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I N T E R A C C I O N E S D E L O S M I C R O O R G A N I S M O S C O N L A E S P E C I E H U M A N A 785 U N ID A D 5 carbunco cutáneo) en los humanos ( Sección 30.8). Sin embargo, según la vía de entrada, un patógeno puede o no ven- cer la resistencia del hospedador. Por ejemplo, el mismo bacilo del carbunco transmitido por el aire, como cuando se utiliza como arma biológica en bioterrorismo ( Sección 28.8), genera una infección, el carbunco pulmonar, que suele ser mor- tal en los humanos. Así, mientras que B. anthracis causa solo una infección localizada cuando se adquiere a través de peque- ñas heridas de la piel, resulta letal cuando infecta a través de la mucosa pulmonar. Otro ejemplo de resistencia innata del hospedador lo vemos en las enfermedades de animales de sangre caliente que rara vez se transmiten a las especies de sangre fría, y viceversa. Pre- sumiblemente, las características anatómicas y metabólicas de un grupo no sean compatibles con los agentes patógenos que infectan al otro. El sitio de infección y especificidad tisular Para iniciar la infección, la mayoría de los patógenos deben adherirse al lugar donde ocurre la exposición, sino también por colonizarlo. Si los patógenos se adhieren, pero el ambiente local no es compatible con su necesidades nutricionales y meta- bólicas, los microorganismos no pueden infectar al hospeda- dor. Por ejemplo, si se ingieren células de Clostridium tetani, normalmente no se desarrollará el tétanos debido a que la aci- dez del estómago es capaz de destruir al patógeno, o a que este no compite con éxito con la microbiota intestinal normal. Sin embargo, si se introdujesen en una herida profunda, las célu- las o las endosporas de C. tetani podrían crecer y producir la toxina del tétanos en las zonas anóxicas creadas por la muerte del tejido local. En cambio, bacterias entéricas, como Salmo- nella y Shigella, normalmente no infectan las heridas, pero a menudo infectan el intestino y causan enfermedades. En algunos casos, los patógenos interaccionan exclusiva- mente con los miembros de especies que guardan una estrecha relación porque estas comparten los receptores tisulares espe- cíficos. Por ejemplo, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) solo infecta a los primates superiores, es decir, los gran- des simios y los seres humanos. Esto se debe a que las proteínas CXCR4 y CCR5, que se encuentran, respectivamente, en los lin- focitos T (células del sistema inmunitario) y en los macrófagos (fagocitos presentes en muchos tejidos) de los humanos y tam- bién se expresan en los grandes simios, son los únicos recep- tores específicos de la superficie celular para el VIH y se unen de manera específica a la proteína gp120 del virus ( Sec- ción 29.14). Otros animales, incluso la mayoría de los primates, carecen de las proteínas CXCR4 y CCR5, por lo que no pueden unirse al VIH y no contraen la infección. Asimismo, los virus de la gripe son específicos para sus especies de origen y normal- mente infectan solo a aves o a los humanos y ocasionalmente a los cerdos ( Sección 29.8). La Tabla 23.7 presenta algunos ejemplos de especificidad de los patógenos. Barreras físicas y químicas La integridad estructural de las superficies de los tejidos repre- senta una barrera a la penetración de los microorganismos. En todos los tejidos corporales, la fuerte unión entre las células epiteliales inhiben la invasión y la infección. En la piel y en las mucosas los patógenos deben adherirse primero a la superficie 23.11 Resistencia innata a la infección La presencia de la microbiota normal es un mecanismo de importancia crítica para resistir a la infección por patógenos, especialmente en la piel y en el intestino. Los patógenos no infectan fácilmente los tejidos sobre los que la microbiota nor- mal ya está instalada porque esta limita los nutrientes micro- bianos disponibles y los sitios de infección. En esta sección veremos otros factores de resistencia que son comunes a los vertebrados y que actúan de forma general y no específicamente frente a un patógeno determinado (Figura 23.25). Resistencia natural del hospedador La capacidad de un patógeno concreto para causar una enfer- medad varía mucho según la especie animal. Por ejemplo, cier- tos animales son mucho más susceptibles que otros al virus de la rabia. Los mapaches y las mofetas son extremadamente susceptibles en comparación con las zarigüeyas, que rara vez desarrollan esta enfermedad. El bacilo del carbunco (Bacillus anthracis) infecta a muchas especies de animales, causando desde un envenenamiento mortal de la sangre en el carbunco de los bóvidos hasta pústulas relativamente leves (el llamado Figura 23.25 Barreras físicas, químicas y anatómicas contra la infección. Estas barreras proporcionan una resistencia natural a la colonización e infección por patógenos. Eliminación de partículas y microorganismos por los cilios de la nasofaringe El moco y los cilios de la tráquea dejan los microorganismos en suspensión y los expulsan del cuerpo El moco, los péptidos antibacterianos y los fagocitos de los pulmones previenen la infección El cambio rápido de pH inhibe el crecimiento microbiano Las células epiteliales de todo el cuerpo tienen uniones estrechas que inhiben la invasión e infección de los patógenos Las proteínas de la sangre y de la linfa inhiben el crecimiento microbiano El flujo de las vías urinarias previene la infección La microbiota normal del intestino y de la piel compite con los patógenos La acidez del estómago (pH 2) inhibe el crecimiento microbiano La piel es una barrera física que produce ácidos grasos antimicrobianos y péptidos antibacterianos; su microbiota normal inhibe la infección La lisozima de las lágrimas y de otras secreciones degrada la pared celular https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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