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MEDICINA INTERNA PARA INTERNISTAS EL INTERNISTA Editores Manuel Ramiro H Alberto Lifshitz G José Halabe Cherem Alberto C Frati Munari Coeditores María Guadalupe Castro Martínez Ricardo Juárez Ocaña Alberto F. Rubio Guerra Olga Lidia Vera Lastra Asisclo de Jesús Villagómez Ortíz Tomo 3 El IntErnIsta. MEdIcIna IntErna para IntErnIstas cuarta edición, 2013 prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin autorización escrita del editor. derechos reservados © 2013 Manuel ramiro H.-Edición y Farmacia José Martí 55, col. Escandón, 11800 Miguel Hidalgo, ciudad de México. www.nietoeditores.com.mx www.revistasmedicasmexicanas.com.mx IsBn: 978-607-7548-33-1 Coordinación editorial y corrección ortotipográfica: Arturo A. Peña Diseño y formación: Elidé Morales del Río Este libro se terminó de imprimir en agosto del 2013 en ARTGRAPH. Av. Peñuelas No. 15-D, Col. San Pedrito Peñuelas, C.P. 76148, Querétaro, Qro., México. Teléfono: (442) 220-8969. NOTA debido a que la medicina es una ciencia en desarrollo constante, a medida que surjan nuevos conocimientos se requerirán cambios terapéuticos. Los autores y editores de esta obra se han esforzado para que los cuadros referentes a la dosificación medicamentosa sean precisos y coincidan con lo establecido en la fecha de publicación. Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier otra persona que haya participado en la elaboración de este libro garantizan que la in- formación contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Por lo tanto, convendría recurrir a otras fuentes de información, sobre todo, deberá consultarse la hoja informativa que se adjunta con cada medicamento. Lo anterior es particularmente importante con respecto a fármacos nuevos o de prescripción no frecuente. Contenido SeCCión V ........................................................................................... 419 Hipertensión arterial Director de área Alberto F. Rubio Guerra SeCCión Vi ........................................................................................... 453 Síndrome metabólico Director de área Alberto F. Rubio Guerra SeCCión Vii ........................................................................................... 483 enfermedades del corazón y de los vasos Director de área Haiko Nellen Hummel MEDICINA INTERNA PARA INTERNISTAS EL INTERNISTA Tomo 3 68. Concepto y clasificación de la hipertensión arterial 421 Diagnóstico integral del paciente hipertenso Alberto FrAncisco rubio GuerrA 69. Fisiopatología de la hipertensión arterial 424 Alberto F. rubio GuerrA 70. Evaluación del riesgo en el paciente hipertenso 427 leticiA rodríGuez lópez, Alberto FrAncisco rubio GuerrA 71. Hipertensión arterial en situaciones especiales 429 Germán VArGAs AyAlA, Alberto FrAncisco rubio GuerrA Sección V Hipertensión arterial Director de área Alberto F. Rubio Guerra 72. Evaluación y tratamiento de la hipertensión arterial secundaria 434 Germán VArGAs AyAlA, cesAr G. cAlVo VArGAs 73. Tratamiento de la hipertensión arterial 443 JAime cArrAnzA mAdriGAl 421 ConCepto y ClasifiCaCión de la hipertensión arterial < 68. concepto y clasificación de la hipertensión arterial Diagnóstico integral del paciente hipertenso Alberto FrAncisco rubio GuerrA INTRODUCCIÓN La causa de la hipertensión arterial (HTA) se desconoce en 85 a 90% de los casos, el factor patogénico más importante es el aumento crónico y sostenido de la presión arterial derivado del incremento de las resistencias periféricas. La HTA constituye un factor de riesgo para ateroesclerosis, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, enfermedad vascular cerebral, insuficiencia renal crónica y enfermedad arterial periférica. La hipertensión es un serio pro- blema de salud pública en el país. Las guías terapéuticas 2007 de la Sociedad Europea de Hipertensión-Sociedad Europea de Cardiología (SEH/SEC) y el séptimo reporte del Comité Nacional para la Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial de los Institutos de Salud de Estados Unidos (conocido como JNC7 por sus siglas en inglés) definen a la hipertensión arterial como las cifras de presión sistólica mayores a 140 mmHg, presión diastólica mayor a 90 mmHg en dos o más determinaciones realizadas con al menos una semana de diferencia, o bien el estar bajo tratamiento antihipertensivo. Aunque ambas clasificaciones difieren entre sí. El cuadro 68.1 muestra los conceptos del JNC 7, y el cuadro 68.2 los de las guías europeas. Es importante señalar que el estadio depende de las cifras más altas; así, un paciente con 166/92 mmHg tendrá hipertensión grado 2. Cuadro 68.1. clasificación del comité nacional para la Prevención, Detección, evalua- ción y Tratamiento de la Hipertensión Arterial de los institutos de Salud de estados Unidos Tensión arterial Sistólica (mmHg) Diastólica (mmHg) normal < 120 < 80 Prehipertensión 120-139 80-89 estadio 1 140-159 90-99 estadio 2 ≥ 160 ≥ 100 Cuadro 68.2. clasificación de las guías europeas (Sec-SeH) Categoría Sistólica (mmHg) Diastólica (mmHg) óptima < 120 < 80 normal (Adecuada) 120-129 80-84 normal alta (Adecuada alta) 130-139 85-89 Hipertensión arterial grado 1 (Leve) 140-159 90-99 Hipertensión arterial grado 2 (Moderada) 160-179 100-109 Hipertensión arterial grado 3 (Severa) > 180 > 110 Hipertensión arterial sistólica aislada > 140 < 90 Los términos entre paréntesis corresponden a la clasificación del Tercer consenso Mexicano de Hipertensión Arterial. 422 < hipertensión arterial La hipertensión arterial afecta a 30.05% de los mexicanos de entre 20 y 69 años de edad; aumenta con la edad hasta 59.5% en la población de 65 a 69 años. Los estados del norte tienen la mayor prevalencia de la enfermedad. En nuestro país 61% de los afectados ignora ser hiper- tenso y solamente 19% de los sujetos en tratamiento logra alcanzar cifras menores a 140/90 con el tratamiento. El JNC7 clasifica como prehipertensión cifras que, previamente, se consideraban como normales y a las que las guías europeas llaman normal alta. Este concepto se debe a que los sujetos con cifras de presión arterial entre 120/80–139/89 mmHg tienen un riesgo dos veces mayor de hipertensión arterial que los sujetos con cifras menores; además de que la mayoría de los eventos cardiovasculares ocurre en estos rangos de presión. Sin duda el grupo de sujetos con estos valores limítrofes merece atención especial e inicio del tratamiento con modificaciones al estilo de vida. De la presencia de otros factores de riesgo o daño orgáni- co dependerá el momento de inicio del tratamiento farmacológico, como se describe en el capítulo 72. El primer paso para realizar el diagnóstico correcto de la hipertensión arterial es la me- dición adecuada de las cifras de la presión arterial con base en una serie de recomendaciones establecidas y teniendo en cuenta que existen condiciones que pueden elevar la presión arterial en forma transitoria; éstas se describen en el cuadro 68.3. El diagnóstico de hipertensión ar- terial sólo se podrá realizar en ausencia de dichas situaciones. El diagnóstico de hipertensión arterial requiere una evaluación cuidadosa del paciente, tomando en cuenta no sólo los facto- res mencionados sino, también, la variabilidad normal de la presión arterial y el fenómeno de bata blanca. La mejor forma de hacerlo se basa en obtener mediciones repetidas de la presión arterial en visitas distintas y tomando en cuenta que si el perímetro braquial excede 30 cm debe usarse el brazalete grande(de 15 cm de ancho). Cuadro 68.3. Factores que afectan el registro de la presión arterial Ansiedad Dolor ingesta de fármacos adrenérgicos (antigripales y descongestionantes) necesidad de micción urgente Haber fumado 30 minutos antes Uso inadecuado del brazalete En la primera entrevista se obtienen varias mediciones de la presión arterial y se hace un promedio; al mismo tiempo se realiza una historia clínica completa, buscando daño a órgano blanco y otros factores de riesgo. En las visitas posteriores también se registra la presión arterial en varias ocasiones, con unos minutos de diferencia entre las mismas, el tiempo dependerá del estadio de hiperten- sión arterial, de otros factores de riesgo y del daño a órgano blanco. Durante este periodo es útil (y tiene valor pronóstico) la realización de registros de la presión arterial por parte del paciente fuera del consultorio, sea por monitoreo ambulatorio o por automedición; dicha medición puede mostrar el comportamiento de las cifras tensionales fuera del consultorio y a lo largo del día. Cuando se utilizan estas modalidades el límite superior de presión arte- rial normal es 135/85 mmHg. Al mismo tiempo se sigue el estudio del paciente de acuerdo con lo expresado en el capítulo de evaluación; el tratamiento se inicia con modificaciones al estilo de vida, incluidos los demás factores de riesgo cardiovascular y las características personales. ESTUDIO INTEGRAL El estudio del paciente hipertenso debe ir más allá del registro de la presión arterial, aunque tampoco debe caerse en el abuso de los estudios de laboratorio y de gabinete. Es fundamental investigar antecedentes de enfermedad arterial (tanto en la familia como en el paciente), co- La hipertensión arterial afecta a 30.05% de los mexicanos; 61% de los afectados ignora ser hipertenso. El diagnóstico de hipertensión ar- terial requiere una evaluación cui- dadosa del paciente, tomando en cuenta no sólo los factores men- cionados sino, también, la variabi- lidad normal de la presión arterial y el fenómeno de bata blanca. En la primera entrevista se obtienen varias mediciones de la presión arterial y se hace un promedio; al mismo tiempo se realiza una historia clínica com- pleta, buscando daño a órgano blanco y otros factores de riesgo. 423 ConCepto y ClasifiCaCión de la hipertensión arterial < Cuadro 68.4. exámenes de laboratorio y gabinete necesarios en la evaluación inicial Biometría hemática Glucosa, ácido úrico, urea y creatinina Perfil de lípidos examen general de orina Sodio y potasio séricos Telerradiografía de tórax electrocardiograma Microalbuminuria existencia de cardiopatía, diabetes mellitus o enfermedad renal, duración de la hipertensión, tratamientos previos (incluso efectos secundarios), además de hábitos nocivos como el ta- baquismo y la ingesta de alcohol, adicciones (sobre todo a cocaína y a anfetaminas). En el interrogatorio también deben buscarse datos que sugieran daño a órgano blanco, an- gina de pecho, insuficiencia cardiaca, problemas endocrinos o cualquier patología que origine hipertensión secundaria. También deben buscarse padecimientos que interfieran o se agraven con el tratamiento tales como hepatopatía, asma, neumopatía obstructiva crónica, gota, tras- tornos renales, enfermedad vascular periférica y disfunción sexual. Es importante conocer qué fármacos está recibiendo el paciente para tratar otras enferme- dades, particularmente antiinflamatorios no esteroideos, anticonceptivos orales, antigripales, corticoesteroides, eritropoyetina o ciclosporina. La exploración de la cabeza debe incluir la revisión del fondo de ojo (aunque el grado de retinopatía no correlaciona con el grado de hipertensión y por ello ninguna guía internacional lo considera como marcador de daño orgánico), poner atención a los soplos carotideos que sugieran aterosclerosis en el cuello; debe buscarse también crecimiento tiroideo o ingurgita- ción yugular. La exploración cardiovascular debe incluir una adecuada revisión del área cardiaca bus- cando posibles trastornos del ritmo, soplos, ruidos añadidos (tercer y cuarto ruido, frote que sugiera pericarditis urémica), datos de crecimiento cardiaco. En el abdomen es importante medir el perímetro abdominal (lo normal es < 90 cm en el hombre y < 80 cm en la mujer), determinar el tamaño del hígado y buscar soplos abdominales que pudieran sugerir alteraciones de las arterias renales o de la aorta. La exploración de las extremidades debe incluir la revisión cuidadosa de los pulsos (apor- tan información de una eventual coartación de la aorta). La valoración neurológica permite establecer el déficit neurológico que se correlacione con problemas en la circulación cerebral. Los exámenes de laboratorio y gabinete que requiere todo paciente hipertenso se enlistan en el cuadro 68.4 y buscan otros factores de riesgo o daño orgánico. De no encontrar datos de la historia clínica que sugieran hipertensión secundaria no es necesario solicitar otro tipo de estudios pues no proporcionarían más información y sí eleva- rían los costos en forma importante. LECTURAS RECOMENDADAS • Gorostidi M. Marin R. Medida de la presión arterial. Nefroplus 2009;2:31-40. • Laine C. Goldman D. Sox HC. In the clinic hypertension. Ann intern Med 2008;149:ITC6. • Moragrega ML. Definición, clasificación, epidemiología, estratificación del riesgo, prevención primaria. 3” Consenso Mexicano en Hipertensión Arterial. Rev Mex Cardiol 2005;16:7-13. • Rubio AF. Definición, concepto y clasificación de la hipertensión arterial. En: Rubio AF. Hipertensión Arterial. Ciudad de México: Manual Moderno, 2005. pp. 3-8. • Sánchez RA. Ayala M. Baglivo H. Velázquez C. Burlando G. Kohlmann O, et al. Latin American guidelines on hypertension. J Hypertens 2009;27:905-922. • The Seven report of the Joint National Committee on Detection, Evaluation, and Treatment of high blood pres- sure. JNC 7. Complete version. Hypertension 2003;42:1206-1252. • The Task force for the management of arterial hypertension of the European Society of Hypertension and the European Society of Cardiology. 2007 Guidelines for the management of arterial hypertension. J Hypertens 2007;25:105-188. En el interrogatorio también deben buscarse datos que sugieran daño a órgano blanco, angina de pecho, insuficiencia cardiaca, problemas endocri- nos o cualquier patología que origine hipertensión secundaria. Es importante conocer qué fárma- cos está recibiendo el paciente para tratar otras enfermedades. En el abdomen es importante medir el perímetro abdominal (lo normal es < 90 cm en el hombre y < 80 cm en la mujer), determinar el tamaño del hígado y buscar soplos abdominales que pudieran sugerir alteraciones de las arterias renales o de la aorta. 424 < hipertensión arterial 69. Fisiopatología de la hipertensión arterial Alberto F. rubio GuerrA INTRODUCCIÓN La presión arterial (PA, fuerza con la que la sangre golpea a la pared arterial como resultado del latido cardiaco) depende básicamente de dos variables, el gasto cardiaco (GC) y las resis- tencias periféricas (RP) [Ley de Ohm (PA = GC x RP)]. El gasto cardiaco depende de la frecuencia cardiaca y el volumen latido; mientras que las resistencias vasculares dependen del calibre vascular, que en gran medida resulta del tono vascular de las arteriolas y el radio interno del vaso, que es el factor aislado que más influye en la presión arterial (ley de Poiseuille, pequeñas modificaciones del mismo ejercen cambios importantes en las resistencias periféricas, porque en la fórmula el radio está elevado a la cuarta potencia), ello regula el flujo sanguíneo y la presión arterial. La regulación de la presión arterial depende de la interacción de mecanismos sistémicos y locales, así como de la participación de diversas sustancias de acciónendocrina, paracrina y au- tocrina que se combinan entre sí para mantener una presión arterial que garantice la adecuada perfusión a los tejidos (cuadro 69.1), cualquier evento que modifique estas variables alterará la presión arterial. De acuerdo con la Ley de Ohm (PA = GC x RP), la presión arterial depende de las resistencias periféricas y el gasto cardiaco. El aumento de las resistencias periféricas es la alteración hemodinámica más importante de la hipertensión arterial. La hipertensión arterial esencial es un padecimiento de etiología desconocida; sin em- bargo, hay avances importantes en el conocimiento de su fisiopatología. A continuación se analizan los eventos que más influyen en el desarrollo de la hipertensión arterial. DISFUNCIÓN ENDOTELIAL El incremento en la producción de radicales libres de oxígeno en la célula endotelial estimula la acción de la nicotin adenin dinucleótido fosfato oxidasa (NADPH oxidasa), lo que crea ra- dicales superóxido; estos son altamente reactivos y al acumularse en el citoplasma incremen- tan el estrés oxidativo. Esto tiene repercusiones importantes que favorecen la disfunción endo- telial, la inflamación y la ateroesclerosis. Los mecanismos de aumento del estrés oxidativo son, entre otros: la hiperglucemia, el incremento en las concentraciones de LDL, la estimulación del receptor AT1 de angiotensina, aldosterona, el factor de necrosis tumoral y la interleucina 1. El aumento del estrés oxidativo disminuye la biodisponibilidad endotelial de óxido nítri- co, lo que a su vez genera mayor disfunción endotelial. Esto tiene varias repercusiones, entre ellas, la activación del factor nuclear kappa-B (NFKB), un elemento muy importante en la ini- Cuadro 69.1. Algunos factores que influyen en la presión arterial Factor Variable modificada Resultado sobre la presión arterial Sistema simpático Frecuencia cardiaca Resistencias periféricas Aumenta Aumenta Sistema renina-angiotensina Resistencias periféricas Volumen circulante Aumenta Aumenta Parasimpático Frecuencia cardiaca Disminuye endotelina Resistencias periféricas Aumenta óxido nítrico Resistencias periféricas Disminuye 425 Fisiopatología de la hipertensión arterial < Cuadro 69.2. Mecanismos hipertensores de la insulina • Retención de sodio y agua • Aumento del tono simpático • Activación del sistema renina-angiotensina • Aumento del calcio intracelular • Liberación de endotelina • inhibición en la síntesis y liberación de óxido nítrico • ¿Disminución en la síntesis de medulolipina? ciación de los procesos inflamatorios y en la génesis del daño vascular. NFKB es crucial en el control de la transcripción de diversos genes que codifican endotelina, citocinas, las moléculas de adhesión y del inhibidor del activador del plasminógeno-1, moléculas que participan en la inflamación y el desarrollo de la ateroesclerosis. La disfunción del endotelio en los capilares musculares dificulta el paso de oxígeno a las células musculares, así como la captación de glucosa por las mismas, ello provoca resistencia a la insulina con hiperinsulinemia compensadora, con todas las consecuencias metabólicas y cardiovasculares de este proceso. La disfunción endotelial produce vasoconstricción por varios mecanismos, los más impor- tantes son la pérdida de la capacidad vasodilatadora, al caer la biodisponibilidad del óxido ní- trico, y el aumento en la producción de vasoconstrictores como endotelina 1 y angiotensina II. RESISTENCIA A LA INSULINA La resistencia de los tejidos periféricos (en particular el musculoesquelético) a la captación de glucosa estimulada por insulina induce hiperinsulinemia, la que produce hipertensión arterial por los mecanismos descritos en el cuadro 69.2. La resistencia a la insulina que muestran estos pacientes es parcial, pues persiste la ca- pacidad de la hormona para estimular la actividad simpática y la activación del sistema re- nina-angiotensina. Sólo se pierde la capacidad de la insulina para frenar su propia liberación y estimular la captación periférica de glucosa, pero persisten otras acciones deletéreas que acompañan al síndrome metabólico. Cuadro 69.3. Agentes vasodilatadores renales • cininas • óxido nítrico • Sistema medulolipina • Fosfatidilcolina • Derivados del glicerol • Prostaglandinas e2, i2 • Factor activador de las plaquetas RIÑÓN El riñón también puede ser víctima y villano en la hipertensión arterial, ya que si bien aumenta las cifras de presión, también posee un mecanismo que favorece la disminución de las cifras tensionales independientemente de su facultad de excretar sodio y agua, pues sintetiza y libera las sustancias señaladas en el cuadro 69.3. Finalmente, el órgano puede ser dañado por la pro- pia hipertensión, perpetuando el daño y ocasionando hipertensión secundaria. La hipertensión viaja con el riñón en sujetos con trasplante renal, pues los receptores normotensos de riñones de hipertensos desarrollan hipertensión; mientras que los hipertensos que reciben riñones de normotensos controlan sus cifras tensionales. Los riñones de ratas hipertensas espontáneas tienen alteraciones en los receptores renales de dopamina cuando se comparan con los riñones de ratas normotensas; los estudios en hu- manos al respecto son escasos, pero se han encontrado alteraciones en los receptores renales El tejido adiposo produce angiotensina II y un factor (quizá derivado del ácido linoleico) que libera mineralocorticoides. La administración de eple- renona, un bloqueador de receptores de aldosterona, a perros obesos disminuye las cifras de presión arterial aunque el perro incremente de peso. El riñón puede ser víctima y villano en la hipertensión arterial; si bien puede aumentar las cifras de presión el órgano puede ser dañado por la propia hipertensión, perpetuando el daño y ocasio- nado hipertensión secundaria. 426 < hipertensión arterial para dopamina —sobre todo los D1— en humanos hipertensos, las implicaciones de esto en la patología humana se desconocen. OBESIDAD El sobrepeso de asocia estrechamente con la hipertensión arterial, en particular la obesidad central con aumento de la grasa visceral. La reducción de peso (incluso disminuciones míni- mas) se acompaña de descenso en las cifras de presión arterial. La obesidad incrementa el gasto cardiaco, reduce la actividad parasimpática, favorece la hiperactividad del sistema nervioso simpático, aumenta la actividad del eje renina angioten- sina (los adipocitos son capaces de producir angiotensina, misma que estimula el crecimiento y desarrollo del tejido adiposo y tiene efecto sistémico), también induce concentraciones ele- vadas de aldosterona tal vez por la producción de un factor liberador de mineralocorticoides por los adipocitos. En estos pacientes se han reportado alteraciones en la hemodinámica renal que conducen a disminución en la natriuria, retención de sodio y agua y finalmente a aumento del volumen circulante. Esto se ve reforzado por la compresión del riñón y su vasculatura por la acumula- ción de grasa en el riñón que provoca disminución de la presión de natriuria, aumento de la reabsorción de sodio, daño renal y aumento de la presión arterial inicialmente no sodio sensi- ble pero, al ir avanzando la enfermedad, aumenta la sensibilidad al sodio. La resistina, producida por los adipocitos, induce resistencia a la insulina y obesidad, estimula células endoteliales para que liberen endotelina 1, favoreciendo el incremento de las cifras de presión arterial, su papel en la fisiopatología de la hipertensión humana deberá esclarecerse en los próximos años. SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO En los hipertensos los barorreceptores aórticos se encuentran reprogramados hacia presiones más altas, en un mecanismo en el que está involucrada la angiotensina2. Esto activa al sistema simpático, elevando las cifras de presión arterial y modificando el gasto cardiaco y las resis- tencias periféricas. Estos pacientes también tienen sobreestimulación simpática en el riñón y mayor reactividad vascular a la norepinefrina. LECTURAS RECOMENDADAS • Carranza J. Síndrome metabólico, disfunción endotelial, inflamación y microalbuminuria. En: Rubio AF. Sín- drome Metabólico. Ciudad de México: Nieto Editores, 2008. pp. 19-29. • Madamanchi NR. Vendrov A. Runge MS. Oxidative Stress and vascular disease. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2005;25:29-38. • Ferro A. Renal dopamine receptors and hypertension. J Hypertens 2003;21:37-8. • Murria E, Rumantir M, Wiesner G, Kaye D, Hastings J. Lambert G. Sympathetic nervous system and insulin resistance: from obesity to diabetes. Am J Hypertens 2001;14:304s-9s. • Oparil S, Zaman A, Calhoun D. Pathogenesis of hypertension. Ann Intern Med 2003;139:761-76. • Patrick Poirier M. Pibarot P. Lemieux P. Després, JP. Visceral Obesity: The Link Among Inflammation, Hyperten- sion, and Cardiovascular Disease. Hypertension 2009;53:577-584. • Rubio AF, Torres A, Rodríguez L, Lozano JJ, Vargas G. Medulolipina, el sistema vasodilatador reno-hepático. Un antagonista natural del sistema renina-angiotensina. Rev Fac Med UNAM 1996;39:104-7. • Rubio AF, Lozano JJ, Vargas G, Rodríguez L, Sánchez RA. Aspectos recientes en la fisiopatología de la hiperten- sión arterial. Med Int Mex 1997;13:294-300. • Rubio AF. Resistencia a la insulina. México: McGraw-Hill Interamericana, 2003. • Wing-Sun CH. Bernard AM. Tso AWK. Aimin X. Nelson MS. Fong CL. Hypoadiponectinemia as a Predictor for the Development of Hypertension: A 5-Year Prospective Study. Hypertension 2007;49:1455-1461. La obesidad incrementa el gasto cardiaco, reduce la actividad parasimpática, favorece la hipe- ractividad del sistema nervioso simpático, aumenta la actividad del eje renina angiotensina. La resistina, producida por los adipocitos, induce resistencia a la insulina y obesidad, estimu- la células endoteliales para que liberen endotelina 1. 427 Evaluación dEl riEsgo En El paciEntE hipErtEnso < 70. evaluación del riesgo en el paciente hipertenso leticiA rodríGuez lópez, Alberto FrAncisco rubio GuerrA INTRODUCCIÓN En la evaluación, además de investigar las cifras de presión arterial del paciente, se deben in- dagar posibles asociaciones con otros factores de riesgo cardiovascular, enfermedades coexis- tentes y el daño a órganos blanco. En el cuadro 70.1 se muestra la estratificación de riesgo del paciente hipertenso propuesta por la Sociedad Europea de Hipertensión; los factores de riesgo se señalan en el cuadro 70.2. De acuerdo con las mismas guías los indicadores de daño a órganos blanco se especifican en el cuadro 70.3. Es importante señalar que de acuerdo con la estratificación señalada (cuadro 70.1) 88% de los hipertensos tienen riesgo alto o muy alto, un 10% riesgo moderado y sólo 2% cae en la categoría de riesgo bajo o promedio. Es importante señalar que de acuerdo con la estratificación señalada (cuadro 70.1) 88% de los hipertensos tienen riesgo alto o muy alto, un 10% riesgo modera- do y sólo 2% cae en la categoría de riesgo bajo o promedio. Cuadro 70.1. estratificación del riesgo (Sociedad europea de Hipertensión) Otros factores de riesgo/enfermedades Presión normal Presión normal alta Hipertensión 1 (140-159 o 90-99) Hipertensión 2 (160-179 o 100-109) Hipertensión 3 (>180 o >110) Sin otros factores de riesgo Promedio Promedio Bajo Moderado Alto Uno o dos factores de riesgo Bajo Bajo Moderado Moderado Muy alto Tres o más factores de riesgo, diabetes mellitus o daño a órganos blanco Moderado Alto Alto Alto Muy alto condiciones clínicas asociadas Alto Muy alto Muy alto Muy alto Muy alto Cuadro 70.2. Factores de riesgo Hombres > 55 años Mujeres > 65 años Tabaquismo colesterol total > 240 mg/dL o LDL > 130 mg/dL HDL < 40 en hombres o < 45 en mujeres. (mg/dL) Obesidad Sedentarismo Historia de enfermedad coronaria en familiares directos < 50 años Cuadro 70.3. indicadores de daño a órganos blanco Hipertrofia ventricular izquierda Microalbuminuria (20-300 mg/día) engrosamiento en grandes arterias por rayos X o ultrasonido Filtrado glomerular < 60 Índice brazo tobillo < 0.9 creatinina en mujeres > 1.2, en hombres > 1.3 428 < hipertensión arterial Indudablemente, el primer paso para disminuir el riesgo cardiovascular del paciente hi- pertenso es el control sostenido de la presión a niveles iguales o menores a la meta establecida y hasta donde el paciente lo tolere; con ello se logran las reducciones de riesgo que se mues- tran en la figura 70.1 para las diferentes complicaciones de la hipertensión. eVc = enfermedad vascular cerebral iccV = insuficiencia cardiaca congestiva venosa cOROn = enfermedad arterial coronaria HVi= hipertrofia ventricular izquierda MG = mortalidad general Figura 70.1. Porcentaje de reducción de complicaciones por el tratamiento antihipertensivo EVC ICCV CORON HVI MG0% -10% -20% -30% -40% -50% -60% CÓMO EVALUAR EL DAÑO A ÓRGANOS BLANCO El ecocardiograma no es un estudio de rutina para el paciente hipertenso, las indicaciones para su realización son: evidencia clínica de insuficiencia cardiaca y sospecha elevada de cardiopatía. Las guías latinoamericanas de hipertensión recomiendan realizar ultrasonido carotideo y renal para evaluar posible ateroesclerosis en esos territorios vasculares, estenosis de la arteria renal o malformaciones renales. Valores ≥ 0.9 mm de grosor de la íntima media en la carótida representan un dato significativo de daño vascular. También la determinación de microalbumi- nuria de 24 horas traduce daño endotelial, actualmente ambas se consideran factores de riesgo independientes, por lo que su detección en estos pacientes es obligada porque ayuda a estable- cer el riesgo cardiaco del paciente con la misma sensibilidad que el ecocardiograma, que debe realizarse a todo paciente hipertenso al momento del diagnóstico, para establecer tanto el nivel de riesgo del paciente como las cifras de presión arterial que deben lograrse con el tratamiento, y repetirse al cabo de un año como un parámetro de la progresión del daño renal. Algunos autores recomiendan determinar también el filtrado glomerular en la primera visita. El índice brazo tobillo es un procedimiento barato y sencillo de realizar, aporta mucha información sobre el riesgo cardiovascular y se obtiene calculando el cociente entre la presión sistólica de la arteria tibial posterior o arteria pedia de cada miembro inferior (medida con un Doppler portátil) y la presión sistólica de la arteria braquial del mismo lado; se consideran nor- males valores entre 0.90 y 1.30. Tiene una sensibilidad de 95% y una especificidad de 100% para descartar enfermedad arterial. Un índice tobillo-brazo bajo (< 0.9) se asocia con el doble de mortalidad y eventos cardiovasculares en los tres años siguientes. REDUCCIÓN DEL RIESGO Los estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo cardiovascular se incrementa en forma progresiva y significativa a partir de 120/80 mmHg. Por otra parte, los estudios de interven- ción farmacológica en pacientes con presión arterial mayor de 140/90 mmHg demuestran que el mayor beneficio se obtiene al disminuir la presión arterial a menos de 140/90 mmHg y, en El índice brazo tobillo se obtiene calculando el cociente entre la presión sistólica de la arteria tibial posterior y/o arteria pedia de cada miembro inferior (medida con un Doppler portátil) y la presión sistólica de la arteria braquial del mismo lado. Los estudios epidemiológi- cos demuestran que el riesgo cardiovascular se incrementa en forma progresiva y significativa a partirde 120-80 mmHg. 429 Evaluación dEl riEsgo En El paciEntE hipErtEnso < población de muy alto riesgo (diabética, con nefropatía o daño en otros órgano blanco), por debajo de 130/80 mmHg sin importar el fármaco usado, con excepción de los β-bloqueadores administrados inmediatamente después de un infarto agudo del miocardio, que disminuyen el riesgo de isquemia miocárdica pero no de insuficiencia cardiaca ni de enfermedad vascular cerebral y de un discreto pero significativo (p < 0.01) efecto adicional de los antagonistas del calcio en la protección de la enfermedad vascular cerebral. Todas las clases de antihipertensivos tienen un efecto similar para reducir eventos cardio y cerebrovasculares bajo la premisa de una reducción similar de las cifras de la presión arterial. Una medida adicional para la disminución del riesgo es la reducción de la microalbumi- nuria, incluso después de controladas las cifras de presión arterial. Estudios recientes mues- tran que reducir la proteinuria en los primeros seis meses parece brindar mayor protección car- diovascular a los pacientes hipertensos, sean o no diabéticos. Cada disminución de 10 mmHg de la presión arterial sistólica disminuye en 20-25% el riesgo de eventos cardiovasculares. LECTURAS RECOMENDADAS • Diehm C, Lang S, Darius H, Pittrow D, Von Stritzky B. Association of low ankle brachial index with high mor- tality in primary care. Eur Heart J 2006;27:1743-1749. • Groundy SM. Cleeman JI. Bairez N et al. Implications of recent clinical trials for the National Cholesterol Education Program adult treatment panel III guidelines. Circulation 2004;110:227-239. • Law MR, Morris JK. Wald NJ. Use of blood pressure lowering drugs in the prevention of cardiovascular dis- ease: meta-analysis of 147 randomised trials in the context of expectations from prospective epidemiological studies. BMJ 2009;338:b1665. • Rubio AF. Evaluación del paciente hipertenso. En Rubio AF. Hipertensión Arterial. Ciudad de México: El Manual Moderno, 2005. pp. 41-48. • Sanchez RA. Ayala M. Baglivo H. Velazquez C. Burlando G. Kohlmann O. et al. Latin American guidelines on hypertension. J Hypertens 2009;27:905-922. • The Task force for the management of arterial hypertension of the European Society of Hypertension and the European Society of Cardiology. 2007 Guidelines for the management of arterial hypertension. J Hypertens 2007;25:105-188. • Verdecchia P. Reboldi G. Angeli F. Adverse prognostic significance of new onset diabetes in treated hyperten- sive subjects. Hypertension 2004;43:963-969. Todas las clases de antihiper- tensivos tienen un efecto similar para reducir eventos cardio y cerebrovasculares bajo la premisa de una reducción similar de las cifras de la presión arterial. Cada disminución de 10 mmHg de la presión arterial sistólica disminuye en 20-25% el riesgo de eventos cardiovasculares. 71. Hipertensión arterial en situaciones especiales Germán VArGAs AyAlA, Alberto FrAncisco rubio GuerrA El paciente hipertenso puede cursar con otros padecimientos cuyo manejo puede potenciar o interferir con el efecto de los fármacos antihipertensivos. La hipertensión puede coexistir con otras enfermedades en las que algunos fármacos han mostrado beneficios adicionales pero, por otro lado, el empleo de antihipertensivos también puede interferir con el control terapéu- tico de los padecimientos agregados. Un número importante de estudios ha evaluado a la mayoría de los medicamentos antihi- pertensivos en diversas condiciones y los resultados de tales estudios, en casos especiales, han mostrado cierto beneficio adicional de una de las familias de tales agentes ya sea en la reduc- ción de mortalidad o de complicaciones fatales o no fatales. Algunas de las recomendaciones de uso de antihipertensivos en situaciones especiales se resumen en el cuadro 71.1. ENFERMEDAD VASCULAR CEREBRAL El control de la presión arterial contribuye a la prevención de la enfermedad vascular cerebral (EVC); el logro de las metas es el factor más importante para lograr la prevención con la La hipertensión puede coexistir con otras enfermedades en las que algunos fármacos han mostrado beneficios adicionales pero, por otro lado, el empleo de antihiper- tensivos también puede interferir con el control terapéutico de los padecimientos agregados. 430 < hipertensión arterial mayoría de las familias de medicamentos. En protección primaria los antagonistas del calcio proporcionan la mayor protección contra la enfermedad vascular cerebral (aunque en el estu- dio LIFE losartán fue mas eficaz que atenolol para reducir el riesgo de enfermedad vascular cerebral). En prevención secundaria la evidencia disponible permite recomendar la asociación de indapamida con un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina. La terapia antihi- pertensiva se asocia con una reducción de 35 a 44% en la incidencia de EVC hemorrágica o isquémica. El manejo en el cuadro agudo todavía se encuentra en discusión y no existe evidencia de que alguna opción terapéutica sea superior a las otras ni de las cifras que deben lograrse. En términos generales se recomienda lo siguiente: si el paciente presenta cifras de presión arterial < 180/110 mmHg no se deben administrar antihipertensivos; con cifras mayores de presión arterial, o en sujetos con un evento isquémico, debe manejarse al paciente como una emergencia hipertensiva. En el paciente hospitalizado la disminución de las cifras tensionales debe ser gradual y no necesariamente a cifras normales, tomando como parámetro la presión arterial media (PAM) (figura 71.1) que debe disminuir más de 15% pero menos de 20%, en un lapso no mayor de una hora, administrando fármacos cuyo efecto sea controlable y de poca duración, de preferencia por vía intravenosa para poder interrumpirse en forma inmediata en caso necesario. Cuadro 71.1. Recomendaciones de uso de algunos antihipertensivos en situaciones especiales Enfermedad/ Fármaco Diuréticos β Bloqueadores Inhibidores de la enzi- ma converti- dora de an- giotensina Bradiqui- nina Calcioan- tagonistas Antago- nistas de aldosterona Inhibidores directos de la renina insuficiencia cardíaca + + + + + + cardiopatía isquémica + + + + + + Hipertensión sistólica aislada + + + + Diabetes mellitus 2 + + + + + + enfermedad renal terminal De asa + + + contrain- dicados enfermedad vascular cerebral recurrente + + 2 (diastólica) + sistólica 3 Figura 71.1. cálculo de la presión arterial media (PAM) Cuando el paciente es candidato a terapia trombolítica las cifras optimas para este manejo deben ser < 185/110 mmHg antes del tratamiento, en valores que superen estas cifras el trata- miento trombolítico está contraindicado. HIPERTENSIÓN Y DIABETES MELLITUS 2 La Encuesta Nacional de Salud 2000 (ENSA 2000) reportó que la hipertensión arterial afecta a 46% de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y que, a su vez, la diabetes mellitus 2 afecta a La terapia antihipertensiva se asocia con una reducción de 35 a 44% en la incidencia de EVC hemorrágica o isquémica. PAM = 431 Hipertensión arterial en situaciones especiales < 16.8% de los sujetos hipertensos. Esta asociación favorece el desarrollo de microalbuminuria e incrementa seis veces el riesgo de desarrollar insuficiencia renal. Por otra parte, el control de la presión arterial en estos pacientes reduce las cifras de proteinuria, retarda la progresión a la nefropatía y disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular. El tratamiento intensivo de la hipertensión arterial en el paciente diabético se asocia con una reducción significativa de la mortalidad cardiovascular. De hecho, el aumento de las cifras de presión sistólica es en el diabético el factor de riesgo más importantepara el desarrollo de eventos cardiovasculares, enfermedad vascular cerebral y nefropatía. 70% de los pacientes requerirá al menos dos fármacos para lograr valores de presión arterial < 130/80 mmHg. Por ello, se recomienda actualmente en el manejo de sujetos hipertensos con diabetes mellitus tipo 2, lograr y mantener cifras < 130/80 mmHg, e incluso < 120/70 cuando existe proteinuria de 24 horas mayor a 1 gramo. La reducción de las cifras de presión arterial lograda es más importante que el fármaco usado para dicho control en lo que respecta a la reducción del riesgo cardiovascular (y de nefropatía) del paciente; 10 mmHg de aumento en la presión sistólica incrementan 13% las complicaciones microvasculares, 12% cualquier complicación relacionada y 15% las muertes u 11% los infartos del miocardio en pacientes diabéticos. Estos pacientes deben recibir indicaciones, para modificar su forma de vida, encaminadas a reducir el peso y al control metabólico tanto de la glucemia como del colesterol sérico y sus subclases. El manejo farmacológico se inicia cuando las cifras de presión arterial superan los valores 130/80 mmHg. Se inicia con un inhibidor del sistema renina angiotensina y, en caso de re- querir terapia combinada, se sugiere un antagonista de los canales de calcio dihidropiridínico de vida media larga o una tiacida. En caso de microalbuminuria debe iniciarse tratamiento farmacológico sin importar los registros de presión arterial, preferentemente con un fármaco que bloquee el eje renina angiotensina. Esto reduce complicaciones cardio, cerebrovasculares y renales. El manejo de la hipertensión en el diabético debe enfocarse no sólo en las cifras de presión arterial sino, también, en la reducción de la proteinuria (al menos 30% en los primeros 6 a 12 meses). CARDIOPATÍA La probabilidad de una complicación cardiovascular en pacientes con enfermedad coronaria está directamente relacionada con sus cifras de presión arterial. Por ello, el control de las cifras de presión arterial < 140/90 mmHg es indispensable en los pacientes con cardiopatía isquémica; los fármacos recomendados en estos casos se muestran en el cuadro 71.1. Los pacientes hipertensos con cardiopatía isquémica presentan con mayor frecuencia arritmias letales (13%) y no letales (86%). Después de un infarto agudo de miocardio es muy importante el control de las cifras ten- sionales, ya sea con un bloqueador β, un IECA o un ARA II. En el caso del manejo crónico de la cardiopatía isquémica se pueden usar fármacos de acuerdo con el cuadro 71.1. El infarto no Q es una indicación para el uso de antagonistas del calcio no dihidropiridínicos. Insuficiencia cardiaca La hipertensión arterial suele complicar la insuficiencia cardiaca al incrementar la poscarga; en la clínica de hipertensión de los autores 69% de los pacientes con insuficiencia cardiaca tienen como antecedente hipertensión arterial. El manejo de estos pacientes es complejo, se ha recomendado llevar la presión sistólica a cifras entre 110 y 130 mmHg. Las familias de fármacos antihipertensivos que ofrecen ventajas adicionales para el ma- nejo de la insuficiencia cardiaca se muestran en el cuadro 71.1. ENFERMEDAD RENAL TERMINAL La insuficiencia renal puede ser causa o resultado de la hipertensión arterial y ésta no sólo incrementa el riesgo de cardiopatía isquémica y EVC, también el riesgo de enfermedad renal. Además de ello la coexistencia de ambas afecciones en un enfermo puede ocasionar que una 70% de los pacientes reque- rirá al menos dos fármacos para lograr valores de presión arterial < 130/80 mmHg. Los pacientes hipertensos con cardiopatía isquémica presentan con mayor frecuencia arritmias letales (13%) y no letales (86%). El infarto no Q es una indicación para el uso de antagonistas del calcio no dihidropiridínicos. 432 < hipertensión arterial de ellas afecte la evolución de la otra. Los antagonistas de aldosterona pueden provocar hiper- calemia fatal en pacientes con falla renal. En el manejo de estos pacientes deben lograse cifras de presión arterial < 130/80 mm Hg y, en caso de proteinuria mayor de un gramo, < 125/75 mmHg. En las modificaciones del estilo de vida es fundamental la restricción de sodio (máximo 2 gramos al día), también se recomiendan 0.8-1.2 g/kg/día de proteínas. Como la hipertensión de estos pacientes es dependiente de volumen la primera opción es un diurético de asa. Los inhibidores de la 5 fosfodiesterasa pueden usarse en combinación con todos los grupos de antihipertensivos pero están contraindicados en quienes reciben nitritos. Los inhibidores de enzima convertidora de angiotensina son útiles en pacientes con protei- nuria; sin embargo, en pacientes con falla renal grave pueden ocasionar caída brusca del filtrado glomerular y síndrome urémico, por ello es mejor no usarlos en enfermos con creatinina sérica > 3 mg/dL o filtrado glomerular < 30 mL/min. Los bloqueadores AT1 son el único grupo que reduce la presión arterial sin disminuir el filtrado glomerular, por ello no desencadenan uremia. Los antagonistas del calcio conservan su efecto antihipertensivo aún en presencia de so- brecarga de sodio y también son de mucha utilidad en estos pacientes. DISFUNCIÓN ERÉCTIL La disfunción eréctil secundaria a ateroesclerosis suele afectar a sujetos hipertensos mayores de 50 años, lo que se ha asociado con aumento del riesgo cardiovascular. Los antagonistas de los receptores AT1 de angiotensina aumentan en forma significativa la actividad sexual del varón por aumento de la producción intracavernosa de óxido nítrico secundario a la sobreestimulación de receptores AT2. La disfunción eréctil no se ha presen- tado con IECA, bloqueadores AT1 ni con antagonistas del calcio. Los bloqueadores beta, los fármacos de acción central y la clortalidona pueden desencadenar disfunción eréctil como efecto adverso. HIPERTENSIÓN SISTÓLICA AISLADA Esta entidad fue considerada durante mucho tiempo una consecuencia del envejecimiento; sin embargo, actualmente sabemos que el aumento aislado de la presión sistólica se acompaña de incremento del riesgo cardiovascular y de mayores incidencias de enfermedad vascular cerebral, enfermedad renal terminal y muerte súbita. Estos sujetos suelen ser sensibles al so- dio, por ello la ingesta máxima de 6 gramos de cloruro de sodio al día beneficiará el control antihipertensivo y reducirá la necesidad de medicamentos. En hipertensión sistólica aislada no se deben reducir las cifras diastólicas por debajo de 70 mmHg porque aumenta el riesgo de complicaciones. Dos estudios recientes han reafirmado el beneficio del tratamiento farmacológico en pa- cientes con hipertensión sistólica aislada; el HYVET (Hypertension in the very elderly trial) mostró que la reducción de las cifras tensionales (< 150/80 mmHg) se asocia con disminuciones importantes en muertes, insuficiencias cardíacas y enfermedades vasculares cerebrales. Destacó la importancia del control de la presión arterial en ese grupo de edad. Por su parte, el estudio AVOIDING (Cardiovascular events through combination therapy in patients living with systolic hypertension) mostró que la combinación benazepril-amlodipina es superior a la combinación benazepril-hidroclorotiacida para reducir eventos cardiovasculares en pacientes mayores de 65 años. Las dihidropiridinas de vida media larga y las tiacidas han dado los mejores resultados como monoterapia en el manejo de pacientes ancianos con hipertensión sistólica aislada. En términos generales, el manejo de los pacientes con hipertensión sistólica aislada es similar al de los pacientes con hipertensión esencial. PACIENTES QUE SERÁN SOMETIDOS A CIRUGÍA Cuando el paciente porta cifras de presión arterial > 180/110 mmHg es conveniente retrasar la cirugía hasta controlar la presión arterial. El fármaco debe administrarse hasta el momentode la cirugía y reanudarse en cuanto pueda reinstalarse la vía oral. Si la cirugía es de urgencia deberá manejarse como emergencia hipertensiva. Los inhibidores de la 5 fosfo- diesterasa pueden usarse en combinación con todos los grupos de antihipertensivos pero están contraindicados en quienes reciben nitritos. Los bloqueadores beta, los fármacos de acción central y la clortalidona pueden des- encadenar disfunción eréctil como efecto adverso. Las dihidropiridinas de vida media larga y las tiacidas han dado los mejores resultados como monoterapia en el manejo de pacientes ancianos con hiper- tensión sistólica aislada. 433 Hipertensión arterial en situaciones especiales < EMERGENCIAS HIPERTENSIVAS El diagnóstico de emergencia hipertensiva (EH) se basa fundamentalmente en la presencia de daño a órgano blanco más que en las cifras de presión arterial, En estos casos la dismi- nución de las cifras tensionales debe hacerse en una unidad de cuidados intensivos y en un lapso no mayor a una hora, aunque no necesariamente a cifras normales. Para controlar una emergencia hipertensiva se sugiere reducir la presión arterial media más de 15 pero menos de 25%. El manejo de estos pacientes debe hacerse con fármacos por vía intravenosa; los fármacos orales deberán usarse sólo en caso de que no estén disponibles los fármacos intravenosos y exista riesgo para la vida del paciente. La nifedipina de acción corta por vía sublingual está contraindicada en el manejo de las emergencias hipertensivas. Nuestro grupo ha utilizado con éxito el dinitrato de isosorbida en nebulizador por mucosa oral en el manejo de las emergencias hipertensivas (en forma segura y eficaz) en dosis de 2.5 mg por aplicación pudiendo repetirse a los 30 minutos. NEUMOPATÍA Los pacientes con neumopatía obstructiva crónica pueden requerir el uso crónico de esteroi- des y betaagonistas; ello puede descompensar al paciente por lo que deben usarse dosis bajas y en pacientes con terapia antihipertensiva bien establecida para no comprometer la seguridad del paciente. Los IECA producen en algunos pacientes tos que puede confundir al clínico o enmascarar un problema pulmonar; de ser intolerable para el paciente se pueden utilizar en su lugar los bloqueadores AT1 y, preferentemente, los calcioantagonistas. El uso de β bloqueadores puede desencadenar una crisis asmática. HIPERTENSIÓN RESISTENTE La hipertensión resistente se define como falta de respuesta (cifras de presión arterial > 140/90 mmHg) a 3 medicamentos a dosis máxima (incluido un diurético) y con un adecuado apego al tratamiento; o bien, cifras mayores a 130/80 mmHg en pacientes con diabetes melli- tus, enfermedad renal, proteinuria > 300 mg/24 h, sujetos con hipertensión sistólica aislada o con valores por arriba de 160 mm Hg con un régimen similar. Las causas más comunes de hipertensión resistente se muestran en el cuadro 71.2. y de- berán buscarse y tratarse para el control de estos pacientes. Cuando no se identifique la causa se deberá optimizar la terapia previa en forma agresiva (ajustando dosis o cambiando combinaciones); si en dos o tres semanas no hay control debe agregarse un diurético a las dosis adecuadas recordando que, en general, a mayor dosis mayor efecto antihipertensivo pero también mayor probabilidad de efectos adversos. Dosis bajas de espironolactona (25-50 mg/día) son útiles y seguras aunque en pacientes recibiendo inhibidores de ECA deben monitorearse las concentraciones de potasio sérico. Para controlar una emergencia hipertensiva se sugiere reducir la presión arterial media más de 15 pero menos de 25%. La nifedipina de acción corta por vía sublingual está contra- indicada en el manejo de las emergencias hipertensivas. El uso de β bloqueadores puede desencadenar una crisis asmática. La hipertensión resistente se define como falta de respuesta (cifras de presión arterial > 140/90 mmHg) a 3 medicamentos a dosis máxima (incluido un diurético) y con un adecuado apego al tratamiento. Cuadro 71.2. causas de hipertensión resistente Hipertensión seudorrefractaria Apnea obstructiva del sueño Sobrecarga de volumen ingesta de sal Ataques de ansiedad Aldosteronismo Dolor crónico Obesidad Defectos en el registro Progresión del daño renal 434 < hipertensión arterial LECTURAS RECOMENDADAS • Bakris GL, Sowers JR. ASH position paper: treatment of hypertension in patients with diabetes. J Clin Hyper- tens 2008;10:707-713. • Bangalore S. Parkar S. Messerli FH. Long-Acting Calcium Antagonists in Patients with Coronary Artery Dis- ease: A Meta-Analysis. Am J Med 2009;122: 356-365. • Beckett NS. Peters R. Fletcher AE. Staessen JA. Liu L. Dumitrascu D. For the HYVET Study Group. Treatment of Hypertension in Patients 80 Years of Age or Older. 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Hypertension 2003;42:1206-1252. • The Task force for the management of arterial hypertension of the European Society of Hypertension and the European Society of Cardiology. 2007 Guidelines for the management of arterial hypertension. J Hypertens 2007;25:105-188. 72. evaluación y tratamiento de la hipertensión arterial secundaria Germán VArGAs AyAlA, cesAr G. cAlVo VArGAs INTRODUCCIÓN La hipertensión arterial (HA), por su etiología, se clasifica en primaria y secundaria. La hi- pertensión primaria o esencial, a pesar de que se han logrado avances sin precedentes en su fisiopatología (genética, sistema renina-angiotensina, disfunción endotelial, etc.), aun se con- sidera como de causa no conocida y se presenta en la mayoría de la población hipertensa. Un porcentaje pequeño de pacientes presenta hipertensión arterial de causa bien definida conocida como hipertensión secundaria (HS). Como veremos más adelante estos casos se convierten en un reto diagnóstico y terapéutico para el internista. Cuando se identifica una causa de hipertensión secundaria se presenta la posibilidad de ofrecer un tratamiento causal, generalmente quirúrgico, que evitará que el paciente continué con las cifras elevadas de presión arterial ya que es un padecimiento potencialmente curable; aunque es importante reconocer que un porcentaje significativo de estos casos continuará re- cibiendo tratamiento antihipertensivo por el resto de su vida. Por otro lado, la baja frecuencia de las formas secundarias de hipertensión (5-10%) obliga al clínico a realizar una evaluación cautelosa y exhaustiva para evitar, por un lado, el dispendio excesivo de recursos y la reali- zación de procedimientos innecesarios en los pacientes y, por el otro, para identificar la causa de la enfermedad. Muchas enfermedades están asociadas con las elevaciones persistentes de la presión arte- rial secundaria (cuadro 72.1). La descripción de las causas más frecuentes de hipertensión secundaria ofrece la opor- tunidad de analizar la fisiopatología de las mismas (sus cuadrosclínicos) incluyendo la ma- nera de hacer el diagnóstico y la forma de elegir el tratamiento más razonable. Es importante reconocer la necesidad de enviar a estos pacientes con especialistas en el manejo de cada enfermedad. La experiencia puede ser el único recurso en un área donde no existen consensos bien definidos. Muchas enfermedades están asociadas con las elevacio- nes persistentes de la pre- sión arterial secundaria 435 Evaluación y tratamiEnto dE la hipErtEnsión artErial sEcundaria < Cuadro 72.1. causas más frecuentes de hipertensión secundaria Enfermedad renovascular estenosis aterosclerótica de la arterial renal Síndrome aórtico medio Displasia fibromuscular, ateroembolismo Síndrome de ehlers-Danlos embolismo de cristales de colesterol Síndrome de Turner compresión extravascular (tumores, quistes, cicatrización, etc.) neurofibromatosis Enfermedad parenquimatosa renal (insuficiencia renal aguda o crónica) Glomérulonefritis Amiloidosis nefritis intersticial Tuberculosis nefropatía diabética Traumatismo renal enfermedades del colágeno Hidronefrosis Vasculitis nefropatía por reflujo enfermedad poliquística intoxicación por plomo o cadmio Tumores secretores de renina cánceres del pulmón, páncreas, riñones, tumor de Wilms Tumores benignos de ovario y hemangiopericitomas Enfermedades vasculares coartación de la aorta Enfermedades de las suprarrenales Síndrome de cushing Feocromocitoma Aldosteronismo primario Adenomas suprarrenales Hiperplasia adrenal congénita carcinomas suprarrenales Otras enfermedades glandulares endocrinas Hipertiroidismo Acromegalia Hipotiroidismo Hiperparatiroidismo Aumento en el gasto cardiaco Regurgitación de la válvula aórtica Tirotoxicosis enfermedad ósea de Paget Anemia Beriberi circulación hipercinética Fístulas arteriovenosas Enfermedades neurológicas Lesiones espinales superiores neuropatías autonómicas Síndrome de Guillain-Barré Porfiria aguda Lesiones de los senos carotídeos neoplasias e infecciones Apoplejía e hipertensión endocraneal neuropatías periféricas Disautonomías Fármacos esteroides ciclosporina Antigripales cocaína Agonistas adrenérgicos eritropoyetina inhibidores de la monoaminooxidasa Embarazo Hipertensión agravada por el embarazo Preeclampsia/eclampsia Errores innatos del metabolismo Síndrome de Liddle ENFERMEDAD PARENQUIMATOSA RENAL La enfermedad parenquimatosa renal es la causa más común de hipertensión secundaria; tam- bién se le conoce como glomerulopatía. Bajo este rubro se incluye a la insuficiencia renal cró- nica y, en conjunto, constituyen la primera causa de hipertensión secundaria. Una reducción moderada, de 60-89 mL/min, de la tasa de filtración glomerular (nivel de creatinina sérica La enfermedad parenquima- tosa renal es la causa más común de hipertensión secun- daria; también se le conoce como glomerulopatía. 436 < hipertensión arterial normal) puede condicionar una elevación significativa de la presión arterial. A medida que el daño progresa a insuficiencia renal terminal la prevalencia de hipertensión se incrementa y es una de las causas de la elevada mortalidad cardiovascular de esta población. En el cuadro 72.2 se presentan las enfermedades del parénquima renal asociadas con hi- pertensión. Pueden ser la causa de una emergencia hipertensiva (como en los casos de nefritis aguda) o ser la forma de presentación de un enfermo con poliquistosis renal. Los mecanismos que originan la hipertensión asociada con el daño renal son complejos, con la participación de una serie de factores en la fisiopatología de esta enfermedad (cua- dro 72.3). Aunque habitualmente obedecen a incremento del volumen intravascular durante las fases iniciales el exceso de sodio origina expansión del volumen e incremento del gasto cardiaco; finalmente la hipertensión se mantiene gracias al incremento de las resistencias vas- culares periféricas. En el sistema renina-angiotensina (SRA) cifras elevadas de renina favo- recen la retención de sodio alterando el balance del volumen intravascular y aumentando la presión sanguínea. El sistema nervioso autónomo incrementa la actividad de los barorrecep- tores que responden a los cambios de perfusión renal y presión intrarrenal, mientras que los quimiorreceptores son estimulados por la isquemia y/o uremia; cuando estos receptores y las fibras aferentes renales son activados desinhiben el núcleo integrador a nivel central, se activan las vías simpáticas aferentes incrementado la secreción de noradrenalina potenciada por la uremia. También se observa reducción de tono dopaminérgico, función vagal anormal con incremento en las concentraciones de calcio, β endorfinas y β lipotropina plasmática. En el paciente urémico se presentan concentraciones elevadas de dimetilarginina asimétrica con disminución de arginina, lo que inhibe la producción de óxido nítrico con un incremento en las cifras de renina y endotelina. El diagnóstico de la enfermedad renal subyacente como causa de hipertensión secundaria requiere medir la creatinina sérica y practicar un examen general de orina. Leucocituria, he- maturia o proteinuria, así como una elevación de la creatinina sérica (y frecuentemente hiper- Cuadro 72.2. Porcentaje de pacientes con hipertensión en enfermedades glomerulares Enfermedad Porcentaje de pacientes con hipertensión Glomeruloesclerosis focal 75-80 Glomerulonefritis membranoproliferativa 65-70 nefropatía diabética 65-70 Glomerulonefritis mesangioproliferativa 40-50 nefropatía por igA 30 enfermedad de cambios mínimos 15-20 enfermedad renal poliquística 50-60 nefritis crónica intersticial 30 Cuadro 72.3. Factores implicados en la patogénesis de la hipertensión arterial en el estadio final de la enfermedad renal exceso de sodio y agua Sistema renina-angiotensina Sistema adrenérgico y actividad de baro y quimiorreceptores Vasopresores derivados del endotelio vascular Péptido natriurético auricular Péptido relacionado con el gen de la calcitonina Hipertensión arterial preexistente cambios estructurales de las arterias Otros: vasopresina, serotonina, función tiroidea El diagnóstico de la enfermedad renal subyacente como causa de hipertensión secundaria requiere medir la creatinina sérica y practi- car un examen general de orina. 437 Evaluación y tratamiEnto dE la hipErtEnsión artErial sEcundaria < calemia) sugieren daño renal subyacente y deberá conducir a una evaluación completa de la función renal, incluyendo la depuración de creatinina en orina de 24 horas. Estudios sofistica- dos y costosos como el Doppler a color, el análisis espectral, pielografía o gammagrafía renal y las pruebas de liberación de renina no son más orientadores que los señalados previamente. Independiente de la causa del daño renal el control de la presión arterial es ineludible. En los pacientes diabéticos y en las nefropatías asociadas con proteinuria se requiere iniciar el trata- miento farmacológico con un inhibidor de la ECA o un bloqueador de angiotensina II, también conocidos como ARA II. Siempre y cuando la clase funcional renal se encuentre entre las clases I y II; en estadios III–V están contraindicados ya que aceleran la falla renal. En esos casos se debe considerar el empleo de diuréticos y bloqueadores de los canales de calcio. Es importante considerar que en la mayoría de los casos será necesaria la combinación de varios antihipertensivos para lograr las metas en la reducción de la presión arterial que son de < 130/80 mm Hg, en los sujetos con nefropatía asociada, y de hasta < 125/75 mm Hg cuando exista proteinuria significativa (≥ 1 g/día). Se pueden utilizar los cinco grupos de me- dicamentos antihipertensivos recomendados en los sujetos con hipertensión esencial. Cuando la creatinina sea ≥ 2 mg/L se utilizará un diurético de asa en lugarde los diuréticos tiacídicos. Dentro del manejo no farmacológico es importante la restricción de sodio: 1-2 g/día. HIPERTENSIÓN DE ORIGEN RENOVASCULAR Esta forma de hipertensión se debe a una estenosis uni o bilateral de las arterias renales en grado significativo, con o sin oclusión del vaso. En más de las dos terceras partes de los casos la causa es enfermedad ateroesclerótica de las arterias renales, otras causas son la enfermedad fibromuscular de los mismos vasos, arteritis y disección arterial. La hipertensión de origen renovascular (HRV) tiene baja incidencia: 1% en la población menor de 40 años y 16% en los mayores de 40 años. Es mucho más frecuente en los pacientes que tienen una hipertensión acelerada o maligna. La HRV se define como el incremento de la presión arterial originada por la isquemia re- nal provocada por obstrucción del flujo sanguíneo en la arterial renal. La causa más frecuente en el adulto es ateroesclerosis (cuadro 72.4) que provoca una disminución de la perfusión renal. Su fisiopatología responde a un incremento en la liberación de renina a consecuencia del riñón isquémico; es necesaria una obstrucción de 80% para elevar la presión arterial de manera significativa. Cifras elevadas de angiotensina II condicionan un incremento en la re- sistencia vascular alterando la curva presión natriuresis, manteniendo el volumen circulante a pesar de la elevación en la presión arterial. El daño vascular es más severo en pacientes con hipertensión sistólica arriba de 160 mm Hg, con diabetes mellitus o ambas cosas. Cuando los pacientes con HRV son tratados quirúrgicamente en los primeros cinco años del inicio de la hipertensión la corrección se logra hasta en 78%; cuando se retrasa la cirugía la corrección sólo se logra en 25% de los casos. Cuadro 72.4. Afecciones más comúnmente relacionadas con la hipertensión renovascular Causa intrínseca Causa extrínseca Ateroesclerosis Obstrucción ureteral Aneurismas y émbolos Ptosis renal Malformaciones y fístulas arteriovenosas Seudoquiste perirrenal Disección de aorta o arteria renal Hematoma subcapsular Trombos tumorales Hematoma perirrenal Quistes intrarrenales Tumores Hipoplasia renal congénita Bandas fibróticas congénitas infecciones renales Feocromocitoma Es importante considerar que en la mayoría de los casos será necesaria la combinación de varios antihipertensivos para lograr las metas en la reduc- ción de la presión arterial. La hipertensión de origen renovas- cular tiene baja incidencia: 1% en la población menor de 40 años y 16% en los mayores de 40 años. 438 < hipertensión arterial Los datos clínicos habituales son: cifras diastólicas > 120 mmHg acompañadas de insufi- ciencia renal progresiva o de pobre respuesta al tratamiento antihipertensivo agresivo, en es- pecial si el paciente ha sido fumador crónico y tiene evidencia de aterosclerosis con oclusión en otro sitio, la presencia de hipertensión arterial acelerada o maligna con retinopatía grados III o IV, el deterioro de la función renal después de la utilización de un inhibidor de la ECA o de un ARA II, hipertensión leve a moderada junto con el descubrimiento incidental de asime- tría renal (más de 1.5 cm de diferencia). Dado que la HRV es poco común siempre se debe de considerar a los pacientes que presentan dos o más de las características clínicas que sugieran HRV y deben ser estudiados. i. Presentación súbita entre los 30 y 55 años de edad ii. Soplo abdominal iii. Hipertensión resistente a tres o más antihipertensivos iv. Incremento de creatinina en 30% o mayor asociado al empleo de IECA o ARA II v. Otras enfermedades ateroescleróticas, especialmente en fumadores o pacientes con dislipidemia vi. Edema pulmonar recurrente asociado con descontrol hipertensivo El estudio recomendado es la gammagrafía renal, cuya especificidad es de 75%, además de que ayuda a valorar la funcionalidad del riñón afectado. La capacidad diagnóstica de esta prueba puede mejorarse si se asocia con la ingesta de captopril, cuya administración hará más evidentes las alteraciones del riñón isquémico. El estudio más empleado es la ultrasonografía Doppler en color: tiene sensibilidad y especificidad de 98% comparada con la angiografía, que es el análisis de elección; ésta última tiene la ventaja de permitir la colocación de un dilatador vascular o la realización de una angioplastia. La tomografía axial computada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) se están utilizando con mayor frecuencia para el diagnóstico de la HRV. Para el manejo farmacológico de la HRV se recomiendan los bloqueadores de los canales del calcio, los β bloqueadores y los diuréticos, ya que ofrecen la mejor alternativa. Los IECA y los ARA II deben utilizarse con cautela ya que pueden desencadenar disfunción renal e inclu- sive insuficiencia renal. Cuando se presenta un adecuado control hipertensivo y la función re- nal se conserva no son necesarias más intervenciones intensivas. La angioplastia es recomen- dada para los pacientes que continúan con deterioro de la función renal a pesar del tratamiento médico. La revascularización quirúrgica puede ser exitosa sobre todo en los pacientes jóvenes con fibrodisplasia. De igual manera, la colocación de dispositivos de dilatación intravascular mediante cirugía o angioplastia puede mejorar el control de la presión arterial y de la función renal (60-80% de los casos). HIPERTENSIÓN SECUNDARIA DE ORIGEN ENDOCRINO Sus causas son variadas y dependen del órgano afectado y de la producción de las hormonas responsables del trastorno; pueden ser hormonas relacionadas de manera específica con el control de la tensión arterial u otras no relacionadas. Aldosteronismo primario El hiperaldosteronismo primario es la principal causa de hipertensión corregible. Su preva- lencia se estima entre l.4 y 10% de la población hipertensa. Habitualmente es causado por un adenoma productor de aldosterona (60%) o por hiperplasia adrenal bilateral (también cono- cido como hiperaldosteronismo idiopático) en 40%. Ambos tipos causan un exceso en la pro- ducción de aldosterona que provoca secuelas cardiovasculares adversas independientemente de los efectos sobre la presión arterial. En las fases iniciales la aldosterona se une a los receptores mineralocorticoides en los tú- bulos colectores de la nefrona donde favorece la reabsorción de sodio y cloro al incrementar la actividad de los canales de sodio epitelial y agua con secreción de potasio y del ion hidrogeno, aumentando la resistencia vascular periférica e incrementando la tensión arterial. Normalmen- te los pacientes no desarrollan edema y cursan con hipernatremia ya que el exceso de volumen La tomografía axial computada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) se están utilizan- do con mayor frecuencia para el diagnóstico de la hiperten- sión de origen renovascular. El hiperaldosteronismo pri- mario es la principal causa de hipertensión corregible. 439 Evaluación y tratamiEnto dE la hipErtEnsión artErial sEcundaria < conduce a disminución de la actividad del cotransportador NaCl sensible a las tiacidas, gene- rando un escape a la retención de sodio a pesar del exceso de aldosterona. Los puntos clave de escrutinio para el hiperaldosteronismo primario son: a. Pacientes hipertensos con hipocalemia espontánea (potasio menor de 3.5 mg/dL). b. Pacientes hipertensos con marcada hipocalemia inducida por diuréticos (potasio sérico menor de 3.0 mg/dL). c. Pacientes con hipertensión refractaria al tratamiento con tres o más fármacos. d. Pacientes hipertensos a quienes se les encuentra adenoma suprarrenal de forma inci- dental. Dentro de los estudios clave se encuentra la determinación de las concentraciones de aldosterona plasmática así como de la actividad de la renina plasmática. Síndrome de CushingEl síndrome de Cushing endógeno resulta de la producción excesiva de glucocorticoides por la corteza adrenal. Puede ser causado por exceso en la producción de corticotropina (ACTH, 80-85%) habitualmente por un adenoma corticótropo pituitario conocido también como enfer- medad de Cuhsing o, menos comúnmente, por tumores extrapituitarios (síndrome ectópico de ACTH) o aún más raramente por un tumor secretor de hormona liberadora de corticotropina o síndrome ectópico de hormona liberadora de corticotropina. El síndrome de Cushing también puede ser ACTH independiente (15-20%), esto resulta en un exceso en la secreción del cor- tisol por tumores adrenocorticales unilaterales, sean benignos o malignos, o por hiperplasia adrenal bilateral o displasia. La característica clínica es la obesidad central con acumulación supraclavicular y cervical de grasa, piel adelgazada, estrías púrpura, hipotrofia muscular proximal, fatiga, hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, acné, hirsutismo e irregularidades menstruales. Los dis- turbios neurofisiológicos incluyen depresión, irritabilidad emocional, trastornos del sueño, y déficits cognoscitivos. La ganancia de peso, la intolerancia a la glucosa y la hipertensión arterial pueden estar presentes. A los pacientes jóvenes con síndrome metabólico se les debe de realizar un tamizado. El trastorno bioquímico clásico es el hipercortisolismo. Para establecer el diagnóstico se debe excluir primero el consumo oral, parenteral, inha- lado o tópico de corticoesteroides. Se deben determinar las concentraciones de cortisol libre en orina de 24 horas (cua- dro 72.5). El cortisol nocturno en saliva, la prueba de supresión con bajas dosis de dexame- tasona y cortisol en saliva al final de la noche. Posteriormente se debe determinar el ritmo circadiano de cortisol plasmático, con cortisol plasmático a media noche y la prueba de des- mopresina. Cuadro 72.5. características bioquímicas del hipercortisolismo según su localización Localización Prueba Adrenal Pituitaria Ectópico AcTH Baja normal/alta normal/muy alta Prueba de hormona liberadora de corticotropina Sin respuesta con respuesta Raramente con respuesta Dexametasona 8 mg Sin supresión Supresión Raramente con supresión TAc o RM adrenal Tumor normal/hiperplasia normal/hiperplasia RM normal Tumor (60%) normal BiPSS no aplicable Gradiente (pit/perip) Sin gradiente (pit/perip) AcTH = corticotropina; TAc = tomografía axial computada; RM = resonancia magnética; BiPSS = cateterismo bilateral y simultáneo de los senos petrosos inferiores. El síndrome de Cushing endó- geno resulta de la producción excesiva de glucocorticoides por la corteza adrenal. 440 < hipertensión arterial Los estudios de imagen incluyen resonancia magnética de la pituitaria e imagen de los senos petrosos inferiores. En el caso de tumores ectópicos, habitualmente secundarios a neo- plasias, éstas se localizan a nivel bronquial, del timo, carcinoide pancreático, cáncer medular de tiroides y feocromocitomas; se deberán realizar los estudios de estas áreas en caso de sospecha. El tratamiento del síndrome de Cushing es quirúrgico y se habla de remisión cuando los niveles de cortisol después de la cirugía son menores de 10.8 µg/dL, lo que se logra en entre 70 y 80% de los casos. La tasa de recurrencia es de 25% a 10 años. Enfermedad/Síndrome de Addison Los corticoides adrenales están incluidos en la regulación de la presión arterial, su importancia es muy grande en situaciones patofisiológicas tales como el síndrome de Cushing, donde el incremento en la secreción de cortisol resulta en hipertensión y enfermedad de Addison con una inadecuada producción de corticoesteroides. En la última década se ha ventilado que el cortisol ejerce efectos deletéreos sobre el sistema cardiovascular y a nivel autocrino. Clínica- mente se caracteriza por hipertensión, hipocalemia y alcalosis metabólica; esta profunda hi- pocalemia puede generar rabdomiólisis y diabetes insípida nefrogénica que se manifiesta por poliuria. También se pueden incluir ciertas anormalidades renales como poliquistosis y nefro- calcinosis que conducen a la falla renal. La severa hipertensión conduce a la falla terminal de órgano blanco en retina, riñón, sistema nervioso central y sistema cardiovascular, incluyendo hipertrofia ventricular izquierda. Las anormalidades bioquímicas comprenden supresión de la actividad de la renina plasmática, concentraciones séricas de aldosterona indetectables e hipocalemia. Como la mayoría de los metabolitos del cortisol son excretados por la orina (5β-tetrahidrocortisol y 5α-tetrahidrocortisol o alotetrahidrocortisol) estas alteraciones bioquímicas se utilizan para establecer el diagnóstico. Las opciones terapéuticas son variadas y consisten en restituir las concentraciones de potasio y controlar la presión arterial. La dexametasona ha mostrado efica- cia en muchos de los casos (restaura las cifras de la presión arterial). Los diuréticos tiacídicos están indicados cuando existe hipercalciuria y/o nefrocalcinosis; se requieren dosis altas de espironolactona para bloquear el efecto mineralocorticoide del cortisol. La curación total sólo se obtiene con trasplante renal. Acromegalia e hipertensión El paciente con acromegalia desarrolla una serie de alteraciones cardiovasculares que inclu- yen desde cardiomiopatía acromegálica hasta arritmias como fibrilación paroxística, taquicar- dia paroxística supraventricular, taquicardia ventricular, bloqueos de rama, ateroesclerosis e hipertensión arterial; ésta última representa la causa de peor pronóstico para la mortalidad en estos pacientes. Los mecanismos responsables de la hipertensión en el paciente acromegálico son el in- cremento del volumen y otros trastornos no claros del metabolismo del sodio; aparentemente por trastornos en la secreción de aldosterona y de sus precursores corticosterona y 11-deoxi- corticosterona, de igual forma el SRA y el péptido natriurético auricular han sido implicados como causas potenciales que explican la hipertensión en los pacientes con acromegalia. El sistema adrenérgico es el menos claro en la participación mientras que la resistencia a la insulina, la intolerancia a la glucosa y la diabetes juegan un papel crucial en el desarrollo de la hipertensión. La hipótesis Folck propone que el incremento de la presión arterial ante un exceso en la producción de hormona del crecimiento puede estar originado directamente por un incremento en la rigidez y resistencia de los vasos. El diagnóstico se establece por concentraciones altas de la hormona del crecimiento y la demostración del adenoma productor mediante estudios de imagen. Se recomiendan, para el manejo de la hipertensión arterial, los IECA, ARA II y calcioantagonistas, habitualmente como terapia combinada. El tratamiento del síndrome de Cushing es quirúrgico y se habla de remisión cuando los niveles de cortisol después de la cirugía son menores de 10.8 µg/dL. El paciente con acromegalia desarrolla una serie de alteracio- nes cardiovasculares que incluyen desde cardiomiopatía acromegáli- ca hasta arritmias como fibrilación paroxística, taquicardia paroxística supraventricular, taquicardia ventri- cular, bloqueos de rama, ateroes- clerosis e hipertensión arterial. 441 Evaluación y tratamiEnto dE la hipErtEnsión artErial sEcundaria < Feocromocitoma El feocromocitoma es un tumor neuroendocrino raro (menos de 0.1% de los casos de hiperten- sión arterial) pero con igual frecuencia en hombres y mujeres entre los 36 y 40 años; 10 a 15% son malignos. Derivan de las células cromafines del sistema nervioso simpático y habitual- mente secretan catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). El patrón de secreción es continuo o en paroxismos, en el primer caso se presenta como hipertensión persistente y en el segundo caso originando paroxismos
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