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TESIS DE TERMINACIÓN DE LA MAESTRÍA EN NUTRICIÓN Efecto de la dieta macrobiótica Ma-Pi sobre los niveles de glucosa y lípidos séricos en adultos con diabetes mellitus tipo 2 Maestrante: Dr. Héctor Hernández Hernández 1 Tutor: Dra. Carmen Porrata Maury, DCM2 Asesor: Dr. Manuel Hernández Triana, DCM1 1Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos 2 Instituto “Carlos J. Finlay” de Sueros y Vacunas CIUDAD DE LA HABANA, JULIO DE 2009 2 AGRADECIMIENTOS A mi tutora Carmen Porrata y a mi asesor Manuel Hernández, por toda su ayuda, sin la cual no hubiera sido posible este trabajo. A todos los responsables y profesores de la Maestría de Nutrición, por brindarme los conocimientos y facilidades para graduarme. Al oponente y al tribunal del ejercicio final, por su disposición y por contribuir con sus consideraciones a mejorar la calidad del trabajo realizado. A mis padres, abuelos y novia, por el amor, aliento y apoyo brindados. A todos mis compañeros del departamento por su cooperación y preocupación. A mis compañeros de la Maestría, por compartir juntos momentos inolvidables. A todos aquellos que hayan contribuido a lograr este empeño y que por un olvido injusto pero no intencionado, hayan sido omitidos en los renglones anteriores. 3 TABLA DE CONTENIDO Resumen ................................................................................................................4 Introducción ..........................................................................................................5 Hipótesis y objetivos .............................................................................................7 Hipótesis..............................................................................................................7 Objetivo general ..................................................................................................7 Objetivos específicos ..........................................................................................7 Revisión bibliográfica...........................................................................................8 Diabetes mellitus tipo 2.......................................................................................8 Aspectos etiopatogénicos generales ................................................................8 Tratamiento nutricional...................................................................................9 Hiperglicemia y dislipidemia como factores patogénicos de la vasculopatía diabética. ...........................................................................................................10 Dietas macrobióticas .........................................................................................12 Dieta 1............................................................................................................12 Dieta 2............................................................................................................13 Dieta 3............................................................................................................13 Dieta 4............................................................................................................14 Dieta 5............................................................................................................15 Materiales y métodos..........................................................................................16 Consideraciones éticas ......................................................................................16 Muestra..............................................................................................................16 Diseño general...................................................................................................17 Dietas experimentales .......................................................................................17 Mediciones antropométricas y de composición corporal..................................18 Mediciones bioquímicas....................................................................................19 Análisis estadístico............................................................................................20 Resultados............................................................................................................21 Efecto de las dietas Ma-Pi sobre los indicadores antropométricos y la composición corporal ........................................................................................21 Efecto de las dietas Ma-Pi sobre los indicadores bioquímicos .........................22 Discusión..............................................................................................................26 Conclusiones........................................................................................................32 Recomendaciones................................................................................................33 Referencias bibliográficas..................................................................................34 4 RESUMEN A pesar de los avances logrados en el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar la diabetes mellitus, su prevalencia mundial junto a la de sus complicaciones continúa en ascenso y se prevé un incremento aún más dramático en el futuro cercano, lo que evidencia la necesidad de poner en práctica estrategias más sencillas, disponibles y económicas, que contribuyan a mejorar la prevención y el tratamiento de esta enfermedad. La terapia nutricional está llamada a jugar un papel preponderante en tales estrategias. La dieta macrobiótica, basada en el consumo equilibrado de alimentos naturales y sanos, y en la adaptación dietética al estado de salud individual, puede representar una alternativa efectiva para reducir el desequilibrio metabólico característico de la diabetes y con él, la incidencia de complicaciones vasculares. El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto, a corto y mediano plazo, de la dieta macrobiótica Ma-Pi sobre la glicemia y el perfil lipídico de pacientes con diabetes mellitus tipo 2, así como sobre variables antropométricas y de composición corporal relacionadas. Un total de 61 diabéticos, con edad promedio de 59,9 años, fueron sometidos durante 21 días a la dieta macrobiótica Ma-Pi 2, de manera controlada en el Centro de Atención y Educación al Diabético de Bauta, y posteriormente siguieron en sus domicilios regímenes macrobióticos Ma-Pi 2, 3, 4 o 5 según su grado de control de la enfermedad, hasta completar 3 meses de tratamiento. En la captación, a los 21 días y 3 meses de dieta, se realizaron determinaciones antropométricas (peso, circunferencias de cintura, cadera y abdomen), de composición corporal (grasa corporal y masa magra), por bioimpedancia eléctrica, y bioquímicas (glucosa, colesterol total, colesterol de HDL, y triglicéridos, en suero, empleando métodos enzimáticos convencionales, y colesterol de LDL, por medio de cálculo matemático). Los resultados de los 3 tiempos del estudio se compararon mediante ANOVA de un factor con medidas repetidas, y pruebas t de Student para análisis pareados. Aunque al final del ensayo se observaron reducciones en todos los indicadores antropométricos y en la grasa corporal, éstas no alcanzaron significación estadística. La glucosa, el colesterol total, el colesterol de LDL y los triglicéridos, mostraron reducciones significativas a los 21 días de dieta (23%, 30%, 35% y 48%, respectivamente) y a los 3 meses (32%, 28%, 31% y 36%, respectivamente). El colesterol de HDL se mantuvo invariable a lo largo de la investigación. Desde los 21 días de dieta disminuyeron notablemente los individuos con valores patológicos de colesterol total, colesterol de LDL y triglicéridos, y se incrementaron correspondientemente los pacientes con valores óptimos. En adición, se redujeron los índices colesterol total/colesterol de HDL, colesterol de LDL/ colesterol de HDL, y colesterol no HDL/colesterol de HDL, todo lo cual reflejó una disminución global del riesgo cardiovascular. Como conclusión, el esquema terapéutico con dietas macrobióticas Ma-Pi evaluado, resultó exitoso en promover el control de parámetros clave del metabolismo glucídico y lipídico, y en reducir el riesgo cardiovascular asociado a los niveles lipídicos. Estos resultados apoyan el empleo de la dieta macrobiótica como herramienta efectiva adicional para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. 5 INTRODUCCIÓN En la actualidad, la diabetes mellitus es la patología endocrina más frecuente y una de las principales causas de morbi-mortalidad a escala mundial. Entre el 90 y 95 % de los sujetos que padecen esta enfermedad están afectados por el tipo 2, y 20-40% de ellos, presenta alguna complicación, como neuropatía, retinopatía, nefropatía o enfermedad vascular periférica, en el momento del diagnóstico.1 Los pacientes diabéticos tienen 2 a 3 veces más riesgo de sufrir infarto del miocardio o accidente vascular encefálico.2 Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 19 millones de personas en América Latina y el Caribe padecían de diabetes en el año 2000, y 40 millones la padecerán en el 2025. Cuba aparece con la segunda prevalencia de la enfermedad en el área (14,8%), a continuación de Barbados (16,4 %). Las frecuencias más bajas se han encontrado en aborígenes chilenos Mapuche (0,98 %) y Aymarás (1,5 %).3 La enfermedad cardiovascular es la causa fundamental de mortalidad en pacientes diabéticos,4 incluso, la mortalidad asociada a un evento coronario en individuos con diabetes es significativamente mayor que en personas no diabéticas,5 y el riesgo de muerte para diabéticos que no sufren de enfermedad coronaria es similar a las personas sin diabetes que exhiben antecedentes de infarto del miocardio.6 Es evidente que en el escenario diabético se agrupan condiciones propicias para la producción y progresión del daño cardiovascular, entre las cuales se cuentan la hiperglicemia y la dislipidemia como dos de los mayores factores de riesgo de la cardiovasculopatía diabética.7,8 El costo anual asociado a la atención de la diabetes mellitus tipo 2 se ha incrementado considerablemente; en Estados Unidos ascendió de 6 700 millones de dólares en el año 2001 a 12 500 millones en el 2007.9 El incremento en costos está generado principalmente por la creciente introducción de nuevos medicamentos, que sin embargo, no han logrado aún reducir eficazmente las alteraciones metabólicas, la incidencia de las complicaciones circulatorias y la mortalidad o discapacidad asociadas a ellas.10 En adición, las nuevas drogas no exhiben perfiles de seguridad significativamente mejores que sus predecesoras. Ante esta coyuntura, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reclamado métodos terapéuticos más sencillos y económicos, que sean seguros y que realmente beneficien a las personas afectadas por esta enfermedad. Las dietas macrobióticas pueden constituir alternativas que satisfagan tales exigencias. La asociación internacional “Un Punto Macrobiótico” (UPM), de Italia, ha obtenido resultados muy favorables en la diabetes mellitus tipo 2 con la aplicación de una dieta macrobiótica vegetariana “Ma-Pi”.11 Características como su bajo contenido en grasa y en proteínas de origen animal, y su riqueza en carbohidratos complejos, fibra dietética, fitocompuestos con poder antioxidante, cereales integrales y legumbres, se corresponden con las recomendadas para el tratamiento de la diabetes,12,13 y ya han demostrado en estudios con dietas experimentales variadas, su capacidad de mantener el peso corporal, reducir la glicemia, el colesterol y la tensión arterial, y de proteger contra ciertos tipos de cáncer.14,15 Este trabajo evaluó la capacidad de las dietas Ma-Pi para modificar los valores de glucosa, lípidos circulantes e indicadores antropométricos en pacientes con diabetes 6 mellitus tipo 2. Adicionalmente, se evaluó si los resultados preliminares hallados por el grupo de Macrobiótica del Instituto Finlay en 6 meses de aplicación de la dieta, se podían obtener en un tiempo más corto de tratamiento controlado, y si la administración ambulatoria de las dietas Ma-Pi resultaba efectiva. 7 HIPÓTESIS Y OBJETIVOS Hipótesis La dieta macrobiótica aplicada centralizadamente por 21 días y continuada de manera individualizada y ambulatoria hasta 3 meses, modifica favorablemente los niveles de glucosa y lípidos séricos en pacientes diabéticos tipo 2. Objetivo General • Evaluar el efecto de la dieta macrobiótica Ma-Pi sobre indicadores del metabolismo glucídico y lipídico en adultos con diabetes mellitus tipo 2. Objetivos Específicos • Evaluar en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 el efecto de la administración a corto (21 días) y mediano plazo (3 meses) de la dieta macrobiótica sobre la glicemia, los lípidos circulantes e indicadores antropométricos y de composición corporal relacionados. • Determinar si la dieta macrobiótica mantiene su efectividad cuando los pacientes la realizan de forma ambulatoria. 8 REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA Diabetes mellitus tipo 2. Aspectos etiopatogénicos generales La diabetes mellitus tipo 2 (DM 2) es un desorden heterogéneo de compleja etiología que se desarrolla en respuesta a factores genéticos y ambientales. Su componente genético es importante y poligénico, y los factores ambientales como la nutrición y la actividad física modulan la expresión de los genes involucrados.16 El receptor de insulina y un grupo de enzimas que participan en el metabolismo de la glucosa, son algunas de las moléculas mutadas identificadas.17 Otros factores de riesgo incluyen una historia familiar de diabetes, la obesidad, la edad mayor a 45 años, el origen africano, hispano o asiático, el diagnóstico previo de intolerancia a la glucosa, diabetes gestacional o parto de un bebé con peso mayor a 9 libras, hipertensión arterial, cifras de colesterol de HDL < 0,9 mmol/L y de triglicéridos > 2,82 mmol/L, y el síndrome de ovario poliquístico.18 Su fisiopatología está caracterizada por 3 fenómenos fundamentales. En ella coexisten tanto la resistencia periférica a la insulina como su secreción alterada, en ese orden de aparición, además de una excesiva producción hepática de glucosa.19 Los adipocitos son considerados protagonistas clave de los tres fenómenos. Ellos producen un grupo de mediadores como leptina, factor de necrosis tumoral-alfa y ácidos grasos libres que modulan el peso corporal, y la secreción y acción de la insulina, todo lo cual contribuye a la insulino-resistencia.20 La resistencia a la insulina se define como su habilidad disminuida para modificar el metabolismo de tejidos periféricos, fundamentalmente músculo e hígado, lo cual se traduce en una limitada utilización de glucosa en estos tejidos y en un incremento de la gluconeogénesis hepática, que conducen a la hiperglicemia característica.21 Su mecanismo molecular no está completamente esclarecido. La disminución de los receptores periféricos de insulina más que un factor primario, son una consecuencia directa de la hiperglicemia generada.22 Por tanto, se ha atribuido mayor relevancia a los defectos celulares post-receptor. Diversos polimorfismos genéticos, como los que afectan al substrato del receptor de insulina 1 (IRS-1, por sus siglas en inglés) y a otros segundos mensajeros celulares afectan vías de señalización como la de la cinasa de inositol-3-fosfato (PI-3), y reducen la translocación a la membrana celular del transportador de glucosa GLUT4 y con ello, la captación intracelular de glucosa.23,24 La disminución de la sensibilidad a la insulina y la intolerancia a la glucosa pueden formar parte de síndromes más complejos. El síndrome metabólico, es un término estructurado para describir una constelación de alteraciones fisiológicas que incluyen hipertensión, dislipidemia, obesidad central, disfunción endotelial y enfermedad cardiovascular acelerada,coexistentes conjuntamente con las afectaciones del metabolismo de la glucosa.25 También suelen coincidir con estas alteraciones, los síndromes de acantosis nigricans y de ovario poliquístico.26 9 Las causas de la reducción de la secreción de insulina no han sido totalmente identificadas. Los depósitos de proteína amiloide en las células beta del páncreas, así como la acción nociva sobre éstas de las elevadas concentraciones de glucosa y ácidos grasos libres circulantes (glucotoxicidad y lipotoxicidad, respectivamete), son algunos de los factores involucrados.27 Después de un curso prolongado de DM 2, generalmente luego de la segunda década con hiperglicemia, sobrevienen sus complicaciones crónicas, las que pueden dividirse en vasculares y no vasculares. Estas últimas incluyen infecciones, gastroparesias, disfunciones sexuales y alteraciones dérmicas. Las vasculares se subdividen en microvasculares (retinopatía, neuropatía, nefropatía) y macrovasculares (enfermedad coronaria, vasculopatía periféria, accidente vascular encefálico), aunque procesos patogénicos comunes pueden subyacer para ambos tipos.28 Numerosos ensayos clínicos han demostrado que la reducción de la hiperglicemia crónica previene o reduce las complicaciones microvasculares.29 No obstante, se ha evidenciado que existe una susceptibilidad genética a desarrollar complicaciones particulares.30 Otros resultados han reflejado la importante participación de la hiperglicemia, la dislipidemia y la hipertensión en el desarrollo de las complicaciones macrovasculares.31 Tratamiento nutricional El abordaje terapéutico de la DM 2 debe cumplir las metas de eliminar síntomas relacionados con hiperglicemia, reducir complicaciones crónicas, y permitir un estilo de vida tan normal como sea posible. El manejo nutricional del paciente diabético es un recurso importante para el logro de tales metas. Históricamente se han utilizado regímenes dietéticos restrictivos y complicados. Las prácticas actuales han cambiado considerablemente, y aceptan el uso de sacarosa mientras se diseñan también para modificar otros factores de riesgo como la dislipidemia y la hipertensión, más allá de la meta clásica de reducir el peso corporal. A pesar de ello, muchos profesionales y pacientes son fieles defensores de la dieta rígida.32 Para ser efectiva, la terapia nutricional debe ajustarse a las características individuales de cada paciente y de su entorno (cultura, disponibilidad y accesibilidad alimentarias) y ser parte importante de la educación continuada del paciente en cuanto al manejo de su enfermedad.33 La Asociación Estadounidense para la Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) recomienda una dieta en la cual el 10-20% de la energía debe ser aportada por las proteínas (solamente el 10% para aquellos que desarrollen una nefropatía), menos del 10% de la energía como grasas saturadas (menos del 7% para aquellos con dislipidemia), no más del 10% de las kilocalorías en forma de ácidos grasos poli- insaturados, y el resto de las calorías como carbohidratos y grasas monoinsaturadas, de acuerdo a las necesidades y tolerancias personales. Asimismo, se recomiendan de 20 a 35 g/día de fibra dietética, menos de 3000 mg/día de sodio, y menos de 300 mg/día de colesterol. El azúcar es aceptada siempre que la cantidad ingerida no produzca una demanda de insulina superior a la insulina endógena y/o exógena disponible.34 10 Desafortunadamente, cuando estas recomendaciones se llevan a la práctica dietética diaria resultan con frecuencia altas en grasas, proteínas de origen animal y fructosa, y bajas en carbohidratos complejos y fibra dietética, aunque tengan un bajo índice glicémico general.35 Aunque la reducción del peso se mantiene como una meta importante de la terapia dietética, numerosos estudios reflejan que la pérdida de peso a largo plazo es poco frecuente, perdiéndose el efecto logrado con restricciones calóricas aplicadas inmediatamente después del diagnóstico.36 Por tanto, las dietas para diabéticos actuales deben comprender una reducción calórica modesta que se complemente con un incremento de la actividad física para influir efectivamente sobre metas clave diferentes: el control de la glicemia y la lipemia, y el descenso de la tensión arterial.37 Hiperglicemia y dislipidemia como factores patogénicos de la vasculopatía diabética. Las concentraciones no reguladas de glucosa y lípidos circulantes son dos reconocidos factores de riesgo de las complicaciones diabéticas, principalmente de las vasculares, las cuales generan la mayor carga de mortalidad e invalidez de los pacientes afectados. La insuficiencia endotelial es el evento subyacente primario de tales complicaciones. El término se refiere a una condición caracterizada por un fallo de la vasorrelajación dependiente del endotelio, por la pérdida de la actividad del óxido nítrico en la pared vascular, causada por la disminución de la expresión de la enzima óxido nítrico sintasa endotelial a consecuencia del estrés oxidativo.38 Factores como la hiperglicemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia y los niveles elevados de ácidos grasos libres, todos característicos de la diabetes prolongada, inhiben a nivel del endotelio la acción de la óxido nítrico sintasa e inducen la expresión de citocinas y moléculas de adhesión que atraen y activan leucocitos productores de mediadores inflamatorios que a su vez inician tempranamente la producción de especies reactivas del oxígeno (ERO) en las mitocondrias endoteliales,39 y posteriormente, la hipertrofia celular y la acumulación de elementos de la matriz extracelular, causantes de la alteración estructural de la pared vascular.40 En adición, la hiperglicemia es el evento iniciador en la formación de productos finales de glicosilación avanzada (AGEs, por sus siglas en inglés), los cuales constituyen un grupo heterogéneo de proteínas, lípidos y ácidos nucleicos modificados y acoplados mediante reacciones no enzimáticas a derivados glucídicos dicarbonilos. La creación de puentes cruzados entre los AGEs y las proteínas estructurales se ha vinculado a un aumento de la rigidez vascular y miocárdica,41 y a una reducción de la expresión de la óxido nítrico sintasa por degradación de su ácido ribonucleico (ARN) mensajero,42 en individuos diabéticos. Por otra parte, la hiperglicemia también estimula la síntesis endotelial de potentes vasoconstrictores como la angiotensina II y la endotelina I,43 esta última es también liberada por la acción directa de los AGEs44 y la hiperinsulinemia.45 La disfunción endotelial está muy relacionada con la aterosclerosis, su severidad y su riesgo asociado de enfermedad coronaria y cerebrovascular. El desequilibrio oxidación- reducción producido en la célula endotelial por la hiperglicemia, favorece la oxidación 11 de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés) que circulan en abundancia en el paciente diabético. Las LDL oxidadas inducen la expresión de moléculas de adhesión y fibronectina que favorecen la infiltración de la íntima arterial por macrófagos, su transformación y acumulación como células espumosas, y la migración y proliferación de células del músculo liso vascular, potenciando el desarrollo de la placa de ateroma y el engrosamiento progresivo de la íntima, con la consiguiente reducción de la luz arterial y el empeoramiento de la elasticidad arterial.46,47 Adicionalmente, la elevada concentración de glucosa estimula la expresión de proteínas procoagulantes y de la matriz extracelular, e incrementa la apoptosis endotelial, aumentando aún más el daño vascular, el cual puede resultar en vasoconstricción e isquemia tisular que amplifica los efectos deletéreos.48,49 La dislipidemia es el otro factor clave que favorece la aterosclerosis acelerada típica de la diabetes; ésta antecede a la elevación de los niveles de glucosa.50 La dislipidemia diabética puede presentarse como cualquiera de los tipos identificados enla población general, sin embargo, el fenotipo más comúnmente encontrado en pacientes diabéticos comprende concentraciones elevadas de triglicéridos, bajos niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés) y concentraciones elevadas de colesterol de LDL pequeñas y densas.51 La principal causa de estos tres elementos cardinales (“triada lipídica”), la constituye el incremento de la liberación de ácidos grasos libres de los adipocitos resistentes a la insulina.52 La ineficiencia de la insulina para inhibir el flujo de ácidos grasos libres conduce al aumento de la síntesis hepática de colesterol de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL, por sus siglas en inglés) que son ricas en triacilgliceroles y constituyen precursoras de las LDL.53 Por su parte, el incremento de las VLDL provoca la disminución del colesterol de HDL y eleva la concentración del colesterol de LDL pequeñas mediante mecanismos de intercambio lipídico de las VLDL con las HDL y LDL. Dicho intercambio conduce a la formación de HDL enriquecidas en triglicéridos y depletadas en colesterol que son degradadas en hígado y riñón, y de LDL abundantes en triglicéridos que son hidrolizadas en hígado y transformadas en LDL pequeñas y densas.54,55 Estas últimas son más aterogénicas porque poseen una susceptibilidad mayor a ser oxidadas, una mayor habilidad para atravesar la barrera endotelial, un efecto citotóxico sobre el endotelio y una menor remoción de la circulación.56 En particular, se ha demostrado que pueden producir disfunción endotelial mediante la reducción de la liberación de óxido nítrico, el reclutamiento de monocitos y la activación de respuestas inflamatorias.57 Ensayos clínicos con estatinas han informado que la relación entre los niveles de colesterol de LDL y la incidencia de eventos cardiovasculares, de individuos diabéticos, es similar a aquella de sujetos no diabéticos,58 por lo que los niveles bajos de colesterol de HDL y elevados de triglicéridos, pudieran determinar el gran riesgo cardiovascular asociado a la diabetes. Datos epidemiológicos han evidenciado que la hipertrigliceridemia es un predictor de riesgo cardiovascular en la diabetes,59 y varios estudios clínicos han demostrado su relación inversa con la reducción del riesgo cardiovascular mediada por estatinas.60 Por su parte, los niveles altos de colesterol de HDL han sido consistentemente identificados como un factor protector contra la enfermedad cardiovascular,61 incluso, ante concentraciones bajas de colesterol de LDL,62 con el potencial de ser modificado favorablemente en pacientes diabéticos tipo 2.63 12 Dietas macrobióticas Macrobiótica significa “Vida larga” y es una filosofía orientada al respeto y cuidado de la naturaleza. Se basa en el equilibrio continuo y necesario de lo “Yin y lo Yang” y de las “Cinco Transformaciones”, dos teorías milenarias asiáticas que actúan siguiendo las leyes naturales del Orden del Universo y abordan al ser humano integralmente. El padre de la macrobiótica contemporánea es Georges Ohsawa (Nyoiti Sakurazawa), médico naturista y filósofo japonés que la desarrolló con una visión occidentalizada de la medicina oriental.64 A partir de Ohsawa se desarrollaron varias escuelas de macrobiótica en el mundo, lo cual ha generado una gran confusión. Mario Pianesi, fundador y presidente de la asociación internacional “Un Punto Macrobiótico” (UPM), de Italia, simplificó las dietas propuestas por Ohsawa para que fueran aún más asequibles para el occidente, mediante 5 propuestas básicas (denominadas dietas Ma-Pi), que incluyen desde las más simples (dietas 1, 2 y 3), dirigidas a personas enfermas con un fin terapéutico, hasta las más amplias (dietas 4 y 5), dirigidas a personas sanas, con el objetivo de promover salud y prevenir el desarrollo de enfermedades. Las dietas terapéuticas son mayoritariamente vegetarianas, a no ser en algunas condiciones de salud en que también se emplean algunos alimentos de origen animal (preferentemente los pescados).65 Las dietas Ma-Pi promueven el consumo de alimentos sanos y seguros, ecológicos, equilibrados, sin excesos, ni defectos; se adecuan a la constitución y a la condición de cada persona, al clima y a la actividad física. De acuerdo a la experiencia de Mario Pianesi con miles de personas enfermas durante más de 30 años, estas dietas pueden usarse para promover salud, y para prevenir o tratar enfermedades, ampliando o restringiendo la gama de alimentos a emplear. De las 5 dietas, la Ma-Pi 2 fue diseñada específicamente por Mario Pianesi para el tratamiento de la diabetes mellitus, fundamentalmente cuando el paciente está en descontrol metabólico. Según su autor, el principio terapéutico más importante pudiera radicar en su poder de alcalinización al contrarrestar la acidosis metabólica crónica que induce la vida moderna (alimentación acidogénica, respiración superficial, estrés, sedentarismo y contaminación ambiental), lo cual adquiere mayor importancia en las enfermedades con curso metabólico ácido, como lo es precisamente la diabetes mellitus. A continuación se presenta una descripción de los alimentos que teóricamente componen cada dieta Ma-Pi.66,67,68,69,70,71,72 Dieta 1 Crema de arroz integral. Gomasio (ajonjolí tostado y triturado junto a sal marina integral en proporción variable, según la demanda de alcalinidad de la enfermedad en cuestión). Té Bancha (Hojicha) (Tea chinensis) (el cual pierde la teína mediante un proceso de secado al sol, por lo que puede ser consumido como agua, no excita). 13 Esta dieta es restrictiva y está orientada en casos de desequilibrios metabólicos severos, con afectación marcada de las funciones renales, hepáticas, cardiovascular, sistema linfático, respiratorio y digestivo o de otros órganos de importancia; detoxifica y depura el organismo, contrarresta la acidificación de las dietas modernas y la carga ácida provocada por determinadas enfermedades (diabetes mellitus, insuficiencia renal y hepática, etc), posibilita una buena digestión y asimilación, no produce desechos metabólicos tóxicos, aporta energía y una gran cantidad de nutrientes, y deja reposar a los órganos comprometidos. Esta dieta se limita a cortos periodos y el paciente debe ser seguido muy estrechamente por su médico. Tiene un alto valor terapéutico. Se requiere de reposo. Es superior desde el punto de vista nutricional a cualquier otra dieta restrictiva que regularmente se indica en la terapéutica médica cubana, como la dieta a base de malanga. Dieta 2 Cereales: arroz, mijo (Panicum miliaceum, L.), cebada (Hordeum vulgare, L.). Verduras: zanahoria, cebolla, col, achicoria (Chicorium intybus, L. var. Indivisum), rabanito y perejil (siempre crudo). Legumbres: azuki (Phaseolus angularis o Vigna angularis), garbanzos, lentejas, frijoles negros. Condimentos: gomasio, sal marina integral, productos de soya fermentados (miso, tamari, umeboshi). Algas: wakame (Undaria pinnatifida), kombu (Laminaria japonica), nori (Porphiria tenera), hijiki (Cystophyllum fusiforme). Bebidas: té Bancha, té de arroz, agua de manantial o hervida. Esta dieta es menos restrictiva que la primera. No contiene alimentos crudos, a no ser el perejil. Tiene un gran poder terapéutico y es recomendable en la diabetes mellitus, osteoporosis, tumores, enfermedades autoinmunes y en principio, en cualquier enfermedad o trastorno metabólico que esté en descontrol y requiera de un tiempo de mayor alcalinidad. Se aplica también durante períodos limitados, en dependencia de la evolución del paciente. Dieta 3 Cereales: arroz, mijo, cebada, trigo, centeno (Secale cereale, L.), trigo sarraceno (Fagopyrum sagittatum o Fagopyrum esculentum, L.). Verduras: zanahoria, cebolla, col, berza (Brassica oleracea, L var Bullata, D. C. o sabauda, L), achicoria, rabanito, perejil (siempre crudo), nabo, ajo porro, apio, lechuga, endibia (Chicorium endivia, L.var. crispum); brócoli (Brassica oleracea,L. var Italica o Brassica oleracea, L. var botrytis subvar. cymosa forma virescens); coliflor, calabacín (Cucurbita pepo, L.), calabaza, diente de león (Taraxacum officinale, L), daykon (Raphanus sativus, L.), berro, cebollino, acelga, pepino, hinojo.Menos frecuente: habichuelas. Legumbres: azuki, garbanzos, lentejas, frijoles negros, frijoles rojos, frijoles colorados, frijoles caritas, frijoles blancos. Menos frecuente: chícharos, frijoles de España (Phaseolus multiflorus), lentejas decorticadas, alverjas (Lathyrus sativus), gluten de cereales. 14 Condimentos: gomasio, productos fermentados (miso, tamari, umeboschi, col ácida), sal marina integral, vinagre de arroz y de umeboshi, aceite de ajonjolí, aceite de oliva, aceite de germen de trigo, aceite de girasol, kuzu (Pueraria ohwl). Algas: wakame, kombu, nori, hijiki, arame (Eisenya bicyclis). Dulces simples: torta de frijoles y castañas, arroz cocido al horno, crema de arroz y zanahoria, cous-cous y frijoles, budín de arroz con harina de arroz, mochi, torta con harina de castaña y otros). Bebidas: té Bancha, té Mu, té de arroz, yannoh, café de cebada, agua de manantial o hervida. Esta dieta sigue siendo vegetariana, pero no es tan restrictiva como las anteriores, incluye aceites y la mitad de los vegetales crudos, por lo que es más completa y puede consumirse por periodos largos, tiene propiedades terapéuticas y una acción preventiva en personas con riesgo a determinadas enfermedades. Una dieta Ma-Pi 3 bien diseñada y equilibrada puede emplearse también para promover salud y puede mantenerse de por vida. Dieta 4 Cereales: arroz, mijo, cebada, trigo, centeno, trigo sarraceno, avena (Avena sativa, L.). Verduras: zanahoria, cebolla, col, berza, achicoria, rabanito, perejil (siempre crudo), nabo, ajo porro, apio, lechuga, acelga, endibia, brócoli, coliflor, calabacín, calabaza, diente de león, daykon, berro, cebollino, pepino, coliflor, recula, hinojo. Menos frecuente: habichuelas. Legumbres: azuki, garbanzos, lentejas, frijoles negros, frijoles rojos o colorados, frijoles caritas, frijoles blancos, garbanzos negros, frijoles borlottti. Menos frecuente: chícharos, frijoles españoles, alverjas, habas (Vicia fava), lentejas decorticadas, cicerchia (Lathyrus sativus), gluten de cereales. Productos de origen animal: prevalencia de pescados y otras especies acuáticas (pescados más bien pequeños, sardinas, langostinos, bacalao, merluza, jurel, róbalo, anguila, langosta, bonito, camarón, cangrejo, calamar, pulpo). Frutas silvestres: cerezas (Prunus avium, L. o Prunus cerasum), albaricoques (Prunus armeniaca, L. o Armeniaca vulgaris), manzanas (Pyrus malus, L. o Malus communis, D.C.), peras (Pyrus communis, L.), melón (Cucumis sativus, L. o Cucumis melo), sandía (Citrillus vulgaris o cucumis citrillus o Curcubita citrillus). Condimentos: gomasio, sal marina integral, productos fermentados (miso, tamari, shoyu, umeboshi, col ácida), vinagre de arroz y de umeboshi, limón, aceite de ajonjolí, aceite de oliva, aceite de germen de trigo, aceite de girasol. Algas: wakame, kombu, nori, hijiki, arame, agar-agar, dulse (Rodhymenia palmata), kanten (Gelidium corneum). Frutos secos y semillas: almendra, castañas, avellanas, nueces, ciruelas pasas, semilla de girasol, semilla de calabaza. Dulces: compuestos con malto de arroz y cebada, miel ocasionalmente. Bebidas: té Bancha, té Mú, té de arroz, yannoh, café de cebada, agua de manantiales o hervida, jugos de frutas y verduras, cerveza, vino (blanco y tinto). 15 Esta dieta es más amplia, incluye aceites, alimentos de origen animal (preferentemente los pescados, en pequeña cantidad), vegetales crudos, frutas y dulces preparados con malta (sirope de arroz o cebada) en pequeña cantidad, semillas y frutos secos, incluso admite ocasionalmente una porción de bebida alcohólica (preferentemente vinos o cerveza de producción orgánica), lo que le confiere una amplia variedad y palatabilidad. En su valor nutricional es completa y puede consumirse toda la vida. No tiene tanto valor terapéutico, puede ser preventiva en personas con riesgo y sin lugar a dudas tiene un carácter promotor de salud. Dieta 5 Cereales: arroz, mijo, cebada, trigo, centeno, trigo sarraceno, avena, maíz, etc. Verduras: zanahoria, cebolla, col, berza, achicoria, rabanito, perejil (siempre crudo), nabo, puerro, apio, lechuga, endibia, brócoli, acelga, calabacín, calabaza, berro, pepino, cebollino, habichuelas, coliflor, verdolaga (Portulaca oleracea), caléndula (Calendula officinalis, L.), diente de leon, ruqueta (Eruca sativa, Mill.). Legumbres: azuki, garbanzos, lentejas, frijoles negros, frijoles rojos o colorados, garbanzos negros, frijoles borlottti, frijoles del ojo. Menos frecuente: chícharos, judías, lentejas decorticadas, cicerchia, habas, gluten de cereales. Productos de origen animal: de aire, agua y tierra, salvajes o criados de forma ecológica, con prevalencia de pescados y otras especies acuáticas (pescados más bien pequeños, sardinas, langostinos, camarón, cangrejo, calamar, pulpo), y de carnes específicas (pollo, conejo, liebre, ciervo, perdiz, faisán, codorniz, jabalí). Condimentos: gomasio, productos fermentados (miso, tamari, shoyu, umeboshi, col ácida), sal marina integral, vinagre de arroz y de umeboshi, limón, aceite de ajonjolí, aceite de oliva, aceite de germen de trigo, aceite de maíz, aceite de girasol. Algas: wakame, kombu, nori, hiziki, arame, agar-agar, dulse, kanten. Frutos secos y semillas: almendra, castañas, avellanas, nueces, ciruelas pasas, semilla de girasol, semilla de calabaza. Frutas silvestres: cerezas, damascos, manzanas, peras, melón, sandía, fresa, uva. Dulces: compuestos con malto de arroz o de cebada, distintos tipos de miel o azúcar morena de caña (cremas, biscochos, roscones, panecillos, helados y otros). Bebidas: té Bancha, té Mú, té de arroz, café de cebada, café de otros cereales, jugos de frutas y verduras, agua de manantiales o hervida, cerveza, vino (blanco y tinto). Esta dieta es la más amplia de todas, incluye una gama amplia de aceites, vegetales crudos, así como de alimentos de origen animal (preferentemente pescados y carnes blancas magras, en pequeña cantidad), frutas, dulces, semillas y frutos secos, también admite ocasionalmente una porción de bebida alcohólica (preferentemente vinos o cerveza de producción orgánica), lo que le confiere una variedad y palatabilidad mayores que la dieta Ma-Pi 4. En su valor nutricional es completa y puede consumirse toda la vida. No tiene valor terapéutico, puede ser preventiva y tiene básicamente un carácter promotor de salud. Cumple con los principios establecidos por las guías alimentarias para fomentar la salud. 16 MATERIALES Y MÉTODOS Consideraciones éticas El estudio fue conducido de acuerdo a las Buenas Prácticas Clínicas y la Declaración de Helsinki en su versión del año 2000.73 A todos los participantes se les informó de los procedimientos y posibles inconvenientes del estudio y se obtuvo su consentimiento informado por escrito. Toda la información obtenida durante el ensayo fue incorporada a los cuadernos de recogida de datos de cada paciente. El estudio fue aprobado por los Consejos Científicos y los Comités de Ética del Instituto “Carlos J. Finlay” y del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA). Muestra La muestra poblacional estudiada fue integrada por pacientes atendidos en el Centro de Atención y Educación al Diabético de Bauta, seleccionados de acuerdo a los siguientes criterios de inclusión: Diagnóstico confirmado de diabetes mellitus tipo 2 (según criterios de la Asociación Latinoamericana de Diabetes, la OMS, y la Asociación Norteamericana de Diabetes) 74,75 Edad entre 20 y 80 años Tratamiento farmacológico con hipoglicemiantes Consentimiento de participación voluntaria informado por escrito. Asimismo, se consideraron como criterios de exclusión, la presencia de factores que pudieranmodificar el metabolismo de los carbohidratos y de los lípidos, tales como otras enfermedades (incluido el infarto agudo del miocardio ocurrido en un intervalo menor de 6 meses antes del comienzo del estudio), el seguimiento de una dieta macrobiótica u otra distinta del tratamiento dietético convencional indicado para el manejo del paciente diabético, el consumo de determinados medicamentos o suplementos dietéticos, y el consumo moderado o elevado de alcohol. Como criterios de salida del estudio, se valoraron la intolerancia a la dieta, el incumplimiento aceptado de la dieta, el incumplimiento del seguimiento médico establecido, la aparición de eventos adversos o de otras enfermedades y complicaciones que necesitasen intervención médica, y el abandono voluntario del estudio. Teniendo en cuenta los resultados de dos estudios precedentes con la dieta macrobiótica,76,77 y, asumiendo una potencia del 85% y un nivel de significación =0,05, se determinó, mediante el programa EpiInfo (versión 6.0, OMS), un tamaño muestral de 40 individuos como suficiente para detectar reducciones de 26% para la glucosa, 8% para el colesterol total, 12% para el colesterol de LDL y 18% para los triglicéridos séricos, así como un aumento de 10% para el colesterol de HDL. 17 Diseño general Se llevó a cabo un estudio prospectivo de intervención, abierto. En el Centro de Atención y Educación al Diabético de Bauta los pacientes incluidos fueron alimentados durante 21 días mediante la dieta macrobiótica Ma-Pi 2, y recibieron diariamente en el comedor macrobiótico del centro, el servicio de alimentación completo (desayuno, almuerzo, cena y meriendas). Los alimentos fueron preparados por cocineros expertos en la elaboración de platos macrobióticos. A partir de entonces, los participantes completaron 3 meses de tratamiento en sus casas con las dietas Ma-Pi 2, 3, 4 ó 5, según el grado de control metabólico individual alcanzado hasta ese momento, y la evolución posterior de su estado. Para ello, se les brindó personalizadamente orientación sobre las variantes de menús a consumir diariamente, y sobre el modo de preparación de los diferentes platos (incluidas las proporciones exactas de los alimentos respectivos), y se les facilitó toda la información correspondiente por escrito. Además, se les suministraron todos los alimentos componentes de la dieta, en cantidades suficientes. Por otra parte, se les orientó no ingerir alimentos ni bebidas no administradas en el estudio (excepto agua común hervida y filtrada), ni suplementos nutricionales, vitamínicos o de minerales, ni medicamentos para situaciones distintas de urgencias o emergencias médicas, sin previa consulta con los coordinadores del protocolo, así como adaptar la dieta diaria a factores cambiantes tales como el clima y la actividad física, hasta el final del ensayo. La capacitación fue realizada por personal técnico especializado en macrobiótica Ma-Pi, tanto en la teoría como en la práctica. Los pacientes se sometieron a seguimiento médico diario durante los primeros 21 días del ensayo, posteriormente, semanal hasta el final del primer mes, y cada 15 días durante los dos meses siguientes. Dicho seguimiento sirvió para recoger información sistemática sobre síntomas, signos (incluyendo los vitales), peso corporal, composición corporal, cambio de tipo o de dosis de medicamento, perfil glicémico en sangre capilar y cualquier otra información que permitiese asignar el tipo de dieta acorde al estado del paciente, así como para evaluar el nivel de cumplimiento de la dieta y detectar la ocurrencia de eventos adversos a lo largo de la intervención. Antes de la intervención, a los 21 días y a los 3 meses de dieta se les practicaron mediciones antropométricas (peso corporal, estatura, circunferencias de cintura, cadera y abdomen), de composición corporal, y bioquímicas (glucosa, colesterol total, colesterol de HDL, colesterol de LDL y triglicéridos). Todas las mediciones se realizaron, por personal técnico experimentado y con instrumentos estandarizados del INHA. Se estimó además, la magnitud del riesgo cardiovascular a partir de los niveles de lípidos séricos. Dietas experimentales La composición alimentaria de las dietas Ma-Pi fue adaptada a las condiciones cubanas sin afectar sus principios teóricos, de acuerdo a lo demostrado anteriormente.78 Durante los primeros 21 días se intervino con la dieta Ma-Pi 2, diseñada para enfermedades consideradas con decurso metabólico ácido. Esta dieta consistió básicamente en cereales integrales (arroz, mijo y cebada), 40 a 50% del volumen total; verduras y hortalizas 18 (zanahoria, berza, col, achicoria, cebolla, rábano, perejil), 40 a 50% del volumen total; y leguminosas (azuki, garbanzos, lentejas y frijoles negros), 8% del volumen total. Complementaron el valor nutricional el uso de gomasio (ajonjolí tostado y triturado con sal marina integral), productos de soya fermentados (miso, tamari y shoyu), algas marinas (kombu, wakame y nori) y té Bancha (té verde sin teína) como la fuente principal de líquido. Todos los alimentos procedieron de cultivos ecológicos y no incluyeron aditivos químicos. Por su parte, la dieta Ma-Pi 3, también vegetariana, incluyó además de los alimentos descritos para la Ma-Pi 2, cereales como trigo, preferentemente integral; la malanga como vianda, intercambiada con los cereales pero en menor frecuencia y cantidad; verduras como nabo, ajo porro, apio, lechuga, coliflor, calabaza, berro, cebollino, acelga y pepino; leguminosas como frijoles colorados y frijoles blancos; y aceites vegetales en pequeña cantidad, principalmente como condimentos. La dieta Ma-Pi 4 incluyó adicionalmente pescados, una porción de dos onzas, de dos a tres veces a la semana en el horario del almuerzo, intercambiados con las leguminosas; una mayor gama de leguminosas (en menor frecuencia el chícharo); y frutas (preferentemente melón, guayaba, frutabomba, manzana) a media mañana. La dieta Ma-Pi 5 incluyó además, los cereales avena y maíz, en menor cantidad y frecuencia; las viandas boniato, yuca y plátano, en menor cantidad y frecuencia; el resto de las carnes blancas y ocasionalmente algún pedazo de carne roja como fuentes de proteínas de origen animal; y ocasionalmente alguna porción de dulce preferentemente elaborado en la casa con un almíbar muy ligera de azúcar prieta. Durante la intervención dietética, la ingesta alimentaria fue valorada mediante cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos. La composición en nutrientes de las dietas macrobióticas estándares Ma-Pi 2, 3, 4 y 5, caracterizadas previamente,78 se muestra en la tabla 1. Mediciones antropométricas y de composición corporal La altura fue medida mediante un estadiómetro vertical portátil (Holtain, Gran Bretaña) adecuadamente calibrado, con el paciente descalzo y previa colocación de su cabeza en el plano de Frankfort. El peso se tomó usando una balanza doble romana (Cardinal Detecto, Webb City, MO, Estados Unidos) bien calibrada y con el paciente descalzo y vistiendo ropas ligeras. Las circunferencias de la cintura, cadera y abdomen se midieron mediante cinta métrica y con el paciente parado. La circunferencia de la cintura se tomó a nivel umbilical. La circunferencia de la cadera se midió a nivel de la cresta iliaca anterior. A partir de datos primarios se calcularon dos índices: el índice de masa corporal (IMC) = peso(kg) / altura(m2) y el índice cintura/cadera = circunferencia de la cintura(cm) / circunferencia de la cadera(cm). De acuerdo con el método de Lukaski,79 se determinó la composición corporal, incluyendo la masa grasa y la masa magra, por bioimpedancia eléctrica con un equipo System RJL (BIA 101, RJL System Detroit, Mich., Estados Unidos) previamente calibrado con una resistencia de 496 Ω. Todas las determinaciones se realizaron por personal especializado del Laboratorio de Antropología del INHA. 19 Tabla 1. Contenido nutricional de las dietas Ma-Pi evaluadas.Nutriente Dieta 2 Dieta 3 Dieta 4 Dieta 5 Recomendación# Energía (Kcal) 2196 2193 2210 2215 2000-2400 Proteína (g) 65 70 72 74 60-72 -Triptófano 13 13 12 12 6 -Treonina 35 33 36 35 26 -Isoleucina 41 40 42 42 30 -Leucina 73 69 72 71 44 -Lisina 42 41 53 50 31 -Metionina Cistina 34 34 37 36 27 -Fenilalanina Tirosina 78 76 74 75 33 -Valina 50 48 49 49 23 Grasa total (g) 37 40 42 42 33-40 -Saturadas (%) 17 17 18 17 <25 -Monoinsaturadas (%) 37 44 46 48 47 -Poliinsaturadas (%) 46 39 37 35 30 Carbohidratos 414 397 397 395 360-408 Fibra (g) 57 56 50 50 30-55 Vit. C (mg) 142 167 200 314 45-2000 Acido fólico (µg) 881 623 610 651 400-1000 Vit. B1 (mg) 3.60 2.96 2.87 2.40 1.2-ND Vit. B2 (mg) 1.32 1.30 1.32 1.56 1.3-ND Vit. B6 (mg) 5.56 4.45 4.30 4.01 1.4-ND Niacina (mg) 26 23 23 25 16-35 Vit. B12 (µg) 0.45 0.45 8.49 3.94 2.0-ND Vit. E (mg) 9.0 10.0 12.0 13.4 9-1000 Vit. A (µg) 5976 4713 3870 3474 550-3000 Potasio (mg) 4356 3769 3673 3757 2000-3500 Manganeso (mg) 19.0 14 10 10 2-11 Hierro (mg) 24.0 23.0 18 18 18-53 Calcio (mg) 983 770 760 752 750-2500 Fósforo (mg) 1832 1744 1782 1727 800-4000 Zinc (mg) 15.8 14.2 12.4 12.3 12-40 Magnesio (mg) 954 805 806 782 250-350 Sodio (mg) 1726 1694 1521 1602 500-2300 # correspondientes a organismos internacionales mg de aminoácido por gramo de proteína dato no disponible sólo como vitamina A preformada sólo para tabletas Mediciones bioquímicas Luego de realizar un ayuno de 12 horas, los pacientes se sometieron a extracción de sangre periférica por punción de una vena antecubital. Las muestras de 5 ml de sangre obtenidas se dejaron coagular y se centrifugaron a 3000 rpm por 10 minutos en centrífuga refrigerada con rotor de ángulo fijo (Eppendorff, Alemania) para separar el suero, siempre antes de las 2 horas de realizada la extracción. Las muestras de suero 20 fueron evaluadas al instante o almacenadas a -40ºC hasta el momento de su análisis. Para todas las determinaciones cada muestra de suero se analizó por duplicado. La glucosa y los lípidos séricos se determinaron mediante métodos enzimáticos colorimétricos convencionales en un autoanalizador ELIMAT (SEPPIM, Francia). La glicemia se midió mediante el método de glucosa oxidasa,80 el colesterol total por el método de Watson,81 y los triglicéridos por el método de Carlsson.82 El colesterol de HDL se determinó mediante precipitación de las lipoproteínas distintas a HDL con fosfotungstato de sodio y cloruro de magnesio, y posterior cuantificación, por el método de Watson, del colesterol en el sobrenadante resultante. Respectivamente, se utilizaron los kits reactivos comerciales RapiGluco-Test, Colestest y Monotriglitest (HELFA- Diagnósticos, Cuba), para las mediciones de glucosa, colesterol y triglicéridos. El resto de los reactivos utilizados fueron de calidad analítica. Se emplearon los sueros controles comerciales Elitrol 1 (intervalo normal) y Elitrol 2 (intervalo patológico) (SEPPIM, Francia) para el control de la calidad de los resultados. Los coeficientes de variación obtenidos fueron 2,0% para la glucosa, 1,1% para el colesterol total, 2,1% para los triglicéridos y 2,3% para el colesterol de HDL. El colesterol de LDL se calculó a través de la ecuación de Friedewald: colesterol de LDL(mmol/L) = colesterol total(mmol/L) – colesterol de HDL(mmol/L) – [triglicéridos(mmol/L) / 2,2], siempre y cuando los valores de triglicéridos se encontraran por debajo de 4,5 mmol/L. Todas las determinaciones se llevaron a cabo en el Laboratorio de Metabolismo de Lípidos del Departamento de Bioquímica y Fisiología del INHA. Análisis estadístico Como variables principales dependientes se analizaron la glucosa, colesterol total, colesterol de HDL, colesterol de LDL y triglicéridos, y como variables secundarias dependientes se analizaron el peso, el IMC, las circunferencias corporales, el porcentaje de grasa corporal y la masa magra, todas, variables cuantitativas continuas. El comportamiento de las variables mencionadas se describió a través de estadígrafos descriptivos (media, desviación estándar, valor mínimo y valor máximo), y la distribución de sus valores respectivos se analizó por medio de la prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov. Se realizaron las comparaciones entre los valores al inicio, al día 21 y a los 3 meses del ensayo, tomados por cada variable, mediante el análisis de varianza (ANOVA) de un factor con medidas repetidas. Cuando esta prueba resultó significativa se empleó la prueba t de Student para valores dependientes, con el objetivo de realizar los análisis pareados. Para todas las comparaciones realizadas se estableció como criterio de significación estadística una probabilidad p<0,05. Todos los análisis estadísticos se ejecutaron utilizando el programa SPSS, versión 13 (SPSS Inc. Chicago, IL, Estados Unidos). 21 RESULTADOS La muestra inicial del estudio comprendió 65 pacientes, 4 se retiraron del ensayo en los 2 primeros días por no aceptación de la dieta macrobiótica, los 61 restantes se mantuvieron hasta el día 21 posterior al comienzo del tratamiento dietético (94% de permanencia). De ellos, 3 pacientes fueron dados de baja por incumplimiento manifiesto de la dieta y del seguimiento médico establecido, y 4 solicitaron su salida del ensayo por diferentes problemas personales; por consiguiente, 54 finalizaron el estudio 3 meses después del inicio de la intervención (88% de permanencia). La edad media de los participantes fue 59,98 ± 10,55 años, con un valor mínimo de 34 años y uno máximo de 77 años. La muestra estuvo integrada por 33 mujeres (54%) y 28 hombres (46%). Efecto de las dietas Ma-Pi sobre los indicadores antropométricos y la composición corporal Los valores promedio de las variables antropométricas relacionadas con la acumulación de grasa corporal disminuyeron progresivamente hasta los 3 meses de administración de la dieta, aunque sin alcanzar significación estadística (Tabla 2). Las mediciones al final del ensayo reflejaron que el peso se redujo en 3,7 kg, el índice de masa corporal (IMC) en un 4,9%, la circunferencia de la cintura en 4,2 cm, la circunferencia de la cadera en 3,7 cm, el índice cintura/cadera en un 0,7% y la circunferencia abdominal en 3,9 cm. La grasa corporal mostró un decremento del 3,1% que tendió a ser estadísticamente significativo (p=0.059), mientras que la masa magra permaneció relativamente invariable. La mayor pérdida de peso individual fue de 12 kg. Tabla 2. Evolución de las variables antropométricas y de composición corporal en diabéticos tipo 2 con dieta macrobiótica Ma-Pi. Variable tiempo 0 a n=61 21 días a n=61 3 meses a n=54 P (valor global) Peso (kg) 76,21 ± 17,79 (47,4 - 133,0) 73,50 ± 17,00 (44,0 - 128,0) 72,54 ± 16,65 (42,0 - 121,4) 0,4992 IMC (kg/m2) 28,75 ± 5,35 (21,64 - 48,27) 27,74 ± 5,13 (20,09- 46,45) 27,35 ± 5,13 (19,17 - 44,06) 0,3355 Circunferencia de la cintura (cm) 95,82 ±11,62 (71- 126) 92,95 ± 11,41 (65 - 122) 91,63 ±11,28 (64 - 120) 0,1278 Circunferencia del abdomen (cm) 102,46 ± 12,33 (81 - 143) 99,48 ± 12,52 (78 - 138) 98,53 ± 11,87 (78 - 134) 0,2021 Circunferencia de la cadera (cm) 103,52 ± 11,31 (86 – 136) 101,36 ± 10,90 (84 – 134) 99,73 ± 10,45 (84 – 134) 0,1781 Grasa corporal (%) 36,40 ± 7,01 (23,9 - 52,9) 34,25 ± 7,00 (21,4 - 51,7) 33,3 ± 7,47 (20,5 - 48,2) 0,05932 Masa magra (kg) 45,68 ± 11,16 (30,5 – 74) 45,61 ± 10,79 (29,8 - 71,3) 45,60 ± 11,01 (30,4 - 72,7) 0,9993 a Los valores se representan como media ± desviación estándar y valor mínimo-valor máximo. 22 Efecto de las dietas Ma-Pi sobre los indicadores bioquímicos La tabla 3 muestra los cambios sufridos por la glucosa y los lípidos séricos durante la aplicación de la dieta macrobiótica. Los niveles iniciales, exceptuando los correspondientes al colesterol de HDL, reflejaron, en general, un descontrol metabólico. Al comienzo del ensayo, los participantes exhibieron una glucosa promedio elevada (8,35mmol/L). A los 21 días de iniciada la intervención, la glucosa mostró una reducción media del 23% (≈ 2 mmol/L). Dicho efecto continuó incrementándose junto con el tiempo de exposición a la dieta macrobiótica y a los 3 meses posteriores a su inicio, se halló una concentración media de glucosa significativamente menor en un 32% (≈ 2,7 mmol/L, p<1*10-7), alcanzando un valor ubicado dentro del rango de control metabólico (Tabla 3 y Figura 1). Los valores de colesterol total, colesterol de LDL y triglicéridos decrecieron significativamente en 30% (≈ 1,9 mmol/L), 35% (≈ 1,4 mmol/L) y 48% (≈ 1,3 mmol/L), respectivamente, luego de 21 días de tratamiento dietético, y a los 3 meses se mantuvieron 28% (p<1*10-15), 31% (p<1*10-10) y 36% (p<1*10-10) por debajo de los niveles pre-tratamiento, respectivamente. El colesterol de HDL no varió significativamente durante todo el ensayo (Tabla 3 y Figura 2). Tabla 3. Evolución de las variables bioquímicas en diabéticos tipo 2 con dieta macrobiótica Ma-Pi. Variable Tiempo 0a n=61 21 días a n=61 3 meses a n=54 P (valor global) Glucosa (mmol/L) 8,35 ± 3,3 (3,1 - 17,0) 6,44 ± 1,66 (3,1 - 9,9) 5,67 ± 1,88 (2,64 - 10,2) <1*10-7 Colesterol Total (mmol/L) 6,16 ± 1,3 (3,76 - 9,66) 4,29 ± 0,77 (3,0 - 5,7) 4,41 ± 0,93 (2,6 - 6,3) <1*10-15 Colesterol HDL (mmol/L) 1,05 ± 0,36 (0,43 - 2,05) 1,04 ± 0,29 (0,63 - 1,80) 1,02 ± 0,22 (0,66 - 1,50) 0,8889 Colesterol LDL (mmol/L) 3,86 ± 1,23 (1,24 - 6,32) 2,51 ± 0,9 (0,23 - 5,51) 2,65 ± 1,04 (0,30 - 5,17) <1*10-10 Triglicéridos (mmol/L) 2,72 ± 1,38 (0,70 - 7,84) 1,40 ± 0,62 (0,45 - 3,11) 1,73 ± 0,79 (0,57 - 4,20) <1*10-10 a Los valores se representan como media ± desviación estándar y valor mínimo-valor máximo. 23 Figura 1. Evolución de la glicemia en diabéticos tipo 2 con dieta macrobiótica Ma-Pi. La figura muestra los valores promedio (cuadrado menor), individuales distantes (círculos) e individuales extremos (asteriscos) de la glicemia en los 3 tiempos del ensayo: antes del inicio de la dieta macrobiótica y luego de 21 días y de 3 meses de su aplicación. Los bigotes representan la desviación estándar y los cuadrados mayores el error estándar de la media. Los valores se expresan en mmol/L. Colesterol HDL LDL TrigliceridosT0 T21d T3m Tiempo 0 1 2 3 4 5 6 7 8 Figura 2. Evolución de las variables lipídicas en diabéticos tipo 2 con dieta macrobiótica Ma-Pi. La figura muestra los valores promedio del colesterol total (cuadrado menor), del colesterol de LDL (triángulo), del colesterol de HDL (círculo vacío) y de los triglicéridos (círculo relleno) antes del inicio de la dieta macrobiótica y luego de 21 días y de 3 meses de su aplicación. Los bigotes representan la desviación estándar y los cuadrados mayores el error estándar de la media. Los valores se expresan en mmol/L. Las curvas están desplazadas convenientemente para su mejor apreciación. 24 Al comenzar el estudio, los pacientes incluidos presentaban, en general, un riesgo cardiovascular elevado, de acuerdo con las cifras de los indicadores lipídicos observadas. De estos, sólo el colesterol de HDL no presentó un valor promedio fuera del intervalo de referencia favorable, y para cada uno, excepto para los triglicéridos, más de la mitad de los pacientes exhibieron niveles alterados (Tablas 3 y 4). La administración de la dieta macrobiótica se asoció a una disminución del riesgo cardiovascular (Tablas 4 y 5). Del total de participantes, el 72% exhibió niveles basales de riesgo de colesterol total (a partir de 5,19 mmol/L), incluyendo 31 pacientes con concentraciones de colesterol altamente riesgosas (≥ 6,2 mmol/L). Luego de 21 días de dieta, dichas cifras se redujeron a 13% y 1 paciente, respectivamente, y se mantuvieron bajas a los 3 meses de tratamiento, 26% y 1 paciente, respectivamente. El incremento del porcentaje de pacientes con cifras de riesgo entre los 21 días y 3 meses de intervención se produjo en el intervalo de valores ligeramente elevados (Tabla 4). El colesterol de LDL mostró una evolución similar. Inicialmente, 70% de los pacientes presentaron valores por encima del límite deseable, y 20 de ellos exhibieron niveles de riesgo elevado (≥ 4,13 mmol/L). Transcurridos 21 días de dieta, ambos totales descendieron a 13% y 2 pacientes, respectivamente, y se mantuvieron reducidos 3 meses después de iniciada la dieta (24% y 4 individuos, respectivamente) (Tabla 4). Durante los 3 meses de tratamiento dietético, el colesterol de HDL evolucionó ligeramente, pero al mismo tiempo de manera continua y favorable hacia la reducción del riesgo cardiovascular, con un aumento de 9% de los pacientes con niveles óptimos, y una disminución de 6% de los pacientes con valores de alto riesgo (Tabla 4). Con la dieta, el número de pacientes con concentraciones de triglicéridos de riesgo elevado se redujo de 3% a 0 desde los primeros 21 días de aplicación. La proporción de individuos con valores de triglicéridos alterados decreció de un 36 % previo al comienzo de la intervención a un 5% a los 21 días de iniciada, manteniéndose similar (9%) hasta los 3 meses de tratamiento (Tabla 4). Las razones de indicadores lipídicos relacionadas con el riesgo cardiovascular también fueron modificadas favorablemente por la dieta macrobiótica (Tabla 5). La razón entre el colesterol total y el colesterol de HDL decreció en 30% en 21 días de tratamiento y después de 3 meses de dieta se mantuvo 26% por debajo de su valor inicial. A los 21 días posteriores al comienzo de la dieta, el cociente entre el colesterol de LDL y el colesterol de HDL mostró una reducción del 34%, la cual permaneció en un 29% a los 3 meses de ensayo. El índice colesterol no HDL/colesterol de HDL resultó 36% inferior en el día 21 de la intervención que previamente a su inicio, y aún al final del ensayo resultó 32% menor respecto a su valor inicial. El colesterol no HDL se comportó de manera similar a las razones lipídicas, con decrementos de 36% y 34% a los 21 días y 3 meses de tratamiento, respectivamente (Tabla 5). 25 Tabla 4. Lípidos y riesgo cardiovascular en diabéticos tipo 2 con dieta macrobiótica Ma-Pi. Variable Puntos de cortea Tiempo 0 (%) 21 días (%) 3 meses (%) Deseable < 5.18 28 87 74 Frontera 5.19- 6.19 21 11 24 Colesterol total (mmol/L) Alto riesgo ≥ 6.20 51 2 2 Deseable < 3.37 30 87 76 Frontera 3.38- 4.12 38 10 17 Colesterol-LDL (mmol/L) Alto riesgo ≥ 4.13 32 3 7 Deseable ≥ 1,04 43 44 52 Frontera 0,91- 1,03 14 13 11 Colesterol-HDL (mmol/L) Alto riesgo ≤ 0,9 43 43 37 Deseables < 2.83 64 95 91 Frontera 2.84- 5.65 33 5 9 Triglicéridos (mmol/L) Alto riesgo ≥ 5.65 3 0 0 Se muestran los porcentajes de pacientes correspondientes a cada rango de valores. aDe acuerdo a referencia 6, excepto para colesterol-LDL y triglicéridos (Conferencia consenso del Instituto Nacional de Salud de EU sobre triglicéridos, HDL y enfermedad coronaria)83 Tabla 5. Comportamiento de predictores relacionados con el riesgo cardiovascular: razones lipídicas y colesterol no HDL, en diabéticos tipo 2 con dieta Ma-Pi. Razón Tiempo 0 21 días 3 meses Colesterol Total/Colesterol HDL 5,87 4,12 4,32 Colesterol LDL/Colesterol HDL 3,68 2,41 2,60 Colesterol no HDL/Colesterol HDL 4,87 3,12 3,32 Colesterol no HDL 5,11 3,25 3,39 Se muestran los valores promedio. 26 DISCUSIÓN La diabetes mellitus es quizás la enfermedad común del adulto donde se hace más evidente el descontrol metabólico sistémico. Las alteraciones del metabolismo de los carbohidratos y de los lípidos han sido ampliamente involucradas en la fisiopatogenia del cuadro clínico y las complicaciones nefastas (cardiovasculares, renales, neurológicas, oftálmicas) de esta patología. A pesar de los avances logrados en el desarrollo de fármacos de última generación contra este padecimiento, éstos aún resultan ineficaces para lograr la reducción necesaria en la incidencia de la enfermedad y de sus secuelas,además de asociarse a reacciones adversas importantes, cotizarse a elevados precios y resultar algunos de administración incómoda, como la insulina, y por consiguiente, constituir causa frecuente de abandono. Por ello, en la actualidad se le ha atribuido mayor importancia a la dieta como estrategia terapéutica indispensable, dada su reconocida influencia metabólica y sus ventajas en accesibilidad, comodidad, versatilidad y disponibilidad. En este trabajo, se evaluó el efecto de la dieta macrobiótica, un milenario pilar de la medicina tradicional oriental con una demostrada capacidad para lograr la homeorresis metabólica, sobre la disglicemia y la dislipidemia de pacientes diabéticos tipo 2 cubanos. La dieta Ma-Pi 2 fue la elegida para comenzar y aplicarse durante los primeros 21 días por causa del desequilibrio metabólico manifiesto en que se encontraba la mayoría de los participantes en el estudio. Ésta posee un elevado potencial alcalinizante y se considera muy útil para lograr un rápido control del metabolismo, además, no se necesita mantenerla por largo tiempo, una vez que se ha logrado estabilizar el estado del paciente.78 Existe consenso en que 21 días es precisamente el tiempo mínimo necesario para que se estabilicen los valores de los lípidos séricos ante modificaciones dietéticas.84 En congruencia con el potencial atribuido a la dieta Ma-Pi 2, luego de 21 días de su continua administración, los valores de la glicemia y el lipidograma (excepto el colesterol de HDL) descendieron ostensiblemente, en particular, los lípidos circulantes alcanzaron sus valores más bajos en todo el ensayo. Adicionalmente, este intervalo de tratamiento resultó suficiente para normalizar las cifras de los indicadores bioquímicos en casi la totalidad de los pacientes que inicialmente las presentaban alteradas. Hasta donde se ha podido indagar, este trabajo demostró por primera vez en Cuba, el efecto favorable a corto plazo de la dieta Ma-Pi 2 sobre las variables mencionadas. Una acción más rápida de la dieta macrobiótica ha sido informada previamente, cuando luego de 10 días de aplicación, causó reducciones significativas del colesterol total y del colesterol LDL.85 Sin embargo, a diferencia del presente trabajo, aquel no detectó modificaciones de los triglicéridos, lo cual puede indicar que 10 días de dieta Ma-Pi resultan insuficientes y que al menos 21 días son necesarios para ello. El tratamiento dietético se extendió durante 3 meses. Una vez concluido, los resultados indicaron una concentración media de glucosa sérica significativamente menor con respecto a su nivel pre-intervención, inferior incluso al valor alcanzado a los 21 días, lo cual demuestra que la dieta fue efectiva en el control del metabolismo glucídico. No obstante, hubiera sido preferible complementar este resultado con la determinación de los niveles circulantes de insulina y de hemoglobina glicosilada, reconocida como el 27 mejor indicador del control glicémico,86 lo cual, desafortunadamente no resultó posible por razones técnicas. Es conocido que la exposición a hiperglicemias es el factor dominante en la etiología de las complicaciones microvasculares que se presentan en la diabetes tipo 2, y por lo tanto, cualquier intervención que reduzca los niveles de la glicemia representa beneficios a largo plazo.87 Por su parte, el colesterol total, de LDL y los triglicéridos, aunque mostraron valores ligeramente mayores que a los 21 días, se mantuvieron significativamente reducidos comparados con sus niveles promedio iniciales. El colesterol de HDL no se modificó durante el período de duración del ensayo. Por tanto, la dieta también controló eficientemente el metabolismo lipídico, reforzando su efecto protector sobre pacientes diabéticos, ya que los niveles séricos elevados de colesterol total y colesterol de LDL, se consideran factores de riesgo aterogénico asociados con la génesis prematura de enfermedad coronaria y de macroangiopatía diabética.88 Tales resultados apoyan los obtenidos en una investigación realizada por el Ministerio de Salud Pública de Tailandia auspiciada por el movimiento UPM,89 y en un ensayo clínico sobre diabetes mellitus en China (resultados aún no publicados), así como también los correspondientes a 2 trabajos previos similares donde se evaluó la dieta MaPi-2 en pacientes diabéticos tipo 2 seguidos en el Instituto Finlay de La Habana y en el Centro de Atención al Diabético de Colón, Matanzas, respectivamente.76,77 Uno y otro trabajo informaron sobre disminuciones significativas de la glucosa, el colesterol total, el colesterol de LDL y los triglicéridos, luego de 6 meses de tratamiento dietético. A diferencia del presente estudio, aquellos encontraron un aumento significativo del colesterol de HDL, indicando que para lograr tal efecto, probablemente se necesite un tiempo mayor de 3 meses bajo la combinación personalizada de dietas Ma-Pi, o un tratamiento más restrictivo que emplee únicamente la dieta Ma-Pi 2 por más de 21 días. Similar conclusión se podría deducir si se comparan las modificaciones de los indicadores antropométricos y de composición corporal. Los dos ensayos mencionados obtuvieron reducciones significativas del peso, circunferencias de cintura y cadera, y grasa corporal, diferenciándose del presente trabajo, donde las reducciones de estos indicadores no alcanzaron significación estadística. Sin embargo, en éste último, la manera regular y progresiva en que se produjeron tales disminuciones, junto a las de otras variables e indicadores (circunferencia abdominal, IMC, índice cintura/cadera), sugieren que los cambios podrían transformarse en significativos con el incremento de la exposición a la dieta más allá de los 3 meses evaluados. Los tres estudios coincidieron en demostrar una reducción de la grasa corporal (muy cercana a la significación estadística en éste trabajo) con preservación de la masa magra, lo cual indica que la dieta macrobiótica puede emplearse como una herramienta ideal para tratar la obesidad asociada a la diabetes y para mejorar, a través de este efecto, los indicadores del metabolismo lipídico y glucídico, ya que la masa del tejido adiposo tiene una relación directa con la resistencia periférica y central a la insulina y a la leptina.90 La dieta macrobiótica provocó una disminución evidente del riesgo de enfermedad cardiovascular de acuerdo con las variaciones de las fracciones lipídicas observadas en este ensayo. A lo largo del tratamiento dietético se evidenció una disminución del número de pacientes con valores de moderado y alto riesgo de los lípidos sanguíneos, coincidente con un aumento de la cantidad de pacientes con valores deseables. Para el colesterol total, de LDL y los triglicéridos este efecto alcanzó un máximo luego de los 28 primeros 21 días de tratamiento y se mantuvo notable al final de la intervención. Para el colesterol de HDL el efecto se hizo más evidente a los 3 meses de dieta, apoyando que los cambios favorables en este indicador se producen después de un tiempo prolongado bajo el régimen macrobiótico. Resulta importante destacar que las modificaciones lipídicas beneficiosas producidas aquí por la dieta Ma-Pi no se acompañaron de una reducción desfavorable, respecto al riesgo cardiovascular, del colesterol de HDL, a diferencia de otras dietas de bajo contenido en grasas. Por ejemplo, una dieta de este tipo evaluada por igual tiempo, 12 semanas, y que produjo prácticamente la misma pérdida de peso, 4 Kg, por 3,7 Kg, la observada en este trabajo, provocó una disminución del colesterol de HDL del 11%.91 La combinación de efectos favorables ejercidos por la dieta ensayada sobre los lípidos séricos se evidenció además, a través de las variaciones de las razones lipídicas, reconocidas como mejores estimadores del riesgo cardiovascular.92 Los 3 índices utilizados (colesterol total/colesterol de HDL, colesterol de LDL/colesterol de HDL y colesterol no HDL/colesterol deHDL) disminuyeron notablemente desde el día 21 de la intervención y permanecieron reducidos hasta la culminación del ensayo, lo cual refleja una reducción del riesgo a sufrir una alteración cardiovascular. Una variación similar exhibió el colesterol no HDL de manera independiente; éste se considera un predictor de la probabilidad de muerte por causa cardiovascular, superior al colesterol de LDL.93 De acuerdo con la evidencia de que el descenso del 1% de la razón colesterol no HDL/colesterol de HDL, confiere una reducción del 1,3% en el riesgo cardiovascular,94 la disminución del 32% de este índice, observada al final del ensayo, implicaría un decremento del 41,6% de la incidencia de una enfermedad cardiovascular, como potencial beneficio de la dieta evaluada, lo cual hasta ahora representa un valor no informado para ninguna intervención conocida. No pocas características y componentes de las dietas macrobióticas empleadas pudieran justificar los efectos protectores observados. Primeramente, su bajo contenido en grasa. Las dietas ricas en grasa se asocian marcadamente con intolerancia a la glucosa, incremento de la resistencia a la insulina e hiperglicemia, incluso en presencia de una restricción relativa de energía.95 Con la dieta Ma-Pi se regula el aporte de grasa sin limitar el aporte energético. No obstante, esta propiedad no resulta suficiente para explicar los resultados comentados, pues dietas bajas en grasas y ricas en carbohidratos han producido respuestas metabólicas inversas, incluyendo el incremento de la glicemia,96 el decremento del colesterol de HDL y el aumento de los triglicéridos.97 En adición, la composición de la dietas evaluadas, analizadas de conjunto, en cuanto a los distintos subtipos de grasas (muy bajo aporte de colesterol y de ácidos grasos saturados, ausencia de ácidos grasos trans y un adecuado balance entre ácidos grasos monoinsaturados y poli-insaturados) debió, sin duda, contribuir al efecto integral alcanzado. En particular, se ha demostrado que los ácidos grasos monoinsaturados ejercen una acción integral sobre el metabolismo glucídico y lipídico. Ellos favorecen la disminución de la glicemia,98 el colesterol total, de LDL y los triglicéridos, y el incremento del colesterol de HDL.99 Aunque en cuanto a este último efecto algunos no informan variación alguna100 y otros incluso encuentran una franca reducción,101 con el uso de fuentes alimentarias diferentes. 29 En este estudio la fuente más importante de ácidos grasos monoinsaturados fue el ajonjolí y su aceite, compuesto en un 40% por este tipo de grasas. Varios estudios con aceite de ajonjolí han demostrado variaciones favorables de los lípidos séricos.102,103 Aún cuando este aceite también posee un contenido considerable de ácidos grasos poli- insaturados, principalmente ácido linoleico (44%), no se ha demostrado su asociación con los cambios en los niveles de lípidos circulantes.104 Por lo que se ha atribuido una función más importante a otros de sus constituyentes como la vitamina E y los lignanos sesamina y episesamina. Estudios previos en ratas, han mostrado que ambos lignanos inhiben la síntesis y la absorción de colesterol.105 Asimismo, resulta importante la presencia en la dieta macrobiótica de carbohidratos complejos, fibra total, fibra soluble y otros elementos antioxidantes, probióticos y prebióticos. El consumo de una dieta rica en fibra, carbohidratos complejos, cereales integrales y leguminosas mejora el control de la concentración sanguínea de glucosa, disminuye los requerimientos de insulina, enlentece la absorción de glucosa, incrementa la sensibilidad tisular periférica a la insulina, disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos séricos, controla el peso corporal y reduce la tensión arterial.106 La inulina como fibra dietética soluble, tiene un marcado efecto hipolipemiante en individuos con obesidad y dislipidemias. El uso de 9 g/día de inulina durante 4 semanas es suficiente para lograr un efecto favorable sobre el perfil lipídico.107 La achicoria y la cebolla, muy consumidas con las dietas Ma-Pi, son las fuentes más ricas de este tipo de fibra. Otros nutrientes, contenidos en cantidades considerables en las dietas Ma-Pi, como el magnesio, manganeso, silicio, cinc y cromo, pueden haber contribuido también a los efectos beneficiosos encontrados. La mayoría de estos compuestos se encuentran en las capas externas de los cereales y se pierden con el pulido. También la estructura botánica (calidad de estructuración) de los cereales tiene un efecto directo sobre el metabolismo de la glucosa y la insulina.108 El magnesio, contenido de forma abundante en las dietas evaluadas, es esencial en el control metabólico de la diabetes mellitus. Concentraciones bajas de este mineral se han encontrado en 10-39% de individuos diabéticos; además, la hipomagnesemia aumenta en 35% la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.109 A diferencia de la dieta macrobiótica, las dietas convencionales suelen ser deficientes en magnesio, y algunos de sus componentes más frecuentes contribuyen también a reducir la magnesemia. Los productos lácteos, tan recomendados en la diabetes, limitan la absorción de magnesio, y el azúcar incrementa la eliminación urinaria de este mineral. El manganeso, mineral más ricamente representado en la dieta Ma-Pi 2, es cofactor de la enzima superóxido dismutasa, clave en la prevención del daño oxidativo. Una elevación del estrés oxidativo debido a la hiperglicemia está implicada en la génesis de complicaciones diabéticas y es considerada como la mayor causa generadora de daño celular.38 El manganeso es esencial en el metabolismo de lípidos, glúcidos y proteínas. En pacientes diabéticos, los niveles de cinc, cromo y manganeso están reducidos en suero y pelo y elevados en orina.110 Mientras más bajos son los niveles séricos de manganeso mayor es el riesgo de diabetes, lo cual se atribuye a una disminución de la sensibilidad de los receptores de insulina a nivel tisular.111 El suplemento dietario de manganeso suprime el estrés oxidativo y prolonga la vida de ratas diabéticas.112 30 El cromo también afecta el metabolismo de los carbohidratos potenciando la acción de la insulina; además, modifica favorablemente el perfil lipídico.113 Este elemento está bien representado en la dieta ensayada, ya que las legumbres y semillas contienen más cromo que la mayor parte de todos los restantes alimentos, mientras que las carnes, aves, pescados y particularmente los productos lácteos, abundantes en la dieta convencional, tienden a ser muy pobres en este mineral. La diabetes mellitus ha sido asociada robustamente con el estrés oxidativo. El estrés oxidativo modula negativamente la expresión de genes que controlan el metabolismo de carbohidratos mediante la represión de las vías de señalización de la insulina.114,115 La producción de especies reactivas del oxígeno relacionadas con el proceso de glicosilación inhibe la producción del ARN mensajero de la insulina en las células β del páncreas.116 Por esta razón, el daño oxidativo de los genes puede ser controlado mediante un suministro regular de antioxidantes.117 En ese sentido, los efectos favorables encontrados en este trabajo pueden ser fundamentados también por la acción de vitaminas (E, C, -caroteno) y otras sustancias (fitoquímicos) con poder antioxidante, que forman parte importante de la dieta Ma-Pi 2. Estos compuestos evitan la oxidación del colesterol de LDL, lo cual favorece la prevención de la aterosclerosis.118 Aunque ocho sustancias son reconocidas como portadoras de actividad de vitamina E, son los tocotrienoles las consideradas como antioxidantes más potentes. El tocotrienol se encuentra en la cáscara del arroz, cebada y avena, y en mayor cantidad en el arroz integral, e inhibe la actividad de la HMG-CoA reductasa, enzima clave en la síntesis del colesterol. La vitamina E del aceite de salvado de arroz puede reducir en 42% y 62% los niveles
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