Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
ANTROPOLOGÍAS HECHAS EN LA ARGENTINA Rosana GubeR y Lía FeRReRo (editoRas) asociación LatinoameRicana de antRopoLoGía VoLumen i www.flacsoandes.edu.ec © Asociación Latinoamericana de Antropología, 2020 © Rosana Guber y Lía Ferrero (Editoras), 2020 1era Edición, 2020 Asociación Latinoamericana de Antropología Diseño de la Serie: Editorial Universidad del Cauca Fotografía de portada: Leopoldo J. Bartolomé. Misiones, S.f. / S.a. Diagramación: José Gregorio Vásquez C. Diseño de carátula: José Gregorio Vásquez C. Editor general de la Colección: Eduardo Restrepo Copy Left: los contenidos de este libro pueden ser reproducidos en todo o en parte, siempre y cuando se cite la fuente y se haga con fines académicos y no comerciales. Edición 2020 Rosana Guber y Lía Ferrero Antropologías hechas en la Argentina. Volumen I / Rosana Guber y Lía Ferrero (Editoras); 1ra. Edición en español. Asociación Latinoamericana de Antropología, 2020 682p.; tablas.; gráficos; mapas. ISBN: 978-9915-9333-0-6 OBRA COMPLETA 978-9915-9333-4-4 Volumen I Hecho el depósito legal que marca el Decreto 460 de 1995 Catalogación en la fuente – Asociación Latinoamericana de Antropología 7 Contenido Agradecimientos 11 Introducción 15 Rosana GubeR y Lía FeRReRo 1. El territorio habitado. Origen, arrinconamiento y periferia Presentación, palabras clave y lecturas recomendadas 45 La eternidad de lo provisorio. El sistema geográfico 47 de Enrique Delachaux y el orden de las colecciones antropológicas en la Argentina IRIna PodGoRny Tucumán y su antropología de provincia con proyección nacional 77 seRGIo CaRRIzo Religión, política y prehistoria: una nueva apreciación 95 del persistente legado de Oswald Menghin PhILIP L. KohL y José a. PéRez GoLLán Raza, raciología y racismo en la obra de Marcelo Bórmida 127 RoLando sILLa Antropólogos y antropología entre las Universidades Nacionales 151 de La Plata, Litoral y Córdoba. Circulación de personas, saberes y prácticas antropológicas en torno del liderazgo académico de Alberto Rex González (1949-1976) MIRta bonnIn y GeRMán soPRano 8 Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica 183 en la Argentina RaúL CaRnese, José CoCILovo y aLICIa GoICoeChea 2. Articulaciones locales de la expansión. Procesos de clasificación, colonización y nacionalización Presentación, palabras clave y lecturas recomendadas 219 Los diaguitas y el Tawantinsuyu. Una hipótesis de conflicto 221 ana MaRía LoRandI Invención, circulación y manipulación de clasificaciones 241 en los orígenes de una antropología misionera GuILLeRMo WILde Perspectivas antropológicas para el análisis histórico de las fronteras 275 LIdIa R. naCuzzI y CaRIna P. LuCaIoLI Los llanos riojanos en el siglo XVIII. Problemas, actores y métodos 305 en una investigación interdisciplinaria Roxana boIxados y JudIth FaRbeRMan Arqueólogos y brujos: la disputa por la imaginación histórica 327 en la etnogénesis Huarpe dIeGo esCoLaR 3. Nuestra primera antropología social Presentación, palabras clave y lecturas recomendadas 359 La producción del conocimiento antropológico-social 361 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Litoral, entre 1956-1966. Vínculos y relaciones nacionales edGaRdo GaRbuLsKy Poblamiento y actividad humana en el extremo norte 379 del Chaco Santiagueño santIaGo bILbao Antropologías hechas en la Argentina 9 De Empedrado a Isla Maciel. Dos polos del camino migratorio 441 huGo RatIeR ¿Patronazgo o cooperativismo? Obstáculos a la modificación del 463 sistema de interacción social en una comunidad del noroeste argentino estheR heRMItte y CaRLos heRRán Procesos de transición en comunidades de obreros rurales 487 y articulación social hebe M.C. vessuRI Ideología y organización de las Ligas Agrarias 525 del norte de Santa Fe, 1971-1976 eduaRdo aRChettI La familia matrifocal en los sectores marginados. 547 Desarrollo y estrategias adaptativas LeoPoLdo baRtoLoMé 4. Las lenguas de un país monolingüe Presentación, palabras clave y lecturas recomendadas 575 Los pueblos indígenas del Gran Chaco 577 José bRaunsteIn Convergencia lingüístico-cultural en el análisis de los toba 589 ‘qom’ hablantes asentados en el barrio Los Pumitas, Rosario, Argentina MaRGot bIGot y héCtoR vázquez El ‘hablar bien’ mapuche en zona de contacto: 605 valor, función poética e interacción social LuCía GoLLusCIo y ana RaMos “Guaraní sí, castellano más o menos”. Etnografía en colaboración 631 con niños/as en una escuela rural de Corrientes, Argentina CaRoLIna GanduLFo Clase, masculinidad y lenguas en el trabajo migrante santiagueño 657 héCtoR andReanI Antropologías hechas en la Argentina 183 Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina1 RaúL caRnese2, José cociLoVo3 y aLicia Goicoechea4 1 Publicación original: Carnese, Raúl; José Cocilovo y Alicia Goicoechea 1991-1992. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina. Runa (20): 35-67. Agradecemos a Runa la autorización de republicar este artículo. Este artículo, presentado en el V Coloquio de Antropología Física “Juan Comas” (México 1989) y luego en la mesa de Historia de la Antropología, en el 3º Congreso Argentino de Antropología Social (Rosario,1990), se inscribe en una serie de artículos elaborados por colegas acerca del estado de las subdisciplinas antropológicas en torno al cierre de la última dictadura militar argentina (1976-1983) y tras dos décadas de violentas intervenciones a la autonomía universitaria y la discontinuidad política nacional. Junto a las revisiones sobre la antropología en general (G. Madrazo 1982, E. Garbulsky 1990), la antropología social (L. Bartolomé 1980, C. Herrán 1982, H. Ratier y R. Ringuelet 1998), el folklore (Blache 1990-1) y la arqueología (M.T.Boschín 1990-1991; A.M. Llamazares), es éste el único texto de la época que encara una trayectoria disciplinar en la cual no sólo se modificaron sus perspectivas teóricas y prácticas, sino también su denominación: antropología física ayer, antropología biológica hoy. Aunque no podemos dispensarle aquí la atención que merece la antropología física-biológica en la Argentina, Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea nos presentan un amplio panorama del quehacer de una de las clásicas subdisciplinas antropológicas, comprometida en el pasado con los genocidios de la Segunda Guerra Mundial (en un país que recibió a varios de sus emigrados, ver Kohl-Pérez y Silla, esta sección), pero también, empeñada en el renacer de un campo de conocimientos que sería decisivo para enfrentar el gigantesco desafío de reconocer a argentinos y extranjeros asesinados por fuerzas estatales y paraestatales, yacentes en tumbas ilegales y no reconocidas. Mientras este artículo se estaba escribiendo, se formaba el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Carnese (1941-2019) estudió antropología en la Universidad Nacional de La Plata, pero pasó a mediados de los ochenta a ocupar la titularidad de la única cátedra de la licenciatura antropológica de la Universidad de Buenos Aires, donde también se radicó su colega Goicoechea. Cocilovo, en cambio, desarrolló una trayectoria en la Universidad Nacional de Río Cuarto (en Córdoba). Posteriormente a este artículo, la Universidad Nacional de Córdoba redobló la presencia de la antropología biológica, ahora como parte de la especialidad homónima en la carrera de Antropología desde 2001. Complementar con secciones 3 (E. Garbulsky) y 9 (L. Fondebrider y V. Scheinsohn, A. Guglielmucci). 2 Al momento de la publicación, Sección Antropología Biológica. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. 3 Universidad Nacional de Río Cuarto, CONICET. 4 Al momento de la publicación, Sección Antropología Biológica. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacionalde La Plata. 184 Introducción Evaluar el desarrollo de la antropología biológica en el país implica encarar el análisis de sus logros en función del tiempo e identificar los factores que influyeron en su progreso, que explican su retraso y que en definitiva determinan su situación actual. Su finalidad es prever el porvenir de la ciencia y recomendar la adopción de medidas correctivas para orientar su evaluación futura y asegurar un aporte básico al desarrollo de la sociedad. Algunos ensayos en esta dirección fueron realizados recientemente con el objeto de analizar y estimular la discusión de temas vinculados con la situación de la antropología física en el país y Latinoamérica (Schwidetzky 1984, Marcellino 1985, Cocilovo y Mendonga 1989). El presente estudio fue realizado con la finalidad de contribuir al análisis histórico de la antropología física en la Argentina a través de sus principales tendencias y de las concepciones que condicionaron su evolución v determinaron la situación actual. Para ello, hemos empleado una periodificacion que tiene en cuenta los marcos teóricos y metodológicos predominantes en cada una de las etapas propuestas. Decidimos comenzar el estudio a partir de la segunda mitad del siglo XIX, porque es en esos años cuando la antropología física se constituye como disciplina independiente de las Ciencias Naturales, incorporando sus técnicas (morfoscépicas y morfométricas) y el método tipológico provenientes particularmente de la anatomía comparada, de la zoología y de la paleontología y es, a su vez, cuando comienza con Florentino Ameghino a desarrollarse un proyecto positivista para la antropología Argentina, en un marco de consolidación de la teoría evolutiva. Esta concepción, que predominara hasta aproximadamente la década del veinte, será reemplazada progresivamente por las tesis hiperdifusionistas y antievolucionistas de los sostenedores de la escuela histórico-cultural. Esta nueva orientación tuvo una profunda influencia sobre nuestra disciplina hasta la década del sesenta. A partir de esa época y como consecuencia de los aportes del neodarwinismo y de la genética de poblaciones se produce dentro de la antropología biológica un replanteo de sus concepciones teóricas y metodológicas que, como veremos más adelante, se tradujo en un significativo avance de las investigaciones bioantropológicas. Es preciso señalar que en la elaboración de este trabajo se han tenido en cuenta las principales contribuciones realizadas. Nos fue imposible incluir todas las personas que de una forma u otra cooperaron para generar el cuerpo de conocimientos que caracterizan a nuestra disciplina en el país y algunos trabajos estuvieron fuera de nuestro alcance. A pesar de ello creemos que la presente exposición, aunque de carácter preliminar, es suficiente pues proporciona los elementos de juicio necesarios para realizar una evaluación objetiva e independiente. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 185 Desde 1860 hasta 1920 En 1860, Paul Broca organiza en Francia la primera catedra de antropología física, mientras que F. Galton en Gran Bretaña y A. Quetelet en Bélgica desarrollan la disciplina con un enfoque orientado hacia la biometría (Crognier 1989). Esta nueva ciencia, fundada como el estudio de la “Historia Natural del Hombre”, toma a su cargo la constitución de un inventario de la diversidad humana, actividad que coincide con la generalización de la aventura colonialista de las grandes potencias, que responde a la nueva curiosidad europea por la humanidad exótica (Crognier 1989). Toda esta situación se da dentro de un marco de consolidación, tanto en lo cultural como en lo biológico, de las concepciones materialistas y del evolucionismo darwiniano, frente a las tesis creacionista-catastrofistas que en el plano científico sostenía Cuvier. En la Argentina en esta etapa se destaca la extraordinaria labor desplegada por Ameghino tanto a través de sus aportes teóricos y metodológicos en el campo de la paleontología y de la antropología como por sus postulados filosóficos (Ameghino 1917). Entre sus principales contribuciones, Ameghino (1880) sostuvo la existencia del hombre terciario en las pampas argentinas. Elaboro tres árboles filogenéticos considerando en los dos primeros que el hombre pasó, en su proceso evolutivo, por un estado antropomorfo, teniendo el género Homo cuatro antecesores: Tetraprothomo, Triprothomo, Diprothomo y Prothomo (Ameghino 1884). Estas ideas son modificadas en 1909 al sostener que los antepasados de Homo sapiens serían prosimios de épocas geológicas tempranas (Ameghino 1909). Según Castellanos (1937), la concepción ameghiniana se adelantó por lo menos en seis años a la de Pingrin (1915); sin embargo, su filogenia fue criticada acertadamente. Kraglievich (1928) considero necesario marcar la concordancia con Pilgrim y señaló con énfasis que el “[…] supuesto rotundo fracaso, tan mentado, de las concepciones antropológicas de Ameghino suelen emplearse a menudo como una catapulta para intentar derribar con su embate toda la monumental obra científica del inmortal sabio argentino”. En otras palabras, la crítica intentaba derrumbar no solo una explicación particular, sino todo el andamiaje teórico propuesto por Ameghino, su concepción transformista y su posición filosófica adscripta a las escuelas materialistas. Sus postulados contradecían el paradigma predominante en su época que se expresaba en el campo científico, a través de la influencia de Cuvier como sostenedor de la hipótesis del catastofismo-creacionismo, y de quien Burmeister –investigador alemán residente en el país– fue su continuador. De acuerdo con Arenas (1989), la concepción evolucionista y materialista de Ameghino cumplió un importante rol en el pensamiento naturalista de nuestro país entre 1890 a 1910. Esto se debió a que por un lado se aceptó la realidad cambiante de la época y, por otro, se articuló con instituciones que formaron una Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 186 sólida trama donde se dieron las prácticas sociales que con solidaron el Estado liberal de fines del siglo XIX. En 1907 aparece la revisión de Lehmamm-Nitsche vinculada con el problema de la antigüedad del hombre en nuestro país (Lehmann-Nitsche 1907a). Las ideas plasmadas son continuadas por Castellanos (1924), Rusconi (1941, 1959, 1962) y otros autores hasta el año 1960, a pesar de los trabajos críticos expuestos por Mocchi (1910) y por Hrdlicka (1912) y de las revisiones de Frenguelli y Outes (1924). Las primeras misiones extranjeras de carácter científico arriban en esta época. Entre las más importantes debemos mencionar los estudios realizados en el sur de la Argentina, en yamanas, por Bove, Speggazzini, Lovisato (Bove 1888) y Hyades y Denilcer (1891). El noroeste fue visitado por la misión sueca de Nordenskjold (1902). Luego se destaca la misión francesa de Créqui Monfort y Senéchal de la Grange (1903-1904) que realizaron trabajos en el altiplano boliviano, algunos de cuyos resultados interesan para nuestro país (Chervin 1908). Paralelamente, durante esta época la actividad de investigadores argentinos y extranjeros residentes en el país también posibilitó el desarrollo de esta disciplina. Entre ellos debemos citar a Francisco P. Moreno (1874, 1876) y Ramón Lista (1887) en el sur argentino (Patagonia y Tierra del Fuego), a Fernando Lahille, quien en 1896 realizó estudios entre los onas (Lahille1926) y a Ten Kate (1892 y 1893). En 1869 se fundó la Academia de Ciencias de Córdoba, en 1872 la Sociedad Científica Argentina y en 1884 el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Con estas instituciones se consolida la actividad antropológica en general y se forman las grandes colecciones a partir de expediciones auspiciadas por la institución platense. Las principales contribuciones al estudio de restos esqueletales fueron hechas por Vernau (1903), Ten Kate (1893 y 1896) y Outes(1909b y 1912). En la primera década de este siglo, Lehmann-Nitsche relevo un grupo ona (Lehmann- Nitsche, 1927) y Outes estudio a hombres y mujeres ona y alakaluf (Outes 1909a). En 1905, se publica una descripción histológica de cerebros indígenas ( Jakob 1905) y en 1911 aparece la obra de Torres sobre grupos cerámicos del Litoral fluvial (Torres 1911), a la cual se suman los trabajos de Dillenius sobre materiales de la Quebrada de Hiunahuaca (Dillenius 1910 y 1913) y los de Outes sobre patologías y materiales óseos del sur de Entre Ríos (Outes 1909b, 1911 y 1912). Entre 1918 y 1924, Martin Gusinde realizó una serie de trabajos en Tierra del Fuego, en colaboración con otros investigadores. Su obra constituye un verdadero modelo de investigación integral por la recuperación de información relevante desde el punto de vista etnográfico y biológico (Gusinde 1982/86/ 89/91). Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 187 Las contribuciones de Ten Kate proporcionan la descripción de seis hombres del Valle Calchaqui, dos guayaqui del Paraguay y cuatro chiriguanos (Ten Kate 1896, 1897, 1904). Para poblaciones del Gran Chaco, además de las tempranas referencias de Fontana (1881), debemos mencionar a Lehmann-Nitsche quien obtiene información primero sobre 23 individuos de origen guaycurú, y posteriormente sobre chiriguano, choroti, mataco y toba, proporcionando una importante base de datos (Lehmann-Nitsche 1904, 1907b, 1915a, 1915b). De especial significación son los trabajos de Marelli producidos en las primeras décadas del siglo (1909, 1914, 1919) en colecciones craneanas de Patagonia porque fue el primero en utilizar técnicas estadísticas y diseños experimentales sencillos para el análisis de datos antropológicos. Otro de sus méritos fue haber publicado el mayor banco de información métrica disponible para Patagonia. Esta concepción de trabajo fue prácticamente ignorada por las principales figuras que a su turno dominaron este campo de las ciencias, hasta nuestros días. En 1903 Lehmann-Nitsche dicta el primer curso libre de antropología en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires (Lehmann-Nitsche 1921). Su contenido se vinculaba principalmente con la variabilidad biológica y las razas humanas. En 1905 es nombrado catedrático en esa Facultad siendo su materia oficializada en la Universidad de Buenos Aires. En 1908 Félix Outes es nombrado profesor suplente de dicha asignatura hasta 1917 y dicta un programa referente, en especial, a la paleo antropología argentina. A partir de 1906, Lehmann-Nitsche se desempeña como profesor de Antropología en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata; bajo su dirección se desarrollaron varias tesis doctorales (Dillenius 1913, Peralta 1920, Thibon 1907). Desde 1920 hasta 1960 Las ideas evolucionistas, con su progresismo indefinido tanto en lo biológico como en lo cultural, se vieron fracturadas por la crisis de 1890; es cuando surge el espiritualismo del Centenario cuyo correlato filosófico fueron los paradigmas antimaterialistas y antievolucionistas desarrollados por las ciencias sociales. Su expresión neta en Europa fue la escuela histórico-cultural que comienza a dominar el campo de la antropología en coincidencia con la vigencia de políticas de corte autoritario. La tradición positivista pre dominante en los principales centros de docencia y de investigación fue reemplazada progresivamente dentro de un contexto político e ideológico apropiado (Arenas 1989). El máximo representante local del historicismo cultural fue José Imbelloni, quien a partir de la década del veinte hizo su aparición en el escenario científico del país. Su pensamiento dominaría la formación de varias generaciones. Su importante obra comienza con sus contribuciones a la “creaneotrigonometría”, que, en realidad, fue una propuesta Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 188 de geometría craneana (Imbelloni 1923a), y con aportes técnicos vinculados a la deformación artificial (Imbelloni 1925) y a la descripción de series locales (Imbelloni 1923b). Su concepción tipológica de la variación se impuso fácilmente en nuestro medio, mediatizando la real importancia de las contribuciones de Marelli, que hubieran podido fructificar en importantes líneas de investigación. La descripción de series osteológicas, en algunos casos extensas, provenientes de lugares más o menos localizados, aunque fuera del contexto original del hallazgo, fue encarada por varios investigadores. Constanzé (1941, 1942a,1942b) se ocupó de los restos de Pampa Grande, Valle Calchaqui y Cuyo; Paulotti, Molina y Visuara (1949) publicaron los datos cronométricos de la serie de Belén y posterionnente de esta misma localidad y de Santiago del Estero (Paulotti y Paulotti 1950); Gonzalez (1944) reunió los materiales disponibles para Córdoba y Gaspary (1950) proporciona el relevamiento de los restos exhumados en un sitio del Delta del Parana. La sistematización de la información disponible para Patagonia realizada por Bormida constituye una obra clave de la escuela morfológica argentina (Bormida 1953-1954), cuya inspiración domina hasta nuestros días en los trabajos de autores como Gerber (1966), Patti de Martínez Soler (1967) y Fortich Baca (1976). La exposición de datos craneométricos con el cálculo de valores medios y desviaciones estandars no implicó necesariamente un cambio de concepción por cuanto son varios los investigadores que seguirán adoptando la metodología descriptiva tradicional, como Chávez de Azcona (1967), Marcellino (1969), Marcellino y Ringuelet (1973). Los estudios de crecimiento y desarrollo tienen origen en la pediatría practica y comienzan con los trabajos de Garrahan y Bettinoti (1922), Winocur (1942) y Bonfils (1951). Su finalidad esencial es establecer las curvas estándars de crecimiento en diversas poblaciones de nuestro medio a fin de permitir un mejor diagnóstico del crecimiento patológico. Posteriom1ente, es tos estudios fueron continuados bajo una óptica similar por Cusminsky (1966), Funes Lastra et al. (1975). Aunque este capítulo, también, es reivindicado por la Antropología Biológica (Pucciarelli 1989), no se lo emplea –con las excepciones de Ringuelet (1978), Pucciarelli et al. (1991) y Guimarey et al. (1991)– para explicar la diferenciación entre las poblaciones humanas producida por la interaccion entre genotipo y ambiente. La evolución dentaria también resulta de importancia para la antropología biológica y, en este aspecto, deben destacarse los trabajos de Sachetti (1958) y más adelante los de Devoto y Perroto (1973) y Bellota et al. (1966) que, lamentablemente, no tuvieron continuación ni fueron renovados, aun, bajo una perspectiva odontológica integral a nivel poblacional. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 189 A fines de la década del cincuenta se organizan las primeras carreras de antropología en Buenos Aires y en La Plata, hecho que debió convertirse en un hito de trascendencia para el desarrollo de la antropología biológica del país. En la Universidad Nacional de La Plata, esta carrera se desarrolla en el Museo de Ciencias Naturales y en la Universidad de Buenos Aires en la Facultad de Filosofía y Letras. Estos dos ámbitos determinaron diferentes concepciones sobre las características de las correspondientes curricula y con ello del perfil profesional del antropólogo. En La Plata la orientación fue influida por las ciencias naturales, mientras que en Buenos Aires lo fue por la antropología social y por la arqueología. Esto significó un factor real mente decisivo para el progreso de la antropología biológica en el país, pero la inexistencia de una masa crítica de especialistas de mediano y alto nivel fue determinante para que dicho progreso se vea en gran medida obstaculizado. El número de graduados es escaso en comparación con las otras ciencias antropológicas, y su formación continuósiendo de tipo tradicional. Mientras que la antropología social y la arqueología experimentaron notables progresos, el conocimiento biológico del hombre permaneció congelado en la década de treinta. En lo sucesivo, el desarrollo de la antropología biológica dependió de inquietudes personales y de la organización circunstancial de grupos de trabajo con interés afín. En este periodo se incorporaron los estudios serológicos para la caracterización de poblaciones aborígenes (en la Tabla 1 se detallan las poblaciones estudiadas en diversas investigaciones, desde 1927 a 1958. Se describen el número de muestras y de individuos analizados, así como también, los marcadores genéticos empleados para su caracterización). Entre 1927 y 1938 se circunscribieron a la determinación del Sistema ABO. En ese sentido, el primer trabajo en Argentina y Sudamérica fue realizado por Mazza y Franke (1927) sobre autóctonos del Norte Argentino. Posteriormente fueron analizados grupos mataco salteños Mazza y Franke (1928), Álvarez, (1938), chulupi, choroti, mataco y toba (Mazza et al. 1933); grupos guaraní ubicados cerca del Río Yaboti (Misiones) (Ribeiro et al. 1935) y pilagás y collas (Mazza 1933). A partir de 1939, comienzan a emplearse otros marcadores grupales san guineos. Mazza (1939) analiza la distribución de los alelos LM y LN en Chulupi de la provincia de Salta. Hasta 1958 se conocen únicamente cuatro trabajos de serología genética: en dos de ellos –puneños de Jujuy (Paulotti et al. 1943-1945) y tobas de Formosa (Paulotti 1948)– solo se determinaron los factores del Sistema ABO. Pero, Scaro (1957-58) además de describir el Sistema ABO y MN, incluye la determinación de los factores D y Dia de los Sistemas Rh-Hr y Diego respectivamente en una muestra constituida por 74 quechuas de la Quebrada de Humahuaca. Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 190 En la década del cuarenta y cincuenta, se realizaron estudios sobre poblaciones relacionadas históricamente con los aborígenes de la Argentina; deben mencionarse entre otros los trabajos de Urizar (1942) sobre los macé del Chaco Paraguayo y los de Sachetti (1953) sobre la serología de los aborígenes del Lago Titicaca (Bolivia). Por otra parte, Paulotti (1949) introduce un nuevo método en Antropología al realizar un estudio sobre la ceguera gustativa a la feniutiocarbamida (FTC) en tobas de Laguna Blanca con la finalidad de comprender la herencia de ese carácter, su comportamiento en relación con la “raza” y sus variaciones vinculadas al sexo y a la edad. Una revisión de la genética serológica de esta etapa fue realizada por Palatnik (1966), quien además efectuó un análisis de la distribución de las frecuencias fenotípicas y génicas de los diferentes marcadores eritrocitarios, y los vínculos con un mapa génico tentativo para permitir una visión prospectiva en futuros estudios de campo. Imbelloni (1937a, 1938a, 1939) apoyó la incorporación de los sistemas grupales sanguíneos en las investigaciones antropológicas porque, aparente mente, los grupos sanguíneos tenían una extraordinaria eficacia heurística, dado que se heredan independientemente de la edad y el sexo, no se modifican durante el desarrollo ontogénico y es escasa o nula la influencia ambiental. Por esa razón, se constituían en elementos de interés para el establecimiento de diferenciación entre las poblaciones, permitiendo analizar sus relaciones genéticas y rutas migratorias. Sin embargo, se consolidaron los trabajos morfológicos producidos por los autores adscriptos a la escuela histórico-cultural, cuya principal preocupación era sistematizar la información mas que resolver problemas de carácter evolutivo. La variabilidad biológica era comprendida e interpretada desde una metodología tipológica. Esta razón explica tanto la publicación referida a “los Ydmana y el ojo mongólico”, o el anélisis de la estatura como elemento clasificatorio y el rescate de información sobre un grupo tehuelche (Imbelloni 1944, 1948, 1949), como los trabajos de Scolni de Klimann (1938) o el de Chillida (1943) sobre características del fémur y del humero humano. La mencionada concepción tipológica se encuentra claramente indicada en los intentos de Imbelloni por obtener un cuadro clasificatorio de poblaciones sudamericanas (Imbelloni 1937b, 1938b, 1941, 1950, 1958, etc.) basado en características somáticas y creaneoscopicas. En adelante la tarea del antropólogo físico terminaba con un diagnóstico de pertenencia de los datos a alguna de las entidades “raciales” postuladas en esos trabajos. El alto nivel de incertidumbre asociado con el cumplimiento de este objetivo obedece tanto a la metodología tipológica en si como a la exclusión de otras fuentes posibles de variación biológica, además de la geográfica y cronológica) tales como edad, sexo y deformación artificial. Conspicuos ejemplos son la conocida contribución al conocimiento de Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 191 los constructores de sambaquies del litoral centro sur de Brasil (Imbelloni 1955) o los intentos clasificatorios realizados por Canals Frau (1950, 1953). Dentro de ese contexto intelectual, Imbelloni considera –pero ahora a partir de la información proporcionada por los nuevos caracteres genéticos– que la labor del antropólogo, consiste en elaborar los números brutos de frecuencia de los cuatro grupos sanguíneos, de manera que se evidencie la relativa proporción de los genes y, posteriormente, en construir representaciones aptas para discernir la disposición, difusión e intensidad respectiva de los mismos en toda la superficie del globo con el fin de facilitar la deducción de juicios generales y clasificatorios, en el campo de la adjudicación racial y la agrupación geográfica. Imbelloni adscribe a la hipótesis de Bernstein que sostenía la existencia de tres focos de irradiación de las razas serológicas humanas y considera que “[…] la infiltracién de elementos recíprocamente distintos realizada en todos los lugares de la Tierra, en proporciones desiguales ha llegado a constituir la composición serológica de los pueblos” (Imbelloni 1955). Esta concepción hiperdifusionista descriptiva y clasificatoria no fue privativa de la antropología biológica Argentina, sino también de la europea continental hasta la década del sesenta. Como bien lo señala Crognier (1989), “la actividad de la antropología europea de la posguerra, no está en oposición con los trabajos de la época precedente. Por el contrario, parece haberla refinado con la inclusión de nuevos caracteres biológicos y nuevas técnicas como por un esfuerzo sin precedentes que lleva a las naciones que aun tienen colonias importantes (Gran Bretaña, Francia, Portugal, Bélgica) a sistematizar la información en sus posesiones de ultramar”. En síntesis, la incorporación de la genética serológica, si bien constituyo un cambio importante desde el punto de vista metodológico, no modifica la concepción básica de la variabilidad biológica de la época. El criterio tipológico de acuerdo a como fuera definido por Mayr (1968) y por Hennig (1968) fue, y aún sigue siendo, nodal en las explicaciones que se brindan en nuestra disciplina. Aun con los trabajos serológicos de Boyd (1950) se llega a una conceptualización raciologica similar, en lo esencial, a la de Blumenbach (Carnese 1989, Pucciarelli 1989). Lo que sucede en realidad es que se produjeron cambios en las técnicas más que en los aspectos teóricos y metodológicos, o en la posición del antropólogo con respecto al objeto de estudio. Estos cambios se concretarán posteriormente cuando el concepto de población pase de una fase declamatoria a otra de verdadera aplicación (Pucciarelli 1989). Esta orientación será promovida, principalmente desde los Estados Unidos e Inglaterra, a partir de las investigaciones de Wright, Dobzihansky, Fisher, Haldane, etc. quienes intentaban armonizar los conceptos de la genética de las poblacionescon el neodarwinismo, insistiendo en la necesidad de entender la intervención del medio ambiente en la expresión de la variabilidad humana (Crognier 1989). Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 192 De 1960 hasta la actualidad Tras haber permitido captar la amplitud de la diversidad humana, el método tipológico, que era inadecuado para analizar la variación, se transformó en un verdadero impasse metodológico. Había proporcionado documentación científica e informaciones únicas sobre numerosos grupos huma nos que constituyen aun hoy un material de una riqueza excepcional. A partir de este momento, los adelantos de la antropología física son llevados a cabo por investigadores que han integrado el neodarwinismo en investigaciones sobre grupos humanos. Conscientes de las conquistas conceptuales y factuales de la genética de poblaciones, estén decididos a hacer del concepto de población –aplicado con precaución a las situaciones biológicas sociales complejas de las colectividades humanas–, la unidad de estudio de la diversidad humana (Crognier 1989). Esta nueva concepción se corresponde con el abandono del método tipológico y con la incorporación de métodos estadísticos multivariados, qua se consideran más adecuados para analizar la variabilidad biológica. Las variaciones interpoblacionales comienzan a estimarse a partir de diversos coeficientes de distancias biológicas. Algunas de estas técnicas habían sido desarrolladas en la primera década del siglo por Czekanowski (1909). Más adelante, otras técnicas para medir esa diversidad fueron propuestas por Pearson (1926), Mahalanobis (1936), Rao (1948), Penrose (1954), Hiernaux (1965), Cavalli-Sforza y Edwards (1967), Masatoshi Nei y Roychoudhury (1974). La antropología biológica comienza, entonces, a demostrar un interés creciente por los problemas relacionados con los procesos microevolutivos y la dinámica de la adaptación. También se enfatiza la incidencia que los factores socioculturales tienen sobre la biología de las poblaciones. Así, por ejemplo, la reducción de la mortalidad por medidas sanitarias disminuyo el efecto aparente de la selección natural a través de la mortalidad diferencial (Palatnik 1987). A su vez, se comprueba que grandes cambios en la fecundidad de las poblaciones fueron inducidos por factores socioculturales (Cavalli-Sforza y Bodmer 1981). La concepción analítica que domina el criterio somatométrico de este periodo, permitió determinar, entre otras cosas, qué condiciones socioeconómicas adversas influyen sobre la estatura, que había sido reivindicada antes como adecuada para el establecimiento de clasificaciones raciales. Esta variable junto con otras de distinto nivel de información puede sufrir alteraciones en un ambiente proteínico calórico deficitario y, más aun, esas condiciones pueden ser la causa de una alteración del dimorfismo sexual (Baffi y Cocilovo 1989, Guimarey et al. 1991, Pucciarelli et al. 1991). Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 193 Uno de los conceptos fundamentales de la antropología biológica actual es que la distribución de los polimorfismos genéticos en las poblaciones es el producto de una interacción constante entre la constitución genética de los individuos y el medio ambiente. Un hecho probatorio es el de la anemia falciforme, que propende a conservar la variabilidad por medio de un polimorfismo estabilizado. Se observó que los individuos heterocigotas presentaban una resistencia a la malaria (enfermedad de alta incidencia en África Ecuatorial, Mediterráneo, India y Asia Meridional) muy superior a la de los individuos homocigotas (HbA HbA). Por lo tanto, el alelo Hbs, cuyos efectos son letales para los homocigotasj alcanza y conserva frecuencias elevadas en las zonas maláricas al dar a los heterocigotas (Hb- Hbs) una ventaja de supervivencia y por consiguiente de reproductibilidad sobre los homocigotas Hbs. Un hecho remarcable se produjo cuando se trasladaron esclavos negros desde África a otras regiones no maláricas como Estados Unidos; la frecuencia de Hbs bajó desde un porcentaje estimado hace 200 o 300 años en no menos del 22 % hasta el 9 % actual. Esto representa un claro ejemplo de cambio evolutivo rápido (de unos pocos siglos) debido a traslado (migración y flujo génico) en condiciones ambientales favorables, en este caso no maláricas. Otros ejemplos susceptibles de analizarse en relación con la malaria son la talasemia y la deficiencia a la Glucosa-6-Fosfato Deshidrogenasa (GGPD). También, aparentemente, los grupos sanguíneos O, A y B estarían relaciona dos con la peste, viruela y sífilis respectivamente. Las evoluciones geográficas y clínicas parecen avalar esas asociaciones, aunque aún se requieren nuevos estudios que sostengan esa afirmación (Coon 1969, Dobzhansky 1978). También, se sabe que en poblaciones negras de África los portadores del fenotipo Fy (a-b-) serían más resistentes a la malaria y que la endemia seria mantenida mientras existan individuos Fy (a+) Fy (b+) o Fy (a+b+) (Miller et al. 1975). Existen indicios de que la sustancia P 1 -símil presente en áscaris y otros parásitos intestinales estaría comprometida en la producción de anticuerpos anti -P en un tercio de las mujeres con amenaza de aborto en Australia (Palatnik 1987). Estas breves referencias nos permiten observar la forma en que el ambiente y las condiciones socioculturales influyen tanto sobre los rasgos de variación continua como discreta; por consiguiente, hoy se admite que para interpretar la variabilidad biológica humana es necesario tener en cuenta los factores bio-eco- socio-tecnológicos que en su interacción dinámica la de terminan. Lejos está nuestra disciplina, en la actualidad, de ser considerada como una simple rama de las Ciencias Naturales y de dedicarse únicamente al estudio de la “Historia Natural del Hombre” tal como fue definida en el siglo pasado. Su ubicación precisa es sin duda la interface biología-cultura. Según Crognier (1989): Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 194 […] los antropobiólogos, tras haberse abierto a los genetistas y a los científicos sociales, se sienten también concernidos por los trabajos de los demógrafos. Estos cambios en las perspectivas que los investigadores en biología de poblaciones humanas conciben con respecto a su objeto de estudio tradicional, que es la población, traducen un desplazamiento de la disciplina de su antigua inserción en las ciencias naturales a un campo disciplinario que se halla en la intersección de las ciencias biológicas y ciencias sociales. Las investigaciones multidisciplinarias que comienzan a tener un tímido impulso son el producto lógico de la toma de conciencia de esta época. En síntesis, esta etapa produce la ruptura epistemológica entre la antropología clásica y la antropología actual, y marca el pasaje de la antropología física a la antropología biológica. Dentro de este contexto intelectual, las primeras contribuciones sobre genética de poblaciones humanas en nuestro país fueron desarrolladas por Palatnik, quien presentó su tesis doctoral sobre la distribución del factor Diego en 400 judíos, hizó una recopilación de datos seroantropológicos de la Argentina y realizó estudios de grupos sanguíneos incorporando nuevos marcadores (ABO, Rh-Hr, MNSs, P, Kell- Cellano, Kidd, Lewis, Duffy y Diego) en una comunidad de aborígenes ranqueles de la Provincia de Bue nos Aires (Palatnik 1964, 1966, 1968). 1 No se subagrupó A 1 y A 2 2 Se empleó solo Anti-D 3 Se incluyen en estas muestras nativos de la Puna Jujeña, collas y quechuas. Tabla 1. Sistemas grupales sanguíneos en poblaciones aborígenes de la Argentina (Periodo 1927-1958). Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina Población Nº de muestras Nº de individuos ABO (1) MN RH-Hr (2) Diego Mataco 3 440 440 Chulupí 2 337 337 282 Chorotí 1 147 147 Toba 2 596 596 Pilagá 1 46 46 N.O.A.(3)3 518 518 74 74 74 Guaraní 1 107 107 Macá 1 111 111 Totales 14 2302 2302 356 74 74 195 Tabla 2. Sistemas grupales sanguíneos en poblaciones aborígenes de la Argentina (Periodo 1968 a la actualidad). En tomo del Dr. Palatnik se reúne un equipo de investigación constituido por médicos bioquímicos, bioantropólogos y antropólogos sociales, los cuales practican un estudio integral de la comunidad toba de Fortín Lavalle (Palatnik 1975, Camese et al. 1975), procediéndose a la determinación de parámetros genéticos, biomédicos, clínicos, antropométricos, demográfico-genéticos y socioculturales y convirtiéndose, por ello, en el primer estudio realizado en Argentina donde la variabilidad biológica se analiza desde un enfoque holístico. También se desarrollaron técnicas para la tipificación de sustancias solubles ABH (Palatnik y Carnese 1969, 1970a, 1970b y 1971) que luego se aplicaron a la investigación criminolégica y forense (Palatnik y Camese 1972). Los primeros intentos de determinación de grupos sanguíneos en restos óseos o tejidos desecados fueren realizados por Gerber (1965-1966) y por Camese y Palatnik (1972). Matson et al. (1969) analizaron por primera vez marcadores haptoglobínicos, además de les diferentes Sistemas Crupales Sanguíneos, en mataco, chulupí, toba, Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea Población Nº de muestras Nº de individuos ABO (1) MNSs P Rh-Hr2 Duffy Kidd Kell-- Cellano Diego Lewis Mataco 3 397 397 397 397 393 230 230 230 396 230 Chulupí 1 96 96 96 96 96 96 96 96 95 96 Chorotí 2 204 204 200 204 199 142 142 142 204 142 Toba 4 418 418 409 415 405 210 210 210 416 151 Pilagá ¹ 85 85 81 85 77 Mocoví 1 68 68 63 55 66 69 74 Chiriguano 1 90 90 90 90 90 90 90 90 81 90 Chané 1 120 120 90 90 119 90 120 120 81 120 N.O.A.(3) 3 807 807 388 388 807 38 38 38 28 38 Mapuche 6 608 608 347 273 595 372 272 178 352 178 Totales 21 2893 2893 2151 2093 2847 1268 1198 1104 1707 1045 ¹ Mutchinik y col. (1970) y Palma (1971) no subagruparon A 1 y A 2 2 Mutchinik y col. (1970) y Palma (1971) emplearon solo anti-D. El resto de los autores utilozó 5 sueros (anti-D, -E, -C, -c,e-). 3 Se incluyeron en estas medidas nativos de Salta, Jujuy y un grupo calchaquí. 196 chané, chiriguano y calchaqui de la Provincia de Salta; choroti del Chaco Argentina y mapuche del Neuquén. Un grupo mapuche de Chiquillihuin (Prov del Neuquén) fue estudiado bajo un enfoque más integral, proporcionándose información clínica, dermatoglífica, somatométrica y serológica (Grupos sanguinees ABO y factor D del Sistema Rh-Hr) (Mutchinilc y Castilla 1970). Estudios con otros criterios metodológicos fueron realizados para analizar el Sistema ABO en puneños del N.O. Argentina (Palma 1971). Las distancias biológicas entre poblaciones usando rasgos serológicos y siguiendo la técnica de Cavalli-Sforza y Edwards (1967) fueron desarrolladas por primera vez en poblaciones aborígenes actuales por Palatnjk (1980). A instancias del movimiento estudiantil, en la Universidad de La Plata se renuevan los planes de estudio de la carrera de antropología entre 1965 y 1969 incorporando asignaturas como genética, matemáticas, estadística y antropología social. La curricula fue dividida en tres orientaciones: antropología social, antropología biológica y arqueología. Hasta este momento, el estudiante cursaba materias fuertemente impregnadas por la concepción histórico-cultural, ignorándose a autores como White, Steward, Childe, Wahsbum, Lévi-Strauss, etc. En esta época, en el Museo de La Plata la historia de los grupos de investigación fue sumamente azarosa en el marco de la disputa tradición-progreso. Al respecto debemos citar la resistencia a la creación de una Unidad de Genética Serológica, la cual debió concretarse en la Facultad de Bioquímica y Farmacia. Sus principales aportes (algunos de los cuales ya fueron mencionados), se plasmaron en varias tesis doctorales sobre temas como, por ejemple, la determinación de grupos sanguíneos en tejidos momificados (Camese 1971), la distribución de los polimorfismos de grupos sanguíneos (Cabutti 1977) y el estado secretor ABH en una población toba de Fortin Lavalle (Etcheverry 1977). De esta manera, se logró consolidar un grupo de trabajo que permitió la formación de recursos humanes en un área del conocimiento que tenía escasa o nula incidencia en el país. En la época de 1970 también se renueva el estudio de los grupos prehistóricos a partir de una fuerte crítica a la escuela tradicional. Se producen algunas contribuciones orientadas en un marco teórico más realista asociado con el conocimiento de la biología de las poblaciones. Se abandona el concepto de “raza”, se propone el estudio de grupos poblacionales (materiales provenientes de uno o varios sitios próximos) y la investigación de los factores de variación intramuestral (sexo, edad y deformación artificial), como requisito previo e ineludible para encarar la estimación de relaciones biológicas entre series de distintas localidades. Estos trabajos, que demandaban el manejo de un volumen considerable de datos y de cálculos complejos, fueron posibles gracias a la incorporación de diseños experimentales apropiados y al apoyo de técnicas de computación (Cocilovo 1973, 1975, Cocilovo y Toraglio 1978). Desde 1975 se realizaron varios estudios de Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 197 variación geográfica, gran parte de los cuales permanecieron inéditos hasta 1980 (Cocilovo y Marcellino 1973, Cocilovo 1981). A partir de 1974 comienzan a desarrollarse una serie de experimentos destinados a probar hipótesis y observaciones antropológicas no corroborables desde el punto de vista descriptivo-comparativo. Pucciarelli desarrolla una serie de experiencias tanto en materiales humanos como en animales de laboratorio, con la finalidad de aportar información sobre los factores que influyen en la morfogénesis craneana (Pucciarelli 1974a, 1978, 1980, 1981a, Pucciarelli y Niveiro 1981). La incorporación de la experimentación a la resolución de temas antropológicos está basada en un antiguo concepto de Washburn (1943) y su factibilidad como método antropobiologico fue propuesto en nuestro medio (Pucciarelli 1974b, 1989, 1991). La renovación intelectual de los setenta, que también se nota en las restantes Ciencias Antropológicas, sufrió una dura interrupción, desde 1976 hasta 1983 con el advenimiento de la dictadura militar. que cerro las carreras de Antropología de varias unidades académicas. El impacto de la época significo un retroceso significativo de la Antropología en general y en particular de nuestra disciplina. En los primeros meses de 1976 se produjo el desmembramiento de la Unidad de Genética antes citada, que siguió el mismo destino de muchos otros grupos de trabajo. Desde 1974 subsiste a los avatares de la época el llamado Laboratorio de Genética y Hemotipología en el Instituto de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba. En la década del ochenta, Barcena amplía la información osteológica del Valle de Uspallata en Mendoza. Los estudios somatométricos continuaron con Vellard (1981) en diversas etnias del Chaco. Marcellino et al. (1984) y Pagés Larraya et al. (1978) incorporaron la tipificación de polimorfismos seroproteicos con técnicas electroforéticas en varias localidades de Jujuy y en poblaciones chaquerias respectivamente. Son muy escasas las investigaciones efectuadas sobre la distribución del sistema leucocitario HLA. El primer trabajo en el país fue realizado por Ciraudo et al. (1982 y 1985) en un semi aislado humano de la sierra de Comechingones (Cordoba), y en nativos de la Puna. Vullo et al. (1984) y Haas et al. (1985) hicieron lo propio sobre mataco y mapuche, respectivamente. Mientras que Pirosky et al. (1983) relevaron el locus DR en tobas migrantes a la Provincia de Buenos Aires. A partir de 1979, el estudio de las poblaciones prehistóricas comenzó a consolidarse conla constitución de un grupo de trabajo argentino-chileno entre investigadores de varias instituciones (Museo Nacional de Historia Natural, Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Universidad Nacional de Rio Cuarto en Argentina). El efectivo apoyo al plan de trabajo propuesto solo se lograría en nuestro país cuatro años después. Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 198 En 1983 se produjeron algunas acciones que intentaban reparar el daño intelectual y moral sufrido, con la reincorporación de numerosos docentes e investigadores. Esto permitió organizar nuevos grupos de investigación. Por ejemplo, en 1986, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, con el apoyo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CO NICET) y de la Secretaria de Ciencia y Técnica de la UBA (UBACYT) se formé un equipo de investigación de carácter multidisciplinario que bajo la dirección de uno de los autores (F.R.C.) ha desarrollado trabajos en genética de poblaciones y en crecimiento y desarrollo de comunidades aborígenes y cosmopolitas (Carnese et al. 1987, 1988, Camese et al. 1990, Carnese et al. 1991a,1991b, Pucciarelli et al. 1991, Guimarey et al. 1991). Este grupo de investigación efectuó los primeros estudios sobre la distribución de los polimorfismos cromosomicos en una comunidad toba de Villa Iapi (Quilmes, Provincia de Buenos Aires) ( Jeison-Retyk y Camese 1991) y la tipificación molecular de los alelos HLA de clase II en mapuche de Blancura Centro, Provincia de Rio Negro (Theiler et al. 1991). Asimismo dentro de este campo de la bioantropología se creé el Equipo Argentino de Antropología Forense, que realizó importantes contribuciones en relación con la identificación de personas “desaparecidas” por la dictadura militar de los años 1976-1983. En La Plata continúan los experimentos realizados por el equipo dirigido por Pucciarelli que investigan el impacto ambiental (principalmente desequilibrios nutricionales) sobre el crecimiento craneofacial en distintos ti pos de mamíferos. (Pucciarelli y Goya 1983, Pucciarelli y Oyhenart 1987, Pucciarelli et al. 1990). En Buenos Aires y en Río Cuarto se consolida el grupo de trabajo interdisciplinario coordinado por Cocilovo y formado por antropólogos, biólogos y matemáticos. Sus planes de investigación se integran a nivel sudamericano con grupos de antropólogos y genetistas de Chile y Brasil, y con el aporte sustancial de fondos recibidos de CONICET, SUBCYT y CONICOR (Argentina); CONICYT-FONDECYT (Chile) y CNPQ (Brasil). El apoyo así recibido se traduce en la cantidad y en la calidad de las contribuciones producidas en el ámbito nacional e internacional, en el volumen de datos recuperados a nivel sudamericano, en el desarrollo de nuevos procedimientos estadísticos para facilitar el procesamiento de la información y en e1 nivel de aproximación alcanzado por los resultados y su discusión en el marco de una moderna concepción teórica. Podemos citar, entre otros, varios trabajos vinculados con el aporte de información básica en series pequeñas y en grandes colecciones (Bordach et al. 1985, 1989, Mendonca y Bordach (msa y msb); Cocilovo 1984, Cocilovo et al. 1982, Cocilovo y Baffi 1985; Cocilovo y cols. ms.), estudios de variación geográfica, como los realizados por Cocilovo y Di Rienzo (1985), Rothhammer y cols. (1984), Rothhammer et al. (1986), Cocilovo y Neves, ep, Neves y Cocilovo (1989) e investigaciones sobre variación cronológica como las Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 199 de Rothhammer et al. (1982), Quevedo et al. (1985), Cocilovo et al. (1987-1988), en los cuales se proponen modelos de relaciones de parentesco entre diversos grupos de nivel macro y microgeográfico y se sugieren los principales factores que influyeron en el proceso microevolutivo El problema de la influencia de la deformación artificial en la morfología craneana fue analizado prolijamente en varios trabajos citados anteriormente, y en particular en los producidos por Mendonca et al. (1986), Mendonga y Di Rienzo (1981-1982, 1983), y Cocilovo y Guichon (ep). Mientras tanto, la escuela tradicional se aggiomaba introduciendo procedimientos numéricos para el estudio de materiales osteológicos. Se produce una serie de trabajos. Algunos se relacionan con la aplicación de técnicas de taxonomía numérica para identificar “tipos”, “morfotipos” o “razas” (Salcedo et al. 1981). Otros se vinculan con el cálculo de distancias morfológicas entre diversos conglomerados, que difieren de lo avanzado originalmente, por la técnica empleada por el desafío experimental y por la composición por sexo, edad y deformación artificial de cada “muestra”. Una serie muy particular de estos trabajos se basa en una versión local de la técnica vestibular de Fenart para la representación craneana que no tiene correlato lógico con los criterios esgrimidos por el resto del mundo científico. Se destacan en esta línea los aportes de Marcellino y Colantonio (1985) y Colantonio et al. (1986a, 1986b). En la actualidad se promueve un debate abierto en relación con la función social de nuestra ciencia. Hay coincidencias respecto a la necesidad de promover la formación de recursos humanos en un marco teórico-práctico que facilite una efectiva transferencia a la comunidad. Es decir, se trata de estimular la generación de proyectos de investigación cuyos objetivos sean no solo el conocimiento y el diagnóstico de la realidad, sino también –y a partir de ello–, su transformación. Hoy existen escasas líneas de trabajo y aún quedan otras no desarrolla das en el campo del crecimiento y del desarrollo, y en el de la nutrición. Sobre el particular creemos necesario sugerir el estímulo de grupos interdisciplinarios y el efectivo apoyo económico para que se encare el estudio de las poblaciones desde una perspectiva totalizadora –biológica, social y económica–, y a la vez promueva acciones que incentiven el proceso de auto gestión de las comunidades (formación de agentes de salud, creación de unidades sanitarias, educacionales, alimentarias, etc.). En algún caso, estas propuestas se estén llevando a cabo; pero debemos recordar que no hay un proyecto nacional que las contenga. Por lo tanto, en esta etapa el desarrollo especifico de las mismas se circunscribe al esfuerzo muchas veces individual o voluntario de los equipos de investigación. A esto se suma una perversa crisis económica que afecta el desarrollo de la sociedad toda, y que en las tareas de investigación se expresa por el escaso apoyo oficial en el suministro Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 200 de fondos y por los magros salarios que perciben tanto becarios como técnicos e investigadores. Nuestros centros de trabajo carecen de una bibliografía actualizada. Las principales publicaciones periódicas de la especialidad o nunca llegaron o están incompletas o ya han cesado de recibirse. Si no se supera esta situación, se puede prever que sus logros futuros serán pobres y en muchos casos los mejores resultados dependerán de la capacidad de gestión de los distintos grupos de trabajo para captar fondos de instituciones privadas y extranjeras. Instituciones de enseñanza e investigación En la Argentina actualmente la antropología biológica se imparte en varias asignaturas dentro de carreras de licenciatura en ciencias antropológicas, por ejemplo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en las Facultades de Ciencias Naturales de las Universidades Nacionales de La Plata y Catamarca y en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Salta, en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Rosario, en la Universidad Nacional de Tucumán y en la de Jujuy, y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro. Existe también como materia curricular en carreras de ciencias biológicas en la Facultad de CienciasExactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, en Rio Cuarto y en San Luis. La investigación científica se desarrolla casi exclusivamente en instituciones universitarias, por grupos de trabajo que al mismo tiempo hacen docencia en las asignaturas especificas antes citadas. En Córdoba existe el Laboratorio de Genética y Hemotipología en el Instituto de Antropología (Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba), y en Jujuy, el Instituto de Biología de Altura dependiente de la Universidad local. En el Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, funciona una Sección de Antropología Biológica con becarios e investigadores. En el Museo de La Plata existe el Departamento Científico de Antropología, integrado por especialistas con distintas orientaciones. En Rio Cuarto, la principal actividad se cumple en la Orientación Antropología y Evolución (Facultad de Ciencias Exactas, Fisicoquímicas y Naturales de la Universidad Nacional de Rio Cuarto). El apoyo económico principal proviene del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de las Universidades, de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), del Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Provincia de Córdoba (CONICOR). También contribuyen algunas instituciones privadas, como la Fundación Antorchas. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 201 Áreas de investigación y de docencia Los principales temas de trabajo se vinculan con el estudio de la biología de poblaciones prehistóricas y actuales, orientados al análisis del dimorfismo sexual, la deformación artificial, paleodemografía, paleopatología, relaciones biológicas y microevolución, estilo de vida, crecimiento y desarrollo, salud y nutrición, grupos sanguíneos, dermatoglifos, etc. A estos temas debemos agregar los que se desarrollan en el campo de la experimentación biológica: morfogénesis craneana, factores genéticos y ambientales. Asociaciones y colegios En nuestro país existe la Asociación Argentina de Antropología, con sede en Buenos Aires, que agrupa a la mayoría de los especialistas en diversas ramas del conocimiento antropológico. Se destaca además la Asociación Cuyana de Antropología, con sede en Mendoza, también de carácter generaliza do. Recientemente se fundó la Sociedad Argentina de Antropología Biológica (SABA) y la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica (ALAB), con sedes en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Por otra parte, los antropólogos argentinos de todas las especialidades integran el Colegio de Antropólogos dedicado a los aspectos de desempeño profesional. Publicaciones periódicas y producción editorial En la Argentina no existen publicaciones periódicas exclusivas de la disciplina. La producción actual se canaliza en revistas de Antropología general tales como Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, RUNA, Revista del Museo de La Plata (Sección Antropología), Anales del Instituto de Arqueología y Etnología, Antropología, Publicaciones del Instituto de Antropología de Córdoba, Comechingonia, etc. Recientemente apareció un pequeño boletín de la SABA y se encuentra en preparación la Revista de la ALAB. Congresos, coloquios y reuniones en la especialidad No se producen reuniones específicas. Los resultados de investigaciones particulares se exponen en congresos de otras especialidades: Biología, Arqueología, Medicina, etc. No obstante, esta situación se está revirtiendo: en el mes de noviembre de 1990 se desarrolló en Montevideo el Primer Congreso Internacional de Antropología Biológica organizado por la ALAB. Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 202 Síntesis final La situación actual de la antropología biológica en la República Argentina puede ser comprendida como resultado de su desarrollo histérico, que se encuentra inmerso en un contexto intencional que influye de acuerdo con la alternancia de los focos de poder político, ideológico y económico. Desde la década del veinte se define la “escuela tradicional”, de origen europeo y conocida en las restantes ciencias antropológicas como “histórico cultural”, cuya influencia se traslada hasta nuestros días. Solo recién en la década del sesenta, y particularmente en la de setenta, se define la que llamamos “escuela actual”. A continuación ofrecemos una síntesis de las principales características de cada una de ellas. La escuela tradicional Los miembros de esta escuela trabajaron en temas vinculados con el poblamiento, las migraciones y las razas; estaban profundamente preocupados por la sistematización de la información antropológica para la elaboración de esquemas clasificatorios y cuadros taxonómicos. La deformación artificial del cráneo también ocupo un espacio considerable en su producción. El marco teórico es hiperdifusionista, se cree en la asociación estrecha entre entidades biológicas y culturales, los hechos son sincrónicos y atemporales, la variabilidad biológica se reduce a entidades ideales, estables en el tiempo y en el espacio. El diagnóstico racial es el fin último de todo su estudio. Las variables para la descripción del objeto de estudio, son fundamentalmente morfoscópicas y métricas, y el método para su caracterización es la tipología. Sus seguidores –por adscribirse a un fuerte principio de autoridad– consideran irrebatibles conceptos y descubrimientos solo concebibles a nivel de hipótesis y de supuestos. Sus antecedentes pueden fácilmente detectarse en Alemania e Italia desde antes de la Segunda Guerra Mundial. La escuela actual La escuela actual se define alrededor de la década del sesenta y alcanza su mayor desarrollo entre 1970 y 1980 como consecuencia de un replanteo teórico y metodológico fuertemente influido por la biología de poblaciones, y por la búsqueda de nuevas direcciones frente a la incertidumbre de los contenidos logrados por la escuela tradicional. Sus principales temas se vinculan con la genética y la ecología (interacción genético-ambiental); el ori gen y la evolución de las poblaciones es una preocupación constante, así como la anatomía funcional y la adaptación, el crecimiento y el desarrollo, la salud y la nutrición. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 203 Desde el punto de vista teórico sus miembros aceptan claramente que la especie se encuentra organizada en poblaciones locales, que estas entidades reales constituyen las unidades operativas de estudio, que no son estáticas sino que varían espacial y temporalmente, que entre ellas existen relaciones de parentesco susceptibles de ser estimadas, y que la evolución se produce por selección, deriva y migración. Los métodos y las técnicas incluyen el planteo de hipótesis, el empleo de diseños experimentales adecuados, el control de supuestos, la utilización de variables (atributos y métricas) exomorfológicas y genéticas y el proceso de la información con procedimientos estadísticos univariados y multivariados. Sus antecedentes pueden ubicarse en la renovación de las Ciencias Naturales y en la de la propia Antropología Biológica operada a partir de la década del cincuenta en Estados Unidos. Actualmente existen tres líneas principales de investigación: a) Biología de poblaciones actuales: en las Tierras Bajas y Altas se práctica la caracterización biológica y se estudia la adaptación biosocial, la salud, la nutrición, la genética y el crecimiento y desarrollo; b) Biología de poblaciones prehistóricas: en las Tierras Bajas y Altas, a partir de la caracterización de cada grupo, se estudian las relaciones y afinidades biológicas, la variación geográfica y cronológica, el proceso de microevolución y la adaptación; c) Interacción genético-ambiental: se realizan una serie de estudios en di versos animales de experimentacióna fin de cuantificar el grado de influencia de factores relevantes del medio sobre el desarrollo céfalo-craneano y facial, con objeto de dirimir por la vía experimental las contradicciones irresolubles que plantea la craneología comparativa. Formación de recursos humanos Esta actividad se realiza a nivel de posgrado a través de becas y pasantías en laboratorios especializados. Se efectúan trabajos y tesis en los citados temas. Se dictan cursos y seminarios de actualización. Los recursos actuales se encuentran distribuidos por áreas geográficas y temáticas. Agradecimientos Nuestro sincero agradecimiento al Dr. Héctor Pucciarelli por la lectura crítica y sugerencias realizadas al trabajo original. A Silvia Valdano, a María Victoria Zavattieri y a Virginia Passarella por su ayuda en la preparación del manuscrito del presente artículo. Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 204 Referencias citadas Álvarez, A. G. 1939. Comprobaciones biológicas en aborígenes argentinos. Consideraciones sobre los grupos sanguíneos de los matacos. Comisión Honoraria de Reducciones de Indias. Publicaciones. (6): 25-34. Ameghino, F. 1917. Noción de Dios y noción de espacio. Revista Filosofía. 3 (6): 341-344. _______. 1909. Le Diprothomo platensis. Un précurseur de l'homme du pliocène de Buenos Aires. Anales Museo Nacional de Buenos Aires. (19): 204-206. _______. 1884. Filogenia. Principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas. Buenos Aires. _______. 1880. La antigüedad del hombre en el Plata. Paris y Buenos Aires: Eds. Masson. Arenas, P. 1989. “La escuela histórico cultural como producción social, 1930-1955”. Proyecto de Tesis Doctoral. Facultad de Filosofía y Letras-UBA, Buenos Aires. Baffi, E. I. y J. A. Cocilovo. 1989. Evaluación del impacto ambiental en una población prehistóricas el caso de las Pirguas, Salta, Argentina. Revista de Antropología. (8): 39-43. Bércena, R. J. 1980. Antropología física del Valle Provincia de Mendoza. Anales de Arqueología y Etnología Americana. (31): 109-184. Bellota, A. R. et al. 1966. Modalidades de atrición en poblaciones primitivas. Revista de la Asociación Odontológica Argentina. (54): 64-65. Bonfils, E. O. R. 1951. Comprobaciones antropométricas en niños de la Provincia de Entre Ríos. Provincia de Entre Ríos: Paraná. Bordach, M. A.; O. Mendonça y H. L. Garro. 1985. Antropología física del sitio prehistórico de Potrero de Garay (Prov. de Córdoba). Comechingonia, 3 (5): 89-121. Bordach, M. A.; O. J. Mendonça y V. A. Espaion. 1989. Características físicas de los antiguos habitantes del Embalse de Rio Tercero, Prov. de Córdoba. Comechingonia. Bormida, M. 1953-54. Los antiguos patagones. Estudio de craneología. Runa. 6 (1-2): 1-96. Boschin, M. y A. M. Llarnazares. 1986. La escuela Histórico-Cultural como factor retardatario del desarrollo científico de la Arqueología Argentina. Etnia. 5 (32): 101-115. Bove, G. 1888. Expedición austral argentina. Buenos Aires. Boyd, W. C. 1950. Genetics and the Races of Man. Boston: Little Brand Co. Cabutti, F. N. 1977. “Polimorfismos de los grupos sanguíneos en indígenas Tobas del Chaco Argentina”. Tesis Doctoral., Facultad de Ciencias Exactas, UNLP, La Plata. Canals Frau, S. 1953. Poblaciones indígenas de la Argentina. Buenos Aires: Ed. Sudamericana. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 205 _______. 1950. Prehistoria de América. Buenos Aires: Ed. Sudamericana. Camese, F. R. 1989. “Unicidad y diversidad de la antropología”. CEFYL (Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, Facultad de Filosofía y Letras-UBA, Buenos Aires _______. 1971. “Grupos sanguíneos en tejidos humanos. Sus implicancias antropológicas”. Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP, La Plata. Camese, F. R. y M. Palatnik. 1972. Estudios paleoserológicos de restos momificados de aborígenes argentinos. Sangre. (17): 201-210. Camese, F. R. et al. 1975. “Genética de la población toba del Chaco Argentino. Antropología y Cultura”. En: F. Barbieri y A. Legname (eds.), Progresos en Bilogía. Tucumán. Camese, F. R.; R. A. Guichon y L. Pinotti. 1987. “Bases biológicas y sociales de la evolución humana”. En: Antropología. Buenos Aires: Manuales de Eudeba. Carnese, F. R. y A. Caratini. 1988. “Demografía genética de la población toba de Villa Iapi, Quilmes, Prov. de Buenos Aires”. Primer Simposio Cubano- Mexicana de Antropología Física, La Habana, Cuba. Camese, F. R. y A. S. Goicoechea. 1990. Análisis preliminar sobre la distribución de los grupos sanguíneos en una población toba de Villa Iapi, Quilmes, Prov. de Buenos Aires. Revista Argentina (3): 147-155. Camese, F. R. et al. 1991. Grupos sanguíneos en una Población mapuche de Blancura Centro, Prov. de Rio Negro, Argentina. Revista Española de Antropología Biológica. Camese, F. R. y A. L. Caratini. 1991. “Demografía genética de la Población mapuche de Blancura Centro, Prov. de Rio Negro, Argentina”. En: Actas VI Coloquio de Antropología Física “Juan Comas”. México. Castellanos, A. 1937. “Ameghino y la antigüedad del hombre sudamericano. Asociación Cultural de Conferencias de Rosario, Publicaciones. (2): 47-192. _______. 1924. La presencia del hombre fósil pampeano medio del Valle Los Reartes (Sierra de Córdoba, Dpto. Punilla). Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, 26: 404-418, Córdoba. Cavalli-Sforza, L. L. y A. F. W. Edwards. 1967. Philogenetic analyses. Models and estimation procedures. American Journal of Human Genetics. (19): 233-257. Cavalli-Sforza, L. L. y W. F. Bodmer. 1981. Genética de las poblaciones humanas. Barcelona: Editorial Omega. Cocilovo, I. A. 1973. “Dimorfismo sexual y deformación craneana artificial en patagones del Chubut”. En: Actas II Simposio Internacional de Ciencias. pp. 632-644. Córdoba. Cocilovo, J. A. y A. J. Marcellino. 1973. “Hacia una moderna taxonomía aborigen. El análisis estadístico en un espacio multidimensional”. Cátedra de Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 206 Antropología Biológica, 10: 1-5. Instituto de Antropología, UNC, Córdoba. Cocilovo, J. A. y J. R. Toraglio. 1978. “Norma. Un programa para el cálculo de estadísticas muestrales y pruebas de normalidad”. Serie Contribuciones Técnicas. 1, 29 pp. Universidad Nacional de Rio Cuarto. Cocilovo, J. A. 1981. “Estudio sobre discriminación y clasificación de poblaciones pre hispánicas del Noroeste Argentino”, Publicaciones Ocasionales, 36. Santiago: Museo Nacional de Historia Natural. _______. 1975. Estudio de dos factores que influencian la morfología craneana eu una colección andina: el sexo y la deformación artificial. Revista del Instituto de Antropología. (2): 197-212. Cocilovo, J. A. et al. 1982. Microevolución en poblaciones prehistóricas del área andina. III. La población del Morro de Arica. Cronometría. Revista de la Universidad Nacional de Rio Cuarto. 2 (2): 91-111. Cocilovo, J. A. 1984. Una nueva aproximación al concerniente de la población prehistórica de la Prov. de Córdoba. Comechingonia. 2 (3): 85-104. Cocilovo J. A. y E. I. Baffi. 1985. Contribución al conocimiento de las características biológicas de la población prehistórica de Puerta de la Paya, Salta. Rana. (15): 153-178. Cocilovo, J. A. y J. A. Di Rienzo. 1985. Un modelo biológico para el estudio del poblamiento prehispánico del territorio argentino. Correlación fenética-espacial. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. (16): 119-135. Cocilovo, J. A., F. Rothhammer y S. Quevedo. 1987-88. La aplicación de distancias biológicas para el estudio de poblaciones prehistóricas. Rana. (17-18): 83-109. Cocilovo, J. A. y O. J. Mendonça. 1989. “Consideraciones sobre el desarrollo de la Antropología Biológica en la Argentina”, Revista de Antropología, 4 (7): 32-35, Buenos Aires. Cocilovo, J. A. y W. A. Neves (en prensa). “Afinidades biológicas entre las Poblaciones del Litoral de Brasil y de Argentina. Primeraaproximación”. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires. Cocilovo, J. A. y R. A. Guichon (en prensa). La deformación craneana “pseudo circular” en las poblaciones indígenas de Laguna del Juncal. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología, Buenos Aires. Colantonio, S. A. J. Marcellino y E. C. González Toledo. 1986a. Normalización do una nueva técnica derivada de la orientación vestibular II. Deformación circular. Publicaciones del Instituto de Antropología. (42): 37-62. Colantonio, S. E.; A. J. Marcellino y E. C. González Toledo. 1986b. “Normalización de una nueva técnica derivada de la orientación vestibular III. Deformación tabular erecta”. Publicaciones del Instituto de Antropología. (43): 7-32. Coon, C. 1969. Las razas humanas actuales. Madrid: Guadarrama. Constanzo, M. M. 1941. Restos humanos de Pa.mpa Grande, Salta. Anales del Instituto de Etnología Americana. (2): 239-254. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 207 Constanzo, M. M. 1942a. Antropología Calchaqui. Revista del Instituto de Antropología. (2) (9): 213-318. Constanzo M. M. 1942b. Datos sobre la antropología física de los antiguos habitantes de Cuyo”. Anales del Instituto de Etnología Americana. (3): 323-338. Crognier, E. 1989. Concepciones y estrategias de la Antropología Biológica en Europa Occidental desde 1945, m.s. Cusminsky, N. 1966. “Estudio longitudinal de crecimiento y desarrollo del niño en La Plata”. Notes Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. (CIC), 3 (7), La Plata. Czekanowski, J. 1909. Differentialdiagnose der Neandertalgruppe. Korrespondenzblatt d. deutschen. Anthrop, Ethnol Urgesch. (40): 44-47. Chávez de Azcona, L. F. 1967. “Estudio osteologico” en E. M. Cigliano. Investigaciones antropológicas en el yacimiento de Juella. Revista del Museo de La Plata, 6, Sec. Antrop., La Plata. Chervin, A. 1908. “Anthropologie Bolivienne Mission Scientifique G. de Crequi Montfort et Sénéchal de la Grange. III”. Craniologie, Paris. Devoto, F. C. H. y B. M. Perrotto. 1973. “Patología macroscopica dento-alveolar de la. población precolombina de Tastil”. En: F. M, Cigliano. Tastil, una ciudad pfeincaica argentina. Buenos Aires: Ed. Cabargon. Dillenius, J. 1913. “Cronometría comparativa de los antiguos habitantes de la Isla y del Pucara de Tilcara (Prov. de Jujuy)”. Publicaciones. Sección Antropología, 12. Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires. _______. 1910. “El hueso parietal bajo influencia de la deformación fronto- parietal. Contribución al estudio somático de los antiguos calchaquies”. Publicaciones. Sección Antropología. 7, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires. Dobzhansky, T. et al. 1983. Evolución. Barcelona: Editorial Omega S. A. Fontana, L. J. 1881. El gran Chaco. Eds. Ostwald y Martínez. Fortich Baca, V. 1976. “Antecedentes antropológicos físicos de nord-patagonia”, Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. 10 (N. S.), Buenos Aires. Frenguelli, J. y F. F. Outes. 1924. Posición estratigráfica y antigüedad relativa de los restos de industria humana hallados en Miramar. Physis. (7): 277-298. Funes Lastra, P. et al. 1975. Desarrollo de niños normales de la ciudad de Córdoba a través de una muestra representativa. Córdoba: UNC. Garrahan, J. P. y S. Bettinotti. 1922. Peso y talla de los escolares de Buenos Aires. Semana Médica, 1234-1235. Gaspary, F. 1950. Investigaciones arqueológicas y antropológicas en un cerrito de la Isla Los Marinos, Prov. de Entre Ríos. Publicaciones. (23): 1-66. Gerber, M. S. 1965-1966. Estudio serológico en restos óseos de aborígenes argentinos. Boletín Sociedad de Biología de Concepción. (40). Raúl Carnese, José Cocilovo y Alicia Goicoechea 208 Gerber, M. S. 1966. “Diagnostico racial de los antiguos habitantes de la costa patagónica, en base a la medición de los huesos largos”. XXXVIP Congreso Internacional de Americanistas 2, Sevilla, España. Giraudo, C., V. Gómez y A. Marcellino. 1982. Estudio inmunogenético en un semiaislado humano de la Sierra de Comechingones, Córdoba. Medicina. 42 (Supl. 1): 51-55. Giraudo, C.; A. J. Marcellino y j. E. Dipierre. 1985. “Primera investigación de antígenos leucocitarios (Sistema (HLA) en nativos de altura del territorio argentino”. I10 Jornadas Científicas de la Sociedad de Biología de Córdoba, Córdoba. Gonzalez, A. R. 1944. “Algunas observaciones sobre los caracteres antropológicos de los primitivos habitantes de Córdoba”. Publicaciones del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore. (9): 1-8. Guimarey, L. et al. 1991. “Influencia medioambiental sobre el crecimiento de escolares de Villa Iapi, Quilmes, Prov. de Buenos Aires, Argentina” enviado para su publicación a Revista Latino americana de Nutricikin. Gusinde, M. 1982-86-89-91. Los indios de Tierra del Fuego, 1(1-2) 1982; 2(1-3) 1986; 3(1-2), 1991; 4 (1-2), 1989, CAEA, Buenos Aires. Haas, E. J. et al. 1985. HLA antigens and other genetic markers in the Mapuche Indian of Argentina. Human Heredity (35): 306-313. Henning, W. 1968. Elementos de una sisterndtica filogenética. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires. Hiemaux, J. 1965. Une nouvelle mesure de distance anthropologique entre populations utilisant simultanément des frecuences génique des pourcentages de traits descriptifs et des moyennes métriques. Comptes Rendus de L’Academie des Sciences (Paris), (260): 1748-50. Iiidlicka, A. 1912. Early man in South American. Bulletin Smithsonian Institution. (52): 55-94. Hyades, P. y R. Deniker. 1981. Anthropologie et Ethnographie. Mission Scientifique du Cap Horn (1882-1883). Ministerios de Marina y de Instrucción Pública. Edición Gauthier-Villars et Filos. 7, Paris. Imbelloni, J. 1958. “Nouveaux apports a la clasification de l'homme américain”. Miscelánea Paul Rivet. XXXI Congreso Intencional de Americanistas. 107-136, UNAM, México. _______. 1955. “Sobre los constructores de Sambaqui. Yacirnientos de Paraná y Santa Catarina”. XXXI Congreso Internacional de Americanistas, II, San Pablo, Brasil. _______. 1950. La tabla clasificatoria de los indios. A trece años de su publicación. Runa. _______. 1949. Los patagones. Características corporales y psicológicas de una población que agoniza. Runa. (2): 5-58. _______. 1944. Los yamanas y el ojo mongólico. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. (4): 167-191. Análisis histórico y estado actual de la antropología biológica en la Argentina 209 _______. 1941. “Sobre craneología de los Uru. Supervivencias de razas australoides en los Andes”. XXVIIP Congreso Internacional de Americanistas. Sesión de Lima, 1. _______. 1939. Algunos nuevos problemas de taxonomía humana surgidos de la indagación serológica. Physis (16): 323-343. _______. 1937b. Fuéguidos y Laguidos. Posición actual de la raza paleo-americana de Lagoa Santa. Anales del Museo Argentina de Ciencias Naturales. (39). _______. 1923b. “Habitantes neolíticos del Lago de Buenos Documentos para la Antropología Física de la Patagonia Austral, 27: 85. _______. 1938b. Tabla clasificatoria de los indios. Regiones biológicas y grupos raciales humanos de América. Physis. (12): 229-249. _______. 1937a. Ramas humanas y grupos sanguíneos. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. (1): 23-49. Jacob, C. 1905. “Contribution a l'etude de la morphologie des cerveaux des indiens” Revista del Museo de La Plata. (12): 55-72. Jeison-Retyk M. S. y F. R. Camese. 1991. Chromosomal polymorphisms in a toba com munity of Quilmes (B. As, Argentina). Journal of Physical Anthropology. Kraglievich, L. 1928. Singular concordancia del sabio inglés Pilgrim, con las ideas antropogénicas de Florentino Ameghino. La Semana Médica. (36). Lahille, F. 1926. Materiaux pour servir a l’historie des onas. Indigens de la Terre de Feu. Revista del Museo de La Plata (23): 339-361. Lehmann-Nitsche, R. 1927. “Estudios antropológicos sobre los Onas”, Anales
Compartir