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C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO WEWEHKAW IXMAT I L I Z ZOTL IWAN I YEHYECOL I Z I T ECH IXACH I L LAN LIBRO 1 Proyecto ZE uno Tlachtin Observatorios Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente Prólogo l intento de hacer un libro sobre los observatorios astronómicos en Ixachillan se convirtió en un estudio que para ser más cierto debió hacerse de 1500 N.E., hacia el pasado y basarse en las fuentes originales, tratando de situarse en su tiempo y espacio. Si bien es verdad que hay información de zonas arqueológicas, piezas líticas, edificaciones y esculturas, la realidad es que con una mínima información de nuestros amoxtin (códices), no se puede afirmar o conformar en forma total la certeza de las investigaciones de lo que nuestros ancestros consiguieron en su cultura, pues para ello necesitamos la información del acervo cultural de nuestros amoxtin (códices) que los españoles quemaron a su llegada, impidiendo con ello que en la actualidad se conozcan con mayor amplitud y certeza sus ciencias; médicas, matemáticas, astrónomicas, genéticas, históricas, etc. Y por esta razón es que el estudio se hace principalmente con la información americana anterior a la invasión española. Este trabajo de muchos años es un intento, con sus propias limitaciones, omisiones y errores, para conocer el cómo y el por qué nuestros antepasados consiguieron avances en sus ciencias, principalmente en astronomía. EE 9 i pleno reconocimiento y agradecimiento al maestro Miguel Ángel Rodríguez Becerril, sin cuyo apoyo no hubiera podido realizar esta obra. Mis agradecimientos: A mis amigos y parientes que me apoyaron, Al Instituto Politécnico Nacional, A la Sociedad Astronómica de México, Al Departamento de Efemérides, Instituto de Astronomía, UNAM, Al señor Abelardo Rodas Barrios de la Embajada de Guatemala en México, y Al ingeniero Joaquín Bárcenas del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Y mi pleno reconocimiento al apoyo que me dio la Asociación Científica y Cultural Tlamatiliz Tonatiuh en la búsqueda del por qué y cómo del logro de sus conocimientos astronómicos, que fueron parte del apoyo de sus demás ciencias como matemáticas, biología, medicina, física, botánica, etc., y sus aplicaciones en ingeniería civil, hidraúlica, arquitectura y otras, así como a los principios y fin de procesos vitales en general. También agradezco a las personas que conformaron en principio el grupo de estudio en 1983 y que por diferentes causas y motivos algunas de ellas no pu- dieron continuar en él, pero todas están presentes en el intento de desconocer menos nuestras raíces. MM 1 1 A mis padres A mis hijos A mis nietos Al general e ingeniero Francisco Ibáñez Martínez Al profesor José González Rodríguez Y a la Generación 47 de egresados de la ESIME-IPN 12 FELIPE LIRA MONTES DE OCA El grupo inicial de la ACCA lo formaron: Ingeniero Felipe Lira Montes de Oca (ESIME-IPN). Ingeniero Luis Trejo Ávila (ESIME-IPN). Doctora Laura Trejo de Acosta (ENCB-IPN). Profesor José González Rodríguez. Doctora Ivana Monzani, Universidad Degli Studi Milano, Italia. Licenciada Xochiketzal Lira Ocampo (ESCA-IPN). QBP Ixta Alejandra Lira Ocampo (ENCB-IPN). Licenciada Ixel Lira Ocampo (UNAM), Sicología- Leyes. Licenciada Yilotl Lira Ocampo. Licenciado Witliliwitl Octavio Gaytán. Investigador Florentino Teoyotl Cadena (UNAM). Investigador Filemón Bautista. En el área de idiomas: Licenciado Luis Flores Torres (UNAM, ENAH), Antro- pología Lingüística-Leyes. Licenciado Gilberto Díaz Hernández (UNAM), Pedagogía. Licenciado Lucio Carpanta Barón (UNAM). CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 13 Índice del libro uno Capitulado del proyecto uno: Tlachtin 15 Introducción 21 Significado de la portada 35 Capítulo 1. Observatorios 41 Astronomía observada y razonada 42 Rotación 54 Traslación 63 Estructura del Observatorio 113 Capítulo 2. Unidad astronómica de observación (αze) 155 Capítulo 3. Los trece cielos 191 Capítulo 4. Xiuhmopilli y Nawi Ollin 219 Apéndice 239 Fuentes prehispánicas. Zonas arqueológicas 241 Datos en piezas de los museos 243 Datos en amoxtin (códices) 245 Bibliografía general 247 Glosario de palabras aztekatl-nawatl y otras 251 Nota: La conformación de la portada, dibujos y esquemas son del autor, así como las fotografías, salvo lo contrario en que se da crédito a la fuente en las figuras de amoxtin (códice) en el libro se menciona su procedencia. En la traducción de palabras aztekatl–nawatl, se usan las letras K, W, Z, en lugar de C, U, H, Q.1 3 Capítulo 1: Observatorios Capítulo 2: Unidad astronómica de observación (αze) Capítulo 3: Los trece cielos Capítulo 4: Xiuhmopilli y Nawi Ollin Capítulo 5: Sistema local y continental de observación y cálculo Capítulo 6: Parámetros (Q), cursores, palmas y yugos, candados, etc. Capítulo 7: Sistemas de orientación e instrumentación Capitulado Proyecto uno: Tlachtin 1 5 16 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Capítulo 8: Espejos de agua Capítulo 9: Tlalohtli (eclíptica) Capítulo 10: Los trece señores del día y los nueve señores de la noche Capítulo 11: Planisferios olmekas Capítulo 12: Breve recordatorio de matemáticas en Ixachillan y esquema simple de su cosmogonía Capítulo 13: Edificaciones, parámetros y obturadores Capítulo 14: Infraestructura de comunicación entre centros científicos Capítulo 15: Ciudades, centros científicos y centros habitacionales Capítulo 16: Laboratorios hidráulicos bioenergéticos Capítulo 17: Escuela de planificación de tlachtin Capítulo 18: Mito de los sacrificios humanos Capítulo 19: Centros científicos: Xillanko-Mexiko y Tenochtitlan- Mexiko Capítulo 20: Tira de la peregrinación Capítulo 21: Resultado de cómputo, observaciones, y matrices líticas de cálculo como la “Piedra del Sol” y otros Capítulo 22: Correlación del Tonapowalli, calendario civil-solar, con los calendarios juliano y gregoriano. Los libros del proyecto 1 son los siguientes:* Libro uno: hasta el capítulo 4 Libro dos: del capítulo 5 al 9 Libro tres: del capítulo 10 al 13 Libro cuatro: del capítulo 14 al 18 Libro cinco: del capítulo 19 al 22 * Este libro es uno de cinco del proyecto 1 Tlachtin y que comprende los capítulos 1, 2, 3 y 4 del capitulado de tal proyecto y que se presenta para su registro llevando la misma portada del proyecto 1 Tlachtin y el nombre común único del estudio u obra. WEWEHKAW IXMATILIZZOTL IWAN IYEHYECOLIZ ITECH IXACHILLAN CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 17 Que lo conforman los proyectos:* Proyecto 1 (ze): Tlachtin Proyecto 2 (ome): Astronomía, edificaciones y observatorios Proyecto 3 (yei): Astronomía y amoxtin Proyecto 4 (nawi): Laboratorios hidráulicos y bio- energéticos Proyecto 5 (makuilli): Antigüedad e importancia de los centros científicos. Xillanko-Mexiko. Tenochtitlan-Mexiko Proyecto 6 (chikuaze): Inicio y reinicio de observaciones y cálculos astronómicos en Mesoamérica Proyecto 7 (chikome): Secuencia matemática del proceso vital humano en Mesoamérica * El capitulado de los proyectos 2, 3, 4, 5, 6 y 7 será de acuerdo con la secuencia y profundidad de análisis de estudios, datos y comprobaciones. El bosquejo de las portadas para dichos proyectos son las siguientes: Proyecto OME Astronomía-Edificaciones PROYECTO 2 Proyecto YEI Astronomía y Amoxtin PROYECTO 3 Proyecto NAWI Bioenergía PROYECTO 4 C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZ I TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZ I TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZI TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente Proyecto MAKUILLI Xillanko-Tenochtitlan PROYECTO 5 Proyecto CHIKUAZE Inicio y reinicio de observaciones PROYECTO 6 Proyecto CHIKOME Secuencia matemática del proceso vital humano PROYECTO 7 C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZ I TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZ I TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente C I E N C I A S M I L E N A R I A S Y APL ICACIONES EN EL CONTINENTE AMER ICANO WEWEHKAW IXMAT I L I ZZOTL IWAN IYEHYECOL IZ I TECH IXACHILLAN Felipe Lira Montes de Oca Investigador independiente Introducción no de los motivos principales que me orillaron a realizar esta investigación fue confirmar la existencia de los observatorios astronómicos, pero cuando tratamos de estudiar nuestras raíces culturales, nos topamos con una anarquía de información que a veces en lugar de apoyarnos en nuestro trabajo, crea una confusión bastante grande. Y la razón es que se ha tratado de estudiar nuestra historia y cultura desde el punto de vista occidental y a partir de la época de un suceso; esta época es alrededor de los años 1500 de nuestra era y el suceso fue la invasión española. Cosa equivocada, porque si bien es cierto que esa época fue un presente, no debemos olvidar que hubo un pasado que la formó, así como ese presente formará un futuro. No se pueden evitar las leyes del tiempo y del espacio. Afortunadamente hay muchos investigadores de gran talento y capacidades que han tratado y tratan bajo tesis inéditas, de no tomar esa época como información básica o única, sino como una información más y con el apoyo de la arqueología y ciencias como la geología, la astronomía y la física, entre otras, tratan de hacer estudios más completos y no sólo recopilaciones. La confusión en la información fue creada porque los invasores no estaban capacitados para entender nuestra cultura pues sicológica e intelectualmente no UU 2 1 22 FELIPE LIRA MONTES DE OCA podían comprender ni interpretar una cultura con una ciencia, una filosofía e idiomas madres basados en la propia naturaleza. Desgraciadamente, los invasores no eran los portadores ni representantes de la gran cultura occi- dental, como la griega, romana, árabe, etc., ni de las inquietudes del renacimiento científico europeo. Lo cual explica su comportamiento no-interpretativo. Además, el idioma del español estaba formado con partes de los idiomas, árabe, latín vulgar, griego, germánico y dialectos africanos, entre otros, y por lo tanto, carecía de una filosofía propia que les permitiera interpretar nuestros idiomas (que sí tenían una filosofía propia) para una traducción correcta. En estas condiciones es de suponer que la información de los cronistas españoles estuviera mal interpretada, muchas veces incompleta o equivocada y a veces hasta tendenciosa. A su vez, la información que los cronistas recibían de los informantes nativos fue exclusivamente la que éstos les quisieron dar y no debemos descartar que hayan ocultado información que consideraran muy valiosa o secreta. Además, estos informantes no eran tlamatinine (sabios o maestros) ni eran los poseedores de los conocimientos de los acervos culturales recibidos en el kalmekatl (institución del saber) o en los amoxkaltin (bibliotecas) que destruyeron los españoles a su llegada. Naturalmente algo positivo legaron estos cronistas y fueron los datos de lo que vieron objetivamente a su llegada y posteriormente en un hábitat en ruinas. Estos datos actualmente se tratan de interpretar o constatar con criterio más amplio y así analizar científicamente lo que era nuestra cultura a través de la información y concepto que tuvo el invasor de ésta, y se está dese- chando lo que se nota fue tendencioso o justificante, no tan sólo de sus malos actos en la invasión, sino también posteriormente. En la asociación científica y cultural del Anahuak, A.C. (tlamatiliz tonatiuh), se trató siempre de hacer las inves- tigaciones y estudios apoyándose en nuestros idiomas como el azteka, maya y otros que afortunadamente son vigentes, además, en los ideogramas líticos e informa- ción en las edificaciones de nuestras zonas arqueo- lógicas y aunque mínima tenemos la información de nuestros amoxtin (códices) que se salvaron en la destruc- ción de nuestras bibliotecas y casas de libros (amoxkaltin), destrucción que fue hecha por la “civilización” invasora. Así pues, para el autor los estudios de nuestra cultura deben ser hechos principalmente del año 1500 hacia el pasado, basados en los idiomas autóctonos y en la información que perdura actualmente, piedras, cerámica, zonas arqueológicas, edificios, piezas líticas de orientación o certificación de datos de campo tanto celestes como geográficos que debemos estudiar no solamente dentro de su manufactura, arte o de su ingeniería civil o arquitectura, sino dentro de su función científica o CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 23 FIG. 3. Kopan (Honduras). representativa de sucesos naturales en el contexto diurno o cíclico, terrestre o astronómico. Basados en estas premisas se hizo el estudio de los llamados juegos de pelota nombre que no corresponde al asignado por nuestros antepasados: tlachtin, derivado de: tlachtia = mirar, observar tlachco = lugar de observar o mirar tlachtli = observatorio tlachtin = observatorios Si hubieran sido canchas para juego de pelota se llamarían Ulamaliztin. Por si esto fuera poco, la conformación física de los tlachtin no corresponde a una función de juego de pelota, pues las dimensiones de unos a otros varían considerablemente, como se podrá observar en estos ejemplos en las cuales la longitud de cancha o dimen- sión D es diferente (véase figura 1): Chichen Itza D = 96 m Kantona D = aproximadamente 10 m Tikal (Guatemala) D = 14 m FIG. 1. Representación del Tlachtli (plantilla horizontal). FIG. 2. Tula 2. FIG. 4. Teotenanko. D 24 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Véanse las figuras 1, 2 y 3 de los tlachtin estudiados en este proyecto. Existen casos en los que las diferencias se acen- túan, como en Tula 2, con parámetro lateral (torreta) y que, además, su cancha no es completamente uniforme sino que tiene desviaciones rectas y circu- lares (véanse figuras 2, 5 y 6). En Kopan, Honduras, el tlachtli no tiene aros, sino tres cabezas de guacamaya en ambos lados, y tres parámetros centrales (véanse figuras 3 y 7). Otro ejemplo evidente es el caso de Teotenanko, que tiene espejos de agua en una de sus cabeceras (véanse figuras 4 y 8). FIG. 5. Tula 2. Estos datos, simples, pero contundentes, eviden- cian que los tlachtin no podrían ser canchas para jugar pelota, según la “forma clásica” en que los presentan. Pero la evidencia principal de que los tlachtin no eran juegos de pelota, la dan los ideogramas de algunos amoxtin (códices), que nos muestran su función noc- turna y estelar a través del glifo de las estrellas. En las plantillas horizontales de los tlachtin (véanse figuras 9, 10, 11, 12, 13 y 16). Además, en algunos casos nos muestran su relación con el xomulzen (véanse capítulos 1 y 2). En realidad, la relación xomulzen-tlachtin era obvia, pues la unidad astronómica de observación fue la base para el cálculo y diseño de los tlachtin. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 25 FIG. 6. Tula 2. FIG. 7. Kopan (Honduras). FIG. 8. Teotenanko. 26 FELIPE LIRA MONTES DE OCA CUADRO 1. Tlachtin estudiados Tlachtin orientación latitud/longitud αZE A b B Bc C X D L αo Xochikalco (O-E) II 2 9 13.85 9.65 13.15 36 11.5 49.5 68.80 8 ° 18°42/93°30 Teotenanko (O-E) II 2 7.2 11.08 9.9 14.2 36 12.6 43.2 63 0 ° 19°6/99°3´ Tajín (O-E) II 2 10.10 15.54 5.05 2.52 15.15 1.6 60.6 70.7 0 ° 20°24’/97°36’ Tajín (O-E)II 2 10.10 15.54 14.40 20.60 51.30 18 60.6 70.7 0 ° 20°24’/97°36’ Tula (O-E) II 2 13.20 20.31 12.5 10.5 34.2 6.8 41.55 66.5 4 ° 20°2’/99°10’ E-S Acotaciones en metros nαZE αo L A a b αZE C BD a = A 2 12345678901234567890123456789012 12345678901234567890123456789012 Tipo de plataforma I I I I I I CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 27 CUADRO 2. Tlachtin estudiados Tlachtin orientación latitud/longitud αZE A b B Bc C X D L αo Tula 2 (S-N) II 2 16.5 23.39 15.60 13.20 42.9 10 85.8 117 11° 20°2’/99°10’ 17.00* 26.16* Tingambato (S-N) III 2 13 20 1.8 1.8 16.6 1.10 39.9 43.5 19°31’/101°45’ Monte Albán 1 (S-N) II 2 5 7.6 8.75 8.75 22.5 6.2 25 42.5 10° 17°15’/96°45’ N-E Monte Albán 2 (O-E) III 2 5.2 8.0 6.4 8.4 22 6 23.4 36.2 0 ° 17°15’/96°45’ Daizu (O-E) II 2 6 9.23 7.5 7.5 2 1 5 2 4 3 9 17 ° E -S Yagul (O-E) II 2 6 9.23 9 9 24 6 24 42 17° E-S Chichen Itza (S-N) III 2 3 1 47.70 2 5 18 6 7 10 9 6 146 17 ° 20°24’/88°31’ N-E Chakatzinko 2 14.20 21.85 7.2 6.85 20.8 4.5 42.60 57 10° N-E * Cambio de posición del punto de observación (b) y variación de A según vestigios. 28 FELIPE LIRA MONTES DE OCA CUADRO 3. Tlachtin estudiados Tlachtin orientación latitud/longitud αZE A b B Bc C X D L αo Tikal Gla (S-N) 2 3.30 5.07 5.48 5.48 14.25 3.60 14.85 25.8 10° 17°6’/89°30’ N-E Zaculeo Gla (O-E) I 2 6.40 9.84 9.30 6.20 18.80 3 24.80 43.40 30° E-S Kopan, Honduras (S-N) 2 6.80 10.46 13.60 6.80 20.00 2.20 29.50 56.70 7 ° 14°45’/88°50’ N-E Mexiana, Brasil 0°/49°6’ Uxmal (S-N) 2 11 16.92 15 41 33.0 Palenke (S-N) 2 3.8 5.84 12.20 15.35 32.5 12.5 22.80 47.20 Tikal 2 (S-N) 2 8.40 12.92 8 24.40 25.20 0 ° 17°6’/89°30’ Tajin (O-E) 2 5 .7 8.77 16.60 12.0 29.70 8 25.70 47.90 3 0 ° 20°29’/97° E-N CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 29 Como se verá en la figura 15 del Códice Vindo- bonensis denotan esta medida angular con un valor de un xomulzen y en la figura 17 del mismo códice con el valor de dos unidades. También es importante considerar el código de colores que en los tlachtin nos muestran las divisiones diurnas y de estaciones anuales en los cálculos astronómicos. Es de lamentar la falta de información puramente astronómica de los amoxtin dedicados a ésta y otras ciencias que fueron incinerados por los españoles. Estamos seguros de que la información perdida confirmaría aún más lo anterior. Si todo lo antes referido no es suficiente para convencer a algunos de nuestros lectores, señalaremos una razón física y absolutamente objetiva: La pelota, con un diámetro aproximado de 20 cm y un peso de 4 kg al golpear continuamente los aros y paredes los habría maltratado o destruido. En la revi- sión de los tlachtin que conservan los aros, no hemos encontrado huellas de mantenimiento hechos en su época “original”, exceptuando cambios en las edifica- ciones debidos a razones astronómicas. Posiblemente, el origen del error de considerar a los tlachtin “juegos de pelota”, fue que en ellos, dentro de sus funciones reales como observatorios astronó- micos, se hacían ceremonias de graduación o de logros científicos, que eran simbolizados o festejados con un juego de pelota en el mismo recinto del tlachtli que no FI G . 9 . C ó d ic e Bo rg ia . 30 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 10. Códice Borgia. FIG. 11. Códice Nuttal. FIG. 12. Códice Nuttal. FIG. 13. Códice Vindobonensis. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 31 FIG. 14. Códice Laúd. FIG. 15. Códice Vindobonensis. FIG. 16. Códice Laúd. FIG. 17. Códice Vindobonensis. 32 FELIPE LIRA MONTES DE OCA era, como se piensa comúnmente, una demostra- ción atlética-deportiva, sino un ritual de significación científica-deportiva, como lo demuestra la estela del tlachtli del Tajín (véase el capítulo 18 “Mitos de los sacrificios humanos”). Con las exposiciones anteriores tratamos de com- probar que los tlachtin no eran “juegos de pelota”. En las páginas siguientes, comprobaremos que eran, tal como su nombre lo indica, observatorios astronómicos. Iniciaremos nuestro estudio en el capítulo 1 del proyecto 1 (tlachtin). En éste, conoceremos el “cómo” y con qué medios obtuvieron los datos astronómicos calculados y expuestos en piezas líticas como la “Piedra del Sol”, la “Piedra de Tizok” y otras más. En el estudio del “cómo” es que los tlachtin eran observatorios, debemos aclarar que el cálculo y la tec- nología en el diseño de los tlachtin, creados para la observación e investigación, y el uso de sus ciencias astronómicas, cumplían plenamente con sus funcio- nes asignadas, pero, además, ayudaban a reemplazar las observaciones y cálculos directos con parámetros naturales, en los cuales usaron la unidad de observa- ción astronómica xomulzen (αze) ya descubierta. La ayuda o reemplazo tuvo por objeto hacer más accesibles los cálculos y medidas que venían efectuando con parámetros naturales (véase capí- tulo 2 “Unidad Xomulzen” y capítulo 5 “Sistema Local- Continental de observación”.) Es muy importante considerar como premisa fun- damental que no podemos comparar la tecnología de nuestros antepasados con la tecnología occidental, porque es obvio que se diferenciaban debido a que los materiales usados en la nuestra eran los disponibles en América y, por razones obvias, diferentes a los usados en la tecnología occidental. También debemos considerar las condiciones en que operaba nuestra tecnología, que era más natural y sobre todo, que estaba sustentada en un milenario conocimiento matemático que les dio una concepción más sencilla y directa para crear las técnicas, modelos y mecanismos para sus aplicaciones científicas; es decir, las dos culturas y sus tecnologías tenían carac- terísticas propias y diferentes. Sin embargo, las dos culturas tienen convergen- cias, como son sus tragedias, más o menos comunes. En la cultura occidental, persiste el profundo dolor por la pérdida del tiempo empleado para lograr los acervos del saber de la Biblioteca de Alejandría, que fue destruida; así como por el crimen de su última directora: Hipatia, que fue descarnada viva por orden del arzobispo Cirilo, al que se conoce –ironías de la historia– como San Cirilo. En Ixachillan también se sufrió un dolor similar por el tiempo milenario empleado para plasmar en nuestros amoxtin el saber y conocimientos logrados gracias al arduo trabajo de milenarias generaciones de nuestros antepasados. Esta acción ocurrió cuando los invasores CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 33 españoles prendieron fuego en las bibliotecas de Tenochtitlan, Yucatán, Quito, etc. Estos incendios fueron ordenados, entre otros, por Zumárraga, Fray de Landa y los anteriores invasores del Caribe y posteriormente en toda América. En forma concreta y precisa estudiaremos sus ciencias y aplicaciones a partir de 1500 y hacia el pasado, para comprender su cultura. Cerraremos la introducción con el ideograma del Códice Nuttal, de importancia fundamental en nuestra investigación, ya que a través de su estudio confirmamos la tesis de los tlachtin como observatorios astronómicos. Véase la figura 18 en la cual en el ideograma representa: Un centro de estudio terrestre. Basamento o base de algo intelectual o material. La madre tierra. Los resultados obtenidos a través de la observa- ción en el tlachtli, o sea, el cosmos, represen- tado a su vez por el ideograma de las estrellas. El tlachtli (observatorio). Cálculos Este ideograma nos dice: “Los cálculos de un centro de cómputo terrestre están basados en la unión del cielo con la tierra a través de la observación y la medida representada por el tlachtli ”. 34 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 18. Códice Nuttal. Confirmación de que los tlachtin son observatorios astronómicos. 3 4 5 2 1 6 Un centro de estudio terrestre La madre tierra Los resultados obtenidos a través de la observación en el tlachtli o sea, el cosmos, representado a su vez por el ideograma de las estrellas El tlachtli (observatorio)CálculosBasamento o base de algo intelectual o material CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 35 Significado de la portada a portada de un libro generalmente expresa de manera gráfica y abstracta la temática de la obra. Aquí no solamente sucede esto; también expone ideogramas de nuestra cultura que dan la pauta del tema de la obra: Muestra cómo lograron nuestros antepasados sus avances científicos y la exposición de sus logros, particularmente en astronomía. Para su cabal comprensión, desglosaremos la figura de la portada, lo cual dará pauta para introducirnos al tema de la obra. En la figura 19 encontramos la significación del cosmos (cielo-Tierra) y en el punto 1 de dicha página, los elementos siderales, su movimiento, lo que se ve y lo que no se ve, energía-materia, es decir, el ilwikatl (cielo). Este ideograma está en el Códice Borgia. La figura de abajo, del mismo códice, significa a nuestra Tierra, la Tlaltlipaktl, con su materia configurada por la energía, además, la energía radiada y recibida y su vida. Ambos ideogramas, cielo y Tierra, dan el concepto del Ikzemitl (cosmos) (véase los elementos enumerados del 1 al 12 en la figura 19). De la figura 19 se tiene: LL 3 5 36 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Ilwikatl (cielo): 1. Inicio o centro de movimiento. 2. Movimiento y expansión. 6. Energía proyectada o radiada. 5. Energía recibida, captada y materia conjunta. 4. Estrellas visibles. 3. Lo desconocido del universo. 7. Estrellas y elementos lejanos o invisibles. 8. Lo conocido del cosmos y su búsqueda. Tlaltipaktl (Tierra): 9. Vida. 10. Energía proyectada o radiada. 11. Materia conformada por la energía. 12. Energía recibida. FIG. 19 Significación: Ikzemitl = Cosmos Ilwikatl = Cielo Tlaltipaktl = Tierra Ilwikatl (cielo) Códice Borgia Tlaltipaktl (Tierra) Códice Borgia 9 10 11 12 7 5 3 1 2 4 6 8 CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 37 Es conveniente remarcar el glifo del Tekpatl que significa: Con lo que se busca, con lo que se hurga, con lo que se obtiene el conocimiento. Por lo que sus principales colores son el rojo y el amarillo (energía proyectada o radiada y energía captada y materias conjuntas). En la figura 20, tenemos la significación de tiempo, espacio y la medida, pues dicha figura es la del Hunab-ku (dador del movimiento y la medida). Por lo tanto, si hay movimiento, hay velocidad para hacerlo; es decir: Espacio = Velocidad × Tiempo Por lo cual es parte del concepto Tezkatlipoka negro, representante del tiempo-espacio, (véase figura 22 del Códice Borgia). Y la medida la da la representación del Hunab-ku (dador del movimiento y la medida), que además de su concepto filosófico, nos muestra que el círculo y el cuadrado fueron base de sus milenarias matemáticas, como se verá en el capítulo 12 “Breve recordatorio de matemáticas y esquema simple de su cosmogonía”. Significación: Tiempo-espacio y la medida FIG. 20. Hunab-ku dador del movimiento y la medida. 38 FELIPE LIRA MONTES DE OCA En la figura 21, se denota la actual representación del tiempo. Futuro Presente Pasado Medida Medida Espacio α ze z z = Espacio o tiempo FIG. 21. Actual representación del tiempo-espacio FIG. 22. Tezkatlipoka negro, tiempo-espacio. Es p ac io CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 39 Lo cual expresa que los sucesos en el espacio y tiempo del pasado conformarán un presente que a su vez será un suceso que conformará un futuro dentro del tiempo-espacio. En las figuras 23 y 24 la significación es: Medios, unidad αze y los resultados. En la figura 23, la represen- tación de las plantillas de los tlachtin se muestran como los medios para lograr la medida a través de la observación con la unidad o matriz angular xomulzen con que la hacían. En la figura 24, se expresa la exposición de los resultados obtenidos, plasmados en calendarios líticos. Es necesario aclarar que también expusieron en amoxtin, mosaicos de pisos como el del jaguar (museo de La Venta, Tabasco) y el de la Colonia de las Flores en la ciudad de Tampico y en otras diversas formas como planisferios (véase capítulo 11 “Planisferios”). FIG. 23. Tlachtin plantillas para calcular espacio-tiempo y movimiento-medida. Significación: Medios unidad αze y los resultados. 40 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 24. Expositor lítico de resultados para consulta y cómputo planetario-cósmicos. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 41 ara iniciar este capítulo, haremos algunas consideraciones previas, bastante obvias, de sucesos ocurridos milenios atrás. El ser humano tuvo sus inicios en la Tierra aproximadamente de 4 a 3 millones de años antes de nuestra era (A.E.). Y a partir de su aparición en el planeta y hasta nuestros días, ha tenido una evolución constante. Esta evolución, ya clasificada y bastante estudiada –aunque todavía incompleta– nos lleva a edades más cercanas a la actualidad como son las del homo erectus que vivió entre los 1.5 y los 0.6 millones de años A.E., y la del homo sapiens arcaico que vivió entre los 600,000 y los 300,000 años A.E. El humano de esas épocas primero se preocupó por conseguir lo básico para su supervivencia, como alimentos, refugio más o menos seguro, fuego, etc.; posteriormente, tuvo necesidad de conocer su hábitat lo cual hacía explorando y viajando; así conoció lugares de todo tipo: peligrosos, apacibles y algunos apropiados para vivir en ellos. Evidentemente, todo esto implicaba esfuerzo, desgaste físico y emocional; así como tiempo en mayor o menor escala. Por todo esto, era normal que requiriera descanso, en función del trabajo realizado en sus viajes o exploraciones, así como en su batallar cotidiano. Capítulo 1. Observatorios PP 4 1 42 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Este descanso lo realizaron por lo general al atar- decer, durante las noches y al amanecer (lo que también implicaba la espera de la luz solar para el inicio de su supervivencia diaria). Esto fue la base que tuvieron para mirar al cielo (bóveda celeste) y ver los elementos que en ella había. Esta situación se prolongó durante mucho tiempo, que debemos medir con una unidad –que serían las generaciones del hombre en esas épocas. Así pues, al paso de las generaciones, el hombre ya no sólo veía esos elementos estelares, sino que comenzó a conocer algunos de ellos y a distinguir mo- vimientos y repeticiones de posición de los mismos, según el paso de las estaciones de frío, calor, lluvia y de las condiciones meteorológicas diarias de su lugar. Y según su capacidad intelectual, se dio cuenta que era más fácil conocer “su” cielo que conocer su propio hábitat, ya que bastaba una noche o un amane- cer para verlo y conocerlo, sobre todo si su descanso había sido seguro y placentero. Todo esto sucedió tanto en el Continente Americano como en los demás continentes donde el humano exis- tía y fueron las primeras fases de la astronomía que el hombre desarrolló. Como es obvio, el adelanto o atraso de estos conocimientos primigenios de la astronomía fueron diferentes en cada caso, acordes a la condición humana propia de sus épocas y lugares geográficos. Las siguientes fases del conocimiento astronómico las veremos exclusivamente en Ixachillan (Continente Americano), ya que su relación espacio-tiempo no fue la misma que en los otros continentes, debido a la posi- ción local del humano en el planeta. lo que determinaba su vida y su forma de supervivencia. Además, “sus cielos” variaban según la posición geográfica de su hábitat. ZONAS HELADAS ZONAS FRíAS ZONAS TEMPLADAS Y CALIENTES Con estas condiciones, los habitantes de Ixachillan, conforme avanzaba su capacidad intelectual, fueron afinando y perfeccionando su forma de mirar y ver a los elementos estelares en sus cielos, hasta llegar a tener observaciones más sistemáticas –siempre a simple vista–, sobre todo de los elementos celestes de mayor magnitud visual. Inclusive, llegaron a conocer posiciones relativas entre dichos elementos, así como cierta periodicidady movimientos de los mismos, algunos de los cuales ya en la conformación de sus idiomas recibieron adjetivos y nombres y fueron complementando una: ASTRONOMÍA OBSERVADA Y RAZONADA De alguna forma fueron almacenando un acervo de conocimientos que requerían un estudio posterior o eran base para observaciones futuras que requerían cierta secuencia y comprobaciones. s s s CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 43 Para llegar a esta fase debieron pasar muchísimas generaciones, que trabajaron buscando estas secuen- cias y comprobaciones a través de observaciones cada vez más sistemáticas. En los últimos milenios A.E., las formas de almace- nar o perpetuar el acervo de sus conocimientos, fueron sus amoxtin (libros) y sus ideogramas líticos. Lo hicieron en forma más funcional, sobre todo en cuanto a conservar sus adelantos de conocimientos en astronomía en sus amoxtin, a los cuales les dieron albergue en edificaciones hechas para tal fin, haciéndolo en forma especializada respecto a sus estudios estelares, solares-tierra, lunares, etc., confirmando así sus conocimientos. Así, podemos mencionar que tenían: Zitlamoxkalli (biblioteca de conocimientos estelares) Tonamoxkalli (biblioteca de conocimientos solares) Meztamoxkalli (biblioteca de conocimientos lunares) Y otras bibliotecas de estudios astronómicos en general. Véanse las figuras 25, 26 y 27 del Códice Borgia. Para reforzar lo expuesto en el Códice Borgia, vea- mos una posible, aunque incipiente, interpretación de unos bellos ideogramas del Códice Vindobonensis (véanse las figuras 28, 29, 30 y 31), en las cuales la figura 28 nos muestra kaltin (casas) de estudio basados en la matriz xomulzen (αze) para sus cálculos. En la figura 29, según numeración. 1 División posicional de la bóveda celeste. 2 Lo desconocido de la bóveda celeste. 3 Observación sistemática. 4 Meditación y razonamiento de lo observado. 5 Elaboración de cálculos. 6 Transferencia a la Tierra. 7 Resultados. En la figura 30 y según numeración: 1. Simiente (conocimientos) de cálculos hechos con la αze, sembrados para su florecimiento (resultados). 2. Germinación (de los conocimientos) y flore- cimiento de tal germinación con resultados reales y positivos para tales conocimientos. La figura 31 nos muestra algunas amoxkaltin de diferentes disciplinas científicas incluyendo la astro- nomía (estelar). Para nuestra desgracia, al llegar los españoles, en su ignorancia y afán destructivo, arrasaron las edifica- ciones y quemaron los libros. Debieron ser muchas las amoxkaltin existentes en Mesoamérica y natural- mente eran mucho más los amoxtin (libros) existentes en ellas, pues las piras hechas por los invasores dila- taban varios días consumiendo en sus llamas los acervos científicos de nuestros amoxtin. 44 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 25. Zitlamoxkalli. Códice Borgia. FIG. 26. Tonamoxkalli. Códice Borgia. FIG. 27. Meztamoxkalli. Códice Borgia. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 45 FIG. 28. Cálculos. Códice Vindobonensis. Kaltin o cajas de estudios basados en la matriz xomulzen (αze). FIG. 29. Observación. Códice Vindobonensis. 1 2 3 5 6 7 4 Sistema de observación 46 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 30. Resultados. Códice Vindobonensis. FIG. 31. Acervo. Códice Vindobonensis. Amoxkaltin o acervo de diferentes disciplinas. 1 2 CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 47 Cabe señalar que en esa época, los acervos cientí- ficos guardados para su consulta en nuestras amoxkaltin, no solamente eran de astronomía, sino de sus demás ciencias como las matemáticas, medicina, botánica, ingeniería, arquitectura, etc. Dejemos esta aciaga época y volvamos a los tiempos en que habían logrado una astronomía obser- vada, razonada y con observaciones más sistemáticas. En la misma forma, continuaron también sus com- probaciones y secuencias en sus estudios, por lo que notaron que en el amanecer y atardecer (crepúsculos astronómicos, civiles, matutinos y vespertinos), las estrellas de mayor magnitud eran las últimas en desa- parecer, así como las primeras en aparecer en “su cielo”. Detectaron que formaban ejes imaginarios entre sí y con estos ejes figuras geométricas –básicamente triángulos, rectángulos, etc. Estas figuras celestes se mostraban casi solas en el cielo aproximadamente veinte minutos actuales antes de desaparecer en el amanecer y también sucedía lo mismo en el anochecer, antes de integrarse al cielo estrellado de la noche plena y aunque persistían las mismas figuras entre las demás estrellas, no era tan fácil identificarlas como en el crepúsculo vespertino. Con las figuras geométricas –en particular los triángulos– detectaron a través del tiempo y de la observación más racional, así como con sus primeros cálculos, que la abertura (ángulo) a partir de una de las estrellas que forman este “triángulo” era similar o bien el doble de la abertura de otros triángulos, lo importante es que esas condiciones son notadas en muchos de los triángulos que llegan a conocer. Para comprobar esto, tomemos un ejemplo actual: Durante febrero, aproximadamente 40 o 50 minutos antes de la salida del Sol en la zona zenital de nuestro cielo (Ciudad de México) un poco hacia el suroeste, se ve casi sola y en forma esplendorosa una figura en forma de triángulo formada por los ejes imaginarios entre las estrellas conocidas actualmente como: Spica (X Virgo) de 0.91 magnitud. Zavijab (B Virgo) de 3.8 magnitud. (B Corvus) de 2.16 magnitud. Esta visión más precisa del “triángulo” es posible por la “desaparición” de las otras estrellas de menor magnitud provocada por la luz matinal, aunque su duración es corta, pues dura aproximadamente 30 min. y desaparece por la salida del Sol. Ésta fue una de las visualizaciones que ellos tam- bién detectaron en los cielos de sus épocas. En el ejemplo anterior, la apertura era el doble de otras configuraciones similares observadas siempre a simple vista. Spica (α Virgo) α ze (β Corvus) Zubijab (β Virgo) 48 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Para denotar actualmente la posición del triángulo, o sea, la ascensión recta y declinación, véase la figura 32, y consultando el Atlas Cósmico de la Cecyt, donde se localiza a la hermosa estrella Spica en los meses de mayo y junio según se indica (véase figura 33). Se adjuntan las tablas 4 y 5, una tabla de algunos “triángulos” formados por ejes interestelares imaginarios. Aparentemente, la figura 33 no coincide con el ejem- plo, pero lo que realmente ocurre es que el ejemplo se tomó aproximadamente a las 5 horas en el mes de febrero. Y la figura 33 se tomó solamente para mostrar a la estrella Spica detectada en los cielos, en mayo 22 y junio 22 a las 20 y 22 horas respectivamente. Para comprobar que la abertura de los “triángulos” detectados era similar o doble, fabricaron el que posiblemente fue el primer instrumento astronómico de Ixachillan, que consistía en dos maderos cruzados y unidos en su centro que tenían la abertura o ángulo de los triángulos celestes observados. αze El nombre de esta abertura nos ha llegado hasta nuestros días como xomulzen (primer ángulo o ángulo principal); nosotros lo designaremos como αze. (Véase capítulo 2 “Unidad astronómica de observación” y el capítulo 12 “Breve recordatorio de matemáticas en Ixachillan”.) Con base en las conformaciones triangulares celestes y utilizando su instrumento para comparar aberturas o ángulos, determinaron que el ángulo αze (xomulzen) sería la zenyotl (unidad) de comparación y la hicieron su unidad de observación astronómica, ya que de alguna manera, después de realizar compa- raciones y cálculos previos, comprobaron que αze (xomulzen) era la quinta parte del espacio angular for- mado por su horizonte y su zenit; es decir, la quinta parte del cuadrante de su bóveda celeste. Este importante suceso de localizar en sus “cielos” un espacio angular que era la quinta parte del cuadrante de su bóveda celeste, y por lo tanto la veinteava parte de la yawilli (circunferencia)vertical de la bóveda celeste completa, representó la evolución de una “astronomía observada y razonada” a una “astronomía observada, razonada y medida” (véase figura 34). Es importante señalar que dividieron la bóveda celeste en veinte partes en su aspecto vertical y tam- bién en su aspecto horizontal, logrando así cuadricular su bóveda celeste, con lo que obtienen precisión al posicionar los elementos celestes en observación y estudio. Esta posicionalidad resultado de la división en veinte partes de su esfera celeste tanto vertical como horizontalmente, les facilitó el paso de su astronomía básicamente estelar al sistema de la Tierra y su más cercana estrella, el Sol, y lograr conocer los movi- mientos terrestres. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 49 + 1 0 0 10 –20 15 h 14 h 13 h 12 h β Corvus Spica α Ecuador Virgo β FIG. 32. Constelaciones Virgo y Corvus con las estrellas Spica (α) y Zubijab (β) y la (β) de Corvus. 50 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Esquema sin escala La clave del conocimiento y distinción entre plane- tas y estrellas que ellos detectaban era la intermitencia de la luz emitida por las estrellas, que ellos representa- ban con el ideograma de un ojo humano con párpado rojo, cuyo parpadeo daba la intermitencia de la lumi- nosidad estelar. Los planetas los identificaban por sus ciclos cortos y por la falta de parpadeo en la emisión de la luz, ya que éstos solamente reflejan la luz solar. FIG. 33. Los cielos de mayo y junio. Posteriormente, les permitió incluir en este sistema solar-terrestre a los demás planetas que conforman el sistema planetario conocido. T CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 51 A menor magnitud mayor brillo. CUADRO 4. Triángulos celestes Elemento o estrella Magnitud Elemento o estrella Magnitud Elemento o estrella Magnitud α2C A = Vértice 1 2 Sirus Mintaka 2.2 Kursa (Canis Major) -1.43 (Orión) 2.35 (Eridanus) 2.8 1 Zavijab (Virgo) 3.8 Spica (Virgo) 0.91 β Corvus (Corvius) 2.66 2 Frocyon Alhena Betelgeuse 0.5 (Canis Minor) 0.37 (Géminis) 1.93 (Orión) 1.1 2 Polux (Géminis) 1.16 Nath (Taurus) 1.65 Alhena (Géminis) 1.93 2 Nath (Taurus) 1.65 Polux (Géminis) 1.16 Alhena (Géminis) 1.93 2 Nath Betelgeuse 0.5 Bellatrix (Taurus) 1.65 (Orión) 1.1 (Orión) 1.64 1 Nath Betelgeuse 0.5 Alhena (Taurus) 1.65 (Orión) 1.11 (Géminis) 1.93 2 Υ Centauri (Centaurus) σ Centauri (Centaurus) η Centauri (Centaurus) 1 η Centauri (Centaurus) Tolimán (Centaurus) -0.3 Agena (Centaurus) 0.6 1 Arturus (Bootes) -0.06 Kornethoros (Hércules) 2.8 ξ Hércules (Hércules) 1 Arturus (Bootes) -0.06 β Bootes (Bootes) δ Bootes (Bootes) 1 ξ Hércules (Hércules) β Bootes (Bootes) δ Bootes (Bootes) 1 Alya (Serpent Caudo) Sadir (Cygnus) Vega (Lira) 0.04 2 Deneb (Cygnus) 1.26 Sadir (Cygnus) Glenah (Cygnus) 2 Dschubba Antares 0.86 E. Scorpio (Scorpio) 2.48 (Scorpio) 1.02 (Escorpio) 2.28 1 A α2E 1 2 52 FELIPE LIRA MONTES DE OCA A menor magnitud mayor brillo. CUADRO 5. Triángulos celestes Elemento o estrella Magnitud Elemento o estrella Magnitud Elemento o estrella Magnitud α2C A = Vértice 1 2 α Triangulis (Triángulos) 3.45 β Triangulis (Triángulos) 3 Υ Triangulis (Triángulos) 1 Menikar Algol 2.06 Hamal (Citus) 2.54 (Perseus) 3.28 (Aries) 2 2 Algol 2.08 Menikar Hamal (Perseus) 3.28 (Cetus) 2.54 (Aries) 2 2 Procyon (Cenis Minor) 0.37 Bellatrix (Orión) 1.64 Pleyades (Taurus) 1 Procyon (Cenis Minor) 0.37 Nath (Taurus) 1.65 Pleyades (Taurus) 1 Procyon (Cenis Minor) 0.37 Nath (Taurus) 1.65 Mebsuta (Géminis) 3 1 η Cdias Mayor (Canis Mayor) Wezen (Canis Mayor) Adara (Canis Mayor) 2 Kas Al Hague (Ofhiuchus) 2.09 Hércules (Hércules) Vega (Lira) 0.04 1 Vega (Lira) 0.04 Hércules (Hércules) Ras Alhague (Ophiuchus) 2.09 1 Markab (Pegasus) 2.5 Sadalmelik (Aquarius) 2.96 λ Acuarius (Aquarius) 2 Fumalhaut (Pilis Austrinos) 1.19 λ Aquarius (Aquarius) Sazaalsud (Aquarius) 2.86 2 Thuban (Draco) 3.6 β Herkad (Ursa Minor) 3.14 Kochab (Ursa Minor) 2.04 1 Alioth (Ursa Mayor) 1.79 Dubhe (Ursa Mayor) 1.81 Merak (Ursa Major) 2.37 1 Vega Alioth Pelaris 1.94 (Lira) 0.04 (Ursa Major) 1.79 (Ursa Minor) 2.37 2 A α2E 1 2 CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 53 FIG. 34. Evolución de la astronomía observada y razonada a una observada, razonada y medida. ZE N IT (.. ...) N O RT E(. .. . . ) ( . . . . . ) ( . . . . . ) ( . . . . . ) HORIZONTE ESTE SU R ESFERA CELESTE KETZXOMULLI (Quintillo) α s s FIG. 35 54 FELIPE LIRA MONTES DE OCA La representación la hacían con un círculo colo- reado, con color correspondiente a cada planeta. Nota: El código de color de los planetas no está identificado en forma completa pues hay confusión con el código de colores de funciones solar-terrestre. Y por el deterioro de colores en las reproduccio- nes de algunas amoxtin, basta comparar los colores originales del Códice Borgia en el Vaticano y los colo- res del mismo códice en las reproducciones conocidas, por lo que su estudio en este aspecto aún es incompleto. Así, en estas condiciones, a las divisiones vertica- les las llaman ketzomulli (quintillos); y a las horizontales, xomulnakaze (cuadretes) véanse figuras 36 y 37. A cada uno de los cuadretes les dan un glifo o nombre que actualmente conocemos como: “glifos de los días”, esta confusión se debe a que originalmente fueron y eran usados en su astronomía general como parte de su sistema cuadricular de posición y era obvio que los usaran posteriormente también en sus calendarios solar-cívicos o Tierra-Sol. Estos últimos usos son los datos que los espa- ñoles conocieron, los cuales tomaron como de uso sólo para designar exclusivamente los días, pero no son así, pues sus cálculos y datos mencionados en algunos de los pocos amoxtin existentes, indican que los usa- ron en su astronomía general anterior en la designa- ción de las veinte divisiones horizontales de su bóveda celeste (véase el proyecto 3 “Astronomía Amoxtin”). Actualmente vemos y sabemos que estos glifos los usaron para los ciclos de rotación terrestre y para el tlalohtli (traslación de la Tierra alrededor del Sol) o sea, para designar a los portadores: Tekpatl, Akatl, Tochtli y Kalli, conocidos como años. Así también los usaron para designar las cuartas partes de cada una de las 20 fracciones “horas” en que tenían dividida la rotación terrestre (ilwitl). Con su sistema de cuadricular su bóveda celeste y la triangulación interestelar, pudieron fácilmente mediante observación y razonamientos lógicos, determinar los movimientos antes mencionados, o sea, rotación y traslación terrestre. ROTACIÓN Para la rotación terrestre sus deducciones y observa- ciones las hicieron directamente: Con base en sus logros obtenidos en astronomía estelar, determinaron la posición de su horizonte en el equinoccio de primavera, de cuatro estrellas o elementos siderales perpendiculares entre sí (véase figura 38). Una de estas estrellas la dirigida o posicionada en la prolongación del eje de la “salida” I II III IV CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 55 α ZE ZENIT ESFERA CELESTE NO RT E OESTE SU R ESTE CONTE SERFILATE MIQUIZTLI MUERTE MAZATL VENADO TOCHTLI CONEJO ATL AGUA IZCUINTLI PERRO COMATL MONO MALINALLI HIENA ACATL CASA OCILOTL JAGUAR CUAUHTLI ÁGUILA CUZCACUAUITLI ZOPILOTE OLLIN MOVIMIENTO TECPATL PEDERNAL Q XOCHITL FLOR CIPACTLI CAIMÁN ZIECATL VIENTO CALLI CASA CUIZPALIN LAGARTIJA αZE XOMULNAKAZE (CUADRETE) FIG. 36. Ketzomulli o quintillos (divisiones verticales). FIG. 37. Divisiones horizontales conocidas como xomulnakaze o cuadretes. 56 FELIPE LIRA MONTES DE OCA del Sol en el equinoccio de primavera (véase figura 39), formando así uno de los ejes principales en sus cálculos astronómicos, el eje Tlauhkopan. Para este eje Tlauhkopan cuyo significado es: “sobre el lugar lejano” o bien en otra definición literal sería “la iluminación de lo lejano”, en este caso se toma la partícula Ko como derivada de la palabra okotl que tomabancomo idea de iluminación o lo que ilumina. Los ejes direccionales de estos cuatro puntos de referencia celestes los conocemos actualmente en su cultura como los cuatro rumbos del universo y se llegan a confundir con los ejes cardinales conocidos. Ellos no usaban el Polo Norte magnético como referencia. Como era lógico, conocían el movimiento del Sol diariamente por lo que su secuencia de observación la hacían de acuerdo a este movimiento solar aparente. Fijando un parámetro X en la superficie de la Tierra (véase figura 40) y posesionando su centro de obser- vación en la parte anterior a este parámetro A, que debió tener forma cuadrangular y cada una de sus caras A, A2, A3, A4 estaban dirigidas a las estrellas I, II, III, IV respectivamente y la cara A1, en dirección a la estrella I formando el eje A1- I sería interceptado por la “salida” del Sol formando el eje A1- - (Tlauhkopan). Con la cara A, iluminada por el Sol constituyendo el eje A1- - I CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 57 I I I I I IV I I I I I IV EJE TLAUHKOPAN I II I I IV “SALIDA” DEL SOL AA3 A1 A 2 A 4 2 4 A3 I I IV MOVIMIENTO APARENTE DEL SOL 2 4 A3 POSICIONES APARENTES DEL SOL FIG. 38 FIG. 39 FIG. 40 FIG. 41 58 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Y sus deducciones fueron de que si el Sol era el que se movía, al transportarse en su movimiento aparente este-oeste hacia su ocaso, el eje A1- I debía ser el mismo y persistir. Y al llegar a su ocaso o “puesta” iluminaría la cara A3 del parámetro y formaría el eje A3- - III (véase figura 41). Pero observaron que el parámetro A no estaba en su posición anterior véase (figura 42) para que su cara A siguiera formando el eje A1- I. Además, notaron que dicho parámetro ya no formaba el eje A- IV con su cara A4 dirigida a tal estrella, pues sólo tenían la visión solitaria de IV. Y observando hacia el ocaso del Sol (crepúsculo vespertino) detectaron que el parámetro con su cara A4 apuntaba hacia la estrella II y que la cara A3 de dicho parámetro era iluminada todavía por el Sol formando el eje A3— I en lugar del eje A3— — III que era lo que esperaban ver si el Sol se hubiera movido, (véase figura 41). Además, observaron la misma “puesta” del Sol que la cara A1 sólo formaba el eje A1— III por lo que la posición del Sol era según el eje A (parámetro)— — . Con lo que comprobaron el desplazamiento del parámetro A de su posición inicial a la “salida” del Sol (figura 40) a la posterior posición en la “puesta” del Sol (figura 42). Por lo anterior determinaron que el movimiento circular lo había hecho el parámetro A y por estar fijo I I I I I I IV “PUESTA” DEL SOL 2 4 A 3 I I I I I I IV MOVIMIENTO REAL DEL PARÁMETRO A A POSICIÓN REAL DEL SOL FIG. 42 FIG. 43 A1 I I I CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 59 este parámetro a la Tierra, era la Tierra lo que había rotado y no el Sol el que se moviera alrededor de la Tierra (véase figura 43). Para ratificar este acierto deductivo de la rota- ción terrestre y la dirección de giro de la rotación, observaron a la media noche que el parámetro A formaba el eje A— IV y en el crepúsculo matutino el eje A— I y en el crepúsculo vespertino el eje A— III por lo que la secuencia del movimiento del parámetro A respecto a las estrellas fue: (véase fig. 44). Media noche A——————— Amanecer A——————— Anochecer A——————— Media noche A——————— Con lo que se comprobó totalmente el giro y dirección del movimiento rotatorio del paráme- tro A y por lo tanto de la Tierra (oeste-este) (véase figura 44), y que los rayos de la luz solar tenían una dirección única y por lo tanto el Sol era un punto o cuerpo en el espacio fijo con respecto a la Tierra, y que no había “salida” del Sol, sino que la Tierra al moverse cotidianamente alrededor de su propio eje hacía “entrar” al parámetro A o cualquiera otra referencia fija en la superficie terrestre a la zona iluminada por el Sol, (véase figura 45). Así como tampoco había ocaso del Sol, sino salida de la referencia o parámetro de la zona iluminada, todo esto originado por la rotación Terrestre sobre su eje. Con lo que confirmaron su concepto del yowalli (noche) sector no iluminado y del tonalli (día) o sea el sector expuesto a los rayos del Tonatiuh (Sol) que for- maban ambos el ilwitl (día completo), véase figura 46. Consúltese el capítulo 10 “los trece señores del día y los 9 señores de la noche”. Todo lo anterior lo confirma el ideograma del ilwitl (figura 46) del Códice Borgia, que no es más que la comprobación de la exposición a la luz solar de un cuerpo o parámetro y su posición dual (contraria) por rotación expuesta a la sombra y por lo tanto ya sin el impedimento de la luz solar, tenían la visión del Ikzemitl (Universo) y lograr ver objetos de luz propia u objetos (planetas, Luna, etc.) iluminados por el Sol cuando no están en la sombra proyectada por la Tierra (excepto eclipses). En el acontecer de la rotación terrestre y la ilumi- nación solar en tal ideograma vemos su profundo concepto y conocimiento de la mecánica celeste. El mismo Códice Borgia nos muestra en las figuras 47, 48, 49, 50 y 51 los ideogramas del día completo, media noche, medio día, crepúsculo matutino (amanecer) crepúsculo vespertino (atardecer), y en la figura 52 del Códice Vaticanus 3773 el ideograma de un crepúsculo vespertino considerando el movimiento aparente del Sol. IV I I I I IV 60 FELIPE LIRA MONTES DE OCA I I I I I IV SALIDA DEL SOL A A A PUESTA DEL SOL A A I FIG. 44. Giro y dirección del movimiento rotatorio de la Tierra y el parámetro A (oeste-este). FIG. 45 Puesta del Sol Salida del Sol SOL Esquema sin escala CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 61 FIG. 46. Ilwitl (Códice Borgia). FIG. 47. Ilwitl (Códice Borgia). FIG. 48. Yowalnepantla (Códice Borgia). FIG. 49. Tlahkotonalli (Códice Borgia). FIG. 51. Teotlak (Códice Borgia). FIG. 52. Teotlak (Códice Vaticanus). YOWALLI TONALLI FIG. 50. Tlanezi (Códice Borgia). 62 FELIPE LIRA MONTES DE OCA C) Medio día. D) Zenitales diurnas y nocturnas. F) Las especiales o necesarias las hacían en cual- quier momento, dentro de lapsos determinados o de ciclos de acuerdo a sus estudios de observación, cálculos, comprobaciones, etc. Además, hay que advertir también al lector que, fuera del contexto científico de nuestros ancestros, en general los rumbos del universo pueden considerarse como puntos cardinales. Nuestros ancestros no usaron el polo magnético como norte: Tlauhkopan como Este. Witztlan como Sur. Miktlan como Norte. Ziwatlan como Oeste. Para terminar con el tema de la rotación terrestre véase figura 53. El lector debe estar enterado que en la alineación de los ejes: (parámetro) A — (Sol) — (estrella) las observaciones que hacían para ello nuestros antiguos ilwikamatiani (astrónomos) las efectuaban en el crepúsculo matutino cuando aparecía el Sol y desaparecía la estrella, pero el eje parámetro (A) y la estrella ya lo habían marcado y lo completaban con la “salida” del Sol al interceptar el eje. Y en el crepúsculo vespertino cuando aparecía la estrella y desaparecía el Sol, también previamente habían marcado el eje A— . Lo que confirma que sus observaciones principales siempre a simple vista, las hacían en el orden siguiente; A) Crepusculares, matutinas y vespertinas. B) Media noche. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 63 YOWALLI TONALLI TRASLACIÓN Para el movimiento de traslación sus observaciones básicas fueron anuales, aunque con seguimiento cotidiano. Siguieron la misma secuencia que usaron para la rotación terrestre, pero tomando como base los movimientos aparentes de las salidas del Sol a partir del equinoccio de la primavera al solsticio de verano y al equinoccio de otoño, así como al solsticio de invierno. Estos movimientos referidos a parámetros estelares, que bien pudieron ser los mismos que usaron para comprobar la rotación terrestre, para diferenciarlos los llamaremosE, N, O, S en lugar de I, II, III, y IV (aún no se ha encontrado su designación original) y también usaron un parámetro A, que ahora nombraremos TA y a sus caras TA1,TA2, TA3 y TA4 (véase figura 54). Aunque ya habían comprobado en su estudio de la rotación terrestre que el Sol no giraba alrededor de la Tierra, lo que veían realmente en sus observaciones era el desplazamiento de las “salidas” del Sol. Hacen sus deducciones tomando en cuenta el movimiento aparente del Sol en el tlalohtli (traslación terrestre) e inician sus observaciones en el equinoccio de primavera hacia el solsticio de verano y equinoccio de otoño. FIG. 53. Vemos la conclusión a la que llegaron nuestros ancestros: Rotación terrestre = Ilwitl. EN EL DIAGRAMA: Ilwitl 64 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Así pues en la observación del amanecer o salida del Sol del día de este equinoccio primaveral detec- tan la formación del eje TA1– – que es el eje Tlauhkopan. Y en el crepúsculo vespertino de ese mismo día obtienen o ven la formación del eje TA1– O, véase figura 55 que les confirma el eje diametral preconcebido O – TA – E en el plano de su horizonte en que habían situado su sistema parametral O-E y N-S. Y como el plano de su horizonte lo fijaron en el equinoccio de primavera y por ser un sistema para- metral estelar, en realidad lo fijaron en el plano del ecuador celeste que a su vez era el plano del ecuador terrestre en ese momento del amanecer equinoccial (véase figura 56). Inician su observación en el hemis- ferio norte en el viaje aparente del Sol hacia el norte a partir del eje equinoccial Tlauhkopan. Y ven en los siguientes días que la salida del Sol sigue una trayectoria en dirección apa- rentemente en el plano en que fueron fijados sus parámetros estelares y esperan que una vez llegando la salida del Sol al eje N de la estrella debía seguir la trayectoria en dirección de la estrella Pero no fue así, pues a partir del equinoccio de pri- mavera siguieron la trayectoria solar (salida) hacia la E –––– N O. O. O –––– E. estrella Ven que en un momento determinado la salida del Sol se detiene en su viaje al norte, y los siguien- tes amaneceres inician un viaje aparente de regreso hacia el sur, es decir, hacia el eje de equinoccios En el momento en que el Sol se detuvo, que es el solsticio de verano, denotan que en la salida del Sol se forma el eje TA – – x1 que no es el eje previsto TA – – N pues el nuevo parámetro x aunque tenía la misma dirección N está situado arriba de, es decir, arriba del plano el ecuador celeste (véase figura 51). Pero lo que en realidad vieron nuestros ancestros, es lo que también nosotros vemos actualmente. Es decir, ellos vieron y vemos el viaje aparente a partir del Tlauhkopan de las salidas del Sol hacia N. Pero en un plano ascendente de inclinación constante cuya culminación es la distancia máxima entre el centro de giro y la órbita de traslación de la Tierra en el hemisferio norte. Esta culminación es en realidad el punto en que la salida solar tiende a bajar en el plano incluido de la tlalohtli (eclíptica) hacia el eje que está en el ecuador celeste y que es obvia su intersección con el plano de la eclíptica tiene una inclinación igual a cero. Y que, además, nos marcan los equinoccios (véase figura 58). O –––– E. CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 65 N EO S T A 2 1 3 4 N EO S T A 2 1 3 4 O S N E Ecuador terrestre Ecuador celeste Ecuador celeste O E X N FIG. 54 FIG. 55 FIG. 56 FIG. 57 Esquema sin escala 66 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Pues bien, este punto donde culmina el ascenso y comienza el descenso les marcaba la dirección hacia la estrella X1, como se ve en la figura 57, que está en la misma dirección de N pero arriba de esta estrella. Lo mismo pasó en el seguimiento observacional del equinoccio de otoño hacia el solsticio de invierno en que vieron el descenso en este plano de las salidas del Sol hasta llegar a un descenso mínimo con respecto al plano del ecuador celeste, que era el solsticio de invierno y que el punto que apuntaba hacia la otra nueva estrella X2 pero abajo del eje A – – S. Es decir, abajo del plano del ecuador y cuando las salidas del Sol aparentemente viajaban hacia E lo hacían ascendiendo del punto más bajo en su viaje en el Tlalohtli hacia el eje , o sea, al equino- ccio de primavera, con lo que llegan a la conclusión que el plano del ecuador celeste que tenían determinado, por sus ejes parametrales y (véase figura 58) es interceptado por el plano en que se mueven aparentemente las “salidas” del Sol y esta inter- sección es en el eje , por lo que el plano real en que se mueven estas salidas solares fue el plano formado por los ejes y (véase figura 59) quedando la intercepción como se muestra en la figura 60. El conocimiento de este plano E X1 O X2 de la eclíptica, lo complementaron después de calcular su posición real respecto al plano del ecuador celeste con la ayuda del tlachtli monumental instrumento de cálculo y observación (véase capítulo 7 “Instrumentos y sistemas de orientación“). Antes de continuar con el tema, hay que hacer notar que al mencionar los parámetros E, O, S y N se presentan por su gran distancia visual como si fueran equidistantes, pero no es cierto, pues la distancia entre el parámetro A y los parámetros anteriores depende de la lejanía a que están dichas estrellas. También cabe mencionar que se usan las palabras abajo y arriba, pero en realidad no hay tal, pues en el cosmos no existe un arriba o un abajo y si se usan tales palabras es para tratar de dar una mejor exposición y por la influencia de tales conceptos en la Tierra que se deben a la gravedad terrestre. Lo que sí es real es la dirección entre TA y dichos parámetros estelares considerados como fijos y cuyos ejes en el caso de crepúsculo matutino. Como ya se había dicho: El eje TA –– , antes de la salida del Sol, el eje TA – 1 ya estaba calculado y fijado para ser interceptado por la salida del Sol. En el caso del crepúsculo vespertino, el eje A – lo fijaban antes de desaparecer el Sol, y lo comple- mentaban con la aparición de la estrella. Es comprensible que las deducciones lógicas y directas debieron tener un consenso de comprobaciones y cálculos hechos no por un individuo o su genera- O –––– E. O –––– E O –––– X2 O –––– E E –––– X1 O –––– X2 O –– E CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 67 O E O E Culminación Equinoccio de otoño Equinoccio de primavera H Ecuador celeste S X 2 X 1 FIG. 58 FIG. 59 O E S X 2 X 1 N S T T T T FIG. 60. Plano en el que se mueven las “salidas” aparentes del Sol. Eclíptica T Plano del ecuador celeste N Esquema sin escala 68 FELIPE LIRA MONTES DE OCA ción, sino que fue hecho por generaciones bajo un plan observacional cotidiano y de lapsos necesarios, plenamente previstos con las naturales rectificaciones o ratificaciones a través del tiempo que duraron sus estudios. Después de estas anotaciones continuamos con el estudio que nuestros antepasados hacían del movi- miento de traslación. En las observaciones y deducciones referentes a los parámetros estelares, estas deducciones les dieron la dirección real de la traslación terrestre alrededor del Sol (véase figura 61). Para confirmarlo usaron las observaciones de media noche correspondientes a las observaciones matutinas (véase figura 62) y naturalmente les dio la misma dirección del movimiento circunstante, por lo que sus deducciones finales debieron ser que la Tierra se trasladaba alrededor del Sol girando cotidianamente sobre su propio eje y esto lo hacía en un plano diferente al ecuador celeste. Estos planos sólo coincidían en su intersección en el eje en los equinoccios (en sus observaciones matutinas) (véase figura 60). Los parámetros estelares I, II, III y IV en la rotación, convertidos en E, N, O y S en la traslación situados en su ecuador celeste en concordancia con su ecuador terrestre plenamente conocidos y localizados, y los dos parámetrosX1 y X2 ocasionales y desconocidos en principio, fueron grandes dudas en sus estudios de la tlalohtli (traslación), pero con la ayuda de los cuatro parámetros estelares conocidos, así como sus ejes seleccionados sobre todo el Tlauhkopan, fueron las bases de los estudios del movimiento de traslación y el cálculo de sus trece cielos (movimiento de precesión) o desplazamiento de los equinoccios. Después de las aclaraciones y notas previas, en donde se consideró el avance de su astronomía observada razonada, medida, calculada y lista para comprobarla y así obtener finalmente una astronomía científica, cuyos logros y testimonios son ahora conocidos, el uso continuo de parámetros estelares y de ejes inter- parametrales, así como los vastos conocimientos que debieron tener de elementos y objetos dentro de su astronomía precisamente estelar, contando con un sistema de ubicación cuadricular en su bóveda celeste y con la básica matriz angular αze que fue su unidad de observación astronómica, les permitió hacer uso de estos parámetros estelares y de los ejes de observación generados entre sí para obtener ejes entre parámetros naturales de la Tierra y parámetros o ejes interestelares (véanse figuras 63 y 64), que fueron usados naturalmente para coordinar con mayor amplitud sus estudios astronómicos. Al combinar los ejes de las figuras 63 y 64, con el eje primario formado por el ojo humano y el objeto estelar observado (véase figura 65) les dio el eje básico de sus estudios astronómicos, formado por el ojo del observador, el parámetro Q y el objeto sideral P en observación, figura 66. O –––– E CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 69 E TAEquinoccio de primavera X 1 TASolsticio de verano O TAEquinoccio de otoño X2 T A Solsticio de invierno Observaciones matutinas N X 1 En la eclíptica Equinoccio de primavera (21 de marzo) X 1 X2 TA S X2 En la eclíptica Bó ve da c el es te FIG. 61 O E Esquema sin escala 70 FELIPE LIRA MONTES DE OCA X 1 EO X 2 Los primeros usos de la combinación de ejes terrestres y celestes fueron para tener en cierta forma una trasferencia astronómica a la superficie terrestre y naturalmente para ubicar en determinada fecha y momento (hora) el objeto P en estudio. Y fue con los parámetros naturales como cerros, montañas, lagos, sitios escogidos, desembocaduras de ríos (Amazonas), etc., lo que les permitió desarrollar una técnica geodésica, basada principalmente en bajar unas perpendiculares del eje estelar sobre el parámetro Q seleccionado o sobre la dirección al parámetro (véase figura 67). Cuando se trataba de marcar direcciones se localizaban primeramente puntos intermedios, mínimo dos, por ejemplo: A1 A2 A3 –– A partir de A que sería el punto O. La primera medición era bajar la perpendicular del eje O-P y localizar A, y la siguiente medición direccional la hacían a partir de A, siguiendo la dirección A-P (estrella) para fijar el punto A2 o más y así sucesivamente hasta llegar al punto deseado (véase figura 68). Es obvio que tales observaciones y mediciones las hacían en fechas y momentos previamente calculados, de esta técnica tenemos la evidencia de las torretas marcadoras; piezas de forma cilíndrica que por lo regular son de un diámetro aproximado de 30 a 40 cm y una altura más o menos de 70 cm de material claro o E T A Equinoccio de primavera X 1 TASolsticio de verano O TAEquinoccio de otoño X2 T A Solsticio de invierno Observaciones de medianoche T A TA T A TA FIG. 62 Esquema sin escala CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 71 Parámetro Q terrestre Parámetro Q terrestre Ojo humano O P O Observador Q Parámetro P Estrella FIG. 63 FIG. 64 FIG. 65 FIG. 66 FIG. 67 O Q P Esquema sin escala 72 FELIPE LIRA MONTES DE OCA pintadas de color blanco con las cuales marcaban los puntos orientadores A1, A2, A3 ...An y que, cumplida su misión, se volvían a usar en otras misiones similares o se les daban otros usos, como el huitzuko, de antigüedad milenaria, que se usaba como material de construcción (véanse figuras 69, 70, 71, 72, 73 y 74). En la actualidad hay tal cantidad en usos diversos; construcciones, bases de asientos, mesas, material de construcción y aun señalamientos, pero para muchos investigadores su función ha pasado inadvertida. El autor las ha localizado en la frontera de El Sal- vador y Honduras como bancadas, en Honduras y Guatemala como soportes en viviendas rurales, en el sur y norte de Puebla en diversos usos y abandonados en planicies en Guerrero, Coahuila, Tabasco, Veracruz y Oaxaca (véanse las páginas 77 y 78). En algunos lugares son tan conocidas y usadas que las consideran de hechura reciente, aunque centenaria, y es posible que en algunos casos así sea, pues su uso desde milenios atrás fue continuado hasta las cercanías de los años 1500 de N.E. Aunque nadie sabe cuándo se hicieron y por qué se encuentran allí, ya sea en el llano o en las zonas montañosas. Otros testimonios de esta técnica son los marca- dores que se han encontrado en la cima de los cerros y planicies aun en zonas posteriores a la época en que se inventaron los tlachtin, como Teotiwakan y en las cercanías de Torreón (Viesca, etc.). Estos marcadores tenían la característica de que sus líneas eran punteadas, con pequeños orificios y su forma consistía por lo regular en dos ejes perpendicu- lares entre sí, circunscritos por círculos concéntricos, espirales o curvas adyacente a estos ejes indicadores o determinantes del punto central. FIG. 68 O Q P A A 1 A 2 A 3 CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 73 FIG. 69. Huitzuko (Guerrero). FIG. 70. Huitzuko (Guerrero). FIG. 71. Huitzuko (Guerrero). 74 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 72. Xochitekatl (Tlaxcala). FIG. 73. Museo de Xiuhtetelco (Puebla). FIG. 74. Xochitekatl (Tlaxcala). CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 75 Que bien pudo ser el inicio de la localización direc- cional previa a la marcación de los puntos A mencio- nados anteriormente, pero también hay la posibilidad de que el centro de estos marcadores fuera el punto de la bajada perpendicular de algún eje celeste, que con- firmaría su función direccional terrestre, en concordan- cia astronómica, véanse las figuras 75, 76 y 77. En la interesante figura 77 se ve el marcador y las torretas o columnatas de alineación apiladas y listas para ser usadas. FIG. 75. Teotiwakan. FIG. 77. Cerro Colorado, Teotiwakan. FIG. 76. Akapixka, Xochimilco. 76 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Es más, para dichas alineaciones se usaron bolas o “pelotas” talladas en piedra con un diámetro aproxi- mado de siete centímetros, también como indicadores de alineamientos intermedios entre columnatas, como lo demuestran los millares de tales “pelotas” líticas en la zona olmeka de Huitzuko. Así en esas condiciones y con unos conocimientos en astronomía muy vastos y sobre todo con una matriz angular celeste (αze) tomada como unidad de observa- ción, localizaron o precisaron la ubicación de centros de estudios astronómicos basados en la observación y cálculos derivados de tales observaciones. Pero lo más asombroso de esto fue que a partir de ellos, calcularon otros centros similares con una interrelación basada en la matriz angular (αze). Este sistema era continuo sólo limi- tado por sus requerimientos o por fuertes impedimentos, pues a partir de los nuevos centros se calculaban otros y así sucesivamente. Para una mejor claridad de este sistema, usemos un plano geográfico actual de la zona maya y suponien- do que estamos situados en su época con los medios que disponían como era; una matriz angular (αze), una mejor capacidad visual personal, una menor contami- nación ambiental, equipos o técnicas de marcación y de indicación direccional (marcadores y columnatas) edificaciones secundarias y otros, pero sobre todo de tiempo, pues las realizaciones de sus cálculos y com- probaciones no eran inmediatas, ni obra de un indivi- duo ni de una generación.Pero nuestra suposición la realizaremos en lapsos mínimos y las distancias las reduciremos a medidas escalares de un plano actual (página 81). Así pues en nuestra supuesta estancia en su tiempo, desde La Venta Tabasco por razones de estudio se requiere analizar un sector de bóveda celeste determinado con una amplitud de 2 1/2 αze. Que está situado al Noreste de La Venta a partir del eje Venta- Chichen Itza. Con el sistema mencionado antes se trazaría un eje a partir de La Venta hacia Chichen Itza, que podría existir o se le situaba y edificaba. Y nuevamente con centro en La Venta y a partir del eje hacia Chichen Itza y con una amplitud angular de 2 1/2 αze. Se trazaría el eje La Venta-Palenke que, como en el caso anterior, podría ya existir o se le localizaba situándolo o identificándolo, quedando entonces un sector de cálculo, observaciones y comprobaciones de 2 1/2 αze tanto astronómico como terrestre a partir de La Venta. Pero obligados por razones de estudio, de otro sector de la bóveda celeste y tomando como centro o vértice Chichen Itza se trazan los ejes Chichen Itza a La Venta y Chichen Itza a Palenke, que tomará una amplitud de 1 αze. Siempre por razones de cálculos y estudios, tomaremos ahora como punto de partida o vértice a CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 77 78 FELIPE LIRA MONTES DE OCA Palenke y trazando el eje Palenke a Kopan (Honduras) y el eje Palenke, a Tikal (Guatemala), la matriz angular será de 2 αze. A su vez, de Kopan a Uaxatun (Guatemala) con prolongación a Uxmal y de Kopan a La Venta con una matriz de 2 1/2 αze y así sucesivamente (véase el mapa pág. 77) de esta suposición que nos llevó a un imaginario viaje al pasado para situar nuestros ejes y ángulos, que naturalmente no serían en la misma secuencia a la que ellos utilizaron, por sus propios requerimientos, antigüedad de sitios conocidos y los previamente calculados, entre otras razones. Pero lo que sí comprobamos es que ellos usaron la matriz angular celeste en sus cálculos topográficos y geográficos donde la labor de sus topógrafos y geodatas debió ser excepcional. Este tema se tratará en forma más amplia tomando como base los tlachtin estudiados en el capítulo 5, “Sistema local y continental de observaciones y cálculo”. Con el anterior estudio del sistema de ejes y ángulos, nuestros ancestros tenían la necesidad de reducir tiempos y espacios territoriales así como las grandes distancias entre parámetros. Para satisfacer esta necesidad trataron de centralizar y minimizar tiempos y espacios en este sistema de estudio sin perder la total observación de la bóveda celeste para sus cálculos y observaciones. Y así lo intentaron en algunas zonas como la aymara (Tiahuanako), quechua (Machu-Pichu) y la olmeka, cuyos planisferios los hacían centrándolos y represen- tando la bóveda celeste nocturna en una escultura monumental, que a su vez representaba todo lo que en- cierra la cabeza del humano (véanse figuras 78 y 79). Para entender este monumental ideograma lítico es necesario volver a situarnos en el pasado y visualizar los sucesos, hechos o funciones de acuerdo con sus filosofías o necesidades y a los satisfactores de tales necesidades. Así por ejemplo, ya inventados los tlachtin, el uso de proyección de los (Ixketzalonine) fijadores de parámetros (Q) que tenían la necesidad de hincarse constantemente para fijar o posicionar dichos parámetros, los obligó a usar rodilleras como las que usaron posteriormente los jugadores de Ulamaliztli (juego de pelota). Así también debemos “visualizar” las necesidades que tuvieron los observadores ikzemitlachianine en tiempos anteriores a la invención de los tlachtin y aun después de inventados. Pues bien, estos observadores eran verdaderos hombres de la noche, ya que su principal función era observar los elementos de la bóveda celeste nocturna, que, como ya se había dicho, las principales observa- ciones las hacían a la medianoche y en los crepúsculos matutinos y vespertinos, con una continuidad mayor en las condiciones de invierno que son las más propicias, pues la temporada de nublados y lluvias ha CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 79 menguado y los cielos son más “limpios”. Pero así como la visión sideral era más adecuada en el invierno, también eran más drásticas las condiciones climáticas por temperaturas más bajas, sobre todo en los amane- ceres, por lo que estos “hombres de la noche” tuvieron que protegerse de estas bajas temperaturas, usando gorros en sus cabezas, que posiblemente fueron tejidos con orejeras y sin viseras que les impidieran su visión a las alturas. No se exceptúa que estas protecciones fueran hechas con otros materiales, como por ejemplo piel de venado (véanse figuras 78 y 79). Además esto los distinguió en tal función y es por esta razón de distinción que los olmecas usaran la efigie de los observadores nocturnos conformando cabezas colosales que muy posiblemente fueron retratos de observadores distinguidos, caracterizados por la pro- tección que usaron durante su vida en la función nocturna de aportación de conocimientos astronómicos. Hay que aclarar que en nuestra ancestral cultura no se exaltaba al individuo, sino a lo humano que representaba, por lo que posiblemente las cabezas no fueron “retratos” de individuos, sino la representación de la observación humana en las noches en diferentes zonas caracterizados por la protección o gorros usados en dichas zonas, obligados por su función tlachtla (observación) nocturna que databa de milenios A. E. a finales de las glaciales o en épocas con remanentes de los climas fríos de dichas glaciales (véase “Proyecto 6: Inicio y reinicio de observaciones y cálculos”. Así lo demuestran también los vestigios hallados de dicha protección tejida en las zonas bajas y costeras del Perú, así como en las partes altas de las zonas aymara y quechua que datan de 7000 a l0 000 A. E. y que las siguieron usando hasta nuestros días. Cosa que no sucedió en Mesoamérica, sobre todo en las zonas bajas, que una vez pasados los tiempos de climas fríos, las dejaron de usar. Ya manufacturadas estas colosales cabezas y en lugares con falta de materiales líticos como las zonas olmecas de Tres Zapotes, La Venta, San Lorenzo, fueron re-usadas como base para marcar directamente visua- lizaciones de elementos siderales en ellas, convir- tiéndolas en planisferios celestes (véase capítulo 11 “Planisferios Olmekas”). Tal vez la marcación no fue directa, sino que mar- caron en forma conmemorativa sobre dichas cabezas hechos importantes sobre posiciones de estrellas, lluvias estelares, sucesos importantes, seguimiento de un mismo elemento sideral, etc., de determinada época. Nótese en las figuras 78 y 79 las marcaciones que fueron hechas después de la manufactura de las efigies colosales. Son tan incipientes los estudios sobre estos ideo- gramas colosales que aún no se sabe si los elementos faciales de tales cabezas tienen una connotación con las marcas siderales o sólo son parte de la efigie base donde se grabó el planisferio (véase figura 80). Hay otra posibilidad, que estas cabezas fueran parámetros Q en las observaciones hechas en la zona olmeka, por ejemplo en la meseta artificial de San Lorenzo que no tuvo los lineamientos circulares o cua- 80 FELIPE LIRA MONTES DE OCA FIG. 78. Museo de Xalapa (Veracruz). FIG. 79. Museo de la Venta (Tabasco). CIENCIAS MILENARIAS Y APLICACIONES EN EL CONTINENTE AMERICANO 81 drangulares clásicos en las bases de basamentos o za- kualtin (pirámides) conocida y que por las dimensio- nes en San Lorenzo requería parámetros Q adecuados, es decir, de mayor tamaño y que también representaban la observación humana de diferentes regiones o los diferentes objetivos siderales en estudio en esas regio- nes y coincidentes con los estudios de San Lorenzo. Estas efigies se diferenciaban entre sí principal- mente por su protección nocturna (gorro o “casco”). Esta situación milenaria debió suceder en épocas anteriores a fenómenos naturales
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