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IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Posadas, 2008. "Quiero que sea una escuela" Sobre la apropiación y participación en la construcción del espacio escolar. Emilio Tevez. Cita: Emilio Tevez (2008). "Quiero que sea una escuela" Sobre la apropiación y participación en la construcción del espacio escolar. IX Congreso Argentino de Antropología Social. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Misiones, Posadas. Dirección estable: https://www.aacademica.org/000-080/193 Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite: http://www.aacademica.org. https://www.aacademica.org/000-080/193 1 “Quiero que sea una escuela” Sobre la apropiación y participación en la construcción del espacio escolar Emilio Tevez Lic. Antropología or. Social Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) Facultad de Ciencias Sociales emiliotevez@yahoo.com.ar Palabras Clave: Apropiación, Participación, Escolarización, Producción Introducción En la presente ponencia desarrollo un conjunto de procesos que ocurren en una institución educativa de nivel superior y que hacen a la construcción del espacio escolar. Dentro de la Antropología de la Educación pude hallar producciones que abordan la manera en que los sujetos “construyen” su escuela. Existen diferentes formas de enfocar dicha problemática, al tiempo que se puede hacer hincapié en distintos temas que hacen a la vida dentro de las escuelas. Por ejemplo, Chaves (2006) aborda las prácticas de los jóvenes en relación al espacio escolar y plantea: “El colegio no les pertenece, es el terreno que gobiernan otros, y además es un gobierno autoritario. Los jóvenes que estudian no sólo no se perciben convocados a la construcción del espacio escuela sino que se saben excluidos de su libre acceso y uso.” (Chaves, 2006; 598). De esta manera, plantea la existencia de una “brecha” entre los jóvenes y los docentes – directivos, la cual es necesaria “trabajar” para que cada uno de estos puedan “producir desde la diferencia y la diversidad y así entonces, que todos tengan derecho a abrir la puerta.” (Chaves, 2006; 607). A su vez, Coronel (2006) da cuenta de qué espacios se generan dentro de la escuela para que los estudiantes puedan participar. En este sentido plantea que: “Escuchar a los propios estudiantes narrar sus sentidos y significaciones acerca del valor que tiene participar, es escuchar lo que las nuevas generaciones tienen para preguntar, decir, disentir y proponer.” (Coronel, 2006; 264). Al abordar la escuela desde la Antropología Social hago uso del concepto “cotidiano” desarrollado por Agnes Héller y que es utilizado por Rockwell (1995). Éste plantea “… que la vida cotidiana abarca una gran diversidad de actividades mediante las cuales maestros, alumnos y padres le dan existencia a la escuela dentro del horizonte cultural que circunscribe a cada localidad.” (Rockwell, 1995; 7). En este “horizonte” se puede incluir el desarrollo histórico de la escuela, la formación educativa de los sujetos (ya sea escolarizada o no) o las condiciones en las que se produce el proceso de enseñanza – aprendizaje. Asimismo, “lo cotidiano” “… es un nivel de la realidad en el que se condensan determinantes estructurales y la construcción subjetiva de los actores. Es el escenario en el que se viven las experiencias.” (Furlan, 2000; 18). De esta forma las personas actúan condicionadas por el “horizonte cultural” en el que se hallan circunscriptos y, al mismo tiempo, son capaces de modificar dicho “horizonte” a partir de la producción de prácticas y sentidos. En este caso se hará énfasis en el análisis de las diferentes visiones que estudiantes y docentes tienen sobre cómo debe ser su escuela. Aquí se interrelacionan 2 diferentes subjetividades que tienen como eje temático lo que implica la organización de un espacio democrático. Al mismo tiempo, surge la norma como elemento de “discusión”, lo que lleva a poner en juego diferentes posiciones desde las cuales configurar el proceso de escolarización. Esto último tiene una gran importancia en relación al debate sobre la construcción del espacio educativo. Mi intención es complejizar dicho proceso al exponer un caso concreto en el que conceptos como “disciplina” y “libertad” se ven interrelacionados. “No se trata simplemente de que existan algunas prácticas que corresponden a las normas y otras que se desvían de ellas. Toda la experiencia escolar participa en esta dinámica entre las normas oficiales y la realidad cotidiana.” (Rockwell, 1995; 14). La realidad de las escuelas en Argentina, donde se producen situaciones conflictivas llegando en algunos casos a situaciones extremas, plantea la necesidad de reconfigurar el espacio escolar. Frente a las dos posiciones opuestas que discuten si se necesita mayor disciplina o mayor libertad, es mi intención aportar a la discusión la experiencia relevada en la escuela de Artes Visuales. Si bien la misma no se refiere a conflictos relacionados con las llamadas “situaciones de indisciplina”, refleja la forma en que los sujetos divergen en la construcción del espacio a partir de entenderlo, proyectarlo y visualizarlo en forma diferente. En este sentido, el objetivo es poder dar cuenta de la forma en que se puede expresar una realidad que se muestra mas allá de la los requisitos formales y normativos que implican la puesta en funcionamiento de una institución educativa. De esta forma el “… conjunto de prácticas cotidianas… es lo que constituyen el contexto formativo real tanto para maestros como para alumnos. A partir de esas prácticas los alumnos se apropian de diversos conocimientos, valores, formas de vivir y de sobrevivir.” (Rockwell, 1995; 14). Particularmente nos encontramos en un ámbito que sufre diferentes tipos de necesidades que se expresan a lo largo de su historia. Este componente es muy importante ya que incide en las prácticas y discursos de los sujetos para plantear cómo caracterizan su lugar de formación. “Los escasos suministros oficiales explican la constante búsqueda de recursos para mejorar el servicio y la necesidad de lograr el apoyo de los padres, las autoridades y los supervisores… En las relaciones tejidas entre estos sujetos se genera la riqueza de la vida escolar.” (Rockwell, 1995; 10). A pesar de que en este caso puedan sumarse otros integrantes de la comunidad escolar, por ejemplo los estudiantes, considero que la cita hace referencia a la relevancia de las condiciones materiales de la escuela en relación a las estrategias que desarrollan principalmente los docentes para mantenerla funcionando. Pocas veces es valorado este trabajo que, por otra parte, es de carácter voluntario y se realiza en forma ad – honorem. Como ya lo ha mostrado la Antropología de la Educación, la escuela es un espacio donde se desarrollan situaciones que van más allá de los procesos de enseñanza – aprendizaje dentro del aula de clase. Este trabajo se centra en la forma en que la población de una escuela desarrolla prácticas y discursos que ponen en juego la reconfiguración del espacio escolar en la búsqueda por constituir un espacio de participación en el que los sujetos puedan realizar diferentes aportes en beneficio de la escuela. Se trata de poder acompañar y analizar un proceso en el que se relacionan diferentes visiones de cómo debe ser una institución educativa y de cómo, a pesar de existan posturas contrapuestas, pueden unificarse en determinados momentos. Así, “… la mirada hacia lo cotidiano trastorna la imagen idealizada de los procesos que se analizan, y reclama el reconocimiento de los sujetosque participan a diario en la construcción de la vida escolar.” (Rockwell, 1995; 9). Ingresar mediante el análisis antropológico a la escuela invita a pensar el rol concreto de los sujetos, la forma en que se apropian del espacio escolar y cómo reinterpretan, más allá de los lineamientos estructurales, significados como disciplina y participación. De esta forma, 3 “…el análisis de la apropiación parte de la actividad del sujeto, aunque ésta no sea voluntaria ni intencional. La apropiación es un proceso continuo en la vida humana, que ocurre dentro de los ámbitos heterogéneos que caracterizan a la vida cotidiana.” (Rockwell, 1991; 25). A partir de cómo los estudiantes (con sus historias, ideologías, características sociales y culturales) se apropian del espacio escolar es que producirán determinadas prácticas y discursos que conformarán la forma en que viven dicho ámbito. Es decir, la forma en que participan del mismo. Respecto del concepto de participación pude encontrar dos enfoques pertinentes para la explicación de los procesos que se relevaron en Artes Visuales. Por un lado, el que plantea Coronel (2006): “La participación es concebida como la acción de los sujetos de tomar parte en los asuntos de los ámbitos públicos. Participar es el modo de crear sentimientos de pertenencia a un colectivo, de influir e intervenir en las cuestiones comunes” (Coronel, 2006; 255). Por otro lado, el desarrollado por Rockwell (1995): “La interacción en la escuela se organiza mediante lo que se ha llamado “estructura de participación”.” (Rockwell, 1995; 23). De esta forma, la participación de los estudiantes tiene su origen en el salón de clases donde “… se distinguen diversas situaciones y formas de comunicación en términos de quiénes interactúan y de qué manera lo hacen, en torno a determinadas tareas o actividades.” (Rockwell, 1995; 23). Al considerar que la participación de los estudiantes tiene su origen en la forma en que estos se apropian del espacio y que dicho proceso comienza durante el tiempo de cursadas en las aulas, considero válido plantear: 1) Que todos los estudiantes participan de la dinámica escolar. 2) Que esa forma de participación se construye de acuerdo a la forma en que se apropian del espacio escolar. 3) Que la apropiación del espacio escolar se produce de manera diversa a partir de la experiencia individual y colectiva que realizan los sujetos dentro de la escuela. . Aspectos Metodológicos La investigación, que corresponde a la elaboración de mi Tesis de Grado de la Licenciatura en Antropología Social, se desarrolló en la escuela Provincial de Artes Visuales en la ciudad de Olavarría en dos momentos. El primero, que fue de junio a diciembre de 2006, constituyó la etapa exploratoria, donde la mayor parte del trabajo estuvo relacionado con la contrastación de los conceptos teóricos y los supuestos sobre el objeto de estudio, desarrollados en el anteproyecto de tesis. En el segundo, que fue de septiembre a diciembre de 2007, intensifiqué el proceso de relevamiento de datos para la elaboración de la investigación llamada: “Un estudio sobre la apropiación y la participación en la escuela (el caso de los estudiantes de Artes Visuales)”. Durante el tiempo en la escuela fue necesario realizar una selección de la población que representara las diferentes formas de participación y apropiación que había identificado. En un principio, abordé los primeros y los últimos años de las carreras de Profesorado en Artes Visuales y de Diseño Grafico brindándole relevancia al inicio y al fin del proceso de escolarización. Luego, elaboré una clasificación de los grupos de acuerdo a la forma en que los estudiantes participaban dentro de la institución. Seleccioné dos cursos, uno de cada carrera, en los que se expresaban las distintas formas de vivir la realidad escolar. Al mismo tiempo, abordé a los estudiantes de los distintos grupos que identifiqué como “informantes clave” para la realización de entrevistas. A lo largo del trabajo de campo se desarrollaron distintas técnicas etnográficas. “La observación participante es la principal técnica de recogida de datos. El investigador pasa todo el tiempo posible con los individuos que estudia y vive del mismo modo que ellos.” (Goetz y Le Compte, 1986; 126). A partir de la utilización de esta técnica es que ingresé al 4 campo, permitiéndome comenzar a conocer a los estudiantes y la dinámica que ofrecía el lugar. Durante el proceso exploratorio, la observación participante aportó datos para la reflexión de las categorías planteadas en el anteproyecto de tesis. Al mismo tiempo permitió el reconocimiento de “informantes claves”, los cuales aportaron su conocimiento para comprender el espacio en el que me encontraba. A medida que transcurría el trabajo etnográfico, aumentaba la acumulación de información. Esto produjo la necesidad de contrastarla con la visión que tenían los sujetos sobre su realidad. Para ello se realizaron 29 entrevistas utilizando la clasificación realizada por Denzin (1978) que es explicitada en el trabajo de Goetz y Le Compte (1986). De esta forma, existen tres formas de poder realizar la entrevista: a) estandarizadas presecuencializadas, b) estandarizadas no presecuencializadas y c) no estandarizadas. El primero es “… prácticamente un cuestionario administrativo de forma oral. A todos los respondientes se les hacen las mismas preguntas y cuestiones exploratorias en el mismo orden.” (Goetz y Le Compte, 1986; 133). El segundo es similar a la anterior, solo que “… el orden puede alterarse según las reacciones de éstos.” (Goetz y Le Compte, 1986; 133). El tercero da cuenta de un enfoque “… es informal, y ni el orden de las preguntas ni su contexto están prefijados.” (Goetz y Le Compte, 1986; 134). También se realizó un análisis del archivo histórico de la institución, compuesto principalmente por recortes del diario local “El Popular” y de documentos institucionales, como el reglamento interno o el P.E.I (Proyecto Educativo Institucional). El conocimiento de la historia sirvió para identificar los procesos de reproducción que existían al interior de la escuela a lo largo de su existencia. Por su parte, los documentos brindaron información del marco institucional en el que se desarrollaban las prácticas de los sujetos. Este material sirvió para analizar la relación entre la construcción del espacio cotidiano y los materiales que tienen directa relación con los organismos oficiales que constituyen la estructura educativa. La historia de Artes Visuales Durante el final de la década de los ’80 un grupo de personas formado en el campo artístico fuera de la ciudad de Olavarría en lugares como Capital Federal, La Plata o la ciudad de Azul, dictaba los talleres municipales de arte plástico. A través de un proyecto presentado por la Municipalidad desde la Secretaria de Educación fueron convocados para comenzar a organizar la apertura de la escuela de Artes Visuales. Así es como lo recuerda uno de sus “fundadores”: “Surge la posibilidad de esto, de hacer una escuela que era un “chiquito”. Así que bueno, (…) nosotros armamos programas, preguntamos, tomamos lista. Estuvimos con toda la cosa previa que ni sabés como se arma una escuela pero bueno, (…) en realidad estuvo la onda como para hacerlo… porque la escuela se armó rápidamente. Después de lo burocrático te dan un lugar y los elementos que son los mismos que tenemos todavía…”. Se produce un aprendizaje en los sujetos al tener que conocer cuáles son las instancias para la puesta en funcionamiento de una institución educativa. Pero al mismo tiempo que se cumplen con los diferentes requisitos formales y tramites en los organismos oficiales, la escuela también es “modelada” por los encargados de ponerla en marcha. Por un lado, elaborar programas, lograr la inscripción de una matrícula mínima que muestre el potencial desarrollo de la carrera, comenzar a cumplir con un calendarioescolar, etc. Por el otro, las características sociales y culturales de los sujetos responsables de llevar adelante el proyecto, su forma de entender la escolarización, sus experiencias dentro del ámbito educativo, su formación profesional. Se traslada la experiencia que han logrado dentro de 5 los talleres municipales donde, según un docente, se le brindaba un papel preponderante al proceso de integración y al rol social que tenían las actividades. Así, “… los maestros presentan un estilo sólo en parte moldeado por la imagen magisterial formal, y más bien matizado por formas culturales de contacto espontáneo y afectuoso con los niños.” (Rockwell, 1995; 24): “Estábamos en el taller municipal, la verdad que era re - lindo, la pasábamos muy bien y había muchísimos alumnos (…) Se logró una integración donde funcionaba música con plástica juntas en un mismo lugar y podíamos hacer jornadas de integración todo los viernes. Era muy lindo lo que armábamos, eran alumnos de todas las edades. Y en ese momento fue (…) la que nos convocó. Realmente fue una diferencia enorme. Realmente los talleres municipales sacaban a los chicos de la calle. Hubo montones de chicos que se acercaron a la escuela que los traían de los barrios que a lo mejor nunca se les había ocurrido ni pintar, ni “tocar”, ni nada, y llegaron a la escuela. Fue tremendo por que además cumplía con un rol social importante.” A comienzos de la década del ’90 se pusieron en marcha diferentes políticas orientadas a la educación. En el caso de Artes Visuales, la experiencia de esa etapa se desarrolló a través de diferentes problemáticas. Para no desvirtuar los objetivos del presente trabajo haré alusión a dos cuestiones puntuales que se reiteran desde su apertura hasta el momento de hacer esta investigación: 1) La ausencia de una política en infraestructura que afecta al conjunto de los niveles educativos de diferente manera. 2) La desigualdad existente entre las instituciones de mismo nivel educativo y orientación profesional a partir de la descentralización del sistema educativo. De esta forma, “Conviven múltiples sub – sistemas o circuitos escolares que proveen calidades diferenciadas de aprendizaje.” (Filmus, 1996; 47). Esta desigualdad no sólo se evidencia en la extensión de certificados sino también en las condiciones de estudio que tienen los estudiantes de distintos sectores sociales. Si bien existe un deterioro en la calidad del sistema, éste no se “... manifiesta con similar énfasis en el conjunto... Ello ha producido un incremento en la desigualdad de las posibilidades de acceder a los conocimientos prometidos por la escuela de acuerdo al lugar de residencia y al nivel socio – económico de los alumnos.” (Filmus, 1996; 47). Ambas cuestiones se entrecruzan con las características nombradas en el párrafo anterior y le imprimen a la escuela una imagen particular. La creación de la escuela de Artes Visuales fue el resultado de un convenio realizado entre la provincia de Buenos Aires, a través de la Dirección General de Cultura y Educación, y la Municipalidad de Olavarría. Esta última se comprometía a brindar las condiciones materiales para que la institución funcione, mientras que la primera se haría responsable del resto de las obligaciones (por ejemplo, el salario de los trabajadores). Sin embargo, el acuerdo se mantuvo hasta el año 1993. Con el cambio de gobierno municipal la escuela estará ligada exclusivamente al ámbito provincial. Más allá de las responsabilidades institucionales y/o políticas, la escuela nunca pudo obtener una respuesta concreta a sus demandas. En total debieron mudarse tres veces, ubicándose en cuatro sitios distintos. A esta situación se le suman reiterados retrasos en el inicio del ciclo lectivo, debido a fallas de orden burocrático o a la necesidad de reparaciones del edificio. Es importante tener presente que ninguno de los lugares donde ha funcionado y funciona la institución fueron pensados para el dictado de clases de arte plástico. Desde el momento en que se ubicó en un nuevo espacio, éste se tuvo que transformar para convertirse en una escuela de arte. Así, los sujetos han puesto en juego sus conocimientos para lograr ese objetivo. Esto se dio particularmente en el caso del tercer edificio en el que funcionó la escuela1. 1 Allí pude realizar una descripción del espacio en el que las paredes tenían la impronta de los estudiantes y docentes a través de pinturas y “graffitis” lo que le brindaba al lugar un ambiente artístico. También se reflejaba las remodelaciones 6 A pesar de los problemas, el paso del tiempo genera la “adaptación” de las personas al lugar. Esto no ocurre en forma mecánica. Existe una serie de estrategias que se implementan para organizar el espacio y apropiarse del mismo. La “adaptación” comienza al lograrse las condiciones que permiten la transmisión del conocimiento. La forma de hacer esto último tampoco es inmutable y con el cambio de autoridades y docentes la forma en que se desarrollaba el proceso de enseñanza – aprendizaje se modifica. Al inicio, se intenta mostrar a la escuela como un espacio de formación exclusiva de docentes remarcándose la diferencia existente con el “artista”. La editorial del diario “El Popular” será taxativa al plantear que la carrera pondría “… empeño en la formación no de artistas en las ramas que comprenden la denominación, sino de maestros del arte.” (27 de Julio de 1989). Con el correr del tiempo el discurso relacionado con la promoción de la escuela se modificó y ya no se planteaba la formación exclusiva de docentes en arte. El mensaje se amplía incluyéndose, por ejemplo, el desarrollo de la “creatividad”. En el mismo medio de comunicación citado anteriormente, se expresa esa idea algunos años (1995) después. Representantes de la escuela aclaran que no es una obligación saber dibujar para ingresar a las carreras y dicen: “Es una cuestión cultural decir “soy cuadrado para el dibujo”, porque la expresión es de todos y si bien se presentan dificultades, eso está relacionado con la educación. Algunos no vienen a la escuela porque nunca pudieron dibujar y suponen que hacerlo bien significa reproducir al Pato Donald tal cual, pero de esa manera no se atiende el ámbito de la expresión”. En este ofrecimiento se planteaba el objetivo histórico de extender el conocimiento del arte: “…la formación de docentes apunta a que mañana no todos sean pintores, pero sí que tengan integrados en su personalidad los recursos artísticos.”. A lo largo de la historia de la escuela han ocurrido cambios de diverso orden. Las personas han tenido que amoldarse a las circunstancias y, al mismo tiempo, desarrollar prácticas que modifiquen su realidad; ya sea el lugar que se utiliza como escuela o el mensaje que se transmite a la población sobre el significado que adquiere la formación dentro de ese ámbito. Así, el “hacer una escuela” implica poner en juego distintos tipos de conocimientos que le dan a la institución características autónomas al mismo tiempo que se relaciona con los lineamientos estructurales. A partir de este análisis es que se refleja cómo los sujetos transforman la institución adaptándose a ella no en forma pasiva, sino a través de la producción de prácticas condicionadas por el contexto en el que se desarrollan. El momento de creación de la escuela de Artes Visuales fue en una etapa de precarización de la educación donde se traspasaron formas de entender la escolarización desde los talleres municipales. La experiencia de los “fundadores” le imprimió un estilo a la escuela que se reproduce en las nuevas camadas de docentes, muchos de los cuales fueron los primeros estudiantes. En este sentido, las “… relaciones y prácticas escolares dentro de las cuales se inician los maestros contribuyen de manera fundamental a su formación como docentes. Si bien la institución escolar no es inmutable, al maestro se le presentacomo una realidad hecha. Él aprende lo que en determinada escuela se acostumbra.” (Rockwell, 1995; 26). Sobre todo si es el mismo lugar en el que realizó su formación. La estrategia institucional Producto de la realidad que vive la escuela a lo largo de su historia, se reproduce una suerte de “estrategia” que tiene por objetivo lograr consolidarse como una institución de “calidad”. El argumento que justifica dicho accionar tiene relación directa con la política impulsada desde la estructura educativa a través de sus organismos oficiales. A y arreglos realizados en las instalaciones. Las habitaciones de la casa se transformaban en salones de clase, por ejemplo, la cocina. 7 esta conclusión se arribó a partir del análisis de los documentos que Artes Visuales posee y que son elaborados por su dirección. Particularmente en el P.E.I (Proyecto Educativo Institucional) se relaciona el mayor grado de “autonomía” que brindaría la descentralización educativa con la necesidad de que los sujetos participen. Esto no significa que el lineamiento planteado por los organismos oficiales genere dicha necesidad, tampoco se trata de un acatamiento de una orden jerárquica. Es, en todo caso, la política oficial interpretada por los sujetos a través de sus necesidades y experiencias ya que los elementos de la escolarización “… entran en el aula mediados por las prácticas y los saberes de los sujetos que allí se encuentran.” (Rockwell, 1995; 9). Ver a la participación como una necesidad tiene relación directa con las características que ellos le han dado a la escuela a través de sus prácticas a lo largo de la historia. Esto se expresa en el P.E.I. de la siguiente forma: “Una de las mas importantes fortalezas que tenemos, se estaba debilitando: “la unión”, característica de este grupo.” En principio, el planteo contiene una propuesta democrática en la que surgen implícitamente dos conceptos tratados dentro de la Antropología: la integración y la participación. Sin embargo, como sabemos, no alcanza exclusivamente con incluir estas palabras dentro de un documento para que ello ocurra. También sabemos que, aunque dichas intenciones puedan ser sinceras, desarrollar un espacio de participación implica la relación de diferentes visiones, las cuales no siempre pueden acordar la forma de “construir” la institución. Y si a esto último se suman las características históricas de la Escuela (en su rol de institución reproductora de conocimientos) como espacio atravesado por “limitantes” estructurales, la tarea de desarrollar un espacio democrático y participativo se complejiza aun más. Mas allá de esto, la puesta en marcha de esa estrategia tiene una gran importancia ya que describirla implica presenciar y relevar una experiencia concreta en la búsqueda de lograr que la escuela que ellos desean pueda ser parte de todos. Así se plantea en el P.E.I.: “Parto desde una concepción Biocéntrica, entendiendo de esta manera que la vida de cada uno de los integrantes de la comunidad educativa es lo más importante, es el centro, todo gira alrededor de ella, eso incluye también la educación y particularmente en nuestro caso, la educación artística… en el 2006 propuse un proyecto educativo innovador donde la base que lo sustenta es: el trabajo integrado y participativo, donde el conocimiento se autoconstruye, se revaloriza el rol docente y la escuela se convierte en un nido, en un lugar de descanso, en una musa inspiradora.” Así, la “… norma educativa oficial no se incorpora a la escuela de acuerdo con su formulación explicita original. Es recibida y reinterpretada dentro de un orden institucional existente y desde diversas tradiciones pedagógicas en juego dentro de las escuelas.” (Rockwell, 1995; 14). La forma en que este proceso se desarrolla se puede relevar exclusivamente a través de abordar las prácticas cotidianas de los sujetos. Principalmente, a partir de poder comprender lo que implica formar parte de la institución. En el caso de los estudiantes, significó conocer las etapas que van desde el ingreso al año de Formación Básica hasta su finalización en cuarto año donde se produce una transformación en su forma de concebir la escuela. Al inicio de las cursadas, los responsables de desarrollar el curso de ingreso se encargan de mostrar a la institución y proveer a los estudiantes de información que facilite el proceso de integración. La forma en que esto ocurre hace que el conjunto de los estudiantes lo perciba de una manera diferente a sus experiencias previas dentro de la escolarización. Particularmente en aquellos que no han tenido una buena experiencia en el nivel medio. A través de las entrevistas se pudo dar cuenta de ello: 8 “Veíamos el ambiente de talleres, el ámbito de producción, la buena relación que había con los alumnos, la buena relación con los docentes. Cómo se veía y se sentía la producción artística de los alumnos y la de los docentes.” “Yo salí del Polimodal y era muy pendeja y dije: “bueno, pruebo un año más y veo que onda… qué es lo que hay acá”. Ahora yo se que vengo acá porque me gusta, por el cariño que hay con las personas, por el ambiente. El ambiente es fabuloso”. “El primer día me encontré con un montón de gente… y los primeros días está bueno porque te hacen hacer actividades de integración (…) a mi me encantó… Aparte el básico es “lo más”, estas re – bien y te llevas bien con todo el mundo (…) Yo era una persona que no hablaba con nadie, mis amigos eran dos o tres y no íbamos a ningún lado, en la secundaria me peleaba con todo el mundo… Y acá lo que me encontré fue un grupo re – unido (…) Y hay muchas cosas que por ahí seguía sintiendo como en la secundaria y la contención que encontré acá hizo cambiar mi vida.” Esto tiene una gran importancia puesto que las personas perciben un ambiente educativo diferente y tienen la posibilidad de poder: 1) Generar vínculos de amistad entre estudiantes y docentes. 2) Poder expresar una “imagen” que no será motivo de discriminación o sanción. 3) No atravesar por situaciones de conflicto. Esta es la primera etapa en la que el estudiante comienza a ser integrado a la institución pudiendo mantener su identidad. A pesar de esto último, la institución atraviesa al conjunto de los individuos, quienes al conocerse en dicho espacio se encuentran imposibilitados de imponer su visión de mundo. Sin embargo, esto último varía con el tiempo. A partir del vínculo que se construye entre los estudiantes y la institución es que esta última, a través de los docentes, directivos y estudiantes “avanzados”, invitan a los “ingresantes” a la participación de las actividades como organizadores o como asistentes. Realizando entrevistas sobre la historia de la escuela y revisando su archivo histórico en varias ocasiones, se puede ver cómo existieron diferentes grupos de estudiantes que realizaron aportes para el mejoramiento de la institución. Por ejemplo, en los momentos que tuvieron que mudarse, el diario local siempre comenta que la actividad era realizada por los estudiantes, acompañados por docentes. Desde el momento en el que el estudiante ingresa a la escuela hasta el momento en que comienza a participar de las actividades, no se identifican mecanismos de carácter coercitivo que los obliguen a hacerlo. En realidad, y según los datos recogidos en el campo, esto ocurre de manera informal y “espontánea”: “Acá tenemos a disposición el taller de escultura o para dibujar. Yo por ejemplo agarraba a la tarde y me iba a trabajar a la escuela. En mi casa no tengo un lugar para hacer esculturas. Entonces iba y tenía a mi disposición las herramientas y el lugar. Capaz que eran las diez de la noche y yo estaba en la escuela. Aparte se hacia un grupo lindo... yo no era el único. Siempre había uno. O por ahí estábamos justos con los tiemposde entrega y nos poníamos de acuerdo y en vez de hacerlo cada uno en su casa lo hacíamos acá. Y ahí se creaba otro clima porque aparte tenías a la gente de Gráfica que estaba cursando.” "No fue algo intencional o algo que quise provocar. Es por la cuestión de estar, nada más. Ha coincidido en varios proyectos o en varias “movidas” que ha organizado la escuela que a lo mejor por coincidencias yo he estado presente (...) Hemos hecho muchas cosas en promoción a la escuela (...) Al principio era el “chiquito” que andaba por ahí dando vuelta en la escuela.” "No se cuando fue la primera vez que hice algo extra. Pero siempre que había que hacer algo estaba. Creo que fue cuando organizamos la fiesta del año pasado y a su vez iba a Biodanza. Es como que ya el mismo grupo que iba a Biodanza2 estaba en la “Trinchera”3 y el día que la llaman a (...) para formar la “Trinchera”, yo de casualidad me quede en la escuela y bueno empezaron a organizar la fiesta y me comencé 2 “Biodanza” era el espacio de creatividad y expresión dictado por el director de la escuela. La concurrencia al mismo era en forma voluntaria los días sábados por la mañana. 3 La “Trinchera” era un grupo de estudiantes que se proponía, según sus dichos, brindarle “alegría” a la escuela. Su actividad cotidiana consistía en publicar bromas a docentes y estudiantes a través de una cartelera que se encontraba ubicada en un lugar que fuera atravesado por todas las personas. 9 a meter. Y después como que estaba en el grupo de Biodanza y había que laburar y laburábamos todos por igual y estaba todo re bien y le metíamos para adelante. Creo que fue con eso...” "Creo que la fiesta del Básico. Fue con una temática... como lo del teatro. Bien laburada. Porque proyecto dentro de cátedra no tuve ninguno. Siempre se hicieron fuera... lo del teatro (...) No se como se llega. Es más informal. La primera vez que empezamos a laburar para hacer algo fue para la fiesta de la escuela. Y bueno,… que son los que organizaban todo la conocían a... y se juntaron para empezar a organizar. Se prendió (...) me prendí yo (...) No me acuerdo como me enganché (...) A partir de ahí fue como que (...) vio cómo laburábamos, cómo lo hacíamos, cómo salen las cosas cuando laburamos juntos y todo. Y a partir de ahí como que nos consideró como un grupo de laburo. Por eso cuando hubo que hacer la fiesta de diplomas en el teatro nos dijo a nosotros y si... informó a toda la escuela del que quisiera participar se podía. De todas maneras como siempre los mismos.” A pesar del carácter informal del proceso, es posible distinguir una serie de características que nos acercan a la explicación de por qué ocurre esto. En principio, vale decir que no ocurre en la totalidad de los estudiantes ni tampoco de la misma forma. Muchos no participan o lo hacen en distintos momentos o en diferentes actividades. Del conjunto de la población se pudo distinguir un grupo de estudiantes que contiene en sus prácticas y discurso las distintas particularidades de aquellas personas que participan. Al inicio comienzan a hacerlo en actividades que ocurren en momentos extraescolares. La posibilidad de formar parte de las mismas se da sólo si el estudiante pasa más tiempo en la escuela que el que le corresponde según sus obligaciones curriculares. Esto ocurre principalmente en la carrera del Profesorado en Artes Visuales, quienes concurren a la escuela en mayor medida que los de Diseño Grafico por las obligaciones que plantea la carrera4. Por otro lado participan de talleres o actividades extraescolares que se relacionan con la creatividad o la expresión artística. En ambos casos, se genera el espacio para poder hablar: 1) De la escuela. 2) De las cuestiones personales de los sujeto. Esto hace que por un lado el grupo de personas se cohesione al mismo tiempo que comienzan a conocer las problemáticas de la escuela. Aunque esto pueda significar información de carácter público, la forma en que se transmite en esos momentos por fuera del aula tiene una gran importancia. Tratar las problemáticas de la escuela dentro del aula implica hacerlo en forma superficial sólo durante algunos minutos. En la mayoría de los casos no se da un tiempo para la reflexión o el intercambio de opiniones, al menos no de la forma en que se hace durante los momentos extraescolares. � El proceso de integración a la participación produce el surgimiento de un grupo de estudiantes que logra desarrollar un vínculo con los docentes y directivos que se diferencia del resto de la población estudiantil. Al mismo tiempo que ponen en marcha diferentes actividades en beneficio de la escuela y generan relaciones personales con los docentes, pueden llegar a tener incumbencia en los “asuntos públicos” a través de su opinión5. En este grupo existen dos elementos que se reiteran en sus discursos: 1) las necesidades de la escuela y 2) la necesidad de mostrarse a la comunidad para lograr reconocimiento. En este caso, plantean los mismos objetivos que la institución al desear una institución de “calidad” que sea reconocida por la población. La informalidad del proceso implica que los sujetos puedan generar disputas o, mejor aún, evitar que éstas ocurran. Esto último es así porque lo que mantiene ese grupo funcionando son en gran medida los afectos que se generan a partir de compartir diferentes momentos en los que trabajan en beneficio de la escuela. En varias oportunidades el límite que implica la relación estudiante – docente parece desaparecer para dar paso a las 4 Los estudiantes del profesorado deben concurrir a la escuela en horario de extraclase para poder elaborar los trabajos de los talleres de Grabado, Escultura y Pintura. La institución brinda una serie de herramientas y el espacio necesario para que puedan trabajar. 5 En algunos casos comienzan a participar de la Asociación Cooperadora, en otros pueden llevar adelante la organización de actividades como el acto de fin de curso en la que expone un espectáculo al que invitan a toda la comunidad. 10 relaciones de amistad. La forma de organización es por demás voluntaria, convirtiéndose la tarea en una acción que no tiene como requisito la comprensión política de por qué participar. Esto significa que, a pesar de ser conscientes de los problemas que atraviesa la escuela, el grupo se mantiene principalmente por las relaciones personales. Quiero que sea otra escuela A pesar de la puesta en marcha de una estrategia de participación que aceptaría la diversidad de los sujetos, varios grupos de estudiantes no acuerdan con ella. Estas formas de pensar no implican que no se relacionen con las personas que participan, sino que genera la inacción para la organización de actividades extraescolares. En primer lugar porque el carácter voluntario de la actividad o la inexistencia de espacios para la información y discusión de los problemas, genera que muchos estudiantes pasen por la escuela sin conocer su situación. Al mismo tiempo, se produce un agotamiento en varios estudiantes, que si bien en el ingreso a la escuela participaban de las actividades, diferentes razones provocan que no lo hagan más: "En un principio iba mucho a la escuela y hacia muchas cosas por la escuela. Yo iba toda la tarde a acomodar el salón, a sacar cosas para hacer más lugar, a ordenar los bancos (...) Yo he hecho mucho por la escuela (...) Eso fue cuando estaba en primer año. Y se corta cuando me empecé a dar cuenta de que a nadie le importaba. Y no por el hecho de crearme un monumento, pero sentís: “para que me voy a matar si a nadie le importa”. Si nadie me ayuda. Yo ahora me doy cuenta con el tiempo. Era una iniciativa mía propia (...) No me juntaba... por ahí si alguien iba. O sea, no es que me juntaba. Por ahí de decir: "Bueno, ¿vos venís?... yo vengo". Pero no tuve una relación de compañerismo para nada." "Cuando lleguéen Formación Básica quería hacer todo para la escuela. Formar el centro de estudiantes... arrancamos que no teníamos ni idea, nos encontramos con un montón de trabas. Hace cuatro años atrás. Cuando entramos el grupo que tenía era espectacular. (...) La mayoría de los que querían hacer el centro no están más (...) Era mucha perdida de tiempo porque nosotros decíamos mañana hacemos tal cosa y venían dos. Pero a mi se me terminó el tiempo que tenía porque cuando vos entrás a la escuela tenés una realidad... yo trabajaba muy poco. Tenía un trabajo chiquito y me compraba las cosas de la escuela. Ya después yo salía de acá... como ahora. Salgo de acá, me voy al trabajo, vuelvo a las diez de la noche. Llego a mi casa hago todo y listo... se me terminó. O sea que los chicos que están en Formación Básica hay que “quemarles la cabeza” porque son los que más pueden. Después se te cambia. Vos llegás al segundo año del profesorado y vos tenés que laburar. A no ser que te puedan "bancar"." Como mencioné en el apartado anterior, esta situación ocurre con el correr del tiempo, particularmente en tercer y cuarto año. Esto, además de expresarse durante el trabajo de campo, fue confirmado en una entrevista con una profesora que planteó: “Yo digo, hasta el tercer año... segundo y tercer año son más comprometidos con la institución. Ya el cuarto es como que empieza a destruir, lo que construyó lo empieza a destruir. Eso es una cosa que yo hincho... empiezan a hablar mal de la escuela, desaparecen cosas, comienza como una crítica... "que este no me dio nada". Mientras tanto construíamos... hacíamos muebles, que se yo... ahora, en cuarto es como que empiezan así. Y cuando salen ni te cuento…” La modificación de la práctica de los estudiantes sucede a partir de diferentes cuestiones. Durante los años de cursadas, su vida se modifica y surge la necesidad laboral o responsabilidades familiares que impiden una estancia prolongada en la escuela. Pero también se producen cambios al interior de esta última. La “estrategia” institucional genera que el grupo de participación sea pequeño, lo que en algunos casos signifique que determinados estudiantes dejen de asistir a las actividades. Como se planteó en la entrevista anterior, es producto del “cansancio” que no se sumen mas personas a las 11 actividades. Sin embargo, a partir de la observación realizada, se reflejaba que las características del mismo grupo formarían un obstáculo para el ingreso de más personas. Puede que haya excepciones y exista gente que participe en “soledad” pero, como lo planteó uno de los entrevistados, ello tiene un alcance limitado. El grupo que participa en forma sistemática desarrolla una serie de características que van más allá de acordar trabajar por la escuela. El grupo se reúne en diferentes circunstancias y desarrolla actividades que están por fuera de los “asuntos públicos”. Salen a lugares de diversión, se visitan en sus casas, conocen sus familias. Esto implica la construcción de significados que son propios de sus integrantes. Dentro de la escuela, es normal encontrar diferentes grupos que se constituyen a partir de coincidir e identificarse en determinadas cuestiones. En este caso, la particularidad radica en que el mismo grupo es el que concentra involuntariamente las iniciativas a la hora de organizar las actividades. Desear participar en las mismas implica inevitablemente ponerse en contacto con ellos. Como lo que se aprecia desde afuera es la constitución de un grupo informal, la decisión de relacionarse con ellos implica identificarse con el mismo. En una entrevista un estudiante planteó: "No... yo me acuerdo que las actividades era que se había empezado a formar un centro de estudiantes y nunca participé porque no me interesó. Ni siquiera cuando estaba en el secundario me interesó el centro de estudiantes (...) Me parecía que era un grupo de chicos que eran populares dentro de las escuelas pero que se juntaban y yo no le veía una finalidad útil. Se juntaban y se ponían de acuerdo para salir a la noche. Entonces a mi no me interesaba. Solamente por eso. Cuando empezó a hacerse el centro no tenía ganas de participar. Habré ido a alguna fiesta de la escuela para recaudar plata (...) Muestras he participado. (...) Dentro de la escuela he sido de perfil bajo. No me interesan las actividades... el rol que tendría que ocupar. Entonces no me hallo. Tenés que ser más “showman”." En general, para los estudiantes, “… la escuela… es un lugar importante, está muy presente en sus vidas y tiene varios sentidos. Uno de los primeros es la escuela como “lugar para hacer amigos”…” (Chaves, 2006; 604). En todos los niveles escolares se generan estas relaciones producto del encuentro diario durante una gran extensión de tiempo en el que un grupo de personas debe convivir. En este sentido, “… los grupos de amigos dentro de la escuela… exaltan ciertas cualidades que los identifican entre sí. La música, la moda y la televisión se vuelven algunos de los referentes obligados…”. (Romero, 2006; 568). Esto implica que la formación de los grupos se plantee a partir de características que hacen a la subjetividad de las personas antes que los planteamientos institucionales, por lo menos en términos cotidianos. En estos grupos “… surge la confianza, la solidaridad y la lealtad, pero al mismo tiempo se suscitan mecanismos de distinción respecto a los otros con quienes no se comparten tales afinidades” (Romero, 2006; 573). Este proceso, que es una característica de las escuelas, es el que condiciona en buena parte la decisión de integrar el grupo que participa en forma sistemática. Es decir, al interés por las problemáticas de la escuela se le antepone el sentirse identificado o no por el grupo que tiene las iniciativas. Al mismo tiempo, no existen materiales o herramientas que al menos informen sobre la situación en la que se encuentra la escuela. El contacto, siempre es personal. Esto no genera oposición al grupo pero tampoco un acercamiento. En la mayoría de los casos, se pudo observar que los estudiantes que no forman parte del grupo participan en su mayoría dentro de los “proyectos institucionales” que desarrolla cada profesor en su materia. De esta forma, la participación de los estudiantes se garantiza a través de la evaluación que se realiza de ellos al interior de la clase estando por encima de las diferencias existentes entre los estudiantes que la cursan. Sin embargo, estas actividades no implican la opinión de las personas sobre la institución. En la mayoría de los casos se trata de la elaboración de trabajos que se relacionan con los contenidos que el profesor dicta y brindaría un beneficio indirecto a la escuela. 12 Pero los estudiantes que no participan de las actividades también plantean una visión crítica que se relaciona con la “estrategia” institucional. Estas se centran en la relación que se produce entre los estudiantes con los profesores, principalmente con los estudiantes que participan de los “asuntos públicos”. A pesar de que en la mayoría de los casos se valora la actitud de los docentes en el trato hacia los estudiantes, la situación puede derivar en hechos que son vistos en forma negativa por los mismos. Así, se pueden identificar tres cuestiones relacionadas con esto: 1) La falta de exigencia en la carrera, 2) La inexistencia de normas (o la no puesta en funcionamiento de las mismas) y 3) el llamado “amiguismo” que produce situaciones de desigualdad entre los estudiantes. La contracara de dicha realidad implica pensar al espacio escolar como un lugar en el que se deben mantener una serie de características que hacen a la escuela como producto histórico. En este sentido, las razones que desarrollan dicho pensamiento pueden ser dos: 1) La incidencia de la institución escolar que en los diferentes niveles de escolarización transmite un conjunto de valores relacionados con la educación de calidad, el mantenimientode la disciplina y la igualdad entre los sujetos. Todos los días se les enseña “… a los alumnos de todos los niveles, con ejemplos concretos, qué cosas valoramos de sus conductas. Premiamos lo que esta bien, castigamos lo que esta mal.” (Gvirtz, 2000; 11) ya que la “… idea de las “voluntades rectas” ha acompañado casi todo el desarrollo de la escuela.” (Furlan, 2000; 22). 2) La interrelación de esos contenidos con la experiencia de los sujetos dentro de la institución en los distintos niveles escolares. Esto último se expresa principalmente en las personas que de alguna forma han atravesado situaciones de conflicto con docentes en Artes Visuales. Sin embargo, estos planteos también son realizados por estudiantes que participan o han participado de las actividades voluntariamente: "Eran actividades chiquitas las que hacíamos nosotros. Pintábamos la escuela pero era más de las problemáticas que se planteaban en la escuela. Por ejemplo, "quedé libre en tal materia" o " no se qué pasa en esta materia que es correlativa con tal"... problemas que venían los chicos que les iban pasando en la escuela. Entonces ahí es donde surgía: "no, pero si yo voy y digo tal cosa voy a quedar mal con este profesor y no me quiero comprometer".” “Por ahí hay una reunión y se dice una cosa y estamos en la reunión ahí pero: "no porque después que va a decir si… yo no estoy en contra de ese profesor me va a ir mal a mi. Aparte somos amigos". Y eso no tiene nada que ver. A mi por ejemplo cuando me paso un problema que tuve acá en la escuela una respuesta que me dieron: "Ah, pero yo te quiero un montón". Y yo también te quiero un montón, pero a mi no me sirve que vos me quieras. Acá estamos hablando de otra cosa, estamos hablando de que esto es blanco o negro, quedo o no quedo, quedo libre no quedo libre. ¿Dónde reclamo mis derechos? ¿A dónde está el papel ese que dice eso... en ningún lado? A mi no me interesa si vos me querés. Sí... yo también te quiero... ¿y qué? Pero acá no estamos hablando de querernos o no querernos. Estamos hablando de otra cosa." El planteo se sostiene a partir de una serie de contradicciones que implica la participación dentro de la escuela. Por ejemplo, se considera importante la solución de los problemas de los estudiantes pero nadie se atreve a exponerlos por temor a perder la relación con los docentes. Los dos motivos planteados al final del párrafo anterior se encuentran interrelacionados con el planteo de los estudiantes que realizan la critica a la “estrategia” institucional. Es inevitable tener en cuenta la incidencia de la disciplina en los sujetos luego de tantos años de escolarización. Sin embargo, la resignificación del concepto tiene un contenido que poco tiene que ver con el interés de reprimir “los cuerpos”. Los estudiantes que realizaban la crítica, relacionaban la disciplina con la necesidad de que exista igualdad entre ellos, por ejemplo en relación a la evaluación. Al mismo tiempo, se planteaba la ausencia de mecanismos que puedan ser utilizados cuando se presentara algún conflicto. De esta forma, la desaparición de una estructura que delimite lo “permitido” de lo “no 13 permitido” no garantiza la instauración de un espacio democrático. En realidad, y según lo expresado aquí, la estructura es necesaria en tanto y en cuanto recoja las necesidades y expresiones que docentes y estudiantes tienen sobre los significados que circulan en la escuela (como por ejemplo: la disciplina). La visión de estos estudiantes se reproduce al igual que la “estrategia” institucional que busca mejorar las condiciones de la escuela. En este sentido vale la pena interrogarse sobre cuál es la idea que tenemos sobre la posibilidad de construir en la escuela un espacio democrático dejando de lado prácticas represivas. La visión de los estudiantes que critican la “estrategia oficial” tiene un gran valor puesto que implica un punto de partida para el análisis y el debate sobre cómo debe ser la escuela que se desea construir. Sin embargo, la realidad indica que no existen mecanismos que permitan el encuentro de dichas visiones. Para que sea una escuela… que exista la escuela Así como toda regla contiene una excepción, fue posible relevar un momento, dentro de la cotidianeidad de la institución, en el que las diferentes visiones pudieron lograr un espacio de encuentro. En este caso los sujetos expresa su satisfacción por los acontecimientos ocurrido frente a la necesidad de un nuevo edificio: “Lo que pasa que teníamos que luchar todos juntos para tener el lugar y una vez que logramos lo que quisimos ya desaparece." "Me gustó mucho. Me conmovió mucho el hecho de ver por primera vez a alumnos y profesores juntos por algo y la fuerza que eso generó. Y como eso era importante se eliminaron superficialidades y se apunto a eso. Eso estuvo bueno (...) Faltan como metas en común." "Con el traslado del edificio si. Eso si porque mas allá de las diferencias que uno tenga me parece que es algo justo. El hecho de tener el edificio y de poder mejorar la calidad de vida siempre y cuando no perjudique al resto me parece que es válido. Es como que me dijeras yo no voy a una manifestación de Fuentealba. Voy con mucho dolor a eso... me afecta muchísimo. Vas y te interiorizas porque tenias que ir a clases (...) No aparecen las diferencias porque en ese momento no tienen nada que ver." "Me gusto el cambio de edificio porque vi que todos tiraban para el mismo lado. Como la primera vez en que todos se daban cuanta de que algo estaba mal y de que todos tenían ganas de hacer algo." Este no es un dato menor ya que se debe tener en cuanta que los motivos que generan dicha situación implican el riesgo de que la escuela deje de funcionar. De esta forma, las visiones que se contraponen dentro de la institución pueden desarrollar un trabajo en conjunto, siempre y cuando existan objetivos que impidan el alejamiento de las partes. Finalmente, y logrado del objetivo, la dinámica escolar vuelve a su situación previa y los grupos vuelven a separarse. Desaparece, de este modo, el ámbito que los aglutinaba. La escuela es un espacio que es propio de los sujetos, explicitándose claramente en momentos circunstanciales. Desaparece la institución como construcción del Estado y las clases dominantes para convertirse en el lugar que las “clases subalternas” (ver Rockwell y Ezpeleta 1985). Mas allá de las diferencias existentes en cómo debe ser la escuela, existe la posibilidad de encontrar momentos en los que se materializa el sentimiento de pertenencia. Lo que en un principio parece propio de un sector, la realidad precaria de la institución produce que muchos estudiantes se vuelquen por primera vez a experiencias de este tipo. El tiempo que duró ese momento fue aproximadamente de dos meses, desde la organización de las reuniones hasta la obtención del nuevo edifico. Allí se generó el espacio para que los estudiantes y docentes puedan expresarse y poner en juego su visión de las cosas. Esto implica la relación de intereses individuales y colectivos en el sentido de 14 que lo que está en juego son puestos laborales y proyectos de vida, así como también la historia de un espacio único dentro de la ciudad6. De esta forma se desarrollaron diversas actividades para lograr un nuevo edificio para Artes Visuales. Luego de varias reuniones en la que estudiantes y docentes ponían a consideración diferentes propuestas, se decidió organizar una movilización que llegara hasta el Consejo Escolar exigiendo el edificio propio. Como mencioné anteriormente, la necesidad de un “espacio adecuado” siempre fue un tema en su historia. Al igual que en las experiencias anteriores, la participación de los estudiantes fue vital; pero no sólo para realizar la mudanza, como ya había ocurrido en el pasado, sino también para conseguir el nuevo edificio. Serán partícipes en las reuniones con las autoridades de la escuela, en la firma del contrato, en lasreparaciones y remodelaciones del nuevo edificio y la organización de la protesta que tuvo como punto cúlmine la movilización que pasó por la plaza central, donde se realizó una clase pública, y terminó con el reclamo en la puerta del Consejo Escolar. A continuación se plantean las razones que motivaron las acciones de protesta: “Después de la tragedia de Cromañón, donde se establecieron nuevas condiciones de seguridad para el funcionamiento de lugares públicos, privados e instituciones educativas, en Artes Visuales "nos revisaron y encontraron que el primer piso no tiene salida de emergencia, la escalera está sin las condiciones mínimas de seguridad, los salones de abajo con ventanales del techo al piso, algo que no puede estar desde que una chica falleció en una escuela de Buenos Aires porque un ventanal de este tipo se le cayó encima" (la nieta del ex presidente Raúl Alfonsín). Además, mencionó que "tenemos cables eléctricos de tela, que con la exigencia de tensión se sobrecalientan y se han prendido fuego. Ahora, con la lluvia, aparecieron las filtraciones de agua por cañerías y goteras". (El Popular – 13/04/07). En relación a esto, existía una gran preocupación en el ingreso de estudiantes a la escuela y la permanencia de los que estaban en año avanzados: "Nos preocupa, además del retraso, que los ingresantes se encuentren con una escuela en estas condiciones y prefieran cambiar de carrera. Corremos el riesgo de perder matrícula", aseguró el director.” (El Popular – 13/04/07). Un estudiante comenta cómo se inicio el proceso de reclamo: "Llegamos a la escuela y el director nos dijo: "este año no empiezan las clases hasta no tener una nueva institución”. Entonces dicen que vamos a empezar a hacer reuniones para ver qué podemos hacer para conseguir la escuela y de ahí salieron las movilizaciones. Todos tiraban ideas de lo que se podía hacer. Lo de salir con las sillas o lo de "escuela ambulante" (...) En las reuniones estaba toda la escuela (...) El director planteaba los problemas, planteaba lo que se quería hacer. Después nos juntábamos en grupos de cada curso. Segundo por acá, primero por acá y ahí charlábamos. Bueno, "¿qué se puede hacer?", "podemos llamar a CQC" (...) Estábamos en que necesitábamos el edificio porque nadie quería perder el año y había que movilizarse y fue rápido.” Así fue cómo en esas reuniones se preparó la acción callejera que pondría en la opinión pública la situación que vivía la escuela. Se elaboraron pancartas, volantes, “pecheras” y carteles. El eje de la denuncia se centraba en la burocracia existente en los organismos responsables de brindar las garantías para que la escuela funcionara. De esta forma los volantes que se repartieron durante la movilización decían de un lado: “Peligro Burocracia Trabajando en Artes Visuales” Y del otro lado había un texto explicativo: 6 Si bien pueden existir otros espacios vinculados a diferentes disciplinas artísticas, la escuela de Artes Visuales es la única institución que extiende un certificado validado por la Secretaria General de Cultura y Educación por los conocimientos adquiridos. 15 “¿Se puede enseñar y aprender en un lugar donde las instalaciones eléctricas se incendian y saltan las térmicas? ¿Se puede estar en un edificio donde 140 personas comparten solo 2 inodoros? ¿Se puede enseñar y aprender en un lugar donde los pisos de maderas se hunden? Los estudiantes y docentes de la escuela de Artes Visuales estamos reclamando algo que de tan obvio parece una broma de pésimo gusto, pero que nos corresponde por derecho: Educar y aprender en condiciones edilicias que no atenten contra nuestra integridad física.” Los carteles y las pecheras tenían impreso “Escuela Ambulante”, había carteles que invitaban a los automovilistas a sumarse: “Si está de acuerdo con el reclamo toque bocina”, lo que tuvo adhesión, según lo que comentan los estudiantes. La movilización salió de la escuela en la calle Coronel Suárez donde docentes y estudiantes marcharon “… con muñecos, pancartas y pupitres (…) tomaron pancartas en blanco, pinceles, pinturas y sillas y caminaron hasta la plaza del centro, donde se instalaron para realizar sus pinturas. Carteles como “Estamos más seguros afuera que adentro”, “Peligro”, “Goteras”, “Burocracia”…” (El Popular – 13/04/07). Mientras que se realizaba esta actividad, otro grupo de estudiantes se quedaba en la escuela haciendo un telón negro que taparía el frente del edificio “en señal de luto”: “Ese día nos habíamos quedado en la escuela. No sabíamos que ya nos iban a dar... viste que hicimos la marcha y ya está (…) Teníamos previsto un montón de cosas y yo me quedé haciendo un telón negro con una franja. Íbamos a ponerlo al frente de la escuela como diciendo que la escuela estaba de luto.” Mientras tanto la marcha llegaba a la plaza en la que se realizó una clase pública. Luego se dirigieron al Consejo Escolar a reunirse con el representante del organismo “… donde se hicieron escuchar los aplausos”, según el diario local. Un estudiante comenta sus recuerdos de aquel día: “Había un canto pero no me lo acuerdo. Nos pusimos al frente del Consejo Escolar y… no me acuerdo. Creo que era como que la escuela no tenia lugar (...) En el Consejo Escolar nos quedamos “amotinados” en el cruce y la gente miraba por las ventanas y era como que decían: "no, no puede ser. Nos están haciendo pasar vergüenza". Gente que pasaba y yo les decía: "toquen bocina”." Para sorpresa de algunos y alegría de todos se les informó a los representantes de la escuela que les darían el edificio del AMCO (Automóvil Moto Club Olavarría). Algunos estudiantes cuentan cómo fue ese momento: “Estábamos haciendo el trabajo de protesta y vino Marcelo... se le notaba la sonrisa de oreja a oreja. Es como decir: “al fin una vez que”. La escuela se quiere mudar hace mucho tiempo y como que dijeron buenísimo... si, si. Ya nos tenemos que mudar (…) Nos reunieron a todos, "bueno chicos les tenemos que hablar" y ahí nos dijo a todos.” “A la tarde hicimos cadena con mensaje de texto y Marcelo había hablado con el Consejo Escolar que estaba la posibilidad que le den el AMCO (...) Y ahí, alegría.” El episodio no elimina las diferentes consideraciones realizadas sobre la institución, sólo las anula. A partir del surgimiento de un objetivo claro, los lineamientos educativos que los sujetos interpretan quedan de lado. En este sentido, ¿es posible pensar que al objetivar las interpretaciones de los sujetos se logre relacionar las diferentes visiones? Tal vez así se pueda comenzar a comprobar si éstas tienen algún punto en común o son totalmente contrapuestas. Lograr la unión de los docentes y los estudiantes por el edificio pudo ser un punto de partida, aunque se transformó en la excepción. Una vez alcanzado el objetivo, la situación retorno a su estado anterior. Más allá de esto, creo importante resaltar que en dicho momento se produce una interrelación de la “estrategia oficial” y las necesidades que expresan aquellos que realizan la crítica. Es decir, se pone énfasis en la participación a partir de diferentes actividades pero establecidas a través de un mecanismo 16 organizativo. En este caso, fueron las “reuniones” las que permitieron un espacio de expresión principalmente para aquellos que nunca lo habían hecho. No sin la aparición de opiniones contrapuestas que no pusieron en riesgo el proceso por la importancia y el conocimiento general del objetivo a cumplir: que exista la escuela. Consideraciones Finales La realidad de la escuela de Artes Visuales expresa el grado de dificultad al momento de buscar una construcción plural y democrática frente a los distintos puntos de vista que en algunos casos se “cruzan” reprobando la actitud de “unos” o de “otros”. ¿Cómo invalidar la actitud de los estudiantes y docentes que trabajan en beneficio de la escuelacuando esas actividades sostienen, en parte, su funcionamiento? ¿Cómo dejar de lado la crítica de los estudiantes cuando existen datos concretos que expresan las contradicciones de la “estrategia” institucional de participación? Verdaderamente es una situación compleja en la que, como mencioné anteriormente, se ponen en juego intereses individuales y colectivos. Abordar la construcción de una escuela implica ser consciente de este tipo de situaciones en las que, voluntaria o involuntariamente, pueden generarse situaciones de desigualdad de distinto orden. También implica una situación inevitable que hace a la forma en que se generan procesos de apropiación diferenciados. La educación de los sujetos se pone en juego durante la experiencia escolar, produciéndose múltiples formas de percibir el espacio. Sin embargo, es posible reflexionar sobre el proceso que recorre a Artes Visuales sabiendo de antemano que dicha realidad es también producto del sistema educativo en el que se encuentra inserta. Considero que realizar una crítica a nivel macro siempre es necesario. El valor de la misma implica posicionar esta producción políticamente, lo que significa, al mismo tiempo, entender que toda elaboración científica incluye esta cualidad; aun aquellas que critican realizar este tipo de análisis. En mi caso, elijo explicitarla en relación al tema de la ponencia para luego sí, plantear una serie de cuestiones en relación a las particularidades del caso. La realidad de la escuela de Artes Visuales no es producto exclusivo de sus sujetos. La documentación oficial de los últimos años propone continuamente que las escuelas se transformen en espacios de decisión donde la comunidad educativa sea la protagonista. Sin embargo, la realidad no acompaña dichos lineamientos. Por ejemplo, durante el trabajo de campo estuve presente en la instancia de discusión de la “Contrarreforma de la Ley Federal de Educación”. La misma duró algunas horas en la que los docentes tenían que “participar” planteando cuáles eran los puntos que debían ser integrados o replanteados al proyecto de ley. Los estudiantes solamente respondieron una encuesta. En conclusión, la discusión y la participación de los estudiantes y docentes de esa institución fue extremadamente breve. Esto, sabemos, no fue una excepción. Por ello, “… frente a los escasos espacios institucionales de encuentro (son excepcionales los cursos y los mitines), la escuela también es el contexto natural del proceso de toma de conciencia laboral y social...” (Rockwell, 1995; 27). Con este ejemplo intento señalar los límites concretos que plantea la estructura educativa en lo que se entiende como espacios de participación. No existe una política que impulse dichos ámbitos en el que los sujetos puedan objetivar sus deseos en relación a la institución. Así, son ellos mismos quienes deben poner en práctica diferentes formas que permitan el desarrollo de la participación. Principalmente en situaciones de necesidad como las que atraviesa Artes Visuales. La participación cotidiana en la escuela se relaciona directamente con la forma en docentes y estudiantes se apropian del espacio. De esta forma, se producen diferentes experiencias dentro de la institución. En el caso de Artes Visuales la participación de los 17 “asuntos públicos” se basa principalmente en las relaciones personales o informales. Esto conduce a que no pueda existir una apertura generalizada en la integración a dicho proceso. La informalidad del proceso consiste en la reunión de aquellas personas que coinciden en diferentes características que pueden estar más allá de la realidad de la escuela. Esto produce el alejamiento de las personas que no se identifican con dichas características, lo que impide desarrollar un “sentimiento de pertenencia” que se transforme en el interés por participar de los “asuntos públicos”. El problema no es que estas relaciones se establezcan sino que tenga preeminencia sobre las problemáticas de la escuela y la posibilidad de construir un espacio democrático. Finalmente, la situación genera que el grupo que participa deje de hacerlo y sea reemplazado por otro. Se produce un proceso de reproducción de las prácticas que algunos docentes perciben hace tiempo. Sin embargo, como sabemos, la escuela es un ámbito de reproducción pero también de transformación. Principalmente me interesa puntualizar en la importancia de poder intercambiar los diferentes significados que anidan en la escuela. Algunos se reflejaron aquí: disciplina, norma, evaluación. Este proceso de intercambio de significados necesita de la organización de espacios concretos en el que los sujetos puedan expresar cómo es la escuela que desean o que necesitan. Los autores mencionados en el primer párrafo de la introducción, plantean algunas cuestiones a tener en cuenta para poder desarrollar dicha situación. Chaves (2006) propone trabajar la brecha existente entre los distintos sujetos para que cada uno de ellos pueda reflexionar sobre el rol que ocupa dentro de la escuela, principalmente en el caso de los docentes, ya que son los que se mantienen en dicho espacio. Por otro lado, se hace necesaria la organización de mecanismos que permitan la puesta en común de las diferentes reflexiones. Esto implica poner en la superficie las “distintas escuelas” que circulan por la institución producto de la práctica cotidiana de docentes y estudiantes. El ejemplo más concreto fue la etapa donde debieron agruparse en la búsqueda de un nuevo edificio. Es importante destacar que el planteo que realizo en estas consideraciones finales, surge luego de no haber encontrado entre las diferentes visiones “obstáculos” para su puesta en común. Distinta puede ser la situación en casos donde la visión de las partes sea irreconciliable imposibilitándose su encuentro7. Si esto fuera así, el análisis debería interrogarse sobre el carácter histórico y político de las diferentes visiones. Por otro lado, se hace necesaria la búsqueda, recopilación y transmisión de este tipo de experiencias. Los estudiantes no tienen información sobre cómo participar de los “asuntos públicos” de las instituciones. Esto provoca el desconocimiento en la forma que pueden actuar frente a dicha situación. ¿Podría pensarse en una educación que incluya estos aspectos, no sobre la base de los lineamientos estructurales8, sino a partir de la realidad concreta de las escuelas? La historia de nuestra educación tiene múltiples antecedentes que han propuesto diversas formas de construcción de espacios escolares plurales y democráticos que podrían ser compartidos a tales fines. A su vez, está la posibilidad de trabajar con las escuelas, principalmente con los docentes, para poder reflexionar sobre la visión de los estudiantes y desarrollar instancias donde pueda objetivarse la forma en que los sujetos se apropian y construyen el espacio escolar. Esto no sólo significa darle importancia a la producción de los significados que generan los sujetos, 7 Básicamente me refiero a ámbitos donde coexistan diferentes sectores políticos, sociales o culturales que por motivos que están mas allá de la situación escolar se vean enfrentados. 8 “Uno de los problemas de la historia, disciplina cercana a la nuestra y a la vez contraria, es la limitación de la documentación existente, elaborada generalmente desde el poder, desde quienes tienen escrito los sucesos y los hacen desde su perspectiva social. En nuestras sociedades, lo no documentado… es la historia de los que han logrado la resistencia a la dominación y la construcción de movimientos alternativos. Pero también es el entramado real de los intereses y poderes de quienes dominan, es aquella parte de su propia realidad que nunca ponen por escrito.” (Rockwell, 1985; 2) 18 sino también transformar esas “voces” en herramientas para la constitución de un espacio donde se puedan reflejar los deseos y necesidadesque “anidan” en la subjetividad de maestros y estudiantes. Así, al menos, se podría comenzar a problematizar las razones de por qué la escuela que desean no puede construirse o, mejor aún, cómo es posible construir la escuela para lograr aquello que desean. Bibliografía Coronel, María Teresa. 2006. “Participación estudiantil y escuelas medias”. En: XI Simposio Interamericano de Investigación Etnográfica en Educación. Buenos Aires. UBA - Facultad de Filosofías y Letras. Pp 255 - 266. Chaves, Mariana. 2006. “¿Quién abre la puerta? construcción de juventud a través del uso y propiedad del espacio escolar”. 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