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Revista Argentina de Clínica Psicológica ISSN: 0327-6716 racp@aigle.org.ar Fundación Aiglé Argentina Bonet, José; Suárez-Bagnasco, Mariana Revisión Breve: Diagnóstico clínico de los ataques de ira y la hostilidad en pacientes con enfermedad coronaria Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XX, núm. 3, noviembre, 2011, pp. 231-237 Fundación Aiglé Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281922826005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto http://www.redalyc.org/revista.oa?id=2819 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281922826005 http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=281922826005 http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=2819&numero=22826 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281922826005 http://www.redalyc.org/revista.oa?id=2819 http://www.redalyc.org 231 REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICAVol. XX 3 NOVIEMBRE 2011 * José Bonet y Mariana Suárez-Bagnasco Universidad Favaloro E-Mail: bonet@arnet.com.ar; mariansb@gmail.com REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XX © 2011 Fundación AIGLÉ. p.p. 231–237 reVisión breVe: diagnóstico cLínico de Los ataques de ira y La hostiLidad en pacientes con enfermedad coronaria José Bonet y Mariana Suárez-Bagnasco* Resumen El objetivo de este trabajo es efectuar una revisión de la relación entre el complejo ira/hostilidad y la enfermedad coronaria (EC); proveer una descripción teórico-clínica de síntomas y signos identi- ficables, que brinden herramientas para mejorar el diagnóstico en la práctica médica y psicológica. Comenzaremos considerando la hostilidad y luego la ira desde una perspectiva biopsicológica, incluyendo algunas consideraciones sobre la agresión. Dada la asociación entre hostilidad, ira y agresión, particularmentedad, con el curso y el pronóstico de la EC, sería conveniente incorporar a la atención clínica la detección de los ataques de ira, agresión, y rasgos de hostilidad. Palabras clave: ira, hostilidad, agresión, enfermedad coronaria. Key words: anger, hostility, aggression, coronary diseases. Introducción Existe importante evidencia que las emociones y otros factores psicológicos se relacionan con la Enfermedad Coronaria (EC) y que el riesgo asocia- do con ellos es similar al encontrado con otros fac- tores de riesgo más conocidos (Kop, 1999; Krantz y Manuck, 1984; Roseman, Brand, Jenkins, y cols., 1975; Kuper, Marmot y Hemingway, 2002; Trigo, Sil- va y Rocha, 2005; Davidson, 2008; Mittleman, Ma- clure, Sherwood, y cols., 1995; OMS, 2007; Yusuf, Hawken, y cols., 2004). Un meta-análisis reciente evidencia que la ira y la hostilidad están asociadas, no sólo con el incremento de eventos cardíacos en la población sana, sino con peor pronóstico en pa- cientes con EC preexistente; indica que episodios frecuentes de ira y el rasgo de hostilidad, puede acelerar la recurrencia de eventos coronarios. El efecto nocivo de la ira y la hostilidad fue levemen- te mayor en coronarios que en población sana, y en hombres (Chida y Steptoe, 2009; Williams, Paton, Siegler, y cols., 2000; Matthews, Gump, Harris, y cols. 2004; Barefoot, Dahlstrom y Williams, 1983). Otro estudio destacable es el MRFIT (Multiple Risk Factor Intervention Trial), el cual demuestra que la Hostilidad puede ser un factor de riesgo para mor- talidad de causa cardiovascular en pacientes de alto riesgo (Matthews, Gump, Harris, y cols., 2004). Ya desde 1939, Alexander conjeturaba que la supresión de la ira se relacionaba con la hipertensión arterial (Alexander, 1939); en la década del 60, Friedman y Rosenman describen la personalidad de Tipo A (PTA), postulando una asociación entre la PTA y la EC (Friedman y Rosenman, 1974). La PTA se ca- racterizó por una intensa ambición, excesiva com- petencia, preocupación por la meta, impaciencia, sentido de urgencia de tiempo, conducta agresiva y hostilidad. También se los describe como sujetos irritables, buscadores de éxito, impacientes y con baja tolerancia a la frustración (Lachar, 1993) (Véa- se tabla 1). Si bien existen numerosos estudios que han encontrado la asociación entre PTA y EC, existen resultados dispares. A partir de esto, Williams con- sideró que puede ser un factor y no todo el conjunto de la PTA, se vincule con la EC, y se empezó a estu- diar el tema de la hostilidad como el factor tóxico (Williams, Nieto, Sanford, y cols., 2002). Las emociones tienen una función adaptativa, con el propósito básico de preparar al ser humano para responder ante situaciones ambientales. Sin José Bonet y mariana suárez-BaGnasCo 232 REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICAVol. XX 3 NOVIEMBRE 2011 embargo, al extenderse a otros contextos, pueden dejar de ser útiles, resultando en una activación cró- nica, que se asocia con una conducta disfuncional, produciendo un costo biológico mayor. La rabia o ira o cólera es una emoción primaria natural, biológica- mente necesaria, e innata; es un estado agudo, que dura unos minutos, o un estado de ánimo de inten- sidad más leve que puede durar días. La hostilidad es un rasgo normal componente de la personalidad, estos rasgos son características estables a largo plazo que facilitan la expresión de emociones espe- cíficas; en este caso la hostilidad facilita la expre- sión de ira. La ira y la hostilidad, términos relaciona- dos, a veces son usados de manera intercambiable aunque tienen importantes diferencias entre sí. En la presente revisión las vamos a considerar por se- parado, sin embargo hoy en día, frecuentemente se describe el “complejo ira/hostilidad” (Iacovella y Troglia, 2003). El objetivo de este trabajo es efectuar una revi- sión de la relación entre el complejo ira/hostilidad y la EC; proveer una descripción teórico-clínica de síntomas y signos identificables, que brinden he- rramientas para mejorar el diagnóstico en el con- sultorio médico. Comenzaremos considerando la hostilidad y luego la ira desde una perspectiva biop- sicológica, incluyendo algunas consideraciones so- bre la agresión. Hostilidad La hostilidad es un constructo de naturaleza pre- dominantemente cognitiva, es un concepto más am- plio que la ira e involucra creencias, expectativas y actitudes negativas duraderas y estables sobre los otros, la tendencia a esperar lo peor de los demás y estar siempre a la defensiva y alerta. Se acompaña de odio, animosidad, agresión, disgusto, suspicacia. Es un fenómeno de largo plazo, que tiende a persis- tir sin estimulación, y es usualmente dirigido contra otra persona (Yuen y Kuiper, 1991). (Véase tabla 2). Como generalmente la hostilidad se acompaña de cierto grado de cinismo, se denomina, hostilidad cínica. El cinismo es una creencia negativa hacia la humanidad en general, generando una actitud des- confiada con respecto a los motivos de los demás, llevando a un estado de alerta contra el “mal com- portamiento” esperado. A veces se la llama atribu- Tabla 1. Síntomas y Signos de la Personalidad Tipo A SÍNTOMAS CONDUCTUALES • Malestar intenso por esperar en las “colas” • Puntualidad “ fetichista” • Realizar varias cosas a la vez • Apuro en caminar, comer y levantarse de la mesa. • Pedidos reiterados de los demás que se calme. • Muy infrecuente evocación de recuerdos, sueños diurnos, y observación de fenómenos naturales. SIGNOS PSICOMOTORES • Tensión facial crónica. • Postura tensa, movimientos abruptos, rápidos, espasmódicos. • Tic de elevación de las cejas. • Elevación o retracción de los hombros. • Estilo de habla veloz. • Apurar a los otros cuando hablan. • Anticipo de las respuestas y argumentos a su oponente. • Expiraciones audibles, forzadas. Tabla 2. Síntomas y Signos de la Hostilidad SÍNTOMAS CONDUCTUALES • Irritaciónfácil, intensa y desmedida ante errores “triviales” de los otros. • Frecuente pérdida del control conduciendo autos. • Incredulidad en el altruismo. • Insomnio por rumiaciones que generan rabia y/o frustración. • Dificultades crónicas en la relación con los hijos • Tensión y competencia intramarital SIGNOS PSICOMOTORES • Hiperpigmentación periorbital. • Retracción de ambos párpados. • Retracción bilateral de los músculos buccinadores y orbiculares de los labios. • Cualidades vocales hostiles. • Risa hostil. reVIsIón BreVe: dIagnóstIco clínIco de los ataques de Ira y la HostIlIdad en PacIentes con enfermedad coronarIa 233 REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICAVol. XX 3 NOVIEMBRE 2011 ción hostil, que es la creencia que la conducta de los otros es malintencionada y dirigida. Las personas hostiles, presentan bajos niveles de apoyo social, tanto en cantidad como en calidad, dificultades en la adherencia a las indicaciones mé- dicas, y mayor probabilidad de padecer ataques de ira (Smith y Pope, 1990; Suarez, Kuhn, Schanberg, y cols., 1998). Ira La ira es un constructo de naturaleza predomi- nantemente emocional. Normalmente se desenca- dena por situaciones en las que las personas son he- ridas, engañadas, traicionadas. Puede manifestarse como irritabilidad, desprecio y rabia. La experiencia de ira puede variar en intensidad desde irritación leve a rabia, siendo más intensa cuando hay baja to- lerancia a la frustración (Kassinove y Sukhodolsky, 1995). El ataque de ira es un estado que evoluciona en pocos minutos, como una explosión, de diferente intensidad y breve duración; que generalmente es advertido por los demás, pero a veces no; presen- ta diferentes síntomas y signos clínicos: la voz y el cuerpo tenso, puños o dientes apretados, con una mirada amenazante y gestos de estar furioso y des- controlado. El individuo se muestra muy enojado o enfurecido, generalmente se acompaña de insultos y gritos, puñetazos y golpes en la mesa o la pared, portazos, tirar o romper objetos. Puede lastimase a sí mismo e involucrarse en peleas. Como la agresión física abierta está fuertemente sancionada social- mente, es frecuente que se desplieguen otras for- mas de agresión expresadas de maneras diferentes y disimuladas de tal forma que no violen las normas sociales. Para calmar la sensación displacentera de la ira, se pueden presentan tres tipos de afrontamiento di- ferentes: la supresión de la ira, la expresión de la ira o el control de la ira (Denollett, Gidron, Vrints, y cols., 2010). En la supresión de la ira (anger-in) la persona afronta la situación reprimiendo la expre- sión verbal o motriz. En la expresión de la ira (an- ger-out) manifiesta conductas airadas, verbales o físicas, hacia otras personas y/u objetos, pero sin intención de producir daño. Y en el control de la ira (anger-control) intenta canalizar su energía emocio- nal proyectándola hacia fines más constructivos, para llegar a una resolución positiva del conflicto. Durante la experiencia y los ataques de ira se activan diferentes sistemas fisiológicos, como el sistema nervioso autónomo, el sistema endócrino, tensión muscular y cambios respiratorios. Se ha descripto un incremento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, del nivel de testosterona, y un descenso en el nivel de cortisol. A través del incre- mento de la actividad simpática y disminución de la actividad vagal, la ira puede alterar las propiedades electrofisiológicas del miocardio. Puede conducir a un incremento en la heterogeneidad de la repola- rización del miocardio que incrementa la facilidad para inducir arritmias (Lampert, 2010). La supresión de la ira (anger -in) se la ha relacionado con un incre- mento en los niveles de adrenalina y noradrenalina, el incremento de la presión arterial sistólica y cito- toxicidad de las células natural killer junto a incre- mento de la presión arterial diastólica, y la hiperac- tividad del sistema simpático. Además, la ira se ha asociado una reducción del tiempo total y con una peor calidad de sueño (Caska, Hendrickson, Miche- lle, y cols., 2009). En un estudio de doce pacientes con isquemia miocárdica sintomática, hallaron que el recuerdo de un suceso reciente provocador de ira daba lugar a una vasoconstricción aguda de las arterias coronarias previamente estrechadas. La ira aparecía significativamente correlacionada con la disminución tanto de los diámetros mínimos como medios de las arterias coronarias, como se demos- tró mediante técnicas angiográficas cuantitativas (Boltwood, Taylor, Boutte, y cols., 1992). La tenden- cia a supresión de la ira (anger-in) y la hostilidad se han correlacionado negativamente con la alteración de la vasodilatación de la arterial braquial (Schott, Kamarck, Matthews, y cols., 2009). La ira y la hos- tilidad se han asociado positivamente con la medi- ción del espesor de la capas íntima media arterial, la determinación de la progresión del espesor de la capas íntima media arterial, y la estimación de la calcificación coronaria (Steptoe, Donald, O’Donnell y Marmot, 2006). Luego de los ataques de ira es habitual que per- manezcan rumiaciones sobre la situación pasada que denotan frustración. La evidencia empírica ha demostrado que las rumiaciones, es decir, las re- presentaciones cognitivas de los eventos pasados, cuando son sostenidas en el tiempo, prolongan la experiencia subjetiva de ira y la reactividad cardio- vascular (Brosschot, Verkuil, Thayer, 2010; Kubzan- sky, Kawachi, Spiro, y cols., 1997). La rumiación y la preocupación (miedo a eventos futuros) que po- drían denominarse “cogniciones perdurables”, se asocian al incremento de la actividad fisiológica que prolongan en el tiempo la respuesta de estrés. Las cogniciones perdurables pueden involucrar proce- sos conscientes o inconscientes e incluso podrían estar activas durante el sueño. Recientes estudios han evidenciado que el incremento de la actividad autonómica continúa durante varias horas, incluso durante el sueño, luego de que una cognición per- durable es procesada conscientemente (Brosschot, 2010). Un estudio prospectivo a 20 años, mostró que niveles elevados de preocupación, entre las que José Bonet y mariana suárez-BaGnasCo 234 REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICAVol. XX 3 NOVIEMBRE 2011 destacan las preocupaciones financieras y las rela- cionadas con la salud, pueden incrementar un 50% el riesgo total de padecer EC fatal y no fatal (Kubzan- sky, Kawachi, Spiro, y cols., 1997). Mecanismos fisiopatológicos que vinculan la ira/hostilidad con la EC. Desde el punto de vista fisiopatológico, se ha asociado a la hostilidad con “down regulation” de los receptores β-adrenérgicos a nivel vascular, cardíaco y nervioso (Yu, Dimsdale y Mills, 1999; Sherwood, Hughes, Kuhn y Hinderliter, 2004; Wood, Feldman y Nadeau, 1982; Gidrona, Gilutzb, Bergerc y Huleiheld, 2002). La “down regulation” de los re- ceptores β-adrenérgicos se ha relacionado a su vez con niveles altos de catecolaminas en plasma u ori- na. Como es sabido, la adrenalina produce una se- rie de efectos sobre el metabolismo que directa o indirectamente favorece el proceso aterosclerótico. Entre ellos: a) Lipólisis, incremento de los niveles de ácidos grasos libres y aumento en la producción de triglicéridos, generando un aumento relativo en las concentración de lipoproteínas de baja y una dismi- nución de las de alta densidad; b) Incremento de la adhesividad y agregación plaquetaria, favoreciendo un crecimiento más rápido de las placas de ateroma y el desarrollo de trombos; este efecto es amplifica- do por la disminución de la serotonina plaquetaria, produciendo en el endotelio disfuncional, vasocons- tricción, incrementando el riesgo para un síndrome coronario agudo; c) Reducción del umbral para el desarrollo de arritmias ventriculares; d) Estimula- ción de la síntesis proteica favoreciendo la hipertro- fia miocárdica. El incremento dela actividad plaquetaria y la elevación del colesterol total en plasma se han re- lacionado positivamente con el nivel de hostilidad (Markovitz, Matthews, Kiss y Smitherman, 1996). También se ha evidenciado una correlación positiva entre la hostilidad y la producción de factor de ne- crosis tumoral alfa e interferón gamma indicando un predominio de la actividad proinflamatoria (Janicki- Deverts, Cohen, Doyle y William, 2010). Con respecto al soporte social, durante estrés psicológico se ha visto que puede moderar en forma significativa los cambios en la presión sanguínea. La reducción en el apoyo social se ha relacionado a veces con un incremento de la activación simpática y de la reactividad cardiovascular (Leiker y Hailey, 1988). Por lo tanto, existe una relación inversa entre la magnitud del soporte social y la incidencia de EC y/o futuros eventos cardíacos, teniendo las perso- nas con escasa red social el doble o triple de riesgo de padecer enfermedad coronaria. Agresión La agresión es un constructo predominantemen- te conductual que suele acompañar a la hostilidad y la ira. La agresión puede adoptar modos motrices y/o verbales, incluyendo insultos, sarcasmos, opo- sicionismo, y falta de cooperación (Iacovella y Tro- glia, 2003). Se pueden diferenciar dos tipos de agresión, la agresión hostil y la agresión instrumental. La agre- sión hostil, consiste en un comportamiento agresi- vo, ya sea físico o verbal, motivado por sentimientos de rabia e ira. La agresión instrumental, consiste en un comportamiento agresivo no motivado por la ira y está dirigido hacia un obstáculo que se interpone al logro de un objetivo (Johnson, 1990). Los estudios en relación a la agresión mencionan alteraciones en los niveles de serotonina centrales, incremento en los niveles de testosterona, e incre- mento de la actividad noradrenérgica y dopaminér- gica (Coccaro, 1996; Archer, 1991; Matsumoto, Oji- ma y Watanabe, 1995; Gardner y Moore, 2008). Manejo Clínico A pesar de la importante evidencia acumulada, y que muchos profesionales se enfrentan con la tarea de tratar con pacientes afectados, no exis- te un trastorno por hostilidad e ira definido en las clasificaciones internacionales, como el DSM IV; no obstante, la ira, la agresión y la hostilidad, forman parte de diferentes entidades, por ejemplo, dentro de los trastornos del ánimo, como la depresión y la manía; de ansiedad, como el estrés postraumático; de la personalidad, como el límite y el antisocial. La agresión la podemos encontrar en el retraso mental, psicosis, autismo, consumo de alcohol y sustancias, trastornos de conducta, y demencia. En recientes investigaciones, el 36% de los pa- cientes con diagnóstico de depresión mayor, el 61% con trastorno bipolar II (Benazzi, 2003) y el 48% con trastorno de estrés post-traumático presentaron ira (Murphy, Cameron, Sharp, y cols., 2004). Frueh, Henning, Pellegrin, y Chobot (1998) encontraron sig- nificativamente elevado el nivel ira en pacientes con trastorno de estrés postraumático. Además, Erwin, Heimberg, Schneider y Liebowitz (2003) encontraron que los individuos con trastorno de ansiedad social experimentaban mayor nivel de ira y expresaban su enojo en forma más problemática. En otro estudio, Fava y Rosenbaum (1998) encontraron que un tercio de los pacientes deprimidos presentan ataques de ira acompañados de activación autonómica. Un diagnóstico presente en el DSM IV, es el tras- torno explosivo intermitente, que se caracteriza por reVIsIón BreVe: dIagnóstIco clínIco de los ataques de Ira y la HostIlIdad en PacIentes con enfermedad coronarIa 235 REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICAVol. XX 3 NOVIEMBRE 2011 episodios aislados de dificultad para controlar los impulsos agresivos, cuya intensidad no se relaciona con el factor precipitante, y que resultan en actos violentos contra las personas o destrucción de la propiedad. Este diagnóstico describe parcialmente lo que sucede con el complejo ira/ hostilidad, dado que enfatiza en los aspectos conductuales y no des- cribe los aspectos cognitivos fundamentales para comprender lo que sucede en estos pacientes (APA 2000). Para realizar el diagnóstico, debemos descartar una enfermedad médica, una enfermedad psiquiá- trica, o el efecto de alguna droga. Para esto es ne- cesario un buen interrogatorio, a veces la inclusión de otros familiares, una cuidadosa revisión de los antecedentes, y de las medicaciones prescriptas. Además una evaluación médica completa, que inclu- ya examen físico, neurológico con EEG, una rutina del laboratorio que incluya TSH; eventualmente una TAC o RMN y una evaluación neuropsicológica (APA, 2000). Conclusiones Contamos con importante evidencia acerca de la influencia de emociones negativas como la ira/hos- tilidad en las enfermedades cardiovasculares, par- ticularmente, de la asociación con el curso y el pro- nóstico con la EC. De esta forma, sería conveniente incorporar a la atención médica la detección de los ataques de ira, agresión, y rasgos de hostilidad; para esto, necesitamos expandir el conocimiento y las herramientas clínicas precisas para tal fin. Estos pacientes y sus familiares presentan un importante grado de padecimiento psíquico, una intensa y sostenida activación fisiológica, que re- presenta un deterioro de su calidad de vida, de sus relaciones interpersonales y sociales, y de su salud física; en este sentido, la consulta con el clínico puede convertirse en una oportunidad única para el diagnóstico y el consiguiente tratamiento adecuado. BIBLIOGRAFíA American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4th ed.). Washington: American Psychiatric Association. Archer, J. (1991). The influence of testosterone on human aggression. British Journal of Psychology, 82, 1–28. Alexander, F. (1939). Emotional factors in essential hypertension. Psychosomatic Medicine, 1, 175-179. Barefoot, J., Dahlstrom, W., Williams, R. (1983). Hostility, CHD incidence, and total mortality: A 25 year follow- up study of 255 physicians. Psychosomatic Medicine, 45, 59-63. Benazzi, F. (2003). 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Lancet, 364 (9438):937– 952. Recibido: 1-8-11 Aprobado: 26-8-11 Abstract: The aim of this paper is to review the complex relationship between anger / hostility and CHD, providing a theoretical and clinical description of symptoms and identifiable signs, which provide tools to improve diagnosis in the clinical practice. We begin by considering the hostility and anger in a biopsychological perspective, including considerations on aggression. Given the association between these negatives emotions, particularly with the course and prognosis of the CHD, it would be beneficial to bring medical and psychological care to detect the attacks of anger, aggression and hostility traits.
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