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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/321309700 Politica educativa sin sociología: populismo y cierre social en las reformas conservadoras Article · January 2003 CITATIONS 6 READS 534 1 author: Xavier Martínez-Celorrio University of Barcelona 61 PUBLICATIONS 285 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Xavier Martínez-Celorrio on 27 November 2017. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/321309700_Politica_educativa_sin_sociologia_populismo_y_cierre_social_en_las_reformas_conservadoras?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/321309700_Politica_educativa_sin_sociologia_populismo_y_cierre_social_en_las_reformas_conservadoras?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Xavier-Martinez-Celorrio?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Xavier-Martinez-Celorrio?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/University-of-Barcelona?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Xavier-Martinez-Celorrio?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Xavier-Martinez-Celorrio?enrichId=rgreq-829ecc2d3928a3489a12e6f1cd4431fb-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzMyMTMwOTcwMDtBUzo1NjUyNTEyOTQ0NzAxNDRAMTUxMTc3NzgxODE2NA%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf 1 Política educativa sin sociología: populismo y cierre social en las reformas conservadoras Xavier Martínez Celorrio Revista SISTEMA, núm. 173; Marzo, 2003. pp.63-76 Las políticas de "modernización" conservadora en educación son el resultado de la alianza entre neoliberalismo y neoconservadurismo, consolidada en la última década. Estas políticas utilizan un discurso populista y banalizador que despolitiza las decisiones educativas y evitan la deliberación y el debate público ignorando contribuciones como las aportadas por la sociología de la educación. Este articulo analiza las evidencias empíricas en torno a las reformas impulsadas por la modernización conservadora y las propias singularidades del caso español. Por último, propone la potenciación de la sociología de la educación como instrumento democrático capaz de fortalecer nuevos espacios deliberativos que sean impulsores de una nueva agenda educativa progresista comprometida con una mayor justicia social. Palabras clave: Neoliberalismo – Politica Educativa – Populismo – Cierre social 1. Modernización conservadora y educación A inicios de los años 90, el sociólogo Roger Dale introdujo el concepto de “modernización conservadora” para explicar la confluencia de intereses entre neoliberales y neoconservadores que consolidaba un nuevo bloque de poder hegemónico en la educación británica 1. Las reformas educativas de 1988 y 1993 en Gran Bretaña son fiel reflejo de esta nueva alianza donde se hacían compatibles fines y objetivos contrapuestos hasta entonces. Como afirmaba Basil Bernstein, en la “modernización conservadora” confluyen en conflicto dos ideologías elitistas pero con énfasis distintos. La neoliberal se muestra deseosa por reestratificar el acceso al conocimiento entre las clases sociales, por abaratar los costes de la educación pública y por modernizar las escuelas y Universidades introduciendo una cultura competitiva de empresa. La neoconservadora es nostálgica de un pasado idealizado de cohesión nacional, jerarquía cultural, religión y autoridad, defendiendo un Estado “fuerte” para el control político e ideológico del curriculum, las escuelas y el profesorado 2. La fusión de estas dos “almas” ideológicas es explicada por Philip Brown como una alianza compleja entre nuevas clases medias muy individualizadas y la derecha conservadora autoritaria 3. Buen parte de las nuevas clases medias defendieron en el pasado las políticas educativas laboristas y se beneficiaron de la igualdad de oportunidades en la década de los 70 y los 80. Los sectores conservadores, en cambio, se presentaban como nostálgicos del cierre social y de 1 R. Dale, The State and Educational Policy. Open University, Milton Keynes, 1989 2 B. Bernstein. Pedagogía, control simbólico e identidad. Morata. Madrid,1996. 3 Brown, Ph. “The Third Wave : Education and the Ideology of Parentocracy” en British Journal of Sociology of education, 11, 1990, pp.65-83. 2 la selectividad educativa, tachando a las reformas educativas laboristas como igualitaristas y atacándolas por la pérdida de la “calidad” y del “nivel” educativo 4. Según Brown, los sectores conservadores buscaban el retorno a un modelo social regido por una relación “fuerte” entre educación, jerarquía social y respeto a la autoridad. Para ello defendían criterios abiertamente clasistas y segregadores en la educación pública para poner fin a los “males” que había traído consigo la democratización educativa bajo la hegemonía laborista. Al ser estos criterios inaceptables en un contexto democrático como el británico vertebrado en torno a la igualdad de oportunidades, los mismos objetivos de segregación, diferenciación y cierre social se pasaron a presentar apelando a la libre elección y al mercado (social selection by stealth). Las recetas neoliberales permitirían congelar el gasto público en educación y bienestar, frenando cualquier reforma social de contenido igualitario o redistributivo y facilitando así un nuevo mercado a los proveedores privados. El mercado y no el Estado, se encargaría de seleccionar y premiar a las escuelas y los alumnos más capaces y excelentes, exacerbando la diferenciación del prestigio entre escuelas a través de la libre elección. El mercado y la libre elección suponían una solución perfecta ante las ansias de diferenciación y distinción contra la “igualación forzada” que suponía el monopolio educativo del Estado y la uniformidad “rígida” de las escuelas públicas. Para reorientar el funcionamiento del sistema educativo como un sistema competitivo de mercado, las políticas de modernización conservadora decidieron clasificar y jerarquizar las escuelas en rankings de rendimiento y excelencia (“tables leagues”). La publicación en los medios de comunicación del ranking de escuelas, ordenadas de mejores a peores y la introducción de exámenes de “nivel” a los 7, 11, 14 y 16 años permitiría a los padres decidir dónde cambiar o mantener a los hijos, transparentando las diferencias de “calidad” a escoger. El Estado, por su parte, se reservaba una nueva función recentralizadora y “fuerte” a través del control evaluativo del sistema, degradando públicamente a las peores escuelas y al peor profesorado que aparece clasificado en los últimos lugares del ranking, traspasándoles toda la culpa por sus pobres resultados.Para las políticas de modernización conservadora, la competencia entre escuelas también multiplicaría la “diversidad” de proyectos pedagógicos y perfiles de escuela, aumentando las opciones de elección para los padres. Cuanta más “variety” de escuelas y proyectos pedagógicos mejor queda reflejado el pluralismo horizontal de una sociedad que ya no se estructura, según ellos, en divisiones verticales de clase y de poder sino en familias e individuos que se responsabilizan por proveer una buena educación a sus hijos 5. Para legitimar una mayor selectividad educativa encubierta a su vez por la celebración positiva de la “diversidad”, las políticas de modernización conservadora se han apoyado en la última década por una decidida estrategia que despolitiza los asuntos educativos y la misma política educativa. La educación se convierte en un 4 A lo largo de las 558 páginas del informe conocido como “black papers”, la ofensiva conservadora no aportaba ninguna evidencia empírica en torno al descenso de “nivel” de las nuevas generaciones. Sin embargo, la rentabilidad ideológica de este discurso alarmista no ha pasado de moda tras 25 años, al menos en España. 5 R. Scruton. The Meaning of Conservatism. Macmillan, Londres, 1994. 3 asunto tecnocrático y sectorial cuyo destino queda en manos del mercado y de la libre elección de los padres y no del Estado y aún menos del debate democrático 6. La educación desaparece como esfera pública democrática, cuyos recursos, finalidades y problemas se debaten desde la argumentación, disolviéndola como derecho de ciudadanía y como fundamento básico de la democracia para tratarla bajo un simple enfoque de consumo y elección entre actores privados (familias e instituciones educativas). En la retórica populista a favor del mercado y de la “diversidad”, la competencia aparece como buena dado que los mercados son neutrales, no sujetos a las interferencias partidistas o del Estado, sino basados en las elecciones racionales de individuos y familias. La complejidad de los problemas educativos y de los nuevos cambios sociales que afectan a las escuelas queda reducida a una cuestión de eficacia y para lograrla basta con introducir el juego de mercado entre las escuelas para elevar la productividad del sistema y hacer transparente su jerarquía de calidades y rendimientos. A través de la libre elección de los padres y de la celebración de la “diversidad” se lograba el gran objetivo neoconservador: un sistema encubierto de cierre social que permitiera en el muy corto plazo una educación “independiente” y segregada para cada uno de los diferentes estratos sociales 7. Como es sabido, este reclamo encontró en el relativismo posmoderno un perfecto apoyo para desacreditar la igualdad educativa, el bien común y la justicia social, justificando así un nuevo individualismo posesivo, insolidario y corporativo del todo indiferente ante la democracia y la justicia social que se ha ido extendiendo a lo largo de la década de los noventa 8. La educación “independiente” y segregada permite no sólo mantener las escuelas y universidades de élite en condiciones de ventaja, aumentando si cabe su deseabilidad social, sino también jerarquizar y fragmentar los sistemas educativos poniendo fin al interclasismo democrático y a la igualdad de oportunidades. Tal y como demuestra la investigación sociológica anglosajona, la dualización clasista de la red educativa y otros efectos colaterales ponen fin al interclasismo democrático y al mismo funcionamiento democrático de las escuelas. Sin embargo, las políticas radicales de modernización conservadora han ignorando por completo las contribuciones de la sociologia de la educación y han esquivado el debate racional y la evaluación ciudadana, exacerbando en su lugar el populismo del mercado, de la eficacia y del individualismo competitivo como soluciones únicas e innegociables impuestas como hegemónicas. 6 M. Apple, ”Comparing Neo-liberal Projects and Inequality in Education” en Comparative Education, vol. 37, núm. 4; 2001, pp.409-423. 7 Dos importantes alegatos a favor de la “diversidad” educativa y contra la educación pública como “rigidez igualitaria” son: A. Flew, Power to Parents, The Sherwood Press. Londres, 1987; y Hillgate Group, Whose Schools? A Radical Manifesto, Claridge Press, Londres, 1986. 8 R. Flecha & H. Giroux, Igualdad educativa y diferencia cultural. El Roure. Barcelona, 1992. Ambos autores realizan una excelente denuncia de los efectos disolventes y anti- igualitarios del discurso posmoderno en educación, especialmente en el ámbito europeo. Para un buen análisis de la indiferencia contra la democracia y la justicia social instalada entre las clases altas y las clases medias expertas desde los años noventa: Ch. Lasch, La rebelión de las élites y la traición a la democracia. Paidós, Barcelona, 1995. 4 2. Efectos antidemocráticos de la modernización conservadora Autores como Dale y Apple ya prevían que la mayor “libertad” de mercado en educación perseguía dualizar el sistema entre una red de escuelas de “máximos” muy autónomas y con escasa regulación estatal y una red de escuelas “mínimas” y mal dotadas pero sometidas a un control exhaustivo por parte del Estado 9. La investigación empírica acumulada a lo largo de la década de los noventa entre los países anglosajones parece confirmar esta radical dualización sin que se corrobore ninguna de las promesas bondadosas del nuevo modelo hegemónico impuesto, tanto en Gran Bretaña como en Nueva Zelanda y Australia 10. En primer lugar, el sistema educativo queda fragmentado en sistemas locales competitivos, reforzando el aislamiento entre escuelas y reduciendo la participación democrática de los padres a la mínima expresión. Asimismo, reduce la colegialidad entre el profesorado, lo socializa en un nuevo autointerés competitivo reducido a su escuela y empobrece su creatividad pedagógica para hacer frente a las necesidades múltiples de los alumnos. En este contexto, se reduce la cooperación y el intercambio de experiencias entre escuelas y profesores, sin que las estructuras intermedias ni las agencias estatales de evaluación las alienten, sino más bien al contrario 11. En segundo lugar, la elección de centro no produce una mayor diversidad en el sistema escolar sino una tedencia a una mayor uniformidad y restricción de elección. En lugar de propiciar la citada "diversidad horizontal" lo que se logra es exacerbar la diferenciación vertical entre escuelas que “funcionan” y escuelas muy devaluadas haciendo que las desigualdades ante la “calidad” se correspondan con las desigualdades sociales de origen según clase y etnia 12. En tercer lugar, se refuerza un modelo único de escuela “académica”, más preocupada por el atractivo de su imagen externa, sus instalaciones, las relaciones públicas, la disciplina interna y los métodos didácticos más tradicionales. En este modelo único de escuela “académica” se destierra cualquier intento de innovación pedagógica, difícilmente compatible con la presión por los resultados que imponen las table leagues y la desigual financiación que se deriva de la mejor o peor posición en el ranking 13. En cuarto lugar, se refuerza un clientelismo mútuo entre familias de alta renta y buen capital cultural y escuelas aventajadas. La libertad de elección se convierte en la práctica en la libertad de selección que ejercen las escuelas más 9 R. Dale, op.cit.; M. Apple. “La política del saber oficial: ¿Tiene sentido un curriculum nacional? en AA.VV, Volver a pensar la educación (Vol. I). Morata, Madrid, 1995. 10 G. Whitty; S. Power & D. Halpin, La escuela, el estado y el mercado. Morata, Madrid, 1999. 11 S. Gewirtz, S. Ball, & R. Bowe. Markets, Choice and Equity inEducation. Open University Press, Buckingham, 1995; véase también, G. Whitty, “Education Policy and the Sociology of Education” en International Studies in Sociology of Education, vol. 7, núm.2. 1997, pp.121-135 12 G. Whitty; S. Power & D. Halpin, op.cit.; H. Lauder y otros, Trading in Futures: the nature of choice in educational markets in New Zealand.: Victoria University of Wellington, Wellington, 1995. 13 J. Blackmore, “A Critique of Neoliberal Market Policies in Education” en Journal of Educational Change, vol. 1, núm 4, 2000, pp.381-387. 5 demandadas, cuyo prestigio no se fundamenta en la calidad de su proyecto pedagógico sino en la exclusión selectiva de su clientela. Por si fuera poco, la no ponderación de las variables socioculturales en los rankings comparativos de escuelas, uniformizan las desigualdades y benefician la imagen de las escuelas más selectivas en detrimento de las que no pueden serlo 14. En quinto lugar, no mejoran los resultados del conjunto del sistema sino que se amplia la desigualdad de resultados: refuerzan el rendimiento educativo de los grupos sociales ya privilegiados pero a costa de ampliar la desventaja de muchos grupos ya perjudicados por el sistema anterior. Hace aumentar la segregación social y étnica y la extiende a escuelas que antes estaban integradas en barrios mixtos, interclasistas e interétnicos 15. Para Brown la agenda educativa de la modernización conservadora supone finiquitar dos conquistas sociales logradas por la socialdemocracia clásica: por un lado, el interclasismo democrático de la educación pública y por otro, la igualdad meritocrática como principio normativo del ascenso social. La movilidad social meritocrática, basada en la cohesión educativa de partida, en altas expectativas para todos, en la competencia basada en la capacidad y en el papel central de la educación pública, deja su lugar a la “parentocracia” 16. En este nuevo régimen de ascenso y movilidad social, la clase social y el desigual poder social de mercado se anteponen al mérito y la capacidad individual: es el nivel de riqueza y de preferencia de los padres el que determina la calidad de la educación de los hijos y su posterior éxito profesional, independientemente de sus capacidades y destrezas. La ansiada educación “independiente” del Estado y del control democrático, no resultaría ser sino un mecanismo de enclasamiento y de privilegio para eliminar el “azar” de la igualdad de oportunidades que, de este modo, queda corrompida para todos. Mientras los sectores de alta renta y status se excluyen “por arriba” 17 y sus hijos se impermeabilizan del resto gracias a la “parentocracia”, los estratos medios y bajos compiten por empleos y carreras profesionales más inciertas en un marco de meritocracia restringida y de mercados de trabajo cada vez más segmentados y desregulados. La estrategia de cierre excluyente que preconiza la modernización conservadora, restituiría así el viejo esquema de la herencia y la movilidad social patrocinada 18, retornándose al viejo estamentalismo clasista tan odiado por la socialdemocracia como por los liberales clásicos. De ser cierto el fin del interclasismo de la educación pública y el fin de la igualdad meritocrática como principio normativo del ascenso social, las políticas de modernización conservadora también han de ser analizadas como mecanismos de 14 G. Whitty; S. Power & D. Halpin, op.cit.; M. Fine, “The “public” in public schools: the social construction/construction of moral communities” en Disruptive Voices.University of Michigan Press. Chicago, 1995; H. Goldstein. “Assessment in school: an alternative framework” en Educational and Training. Paper, núm. 5. Institute for Public Policy Research, 1992. 15 G. Whitty; S. Power & D. Halpin, op.cit.; S. Gewirtz, S. Ball, & R. Bowe, op. cit.; J. Blackmore, op.cit. 16 Brown, Ph. op.cit. 17 A. Giddens, La tercera vía y sus críticos. Taurus, Madrid, 2000. 18 R. Turner, “Movilidad de patrocinio y movilidad competitiva” en Fernández Enguita, M. (comp) (1999). Sociologia de la Educación. Barcelona, Ariel. (original de 1959). 6 legitimación e institucionalización de un cierre social más clasista y adscriptivo 19. De resultar cierta la hipótesis de la “parentocracia”, el acceso a las mejores posiciones y profesiones ante la llamada sociedad del conocimiento quedaría patrimonializada por los hijos de las clases altas y de las clases medias profesionales con buen capital cultural, es decir por los sectores “ganadores” y “centrales” del nuevo capitalismo informacional 20. De este modo, autoreproducirían sus ventajas de clase sin ningún mecanismo de arbitraje que lo impida y sin un papel activo del Estado para garantizar una mayor justicia social ante la educación y ante el empleo. Por ello, no es extraño que ciertos autores describan una nueva “refeudalización” estamental en el corazón mismo de nuestras democracias, prevaleciendo de nuevo la herencia de clase y la adscripción social a los méritos y capacidades individuales, hipótesis que confirma un autor neoweberiano como Goldthorpe, entre otros 21 . A pesar de las contundentes evidencias empíricas aportadas por la sociología de la educación anglosajona, las políticas de modernización conservadora han conocido un nuevo impulso tras la llegada al poder en 1997 del nuevo laborismo de Tony Blair en Gran Bretaña. De hecho, en una de sus obras póstumas, Bernstein 22 ya aludía al nuevo laborismo como una continuidad histórica que sigue fomentando la difusión de “pedagogías visibles autónomas” y la imposición del control tecnocrático y didactista más tradicional ahora orientado a la eficacia y la competitividad. No sólo se ha mantenido la “libre elección” desde los rankings comparativos bien publicitados, también se han introducido nuevas medidas que refuerzan el gerencialismo y la competitividad desigual entre escuelas, reforzándose los efectos antidemocráticos descritos 23 . Aupado al poder con la máxima de la educación como gran prioridad del desarrollo económico y de la cohesión social, una de las primeras medidas del nuevo laborismo consistió en señalar públicamente a las 18 peores escuelas del país, enviando a cada una nuevos directores-gerentes, expertos en situaciones “difíciles”. Tras dos años de fracaso irreparable, la solución final ha consistido en ceder la gestión de estas 18 escuelas fallidas a empresas privadas que cuentan con total libertad de decisión. La solución empresarial se extiende en el medio plazo a todas las escuelas que no mejoren resultados o se sitúen por debajo de la media nacional que les corresponda. 19 Partiendo de la concepción weberiana, Frank Parkin teorizó el cierre social como el "proceso mediante el cual las colectividades sociales buscan ampliar al máximo sus recompensas limitando el acceso a los recursos y oportunidades a un número restringido de candidatos", en F. Parkin, Marxismo y teoría de clases. Una crítica burguesa. Espasa-Calpe. Madrid, 1984, pp. 69. Para una actualización de la teoria weberiana del cierre social, véase . Ph. Brown, “Cultural Capital and Social Exclusion: Some Observations on Recent Trends in Education, Employment ant the Labour Market” en Work, Employment and Society, 9, 1995, pp. 29-51. 20 J.F.Tezanos, La sociedad dividida. Biblioteca Nueva, Madrid, 2001; Castells, M., La era de la información. Vol.1, La sociedad red. Alianza. Madrid, 1996; R. Reich. El trabajo de las naciones. Vergara, Madrid, 1993; J.K. Galbraith (1992); La cultura de la satisfacción. Ariel, Barcelona,1992. 21 J. H. Goldthorpe, “Problems of meritocracy “ en Halsey, A.H.(ed.). Education : Culture, Economy, Society. Nueva York, Oxford University Press., 1997, pp.663-682. 22 B. Bernstein. op.cit. 23 Recordamos que todo este proceso de reestratificación ydualización escolar se ha dado principalmente dentro de la red pública de escuelas, dado que el peso de la enseñanza privada sigue sin superar el 7 % en Gran Bretaña. 7 Tal y como ponosticaba Dale 24, desde las políticas de modernización conservadora, el Estado exacerba el control sobre los territorios y escuelas peor posicionadas, midiendo su “esfuerzo” por la mejora de resultados sin tener en cuenta las desigualdades sociales de partida ni el tipo de alumnos y familias que escolarizan. La estigmatización de las escuelas fallidas con peores rendimientos no hace sino reforzar un modelo coercitivo por parte del Estado, que devuelve la culpa al profesorado y a las familias, sin implicarse para nada en el proceso de crisis y devaluación de este tipo de escuelas, imponiendo finalmente su cierre y la redistribución de su alumnado 25. De este modo, la aparente devolución de autonomía a las escuelas para que se reorganicen ante el mercado, permite al Estado pilotar a distancia el conjunto del sistema, traspasando los conflictos y problemas a la responsabilidad local de las mismas escuelas y de su profesorado, sin atender a otros criterios que no sean los estrictamente tecnocráticos. La próxima introducción de la retribución variable entre el profesorado británico en función del rendimiento académico de sus alumnos es otra medida radical que ha levantado las críticas de los sindicatos docentes, denunciando un futuro escenario de mayor aislamiento insolidario entre escuelas y profesorado. Ante este escenario intimidatorio y gerencialista, no es extraño que el abandono de la profesión docente a los tres años de ejercerla ascienda a un 40 % en Gran Bretaña 26. 3. Populismo educativo sin sociología Tal y como afirma Gillborn 27, tras más de una década de ofensiva conservadora, ideas que parecían al principio inabordables, extremas y crueles han acabado socializándose y justificándose como propuestas de sentido común. Este autor analiza la estrategia discursiva y el esfuerzo demagógico de legitimación que practica la modernización conservadora, desarmando cualquier intento de oposición crítica y argumentada. En primer lugar, se asume que no existen argumentos genuinos contra la posición decidida, descalificando cínicamente las propuestas contrarias como falsas, incoherentes o interesadas. En segundo lugar, esta técnica de poder presenta al portavoz como alguien honesto que destapa “verdades” no reveladas y explica con sencillez al ciudadano corriente lo que antes era inexplicado o esquivado. El debate racional y la aportación sociológica de pruebas empíricas que desmienten la decisión tomada son sustituídos por un lenguaje retórico pero comprensible, aún a costa de simplificar problemas muy complejos y multidimensionales. En España, el Partido Popular utiliza con generosidad esta técnica populista de poder descrita por Gillborn a fin de imponer un consenso normativo indiscutible sobre decisiones tomadas de antemano. Hace justamente un año, en septiembre de 2001, el presidente Aznar descalificó al “progresismo” como 24 R. Dale, op.cit. 25 S. Tomlinson, ”Sociological Perspectives on Failing Schools” en International Studies in Sociology of Education, vol. 7, núm.1., 1997, pp.81-98. 26 T. Bentley, “L´educació en l´economia del coneixement. Experiències i propostes del Regne Unit” en www.noucicle.org, Octubre de 2001. 27 D. Gillborn, “Racism and reform” en British Educational Research Journal, 23, 1997, pp. 345–360. 8 auténtico culpable de los males de la educación, requerida de reformas radicales desde una nueva agenda hegemónica que ya no ha de sentirse acomplejada ante la historia. La endogamia del profesorado universitario, el excesivo fracaso escolar en la ESO o el “desastre” de la educación pública, son mensajes maximalistas y demagógicos que ha explotado el Partido Popular para legitimar sus nuevas reformas como inapelables sin dar lugar a procesos previos de diagnóstico ni al necesario debate público y democrático. La “crisis manufacturada” y alarmista sobre el estado de la educación es el resultado de la política de desinversión llevada a cabo por la Administración Aznar, imponiendo finalmente una agenda de reformas radicales que resultan coherentes con su modelo ideal de desarrollo económico y de “buena sociedad”. Empecemos primero por analizar este modelo-referente de desarrollo económico para abordar después la estrategia deliberada de desinversión en educación y su consecuente alarmismo “manufacturado” y populista en torno a los “desastres” de la educación pública. En primer lugar, gran parte de las decisiones del Partido Popular en políticas de bienestar, de educación y de I+D serían encuadrables en lo que Brown y Lauder denominan modelo “neo-fordista” de desarrollo económico 28. Este modelo se vertebra por la máxima flexibilización del mercado de trabajo, la privatización del Estado del Bienestar y de los servicios públicos y la popularización del individualismo competitivo, siendo el modelo “liberal-anglosajón” de bienestar el referente a seguir y adoptar. El modelo “neo-fordista” de desarrollo no está interesado ni en la inversión social ni en el aumento del nivel de cualificaciones del capital humano ni en políticas públicas de I+D que potencien y redistribuyan el crecimiento económico a medio plazo y afronten los desafíos de la nueva economía del conocimiento desde una mayor equidad. Más bien se centra en combinar una desregulación máxima del mercado de trabajo y de la educación pública a fin de hacer compatible la selección de una minoría de profesionales de alto salario y alta cualificación y la reducción de los costes laborales y de los derechos sociales del resto de la pirámide laboral. Las reformas educativas introducidas (LOU, LOCE y LFPC) están orientadas a reajustar los flujos escolares y el mercado de titulaciones hacia este doble objetivo, sin que hasta el momento se haya hecho pública ninguna previsión de flujos. Otra prueba más de cómo la política educativa se elabora sin sociologia, sin diagnósticos y sin debates, apoyándose en la opacidad. Sin embargo, resulta planteable como hipótesis que las reformas emprendidas refuercen una tripartición educativa en tres tercios, segmentando tres “colas de espera” al empleo que reciben una desigual prioridad política. a) La máxima prioridad está centrada en el tercio profesional superior mejorando su cribado a través de una red selectiva de institutos y universidades, sean públicas o privadas, poniendo fin a la actual facilidad de acceso a los estudios superiores y a la llamada sobre-educación y su correspondiente “sobre-gasto”. La introducción de nuevos cierres de paso (la reválida y las pruebas discreccionales de acceso a cada universidad) persiguen descongestionar la actual demanda 28 Ph. Brown & H. Lauder, “Education, Globalization and Economic Development” en Journal of Education Policy, 111, 1996, pp.1-24. 9 universitaria, reestratificar la diferencia de prestigio de universidades y de títulos y disuadir a los estudiantes que trabajan que proceden de familias modestas 29. b) El tercio de empleos cualificados intermedios reflejaria un abanico muy difuso y muy sectorializado, con grandes desigualdades de salario y una amplia discreccionalidad empresarial. El referente educativo más coherente y de rápida inserción serían las formaciones profesionales superiores (CGFS), sin que se priorice una oferta pública que cubra el futuro aumento de esta demanda, incentivando a cambio su privatización educativa. En paralelo, este segmento servirá de destino de clase para franjas universitarias subempleadas y fácilmente sustituibles así como para multi-titulados intermedios de amplia rotación entre el empleo, el desempleo y el reciclaje ocupacional. La inmigracióncualificada y contratada en origen permitiría, por último, reponer ciertas cualificaciones inexistentes no cubiertas ni por la formación ocupacional, en un contexto de plena discreccionalidad empresarial en la contratación y los despidos. c) Por último, la mínima prioridad política la recibe el tercio de empleos de baja cualificación y bajo salario, siendo un destino provisional para gran parte de la formación profesional media (CFGM) pero todo un destino irreversible y casi cerrado para la nueva garantía social compensatoria adelantada a los 15 años (el itinerario pobre), en el que algún borrador de la LOCE ya situaba “por defecto” a los hijos de los trabajadores inmigrantes residentes. Cabe recordar que la segregación por rendimientos desde los 12 años que facilita la LOCE se proyecta sobre el mercado de trabajo más flexibilizado, precarizado e intimidatorio de la Unión Europea 30. Ambos escenarios estructurales se reforzarán mútuamente en el futuro al no existir un sistema dual de “aprendizaje” que comprometa a la clase empresarial en la formación cualificada de los hijos de trabajadores y en su posterior promoción profesional, tal y como sucede en los países con sistemas segregados (Alemania, Austria y Holanda) y con amplias prestaciones educativas del Estado del Bienestar, impensables en un país de modelo mediterráneo como es España. La tripartición educativa en tres tercios supone una estrategia férrea de división social del conocimiento y de las cualificaciones, preservando privilegios de clase para el tercio superior de las familias a costa de recomponer la estructura de oportunidades educativas para hacerla dependiente del origen social y familiar. Este nuevo diseño de cierre social se aproximaría al perfil de sociedad dual integrada 31, traspasando la máxima vulnerabilidad laboral y educativa al tercio inferior de las 29 La pretensión de introducir titulaciones universitarias de pre-grado en el medio plazo, supondrá una nueva estratificación de las titulaciones superiores, preservando licenciaturas “nobles” para el alumnado de alto capital académico y segregando en ramales de pre-grado al alumnado más “mediocre” que accede desde bachilleratos poco selectivos. La restricción de la política de becas supone otro mecanismo de disuasión y eliminación de candidatos, groseramente antidemocrática al atentar contra los derechos educativos de las clases trabajadoras. 30 El 64 % de los trabajadores españoles manifiesta tener miedo a perder el empleo, incluyendo a fijos, siendo el porcentaje más alto de la OCDE después de los Estados Unidos: Claire, C. "Flexibilité et temps de travail" en Questions de Securité Sociale, nº 2, París, 1999 31 A. Gorz, Miserias del presente, riqueza de lo posible. Paidós, Barcelona, 1998. 10 familias que ya soportan los salarios más bajos, las peores condiciones de trabajo y el desempleo de exclusión en el peor extremo, a los que ahora se añadiría la máxima probabilidad de que sus hijos sigan una educación de mínimos y de nulas expectativas en escuelas infradotadas. Analizada la identificación con el modelo neo-fordista de desarrollo económico, pasemos a analizar uno de sus correlatos más evidentes: la elusión de un mayor gasto público en educación y capital humano. La estrategia deliberada de abandono y desinversión en la educación pública ha sido del todo evidente por parte de la Administración Aznar, eludiendo la necesaria inversión de recursos financieros tanto para modernizar el sistema universitario como para acabar de universalizar la LOGSE bajo su mandato (1996-2004). En el caso de las universidades, el Partido Popular ha desestimado la inversión de 300.000 millones de pesetas que reclamaba la Conferencia de Rectores 32 a fin de ir equiparando el sistema español con el europeo. En el caso del despliegue de la LOGSE, el Gobierno del PP ha eludido invertir un billón de pesetas, dejando sin construir 1.238 nuevos centros y de contratar 57.000 nuevos profesores 33. En ambos casos, la suma de recursos extraordinarios demandada por la CRUE y por CC.OO (1,3 billones) es inferior al privilegio concedido por el Gobierno del PP al sector eléctrico español a través de los famosos y poco comentados “costes de transición a la competencia” (2 billones). Esta medida proteccionista ante la futura liberalización del mercado eléctrico, supone que el Estado deja de tributar 2 billones de pesetas al lobby de corporaciones españolas que ahora monopolizan el sector para así afrontar mejor su futura liberalización. Mientras este lobby o la propia patronal española (CEOE) proclaman las virtudes del Estado-mínimo, no dudan en apelar al Estado del que recelan un privilegio corporativo que ha sido único en Europa y cuyos costes hemos pagado y pagaremos todos los ciudadanos. En un proceso muy comprimido de tiempo (1996-2002), lleno de ataques a la educación pública, el despliegue sin recursos de la ESO ha permitido alarmar a las familias y hacer aumentar su elección por la red privada concertada. El trasvase de familias de la red pública a la red privada se ha disparado en los últimos 6 años pasando en el caso de Cataluña de una proporción 64-36, favorable a la pública a otra 55-45 en la ESO. Mientras el esfuerzo inversor para implantar la reforma supuso un aumento global del 36 %, la partida destinada a conciertos con centros privados creció casi el doble (61 %). En el caso de Cataluña, la política catalana de conciertos se ha liberalizado sobrepasando el marco establecido por la LODE y beneficiando incluso a escuelas elitistas que no cumplen ninguna necesidad pública de escolarización. En el caso de Madrid, un reciente informe de la Plataforma por la Enseñanza Pública denunciaba que el 60 % de los colegios concertados incumplía la legislación vigente en aspectos como el cobro de pluses extraescolares, los procesos de matriculación y admisión o la selección del profesorado. Finalmente, un estudio de costes encargado por una de las patronales catalanas demostraba que el concierto educativo en la ESO tan sólo cubre el 53 % del coste real de la enseñanza privada, la cual cosa da una idea de cómo se ha disparado el coste de “distinción” de una educación más “completa” en las privadas en detrimento de las públicas. El abandono deliberado de la educación pública y el desvío de fondos hacia la mayor demanda en la red privada concertada, han coincidido a su vez con la 32 CRUE, Los objetivos de la Universidad ante el nuevo siglo. Salamanca, 1997. 33 CC.OO, Libro Blanco de la Educación de CC.OO. Madrid, 1998. 11 proliferación de una mercantilización educativa añadida a base de sufragar costes de “distinción” complementarios que mejoran los equipamientos y las atenciones de la red concertada (sexta hora, informática, idiomas, deportes, viajes educativos, fundaciones, etc). Por si no fuera poco, la plena dualización del sistema educativo entre pública y privada quedará reforzada con la introducción de la segregación por itinerarios que plantea la LOCE dado que la nueva reforma consiente la especialización de los centros en los itinerarios que elijan, tal y como señala Fernández-Enguita 34. Esta opción permite a los centros privados una mayor libertad de financiación y una mayor libertad de selección de su alumnado, redistribuyendo el menos deseado y de menor rendimiento hacia los centros públicos menos selectivos y así sucesivamente. El efecto “descarga” culminará en aulas externas y escuelas de mínimos donde quedarán concentrados los mayores problemas y la conflictividad, reestratificando y segmentando diferentes estatus de profesorado y de condiciones de trabajo, abiertamente polarizados. Entre los centros públicos también planea la posibilidad de desdoblarse entre los más académicos y los más orientados a la formación profesional,retornándose a la doble red previa a la LOGSE (BUP-FP). De hecho, los catedráticos de instituto han ganado poder y privilegios como para reimplantar Bachilleratos a su medida, mientras que las escuelas privadas de mayor estatus no dudarán en coordinarse con las propias universidades públicas y privadas a fin de adecuar sus curriculums orientados a la “reválida” y cooptar mejor al alumnado más selecto y avanzado hacia las titulaciones más “nobles” y prestigiadas. La recuperación del cuerpo de catedráticos y del cuerpo de directores y la desactivación del poder democrático de los consejos escolares y de los padres en la red pública, hará aumentar el gerencialismo, las relaciones autoritarias y el intervencionismo de la Administración en detrimento de la autonomía de centro y de la democracia escolar. Mientras tanto, la introducción de conciertos “parciales” en la red concertada permite una plena autonomía privada, sin necesidad de contar con consejos escolares y con plena libertad de selección del alumnado. Todo ello sin dejar de cobrar cuotas adicionales a unos padres fidelizados que no cuestionan el modelo educativo, curricular y moral de escuela que han elegido, mientras no discrimine a sus hijos. En el momento en que sus hijos se conviertan en un estorbo o una carga para el centro, éste no dudará en orientarlo hacia otras escuelas más “idóneas”, supuestamente menos exigentes. Las múltiples “velocidades” de desigualdad educativa hacia arriba y hacia abajo reforzarán la polarización del sistema, produciendo una nueva división social del conocimiento en tres tercios mucho más explícita, cerrada e irreversible que satisface tanto a las nuevas clases medias angustiadas por el “nivel” y el futuro profesional de sus hijos como a buena parte de la clase académica y del profesorado público más corporativo, ansiosos por restaurar una nueva jerarquía selectiva y elitista que recupere el respeto a la autoridad y a la tradición pedagógica y disciplinar. 34 M. Fernández-Enguita, ”En torno al borrador de la LOCE. Los itinerarios: los abiertos y los encubiertos” en http://www.forojabalquinto.org, Documentos para el debate, 2002. 12 La dualización del sistema entre una red de escuelas de “máximos” muy autónomas y con escasa regulación estatal y una red de escuelas “mínimas” y mal dotadas que pronosticaban autores como Dale y Apple es el escenario más factible de desarrollarse en España si la hegemonía política del Partido Popular se perpetúa en la próxima legislatura (2004-2008). Representará un peculiar caso de modernización conservadora que, en lugar de completar la extensión de la educación obligatoria común hasta los 16 años, la deshace por entero para exacerbar un modelo abierto de segregación clasista y máxima privatización sin apenas resistencia pública. Es más, el nuevo neodarwinismo conservador lejos de ser compasivo con los más desfavorecidos se muestra abiertamente desafiante, determinando quién es educable y quién es “ineducable”, reproduciendo sin pudor público alguno una consigna típica del viejo supremacismo antidemocrático, excluyente y populista de los eugenistas de principios del siglo XX. 3. A debate: democracia exigente y sociología de la educación Geoff Whitty reconocía que muchos sociólogos de la educación anglosajones han dejado de mostrar interés por los temas de igualdad y justicia social en un contexto de progresivo aislamiento en la vida académica y de total desvinculación con la política educativa y con la práctica del profesorado más progresista 35. Este proceso ha coincidido con la hegemonía de las políticas de modernización conservadora. Este diagnóstico seria fácilmente trasladable a España, aunque salvando las enormes diferencias en cuanto al nivel comparado de institucionalización de la sociología de la educación, de financiación de investigaciones y de difusión de publicaciones en el mercado editorial y académico. La relación entre sociología de la educación y políticas públicas de bienestar es muy frágil e inestable en España. Las administraciones no hacen ningún uso sistemático de la sociologia de la educación para monitorizar problemas y para ayudarse en la toma de decisiones, inhibiéndose sin ir más lejos del propio objetivo constitucional de promover y corregir las desigualdades educativas como un logro demostrable ante la ciudadanía. Así, por ejemplo, cuando el INCE publicó la comparativa entre las autonomías en torno al nivel del alumnado de 14 y 16 años 36, se produjo en Cataluña un curioso pseudo-debate del todo revelador. Al aparecer Cataluña por debajo de la media española en comprensión lectora, lengua y literatura y matemáticas, tanto a los 14 como a los 16 años, este inesperado resultado se hacía inasimilable para las élites políticas. Las primeras reacciones de los dos partidos mayoritarios correlacionaron este inesperado resultado con el mayor peso demogràfico que Cataluña soporta como destino de inmigración, sin argumentar en ningún momento en relación a quién se soporta este mayor peso. Por lo visto, las élites parlamentarias demostraban un total desconocimiento del estado real del sistema educativo catalán, recogido en sendas investigaciones 35 G. Whitty, “Education Policy and the Sociology of Education” en International Studies in Sociology of Education, vol. 7, núm.2. 1997, pp.121-135 36 Instituto Nacional de Calidad Educativa(INCE), Diagnóstico del sistema educativo. Elementos para un diagnóstico del Sistema Educativo Español. INCE-MEC, Madrid, 1998. 13 sociológicas, tanto en EGB-BUP-FP 37 como en la ESO 38 que ya evidenciaban una situación preocupante por entonces. Para asimilar el desconcertante hallazgo del INCE, no dudaron en ofrecer una explicación "identitaria" y paternalista que reproducía estereotipos carencialistas e inferiorizadores en los “otros”, en lugar de cuestionarse las carencias y el sociocentrismo de la propia política educativa. El uso de estereotipos demagógicos resultan todavía recurrentes al no existir un sistema de indicadores y de investigaciones sociológicas que analice sistemáticamente cómo evoluciona la justicia social en educación y qué resultado igualador o desigualador aportan las inversiones públicas o las reformas emprendidas. La igualdad de oportunidades se ha reducido como una retórica de los discursos institucionales sin adquirir un papel central, explicitado y demostrable que retorne a la propia sociedad los resultados efectivos de unas políticas públicas que, desde el punto de vista normativo y constitucional, han de garantizar una mayor justicia social. La débil institucionalización y democratización del conocimiento sociológico abona el populismo, la demagogia y la banalización de los asuntos públicos. Uno de los efectos anti-democráticos que está logrando la ofensiva conservadora y populista es hacer aceptable la exclusión precoz del 20 % de la ciudadanía juvenil más desfavorecida, condenándola a una educación de mínimos (el título básico obligatorio). Sin embargo, según la OCDE 39 el nuevo mínimo de umbral ya no se corresponde con el fin de la educación obligatoria sino que se ha elevado al logro de titulaciones post-obligatorias. Se cumplen así las premoniciones de Beck 40 o de Baudelot & Establet 41 cuando denunciaban la devaluación de la educación obligatoria como una no-cualificación, aplicando la lógica de la desnivelación de las teorías credencialistas. Los diplomas post-obligatorios pasan a ser el pedestal mínimo que da acceso al bienestar, señalando una nueva fractura de división social y cultural que irá en aumento en la inminente sociedad del conocimiento. Un reciente informe del INE 42 evidencia la dualización del empleo juvenil en España y confirma una brecha en proceso de consolidarse entre los que detentan titulos post-obligatoriosy los que no los poseen. En el caso español, el acceso a la post-obligatoria resulta casi del todo impenetrable para el 20 % de la población con menos recursos, con menor renta y menor nivel cultural 43. Mientras las reformas conservadoras pretenden limitar sus oportunidades, segregándolos precozmente en 37 Fundació CIREM. Èxit i fracàs escolar a Catalunya. Fundació Jaume Bofill. Col.lecció Polítiques, núm.9. Barcelona, 1994. 38 Fundació CIREM. Les desigualtats d'èxit a l’Educació Secundària Obligatòria (ESO). Barcelona. 1997. 39 OCDE. Education at a glance. OECD Indicators. Paris, 2000. 40 U. Beck, La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Paidós, Barcelona, 1998. 41 Ch. Baudelot & R. Establet, El nivel educativo sube. Morata, Madrid, 1990 42 INE. Encuesta de Población Activa. Módulo de transición de la educación al mercado del trabajo. Madrid, 2001. 43 Sólo un tercio de las familias con estudios primarios tienen hijos en la postobligatoria: J.Gines Mora, "Influencia del origen familiar en el acceso a la educación, en la obtención de empleos y salarios", en Grao Julio e Ipiña Alejandro (eds.) Economía de la Educación. Temas de estudio e investigación, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Colección Estudios y Documentos, núm. 22, Bilbao, 1996. 14 escuelas de “mínimos”, la OCDE recomienda universalizar las llamadas titulaciones post-obligatorias de “doble llave” que dan acceso al empleo y a la vez dejan la puerta abierta hacia la universidad y la educación superior para reemprender estudios en el futuro. Por debajo de este nuevo umbral a democratizar, sólo se reproduce un mayor riesgo de desventaja y exclusión en el futuro escenario de sociedades del conocimiento más individualizadas y mucho más credencializadas. La ofensiva de modernización conservadora que ha puesto en marcha el Partido Popular activará movilizaciones sociales de contestación y resistencia y seguramente se articularán nuevos foros de debate participativo para reconstruir un nuevo modelo de escuela pública y de equidad para el siglo XXI. En la misma tendencia, el sociólogo Geoff Whitty 44 proponía en el contexto británico, activar una tercera esfera pública democrática, entre el Estado y el mercado, que empodere la ciudadanía activa y reinserte el interés por la justicia social y los derechos de ciudadanía a fin de desarrollar nuevas formas de acción colectiva y de discurso público. Contra el auge del darwinismo social, del minimalismo cívico y del populismo, las teorías republicanas proponen la activación de democracias más exigentes, más participativas y más dialógicas, basadas en una ciudadanía activa y deliberativa capaz de acordar transformaciones sociales y realizarlas 45. En tiempos de modernidad reflexiva como los actuales, la deliberación de modelos de futuro ya no está encerrada a las decisiones elitistas de expertos y centros restringidos de poder 46 y mucho menos ante el desafío para el bien común que representa refundar el modelo social y educativo para que obtenga una amplia legitimación social e histórica. En contrapartida ante estas nuevas evidencias, el cortoplacismo de los conservadores rehúye cualquier tentativa de debate público de amplio calado. Asimismo, rehúye las propuestas de "gran pacto social" que desarrolle un nuevo derecho de ciudadanía ante la educación y el conocimiento como una nueva conquista de la democracia exigente 47. De ese modo, ejerce como fuerza conservadora evitando nuevos avances y conquistas sociales más universales y más justas que son del todo necesarias para el progreso común y que, más que nunca, han de ser dialogadas y reformuladas desde y por la igualdad. Xavier Martínez Celorrio, profesor de Sociología Departament de Teoria Sociológica, Fil.Dret i Metodologia CC.SS Campus Mundet. Edifici Llevant, despatx 011.08035 Barcelona 44 G. Whitty, op.cit. 45 G. Pasquino, La democracia exigente. Alianza, Madrid, 2000; A. Giddens, op.cit.; S. Giner, “Las razones del republicanismo” en AA.VV. Catalunya Segle XXI, Barcelona, 1998. 46 U. Beck, A. Giddens & S. Lash, Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno. Alianza, Madrid, 1998; J, Font. (comp.). Ciudadanía y decisiones públicas. Barcelona, Ariel. Barcelona, 2001. 47 Para una defensa de nuevas formas de "contrato social" y aseguramiento de nuevas titularidades: L.E. Alonso. Trabajo y ciudadanía. Trotta, Madrid, 2000; J.C. Tedesco. El nuevo pacto educativo. Educación, competitividad y ciudadanía en la sociedad moderna. Anaya, Madrid, 1995. View publication stats https://www.researchgate.net/publication/321309700
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