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REHMLAC. Revista de Estudios
Históricos de la Masonería
Latinoamericana y Caribeña
E-ISSN: 1659-4223
info@rehmlac.com
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
Ferrer Benimeli, José Antonio
“Aproximación a la historiografía de la masonería latinoamericana”
REHMLAC. Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, vol. 4, núm.
1, mayo-noviembre, 2012, pp. 1-121
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=369537601001
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Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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“Aproximación a la historiografía de la masonería latinoamericana” 
José Antonio Ferrer Benimeli 
REHMLAC ISSN 1659-4223 
Vol. 4, Nº 1, Mayo 2012-Noviembre 2012 
2 
José Antonio Ferrer Benimeli. Español. Doctor en Historia (1972), Profesor Titular Emérito de Historia 
Contemporánea, Fundador y Presidente de Honor del Centro Estudios Históricos de la Masonería Española, 
Universidad de Zaragoza, España. Correo electrónico: bibliotecasalvadorzaragoza@gmail.com.
Fecha de recibido: 20 noviembre 2011 – Fecha de aceptación: 8 enero 2012 
Palabras clave 
Masonería, historiografía, bibliografía, Latinoamerica 
Keywords 
Freemasonry, historiography, bibliography, Latin America 
Resumen 
La historiografía masónica iberoamericana está viviendo una regeneración metodológica y de autores de ahí que sea 
necesario añadir las nuevas investigaciones a las referencias bibliográficas apuntadas en anteriores publicaciones. 
Este trabajo se divide en dos partes. Una primera comenta por país del área iberoamericano las principales obras que 
sobre la Historia de la Masonería se han publicado hasta el momento. El comentario se basa tanto en las obras que 
 ofrecen un nivel científico aceptable (minoría) como las que carecen de ello (mayoría). La segunda parte se dedica a 
informar de las referencias bibliográficas. Es preciso recalcar que es un trabajo abierto cuya exhaustividad es tan 
compleja como grande la extensión geográfica abordada. Por lo tanto, sólo quiere ser un punto de referencia más 
sobre dicha historiografía que seguirá completándose en un futuro. 
Abstract 
Masonic Latin American historiography is undergoing a methodological regeneration therefore it is necessary to add 
new research to the references outlined in previous publications. This paper is divided into two parts. The first one 
discusses by Latin American country the principal works on the History of Freemasonry that have been published. 
The comment is based on both the works that offer a scientifically acceptable level (minority) and those without it 
(the majority). The second part is devoted to reporting the references. It must be emphasized that is an open whose 
completeness is as complex as large geographical extent addressed. Therefore, just wants to be a point of reference 
on completing this historiography will continue in the future. 
© José Antonio Ferrer Benimeli y REHMLAC 
Consejo Científico: Miguel Guzmán-Stein (Universidad de Costa Rica, Costa Rica), José Antonio Ferrer Benimeli 
(Universidad de Zaragoza, España), Margaret Jacob (University of California Los Angeles, Estados Unidos), 
Eduardo Torres Cuevas (Universidad de La Habana, Cuba), María Eugenia Vázquez Semadeni (University of 
California Los Angeles, Estados Unidos), Andreas Önnerfors (University of Lund, Suecia), Céline Sala (Université 
de Perpignan, Francia), Roberto Armando Valdés Valle (Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, El 
Salvador), Felipe Santiago del Solar (Universidad ARCIS, Santiago de Chile, Chile), Michel Goulart da Silva 
(Universidade do Estado de Santa Catarina, Brasil), Carlos Francisco Martínez Moreno (Universidad Nacional 
Autónoma de México, México) 
Editor: Yván Pozuelo Andrés (IES Universidad Laboral de Gijón, España) 
Director: Ricardo Martínez Esquivel (Universidad de Costa Rica, Costa Rica) 
Dirección web: rehmlac.com/
Correo electrónico: info@rehmlac.com
Apartado postal: 243-2300 San José, Costa Rica 
REHMLAC ISSN 1659-4223 
Vol. 4, Nº 1, Mayo 2012-Noviembre 2012 
4 
“Aproximación a la historiografía de la masonería latinoamericana”1
José Antonio Ferrer Benimeli 
Introducción 
Las celebraciones bicentenarias de las independencias americanas han permitido un 
proceso de revisión de la historia liderado por universidades, academias y centros de 
investigación y culturales que han propiciado una proliferación de encuentros, congresos, 
simposios, seminarios y publicaciones. Paralelamente en estas últimas décadas se ha ido 
consolidando una visión más crítica y serena en la mayor parte de los estudiosos e investigadores 
de todas las tendencias gracias al avance de la interdisciplinariedad y al recurso a fuentes 
primarias documentales y hemerográficas hasta hace unos años desconocidas o poco utilizadas. 
La historia de la masonería no ha sido ajena a esta revisión y reelaboración, tanto más dado el 
protagonismo que la historiografía decimonónica, pro y anti masónica, otorgó a la masonería en 
los años de la insurgencia primero, e independencia después. 
Por otro lado el desconocimiento que en Europa y América existe -en general- en torno a 
la historia de la masonería latinoamericana y caribeña es notorio, tanto más que, a la vista de 
ciertos catálogos editoriales, se constata que en América latina durante mucho tiempo han 
predominado los ensayos de tipo filosófico, ritualístico y mistérico-esotérico, mientras que en 
Europa interesaba más lo estrictamente histórico y socio-político. 
Metodología y fuentes 
La metodología seguida en el estudio de la historia de la masonería en Europa y más en 
concreto en España ha estado vinculada estrechamente a las universidades y a la riqueza y 
disposición pública de los archivos de la masonería. Archivos que, especialmente en los casos 
español y francés, han permitido extender los estudios históricos no sólo a las masonerías 
metropolitanas sino también a las de ultramar, especialmente a las de Cuba, Puerto Rico, Santo 
Domingo y Filipinas, cuyas independencias fueron muy posteriores a las de las actuales 
repúblicas hispanoamericanas del continente o tierra firme, donde la masonería se introdujo -
salvo raras excepciones de algunas logias- precisamente a raíz y después de dichas 
independencias. De ahí que en los archivos españoles -incluido el de la masonería- no exista 
apenas documentación masónica de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, si exceptuamos 
algunas denuncias hechas ante la Inquisición, cuyo valor es muy relativo, ya que en el mejor de 
los casos se trata de masones iniciados en Europa y en otros de acusaciones a las que ni la propia 
1 La producción de obras sobre la masonería es permanente de ahí que este trabajo se tenga que considerar como un 
estudio abierto. Se agradecería recibir informaciones sobre este particular o que en lo sucesivo se complete con otras 
aportaciones. 
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5 
Inquisición les dio credibilidad, como ya quedó apuntado en José Antonio Ferrer Benimeli, 
Masonería e Inquisición en Latinoamérica durante el siglo XVIII (Caracas, 1971), en José 
Martínez Millán, Juan José Díaz de la Espada, obispo de La Habana ¿un prelado masón?
(Zaragoza, 1993), Henar Pizarro Llorente, La represión de lamasonería en el Tribunal del Santo 
Oficio de Cartagena de Indias a principio del siglo XIX (Zaragoza, 1993) y más recientemente en 
Rogelio Aragón Juárez, Contra la Iglesia y el Estado: Masonería e Inquisición en Nueva España, 
1760-1820 que es su tesis de licenciatura defendida en la Universidad del Instituto Helénico en 
México el año 2006 (REHMLAC, 2011). Previamente se habían ocupado de esta cuestión -entre 
otros- Nicolás Rangel, Los precursores ideológicos de la guerra de Independencia: la masonería 
en México, siglo XVIII (México, 1932) y Richard Greenleaf, The Mexican Inquisition and the 
Masonic Movement: 1751-1820, (New Mexico, 1969). 
Aparte de los archivos de la Inquisición, de los que también se ocupó José Martínez 
Millán, Fuentes para el estudio de la masonería en la Sección de Inquisición del Archivo 
Histórico Nacional (Zaragoza, 1985), son igualmente indispensables para la investigación de la 
masonería latinoamericana, los del Gran Oriente de Francia y la Biblioteca Nacional de Francia 
analizados por Céline Sala, Los archivos del desengaño: El mundo de las fuentes “ultra 
marinas” (REHMLAC, 2011) y Françoise Randouyer, Fondos documentales de la masonería 
española en la Biblioteca Nacional de París (Zaragoza, 1985), los del Archivo General de 
Palacio en Madrid, de los que hace una muy útil presentación Juan C. Gay Armenteros, Fondos 
masónicos del Archivo General de Palacio (Zaragoza, 1985) y los del archivo de Salamanca que 
hoy ha cambiado de nuevo de nombre, llamándose de la Memoria Histórica en lugar de la Guerra 
Civil, descritos por la que fue su directora, María Teresa Díez de los Ríos, Fondos de la 
masonería en el Archivo Histórico Nacional: Sección Guerra Civil, de Salamanca (1985), por 
Dionisio Piñuela García, Cristina Vicente López y Mª Natividad Ortiz Albear en Fuentes para el 
estudio de la masonería antillana conservadas en el Archivo Histórico Nacional. Sección 
“Guerra Civil” (Zaragoza, 1995) y por Carmen Alonso Pascual y Blanca Desantes, 
Orientaciones para la investigación de la masonería del siglo XX en el Archivo Histórico 
Nacional. Sección de fondos contemporáneos y archivo de Martínez Barrio (Toledo, 1996). 
Pero curiosamente -al igual que ocurrió en la España de las Cortes de Cádiz- en la 
América insurgente, aunque no hubo masonería, sí existió una gran antimasonería que, 
aprovechando la libertad de prensa decretada en Cádiz, fue creando un fuerte y persistente 
imaginario popular antimasónico, que marcó no sólo la historiografía decimonónica de las 
masonerías latinoamericanas, sino también la de los próceres de la independencia. De ahí la 
necesidad revisionista de la historia que los bicentenarios de la independencia está poniendo de 
manifiesto especialmente en las universidades de México, Cuba y Costa Rica. Revisión 
historiográfica que se ha visto dificultada por la ausencia de buenos archivos de la propia 
masonería, o por los obstáculos puestos para trabajar en algunos de ellos a los no masones. Razón 
por la que la historia de la introducción de la masonería en el Caribe se ha hecho con fuentes 
archivísticas españolas, francesas, inglesas, de América del Norte... donde no existe esa 
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segregación investigadora que en el fondo da la impresión de que lo que pretende es ocultar la no 
existencia de archivos masónicos o el estado caótico de desorganización en que algunos se 
encuentran, cosa que afortunadamente no ocurre en Europa. 
En España, desde la década de 1980 el núcleo dinamizador de los estudios históricos 
sobre la masonería ha sido el Centro de Estudios Históricos de la Masonería española [CEHME], 
como señala Yván Pozuelo Andrés en La Historiografía masónica latinoamericanista actual. 
Presente y Futuro (Santiago de Compostela, 2010) del que las páginas que siguen quieren ser su 
continuidad y complemento. 
Integrado por más de un centenar de profesores de Universidad, de Institutos de Segunda 
Enseñanza [IES] y Centros de Investigación, como el CSISC, ha coordinado gran parte de los 
trabajos que sobre masonería se han hecho en estos últimos treinta años: tesis doctorales y de 
licenciatura, congresos, seminarios, cursos, conferencias, exposiciones y todo tipo de 
publicaciones científicas y de divulgación. 
La metodología seguida en general y expuesta en diferentes foros y revistas puede 
consultarse en José Antonio Ferrer Benimeli, La historia ante la masonería. Reflexiones 
Metodológicas (Oviedo, 1980) y Método y experiencias en el estudio de la historia de la 
masonería española (REHMLAC, 2010), y en Eric Saunier, La prosopografía, una nueva vía 
para la historia de la masonería (Bordeaux, 2006 - REHMLAC, 2010). 
Especial importancia desde el punto de vista metodológico y bibliográfico han tenido los 
doce Simposios Internacionales organizados hasta ahora por el CEHME. Los tres primeros 
dedicados a “Metodología aplicada a la historia de la masonería” y los siguientes a la historia de 
la masonería española. En todos ellos siempre se han incluido estudios sobre la masonería 
hispanoamericana, a la que, además, se dedicaron tres simposios monográficos con el título de 
Masonería española y América (Cáceres, 1991), La Masonería española entre Europa y América
(Zaragoza, 1993), y La Masonería española y la crisis del 98 (Barcelona, 1997). Actualmente 
está en preparación un cuarto (que será el número trece de los generales) dedicado a Gibraltar, 
Cádiz, América y la Masonería. Constitucionalismo y libertad de prensa, 1812-2012 (Gibraltar, 
2012). 
Para hacer un seguimiento de algunos de los estudios académicos relacionados con las 
masonerías iberoamericanas hechos desde Europa, como contribución a la construcción de la 
historia de la masonería en Latinoamérica, van a ser tres las fuentes fundamentales utilizadas. La 
primera los trabajos y publicaciones hechos por y desde el CEHME, tanto las publicaciones 
exentas como las recogidas en los 24 volúmenes de actas de los simposios por él organizados.2
En segundo lugar las aparecidas en la Revista de Estudios Históricos de la Masonería 
2 Véase en especial el volumen 24, Indices de Actas de los Simposios Internacionales de Historia de la Masonería 
española (Zaragoza, España: Gobierno de Aragón, 2009), 892 páginas. Para simplificar, en el texto sólo se indica la 
ciudad y el año, pudiéndose encontrar los datos completos en el Apéndice final. 
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Latinoamericana y Caribeña [REHMLAC],3 dirigida por Ricardo Martínez Esquivel e Yván 
Pozuelo Andrés. Está integrada en el Programa de Estudios Históricos de la Masonería y 
Sociedades Patrióticas en Centroamérica, de la Universidad de Costa Rica. Y en tercer lugar la 
Bibliografía de la Masonería (Madrid, 2004) de José Antonio Ferrer Benimeli y Susana Cuartero 
Escobés,4 actualizada con los Boletines Informativos del CEHME, aparecidos entre 2004 y 2012, 
boletines que reúnen información general de lo más destacado que se publica cada año sobre 
historia de la masonería, tanto en Europa como en América5. 
Introducción de la masonería en el Caribe 
Una de las cuestiones menos estudiada ha sido la introducción de la masonería en el 
Caribe y en Iberoamérica en general. Existe un intento de aproximación -sujeta a revisiones y 
complementos- de José Antonio Ferrer Benimeli, Vías de penetración de la masonería en el 
Caribe (REHMLAC, 2009), que fue presentado por primera vez en la universidad de Leyden en 
noviembre del 2004 con el título de La Franc-maçonnerie européenne: expansion en Amérique 
du Sud (Bruxelles, 1992) y años después en La Habana en el I Simposio Internacional de Historia 
de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, en diciembre 2007. Unos años antes y con motivo 
del bicentenario de la revolución francesa, el mismo autor había presentado en la Universidad de 
las Antillas en la Martinique, en el marco de un Congreso dedicado al periodo revolucionario en 
las Antillas, unaponencia titulada Révolution Française et littérature clandestine à Cuba. La 
Francmaçonnerie comme élément conspirateur (Fort-de-France, 1988). 
De las logias francesas en las Antillas se han ocupado, entre otros, Guy Monduc, Essai 
sur l’origine de l’histoire de la Franc-maçonnerie en Guadeloupe (Paris, 1985); Elisabeth 
Escalle y Marcel Gouyon-Guillaume, Francs-Maçons des loges françaises “aux Amériques”, 
1770-1850. Contribution à l’étude de la Société créole (Paris, 1993); André Combes, La Franc-
maçonnerie aux Antilles et en Guyane Française, Fort-de-France, 1988); y Las logias del Grande 
Oriente de Francia en América Latina (1842-1870) (Zaragoza, 1968). 
Charles Porset, La Franc-masonería en Santo Domingo (siglos XVIII y XIX), Zaragoza, 
1993; Eric Saunier, El espacio caribeño: un reto de poder para la francmasonería francesa
(REHMLAC, 2009) y Agnès Renault, en sus dos trabajos, Los francmasones franceses de la 
jurisdicción de Cuba a principios del siglo XIX (REHMLAC, 2009) y La influencia de la 
3 Esta revista digital se empezó a publicar en mayo de 2009 como portavoz del Centro de Estudios Históricos de la 
Masonería Latinoamericana y Caribeña. Hay también edición en papel, de los números comprendidos entre mayo-
noviembre 2009 y mayo-noviembre 2010, con el título REHMLAC (París, Francia: Publibook, 2011), 670 págs. En el 
texto se cita solamente REHMLAC y el año. El resto de datos en el Apéndice final, siempre referidos a la versión 
electrónica. 
4 De esta Bibliografía existe una primera edición publicada en 1974 por el Instituto de Investigaciones Históricas de 
la Universidad Católica “Andrés Bello” de Caracas, que tiene 3451 registros; una segunda edición de 1978 en la 
Fundación Universitaria Española [FUE] de Madrid, que consta de 6060 registros, y una tercera edición de 2004, 
hecha también en la FUE que alcanza los 19987 registros. 
5 Hasta la fecha son 26 los números publicados que van de 1984 a 2011. 
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masonería francesa en el Departamento Oriental de Cuba en los años veinte del siglo XIX. Los 
aportes de la prosopografía (REHMLAC, 2009). 
Juan Blázquez Miguel se interesa por los orígenes ingleses de las logias de Haití: La 
masonería en Haití. Esbozo histórico (Zaragoza, 1993). Y de la isla de Jamaica, el experto es 
Frederic W. Seal-Coon, La isla de Jamaica y su influencia masónica en la región (Zaragoza, 
1993), trabajo publicado en versión inglesa en la revista Ars Quatuor Coronatorum de Londres 
en 1991, y que es una síntesis de su obra ya clásica An Historical Account of Jamaican 
Freemasonry (Kingston, 1976) fundamental para conocer la introducción de la masonería en el 
Caribe y América latina. Cécile Revauger completa el mapa caribeño con las pequeñas Antillas 
británicas: Freemasonry in Barbados, Trinidad and Grenada: British or Homemade? (Sheffield, 
2010) en el que utiliza una abundante y rica bibliografía. Y Hubert A. Cabaña está ultimando una 
History of Freemasonry in Curaçao. 
Para el caso de México, dejando de lado las historias generales de la masonería, en su día 
se ocupó de forma monográfica Lillian Estella Fisher, Early Masonry in Mexico, 1806-1828 
(New Mexico, 1939) y más recientemente Carlos Francisco Martínez Moreno en Logias 
masónicas en la Nueva España (REHMLAC, 2011), donde ofrece con documentación masónica 
la historia de las primeras logias establecidas en México, más concretamente en Veracruz, 
Campeche y Mérida, entre 1816 y 1820. Ya en su tesis de Maestría: El establecimiento de las 
masonerías en México en el siglo XIX, presentada en la UNAM en el verano de 2011 recoge esta 
noticia que ahora desarrolla acompañada de las fuentes y bibliografía correspondientes. 
Independencia Iberoamericana 
Pero la temática más polémica y debatida ha sido y sigue siendo el pretendido 
protagonismo de la masonería en la independencia de Iberoamérica que ya en su día abordaron, 
entre otros muchos, Nicolás Navarro, La Masonería y la Independencia (Caracas, 1928), Jorge 
Pacheco Quintero, La Masonería en la emancipación de América (Bogotá, 1943), Carlos 
Restrepo Canal, Informe sobre la Masonería y la Independencia (Bogotá, 1959), Américo 
Carnicelli, La Masonería y la Independencia de América, 1810-1830 (Bogotá, 1970), José 
Antonio Ferrer Benimeli, La masonería y la independencia de América española. Reflexiones 
metodológicas (Sevilla, 1978), Julio Antonio Vaquero Iglesias, Masonería e independencia 
americana según la historiografía decimonónica española (Zaragoza, 1993), Morivalde Calvet 
Fagundes, La masonería y la independencia de América Latina (Zaragoza, 1993)6 y José Luis 
Mora Merida, Ideario laicista-masónico e Iglesia católica en la formación de las nacionalidades 
hispanoamericanas (Zaragoza, 1995). Un estado de la cuestión actualizado en el estudio de 
Felipe Del Solar Guajardo, La Francmasonería y la Independencia de América: Un balance 
historiográfico (Santiago, 2006). 
6 De estos y otros trabajos relacionados con la cuestión me ocupo en las diferentes ediciones de mi Bibliografía de la 
Masonería. 
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Desde otra óptica, la españolista, el problema no es la emancipación o independencia, sino 
la pérdida de las colonias que, de forma general, entre otros, trata Manuel de Paz Sánchez en 
Masonería española y emancipación colonial (Barcelona, 2009). Y desde los intereses 
comerciales y estratégicos, la postura de Inglaterra es estudiada por Emilio Ocampo, Inglaterra, 
la masonería y la independencia de América (Buenos Aires, 2006). 
El confusionismo existente entre masonería, sociedades secretas y sociedades patrióticas 
por una parte y entre logias masónicas y logias mirandistas o Lautaro por otra está en la raíz de la 
disparidad de juicios históricos sobre el particular. Pues las llamadas logias Lautaro, Caballeros 
Racionales o Reunión Española, derivadas de la londinense y mirandista Gran Reunión 
Americana, no eran logias masónicas sino logias patrióticas con finalidades radicalmente 
diferentes y de las que existen abundantes y contradictorios trabajos como los de Juan Canter, 
publicados entre 1934 y 1941,7 D. Duthu, Jaime Eyzaguirre, La logia Lautarina y otros estudios 
sobre la independencia (Santiago de Chile, 1973), Fabián Onsari, San Martín, la logia Lautaro y 
la Franc-masonería (Avellaneda, 1951), Raúl A. Ruiz y Ruiz, La logia Lautaro y la 
Independencia de América (Santa Fe, 1946), Mariano Paz Soldan, La Logia Lautaro (Lima, 
1868), Antonio R. Zúñiga, La logia Lautaro y la independencia de América (Buenos Aires, 
1922), Enrique Gandía, La política secreta de la Gran Logia de Londres (Buenos Aires, 1976), 
Benjamín Oviedo Martínez, La logia Lautarina (Santiago de Chile, 1929), Rómulo Avendaño, 
La Sociedad Lautaro. Rectificaciones históricas (Buenos Aires, 1870), Marcos Beltrán Ávila, La 
pequeña Gran Logia que independizó a Bolivia, 1823-1825 (Cochambamba, 1948), José R. 
Guzmán, Fray Servando Teresa de Mier y la sociedad Lautaro (México, 1968), Willy Francisco 
Herrera Valdés, Las sociedades secretas y la independencia política del cono sur americano: 
O’Higgins, San Martín y la logia Lautaro (Madrid, 1985), Hipólito Guillermo Bolcatto, La Logia 
Lautaro de Santa Fe (Santa Fe, 2011)... y tantos otros estudios de muy dispar valor. 
A la vista de éstas y otras muchas publicaciones y con intención de establecer fronteras y 
distinciones en un tema que sigue siendo de actualidad y de controversias enconadas -fruto en 
muchos casos de la ignorancia- publiqué primero en Montevideo y después en diferentes foros 
algunos estudios sobre el particular: José Antonio Ferrer Benimeli, Aproximación a las llamadas 
logias Lautaro (Montevideo, 1987 - La Laguna, 1988); Cádiz y las llamadas logias Lautaro o 
Caballeros Racionales (Cádiz, 1988); Les Caballeros Racionales, les loges lotariens et les 
formes déviées de la franc-maçonnerie dans le monde hispanique (Bruxelles, 1990-Paris, 1991)...En esta misma línea de distinción entre logias masónicas y logias mirandistas, partiendo 
del libro clásico de Juan Canter, Las Sociedades Secretas, políticas y literarias (Buenos Aires, 
1942) y del consagrado y definitivo de Alberto Gil Novales, Las sociedades patrióticas (Madrid, 
1975) son fundamentales los estudios de María Eugenia Vázquez Semandeni, La masonería en 
México entre las sociedades secretas y patrióticas, 1813-1830 (REHMLAC, 2011) y de Frederic 
W. Seal-Coon, La mítica masonería de Francisco de Miranda (Zaragoza, 1995 - Barcelona, 
7 Los títulos en el Apéndice final. 
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1997). Desde otra óptica son igualmente esclarecedores el estudio introductorio del académico 
Pedro Luis Barcia, San Martín y la Masonería a la obra que Ignacio Cuccoresse dedica a San 
Martin (Buenos Aires, 1993), y el de Pilar González Bernaldo de Quirós, Producción de una 
nueva legitimidad: ejército y sociedades patrióticas en Buenos Aires entre 1810 y 1913 (París, 
1990). A estos hay que añadir el trabajo de María Teresa Berruezo, La propaganda 
independentista de la logia mirandina en Londres (Zaragoza, 1993). Alfonso Fernández Cabrelli 
en La Francmasonería en la Independencia de Hispanoamérica (Montevideo, 1988) dedica un 
significativo capítulo a “Francmasonería, sociedades secretas y la logia Lautaro” en el que 
recopila, analiza e intenta concluir de una forma integradora que finalmente resulta confusa por 
ser excesivamente conciliadora de tesis antitéticas. 
Sin salirnos del tema de las sociedades secretas, del que en su día se ocupó pioneramente 
para el caso español Iris M. Zavala en Masones, comuneros y carbonarios (Madrid, 1971) donde 
estudia -con más o menos acierto- el nacimiento y evolución de estas sociedades secretas en 
España, identificadas como organizaciones políticas peninsulares, para México son 
fundamentales los trabajos de la profesora Virginia Guedea, Las sociedades secretas durante el 
movimiento de independencia (Los Angeles, 1989) y En torno a la Independencia y la 
Revolución (Los Angeles, 1990), preludio de su modélica y esclarecedora obra ya clásica En 
busca de un gobierno alterno. Los guadalupes de México (México, 1992), y de su continuación 
Una forma de organización política: la sociedad secreta de Jalapa 1812 (México, 1993), y De 
Conspiradores y sociedades secretas (México, 2010). 
Con estos trabajos que vinculan la independencia de México con los Guadalupes se 
amplía y completa la vía que en su día utilizaron Wilbert H. Timmons, Los Guadalupes: A Secret 
Society in the Mexican Revolution for Independence (Pittsburgh, 1950) y Ernesto de la Torre 
Villar, Los Guadalupes y la independencia (México, 1985), obra ésta de la que también se ocupa 
Virginia Guedea en Comentario a la ponencia de Ernesto de la Torre sobre sociedades secretas 
en la guerra de Independencia (Zamora, 1985). 
En el otro extremo, en la tradición más conservadora, clerical y ahistórica, están las obras 
de Félix Navarrete, La masonería en la historia y en las leyes de México (1957), y de Patricio 
Maguirre, La Masonería y la emancipación del Río de la Plata (Buenos Aires, 1969) reeditada 
por sus seguidores (Buenos Aires, 2000) y que es una muestra más de quien dedicó muchos años 
de su vida a luchar de forma obsesiva contra el fantasma de la masonería a través de una 
pintoresca revista, escrita y editada por él desde 1981 a 1989, que empezó titulándose 
“Informaciones sobre la Masonería y otras sociedades secretas” para concluir con el más 
sensacionalista de “Revelaciones sobre la Masonería”. También tercia en la cuestión Enrique 
Gandía en La independencia de América y las Sociedades Secretas (Santa Fe, 1994) y en Los 
orígenes probables de la logia Lautaro (Buenos Aires, 1990), así como Emilio Corbière en La 
masonería: política y sociedades secretas en Argentina (Santa Fe, 1994). 
Más actualizado y documentado es el estudio de Frederic W. Seal Coon, Spanish-
American Revolutionary Masonry. The mythical Masonry of Francisco de Miranda (Londres, 
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1981) que luego reutilizó León Zeldis, Freemasonry’s contribution to South American 
Independence. A factual Approach (Londres, 1998) y en su versión española La Francmasonería 
en la independencia de Chile y América (Madrid, 1997). Los trabajos de Alfonso Freile y 
Antonio Egea sobre Miranda apenas aportan nada nuevo a lo dicho por los “clásicos” 
mirandistas, tanto más que en sus breves biografías siguen sin ser utilizados los 20 volúmenes de 
su interesante y revelador Diario editados a partir de 1938 por el Archivo del General Miranda, 
que son claramente desmitificadores en lo que a la masonería se refiere. 
También relacionado con las sociedades secretas y la independencia, esta vez de la Cuba 
de Fernando VII, es el esclarecedor trabajo de José Leonardo Ruiz Sánchez, Independentismo y 
sociedades secretas en Cuba bajo el reinado de Fernando VII (Zaragoza, 1993). 
Sugerente es el ensayo de Carlos Francisco Martínez Moreno, ¿Es correcto hablar de 
sociedades patrióticas paramasónicas? (México, 2008) que puede servir de contrapunto a A. H. 
Oliveira Marques, Las Sociedades Patrióticas (Zaragoza, 1995) donde analiza la articulación 
entre las logias masónicas y las sociedades patrióticas tanto en Portugal como en las Azores y 
Brasil. Esta misma cuestión es abordada desde otra óptica novedosa por Felipe Santiago Del 
Solar Guajardo en José Miguel Carrera. Redes masónicas y sociedades secretas durante las 
guerras de la independencia en América del Sur (Zaragoza, 2010) cuyo protagonista, José 
Miguel Carrera, es del único chileno del que hay certeza que fue masón ya que ingresó en la 
Logia St. John nº 1 de Nueva York en 1816, pero tras ser iniciado jamás regresó a Chile. Del 
Solar Guajardo vuelve sobre la misma cuestión en Secreto y Sociedades secretas en la crisis del 
Antiguo Régimen. Reflexiones para una historia interconectada con el mundo hispánico
(REHMLAC, 2011) que es una brillante síntesis aunque no deja suficientemente clara la 
distinción entre la masonería que es una cosa y las logias Lautaro, Caballeros Racionales u 
Orientales, la Reunión Americana, etcétera. que son otra radicalmente diferente. En esta misma 
línea hay que citar los igualmente valiosos trabajos de Mario Dotta, Caudillos, doctores y 
masones. Protagonistas en la Gran Comarca Rioplatense, 1806-1865 (Montevideo, 2008) y 
Eugenia Molina, Las modernas prácticas asociativas como ámbitos de defensa de lazos objetivos 
políticos durante el proceso revolucionario (Talca, 2010). 
Masonería y próceres de la independencia 
Íntimamente ligado con este tema está el no menos tópico de los líderes de la 
independencia que han pasado al “santoral” masónico con una constancia y fidelidad, dignos de 
mejor causa. Y el primero de ellos Francisco de Miranda del que, siguiendo la interpretación de 
los ya citados Seal-Coon y su Mítica masonería de Francisco de Miranda (Zaragoza, 1995) y 
Ferrer Benimeli en Les “Caballeros Racionales”, les loges Lautariennes et les formes déviées de 
la Francmaçonnerie dans le monde hispanique (Bordeaux, 1991), Robert Arapé se pregunta 
¿Fué masón Miranda? (Maracaibo, 2008). Y su respuesta es tajante: Miranda nunca fue masón. 
Tesis a la que parece adherirse José Pascual Mora García quien pone en duda la pertenencia de 
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Miranda a la masonería en su trabajo La Masonería. Su historia y su contribución en la 
construcción simbólica de la nación venezolana (Morelia, 2011) y lo hace en base a una serie de 
autores que nada dicen sobre la iniciación en la masonería del llamado Precursor. Autores como 
Mariano Picon Salas, Alfredo Boulton, José Salcedo, Carmen Bohorquez, Manuel Hernández8 y 
a tantos más que podría haber añadido como William Spence Robertson en La vida de Miranda
(Caracas, 2006) reeditada por la Academia Nacional de laHistoria, con la colaboración de siete 
universidades9 y la Fundación Polar, en la colección del Bicentenario de la Independencia, donde 
dice que, frente a la hipótesis de que en Londres fundó Miranda una “asociación de 
revolucionarios hispanoamericanos que se llamó Logia Lautaro”, del examen de sus papeles 
inéditos no se puede probar que perteneciera a la Orden Masónica ni que fuese el fundador de la 
Logia Lautaro. Más aún, añade, que ni siquiera existen rastros indicadores de que Miranda se 
encontrara nunca con San Martín.10 La primera edición de esta biografía, ya clásica, de Miranda 
fue publicada en 1929 por la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill. Su tesis doctoral 
realizada en Yale versó sobre Francisco de Miranda and The Revolutionizing of Spanish América
(Washington, 1909) le valió varios premios en 1903 y 1907 y constituye uno de los más valiosos 
y sólidos aportes para conocer la vida y actividades políticas de Francisco de Miranda. 
El caso de Bolívar, el único de los “libertadores” del que consta documentalmente su 
circunstancial pertenencia a la masonería, fue estudiado de forma magistral por Frederic W. Seal 
Coon, Simón Bolívar, Freemason (Londres, 1977) y su continuación More ligth on Simon 
Bolívar, Freemason (Londres, 1979) por Edward Stolper. Este aspecto ya había sido abordado 
por Manuel Pérez Vila, La experiencia masónica de Bolívar en París (Caracas, 1944) y después 
lo sería por Ferrer Benimeli, Bolívar y la Masonería (Porto Alegre y Madrid, 1983) y ¿Bolívar 
masón? (Madrid, 1984), y Ramón Díaz Sánchez, Sí, Bolívar fue masón (Caracas, 1956). Sin 
embargo José Luis Salcedo-Bastardo, Simón Bolívar. La vita e il pensiero politico (Roma, 1983), 
Laurence Tacon, Simón Bolívar (Paris, 1986) y Nelson Martínez, Simón Bolívar (Madrid, 1987), 
como tantos otros, nos dan una visión más general de Bolívar y su vida totalmente ajena al hecho 
masónico que sí es tratado dentro de la trayectoria tradicional masónica por Patricia Pasquali, 
Bolívar, San Martín y la masonería en la independencia americana (Buenos Aires, 2001) y 
Fernández Cabrelli, De Bolívar a Sandino. Hombres de la masonería en la prédica integradora
(Montevideo, 1989). 
Especial interés tiene la obra de Eloy Reveron, El fantasma de Bolívar en la Masonería 
Venezolana (Caracas, 2001), publicado por el Instituto Venezolano de Estudios Masónicos 
[IVEM] que es de lo mejor y más completo que se ha publicado estos últimos años sobre Bolívar 
y su vinculación con la masonería. 
8 Los títulos en el Apéndice final. 
9 Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad 
Metropolitana, Universidad del Zulia, Universidad Cecilio Acosta y Universidad de los Andes. 
10 William Spence Robertson, La vida de Miranda (Caracas, Venezuela: Academia Nacional de la Historia, 2006). 
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En este mismo capítulo son más los que estudian a San Martín y su presunta -aunque 
nunca demostrada- filiación masónica. De entre los muchos que se podrían citar, aparte los ya 
recopilados y comentados en mi Bibliografía de la Masonería, de 1978, como el de Guillermo 
Furlong, de la Academia Nacional de Historia, El General San Martín ¿masón-católico-deísta?
(Buenos Aires, 1956 y 1960) o Armando Tonelli, El General San Martin y la masonería (Buenos 
Aires, 1943), están Enrique de Gandía, San Martin masón (Buenos Aires, 1990), Alcibíades 
Lappas y sus manipulados estudios San Martín y las logias (Buenos Aires, 1978), San Martín y 
su formación (Buenos Aires, 1978) y San Martín y su ideario liberal (Buenos Aires, 1982), 
Fernando Nadra, San Martín hoy (Buenos Aires, 1974), la obra póstuma ya citada de Horacio 
Juan Cuccorese sobre San Martín y la masonería (Buenos Aires, 1993), etcétera, todos ellos con 
mejor voluntad que acierto por intentar clarificar “la leyenda masónica sanmartiniana”; cuestión 
que viene dividiendo a historiadores y eruditos masones (más a los segundos que a los primeros). 
Y aquí encaja también la obra conjunta, publicada con motivo del bicentenario del nacimiento del 
prócer, Nuevos estudios sobre la vida y la obra del libertador general José de San Martín
(Buenos Aires, 1978) encabezado por uno de Alcibíades Lappas sobre San Martín y su formación
en el que vuelve a incidir en los tópicos de “las logias de Cádiz, los Caballeros Racionales, La 
Conjunción de Patriotas”, etcétera. 
Problemática de la que ya se ocupó Ricardo Piccirelli en San Martín y la política de los 
pueblos (Buenos Aires, 1957) en cuya excelente biografía ideológico-política de San Martín 
dedica el capítulo tercero a la “Logia de Lautaro” hasta la crisis política de 1815 y donde aporta 
opiniones divergentes sobre la calificación masónica de la Lautaro y las similares subalternas. 
En esa misma línea crítica se encuentra John Lynch, San Martín, soldado argentino, 
héroe americano (Barcelona, 2009) donde afirma que la logia Lautaro era una sociedad política 
antes que masónica. Guadalupe Jiménez Codinach utiliza esa frase lapidaria de Lynch como 
punto de partida de su trabajo Auge de las sociedades secretas: la logia Lautaro y la 
independencia hispanoamericana (Morelia, 2011). Sin embargo luego el texto está lleno de 
suposiciones (la afiliación de San Martín a la Logia Lautaro nº 3 de Cádiz), contradicciones (en 
lo referente a las logias Lautaro y Caballeros Racionales) y hechos no probados (la pertenencia de 
Miranda y San Martín a la masonería). 
Digna de destacar es también la biografía de Emilio Ocampo sobre Alvear en la Guerra 
con el Imperio del Brasil (Buenos Aires, 2003) donde siguiendo la historiografía tradicional 
identifica a las logias Lautaro y la Sociedad de Caballeros Orientales con logias masónicas con lo 
que contribuye a perpetuar el mito masónico, aunque denuncie y ataque otros mitos aceptados, 
como la incompetencia militar de Alvear. 
Como contrapunto, la figura de José Martí, muy posterior a los otros “libertadores” pues 
se trata ya de la segunda independencia americana, ha merecido mejores estudios como los 
realizados desde la universidad de La Laguna por el profesor Manuel de Paz Sánchez en Martí, 
España y la masonería (Santa Cruz de Tenerife, 2008), un serio y riguroso trabajo de 
investigación. Antes se había fijado especialmente en la historia de la muerte de Martí en sendos 
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trabajos publicados en La Habana y Logroño, La muerte de Martí, un debate historiográfico (La 
Habana, 1990-Logroño, 1991), y en colaboración con José Manuel Castellano, Martí, masón y 
otras crónicas wangüermetianas (Zaragoza, 1993). El que fuera Gran Maestre de la masonería 
cubana, Carlos Manuel Piñeiro y del Cueto, muerto en el exilio de Puerto Rico, nos dejó un 
testimonio personal en La ideología martiana frente a la doctrina comunista (San Juan, 1979). A 
pesar de la proliferación de estudios sobre Martí con motivo del pasado centenario, sin embargo, 
apenas se le relaciona con la masonería en aquellos estudios que no tienen su origen en los 
círculos masónicos, como es el caso de Antonio Padilla Bolívar en La lucha de José Martí
(Madrid, 1987) o de Carmen Almodovar Muñoz, Antología crítica de la historiografía cubana
(La Habana, 1986). Por su parte Isidro Sepúlveda Muñoz en Martí y Hostos (Zaragoza, 1999) 
hace un análisis comparado de los nacionalismos antillanos finiseculares, en tanto que Samuel 
Sánchez Gálvez nos ofrece la definitiva prueba documental de la pertenencia masónica de Martí 
en Martí ciñó el mandil. Prueba documental de su filiación masónica (La Habana, 2007). 
Eduardo Torres Cuevas en su Historia de la masonería cubana. Seis ensayos (La Habana, 2004) 
dedica uno de estos a José Martí y la masonería española que es una magnífica síntesis de la 
historia masónica cubano-española que vivió Martí y que fraguó su pensamiento. 
Unos años antes, Torres Cuevas ya le había dedicado una obra fundamental: El alma 
visiblede Cuba: José Martí y el partido revolucionario cubano (La Habana, 1984). Igualmente 
resulta esclarecedor el trabajo de Juan Blanco Rodríguez, La actitud de Martí ante los españoles 
y la presencia de estos en el “Ejército Libertador” cubano (Madrid, 1996). Del año 2009 es la 
obra de Ismael Acosta García, José Martí, una vida por la libertad, la igualdad y la fraternidad
(Morelia, 2009) en la que dedica todo un largo y completo capítulo a “Martí, Masón” 
incorporando las últimas y decisivas investigaciones sobre la militancia masónica de Martí en 
Madrid, y que cierra un ciclo iniciado muchos años antes, entre otros, con Carlos Jinesta, José 
Martí en Costa Rica (San José, 1993) y continuada por Manuel García Guatas, La Zaragoza de 
José Martí (Zaragoza, 1999), en cuya universidad se doctoró. 
Puerto Rico-Santo Domingo
Entre los nuevos estudios relativos a la masonería europea en su relación con América 
quisiera señalar los realizados por miembros del CEHME o desde dentro del mismo centro. Para 
el caso de Puerto Rico hay que destacar los dos tomos de José Antonio Ayala Pérez, La 
masonería de obediencia española en Puerto Rico en los siglos XIX y XX (Murcia, 1991-1993), 
modelo de investigación y de resultados reveladores desconocidos hasta ahora. También se ocupa 
Ayala con el rigor que le caracteriza de la masonería puertorriqueña en otros trabajos, como El 
contencioso masónico en Puerto Rico a finales del siglo XIX (San Juan, 1989), La masonería de 
obediencia española ante el conflicto colonial puertorriqueño (Logroño, 1991-Zaragoza, 1993), 
La conjunción masónica-librepensadora-protestante contra la Iglesia católica: el caso de Puerto 
Rico (1898-1925) (Zaragoza, 1994), La masonería de obediencia francesa en Puerto Rico de 
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1821 a 1841 (Madrid, 1991) y Maçoneria, regionalisme i independencia al Puerto Rico de la fi 
del segle (Barcelona, 1997). 
Como complementos muy puntuales, Manuel de Paz Sánchez, Españolismo versus 
separatismo en la masonería puertoriqueña: la logia Borinquen nº 81 de Mayagüez (1889-1897)
(Madrid, 1985) y Jesús Raúl Navarro García, El desprestigio masónico en Puerto Rico durante la 
década ominosa (Alicante, 1990). Paloma Vázquez Ibáñez que defendió su tesis de Maestría en 
la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico el año 2004 con el título de La Masonería y su 
influencia política en el Puerto Rico del siglo XIX y principios del XX, posteriormente presentó, 
en el Symposium de Logroño, un avance: Puerto Rico, la carta autonómica de 1897 y su breve 
instauración (Zaragoza, 2007). En el mismo Simposio de Logroño, el profesor Paul Estrade 
adelantó un estudio biográfico de Betances, masón inconforme (Zaragoza, 2007) al que considera 
el padre de la Patria Puertorriqueña y el último de los Libertadores latinoamericanos del siglo 
XIX equiparable a Benito Juárez y José Martí. 
Ya antes la masonería de Puerto Rico había interesado también a José Antonio Ferrer 
Benimeli en La masonería y la independencia de Puerto Rico. Análisis de un papel de 1823
(Logroño, 1993) y en Masones asturianos en la Cuba y Puerto Rico del siglo XIX (Oviedo, 
1993). 
Esta vía de la emigración masónica asturiana a América ha sido ampliada y profundizada 
metodológicamente por Yván Pozuelo Andrés, Las relaciones masónicas entre Asturias e 
Hispanoamérica en los siglos XIX y XX. Estado de la cuestión (REHMLAC, 2009). 
El tema de la esclavitud en Puerto Rico es abordado por Luis Antonio Otero González en 
La masonería autóctona y española ante la esclavitud (Zaragoza, 2010). 
Como colofón se puede citar a Otto Sievens Irizarry, La masonería vista por autores 
puertorriqueños (San Juan, 2010), a Luis Antonio Otero González, La Universidad 
Interamericana de Puerto Rico y su relación con la Masonería (Santurce. Puerto Rico, 2008) y a 
Miguel A. Pereira, La modernidad en el periodismo masónico puertorriqueño del siglo XIX
(Santurce, Puerto Rico, 2009). 
Si de Puerto Rico pasamos a Santo Domingo, no disponemos de grandes estudios a pesar 
del interés que en su día mostró el arzobispo-obispo de Higüey y fundador de la Universidad 
Católica Madre y Maestra, Mons. Hugo E. Polanco, a quien se debe una primera aproximación a 
La Masonería en la República Dominicana (Santo Domingo, 1985) que es una abierta, objetiva y 
bien documentada exposición hecha desde el interés por los asuntos de orden histórico y por su 
preocupación pastoral de entendimiento y no confrontación. Utiliza, entre otros, la Bibliografía 
masónica dominicana (Santo Domingo, 1945) de Luis Florens así como la Constitución masónica 
y los Estatutos Generales para el Orden Simbólico de la República Dominicana, la Reseña 
histórica del Supremo Consejo del Grado 33 y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para 
la República Dominicana (Santo Domingo, 1952) del entonces Soberano Gran Comendador, 
Haim López Penha, y otros Boletines, Reglamentos y documentos internos de la masonería 
dominicana. 
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Es igualmente importante, a pesar de su brevedad, el capítulo que María Magdalena 
Guerrero Cano dedica a La francmasonería en su libro Disciplina y laxitud: La Iglesia 
dominicana en la época de la Anexión (Cádiz, 1989), donde trata de la formación de la Gran 
Logia Nacional de la República dominicana en 1858, y de los problemas que surgieron con el 
arzobispo Monzón, con motivo de la anexión a España, como muy bien expuso en su día José de 
la Gandara Navarro en Anexión y guerra de Santo Domingo (Madrid, 1884) de donde toma su 
información la autora. 
Como complemento necesario Juan Francisco Sánchez nos ofrece su Historia sintética de 
la Masonería Dominicana (Ciudad Trujillo, 1998). 
Consciente del vacío historiográfico más reciente, se pueden señalar dos trabajos, uno 
referido al Santo Domingo francés: Jacques de Cauna, Autour de la thèse du complot. 
Francmaçonnerie, Révolution et contre-Révolution à Saint-Domingue (1789-1791) y otro al 
hispano: José Antonio Ferrer Benimeli, La logia dominicana Aurora nº 82 de San Pedro de 
Macoris (1889-1923) (Caracas, 2005-REHMLAC, 2012). 
El siempre polémico tema de las relaciones entre la Iglesia católica y la masonería, y más 
en concreto durante la dictadura de Trujillo, es estudiado por el hoy considerado máximo experto 
de ese periodo de la historia dominicana, Francisco Javier Alonso Vázquez en La pugna entre la 
Iglesia católica y la masonería en el ocaso de la dictadura de Trujillo (Zaragoza, 2001) donde 
analiza la colaboración de la masonería dominicana con la dictadura de Trujillo y la coacción 
sufrida por la Iglesia católica en la misma época. 
Cuba 
En Cuba se constata que, en comparación con el resto del Caribe son más numerosas las 
monografías dedicadas a la masonería, tanto las publicadas en y desde la isla como las realizadas 
desde fuera. Por esta razón no resulta fácil hacer una rigurosa selección crítica de la historiografía 
masónico-cubana de las últimas décadas al estilo de la más general de Carmen Almodovar 
Muñoz, Antología crítica de la historiografía cubana (La Habana, 1986). 
Partiendo del ya clásico Aurelio Miranda Álvarez, Historia documentada de la masonería 
en Cuba (La Habana, 1933), a modo de introducción habría que citar a Emilio Canciobello y 
Arango, La masonería como factor decisivo en la formación y desarrollo de la Nacionalidad 
Cubana (La Habana, 1932) y a Roger Fernández Callejas, Historia moderna de la 
Francmasonería en Cuba. Su influencia en la independencia cubana (La Habana, 1985) y sus 
anteriores trabajos Historia de la Francmasonería en Cuba (La Habana, 1944), Origen cubano de 
la masonería regular (La Habana, 1951), A Report of masonry in Cuba in 1969 (Londres, 1969), 
Cien años de actividad masónica (La Habana, 1961) y Primera manifestación pública masónica 
independiente (La Habana, 1949). 
Como complemento de cierta utilidad, Francisco Ponte Domínguez, El delito de 
francmasoneríaen Cuba: estudio histórico acerca de la alianza del altar y el trono, su 
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persecución de la francmasonería en Cuba (México, 1951) e Historia de la Masonería del Rito 
Escocés en Cuba (México, 1951). Y para cerrar esta introducción Orlando González González 
nos ofrece tres trabajos, Valoración histórica del Gran Oriente de Cuba y las Antillas (La 
Habana, 1987), La personalidad masónica literaria de Aramburu (La Habana, 1989), El 
periodismo masónico y la revista de la Gran Logia, en Miranda (La Habana, 1989) que son tres 
conferencias hechas desde la masonería en el cincuentenario del fallecimiento del “Resp. Hno. 
Don Aurelio Miranda Alvarez”. 
Especial interés tiene, por la fecha en que está escrito y por el autor del mismo, el Mensaje 
Anual del Gran Maestro Carlos M. Piñeiro y del Cueto, hecho desde La Habana, el 22 de marzo 
de 1959, año del centenario de la Gran Logia de Cuba, y que es un balance realista de lo realizado 
en sus diez años de gobierno masónico. 
Pero en Cuba, hoy día, el punto de referencia es el equipo investigador constituido en 
torno al profesor de la Universidad de La Habana y Presidente de la Academia de Historia de 
Cuba, Eduardo Torres Cuevas quien es autor de una fundamental Historia de Cuba (1868-1989)
(La Habana, 1994-96), en cuyo volumen segundo, dedicado a “las luchas por la Independencia 
nacional y las transformaciones sociales” dedica un breve apartado a la masonería. Más 
recientemente, en su Historia de la masonería cubana (La Habana, 2004) analiza la masonería 
cubana a través de seis ensayos, cinco de los cuales ya había presentado en España en diferentes 
simposios organizados por el CEHME, a saber: Los cuerpos masónicos cubanos durante el siglo 
XIX (Zaragoza, 1993) y (REHMLAC, 2012), El 98, Cuba y la masonería cubana (Zaragoza, 
1999), La masonería en Cuba durante la Primera República, 1902-1933) (Zaragoza, 1991), La 
masonería cubana en las décadas finales del siglo (Zaragoza, 2001), José Martí y la masonería 
española (Zaragoza, 2004) y El Gran Oriente de Cuba y las Antillas y la ruptura del 68, que es el 
único no presentado antes por el CEHME. Posteriormente Torres Cuevas, todavía nos ofreció 
Sagasta, Cuba y las masonerías Cubana y Española (Zaragoza, 2007), Presencia republicana 
española en Cuba (Zaragoza, 2010) y Masonerías en Cuba durante el siglo XIX (REHMLAC, 
2012). 
El área de influencia universitaria del profesor Torres Cuevas abarca las universidades de 
La Habana y la de Cienfuegos. Algunos ejemplos son la tesis doctoral de Samuel Sánchez 
Gálvez, La logia masónica cienfueguera Fernandina de Jagua (1878-1902). Un estudio de caso, 
defendida en la Universidad de La Habana en 2010, y de la que existe una breve síntesis con el 
mismo título en REHMLAC, 2010. Previamente había también publicado Ciencia y cultura en 
Fernandina de Jagua (REHMLAC, 2009) del que presentó avances en el III Congreso 
Iberoamericano de Pensamiento, celebrado en Holguin en 2006, con el título de Masonería, 
Cultura y Ciencia. Apuntes para su estudio en Cienfuegos: 1878-1940 y en el I Simposium 
Internacional de Historia de la Masonería Latinoamericana y Caribeña, celebrado en La Habana 
en 2008, esta vez con el título de Masonería, Ciencia y Cultura en la logia masónica 
cienfueguera Fernandina de Jagua, 1878-1902. Del mismo autor son Institucionalización de la 
masonería en Cienfuegos (REHMLAC, 2009), Legados perdurables: masonería en Cienfuegos 
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(1878-1902) (Cienfuegos, 2010) y Los nombres simbólicos en la logia masónica cienfueguera 
Fernandina de Jagua: expresiones de pensamiento (Cienfuegos, 2007). 
A su vez el Dr. Samuel Sánchez Gálvez ha dirigido la tutoría de la tesis de pregrado de 
Aimara Olga Amador Alonso, Significación sociocultural de los símbolos empleados en las 
logias masónicas de la ciudad de Cienfuegos (Cienfuegos, 2011); la tesis de opción a la categoría 
académica de Máster en Estudios Históricos y Antropológicos de Haens Beltrán Alonso, 
Aproximación al funcionamiento de la Gran Logia de la isla de Cuba desde la revista “La Gran 
Logia” (1929-1933) (Cienfuegos, 2011) y la tesis del grado de Doctor en Ciencias Históricas del 
licenciado Yuniel Fonseca Pozo, La Gran Logia Oriental de Cuba: un caso de cisma masónico, 
en fase de realización. 
Precisamente Haens Beltrán Alonso, en colaboración con Jency Mendoza Otero, 
profesores de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, de Cienfuegos, ha adelantado un avance 
de su tesis con el título La masonería cubana y el proceso revolucionario de los años 30: 
Aproximación desde la revista La Gran Logia, 1931-1933, que se publica en este mismo número 
de la REHMLAC. 
Pertenecientes a la Universidad de La Habana, Janet Iglesias Cruz y Javiher Gutiérrez en 
Españoles y Cubanos en la Masonería. Manuel Curros Enríquez (REHMLAC, 2010) nos 
muestran, a través de un caso particular, cómo en la masonería convivían ideologías 
contradictorias entre españoles y cubanos. Los mismos autores en La simbología masónica en el 
Cementerio de Colón (REHMLAC, 2010) estudian la presencia de logias y la simbología 
masónica en el monumental cementerio Colón de La Habana. 
Igualmente ligados a la Universidad de La Habana, María Teresa Montes de Oca Choy y 
Yasmín Ydoy Ortiz en Chee Kung Tong ¿Vínculos masónicos? (REHMLAC, 2009) nos ofrecen 
una serie de sugerentes reflexiones a propósito de la utilización de símbolos masónicos por una 
sociedad china establecida en Cuba en el siglo XIX. 
De la masonería cubana también se ocupa desde Francia Dominique Soucy quien ya en 
1999 publicó La diffusion des concepts maçonniques dans la société cubaine du XIXème siècle
(París, 1999). Es autora de una tesis doctoral defendida en diciembre de 2003 en la Universidad 
de París VIII-Saint Denis, y publicada tres años después con el título de Masonería y nación. 
Redes masónicas y políticas en la construcción identitaria cubana (1811-1902) (Santa Cruz de 
Tenerife, 2006) donde interpreta críticamente y reflexiona sobre el papel básico del ideario de la 
masonería cubana en la formación de la conciencia y Estado nacional, como muy bien señala su 
director de tesis, el profesor Paul Estrade, impulsor desde París de los estudios sobre la masonería 
cubana. Posteriormente Dominique Soucy ha presentado otros trabajos, como Intervención del 
Grande Oriente de Francia en la historia de la masonería cubana (Zaragoza, 2007), Hacia una 
mediología de la masonería cubana (Zaragoza, 2001), El Palenque literario: Un testimonio de la 
realidad masónica de Cuba (1876-1883) (Zaragoza, 2004), Vicente Antonio de Castro y la 
opción reformista: desde “La Cartera Cubana” hasta Yara (Zaragoza, 2010). Y en colaboración 
con Delphine Sappez, Autonomismo y masonería en Cuba (REHMLAC, 2009). 
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En el capítulo biográfico, al igual que en su día lo hicieron Roger Fernández Callejas con 
Vicente Antonio de Castro. Masón y patriota, precursor del 68 (La Habana, 1946) y Orlando 
González González con La personalidad masónica literaria de Aramburu (La Habana, 1989), es 
María Dolores Domingo Acebron quien desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas 
de Madrid [CSIC] nos ofrece una serie de interesantes estudios sobre Francisco Arredondo y 
Miranda: masón y mambí (Zaragoza, 1993), Víctor Patricio Landaluze, un pintor español masón 
y anti-independentista en Cuba en la primera mitad del siglo XIX (Zaragoza, 1995), Rafael 
María de Labra y su relación con la masonería en Madrid y en Cuba (1880-1918) (Zaragoza, 
2004), Independencia en el Caribe, Cuba: José de Armas y Céspedes: masón (Zaragoza, 2010) y 
Antonio Govin y Torres. El papel del autonomismo y su relación con la masonería en Cuba 
1878-1898 (Zaragoza, 2001), tema y personaje que recientemente ha sido de nuevo abordado, 
esta vez por Delphine Sappez, Antonio Govin y Torres, nexoentre masonería y autonomismo en 
Cuba (Zaragoza, 2010). 
A estos hay que añadir los trabajos de Manuel Hernández González, Liberalismo y 
masonería en la América de las guerras de la Independencia: Cabral de Noroña y sus reflexiones 
sobre la masonería (Alicante, 1990), de Francisco López Casimiro, Ramón Blanco Erenas, 
capitán general de Cuba y la masonería (Badajoz, 2009), y de Paul Estrade, Un masón audaz y 
conformista, paradigmático del Gran Oriente de Francia: el franco-cubano Severiano de 
Heredia (1836-1901) (Zaragoza, 2010) que posteriormente ha transformado en libro: Severiano 
de Heredia, ce mulâtre cubain que Paris fit “maire” et la République ministre (Paris, 2011), 
quien desde Francia, donde llegó a ser Presidente del Consejo de París y Ministro de Obras 
Públicas, dedicó su vida a la política, la masonería y las relaciones con Cuba y América Latina; y 
el puramente testimonial por haber nacido en Cuba en 1877, estudiado por Carlos Navajas 
Zubeldia, Biografía masónica y militar de Julio Mangada Rosenörn (Zaragoza, 1993) personaje 
que hizo su carrera militar en Puerto Rico y en la España de la Segunda República y Guerra Civil, 
viéndose obligado a refugiarse en el exilio masónico de México donde fue incorporado al 
Supremo Consejo. 
A su vez Manuel de Paz Sánchez centra sus estudios y crónicas sobre un personaje: Luis 
Felipe Gómez Wangüemert y la masonería palmera y cubana de la década de 1930. Notas para 
un estudio (Santa Cruz de Tenerife, 1981 y 2010), Wangüemert y Cuba (La Laguna, 1991), 
Masones y anticlericalismo en Luis F. Gómez Wangüemert (Zaragoza, 1995-Las Palmas, 2010) y 
Crónica y semblanza wangüemertiana de Mercedes Pinto: una feminista canaria en Cuba (1935-
1936) (Las Palmas, 1980 y 2010). En otro trabajo el mismo autor amplía su estudio a otros 
militares: El enigma Sandoval y otros “enigmas” militares españoles: Bayo Giroud, Rodríguez 
Lozano... (Zaragoza, 2007). 
Ferrer Benimeli aporta noticias puntuales en 1817, un año clave para la masonería 
tinerfeña y cubana (Santa Cruz de Tenerife, 1984), en Implantación de logias y distribución 
geográfico-histórica de la masonería española (Zaragoza, 1987) y en la síntesis Apuntes 
históricos de la masonería cubano-española del siglo XIX (Zaragoza, 1993). Allí consta que sólo 
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el Gran Oriente de España fundó en Cuba en el siglo XIX 86 logias, el Gran Oriente Nacional de 
España 42, el Gran Oriente Español 44 y la Gran Logia Española de Memphis y Mizraim 17, por 
citar sólo las Obediencias más importantes de la época. 
Estas logias a las que alude Pere Sánchez Ferré en Masonería y colonialismo español
(Madrid, 1989), fueron estudiadas por José Manuel Castellano Gil en su tesis doctoral La 
masonería de Obediencia española en Cuba durante el siglo XIX, defendida en la Universidad de 
La Laguna en diciembre de 1992 y posteriormente publicada con el título La Masonería española 
en Cuba (Santa Cruz de Tenerife, 1996), modelo de investigación y de resultados reveladores 
poco conocidos, como la elevada participación de criollos en las logias de origen español, así 
como el que de unos 8000 masones cuantificados en la isla en el siglo XIX, sean en torno a 5000 
-es decir el 70% del total- los adscritos a Obediencias españolas establecidas en Cuba. 
Así como la mayor parte de los estudios hechos en Cuba y Francia sobre la masonería 
cubana se centran en la llamada masonería autóctona y autonomista que algunos identifican con 
la única y auténtica por estar implicada en las luchas político-ideológicas independentistas, desde 
España el centro de interés ha sido, en base a la documentación conservada en el archivo de 
Salamanca, el estudio de las más de doscientas logias creadas en la isla y reconocidas por 
diversas Obediencias españolas. 
Antes, el profesor Manuel de Paz Sánchez había ya publicado Aspectos generales y 
principales características de la implantación sistemática de la francmasonería en la Gran 
Antilla durante el último tercio del siglo XIX (Sevilla, 1979), e Hipótesis en torno a un desarrollo 
paralelo de la masonería canaria y cubana durante el primer tercio del presente siglo. 
Acotaciones para un estudio (Las Palmas, 1982) que unos años después completaría con España, 
Cuba y Marruecos. Masonería, identidades y construcción nacional (Las Palmas, 2009 y 2010) y 
Manuel Hernández González, con Masonería, liberalismo y cuestión nacional en la Cuba del 
trienio liberal (Zaragoza, 1995). 
Con el material conservado en el ahora llamado Archivo de la Memoria Histórica, de 
Salamanca, se han elaborado otros trabajos como los de José Miguel Delgado Idarreta y Abilio 
Jorge Torres sobre las logias cubanas que tenían el título distintivo de “Zaragoza” y su 
mentalidad y composición socio-profesional (Zaragoza, 1993 y 1995), el de Carmen Mellado y 
Concha Ponce sobre la masonería valenciana ante la guerra hispano cubana de 1895-96 
(Zaragoza, 1993) y los de Manuel Júlbez Campos, Modelos de masonería española identificada 
con América (Zaragoza, 1993) y Pere Sánchez Ferré sobre la masonería catalana y el conflicto 
colonial cubano (Barcelona, 1984-85). 
Revolución e independencia, que en su día -entre otros- estudió Martín Landa Bacallado, 
La Masonería y la revolución cubana. Semejanzas e idearios (La Habana, 1964). Aspectos 
igualmente abordados por José Manuel Castellano, La masonería en Cuba y el conflicto colonial
(Barcelona, 1997), Luis Martín, La masonería española y la independencia de Cuba (Nantes, 
1992), Eduardo Enríquez del Árbol, Masonería y patriotismo ante el desastre: la defensa de la 
institución en Cuba por los Grandes Orientes españoles (1895-1898) (Granada, 1998), Manuel 
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de Paz Sánchez, La masonería y la pérdida de las colonias: impresiones sobre el caso cubano
(Zaragoza, 1993) y Pedro Pascual Martínez, La prensa masónica de España y Cuba (1868-1898)
(Zaragoza, 1999). 
A su vez María Dolores Domingo Acebrón trata de algunos aspectos de las guerras de 
Cuba: La masonería durante la guerra de los diez años. Cuba (1868-1878) (Alicante, 1990) e 
Integrismo y masonería. Los cuerpos de voluntarios en Cuba (1868-1898) (Zaragoza, 1999). Y 
Jean-Pierre Bastian incide, una vez más, en el tema del protestantismo, esta vez en Cuba y que 
con ligeras variantes en el título publicaría primero en España, después en Colombia y finalmente 
en Cuba: Las redes francmasonas y protestantes en el movimiento independentista cubano, 1868-
1898 (Zaragoza, 1999), Sociedades protestantes y logias en la lucha independentista cubana, 
1868-1898 (Medellín, 2001) y Francmasones y protestantes en el movimiento revolucionario de 
la independencia cubana, 1868-1898 (La Habana, 2012). Resulta curioso observar como en 
España utiliza “movimiento independentista”, en Cuba “movimiento revolucionario” y en 
Colombia de sociedades protestantes, en lugar de redes. 
La emigración y exilio de masones españoles a Cuba ha sido estudiada por Alberto Valín 
Fernández, Galicia y su emigración en la masonería cubana (Zaragoza, 1993-Barcelona 1997-
Santiago de Compostela, 2001), Manuel de Paz Sánchez, Los residentes españoles en Cuba y la 
masonería después de la independencia (Madrid, 1986), Antonio Morales Benítez y Fernando 
Sigler Silvera, La masonería gaditana de obediencia cubana: la logia Tolerancia y Fraternidad
(Zaragoza, 1993) -en este caso se trata de la implantación de una logia de Obediencia cubana en 
España-, José Ignacio Cruz Orozco, La masonería valenciana y América (Valencia, 1993) y 
Solidaridad y exilio. La masonería española en América, (1939-1977) (Zaragoza, 1993), José 
Antonio Ferrer Benimeli, Masones asturianos en la Cuba y Puerto Rico del siglo XIX (Oviedo, 
1993) y Juan José Morales Ruiz, Masones menorquines en América latina durante el siglo XIX
(Zaragoza, 1993). La emigración cubana a Norteamérica la analiza en un caso muy puntual 
Manuel Hernández González, Laorden cubana de los Caballeros de la Luz en el exilio 
norteamericano (Zaragoza, 1993). 
Como complemento de lo anterior puede servir Jorge L. Romeu Beltrán, Estudio 
estadístico del auge y declive de la Gran Logia de Cuba (1945-2012) (REHMLAC, 2012) que es 
un trabajo hecho no desde la historia sino con las frías técnicas de la estadística, y las nuevas 
herramientas de análisis. 
La particular e interesante cuestión de los nombres simbólicos empezó a estudiarla 
Françoise Randouyer en Les noms symboliques des Maçons espagnols (París, 1982) y en 
Ideología masónica a través de los nombres simbólicos (Salamanca, 1987) y aunque ocupa un 
destacado capítulo en todas y cada una de las historias de las masonerías locales y regionales, de 
forma monográfica y referida en particular a Cuba sólo ha sido estudiado por Pilar Amador, 
Mensajes de mentalidad expresados a través de los nombres simbólicos de los masones de 
América: Cuba (Zaragoza, 1993) y por Yván Pozuelo Andrés, Notas sobre el “nombre 
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simbólico” en Hispanoamérica (REHMLAC, 2012), el estudio más completo y profundo de los 
realizados sobre la cuestión de los nombre simbólicos. 
Íntimamente ligado con lo anterior es el trabajo conjunto de Luis Martín y Françoise 
Randouyer, Título distintivo e ideología en las logias de las Antillas (Zaragoza, 1993) así como el 
de María Elena Muñoz Echeverría y María Jesús Ocaña Vázquez, Elementos indígenas y de 
ultramar en los sellos de las logias de Cuba y Filipinas (Zaragoza, 1993) que es una vía de 
investigación cada vez más utilizada en la que se combina el arte y la ideología; y el de Joan 
Sabater I Pie, La crisis del 98 en la filatelia masónica (Zaragoza, 1999) donde fija su atención en 
los movimientos de independencia de Cuba y Filipinas a través de la riqueza postal de sellos de 
correos dedicados a los héroes nacionales que lucharon por la independencia de sus respectivos 
países.11
Una nueva vía de investigación ofrece Fernando Redondo Díaz en su breve trabajo La 
prensa militar y el papel de la masonería en ultramar (Zaragoza, 1999) en el que trata del 
periodismo militar de opinión y cómo se vio desde él el movimiento emancipador e 
independentista de ultramar y su vinculación con la masonería, en especial la cubana autóctona. 
Sin salirnos del papel de la prensa -en este caso masónica- es modélico el trabajo de Yván 
Pozuelo Andrés presentado en el X Congreso Centroamericano de Historia organizado en 
Managua (12-16 julio 2010) por la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, titulado 
Relaciones y opiniones oficiales de las masonerías españolas sobre Iberoamérica durante la II 
República (1931-1935) (REHMLAC, 2011) en el que tras unas acertadas reflexiones sobre la 
forma de escribir la historia de la masonería, pasa a analizar las notas que sobre Iberoamérica se 
encuentran en los boletines y revistas oficiales del Gran Oriente Español y de la Gran Logia 
Española, las dos únicas Obediencias existentes durante la II República Española (1930-1935). 
Noticias que están agrupadas tanto por temas como por revistas y boletines. Fundamentales los 
anexos y gráficos finales, reflejo de un trabajo bien hecho. 
Otro tanto habría que decir de Yordanka Jiménez Pabón que trata del siempre polémico 
papel de la mujer en la masonería cubana, en La masonería femenina en Cuba: entre la 
aceptación y el veto (Zaragoza, 2010) y de Julio de la Cueva Merino quien en El lugar de la 
masonería en la recepción eclesiástica de las guerras coloniales y el desastre de 1898 (Zaragoza, 
1999), con el acierto que le caracteriza incide en la reflexión eclesiástica sobre las insurrecciones 
cubana y filipina que contribuyó a justificar ideológicamente la represión y “guerra justa” contra 
los enemigos no sólo de la patria, sino, sobre todo, de la religión. 
Íntimamente ligada con esta cuestión está la de la antimasonería de la que José Antonio 
Ferrer Benimeli en La antimasonería en España y América latina (Zaragoza, 1995) hace un 
intento de síntesis que ayude a profundizar en futuros estudios. En este contexto más general -
aplicable a todo Iberoamérica- habría que citar el revelador trabajo de Yván Pozuelo Andrés, 
Masonería en los periódicos digitales hispanoamericanos (2006-2007) (REHMLAC, 2009) o los 
11 Hoy día la rica colección filatélica de Joan Sabater I Pie está depositada y se puede consultar en la Biblioteca 
Pública Arus de Barcelona. 
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más particulares y conmemorativos de José Antonio Ferrer Benimeli, La masonería española y el 
IV Centenario del descubrimiento de América (Zaragoza, 1993) y La Francmaçonnerie en 
Espagne et Amérique Latine (París, 1990 y 1996) o el de André Jansen, La masonería en la 
literatura hispanoamericana (Zaragoza, 1993) que en realidad se circunscribe a las alusiones 
masónicas en “El siglo de las luces” del escritor cubano Alejo Carpentier. 
Diferente en su enfoque y contexto geográfico es el estudio de Steven C. Bullock, 
Revolutionary brotherhood: Freemasonry and the transformation of the American Social Order, 
1730-1840 (North Carolina, 1996), o el de Francisco López Casimiro, La masonería y el conflicto 
colonial en la prensa de la baja Extremadura (Zaragoza, 1993), en el que aunque hay alguna 
referencia a Cuba se incide fundamentalmente en el conflicto de Filipinas. 
Desde otra óptica hay que añadir también los estudios de Aldo A. Mola, Las logias 
italianas en Latinoamérica (1860-1940) (Zaragoza, 1993), Luigi Polo Friz, Albert A. Goodall, un 
enviado especial del Supremo Consejo de Boston al mundo masónico sudamericano y europeo en 
la segunda mitad del siglo XIX (Zaragoza, 1993) y Marco Novarino, La masonería italiana y la 
independencia de Cuba (Zaragoza, 1993). 
Argentina 
Si pasamos a analizar alguna de las obras dedicadas a Argentina hay un nombre que 
destaca y es el de Pilar González Bernaldo de Quirós y su tesis doctoral en la Sorbona, dirigida 
por el Profesor François-Xavier Guerra y titulada Civilité et politique aux origines de la nation 
argentine. Ses sociabilités à Buenos Aires, 1829-1862 (París, 1999) donde analiza los lazos y 
formas de sociabilidad en el momento del nacimiento de la política moderna y de la constitución 
de la nación. Y entre las diferentes “sociabilidades” las logias masónicas aparecen al lado de los 
gabinetes de lectura, sociedades literarias y filantrópicas, mutuas, cofradías, clubs electorales, 
sociedades africanas, asociaciones de diversión, etcétera. Pero la masonería es descrita como 
sociedad de reflexión y club de recreo. Previamente había publicado ya una interesante síntesis en 
uno de los Simposios organizados por el Centro de Estudios Históricos de la Masonería 
Española: Masonería y política: el supuesto origen masónico de la organización nacional 
(Análisis de un Banco de datos sobre la pertenencia masónica de la clase política porteña 
durante la formación del Estado-Nación (1852-1862) (Zaragoza, 1993). Precisamente Pilar 
González Bernaldo de Quirós se extraña de que -a pesar de la importancia que la masonería tuvo 
en Argentina a partir de 1854- no existan en ese país estudios fiables sobre esta institución. Pues 
la abundante literatura que se puede encontrar se inscribe en la polémica ético-ideológica entre 
defensores y detractores. Y en todos los casos -añade- los argumentos utilizados tienden a 
embrollar el análisis propiamente histórico. Y concluye apostillando que los historiadores 
universitarios latinoamericanos han hecho prueba de una total indiferencia hacia este tema que, a 
juzgar por su actitud, todavía no ha adquirido el estatuto de objeto histórico. Para un análisis 
crítico sobre la historiografía argentina de la masonería, véase en primer lugar Pilar González 
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Bernaldo de Quirós, Masonería y Nación: la construcción masónica de una memoria histórica 
nacional (Chile,1990), así como Masonería y revolución de Independencia en el Río de la Plata: 
130 años de historiografía (Alicante, 1990), La Revolución Francesa y la emergencia de nuevas 
prácticas de la política: la irrupción de la sociabilidad política en el Río de la Plata 
revolucionario (Santiago, 1991). Análisis que se completa con el realizado previamente por Ana 
Mª Larrègle, Consideraciones sobre la masonería en Argentina (1900-1920) (Zaragoza, 1989). A 
título de curiosidad resulta sintomático el número monográfico de la revista Todo es Historia
dedicado precisamente a la masonería argentina (Buenos Aires, abril 2001) y entre cuyos 
artículos encontramos los de Abel Alexander, La construcción virtual de la Argentina. 
Fotógrafos masones del siglo XIX, Carlos Arechaga, Masones en la Historia argentina. La 
abjuración de Mitre y Gregorio Caro Figueroa, De secretos a discretos. 
Jefe de redacción de la revista Todo es Historia, el ya desaparecido periodista Emilio J. 
Corbière, interesado por los temas históricos y políticos, dedicó a la masonería argentina dos 
importantes libros, La Masonería. Política y sociedades secretas en Argentina (Buenos Aires, 
1998) y su continuación La Masonería. II Tradición y revolución (Buenos Aires, 2001). En 
ambos, frente a la historia mítico-heróica tradicional ofrece una interpretación de la masonería en 
general y de la Argentina en particular más vinculada a la historia de las ideas. 
De la masonería en el Río de la Plata se ocupó José Eduardo de Cara, A Maçonaria no Rio 
de Prata (Rio de Janeiro, 1983) que en realidad hace un estudio y clasificación de las medallas 
masónicas argentinas. Una figura emblemática y discutida de la historiografía masónica argentina 
es Alcibíades Lappas quien, además de los ya citados escritos dedicados a San Martín y de su 
polémico y manipulado libro La Masonería argentina a través de sus hombres, nos dejó La 
masonería en la ocupación del desierto (Buenos Aires, 1981). 
Hay que destacar dos tesis de Dévrig Mollès defendidas en la universidad francesa de 
Haute Bretagne-Rennes II. La primera es una tesis de Maîtrise presentada el año 2000: La franc-
maçonnerie espagnole en Argentine: les origines du Grand Orient Fédéral Argentino (1925-
1935) y la segunda correspondiente al grado de Master: La franc-maçonnerie espagnole exilée 
entre Europe et Amérique. Le Triangle latin. Le pôle argentin (1920-1945) defendida el año 
2001. Temas que también desarrolla en Un puente transatlántico: la Gran Logia Filial Hispano-
Argentina del Grande Oriente Español en la circunstancia Euro-americana de Entre-guerras
(Zaragoza, 2007) y en Exiliados, emigrados y modernizadores: el crisol masónico euro-
argentino. Europa-Río de la Plata, 1840-1880 (Zaragoza, 2010). 
El exilio español en Argentina es también desarrollado con brillantez por María Elena 
Rodríguez Lettieri en El exilio español en la Primera República y la Masonería argentina
(Zaragoza, 2010) quien con anterioridad se había ocupado en un interesante estudio sobre La 
masonería española en la República Argentina (Zaragoza, 2007). Tema éste del exilio español en 
Argentina tratado también por Jorge Ferro, Noticias sobre la masonería española originadas en 
el Río de la Plata (1892-1910) (Zaragoza, 2004) y por Eduardo Callaey, Masonería y 
republicanos: el exilio republicano en Argentina (Zaragoza, 2007). Posteriormente este autor ha 
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derivado a libros dedicados a la masonería medieval, orígenes monásticos de la masonería, la 
Orden del Temple y la masonería y los orígenes cristianos de la masonería, que escapan al objeto 
de este comentario bibliográfico que quiere ceñirse a la historia de la masonería en Argentina y 
no a lo que los argentinos han escrito sobre masonería en general. Otro tanto habría que decir de 
Jorge Francisco Ferro y sus recientes publicaciones sobre la masonería operativa, las sociedades 
secretas, los templarios, los secretos herméticos de la caballería, etcétera, así como de otros afines 
como Teófilo Martines del Duero que también se ocupa de la masonería tradicional operativa, 
Jorge E. Sanguinetti que escribe sobre la espiritualidad y la masonería, Pablo Mateo Tesija sobre 
arte y masonería, Federico González sobre hermetismo y masonería12 y tantas otras publicaciones 
de la editorial Kier de Buenos Aires que nada tienen que ver con la historia de la masonería 
argentina. 
Aunque por el título parece que deberían ir al comienzo hay que citar las reflexiones de 
Jorge Francisco Ferro, Objeto, métodos y perspectivas de la masonología científica (Zaragoza, 
2001), un tanto genéricas no referidas a Argentina en particular, aunque sí lo hace en un amplio 
apéndice que recoge el panorama de la masonería argentina hacia el tercer milenio, así como el 
listado y descripción de las diferentes Obediencias masónicas existentes en la República 
Argentina desde la constitución de la primera Gran Logia en 1857. Más concreto y quizá menos 
conocido es el trabajo del mismo autor titulado El linaje masónico de la familia Cambacérès en 
la Argentina (1801-1888) (Zaragoza, 2007). 
Y para estudiar la masonería argentina a partir de la documentación masónica que se 
encuentra en el Archivo de Salamanca es fundamental la aportación de María Blanca Desantes y 
María José Portela Santamaría, Orientaciones para la investigación de la masonería en 
Argentina (Zaragoza, 1993) donde se hace una detallada descripción de los fondos referidos a 
cerca de un centenar de Logias, Cámaras, Capítulos, Grandes Logias federales y provinciales, 
Supremos Consejos argentinos, etcétera. 
Afortunadamente ya quedan lejos las múltiples ediciones de libros como el de Aníbal A. 
Rotjer, La Masonería en la Argentina y en el mundo (Buenos Aires, 1973) y las de Patricio José 
Maguirre, prototipos de la conspiranoia masónica. 
Finalmente el académico José Eduardo Cara en Homenaje a Mitre (Buenos Aires, 2004) 
hace una brillante síntesis del prócer-general, Presidente de la Nación, Gran Maestre de la 
Masonería argentina y fundador de la Academia Nacional de la Historia, con motivo de cumplirse 
el 183 aniversario del nacimiento del gran desmitificador de las logias Lautaro. 
Uruguay-Paraguay 
Íntimamente ligado al tema de la masonería argentina está el de la masonería uruguaya, 
pues la primera logia argentina fue introducida, mediado el siglo XIX, desde Montevideo. Una 
12 Los títulos en el Apéndice final. 
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vez más Pilar González Bernaldo de Quirós, en su ya mencionada tesis doctoral Civilité et 
politique aux origines de la nation argentine (Paris, 1999) dedica un revelador capítulo a “la 
implantación de la francmasonería en la cuenca del Río de la Plata” en el que hace una magistral 
síntesis de los orígenes tanto de la masonería argentina como de la uruguaya. Para ello se sirve, 
además de los archivos de la Gran Logia de la Masonería de Uruguay, de la obra inédita de Daoiz 
Pérez Fontana, La Masonería y los Masones en la organización de la República. Apuntes para la 
historia (Montevideo, s.f.) y de las numerosas publicaciones de Alfonso Fernández Cabrelli, 
Masonería y sociedades secretas en las luchas emancipadoras de la Patria Grande (Montevideo, 
1975), Masonería, Morenismo, artiguismo (Montevideo, 1982), Presencia masónica en la 
Cisplatina (Montevideo, 1987), Masones y artiguistas en la Banda Oriental (Montevideo, 1986) 
e Iglesia ultramontana y masonería en la transformación de la sociedad oriental (Montevideo, 
1990). Colaborador del CEHME, presentó en el Symposium dedicado a la masonería española y 
América, una interesante y curiosa comunicación sobre El exilio rioplatense de una logia 
catalana dependiente del Gran Oriente del Uruguay (Zaragoza, 1993). Y aunque al Symposium 
celebrado en Toledo, en 1995, ya no pudo asistir por su prematura muerte, sin embargo, se 
publicó a título póstumo el trabajo que ya había remitido: La múltiple actividad

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