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C en tro d e Es tu di os d e Po st gr ad o Má st er en P ro fe so ra do d e E ns eñ an za S ec un da ria O bl ig at or ia, Ba ch ille ra to , F or m ac ió n Pr of es io na l y E ns eñ an za d e I di om as Centro de Estudios de Postgrado Trabajo Fin de Máster REPRODUCCIÓN Y SEXUALIDAD Alumno/a: Valverde García, Mª Manuela Tutor/a: Prof. D. Santos Blanco Ruiz Dpto: Biología experimental Tutor/a: Prof. Dña. África Yebra Rodríguez Dpto: Geología Julio, 2021 1 AGRADECIMIENTOS 3 1. RESUMEN Y PALABRAS CLAVE (EN ESPAÑOL E INGLÉS) 4 2. INTRODUCCIÓN 5 3. FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLÓGICA 8 3.1. Antecedentes y estado de la cuestión. 8 3.2. Contextualización histórica general. 9 3.3. Antecedentes y contextualización histórica española. 12 3.3.1. La educación sexual española en la actualidad. 16 3.4. Desarrollo del tema para 3º de ESO: Reproducción y Sexualidad. 17 3.4.1. Introducción al tema. 17 3.4.2. Un poco de historia. 19 3.4.3. La madurez sexual: Cambios que se producen en la adolescencia. 20 3.4.4. Los aparatos reproductores. 21 3.4.4.1. El aparato reproductor masculino. 21 3.4.4.2. El aparato reproductor femenino. 24 3.4.5. Los gametos y su formación. 28 3.4.5.1. Espermatogénesis y estructura del espermatozoide. 28 3.4.5.2. ¿Cómo es el espermatozoide? 29 3.4.5.3. Ovogénesis y estructura del óvulo. 30 3.4.5.4. ¿Cómo es el óvulo? 31 3.4.6. Los ciclos del ovario y el útero 31 3.4.6.1. El ciclo ovárico. 31 3.4.6.2. El ciclo uterino. 32 3.4.6.3. Fertilidad durante los ciclos sexuales femeninos. 34 3.4.7. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto. 34 3.4.7.1. Fecundación. 34 3.4.7.2. Desarrollo embrionario durante el embarazo. 35 3.4.7.3. El parto y sus fases. 37 3.4.8. Las infecciones de transmisión sexual (ITS). 38 3.4.9. Métodos anticonceptivos. 41 3.4.9.1. Tipos de métodos anticonceptivos. 42 3.4.10. Reproducción asistida. 47 3.4.10.1. Tipos de reproducción asistida. 47 3.5. Adaptaciones en el tema para su impartición en 3º ESO. PMAR 49 3.5.1. Gametogénesis, los gametos masculino y femenino. 50 3.5.2. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto. 51 3.5.3. Reproducción asistida. 55 3.5.3.1. Tipos de reproducción asistida. 55 3.6. Enfoque y Metodología didáctica 56 3.7. Relaciones CTS 58 4. PROYECCIÓN DIDÁCTICA 59 4.1. Legislación educativa de referencia. 60 4.1.1. Legislación educativa estatal. 60 4.1.1.1. Legislación educativa estatal enfocada a PMAR 61 4.1.2. Legislación Autonómica. 62 4.1.2.1. Legislación autonómica enfocada a PMAR 62 2 4.2. Contextualización del centro escolar. 63 4.2.1. Localización del centro. 63 4.2.2. Sedes y edificios. 64 4.2.3. Enseñanzas. 64 4.2.4. Alumnado. 65 4.2.5. Profesorado. 65 4.3. Aspectos psicológicos y pedagógicos del alumnado y de la enseñanza. 66 4.4. Elementos curriculares básicos. 67 4.4.1. Objetivos. 67 4.4.1.1. Objetivos generales de etapa. 67 4.4.1.2. Objetivos generales de área o materia. 69 4.4.1.3. Objetivos específicos de la unidad didáctica. 70 4.4.2. Competencias. 71 4.4.3. Contenidos. 72 4.4.3.1. Contenidos para 3º de ESO y PMAR. 73 4.4.4. Metodología. 75 4.4.4.1. Actividades. 76 4.4.5. Temporalización. 77 4.4.6. Evaluación. 85 4.4.6.1. Criterios de Evaluación y Estándares de Aprendizaje Evaluables. 85 4.4.6.2. Criterios de calificación. 87 4.4.6.3. Instrumentos de evaluación. 88 4.4.6.4. Recuperación y proacción. 89 4.4.7. Transversalidad, interdisciplinaridad e interculturalidad. 89 4.4.8. Evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje. 91 5. CONSIDERACIONES FINALES 91 6. BIBLIOGRAFÍA 93 7. ANEXOS 99 3 AGRADECIMIENTOS En primer lugar, me gustaría agradecer a la Universidad de Jaén por darme la posibilidad de hacer este máster. A mis tutores de TFM Santos y África, sin los que no hubiera sido posible realizarlo. También quiero agradecer muy especialmente este TFM al IES Fuente de la peña y a todos los que forman parte de él, por la acogida que tuvieron conmigo y el buen trato durante toda mi estancia de prácticas allí. En particular, a mi tutor de prácticas Alberto por enseñarme tanto, por haberme ayudado y apoyado en todo, además de por haber confiado tanto en mí desde el principio para la impartición de las clases. También quiero hacer una mención especial a los alumnos de la clase de 3º de ESO C (PMAR), donde tantas horas lectivas se me han hecho pocas, porque que me han permitido descubrir mi vocación como docente. Y cómo no, a todos mis compañeros y compañeras de máster, sobre todo a los del grupo D. A Adriano, Diego, Emilio y Fabián, pero principalmente a Esther, que ha compartido conmigo tanto este máster como el doble, con quien he realizado todos y cada uno de los trabajos grupales y quien se ha convertido en una amiga muy especial que espero mantener siempre. Quiero dar las gracias también a todos los amigos y amigas que me han apoyado durante un curso que, como ellos saben, ha sido muy duro en muchos aspectos. A Simón, Luisa y Fran. Y, por supuesto, he de dar las gracias a mi familia, fundamentalmente a mi padre, pues sin ellos nada de esto sería posible. También quiero agradecer a mi pareja Alberto por estar siempre a mi lado brindándome en todo momento su comprensión, afecto y apoyo de manera incondicional. Sin él no habría podido llegar hasta aquí, y mucho menos realizar este proyecto. A todos los que habéis hecho posible este TFM y me habéis permitido disfrutar, como lo he hecho, de este máster y sus prácticas, muchísimas gracias. "Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” Benjamin Franklin 4 1. RESUMEN Y PALABRAS CLAVE Resumen Este Trabajo de Fin de Máster consiste en el desarrollo de una Unidad Didáctica relativa a los contenidos de la asignatura Biología y Geología de 3º ESO, Bloque 2: “Las personas y la salud. Promoción de la salud” según la Orden de 15/01/2021 (Junta de Andalucía), en línea con el Bloque 4 establecido en el Real Decreto 1105/2014 (26 de diciembre). Se trata, concretamente, de los contenidos sobre la sexualidad y la reproducción humana ligados al temario de la asignatura de Biología y Geología, así como las adaptaciones de estos contenidos para la asignatura Ámbito Científico y Matemático impartida en 3º de ESO de PMAR. Con este trabajo se pretende poner de manifiesto la importancia que tienen las asignaturas anteriormente mencionadas dentro del currículo, ya que son del todo indispensables para el desarrollo del alumnado adolescente de una forma sana tanto física como psicológicamente. Una necesidad especialmente acuciante en contextos educativos de centros de Compensación Educativa, donde el alumnado se encuentra en situación de desventaja social. Durante esta unidad didáctica, los alumnos se verán inmersos en diversas dinámicas de trabajoindividual y cooperativo, las cuales les ayudarán a reflexionar y desarrollar un pensamiento crítico frente a la reproducción y la sexualidad, al mismo tiempo que se fomenta el respeto y la tolerancia hacia el grupo. Palabras clave: aprendizaje significativo, trabajo cooperativo, reproducción, sexualidad, Compensación Educativa, tolerancia. Abstract This Master's Thesis is based on the development of a Didactic Unit related to the contents of the subject Biology and Geology for 3rd ESO, Block 2 “People and health. Health promotion”, as given in the Order of 15/01/2021 (Junta de Andalucía) and according to the Block 4 established in the Royal Decree 1105/2014 of 26th December. Its deals with sexuality and human reproduction, as stated in the syllabus of this subject, as well as with the adaptations of this matter to the subject Scientific and Mathematical Field which is taught to 3rd ESO of PMAR. With this work I try to highlight the importance of both subjectsmentioned above within the curriculum. They should be considered as essential for the development of 5 adolescents in a healthy way, both physically and psychologically, especially if we refer to teaching contexts of Educational Compensation Centres where students may be socially disadvantaged. During this didactic unit, students will be immersed in different dynamics os individual and cooperative work that will hepl them to reflect and develop a critical thinking about reproduction and sexuality, while fostering respect and tolerance towards the group. Keywords: meaningful learning, cooperative work, reproduction, sexuality, Educational Compensation Centres, tolerance. 2. INTRODUCCIÓN La adolescencia es un momento clave y crítico en la formación de la identidad y la personalidad y, dado que la sexualidad constituye una faceta fundamental de la identidad del individuo, la etapa adolescente figura como el mejor momento para abordar el tema de la educación sexual. Estamos hablando de una etapa que define la transformación del niño en adulto. Con la adolescencia se producen intensos cambios físicos y psicosociales que comienzan con la aparición de los primeros signos de la pubertad y terminan cuando cesa el crecimiento. Durante el transcurso de esta etapa se desencadenan una serie de cambios biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociales e interpersonales que caracterizan el inicio de la maduración sexual y la adquisición de la identidad sexual del individuo (Iglesias Diz, 2013; Fernández Rouco & Carcedo González, 2019). La Organización Mundial de la Salud, define la sexualidad como “un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influenciada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2018, p. 3). En palabras de Gómez Cobos, la adolescencia supone “una etapa central en el proceso de construcción de la identidad, la cual se ve influenciada por los factores de riesgo y protección que la rodean” (Gómez Cobos, 2018, p. 105). Por otro lado, para Iglesias Diz, 6 “La adolescencia es, en realidad, un periodo de aprendizaje que se prolonga en el tiempo para la adquisición de los cada vez más complejos conocimientos y estrategias para afrontar la edad adulta” (Iglesias Diz, 2013, p. 88). Ambos autores nos hacen darnos cuenta de que es precisamente en esta etapa donde más conveniente y útil resulta el tratar la sexualidad de forma abierta con los adolescentes para el desarrollo de su identidad y personalidad de cara al futuro. Abordar la sexualidad en esta etapa de la vida es un aspecto clave y necesario en la educación de cualquier adolescente si queremos que construya y desarrolle su identidad personal de manera sana. La interacción de los adolescentes con el medio en el que se desenvuelven será clave en su evolución, de modo que factores como el contexto cultural, las relaciones familiares con el grupo de iguales, y los efectos de las redes sociales, desempeñan un papel clave en la formación de la identidad del individuo (Hurtado, 2010; Gómez Cobos, 2008). La sexualidad, como parte integral de la personalidad de todo ser humano, se construye precisamente a través de la interacción entre el individuo y las estructuras sociales y formará parte de nuestro desarrollo y expresión a lo largo de toda nuestra vida (Asociación Mundial para la Salud Sexual, 1997). Las interacciones con el grupo de iguales, así como con los adultos que le rodean, serán claves para que el adolescente desarrolle, entienda y acepte su sexualidad con plena salud física y mental. Su desarrollo dentro de un marco de aceptación, tanto propia como por parte de la familia, la escuela, la sociedad y el ambiente laboral, es esencial para el bienestar individual (Asociación Mundial para la Salud Sexual, 1997) y favorece la salud del individuo (López Sánchez, 2018). Su vulneración puede afectar gravemente a nuestro bienestar y salud física y mental, afectando directamente a la forma en la que nos relacionamos con otras personas (UNESCO, 2014). La Organización Mundial de la Salud define la salud sexual como “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, y no solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia” (OMS, 2018, p. 3). A partir de aquí, parece claro que, para el correcto desarrollo del individuo, así como de su sexualidad, es necesario tener acceso a una educación sexual completa y de calidad. Una educación que esté orientada no solo a conocer la fisionomía y fisiología de los órganos reproductivos, sino a favorecer que el individuo alcance una identidad sexual propia y dotarle de la capacidad de establecer sus propios valores y aptitudes para vivir su sexualidad de un modo consciente, responsable y positivo dentro de su contexto social, histórico y cultural (Helgeler, 1976). 7 De esta forma, la educación sexual en el aula debe ir más allá de labores de concienciación y prevención de los embarazos no deseados o de enfermedades de transmisión sexual (Soltero Rivera et al., 2020), educando también en valores fundamentales como son la tolerancia y respeto. Estos últimos se encuentran poco representados en aquellas prácticas sexuales fácilmente accesibles para los adolescentes por medio de la pornografía (Pérez-Lanzac, 2014; Alario Gavilán, 2019), la cual ofrece una imagen errónea del sexo y el placer, al mismo tiempo que ejerce una fuerte presión entre la población, y particularmente entre los adolescentes, empujándolos a aceptar y llevar a cabo prácticas sexuales idealizadas con el fin de cumplir expectativas y evitar el rechazo de sus iguales (Pierce, 2019). Otro aspecto importante a tratar en el aula es la idea de que cualquier identidad de género y sexual resulta válida y debe respetarse, de manera que se eduque en valores que favorezcan el rechazo de las prácticas de ridiculización sufridas frecuentemente por el colectivo trans en los medios audiovisuales (Jobe, 2013), al igual que la heteronormativización de los personajes infantiles y la baja visibilidad LGBTQ+ en medios de comunicación con que niños y adolescentes españoles son continuamente bombardeados (O'Brien, 2017; Leventry, 2019). Autores como Martínez Álvarez han realizado trabajos en los que proponen mejoras significativas para los programas de educación sexual. Entre ellas, se menciona la necesidad de un consenso por parte de los profesionales hacia un modelo educativo “holístico” e integral, la adopción de una perspectiva de género o la consideración de las “minorías sexuales”, de los grupos procedentes de diferentes culturas y etnias y de las personas con diversidad funcional (Martínez Álvarez, 2019). Por todo ello, apoyándome además en el hecho de que en Suecia la educación sexual es una asignatura obligatoria que desde 1955 está incluida en el currículo a partir de los 11 años y acompaña al alumnado durante todo su desarrollo (Sahuquillo, 2013), en el presente Trabajo de Fin de Máster quiero hacer notoria la importancia de una educación sexual de calidad en la adolescencia y el papel clave que la asignatura de Biología y Geología ejerce al respecto. Como nos señala Caridad Álvarez de la Cruz, con quien estoyplenamente de acuerdo, el entorno escolar, y concretamente la asignatura de Biología y Geología, son factores ideales para la educación sexual, pues esta debe ir acompañada de un conocimiento científico del que suelen carecer los progenitores, quienes en su gran mayoría continúan sordos a las demandas educacionales que sobre el sexo y la sexualidad les solicitan sus hijos (Álvarez de la Cruz, 2010). En España la educación sexual continúa estando muy poco representada en el currículo, lo cual se ve reflejado en el currículo de la ESO, ya que la educación sexual apenas comprende un único tema para 3º de la ESO y tan solo parte de uno para 3º ESO PMAR. Pese a que en Andalucía este aspecto trata de suplirse con la puesta en marcha de charlas impartidas por porsonal 8 sanitario ajeno al centro educativo, esta solución no resulta realmente útil para el alumnado. Al ser impartidas por personal carente de vínculos de complicidad con los estudiantes, dificultan el que los adolescentes se aproximen realmente al tema y sean capaces de exponer sus dudas o inquietudes al respecto. Además, para que se produzca un aprendizaje a largo plazo, es prioritario que el alumno interiorice los conocimientos adquiridos. Algo que, evidentemente, no ocurrirá si la educación sexual se da desde un plano lejano y sin que existan vínculos de confianza. Por la importancia que tiene la sexualidad en el desarrollo del individuo, tal y como ya he expuesto, así como por otros ámbitos importantes que se tratan en la asignatura de Biología y Geología y que también resultan útiles para el desarrollo personal y académico del alumnado, quisiera recalcar la gran importancia de esta materia de cara al desarrollo del currículo, a pesar del bajo número de horas lectivas que presenta en comparación con otras asignaturas de Ciencias. 3. FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLÓGICA 3.1. Antecedentes y estado de la cuestión La educación sexual, tal y como se recoge en el Real Decreto 1105/2014 de 26 de diciembre o el Real Decreto 217/2022 de 29 de marzo es una de las áreas transversales incluidas en el currículo del tercer curso de Educación Secundaria Obligatoria, concretamente en la asignatura de Biología y Geología y dentro del Bloque 4: “Las personas y la salud. Promoción de la salud.” Con ella se pretende hacer llegar a los alumnos una serie de contenidos necesarios para su correcto desarrollo personal y social. De esta forma, el objetivo es dar a conocer los aspectos biológicos de la sexualidad y, al mismo tiempo, informar, orientar y educar en los aspectos afectivos, emocionales y sociales de la misma (García Martín, 2013). Pues, como ya vimos anteriormente, la educación en la sexualidad constituye un instrumento clave para la promoción de un desarrollo personal, social y sexual saludable y positivo (Martínez Álvarez, 2019). Así, se pretende que los alumnos tengan acceso a una educación sexual de calidad, de modo que alcancen con ella los conocimientos necesarios para el buen desarrollo de su sexualidad. Se ha visto que la falta o incorrecta educación sexual está asociada a conductas de riesgo que comprenden desde problemas en el ámbito reproductivo y sanitario, como son embarazos no deseados y abortos a tempranas edades, con los riesgos que ello conlleva, o la contracción de enfermedades de transmisión sexual. También pueden señalarse problemas en el ámbito psicológico, tales como la depresión, trastornos alimenticios, etc. Por último, 9 afecta también al ámbito social, pues una mala educación sexual puede desencadenar agresividad, discriminación, homofobia, etc. A partir de todo esto, tal y como queda recogido por la UNESCO, el que esta educación se lleve a cabo en un ambiente educativo seguro y saludable supone un factor de vital importancia (UNESCO, 2014). 3.2. Contextualización histórica general El conjunto de las sociedades ha estado siempre marcado por un principio de identidad, a partir del cual se han instituido distintas formas de vivir la sexualidad y de experimentar el cuerpo (Bustamante Tejada, 2005). Así, la sexualidad, al igual que el sexo, se han tratado desde diferentes puntos de vista a lo largo de la historia. De hecho, hay autores que definen la sexualidad como un producto que va más allá de lo biológico, siendo pues algo social, cultural e histórico (Moncrieff, 2007). Los griegos, egipcios y romanos eran muy tolerantes en cuanto a la sexualidad y sus sociedades fueron muy abiertas al respecto, pues consideraban el sexo como una fuerza unificadora. De hecho, tanto era así que algunos autores sostienen que es impreciso hablar de homosexualidad en el mundo antiguo, ya que el amor entre personas del mismo sexo se hallaba socialmente aceptado y resultaba algo complementario y no excluyente respecto a la heterosexualidad, por lo que podría hablarse de cierta normalización de la bisexualidad (Sagristani & Córdoba, 2010). Esto puede verse claramente representado en expresiones artísticas, como por ejemplo en la decoración erótica de innumerables cráteras griegas, en papiros y pinturas funerarias egipcias con escenas sexuales o eróticas o en los frescos romanos de Pompeya, cargados de sexo y erotismo. Podrían señalarse también algunos “tratados de medicina” de la Antigüedad donde la menstruación, el embarazo y el amamantamiento eran descritos sin ningún tipo de tabú (Jácome Roca, 2009). Además, tenemos un claro ejemplo en la Antigua Roma donde se tenía un concepto diferente de sexualidad y no había oposición entre homosexualidad ni heterosexualidad a la hora de determinar la orientación sexual de un individuo (Cuatrecasas, 2013). Un punto que queda claramente reflejado en la obra De bello Hispaniensi, cuya autoría es generalmente atribuida a Julio César y en la que se relatan en detalle casos de las relaciones sexuales entre algunos legionarios. Sin embargo, pese a su tolerancia, no podemos mostrar a esas sociedades como un modelo a seguir, pues al elemento masculino siempre se le asignó un rol dominante frente a la mujer, quien ocupaba un papel pasivo en cualquier relación amorosa (Sagristani & Córdoba, 2010). Además, en Roma se permitía explotar sexualmente a los esclavos, tanto por cuestiones de mero placer como por su capacidad reproductiva. Se trata de una práctica que iba http://en.wikisource.org/wiki/The_Spanish_War 10 intrínsecamente ligada al fenómeno de la esclavitud femenina, donde no faltó el uso de métodos anticonceptivos por parte de las esclavas como forma de negarse a concebir y apoderarse de su potencial reproductor (Rubiera Cancelas, 2015). Durante la Edad Media la sexualidad fue un tema tabú por la influencia de las religiones, una cuestión a medio camino entre el delito y el pecado (Bazán Díaz, 2003). Cabe señalar que, con ello, la abierta mentalidad de sociedades anteriores fue desterrada y condenada. Se estableció la heterosexualidad como única sexualidad posible, pese a ser en cierto modo pecaminosa. Cualquier otra forma de sexualidad era fuertemente perseguida y condenada, llegando a acarrear la muerte de aquel que la practicase. Cargada de connotaciones pecaminosas y negativas por influencia de las autoridades civiles y eclesiásticas, la sexualidad debía permanecer en la estricta intimidad. Siglos después, ya en plena Edad Moderna, en el siglo XVI, Andrés Vesalio describió de manera correcta la cavidad endometrial (Jácome Roca, 2009). Posteriormente, durante e l siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, la sexualidad fue objeto de investigación científica. Sin embargo, no lo fue en relación con el desarrollo de una teoría general de la sexualidad, sino en forma de análisis, contabilidad, clasificación y especificación. Tal vez porque no sólo interesaba a nivel científico, sino t am b i én com o f o rm a d e control administrativo y social (Foucault, 2005). Una vez llegado el siglo XIX, se produjeron muchos avances en el conocimiento de la sexualidad, especialmente a nivelmorfológico y fisiológico. A comienzos de este siglo encontramos varias observaciones que sugerían una secreción endocrina del ovario. En 1874 Kisch estudió los cambios que ocurrían con la menopausia. En 1891 Jacques Loeb reconoció que la función del cuerpo lúteo era la de modificar el endometrio, de modo que pudiera realizarse la implantación del óvulo. Seguidamente, en 1896, el ginecólogo vienés Emil Knauer logró la producción de características sexuales secundarias al trasplantar ovarios de animales desarrollados en hembras inmaduras, demostrando que había unas secreciones internas femeninas, ahora conocidas como hormonas. Pese a ello, dicho conocimiento se mantuvo más o menos ignorado hasta la publicación en 1910 del texto completo de Artur Biedl sobre las glándulas y sus secreciones. Pese a todos estos logros, no fue hasta el siglo XX cuando tuvo lugar la proliferación de estudios fisiológicos y ginecológico que permitieron abordar la sexualidad de una forma más científica, es decir, desde una perspectiva más precisa y objetiva que en siglos anteriores. Uno de los hitos más importantes en este campo fue el descubrimiento de la estrona, con lo que los químicos aprendieron a manipular las moléculas esteroides, generando la posibilidad de su síntesis química, la cual sería la precursora de los actuales anticonceptivos (Jácome Roca, 2009). Entre 1903 y 1904 los histofisiólogos Pol Bouin y Paul Ancel mostraron, en conejos machos, que la ligadura de los conductos eferentes 11 producía degeneración de los túbulos seminíferos, aunque los animales mantenían sus características sexuales. Años después, Eugen Steinach popularizó la vasectomía. Como vemos, ya desde comienzos de siglo se empieza a estudiar cómo controlar la reproducción. En 1929 Hermann Knaus y Kwasako Ogino establecieron el cálculo de los días fértiles del ciclo menstrual femenino como medio para evitar y/o provocar el embarazo (Jácome Roca, 2009). Dado que en este siglo se produjo un gran avance en este tema, fue precisamente a lo largo del mismo cuando se comenzaron a estudiar los cambios que conlleva la respuesta sexual. Se llegó a determinar entonces que estos cambios se producían tanto a nivel físico y fisiológico como psíquico, lo cual era fruto de la gran variedad de estímulos sexuales a los que un individuo podía estar expuesto (Sánchez Fuentes et al., 2020). Además, en el siglo XX se empezó a divulgar el conocimiento científico sobre sexualidad y sobre el control de la reproducción. En este sentido, en marzo de 1939 aparecía el primer número de los Annales d’Endocrinologie de París, donde ya pueden verse anuncios relacionados con hormonas sexuales o hipofisiarias. Cabe destacar la manera en que estos avances en el conocimiento de la sexualidad, así como en la forma de entender esta, se vieron reflejados en el arte y las representaciones artísticas, pues encontramos la expresión del erotismo de la desnudez tanto en las artes plásticas como en el cine. Prueba de ello es, por ejemplo, Escena erótica (también llamada La douceur) de Pablo Picasso (1902-1903), o la película Éxtasis (1932) en la que Hedy Lamarr aparece desnuda en un lago. Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los avances en el campo de la medicina, especialmente en las ramas de ginecología, venerología y reproducción fueron sobresalientes, pese a que, por desgracia, la mayor parte de estos se desarrollaron en relación con las barbaries ocurridas en los campos de concentración nazis (Cuerda Galindo et al., 2007). Un año antes de que concluyera este gran conflicto, en 1944, fue fundada Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, donde tuvieron lugar importantes investigaciones. En los años 50 se empezaron a hacer estudios de la inhibición hormonal de la ovulación en grandes grupos de población y una década después se fabricó la primera píldora anticonceptiva y de planificación familiar (Jácome Roca, 2009; Heil et al., 2012). En los años 70, gracias a las investigaciones comenzadas veinticinco años antes, la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva consiguió desarrollar e implantar de técnicas de reproducción asistida. Con el año 2000 llegamos por fin al cambio de un siglo del que tanto se esperaba y del que tan poco hemos podido conseguir, por el momento. Es cierto que los avances en investigación y conocimiento sobre este tema se han sucedido de forma rápida y continua. Sin embargo, y a pesar de posibles expectativas, la sexualidad sigue siendo un 12 tema tabú para muchas de las sociedades actuales. En nombre de la moral y la religión se sigue maltratando, mutilando y condenando a muchas personas por su sexualidad. Incluso en países más desarrollados en los que las leyes no persiguen ni condenan ninguna tendencia sexual, gran parte de la sociedad aún no tolera una sexualidad plenamente libre, revelando así su falta de empatía, respeto y tolerancia. 3.3. Antecedentes y contextualización histórica española A partir de lo anterior, podría decirse que la sexualidad en España ha seguido un camino histórico similar al del resto del mundo occidental. En época romana la sexualidad era entendida y vivida desde una perspectiva tolerante y abierta. Sin embargo, como ya se expuso previamente, el varón figuró siempre como la parte dominante durante este periodo. Con el paso de los siglos, al llegar la Edad Media y con la represión sexual por parte de las religiones cristiana, judía y musulmana, se produjo un gran cambio en la mentalidad. Tanto en la Península Ibérica como el resto del continente el sexo pasó a ser tabú y fue empleado en muchos casos como mecanismo de control, dominación y castigo, a través del control social de la población (particularmente, de la población femenina) por parte de las autoridades. Esta visión oscurantista de la sexualidad hizo que los avances en el conocimiento comenzados por las sociedades clásicas se vieran frenados. De manera progresiva, la Edad moderna comenzó a devolver a la sociedad una mirada más abierta, gracias a ciertos avances en el conocimiento y la investigación de los órganos reproductores que de nuevo empezaron a producirse, aunque de manera tímida. Tanto la Iglesia como la Corona siguieron tratando de ejercer un control sobre la población a través de la sexualidad, en tanto en cuanto podía dar lugar a una serie de pecados que habían de ser reprimidos en la medida en que alteraban el orden social y natural (Arcuri, 2018; García Pérez, 2020). Pese a ser conocido como el Siglo de las Luces, no podemos decir que el siglo XVIII trajese demasiada luz respecto a la sexualidad, que en España continuó envuelta en un halo de sombras, represión y relegada a la intimidad. Si bien es cierto que, por influencia de Francia, a mediados y finales de siglo comenzaron a llegar a España las investigaciones procedentes del resto de Europa, en España la investigación fue escasa y tan sólo algunos médicos comienzan a investigar sobre sexualidad, aunque con una finalidad meramente reproductiva y de salud física. Ejemplo de ello es Diego Mateo Zapata, quien pasó a la historia por ser médico del duque de Medinaceli y por haber sido retratado por Goya en una acuarela. Este doctor fue perseguido por tener una visión adelantada a su tiempo, trayendo a España grandes avances para la medicina y la cirugía obstétrica, hasta el punto de que llegó a realizar 13 con éxito la primera cesárea en la historia de nuestro país (Pardo Tomás, 2004). La tradicional visión peyorativa hacia la sexualidad cambiaría significativamente con el cambio de siglo. En el siglo XIX la investigación médica en el campo de la sexualidad y especialmente en el de la ginecología y obstetricia comienza a verse como algo más usual. Además, el hecho de que en este siglo y por influencia directa de Francia, comenzaran a organizarse en España establecimientos conocidos como Casas Toleradas, es decir, burdeles reglamentados, facilitó a los médicos el estudio dela sexualidad, así como un acercamiento a las infecciones de transmisión sexual. De este modo, médicos higienistas comenzaron a publicar en revistas y tratados de la profesión un buen número de artículos de erudición, descripciones panorámicas y documentos originales sobre la anatomía reproductora, la higiene sexual, la prostitución, enfermedades como la sífilis, etc. (Vázquez García, 1996). Las primeras décadas del siglo XX en España se caracterizaron por unas condiciones económicas precarias, así como por la pervivencia de unas estructuras políticas y sociales tradicionales muy controladas por la monarquía de Alfonso XIII, fuertemente arropada por la Iglesia católica. Sin embargo, poco a poco y gracias a las aportaciones de una serie de médicos, psicólogos, psiquiatras y juristas, entre otras disciplinas que ofrecieron también discursos muy diferentes a los tradicionales, la sexualidad comenzó a verse de una forma más abierta. Ello ayudó a que se apostase con más fuerza por la divulgación de su conocimiento, al igual que por una educación más igualitaria respecto al género. De esta forma, proliferaron una serie de iniciativas de divulgación científica y de actuación social y política que tenían como objetivo una profunda renovación de la visión de las ideas y los conceptos en torno a la sexualidad. Una de estas iniciativas consistía en la enseñanza de la de la higiene y la salud sexual a través de la educación. Se trataba de un proyecto sustentado en la argumentación científica de la necesidad de reformar las costumbres sexuales, con el objetivo de controlar la natalidad y sobre todo, en un intento por promover la educación sexual como un medio para garantizar una paternidad responsable, combatir problemas sanitarios importantes tales como la mortalidad infantil y materna, prevenir las enfermedades venéreas o determinados trastornos mentales supuestamente relacionados con la represión sexual. Además del ámbito sanitario, en el que encontramos a médicos como Gregorio Marañón, César Juarros y Ortega, Gonzalo Rodríguez Lafora, José Sanchis Banús y Félix Martí Ibáñez, entre otros, en nuestro país los avances en el conocimiento y divulgación de la sexualidad fueron promovidos también desde otros ámbitos, tales como la justicia y la política. En este sentido, juristas como Luis Jiménez de Asúa y ensayistas como Hildegart Rodríguez Carballeira participaron de manera muy activa en el proceso a través de conferencias y publicaciones, o por medio de instituciones y asociaciones con 14 las que estuvieron estrechamente relacionados, como fue el Instituto de Medicina Social de Madrid o la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas, esta última como sección española de la Liga Mundial para la Reforma Sexual creada que había sido creada en 1928 (Huertas & Novella, 2013). Este contexto aperturista y estos aires de cambio se ven reflejados de manera clara en el arte, fuertemente influido por las corrientes artísticas parisinas del momento. Contamos con obras pictóricas de grandes artistas españoles que están cargados de desnudez y erotismo, como son, por ejemplo, las pinturas Desnudos entrelazados (1905), Las señoritas de Avignon (1907) y Dos desnudos y un gato, todas ellas de Pablo Picasso, o bien Desnudo con pájaro y flor (1917) y Desnudo con espejo (1919) de Joan Miró. Con la tercera década del siglo se sucedieron una serie de cambios sociales y políticos en nuestro país y se instaura la Segunda República. Las aportaciones del nuevo régimen disminuyeron el poder de la Iglesia católica sobre las instituciones y con ello la influencia y control que esta ejercía sobre las mentalidades y los comportamientos cotidianos de la sociedad (Regueillet Ciremia, 2004). Además, en este periodo se llevaron a cabo importantes reformas legislativas que afectaron a la sexualidad y a las formas en la que esta era entendida y vivida, como fue la Ley de Divorcio de 1932 (Huertas & Novella, 2013). Sin embargo, bastaron tres años de guerra civil para frenar el proceso y echar a pique todo lo conseguido hasta 1936. El conflicto trajo consigo una lucha fratricida que asoló el país y su final supuso el comienzo de una dictadura franquista que durante décadas relegó la educación sexual a la actuación de ciertas instituciones vinculadas al régimen, como fue la Sección Femenina. Por lo tanto, la sexualidad se inspiraba en los fundamentos del franquismo, los cuales estaban basados en el tradicionalismo y el catolicismo (Eslava Galán, 1993). En estas circunstancias, la sexualidad se definía única y exclusivamente por su finalidad de procreación, de modo que las únicas relaciones aceptables eran aquellas relaciones heterosexuales que se producían dentro del matrimonio, condenándose teóricamente cualquier tipo de sexualidad ajena a este marco y estos fines (Terrasa Mateu, 2016; Redondo, 1985). Sin embargo, la sexualidad era entendida con una doble moralidad según el género, lo que generaba grandes diferencias entre hombres y mujeres. En el caso de las mujeres la sexualidad había de quedar relegada a su papel de procreación y maternidad, de forma que estaba ligaba estrechamente al matrimonio. Cualquier otra forma de sexualidad fuera del ámbito conyugal estaba mal vista y, en muchas ocasiones, era incluso perseguida. Mientras tanto, los hombres, pese a que se les aconsejaba castidad hasta el matrimonio, podían tener previamente relaciones íntimas con prostitutas (Regueillet Ciremia, 2004). Al mismo tiempo, en lo referente al sistema educativo español se volvía a imponer la segregación en las aulas (Huertas & Novella, 2013), de forma que en ellas la educación sexual quedó limitada al estudio de la anatomía de los aparatos 15 reproductores sin apenas entrar en detalles al respecto y exponiendo en todo momento que la sexualidad debía ser vivida dentro de la estricta moralidad católica impuesta por el régimen. Tras años de represión sexual, en 1975 falleció Francisco Franco y Juan Carlos I de Borbón accedió al trono de España prestando juramento ante las Cores Españolas, estableciendo con ello una monarquía parlamentaria. Comenzaba así el periodo de la Transición. Con todo, desde sus inicios la normalización social de la sexualidad se mantuvo siempre como un proceso lento. Mientras que otros países europeos ya habían despenalizado las relaciones homosexuales, en nuestro país, la Ley de Vagos y Maleantes, la cual incluía la represión de loshomosexuales desde el 15 de julio de 1954, lejos de ser derogada, fue sustituida por la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación social en el año 1970 (Ramírez Pérez, 2016). Vigente hasta el año 1995, esta establecía: “serán declarados en estado peligroso y se les aplicarán las correspondientes medidas de seguridad, quienes: […] b) se aprecie en ellos una peligrosidad social”. Entre esos supuestos se encontraban aquellos que llevaran a cabo actos de homosexualidad. Por lo tanto, aunque eximía de condena la condición de homosexualidad, esta nueva ley exigía que aquel que llevase a término cualquier acto de homosexualidad fuese condenado. De cualquier forma, ambas leyes condenaban a todas aquellas personas que rompieran con el patrón cis-heterosexual socialmente dominante, lo cual atentaba claramente contra los derechos humanos establecidos en 1948. Desde un punto de vista legal y en plena democracia, nuestro país aún seguía arrastrando la sombra de las decadentes leyes franquistas. Entre estas, podríamos destacar el hecho de que el adulterio fuese considerado delito, especialmente en el caso de las mujeres, hasta 1954, así como la prohibición de la venta y divulgación de anticonceptivos hasta que en 1978 se aprobó la Ley 45 de 7 de octubre de 1978, por la que se modificaban los artículos 416 y 343 bis del Código Penal. Hoy en día, cuando ya han pasado 22 años de la entrada de España en el siglo XXI, la sexualidad sigue siendo un tema muy controvertido, en el que aún queda muchopor avanzar. Por regla general, las leyes españolas fomentan una visión de la sexualidad desde una perspectiva biológica, basada en las las características anatómicas y fisiológicas, lo que deriva en una visión genitalizada de la sexualidad y el género. Ejemplo de ello es que mientras el Tribunal Europeo de Derechos Humanos instaba a los países a modificar el sexo de las personas trans en sus documentos de identidad ya en 1989, aquí en España no fue hasta 2007 cuando se aprobó la Ley 3/2007, conocida como Ley de Identidad de Género, que garantizaba tanto el reconocimiento para la modificación de los diferentes documentos como ciertas coberturas de carácter sanitario (Parras Herrerías, 2020). Sin embargo, para poder hacerlo se debían presentar una serie de documentos e informes médicos y psicológicos que determinasen que el individuo padeciese disforia de género y que sus genitales habían sido quirúrgicamente intervenidos de forma que se adaptasen al género al que se pretendía pertenecer. 16 Ambas cosas atentan contra la integridad de la persona, ya que como en 2018, afirmó la Organización Mundial de la Salud la disforia de género no constituye ninguna patología, atendiendo al hecho de que una persona transexual lo es desde que su nacimiento, independientemente de los genitales que presente. En un contexto como el actual, las leyes españolas respecto a género y sexualidad se encuentran en un momento muy controvertido, marcado todavía por la lenta puesta en marcha de iniciativas y proyectos de ley que vienen sucediéndose desde los últimos años y que tratan de ajustarse a los cambios profundos que la sociedad viene experimentado al respecto. 3.3.1. La educación sexual española en la actualidad En la actualidad, la educación sexual y de género es muy necesaria, pues arrastramos los efectos y consecuencias de una dictadura del pasado que aún condicionan en la actualidad la pervivencia de una visión retrograda, patriarcal y homófoba de la sexualidad. Por otra parte, las sucesivas leyes de educación poco han aportado al respecto, hasta el punto de que la anterior ley de educación, la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), eliminó cualquier referencia a la “educación afectivo-sexual” entre los denominados “elementos comunes”. Además, con su aprobación en 2013 desapareció cualquier referencia al término “Educación para la salud” y el tratamiento de contenidos sobre sexualidad quedó relegado a determinadas áreas de conocimiento como Ciencias de la Naturaleza y Valores Sociales y Cívicos (Educación Primaria), Biología y Geología (1º y 3º de ESO) o Anatomía y Psicología (2º Bachillerato) (Martínez Álvarez, 2019; Bejarano Franco & García Fernández, 2016). Paradójicamente, la LOMCE daba lugar a un escenario contrapuesto al contemplado por la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, aprobada tres años antes (BOE de 4 de marzo de 2010). Esta última había manifestado: “Los poderes públicos en el desarrollo de sus políticas sanitarias, educativas y sociales garantizarán: a) La información y la educación afectivo sexual y reproductiva en los contenidos formales del sistema educativo” (BOE, 04/03/2010, p. 8). A ello habría que sumar que las leyes estatales hacen recaer la mayor responsabilidad de la educación sexual en el aula sobre las comunidades autónomas (Díez Prieto, 2018), por lo que esta es tratada de manera desigual y heterogénea entre las distintas regiones. Al margen de cuestiones legales, el retraso de la educación sexual en el aula también se debe a la polémica que esta genera debido a las connotaciones sexuales y eróticas con 17 las que suele relacionarse, a partir de la falsa creencia de que una educación sexual temprana incita a la consumación precoz de las relaciones sexuales e incluso a la promiscuidad. Lejos de esta opinión, la realidad es que una buena educación sexual refuerza la responsabilidad de los jóvenes en sus relaciones sexuales al tiempo que fomenta el uso del preservativo (Espada Sánchez & Morales Sabuco, 2019). Por otro lado, numerosos estudios ponen en cuestión esta falsa creencia de incitación sexual y nos hablan de los efectos positivos de la sexualidad en la socialización adolescente, al tiempo que nos muestran la manera en que la información llega a mejorar la autoestima (Martínez Álvarez, 2019). Pese a que el siglo XXI puede ser caracterizado como el siglo de la información, una gran parte de los adolescentes o bien carecen de conocimientos suficientes con respecto a la educación sexual o bien cuenta con conocimientos erróneos (Fernández Rouco et al., 2019), muchas veces cargados de mitos y en la mayoría de ocasiones nacidos del boca a boca entre grupos de iguales (Martínez Álvarez et al., 2013). La pornografía y numerosos artículos en revistas para adolescentes no hacen más que desinformar y reforzar estas carencias. A partir de aquí, la figura del profesor es clave. Dado que la educación sexual queda en nuestras manos como futuros docentes, tenemos la responsabilidad moral de educar en valores a las nuevas generaciones, de manera que entiendan la sexualidad, sea de cualquier género o condición, como algo natural, inherente al ser humano y meritoria de respeto en todo momento. No obstante, gran parte del profesorado declara no disponer de medios disponibles para una educación sexual de calidad. Tan sólo el 12% de los docentes tienen formación universitaria en este campo, el 43% no ha recibido ninguna formación y el otro 44% cuenta con una formación escasa a partir de cursos, talleres o seminarios (Martínez Álvarez, 2019). Por todo ello, los docentes de la asignatura de Biología y Geología, respaldados por una formación universitaria que nos capacita en cuanto a conocimientos de salud sexual, tenemos la obligación moral de estar debidamente informados y actualizados, al igual que de impartir estos temas en el aula con la mayor claridad posible y generando una atmósfera de confianza con el alumnado que les haga sentirse cómodos para plantear cualquier duda o inquietud al respecto. 3.4. Desarrollo del tema para 3º de ESO: REPRODUCCIÓN Y SEXUALIDAD Las fuentes consultadas para la elaboración del tema son: (Sánchez Ruiz & Solís Fraile, 2020; Clemente et al., 2020; Betts et al., 2013). 3.4.1. Introducción al tema A lo largo de toda la historia la sexualidad y la reproducción han sido cuestiones 18 fundamentales para el desarrollo y evolución de todas las sociedades. En algunas de ellas se han visto como conceptos independientes, mientras que en otras la sexualidad iba intrínsecamente ligada a la reproducción. En la sociedad actual, ambos términos no tienen por qué ir necesariamente relacionados. De hecho, veamos cómo a nivel biológico resultan dos términos completamente independientes. ¿Qué es la sexualidad? El concepto de sexualidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es complejo debido a que esta va más allá de lo meramente biológico y ha de ser concebida también como una construcción sociocultural. De acuerdo con este organismo, la sexualidad constituye “un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influenciada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2018, p. 3). ¿Qué es la reproducción? El concepto de reproducción hace referencia a la única función vital no indispensable para la vida. En términosgenerales podría definirse como el proceso biológico que permite la producción de nuevos organismos la cual permite la perpetuación de la especie y del linaje genético. La reproducción la llevan a cabo todos los seres vivos, de modo que constituye una función que realizan desde los organismos unicelulares más sencillos hasta los pluricelulares más complejos. En el caso de los primeros, podemos hablar de reproducción asexual, la cual se define como un proceso por el que un solo individuo, al que llamamos madre, genera un nuevo individuo idéntico a él con el fin de perpetuar su especie. Sin embargo, esta forma de reproducción presenta una escasa variabilidad genética, lo que representa un inconveniente adaptativo. Por otro lado, los organismos más desarrollados presentan una reproducción sexual, basada en la combinación de material genético de dos parentales con el fin de aumentar la variabilidad genética, posibilitar con ello la supervivencia de los nuevos individuos frente a posibles cambios en el medio que les rodea y, en último término, facilitar la supervivencia de la especie. 19 De esta forma, la reproducción sexual, la cual realiza nuestra misma especie, podría definirse como el proceso por el cual dos parentales de una misma especie generan un nuevo individuo también de su misma especie y cuyo material genético proviene, a partes iguales, de cada uno de los parentales. En el caso de los seres humanos, somos animales vivíparos, esto es, animales cuyos embriones se desarrollan dentro del útero de la madre, de quien recibimos el oxígeno y las sustancias nutritivas necesarias para el desarrollo a través del estrecho contacto con los tejidos maternos. Los seres humanos, al igual que ocurre en la mayoría de espécies con reproducción sexual, podemos llevarla a cabo desde el momento en el que alcanzamos la madurez reproductiva. 3.4.2. Un poco de historia Desde la aparición del ser humano en el mundo, la sexualidad ha sido algo inherente a el mismo. Las sociedades clásicas ya consideraban la sexualidad de este modo y desde la Antigüedad han sido muchos los que han estudiado la sexualidad desde diversas perspectivas. Entre los expertos en el tema, encontramos a la primera mujer ginecóloga conocida, la griega Agnódice (Imagen 1) que vivió en el siglo IV a.C. No sólo es conocida por sus conocimientos como doctora, sino también por su lucha por los derechos de las mujeres en Grecia. Con el paso de los siglos la sucedieron otros grandes personajes. Destacamos, a finales del siglo XVIII, a una colega de profesión. Marie-Anne Victoire Gillain Boivin (Imagen 1) fue una de las mujeres más importantes en el mundo de la medicina y la obstetricia en la transición entre los siglos XVIII y XIX, no sólo por escribir varios manuales de ginecología que fueron traducidos a varios idiomas y utilizados durante más de 150 años. También fue una de las primeras personas que utilizó un estetoscopio para escuchar el corazón de un feto y, además, inventó algunas herramientas que ayudaron a avanzar en este campo médico, y que permitiría una mejor atención para las mujeres durante el embarazo y el parto. Entre esos artilugios se encuentran un pelvímetro o un espéculo vaginal (Imagen 2). https://es.wikipedia.org/wiki/Estetoscopio https://www.historiadelamedicina.org/Instrumentos/instrumento_110.html https://es.wikipedia.org/wiki/Esp%C3%A9culo_(medicina) 20 Imagen 1: Retratos de dos de las científicas que han marcado historia en los campos de la sexualidad, la reproducción y el género. (modificada de Wikipedia/ Creative Commons) Imagen 2: A. Estetoscopio para escuchar el corazón de un feto. B. Pelvímetro, empleado para apreciar la forma y amplitud de la pelvis y deducir la facilidad o dificultad del parto. C. Se introduce en la vagina para abrir y mantener las paredes separadas, lo cual permite al ginecólogo ver la entrada al útero. (Modificada de Wikipedia/ Creative Commons) 3.4.3. La madurez sexual. Cambios que se producen en la adolescencia Cuando un ser humano nace, lo hace con todos los caracteres sexuales primarios ya formados, dichos caracteres son el conjunto de órganos externos e internos que forman parte de nuestro aparato reproductor y sexual. Sin embargo, este no es todavía funcional. De esta forma, durante nuestra infancia, nuestros órganos sexuales se encuentran inmaduros, por lo que nuestro cuerpo no se encuentra preparado para llevar a cabo la función de reproducción. No es hasta que los caracteres sexuales se desarrollan, cuando el individuo es considerado como una persona sexual y reproductivamente madura. La adolescencia se inicia con la pubertad y cesa cuando termina el desarrollo psico-social (Hidalgo & Ceñal González-Fierro, 2014). En los inicios de esta etapa vital, comienzan a suceder una serie de cambios físicos, psíquicos y fisiológicos en nuestros cuerpos que permiten al individuo alcanzar su madurez sexual y reproductiva (Esquema 1). Entre estos cambios producidos durante el proceso de madurez sexual, podemos hablar de https://es.wikipedia.org/wiki/Estetoscopio https://www.historiadelamedicina.org/Instrumentos/instrumento_110.html 21 la aparición de los caracteres sexuales secundarios, los cuales consisten en formas físicas externas que caracterizan las diferencias entre ambos sexos, los cuales no son necesarios para la reproducción (Esquema 1). Esquema 1: Representa los cambios que se producen durante la pubertad. Todos ellos excepto los marcados con una estrella amarilla son caracteres sexuales secundarios. (Fuente: Elaboración propia) 3.4.4. Los aparatos reproductores Para llevar a cabo la función vital de la reproducción, los seres vivos han desarrollado un conjunto de órganos, glándulas y tejidos específicos para ello. En el caso del ser humano, estas estructuras específicas se agrupan formando los aparatos reproductores. 3.4.4.1. El aparato reproductor masculino El aparato reproductor masculino tiene la función de producir los gametos masculinos, llamados espermatozoides, y depositarlos en el interior de la cavidad genital femenina gracias a una estructura conocida como pene, para así facilitar el encuentro entre ellos y el óvulo y que se produzca la fecundación. El aparato reproductor masculino está formado por varios órganos y glándulas anejas (Imagen 3). 22 Imagen 3: Esquema anatómico del aparato reproductor masculino con sus principales partes. Además, se representan algunos órganos del aparato excretor, con el que comparte algunas estructuras. (Fuente: www.eifeoidetam.wordpress.com) Los testículos (Imagen 3) Son las gónadas masculinas encargadas de la espermatogénesis, situadas fuera de la cavidad pélvica y alojadas en el interior del escroto (repliegue de piel a modo de saco de naturaleza muscular que los envuelve y protege). Cada testículo está formado por un entramado de tubos, denominados tubos seminíferos, encargados propiamente de la producción de los espermatozoides, que finalmente desembocan en el epidídimo. Los testículos también actúan como glándula endocrina desempeñando la función hormonal de la producción de testosterona, una hormona determinante en la expresión de los caracteres sexuales secundarios en el hombre. Su localización fuera de la cavidad pélvica es muy importante para la producción de esperma en el interior de los testículos, puesto que este proceso es mucho más eficiente cuando ocurre entre 2 y 4º C por debajo de la temperatura corporal. Sin embargo, en condiciones de frío el escroto puede contraerse y elevar los testículos hacia la cavidad pélvica, del mismo modo que se relaja separando los testículos del cuerpo a temperaturas elevadas. Las vías genitales masculinas o vías espermáticas (Imagen 3) Son el epidídimo, el conducto deferente y la uretra. http://www.eifeoidetam.wordpress.com/ 23 Epidídimo: Conducto largo y enrollado situado en la partesuperior de cada testículo y donde desembocan los tubos seminíferos y se lleva a cabo la maduración y almacenamiento de los espermatozoides inmersos en el fluido testicular. Conducto deferente: Conducto muscular que conecta el epidídimo con la uretra, a través del cual se transportan los espermatozoides mediante movimientos peristálticos. Uretra: En ella desembocan los conductos deferentes, siendo así el conducto encargado de transportar los espermatozoides hacia el exterior. La uretra es un órgano compartido con el aparado excretor, por lo que es también el encargado de transportar la orina desde la vejiga al exterior. El pene (Imagen 3) Es el órgano copulador masculino. Se compone de una forma cilíndrica denominada tronco o cuerpo del pene, la cual termina en un ensanchamiento denominado glande. Este posee una gran cantidad de terminaciones nerviosas que dotan al pene de una gran sensibilidad y está cubierto por una capa de piel llamada prepucio, que en algunos casos puede ser retirada mediante cirugía menor. Es lo que se conoce como circuncisión (Imagen 4). De manera natural, el pene se encuentra en estado relajado o flácido, el cual permite la micción, puesto que es un órgano que al contener en su interior la uretra se comparte junto con ella con el aparato excretor. Sin embargo, cuando se produce la excitación sexual, el pene alcanza su forma erecta, de forma que la rigidez adquirida le permite introducirse en la vagina y depositar el semen en el interior del aparato reproductor femenino. La erección se produce gracias a dos estructuras cilíndricas y esponjosas, llamadas cuerpos cavernosos, que forman parte del pene. Durante la excitación sexual, los impulsos nerviosos aumentan el flujo sanguíneo hacia ambos cuerpos cavernosos lo cual provoca que el pene se ponga duro y rígido al tiempo que aumenta su tamaño (Imagen 5). Imagen 4: Esquema anatómico en el que se ve la diferencia entre un pene sin circuncidar y otro circuncidado. Adaptación de Betts et al., 2013. 24 Imagen 5: Esquema anatómico de la sección trasversal del pene, en el que se exponen sus partes, y se explica la erección de este. Adaptación de Betts et al., 2013. Glándulas sexuales asociadas o anejas (Imagen 3) Consisten en un conjunto de glándulas exocrinas que producen diferentes secreciones necesarias para la supervivencia de los espermatozoides y que las vierten en los conductos deferentes para junto con los espermatozoides formar el semen. Estas glándulas son: Las vesículas seminales: Situadas detrás de la vejiga urinaria, su secreción constituye alrededor del 60% del volumen del semen y es rica en un azúcar llamado fructosa, por lo que su función es nutrir a los espermatozoides quienes la utilizarán para generar energía en sus mitocondrias, lo que les permitirá el movimiento. Próstata: Situada por debajo de la vejiga urinaria, se encuentra atravesada por la uretra y los conductos deferentes. Segrega el líquido prostático, que reduce la acidez de la uretra y de la vagina, facilitando así la movilidad y supervivencia de los espermatozoides. Glándulas de Cooper: Situadas debajo de la próstata, estas producen una secreción seminal lubricante, llamada a veces líquido pre-seminal, que se ocupa de limpiar los residuos de orina presentes en la uretra del pene, al tiempo que ayuda a neutralizar la acidez de la uretra y de la vagina. Dado que actúa como un fluido de limpieza de la uretra masculina, al salir al exterior puede contener espermatozoides que estaban presentes en la uretra y que podrían provocar un embarazo. 3.4.4.2. El aparato reproductor femenino El aparato reproductor femenino tiene varias funciones, pues es el responsable de la producción de los gametos femeninos, llamados óvulos. Posibilita el encuentro del óvulo y el espermatozoide para la fecundación y se encarga de albergar, nutrir y proteger al nuevo individuo cuando se produce la fecundación. Además, al igual que ocurre en el 25 caso masculino, este aparato produce y regula la liberación de las hormonas responsables del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios femeninos. El aparato reproductor femenino está formado por varios órganos y glándulas anejas (Imágenes 6 y 7). Imagen 6: Esquema anatómico del aparato reproductor femenino externo e interno con sus principales partes. (Fuente: www.elmundo.es) Imagen 7: Esquema anatómico del aparato reproductor femenino interno con sus principales partes. Adaptación de Betts et al., 2013. Órganos genitales o reproductores externos (Imagen 6) El conjunto de genitales externos femeninos conforma lo que se conoce con el nombre de vulva. Esta comprende el monte de Venus, los labios mayores y menores, el clítoris, el vestíbulo de la vagina y algunas glándulas anejas. Monte de Venus o pubis: Consiste en una almohadilla de grasa localizada en la parte anterior, sobre el hueso púbico. Tras la pubertad, se cubre de vello púbico. Labios mayores: Pliegues de la piel alargados compuestos por tejido adiposo o graso que se recubren de vello púbico tras la pubertad. Recorren desde el pubis hasta el ano. http://www.elmundo.es/ 26 Labios menores: Ubicados entre los labios mayores formando pequeños pliegues. Su tamaño y forma es muy variable, dependiendo de cada mujer. Su función es la de proteger la uretra y la entrada vaginal. Clítoris: Órgano eréctil del aparato reproductor femenino que presenta el mismo origen embrionario que el glande del pene. El clítoris está formado por tejido eréctil que aumenta su volumen durante la excitación, así como por multitud de terminaciones nerviosas que lo dotan de una gran sensibilidad. Al igual que ocurre en el caso del pene, en él podemos también distinguir un cuerpo, un glande y un prepucio (Imagen 8). Vestíbulo vaginal: Estructura en la que se localiza el orificio vaginal y uretral, así como las glándulas vestibulares mayores o de Bartolino y las glándulas de Skene. Glándulas vestibulares mayores o de Bartolino: Ubicadas a ambos lados de la abertura vaginal, segregan el fluido que ayuda a lubricar la vagina. Si se obstruyen pueden producir la formación de quistes. Glándulas de Skene: Localizadas a ambos lados de la uretra, próximas a la entrada vaginal, son responsables de la eyaculación femenina, la cual se produce al liberar un líquido blanquecino o transparente al exterior. Imagen 8: Esquema anatómico del clítoris y de la sección trasversal del mismo, en el que se exponen sus partes. (Modificada de www.medicacenterfem.com y www.vielma.at) Órganos genitales o reproductores internos (Imágenes 6 y 7) Son aquellos que se encuentran emplazados en el interior de la cavidad pélvica. Se trata de los ovarios, las trompas de Falopio, el útero y la vagina. Los ovarios: Son las gónadas femeninas, se encuentran localizados dentro de la cavidad pélvica, y su tamaño y forma es similar al de una almendra. Están formados por una http://www.medicacenterfem.com/ http://www.vielma.at/ 27 médula, compuesta por vasos sanguíneos y nervios, además de una corteza externa donde se emplazan los folículos ováricos. Su función es la de contener los gametos femeninos inmaduros formados durante el desarrollo embrionario de la mujer, madurarlos y dar lugar a la ovulación hacia las trompas de Falopio mediante unos cilios situados en los extremos de éstas llamados fimbrias. Los ovarios también son responsables de la producción de hormonas relacionadas con la menstruación, el desarrollo de los caracteres secundarios y el embarazo (estrógenos y progesterona). Las trompas de Falopio: Son dos conductos tubulares que sirven para el desplazamiento del óvulo maduro desde el ovario hacia el útero. Cada trompa se encuentra cerca de su ovario correspondiente, aunque no se encuentran en contacto directo, sino que presentan un ensanchamiento con prolongaciones llamadas fimbrias para recoger el óvulo en el momento de la ovulación.Su interior se encuentra tapizado por un tejido de células epiteliales ciliadas, cuyos cilios ayudarán a transportar el óvulo hacia el útero. El útero o matriz: Órgano muscular con morfología similar a una pera. Presenta paredes gruesas y se encuentra situado en el centro de la cavidad pélvica, en la línea media entre la vejiga y el recto. Este órgano alberga al embrión durante el embarazo. Para su estudio de divide en dos partes: el cuerpo, que es la parte más ancha e interna, y el cuello del útero o cérvix, el cual es más estrecho y en su extremo inferior está unido a la vagina. El útero se encuentra sometido a cambios cíclicos producidos durante el ciclo menstrual. La pared del útero se compone de tres capas (Imagen 9): -Perimetrio: Capa serosa que cubre la parte exterior del útero. -Miometrio: Capa media formada por músculo liso responsable de la contracción uterina y del aumento de volumen de éste durante el embarazo. -Endometrio: Capa más interna del útero, compuesta por tejido epitelial mucoso, que sufre los cambios propios del ciclo menstrual, pues es capaz de degenerar cada vez que no existe fecundación, produciéndose así el sangrado menstrual y volver a regenerarse. Además, en el momento que existe fecundación, es capaz de sostener la placenta donde se implanta el embrión. Imagen 9: Esquema anatómico del útero seccionado trasversalmente en el que se exponen sus partes, así como las capas que lo componen. (Modificada de www.ginemartin.blogspot.com) http://www.ginemartin.blogspot.com/ 28 La vagina: Conducto elástico que comunica el cuello uterino con el orificio vaginal. Segrega distintas sustancias lubricantes denominadas flujo vaginal, que facilitan la entrada del pene durante el coito. La vagina alberga una población de microorganismos que la ayudan a protegerse frente a infecciones de bacterias patógenas, hongos u otros microorganismos que puedan entrar en ella. Esta flora bacteriana propia de la vagina (Lactobacillus) secretan ácido láctico que ayuda a mantener su pH ácido natural. 3.4.5. Los gametos y su formación Los gametos son las células especializadas en la reproducción sexual. Los espermatozoides y los óvulos llevan la información genética de los progenitores, la cual es necesaria para la formación de la primera célula de un nuevo ser. El proceso por el cual se forman los gametos se denomina gametogénesis (Esquemas 2 y 3). La gametogénesis consiste en la producción de los gametos a partir de las células germinales (diploides (2n)), las cuales experimentan cambios cromosómicos por los que se produce la reducción del material genético a la mitad (generando células haploides (n)). De esta manera, tras la fecundación, es decir, la unión del óvulo y el espermatozoide, se da lugar a un nuevo individuo con un numero de cromosomas igual al de los progenitores (diploide (2n)). 3.4.5.1. Espermatogénesis y estructura del espermatozoide La espermatogénesis ocurre en los tubos seminíferos que forman el interior de los testículos. Este proceso comienza con la pubertad y se mantiene durante toda la vida del individuo. El proceso de espermatogénesis comienza con la mitosis de una espermatogonia diploide (2n), la cual contiene una copia completa del material hereditario. Sin embargo, los gametos son haploides (n), lo que significa que para su formación deben sucederse una serie de divisiones celulares en las que se produzca la reducción del material genético a la mitad. Este proceso se denomina espermatogénesis (Esquema 2). La espermatogénesis se origina mediante la mitosis de una espermatogonia (diploide (2n)), que tiene como resultado dos células hijas idénticas y diploides (2n), llamadas espermatocitos primarios. Seguidamente, se produce otro proceso de división, la meiosis, en la cual tienen lugar dos divisiones consecutivas. La primera de ellas es reduccional, esto es, reduce el número de cromosomas a la mitad, con lo que se forman 29 espermatocitos secundarios a partir de espermatocitos primarios. Tras la segunda meiosis, la cual ya no es reduccional, se forman espermátidas a partir de esos espermatocitos secundarios. El proceso da como resultado cuatro células haploides (espermátidas) que, tras su maduración, se convertirán en cuatro espermatozoides. Esquema 2: El esquema representa el proceso por el que tiene lugar la formación de espermatozoides denominado espermatogénesis. (Fuente: Elaboración propia) 3.4.5.2. ¿Cómo es el espermatozoide? El espermatozoide, gameto sexual masculino, es una de las células más pequeñas del cuerpo y presenta una estructura con varias partes (Imagen 10). Cabeza: Contiene el material genético dentro del núcleo (haploide (n)), y muy poco citoplasma. Presenta en el extremo superior una estructura llamada acrosoma implicada en la fecundación del óvulo, cuya función es liberar enzimas encargadas de abrir un pequeño poro en la superficie del óvulo que permita la entrada de la cabeza en el interior del mismo. Zona media: Contiene gran cantidad de mitocondrias, indispensables para producir la energía necesaria para el desplazamiento del espermatozoide, al igual que los centriolos, encargados de mantener estabilidad en la compleja red de fibras que componen el flagelo. Cola: Compuesta por un flagelo responsable del movimiento del espermatozoide. 30 3.4.5.3. Ovogénesis y estructura del óvulo La gametogénesis femenina se denomina ovogénesis y comienza durante el desarrollo fetal con la formación de una célula primordial llamada oogonia. Estas células, que se encuentran en el ovario fetal, se dividen mediante mitosis formando oocitos primarios antes del nacimiento de la mujer. Estos oocitos primarios (diploides (2n)) se encuentran retenidos en el ovario en estadio de meiosis 1 y protegidos por los folículos ováricos durante toda la infancia hasta el inicio de la pubertad. En ese momento, estas células retoman su maduración dando lugar cada mes aproximadamente a un óvulo, hasta la llegada de la menopausia. De este modo, antes de cada ovulación se inicia la transición de ovocito primario a ovocito secundario mediante la finalización de la meiosis 1 lo cual da lugar a dos células desiguales, un ovocito secundario (haploide (n)) y una célula más pequeña llamada primer cuerpo polar. Con el inicio de la ovulación, comienza la meiosis 2 generando un óvulo maduro y el segundo cuerpo polar (Esquema 3). Este proceso deja de ocurrir en el momento en que la mujer deja de tener menstruaciones porque los ovarios dejan de producir las hormonas estrógeno y progesterona. Suele darse naturalmente, con mayor frecuencia después de los 45 años. Esquema 3: El esquema representa el proceso por el que tiene lugar la formación de los óvulos denominado ovogénesis. (Fuente: Elaboración propia) Imagen 10: Representación de la estructura del espermatozoide y sus partes. (Modificada de www.reproduccionasistida.org) http://www.reproduccionasistida.org/ 31 3.4.5.4. ¿Cómo es el óvulo? El óvulo maduro es una célula de gran tamaño, pues mide 100 micrómetros de diámetro, es inmóvil y presenta varias partes (Imagen 11). Núcleo: Contiene el material genético (haploide). Citoplasma: En él se encuentra el vitelo, que está compuesto por sustancias nutritivas necesarias para abastecer al embrión durante las primeras fases de su desarrollo hasta que se genere la placenta. Membrana o zona pelúcida: Es de naturaleza gelatinosa y cuenta con una función protectora. Corona radiata: Rodea la membrana pelúcida y sus funciones son proteger al óvulo, producir hormonas sexuales y cooperar en la formación de la placenta. Imagen 11: Representación de la estructura del óvulo y sus partes. (Modificada de www.unprofesor.com) 3.4.6. Los ciclos del ovario y el útero Los ovarios y el útero sufren cambios cíclicos estrechamenteregulados por hormonas que dan lugar a dos ciclos regulares íntimamente relacionados entre sí: el ciclo ovárico y el ciclo uterino. Pese a que la duración de cada uno de ellos varía de mujer a mujer, yendo de 21 a 35 días, por norma general se estima que duran alrededor de 28 días. 3.4.6.1. El ciclo ovárico El ciclo ovárico engloba los cambios que tienen lugar en el ovario femenino durante la ovogénesis. Este incluye la ovulación o maduración del óvulo y los cambios producidos a nivel hormonal responsables del desarrollo sexual y el control del ciclo uterino. Este ciclo tiene una duración aproximada de 28 días y comprende tres etapas (Imagen 12). http://www.unprofesor.com/ 32 Fase Folicular (días 1-14 del ciclo): Comienza con la menstruación, debido a un descenso de progesterona que suele durar de 3 a 5 días. En esta fase, la hipófisis, una glándula situada en la base del cráneo, segrega hormona folículo estimulante (FSH) aumentando sus niveles en la sangre y estimulando el crecimiento de algunos de los folículos del ovario. Tras el desarrollo de los folículos, sus células segregan unas hormonas llamadas estrógenos, las cuales estimulan el engrosamiento del endometrio. Fase ovulatoria o ovulación: Ocurre alrededor del día 14 del ciclo, cuando se alcanza el tamaño máximo de al menos uno de los folículos (pueden darse ovulaciones multiples) y con ello el nivel máximo de estrógenos. En ese momento, la hipófisis comienza a segregar hormona luteinizante (LH), lo cual deriva en la salida del óvulo hacia el exterior del folículo. Fase lútea (días 15-28 del ciclo): Los restos del folículo constituyen el cuerpo amarillo o cuerpo lúteo, el cual segrega estrógenos y progesterona para estimular el crecimiento del endometrio, de manera que se prepara el útero para un posible embarazo. Si el óvulo finalmente no es fecundado, el cuerpo lúteo degenera, haciendo descender los niveles de progesterona hasta que se produce la degeneración del endometrio, desprendiéndose la mucosa uterina y dando lugar a la menstruación. En ese momento se reinicia el ciclo. En cambio, cuando sí se produce la fecundación, el cuerpo lúteo continúa la producción de progesterona y estrógenos hasta la formación de la placenta para evitar que se desprenda el endometrio, y poder albergar correctamente al nuevo individuo. Imagen 12: Representación de la ovulación. (Fuente: https://www.iessuel.es/ccnn/interactiv/sexualidad/sexualidad_14.htm) 3.4.6.2. El ciclo uterino El ciclo uterino se produce simultáneamente al ciclo ovárico y es aquel que engloba los cambios que tienen lugar en el endometrio uterino. Este ciclo se encuentra regulado por https://www.iessuel.es/ccnn/interactiv/sexualidad/sexualidad_14.htm 33 hormonas y se encargan de preparar el endometrio para la recepción del posible óvulo fecundado. Menstruación (día 1-6): Se caracteriza por una hemorragia acompañada de restos endometriales. Esta fase se encuentra vinculada con la degeneración del cuerpo lúteo y la disminución de los niveles hormonales. Fase proliferativa (día 7-14): Ocurre un día después de terminar la menstruación y dura hasta dos días después de la ovulación. En el transcurso de esta fase se produce la regeneración y vascularización del endometrio gracias al aumento de los niveles de estrógenos. Fase secretora (día 15-28): Es la fase final del ciclo. Durante ella el endometrio aumenta su grosor, gracias a la presencia de altos niveles de estrógenos y progesterona que promueven la vascularización. En ausencia de fecundación, el tejido endometrial degenerará se desprenderá provocando una hemorragia, que conocemos como menstruación, y comenzando un nuevo ciclo. Imagen 13: La correlación de los niveles hormonales y sus efectos sobre el aparato reproductor femenino se muestran en este esquema del ciclo ovárico y uterino. El ciclo menstrual comienza a día 1 y la ovulación tiene lugar alrededor del día 14, desencadenada por la producción de LH. (Modificada de www.tiempodeactuar.es) http://www.tiempodeactuar.es/ 34 3.4.6.3. Fertilidad durante los ciclos sexuales femeninos Entendiendo la composición de ambos ciclos como el ciclo sexual de la mujer, debemos saber que esta no es igual de fértil a lo largo de todo el ciclo. Sin embargo, en ningún momento podría asegurarse que no sea fértil (Imagen 14). 3.4.7. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto La función de reproducción sexual permite la perpetuación de la especie, mediante la transmisión del material genético de dos individuos a su progenie. En el caso de mamíferos como el ser humano, se distinguen tres fases: fecundación, embarazo (desarrollo embrionario) y parto. 3.4.7.1. Fecundación La fecundación puede definirse como el proceso por el cual un espermatozoide y un óvulo (ambos haploides (n)) se fusionan entre sí, unificando sus núcleos para dar lugar a una célula diploide llamada célula huevo o zigoto, la cual contiene el material genético necesario para formar un nuevo individuo. Este proceso tiene lugar en las trompas de Falopio. ¿Cómo ocurre la fecundación? (Imagen 15) Tras la eyaculación, los espermatozoides viajan por la vagina y el útero hasta las trompas de Falopio, donde pueden permanecer con vida entre 3-5 días al encuentro del óvulo. Tras ser ovulado, este recorre las trompas de Falopio en sentido inverso, es decir, desde Imagen 14: En este esquema se muestra cómo varía la fertilidad de la mujer a lo largo de su ciclo sexual, siendo los días 1 a 8 los menos fértiles (que NO INFÉRTILES) de la etapa menstrual. Se pasa después a una etapa muy fértil (días 9- 18), especialmente en los días 13-15 del ciclo, que coindicen con la ovulación. A continuación, se suceden unos días (día 19-1) menos fértiles que los anteriores, pero más fértiles que los posteriores. (Modificada de www.ginequalitas.com y www.tiempodeactuar.es) http://www.ginequalitas.com/ http://www.tiempodeactuar.es/ 35 los ovarios hacia el útero. Cuando ambos gametos entran en contacto, las células de la corona radiata del óvulo envían señales químicas a los espermatozoides invitándolos a penetrarlo. En ese momento los espermatozoides, tratando de introducir su cabeza en el óvulo, liberan el contenido de su acrosoma, que contiene enzimas digestivas capaces de romper la corona y permitir que la zona pelúcida del óvulo sea traspasada. Sin embargo, cuando el primer espermatozoide consigue acceder al óvulo, la zona pelúcida sufre un cambio conformacional que impide que más espermatozoides puedan introducir sus cabezas en él. Cuando el primer espermatozoide se une al receptor de membrana del óvulo, ambas membranas se fusionan permitiendo el acceso del material genético procedente del espermatozoide al interior del óvulo y con ello la fusión de los pronúcleos haploides (n) de ambos gametos, lo que resulta en un nuevo núcleo diploide (2n) dotado de material cromosómico completo. Imagen 15: Proceso de fecundación. A. Representa esquemáticamente la formación del zigoto 2n. B. Representa esquemáticamente y de manera simple cómo ocurre la fecundación. (Modificada de www.reproduccionasistida.org) 3.4.7.2. Desarrollo embrionario durante el embarazo Se conoce como embarazo al periodo de tiempo comprendido desde la fecundación hasta el nacimiento del individuo. En los mamíferos el tiempo del proceso varía en función de la especie. En el caso del ser humano, este se prolonga alrededor de 40 semanas (9 meses) y para su estudio queda dividido en tres etapas. Desarrollo pre-embrionario (semanas 1 y 2): Una vez producida la fecundación, el zigoto sigue su camino hacia el útero a través de las trompas de Falopio, al tiempo que comienza a dividirse, dando lugar al embrión. A partir de ese proceso de sucesivas divisiones, 3 días después de la fecundación aproximadamente, el embrión ha alcanzado el estadio de mórula (16 células) y continúa dividiéndose
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