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Valverde_García_M Manuela_Biología y Geología_TFM

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Centro de Estudios de Postgrado 
 
 
 
 
 
Trabajo Fin de Máster 
REPRODUCCIÓN 
Y 
SEXUALIDAD 
Alumno/a: Valverde García, Mª Manuela 
 
Tutor/a: Prof. D. Santos Blanco Ruiz 
Dpto: Biología experimental 
 
Tutor/a: Prof. Dña. África Yebra Rodríguez 
Dpto: Geología 
 
 
 
Julio, 2021 
1 
 
AGRADECIMIENTOS 3 
1. RESUMEN Y PALABRAS CLAVE (EN ESPAÑOL E INGLÉS) 
 
4 
2. INTRODUCCIÓN 
 
5 
3. FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLÓGICA 
 
8 
3.1. Antecedentes y estado de la cuestión. 8 
3.2. Contextualización histórica general. 9 
3.3. Antecedentes y contextualización histórica española. 12 
3.3.1. La educación sexual española en la actualidad. 16 
3.4. Desarrollo del tema para 3º de ESO: Reproducción y Sexualidad. 17 
3.4.1. Introducción al tema. 17 
3.4.2. Un poco de historia. 19 
3.4.3. La madurez sexual: Cambios que se producen en la adolescencia. 20 
3.4.4. Los aparatos reproductores. 21 
3.4.4.1. El aparato reproductor masculino. 21 
3.4.4.2. El aparato reproductor femenino. 24 
3.4.5. Los gametos y su formación. 28 
3.4.5.1. Espermatogénesis y estructura del espermatozoide. 28 
3.4.5.2. ¿Cómo es el espermatozoide? 29 
3.4.5.3. Ovogénesis y estructura del óvulo. 30 
3.4.5.4. ¿Cómo es el óvulo? 31 
3.4.6. Los ciclos del ovario y el útero 31 
3.4.6.1. El ciclo ovárico. 31 
3.4.6.2. El ciclo uterino. 32 
3.4.6.3. Fertilidad durante los ciclos sexuales femeninos. 34 
3.4.7. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto. 34 
3.4.7.1. Fecundación. 34 
3.4.7.2. Desarrollo embrionario durante el embarazo. 35 
3.4.7.3. El parto y sus fases. 37 
3.4.8. Las infecciones de transmisión sexual (ITS). 38 
3.4.9. Métodos anticonceptivos. 41 
3.4.9.1. Tipos de métodos anticonceptivos. 42 
3.4.10. Reproducción asistida. 47 
 3.4.10.1. Tipos de reproducción asistida. 47 
3.5. Adaptaciones en el tema para su impartición en 3º ESO. PMAR 49 
3.5.1. Gametogénesis, los gametos masculino y femenino. 50 
3.5.2. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto. 51 
3.5.3. Reproducción asistida. 55 
3.5.3.1. Tipos de reproducción asistida. 55 
3.6. Enfoque y Metodología didáctica 56 
 3.7. Relaciones CTS 
 
58 
4. PROYECCIÓN DIDÁCTICA 59 
4.1. Legislación educativa de referencia. 60 
4.1.1. Legislación educativa estatal. 60 
4.1.1.1. Legislación educativa estatal enfocada a PMAR 61 
4.1.2. Legislación Autonómica. 62 
4.1.2.1. Legislación autonómica enfocada a PMAR 62 
2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4.2. Contextualización del centro escolar. 63 
4.2.1. Localización del centro. 63 
4.2.2. Sedes y edificios. 64 
4.2.3. Enseñanzas. 64 
4.2.4. Alumnado. 65 
4.2.5. Profesorado. 65 
4.3. Aspectos psicológicos y pedagógicos del alumnado y de la enseñanza. 66 
4.4. Elementos curriculares básicos. 67 
4.4.1. Objetivos. 67 
4.4.1.1. Objetivos generales de etapa. 67 
4.4.1.2. Objetivos generales de área o materia. 69 
4.4.1.3. Objetivos específicos de la unidad didáctica. 70 
4.4.2. Competencias. 71 
4.4.3. Contenidos. 72 
4.4.3.1. Contenidos para 3º de ESO y PMAR. 73 
4.4.4. Metodología. 75 
4.4.4.1. Actividades. 76 
4.4.5. Temporalización. 77 
4.4.6. Evaluación. 85 
4.4.6.1. Criterios de Evaluación y Estándares de Aprendizaje Evaluables. 85 
4.4.6.2. Criterios de calificación. 87 
4.4.6.3. Instrumentos de evaluación. 88 
4.4.6.4. Recuperación y proacción. 89 
4.4.7. Transversalidad, interdisciplinaridad e interculturalidad. 89 
4.4.8. Evaluación del proceso enseñanza-aprendizaje. 
 
91 
5. CONSIDERACIONES FINALES 
 
91 
6. BIBLIOGRAFÍA 93 
7. ANEXOS 99 
3 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
En primer lugar, me gustaría agradecer a la Universidad de Jaén por darme la posibilidad 
de hacer este máster. A mis tutores de TFM Santos y África, sin los que no hubiera sido 
posible realizarlo. 
También quiero agradecer muy especialmente este TFM al IES Fuente de la peña y a 
todos los que forman parte de él, por la acogida que tuvieron conmigo y el buen trato 
durante toda mi estancia de prácticas allí. En particular, a mi tutor de prácticas Alberto 
por enseñarme tanto, por haberme ayudado y apoyado en todo, además de por haber 
confiado tanto en mí desde el principio para la impartición de las clases. También quiero 
hacer una mención especial a los alumnos de la clase de 3º de ESO C (PMAR), donde 
tantas horas lectivas se me han hecho pocas, porque que me han permitido descubrir 
mi vocación como docente. 
Y cómo no, a todos mis compañeros y compañeras de máster, sobre todo a los del grupo 
D. A Adriano, Diego, Emilio y Fabián, pero principalmente a Esther, que ha compartido 
conmigo tanto este máster como el doble, con quien he realizado todos y cada uno de 
los trabajos grupales y quien se ha convertido en una amiga muy especial que espero 
mantener siempre. 
Quiero dar las gracias también a todos los amigos y amigas que me han apoyado durante 
un curso que, como ellos saben, ha sido muy duro en muchos aspectos. A Simón, Luisa 
y Fran. Y, por supuesto, he de dar las gracias a mi familia, fundamentalmente a mi padre, 
pues sin ellos nada de esto sería posible. También quiero agradecer a mi pareja Alberto 
por estar siempre a mi lado brindándome en todo momento su comprensión, afecto y 
apoyo de manera incondicional. Sin él no habría podido llegar hasta aquí, y mucho 
menos realizar este proyecto. 
A todos los que habéis hecho posible este TFM y me habéis permitido disfrutar, como lo 
he hecho, de este máster y sus prácticas, muchísimas gracias. 
 
 
 
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” 
Benjamin Franklin 
 
 
4 
 
 
1. RESUMEN Y PALABRAS CLAVE 
 
Resumen 
Este Trabajo de Fin de Máster consiste en el desarrollo de una Unidad Didáctica relativa 
a los contenidos de la asignatura Biología y Geología de 3º ESO, Bloque 2: “Las personas 
y la salud. Promoción de la salud” según la Orden de 15/01/2021 (Junta de Andalucía), 
en línea con el Bloque 4 establecido en el Real Decreto 1105/2014 (26 de diciembre). Se 
trata, concretamente, de los contenidos sobre la sexualidad y la reproducción humana 
ligados al temario de la asignatura de Biología y Geología, así como las adaptaciones de 
estos contenidos para la asignatura Ámbito Científico y Matemático impartida en 3º de 
ESO de PMAR. 
Con este trabajo se pretende poner de manifiesto la importancia que tienen las 
asignaturas anteriormente mencionadas dentro del currículo, ya que son del todo 
indispensables para el desarrollo del alumnado adolescente de una forma sana tanto 
física como psicológicamente. Una necesidad especialmente acuciante en contextos 
educativos de centros de Compensación Educativa, donde el alumnado se encuentra en 
situación de desventaja social. 
Durante esta unidad didáctica, los alumnos se verán inmersos en diversas dinámicas de 
trabajoindividual y cooperativo, las cuales les ayudarán a reflexionar y desarrollar un 
pensamiento crítico frente a la reproducción y la sexualidad, al mismo tiempo que se fomenta el 
respeto y la tolerancia hacia el grupo. 
Palabras clave: aprendizaje significativo, trabajo cooperativo, reproducción, sexualidad, 
Compensación Educativa, tolerancia. 
Abstract 
This Master's Thesis is based on the development of a Didactic Unit related to the 
contents of the subject Biology and Geology for 3rd ESO, Block 2 “People and health. 
Health promotion”, as given in the Order of 15/01/2021 (Junta de Andalucía) and 
according to the Block 4 established in the Royal Decree 1105/2014 of 26th December. 
Its deals with sexuality and human reproduction, as stated in the syllabus of this subject, 
as well as with the adaptations of this matter to the subject Scientific and Mathematical 
Field which is taught to 3rd ESO of PMAR. 
With this work I try to highlight the importance of both subjectsmentioned above within 
the curriculum. They should be considered as essential for the development of 
5 
 
adolescents in a healthy way, both physically and psychologically, especially if we refer 
to teaching contexts of Educational Compensation Centres where students may be 
socially disadvantaged. 
During this didactic unit, students will be immersed in different dynamics os individual 
and cooperative work that will hepl them to reflect and develop a critical thinking about 
reproduction and sexuality, while fostering respect and tolerance towards the group. 
Keywords: meaningful learning, cooperative work, reproduction, sexuality, Educational 
Compensation Centres, tolerance. 
 
2. INTRODUCCIÓN 
 
La adolescencia es un momento clave y crítico en la formación de la identidad y la 
personalidad y, dado que la sexualidad constituye una faceta fundamental de la 
identidad del individuo, la etapa adolescente figura como el mejor momento 
para abordar el tema de la educación sexual. Estamos hablando de una etapa que define 
la transformación del niño en adulto. 
Con la adolescencia se producen intensos cambios físicos y psicosociales que comienzan 
con la aparición de los primeros signos de la pubertad y terminan cuando cesa el 
crecimiento. Durante el transcurso de esta etapa se desencadenan una serie de cambios 
biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociales e interpersonales que caracterizan el inicio 
de la maduración sexual y la adquisición de la identidad sexual del individuo (Iglesias 
Diz, 2013; Fernández Rouco & Carcedo González, 2019). La Organización Mundial de la 
Salud, define la sexualidad como 
“un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el 
sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, 
la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, 
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y 
relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se 
experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influenciada por la interacción de 
factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, 
legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2018, p. 3). 
En palabras de Gómez Cobos, la adolescencia supone “una etapa central en el proceso 
de construcción de la identidad, la cual se ve influenciada por los factores de riesgo y 
protección que la rodean” (Gómez Cobos, 2018, p. 105). Por otro lado, para Iglesias Diz, 
6 
 
“La adolescencia es, en realidad, un periodo de aprendizaje que se prolonga en el tiempo 
para la adquisición de los cada vez más complejos conocimientos y estrategias para 
afrontar la edad adulta” (Iglesias Diz, 2013, p. 88). Ambos autores nos hacen darnos 
cuenta de que es precisamente en esta etapa donde más conveniente y útil resulta el 
tratar la sexualidad de forma abierta con los adolescentes para el desarrollo de su 
identidad y personalidad de cara al futuro. Abordar la sexualidad en esta etapa de la vida 
es un aspecto clave y necesario en la educación de cualquier adolescente si queremos 
que construya y desarrolle su identidad personal de manera sana. 
La interacción de los adolescentes con el medio en el que se desenvuelven será clave en 
su evolución, de modo que factores como el contexto cultural, las relaciones familiares 
con el grupo de iguales, y los efectos de las redes sociales, desempeñan un papel clave 
en la formación de la identidad del individuo (Hurtado, 2010; Gómez Cobos, 2008). La 
sexualidad, como parte integral de la personalidad de todo ser humano, se construye 
precisamente a través de la interacción entre el individuo y las estructuras sociales y 
formará parte de nuestro desarrollo y expresión a lo largo de toda nuestra vida 
(Asociación Mundial para la Salud Sexual, 1997). Las interacciones con el grupo de 
iguales, así como con los adultos que le rodean, serán claves para que el adolescente 
desarrolle, entienda y acepte su sexualidad con plena salud física y mental. Su desarrollo 
dentro de un marco de aceptación, tanto propia como por parte de la familia, la escuela, 
la sociedad y el ambiente laboral, es esencial para el bienestar individual (Asociación 
Mundial para la Salud Sexual, 1997) y favorece la salud del individuo (López Sánchez, 
2018). Su vulneración puede afectar gravemente a nuestro bienestar y salud física y 
mental, afectando directamente a la forma en la que nos relacionamos con otras 
personas (UNESCO, 2014). 
La Organización Mundial de la Salud define la salud sexual como “un estado de bienestar 
físico, mental y social en relación con la sexualidad, y no solamente la ausencia de 
enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual requiere un enfoque positivo y 
respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener 
experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y 
violencia” (OMS, 2018, p. 3). A partir de aquí, parece claro que, para el correcto 
desarrollo del individuo, así como de su sexualidad, es necesario tener acceso a una 
educación sexual completa y de calidad. Una educación que esté orientada no solo a 
conocer la fisionomía y fisiología de los órganos reproductivos, sino a favorecer que el 
individuo alcance una identidad sexual propia y dotarle de la capacidad de establecer 
sus propios valores y aptitudes para vivir su sexualidad de un modo consciente, 
responsable y positivo dentro de su contexto social, histórico y cultural (Helgeler, 1976). 
7 
 
De esta forma, la educación sexual en el aula debe ir más allá de labores de 
concienciación y prevención de los embarazos no deseados o de enfermedades de 
transmisión sexual (Soltero Rivera et al., 2020), educando también en valores 
fundamentales como son la tolerancia y respeto. Estos últimos se encuentran poco 
representados en aquellas prácticas sexuales fácilmente accesibles para los adolescentes 
por medio de la pornografía (Pérez-Lanzac, 2014; Alario Gavilán, 2019), la cual ofrece 
una imagen errónea del sexo y el placer, al mismo tiempo que ejerce una fuerte presión 
entre la población, y particularmente entre los adolescentes, empujándolos a aceptar y 
llevar a cabo prácticas sexuales idealizadas con el fin de cumplir expectativas y evitar el 
rechazo de sus iguales (Pierce, 2019). 
Otro aspecto importante a tratar en el aula es la idea de que cualquier identidad de 
género y sexual resulta válida y debe respetarse, de manera que se eduque en valores 
que favorezcan el rechazo de las prácticas de ridiculización sufridas frecuentemente por 
el colectivo trans en los medios audiovisuales (Jobe, 2013), al igual que la 
heteronormativización de los personajes infantiles y la baja visibilidad LGBTQ+ en 
medios de comunicación con que niños y adolescentes españoles son continuamente 
bombardeados (O'Brien, 2017; Leventry, 2019). Autores como Martínez Álvarez han 
realizado trabajos en los que proponen mejoras significativas para los programas de 
educación sexual. Entre ellas, se menciona la necesidad de un consenso por parte de los 
profesionales hacia un modelo educativo “holístico” e integral, la adopción de una 
perspectiva de género o la consideración de las “minorías sexuales”, de los grupos 
procedentes de diferentes culturas y etnias y de las personas con diversidad funcional 
(Martínez Álvarez, 2019). 
Por todo ello, apoyándome además en el hecho de que en Suecia la educación sexual es 
una asignatura obligatoria que desde 1955 está incluida en el currículo a partir de los 11 
años y acompaña al alumnado durante todo su desarrollo (Sahuquillo, 2013), en el 
presente Trabajo de Fin de Máster quiero hacer notoria la importancia de una educación 
sexual de calidad en la adolescencia y el papel clave que la asignatura de Biología y 
Geología ejerce al respecto. Como nos señala Caridad Álvarez de la Cruz, con quien estoyplenamente de acuerdo, el entorno escolar, y concretamente la asignatura de Biología 
y Geología, son factores ideales para la educación sexual, pues esta debe ir acompañada 
de un conocimiento científico del que suelen carecer los progenitores, quienes en su 
gran mayoría continúan sordos a las demandas educacionales que sobre el sexo y la 
sexualidad les solicitan sus hijos (Álvarez de la Cruz, 2010). En España la educación sexual 
continúa estando muy poco representada en el currículo, lo cual se ve reflejado en el 
currículo de la ESO, ya que la educación sexual apenas comprende un único tema para 
3º de la ESO y tan solo parte de uno para 3º ESO PMAR. Pese a que en Andalucía este 
aspecto trata de suplirse con la puesta en marcha de charlas impartidas por porsonal 
8 
 
sanitario ajeno al centro educativo, esta solución no resulta realmente útil para el 
alumnado. Al ser impartidas por personal carente de vínculos de complicidad con los 
estudiantes, dificultan el que los adolescentes se aproximen realmente al tema y sean 
capaces de exponer sus dudas o inquietudes al respecto. Además, para que se produzca 
un aprendizaje a largo plazo, es prioritario que el alumno interiorice los conocimientos 
adquiridos. Algo que, evidentemente, no ocurrirá si la educación sexual se da desde un 
plano lejano y sin que existan vínculos de confianza. 
Por la importancia que tiene la sexualidad en el desarrollo del individuo, tal y como ya 
he expuesto, así como por otros ámbitos importantes que se tratan en la asignatura de 
Biología y Geología y que también resultan útiles para el desarrollo personal y 
académico del alumnado, quisiera recalcar la gran importancia de esta materia de cara 
al desarrollo del currículo, a pesar del bajo número de horas lectivas que presenta en 
comparación con otras asignaturas de Ciencias. 
 
3. FUNDAMENTACIÓN EPISTEMOLÓGICA 
3.1. Antecedentes y estado de la cuestión 
La educación sexual, tal y como se recoge en el Real Decreto 1105/2014 de 26 de 
diciembre o el Real Decreto 217/2022 de 29 de marzo es una de las áreas transversales 
incluidas en el currículo del tercer curso de Educación Secundaria Obligatoria, 
concretamente en la asignatura de Biología y Geología y dentro del Bloque 4: “Las 
personas y la salud. Promoción de la salud.” 
Con ella se pretende hacer llegar a los alumnos una serie de contenidos necesarios para 
su correcto desarrollo personal y social. De esta forma, el objetivo es dar a conocer los 
aspectos biológicos de la sexualidad y, al mismo tiempo, informar, orientar y educar en 
los aspectos afectivos, emocionales y sociales de la misma (García Martín, 2013). Pues, 
como ya vimos anteriormente, la educación en la sexualidad constituye un instrumento 
clave para la promoción de un desarrollo personal, social y sexual saludable y positivo 
(Martínez Álvarez, 2019). Así, se pretende que los alumnos tengan acceso a una 
educación sexual de calidad, de modo que alcancen con ella los conocimientos 
necesarios para el buen desarrollo de su sexualidad. Se ha visto que la falta o incorrecta 
educación sexual está asociada a conductas de riesgo que comprenden desde 
problemas en el ámbito reproductivo y sanitario, como son embarazos no deseados y 
abortos a tempranas edades, con los riesgos que ello conlleva, o la contracción de 
enfermedades de transmisión sexual. También pueden señalarse problemas en el 
ámbito psicológico, tales como la depresión, trastornos alimenticios, etc. Por último, 
9 
 
afecta también al ámbito social, pues una mala educación sexual puede desencadenar 
agresividad, discriminación, homofobia, etc. A partir de todo esto, tal y como queda 
recogido por la UNESCO, el que esta educación se lleve a cabo en un ambiente educativo 
seguro y saludable supone un factor de vital importancia (UNESCO, 2014). 
 
3.2. Contextualización histórica general 
El conjunto de las sociedades ha estado siempre marcado por un principio de identidad, 
a partir del cual se han instituido distintas formas de vivir la sexualidad y de 
experimentar el cuerpo (Bustamante Tejada, 2005). Así, la sexualidad, al igual que el 
sexo, se han tratado desde diferentes puntos de vista a lo largo de la historia. De hecho, 
hay autores que definen la sexualidad como un producto que va más allá de lo biológico, 
siendo pues algo social, cultural e histórico (Moncrieff, 2007). Los griegos, egipcios y 
romanos eran muy tolerantes en cuanto a la sexualidad y sus sociedades fueron 
muy abiertas al respecto, pues consideraban el sexo como una fuerza unificadora. De 
hecho, tanto era así que algunos autores sostienen que es impreciso hablar de 
homosexualidad en el mundo antiguo, ya que el amor entre personas del mismo sexo 
se hallaba socialmente aceptado y resultaba algo complementario y no excluyente 
respecto a la heterosexualidad, por lo que podría hablarse de cierta normalización de la 
bisexualidad (Sagristani & Córdoba, 2010). Esto puede verse claramente representado 
en expresiones artísticas, como por ejemplo en la decoración erótica de innumerables 
cráteras griegas, en papiros y pinturas funerarias egipcias con escenas sexuales o 
eróticas o en los frescos romanos de Pompeya, cargados de sexo y erotismo. Podrían 
señalarse también algunos “tratados de medicina” de la Antigüedad donde la 
menstruación, el embarazo y el amamantamiento eran descritos sin ningún tipo de tabú 
(Jácome Roca, 2009). 
Además, tenemos un claro ejemplo en la Antigua Roma donde se tenía un concepto 
diferente de sexualidad y no había oposición entre homosexualidad ni heterosexualidad 
a la hora de determinar la orientación sexual de un individuo (Cuatrecasas, 2013). Un 
punto que queda claramente reflejado en la obra De bello Hispaniensi, cuya autoría es 
generalmente atribuida a Julio César y en la que se relatan en detalle casos de las 
relaciones sexuales entre algunos legionarios. Sin embargo, pese a su tolerancia, no 
podemos mostrar a esas sociedades como un modelo a seguir, pues al elemento 
masculino siempre se le asignó un rol dominante frente a la mujer, quien ocupaba un 
papel pasivo en cualquier relación amorosa (Sagristani & Córdoba, 2010). Además, en 
Roma se permitía explotar sexualmente a los esclavos, tanto por cuestiones de mero 
placer como por su capacidad reproductiva. Se trata de una práctica que iba 
http://en.wikisource.org/wiki/The_Spanish_War
10 
 
intrínsecamente ligada al fenómeno de la esclavitud femenina, donde no faltó el uso de 
métodos anticonceptivos por parte de las esclavas como forma de negarse a concebir y 
apoderarse de su potencial reproductor (Rubiera Cancelas, 2015). 
Durante la Edad Media la sexualidad fue un tema tabú por la influencia de las religiones, 
una cuestión a medio camino entre el delito y el pecado (Bazán Díaz, 2003). Cabe señalar 
que, con ello, la abierta mentalidad de sociedades anteriores fue desterrada y 
condenada. Se estableció la heterosexualidad como única sexualidad posible, pese a ser 
en cierto modo pecaminosa. Cualquier otra forma de sexualidad era fuertemente 
perseguida y condenada, llegando a acarrear la muerte de aquel que la practicase. 
Cargada de connotaciones pecaminosas y negativas por influencia de las autoridades 
civiles y eclesiásticas, la sexualidad debía permanecer en la estricta intimidad. Siglos 
después, ya en plena Edad Moderna, en el siglo XVI, Andrés Vesalio describió de manera 
correcta la cavidad endometrial (Jácome Roca, 2009). Posteriormente, durante e l siglo 
XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, la sexualidad fue objeto de investigación 
científica. Sin embargo, no lo fue en relación con el desarrollo de una teoría general de 
la sexualidad, sino en forma de análisis, contabilidad, clasificación y especificación. Tal 
vez porque no sólo interesaba a nivel científico, sino t am b i én com o f o rm a d e 
control administrativo y social (Foucault, 2005). 
Una vez llegado el siglo XIX, se produjeron muchos avances en el conocimiento de la 
sexualidad, especialmente a nivelmorfológico y fisiológico. A comienzos de este siglo 
encontramos varias observaciones que sugerían una secreción endocrina del ovario. En 
1874 Kisch estudió los cambios que ocurrían con la menopausia. En 1891 Jacques Loeb 
reconoció que la función del cuerpo lúteo era la de modificar el endometrio, de modo 
que pudiera realizarse la implantación del óvulo. Seguidamente, en 1896, el ginecólogo 
vienés Emil Knauer logró la producción de características sexuales secundarias al 
trasplantar ovarios de animales desarrollados en hembras inmaduras, demostrando que 
había unas secreciones internas femeninas, ahora conocidas como hormonas. Pese a 
ello, dicho conocimiento se mantuvo más o menos ignorado hasta la publicación en 
1910 del texto completo de Artur Biedl sobre las glándulas y sus secreciones. 
Pese a todos estos logros, no fue hasta el siglo XX cuando tuvo lugar la proliferación de 
estudios fisiológicos y ginecológico que permitieron abordar la sexualidad de una forma 
más científica, es decir, desde una perspectiva más precisa y objetiva que en siglos 
anteriores. Uno de los hitos más importantes en este campo fue el descubrimiento de 
la estrona, con lo que los químicos aprendieron a manipular las moléculas esteroides, 
generando la posibilidad de su síntesis química, la cual sería la precursora de los actuales 
anticonceptivos (Jácome Roca, 2009). Entre 1903 y 1904 los histofisiólogos Pol Bouin y 
Paul Ancel mostraron, en conejos machos, que la ligadura de los conductos eferentes 
11 
 
producía degeneración de los túbulos seminíferos, aunque los animales mantenían sus 
características sexuales. Años después, Eugen Steinach popularizó la vasectomía. Como 
vemos, ya desde comienzos de siglo se empieza a estudiar cómo controlar la 
reproducción. En 1929 Hermann Knaus y Kwasako Ogino establecieron el cálculo de los 
días fértiles del ciclo menstrual femenino como medio para evitar y/o provocar el 
embarazo (Jácome Roca, 2009). 
Dado que en este siglo se produjo un gran avance en este tema, fue precisamente a lo 
largo del mismo cuando se comenzaron a estudiar los cambios que conlleva la respuesta 
sexual. Se llegó a determinar entonces que estos cambios se producían tanto a nivel 
físico y fisiológico como psíquico, lo cual era fruto de la gran variedad de estímulos 
sexuales a los que un individuo podía estar expuesto (Sánchez Fuentes et al., 2020). 
Además, en el siglo XX se empezó a divulgar el conocimiento científico sobre sexualidad 
y sobre el control de la reproducción. En este sentido, en marzo de 1939 aparecía el 
primer número de los Annales d’Endocrinologie de París, donde ya pueden verse 
anuncios relacionados con hormonas sexuales o hipofisiarias. Cabe destacar la manera 
en que estos avances en el conocimiento de la sexualidad, así como en la forma de 
entender esta, se vieron reflejados en el arte y las representaciones artísticas, pues 
encontramos la expresión del erotismo de la desnudez tanto en las artes plásticas como 
en el cine. Prueba de ello es, por ejemplo, Escena erótica (también llamada La douceur) 
de Pablo Picasso (1902-1903), o la película Éxtasis (1932) en la que Hedy Lamarr aparece 
desnuda en un lago. 
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los avances en el campo de la 
medicina, especialmente en las ramas de ginecología, venerología y reproducción 
fueron sobresalientes, pese a que, por desgracia, la mayor parte de estos se 
desarrollaron en relación con las barbaries ocurridas en los campos de concentración 
nazis (Cuerda Galindo et al., 2007). Un año antes de que concluyera este gran conflicto, 
en 1944, fue fundada Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, donde tuvieron 
lugar importantes investigaciones. En los años 50 se empezaron a hacer estudios de la 
inhibición hormonal de la ovulación en grandes grupos de población y una década 
después se fabricó la primera píldora anticonceptiva y de planificación familiar (Jácome 
Roca, 2009; Heil et al., 2012). En los años 70, gracias a las investigaciones comenzadas 
veinticinco años antes, la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva consiguió 
desarrollar e implantar de técnicas de reproducción asistida. 
Con el año 2000 llegamos por fin al cambio de un siglo del que tanto se esperaba y del 
que tan poco hemos podido conseguir, por el momento. Es cierto que los avances en 
investigación y conocimiento sobre este tema se han sucedido de forma rápida y 
continua. Sin embargo, y a pesar de posibles expectativas, la sexualidad sigue siendo un 
12 
 
tema tabú para muchas de las sociedades actuales. En nombre de la moral y la religión 
se sigue maltratando, mutilando y condenando a muchas personas por su sexualidad. 
Incluso en países más desarrollados en los que las leyes no persiguen ni condenan 
ninguna tendencia sexual, gran parte de la sociedad aún no tolera una sexualidad 
plenamente libre, revelando así su falta de empatía, respeto y tolerancia. 
 
3.3. Antecedentes y contextualización histórica española 
A partir de lo anterior, podría decirse que la sexualidad en España ha seguido un camino 
histórico similar al del resto del mundo occidental. En época romana la sexualidad era 
entendida y vivida desde una perspectiva tolerante y abierta. Sin embargo, como ya se 
expuso previamente, el varón figuró siempre como la parte dominante durante este 
periodo. Con el paso de los siglos, al llegar la Edad Media y con la represión sexual por 
parte de las religiones cristiana, judía y musulmana, se produjo un gran cambio en la 
mentalidad. Tanto en la Península Ibérica como el resto del continente el sexo pasó a 
ser tabú y fue empleado en muchos casos como mecanismo de control, dominación y 
castigo, a través del control social de la población (particularmente, de la población 
femenina) por parte de las autoridades. Esta visión oscurantista de la sexualidad hizo 
que los avances en el conocimiento comenzados por las sociedades clásicas se vieran 
frenados. 
De manera progresiva, la Edad moderna comenzó a devolver a la sociedad una mirada 
más abierta, gracias a ciertos avances en el conocimiento y la investigación de los 
órganos reproductores que de nuevo empezaron a producirse, aunque de manera 
tímida. Tanto la Iglesia como la Corona siguieron tratando de ejercer un control sobre la 
población a través de la sexualidad, en tanto en cuanto podía dar lugar a una serie de 
pecados que habían de ser reprimidos en la medida en que alteraban el orden social y 
natural (Arcuri, 2018; García Pérez, 2020). Pese a ser conocido como el Siglo de las Luces, 
no podemos decir que el siglo XVIII trajese demasiada luz respecto a la sexualidad, que 
en España continuó envuelta en un halo de sombras, represión y relegada a la intimidad. 
Si bien es cierto que, por influencia de Francia, a mediados y finales de siglo comenzaron 
a llegar a España las investigaciones procedentes del resto de Europa, en España la 
investigación fue escasa y tan sólo algunos médicos comienzan a investigar sobre 
sexualidad, aunque con una finalidad meramente reproductiva y de salud física. Ejemplo 
de ello es Diego Mateo Zapata, quien pasó a la historia por ser médico del duque de 
Medinaceli y por haber sido retratado por Goya en una acuarela. Este doctor fue 
perseguido por tener una visión adelantada a su tiempo, trayendo a España grandes 
avances para la medicina y la cirugía obstétrica, hasta el punto de que llegó a realizar 
13 
 
con éxito la primera cesárea en la historia de nuestro país (Pardo Tomás, 2004). 
La tradicional visión peyorativa hacia la sexualidad cambiaría significativamente con el 
cambio de siglo. En el siglo XIX la investigación médica en el campo de la sexualidad y 
especialmente en el de la ginecología y obstetricia comienza a verse como algo más 
usual. Además, el hecho de que en este siglo y por influencia directa de Francia, 
comenzaran a organizarse en España establecimientos conocidos como Casas 
Toleradas, es decir, burdeles reglamentados, facilitó a los médicos el estudio dela 
sexualidad, así como un acercamiento a las infecciones de transmisión sexual. De este 
modo, médicos higienistas comenzaron a publicar en revistas y tratados de la profesión 
un buen número de artículos de erudición, descripciones panorámicas y documentos 
originales sobre la anatomía reproductora, la higiene sexual, la prostitución, 
enfermedades como la sífilis, etc. (Vázquez García, 1996). 
Las primeras décadas del siglo XX en España se caracterizaron por unas condiciones 
económicas precarias, así como por la pervivencia de unas estructuras políticas y 
sociales tradicionales muy controladas por la monarquía de Alfonso XIII, fuertemente 
arropada por la Iglesia católica. Sin embargo, poco a poco y gracias a las aportaciones 
de una serie de médicos, psicólogos, psiquiatras y juristas, entre otras disciplinas que 
ofrecieron también discursos muy diferentes a los tradicionales, la sexualidad comenzó 
a verse de una forma más abierta. Ello ayudó a que se apostase con más fuerza por la 
divulgación de su conocimiento, al igual que por una educación más igualitaria respecto 
al género. De esta forma, proliferaron una serie de iniciativas de divulgación científica y 
de actuación social y política que tenían como objetivo una profunda renovación de la 
visión de las ideas y los conceptos en torno a la sexualidad. Una de estas iniciativas 
consistía en la enseñanza de la de la higiene y la salud sexual a través de la educación. 
Se trataba de un proyecto sustentado en la argumentación científica de la necesidad de 
reformar las costumbres sexuales, con el objetivo de controlar la natalidad y sobre todo, 
en un intento por promover la educación sexual como un medio para garantizar una 
paternidad responsable, combatir problemas sanitarios importantes tales como la 
mortalidad infantil y materna, prevenir las enfermedades venéreas o determinados 
trastornos mentales supuestamente relacionados con la represión sexual. 
Además del ámbito sanitario, en el que encontramos a médicos como Gregorio 
Marañón, César Juarros y Ortega, Gonzalo Rodríguez Lafora, José Sanchis Banús y Félix 
Martí Ibáñez, entre otros, en nuestro país los avances en el conocimiento y divulgación 
de la sexualidad fueron promovidos también desde otros ámbitos, tales como la justicia 
y la política. En este sentido, juristas como Luis Jiménez de Asúa y ensayistas como 
Hildegart Rodríguez Carballeira participaron de manera muy activa en el proceso a 
través de conferencias y publicaciones, o por medio de instituciones y asociaciones con 
14 
 
las que estuvieron estrechamente relacionados, como fue el Instituto de Medicina Social 
de Madrid o la Liga Española para la Reforma Sexual sobre Bases Científicas, esta última 
como sección española de la Liga Mundial para la Reforma Sexual creada que había sido 
creada en 1928 (Huertas & Novella, 2013). Este contexto aperturista y estos aires de 
cambio se ven reflejados de manera clara en el arte, fuertemente influido por las 
corrientes artísticas parisinas del momento. Contamos con obras pictóricas de grandes 
artistas españoles que están cargados de desnudez y erotismo, como son, por ejemplo, 
las pinturas Desnudos entrelazados (1905), Las señoritas de Avignon (1907) y Dos 
desnudos y un gato, todas ellas de Pablo Picasso, o bien Desnudo con pájaro y flor (1917) 
y Desnudo con espejo (1919) de Joan Miró. 
Con la tercera década del siglo se sucedieron una serie de cambios sociales y políticos 
en nuestro país y se instaura la Segunda República. Las aportaciones del nuevo régimen 
disminuyeron el poder de la Iglesia católica sobre las instituciones y con ello la influencia 
y control que esta ejercía sobre las mentalidades y los comportamientos cotidianos de 
la sociedad (Regueillet Ciremia, 2004). Además, en este periodo se llevaron a 
cabo importantes reformas legislativas que afectaron a la sexualidad y a las formas en 
la que esta era entendida y vivida, como fue la Ley de Divorcio de 1932 (Huertas & 
Novella, 2013). Sin embargo, bastaron tres años de guerra civil para frenar el proceso y 
echar a pique todo lo conseguido hasta 1936. El conflicto trajo consigo una lucha 
fratricida que asoló el país y su final supuso el comienzo de una dictadura franquista que 
durante décadas relegó la educación sexual a la actuación de ciertas instituciones 
vinculadas al régimen, como fue la Sección Femenina. Por lo tanto, la sexualidad se 
inspiraba en los fundamentos del franquismo, los cuales estaban basados en el 
tradicionalismo y el catolicismo (Eslava Galán, 1993). En estas circunstancias, la 
sexualidad se definía única y exclusivamente por su finalidad de procreación, de modo 
que las únicas relaciones aceptables eran aquellas relaciones heterosexuales que se 
producían dentro del matrimonio, condenándose teóricamente cualquier tipo de 
sexualidad ajena a este marco y estos fines (Terrasa Mateu, 2016; Redondo, 1985). 
Sin embargo, la sexualidad era entendida con una doble moralidad según el género, lo 
que generaba grandes diferencias entre hombres y mujeres. En el caso de las mujeres la 
sexualidad había de quedar relegada a su papel de procreación y maternidad, de forma 
que estaba ligaba estrechamente al matrimonio. Cualquier otra forma de sexualidad 
fuera del ámbito conyugal estaba mal vista y, en muchas ocasiones, era incluso 
perseguida. Mientras tanto, los hombres, pese a que se les aconsejaba castidad hasta el 
matrimonio, podían tener previamente relaciones íntimas con prostitutas (Regueillet 
Ciremia, 2004). Al mismo tiempo, en lo referente al sistema educativo español se volvía 
a imponer la segregación en las aulas (Huertas & Novella, 2013), de forma que en ellas 
la educación sexual quedó limitada al estudio de la anatomía de los aparatos 
15 
 
reproductores sin apenas entrar en detalles al respecto y exponiendo en todo momento 
que la sexualidad debía ser vivida dentro de la estricta moralidad católica impuesta por 
el régimen. Tras años de represión sexual, en 1975 falleció Francisco Franco y Juan Carlos 
I de Borbón accedió al trono de España prestando juramento ante las Cores Españolas, 
estableciendo con ello una monarquía parlamentaria. Comenzaba así el periodo de la 
Transición. Con todo, desde sus inicios la normalización social de la sexualidad se 
mantuvo siempre como un proceso lento. Mientras que otros países europeos ya habían 
despenalizado las relaciones homosexuales, en nuestro país, la Ley de Vagos y 
Maleantes, la cual incluía la represión de loshomosexuales desde el 15 de julio de 1954, 
lejos de ser derogada, fue sustituida por la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación social 
en el año 1970 (Ramírez Pérez, 2016). Vigente hasta el año 1995, esta establecía: “serán 
declarados en estado peligroso y se les aplicarán las correspondientes medidas de 
seguridad, quienes: […] b) se aprecie en ellos una peligrosidad social”. Entre esos 
supuestos se encontraban aquellos que llevaran a cabo actos de homosexualidad. Por 
lo tanto, aunque eximía de condena la condición de homosexualidad, esta nueva 
ley exigía que aquel que llevase a término cualquier acto de homosexualidad fuese 
condenado. De cualquier forma, ambas leyes condenaban a todas aquellas personas que 
rompieran con el patrón cis-heterosexual socialmente dominante, lo cual atentaba 
claramente contra los derechos humanos establecidos en 1948. Desde un punto de vista 
legal y en plena democracia, nuestro país aún seguía arrastrando la sombra de las 
decadentes leyes franquistas. Entre estas, podríamos destacar el hecho de que el 
adulterio fuese considerado delito, especialmente en el caso de las mujeres, hasta 1954, 
así como la prohibición de la venta y divulgación de anticonceptivos hasta que en 1978 
se aprobó la Ley 45 de 7 de octubre de 1978, por la que se modificaban los artículos 416 
y 343 bis del Código Penal. 
Hoy en día, cuando ya han pasado 22 años de la entrada de España en el siglo XXI, la 
sexualidad sigue siendo un tema muy controvertido, en el que aún queda muchopor 
avanzar. Por regla general, las leyes españolas fomentan una visión de la sexualidad 
desde una perspectiva biológica, basada en las las características anatómicas y 
fisiológicas, lo que deriva en una visión genitalizada de la sexualidad y el género. Ejemplo 
de ello es que mientras el Tribunal Europeo de Derechos Humanos instaba a los países 
a modificar el sexo de las personas trans en sus documentos de identidad ya en 1989, 
aquí en España no fue hasta 2007 cuando se aprobó la Ley 3/2007, conocida como Ley 
de Identidad de Género, que garantizaba tanto el reconocimiento para la modificación 
de los diferentes documentos como ciertas coberturas de carácter sanitario (Parras 
Herrerías, 2020). Sin embargo, para poder hacerlo se debían presentar una serie de 
documentos e informes médicos y psicológicos que determinasen que el individuo 
padeciese disforia de género y que sus genitales habían sido quirúrgicamente 
intervenidos de forma que se adaptasen al género al que se pretendía pertenecer. 
16 
 
Ambas cosas atentan contra la integridad de la persona, ya que como en 2018, afirmó 
la Organización Mundial de la Salud la disforia de género no constituye ninguna 
patología, atendiendo al hecho de que una persona transexual lo es desde que su 
nacimiento, independientemente de los genitales que presente. En un contexto como 
el actual, las leyes españolas respecto a género y sexualidad se encuentran en un 
momento muy controvertido, marcado todavía por la lenta puesta en marcha de 
iniciativas y proyectos de ley que vienen sucediéndose desde los últimos años y que 
tratan de ajustarse a los cambios profundos que la sociedad viene experimentado al 
respecto. 
 
3.3.1. La educación sexual española en la actualidad 
En la actualidad, la educación sexual y de género es muy necesaria, pues arrastramos 
los efectos y consecuencias de una dictadura del pasado que aún condicionan en la 
actualidad la pervivencia de una visión retrograda, patriarcal y homófoba de la 
sexualidad. Por otra parte, las sucesivas leyes de educación poco han aportado al 
respecto, hasta el punto de que la anterior ley de educación, la LOMCE (Ley Orgánica 
para la Mejora de la Calidad Educativa), eliminó cualquier referencia a la “educación 
afectivo-sexual” entre los denominados “elementos comunes”. Además, con su 
aprobación en 2013 desapareció cualquier referencia al término “Educación para la 
salud” y el tratamiento de contenidos sobre sexualidad quedó relegado a determinadas 
áreas de conocimiento como Ciencias de la Naturaleza y Valores Sociales y Cívicos 
(Educación Primaria), Biología y Geología (1º y 3º de ESO) o Anatomía y Psicología (2º 
Bachillerato) (Martínez Álvarez, 2019; Bejarano Franco & García Fernández, 2016). 
Paradójicamente, la LOMCE daba lugar a un escenario contrapuesto al contemplado por 
la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del 
embarazo, aprobada tres años antes (BOE de 4 de marzo de 2010). Esta última había 
manifestado: 
“Los poderes públicos en el desarrollo de sus políticas sanitarias, educativas y sociales 
garantizarán: a) La información y la educación afectivo sexual y reproductiva en los 
contenidos formales del sistema educativo” (BOE, 04/03/2010, p. 8). 
A ello habría que sumar que las leyes estatales hacen recaer la mayor responsabilidad 
de la educación sexual en el aula sobre las comunidades autónomas (Díez Prieto, 2018), 
por lo que esta es tratada de manera desigual y heterogénea entre las distintas regiones. 
Al margen de cuestiones legales, el retraso de la educación sexual en el aula también se 
debe a la polémica que esta genera debido a las connotaciones sexuales y eróticas con 
17 
 
las que suele relacionarse, a partir de la falsa creencia de que una educación sexual 
temprana incita a la consumación precoz de las relaciones sexuales e incluso a la 
promiscuidad. Lejos de esta opinión, la realidad es que una buena educación sexual 
refuerza la responsabilidad de los jóvenes en sus relaciones sexuales al tiempo que 
fomenta el uso del preservativo (Espada Sánchez & Morales Sabuco, 2019). Por otro 
lado, numerosos estudios ponen en cuestión esta falsa creencia de incitación sexual y nos 
hablan de los efectos positivos de la sexualidad en la socialización adolescente, al tiempo 
que nos muestran la manera en que la información llega a mejorar la autoestima 
(Martínez Álvarez, 2019). Pese a que el siglo XXI puede ser caracterizado como el siglo 
de la información, una gran parte de los adolescentes o bien carecen de conocimientos 
suficientes con respecto a la educación sexual o bien cuenta con conocimientos 
erróneos (Fernández Rouco et al., 2019), muchas veces cargados de mitos y en la 
mayoría de ocasiones nacidos del boca a boca entre grupos de iguales (Martínez Álvarez 
et al., 2013). La pornografía y numerosos artículos en revistas para adolescentes no 
hacen más que desinformar y reforzar estas carencias. 
A partir de aquí, la figura del profesor es clave. Dado que la educación sexual queda en 
nuestras manos como futuros docentes, tenemos la responsabilidad moral de educar en 
valores a las nuevas generaciones, de manera que entiendan la sexualidad, sea de 
cualquier género o condición, como algo natural, inherente al ser humano y meritoria 
de respeto en todo momento. No obstante, gran parte del profesorado declara no 
disponer de medios disponibles para una educación sexual de calidad. Tan sólo el 12% 
de los docentes tienen formación universitaria en este campo, el 43% no ha recibido 
ninguna formación y el otro 44% cuenta con una formación escasa a partir de cursos, 
talleres o seminarios (Martínez Álvarez, 2019). Por todo ello, los docentes de la 
asignatura de Biología y Geología, respaldados por una formación universitaria que nos 
capacita en cuanto a conocimientos de salud sexual, tenemos la obligación moral de 
estar debidamente informados y actualizados, al igual que de impartir estos temas en el 
aula con la mayor claridad posible y generando una atmósfera de confianza con el 
alumnado que les haga sentirse cómodos para plantear cualquier duda o inquietud al 
respecto. 
3.4. Desarrollo del tema para 3º de ESO: REPRODUCCIÓN Y SEXUALIDAD 
Las fuentes consultadas para la elaboración del tema son: (Sánchez Ruiz & Solís Fraile, 
2020; Clemente et al., 2020; Betts et al., 2013). 
3.4.1. Introducción al tema 
A lo largo de toda la historia la sexualidad y la reproducción han sido cuestiones 
18 
 
fundamentales para el desarrollo y evolución de todas las sociedades. En algunas de 
ellas se han visto como conceptos independientes, mientras que en otras la sexualidad iba 
intrínsecamente ligada a la reproducción. En la sociedad actual, ambos términos no tienen por 
qué ir necesariamente relacionados. De hecho, veamos cómo a nivel biológico resultan 
dos términos completamente independientes. 
¿Qué es la sexualidad? 
El concepto de sexualidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es complejo 
debido a que esta va más allá de lo meramente biológico y ha de ser concebida también 
como una construcción sociocultural. De acuerdo con este organismo, la sexualidad 
constituye 
“un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el 
sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, 
la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, 
fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y 
relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se 
experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influenciada por la interacción de 
factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, 
legales, históricos, religiosos y espirituales” (OMS, 2018, p. 3). 
¿Qué es la reproducción? 
El concepto de reproducción hace referencia a la única función vital no indispensable 
para la vida. En términosgenerales podría definirse como el proceso biológico que 
permite la producción de nuevos organismos la cual permite la perpetuación de la 
especie y del linaje genético. La reproducción la llevan a cabo todos los seres vivos, de 
modo que constituye una función que realizan desde los organismos unicelulares más 
sencillos hasta los pluricelulares más complejos. En el caso de los primeros, podemos 
hablar de reproducción asexual, la cual se define como un proceso por el que un solo 
individuo, al que llamamos madre, genera un nuevo individuo idéntico a él con el fin de 
perpetuar su especie. Sin embargo, esta forma de reproducción presenta una escasa 
variabilidad genética, lo que representa un inconveniente adaptativo. Por otro lado, los 
organismos más desarrollados presentan una reproducción sexual, basada en la 
combinación de material genético de dos parentales con el fin de aumentar la 
variabilidad genética, posibilitar con ello la supervivencia de los nuevos individuos frente 
a posibles cambios en el medio que les rodea y, en último término, facilitar la 
supervivencia de la especie. 
19 
 
De esta forma, la reproducción sexual, la cual realiza nuestra misma especie, podría 
definirse como el proceso por el cual dos parentales de una misma especie generan un 
nuevo individuo también de su misma especie y cuyo material genético proviene, a 
partes iguales, de cada uno de los parentales. En el caso de los seres humanos, somos 
animales vivíparos, esto es, animales cuyos embriones se desarrollan dentro del útero 
de la madre, de quien recibimos el oxígeno y las sustancias nutritivas necesarias para el 
desarrollo a través del estrecho contacto con los tejidos maternos. Los seres humanos, 
al igual que ocurre en la mayoría de espécies con reproducción sexual, podemos llevarla 
a cabo desde el momento en el que alcanzamos la madurez reproductiva. 
 
3.4.2. Un poco de historia 
Desde la aparición del ser humano en el mundo, la sexualidad ha sido algo inherente a 
el mismo. Las sociedades clásicas ya consideraban la sexualidad de este modo y desde 
la Antigüedad han sido muchos los que han estudiado la sexualidad desde diversas 
perspectivas. Entre los expertos en el tema, encontramos a la primera mujer ginecóloga 
conocida, la griega Agnódice (Imagen 1) que vivió en el siglo IV a.C. No sólo es conocida 
por sus conocimientos como doctora, sino también por su lucha por los derechos de las 
mujeres en Grecia. 
Con el paso de los siglos la sucedieron otros grandes personajes. Destacamos, a finales 
del siglo XVIII, a una colega de profesión. Marie-Anne Victoire Gillain Boivin (Imagen 1) 
fue una de las mujeres más importantes en el mundo de la medicina y la obstetricia en la 
transición entre los siglos XVIII y XIX, no sólo por escribir varios manuales de ginecología 
que fueron traducidos a varios idiomas y utilizados durante más de 150 años. También fue 
una de las primeras personas que utilizó un estetoscopio para escuchar el corazón de un 
feto y, además, inventó algunas herramientas que ayudaron a avanzar en este campo 
médico, y que permitiría una mejor atención para las mujeres durante el embarazo y el 
parto. Entre esos artilugios se encuentran un pelvímetro o un espéculo vaginal (Imagen 2). 
https://es.wikipedia.org/wiki/Estetoscopio
https://www.historiadelamedicina.org/Instrumentos/instrumento_110.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Esp%C3%A9culo_(medicina)
20 
 
 
Imagen 1: Retratos de dos de las científicas que han marcado historia en los campos de la sexualidad, la 
reproducción y el género. (modificada de Wikipedia/ Creative Commons) 
 
Imagen 2: A. Estetoscopio para escuchar el corazón de un feto. B. Pelvímetro, 
empleado para apreciar la forma y amplitud de la pelvis y deducir la facilidad o dificultad del parto. C. 
Se introduce en la vagina para abrir y mantener las paredes separadas, lo cual permite al ginecólogo ver 
la entrada al útero. (Modificada de Wikipedia/ Creative Commons) 
 
3.4.3. La madurez sexual. Cambios que se producen en la adolescencia 
Cuando un ser humano nace, lo hace con todos los caracteres sexuales primarios ya 
formados, dichos caracteres son el conjunto de órganos externos e internos que forman 
parte de nuestro aparato reproductor y sexual. Sin embargo, este no es todavía 
funcional. De esta forma, durante nuestra infancia, nuestros órganos sexuales se 
encuentran inmaduros, por lo que nuestro cuerpo no se encuentra preparado para 
llevar a cabo la función de reproducción. No es hasta que los caracteres sexuales se 
desarrollan, cuando el individuo es considerado como una persona sexual y 
reproductivamente madura. 
La adolescencia se inicia con la pubertad y cesa cuando termina el desarrollo psico-social 
(Hidalgo & Ceñal González-Fierro, 2014). En los inicios de esta etapa vital, comienzan a 
suceder una serie de cambios físicos, psíquicos y fisiológicos en nuestros cuerpos que 
permiten al individuo alcanzar su madurez sexual y reproductiva (Esquema 1). Entre 
estos cambios producidos durante el proceso de madurez sexual, podemos hablar de 
https://es.wikipedia.org/wiki/Estetoscopio
https://www.historiadelamedicina.org/Instrumentos/instrumento_110.html
21 
 
la aparición de los caracteres sexuales secundarios, los cuales consisten en formas 
físicas externas que caracterizan las diferencias entre ambos sexos, los cuales no son 
necesarios para la reproducción (Esquema 1). 
 
Esquema 1: Representa los cambios que se producen durante la pubertad. Todos ellos excepto los marcados 
con una estrella amarilla son caracteres sexuales secundarios. (Fuente: Elaboración propia) 
 
3.4.4. Los aparatos reproductores 
Para llevar a cabo la función vital de la reproducción, los seres vivos han desarrollado un 
conjunto de órganos, glándulas y tejidos específicos para ello. En el caso del ser humano, 
estas estructuras específicas se agrupan formando los aparatos reproductores. 
3.4.4.1. El aparato reproductor masculino 
El aparato reproductor masculino tiene la función de producir los gametos masculinos, 
llamados espermatozoides, y depositarlos en el interior de la cavidad genital femenina 
gracias a una estructura conocida como pene, para así facilitar el encuentro entre ellos 
y el óvulo y que se produzca la fecundación. El aparato reproductor masculino está 
formado por varios órganos y glándulas anejas (Imagen 3). 
22 
 
 
Imagen 3: Esquema anatómico del aparato reproductor masculino con sus principales partes. Además, se 
representan algunos órganos del aparato excretor, con el que comparte algunas estructuras. (Fuente: 
www.eifeoidetam.wordpress.com) 
 
Los testículos (Imagen 3) 
 Son las gónadas masculinas encargadas de la espermatogénesis, situadas fuera de la 
cavidad pélvica y alojadas en el interior del escroto (repliegue de piel a modo de saco de 
naturaleza muscular que los envuelve y protege). Cada testículo está formado por un 
entramado de tubos, denominados tubos seminíferos, encargados propiamente de la 
producción de los espermatozoides, que finalmente desembocan en el epidídimo. Los 
testículos también actúan como glándula endocrina desempeñando la función hormonal 
de la producción de testosterona, una hormona determinante en la expresión de los 
caracteres sexuales secundarios en el hombre. 
Su localización fuera de la cavidad pélvica es muy importante para la producción de 
esperma en el interior de los testículos, puesto que este proceso es mucho más eficiente 
cuando ocurre entre 2 y 4º C por debajo de la temperatura corporal. Sin embargo, en 
condiciones de frío el escroto puede contraerse y elevar los testículos hacia la cavidad 
pélvica, del mismo modo que se relaja separando los testículos del cuerpo a 
temperaturas elevadas. 
 
Las vías genitales masculinas o vías espermáticas (Imagen 3) 
Son el epidídimo, el conducto deferente y la uretra. 
http://www.eifeoidetam.wordpress.com/
23 
 
Epidídimo: Conducto largo y enrollado situado en la partesuperior de cada testículo y 
donde desembocan los tubos seminíferos y se lleva a cabo la maduración y 
almacenamiento de los espermatozoides inmersos en el fluido testicular. 
Conducto deferente: Conducto muscular que conecta el epidídimo con la uretra, a 
través del cual se transportan los espermatozoides mediante movimientos peristálticos. 
Uretra: En ella desembocan los conductos deferentes, siendo así el conducto encargado 
de transportar los espermatozoides hacia el exterior. La uretra es un órgano compartido 
con el aparado excretor, por lo que es también el encargado de transportar la orina 
desde la vejiga al exterior. 
El pene (Imagen 3) 
Es el órgano copulador masculino. Se compone de una forma cilíndrica denominada 
tronco o cuerpo del pene, la cual termina en un ensanchamiento denominado glande. 
Este posee una gran cantidad de terminaciones nerviosas que dotan al pene de una gran 
sensibilidad y está cubierto por una capa de piel llamada prepucio, que en algunos casos 
puede ser retirada mediante cirugía menor. Es lo que se conoce como circuncisión 
(Imagen 4). 
De manera natural, el pene se encuentra en estado relajado o flácido, el cual permite la 
micción, puesto que es un órgano que al contener en su interior la uretra se comparte 
junto con ella con el aparato excretor. Sin embargo, cuando se produce la excitación 
sexual, el pene alcanza su forma erecta, de forma que la rigidez adquirida le permite 
introducirse en la vagina y depositar el semen en el interior del aparato reproductor 
femenino. La erección se produce gracias a dos estructuras cilíndricas y esponjosas, 
llamadas cuerpos cavernosos, que forman parte del pene. Durante la excitación sexual, 
los impulsos nerviosos aumentan el flujo sanguíneo hacia ambos cuerpos cavernosos lo 
cual provoca que el pene se ponga duro y rígido al tiempo que aumenta su tamaño 
(Imagen 5). 
 
Imagen 4: Esquema anatómico en el que se ve la diferencia entre un pene sin circuncidar y otro 
circuncidado. Adaptación de Betts et al., 2013. 
24 
 
 
Imagen 5: Esquema anatómico de la sección trasversal del pene, en el que se exponen sus partes, y se 
explica la erección de este. Adaptación de Betts et al., 2013. 
Glándulas sexuales asociadas o anejas (Imagen 3) 
Consisten en un conjunto de glándulas exocrinas que producen diferentes secreciones 
necesarias para la supervivencia de los espermatozoides y que las vierten en los conductos 
deferentes para junto con los espermatozoides formar el semen. Estas glándulas son: 
Las vesículas seminales: Situadas detrás de la vejiga urinaria, su secreción constituye 
alrededor del 60% del volumen del semen y es rica en un azúcar llamado fructosa, por 
lo que su función es nutrir a los espermatozoides quienes la utilizarán para generar 
energía en sus mitocondrias, lo que les permitirá el movimiento. 
Próstata: Situada por debajo de la vejiga urinaria, se encuentra atravesada por la uretra 
y los conductos deferentes. Segrega el líquido prostático, que reduce la acidez de la 
uretra y de la vagina, facilitando así la movilidad y supervivencia de los espermatozoides. 
Glándulas de Cooper: Situadas debajo de la próstata, estas producen una secreción 
seminal lubricante, llamada a veces líquido pre-seminal, que se ocupa de limpiar los 
residuos de orina presentes en la uretra del pene, al tiempo que ayuda a neutralizar la 
acidez de la uretra y de la vagina. Dado que actúa como un fluido de limpieza de la uretra 
masculina, al salir al exterior puede contener espermatozoides que estaban presentes 
en la uretra y que podrían provocar un embarazo. 
 
3.4.4.2. El aparato reproductor femenino 
El aparato reproductor femenino tiene varias funciones, pues es el responsable de la 
producción de los gametos femeninos, llamados óvulos. Posibilita el encuentro del óvulo 
y el espermatozoide para la fecundación y se encarga de albergar, nutrir y proteger al 
nuevo individuo cuando se produce la fecundación. Además, al igual que ocurre en el 
25 
 
caso masculino, este aparato produce y regula la liberación de las hormonas 
responsables del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios femeninos. El 
aparato reproductor femenino está formado por varios órganos y glándulas anejas 
(Imágenes 6 y 7). 
 
Imagen 6: Esquema anatómico del aparato reproductor femenino externo e interno con sus principales 
partes. (Fuente: www.elmundo.es) 
 
Imagen 7: Esquema anatómico del aparato reproductor femenino interno con sus principales partes. 
Adaptación de Betts et al., 2013. 
 
Órganos genitales o reproductores externos (Imagen 6) 
El conjunto de genitales externos femeninos conforma lo que se conoce con el nombre 
de vulva. Esta comprende el monte de Venus, los labios mayores y menores, el clítoris, 
el vestíbulo de la vagina y algunas glándulas anejas. 
Monte de Venus o pubis: Consiste en una almohadilla de grasa localizada en la parte 
anterior, sobre el hueso púbico. Tras la pubertad, se cubre de vello púbico. 
Labios mayores: Pliegues de la piel alargados compuestos por tejido adiposo o graso que 
se recubren de vello púbico tras la pubertad. Recorren desde el pubis hasta el ano. 
http://www.elmundo.es/
26 
 
Labios menores: Ubicados entre los labios mayores formando pequeños pliegues. Su 
tamaño y forma es muy variable, dependiendo de cada mujer. Su función es la de 
proteger la uretra y la entrada vaginal. 
Clítoris: Órgano eréctil del aparato reproductor femenino que presenta el mismo origen 
embrionario que el glande del pene. El clítoris está formado por tejido eréctil que 
aumenta su volumen durante la excitación, así como por multitud de terminaciones 
nerviosas que lo dotan de una gran sensibilidad. Al igual que ocurre en el caso del pene, 
en él podemos también distinguir un cuerpo, un glande y un prepucio (Imagen 8). 
Vestíbulo vaginal: Estructura en la que se localiza el orificio vaginal y uretral, así como las 
glándulas vestibulares mayores o de Bartolino y las glándulas de Skene. 
Glándulas vestibulares mayores o de Bartolino: Ubicadas a ambos lados de la abertura 
vaginal, segregan el fluido que ayuda a lubricar la vagina. Si se obstruyen pueden 
producir la formación de quistes. 
Glándulas de Skene: Localizadas a ambos lados de la uretra, próximas a la entrada 
vaginal, son responsables de la eyaculación femenina, la cual se produce al liberar un 
líquido blanquecino o transparente al exterior. 
 
 
Imagen 8: Esquema anatómico del clítoris y de la sección trasversal del mismo, en el que se exponen sus 
partes. (Modificada de www.medicacenterfem.com y www.vielma.at) 
 
Órganos genitales o reproductores internos (Imágenes 6 y 7) 
Son aquellos que se encuentran emplazados en el interior de la cavidad pélvica. Se trata 
de los ovarios, las trompas de Falopio, el útero y la vagina. 
Los ovarios: Son las gónadas femeninas, se encuentran localizados dentro de la cavidad 
pélvica, y su tamaño y forma es similar al de una almendra. Están formados por una 
http://www.medicacenterfem.com/
http://www.vielma.at/
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médula, compuesta por vasos sanguíneos y nervios, además de una corteza externa 
donde se emplazan los folículos ováricos. Su función es la de contener los gametos 
femeninos inmaduros formados durante el desarrollo embrionario de la mujer, 
madurarlos y dar lugar a la ovulación hacia las trompas de Falopio mediante unos cilios 
situados en los extremos de éstas llamados fimbrias. Los ovarios también son 
responsables de la producción de hormonas relacionadas con la menstruación, el 
desarrollo de los caracteres secundarios y el embarazo (estrógenos y progesterona). 
Las trompas de Falopio: Son dos conductos tubulares que sirven para el desplazamiento 
del óvulo maduro desde el ovario hacia el útero. Cada trompa se encuentra cerca de su 
ovario correspondiente, aunque no se encuentran en contacto directo, sino que 
presentan un ensanchamiento con prolongaciones llamadas fimbrias para recoger el 
óvulo en el momento de la ovulación.Su interior se encuentra tapizado por un tejido de 
células epiteliales ciliadas, cuyos cilios ayudarán a transportar el óvulo hacia el útero. 
El útero o matriz: Órgano muscular con morfología similar a una pera. Presenta paredes 
gruesas y se encuentra situado en el centro de la cavidad pélvica, en la línea media entre 
la vejiga y el recto. Este órgano alberga al embrión durante el embarazo. Para su estudio 
de divide en dos partes: el cuerpo, que es la parte más ancha e interna, y el cuello del 
útero o cérvix, el cual es más estrecho y en su extremo inferior está unido a la vagina. El 
útero se encuentra sometido a cambios cíclicos producidos durante el ciclo menstrual. La 
pared del útero se compone de tres capas (Imagen 9): 
 -Perimetrio: Capa serosa que cubre la parte exterior del útero. 
-Miometrio: Capa media formada por músculo liso responsable de la contracción uterina 
y del aumento de volumen de éste durante el embarazo. 
-Endometrio: Capa más interna del útero, compuesta por tejido epitelial mucoso, que 
sufre los cambios propios del ciclo menstrual, pues es capaz de degenerar cada vez que 
no existe fecundación, produciéndose así el sangrado menstrual y volver a regenerarse. 
Además, en el momento que existe fecundación, es capaz de sostener la placenta 
donde se implanta el embrión. 
 
 
Imagen 9: Esquema anatómico del útero seccionado 
trasversalmente en el que se exponen sus partes, así 
como las capas que lo componen. (Modificada de 
www.ginemartin.blogspot.com) 
http://www.ginemartin.blogspot.com/
28 
 
La vagina: Conducto elástico que comunica el cuello uterino con el orificio vaginal. 
Segrega distintas sustancias lubricantes denominadas flujo vaginal, que facilitan la 
entrada del pene durante el coito. La vagina alberga una población de microorganismos 
que la ayudan a protegerse frente a infecciones de bacterias patógenas, hongos u otros 
microorganismos que puedan entrar en ella. Esta flora bacteriana propia de la vagina 
(Lactobacillus) secretan ácido láctico que ayuda a mantener su pH ácido natural. 
 
3.4.5. Los gametos y su formación 
Los gametos son las células especializadas en la reproducción sexual. Los 
espermatozoides y los óvulos llevan la información genética de los progenitores, la cual 
es necesaria para la formación de la primera célula de un nuevo ser. El proceso por el 
cual se forman los gametos se denomina gametogénesis (Esquemas 2 y 3). 
La gametogénesis consiste en la producción de los gametos a partir de las células 
germinales (diploides (2n)), las cuales experimentan cambios cromosómicos por los que 
se produce la reducción del material genético a la mitad (generando células haploides 
(n)). De esta manera, tras la fecundación, es decir, la unión del óvulo y el espermatozoide, 
se da lugar a un nuevo individuo con un numero de cromosomas igual al de los 
progenitores (diploide (2n)). 
 
3.4.5.1. Espermatogénesis y estructura del espermatozoide 
La espermatogénesis ocurre en los tubos seminíferos que forman el interior de los 
testículos. Este proceso comienza con la pubertad y se mantiene durante toda la vida 
del individuo. El proceso de espermatogénesis comienza con la mitosis de una 
espermatogonia diploide (2n), la cual contiene una copia completa del material 
hereditario. Sin embargo, los gametos son haploides (n), lo que significa que para su 
formación deben sucederse una serie de divisiones celulares en las que se produzca la 
reducción del material genético a la mitad. Este proceso se denomina espermatogénesis 
(Esquema 2). 
La espermatogénesis se origina mediante la mitosis de una espermatogonia (diploide 
(2n)), que tiene como resultado dos células hijas idénticas y diploides (2n), llamadas 
espermatocitos primarios. Seguidamente, se produce otro proceso de división, la 
meiosis, en la cual tienen lugar dos divisiones consecutivas. La primera de ellas es 
reduccional, esto es, reduce el número de cromosomas a la mitad, con lo que se forman 
29 
 
espermatocitos secundarios a partir de espermatocitos primarios. Tras la segunda 
meiosis, la cual ya no es reduccional, se forman espermátidas a partir de esos 
espermatocitos secundarios. El proceso da como resultado cuatro células haploides 
(espermátidas) que, tras su maduración, se convertirán en cuatro espermatozoides. 
 
 
Esquema 2: El esquema representa el proceso por el que tiene lugar la formación de espermatozoides 
denominado espermatogénesis. (Fuente: Elaboración propia) 
 
3.4.5.2. ¿Cómo es el espermatozoide? 
El espermatozoide, gameto sexual masculino, es una de las células más pequeñas del 
cuerpo y presenta una estructura con varias partes (Imagen 10). 
Cabeza: Contiene el material genético dentro del núcleo (haploide (n)), y muy poco 
citoplasma. Presenta en el extremo superior una estructura llamada acrosoma 
implicada en la fecundación del óvulo, cuya función es liberar enzimas encargadas de 
abrir un pequeño poro en la superficie del óvulo que permita la entrada de la cabeza en 
el interior del mismo. 
Zona media: Contiene gran cantidad de mitocondrias, indispensables para producir la 
energía necesaria para el desplazamiento del espermatozoide, al igual que los 
centriolos, encargados de mantener estabilidad en la compleja red de fibras que 
componen el flagelo. 
Cola: Compuesta por un flagelo responsable del movimiento del espermatozoide. 
 
30 
 
 
 
3.4.5.3. Ovogénesis y estructura del óvulo 
La gametogénesis femenina se denomina ovogénesis y comienza durante el desarrollo 
fetal con la formación de una célula primordial llamada oogonia. Estas células, que se 
encuentran en el ovario fetal, se dividen mediante mitosis formando oocitos primarios 
antes del nacimiento de la mujer. Estos oocitos primarios (diploides (2n)) se encuentran 
retenidos en el ovario en estadio de meiosis 1 y protegidos por los folículos ováricos 
durante toda la infancia hasta el inicio de la pubertad. En ese momento, estas células 
retoman su maduración dando lugar cada mes aproximadamente a un óvulo, hasta la 
llegada de la menopausia. 
De este modo, antes de cada ovulación se inicia la transición de ovocito primario a 
ovocito secundario mediante la finalización de la meiosis 1 lo cual da lugar a dos células 
desiguales, un ovocito secundario (haploide (n)) y una célula más pequeña llamada 
primer cuerpo polar. Con el inicio de la ovulación, comienza la meiosis 2 generando un 
óvulo maduro y el segundo cuerpo polar (Esquema 3). 
Este proceso deja de ocurrir en el momento en que la mujer deja de tener 
menstruaciones porque los ovarios dejan de producir las hormonas estrógeno y 
progesterona. Suele darse naturalmente, con mayor frecuencia después de los 45 años. 
 
Esquema 3: El esquema representa el proceso por el que tiene lugar la formación de los óvulos 
denominado ovogénesis. (Fuente: Elaboración propia) 
 
Imagen 10: Representación de la estructura del 
espermatozoide y sus partes. (Modificada de 
www.reproduccionasistida.org) 
 
http://www.reproduccionasistida.org/
31 
 
3.4.5.4. ¿Cómo es el óvulo? 
El óvulo maduro es una célula de gran tamaño, pues mide 100 micrómetros de diámetro, 
es inmóvil y presenta varias partes (Imagen 11). 
Núcleo: Contiene el material genético (haploide). 
Citoplasma: En él se encuentra el vitelo, que está compuesto por sustancias nutritivas 
necesarias para abastecer al embrión durante las primeras fases de su desarrollo hasta 
que se genere la placenta. 
Membrana o zona pelúcida: Es de naturaleza gelatinosa y cuenta con una función 
protectora. 
Corona radiata: Rodea la membrana pelúcida y sus funciones son proteger al óvulo, 
producir hormonas sexuales y cooperar en la formación de la placenta. 
 
 Imagen 11: Representación de la estructura del óvulo y sus partes. (Modificada de www.unprofesor.com) 
 
3.4.6. Los ciclos del ovario y el útero 
 
Los ovarios y el útero sufren cambios cíclicos estrechamenteregulados por hormonas 
que dan lugar a dos ciclos regulares íntimamente relacionados entre sí: el ciclo ovárico y el 
ciclo uterino. Pese a que la duración de cada uno de ellos varía de mujer a mujer, yendo de 
21 a 35 días, por norma general se estima que duran alrededor de 28 días. 
 3.4.6.1. El ciclo ovárico 
El ciclo ovárico engloba los cambios que tienen lugar en el ovario femenino durante la 
ovogénesis. Este incluye la ovulación o maduración del óvulo y los cambios producidos 
a nivel hormonal responsables del desarrollo sexual y el control del ciclo uterino. Este 
ciclo tiene una duración aproximada de 28 días y comprende tres etapas (Imagen 12). 
http://www.unprofesor.com/
32 
 
Fase Folicular (días 1-14 del ciclo): Comienza con la menstruación, debido a un descenso 
de progesterona que suele durar de 3 a 5 días. En esta fase, la hipófisis, una glándula 
situada en la base del cráneo, segrega hormona folículo estimulante (FSH) aumentando 
sus niveles en la sangre y estimulando el crecimiento de algunos de los folículos del 
ovario. Tras el desarrollo de los folículos, sus células segregan unas hormonas llamadas 
estrógenos, las cuales estimulan el engrosamiento del endometrio. 
Fase ovulatoria o ovulación: Ocurre alrededor del día 14 del ciclo, cuando se alcanza el 
tamaño máximo de al menos uno de los folículos (pueden darse ovulaciones multiples) 
y con ello el nivel máximo de estrógenos. En ese momento, la hipófisis comienza a 
segregar hormona luteinizante (LH), lo cual deriva en la salida del óvulo hacia el exterior 
del folículo. 
Fase lútea (días 15-28 del ciclo): Los restos del folículo constituyen el cuerpo amarillo o 
cuerpo lúteo, el cual segrega estrógenos y progesterona para estimular el crecimiento 
del endometrio, de manera que se prepara el útero para un posible embarazo. Si el óvulo 
finalmente no es fecundado, el cuerpo lúteo degenera, haciendo descender los niveles 
de progesterona hasta que se produce la degeneración del endometrio, 
desprendiéndose la mucosa uterina y dando lugar a la menstruación. En ese momento 
se reinicia el ciclo. En cambio, cuando sí se produce la fecundación, el cuerpo lúteo 
continúa la producción de progesterona y estrógenos hasta la formación de la placenta 
para evitar que se desprenda el endometrio, y poder albergar correctamente al nuevo 
individuo. 
 
Imagen 12: Representación de la ovulación. (Fuente: 
https://www.iessuel.es/ccnn/interactiv/sexualidad/sexualidad_14.htm) 
 
3.4.6.2. El ciclo uterino 
El ciclo uterino se produce simultáneamente al ciclo ovárico y es aquel que engloba los 
cambios que tienen lugar en el endometrio uterino. Este ciclo se encuentra regulado por 
https://www.iessuel.es/ccnn/interactiv/sexualidad/sexualidad_14.htm
33 
 
hormonas y se encargan de preparar el endometrio para la recepción del posible óvulo 
fecundado. 
Menstruación (día 1-6): Se caracteriza por una hemorragia acompañada de restos 
endometriales. Esta fase se encuentra vinculada con la degeneración del cuerpo lúteo y 
la disminución de los niveles hormonales. 
Fase proliferativa (día 7-14): Ocurre un día después de terminar la menstruación y dura 
hasta dos días después de la ovulación. En el transcurso de esta fase se produce la 
regeneración y vascularización del endometrio gracias al aumento de los niveles de 
estrógenos. 
Fase secretora (día 15-28): Es la fase final del ciclo. Durante ella el endometrio aumenta 
su grosor, gracias a la presencia de altos niveles de estrógenos y progesterona que 
promueven la vascularización. En ausencia de fecundación, el tejido endometrial 
degenerará se desprenderá provocando una hemorragia, que conocemos como 
menstruación, y comenzando un nuevo ciclo. 
 
Imagen 13: La correlación de los niveles hormonales y sus efectos sobre el aparato reproductor femenino 
se muestran en este esquema del ciclo ovárico y uterino. El ciclo menstrual comienza a día 1 y la ovulación 
tiene lugar alrededor del día 14, desencadenada por la producción de LH. (Modificada de 
www.tiempodeactuar.es) 
http://www.tiempodeactuar.es/
34 
 
3.4.6.3. Fertilidad durante los ciclos sexuales femeninos 
Entendiendo la composición de ambos ciclos como el ciclo sexual de la mujer, debemos 
saber que esta no es igual de fértil a lo largo de todo el ciclo. Sin embargo, en ningún 
momento podría asegurarse que no sea fértil (Imagen 14). 
 
 
 
3.4.7. La fecundación, el desarrollo embrionario y el parto 
 
La función de reproducción sexual permite la perpetuación de la especie, mediante la 
transmisión del material genético de dos individuos a su progenie. En el caso de 
mamíferos como el ser humano, se distinguen tres fases: fecundación, embarazo 
(desarrollo embrionario) y parto. 
 
3.4.7.1. Fecundación 
La fecundación puede definirse como el proceso por el cual un espermatozoide y un 
óvulo (ambos haploides (n)) se fusionan entre sí, unificando sus núcleos para dar lugar a 
una célula diploide llamada célula huevo o zigoto, la cual contiene el material genético 
necesario para formar un nuevo individuo. Este proceso tiene lugar en las trompas de 
Falopio. 
¿Cómo ocurre la fecundación? (Imagen 15) 
Tras la eyaculación, los espermatozoides viajan por la vagina y el útero hasta las trompas 
de Falopio, donde pueden permanecer con vida entre 3-5 días al encuentro del óvulo. 
Tras ser ovulado, este recorre las trompas de Falopio en sentido inverso, es decir, desde 
Imagen 14: En este esquema se muestra cómo varía la 
fertilidad de la mujer a lo largo de su ciclo sexual, siendo los 
días 1 a 8 los menos fértiles (que NO INFÉRTILES) de la etapa 
menstrual. Se pasa después a una etapa muy fértil (días 9-
18), especialmente en los días 13-15 del ciclo, que coindicen 
con la ovulación. A continuación, se suceden unos días (día 
19-1) menos fértiles que los anteriores, pero más fértiles que 
los posteriores. (Modificada de www.ginequalitas.com y 
www.tiempodeactuar.es) 
http://www.ginequalitas.com/
http://www.tiempodeactuar.es/
35 
 
los ovarios hacia el útero. Cuando ambos gametos entran en contacto, las células de la 
corona radiata del óvulo envían señales químicas a los espermatozoides invitándolos a 
penetrarlo. En ese momento los espermatozoides, tratando de introducir su cabeza en 
el óvulo, liberan el contenido de su acrosoma, que contiene enzimas digestivas capaces 
de romper la corona y permitir que la zona pelúcida del óvulo sea traspasada. Sin 
embargo, cuando el primer espermatozoide consigue acceder al óvulo, la zona pelúcida 
sufre un cambio conformacional que impide que más espermatozoides puedan 
introducir sus cabezas en él. Cuando el primer espermatozoide se une al receptor de 
membrana del óvulo, ambas membranas se fusionan permitiendo el acceso del 
material genético procedente del espermatozoide al interior del óvulo y con ello la fusión 
de los pronúcleos haploides (n) de ambos gametos, lo que resulta en un nuevo núcleo 
diploide (2n) dotado de material cromosómico completo. 
 
Imagen 15: Proceso de fecundación. A. Representa esquemáticamente la formación del zigoto 2n. B. 
Representa esquemáticamente y de manera simple cómo ocurre la fecundación. (Modificada de 
www.reproduccionasistida.org) 
 
3.4.7.2. Desarrollo embrionario durante el embarazo 
Se conoce como embarazo al periodo de tiempo comprendido desde la fecundación 
hasta el nacimiento del individuo. En los mamíferos el tiempo del proceso varía en 
función de la especie. En el caso del ser humano, este se prolonga alrededor de 40 
semanas (9 meses) y para su estudio queda dividido en tres etapas. 
Desarrollo pre-embrionario (semanas 1 y 2): Una vez producida la fecundación, el zigoto 
sigue su camino hacia el útero a través de las trompas de Falopio, al tiempo que 
comienza a dividirse, dando lugar al embrión. A partir de ese proceso de sucesivas 
divisiones, 3 días después de la fecundación aproximadamente, el embrión ha alcanzado 
el estadio de mórula (16 células) y continúa dividiéndose

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