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00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd ii 18/12/13 18:40 11 Educación quirúrgica 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd i 18/12/13 18:40 Dr. Abel Archundia García Profesor Titular del curso de Posgrado de Cirugía Cardiotorácica, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Miembro fundador y ex Presidente del Consejo Nacional de Cirugía de Tórax Ex Presidente de la Sociedad Mexicana de Cirugía Cardiaca, A.C. Certifi cado por el Consejo Nacional de Cirugía del Tórax Certifi cado por el Consejo Mexicano de Angiología y Cirugía Vascular Jefe de la División de Investigación Clínica y en Cirugía Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) MÉXICO • BOGOTÁ • BUENOS AIRES • CARACAS • GUATEMALA • MADRID • NUEVA YORK SAN JUAN • SANTIAGO • SAO PAULO • AUCKLAND • LONDRES • MILÁN • MONTREAL NUEVA DELHI • SAN FRANCISCO • SINGAPUR • ST. LOUIS • SIDNEY • TORONTO 11 Educación quirúrgica Quinta edición 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd iii 18/12/13 18:40 http://booksmedicos.org Director editorial: Javier de León Fraga Editor sponsor: Emilio Salas Castillo Editor de desarrollo: Manuel Bernal Pérez Supervisor de producción: José Luis González Huerta NOTA La medicina es una ciencia en constante desarrollo. Conforme surjan nuevos conocimientos, se requerirán cambios de la terapéutica. El (los) autor(es) y los editores se han esforzado para que los cuadros de dosifi cación medicamentosa sean precisos y acordes con lo establecido en la fecha de publicación. Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier otra persona que haya participado en la preparación de la obra garantizan que la información contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Convendría recurrir a otras fuentes de datos, por ejemplo, y de manera particular, habrá que consultar la hoja informativa que se adjunta con cada medicamento, para tener certeza de que la información de esta obra es precisa y no se han introducido cambios en la dosis recomendada o en las contraindicaciones para su administración. Esto es de particular importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso no frecuente. También deberá consultarse a los laboratorios para recabar información sobre los valores normales. CIRUGÍA 1. EDUCACIÓN QUIRÚRGICA Quinta edición Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin autorización escrita del editor. DERECHOS RESERVADOS © 2014, 2011, 2008, 2001, 1996 respecto a la quinta edición por, McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S. A. de C. V. Prolongación Paseo de la Reforma 1015, Torre A, Piso 17, Col. Desarrollo Santa Fe, Delegación Álvaro Obregón C. P. 01376, México, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. Núm. 736 ISBN: 978-607-15-1124-9 GRG 12/13 1234567890 2356789014 Impreso en México Printed in Mexico 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd iv 18/12/13 18:40 Contenido v Prólogo a la 5a. edición vii Prefacio a la 5a. edición xi Capítulo 1. Historia de la cirugía 1 Capítulo 2. La célula y el código de las moléculas 25 Capítulo 3. Mediadores químicos de la infl amación 33 Capítulo 4. Proceso de curación de las heridas 41 Capítulo 5. Agentes infecciosos en cirugía 65 Capítulo 6. Defensa del huésped contra la infección 89 Capítulo 7. Respuesta metabólica al traumatismo quirúrgico 103 Capítulo 8. Procedimientos antimicrobianos en el ejercicio de la cirugía 119 Capítulo 9. Área de quirófanos 145 Capítulo 10. Técnica aséptica 157 Capítulo 11. Preoperatorio 177 Capítulo 12. Anestesia 203 Capítulo 13. Transoperatorio 235 Capítulo 14. El acto quirúrgico 271 Capítulo 15. Procedimientos esenciales 317 Capítulo 16. El posoperatorio 349 Capítulo 17. Líquidos, electrólitos y equilibrio acidobásico en el posoperatorio 395 Capítulo 18. Soporte nutricional al paciente quirúrgico 411 Índice alfabético 423 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd v 18/12/13 18:40 La 5a. edición de Cirugía 1 incluye contenido digital que muestra diversos procedimientos y elementos quirúrgicos para complementar el aprendizaje. A fi n de acceder al contenido digital adicional, descargue una aplicación para escanear los códigos QR que se encuentran en las páginas interiores. En su Smartphone escriba en la barra de direcciones de su Browser de Internet lo siguiente. Para iOS: www.scanlife.com Para Android: http//gqr.ai En Windows Mobile busque “QR Reader” Información adicional disponible en el centro de aprendizaje en línea (On-line Learning Center) www.mhhe.com/medicina/archundia_cirugia1_5e 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd vi 18/12/13 18:40 vii Prólogo a la 5a. edición actividades que muchas veces son los antecedentes de lo que hacemos en la actualidad. Es fundamental conocer el pasado para no repetir los mismos errores, para que en base a la experiencia obtenida se mejore el presente y pro- yecte el futuro. En los siguientes capítulos se parte del conocimien- to de la célula, su estructura, sus componentes químicos como macromoléculas o componentes de menor dimen- sión, de la interacción de las células, las señales autocrinas, paracrinas y endocrinas, la comunicación mediante el sis- tema nervioso, el reconocimiento, activación y efecto, que tendrá como resultado diferentes mecanismos y funcio- nes de los que depende, la nutrición, secreción, excreción, reacciones neuroendocrina, inmunológica, la salud y la vida misma. En relación con lo anterior después se analiza el proceso de curación de las heridas, partiendo de la cla- sifi cación de las mismas según su extensión, profundidad, tiempo de evolución y estado bacteriológico, también se describen las fases de la cicatrización, los diferentes tipos de cicatrización de acuerdo con el órgano involucrado y el agente agresor, así como los factores que interfi eren o ayudan en el proceso cicatrizal, lo que seguramente servirá al cirujano general y de otras especialidades quirúrgicas para que, sobre conocimientos fi rmes, haga un manejo adecuado y racional de las heridas. La complicación más frecuente de la cirugía es la in- fección, lo que justifi ca la inclusión del capítulo en el que se analizan los mecanismos de defensa contra la infección, tanto inespecífi cos, con la participación de los componen- tes celulares y moleculares, como específi cos en relación con la inmunidad celular y humoral; lo anterior permite comprender los cuadros de inmunodefi ciencia congénita o adquirida, la manera de diagnosticarlos, prevenirlos y tratarlos, con el fi n de evitar las complicaciones infecciosas que incrementan la morbilidad y la mortalidad. Esta infor- mación va de la mano con el capítulo en el que se describen los procedimientos antimicrobianos en el ejercicio de la cirugía, las ventajas y desventajas de los métodos físicos y químicos para conseguir una adecuada esterilización del material utilizado lo que, a su vez, se complementa con el capítulo en el que se describe minuciosamente la técni- ca aséptica, con la responsabilidad y la debida conducta de todos los participantes en el acto quirúrgico, de lo que mucho depende el éxito del mismo. En el libro se incluye un apartado sobre el área de quirófanos, en el que se describe con claridad y el auxilio de esquemas muy ilustrativos, su ubicación, el diseño más apropiado para delimitar física y funcionalmente las dife- Desde el remoto tiempo en el que el “paleocirujano” aten- día al hombre de las cavernas, primordialmente por he- ridas recibidas durante la caza para obtener el sustento diario, la cirugía ha evolucionado en forma espectacular, Hipócrates pone especial atención en la observación del enfermo y Galeno inicia la medicina experimental; aun- que sus conclusiones no siempreeran apegadas a la verdad prevalecieron durante el oscurantismo de la Edad Media. En el Renacimiento se vuelven los ojos al ser humano y renacen la ciencia y las artes, el anatomista y el médico se asocian a los artistas para ilustrar los conocimientos anatómicos, fi siológicos, algunas enfermedades y su trata- miento, con aportaciones no por sencillas menos impor- tantes, como la de Ambrosio Paré, “El padre de la cirugía”, al sustituir el cauterio por la ligadura de los vasos sanguí- neos en la hemostasia, cambio que ha prevalecido hasta nuestros días, al igual que la evacuación de los heridos del campo de batalla, antecedentes de instituciones como la Cruz Roja o la Media Luna. Durante los siguientes dos siglos se distinguen el mé- dico de bata larga que diagnosticaba y trataba las enferme- dades, del médico de bata corta que realizaba los procedi- mientos quirúrgicos, labor artesanal que durante muchos años estuvo en manos de los barberos; sin embargo, pau- latinamente fue cambiando el panorama, el cirujano cada vez se interesó más en los aspectos clínicos de los pacien- tes que operaba, en el diagnóstico y cuidados preoperato- rios, las respuestas hemodinámica y metabólica al trauma quirúrgico y los cuidados posoperatorios. Con una visión y manejo integral del enfermo, de lo que mucho dependen los buenos resultados, surge el “cirujano científi co” que in- vestiga, hace innovaciones, escribe y enseña la ciencia y el arte de la cirugía. Todo lo anterior se trata en este libro de una manera sencilla y comprensible, con esquemas elabo- rados por el autor como se hizo en el Renacimiento, como lo hizo Leonardo Da Vinci, un hombre universal e inno- vador en diferentes áreas de la ciencia, anatomista y artis- ta excelso, quien dejó plasmados en esquemas, cuadros y esculturas sus hallazgos en las disecciones de animales y seres humanos. En el primer capítulo de este libro se hace un recorri- do por la historia de la medicina, con especial énfasis en la cirugía, se abordan avances e innovaciones quirúrgicas en diferentes países y en el ámbito nacional, lo que debe constituir un bagaje cultural de los estudiantes, los médi- cos y los trabajadores del área de la salud. Es importante conocer lo que hicieron quienes nos antecedieron, lo que han realizado los cirujanos en diferentes lugares y épocas, 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd vii 18/12/13 18:40 viii | Prólogo a la 5a. edición se cuenta con todo lo necesario para el procedimiento qui- rúrgico, describe los cuidados generales en el transopera- torio, las medidas de monitoreo invasivas y no invasivas de la función respiratoria, circulatoria, renal y del sistema nervioso, de cuyas variaciones debe llevarse un registro escrito, sin omitir la comprobación de que el instrumental, compresas y gasas están completas antes de terminar la operación. Dicha sección incluye la descripción de las po- siciones quirúrgicas, una vez más ilustradas con esquemas muy demostrativos elaborados por el autor, quien comple- ta la sección con la descripción de las manifestaciones y el manejo de complicaciones transoperatorias, como estado de choque, paro cardiorrespiratorio, transfusión de san- gre incompatible y cuadros de hipertermia maligna, entre otros. Lo referente al acto quirúrgico también podría llenar varios libros, en esta obra en pocas páginas se describen principios generales y universales de la cirugía, como son: las incisiones, hemostasia y sutura, con la recomendación del manejo cuidadoso y gentil de los tejidos durante la di- sección, separación de estructuras anatómicas y repara- ción de las heridas de acceso. La descripción de la técnica quirúrgica corresponde a obras especializadas, pero en este libro en forma breve y precisa se proporciona valiosa información de las características del instrumental qui- rúrgico y del material de sutura, técnicas de hemostasia y sutura de diferentes estructuras, uso de materiales adhe- sivos, pegamentos y tipos de drenajes, para terminar con la descripción del equipo, instrumental, vías de acceso y técnica general en la cirugía endoscópica. Toda esta infor- mación indudablemente es útil para los cirujanos, sea cual fuere su especialidad y, desde luego, también es de gran valor para los cirujanos en formación, los integrantes del equipo quirúrgico, los estudiantes, el personal administra- tivo y directivo. La función del cirujano no termina al concluir la in- tervención quirúrgica, es el responsable de su paso seguro a la sala de recuperación y posteriormente a su cama; la valoración de la recuperación anestésica corresponde al médico anestesiólogo, pero el cuidado durante esta fase es responsabilidad de todo el equipo quirúrgico, la posi- ción del enfermo, aspiración de secreciones de las vías respiratorias, permeabilidad de la venoclisis para la ad- ministración de líquidos y medicamentos, son aspectos que deben cuidarse en el posoperatorio inmediato. En los días que siguen a la cirugía deberán vigilarse la herida qui- rúrgica, drenajes, el estado nutricional y de hidratación, cuidar el aseo, movilización y alteraciones psicológicas del paciente. Con excelente juicio el autor nos habla de la preven- ción, detección y manejo de las principales complica- ciones posoperatorias: en la herida misma, respiratorias (broncoaspiración, retención de secreciones, atelectasia e infecciones), complicaciones cardiovasculares (estado de choque, trombofl ebitis, enfermedad tromboembólica y embolia pulmonar), complicaciones urinarias (infección rentes zonas: negra, gris y blanca, lo que será de mucha utilidad no sólo para médicos, estudiantes y personal de salud —a quienes se les proporcionan las bases y guías para el comportamiento adecuado antes, durante y después de la cirugía—, sino también para el personal administrativo y directivo, tanto del hospital como de las instituciones de salud, las cuales son las responsables de la planeación, construcción y equipamiento del área de quirófanos; esto permitirá que la cirugía pueda realizarse con efi ciencia y seguridad, lo que a la larga redunda en benefi cio de los pacientes. La intervención quirúrgica es un acto espectacular que atrae la atención de enfermos, médicos y estudiantes, pero el estudio y manejo preoperatorio es tanto o más im- portante, ya que de una buena historia clínica depende un diagnóstico acertado y la adecuada indicación quirúrgica, así como la detección de los posibles factores de riesgo, en lo que mucho ayuda el uso racional de estudios de labora- torio e imagenología. El autor nos habla del estudio clínico, la indicación quirúrgica urgente y electiva, describe las diferentes clases de riesgo en la clasifi cación de la ASA, analiza los princi- pales factores de riesgo, cómo detectarlos, tratarlos y pre- venirlos. En la fase preoperatoria llama la atención sobre la importancia de la planeación, explicación del riesgo y el consentimiento informado, de la nota y órdenes preope- ratorias, muchas de las cuales por rutinarias se soslayan (como las referentes al ayuno, aseo y preparación de la zona donde se va a intervenir, colocación de sonda vesical, sonda nasogástrica, catéter venoso periférico o central, administración preoperatoria de soluciones electrolíticas y diversos medicamentos). En el caso de la cirugía pro- gramada es crucial la preparación psicológica, valorar el estado nutricional y, de ser necesario, mejorarlo antes de la cirugía, el soporte nutricional es abordado con mayor amplitud y profundidad en el último capítulo del libro. El avance de la cirugía ha sido paralelo al de la anes- tesia, que ahora permite realizar operaciones hasta hace algunos años inimaginables, por lo que este texto le dedica un capítulo en el que trata la valoración preanestésica, des- cribe los planos anestésicos en las diferentes modalidades de anestesia general, cómo se llega a ellos de acuerdo con el método y la sustancia utilizada, administrada por inha- lación o porvía intravenosa, el uso de medicamentos en la inducción, mantenimiento y recuperación, como son los opiáceos y los relajantes musculares. También incluye lo referente a la indicación, equipo necesario, medicamentos y técnica de la anestesia espinal o subaracnoidea, del blo- queo regional, anestesia local y tópica. Toda esta informa- ción presentada en forma sencilla es una muy buena guía, sobre todo para el cirujano en formación, aunque no deja de ser útil incluso para el médico anestesiólogo. La sección de transoperatorio podría llenar varios li- bros, esta obra la inicia con la identifi cación del paciente, primer paso de los programas de cirugía segura, que in- cluye el marcaje de la zona por operar y el cotejo de que 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd viii 18/12/13 18:40 Prólogo a la 5a. edición | ix vascular, cuyas actividades en el Centro Hospitalario 20 de Noviembre del ISSSTE son ampliamente reconocidas y han consolidado una escuela quirúrgica en su especiali- dad, no olvida la enseñanza de estudiantes, de los médicos y cirujanos en formación, lo que hace años pude consta- tar en sus clases y ahora queda plasmado en este libro, cuyo contenido aborda temas generales de la medicina y conceptos universales de la cirugía. Así, es sin duda útil como libro de texto o como obra de consulta para todos: estudiantes, residentes, enfermeras y cirujanos de todas las especialidades quirúrgicas. Dr. César Gutiérrez Samperio Generación 1953-1958 o retención aguda de orina, insufi ciencia renal aguda, su profi laxis, reemplazo de la función renal) y pronóstico. En estas líneas quiero reconocer y felicitar al Dr. Abel Archundia García, compañero en la Escuela de Medicina de la UNAM en el antiguo edifi cio de la Plaza de Santo Domingo, para terminar en las nuevas instalaciones de la Ciudad Universitaria, donde coincidimos en el Departa- mento de Cirugía Experimental, y convivimos en activi- dades docentes y de investigación, Abel fue Jefe de este Departamento, por su capacidad científi ca, técnica, como docente y como investigador, pero sobre todo por su ca- lidad humana y liderazgo, dejó un importante legado a quienes le sucedieron. Quiero destacar el hecho de que aunque el Dr. Archundia es un destacado cirujano cardio- 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd ix 18/12/13 18:40 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd x 18/12/13 18:40 xi Prefacio a la 5a. edición Ciencia y tecnología evolucionan minuto a minuto; los conocimientos se incrementan en forma exponencial e impredecible y en este contexto de explosión tecnológi- ca los avances se aplican inmediatamente a la disciplina quirúrgica misma que, a su vez, retroalimenta y sirve de incentivo a la investigación formando un círculo virtuoso. Se trata de un verdadero vértigo tecnológico. Algunos rubros destacan en esta evolución vertigino- sa y en la medida que se incrementan los conocimientos se perfi lan revoluciones radicales. El primero y quizá el más trascendente de estos cambios ya fue advertido en ediciones anteriores de este texto y en la actualidad se materializó con la adopción ya universal del ejercicio de la medicina basada en evidencias; esta norma es la que hoy por hoy defi ne las estrategias y establece que cualquier procedimiento realizado en Medicina, ya sea preventivo, diagnóstico, terapéutico, pronóstico o rehabilitador, debe estar defi nido por su nivel de evidencia científi ca, la cual se difunde mediante la publicación de las guías clínicas específi cas que son elaboradas por cuerpos colegiados y se ponen al alcance de los profesionales de la salud por la vía electrónica. Se recomienda enfáticamente al estudian- te y al médico formarse el hábito cotidiano de consultar las guías clínicas cuando sea necesario hacer una toma de decisiones en el ejercicio de la profesión, es un recurso valioso cuando no se sabe qué hacer. Otros cambios han tenido lugar en la instrumentación quirúrgica, por siglos los instrumentos han prolongado las manos del cirujano y nuevos instrumentos se incorporan al arsenal del cirujano. El estudiante debe conocerlos y sa- ber que están en uso un sinnúmero de nuevos recursos: suturas mecánicas, engrapadoras, instrumentos ultrasóni- cos, telecomandos, telepresencia, videoasistencia, brazos robóticos, miniaturización de los instrumentos clásicos así como ya se habla de nanocirugía y nanorrobótica; asimis- mo, los dispositivos de fi bra óptica que exploran y mani- pulan el interior del organismo incrementan la visión y capacidad de maniobra de los cirujanos. En fi n, asombra que la increíble instrumentación para cirugías de mínima invasión, que fue novedosa en las anteriores ediciones de este libro, ha llegado al alarde tecnológico de la cirugía en- doscópica transluminal que se realiza invadiendo el orga- nismo por sus orifi cios naturales (NOTES), sin incisiones en la piel; o la cirugía endovascular con la que es posible actuar en todo el sistema circulatorio sólo puncionando los vasos periféricos y que se ha generalizado en el mun- do para tratar las más diversas enfermedades, a la cabeza de las cuales se encuentra la cardiopatía isquémica. Todo esto es simplemente citar algunas de las innovaciones que parecen crecer sin límite. El profesional de la salud puede informarse de todos estos avances casi en tiempo real al explorar la Red y conocer sus aplicaciones en la medida en que surgen. El poder de los auxiliares de diagnóstico se desplie- ga al parejo de los recursos terapéuticos y de los sistemas electrónicos en todas sus líneas, entre ellos destacan la efi - ciencia y complejidad de los laboratorios clínicos, la ima- genología, la medicina nuclear y la emisión de positrones que, a su vez, se apoyan en las plataformas de Internet y en los dispositivos móviles que incrementan las posibilidades de transformación y de conexiones que establecen relación con millones de profesionales, por lo que literalmente ya rediseñan la docencia de la medicina y la cirugía. Como resultado, los textos que en el pasado fueron la fuente primaria de información del estudiante, hoy re- sultan limitados por la lentitud de su actualización si se les compara con la información científi ca que “sube” a la Internet. En el océano de la información el educando ne- cesita textos básicos que lo orienten; requiere una bitáco- ra que, fundada en la experiencia del profesorado, pueda conducirlo. Todos tuvimos la agradable experiencia de perdernos en una enciclopedia y de pasear por muchos temas e imágenes mientras llegábamos a nuestro objetivo y ahora experimentamos el mismo placer en Internet: va- mos a encontrar la información deseada, pero a menudo divagamos y cuando la tenemos es controversial y abruma- dora, de modo que así enfrentamos el dilema de aplicarla en nuestra conducta o en la adquisición de competencias defi nidas. En el extenso campo de las ciencias de la salud la in- formación es el punto sólido de la partida, pero la meta por alcanzar es la educación fundada en ese conocimiento. Concretando: informar no es educar y el objetivo prima- rio de este texto no es informar, sino funcionar como un auxiliar didáctico en la educación quirúrgica. Cabe aclarar fehacientemente que no se trata de un listado de conceptos que los alumnos han de memorizar para examinarse. Bajo este contexto, el presente texto asume las fun- ciones en la educación: hace un inventario mínimo de las bases que permanecen estables; da una plataforma de co- nocimientos establecidos sobre la cual apoyar sus bús- quedas y ofrece al estudiante un panorama de las innova- ciones que ya están en uso cotidiano en nuestro medio, al mismo tiempo que decanta los progresos no debidamente probados y evita en lo posible sobresaturar al estudian- te con información no deseada. Todo ello sin eludir la 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd xi 18/12/13 18:40 xii | Prefacio a la 5a. edición punto de vista, la educación del ser humano se inicia con la adquisiciónde los principios morales desde el hogar y en su educación elemental; es ideal inculcarlos en la edu- cación media y media superior, para reforzarlos y fi jar los detalles académicos en la educación profesional mediante el cumplimiento curricular de las materias de bioética, deontología médica y ética de la investigación, materias en las que se defi nen las aplicaciones de la Ley General de Salud, los derechos de los pacientes y de los médicos, la identifi cación de los errores médicos por ignorancia, impericia, inobservancia, negligencia, omisión y dolo o los detalles del arbitraje médico. De modo que no hay necesidad de repetirlos ni distraer el tiempo que se debe dedicar a la adquisición de las competencias de la práctica quirúrgica. Por otra parte, sí es función educativa de pro- fesores e instructores el vincular y aplicar los principios éticos en la conducta del futuro médico. A fi n de hacer efectivo este enlace, el instrumento efi ciente es el ejemplo dado por la conducta del docente; esto incluye aplicar la moral en la práctica cotidiana de la educación del médi- co, desde el respeto por los horarios, personas y animales de experimentación, hasta el uso responsable del método científi co en los ejercicios clínicos, en la revisión de casos, seminarios y en el trato con cada colega o cada paciente que se nos confía. No es función del instructor de cirugía el hacer prédica moral ni repetir textos o emotivos vi- deos. Extrapolando la idea a nuestra disciplina quirúrgica y tomando una vez más el ejemplo: es conveniente que el instructor que desea enseñar el lavado de manos se lave las manos frente a los educandos para que, siguiendo su ejemplo, el alumno sepa cómo repetirlo. Por experiencia sé que esto es arduo y tedioso en la enseñanza masiva de una técnica tan simple como elemental, lo cual nos da una idea de las dimensiones del reto para tratar de modifi car conductas en quien no ha recibido las bases morales des- de la cuna. No obstante, es preciso hacerlo por el bien de la profesión y de la sociedad a la que servimos. Abel Archundia García responsabilidad de provocar la búsqueda organizada y el uso racional de los ya infi nitos recursos que acumulará el futuro. Hay ciertos fundamentos que hoy parecen predecibles y casi ciertos, o resultan reforzados y alcanzan niveles de dogma contemporáneo. Considere un ejemplo trillado: el lavado de manos, mismo que Semmelweiss introdujo en la cirugía hace siglos ante el escepticismo general y que hoy se ha convertido en un principio aplicado en medicina como dogma y precepto, se exige en el ámbito profesional e incluso ya se ha transformado en conducta sanitaria, en algunos casos llegando a la extravagancia y a la exagera- ción, desde luego, siempre para benefi cio de funcionarios en busca de publicidad y de las industrias relacionadas. Como sucede con muchos otros conceptos, el estudiante debe formarse un criterio propio y juicio crítico que debe adoptar o modifi car respecto al lavado de manos: pregun- tarse si se trata de una verdad inamovible planteará dudas y mejoras, inducirlo al planteamiento de interrogantes pertinentes aplicables a su conducta y forjarse la refl exión de investigador. Si produce un nuevo conocimiento está en la obligación ineludible de comunicarlo. En los supuestos básicos como el del ejemplo, hay cer- tezas e incertidumbres con puntos de vista alternativos y controversias. Si provocamos al estudiante a la búsqueda en la Red, encontrará miles de citas, metaanálisis y revi- siones sistemáticas para llegar a la verdad contemporánea. Y no siempre saldrá de la incertidumbre. Pero la cirugía es una disciplina tan extensa y el tiempo con el que cuenta el educando es tan corto que no abarcaría con este método los contenidos temáticos y por ello se recurre a los textos impresos en los que la experiencia ha vertido los concep- tos. Ahora con ellos tiene oportunidad de comparar con la realidad de su medio lo que ha adquirido en los centros docentes y si no encuentra innovaciones está igualmente en la obligación de constituirse como agente del cambio. Las refl exiones anteriores nos conducen al tópico de la ética en cirugía, sin embargo, el lector no encontrará en el libro un capítulo especial sobre el tema. Desde mi 00 Front Matter_Archundia_C1_5R.indd xii 18/12/13 18:40 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 1 1 Contenido 1 • Magia y empirismo en los orígenes de la cirugía • Pensamiento griego y pragmatismo romano • Cirugía en la Edad Media • El descubrimiento de América y el Renacimiento • Investigación fi siológica • Cirugía en el siglo XIX • Cirugía en el siglo XX • Cirugía en el siglo XXI conocer la actitud mental que tuvieron nuestros ancestros frente a los problemas de enfermedad y muerte. Es indudable que el ser humano inició su conoci- miento empírico por el método de la prueba y el error. Los resultados comunicados por tradición oral produje- ron un acervo que persiste como medicina popular hasta este día. Algunos padecimientos, sobre todo los benignos y las consecuencias de los traumatismos, eran aceptados como inherentes a la existencia misma y fueron tratados de manera empírica con herbolaria, remedios o por diver- sas medidas que hoy se conocen como “higiénicas”; sin embargo, las enfermedades graves y las incapacitantes se colocaron en una categoría diferente: se consideraron de origen sobrenatural, y su causa se relacionó con el mal que se introducía al cuerpo de la víctima y que se debía ex- traer por diversos medios, también sobrenaturales. Uno de estos métodos curiosos que el mundo contemporáneo discute como acto quirúrgico es la trepanación del cráneo. Se han encontrado indicios de esta práctica prehistórica en diversas partes de Europa y en Perú;3 incluso se afi rma que todavía subsiste en algunas sociedades primitivas del continente africano y en Melanesia. La magia y la religión formaban una unidad en la me- dicina del hombre primitivo. Esta circunstancia explica el poder ejercido por el brujo o hechicero, quien demostraba su sabiduría tratando al individuo en forma integral: física y espiritual.4 El establecimiento del calendario y la invención de la escritura señalaron el fi nal de la Prehistoria. Las tabletas El pasado se encuentra encarnado en cada nuevo concepto, y aun en la posibilidad de que algo sea siquiera concebido PETER B. MEDAWAR Historia de la cirugía Magia y empirismo en los orígenes de la cirugía El concepto de cirugía se originó en la más remota an- tigüedad; su nombre, derivado del griego χειρουργία, ha- bla además de su linaje mitológico.1 Según su etimología, el término signifi ca “rama de la medicina que trata los padecimientos por medios manuales e instrumentales”, y comprende el tratamiento integral de los enfermos que se atienden con esta disciplina.2 La cirugía es uno de los resultados del desarrollo del conocimiento humano; su evolución ha acompañado paso a paso los cambios sociales, económicos y culturales a lo largo del tiempo. Muchos de estos cambios se verifi can ahora mismo, y se planean innovaciones insospechadas que habrán de surgir en el futuro. Los historiadores se afanan por encontrar pruebas de actos quirúrgicos ejecutados en la Prehistoria y, aunque se puede aprender mucho del estudio de los restos óseos, ins- trumentos y huellas del hombre primitivo, es difícil llegar a 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 1 17/12/13 14:19 2 | Cirugía 1. Educación quirúrgica Dos descripciones de los cirujanos de la India llaman en especial la atención: la reconstrucción quirúrgica de la nariz, la cual se amputaba como castigo, y la incisión en el perineo para extraer cálculos contenidos en la vejiga. Dicha operación se conoce como litotomía. Los resultados parecen haber sido entonces satisfactorios; las interven- ciones modernas de esta naturaleza son, al menos en parte, derivadas de esa vieja fuente. Aunque no surgió una verdadera escuela quirúrgicaen la antigua India, se sabe que se emprendían prácticas quirúrgicas con vegetales. También idearon una interven- ción para la cura de la fístula perianal, con lo que se ade- lantaron a la medicina griega. Mucho se ha especulado sobre el hecho de si la me- dicina india es fruto del desarrollo local y aislado, o si fue resultado de la infl uencia de la medicina griega. Al parecer, la infl uencia fue recíproca desde antes de la invasión de Alejandro el Grande. En el actual Sri Lanka (antes Ceilán) ya existían hos- pitales tres siglos a.C., los cuales tenían algunas caracte- rísticas similares a los actuales. En ellos se subrayaba la importancia de la limpieza y de la administración de dietas a los enfermos. China, a pesar de ser una civilización muy antigua, aportó poco a la historia de la cirugía en Occidente. El hecho se atribuye a su aislamiento y a la infl uencia de al- gunos grupos religiosos que prohibieron la mutilación del cuerpo humano después de la muerte. Sin embargo, en el libro Nei Tsing (Regla de lo interior), escrito por el médico y emperador Hoang-Ti (2800 a.C.), están registrados con- ceptos tan importantes como la circulación de la sangre al afi rmar que: “la sangre fl uye en un círculo continuo que nunca se detiene”, con lo que se adelantaron por muchos siglos a la investigación de Harvey.8 Algunas descripciones de actos quirúrgicos elementales se remontan a la dinastía Han (202 a 204 a.C.). Pensamiento griego y pragmatismo romano Difusión de las ciencias médicas En los cantos homéricos se ofrece una muestra de lo que debió ser la medicina griega primitiva con las descripcio- nes de las heridas que sufrieron los héroes en la Iliada. En esta obra, los cirujanos militares Machaon y Polidario reciben un trato especial: se les llama hijos de Asclepio, el mítico dios de la medicina. No obstante, con frecuencia son los mismos héroes quienes atienden a los lesionados: después de lavar con vino las heridas, les ponían miel y las liaban con vendas de lino; enseguida lanzaban el exorcis- mo “que ha de detener la negra sangre”. En estos cantos se describen los hechos verdaderos que se remontan a los inicios de la Edad del Hierro y que mediante el pensamien- to griego se habrían de modifi car de manera progresiva. con escritura cuneiforme encontradas en el Medio Oriente son testigos de este hecho, las cuales eran utilizadas por los médicos de Babilonia 3000 años antes de Cristo. En el museo del Louvre, en París, se conserva un pilar de mate- rial pétreo en el que está inscrito el Código de Hammurabi, uno de los primeros reyes de Babilonia y quien precisó los honorarios y las sanciones a que se hacía acreedor un ci- rujano cuando “utilizaba el punzón de bronce” en los ojos y en las heridas. En esta cultura se consideraba al hígado como la víscera vital, y los adivinos predecían el futuro examinando el hígado de animales sacrifi cados. También sabían que al comprimir las arterias carótidas se inducía un estado de coma transitorio, y así se evitaba que el varón sometido a la circuncisión ritual sintiera dolor. Herodoto relata que cada babilonio era un médico afi cionado debido a la costumbre de llevar a los enfermos a la plaza principal con el fi n de recibir consejos y remedios.5 El primer testimonio escrito del ejercicio de la me- dicina en Egipto son los papiros llamados de Ebers y Edwin-Smith, elaborados entre 1300 y 1900 a.C. y descu- biertos en el siglo xix. El primero es una lista de reme- dios y el segundo es un tratado del cuidado de las heridas y otras lesiones con bálsamos, resinas y vendajes. Estos documentos demuestran la capacidad de observación de- sarrollada por sus autores quienes, al describir los hechi- zos o ensalmos utilizados como tratamiento, demuestran la importancia de las prácticas mágicas en la medicina de su época.6 La información sobre Egipto conduce de modo natu- ral a la búsqueda en los escritos hebreos, en los cuales son particularmente dominantes los consejos sobre higiene personal y social, pero no hay descripciones de prácticas quirúrgicas. En el antiguo Oriente destacó en forma importante la cirugía india.7 En los escritos médicos se encuentran recolecciones de datos del segundo milenio a.C. Mediante esta información se sabe que el cenit de la cirugía en la India se ubicó hacia el año 100 de esta era, y entre dichos escritos están los tratados atribuidos al médico Charaka (siglo i d.C.) y al cirujano Susruta (siglo v d.C.). Ambos hi- cieron descripciones detalladas a propósito de la selección de los instrumentos quirúrgicos y de diferentes operacio- nes agrupadas como resección de tumores, incisión de abscesos, punción de colecciones líquidas en el abdomen, extracción de cuerpos extraños, drenaje de abscesos, ca- nalización de fístulas y sutura de heridas. No emplearon la ligadura de los vasos sanguíneos. Se sabe que los hindúes utilizaban los efectos narcóticos del alcohol, del beleño y del cáñamo de la India. De acuerdo con Susruta, el cirujano debe estar equi- pado con 20 instrumentos cortantes y 101 no cortantes, y añade: “El mejor instrumento es la mano del cirujano”. La mayor parte son metálicos y entre ellos hay navajas de varios tipos, sierras, tijeras, trócares, tubos, ganchos, agu- jas y sondas. Además describe pinzas e instrumentos para inspeccionar las cavidades naturales del cuerpo. 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 2 17/12/13 14:19 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 3 trato (330 a.C.) describió la estructura unitaria del sistema nervioso y estableció la diferencia entre los nervios y los tendones, distinguió los nervios sensitivos de los moto- res y las venas de las arterias. Estos descubrimientos se hicieron por disecciones en cadáveres de ajusticiados y vivisecciones en animales. Los miembros de esta escuela describieron la ligadura de los vasos sanguíneos con hilos de lino. Erasístrato, además, describió el corazón, sus vál- vulas y la tráquea, y aseguró que por las arterias circulaba el “neuma”; concepto similar al expuesto por algunos fi ló- sofos chinos. Quizá una de sus más grandes aportaciones fue asegurar que las enfermedades se reconocían en el cadáver por los órganos dañados y no por los “humores descompuestos”. Por medio de un razonamiento brillante, dedujo “que todas las partes vivas están formadas por el tejido que hacen las venas, arterias y nervios” y que algu- nos tejidos tienen “depósito de nutrimentos en su trama”, al que llamó parénquima. Los dos términos son producto de su intelecto y han quedado para siempre en la termi- nología científi ca.11 Las disciplinas de esta escuela griega se difundieron a otras colonias del Mediterráneo, donde generaron otras escuelas que desarrollaron sus propias aportaciones. Roma desconoció la medicina durante mucho tiem- po. Según Plinio el Viejo (23 o 24-79 d.C.): “La profesión médica está en desacuerdo con la dignidad romana”. Los cirujanos no podían vivir sólo del ejercicio de su profe- sión. Muchos médicos, con frecuencia de origen griego, lograron renombre y posición a costa de una moralidad dudosa. Aulo Cornelio (siglo i d.C.), un noble erudito ro- mano, escribió una vasta enciclopedia médica de la que se conserva el De Re Medica, en ocho tomos, el cual está con- siderado entre los primeros escritos clásicos de medicina que fueron redescubiertos y difundidos por la imprenta en 1478. Algunos autores consideran que la obra de Celso es traducción de un original griego. No obstante, en esos textos se puede observar un gran conocimiento acerca de la medicina griega. Celso hizo una extensa recopilación de lo que en su época hacían los cirujanos. Escribió sobre muchos temas; y, al tratar sobre conocimientos médicos, describió las ca- racterísticas de la infl amación, la cual resumió en cuatro manifestaciones locales: calor, rubor, tumor y dolor. Otro aporte de Celso a la medicina de todos los tiempos fue que al describir la rabia atribuyó la enfermedad a la presencia de un venenoal que llamó virus. Tal vez fue la primera oca- sión que apareció en una publicación médica esta palabra vinculada con la causa del terrible padecimiento. Sin embargo, la personalidad médica que dominó la era romana fue Galeno de Pérgamo (129-199 d.C.), viaje- ro y médico de gladiadores, quien se distinguió por haber legado un conjunto considerable de conocimientos.12 Do- tado de un gran interés por el estudio de la función de los órganos, intentó describir la circulación sanguínea. Expe- rimentó con animales y les provocó parálisis por seccionar la médula espinal. Una de sus demostraciones funcionales En Grecia, al igual que en la India, aparecieron los primeros centros destinados a la curación de los enfermos. Por una parte estaban los santuarios dedicados a Asclepio, donde se ejercía medicina de carácter sacerdotal, y cuya sede principal estaba en Epidauro; por la otra estaban las escuelas laicas de medicina. En ocasiones se unían para formar una entidad. Correspondió a la Grecia clásica del siglo v a.C. dar el primer gran paso, el más trascendental en la historia de la medicina y de la cirugía: por primera vez se atribuyeron las enfermedades a causas naturales. Con esto se trans- formó el carácter mágico de la medicina y se le condu- jo al dominio de la razón. Al fl orecer la cultura griega, la medicina entró a formar parte del conocimiento universal y se le consideró como un medio imprescindible para la evolución de los aspectos restantes del conocimiento. La observación y experimentación adquirieron razón de ser. Médicos y fi lósofos participaron en esta transformación, entre ellos destacan Alcmeon de Crotona, quien efectuó disecciones y describió las venas y las arterias, observó diversos órganos y consideró al cerebro como el centro de la inteligencia; este médico recogió la herencia fi losófi ca de Pitágoras y de Anaxágoras, y guió a la medicina hacia los conceptos fi losófi cos. Hipócrates de Cos (460-356 a.C.) parece el autor o inspirador del Corpus Hippocraticum, formado por 72 libros que se reunieron después en las bibliotecas alejan- drinas. Los historiadores aseguran que se trata de una re- copilación de obras de diferentes orígenes. En esta obra no se admite de manera plena la cirugía, salvo en casos de urgente necesidad, pero su mayor valor estriba en que niega todo valor terapéutico a las prácticas mágicas y a los hechizos. Su parte más extensa comprende el tratado de fracturas y luxaciones, en el que se demuestra el conoci- miento de la anatomía de las fracturas y de los mecanismos que las generaban. Desde el punto de vista ético y moral, destacan los consejos que integran el bien conocido Jura- mento hipocrático y los Aforismos hipocráticos.9 Dos hechos de relevancia histórica contribuyeron a la difusión de los conceptos culturales generados en el Siglo de Oro de Grecia: las guerras de conquista de Alejandro el Grande y el posterior dominio del Imperio Romano so- bre Grecia. Como resultado del primer acontecimiento, los ejércitos conquistadores fundaron varias Alejandrías en distintos puntos del mundo antiguo. Una de ellas fue situada en el delta del río Nilo, la cual se transformó de ma- nera paulatina en el mayor centro de cultura universal, y su infl uencia perduró durante más de tres siglos.10 Ptolomeo Filadelfo creó en esta ciudad la Biblioteca de Alejandría; se estima que contaba con 700 000 volúmenes, entre los que fi guraban las obras hipocráticas. En este foco de cultura se fundó la primera escuela quirúrgica de la que se tenga memoria. Sus principales exponentes fueron Herófi lo y Erasístrato. Herófi lo (340 a.C.) describió la próstata, el duodeno y el hueso hioides, y efectuó estudios anatómicos detallados del ojo. Erasís- 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 3 17/12/13 14:19 4 | Cirugía 1. Educación quirúrgica Maimónides, quien después emigró a El Cairo, en donde fue médico de Saladino, sultán sarraceno. Se atribuye a la medicina árabe la difusión del uso del hierro candente en el procedimiento llamado cauterización de las heridas. Cirugía en la Edad Media Las universidades y los cirujanos colegiados El periodo de casi 10 siglos posterior al fi n del Imperio Ro- mano de Occidente (hecho sucedido en el año 476 d.C.) es conocido como Edad Media. Los europeos de esta época veían en todos los elementos de su destino la interven- ción divina. Las razones naturales no existían. En la Edad Media, en Europa, el uso del agua bendita sustituyó a las enseñanzas de Hipócrates y Galeno. La medicina se hizo un arte de caridad y de compasión: las invasiones de los bárbaros que se desataron desde el siglo v hicieron desapa- recer la herencia grecorromana. Se impidió la aparición de todo espíritu de investigación;16 de manera concreta, la prohibición de la disección se mantuvo hasta 1480. Sólo así se puede comprender que fuera ignorado el pensa- miento griego. Los escritos clásicos fueron atesorados y copiados, con criterio deformado, dentro de monasterios y conventos, en los que también se ejercía una medicina de pequeños cuidados ofrecidos con amor y piedad. Fue en los monasterios donde se cultivó el proceso de enseñanza y aprendizaje. En la llamada fase monástica, la primera escuela de medicina fue creada en Salerno, en el sur de Italia, y abier- ta en el siglo viii o ix, en plena Edad Media. En ella se ejercía la enseñanza de la cirugía y se sancionaba con un diploma.17 Uno de sus egresados fue Constantino el Afri- cano, quien se retiró al monasterio de Montecassino para traducir al latín las obras griegas. La escuela salernitana fue, junto con las universidades españolas fundadas más tarde, la vía de entrada de los conocimientos que atesoraba la medicina árabe a Europa. Algunos autores la consideran “la venerada progenitora de todas las universidades”. Otros exponentes de esta escuela, situada en las costas de Italia, fueron Rogerio y Rolando, de Palermo y Parma, respectivamente. Al parecer estos monjes utilizaban un medio llamado esponja soporífera para mitigar el dolor durante la cirugía. Salerno cedió su lugar como primera escuela de me- dicina a Montpellier, Francia, hacia el año 1200. Pronto aparecieron otras escuelas de medicina y se crearon las universidades. La Facultad de Medicina de París fue abier- ta en 1280, y casi al mismo tiempo aparecieron las univer- sidades de Bolonia y Padua en Italia. Siguieron otras en Córdoba, Toledo y diversas partes de Europa. Durante el fl orecimiento universitario, la cirugía era una práctica despreciada por el docto médico de bata larga y que hablaba latín. Por el contrario, los barberos cirujanos más espectaculares fue la interrupción del fl ujo de la ori- na después de ligar de manera experimental el uréter y la arteria renal. Estableció un principio según el cual toda alteración de una función deriva de la lesión de un órgano. Todavía en el siglo xix su obra era criticada porque la ex - presión dogmática y el empirismo prevalecían sobre la ob - ser vación; muchas de sus descripciones fueron objeto de referencia y despertaron controversias que perduraron por más de un milenio. Quizá la más célebre fue la cica- trización de las heridas después de la supuración.13 En la época de Galeno los cirujanos romanos debieron haber alcanzado mejor consideración y posición en la so- ciedad. Lo anterior se deduce de la situación desahogada del cirujano de Pompeya, en cuya casa se encontraron ins- trumentos quirúrgicos avanzados para su tiempo. En el Imperio Romano, la organización de la ciru- gía militar fue la que ocupó el sitio más prominente en la evolución de esta rama de la medicina.14 Los ejércitos romanos se organizaban con precisión; había médicos mi- litares de profesión y cada legión estaba servida por 24 cirujanos. Había hospitales de campaña, llamados vale- tudinaria, equipados con instrumentos y material. En las ciudades ya establecidas estos centros se transformaron en instalaciones permanentes y extendieron suscuidados a esclavos e indigentes, ante lo cual su nombre cambió por el de nosocomia. El primero de estos centros fue fundado en Roma por Fabiola, dama de principios del cristianismo, quizá alrededor del año 360 d.C. Después de la caída del Imperio Romano de Occi- dente, Europa entró a una época de franco retroceso: se desalentaban el conocimiento y la experimentación; la ori- ginalidad llegó a ser un don peligroso. La enfermedad se consideró como un castigo divino que demandaba oracio- nes y arrepentimiento. Durante el inicio de la Edad Media, la medicina quedó en las manos preservadoras de Bizancio y del mundo musulmán.15 Los cirujanos más conocidos del imperio bizantino fueron Oribasio, Aetio y Pablo de Egina, quienes se des- tacaron por ser recopiladores, pero no revolucionaron el conocimiento. Otros grupos cristianos, los nestorianos, quienes no eran seguidores del patriarcado de Constan- tinopla, hicieron traducciones de los manuscritos clásicos griegos al árabe, fundaron un hospital en el suroeste de Persia y difundieron el conocimiento médico en el mundo islámico, el Islam, que entonces se extendía por todo el norte de África hasta la península ibérica. Los árabes descubrieron la civilización griega por medio de sus conquistas, la admiraron y tradujeron sus documentos. Destacaron en esta época Rhazes y Avicena, ambos de Persia, este último llamado el príncipe de los médicos, cuya obra, El Cannon de Medicina, fue conside- rada el principal texto de consulta hasta el siglo xvii. Su tumba en Hamadan sigue siendo centro de peregrinaje. En Córdoba destacó Abulcasis, quien hizo el primer libro ilustrado de cirugía, el cual fue muy conocido y distribui- do en el continente europeo. En la misma ciudad ejerció 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 4 17/12/13 14:19 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 5 dición que había sido fundado en el año 651 y conocido como Hôtel-Dieu, se dedicó al servicio militar y permane- ció en campañas continuas durante varios años. En 1546 publicó sus observaciones en francés, lengua romance, ya no en latín. En ellas habla de los resultados satisfactorios que obtuvo usando la ligadura de los vasos en lugar de la cauterización. Probó, además, que el uso del cauterio y del aceite hirviendo eran la causa de la evolución desfavorable de las heridas ocasionadas por los proyectiles de arcabuz, y propuso ya “no quemar tan brutalmente a los pobres heridos”.19 Gracias a su sentido común y a su capacidad de observación, Ambrosio Paré pasó a la posteridad como uno de los más grandes cirujanos de la historia (fi gura 1-1). Otro gran acontecimiento fue el Renacimiento artís- tico y cultural. Los trabajos de los pintores y escultores renacentistas tuvieron grandes repercusiones artísticas y estimularon el estudio de la anatomía humana. Leonardo da Vinci disecó 30 cadáveres; con verdadero espíritu de investigación legó a la humanidad sus maravillosas ob- servaciones y dibujos anatómicos.20 Miguel Ángel, quien demostró un excepcional virtuosismo técnico y domi- nio de la ciencia anatómica, perteneció a esta época; fue discípulo de Realdo Colombo, profesor de anatomía en Padua. El más destacado de los anatomistas fue Andrés Ve- salio (1514-1564), quien estudió medicina en Montpellier y París; después de graduarse se dedicó a la investigación anatómica libre como profesor de la Universidad de Pa- dua, acompañado por su dibujante Jan Stephan van Calcar (Calca), por espacio de cinco años. Cuando contaba con 29 años de edad publicó su obra De Humanis Corporis Fabrica, fruto de sus propias observaciones (fi gura 1-2). Con ellas demostró que las investigaciones galénicas habían sido hechas sobre animales y no se ajustaban a la realidad.21 Vesalio enseñó anatomía en Padua hasta que vestían bata corta, no habían pasado por las aulas universi- tarias ni hablaban latín, sino que se expresaban por medio del lenguaje común, y eran quienes realizaban, bajo las ór- denes y control de los médicos, las tareas quirúrgicas de nivel inferior: cortaban el pelo, hacían sangrías, cauteriza- ban heridas, curaban fracturas y reducían las luxaciones. Algunos clérigos cirujanos, con formación universita- ria, ejercían la profesión;18 en este grupo destacó Henri de Mondeville (1260-1320), quien fue discípulo de Teodori- co de Bolonia y cirujano del rey Felipe el Hermoso. Este educador arremetió contra el postulado erróneo de la su- puración favorable, y recomendó usar vino caliente en las heridas; por desgracia no tuvo éxito frente a sus oposito- res. Luzzi de Mondino (1275-1326) ejecutaba disecciones y era profesor de la Universidad de Bolonia. Otro monje destacado en la cirugía fue Guy de Chau- liac (1300-1370), quien obtuvo permiso para disecar ca- dáveres, uno por año; su infl uencia fue decisiva en sus se- guidores y fue partidario del uso del cauterio. Al contrario que Mondeville, estaba de acuerdo con la supuración de las heridas, con lo que continuó el error. Las universidades pronto accedieron a instruir a los barberos cirujanos, quienes se agruparon en la Cofradía de San Cosme y San Damián en París, en 1258; de este modo se formó el primer cuerpo colegiado de cirujanos. En la Edad Media existió una tercera categoría muy especial de cirujanos: la de los cirujanos ambulantes. Eran personajes extremadamente curiosos que recorrían ciuda- des y castillos ofreciendo sus servicios. En general tenían buena presencia, eran poco escrupulosos y muy atrevidos, y en la práctica resultaron los mejores operadores de la época. Ejecutaban la llamada alta cirugía y, con frecuencia, eran especialistas en uno o dos tipos de operaciones, que ejecutaban con destreza. El descubrimiento de América y el Renacimiento Anatomía y humanismo El uso bélico de la pólvora derrumbó las murallas del me- dioevo y así desapareció una forma de vida. Se descubrie- ron tierras hasta entonces inexploradas y los estudiosos tuvieron acceso a la disección de cadáveres. El movimien- to intelectual conocido como humanismo forjó una nueva concepción vital al convertir al hombre en patrón y medi- da de todas las cosas. En este contexto, las investigaciones sobre la forma del cuerpo humano fueron decisivas en el cambio cultural, pero el factor de mayor peso fue la difu- sión del conocimiento gracias a la imprenta de Gutenberg. En los campos de batalla se generó la necesidad de contar con cirujanos conocedores del cuerpo que ofre- cieran un tratamiento efectivo. El más célebre de estos cirujanos militares fue Ambrosio Paré (1510-1590). Tras realizar sus estudios en París, en un hospital de vieja tra- Figura 1-1. Ambrosio Paré (1510-1590).109 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 5 17/12/13 14:19 6 | Cirugía 1. Educación quirúrgica destrucción, sobre todo en México y Perú, hicieron llegar a generaciones posteriores la documentación recogida por indios, misioneros y cronistas.23 En el manuscrito llama- do Libellus de medicinalibus indorum herbis, escrito por Martín de la Cruz en 1552 y traducido al latín por Juan Badiano, se narran e ilustran los métodos curativos de la medicina indígena.24 En la valiosa obra del padre Sahagún y de Francisco Hernández se encuentra una relación de 2 000 plantas cu- rativas que todavía permanecen sin estudio formal. Algu- nas plantas americanas de donde se han extraído medica- mentos son: guayaco, ipecacuana, coca, quina, ruibarbo, zarzaparrilla, valeriana, árnica y tabaco, entre otras. En Europa, los médicos y los botánicos esperaban con ansie- dad a los barcos cargados con estos materiales y noticias para unirlos a sus recursos. En lo tocante a la materia quirúrgica, se sabe que los médicos indígenas —con los que se estableció contacto durante la Conquista de México— eran muy hábiles redu- ciendo fracturas: las inmovilizaban con productos vegeta- les que endurecían de modo similar a como lo hace el es- cayolado actual. Para retirarlos, daban baños de temazcalli hasta que se desprendían y caían por sí solos.Las heridas del cráneo y de la cara eran suturadas con hilos muy fi nos, quizá cabellos de la cabeza. Los médicos controlaban el dolor por medio de plantas narcóticas y estupefacientes, como el peyote y el toloache.25 La herbolaria americana siguió una larga evolución por diversos caminos y, en la actualidad, tiene extensas aplicaciones. Un ejemplo de ello es la mezcla de vegetales conocida como curare, la cual se emplea en la selva ama- zónica para envenenar fl echas. Aunque no se usaba como medicamento, despertó el interés de grandes exploradores como Walter Raleigh y Humboldt. El curare fue protago- nista de una larga historia que culminó en 1942 cuando Griffi th y Johnson lo utilizaron para obtener relajación muscular durante la anestesia. Se puede asegurar que la medicina en la América pre- colombina nunca rebasó el umbral mágico-empírico; sin embargo, existía una diferenciación entre quienes ejercían la medicina de acuerdo con lo que hoy se llamarían espe- cialidades: en el idioma náhuatl, al cirujano se le conocía como texoxotla-tícitl.26 Todas las prácticas quirúrgicas americanas previas a la conquista quedaron en el olvido, y sólo se conserva como testimonio el relato escrito del conquistador y sus cronistas, quienes experimentaron en su propia persona la habilidad que tenían los médicos in- dígenas para curar las heridas.27 Investigación fi siológica En el antiguo continente, el paso lógico después del cono- cimiento de la forma fue la inquietud por conocer las fun- ciones. El hombre destinado a ser conocido como el padre de la fi siología moderna fue William Harvey (1578-1657), un inglés nacido en Folkestone y que estudió anatomía en Carlos V y Felipe II lo tomaron como médico de cámara. La Inquisición española lo condenó a muerte por haber practicado, según decían, la vivisección. El rey conmutó esta pena por un viaje a Tierra Santa; a su regreso murió, quizá de tifoidea. El ejemplo de Vesalio propició la aparición de nume- rosos investigadores de la anatomía. Los que se recuer- dan con más frecuencia son Falopio (1523-1562), sucesor de Vesalio en Padua; Eustaquio (1500-1574), profesor en Roma opuesto a Vesalio y entusiasta de la anatomía com- parada; Fabricio de Acquapendente (1537-1615), notorio por sus estudios sobre músculos y articulaciones; Wirsung (1600-1643), quien describió el páncreas y su sistema co- lector; Bartholino, de Copenhague (1616-1680), quien describió el sistema linfático humano; la dinastía de los tres Alexander Monro, que cubrieron la enseñanza de la anatomía en Edimburgo por un periodo de 126 años; Sil- vius, Willis y muchos otros anatomistas que contribuyeron al conocimiento de la forma e intuyeron los principios del estudio de su función. Cabe señalar que el mundo hispánico no hizo contri- buciones notables al estudio anatómico. Ese hecho se atri- buye a que el pensamiento medieval perduró más tiempo en la península ibérica por el férreo control religioso, y a que los espíritus inquietos volcaron su esfuerzo en la con- quista de las tierras recién descubiertas.22 Por otra parte, el descubrimiento del continente americano contribuyó en forma insospechada a modifi car el espíritu científi co de la época, haciéndolo más abierto y dispuesto a la admisión de nuevas ideas. Los atónitos españoles descubrieron civilizaciones fl orecientes, con rica herencia cultural que, a pesar de su Figura 1-2. Andrés Vesalio (1514-1564).110 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 6 17/12/13 14:19 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 7 nico; Santorius pasó gran parte de su vida en una balanza con el fi n de estudiar las variaciones del peso del cuerpo humano, el pulso y la temperatura; Zambeccari hizo ope- raciones experimentales con perros, y resecó, al parecer con éxito, diversos órganos y segmentos de ellos. Tres siglos presenciaron la evolución del pensamiento y la aparición de nuevas tendencias culturales, como el enciclopedismo, el cual se basaba en el pensamiento y eru- dición, como aquellos de los autores de La Enciclopedia, publicada en Francia en el siglo xviii. Con este recurso que se considera hoy como primordial se tuvo acceso al conocimiento de los temas de interés colocados en orden alfabético. Otra tendencia fue la Ilustración, una corriente cultural caracterizada por la revisión a la luz de la razón, que fue lo que distinguió al conjunto de artistas y científi - cos del mismo siglo. A pesar de estos movimientos cultu- rales, la medicina recibió también infl uencia de tendencias cuyas bases eran poco científi cas, como la frenología, el mesmerismo y la homeopatía, entre otros. Los descubrimientos se multiplicaron y el número de cirujanos innovadores aumentó de manera notoria al grado de que forman una lista interminable de persona- lidades. Los cirujanos hábiles que destacaron en Francia fueron J. L. Petit (1674-1750), director de la Academia de Cirugía; Desault (1744-1795), creador de la enseñanza clí- nica dirigida a la cabecera del paciente en el Hôtel-Dieu, de París.31 En Inglaterra fue notorio John Hunter (1728- 1793), cirujano práctico, precursor del concepto de agre- sión-defensa en la cirugía, y quizá el cirujano más recono- cido de su época.32 En Italia, un anatomista consumado fue Antonio Scarpa (1747-1832), quien de un modo particular estudió los aspectos anatómicos, clínicos y causales de las hernias. Inicios de la cirugía en México En México, apenas concluida la Conquista, comenzaron a aplicarse los conocimientos y enseñanzas de la medicina española, con sus famosas universidades de Salamanca y Valladolid. Debe mencionarse que con excepción del caso aislado de Miguel Servet (1511-1553), quien fue ejecutado por Calvino por el cargo de herejía, y que aportó el concep- to de que “la sangre es transmitida de la arteria pulmonar a las venas pulmonares por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se torna de color rojo y se libra de vapores fuliginosos por el acto de la espiración”, el mundo hispánico no hizo contribuciones notables a la cirugía antes del siglo xix.33 En contraparte, las instituciones de asistencia fueron abundantes. El primer paso fue la fundación del Hospi- tal de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora en 1524, conocido como el Hospital del Marqués y, después, como Hospital de Jesús, situado en el punto histórico en donde se encontraron por primera vez Moctezuma y Hernán Cortés (fi gura 1-4).34 Este hospital ha funciona- do de modo ininterrumpido desde que lo fundó el propio Padua con Fabricio de Acquapendente; Harvey escuchó las conferencias de Galileo sobre el movimiento y caída de los cuerpos y aplicó dichos conocimientos a la medicina. Su espíritu crítico y su capacidad de observación y de experi- mentación sin duda fueron estimulados por los escritos de Francis Bacon (1561-1626), fi lósofo fundador de la Ciencia Moderna en Inglaterra.28 Realizó experimentos mediante los cuales logró describir la función de la bomba cardiaca, la cual obliga a la sangre a circular por dos sistemas circu- latorios diferentes pero conectados entre sí por el sistema capilar, que intuyó sin llegar a descubrir. Después de más de 10 años de estudio realizando experimentos sencillos y con razonamientos claros, Harvey demostró que la sangre se movía en un circuito cerrado, ¡circulaba! Publicó la evi- dencia y sus conclusiones en el libro De Motu Cordis en Francfort en 1628 y con ello inauguró la era de los estudios fi siológicos (fi gura 1-3). 29 El eslabón que faltaba en la cadena del circuito pro- puesto por Harvey fue colocado en la siguiente generación por Marcelo Malpighi, de Bolonia, quien por medio de un microscopio primitivo pudo observar la red vascular y su circulación en el pulmón de una rana. Como un ejemplo de lo que habría de suceder en la investigación fi siológica, los experimentos iniciales no aclararon la razón de la circula- ción pulmonar. Sólo años después, Robert Boyle demostró que el aire era esencialpara la vida animal; Richard Lower rastreó la interacción entre el aire y la sangre; Priestley aisló el oxígeno y, por último, en 1775, Antoine Laurent Lavoisier descubrió la naturaleza del intercambio gaseoso y resolvió el problema que intrigó a los investigadores du- rante más de 100 años.30 Los experimentos hicieron crecer el interés por la investigación de la función: Stenon estudió los movimientos musculares desde el punto de vista mecá- Figura 1-3. William Harvey (1578-1657).111 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 7 17/12/13 14:19 8 | Cirugía 1. Educación quirúrgica represión ejercida por el Santo Ofi cio, que imponía los cri- terios medievales y excluía toda posibilidad de contacto con la producción científi ca de otros países europeos. Al fi nalizar la guerra de Independencia se empeza- ron a recibir noticias del estado de la profesión médica en Europa, y se pudo corroborar que, “ahora sí”, como dice Samuel Gutiérrez Vázquez, los médicos mexicanos esta- ban atrasados en comparación con los de otros países que habían gozado de libertad de pensamiento.40 Cirugía en el siglo XIX En los dos últimos siglos el conocimiento científi co evolu- cionó con mayor rapidez, por lo que es necesario efectuar un apartado para cada uno de ellos. Casimiro Liceaga, primer director del Establecimiento de Ciencias Médicas del México Independiente,41 al referir- se al estado que guardaba la medicina en 1838 dice: “Atados aún con las mismas cadenas que habían esclavizado a nues- tros padres; sin más comunicación que con nuestros mis- mos opresores; sin otros libros que los que pasaban por la censura de los que estaban encargados de conservar entre nosotros la Santa Fe y las buenas costumbres” y concluye “marchaban nuestras luces a pasos tan lentos”. El contraste era muy doloroso. En el continente euro- peo se habían dado pasos de gran trascendencia y todos fueron resultado de la libertad de pensamiento proclama- da por la Revolución francesa. Mientras tanto, México pa- saba por episodios difíciles de su historia. conquistador y fue el primer hospital que se estableció en el continente; le siguieron en forma acelerada más de 10 hospitales en la ciudad de México y 15 en las provincias. En 1525 se contrató a don Francisco Soto, quien fue barbero y cirujano del hospital recién fundado. En 1527 fue nombrado protomédico el doctor Pedro López para que vigilara el ejercicio de la profesión médica.35,36 La pri- mera cátedra de medicina se fundó en 1536 en el Imperial Colegio de la Santa Cruz en Santiago Tlatelolco, y ahí se graduó el primer médico mexicano, Martín de la Cruz, cuya obra ya se mencionó. La Real y Pontifi cia Universi- dad de México se fundó en 1553, y 22 años más tarde la Cátedra Prima de Medicina. La cirugía, como refl ejo de lo que sucedía en Europa, continuaba en manos del barbero cirujano. El protome- dicato no autorizó a los cirujanos indígenas a ejercer, y tuvo que transcurrir hasta 1621 para que se iniciaran las cátedras de anatomía y cirugía.37 En 1625, los cirujanos, farmacéuticos y fl ebotomianos se agruparon en la Cofra- día del Señor de la Salud.38 El maestro cirujano don Juan de la Correa realizó la primera práctica de anatomía en 1646; la siguiente práctica se hizo cinco años más tarde. En 1719, el virrey Valero dis- puso que todos aquellos que quisieran sustentar el examen de médico cirujano tendrían que hacer en forma obligato- ria prácticas de internado durante dos años en el Hospital de Jesús. En 1768 se fundó la Real Escuela de Cirugía. En 1779 se practicó la primera cesárea post mortem en Santa Clara, California, y en 1784 el cirujano Francisco Hernán- dez llevó a cabo la primera sinfi siotomía en Veracruz.39 Durante todo el virreinato se publicaron en forma numerosa obras de cirugía: la primera fue Suma y Recopi- lación de Cirugía, con un arte para sangrar muy útil y pro- vechoso de don Alfonso López (fi gura 1-5), en 1578, pero sin hacer contribuciones de importancia debido a la férrea Figura 1-4. El Hospital de Jesús en la ciudad de México, fundado por el conquistador Hernán Cortés en 1524. Figura 1-5. Portada de la obra Suma y recopilación de cirugía, de Don Alfonso López. 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 8 17/12/13 14:19 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 9 abatir estadísticamente las infecciones. Su trabajo fue re- conocido e inició así la era de la antisepsia. A muchos cirujanos les pareció más práctica, por su carácter preventivo, la idea original de Pasteur de utilizar sólo instrumentos, esponjas e hilos de sutura previamente esterilizados por calor. La técnica fue adoptada en París hacia 1878 y se facilitó con la generalización del uso del autoclave perfeccionado por von Bergman en Alemania. La aplicación del conocimiento bacteriológico a la cirugía dio lugar a la adopción gradual de la técnica aséptica en el mundo, la cual consiste en aplicar métodos de aislamiento bacteriológico y utilizar materiales e instrumentos estéri- les en el manejo de las heridas quirúrgicas, como se co- menta en el capítulo 10. En el mismo siglo xix, la medicina de EUA hizo su más famosa contribución al progreso de la cirugía con la introducción de la anestesia general por in- halación de gases.44 El descubrimiento fue oscurecido por la controversia suscitada entre sus iniciadores Crawford Long, Gardner Colton, Horace Wells y Charles Jackson, cada uno de los cuales reclamaba para sí la prioridad, sin llegar a demostrarla de manera satisfactoria. El hecho es que William Th omas Morton hizo la pri- mera demostración exitosa de anestesia general con inha- lación de éter el 16 de octubre de 1846 en el Massachusetts General Hospital de Boston. El descubrimiento se difun- dió con rapidez por todo el mundo médico (fi gura 1-6). A partir de esa fecha la anestesia tuvo un desarrollo lleno de detalles trascendentales que se mencionan en el capítulo correspondiente. Con el fi n de consolidar los logros del siglo, y como resultado lógico de ellos, se establecieron las bases de la investigación en medicina. La estructura del cuerpo hu- mano ya era explorada en forma minuciosa gracias al mi- croscopio, pero el logro de mayor trascendencia, aunque menos espectacular, fue concretado por los fi siólogos del siglo, que perfeccionaron los métodos de medición y ob- servación científi ca. Alemania hizo progresos bajo la guía En otros países, las guerras habían enrolado a médicos y cirujanos. La cirugía militar francesa dominó el principio del siglo; se distinguieron cirujanos militares como Pierre Francois Percy y Dominique Larrey. El primero acompañó a los ejércitos napoleónicos del Rin y a la Grande Armée hasta 1808. Dominique Larrey (1766-1842) participó en la toma de la Bastilla y después siguió a Napoleón en casi todas sus campañas. Entre estos dos cirujanos crearon el Cuerpo de Sanidad Militar y desarrollaron actividad no- table; redujeron sus tiempos quirúrgicos a minutos o se- gundos e hicieron mayor cantidad de intervenciones de las que ningún cirujano había logrado en un día de trabajo. Además, registraron sus estadísticas; en ellas se puede en- contrar que de 2 000 amputaciones de brazos tuvieron una mortalidad de 1 en 50, valores difíciles de igualar después con mejores recursos. En 1836, la técnica quirúrgica y el perfeccionamiento de nuevos instrumentos llegaron a un momento en el que un profesor de la Facultad de París, el doctor Marjolin, aseguró: “La cirugía ha llegado hasta el punto de no tener nada que avanzar en lo sucesivo”. Quizá ésta ha sido una de las afi rmaciones más equivocadas, ya que en el mismo siglo se dieron los tres grandes puntos de apoyo que sus- tentaron el progreso de la cirugía contemporánea: • La base bacteriológica de la cirugía con el surgimiento de las técnicas aséptica y antiséptica. • El control del dolor con el desarrollo de la anestesia. • La afi rmación del método científi co y experimental como fundamento de la práctica quirúrgica. El más grandeavance en la medicina del siglo xix, y con certeza el de mayor aplicación en la cirugía, fue el de Louis Pasteur (1822-1895), cuando demostró de manera irreba- tible que algunas enfermedades, como la infección de las heridas quirúrgicas, son causadas por organismos micros- cópicos.42 Este conocimiento cambió de manera radical el concepto de las causas de la enfermedad y revolucio- nó la práctica de la cirugía. Aunque el crédito principal de este logro pertenece al sabio francés, los métodos de aislamiento bacteriológico y la correlación específi ca del microbio con la enfermedad fueron obra de Roberto Koch (1843-1910). Las dos contribuciones son el resultado del desarrollo del método científi co aplicado a la medicina por numerosos investigadores.43 El cirujano inglés Joseph Lister (1827-1912) aplicó a la cirugía los conceptos de Pasteur y en 1867 publicó un trabajo titulado “Nuevo tratamiento de las fracturas abier- tas y de los abscesos, observaciones sobre las causas de supuración”, en el que se recomendaba aplicar sobre las fracturas expuestas una especie de apósito impregnado en ácido fénico diluido en agua, también llamado ácido carbólico, con lo que conseguía una cicatrización “sin pu- trefacción”. Basado en esa primera experiencia, Lister usó el ácido fénico diluido en el instrumental, en los hilos de sutura e, incluso, en forma de vaporizaciones en el aire del ambiente de las salas de operaciones; con ello consiguió Figura 1-6. El domo del éter. Massachusetts General Hospital hacia 1823.112 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 9 17/12/13 14:19 10 | Cirugía 1. Educación quirúrgica dizarse de España. La nación deseaba ser libre para bus- car una forma de gobierno. Siguieron las desafortunadas e injustas intervenciones extranjeras que fi nalizaron con la mutilación de la mitad del territorio y desembocaron en otra dependencia. Después hubo numerosas guerras inter- nas que afi rmaron la nacionalidad, pero provocaron otra intervención, ahora por parte de Francia, acompañada de un intento de gobierno monárquico imperial. En suma, el país vivió un siglo muy poco propicio para poder partici- par en el mundo científi co.47 A pesar de las condiciones adversas, la nueva nación eliminó la estructura colonial en la enseñanza durante 1833. El ejecutor fue precisamente el médico Valentín Gómez Farías. La historia asegura que durante los últi- mos años de la colonia “consultó de manera secreta obras escritas en francés” y, por tal motivo, “llegó a estar inscrito en los registros del Tribunal de la Inquisición”.48 Este refor- mador organizó el Establecimiento de Ciencias Médicas del que fue nombrado director Casimiro Liceaga. En este establecimiento se implantó la enseñanza de la patología, la fi siología y la química médica en el currículum de la carrera de médico cirujano, materias que antes fueron casi clandestinas. En 1844, el Consejo de Salubridad había autorizado a 18 médicos cirujanos a ejercer la profesión, aparte de los profesores ya antiguos y establecidos; para 1886 ya había registrados 250 médicos autorizados que habían egresado de las escuelas de medicina.49 Los hospitales instalados durante la colonia habían estado subsidiados por el gobierno colonial o eran admi- nistrados por congregaciones religiosas. Quizá el mejor de sus exponentes en las postrimerías de la colonia era el Hospital de San Miguel de Belén, de Guadalajara,50 pero al quedar estas instituciones bajo control del nuevo go- bierno, el cual estaba en forma permanente agobiado por guerras y asonadas, el apoyo material fue insufi ciente al grado de que no hubo un médico militar ni recursos de sanidad para apoyar al ejército que combatió en la guerra de Texas. En la capital del país, las camas de hospital no llegaban a 1 500 y muy pocas estaban disponibles en la guerra de 1847.51,52 A pesar de las difi cultades, en el año 1836 se empezó a publicar un periódico de la Academia de Medicina, enton- ces existente, con el nombre de Periódico de la Academia de Medicina de México. Antes de difundirse por este me- dio los trabajos de Lister, ya se habían establecido algunos sistemas empíricos que se han justifi cado con el tiempo:53 “lavado cuidadoso de las manos y de la región operatoria, canalizaciones diversas; en parturientas sanas, agua y ja- bón para lavado de la vulva; y, si había signos de infección, clorato de Labarraque, agua fenicada y permanganato de potasio”. Luis Hidalgo y Carpio publicó en 1840 su artículo La podredumbre de hospital. Entre 1851 y 1858, Ramón Alfaro publicó los artículos Sobre el cloroformo y Del cloro- formo en el Ejército de Oriente. De estas fechas son los tra- bajos del Dr. Miguel F. Jiménez acerca del tratamiento de de Johannes Müller, de la Universidad de Berlín, quien pu- blicó su Handbuch der Physiologie des Menschen (Manual de fi siología humana) en 1833. El mayor logro del gran Virchow fue la conceptua- lización de la célula como el centro de los cambios pa- tológicos del organismo, ideas que dio a conocer en Die Cellular-Pathologie (La patología celular) en 1858. Sin embargo, el líder de la fi siología en el siglo xix fue Clau- dio Bernard (1813-1878), quien en su Introducción al es- tudio de la medicina experimental defi nió con claridad los principios fundamentales de toda la investigación médica y estableció los criterios de la experimentación científi ca (fi gura 1-7). 45 A partir de estas publicaciones, la práctica de la ci- rugía quedó estrechamente vinculada y reglamentada por los principios del método experimental. El hecho permitió utilizar los avances recientes, como los rayos X descubier- tos por Wilhelm Conrad Röntgen46 en 1895, y el elemento radio, que descubrieron Pierre y Marie Curie en 1898, para diagnosticar y tratar ciertas enfermedades. Otras ramas de la medicina realizaron asimismo progresos siguien- do el método científi co, los cuales infl uyeron de manera indirecta en la cirugía. Se debe mencionar a sir Patrick Manson, quien descubrió la función de los insectos como vectores de la fi laria; a sir Donald Ross, quien descubrió en el estómago del mosquito Anopheles el parásito del pa- ludismo, y a Carlos Finlay, de Cuba, Walter Reed, William Gorgas, y otros, quienes realizaron varios estudios con el fi n de controlar la fi ebre amarilla y favorecieron la termi- nación del Canal de Panamá. Como es evidente, todos estos sucesos tuvieron lugar en diversas partes del mundo donde se alentaba la investi- gación. México, mientras tanto, estaba inmerso en un mar de confl ictos. El siglo xix inició con la guerra para indepen- Figura 1-7. Claudio Bernard (1813-1878).113 01 Chapter 01_Archundia_C1_5R.indd 10 17/12/13 14:19 Capítulo 1 Historia de la cirugía | 11 casi al mismo tiempo, pero en diferentes pacientes, por los médicos Martínez del Río y Matías Béistegui. La anestesia por inhalación llegó a territorio mexicano por medio del periódico médico inglés Th e Lancet, del cual era lector el doctor F. Ortega; se deduce que el fármaco fue el cloro- formo, sustancia que poco después fue utilizada por el Sr. Martínez del Río. Con el tiempo este compuesto logró in- troducirse de manera defi nitiva en la práctica corriente.57 Asimismo, el doctor Fenelon utilizó el termocauterio de Paquelín en 1877, 58 y el doctor Vértiz difundió el método antiséptico de Lister en el Hospital Juárez por 1878. Las innovaciones produjeron su infl uencia de modo más fl uido; así lo atestigua el hecho de que un año después de la publicación de Röntgen sobre los rayos X, el doctor Luis Espinosa y Cuevas trajera la primera máquina de ra- yos X a San Luis Potosí, y que, al siguiente año, el doctor Amador Zafra, de México, propusiera en su tesis algunas aplicaciones del reciente descubrimiento a la cirugía y a la medicina y presentara radiografías de algunos casos clí- nicos.59 Todos estos esfuerzos para actualizar el medio mexi- cano ocurrieron al fi nal del siglo xix. La comunicación se entabló
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