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Cultura Tolteca

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Cultura Tolteca
La cultura tolteca se desarrolló en los valles centrales de México entre los siglos IX y XII, teniendo su centro político en la ciudad de Tula, en el actual Estado de Hidalgo. Los toltecas eran un pueblo de lengua nahua, que llegó al altiplano mexicano migrando desde zonas áridas del norte del continente americano.
Una vez asentados en la región central de México, los toltecas asimilaron costumbres de pueblos sedentarios y luego edificaron su gran centro urbano: Tollan Xicotitlan (actual Tula). De ahí procede su nombre, ya que en el idioma náuhatl toltecatl significa "habitante de Tollan".
No obstante, la palabra tolteca iba más allá de denotar un gentilicio. Se usaba como equivalente de "civilizado". Pues en su capital se construyeron centros ceremoniales, se conocían técnicas agrícolas, y se estudiaba astronomía. Ya en la época del imperio mexica, se llamaba 'tolteca' a los maestros artesanos.
A la cultura tolteca se le considera el puente que enlaza las tradiciones de Teotihuacán con las de la civilización azteca-mexica. Tan importante era el prestigio tolteca en el periodo posclásico mesoamericano que los mexicas vinculaban su linaje y antepasados con el de los gobernantes de la realeza de Tula.
Tula vivió su momento de esplendor hacia el año 1050 d.C., cuando se calcula que llegó a albergar a más de 50.000 moradores. El centro de la ciudad estaba reservado para las élites de sacerdotes y guerreros, mientras los campesinos y artesanos habitaban en las afueras.
Ubicación geográfica tolteca
Los toltecas se establecieron en los valles del norte del altiplano central mexicano, específicamente en el lugar que hoy ocupa el estado de Hidalgo. El sitio arqueológico de su ciudad principal, Tula, se halla a unos 80 kilómetros al norte de Ciudad de México.
Aunque los toltecas no llegaron a fundar un gran imperio que se extendiese a otros territorios, su poderío militar, su control de rutas comerciales y su influencia cultural, los convirtieron en el pueblo más notable del periodo posclásico temprano (950 d.C.-1200).
Grupos toltecas migraron hacia la península de Yucatán en el sigo X. Tal migración llevó influencias toltecas a la ciudad maya de Chichén Itzá. Esto se observa en el arte y arquitectura. La pirámide de Kukulcán, por ejemplo, está dedicada a la serpiente emplumada, llamada Quetzalcóatl por los toltecas.
Asimismo, existen numerosas similitudes entre el "Templo de los Guerreros" de Chichén Itzá y el "templo de Tlahuizcalpantecuhtli" de Tollan-Xicocotitlan. Todo lo cual da muestras del mestizaje tolteca con otros pueblos mesoamericanos.
Características de la cultura tolteca
Pueblo guerrero y militarizado. Los toltecas hicieron uso de la fuerza para dominar a otras tribus y controlar rutas comerciales. En los muros de sus templos se aprecian imágenes de batallas y del sacrificio de los derrotados.
Civilización influyente y expansionista. La guerra, el comercio y la migración hacia diversas regiones convirtieron a los toltecas en diseminadores de las tradiciones mesoamericanas del periodo clásico al posclásico. Esto tuvo un significado relevante en la formación de la civilización azteca-mexica.
Grandes adoradores de Quetzalcóatl. Entre los distintos dioses venerados se destaca Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Tal culto lo tomaron de las tradiciones teotihuacanas y luego lo difundieron en otras regiones. La imagen de este dios asociado a la regeneración de la vida y a la sabiduría está presente en monumentos y esculturas.
Mitos trascendentales. El líder Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl (c. 895-947) relacionó su dinastía al dios Quetzalcóatl. Pero este gobernante fue forzado a abandonar Tula por seguidores de Tezcatlipoca. Se fugó yendo hacia el este y prometiendo volver algún día. Esta fue la leyenda malinterpretada por los mexicas cuando los españoles llegaron a México y los confundieron con mensajeros del dios serpiente.
Centro político religioso en Tula. La ciudad capital tolteca alcanzó unos 16 Km2 de superficie. Tenía un templo ceremonial en su centro y una plaza pública. Alrededor se encontraba la pirámide B, sobre la que están erigidos los "atlantes", o guerreros de piedra y el tzompantli (la hilera de cráneos).
Economía de la cultura tolteca
Como otros pueblos mesoamericanos precedentes, los toltecas basaron su economía en la agricultura y el comercio, a lo que se sumó la recolección de tributos de pueblos que subyugaban mediante ataques y combates.
Las técnicas agrarias toltecas eran sofisticadas. Practicaban el cultivo mediante sistemas de riego, trazando canales para que el agua de los ríos irrigase sus campos. El cultivo más importante, sin duda, era el maíz. También sembraban frijoles, ajíes, amaranto, y consumían aguacate, que tal vez obtenían mediante intercambios.
Evidencias arqueológicas sugieren que en Tula se importaba cacao desde las selvas centroamericanas, y que exportaba obsidiana, obtenida de minas en la Sierra de las Navajas, cercana a la ciudad de Pachuca. Los artesanos toltecas trabajaban este material, así como la turquesa.
Con todo ello se observa que Tula era un importante puesto comercial. Junto a esto, su importancia militar y política la hacía un centro de recaudación de tributos.
Religión de los toltecas
Los toltecas eran politeístas, esto es, que adoraban a varios dioses. Un elemento clave surgido con el encumbramiento de la cultura tolteca es que los rituales religiosos pasaron a estar cada vez más ligados a las guerras.
La migración de pueblos provenientes del norte pudo acrecentar la competencia por los recursos disponibles hacia el siglo X, lo que explica la justificación de la toma de prisioneros y los ritos de sangre vinculados a la fertilidad de la tierra.
Los dioses toltecas estaban asociados a la naturaleza. Entre estos, estaban los dioses tomados de la tradición teotiuhacana, como Quetzalcóatl y Tláloc. Estos dioses luego formarían parte del panteón de la civilización azteca-méxica, y también fueron vinculados a la mentalidad militarista y al sistema de gobierno teocrático y guerrero.

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