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Historia Urológica Hispánica 2023, Vol. 2; Pp. 37-58. https://historia.aeu.es/revista/ ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE UROLOGÍA 
HISTORIA UROLÓGICA HISPÁNICA 
El contenido urológico del el Kitāb al-Taysīr de Ibn Zuhr 
(Avenzoar, 1092-1162) 
Javier C. Angulo 1,2 *, Juliusz Czesniewski 2, María Sánchez García 3, Beatriz Gómez González 4, Pablo Abad López 
5, Francisco Sánchez Martín 6, Ana I. Linares Quevedo 1,4 
1 Departamento Clínico, Facultad de Ciencias Biomédicas, Universidad Europea, Madrid. 
2 Servicio de Urología, Hospital Universitario de Getafe, Madrid. 
3 Servicio de Urología, Hospital Universitario de Cuenca, Cuenca. 
4 Servicio de Urología, Hospital Universitario Infanta Sofía, San Sebastián de los Reyes, Madrid. 
5 Servicio de Urología, Hospital Universitario La Paz, Madrid. 
6 Fundació Puigvert, Barcelona. 
* Correspondencia: javier.angulo@universidadeuropea.es 
 
En la medicina todo se funda en la inteligencia intuitiva y sobre la evaluación práctica 
(Ibn Zhur, Taysir, fol. 319, manuscrito de Rabat) 
Resumen: El “Libro que facilita la medicación y la dieta” (Kitāb al-taysīr f ī l-mudāwāt wa-
l-tadbīr), conocido como Thaysîr, es el escrito más importante del médico, dietista y farma-
céutico hispalense Ibn Zuhr (Avenzoar, 1092-1162), un amplio y completo manual redac-
tado a petición del califa almohade Abd al-Mu´min, de quien Avenzoar era médico. Se 
han evaluado los manuscritos disponibles de El Kitāb al-taysīr; así como la traducción al 
latín de 1497, editada por Hieronymus Surianus e impresa en Venecia por Otinus de Luna 
que se incluye en Al-Kulliyat (Las generalidades) de Ibn Rushd (Averroes, 1126–98), obra 
conocida en occidente como Colliget. Se revisan las aportaciones en esta obra sobre pato-
logía urológica. En el tratado segundo del segundo libro del Thaysîr se presentan las en-
fermedades del riñón, de los testículos y de la verga. Se presenta la función purificadora 
de los riñones y el riesgo de formar piedras, tanto por la superfluidad de los alimentos 
como por la debilidad de la virtud digestiva de los riñones. Se diferencia muy bien la 
patogenia de la litiasis renal y vesical, la clínica que generan y su tratamiento. Se emplea 
el concepto galénico de solución de continuidad en los riñones y la vejiga, para definir la 
anuria, y se analizan las diversas causas de bloqueo. Describe la hipertrofia prostática 
como tumoración de cuello vesical y los cambios morfológicos asociados a este proceso; 
así como apostema de testículo y la hernia, humedad superflua flemática, que recomienda 
secar con harina de cebada amasada antes de incidir. Avisa del peligro de la cirugía si la 
hernia contiene intestino, y recomienda tratar con reposo y cataplasma de lejía y cenizas 
de ciprés. Describe detalladamente la obstrucción uretral por piedra y su extracción con 
catéter (“alchatatir”). También detalla la cirugía del taladro con punta de diamante de 
Abulcasis, el reblandecimiento de los tejidos con bálsamo de Meca empleado por Plinio 
el Viejo y por Celso, o un novedoso remedio que consiste en puncionar el pene por encima 
de la dureza para que fluya la orina y cure el dolor. Describe también la pústula en la 
verga, la falta de sensibilidad, la pasión del miembro y la expulsión espermática, con va-
riados remedios. Ibn Zuhr no cumplió el cometido de confeccionar una obra sencilla para 
ser utilizada por alguien sin conocimientos médicos, pero escribió un tratado al estilo ga-
lénico sobre enfermedades y remedios, que su discípulo y amigo Ibn Rushd incorporó a 
su obra y ayudó a difundir. 
Palabras Clave: Avenzoar, Ibn Zhur, Taysîr, Medicina hispano-musulmana. 
 
 
Cita del Artículo: Angulo, J.C.; 
Czesniewski, J.; Sánchez García, M.; 
Gómez González, B.; Sánchez Mar-
tín, F.; Linares Quevedo, A.I. El con-
tenido urológico del El Kitāb al-
Taysīr de Ibn Zuhr (Avenzoar, 1092-
1162). Historia Urológica Hispánica. 
2023, Vol. 2; Art. 5. 
 
Revisores del Artículo: Ignacio 
Otero, Juan José Gómiz. 
 
 
 
ISSN 2951-9292 
Copyright: © Asociación Española de 
Urología (AEU), Oficina de Historia. 
mailto:javier.angulo@universidadeuropea.es
Historia Urológica Hispánica 2023, Vol. 2; Pp. 37-58. 2 de 22 
 
 
Abstract: The "Book that facilitates medication and diet" (Kitāb al-taysīr f ī l-mudāwāt wa-l-
tadbīr), known as Thaysîr, is the most important writing by the Seville doctor, dietician and 
pharmacist Ibn Zuhr (Avenzoar, 1092 -1162), a comprehensive and comprehensive man-
ual written at the request of the Almohad caliph Abd al-Mu'min, whose doctor Avenzoar 
was. The available manuscripts of Kitāb al-taysīr have been evaluated; as well as the Latin 
translation of 1497, edited by Hieronymus Surianus and printed in Venice by Otinus de 
Luna, which is included in Al-Kulliyat (Generalities) by Ibn Rushd (Averroes, 1126–98), a 
work known in the West as Colliget. The contributions in this work on urological pathol-
ogy are reviewed. In the second treatise of the second book of the Thaysîr, diseases of the 
kidney, testicles and penis are presented. The purifying function of the kidneys and the 
risk of forming stones are presented, both due to the superfluity of food and due to the 
weakness of the digestive virtue of the kidneys. The pathogenesis of kidney and bladder 
lithiasis, the symptoms they generate and their treatment are very well differentiated. The 
Galenic concept of continuity solution in the kidneys and bladder is used to define anuria, 
and the various causes of blockage are analyzed. Describes prostatic hypertrophy as a 
bladder neck tumor and the morphological changes associated with this process; as well 
as testicular apostema and hernia, phlegmatic superfluous moisture, which recommends 
drying with kneaded barley flour before incising. It warns of the danger of surgery if the 
hernia contains intestine, and recommends treating it with rest and a poultice of bleach 
and cypress ashes. It describes in detail the urethral obstruction by stone and its extraction 
with a catheter (“alchatatir”). It also details the surgery of the diamond-tipped drill of 
Abulcasis, the softening of the tissues with Mecca balm used by Pliny the Elder and Cel-
sus, or a novel remedy that consists of puncturing the penis above the hardness so that 
flow the urine and heal the pain. It also describes the pustule on the penis, the lack of 
sensitivity, the passion of the member and the spermatic expulsion, with various reme-
dies. Ibn Zuhr did not fulfill the task of making a simple work to be used by someone 
without medical knowledge, but he wrote a Galenic-style treatise on diseases and reme-
dies, which his disciple and friend Ibn Rushd incorporated into his work and helped to 
spread. 
Keywords: Avenzoar, Ibn Zhur, Taysîr, Hispanic-arabic medicine. 
 
1. El médico sevillano Ibn Zhur (1092-1162) 
La medicina árabe comienza a desarrollarse a partir del siglo VIII en la 
parte más oriental del mundo musulmán, en los territorios actuales de Si-
ria, Iraq y Palestina, posiblemente bajo la influencia del cruce de civiliza-
ciones mesopotámica, egipcia, india y griega, de cuyas lenguas los árabes 
fueron traductores inigualables. El Maghreb y el territorio de España mu-
sulmán participaron de este florecimiento cultural a partir del siglo X, que 
incluyó también el avance del saber médico. Al inicio del segundo milenio 
las figuras médicas más avanzadas del saber musulmán, que tuvieron pro-
yección en el mundo occidental, fueron Ibn al-Djazzâr (Algizar, 925-1000) 
en Kairuán (Túnez), Abbâs Al-Zahrâwî (Abulcasis, 936-1013) e Ibn Rushd 
(Averroes, 1126-1198) en Córdoba e Ibn Zuhr (Avenzoar, 1092-1162) en Se-
villa (Al-Andalus) [1]. La ciencia médica y farmacéutica islámica tuvo dos 
momentos de esplendor. El primero coincide con el califato de Córdoba 
(siglos X-XI hasta la invasión almorávide en 1059) y el segundo con los 
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reinos de Taifas (entre la caída de los almorávides y la invasión almohade 
en 1147, siglos XI-XII) (Figura 1). 
 
Figura 1. Pintura gótica del siglo XV, realizada sobre cuero, en una cúpula de la Sala de los Reyes de la Alhambra. 
Muestra los diez primeros reyes de la dinastía nazarí, ataviados de época y conversando entre sí. 
Ibn Zhur fue uno de los sabios más célebres y prestigiosos de la escuela 
musulmán española, posiblemente el más completo en el campo de la sa-
lud. Nació en Peñaflor (Sevilla) en una fecha próxima al año 1092 (año 487 
de la Hégira) y falleció también en tierras andaluzas en 1162 (557), ente-
rrado en la Puerta de la Victoria [2,3]. Su nombre árabe completo fue Abû 
Marwân ‘Abd al-Malik Ibn Abî al-‘Alâ’ ibn Zhur, latinizado posterior-
mente como Abhomeron, Abymeron, Abincoar o, más frecuentemente, 
Avenzoar. Huyó del carácter enciclopedista de sus contemporáneos para 
ser más un verdadero humanista y un reconocido médico. Fue miembro de 
una larga familia de médicos muy próximos a la corte de los califas almoha-
des en Isbiliya (Sevilla), capital de Al-Andalus. En esta ciudad se estable-
cieron gran número de juristas, científicos y médicos [4]. Ibn Zhur contó 
además con el reconocimiento incondicional de Ibn Rushd, su discípulo 
más prestigioso. Los estudios contemporáneos sobre los autores médicos 
hispano-musulmán no son muy numerosos y sus obras han sido escasa-
mente traducidas a las lenguas occidentales. Afortunadamente el hecho de 
que la traducción latina del Colliget (Kitâb al-kulliyât) de Ibn Rushd incor-
porase la obra Kitâb al-Taysîr de Ibn Zhur permitió que todo occidente co-
nociese a través del latín la relevancia de algunas de las aportaciones del 
autor sevillano. 
La familia Banu Zuhr debe su nombre al ancestro Zuhr, descendiente 
de Iyâd, aunque se desconoce desde cuando se estableció en España 
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procedente de Arabia. Abû Bakr Muhammad ibn Marwân ibn Zuhr al-
Iyâdî se reconoce como el primer ancestro en Al-Andalus, que nació en el 
año 947 (337 de la Hégira) y falleció en Talavera a la edad de 86 años. Dio 
siete generaciones de médicos y parteras, una auténtica saga que favoreció 
la evolución médica y farmacéutica del arte de curar en el islam andalusí, 
entre los siglos XI y XIII. Su hospital se ubicaba con bastante probabilidad 
en la Laguna de la Pajarería, entre la Avenida y el Mercado de Entradores 
[4]. 
Ibn Zhur fue miembro de una noble y culta familia andalusí de origen 
árabe, que dedicó su vida a la medicina al igual que su padre, su abuelo y 
su bisabuelo. Se graduó en la universidad médica de Qurtuba (Córdoba). 
De ahí viajó a Bagdag y El Cairo, siguiendo la recomendación de su padre 
Abû al-‘Alâ’ Zhur ibn Abî Marwân ibn Zhur, para luego volver a Ishbilia 
(Sevilla) y servir como médico de la corte. Mostró gran valía en diagnosti-
car las enfermedades observando la orina y palpando el pulso, práctica es-
tablecida en la medicina clásica que pasó con el resto del legado griego a la 
medicina árabe. Su proximidad al poder gubernamental le involucró en las 
intrigas palaciegas y los vaivenes políticos de ese momento histórico. Apo-
yado por el gobernador de la ciudad, el hermano del príncipe a quién salvó 
de morir envenenado, se vio envuelto en las luchas del círculo familiar real. 
Perdió el favor del emir Alí ibn Yusuf (1106-1145), por lo que sufrió pri-
mero persecución y después prisión durante diez años (1131-1141) en Ma-
rrakech (Marruecos), la capital del imperio almorávide. Luego de ser libe-
rado, rehabilitado y protegido por la siguiente dinastía bereber norteafri-
cana, los almohades, pudo retornar a su ciudad natal sobre 1146 o 1147, 
donde ejerció otra vez como médico real y como ministro del nuevo sobe-
rano el califa almohade Abd al-Mu’min (Miramamolín, 1130-1163), primer 
gobernante Muwahid, hasta su muerte en 1162 [5]. 
2. Los escritos de Ibn Zhur 
La principal obra de Ibn Zhur fue Kitâb al-Taysîr fî al-Mudâwât wa al-
tadbîr li-Abî Marwân, “El manual práctico de terapéutica y de conductas a 
seguir”. También se le conoce como “El libro que facilita la medicación y la 
dieta”. Fue escrito en los últimos años de vida del autor, a petición del ca-
lifa almohade Abd al-Mu’min. El cometido parece que fue llevar a cabo un 
texto sencillo que reflejase tratamientos fáciles de encontrar y que pudiera 
ser empleado por alguien sin conocimiento médico. No obstante, se trata 
realmente de un tratado de patología muy completo y amplio, que ocupa 
aproximadamente centenar y medio de folios, muy lejos de ser simple y de 
poder ser empleado por no iniciados en la medicina. Así, el autor presenta 
de forma detallada y didáctica las medidas a adoptar frente a una serie de 
enfermedades que describe de forma sistemática y topográficamente por 
sistemas y órganos. El autor se dirige al lector en lo que parece un curso 
práctico, cargado de anécdotas y situaciones clínicas [6]. El léxico es muy 
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cuidado y utiliza con rigor los términos técnicos. La riqueza terminológica 
del original contrasta con la torpeza de la traducción latina del texto que 
acompaña al Colliget de Ibn Rushd. Incluso otra posibilidad es que el en-
cargo de la escritura del Kitâb al-Taysir para Ibn Zuhr procediera de su dis-
cípulo cordobés Ibn Rushd, con intención de incorporar el texto a su obra 
Kitâb al-kulliyât. 
Recientemente la doctora Fadila Boumrane, profesora de la facultad de 
medicina de Argel y doctorada en la Sorbona ha realizado una traducción 
actual del Kitâb al-Taysir al francés [7], de gran utilidad para profundizar 
en los aspectos concretos de esta obra, básicos en el conocimiento médico 
de diferentes especialidades. Nos centraremos en reconocer las aportacio-
nes urológicas en la obra de este autor que sigue un método empírico para 
describir las enfermedades, apoyándose en su experiencia. Desdeñaba las 
sangrías y las operaciones quirúrgicas, por suponer que se trataba de ocu-
paciones inferiores; aunque curiosamente describe la traqueotomía experi-
mental o el cateterismo esofágico por primera vez. Estableció una diferen-
cia clara entra medicina, cirugía y farmacia. Al final del Kitâb al-Taysir es-
cribe un antidotario, Kitâb al-Yami, en el que compila cincuenta y dos fór-
mulas de medicamentos compuestos, así como el modo de componer un-
güentos, electuarios y jarabes [8]. 
Pero además de esta gran obra, tenemos constancia de que Ibn Zhur 
escribió al menos otros seis tratados, de los cuales solo otros dos se conser-
van hoy: Kitâb al-Iktisâd fî islâh al-nufûs wa al-adjsâd (El libro del justo medio 
acerca de la recuperación de los cuerpos y de las almas), que se encuentra 
en lengua hebrea en la Biblioteca Nacional de París [9,10] y se trata de una 
obra de carácter divulgativo; y Kitâb al-Aghdhiya (El libro de los alimentos), 
del cual se conservan dos ejemplares, uno de ellos en árabe en la Biblioteca 
Nacional de París y otro en hebreo en la Biblioteca de El Escorial [8,9]. Pos-
teriormente han aparecido diversos manuscritos parciales de Kitâb al-Aghd-
hiya también en la Biblioteca General del Protectorado Francés de Marrue-
cos y en la Biblioteca Ahmad III de Istambul [7]. Ninguna de estas dos 
obras ha sido traducida al latín, en detrimento de su popularidad fuera del 
mundo musulmán. Entre las obras perdidas de Ibn Zhur, que sabemos 
existieron porque que mencionan en otros textos, están: Makâla fî’ilal al-kulâ 
(Tratado sobre las afecciones de los riñones), Risâla fî ‘illatay al-baras wa al-
bahnak (Epístola sobre el vitíligo y la lepra), Al-Tadhkira fî amr al-dawâ al-
musahhil (Memorandum sobre los medicamentos purgantes), Kutâb al-Zîna 
(El libro del embellecimiento) compuesto para su hijo Abû Bakr. Lamenta-
blemente, a día de hoy debemos decir que no se conservaninguna de estas 
obras, ni en formato original ni traducido [4]. Cabe la posibilidad de que el 
tratado sobre las enfermedades de los riñones se corresponda con una por-
ción del libro segundo de Kitâb al-Taysîr, pero también pudiera suponer 
una obra independiente que no se haya conservado. 
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2. El Kitâb al-Taysîr 
Se han analizado las bases de datos digitales relativas al Kitâb al-Taysîr 
en la Biblioteca Digital Mundial y en Qatar Digital Library (Arab and Islamic 
Heritage Library) (Figura 2). Se conservan cinco copias manuscritas origina-
les en árabe del Taysîr (manual práctico de terapéutica y de conductas a 
seguir), localizados en Paris (Biblioteca Nacional de Paris, Ms. 2960), Ox-
ford (Biblioteca Bodleian, Ms. 628), Rabat (Biblioteca Nacional de Rabat, 
Ms. Tamegrout), Florencia (Biblioteca Medici, Ms. 216) y Londres (Museo 
Británico, Ms. 9128). Un sexto ejemplar registrado en Túnez se encuentra 
hoy desaparecido. 
 
Figura 1. Ejemplares manuscritos de Kitab al-Taysîr en Londres (Museo Británico, Ms. 
9128) (izquierda) y en Oxford (Biblioteca Bodleian, Ms. 628) (derecha). 
 
El manuscrito de París se finalizó de escribir en Barcelona en 1165. El 
manuscrito de Londres parece haberse copiado entre los siglos XII y XIII, a 
partir del manuscrito de Oxford y se encuentra disponible online en acceso 
libre en Quatar Digital Library [11]. Pero existen además diversas traduccio-
nes del Taysîr al latín y al hebreo. De hecho, entre los siglos XI y XIII tuvo 
lugar un importante movimiento encaminado a la traducción de obras ára-
bes en Europa meridional, particularmente en España, Italia y, aunque en 
menor medida, también en Francia en la escuela de Montpellier [12,13]. 
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Es muy probable que la primera traducción de la obra al latín date de 
1281 y sea el texto de Paravicius en Venecia, titulada Theicrisi dahalmodana 
vahaltadabir [4]. Parece que este texto procede de otro en lengua italiana 
vernácula que fue traducido del hebreo por un médico judío llamado Ja-
cobo (Magister Jacobus Hebreus) para su propia utilidad. La traducción de 
Paravicius sirvió para que a lo largo de los siglos XV y XVI se llevara a cabo 
al menos nueve ediciones en Europa, ocho de ellas en Venecia y una en 
Lyon. Además, el Kitâb al-Taysîr se imprimió también junto con el Kitâb al-
Kulliyât de Averroes (Ibn Rushd) (Figura 3). La popularidad de la obra fue 
tal que llevó a imprimir otras porciones del Taysîr, que se editaron también 
en Venecia. Entre estas ediciones parciales destacan el tratado de las fie-
bres, que muestra los capítulos relativos al tratamiento de la piedra im-
preso en 1497, y el capítulo concerniente a los baños en 1553 [4,7,14,15]. 
Todo ello contribuyó a una gran divulgación de la obra médica de Ibn Zuhr 
en el renacimiento occidental [16,17]. 
 
 
Figura 3. Al-Kulliyat (Las generalidades) de Averroes (Ibn Rushd), editado por Hie-
ronymus Surianus e impresa en Venecia por Otinus de Luna en 1497. La obra incluye 
Tayîr de Avenzoar (Ibn Zhur). Ejemplar de la Biblioteca Complutense de Madrid conocido 
como Abhomeron Abynzhoar, BH MED 1616. 
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Pero aparte de la edición veneciana, existen otras traducciones en copia 
escrita que circularon. Entre ellas destaca el texto en latín, llevada a cabo a 
partir de un texto traducido previamente al hebreo por el judío converso 
Juan de Capoue en la segunda parte del siglo XIII. Un ejemplar de esta 
traducción se encuentra en la Biblioteca de la Facultad de Medicina de Pa-
rís, otro en la Facultad de Montpellier y otro en Bruselas. Otro ejemplar, 
discretamente diferente que se considera traducido por Campanues, se 
guarda en la Biblioteca Nacional de París (Ms. 6948). Además, en la Uni-
versidad de Leiden (Holanda) se conserva una copia bilingüe conjunta en 
árabe con la traducción al hebreo (Ms. 4719). Todo ello indica por un lado 
que los manuscritos del Taysîr fueron muy apreciados por los médicos tar-
domedievales en Europa, en todas las culturas, y por otro el marcado papel 
de las comunidades judías en la transmisión de la obra de Avenzoar [13]. 
No resulta extraño que a menudo el título de la obra se haya modificado, 
apareciendo en ocasiones descrita como Teischir, Tajjassir o Teïcrin. Incluso 
algunos de estos escritos muestran errores de transcripción, más notorios 
en el apartado de las formulaciones [6,7]. 
El título completo de la obra es Kitâb al-Taysîr fî al-Mudâwât wa al-tadbîr 
li-Abî Marwân. Aborda la realidad clínica y terapéutica desde un punto de 
vista práctico. Las nociones de anatomía y de fisiología se dirigen siempre 
a explicar los síntomas y a justificar el tratamiento. En cierto modo Ibn Zuhr 
sigue el ejemplo del sabio Abû Bakr Muhammad ibn Zakarîyâ al-Râzi 
(Razi, Rhazes o Rasis, 866-925), posiblemente el médico persa que más in-
fluenció en su obra al realizar tempranamente aportes fundamentales y du-
raderos a la medicina, la química y la física. De hecho, existe bastante ana-
logía entre el Taysîr y la obra Kitâb al-Hâwî, de Al-Râzi [1]. 
El médico persa presentó por vez primera la enseñanza médica relativa 
al examen clínico del enfermo, vinculando el diagnóstico y el tratamiento, 
y abordando la anatomía exclusivamente en los aspectos relacionados con 
la enfermedad en cuestión [18-24]. Así, Ibn Zhur adopta del ilustre prede-
cesor cómo emplear el método clínico. Esa marca se aprecia también en 
cómo referencia a Hipócrates y a Galeno, aunque curiosamente no cita a 
sus predecesores musulmanes, ni tampoco a sus colegas contemporáneos. 
Parece haberse inclinado definitivamente por los maestros de la medicina 
clásica, y en ese sentido su obra pudo ser aún más aceptada en occidente a 
lo largo de la edad media y del renacimiento. Por el contrario, Ibn Rushd 
menciona constantemente a su maestro y colega Ibn Zhur, y a otros médi-
cos musulmanes contemporáneos. Además, el Colliget aborda cuestiones 
generales sobre la salud, la enfermedad, los alimentos y los medicamentos, 
y omite posiblemente de forma deliberada el estudio específico de las en-
fermedades y de sus tratamientos, para lo cual remite al lector al Kitâb al-
Yaysîr [1]. 
Por todo ello, si consideramos esta obra como una de las más influentes 
de la medicina árabe, resulta inevitable compararla con la obra cumbre de 
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la medicina medieval, Al-Kânûn (Al Qanun o Canon) de Abû ‘Alî al-Hu-
sayn ibn ‘Abd Allâh ibn Sînâ (980-1037). Ibn Sînâ, latinizado como Avicena, 
fue un polímata, médico, filósofo, astrónomo y científico persa pertene-
ciente a la Edad de Oro islámica [1]. El Canon de Avicena es una enciclo-
pedia médica de 14 volúmenes escrita alrededor del año 1020. Se basa en 
una combinación de la experiencia personal del autor, la medicina islámica 
medieval, los escritos de Galeno, Sushruta y Charaka; así como de la anti-
gua medicina persa y árabe. El Canon se considera uno de los libros más 
famosos de la historia de la medicina, pero su carácter enciclopédico deter-
mina que se trate de una obra de escasa utilidad para el médico en su prác-
tica cotidiana. Por el contrario, y en lo que respecta a su contenido, el Taysîr 
es una obra muy diferente, eminentemente práctica. 
Otra obra magna de la medicina hispano-musulmana es Kitab al-Tasrif 
(Libro de la práctica médica), una influyente enciclopedia médica árabe de 
treinta libros escrita hacia el año 1000 de nuestra era por el médico cordo-
bés Abul Qásim Khalaf ibn al-Abbas al-Zahrawi (Abulcasis), que incluye 
representación de material quirúrgico, descripciones anatómicas, clasifica-
ciones de enfermedades y diferentes secciones relacionadas con la medi-
cina, la nutrición, la farmacología,la cirugía ortopédica, la oftalmología y 
la cirugía urológica [1,25]. La obra se hizo muy popular porque fue tradu-
cida al latín en el siglo XII por el célebre traductor italiano Gerardo de Cre-
mona (1114-1187), que en torno a 1144 se estableció en Toledo, cuando con-
taba treinta años de edad, y trabajó bajo el patronato de Raimundo de To-
ledo, arzobispo de la ciudad. Abulcasis basó su trabajo en su experiencia 
personal y en las experiencias vividas por autoridades griegas; en particu-
lar, por Paulus de Egina (c. 625-690). Al-Tasrif tuvo gran influencia sobre el 
progreso de la medicina y la cirugía en Europa y desplazó progresivamente 
al Canon de la Medicina de Avicena como el principal libro de texto de las 
universidades médicas europeas entre los siglos XII y XVII [6]. De esta 
forma, al-Kulliyât de Averroes, Taysîr de Avenzoar y Al-Tasrif de Abulcasis 
revolucionaron la enseñanza médica en el mundo occidental. 
Las aportaciones originales de Avenzoar a la medicina y a la farmacia 
fueron muy relevantes [26,27]. Describió nuevas entidades nosológicas 
como la mediastinitis purulenta, el absceso del pericardio, la parálisis fa-
ríngea y esofágica, el cáncer gástrico que denominó úlcera verrugosa gás-
trica, las úlceras por enfermedad inflamatoria intestinal, la tromboflebitis 
craneal y la incurvadura del pene, que siglos después será conocida como 
enfermedad de La Peyronie. Descubrió también la causa de la sarna o es-
cabiosis, detalló las causas de insuficiencia respiratoria aguda pulmonar y 
extrapulmonar, y realizó la primera traqueotomía experimental en anima-
les [5]. Su apéndice final, el Kitab al-yami (Libro de la colección de jarabes y 
electuarios) es un auténtico tratado de farmacopea. En el registró múltiples 
recetas magistrales, formulaciones específicas y métodos de preparación 
de compuestos, jarabes, electuarios, píldoras, tabletas, triacas y toda clase 
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de preparados farmacéuticos [28,29]. No menos importante es el hecho de 
que Avenzoar fue precursor de la estrategia terapéutica denominada “uso 
racional del medicamento”, que más de ocho siglos después defiende la 
Conferencia de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 
[30]. 
3. El contenido del Kitâb al-Taysîr 
El Taysîr está compuesto de dos partes precedidas por un preámbulo 
dedicado a las medidas sobre cómo preservar la salud que sirve para enal-
tecer la prioridad de la acción preventiva. La atención se centra tanto en el 
espíritu como en el cuerpo [31]. En este sentido la obra Kitâb al-Aghdhiya de 
Ibn Zhur supone también un complemento al Taysîr. Este preámbulo se 
continúa con la descripción clínica de las enfermedades y de las medidas 
terapéuticas a emprender en cada una de ellas. No existe separación entre 
la exposición de los síntomas y las causas, por un lado, y la terapéutica, por 
otro. El tratamiento se aborda justo tras la descripción clínica. La extensión 
del capítulo terapéutico es muy variable con respecto al caso clínico. 
 La obra describe en torno a doscientos procesos mórbidos. El autor re-
visa las afecciones de los diferentes órganos, siguiendo una estructura to-
pográfica a partir de la cabeza; aunque no existe una sistematización real 
por aparatos (vascular, respiratorio, digestivo, p.e.). Así las afecciones del 
esófago se exponen en el mismo capítulo que se dedica al corazón. La to-
pografía anatómica sirve como orientación del índice, lo que refleja tam-
bién el carácter anatomista, más que fisiológico, de la mentalidad del autor. 
La tabla 1 muestra la estructura y contenidos del Kitab al-Taysîr. 
Tabla 1. Estructura y contenidos del Kitab al-Taysir de Avenzoar. 
Apartados Regiones topográficas Enfermedades de los órganos 
LIBRO PRIMERO 
 
1. Enfermedades de la cabeza 
2. Enfermedades del cuello 
 
3. Enfermedades del pecho 
4. Enfermedades del abdomen superior 
 
 Cuero cabelludo, cerebro, nariz, oído, boca, dientes, ojos 
 Partes blandas, columna vertebral, médula espinal, faringe 
 y laringe, tráquea y esófago 
 Tórax, pulmón, pleura, mediastino, pericardio, corazón 
 Hígado, vesícula biliar, bazo, estómago 
LIBRO SEGUNDO 
 
1. Enfermedades del abdomen inferior 
2. Enfermedades de los huesos 
3. Enfermedades generales y otras 
4. Tratado de las fiebres 
 
 
 Intestino, riñón, testículos, útero y vulva. 
 Fracturas. 
 Piel, locomotor, convulsiones y tétanos, parásitos 
 Fiebre héctica, fenómenos críticos, epidemias y otras 
 
FORMULARIO Recetario 
 Jarabes (29), electuarios (20), píldoras (3), tabletas (2) 
 y triacas (5). 
Entre paréntesis se representa el número de cada tipo de receta según formas de administración. 
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La parte descriptiva de cada enfermedad se continúa por un texto de-
dicado a su tratamiento, y la preparación de los medicamentos se describe 
de manera detallada. Posiblemente por este motivo Ibn Zhur prefiere indi-
vidualizar de forma diferencial un formulario terapéutico, Al-Djâmi (el co-
lector) con el que concluye la obra y detalla la preparación de pociones, 
jarabes, electurarios, píldoras, granulados y triacas. 
De hecho, el monarca almohade Abd al-Mumin deseaba un texto sen-
cillo y comprensible, pero Ibn Zhur no quería hacer un manual de divul-
gación para legos. Tampoco se podía negar a la voluntad real. El emir 
asignó un supervisor de la redacción, para comprobar que el texto se ajus-
taba a lo pedido. En el preámbulo Ibn Zhur señala: “No le agradó el plan 
de la obra, arguyendo que la utilidad del libro para quien no domine la 
práctica de la medicina es remota y que no respondía a lo que se me había 
ordenado. […] Entonces yo le añadí una parte de categoría inferior, a la que 
llamé al-Yamî, redactándola de mal grado, apartándome, muy a pesar mío, 
del método para mi ideal, y lo compuse de manera que no se le oculte nada 
al enfermo ni a quien haya a su alrededor”. Así encontró una solución equi-
librada al mantener su propósito científico en el cuerpo principal del al-
Taysîr y al añadir un anexo, al-Yamî, con el modo de elaboración de los re-
medios habituales para las enfermedades comunes, satisfaciendo así a su 
protector y mecenas. De esta forma, el Kitab al-Taysîr pudo ver la luz y fue 
primero copiado en la manera que hemos señalado, y posteriormente im-
preso para la gloria de la medicina musulmana andalusí. 
Como hemos señalado el Kitab al-Taysir tiene un marcado sello perso-
nal y distintivo. Aunque se basa en los principios fundamentales de Galeno 
(129-216), no se deja dominar por ellos. De hecho, los examina y los con-
trasta, declarándose muchas veces contrario a estos principios clásicos. En 
general rechaza las meras especulaciones considerando como principal 
fuente de conocimiento la experiencia. 
Se diferencia de los restantes tratados, por su sentido práctico, la inde-
pendencia de criterio y la multitud de observaciones directas expuestas en 
forma de una treintena de casos clínicos propios, familiares o, incluso, 
como enfermo. Los casos clínicos que describe tratados por el como médico 
de la corte almorávide en Sevilla tratan sobre: otitis media supurativa, 
golpe de calor, hipocondría, absceso pulmonar, pericarditis con derrame, 
ictericia, hernia de pared abdominal, ulcus gástrico, úlceras intestinales, 
prolapso uterino, fiebre epidémica, dolor abdominal, absceso hepático, pa-
nadizo, envenenamiento con disentería, estreñimiento crónico y fístula in-
testinal de origen traumático. Los casos que atendió estando preso en la 
cárcel de Marrakech tratan sobre: cáncer gástrico (ulcera verrucosa), litiasis 
renal, fiebre de origen biliar, intoxicación por hierbas. Entre los casos per-
sonales que sufrió él mismo como enfermo destacan: neuritis “a frigole”, 
neumonía aguda, diarrea aguda por intoxicación,piodermia gangrenosa y 
orquitis aguda. Los casos clínicos que le fueron transmitidos por su padre 
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incluyeron: rabia, absceso pulmonar, fiebre cuartana, empiema pleural y 
epilepsia. Por último, refiere también un caso transmitido por un colega 
versa sobre tos refractaria. 
4. La patología urológica en el Kitâb al-Taysîr 
El contenido urológico del Taysir se concentra mayoritariamente en el 
libro segundo, dedicado a la patología del abdomen inferior. Tomando 
como referencia la edición de Rabat, las enfermedades del riñón ocupan los 
folios 280 a 307 (ambos inclusive), y las enfermedades de los testículos se 
describen entre los folios 308 y 328. El apartado de las afecciones renales 
incluye también vejiga e incontinencia urinaria. Así mismo, el apartado de 
las afecciones de los testículos incluye también varios epígrafes sobre la 
impotencia y las enfermedades que pueden afectar al pene. La tabla 2 
muestra los epígrafes de cada capítulo [7). 
Tabla 2. Capítulos dedicados a la patología urológica en el Kitab al-Taysir de Avenzoar. 
Tratado Capítulos y temática 
DEL RIÑÓN Y SUS ENFERMEDADES 
 
1. De las litiasis nacidas en la vejiga y dentro del riñón 
2. De la litiasis de la vejiga 
3. De los tumores del riñón y de la vejiga 
4. De las enfermedades de los riñones resultantes de una discrasia 
5. De la tumoración del cuello vesical 
6. De la debilidad de la vejiga y de la incontinencia de orina 
 
DE LAS AFECCIONES DE LOS TESTÍCULOS 
 
1. De los tumores de los testículos 
2. De la discrasia de los testículos 
3. De las consecuencias sobre los testículos de una discrasia seca 
4. De la impotencia 
5. De las enfermedades que pueden afectar al pene 
 
4.1. Sobre el riñón y sus enfermedades 
El tratado segundo del segundo libro del Thaysîr trata sobre las enfer-
medades del riñón, a cuyos problemas el autor dedica seis capítulos. Define 
el riñón como un órgano noble en razón de su necesidad, porque acepta 
nutrirse del residuo de sangre que es la orina. Define también a los riñones 
como dos órganos poderosos. Destaca como una enfermedad particular de 
este órgano a la litiasis. 
4.1.1. Litiasis urinaria 
Presenta la función purificadora de los riñones y el riesgo de formar 
piedras, tanto por la superfluidad de los alimentos como por la debilidad 
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de la virtud digestiva de los riñones. Piensa que la litiasis nace de un humor 
espeso, que poco a poco se convierte en adhesiva hasta aglomerar y cons-
tituir un cálculo que se localiza inicialmente en un emplazamiento en el 
que la fuerza sea mínima y a cuyo nivel la circulación se remansa obstacu-
lizada. Así entiende que se genera la litiasis. Hace una analogía con los 
cálculos salivares y con otras litiasis orgánicas, tanto en humanos como en 
otros animales. 
Describe como la litiasis que produce dolor es la litiasis renal, en rela-
ción con su evacuación, pero no la que se forma en la vejiga. También esta-
blece una diferencia entre la dureza y agregación, así como en el tamaño 
de la litiasis renal con respecto a la vesical. La piedra vesical se forma di-
rectamente en la vejiga y causa dolor intenso al orinar si se excoria en el 
cuello de la vejiga, pero produce menos sangrado y menos pus que la pie-
dra del riñón. 
El autor explica la semiología del cólico renal, y de los signos asociados 
como la hematuria y la piuria. Refiere que al crecer la piedra se separa del 
órgano y corta una arteria debilitando al paciente el fluir copioso de sangre. 
En ocasiones cuando la piedra se mueve forma pus causando un continuo 
dolor que dura hasta que el paciente se recupera o muere. 
Con respecto a la terapéutica señala que cuando la orina se torna tan 
clara como el agua sin hipostasis, comienza a formarse la piedra y conviene 
aclarar la dieta del paciente con ortigas hervidas en decocción de garbanzos 
rojos. Presenta diferentes mezclas terapéuticas a administrar a los pacien-
tes según su cuadro clínico, sin descartar la flebotomía de la vena mediana 
del brazo derecho; así como el uso de depurativos y evacuantes. También 
refiere consejos específicos para el tratamiento de la litiasis vesical. Insiste 
en que los medicamentos útiles para la litiasis renal también lo son para la 
litiasis vesical, pero que los agentes empleados contra la litiasis vesical de-
ben ser más poderosos, debido a la situación distal de la vejiga y a la mayor 
dureza de sus cálculos. Insiste en la importancia de emplear medicamentos 
delicados, pero también de los vehículos empleados para transportarlos. 
Para ello destaca el papel del aceite de bálsamo como uno de los mejores 
agentes. 
4.1.2. Tumefacción del riñón y de la vejiga 
En lo que respecta al capítulo de los tumores del riñón y de la vejiga, 
señala que el riñón tiene tumores primitivos, pero también secundarios 
procedentes de otros órganos. Refiere que el dolor en el flanco y la fiebre 
son los principales signos y síntomas de esta entidad. Por ello, resulta más 
probable que este apartado se refiera más a la pielonefritis aguda que a la 
enfermedad neoplásica renal. 
También en lo relativo al tratamiento, la evolución natural de un pro-
ceso inflamatorio renal agudo es la abscesificación y la fistulización. El 
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autor ensaya en estos casos la vía percutánea o transdérmica por instilación 
continua de una solución preparada con mezcla de aceites de rosas, camo-
mila y eneldo con grasa de pato, a la que se añade agua de rosas y vinagre. 
“En una botella de cuello estrecho, se agita fuertemente esta mezcla hasta 
que adquiera un aspecto blanco y espeso. Se cubre entonces la región del 
enfermo opuesta al dolor. Se acuesta al enfermo y sobre la zona dolorosa 
se vierte, este compuesto a través de un orificio de diámetro estrecho a una 
temperatura tibia, ni fría ni caliente, de manera continua desde una altura 
semejante a la de un hombre; para que, al percutir la zona desde una cierta 
distancia, dicha mezcla penetre mejor y su efecto sea más manifiesto, más 
aparente y más rápido, si Dios quiere». 
Señala también la sangría como el principal tratamiento de esta enti-
dad, definiendo la cantidad a sangrar según su edad, su complexión, su 
país de origen y el momento del año. Aconseja prescribir también un jarabe 
a base de lavanda, manzanilla y agua de rosas que actúe como elemento 
degradador, y un aceite antiálgico. También especifica que resulta muy di-
fícil que los tratamientos hagan desaparecen la enfermedad 
4.1.3. Discrasias que afectan el riñón 
 Señala que, como cualquier otro órgano, los riñones pueden afectarse 
por el calor, la sequedad, la humedad o la asociación de varias de estas 
situaciones. El calor es responsable de una gran producción de orina. El 
frio entraña una decoloración de la orina y la incapacidad del riñón para 
producir la orina. La humedad produce disminución de la fuerza atractiva 
del riñón y de una debilidad de la continencia. La sequedad actúa como un 
obstáculo a la correcta maduración y nutrimento del órgano. 
 Señala claramente la poliuria con la que afecta al riñón la enfermedad 
descrita por Galeno, la diabetes, en relación con la disminución de la fuerza 
transformadora que esta enfermedad genera. También menciona el papel 
del hígado en esta fuerza transformadora, así como la variedad de enfer-
medad hidrópica producida por esta perturbación. También describe la 
fuerza expulsiva, cuya alteración puede conllevar la persistencia de las ma-
terias en el cuerpo antes de su eliminación. En lo que respecta a la diabetes 
señala la importancia de prohibir la relación sexual entre hombres y muje-
res, y viceversa; así como el papel terapéutico de los testículos de gallo o 
de pollo joven, guisados en tafaya, y delaceite de almendra con un poco 
de azúcar, con intención de mejorar la fuerza atractiva del riñón debilitado 
y de evitar la ascitis. 
4.1.4. La solución de continuidad del riñón 
En este escueto apartado Ibn Zhur emplea un concepto totalmente ga-
lénico como es la solución de continuidad en los riñones y la vejiga para 
definir la anuria. Señala que su tratamiento es muy difícil, sino imposible. 
El bloqueo puede deberse a piedra, coágulo o pus denso. En los casos en 
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los que se debe a una compresión del riñón se recomienda emplear aceite 
de rosas y no se describe tratamiento quirúrgico ni sondaje alguno. 
4.1.5. Tumoración del cuello vesical 
 En este apartado el autor describe de forma novedosa el engrosa-
miento prostático característico de la hipertrofia prostática benigna, sin 
mencionar el órgano prostático como tal. Recomienda la restricción de in-
gesta hídrica, porque “la vía de eliminación de la orina está obstruida”. 
Como tratamiento sugiere huevos cocidos y aceite de rosas tópico prepa-
rado de forma muy especial, todo ello junto con flebotomía. 
 Especifica que en ocasiones la obstrucción la genera un fragmento de 
cálculo desprendido y que se desplaza para impactarse dando lugar a una 
verrucosidad o callo neoformado, al cual se adhiere generando importante 
dolor. La conclusión según el autor es la distensión vesical excesiva por la 
orina. De esta forma describe magistralmente los cambios obstructivos cró-
nicos del aparato urinario inferior. Esta descripción solo es posible que la 
genere un clínico que ha practicado autopsias en numerosas ocasiones y se 
haya percatado de estos cambios. Curiosamente recomienda que en los ca-
sos con litiasis vesical obstructiva enclavada el paciente orine tumbado de 
lado, para que la litiasis se desplace lateralmente en la vejiga y permita la 
emisión de la orina; todo ello junto con medicamentos que permitan la di-
solución de ese cálculo, y aceite balsámico que favorezca también la elimi-
nación. Refiere específicamente un jarabe de oxi-miel, compuesto por agua 
con miel preparada con una decocción de pepitas de melón y de regaliz de 
rama. Avisa del peligro mortal de esta patología. 
Utiliza la palabra “fragmentación” para definir la acción de los medi-
camentos que sugiere. Finaliza este capítulo con la descripción de una téc-
nica de litotricia, pero en este caso no emplea la palabra fragmentación. No 
se refiere en ningún momento a la talla vesical, ya realizada por otros au-
tores clásicos. La litotricia la describe así: “un tratamiento efectivo, con el 
permiso de Dios, es ordenar el uso de un catéter, conocido como jeringa, 
lleno de una decocción de palo de regaliz cocido hasta los caracteres del 
agua y al que luego se le agrega agua mezclada con miel de la cual se eli-
minó la espuma. Ponemos todo en el catéter y lo usamos de esa manera”. 
Del término “ordenar” esta acción podemos dedicar que la cirugía y cual-
quier manipulación era realizada por auxiliares médicos. 
4.1.6. La incontinencia urinaria 
 Achaca esta patología a la “debilidad” de la vejiga urinaria, de modo 
que la orina no puede ser retenida como se debe. La causa es un debilita-
miento de la “fuerza prensiva, dependiente de la voluntad, a nivel del 
músculo especializado en esta función”. El bloqueo de esta fuerza prensiva 
determina la “filtración” y la debilidad la explica por una discrasia fría que 
domina a la humedad que empapa al órgano. El frío a su vez puede 
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proceder de diferentes causas, como la piedra, la edad avanzada, o el em-
pleo de un medicamento demasiado resfriante contra un tumor en este en-
torno; en este último caso, por desconocimiento del médico. 
 Aquello que resulta de una imbibición por humedad residual se cura 
por alimento ligero y seco; y si el paciente debe beber, el agua debe mez-
clarse con sirope de corteza de cedro, sirope de lentisco o sirope de limon-
cillo. También debe aplicarse tópicamente de forma externa aceite de nuez 
moscada; y, mejor aún, aplicando también aceite de regaliz por debajo del 
de nuez moscada. Aunque de nuevo la curación queda supeditada a la vo-
luntad de Dios. El autor señala que si el proceso se debe a una simple dis-
crasia fría la curación con la aplicación de óleos es fácil de adquirir, aunque 
resulta necesario prohibir a los pacientes los alimentos fríos y los alimentos 
húmedos. Parece necesario evitar la cocción de los alimentos y de los pos-
tres, y resulta además oportuno calentar los granos y emplear la parrilla 
para cocinar. 
4.2. Sobre las afecciones del testículo 
El tratado tercero del segundo libro del Thaysir trata sobre el testículo 
y el pene. A los problemas de estos órganos el autor dedica cinco capítulos. 
Afirma que los testículos son dos órganos principales y que su fuerza es 
grande. Comienza esta sección describiendo los efectos de la castración: la 
voz se adelgaza, su comportamiento se deteriora y ya no tiene barba, su 
mente está muy perturbada, su esperma no engendra. En sus palabras: “No 
hemos encontrado un castrato que sea afable, razonable y digno de con-
fianza, ni hemos oído hablar de un castrato que deje nada digno. sin em-
bargo, uno encuentra en estas personas valentía e indulgencia, pero 
cuando no resultan de una actitud mental racional, no son loables”. 
La explicación que otorga a que desaparezca bruscamente la capacidad 
procreadora de un hombre joven o un adulto se centra en una discrasia, sea 
por exceso de frío, calor, humedad o sequedad, aunque también puede de-
berse a la asociación de estos problemas. El exceso de alimentos termogé-
nicos o la fiebre ardiente son dos de las causas principales. En este sentido, 
el propio autor señala que padeció un cuadro de orquitis aguda y que, solo 
cuando este se restableció, fue capaz de engendrar a su hijo, con la ayuda 
de Dios. 
Avisa también que debido a discrasia fría los hombres de edad avan-
zada pueden engendrar con problemas y describe alimentos que pueden 
generar riesgos de déficit intelectual en la descendencia. Dedica también 
abundantes consejos a prevenir y tratar la esclerosis testicular que dismi-
nuye la capacidad procreativa. Al final de la introducción de este tratado 
sobre las enfermedades de los testículos dedica una amplia descripción del 
desarrollo normal y patológico de la pubertad masculina. 
 
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4.2.1. Los tumores del testículo 
 Refiere que los tumores de testículo pueden ser malignos según la 
substancia de la que estén formados. Los tumores que provienen del hu-
mor bilioso piensa deben ser tratados con vinagre y los que proviene de un 
humor flemático son de naturaleza hídrica. Emplea remedios como el 
suero de leche de cabra o la manzanilla, y también el lapislázuli. Describe 
los apostemas o tumores testiculares y la hernia, humedad superflua fle-
mática, que recomiendo secar con harina de cebada amasada antes de inci-
dir. Avisa del peligro de la cirugía si la hernia contiene intestino, y reco-
mienda tratar con reposo y cataplasma de lejía y cenizas de ciprés. 
4.2.2. La discrasia testicular 
 Refiere que este problema puede suceder como en cualquier órgano 
del cuerpo. La discrasia desigual se acompaña necesariamente de dolor. 
Habla de luxación testicular para relatar la torsión de testículo, a la cual se 
refiere como rotura de los ligamentos suspensorios. En estos casos se pro-
duce tardíamente una infección y el tratamiento debe ser la evacuación por 
perforación del escroto con un instrumento de hierro. En aquellos casos en 
los persiste en parte el ligamento el testículo disminuye su volumen secán-
dose. 
 Se describe otro apartado independiente sobre las consecuencias de 
una discrasia testicular seca, que trata de los traumatismosde testículo en 
los que puede suceder fractura testicular o contusión testicular. Se emplea 
el aceite de rosas, pero la curación es difícil cuando la fractura es muy im-
portante. 
4.2.3. La impotencia 
Resulta del relajamiento de los testículos. Cuando se debe a la edad 
avanzada el autor recomienda tratar con buen aceite de nuez; así como nu-
merosas recetas, tanto orales como tópicas sobre la verga. Posiblemente el 
más extraño de estos remedios sea el agua de cenizas de terebinthe cono-
cido como “sangre de dragón” y la harina de nueces de ciprés amasados 
dentro de la verga. 
4.2.4. Enfermedades del pene 
En el capítulo sobre la verga describe detalladamente la obstrucción 
uretral por piedra o por otra dureza. Describe la extracción de la piedra con 
catéter (“alchatatir”), método que el botánico y médico italiano Prosper Al-
pinus (1553-1617), siglos después, atribuye a algún árabe sin especificar a 
quien. También detalla la cirugía del taladro con punta de diamante de 
Abulcasis, el reblandecimiento de los tejidos con bálsamo de Meca (resina 
de Commiphora opobalsamum) empleada por Plinio el Viejo y por Celso, o un 
novedoso remedio que consiste en puncionar el pene por encima de la du-
reza para que fluya la orina y cure el dolor. 
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Según sus palabras, cuando se produce una retención vesical secunda-
ria a verrugas implantadas en la uretra, «es frecuente que el médico se vea 
obligado a llamar al cirujano -con el paciente cerca de la muerte- para que 
perfore el conducto por abajo y haga salir la orina». Preconiza realizar la 
intervención antes de llegar a una situación extrema para después, me-
diante inyecciones intracavitarias, llevar a cabo un tratamiento tópico de 
las verrugas uretrales. Especifica que “Cuando el dolor del paciente se ha 
calmado el médico puede entonces tratar las verrugas con el catéter gracias 
a que se puede introducir en el interior de la uretra aceite de almendras o 
de sésamo inyectado directamente sobre las verrugas hasta que se despren-
dan”. Este tipo de tratamientos será empleado ampliamente en la medicina 
musulmana y también siglos después por médicos renacentistas para tratar 
la estenosis uretral (Figura 4). 
 
Figura 4. Cerrahiyyetü'l Haniyye, Tratado de cirugía, por el autor turco Sabuncuoğlu Şera-
feddin (1385-1468), Bibliothèque Nationale de France, Ms. 693 f.110v. Se muestra la mani-
pulación uretral con fines terapéuticos. 
En este mismo capítulo Ibn Zuhr describe también la pústula en la 
verga, la falta de sensibilidad, la pasión del miembro y la expulsión esper-
mática, con variados remedios. 
5. Formularios urológicos en el Kitâb al-Djâmi 
En este apéndice terapéutico el autor destaca, en el nombre de Dios 
clemente y misericordioso, y en la salud del profeta Muhammad, su familia 
y compañeros, que la medicina teórica a menudo ignora sus aplicaciones 
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prácticas. Presenta una serie de tratamientos a base de electuarios, jarabes 
y ungüentos, de los cuales al menos dos se dedican al tratamiento de la 
patología urológica. Se trascribe literalmente la composición y la realiza-
ción de jarabes y electuarios considerados de utilidad para tratar, por un 
lado, la retención de orina y, por otro, para tratar la incontinencia de orina. 
5.1. Para tratar la retención de orina y fragmentar la litiasis 
5.1.1. Como jarabe 
“Emplea semillas de melón, semillas de pepino, semillas de espárra-
gos, raíces de rosa mosqueta, diente de perro; una onza de cada. También 
semillas de zanahoria silvestre, raíces de apio, raíces de hinojo, cuatro on-
zas de cada. Se trituran los remedios por separado y se dejan reposar una 
noche hirviendo en catorce libras de agua. A la mañana siguiente se llevan 
a fuego bajo hasta que el agua se reduzca a la mitad, luego filtrar y agregar 
al filtro seis libras de azúcar y una libra de miel pura; se vuelve a llevar al 
fuego hasta obtener un almíbar bien hecho. Tomamos de dos a tres onzas 
cada mañana con cuatro veces más agua tibia”. 
5.1.2. Como electuario 
“Corteza de melón, goma de ciruela, corazones de semillas de melón, 
corazones de semillas de pepino, diente de perro, lentisco: diez dracmas de 
cada uno. También boswellia carterii macho, escorpiones carbonizados, 
piedras de los judíos, piedra esponja: cinco dracmas de cada. Los remedios 
se pulverizan por separado y se tamizan de la misma manera, luego se 
mezclan. trituramos todo y lo mezclamos con sirope de tribule terrestris. 
Tomamos de media dracma a dos dracmas todas las mañanas. Este elec-
tuario y el jarabe que antes mencione son eficaces contra la retención de 
orina; si hay piedras en la vejiga o en los riñones, las fragmentan, con per-
miso de Dios”. 
5.2. Para tratar la incontinencia de orina 
5.2.1. Como jarabe 
“Se lleva a cabo a base de arillo bellota fina. Me refiero a que la cáscara 
de la semilla de bellota te envuelve desde el origen de la bellota, es decir, 
la fina costra que se encaja entre la gruesa costra y el núcleo central: dos 
onzas de cada uno. También palo de regaliz rallado. flores de rosas: una 
once de cada una. Ramas de lavanda, corteza de cidra pulverizada: tres 
once de cada uno. Se trituran los remedios y se deja macerar veinticuatro 
horas en doce libras de agua hirviendo. A la mañana siguiente llevar a 
fuego lento hasta que el agua se reduzca a la mitad; filtrar y agregar al fil-
trado seis libras de jarabe de dátiles verdes; se vuelve a llevar al fuego hasta 
obtener un almíbar bien hecho. Uno toma de una a tres onzas cada mañana 
con tres veces más agua tibia”. 
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 5.2.2. Como electuario 
“Mermelada de rosa dulce: una libra, a lo que añadimos arilos internos 
y externos de bellota: una onza cada uno; lentisco, ramas de flores de la-
vanda: un cuarto de onza de cada uno pulverizado por separado y luego 
tamizado. si es necesario humedecerlo, utilizamos el almíbar dulce de rosa 
seca. Cada mañana tomamos cuatro dracmas más o menos, Dios quiera”. 
6. Conclusión 
En general, el principal mérito de la medicina de los autores clásicos es 
su capacidad para basarse en una observación minuciosa y en una aproxi-
mación racional al proceso clínico; pero si algo hace única a la obra escrita 
de Ibn Zhur es su maestría en la semiología clínica que confirma cómo el 
rigor de la lógica en el método científico es independiente de la época y de 
la geografía. 
Algunas descripciones de Ibn Zhur en el Taysîr, como son las conse-
cuencias de la castración masculina, las alteraciones que produce la lesión 
neurológica medular y de nervios periféricos o el análisis de los procesos 
febriles son absolutamente válidos incluso ocho siglos después en la medi-
cina actual. Es el arte de curar basado en la experiencia y en el conoci-
miento. La observación de Ibn Zhur de los procesos morfológicos, incluso 
antes del desarrollo de la Anatomía Patológica, y su estricto respeto al mé-
todo experimental le convierten, como dijo su discípulo Averrores, en el 
Galeno de los médicos árabes. 
Se ha reconocido que las principales novedades del Taysîr son la des-
cripción pionera de los tumores mediastínicos, de los signos de la pericar-
ditis, de la traqueotomía seriada y de la nutrición enteral por sonda para la 
oclusión esogáfica. Pero también son importantes las novedades urológi-
cas: la descripción de la pielonefritis aguda y de su tratamiento percutáneo, 
la descripción de la hipertrofia prostática benigna como “tumoración del 
cuello vesical” y de los cambios morfológicos que producen sus secuelas, 
la fisiopatología de la incontinencia urinaria, el empleo de litotricia uretral 
mediante catéter, la uretrostomía en los casos de obstrucción uretral com-
pleta por litiasis enclavada y la instilación endouretralpara el tratamiento 
de la estenosis uretral mediante reblandecimiento de las “verrugas”. Todo 
ello nos lleva a considerar el papel destacado del médico sevillano Ibn Zhur 
en el conocimiento y difusión de la patología urológica, y la repercusión de 
este saber durante la edad media y renacimiento europeo. 
 
Contribución de los autores: Los autores han contribuido al diseño metodológico, adquisición de 
datos, escritura y preparación del manuscrito; así como a la revisión y edición del mismo. Los auto-
res han leído y están de acuerdo con la publicación del manuscrito en esta versión. 
Financiación: El presente artículo no ha recibido financiación externa. 
Conflicto de Interés: No existe conflicto de interés debido a la realización de este trabajo. 
 
Historia Urológica Hispánica 2023, Vol. 2; Pp. 37-58. 21 de 22 
 
 
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