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Horacio López T.* Ingeniero Agrónomo M.S. *El autor agradece la colaboración del Ingeniero Agrónomo M.S. Carlos Quiroz. 38 ZONA CENT·RÓNORTE DE RIEGO Establecimiento de alfalfa La alfalfa se adapta bastante bien en la zona centronorte de riego, por lo que un rendimiento normal no debería ser menor que 18 toneladas de materia seca por hectárea al año, como promedio en un período de 3 a 4 temporadas. El presente artículo está orientado a entregar las recomenda- ciones mínimas para un exitoso establecimiento. Requerimientos de suelo. Buenos rendimientos se logran en suelos de profundidad media a profun- dos (60 centímetros o más), con buen drenaje y un rango de pH de 6,5 a 8,5. Evite sembrar en suelos salinos o sódicos, delgados y con napas freáticas altas. Inoculación (ver recuadro 1 ). La alfalfa usa gran- des cantidades de nitrógeno, normalmente fijadas desde la atmósfera por bacterias llamadas Rhizo- bium me/iloti, las que se localizan en las raíces, en formaciones llamadas nódulos. La inoculación es el proceso por medio del cual se implanta la bacteria en la semilla. Cuando la semilla germina, la bacte- ria infecta las raíces de !a plántula. No todos los Rhizobium son iguales. Hay especí- ficos para arvejas, porotos, trébol y otras legum- bres, los cuales no fijan nitrógeno en alfalfa. Cerciórece de que e! inoculante comercial sea el especffico para esta pradera. Los inoculantes que usan turba como base o sus- trato son los más populares, ya que garantizan una buena sobrevivencia de! Rhizobium en el envase y en la semilla. Asegúrese de seguir las instrucciones estipuladas en el envase y cerciórese, chequeando la fecha de vencimiento, de que los Rhízobium están aún activos. Si la fecha de vencimiento ha expirado, no use ese paquete y compre uno nuevo. No exponga la semilla inoculada a altas tempera- turas o sol directo, pues ambos factores causan la muerte de las bacterias. IPA La Platina Nº 36, 1986 Fertilización. Un análisis de suelo previo a la siem- bra es importante para determinar el nivel de nu- trientes. La muestra de suelo tomada con ese fin debe representar los primeros 30 cm de suelo, ya que la alfalfa obtiene más del 70 por ciento de sus nutrientes de di~ha parte de! terreno. El análisis de suelo indicará !as necesidades de nutrientes y las cantidades de fertilizante específico para suplir los requerimientos estipulados. Como norma en el caso de! fósforo, bajo 20 partes por millón (p.p.m.) se obtiene respuesta ya que se consiguen aumentos en !os rendimientos. Si el análisis indica que es necesario fertilizar, aplique el fósforo e incorpórelo al suelo con el rastraje. La alfalfa inoculada correctamente debiera proveer sus propias necesidades de nitrógeno a través de la fijación simbiótica. Sin embargo, ella no ocurre inmediatamente después de la siembra y, especialmente cuando va detrás de un cereal en la rotación {trigo, mafz o avena), cierta cantidad de nitrógeno {10 a 16 unidades por hectárea) es útil como ayuda para su establecimiento {siembra a plántula). No aplique nitrógeno en exceso ya que se inhibe el establecimiento activo de bacterias fijadoras en la raíz de la alfalfa. Rotación. Evite sembrar alfalfa sobre alfalfa. Ro- taciones con cereales (avena para silo, trigo de invierno y mafz) por uno o dos años reducen las posibilidades de enfermedades y pestes, principal- mente del ataque de nematodos del tallo y la raíz. RECUADRO 1. Pasos para una inoculación exitosa: • Use ínoculante especffico para alfalfa. • Use inoculan te fresco/ no vencido. • Almacene el inoculante en un Jugar frfo y oscuro. Las mejores temperaturas para alma- cenamiento son aquellas levemente superio- res a o0 c. • Agregue el ínoculante en pequeñas cantida- des hasta que haya sido aplicado en su tota- lidad. Mézclelo bien con la semilla. • Asegúrese de que la semilla inoculada no entre en contacto directo con el fertilizante. • Evite la exposición de la semilla inoculada a Jos rayos solares, sequedad ambiente o altas temperaturas. Sí Ja semilla inoculada no se siembra dentro de las 24 horas, repita la inoculación. IPA La Platina Nº 36, 1986 Preparación de la cama de semillas. La cama de semillas debe ser firme, uniforme y mullida. Una compactación antes o después de la siembra es conveniente, porque proporciona un buen contac- to de la semilla con el suelo. Este. factor es de extraordinaria importancia para una buena germi- nación y para un temprano y vigoroso crecimiento de !a plántula. La firmeza de la cama de semillas también evita la posibilidad de una siembra muy profunda y mantiene la humedad en la superficie del suelo, factor necesario para la germinación. Una cama de semillas firme es !a que permite, al caminar sobre ella, sólo una leve "impresión" del pie sobre el terreno. Variedades. En este momento se comercializan en Chile no menos de 15 variedades de alfalfa, !a gran mayoría de ellas adaptadas a las condiciones ecoló- gicas prevalecientes en la zona centronorte de riego. Sin embargo, en la sección norte del área mencionada (San Felipe a San Fernando) es prefe- rible el cultivo de variedades con latencia modera- da o sin latencia invernal. En la sección sur (San Fernando a Talca) es más aconsejable el uso de variedades con latencia invernal. La variedad elegida debiera poseer algún grado de resistencia tanto al nematodo del tallo y de la raíz como a la viruela y al pulgón verde. El valor de la semilla representa cerca del 30 por ciento del costo de establecimiento en alfalfa, de tal manera que el poco dinero extra gastado en comprar semilla certificada se justifica plenamente si se resguarda la vida útil de la pradera. Así, cuando se compra se- milla certificada se garantiza la variedad, Ja ausen- cia de semillas de maleza, !a pureza y el porcentaje de germinación. Epoca de siembra. Existen principalmente dos épo- cas de siembra. • Otoño: fundamentalmente abril y comienzos de mayo. • Primavera: básicamente en agosto y septiembre. Las siembras de otoño reducen la competencia con malezas, los riegos son más distanciados (menor evapotranspiración por menor temperatura ambiente) y hay un mejor uso de la pradera en el año de establecimiento. El principal inconveniente es la posibilidad de heladas tempranas que maten las plantitas recién emergidas. En primavera, Ja ventaja más relevante es la presen- cia de una temperatura óptima para la germinación y rápido crecimiento de la planta. Sin embargo, en 39 esta época la competencia con malezas es mayor; las posibilidades de ataque de hongos {ca'ída de plántulas) también son más e'levadas, lo mismo que la frecuencia de riegos con el consiguiente peligro de arrastre de plántulas. En general, las siembras tempranas para cada esta- ción originan mejores resultados. Si las probabili- dades de heladas son escasas, las siembras de otoño son preferibles. Dosis de siembra. Si se ha hecho una adecuada pre- paración de suelo y se siembra temprano en otoño, sin un gran peligro de heladas, 15 kilos por hectá- rea son suficientes. De no cumplirse estas condi- ciones, es necesario subir la dosis a 20 kilos por hectárea. Dosis mayores a las señaladas aumentan la compe- tencia entre plantas, las que rápidamente comien- zan a disminuir su crecimiento y _desarrollo. Con dosis como las indicadas en el párrafo ·anterior las plantas permanecen libres de competencia por mayor tiempo y cada una de ellas puede crecer a una tasa mayor. Una densidad de 250 a 300 plantas por metro cua- drado al término del primer año es suficiente para asegurar máximos rendimientos y adecuada persis- tencia, con una población final al tercer o cuarto año de 50 a 60 plantas adultas y desarrolladas por metro cuadrado. Considerando que un kilo contie- ne alrededor de 450 mil semillas de alfalfa y calcu- lando un 90 por ciento de germinación, las densi- dades mencionadas son alcanzables con las dosis recomendadas. 40 Equipoy profu~didad de siembra. Siembre la alfa/. fa a una profundidad no mayor de dos cent(metros en suelos livianos y 1,5 centímetros en suelos más pesados. Siembras a mayor profundidad pueden ocasionar la no emergencia de la planta o una emergencia con reducido vigor. El trabajo puede ser hecho a mano o con máquina. La siembra a mano es al voleo y por lo general poco pareja. Existe también una sembradora de pecho al voleo. En ambos casos es conveniente tapar la semilla con una rastra liviana después de la siembra. Las formas más comunes, sin embargo, son la siem- bra al voleo usando una máquina Brillion o en 1 ínea mediante una máquina sembradora de cerea- les con un cajón anexo para forrajeras. En este últi- mo caso, la distancia entre hileras recomendada es de 20 centímetros. Si la sembradora de cereales se usa sin rueda compactadora detrás de los tubos que depositan la semilla, es importante, al igual que en las siembras al voleo (excepto las de la má- quina Brillion), pasar un rodillo, en lo posible corrugado, para compactar el suelo después de la siembra. Cultivo nodriza. Muchas veces, especialmente en siembras de otoño, se agrega un cereal (normal- mente avena) para prevenir el daño por heladas. En realidad, la avena compite con la alfalfa tanto o más que las malezas en una siembra de primavera, de tal modo que dificulta su desarrollo, llegando incluso, con dosis altas, a reducir grandemente !a densidad de población de la alfalfa y por lo tanto su persistencia. Sembradora de cereales con anexo para forrajeras. IPA La Platina Nº 36, 1986 En consecuencia, la práctica no es recomendable. Control de malezas. Las malezas compiten con la alfalfa por humedad, luz y nutri-entes, reduciendo !a densidad del cultivo. También bajan la ca!Ídad del primer corte. Por !o anterior conviene plani- ficar el control de malezas con anticipación. En ese sentido, las oportunas y adecuadas labores cultu- rales producen buen efecto. Los herbicidas de presiembra son también factibles de usar, especialmente si la potencialidad de la pre- sencia de malezas es alta. En genera! son bastante efectivos para controlar sanguinaria, bal!ica y otras gramíneas, pero hay que tener la precaución de apllcarlos en una fecha cercana a la siembra y ente- rrarlos con el fin de evitar su volatilización. Para enterrarlos emplee una rastra de discos poco pro- funda (5 a 10 centímetros). El herbicida debe ser aplicado sobre suelo húmedo. Al usarlo, siga siem- pre las instrucciones del fabricante. La cúscuta o cabello de ángel se puede controlar aplicando pe- tróleo sobre los focos de infección. Tenga cuidado de no rociar demasiado la corona para no afectar los rebrotes. Sembradora Sri/lían. !PA La Platina Nº 36, 1986 Riegos. El agua es factor primordial en el estableci- miento de alfalfa. El perfil del suelo debiera estar cercano a su capacidad de campo11 al momento de la siembra con el objeto de asegurar que duran- te el período de establecimiento los riegos poste- riores mantengan la humedad en los primeros 5 a 7 centímetros de suelo. La nece~idad de riegos en dicha etapa es mayor en - siembras de primavera, por lo tanto deben ser suaves y con poca agua para no provocar el arras- tre de plántulas. Riegos prolongados pueden producir erosión en la cama de semillas e inundar la zona de estableci- miento de la planta. Al mismo t'1empo se facilita el incremento de hongos como los que producen la caída de plantas y pudrición de la raíz. El exceso de agua también origina una deficiencia de ox íge- no alrededor de !as raíces y una consiguiente muerte de plántulas. ··-.:~. 1 /Contenida de agua en el suela 48 horas después de un riego o lluvia intensa. "· 41 ~·-·~ "·· Control de insectos. El período de establecimiento de la alfalfa es crítico, puesto que algunos insectos del suelo pueden desfoliar y matar plántulas. En caso de observarse estos síntomas es posible utili· zar un insecticida granulado aplicándolo directa· mente al suelo. Una vez que las plantas están establecidas el ataque más común es el de pulgones (pulgón azul y pulgón verde), sobre todo en agosto-septiembre y a princi- pios de otoño. Durante los últimos años !a incidencia de pulgones ha disminuido, ya que existen varios enemigos na- turales muy efectivos en su control, entre los que se cuentan chinitas (larvas y adultos), hongos y muy especialmente avispitas. Es necesario tener en cuenta el control biológico, a fln de no destruirlo, si se decide usar insecticidas. Estos deben utilizarse sólo en caso de aparecer un encarrujamiento foliar por efecto del ataque y utllizando productos de alta selectividad. Debe considerarse, además, que las variedades comercializadas en Chile en general poseen cierta resistencia al pulgón. En todos los casos en que use insecticidas, siga las instrucciones del fabricante. 42 Otro ataque posible es el de Epinotia o Polilla del frejol, aunque su importancia es primaria sólo en semilleros. En alfalfa para alimentación de ganado el corte produce una elevada mortalidad y por lo tanto un buen control. En años con alta temperatura y humedad es posi- ble detectar ataque de babosas a fines de invierno o comienzos de primavera. Los síntomas princi- pales son hojas dañadas y una corona seca sin brotes. También existen productos específicos para su control. Manejo de cortes. Los cortes son una de las deci· sienes de manejo más importantes que afectan cali- dad, rendim·1ento y persistencia de la pradera. Para mantenerla sana y vigorosa es necesario dejar que almacene Garbohidratos de reserva entre cortes. La 1. Sanguínaria 2. Cúscuta o cabello de ange/ 3. Chépíca o pasto bermuda IPA La Platina Nº 36, 1986 3 o 1 2 Estados de crecimiento en alfalfa: 1. Semilla 2. Preemergencla 3. Emergencia 1. Corona 4. Plántula 2. Brotes de la corona 5. Planta adulta 3. Brotes axilares 7 3 IPA La Platina Nº 36, 1986 43 mayor cantidad de reservas se obtiene con plena floración, pero a la vez la calidad del forraje dismi- nuye. Es necesario entonces balancear adecuada- mente ambos factores, para no afectar el vigor d~, la planta y la persistencia de !a pradera, lo qué se obtiene utilizándola con un 10 por ciento de flor. En siembras de primavera se corre el riesgo de usar la pradera antes de su completo establecimiento. Como norma, es conveniente no usar la alfalfa hasta cuando la raíz principal tenga unos 35 centí- metros de profundidad. Los primeros cortes debie- ran darse cuando !a alfalfa tiene un mínimo de 50 por ciento de flor, con el fin de asegurar la acumu- lación de suficientes reservas para el invierno siguiente. Alfalfares sembrados en otoño normalmente están ya establecidos cuando en primavera comienza el período de activo crecimiento, de tal manera que pueden ser manejados en su primera temporada como un alfalfar de más edad. Es conveniente, eso sí, hacer !a primera utilización con 20 a 30 por ciento de flor para mayor seguridad en las reservas de carbohidratos. Las utilizaciones siguientes se pueden realizar con un 1 O por ciento de flor. En variedades con crecimiento invernal, el corte en esta época, en que no hay floración, debe hacerse cuando los rebrotes que nacen de la corona (no axilares) tienen una altura de 5 a 7 centímetros. 44 RECUADRO 2. Recomendaciones básicas para el establecimiento e No usar la alfalfa si no ha iniciado la flora- ción, ya que acortará su vida útil y encare- cerá su amortización. o No sembrar en suelos salinos o sódicos, del- gados y con napas freáticas altas. o Si va a efectuar una inoculación o a aplicar pesticidas, asegúrese de que el producto sea apropiado y siga con exactitud las instruc- ciones del fabricante. e Haga un análisis de suelo antes de la siembra. • No aplique nitrógeno en exceso. • Prepare una cama de semillas firme. • Use semilla certificada. • No siembre alfalfa sobre alfalfa. • Estudie la conveniencia de sembraren otoño o primavera. • No use dosis mayores que las recomendadas. • Cuide la profundidad de la siembra y su pos· terior compactación. • No use cultivo nodriza. • Evite riegos excesivos. '--~~~~~~~~~~--'· !PA La Platina Nº 36, 1986
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