendiente en muchos casos. Nuestra labor docente se ha visto apoyada por el desarrollo de estos trabajos, ya que nos ha permitido unificar criterios y, por lo tanto, prever la evolución de los casos tratados de forma uniforme. De esta manera hemos podido establecer valoraciones de pronóstico y evolución de las heridas para poder planificar mucho mejor la toma de deci- siones clínicas, que de otra forma pueden resultar complejas e incluso arbitrarias. Todos tenemos muy claro el pro- tocolo de muchas técnicas quirúrgicas y lo reproducimos siempre igual, pero seguro que casi cada uno de nosotros podríamos establecer un protocolo diferente para el manejo de una herida. En esta situación, nos planteamos de nuevo la tarea de hacer una recopilación de casos para elaborar un nuevo trabajo centrado en la clínica de las heridas en pequeños animales. En esta ocasión la obra se centra en la aplicación de las técnicas habituales en el manejo de heridas, pero enfatizando el contenido en la explicación técnica de los diversos procedimientos utilizados. La estructura de cada capítulo se inicia con una pequeña introducción con referencia a las principales técnicas que se van a desarrollar a continuación. El grueso de cada capítulo se destina a describir una serie de casos clínicos rela- cionados entre sí por el tipo de herida o técnica utilizada. Estos casos se centran en la descripción de la terapia y no tanto en consideraciones teóricas, de forma que el lector pueda hacerse una idea clara de los pasos más importantes para que pueda orientarse en su aplicación. Prefacio 11 Prefacio Para la elaboración de este libro hemos contado de nuevo con la mayoría de los colaboradores que ya participaron en la obra anterior. Se ha ampliado la participación con nuevos profesionales que han aportado una visión renovada de las distintas terapias. En todos los casos, hemos de agradecer el esfuerzo realizado por todos ellos para poder dar una visión aplicada y clínica, incorporando de forma amena conceptos teóricos dentro de los casos que así lo necesi- taban para una mejor comprensión de los mismos. Hemos pretendido dar un enfoque aplicado, con un elevado número de imágenes para guiar al lector en el segui- miento de los casos. El objetivo ha sido mostrar detalles técnicos, la técnica paso a paso, comentando los puntos críticos, trucos y experiencias de cada uno de los autores para una mejor comprensión de cada caso. El libro está estructurado en 5 capítulos que recogen casuística de complejidad creciente. El primer capítulo puede servir como recordatorio de las técnicas de tratamiento conservador. El segundo capítulo afronta el uso de técnicas generales quirúrgicas, especialmente el desbridamiento quirúrgico como parte fundamental del manejo de una he- rida. En todos los casos estudiados en estos dos primeros capítulos no es necesario aplicar técnicas de cirugía plástica especial. A partir del capítulo tercero se abordan las técnicas de cirugía plástica más habituales, los colgajos (capítulo 3) y los injertos (capítulo 4). El último capítulo se ha reservado para técnicas más complejas, que no son tan habitua- les pero han de tenerse en cuenta en los casos más complicados (colgajos de modelo axial, terapias biorregenerativas y una pequeña introducción a técnicas simples de cirugía plástica reconstructiva). Esperamos que esta obra pueda ser útil para todos aquellos que se acerquen a ella. No podemos terminar esta breve reflexión sin agradecer de nuevo a todos los colaboradores su esfuerzo y dedi- cación para sacar adelante este libro. Han conseguido recopilar la información y plasmarla de forma didáctica y aplicada en un tiempo récord, el culpable en este caso es el que suscribe, perdón por las prisas. Gracias también a la editorial Servet por confiar de nuevo en nosotros para la elaboración de esta obra, una vez más ha demostrado paciencia y comprensión. Esperamos no defraudar a nadie y que todos disfrutemos con el resultado. Joaquín J. Sopena Juncosa Alfara del Patriarca (Valencia), mayo de 2015 12 Índice Introducción y técnicas .................................................................................................. 16 Casos clínicos ............................................................................................................................................................. 18 Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica ............................................................. 18 Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared costal derecha ........................................................................................................................................................ 23 Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo conservador .................................................................................................................................. 29 Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello ....................................... 32 Manejo médico de las heridas 14 Cirugía y cierre secundario de heridas 38 Introducción y técnicas .................................................................................................. 40 Desgarros mandibulares ...................................................................................... 42 Caso 2.1 / Desgarro mandibular completo ...................................... 43 Resección de tumores en los labios .................... 49 Caso 2.2 / Linfoma labial .......................................................................................................................... 50 Caso 2.3 / Plasmocitoma en labios .......................................................................... 54 Heridas por reacción a fármacos ....................................... 57 Caso 2.4 / Abrasión cutánea en extremidades anteriores por posible reacción a fármacos .......................................................................................................................................... 58 Heridas por atropello con pérdida de sustancia, por desgarro y otras complicaciones .................................................................................................................................................. 63 Caso 2.5 / Lesión grave con pérdida de sustancia en el pie derecho ........................................................................................................... 64 Caso 2.6 / Herida infectada en la extremidad posterior izquierda .................................................................................................. 69 Caso 2.7 / Herida por desgarro en la región perianal y perineal en una gata ....................................... 72 Caso 2.8 / Herida por desgarro en la región perianal y perineal en un gato ............................................. 77 Caso 2.9 / Decisión de manejo de una herida cervical crónica .................................................................................................................... 79 Caso 2.10 / Herida perianal por desgarro ........................................... 82 Caso 2.11 / Herida complicada en el pie ................................................. 86 Colgajos cutáneos 98 Introducción y técnicas .............................................................................................. 100 Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 102 Caso 3.1 / Resolución de un defecto cutáneo en la extremidad anterior derecha mediante colgajo en bolsa (bipediculado) ............................... 102 Caso 3.2 / Plastia a nivel del codo tras exéresis tumoral ....................................................................................................................................................107 Pulse sobre la página que desea consultar SIGUIENTE } Índice 13 Bibliografía 208 Injertos cutáneos 134 Introducción y técnicas .............................................................................................. 136 Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 138 Caso 4.1 / Injerto cutáneo en la zona del antebrazo ....................................................................................................................... 138 Caso 4.2 / Herida por atropello complicada con fractura de fisis distal y maléolo tibial ... 142 Caso 4.3 / Herida por extravasación de la fluidoterapia ................................................................................................. 150 Caso 4.4 / Herida infectada en la región distal de la tibia .......................................................................................................................................... 162 Técnicas complejas y terapias biorregenerativas 168 Introducción y técnicas .............................................................................................. 170 Casos clínicos ......................................................................................................................................................... 172 Caso 5.1 / Tratamiento de una herida con malla de factores de crecimiento ........................................................ 172 Caso 5.2 / Colgajo pediculado tubular axial tras exéresis de un tumor perianal ........................................ 176 Caso 5.3 / Combinación de un colgajo axial y de un expansor cutáneo en una herida de pared costal ........................................ 180 Caso 5.4 / Herida crónica proximal al codo ............................... 183 Caso 5.5 / Herida en la región cervical dorsal con rotura muscular ........................................................................................ 190 Caso 5.6 / Cirugía plástica estética en una malformación del labio superior ............................. 200 Caso 5.7 / Episioplastia ........................................................................................................................... 204 Caso 3.3 / Resolución de una avulsión en la extremidad mediante colgajo de avance pediculado simple ........................................... 111 Caso 3.4 / Exéresis tumoral en región distal del antebrazo ....................................................................................................................... 115 Caso 3.5 / Plastia en H en una herida en la región ilíaca derecha .......................................................... 120 Caso 3.6 / Herida crónica por mordedura en el dorso .................................................................................................................................... 124 Caso 3.7 / Herida por quemadura iatrogénica ................. 129 Pulse sobre la página que desea consultar | ANTERIOR Manejo médico de las heridas Introducción y técnicas Casos clínicos Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared costal derecha Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo conservador Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello Ev a M iliu ni en e/ sh ut te rs to ck .c om 15 ÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel 16 | VOLVERÍNDICE Introducción y técnicas Introducción Las heridas suponen un reto clínico importante en muchos casos. En el caso de heridas pequeñas o poco importantes podemos op- tar por varias opciones terapéuticas que, seguramente, nos enca- minarán de forma adecuada a la resolución de las mismas. Pero si nos enfrentamos a heridas graves, de gran tamaño, crónicas… tendremos que asegurar un tratamiento óptimo y, muy importante, que nos permita evaluar la evolución de las lesiones, ya que estas terapias pueden prolongarse en el tiempo. Uno de los elementos críticos en este tipo de heridas es la toma de decisiones en referen- cia a los métodos que se pueden utilizar: ¿hasta cuándo mantene- mos el tratamiento?, ¿cuándo decidimos la utilización de técnicas quirúrgicas?, ¿cuándo deja de ser efectivo un tratamiento? El segui- miento de un protocolo de tratamiento es fundamental para poder responder a estas preguntas. Prácticamente en todas las heridas vamos a utilizar técnicas de tratamiento conservador, es decir, manejo médico de las heridas. En la mayoría de los casos va a ser el único tratamiento necesario. Incluso en heridas de gran tamaño llegará a ser la parte fundamental de la terapia. El tejido afectado por el traumatismo necesita recupe- rarse para poder afrontar los procesos de cicatrización y las terapias que apliquemos. El manejo inicial que realicemos está pensado para mejorar esta situación y permitir que la respuesta sea más efectiva. En este sentido, hemos de procurar utilizar siempre un protocolo ho- mogéneo y que podamos aplicar en todo tipo de heridas, de esta forma podremos evaluar los avances de la herida y aplicar medidas preventivas o terapéuticas en el momento en que sospechemos o detectemos alteraciones en el proceso de curación. Evitaremos maniobras agresivas en exceso, la lesión de tejidos via- bles, el uso de fármacos citotóxicos o el abuso de desinfectantes. Igualmente, intentaremos controlar una de las complicaciones más habituales y graves, la infección. Para todo ello es muy importante, entre otras consideraciones, el control ambiental, procurando en todo momento un medio húmedo que favorezca todos estos procesos. En todos los momentos del tratamiento de una herida nuestra atención se va a centrar preferentemente en ella. Tendemos a olvi- darnos de la piel sana que la rodea y la consideramos capaz de so- portar todas las agresiones necesarias (lavados, rasurado, coloca- ción de apósitos, vendajes, esparadrapos, salida de exudados…). Los tratamientos largos van a provocar posibles afecciones en la piel perilesional que pueden complicar mucho nuestra terapia y se- rán molestos para el paciente (fig. 1). El cuidado de esta piel va a consistir en un manejo adecuado y delicado, con secado de la piel para evitar la maceración, rasurado cuidadoso, sujeción de las cu- ras con elementos no agresivos (es preferible una venda cohesiva a esparadrapo) y podemos protegerla con productos barrera a base de silicona que crean una capa protectora sobre la piel que se eli- mina por descamación tras pocas horas. Joaquín J. Sopena Juncosa La cicatrización de una herida se produce en cuatro fases diferenciadas: vasoconstricción, inflamación, reparación y remodelación. La primera fase es muy corta y prácticamente va seguida de la fase inflamatoria. Su principal objetivo es eliminar todos los materiales lesionados y evitar complicaciones (hemorragia, proliferación de microorganismos, etc.). Predominan las labores de “limpieza” y las células implicadas en este proceso son fundamentalmente los macrófagos. En el momento en que se ha limpiado la zona lesionada, proliferan los fibroblastos, cuya principal misión es la de rellenar la zona con fibras de colágeno desordenadas (fase de reparación), de forma que se cubre la herida con un tejido frágil pero que favorece el proceso de cicatrización posterior (tejido de granulación). Posteriormente, este tejido desordenado es sustituido por un tejido más especializado y organizado, el tejido cicatricial, orientado en función de la tensión cutánea (fase de remodelación). Fases de cicatrización de una herida El control inicial de las posibles hemorragias, la protección de la piel con los diferentes apósitos que vamos a emplear en las curas, la eliminación de todos los tejidos y elementos de desecho mediante el desbridamiento y el establecimiento de un ambiente controlado que favorezca el proceso de cicatrización van a ser los fundamentosde nuestra terapia. Nuestra actuación sobre el proceso de cicatrización de la herida irá encaminada a acortar los tiempos de cada fase, con la intención de reducir la duración del proceso y obtener un tejido reparador lo más rápido posible. Fig. 1. Una herida de gran tamaño supone la posible afectación de gran cantidad de piel perilesional. Su manejo es de gran importancia en la evolución de la herida. Manejo médico de las heridas / Introducción y técnicas 17 | VOLVERÍNDICE Protocolo de manejo de heridas En el momento en que nos llega la herida, nuestro primer objetivo será asegurarnos de que el paciente está estabilizado. Podemos proteger la herida con unas compresas húmedas (con suero salino fisiológico) mientras realizamos las maniobras necesarias sobre el paciente, si es el caso. Cuando ya podemos ocuparnos de la he- rida, en primer lugar debemos obtener toda la información posible sobre el paciente y la causa de la lesión. Observaremos la herida, pero es muy probable que no podamos evaluarla adecuadamente por la presencia de materiales extraños, hemorragias y coágulos sanguíneos, pelo sucio, esfacelos, etc. El primer paso será prepa- rarla, para ello rasuraremos el pelo alrededor de la herida y después procederemos a lavarla con suero salino sin presión para eliminar todos los elementos de desecho posibles. Ahora podemos evaluar mejor la herida. Nuestra primera evaluación nos permitirá decidir si es una herida infectada o no. La mayoría las consideraremos como infectadas, solo en el caso de heridas recientes (menos de 6 horas), sin restos evidentes y con tejidos poco traumatizados podremos clasificarlas como no infectadas (excluyendo las causadas por mordeduras). El objetivo del tratamiento de una herida infectada será controlar la infección. Para ello procederemos a realizar curas cada 24 ho- ras. En ellas realizaremos desbridamientos (eliminación de tejidos necróticos pero sin reavivar la herida), utilizaremos antibióticos lo- cales (pueden ser varios, pero podemos destacar la neomicina, la sulfadiacina de plata y el llamado triple antibiótico: polimixina, ba- citracina y neomicina) y generales, si es necesario, y controlare- mos el exudado que se produzca mediante el uso de apósitos no adherentes con distinta capacidad de absorción (hidrogel, esponja de poliuretano, alginato). El desbridamiento de una herida consiste en eliminar el tejido ne- crótico presente, así reducimos la fase inflamatoria de la cicatrización. Es importante respetar el tejido sano, no es lógico eliminar tejido sano haciendo que la herida sangre, ya que nuestro objetivo en este mo- mento es controlar la infección. Podemos utilizar varios métodos. Uno de ellos es frotar la herida o colocar gasas (secas o húmedas) para que se saturen de exudado y eliminarlas posteriormente. Es- tos procedimientos son muy agresivos, lesionan el tejido sano y son dolorosos, por lo que tenderemos a evitarlos. En su lugar, es mejor realizar un desbridamiento quirúrgico eliminando con bisturí o tijeras el tejido claramente muerto (en caso de duda lo dejamos hasta la siguiente cura y lo revaluamos) o el desbridamiento mecánico con suero a baja presión (suero salino con una jeringa de 20 ml y una aguja de cono amarillo), lo que produce una presión de 8-9 psi* (55- 62 kPa), suficiente para eliminar el tejido muerto respetando el sano. Cuando se utiliza el desbridamiento con suero salino a baja pre- sión hay que tener cuidado de no mojar en exceso al paciente y, posteriormente, secar o eliminar el exceso de suero antes de seguir con la cura. Para ello utilizaremos gasas o compresas y realizare- mos una presión suave sobre la herida evitando frotarla. Los antibió- ticos locales podemos aplicarlos en forma de pomada o en forma de malla. Esta última presentación es típica del triple antibiótico y es muy adecuada para su aplicación en heridas. Hemos de cubrir toda la zona afectada para asegurar la correcta distribución del fármaco. La utilización de antibiótico en polvo no es la más adecuada. Tam- bién podemos utilizar antisépticos en los diferentes lavados. En tal caso, preferimos la clorhexidina al 0,5 % y recomendamos no abu- sar de ella. Un último lavado con antiséptico es suficiente y una vez que hemos controlado la contaminación inicial podemos prescindir de ellos. Por último, protegeremos la cura con un apósito (fig. 2). La función de este elemento es la de controlar los exudados presentes en la herida. Tenemos que evitar a toda costa que la herida se seque, no se tiene que formar una costra sobre la herida. El tejido seco de una costra favorece la infección, provoca dolor local y nos impide evaluar la evolución de la herida, por lo tanto hemos de considerarla como una complicación. Por otra parte, la presencia de exudado contro- lado es positiva, aunque tan malo es que la herida esté seca como que rezume exudado. Los apósitos nos van a ayudar a mantenerlo en unos niveles fisiológicos, normales. Podemos utilizar diversos apósitos en función de la cantidad de exudado presente en la zona: hidrogel (cuando la herida está seca, normalmente al inicio del trata- miento), esponja de poliuretano (para heridas que exudan poco o de forma moderada) y alginato (para heridas altamente exudativas). *psi: pounds-force per square inch, unidad de presión en el sistema anglosajón de unidades. Fig. 2. Aplicación de apósitos en el manejo conservador de una herida. Puede observarse la aplicación de un hidrogel sobre el que se coloca una malla de antibiótico y, como última capa, una esponja de poliuretano para controlar los exudados y mantener la humedad en la herida. 1818 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Sydney es una perra de raza Labrador Retriever, de 5 años de edad, que presenta necrosis tisular y dehiscencia de sutura tras una cirugía mamaria. Caso 1.1 / Dehiscencia posquirúrgica Joaquín J. Sopena, Mónica Rubio, José Mª Carrillo, Mariluz Ortiz Introducción Una de las complicaciones más habituales y temidas tras una ci- rugía es la dehiscencia de la sutura cutánea. Entre las causas que pueden producir esta complicación podemos citar el lamido o ras- cado del paciente, el mal manejo de la herida quirúrgica, lesiones previas de la piel y, como causas más frecuentes según nuestra experiencia, la mala técnica en la realización de los puntos de su- tura y el exceso de tensión en la línea de sutura cutánea. Funda- mentalmente, estas dos causas están detrás de la mayoría de las dehiscencias de sutura. Una mala técnica de sutura ocasiona que el punto se suelte antes de que la cicatriz esté formada, esto conlleva que los bordes de la he- rida se abran y se produzca inflamación, irritación y lesión de tejidos subcutáneos. El picor y malestar ocasionados hacen que el paciente esté inquieto y se rasque o intente lamerse la herida. El error más fre- cuente suele ser hacer nudos de comadre, es decir lazos corredizos, que no anudan correctamente y, aunque parece que los nudos están sujetos, al cabo de poco tiempo el movimiento del animal hace que se vayan soltando poco a poco. Este error es más frecuente de lo que podemos pensar y deberíamos evaluar nuestra técnica de sutura regularmente para asegurarnos de que no lo cometemos. El exceso de tensión en la línea de sutura cutánea es otro error muy habitual. Normalmente obedece a un fallo en la planificación de la cirugía. Suele ser muy habitual en operaciones en las que el prin- cipal objetivo no está relacionado directamente con la piel (trauma- tología por ejemplo, cirugías en las que la inflamación posquirúrgica va a ser abundante, sobre todo en porciones distales de las extre- midades) o en las que vamos a extraer una porción muy importante Caso 1.1 Es aconsejable planificar dos maneras de cierre de la herida resultante con antelación para tener la seguridad de que podremos hacerlo sin problemas. de tejido cutáneo (el ejemplo más claro son las cirugías de exéresis de tumores de mama). Laplanificación de todo el procedimiento quirúrgico es funda- mental. El correcto estudio de las tensiones cutáneas en el área de trabajo y las posibilidades de cirugía plástica han de realizarse minuciosamente. Presentamos un caso de dehiscencia de sutura y necrosis tras la resección de un tumor mamario en la región inguinal. Es muy im- portante el manejo inicial relativamente agresivo, si es posible, ya que permite realizar una nueva sutura cuanto antes. Exploración física Sidney se presenta en la consulta de nuestro hospital cinco días después de ser intervenida quirúrgicamente de una exéresis tumo- ral a nivel de las mamas inguinales 3ª, 4ª y 5ª. Tras la intervención se ha realizado el protocolo estándar de posoperatorio, pero Sidney vuelve a la consulta porque la evolución de la herida no es la espe- rada. Se han abierto los puntos más craneales y la piel de la zona caudal presenta un aspecto negruzco que inquieta al propietario. La exploración de la zona intervenida pone de manifiesto las lesiones. En la región más caudal de la incisión se observa una buena aproximación de los bordes cutáneos. La zona media de la herida aparece necrosada, extendiéndose la necrosis lateral y me- dialmente de forma muy evidente. La porción craneal de la incisión presenta dehiscencia, con separación evidente de los bordes cutá- neos. Toda la piel perilesional está claramente irritada (fig. 1). Fig. 1. Aspecto de la herida a los 5 días de la exéresis mamaria. Pueden observarse zonas de necrosis cutánea, dehiscencia e irritación perilesional. 19 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.1 Fig. 3. Desbridamiento quirúrgico agresivo en profundidad, eliminación de tejidos profundos y colocación de un drenaje de Penrose en la porción más caudal de la herida. Fig. 2. Imagen de la herida tras la eliminación del tejido superficial necrosado o desvitalizado. Entre las causas a las que podemos achacar esta situación encontramos: ■■ El exceso de manipulación quirúrgica del tejido subcutáneo, lo que ha podido comprometer la vascularización local de los bor- des cutáneos. ■■ La irritación del rasurado, que ha podido provocar el rascado de la zona. ■■ Quizá una cierta tensión en alguna zona, si bien esta opción es más improbable dada la cantidad de piel existente en esta área. Manejo de la herida Se decide un tratamiento conservador inicial consistente en un des- bridamiento muy agresivo de la zona, terapia conservadora y volver a suturar cuando el tejido y la evolución de la herida lo permitan. El desbridamiento inicial se realiza eliminando todos los restos de sutura cutánea y tejido necrosado, bajo anestesia general (fig. 2). Una vez analizada la herida, se procede a un desbridamiento en profundidad. Para ello se extraen los tejidos lesionados, desvitaliza- dos o que pueden interferir la correcta cicatrización y control de la herida. En la porción más caudal de la herida se detecta un fondo de saco por lo que se coloca un drenaje de tipo Penrose (fig. 3). 2020 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Fig. 5. Aplicación de pomada antibiótica de nitrofurazona en los huecos de la herida resultante al inicio de la cura. Fig. 4. Aspecto de la herida una vez terminado el desbridamiento. El manejo adecuado de la herida se pone de manifiesto a las 24 horas. La herida empieza a evolucionar adecuadamente, siendo muy evidente la mejoría del tejido perilesional (fig. 6). La piel ha recu- perado su tonalidad normal y eso mejora sustancialmente el bien- estar del paciente, que se muestra menos inquieto y dolorido. No obstante, en la región inguinal y cara interna del muslo persiste la irritación local. Una vez realizado el desbridamiento agresivo se planifica una tera- pia conservadora de la herida para prepararla para la nueva sutura (fig. 4). Para ello se establecen curas diarias mediante el uso de un antibiótico local en pomada (nitrofurazona) en los espacios subcu- táneos (fig. 5), malla triple antibiótica superficial, esponja de poliure- tano para el control de los exudados y vendaje almohadillado sujeto al abdomen con un vendaje tubular. 21 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.1 Fig. 8. Detalle de la herida a los 2 días de tratamiento. Se aprecia cómo han disminuido los espacios muertos en la herida y se inicia la formación de un tejido de granulación incipiente. Fig. 7. Imagen de la herida y zona periférica a los 2 días de tratamiento. Fig. 6. Aspecto de la herida al día siguiente del desbridamiento. La piel perilesional ha mejorado mucho. Esta mejoría se aprecia mejor al día si- guiente. El paciente está más cómodo y la herida ha dejado de exudar de forma abun- dante (fig. 7). Al observarla, podemos apre- ciar que se empieza a formar un tejido de granulación incipiente y los espacios muer- tos se han reducido considerablemente, por lo que ya no se sigue utilizando la po- mada de nitrofurazona (fig. 8). 2222 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Fig. 10. Aspecto de la herida una vez realizado el cierre de la misma a los 10 días de inicio del tratamiento. Se ha efectuado una sutura concienzuda del tejido subcutáneo para evitar tensión en la herida. Fig. 9. Aspecto de la herida a los 10 días de tratamiento conservador. Se observa un tejido de granulación sano que cubre toda la herida, una piel perilesional sana y ausencia de exudación, todas ellas condiciones adecuadas para planificar el cierre de la herida. La sutura de la herida en este momento se planifica haciendo especial hincapié en el cierre de los tejidos subcutáneos para evi- tar una tensión excesiva en la sutura cutá- nea. Esta se realiza de forma intradérmica con material reabsorbible monofilamento de polidioxanona (fig. 10). Mantenemos las curas diarias durante una semana más. En este momento podemos observar un muy buen aspecto de la piel que rodea a la herida y de la propia lesión, con presencia de tejido de granulación sano. Se retira el drenaje y se considera la realización de un cierre diferido de la herida (fig. 9). 23 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.2 Fig. 1. Preparación inicial de la herida de la pared costal derecha. es la presencia en el desgarro cutáneo de tejido subcutáneo o mús- culo subcutáneo (en aquellas zonas en las que está presente), si la piel está disecada de este tejido, su vascularización está com- prometida, por lo que probablemente no será viable. Si seguimos teniendo dudas, lo mejor es esperar a la siguiente cura y revaluar la viabilidad del colgajo, si observamos signos de desvitalización, procederemos a eliminar la zona muerta. Exploración física Fargo presenta una herida de espesor total con desgarro cutáneo en la pared costal derecha, de forma cuadrangular y unos 10 cm de lado. Al menos han transcurrido 24 horas de evolución y su origen es desconocido. También presenta una fractura diafisaria proximal de fémur derecho. El estado general del paciente es relativamente normal, pero se establece el protocolo habitual en casos de poli- traumatismo. La presencia de una herida importante en la pared costal nos pone alerta ante posibles complicaciones por perfora- ción de la cavidad torácica. Manejo de la herida El tratamiento inicial se lleva a cabo una vez estabilizado el paciente. En primer lugar se procede a la preparación de la herida, que se cu- bre con una gasa húmeda para evitar su contaminación con pelos del rasurado y para disminuir, en la medida de lo posible, la exposi- ción total de la herida durante su manipulación (fig. 1). Fargo es un perro mestizo macho, de 4 meses, que presenta politraumatismo, fractura de fémur derecho y una herida en la pared costal derecha. Caso 1.2 / Desgarro cutáneo en la pared costal derecha* Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, José Mª Carrillo, Mireia García * Este caso pertenece al libro Manejo de heridas y principios de cirugía plástica en pequeños animales (Sopena et al., Servet editorial,2009), su inclusión también en esta obra, con ampliación de texto o imágenes, se debe a su gran interés clínico en los aspectos que se abordan. Introducción En casos de politraumatismos es frecuente que se produzcan le- siones cutáneas. En función del mecanismo causal nos podemos encontrar con diversos tipos de heridas, en muchas ocasiones muy llamativas, sobre todo para el propietario. Como norma general, no hemos de olvidar que la primera actua- ción ha de tender a estabilizar al paciente, pasando la herida a un segundo plano. La protegeremos con paños o compresas húme- das, empapadas con suero salino fisiológico, y nos dedicaremos a la exploración y control general del paciente. Esta actuación tan simple protege la herida, controla pequeñas hemorragias, reduce el dolor, evita que se desequen los tejidos expuestos y, por lo tanto, ayuda a estabilizar al animal. No es raro encontrar colgajos o desgarros cutáneos con una base más o menos amplia en estas lesiones. Estos arrancamientos parciales de piel deben ser evaluados con minuciosidad para poder determinar su viabilidad y establecer el tratamiento más adecuado. Si el colgajo es viable, es decir, está bien vascularizado, podemos plantearnos la sutura primaria o de aproximación, de este modo aceleraremos el proceso de curación. Si no es viable, lo mejor será extirparlo ya que solo nos va a dar problemas. La cuestión es cómo evaluar la viabilidad en casos de duda. Podemos fijarnos en varios aspectos para responder a esta pregunta. Por un lado, si el pedí- culo vascular es claramente más pequeño que el colgajo, podemos afirmar que este no será viable ya que la vascularización no será ca- paz de cubrir toda su extensión. Otro criterio que nos puede ayudar Caso 1.2 2424 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Fig. 2. Aspecto de la herida preparada, se está realizando un último retoque en el rasurado. Fig. 3. Eliminación del colgajo desvitalizado mediante bisturí. lo que nos hace pensar en una herida por avulsión en la cara lateral del tórax, probablemente por un enganchón, ya que no se obser- van otras lesiones de ningún tipo. Al tratarse de un colgajo desvi- talizado y dado que la herida es relativamente reciente, sin signos evidentes de infección, procedemos a realizar un desbridamiento quirúrgico agresivo del colgajo cutáneo directamente con bisturí (fig. 3). Prácticamente no hay sangrado ni dolor ya que se secciona tejido desvitalizado, por lo que no es necesario proceder a la anes- tesia del paciente. El paciente es sedado con medetomidina y morfina por vía intra- muscular. La preparación de la piel es extensa, lo que se ve favo- recido por la localización de la lesión. El aspecto del tejido subcutá- neo expuesto es bueno, no aparece exudación abundante, ni pus ni costra (fig. 2). Se puede observar un colgajo bastante grande de piel en la zona craneal de la herida. Su aspecto es poco viable en la porción más caudal (no presenta sensibilidad y el color es ne- gruzco). Al manipularlo se observa una disección de tejidos subcu- táneos que forman un trayecto craneal de unos 5 cm de longitud, 25 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.2 Fig. 5. El trayecto subcutáneo se cubre con un apósito con triple antibiótico para evitar la infección. Podemos observar la extensión del bolsillo si levantamos la piel (a). La extensión del hueco generado por el traumatismo puede apreciarse marcada con la línea discontinua en la imagen de detalle (b). El tratamiento utilizado pretende controlar la contaminación presente para evitar la infección de la herida. La única complica- ción existente en esta herida es el trayecto craneal que presenta. Tras su limpieza, se coloca un apósito con triple antibiótico (po- limixina, bacitracina y neomicina) en el ci- tado trayecto subcutáneo (fig. 5). Una vez realizado el desbridamiento quirúrgico procedemos a limpiar abundantemente la herida con suero fisiológico a baja presión (fig. 4). Para obtener la presión adecuada utilizamos una jeringa de 20 ml y una aguja de cono amarillo asociados a una llave de tres vías para agilizar el procedimiento (conseguimos así presiones de 7-8 psi* equi- valentes a 48-55 kPa). En este momento se toma la decisión de ins- taurar un tratamiento conservador durante el tiempo que pase hasta la realización de la cirugía de osteosíntesis (24-48 horas), para evaluar entonces la necesidad de cierre directo o no de la herida. *psi: pounds-force per square inch, unidad de presión en el sistema anglosajón de unidades. Fig. 4. Limpieza de la herida con suero fisiológico a baja presión. a b 2626 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Evolución En el momento de la cirugía para la reparación de la fractura femoral se revisa intraquirúrgi- camente la herida para decidir su tratamiento inmediato (fig. 8). Llama la atención el aspecto del apósito de esponja de poliuretano al levantar la cura. El tono verdoso-parduzco es nor- mal en este tipo de apósitos y nos indica que está saturado de exudado, lo cual coincide con la apreciación inicial sobre el nivel de exudación esperado. Al levantar toda la cura se observa que se ha producido una reducción de casi el 40 % del tamaño de la herida (fig. 9), por lo que se decide seguir con el tratamiento conservador, incorporando al mismo extracto de centella asiática. Esta contracción tan marcada de la herida puede verse influida por dos aspectos: la edad del paciente y, sobre todo, la presencia de un músculo subcutáneo potente. Una vez controlada la infección, aproximadamente tras una semana de tratamiento, se suspende la aplicación del triple antibiótico y se sustituye el apósito por una malla cicatrizante. Fig. 7. Se aplica un vendaje almohadillado sujeto con venda cohesiva. Fig. 6. La cura continúa siguiendo el protocolo habitual de tratamiento de heridas. Apósito de esponja de poliuretano. En este caso no se decide la utilización de hidrogel porque la herida no está seca y, por lo tanto, se espera un nivel de exuda- ción adecuado desde el principio. La cura se cubre con un vendaje almohadillado sujeto con venda cohesiva de forma rutina- ria (fig. 7). Se realiza una nueva cura al día siguiente. El resto de la herida se recubre con el mismo apósito antibiótico y posteriormente se coloca un apósito de esponja de poliu- retano para controlar el nivel de exudación (fig. 6). 27 Manejo médico de las heridas / Caso 1.2 | VOLVERÍNDICE Fig. 9. Ante la reducción del tamaño de la herida se decide continuar con el tratamiento conservador. Fig. 8. Tras la intervención de osteosíntesis se revisa la herida. Puede observarse saturación en el apósito de esponja de poliuretano (a). Al levantar el apósito se visualiza la exudación retenida en el mismo (b). a b 28 Casos clínicos de cirugía de la piel 28 | VOLVERÍNDICE Fig. 11. Aplicación del extracto de centella asiática sobre la herida. Fig. 12. Aspecto de la herida tras 4 semanas de tratamiento. Se observa la evolución favorable de la cicatriz residual. Fig. 10. Aplicación de extracto de centella asiática en el trayecto subcutáneo mediante una jeringa. Puede verse claramente cómo ha disminuido extraordinariamente el tamaño del bolsillo subcutáneo (línea discontinua). A las 4 semanas de iniciado el tratamiento, se suspende definitivamente la terapia con- servadora y se da de alta al paciente ante la imposibilidad de seguir hasta el cierre to- tal de la herida. No obstante, la evolución de la cicatriz residual que queda es favo- rable y no queda ningún tipo de secuela ni defecto visible en la zona (fig. 12). Dicho trayecto prácticamente ha desapa- recido tras 9 días de tratamiento. En la fi- gura 11 podemos observar el detalle de la aplicación del extracto de centella asiática sobre la herida. Colocamos la pomada sobre la malla y aplicamos esta sobre la herida, de esta forma es más sencillo ex- tender uniformemente la pomada sobre la herida. En las sucesivascuras, que se realizan cada 24 horas durante la primera semana y cada 48 horas a partir de la segunda, se utiliza extracto de centella asiática en el trayecto subcutáneo, aplicándolo con una jeringa (fig. 10). 29 Manejo médico de las heridas / Caso 1.3 | VOLVERÍNDICE Fig. 1. Aspecto de las heridas en el momento de la llegada al hospital. Son lesiones antiguas con varios días de evolución. El paciente presenta heridas tanto en la extremidad anterior derecha (a) como en la izquierda (b). Aunque nos enfrentemos a heridas muy diferentes, el seguimiento de pautas comunes en su manejo puede ayudarnos en este pro- ceso. Si en cada herida empleamos un tratamiento diferente, nos será muy complicado determinar si la evolución de la herida es la esperada o se está complicando, especialmente cuando estos cambios son muy sutiles. Por lo tanto, será muy importante esta- blecer nuestro protocolo en función de posibilidades terapéuticas, experiencia, bibliografía, tipo de pacientes más habituales, etc. Introducción El correcto manejo de la herida es uno de los aspectos más impor- tantes que tenemos que controlar en su tratamiento. Caso 1.3 / Herida en antebrazo con manejo conservador José Mª Carrillo, Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, Elena Damiá Caso 1.3 El paciente es Canelo, un perro adulto joven de raza Podenco, que se presenta con una herida crónica en ambos antebrazos. El establecimiento de un protocolo de trabajo es muy importante, ya que nos permite analizar cuál es la evolución de la herida y compararla con otros casos para así poder estimar la eficacia o no del mismo. El caso que presentamos a continuación, si bien es simple, nos permite apreciar cómo el manejo adecuado puede facilitar el se- guimiento de una pauta de tratamiento sin problemas, detectando errores durante el proceso para poder corregirlos cuanto antes. Exploración física Canelo es un paciente manejable, de muy buen carácter, que ha llegado a las instalaciones del hospital procedente de una sociedad protectora de animales. Presenta una herida en cada antebrazo con varios días de evolución, a tenor de su aspecto. En el antebrazo derecho se aprecia una herida de unos 5 cm de altura y 4 cm de anchura en la porción diafisaria distal medial del antebrazo, justo encima del carpo, la herida continúa proximalmente de forma li- neal hasta el tercio medio del antebrazo (fig. 1a). En el antebrazo izquierdo la lesión se localiza en la región caudolateral del carpo. Presenta una altura de unos 7 cm y una anchura de 4 cm (fig. 1b). En ambas heridas se puede observar la presencia de tejido ne- crótico, suciedad, restos de sangre seca y una piel perilesional mal tratada, sucia y lesionada. Además, se aprecia claramente que las dos heridas están secas, no hay casi exudado y el que está pre- sente se seca formando una incipiente costra (fig. 1). Es evidente que no se ha establecido ningún tratamiento desde que se produjo la herida, fácilmente hace 2 o 3 días. Podemos con- siderarla infectada dado que han pasado más de 6 horas desde que se produjo. a b 30 Casos clínicos de cirugía de la piel 30 | VOLVERÍNDICE Manejo de la herida Nuestro plan terapéutico será establecer un protocolo de manejo que nos permita obtener varios objetivos: ■■ Mejorar la hidratación de la herida. ■■ Eliminar el tejido necrótico. ■■ Controlar la infección presente. ■■ Y, por último, facilitar los procesos de cicatrización fisiológicos. En estos momentos no nos planteamos una terapia quirúrgica, en función de la evolución de la lesión evaluaremos esta opción. El paciente va a ser tratado en el centro de la sociedad protec- tora y haremos revisiones semanales. Tras la adecuada preparación de la herida (rasurado y lavado de la zona) se procede al desbridamiento minucioso mediante suero salino a presión baja (jeringa de 20 ml con aguja de cono amarillo) y se establece el siguiente tratamiento: ■■ Curas con hidrogel (para aportar humedad inicialmente). ■■ Malla con pomada triple antibiótica (polimixina, bacitracina y neomicina). ■■ Esponja de poliuretano para el control de exudados. ■■ Vendaje acolchado. Esta cura se repite a las 12 horas y si el exudado presente se consi- dera insuficiente se repite una tercera vez. A las 24 horas normalmente la herida ya ha recuperado la capa- cidad de exudación suficiente, por lo que se retira el hidrogel y se utiliza en su lugar una pomada con extracto de centella asiática y neomicina, empezando así ya a estimular la proliferación de tejido de granulación. Estas curas se realizan cada 24 horas. Evolución A la semana de evolución podemos observar cómo la herida ha mejorado, el aspecto de la piel perilesional es excelente y se está produciendo una contracción de la herida que facilita la evolución, aunque todavía es escasa. En la extremidad derecha podemos apreciar la aproximación de la herida lineal, prácticamente cerrada y el aspecto sano del tejido de granulación de la herida distal (fig. 2a). En la extremidad izquierda podemos apreciar los mismos signos descritos anteriormente (fig. 2b). Dado que el tratamiento está siendo efectivo decidimos mantenerlo, pero se cambia la pomada antibiótica de neomicina y extracto de centella asiática por una po- mada cicatrizante sin antibiótico, con la recomendación de cambiar la malla de triple antibiótico por una malla cicatrizante después de tres curas. Una vez hecho este cambio se procede a pautar las curas cada 48 horas. Fig. 2. Evolución de las heridas tras una semana de tratamiento conservador. Puede apreciarse la mejora de la piel perilesional y del tejido de granulación en ambas extremidades, derecha (a) e izquierda (b). a b 31 Manejo médico de las heridas / Caso 1.3 | VOLVERÍNDICE Fig. 3. Aspecto a las tres semanas de tratamiento. Se ha producido gran contracción de las heridas pero se aprecia una menor humedad, probablemente debida a una relajación en el protocolo terapéutico. Puede observarse la evolución en la herida derecha, la porción lineal superior ya ha cicatrizado (a) y la herida izquierda va más avanzada en su curación (b). Canelo vuelve a nuestra consulta dos se- manas después y puede apreciarse que las heridas están evolucionando adecuada- mente. En la extremidad anterior derecha se ha producido el cierre completo de la herida lineal y se ha reducido casi un 40 % la herida distal (fig. 3a). Algo parecido ob- servamos en la herida de la izquierda. La reducción de tamaño es mucho más mar- cada, aproximadamente un 60 %, y el as- pecto del tejido de granulación es acepta- ble (fig. 3b). En ambos casos se observa la herida algo seca, por lo que se recomienda seguir escrupulosamente las pautas marca- das. Ya no se aplican antibióticos y mante- nemos la utilización de agentes cicatrizan- tes como única terapia junto con el control de exudados con esponja de poliuretano. Fig. 4. Al mes de tratamiento las heridas pueden considerarse controladas, se propone un cambio terapéutico basado en la aplicación de miel y se da el alta al paciente. Puede observarse el cierre muy avanzado en la herida derecha (a) y casi finalizado en la izquierda (b), donde se aprecia una pequeña costra. a a b b Una semana más tarde volvemos a recibir a Canelo y apreciamos la buena evolución de la herida. La retracción de la herida ha aumentado considerablemente en la extre- midad derecha (fig. 4a) y prácticamente es total en la izquierda (fig. 4b). Recomenda- mos mantener el tratamiento cambiando la pomada cicatrizante por miel hasta el cierre total de la herida. Canelo ya no acudió a la consulta de nuestro hospital y las heridas cerraron por completo. 3232 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Fig. 1. Aspecto del paciente en el momento de la llegada al hospital. Puede apreciarse el edema en la región intermandibular y la suciedad acumulada en la herida, especialmente en la zona caudal. Fígaro es un perro macho mestizo adulto, de edad indeterminada, con una heridaprofunda en el cuello de causa desconocida (fig. 1). Caso 1.4 / Desgarro profundo en el cuello Mariluz Ortiz, Mónica Rubio, Joaquín J. Sopena, Belén Cuervo Caso 1.4 Introducción Las heridas profundas en el cuello pueden acarrear innumerables complicaciones. Un factor importante que debe tenerse en cuenta es la causa que las ha originado. Son relativamente frecuentes dos causas como fuente de lesiones graves en esta zona: ■■ Las heridas producidas por cuerdas. ■■ Las mordeduras. En las primeras, la gravedad de las lesiones suele deberse a los in- tentos del animal por soltarse de la cuerda, esto origina desgarros y erosiones cutáneas más o menos profundas, pero que se agravan habitualmente con el tiempo, desarrollando infecciones que pro- fundizan las heridas. Además, cuanto más tiempo pasa, el estado general del animal también va deteriorándose, situación que va em- peorando el pronóstico para el manejo de este tipo de pacientes. En muchos casos las lesiones cutáneas se tratan de forma secun- daria tras la estabilización del sujeto. No es raro tener que recurrir a técnicas de alimentación enteral o parenteral. Las lesiones por mordedura son muy frecuentes en la región cer- vical al ser una zona de ataque habitual. La mordedura del perro se caracteriza por la realización de movimientos de agitación en sen- tido lateral, lo que ocasiona numerosos desgarros internos y tra- yectos ocultos. Además, hemos de tener en cuenta el componente infeccioso que tiene toda mordedura, así como la abundante hemo- rragia que suele acompañar a estas lesiones. El manejo adecuado de este tipo de heridas es muy importante para la buena recuperación del paciente. Vamos a ver a conti- nuación un caso clínico que describe esta situación y su manejo inicial, centrándonos principalmente en la herida que presenta el paciente. 33 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.4 Fig. 3. Preparación de la herida. Tras el rasurado y lavado inicial se aprecia la gravedad de la herida y el mal estado de la piel perilesional, afectada en una extensión muy amplia. Habrá que tener especial cuidado con los vendajes y manejo de esta zona. Fig. 2. Detalle de la herida. Pueden apreciarse restos de posibles apósitos, gasas o similar, lo que indica que se había procedido a un manejo inicial, pero no se había continuado el tratamiento. Exploración física El paciente, de carácter tranquilo, se presenta decaído, con hiper- termia moderada (39,5 °C) y ligera taquicardia, la auscultación car- diaca y pulmonar es normal y su peso es de 14 kg. El paciente ha sido recogido en la calle por los servicios de una sociedad protec- tora de animales. Una vez realizada la estabilización de urgencia del paciente y bajo sedación podemos apreciar la lesión cutánea. Se observa la región cervical craneoventral muy sucia, con abundante secreción y restos de posibles apósitos o vendajes en la zona, así como edema facial y cervical evidentes (fig. 2). El rasurado y lavado inicial de la zona afectada permite observar la gravedad de la herida (fig. 3). Se aprecia una pérdida cutánea completa en la parte craneal y ventral del cuello, con exposición de los músculos ventrales del cuello y de la vena yugular externa dere- cha. Además, la herida progresa dorsalmente de forma lineal por el lado derecho con exposición de la musculatura lateral del cuello. La piel perilesional está muy afectada, con evidentes signos de infec- ción e inflamación. 3434 | VOLVERÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel Fig. 5. Realización de las curas. Inicialmente se potencia el control de la infección mediante el uso de antibióticos locales gracias a una malla impregnada en pomada triple antibiótica. Fig. 4. Aspecto de la herida y piel tras el desbridamiento inicial (quirúrgico y mecánico selectivo). Manejo de la herida Se procede a realizar un desbridamiento intenso quirúrgico, elimi- nando todos los tejidos muertos de la zona en un primer paso, para seguir con un desbridamiento mecánico selectivo con suero salino a presión baja (jeringa de 20 ml con aguja de cono amarillo). Tras realizar este primer desbridamiento se pueden observar más clara- mente las lesiones antes descritas (fig. 4). El plan de tratamiento seleccionado para la herida se basa en favorecer el desbridamiento y control de la infección inicialmente. No se recomienda la sutura ni aproximación ya que hay numerosos espacios muertos y es preferible eliminar progresivamente todo el tejido desvitalizado antes de plantearnos cualquier otra terapia. En este sentido, además de la terapia general que incluye antibioterapia con amoxicilina-clavulánico (20 mg/kg cada 12 horas) y metronida- zol (15 mg/kg cada 8 horas), se planifican curas cada 12 horas du- rante dos días para pasar a realizarlas diariamente hasta el control de la infección. En cada cura se realiza una limpieza de la herida con desbridamiento quirúrgico y mecánico selectivo minucioso. Se aplica sobre la herida una malla con pomada triple antibiótica (polimixina, bacitracina y neomicina) para el control local de la infec- ción (fig. 5) y un apósito de esponja de poliuretano con plata para el control del exudado (fig. 6). Cuando se observa que el exudado es muy abundante, se aplica alginato entre la esponja de poliuretano y la malla antibiótica (fig. 7). Cada cura se protege con compresas y un vendaje de sujeción (fig. 8). 35 | VOLVERÍNDICE Manejo médico de las heridas / Caso 1.4 Fig. 8. La protección de la herida es fundamental para evitar que se produzcan lesiones, rascado, traumatismos sobre la misma y para favorecer un ambiente húmedo y controlado que mejore la cicatrización. Fig. 7. Es muy importante controlar adecuadamente la exudación. Si se detecta que esta aumenta mucho, habrá que colocar apósitos con alginato para poder controlarla y realizar las curas cuando el apósito esté saturado. Fig. 6. El control de exudados se realiza con un apósito de esponja de poliuretano con plata para potenciar el efecto antimicrobiano. 36 Casos clínicos de cirugía de la piel 36 | VOLVERÍNDICE Fig. 11. El tejido de granulación cubre toda la herida, se aprecia una reducción del tamaño de la misma muy importante y los bordes de la herida se empiezan a invaginar. Fig. 10. Herida a los 5 días de evolución. El edema local ha mejorado y la piel perilesional recupera su integridad completa. Se aprecia un tejido de granulación incipiente en la herida. Fig. 9. Aspecto de la herida a los 2 días de tratamiento conservador. Se aprecia una zona de piel más afectada, probablemente por deficiencia vascular. Este aspecto se normaliza a los 5 días de tratamiento, momento en el que también puede observarse una mejoría en el tejido de granulación incipiente que se observa en la herida (fig. 10). A los 10 días se ha formado un tejido de granulación sano, se han cerrado la mayoría de los trayectos y el tamaño de la herida se ha reducido consi- derablemente. Los bordes empiezan a in- vaginarse (fig. 11). Evolución La evolución de la herida nos permite eva- luar la eficacia del tratamiento. A los 2 días de la llegada al hospital ya se observa una mejoría de la piel perilesional, así como del tejido de la herida, sin embargo, se aprecia un eritema en la región cervical craneal in- dicativo de una posible lesión vascular por mal riego local (fig. 9). 37 Manejo médico de las heridas / Caso 1.4 | VOLVERÍNDICE A los 20 días se da por concluido el trata- miento conservador y se propone una ci- rugía plástica reconstructiva que no pudo realizarse debido a que el animal fue adop- tado y su seguimiento fue realizado en otro centro veterinario (fig. 13). A las dos semanas de tratamiento damos por controlada la infección totalmente, se cambia el apósito triple antibiótico por una malla cicatrizante y se espacian las curas cada dos días hasta planificar una posible cirugía plástica. La herida sigue evolucio- nando adecuadamente y el estado general del pacientees satisfactorio (fig. 12). Fig. 13. A los 20 días podemos observar que la retracción de la herida es máxima, a partir de ahora sería conveniente realizar una cirugía plástica reconstructiva (a). El aspecto general del paciente es normal y ha desaparecido completamente el problema de drenaje cervical (b). Fig. 12. Tras 2 semanas de tratamiento el tejido de granulación es muy evidente, el aspecto de la herida es óptimo y podemos considerar controlada la infección. a b | VOLVERÍNDICE Cirugía y cierre secundario de heridas Introducción y técnicas Desgarros mandibulares Caso 2.1 / Desgarro mandibular completo Resección de tumores en los labios Caso 2.2 / Linfoma labial Caso 2.3 / Plasmocitoma en labios Heridas por reacción a fármacos Caso 2.4 / Abrasión cutánea en extremidades anteriores por posible reacción a fármacos Heridas por atropello con pérdida de sustancia, por desgarro y otras complicaciones Caso 2.5 / Lesión grave con pérdida de sustancia en el pie derecho Caso 2.6 / Herida infectada en la extremidad posterior izquierda Caso 2.7 / Herida por desgarro en la región perianal y perineal en una gata Caso 2.8 / Herida por desgarro en la región perianal y perineal en un gato Caso 2.9 / Decisión de manejo de una herida cervical crónica Caso 2.10 / Herida perianal por desgarro Caso 2.11 / Herida complicada en el pie C at he rin e M ur ra y/ sh ut te rs to ck .c om 39 ÍNDICE Casos clínicos de cirugía de la piel 40 | VOLVERÍNDICE Introducción y técnicas Introducción Una vez controlada la infección en una herida, todos nuestros es- fuerzos van encaminados a favorecer la cicatrización de la lesión. Para ello aplicaremos pomadas cicatrizantes con diferentes extrac- tos naturales, aminoácidos y sustancias que estimulen el proceso. En el mercado existen diferentes productos que cumplen estos requisitos, quizá es adecuado utilizar en la medida de lo posible uno de ellos para poder analizar la evolución de la herida. No es necesario el uso de antibióticos, ya hemos controlado la infección, con la realización de curas y la limpieza de la herida será suficiente. Además espaciaremos las curas, podemos realizarlas cada 48, 72 e incluso 96 horas, pero siempre asegurando la correcta evolución. Así podemos llegar al cierre completo de la herida o bien plantear la realización de una cirugía plástica o reconstructiva. La cirugía cutánea es más frecuente de lo que podemos pensar en un principio. Cuando realizamos cualquier técnica quirúrgica he- mos de abordar la zona realizando incisiones cutáneas más o me- nos amplias. En muchas ocasiones no hay que tener precauciones especiales en el cierre cutáneo, pero no es raro tener que aplicar técnicas de cirugía plástica para el cierre cuando se extraen tumores o hay inflamación importante de tejidos subcutáneos o musculatura, por ejemplo tras una fractura, por citar un par de situaciones habi- tuales. El manejo inadecuado de estas heridas está detrás de nume- rosas complicaciones quirúrgicas, sobre todo debido al exceso de tensión y la dehiscencia de suturas. Además, no hemos de olvidar el objeto de esta obra, las heridas. El cierre quirúrgico de una herida es una técnica frecuente cuya dificultad puede ser muy variable. La planificación de una cirugía cutánea se inicia desde el mo- mento en que empezamos a preparar la zona quirúrgica. El ra- surado, lavado y la antisepsia de la herida y zona perilesional han de seguir los estándares que utilizamos habitualmente. En el caso de las heridas, además, tendremos que elegir el momento ade- cuado para la realización de la técnica. Esta decisión puede ser Joaquín J. Sopena Juncosa complicada, ya que si el tratamiento conservador sigue siendo efectivo, esperar unos días puede facilitar mucho la realización de la plastia o técnica elegida. En cualquier caso, si el tratamiento que estamos aplicando deja de ser efectivo, y esto podemos conside- rarlo así cuando tras dos curas consecutivas no obtenemos mejora e incluso se observa la involución en la herida, una de las opciones que hay que considerar es la cirugía plástica reconstructiva. Una cirugía plástica no está exenta de complicaciones. Como en cualquier otra cirugía, hemos de intentar adelantarnos a ellas, prevenirlas. Diversos factores generales y locales van a influir en la evolución de la cirugía. Entre los factores de carácter general podemos tener en cuenta los siguientes: ■■ Se debe efectuar el tratamiento de las enfermedades presentes antes de la cirugía, siempre que sea posible (si no lo es, al menos conocemos las posibles complicaciones). ■■ Reducir al máximo la estancia perihospitalaria (periodo de estrés para el paciente). Como factores locales, propios de la herida, podemos destacar: ■■ La preparación adecuada del campo quirúrgico. ■■ La planificación minuciosa de la técnica que se va a realizar (es- pecialmente importante en una cirugía plástica ya que no hay dos heridas iguales). ■■ La utilización de forma habitual de anestesia general (la anestesia local puede afectar a la vascularización de los bordes de la herida y no asegura un buen manejo de la zona cutánea perilesional). Si nos centramos en la técnica quirúrgica propiamente dicha, ten- dremos que seguir una serie de reglas lógicas para asegurar un re- sultado adecuado (fig. 1): ■■ Evitar traumatizar los bordes de la herida, además de ser meticu- losos y precisos en la realización de las técnicas necesarias. ■■ Irrigar con frecuencia toda la zona quirúrgica, especialmente los tejidos subcutáneos expuestos durante la cirugía. ■■ Liberar, disociar todo el tejido que sea necesario, evitando una tensión excesiva. ■■ Utilizar las suturas necesarias pero sin abusar de ellas, además han de ser del menor diámetro posible y preferiblemente materia- les monofilamento reabsorbibles. ■■ Eliminar coágulos, restos tisulares y cualquier cuerpo extraño de la zona quirúrgica. ■■ Suturar por capas, evitando suturas en masa, utilizando drenajes si es necesario y evitando la formación de espacios muertos. ■■ Reducir al máximo el tiempo quirúrgico, suelen ser cirugías largas. ■■ Mantener en todo momento las normas de asepsia exigibles en cualquier cirugía. Fig. 1. El mantenimiento de una técnica aséptica y el manejo adecuado de las estructuras cutáneas es fundamental para asegurar el éxito de una cirugía de la piel. Cirugía y cierre secundario de heridas / Introducción y técnicas 41 | VOLVERÍNDICE Principios generales de la cirugía cutánea Sin referirnos a técnicas concretas, uno de los objetivos de la cirugía cutánea va a ser evitar la tensión en la herida final. La tensión excesiva puede ocasionar problemas tanto de tipo técnico/mecánico (dehis- cencia de la sutura, desgarro de la piel, aparición de zonas de necro- sis por presión, alteraciones en la vascularización local tanto arterial como, sobre todo, venosa) como subjetivos para el paciente (incomo- didad local, picor en la zona, sensación de tirantez o dolor), que pue- den acarrear lesiones por automutilación. Existen diversas técnicas de control de esta tensión y siempre hemos de examinar previamente cuál es la dirección de las líneas de tensión en la zona que vamos a intervenir. Podemos orientarnos por las líneas de tensión de la piel relajada de Langer, pero estas están modificadas por numerosos fac- tores locales por lo que tendremos que analizarlas en cada paciente. La disociación de los bordes de la herida es una técnica de dis- tensión fundamental (fig. 2). Prácticamente se realiza en todas las suturas de heridas y permite aprovechar al máximo la elasticidad cutánea. Se realiza una disección subcutánea inmediatamente ad- yacente a los bordes de la herida con ayuda de una tijera de disec- ción o Metzembaum. Para ello se introduce la tijera cerrada bajo el borde cutáneo y se abre para realizar la disección. Una vez hecha, se saca la tijera abierta y se cierra fuera de la herida para iniciar de nuevo la maniobra. Esta
Compartir