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TFM La arqueología del conflicto desde el prisma de la restitución del campo de batalla de Coruña 1809 Pablo carrasco gomez

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La arqueología del conflicto desde el prisma de la 
restitución del campo de batalla de 
A Coruña 1809: 
Estudio del paisaje del campo de batalla, la patrimonialización del lugar y la difusión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pablo Carrasco Gómez 
Trabajo de fin de Máster 
Tutorizado por el Dr. Francesc Gracia Alonso 
Master de Estudios Avanzados en Arqueología 
Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona 
Diciembre 2020 
ÍNDICE 
 
1. Resumen. ...................................................................................................................... 2 
2. Introducción. ................................................................................................................ 3 
2.1. Contexto histórico. ............................................................................................... 3 
2.2. Marco teórico: la Arqueología del conflicto. ....................................................... 5 
2.3. Fuentes para el estudio de la batalla de A Coruña. ............................................ 8 
2.3.1. Fuentes primarias directas. ........................................................................ 10 
2.3.2. Fuentes primarias indirectas. ..................................................................... 13 
2.3.3. Fuentes historiográficas. ............................................................................ 14 
3. La península ibérica, un gran campo de batalla para dos imperios. El invierno de 
1808/1809. .......................................................................................................................... 16 
3.1. La carrera de A Coruña. ..................................................................................... 19 
3.2. A Coruña, enero de 1809. ....................................................................................... 28 
4. Los ejércitos enfrentados.......................................................................................... 30 
4.1. Los mandos. ........................................................................................................ 30 
4.2. Organización y composición de los ejércitos de la época napoleónica. ........ 32 
4.3. Testigos directos. ............................................................................................... 37 
5. Metodología y análisis del paisaje actual donde se encuentra el campo de batalla 
de A Coruña (1809). .......................................................................................................... 39 
5.1. Cartografía........................................................................................................... 40 
5.2. Datos técnicos. ................................................................................................... 41 
5.3. Mapas de las cuencas visuales de los testigos. ............................................... 44 
5.4. Mapa de pendientes. ........................................................................................... 48 
5.5. Mapa de las cuencas visuales de la artillería francesa. ................................... 51 
5.6. Mapa comparativo del terreno del campo de batalla de Elviña. ...................... 55 
5.7. Mapa de la retirada anglo-española. .................................................................. 57 
6. La batalla de A Coruña (1809). .................................................................................. 58 
6.1. Número de soldados. ......................................................................................... 59 
6.2. Orden de batalla. ................................................................................................. 60 
6.3. Las fases, movimientos y testimonios de la batalla de A Coruña. .................. 63 
6.4. La retirada final. .................................................................................................. 76 
6.5. Las bajas en la batalla. ....................................................................................... 78 
6.6. Conclusión sobre la batalla. .............................................................................. 78 
7. El campo de batalla de A Coruña: el papel de la arqueología. (Materialidad) ....... 80 
8. La difusión del patrimonio material e inmaterial: La memoria de los campos te 
batalla. La Coruña 1809. ................................................................................................... 85 
8.1. “La marcha de la muerte”: La ruta en coche de los lugares de memoria. ...... 87 
8.2. Los campos de batalla, lugares para el conocimiento de la historia. ............. 93 
8.3. Ruta a pie a lo largo de la batalla de Elviña. ..................................................... 99 
8.4. Los grupos de recreación histórica: “The Royal Green Jackets”. ................ 102 
8.5. La brutalidad de la guerra. ............................................................................... 107 
9. Discusión. ................................................................................................................. 112 
10. Conclusiones. .......................................................................................................... 117 
11. Bibliografía. .............................................................................................................. 121 
12. Anexos. ..................................................................................................................... 127 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 
 
 
Agradecimientos: 
A mi madre, Mari Carmen, por su constante apoyo desde el otro lado de la pantalla, que me 
escuchó y motivó para la consecución del presente trabajo, en un año tan complicado como 
el 2020. A mi pareja Kinga, que hombro con hombro me ayudó a organizar la extensa 
bibliografía que invadió nuestro hogar durante todo el año 2020. 
También a mis dos buenos camaradas de la infancia, Sebastián y Abel. Uno con su sentido 
del arte y el otro como un auténtico “corresponsal de guerra”, me permitieron ampliar 
secciones del trabajo que de otra manera me hubiera sido imposible. 
Quiero destacar también, al Museo Arqueolóxico de A Coruña y el Museo Anatómico de 
Edimburgo, los cuales me cedieron imágenes y fichas para el uso en este trabajo, 
respondiendo a mis emails siempre con gran celeridad. 
Finalmente, a mis profesores de la Universidad de Barcelona, Miriam Domínguez, por 
resolverme cada una de las dudas que me surgieron al hacer uso del GIS y por supuesto a 
mi tutor, Francisco Gracia Alonso, el cual desde la primera reunión me motivo a escoger 
dentro de la temática de la arqueología del conflicto, un evento ubicado en mi tierra, Galicia. 
Así como me introdujo en el apasionante mundo de las guerras napoleónicas que desde 
ahora y siempre me acompañaran. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
 
1. Resumen. 
 
El período comprendido entre 1808-1814, conocido como la Guerra de Independencia 
Española o la Guerra Peninsular (Peninsular war), se corresponde con uno de los 
eventos más destructivos, a nivel humano y material que ha soportado la Península 
Ibérica. Este impacto sobre la sociedad y el paisaje puede ser hoy en día estudiado 
no solo a través de la historiografía, sino que la arqueología moderna cuenta con una 
serie de subdisciplinas que pueden dar luz a los conflictos militares. Habitualmente, 
los estudios históricos han romantizado excesivamente los eventos más importantes 
de la Guerra de Independencia y al mismo tiempo, muchos pasajes de su historia han 
sido prácticamente olvidados. Uno de ellos, es la retirada del ejército británico de 
España en el invierno del 1808-1809, tenido en gran estima por la historiografía 
inglesa. La campaña destaca por la penosa retirada y persecución a través del norte 
peninsular, la cual se cobró miles de vidas. El invierno, la dureza de las marchas y las 
siempre mortíferas enfermedades, tan presentes en el s. XIX d.C.,desembocaran en 
una tragedia humana de grandes proporciones. Ninguno de los tres ejércitos, 
compuestos por ingleses, franceses y españoles (además de otras nacionalidades1 
arrastradas al conflicto) conseguirán eludir una autentica, “Marcha de la Muerte”. 
La retirada culminará con la batalla de A Coruña o Elviña (Galicia) el 16 de enero de 
1809. Esta batalla representa una “rara avis” en conflicto peninsular, por un lado, por 
su ubicación, ya que el territorio gallego por su aislamiento geográfico no ha sido 
testigo de grandes enfrentamientos armados. Por otro lado, la nula presencia de 
ejércitos españoles durante la batalla, al ser la totalidad de las fuerzas enfrentadas 
extranjeras. Unos hechos que condenan a esta batalla al olvido en España y por 
consiguiente a la desprotección del lugar del combate. El que fuera campo de batalla 
ha sido completamente transformado por el crecimiento de la ciudad, y allí donde 
antiguamente se situaban los campos de cultivos, los pequeños caminos y la aldea 
de Elviña, hoy en día podemos encontrar la universidad de A Coruña, la principal vía 
de acceso a la ciudad y varios parques industriales. 
 
1 Hay que mencionar el carácter multinacional de ambos ejércitos: italianos, suizos, alemanes, irlandeses, 
escoceses, polacos. (Haythornthwaite, 2001, p. 8 -16). 
3 
 
 
Por todo ello, este proyecto tiene entre sus objetivos, dar a conocer la tragedia 
humana que supuso la retirada de Moore y su impacto en el terreno hasta nuestros 
días. Para ello, queremos identificar y destacar la patrimonialización del espacio a 
través principalmente de localizar los monumentos conmemorativos y evaluar el 
estado de conservación de los espacios más relevantes para esta historia. Por otro 
lado, otro de los objetivos principales es el de recomponer, comprender y estudiar el 
antiguo campo de batalla2, poniendo el foco de atención en conocer a través del 
terreno como era el lugar de enfrentamiento original y como éste, pudo influir en las 
decisiones tomadas el 16 de enero de 1809, utilizando para ello como herramienta 
principal, el uso de los sistemas de información geográficos, los conocidos como SIG3. 
El objeto del estudio, además del académico, es el de promover la difusión y 
comprensión de estos lugares de guerra, desde un prisma principalmente cultural4. 
Poniendo especial atención, en el espacio del campo de batalla, no solo físicamente 
sino también como un lugar de memoria. Donde de manera didáctica se pueda a 
través de sencillos mapas, visitar el campo de batalla y dar a conocer las nuevas 
narrativas de la batalla surgidas tras este estudio5. Consiguiendo así conectar las 
diferentes perspectivas: la historiográfica, el patrimonio y la arqueología espacial, para 
dar visibilidad a los eventos acontecidos en el preciso lugar donde ocurrieron. 
2. Introducción. 
 
2.1. Contexto histórico. 
 
En el año 1796 d. C. y tras el Tratado de San Ildefonso, España como antaño se 
convertía en aliada de Francia. Desde ese momento, y con la llegada al poder de 
Napoleón I Bonaparte (1769-1821), la marina española, la joya de la corona española, 
será puesta al servicio de la maquinaria bélica francesa. El emperador no tardará 
mucho en usarla contra los británicos, con el objetivo de doblegarlos en el mar y 
 
2 “Lanscape Archeaology” o arqueología del paisaje es un nuevo enfoque para la investigación de los campos 
de batalla. (Schürger, 2015, p. 24). 
3 Los sistemas de información geográfico o GIS por sus siglas en ingles Geographical Information System 
permiten almacenar, organizar y analizar datos para la composición de mapas. 
4 Carman & Carman, 2006, p.1-2. 
5 Midfort & Birkett-Rees, 2013, p. 1-8. 
4 
 
 
propiciar la tan ansiada invasión de la pérfida “Albión”6. Desafortunadamente para 
Napoleón, tras la decisiva victoria británica de Trafalgar (1805) sobre la armada 
franco-española, el control británico de los mares será indiscutible. 
Tras este fracaso, Napoleón decide practicar un bloqueo total7 sobre los puertos 
europeos continentales, con el objetivo de ahogar la economía británica. Esta 
estrategia implicaba un sometimiento de todos y cada uno de los países del continente 
europeo. En este contexto, Portugal, históricamente aliada de Inglaterra, no cederá 
ante las exigencias del corso y seguirá comerciando con los británicos. Esto provoca 
una serie de intervenciones por parte de España y Francia en Portugal (Guerra de las 
naranjas, 1801) que culminará con el tratado de Fontainebleau8 1807 y la entrada del 
ejército francés, a través de España para ocupar el país luso. Estos acontecimientos 
acontecen en un clima de auténtica división política en España, con una corte 
enfrentada entre sí y que culpaba a Manuel Godoy (1767- 1851), el valido del rey 
Carlos IV (1748- 1819), de la situación de títere del reino de España frente al imperio 
francés. Por todo ello y tras la conspiración de Aranjuez en 1808, Fernando VII (1784- 
1833) hijo del rey, será proclamado rey de España. Estos hechos acelerarán los 
acontecimientos y propiciaran a un escenario en el que Napoleón, al corriente de los 
hechos, actuará de árbitro entre las disputas familiares. Reunidos en Bayona la familia 
real española, será obligada, con la ayuda de una gran suma de dinero, a abdicar el 
trono de España en favor de su hermano, el futuro José I Bonaparte (1768- 1844)9. 
Estos cambios en el panorama geopolítico permiten al ejército francés cruzar los 
Pirineos y tomar varias ciudades españolas, quedando su imagen de aliado en 
entredicho. La conciencia generalizada de que España no es aliada de Francia sino 
presa de ella, hace que el descontento ante la situación explote el 2 de mayo en 
Madrid, al atacar la población madrileña a la guarnición de Joachim Murat “Gran 
Duque de Berg” (1767- 1815). El posterior estallido social tendrá un recorrido a lo 
largo de toda la península y es el inicio de lo que será conocido en España como la 
guerra de independencia española. Momento histórico de una gran complejidad y 
diferentes lecturas, pero de una gran trascendencia para el futuro no solo de España 
 
6 Conocida así la isla de Gran Bretaña. 
7 Oman, 1902, p. 3. 
8 Lipscombe, 2014, p. 15. 
9 Ibíd, p. 15. 
5 
 
 
sino de toda Europa. En este preciso momento será cuando los bandos empiecen a 
cambiar y los antiguos enemigos se conviertan en aliados. 
 
2.2. Marco teórico: la Arqueología del conflicto. 
 
En los últimos años, hemos asistido a la producción de gran cantidad de artículos en 
el mundo de la arqueología sobre los diferentes ámbitos del conflicto humano10. 
Independientemente de la época de la que se trate, la violencia organizada ha sido 
puesta en práctica en mayor o menor medida, de una manera sistemática en 
cualquiera cultura o civilización humana11. Dicha violencia desde el punto de vista 
arqueológico y de manera analítica, nos permite ahondar en el conocimiento de las 
culturas pasadas, pero también ser consciente de las brutalidades acontecidas en 
diferentes momentos de la historia de la humanidad y silenciadas por las estructuras 
de poder. Por ello la denominada arqueología del conflicto12, ha venido a presentar 
de manera aséptica el resultado de dicha violencia organizada. Una denominación 
muy acertada, ya que no solo se centra en el mundo bélico o militar, donde la violencia 
se presenta de una forma igualitaria, sino que también la arqueología del conflicto 
pone de relevancia la crudeza de hechos organizados contra la población civil, como 
genocidios y limpiezas étnicas o religiosas. Para evidenciar y probar la existencia de 
la violencia física a través del registro arqueológico y convirtiéndose en un mensaje 
al futuro de cara a no olvidar los estragos del odio13. 
La arqueología del conflicto, siguiendo el modelo expuesto por John Carman14, se 
puede dividir de la siguiente manera: El conflicto en la prehistoria, la arqueología de 
los campos debatalla y la arqueología de los conflictos modernos. 
Este proyecto esta focalizado en la arqueología de los campos de batalla, una rama 
de la arqueología, que tiene sus orígenes en 1980 en Little Bighorn15, pero que ya 
tuvo sus primeros pasos en Portugal cuando ante el aniversario de la batalla de 
 
10 Gracia Alonso, 2011, p. 3. 
11 Keeley, 1996, p.32-33. 
12 Carman, 2013, p.10. 
13 Schofield, 2005, P.15-16. 
14 Carman, Op. Cit. p. 13-17. 
15 Gracia Alonso, F. Op. Cit. p. 5-6 
6 
 
 
Aljubarrota16, se descubrió una fosa común y se construyó un museo en memoria de 
la batalla y sus participantes. Tras los años 80, la investigación en torno a los campos 
de batalla ha tenido una gran difusión17, principalmente en el mundo anglosajón. Estos 
estudios mayormente se han centrado en la época moderna, desde el período post 
medieval hasta el s. XIX. Como apuntábamos, son las guerras y los campos de batalla 
por propia naturaleza, los lugares donde la violencia humana se ha practicado en su 
forma más intensa, donde la más alta tecnología humana del momento se pone al 
servicio de la derrota del enemigo e incluso la destrucción de este. De esa manera 
hoy en día, el espacio de la batalla y la materialidad que allí permanece, nos 
proporcionan las pruebas para comprender los campos de batalla en clave histórica 
y evaluar su importancia. Al mismo tiempo en clave humana, podemos conocer y 
evaluar el impacto de la guerra sobre las sociedades del pasado y sus consecuencias 
hasta el presente. 
Históricamente, el interés por estos lugares va de la mano del nacimiento en Europa 
de los nacionalismos durante el s. XIX d. C.18. Es en ese momento, es cuando los 
campos de batalla se convierten en un eje vertebrador de las narrativas de identidad 
de las naciones europeas19. Por esa razón, la preservación de estos lugares viene 
dada por cuestiones “ideológicas”, ya que representan la valentía y orgullo del espíritu 
nacional ante el enemigo. Esta tendencia propagandística, basada en reinterpretar 
estos lugares se ha mantenido en el tiempo en muchos casos hasta el presente. Esto 
ha llevado al estudio de los conflictos humanos a cierto olvido y rechazo, por parte de 
muchos académicos, al estar estos lugares, empañados e influenciados por 
tendencias políticas aferradas al nacionalismo de estado y al militarismo20. Aunque 
por lo general, la inmensa mayoría de los campos de batalla, han caído en el olvido. 
Siendo la consecuencia directa, la total desprotección. Por ello, en muchas ocasiones 
el lugar de la batalla ha sido completamente alterado, arrancándole parte de su 
esencia e identidad desde el punto de vista patrimonial y de la memoria de lugar. 
Afortunadamente hoy en día, estos espacios están resurgiendo por las posibilidades 
educativas que ofrecen y la tendencia es de valorarlos por parte de las 
 
16 Carman, Op. Cit. p. 44. 
17 A destacar la labor de “The Bloody Meadows Project” que contribuye de manera decisiva a desarrollar el 
debate sobre las posibilidades y la labor de la arqueología del conflicto. 
18 Carman, Op. Cit, p. 18-21. 
19 Gracia Alonso, Op. Cit. p. 7-9. 
20 Homann, 2013, p. 206. 
7 
 
 
administraciones por lo mucho que pueden contar21 y atraer a nivel histórico y 
turístico. 
No obstante, no es solo a nivel histórico donde la disciplina de la arqueología del 
conflicto puede aportar luz. Siendo así, es justo preguntarse: ¿Que puede aportar la 
arqueología del conflicto? La arqueología del conflicto como apuntábamos aporta 
información novedosa y valiosa sobre el campo de batalla y la propia batalla. El 
conocimiento del terreno a través de los análisis paisajísticos puede ofrecer una 
nueva visión sobre el lugar del enfrentamiento y como se desarrolló el combate. 
Nuevas narrativas también surgen en base a la recuperación de materiales, artefactos 
usados en la batalla y de los análisis de los restos orgánicos hallados en las 
excavaciones (Bioarquelogía); ello permite centrarse en los que combatieron y 
murieron, y fueron olvidados por la historia. Estos hallazgos también permiten valorar 
y proteger estos lugares, para su conservación y posterior difusión. Ello puede 
hacerse a través de rutas a pie en los campos de batalla e incluso con reconstrucción 
históricas, in situ, del armamento y la uniformología de los ejércitos. 
Sin duda, para quien se considere apasionado de la historia todas las razones 
expuestas serán más que suficientes, pero he aquí, que la arqueología del conflicto 
tiene un valor incalculable para la sociedad actual, el de mostrarnos de manera 
directa, las miserias de la guerra en nuestra tierra, sin tener que padecerla. Es este 
en su conjunto el mayor valor que albergan estos lugares, dado que representan una 
enseñanza atemporal, una que no ha de ser olvidada y es el de mostrarnos la cara 
más oscura de nuestro pasado. La historia de unos hechos violentos debe por ello 
ampliarse más allá de las narraciones escritas, para conseguir de manera más 
completa y contundente una narrativa más coherente con las pruebas disponibles. De 
esa forma aséptica y analítica pretendemos que los acontecimientos violentos del 
pasado no sean ignorados, para así evitar que se repitan. Es por ello que, aunque 
grandilocuente, la arqueología del conflicto tendría como mayor valor, preservar la 
paz a través de descubrir los daños de la guerra de la manera más gráfica, veraz y 
completa: a través de la historia, el paisaje y la arqueología22. 
 
21 Carman, Op. Cit. p. 98. 
22 Wijnen, 2015, p. 1-7. 
8 
 
 
Para concluir, en términos generales, en el estado español los proyectos de 
arqueología del conflicto y arqueología espacial de campos de batalla de época 
contemporánea se encuentran en una fase embrionaria. Sin embargo, poco a poco 
estudios en diferentes campos de batalla del s. XVIII y XIX van despertando el interés 
académico por sus posibilidades. Dado el tamaño de estos lugares es casi imposible 
desarrollar una excavación intensiva siguiendo los modelos clásicos de la arqueología 
y las prospecciones extensivas son solo posible en aquellos campos de batalla que 
no han sido transformados. Por ello, en campos de batalla como el de A Coruña, que 
se presupone que ha sido ampliamente transformado, la arqueología espacial se 
convierte en una herramienta muy útil para ampliar el conocimiento que del campo de 
batalla tenemos. La herramienta de los SIG se convierte en decisiva, ya que permite 
identificar primeramente la ubicación del campo de batalla y evaluar los espacios 
donde se desarrollaron las diferentes acciones23. Además, representa una 
herramienta muy interesante al poder también reconstruir el estado en el que el 
campo de batalla pudo haberse encontrado. 
 
2.3. Fuentes para el estudio de la batalla de A Coruña. 
 
Uno de los pilares de este trabajo, son las fuentes escritas de origen inglés, francés y 
español sobre la batalla de A Coruña o Elviña. La cantidad y calidad de estas fuentes 
varían, pero en su conjunto aportan un gran punto de partida sobre los eventos de la 
retirada de John Moore (1761- 1809). 
Desde Gran Bretaña, ha suscitado un gran interés esta primera campaña en la 
Península Ibérica. Es de allí, de donde sale la mayor producción literaria en torno a 
los acontecimientos del invierno del 1808 - 1809, un interés no exclusivamente militar 
sino también político24, dado que la actuación de Moore dividió a la sociedad de su 
tiempo, algo a tener muy en cuenta al manejar dichas fuentes. Del mismo modo, en 
las islas británicas se popularizaron los diarios de los soldados, sobre lo acontecido 
durante la guerra peninsular, existiendo por tanto diferentes fuentes directas del 
conflicto. Sin obviar a grandes historiadores británicos que desde el s. XIX d.C. hasta 
 
23 Dewilde et al., 2016, p. 29. 
24 Urgorri Rodríguez, 1987, p. 30. 
9 
 
 
el s. XXI d.C. los cuales han ido enriqueciendo y aportando nuevas fuentes, para crear 
unanarrativa solvente sobre este tramo de la historia de la guerra peninsular. 
En relación con el otro bando, el francés, las fuentes son más escasas y esto hay que 
achacarlo al sentido mismo de la trascendencia de la batalla y es que, tras una marcha 
infernal el enemigo se le escurría entre los dedos y la campaña en Galicia no hacía 
nada más que empezar25. Además de lo indicado, el propio emperador abandonará 
la persecución en Astorga. Esto sitúa a la batalla de A Coruña en un segundo plano, 
ante otras de mayor repercusión a lo largo de las campañas de Napoleón. De todas 
formas, contamos con las valiosas memorias de Jean de Dieu Soult (1769- 1851), su 
mariscal de campo. 
Por último, las fuentes españolas y gallegas son interesantes por presentarnos una 
visión diferente de aliados y enemigos, pero adolecen de ser en muchos casos 
fuentes primarias pero indirectas. Además, hay que indicar que la imposibilidad de 
alargar la estancia en Galicia a causa de la situación vivida en el verano de 202026, 
impidió acceder a los archivos parroquiales y municipales de A Coruña que hubieran 
aportado testimonios locales asociados al impacto que causo el paso de ambos 
ejércitos. 
Además del origen de las fuentes, es importante destacar la estructura para el manejo 
de ellas y en este trabajo proponemos los siguientes apartados: fuentes primarias 
directas, fuentes primarias indirectas y fuentes historiográficas. 
Las fuentes primarias directas, hacen referencia a los testimonios de los soldados y 
oficiales que participaron en la batalla de A Coruña y que cuentan con un relato directo 
desde su perspectiva de mando o combate. Cabe decir que estos testimonios son los 
más importantes ya que nos permiten ubicar espacios en el campo de batalla y 
conocer el desarrollo de los acontecimientos desde la perspectiva del testimonio. Sin 
embargo, no se puede obviar el carácter subjetivo de los mismos y la presencia de 
errores relacionados con una memoria selectiva y sesgada por el tiempo. 
Por otro lado, las fuentes primarias indirectas, son aquellos testimonios que no 
participaron en la batalla, pero que si son coetáneas de los hechos y que en muchos 
 
25 Osuna Rey, 2006, p. 38. 
26 Dada la pandemia de SARS-CoV-2 (COVID-19). 
10 
 
 
casos acompañaron a los tres ejércitos a lo largo de los avatares sufridos, de los casi 
tres meses que cubriremos en este trabajo. En el caso británico hay que tener 
principalmente en cuenta a aquellos que se hallaban en A Coruña, pero que no 
llegaron a participar en la batalla. 
Por último, a lo largo del s. XIX, XX y el XXI d.C. numerosos historiadores y cronistas 
han recopilado fuentes en torno a la retirada y el enfrentamiento en A Coruña. En 
muchos casos, aportando nuevas perspectivas y una narrativa coherente, a través de 
ensamblar los testimonios previos para crear una narrativa lógica de los hechos. 
Siendo especialmente importante a la hora de la corrección de errores, como fechas 
o eventos, al poder cruzar testimonios y eliminar incoherencias presentes en algunos 
diarios. Además, es de destacar que muchos de estos libros cuentan con mapas 
elaborados así como gráficos que facilitan la compresión de los hechos estudiados. 
Sin embargo, en nuestro trabajo nos centraremos en las fuentes primarias directas de 
cara a recomponer la batalla de A Coruña. 
2.3.1. Fuentes primarias directas. 
 
En relación con las fuentes primarias directas hay que resaltar a aquellos que 
presenciaron de manera directa los acontecimientos relacionados con la batalla de A 
Coruña o Elviña. 
Como uno de los principales protagonistas de aquellos hechos, hay que nombrar al 
general John Moore, si bien es cierto que la principal fuente El diario de John Moore 
no hace ningún recorrido por la batalla al ser baja en la misma, sus palabras y hechos 
han sido atestiguados por diferentes testigos por lo que en ese aspecto he de 
considerarlo una fuente primaria y directa. A destacar su actuación en primera línea 
de batalla, dando órdenes y manteniendo conversaciones con sus oficiales incluso 
una vez que fue herido, por ello su testimonio de la batalla es bien conocido. En 
relación con Moore y sus últimas palabras antes de morir, hay que destacar a: 
Charles Banks Stanhope (1753 – 1816) amigo de Moore y padre de otro testigo de 
importancia, como es el de James Hamilton Stanhope (1788–1825). Los cuales eran 
parientes de, Lady Hester Stanhope (1776 – 1839) a la que dedicó sus últimas 
11 
 
 
palabras. En este apartado podrían incluirse testimonios de la plana mayor de Moore, 
pero por ser muchos y reiterativos solo serán mencionados a posteriori27. 
En relación con los soldados británicos, comenzamos este repaso con las 
Recollections of the 52nd man, de John Dobbs (1791-¿?). Soldado del Regimiento 
52º de infantería ligera, situado durante la batalla en el flanco derecho inglés, presenta 
una narración imprescindible del envite británico en uno de los lugares claves del 
campo de batalla. 
Otra de las autobiografías más completas es la de Robert Blakeney (1789 - 1858), 
que participó con poco más de 20 años en la campaña de 1809, en su libro A Boy in 
the Peninsular War, narra desde una perspectiva directa y cruda la guerra y sus 
consecuencias. Una de las narraciones más valiosos, al relatar cada uno de los 
episodios más importantes de las jornadas vividas entre noviembre de 1808 y enero 
de 1809, culminando en la participación de 
la batalla junto al Regimiento 28º de 
infantería y luchando muy cerca del ya 
mencionado John Dobbs. 
En el mismo flanco derecho, contamos con 
la breve reseña del capitán Charles 
Steevens (1777-1861) del Regimiento 20º 
de infantería a pie. 
En el centro del campo de batalla y que 
coincide con la aldea de Elviña hay que 
destacar las narraciones del soldado 
anónimo escocés del Regimiento 42º 
(1790 - ¿?) de Highlanders28. Estas 
memorias son imprescindibles para 
comprender tanto el enfrentamiento más 
encarnizado, como la labor de Moore en pleno fragor de la batalla. Contamos también, 
con otro diario de un soldado anónimo escocés del Regimiento 71º a pie (1790 - ¿?) 
 
27 Entre ellos los testimonios del amigo de Moore, coronel Paul Anderson, del oficial Henry Percy y de los 
generales de división John Hope y David Baird entre otros. 
28 Así son conocidos los hombres de las tierras altas escocesas. 
Figura 1. General Sir John Moore. Foto 
cedida por el Museo Arqueológico de A 
Coruña. 
12 
 
 
de Highlanders. En este caso, su unidad se hallaba en el flanco izquierdo inglés y su 
participación directa en el enfrentamiento a las afueras de A Coruña fue nulo, sin 
embargo, hace un repaso de la situación del campo de batalla desde un lugar céntrico 
y privilegiado, el monte Mero. 
La narración considerada como la más decisiva para la comprensión de la batalla, 
nos llega de la mano del oficial William Francis Patrick Napier (1785 – 1860), el cual 
narra la carga del 50º Regimiento en la aldea de Elviña, narrada a través de su 
hermano Charles James Napier (1782 – 1853) hecho prisionero por los franceses 
tras una encarnizada lucha en las calles de la pequeña aldea. En relación con su 
testimonio, no hay libro que se precie de la batalla de Elviña que no incluya algunos 
de sus relatos. 
Por último, en este repaso de testigos directos del bando británico, quiero incluir a dos 
miembros de la caballería. Sin embargo, hay que puntualizar que “los centauros 
británicos” no tuvieron la oportunidad de entrar en combate en esta última batalla. 
Esto se debe a que fueron embarcados en el puerto de A Coruña. No obstante, sus 
narraciones del terreno donde sucedieron los combates son muy interesantes a nivel 
estratégico. Por un lado, contamos con Charles William Vane (Stewart), marques 
de Londonderry (1778 - 1854), comandante de la división de caballería bajo su 
nombre y por otro lado el capitán Alexander Gordon del Regimiento 15º de Húsares(1781 - 1873). 
En el bando rival contamos, con un número mucho más reducido de memorias. No 
obstante, contamos con la valiosa narración de los hechos por parte del mariscal Jean 
de Die Soult, el comandante en jefe del ejército francés, que en sus memorias relata 
desde la perspectiva francesa los acontecimientos durante la persecución del inglés, 
así como las dificultades extremas a las que se enfrentó su ejército, en territorio 
enemigo y privado de recursos tras la “tierra quemada” practicada por los británicos. 
Siendo el comandante en jefe de las fuerzas francesas en la batalla de Elviña, su 
visión de los hechos se presenta imprescindible. 
13 
 
 
Además, hemos de incluir las memorias del 
comisario de guerra de Soult, Pierre-Madeleine Le 
Noble (1772-1824) el cual narra la batalla con 
bastante precisión y que se convierte en una fuente 
de gran utilidad dado que nos ofrece luz sobre el 
bando francés. 
En relación con los oficiales y soldados presentes en 
la batalla, contamos con una serie de breves 
comentarios por parte de éstos, entre ellos dos de los 
ayudantes del estado mayor del ejército francés, 
Jean-Baptiste-Charles Baurot (1774 – 1847) y 
Gaspar François Forestier (1767 – 1825). Así 
como las memorias de Jacques-Joseph de Naylies 
(1786 - 1874) del Regimiento 19º de dragones29 el cual nos narra desde la perspectiva 
de la caballería francesa, la batalla de A Coruña. Por último, Fantin des Odoards 
(1778 – 1866) del 31º Légère cuyo testimonio nos relata el asalto de la villa de Elviña. 
 
2.3.2. Fuentes primarias indirectas. 
 
En este segundo bloque de testimonios, agrupamos a aquellos que tuvieron un rol 
importante en la campaña militar pero que no participaron en la batalla de A Coruña. 
Comenzamos con la narración del soldado Benjamin Harris (1781 - ¿?) Recollection 
of the rifleman Harris del Regimiento 95º, tiene un estilo similar al de Blakeney, en el 
que nos hace participe de las durísimas condiciones del camino, pero en este caso 
alejándose de la ruta de A Coruña. Esto se debe a que Moore decidió dividir a su 
ejército, uno bajo su mando con destino A Coruña y otro con Robert Craudford (1764 
- 1812), con destino al puerto de Vigo. 
Por el contrario, Charles Paget (1791 - ¿?) del Regimiento 52º a pie, hace una 
narración a través de entradas muy cortas, tipo diario. Esto permite, no obstante, 
conocer el recorrido de toda la retirada de Moore hasta el desembarco en Inglaterra. 
 
29 Unidad de caballería francesa que iba armada con carabina, sable y pistola. 
Figura 2. Victorias imperiales en la 
Península Ibérica, parte superior A 
Coruña. Arco del Triunfo de Paris. 
Foto del autor 
14 
 
 
Es un hecho curioso también, que Paget aun habiendo llegado con el grueso A 
Coruña, no participara en la batalla. 
En este apartado, es necesario incluir de nuevo al general Moore, dado que es de 
especial interés, lo revelador de sus informes y cartas al reflejar sus pensamientos e 
incertidumbres durante la campaña. Su diario es de especial trascendencia al 
acercarnos a la toma de decisiones, las dificultades logísticas y a la poca colaboración 
con sus aliados españoles. 
Las memorias de los soldados napoleónicos que participaron en la campaña, y que 
al mismo tiempo no participaron de manera directa en la batalla, pero la mencionan, 
son muy abundantes. La razón detrás de ello, la podemos achacar, a que una gran 
parte de los soldados franceses que participaron en la campaña, solo nos cuentan su 
experiencia vivida hasta la localidad de Astorga. Esto se debe a que Napoleón 
abandonó la persecución en favor del mariscal Soult y por consiguiente más de la 
mitad de los soldados le acompañaran. Sin embargo, muchos de ellos se hicieron eco 
de los hechos acaecidos en A Coruña, aunque no llegasen a participar. Aquí podemos 
englobar las memorias del oficial del 69º Ligne Nicolas Marcel (1786-), la del italiano 
A.J.M. Rocca (1788 - 1818) perteneciente al Regimiento 2º de Húsares y por último 
a Dzeydery Chlapowski (1788 - 1879) perteneciente a los chevaux-lègers de la 
guardia imperial napoleónica. Todos ellos aportando su visión de la campaña y de las 
noticias que se fueron trasmitiendo por toda España tras la huida por mar del ejército 
británico. 
Por último, es interesante también la perspectiva española. En este apartado 
destacamos la narración del coronel Manuel García del Barrio (1766 – 1846), así 
como la correspondencia entre Pedro Caro y Sureda, marqués de la Romana (1761 
– 1811), líder del ejército de Galicia, y Moore. 
2.3.3. Fuentes historiográficas. 
 
Para complementar a las narraciones directas, hay que destacar la labor de grandes 
historiadores, que a lo largo de los últimos tres siglos han puesto su atención en 
recuperar la memoria de la guerra peninsular. De nuevo, los autores británicos son 
los que más atención han prestado a la retirada de Moore: 
15 
 
 
Sir Charles Oman (1860 – 1946) History of península war; considerado un gran 
clásico de la historiografía británica y uno de los autores más importantes para 
aproximarse a los combates que desde 1808 enfrentaron a Francia y al Reino Unido 
junto con España y Portugal. El primer volumen se centra en la retirada de Moore y 
en la batalla de A Coruña, narradas haciendo uso de diversas fuentes primarias, y 
que cuenta con apéndices repletos de información en relación con la organización, la 
disposición y las bajas británicas. 
De la misma manera, hay que hacer mención del libro Corunna de Christopher 
Hibert (1924 – 2008), mucho menos voluminoso que el de Oman pero que viene 
acompañado de muchos de los testimonios de los soldados previamente descritos. 
De lectura sencilla y cronológicamente bien ordenado. 
Recientemente, el libro La marcha de la muerte de Christopher Summerville, 
destaca y se diferencia de sus predecesores en que pone el foco de atención más en 
los soldados rasos que en los altos estamentos militares. De esa manera, nos hace 
experimentar el frio, el miedo y el dolor de aquella guerra que acababa de empezar. 
En cuanto a la historiografía española, hay que nombrar el libro La Coruña 1809, 
Napoleón versus Moore de Francisco Vela Santiago, que de forma resumida nos 
relata los acontecimientos más destacados en torno a los tres ejércitos que se 
adentraron en Galicia en el invierno de 1808-1809. 
El enfrentamiento en tierras gallegas también ha suscitado estudios locales, Los 
franceses en Galicia: Historia militar de la Guerra de Independencia en Galicia (1809) 
de Juan Manuel Osuna Rey (1939 - 2011) es especialmente relevante, ya que 
incluye testimonios de los archivos históricos de Galicia. De esa manera conocemos 
el paso y efecto de los ejércitos, a través de los alcaldes y párrocos de los pueblos 
gallegos que padecieron tanto a ingleses como franceses. Además de contar con 
excelentes mapas. 
En esta extensa bibliografía, hay que citar el excelente estudio y traducción de Ana 
Urgorri Rodríguez, extenso análisis de la situación político-militar durante el año de 
1808-1809, acercándonos a los hechos a través de la correspondencia de la época. 
En francés contamos con la obra de Natalia Griffon de Pleineville (1977 – 
actualidad) La Corogne: les Aigles en Galice, un libro muy completo, ya que contiene 
16 
 
 
con todo lujo de detalles, toda la información de los hechos acontecidos en el invierno 
de 1808 al 1809. Destaca por contar con centenares de testimonios desde el punto 
de vista del bando francés, lo cual es imprescindible para conseguir cierto equilibrio 
de fuerzas en relación con las fuentes escritas. 
Por último, como punto y aparte en este resumen de fuentes, hacer referencia a los 
cuadros, mapas y dibujos que representan la batalla. 
Las ilustraciones francesas y británicas contemporáneas al enfrentamiento son en 
general poco realistas y muchas de estas imágenes, aunque muy icónicas presentan 
muchos errores. Esto sedebe al representar uniformes y paisajes de manera poco 
realista, ya que muchos de estos ilustradores ni presenciaron la batalla y además, su 
intención es principalmente artística. En relación con la actualidad, muchos artistas 
contemporáneos, han plasmado con gran brillantez momentos claves tanto sobre la 
retirada como de la propia batalla, basándose para ello en las fuentes previamente 
descritas, lo que aporta una mayor comprensión de los hechos estudiados. 
En relación con los mapas y dado que en este proyecto dedicaremos una parte a la 
interpretación del campo de batalla a través de la herramienta de los SIG, será allí 
donde haremos un repaso de muchos de estos mapas que intentaron representar a 
los ejércitos en dicha contienda. 
3. La península ibérica, un gran campo de batalla para 
dos imperios. El invierno de 1808/1809. 
 
En el verano de 1808, la situación francesa en la península Ibérica era 
extremadamente complicada. El objetivo de someter rápidamente al reino de España 
y Portugal se había esfumado. La derrota de los franceses en Bailen el 23 de Julio 
de 1808 recorrió toda Europa30 y los británicos se decidieron apoyar a portugueses y 
españoles, contra los invasores franceses. Esto llevó al desembarco de los británicos 
en Lisboa el 1 de agosto de 1808 y a la derrota de los ejecitos franceses31. Con 
Portugal liberada por los británicos, Madrid de nuevo en manos españolas y con la 
 
30 Oman, Op. Cit. p. 205 
31 El general francés Junot, fue derrotado en Portugal, pero se le permitió a su ejército retirarse 
ordenadamente, lo que encolerizó a los ministros británicos que destituyeron a los generales británicos al 
mando, poniendo al mando a Sir John Moore. (Ibíd, p. 262). 
17 
 
 
huida de José I, parecía que la guerra estaba terminada, pero Napoleón tras firmar 
su alianza con Rusia, encabezó el mismo, la invasión de la península con más de 
100.000 soldados. Los ejércitos españoles, situados en el frente del Ebro esperaron 
a los ejércitos napoleónicas siendo diezmados uno a uno32, como único núcleo de 
resistencia las ciudades de Zaragoza y Madrid. En ese momento John Moore, nuevo 
general británico, a los mandos de en torno a 30.000 soldados, inicia su avance por 
el interior de la península Ibérica, ajeno al desastre que se avecinaba. 
En octubre de 1808 el movimiento del ejército expedicionario británico se desarrolla 
en tres columnas desde Lisboa a Salamanca, esto los acerca al centro de operaciones 
de la guerra peninsular, en un momento donde Napoleón avanza de manera 
imparable sobre Madrid. Moore divide a su ejército para progresar de forma más ágil 
y sostenible a través de unos caminos impracticables y sin prácticamente recursos33. 
Estos dos hechos, las malas condiciones de las vías terrestres y una logística 
inadecuada, junto con uno de los considerados peores inviernos registrados, serán 
los principales causantes de la desastrosa campaña que estaba por delante. 
La lenta marcha lleva al ejército británico a finales de noviembre a la ciudad de 
Salamanca, tras atravesar Extremadura y Castilla. Poco a poco el ejército se 
reagrupa, pero el tiempo perdido no permite alcanzar Madrid. De este modo y tras 
dos días de nula resistencia, Madrid se rinde a Napoleón34 y las noticias que llegan, 
informan de que la ciudad ha caído y que la junta suprema española ha huido hacia 
Andalucía. 
La situación es más que dramática, la correspondencia de estos días muestra un 
incesante intento por parte de los ministros británicos y mandos españoles de que el 
ejército británico actúe de una manera más ofensiva35. Por su parte Moore, ante la 
necesidad de aportar algo a su nuevo aliado español y ante la presión ejercida desde 
Londres y Madrid, decide actuar a través de un movimiento de distracción. Para ello, 
escoge al ejército francés del mariscal Soult, el cual se hallaba acantonado cerca de 
 
32 En Espinosa de los Monteros el ejército de Blake es derrotado, el cual más tarde pasará a las manos del 
General La Romana y el ejército de Castaños del centro será aplastado en Tudela. (Summerville, 2003, p. 43- 
46). 
33 Hibbert, 1961, p. 49. 
34 Esdaile, 2008, p. 58. 
35 Urgorri Rodríguez, Op. Cit. p. 63. 
18 
 
 
Burgos y que contaba con un ejército de en torno a 15.000 soldados36. El objetivo 
principal era el de atraer a Napoleón hacia el norte y evitar la completa destrucción 
de los rebeldes españoles, huidos al sur. El día 23 de diciembre, Moore escribe una 
entrada en su diario que resumirá su visión de la situación “El movimiento que estoy 
a punto de hacer es de lo más peligroso. No solo estoy arriesgándome a ser rodeado 
por fuerzas superiores, sino a perder la comunicación con Galicia… Hemos hecho 
todo en apoyo de la causa española, y no abandonamos hasta que los españoles nos 
abandonaron a nosotros”37. En ese momento y ya muy cerca de Moore, desde hacía 
varias semanas desde el puerto de A Coruña se dirigía el general David Baird (1757 
– 1829) con refuerzos38 hacia el grueso del ejército británico. 
El avance lleva a “los casacas rojas” a la localidad de Sahagún, lugar donde el general 
británico dará descanso a sus soldados, es allí donde el ejército de manera animada 
se prepara para el inminente enfrentamiento, así nos lo relata el fusilero del 
Regimiento 95º de rifles Harris “La guerra es un triste desatino de los sentimientos de 
los hombres. Nos sentimos ansiosos por volver a hacerlo”39. El avance nocturno lleva 
al primer combate serio, los húsares ingleses derrotan a la caballería francesa que es 
cogida de imprevisto, la infantería bajo un frio implacable marcha en plena noche 
cuando llegan informes al general Moore, de que Napoleón ha iniciado una auténtica 
“carrera”40 contra los británicos. El 24 de diciembre bajo un manto nevado, Moore da 
orden de parar las marchas, el ejército contrariado se da la vuelta y así nos lo relata 
Blakeney del Regimiento 28º de infantería “Después de nuestro alto… de pasar dos 
horas, las conjeturas se volvieron diversas sobre la causa de nuestro retraso” 41. 
Ignorando que lo que tenían por delante eran casi tres semanas de huida, con destino 
a la costa gallega de A Coruña. 
 
 
36 García del Barrio, 1891, p .32. 
37 Moore, 2012, p. 374. 
38 Tras haber recorrido la ruta A Coruña – Mayorga, el 20 de diciembre el general Baird se reúne con Moore, 
agregando en torno a 10.000 soldados al ejército británico. Tras haber consumido muchos de los recursos 
necesarios en la posterior huida. (Summerville, Op. Cit. p. 52). 
39Harris, 2019, p. 72. 
40 Chlapowski, 1992, p. 47. 
41 Blakeney, 2012, p. 18. 
19 
 
 
3.1. La carrera de A Coruña. 
 
La retirada desde un comienzo causa un gran malestar generalizado. Los soldados 
ansiosos por entablar combate, sin razón aparente desde su punto de vista, han de 
retirarse. Una decisión que dividirá a políticos y militares42, pero que a la postre 
resultará la única opción real ante el peligro inminente que representaba Napoleón. 
 
 En estas circunstancias y bajo un gran estrés, comienzan a caminar las unidades 
británicas a lo largo de la meseta castellana. Varias localidades como Mayorga 
(Valladolid) y Valderas (León) serán testigos de pequeñas escaramuzas y de los 
primeros actos de indisciplina por parte de los británicos, así lo manifiesta el Capitán 
Gordon del Regimiento 15º de húsares “Nuestra ruta nos llevó por una serie de 
aldeas… devastadas por la infantería que nos precedía, observamos el fuego… y los 
habitantes gritaban “Vivan los franceses!” y adelantamos a algunos que habían sido 
linchados por los españoles”43 . La larga marcha continua hacia Benavente, en largas 
 
42 Urgorri Rodríguez, Op.Cit. p. 30. 
43 Gordon, 2011, Kindle pos. 1289-1293. 
Figura 3. Mapa de la retirada anglo-española y la persecución francesa. Mapa del autor. 
20 
 
 
columnas de miles de hombres que dejan a la retaguardia, al mando el General 
Edward Paget (1775 - 1849), con la responsabilidad de frenar a la vanguardia 
francesa y así nos lo cuenta el Capitán John Dobbs del Regimiento 52º “El día 25 
estábamos en completa retirada… Nosotros en la retaguardia con la excepción del 
15º de Húsares ”44. 
Los enfrentamientos toman un 
nuevo cariz en el puente de 
Castrogonzalo, siendo estos, una 
de las claves de la campaña. En 
este caso, el puente será minado y 
destruido satisfactoriamente, 
frenando el avance francés. Esto 
coincide con la llegada de 
Napoleón, que a marchas forzadas, 
ve como los británicos se escapan, 
tras haber perdido un precioso 
tiempo en el paso del Guadarrama, 
así lo relata Rocca el húsar 
napoleónico del Regimiento 2º 
“Probablemente habrían quedado 
sin la protección de los puertos de Galicia, si el ejército francés no se hubiera visto 
imposibilitado en su marcha por la nieve recién caída en la sierra de Guadarrama.”45. 
La situación lleva a un cierto descanso en Benavente, donde el castillo será expoliado 
por los británicos con el objetivo de calentarse, con la consecuente quema de los 
bienes muebles que allí encuentran46. A pesar de hallarse en Benavente en una 
situación de cierta seguridad, el ejército británico será una vez más hostigado. Para 
ello, Napoleón envía al general Charles Lefebvre-Desnouettes (1773 – 1822), el cual 
consigue cruzar el rio Elsa y con su caballería atacar a la retaguardia británica, a ojos 
del propio emperador, los franceses sufren una nueva derrota por parte de la 
caballería británica, así lo cuenta el lancero polaco Chlapowski “Vadeó el río Elsa por 
 
44 Dobbs, 1863, p. 9. 
45 De Rocca, 1990, p. 65. 
46 Summerville, Op. Cit. p. 82. 
Figura 4. Puente de Castrogonzalo a su paso por el rio 
Elsa. Foto del autor. 
21 
 
 
la localidad de Benavente. En la llanura antes de la ciudad, fue atacado por toda una 
división de caballería británica ... El general se vio obligado a retirarse rápidamente al 
río, y él mismo fue capturado junto con 60 cazadores a caballo en la orilla del río "47. 
La victoria permite retomar la marcha con cierta distancia de seguridad. En la 
siguiente localidad, Astorga, coincidirán por primera y última vez, los aliados, el 
ejército británico y el ejército español del general de la Romana. La conmoción que 
causará el estado del ejército español en los soldados británicos queda reflejada por 
Blakeney “Los españoles... su condición era miserable y desoladora y provocaba 
compasión ... semidesnudos, casi muertos de hambre y privados de medicinas”48. Al 
coincidir dos ejércitos en retirada, el desabastecimiento se agravará para ambos. 
Por ello el General de la Romana y John Moore se reúnen, aunque rápidamente la 
división de opiniones se hace patente, el general escocés escribe sobre el general 
español “Habla de ataques y movimientos bastante absurdos, y luego vuelve a 
quejarse del estado inútil de su ejército y del país"49 en cambio Moore descarta 
presentar batalla y continua con su idea de que, ante las circunstancias, su objetivo 
es alcanzar el mar. Esto genera una desconfianza entre ambos, algo habitual a lo 
largo de la guerra peninsular entre británicos y españoles, en palabras del general de 
la Romana “Los ingleses ... han matado a tres magistrados y a varios habitantes ... 
no han pagado los carros y los animales que han utilizado ... En palabras de los 
propios franceses no podrían haber encontrado mejores agentes para avivar el odio 
 
47 Chlapowski, Op. Cit. p. 47-48. 
48 Blakeney, Op. Cit. p. 23. 
49 Moore, Op. Cit. p. 384. 
Figura 5. Pequeña porción del castillo de Benavente, el cual fue destruido parcialmente durante 
la guerra de independencia. Foto del autor. 
22 
 
 
hacia los británicos que el ejército comandado por G. Sir John Moore." 50. Al final y 
ante la escasez de recursos, ambos ejércitos se separan en los últimos días del año 
1808, Moore se dirige al puerto de A Coruña y La Romana toma el paso de 
Foncebadón con destino a Ourense, junto con este último el comandante Craudford 
con el objetivo de alcanzar Vigo51. 
Tras el abandono de Astorga por los anglo-españoles, el 1 de enero de 1809 
Napoleón hace su entrada, así lo narra el capitán Marcel del 69º Ligne “El 1 de enero 
de 1809 nos encontramos en el camino de Astorga: esperábamos que el enemigo nos 
estuviera esperando en los desfiladeros para entrar en Galicia, pero no sucedió y 
entramos sin luchar en Astorga”52, será en esta localidad cuando lleguen una serie de 
cartas dirigidas al emperador, que le informan sobre acontecimientos de extrema 
gravedad que llegan de Paris53, por ello a partir de ese momento decide delegar la 
persecución en el general Soult54. 
El implacable invierno de 1809, 
siguió su curso afectando a los 
tres ejércitos, así lo relata 
Naylies del Regimiento 19º de 
dragones “Allí nos asaltó una 
terrible tormenta: hombres y 
caballos fueron arrastrados por 
el viento, mientras que los 
remolinos de nieve nos 
impedían ver más allá de 
nuestros pasos ... La carretera de la Coruña era una de las mejores de España, pero 
como la nieve se había helado ... Se había convertido en una capa de hielo ... 
Encontramos cincuenta carros llenos de españoles heridos cuyos conductores los 
 
50 Esdaile, Op. Cit. p. 66-67. 
51 Hibbert, Op. Cit. p. 115. 
52 Marcel, 2011, p. 22. 
53 Las razones que se esgrimen ante la partida de Napoleón son, por un lado, que temía motivado por su 
ausencia, una conspiración en ciernes en Paris y al mismo tiempo Austria se preparaba para la guerra. (Grehan 
& Rodil Pérez, 2019, p. 122-123). 
54 Palluel-Guillard, 2009, p. 17. 
Figura 6. Ayuntamiento de Astorga, lugar que conoció el 
propio emperador Napoleón. Foto del autor. 
23 
 
 
abandonaron ... La mayoría de estos desgraciados habían muerto ... y los 
supervivientes nos suplicaron que los matáramos"55. El ejército del general Moore 
ante el frío, la falta de provisiones y la necesidad de evadirse, cometerán graves actos 
de indisciplina, los cuales siempre iban acompañados del tan preciado alcohol, así lo 
narra Robert Blakeney “Bembibre exhibía toda la apariencia de un lugar 
recientemente asaltado y saqueado. Todas las puertas y ventanas estaban rotas ... 
ríos de vino corrían por las casas y por las calles ... mujeres, niños, fugitivos ... La 
obscenidad era un deporte público. Pero las escenas son demasiado repugnantes 
para pensar en ellas.”56. La propaganda francesa no dudara en usar estos abusos, 
para presentar a los nuevos aliados de España, como auténticos “barbaros”. 
La marcha continua en unas condiciones extremas, así lo describe por el soldado 
anónimo del Regimiento 71º “La lluvia caía a torrentes, la nieve derretida llegaba hasta 
la mitad de la rodilla en muchos lugares y estaba manchada 
por la sangre que manaba de nuestros pies heridos y 
magullados"57, en este ambiente de extenuación y ante la 
creciente anarquía, los juicios sumarísimos se convierten 
en medidas drásticas, con el objetivo de paliar la 
insumisión, como así lo narra el capitán John Dobbs “Justo 
antes de que el enemigo avanzara hacia Cacabelos, la 
retaguardia se detuvo... con el propósito de colgar a tres 
insubordinados. Todo estaba listo, se formó un cuadro 
alrededor de la horca, cuando un húsar llegó... informando 
al general Paget que el enemigo estaba cerca...”58. Esta 
localidad presenciará uno de los combates más recordados 
entre la retaguardia británica y la vanguardia francesa. La 
infantería ligera inglesa situada en la orilla este del rio Cúa, 
ocasionará importantes bajas a la caballería francesa e incluso conseguirá alcanzar 
al general Auguste François-Marie de Colbert-Chabanais (1795 -1809)59, en palabras55 Esdaile, Op. Cit. p. 66. 
56 Blakeney, Op. Cit. p. 24. 
57 Memorials of the Late War: Journal of a Soldier of the Seventy- First Regiment (Highland Light Infantry) from 
1806-1815, anónimo, 2017, Kindle pos. 606. 
58 Dobbs, Op. Cit. p. 10. 
59 No confundir con sus hermanos, Alphonse de Colbert y Edouard de Colbert, también generales del ejército 
napoleónico. 
Figura 7. Monumento en el 
pueblo de Cacabelos que 
recuerda el lugar donde 
perdió la vida el general 
francés Colbert. Foto del 
autor. 
24 
 
 
de Blakeney “La caballería se dirigió al trote… los franceses cruzaron el puente y 
subieron hacia nosotros… siendo severamente castigados por el fuego del 95º… su 
carga fue en vano… una de las bajas más lamentadas fue, su valiente líder, el general 
Colbert"60. 
El día 3 de enero el ejército británico alcanza Villafranca del Bierzo, donde se repiten 
los excesos sobre la localidad, esta vez el propio Moore toma medidas drásticas, 
como documenta August Schaumann “tres húsares habían ... extraído un jamón ... 
miles de otros habían hecho cosas, mucho peores. Sin embargo, el general Moore 
estaba cabalgando por la calle en ese momento cuando los españoles lanzaron su 
grito por el jamón ... Estos tres tipos habían tenido que echar suerte por sus vidas. El 
hombre que perdió fue sacado y puesto de rodillas. Un destacamento de veinte 
hombres estaba detrás de él ... En voz alta, el ayudante gritó "Fuego" y el pobre diablo 
murió".61 
Tras abandonar Villafranca, comienza lo que será conocido como “la marcha de la 
muerte” más de 60 horas de retirada a lo largo de los montes gallegos, donde el frio, 
el hambre, la congelación y el estrés de ser perseguidos deja al ejército en un estado 
de extenuación, así lo expresa el soldado anónimo del Regimiento 71º “A partir de 
Villa Franca que la marcha de la muerte podemos decir que comenzó… de 
Villafranca… al Monte Cebreiro... No había nada para sostener nuestros cuerpos 
hambrientos, o protegerlos de la lluvia o la nieve... Los enfermos y los heridos... ahora 
fueron abandonados para morir en la nieve. El camino era una línea de pisadas 
ensangrentadas, de los pies doloridos de los hombres "62. Los relatos de auténtico 
terror sobre la retirada no son sino reflejo de como el invierno y la falta de suministros 
doblega a los ejércitos. Así nos lo cuenta el sargento Stephen Morley del Regimiento 
5º “Las pobres mujeres63 eran profundamente dignas de compasión… Una de ellas 
sin cubrirse más que con sus ropas andrajosas ... dio a luz a un niño ... El camino 
 
60 Blakeney, Op. Cit. p. 28-29. 
61 Schaumann, 1999, Kindle pos. 114-115. 
62 Memorials of the Late War: Journal of a Soldier of the Seventy- First Regiment (Highland Light Infantry) from 
1806-1815, anónimo, 2017, Kindle pos. 617-628 
63 Hasta principios del s. XIX, muchas mujeres acompañaban el ejército británico. Desde las esposas de los 
militares a vivanderas que seguían al ejército en campaña. Incluso era habitual la presencia de niños en los 
campamentos militares. 
25 
 
 
estaba sembrado de hombres incapaces de avanzar ... la disciplina se perdió, nadie 
mandaba, nadie obedecía"64. 
Además de las pérdidas humanas, el ejército británico se dejó por el camino hacia 
Lugo, un cofre repleto de monedas valorado en 120.000 pesos de plata o 25.000 
libras65. El ejército británico al borde del colapso llega a la ciudad de Lugo el día 6 de 
enero, población de cierta relevancia para la época, así lo narra el Oficial Gordon del 
15º Húsares “Del 6 al 9 el ejército permaneció detenido en Lugo, donde Moore ofreció 
batalla a Soult, y los regimientos británicos recuperaron algo de su disciplina y 
reunieron a muchos de sus rezagados”66. El ejército británico se despliega a las 
afueras de Lugo y aunque se dan una serie de escaramuzas, la batalla campal será 
rechazada por Soult que se excusará de la siguiente manera “Una gran cantidad de 
hombres y caballos no habían podido seguir, a causa de la fatiga y la falta de alimento, 
 
64 Morley, Memoirs of a Sergeant of the Fifth Regiment of Foot containing an Account of his Service on 
Hanover, South America, and the Peninsula, 1842, p.61-62. (Esdaile & Reed, 2018, p.126). 
65 Grehan et al., Op. Cit. p. 259. 
66Gordon, Op. Cit. Kindle Pos. 1579-1586. 
Figura 8. Vistas desde Pedrafita do Cebreiro. A lo largo de estas montañas, en aquel año de 
1809 cubiertas de nieve, ambos ejercitos sufrieron centeras de bajas. Foto del autor. 
26 
 
 
lo que les hizo sufrir en un paraje montañoso destrozado por los ingleses… Un 
reconocimiento dirigido a la posición inglesa me convenció de que para atacar tendría 
que reunir todos los medios de los que disponía… Esto requeriría al menos dos días” 
67 Durante la noche del 8 de enero de 1809, el ejército británico abandonara la ciudad 
de Lugo prosiguiendo la marcha tras el descanso. 
El último tramo de la huida pasa por Guitiriz y Betanzos donde esta vez la lluvia y el 
barro acompañan al ejército, August Schaumann indica en sus memorias “Marchamos 
lentamente en dirección a Quitterez (Guitiriz) en una muchedumbre dispersa, 
cansados, desanimados, hambrientos, mojados hasta los huesos y cubiertos de 
barro. Todos los habitantes habían huido, todas las aldeas estaban desiertas y, por lo 
tanto, fueron saqueadas de inmediato.”68 De nuevo el paso de ambos ejércitos se 
hace notar, en la parroquia de Muxa (Lugo) el cura de la localidad escribe “En 28 de 
febrero de 1809, se hizo el entierro de Modesto de Romay…cuya murió en aquella 
(sic) el día 10 de enero de 1809 por los franceses” 69. La siguiente localidad en ver el 
paso de los ejércitos en retirada, fue Betanzos, así lo narra el soldado anónimo del 
Regimiento 42º “En Britanzes (Betanzos) había todo tipo de suministros para el 
ejército británico ... Encontré un par de zapatos ... Me sentí en esos zapatos, como 
ningún monarca se sintió jamás en un trono ... Ningún alma más que la de él que 
compartió las miserias de esa marcha, en medio de privaciones similares, puede tener 
cualquier compañerismo conmigo en la reminiscencia de sus horrores ... No me fui 
del pueblo con el regimiento. Nuestra guardia fue tomada para ayudar a destruir los 
suministros. Todo fue arrojado al río"70. 
En los últimos kilómetros, cuando el ejército de Moore ya divisaba en la lejanía el 
puerto de A Coruña, los ánimos cambiaron, así lo expresa el soldado anónimo del 
Regimiento 71º “Llegamos el 11 de enero de 1809. ¿Cómo describiría mis 
sensaciones ante la primera visión del océano? Sentí que todo mi desaliento anterior 
desaparecía de mi mente. Mis irritados pies caminaban mucho más ligeros en el 
camino helado. Todos los rostros cerca de mí parecieron iluminarse. Gran Bretaña y 
 
67 Soult, J, 1999, p. 64. 
68 Schaumann, A. Op. Cit. p. 130. 
69 A.D. L. Parroquia: Muxa, Santa María, Libro de Bautizados y Difuntos 1715 – 1822. (Osuna Rey, Op. Cit. p.58) 
70 The Personal Narrative of a Private Soldier, Who Served in the Fourty- Second Highlanders, For Twelve Years, 
During the Late War, anónimo, 2016, Kindle pos: 633-647. 
27 
 
 
el mar son dos palabras que no se pueden separar.” 71. El ejército británico cruza en 
O Burgo el ultimo puente antes de alcanzar la seguridad de A Coruña. Tras el paso 
del ejercito por el puente de piedra, los ingenieros británicos lo preparan para su 
demolición, una operación de minado que solo en una ocasión en la larga retirada 
había resultado satisfactoria72. Estas acciones fueron claves para retrasar al ejército 
francés, así lo narra Robert Blakeney del 28 “La explosión al final se produjo y 
destruyó por completo dos arcos; Grandes bloques de mampostería saltaron 
terriblemente sobre nuestras cabezas… La compañía ligera del 28º y la compañía del 
capitán Cameron del 19º rompieron sus filas y corrieron como pavos… Los bloques 
resultantes continuaron sus trayectorias parabólicas… y descendieron quedando 
profundamente enterradas en la tierra. Un hombre del28º resulto muerto” . El éxito 
de la operación lleva al ejército francés a perder 2 o 3 días. Este retraso será muy 
 
71 Memorials of the Late War: Journal of a Soldier of the Seventy- First Regiment (Highland Light Infantry) from 
1806-1815, anónimo, 2017, Kindle pos. 699. 
72 Blakeney, Op. Cit. p. 50. 
Figura 9. Puente de O Burgo. Situado a pocos kilómetros de A Coruña y de paso 
obligado para ambos ejércitos. Destruido parcialmente por los británicos. Foto del autor. 
28 
 
 
favorable para los intereses británicos en el desenlace de los acontecimientos que 
habían de llegar. 
 
3.2. A Coruña, enero de 1809. 
 
La llegada del ejército británico a la ciudad de A Coruña el 13 de enero, culmina tras 
18 días de marcha y más de 450 km recorridos, con el resultado de cientos de bajas 
para el ejército de Moore. En esta ocasión, al menos en la ciudad Herculina hallaran 
el aliado que tanto ansiaban desde la llegada a la península ibérica, la población 
coruñesa, así lo narra August Schaumann “Los habitantes aquí son muy amables. 
Varios oficiales que han estado con el general Spencer en Cádiz dicen que la gente 
es tan liberal y entusiasta como ellos. Todos, jóvenes y viejos, ricos y pobres por igual 
(sí, incluso las mujeres y las niñas) están ocupados en las murallas ayudando a 
levantar trincheras. Grupos enteros de muchachas jóvenes y hermosas van en 
procesión con cestas en la cabeza, llevando municiones a los fuertes y a las baterías, 
y se ve maravillosamente bien. Si los españoles hubieran sido así de patriotas en 
todas partes, las cosas hubieran ido mejor”73. 
El ejército británico conseguirá en A Coruña reponerse del cansancio y del gran estrés 
sufrido. Sin embargo, la flota británica a consecuencia de una meteorología 
complicada se retrasará, apareciendo en la bahía de A Coruña el 14 de enero. Los 
días del 13 al 15 de enero son de gran ajetreo, por un lado, comienzan los 
preparativos para el embarque del ejército y por otro lado la amenaza de Soult obliga 
a preparar la defensa de la ciudad. John Moore ante la inminente llegada de los 
franceses pone en marcha dos acciones de “tierra quemada” y así evitar que estos 
se apoderen de nada útil tras su marcha, ambos eventos son testimoniados por 
multitud de fuentes. Por un lado, el día 13 de enero, miles de barriles de pólvora serán 
destruidos, tal y como lo cuenta el Capitán Gordon del Regimiento 15º de Húsares 
“La ciudad entera se halló en alarma alrededor de las nueve de esa mañana por una 
tremenda explosión ... Se rompieron varias ventanas ... Sir John Moore había 
ordenado que se destruyera un polvorín... ya que no había tiempo para eliminar la 
pólvora que contenían, la cual ascendía a 1500 barriles… La consecuencia… fue una 
 
73 Schaumann, Op. Cit. p. 135. 
29 
 
 
explosión infinitamente más violenta (de lo esperado) … algunos hombres 
encargados de la explosión volaron por los aires. Los habitantes de la aldea… habían 
sido avisados del peligro… pero pocos hicieron caso… es probable que muchos 
perecieran… dado que el lugar fue reducido a ruinas”74. Por otro lado, más de 2000 
caballos serán sacrificados en la zona de Pescadería (A Coruña), así nos lo relata el 
soldado del anónimo del Regimiento 71º “A mi regreso al campamento, fui testigo de 
una escena conmovedora. La playa estaba cubierta de caballos muertos… Los 
animales, como advertidos por los cadáveres de sus compañeros, parecían 
frenéticos, relinchaban y gritaban de la manera más espantosa. Muchos se soltaron 
y galoparon por la playa con las melenas al aire y la boca bien abierta.”75. 
Durante los días 14 y 15 de enero, el ejército de Soult repara el puente, tras la retirada 
de los piquetes británicos los franceses comienzan a tomar posiciones en los altos de 
Peñasquedo. Entre tanto la mayor parte de la artillería y el total de la caballería inglesa 
serán embarcadas en la flota británica. La dificultad logística del embarque de ambas 
unidades apremiará a que se suban los primeros a los barcos. Sin embargo, el 
aspecto táctico, también tuvo un gran peso en esta decisión, ya que Moore tuvo en 
 
74 Gordon, A. Op. Cit. p. 1799 
75 Memorials of the Late War: Journal of a Soldier of the Seventy- First Regiment (Highland Light Infantry) from 
1806-1815, anónimo, 2017, Kindle pos. 712. 
Figura 10. Vistas al fondo de la ciudad de A Coruña desde los altos de Peñasquedo, ocupados por 
el ejército francés los días previos a la batalla. Foto del autor. 
30 
 
 
cuenta la desventaja de un terreno irregular para caballería y artillería en caso de 
batalla. Las afueras de A Coruña eran una zona plagada de huertas gallegas con 
pequeños muros divisorios, lo que provocaría que la caballería no pudiera combatir 
de manera eficaz, así lo describe antes de la batalla William Vane, brigadier de 
caballería británico “Los ejércitos francés e inglés estaban separados entre sí por una 
serie de murallas y setos; y otros recintos ...”76 . De esa manera, la infantería británica 
queda en tierra hasta el día 16 de enero, cuando de mañana comienza el embarque, 
el cual rápidamente se verá interrumpido ante las noticias de los movimientos de los 
franceses y el ruido de los cañones. El ejército británico tras dos días de descanso, y 
ante la incapacidad de poder embarcar al completo se verá obligado a entablar 
combate. 
El estado anímico antes de la lucha ha de ser tenida en cuenta para comprender el 
desenlace. En el bando británico, existía cierta necesidad de revanchismo provocado 
por el acoso sufrido en la huida y al mismo tiempo, los soldados eran conscientes de 
la importancia del éxito o fracaso de la batalla, con el mar a sus espaldas, su 
supervivencia y posterior huida dependía de como culminara la batalla. En cambio, 
los franceses agotados ante la dureza de la marcha encontraran a un ejército británico 
atrincherado a las afueras de A Coruña, lo que afectó a su moral ante la crudeza de 
lo que se avecinaba. En definitiva, estas pinceladas dan una última aproximación de 
la realidad de ambos ejércitos desde el punto de vista de la moral. 
4. Los ejércitos enfrentados. 
 
4.1. Los mandos. 
 
A continuación, y de manera concisa, se presentan los mandos de ambos ejércitos. 
Esto ayuda a comprender mejor el organigrama militar de ambos bandos, a través de 
las siguientes tablas. En ellas se muestran: generales de ejército, generales de 
divisiones y los brigadieres de los diferentes regimientos. Una visión general del 
entramado de mandos de los ejércitos de la época y que sirve de guía para conocer 
a los individuos involucrados. 
 
76 William Vane, 1829, p. 284. 
31 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ambas tablas nos permiten también ubicar las diferentes unidades militares 
implicadas en la batalla de A Coruña. En el caso británico se han incluido también a 
Figura 11. Tabla que 
muestra los principales 
mandos británicos. Tabla 
del autor. 
Warde William Bentick Mannigham
Beresford Fane
Leith Hill Catlin Crawdurd
Anstruther*(Ross) Disney
Secretario militar: John Colborne
EJERCITO BRITÁNICO
Comandante en jefe: General Sir John Moore
Plana mayor
Intendente: George Murray
Ayudante de campo: Clinton
 David Baird
Alexander Mckenzie Fraser
Charles Stewart y Charles Slade 
Estado mayor
Thomas Graham, Percy, Burrard, George Napier, Henry Hardinge
ARTILLERÍA
Coronel Hardinge*(Major Viney)
Capitan Eveleigh y Capitan Downman
CABALLERÍA
Lord Henry William Paget
DIVISIONES DE INFANTERÍA
John Hope
Edward Paget
BRIGADAS LIGERAS- VIGO
Karl Alten y Robert Craudfurd 
Reynaud Sarrut Thomiéres
Gaulois Jardon Lefebvre
Foy Arnaud
EJERCITO FRANCÉS
Comandante en jefe: Mariscal Jean de Dieu Soult
Ayudantes de campo:
Coronel Hulot, jefes de escuadron Saint-Chamans, capitan Ricard.
Lahoussaye division
DIVISIONES DE INFANTERÍA
General de división: Merle, 1ª División
Jefe de estado Mayor: Sylvestre Ricard
Jefe deestado Mayor: Ayudante Forestier
ARTILLERÍA
General de brigada: Bourgeat
Jefe de estado Mayor: Ayudante Baurot
CABALLERÍA
jefe de estado Mayor: Ayudante Cambis
General de división: Mermet , 2ª División
Brigadas Debelle y Girardin
General de división: Delaborde, 3ª División
Brigadas Marisy y Caulaincourt
Lorge division
Brigadas Vialnes y Fournier
Franceschi division
Figura 12. Tabla que 
muestra los principales 
mandos franceses. Tabla 
del autor, basada en la 
autora Natalia Griffon. 
32 
 
 
las brigadas ligeras que se separaron del grueso principal que fueron en dirección a 
Vigo. 
 
4.2. Organización y composición de los ejércitos de la época 
napoleónica. 
 
De cara, a comprender la composición de los ejércitos que lucharon en la batalla de 
A Coruña, en esta sección repasaremos brevemente como franceses y británicos 
combatían en los años 1808 y 1809. 
En el caso de la infantería de este período77, una de las imágenes más icónicas en 
el imaginario colectivo, es la visión de regimientos que en largas filas/líneas 
compactas se aproximan al combate al son de los tambores con paso firme y lento. 
Las razones de ser de dichas formaciones son las siguientes78: 
1- El armamento: La máxima de todo ejercito es adaptarse y optimizar las 
herramientas disponibles. Desde el s. XVI d. C. la pólvora se convirtió en la 
dominante de los campos de batalla y hasta principios del s. XIX d. C. su uso 
fue teniendo cada vez más importancia. Un crecimiento que puso fin a muchas 
armas blancas que habían acompañado al ser humano en sus guerras 
fratricidas. Sin embargo, al no alcanzar gran puntería y distancia, hizo que para 
lograr una gran potencia de fuego los ejércitos continuaran siendo los bloques 
compactos de hombres. La fórmula clásica seguía siendo la más eficaz para ir 
a la guerra. 
2- Potencia de fuego: Al llegar al campo de batalla habitualmente la infantería 
se formaba en “línea de a tres”79, para que como previamente indicamos, ganar 
potencia de fuego. Al mismo tiempo, hay que recordar que los mosquetes de 
ánima lisa tenían muy poca puntería, por ello la única forma de que fueran 
efectivos era a través del fuego de descarga y el disparo en masa, la cual era 
la manera más eficaz de infligir daño físico y psicológico al enemigo. 
3- Organización: El mando y control de las unidades se veía beneficiado por el 
orden cerrado en que estaban constituidas. Las órdenes en las guerras 
 
77 Griffith, 2007, p. 6-7. 
78 Hernandez Cardona & Rubio-Campillo, 2010, p. 140-145. 
79 Haythornthwaite, 2008, p. 14-15. 
33 
 
 
napoleónicas eran transmitidas por mandos intermedios que situados 
estratégicamente a lo largo de los regimientos y por medio de gritos, podían 
dirigir a sus soldados. Además, los elementos visuales (banderas) y acústicos 
(tambores o cornetas), mantenían cohesionada a la unidad en el fragor de la 
batalla. Las dificultades para mantener coordinada a la unidad frente a un 
terreno irregular se sumaban al humo de la pólvora y el ruido ensordecedor de 
la batalla. 
4- Moral: Sin duda, el hecho de avanzar hombro con hombro junto a los 
compañeros de campaña ayudaba a mantener la moral alta de la soldadesca 
en el momento de avanzar contra el enemigo. Lo que evitaba la huida de los 
soldados al integrarlos en unidades donde se promovía el espíritu de cuerpo. 
Sin embargo, la infantería se había diversificado y para el año 1809 las naciones 
europeas habían desarrollado unidades de infantería ligera o los voltiguers 
franceses80. Estas unidades ligeras destacaban por tener una mayor independencia 
en el campo de batalla, luchar en orden abierto y usar rifles de mayor precisión y 
distancia. El modo de combatir de estas unidades revolucionó las batallas de la época 
y pueden considerarse antecesoras del sistema de combate de las guerras modernas. 
A lo largo de la campaña de A Coruña su eficacia será probada en numerosas 
ocasiones, como el aclamado Regimiento 95° de rifles británico. En la evolución de 
esta infantería tendrá un gran peso uno de los protagonistas de este trabajo, John 
Moore, el cual fue uno de los grandes impulsores de la infantería ligera81. 
En aspectos organizativos, el ejército francés disponía de una gran flexibilidad al 
otorgar a cada Mariscal el mando único de su ejército, los cuales en campaña tenían 
como Soult, total autonomía, a menos que Napoleón enviara órdenes precisas. Bajo 
Soult la infantería se dividía en divisiones comandados por generales de divisiones, 
las cuales en A Coruña tenían un tamaño muy dispar que iba de 5637 hombres en la 
división Merle a solo 2876 en la división Delaborde. Bajo ellos se organizaban dos o 
tres brigadas; y cada brigada tenía al mando al menos dos batallones. En el caso 
británico, la organización era similar con un organigrama que de la misma manera 
pasaba desde el General Moore, a sus tenientes generales los cuales estaban al 
mando de las divisiones con tamaño aproximado de 6000 hombres. En relación con 
 
80 Haythornthwaite, 2016, p. 8-9. 
81 Ibíd, p. 25-27. 
34 
 
 
las brigadas, eran prácticamente como las francesas, aunque en estas últimas se 
incorporaban unidades de artillería. Por último, los regimientos tenían solo un batallón 
por cada uno de ellos, es decir, aunque un regimiento tenía dos batallones, solo uno 
se incorporaba a la campaña. En cambio, en el caso de los franceses, cada regimiento 
podía tener todos sus batallones luchando en activo al mismo tiempo, incluso hasta 
cuatro. 
La unidad táctica básica de infantería era el batallón. Un batallón de línea francés 
tenía, en teoría, 840 hombres82, y uno británico 1000 hombres83 pero en la práctica, 
dado los avatares de la campaña habría que reducir el número operativo en un 20%. 
Los franceses tras la reorganización de 1808 se organizaron en seis compañías: 
cuatro de infantería de línea y dos compañías en el flanco, en la izquierda los 
voltigeurs, infantería ligera especializada y utilizada para escaramuzas, y a la 
derecha, los granaderos, formados por los hombres más altos y fuertes. Los británicos 
seguían un modelo similar, la infantería de línea se formaba en ocho compañías de 
100 hombres. Además de las dos compañías de los flancos, las cuales estaban 
ocupadas, tal y como la de los franceses por granaderos e infantería ligera. 
Como podemos observar los batallones eran una unidad que, aunque dependía de la 
brigada, tenía una gran autonomía. A la hora de adentrarse en el campo de batalla lo 
hacían en “columnas”, estas eran auténticos bloques que dada su cohesión podían 
avanzar en perfecto orden. Una vez llegaban al lugar indicado, maniobraban para 
formar en “línea”, para hacer uso de la potencia de fuego que otorgaba esta formación. 
La infantería, además de enfrentarse a otras unidades de infantería tenía que hacer 
frente a las cargas de caballería, para ello los ejércitos mejor entrenados formaban el 
“cuadro”, un rectángulo o cuadrado de bayonetas en dirección al exterior, que protegía 
la retaguardia de todos sus integrantes84. En este sentido, simplemente si el batallón 
se compactaba, eran casi imbatibles para la caballería, en cambio serían muy 
vulnerables ante la artillería, la cual podría causar decenas de bajas de un solo 
disparo. 
 
82 Griffith, Op. Cit. p. 51. 
83 Haythornthwaite, 2008, p. 11. 
84 Ibíd, p. 8. 
35 
 
 
 
 
La organización de los ejércitos y sus maniobras nos permite comprender su 
funcionamiento en el campo de batalla. En Elviña, por ejemplo, los franceses optaron 
por la “columna” no solo para avanzar por el campo de batalla85, sino para cargar 
hasta el enfrentamiento a bayoneta. Esta táctica había sido puesta en práctica en 
numerosas ocasiones y aunque sacrificaba potencia de fuego, ganaba en 
maniobrabilidad si la comparamos con una larga línea. Al mismo tiempo, una carga 
de bayonetas podía quebrar la moral de unidades poco disciplinadas, provocar la 
huida en masa y decidir

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