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Hemostasia, hemorragia quirúrgica y transfusión Biología de la hemostasia Vasoconstricción Función plaquetaria Coagulación Fibrinólisis Deficiencias congénitas de factores de coagulación Deficiencias de factores de coagulación Enfermedad de von Willebrand Deficiencia de factor XI Deficiencia de factores II (protrombina) , V y X Deficiencia de factor VII Deficiencia de factor XIII Defectos de la función plaquetaria Trastornos adquiridos de la hemostasia Anomalías plaquetarias Defectos cuantitativos de las plaquetas Defectos cualitativos de las plaquetas Hipofibrinogenemia adquirida Coagulación intravascular diseminada Fibrinólisis primaria Enfermedades mieloproliferativas Coagulopatía por enfermedad hepática Coagulopatía por traumatismos Inhibición adquirida de la coagulación Trastornos de las paraproteínas Anticoagulación y hemorragia Derivación cardiopulmonar Hemostasia local Transfusión Antecedentes Tratamiento de sustitución Tipificación y reacciones cruzadas Sangre entera de banco Sangre fresca entera Concentrados de eritrocitos y eritrocitos congelados Concentrado de eritrocitos: con bajo contenido de leucocitos y lavados/con bajo contenido de leucocitos Concentrados plaquetarios Plasma fresco congelado Concentrados y tecnología de DNA recombinante Hemoglobina polimerizada humana Indicaciones para el tratamiento de sustitución con sangre y sus derivados Indicaciones generales Reanimación de control de daños Complicaciones de la transfusión Reacciones no hemolíticas Reacciones alérgicas Complicaciones respiratorias Reacciones hemolíticas Transmisión de enfermedades Pruebas de hemostasia y coagulación de la sangre Valoración del riesgo de hemorragia en pacientes quirúrgicos Valoración preoperatoria de la hemostasia Valoración de la hemorragia intraoperatoria o posoperatoria excesiva BIOLOGÍA DE LA HEMOSTASIA La hemostasia es un proceso complejo cuya función es limitar la pérdida de sangre a través de un vaso lesionado. En el proceso de la hemosta- sia participan cuatro eventos fisiológicos principales: vasoconstricción, formación del tapón plaquetario, formación de fibrina y fibrinólisis. Cada uno de éstos tiende a activarse en orden, pero los cuatro eventos están in- terrelacionados de forma que hay un proceso continuo y con múltiples refuerzos. En la figura 4-1 se muestra un esquema del proceso. Vasoconstricción La vasoconstricción es la respuesta inicial a la lesión vascular. Es más pro- nunciada en vasos con músculo en la capa media y depende de la contrac- ción local del músculo liso. La vasoconstricción está vinculada con la for- mación de un tapón plaquetario. El tromboxano A2 (TXA2) se produce de manera local en el sitio de la lesión a través de la liberación de ácido ara- quidónico desde la membrana plaquetaria; es un potente vasoconstrictor del músculo liso. De la misma forma, las endotelinas sintetizadas en el 04Brunicardi(0067-0088).indd 6704Brunicardi(0067-0088).indd 67 4/7/10 20:08:034/7/10 20:08:03 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión endotelio y la serotonina (5-hidroxitriptamina) liberadas durante la agre- gación plaquetaria son vasoconstrictores potentes. Por último, la bradici- nina y los fibrinopéptidos, que participan en la cascada de la coagulación, también son capaces de producir la contracción vascular del músculo liso. La intensidad de la vasoconstricción varía con el grado de lesión vascular. Una arteria pequeña con una incisión lateral puede permanecer abierta por las fuerzas físicas, en tanto que un vaso sanguíneo de tamaño similar con corte transversal completo puede contraerse hasta interrumpir casi por completo la hemorragia. Función plaquetaria Las plaquetas son fragmentos de megacariocitos que carecen de núcleo. En condiciones normales circulan en cifras entre 150 000 y 400 000/μl. Hasta 30% de las plaquetas circulantes puede ser secuestrada en el bazo. Si no se consumen en una reacción de coagulación, las plaquetas suelen eli- minarse en condiciones normales en el bazo y tienen una vida promedio de siete a 10 días. Las plaquetas desempeñan una función integral en la hemostasia al formar un tapón hemostático y contribuir en la formación de trombina (fig. 4-2); no suelen adherirse una con otra o a la pared vascular, pero pueden formar un tapón que colabora en la interrupción de la hemorragia cuando ocurre pérdida de la continuidad vascular. Las lesiones a la capa íntima en la pared vascular exponen la colágena subendotelial a la cual se adhieren las plaquetas. Este proceso requiere la participación del factor de von Willebrand (vWF), una proteína en el subendotelio de la cual carecen los pacientes que padecen la enfermedad de von Willebrand. El vWF se une a la glucoproteína I/IX/V de la membrana plaquetaria. Después de la adición, las plaquetas inician una reacción de liberación que recluta otras plaquetas de la sangre circulante para sellar el vaso lesionado. Hasta este punto, el proceso se conoce como hemostasia primaria. La agregación pla- quetaria es reversible y no se asocia con secreción. Además, la heparina no interfiere con esta reacción y por tanto la hemostasia puede ocurrir en pacientes que reciben heparina. El difosfato de adenosina (ADP, adenosine diphosphate) y la serotonina son los principales mediadores en la agrega- ción plaquetaria. El ácido araquidónico liberado de la membrana plaquetaria se convier- te a prostaglandina G2 (PGG2) por acción de la ciclooxigenasa (COX) y más tarde a prostaglandina H2 (PGH2), que a su vez se convierte en TXA2, el cual tiene potentes efectos de vasoconstricción y de agregación plaque- taria. Asimismo, es posible que el ácido araquidónico se encuentre adya- cente a las células endoteliales y se convierta a prostaciclina (PGI2), que es un vasodilatador y actúa al inhibir la agregación plaquetaria. La COX pla- quetaria sufre inhibición irreversible por acción de ácido acetilsalicílico y bloqueo reversible por otros NSAID, pero no se afecta por los inhibidores de COX-2. 1. La anticoagulación terapéutica en el preoperatorio y en el pos- operatorio se ha vuelto cada vez más común. El riesgo de los pacientes con hemorragia transoperatoria o posoperatoria debe guiar la necesidad de antagonizar el tratamiento anticoa- gulante en el preoperatorio con restablecimiento del mismo de manera oportuna en el posoperatorio. 2. Debe anticiparse la necesidad de transfusión masiva y contarse con guías para la administración simultánea de sangre, plasma y plaquetas. 3. La coagulopatía aguda por traumatismos es consecuencia de la combinación de activación de proteína C y fibrinólisis. Es di- ferente de la coagulación intravascular diseminada, se presen- ta al momento de la llegada a la sala de urgencias y se asocia con incremento en la mortalidad. PUNTOS CLAVE Vía común Vía intrínseca Factores de coagulación VIII, IX, X, XI, XII Fibrina 1. Fase vascular (vasoconstricción) 2. Fase plaquetaria (agregación plaquetaria) 3. Fase de coagulación (formación del coágulo) (Retracción del coágulo) 4. Fibrinólisis (Destrucción del coágulo) Vía extrínseca Factores de coagulación VII Protrombina Trombina CA2+v CA2+ Figura 4-1. Biología de la hemostasia. Se ilustran los cuatro procesos fisiológicos que se interrelacionan para limitar la pérdida de sangre en un vaso lesionado, lo que incluye vasoconstricción, formación de tapón plaquetario, formación de coágulos de fibrina y fibrinólisis. 04Brunicardi(0067-0088).indd 6804Brunicardi(0067-0088).indd 68 4/7/10 20:08:044/7/10 20:08:04 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión En la segunda oleada de agregación plaquetaria, ocurre una reacción de liberación en la cual se liberan varias sustancias, lo que incluye ADP, Ca2�, serotonina, TXA2 y proteínas granulares alfa. El fibrinógeno es un cofactor necesario para este proceso, que actúa como puente para el recep- tor de glucoproteína IIb/IIIa en las plaquetas activadas. La reacción de li-beración produce el agrupamiento de las plaquetas en un tapón, proceso que ya no es reversible. La trombospondina es otra proteína secretada por los gránulos α, que estabiliza los puentes de fibrinógeno con la superficie de las plaquetas activadas e incrementa las interacciones interplaquetarias. El factor plaquetario 4 (PF4) y la tromboglobulina α también se secretan durante la reacción de liberación. El PF4 es un antagonista potente de la heparina. La segunda oleada de agregación plaquetaria es inhibida por ácido acetilsalicílico y otros NSAID por acción del monofosfato cíclico de adenosina (cAMP) y por el óxido nítrico. Como consecuencia de la reac- ción de liberación, ocurren alteraciones en los fosfolípidos de la membra- na plaquetaria, lo que permite que el calcio y los factores de coagulación se unan a la superficie plaquetaria, dando origen a complejos con actividad enzimática. La alteración de las lipoproteínas de superficie (en ocasiones denominada factor plaquetario 3) cataliza las reacciones que participan en la conversión de protrombina (factor II) a trombina (factor IIa) (fig. 4-3) por acción del factor X activado (Xa) en presencia de factor V y calcio y participan en la reacción por medio de la cual el factor IX activado (IXa), el factor VIII y el calcio activan al factor X. Las plaquetas también partici- pan en la activación inicial de los factores XI y XII. Coagulación En condiciones fisiológicas, la hemostasia se lleva a cabo por una secuen- cia compleja de interacciones entre plaquetas, endotelio y múltiples facto- res de coagulación circulantes o unidos a la membrana. Como se muestra en la figura 4-3, la cascada de coagulación por lo común se ha ilustrado como dos vías que se entrecruzan. La vía intrínseca inicia con el factor XII y a través de una cascada de reacciones enzimáticas activa a los factores XI, IX y VII en secuencia. En la vía intrínseca todos los componentes restantes de la vía que finalmente dan origen a la formación de un coágulo de fibri- na se encuentran en el plasma circulante y no es necesaria la participación de la superficie para la iniciación del proceso. Por el contrario, en la vía extrínseca es necesaria la exposición de factor hístico en la superficie de la pared del vaso lesionado para iniciar la secuencia de la cascada con el fac- tor VII. Las dos vías de la coagulación se fusionan en una vía común al nivel del factor X, y la activación continúa en secuencia con los factores II (protrombina) y I (fibrinógeno). La formación del coágulo ocurre después de la conversión proteolítica de fibrinógeno a fibrina. Una característica conveniente de ilustrar la cascada de coagulación con dos vías que se fusionan es que por lo común se utilizan pruebas de laboratorio para diferenciar los trastornos de coagulación de una u otra vía (cuadro 4-1). Un tiempo de tromboplastina parcial activado (aPTT) incrementado se relaciona con función anormal de la vía intrínseca de la coagulación, en tanto que la prolongación del tiempo de protrombina (PT) se asocia con la vía extrínseca. La deficiencia de vitamina K y el uso de warfarina afectan a los factores II, VII, IX y X. Por lo general es necesa- rio que las concentraciones de fibrinógeno se encuentren por debajo de 50 mg/100 ml para causar la prolongación del PT y aPTT. En fechas recientes se han realizado esfuerzos para presentar la cascada de coagulación en una forma más relevante desde el punto de vista fisiológico. La vía fisiológica primaria para la coagulación se inicia con la exposición de factor hístico subendotelial cuando hay lesión de la superficie luminal del vaso. La pro- pagación de la reacción de coagulación continúa con una secuencia de cuatro reacciones enzimáticas, cada una de las cuales implica la participa- Figura 4-3. Esquema del sistema de coagulación. HMW = alto peso molecular. Figura 4-2. Esquema de la activación plaquetaria y de la función del trombo. ADP = trifosfato de adenosina. Factor hístico-factor VIIa Inflamación Activación del complemento Fibrinólisis ¿Fisiológico? Factor V Factor Va Ca 2+ Fosfolípidos Ca 2+ Ca 2+ Protrombina (factor II) Trombina (factor IIa) Vía intrínseca Superficie Factor XII Factor XIIa Calicreína De calicreína Cininógeno HMW Superficie Factor XIa Factor IXa Factor XI Factor IX Vía extrínseca Lesión vascular Factor hístico + factor VII Factor XaFactor X Ca 2+ Fibrina Factor XIII Fibrina Factor XIIIa Enlaces cruzados de fibrina Fibrinógeno Factor VIIIa Ca 2+ Fosfolípidos Factor VIII Lesión del endotelio vascular Función hemostática de las plaquetas Vasoconstricción ADP, serotonina, Ca2+, fibrinógeno ADP, serotonina, Ca2+, fibrinógeno Colágeno subendotelial Secreción para adhesión plaquetaria Secreción para la agregación plaquetaria Agregación plaquetaria Trombo de plaquetas-fibrina (Reversible) (Irreversible) Activación de la coagulación a través del factor hístico-factor VIIa Los factores IXa y Xa forman complejos sobre las plaquetas activadas Trombina + Fibrinógeno 04Brunicardi(0067-0088).indd 6904Brunicardi(0067-0088).indd 69 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión PT aPTT VII XII X Cininógeno de alto peso molecular V Precalicreína II (protrombina) XI Fibrinógeno IX VIII X V II Fibrinógeno aPTT = tiempo de tromboplastina parcial activada; PT = tiempo de protrombina. ción de una enzima proteolítica que da origen a la siguiente enzima en la cascada al desdoblar una proenzima y con intervención de una superficie de fosfolípidos, como la membrana plaquetaria. Cada reacción precisa de una proteína colaboradora. El factor VIIa se une a factores hísticos duran- te la exposición de la última molécula a través de la lesión de la pared vascular. El complejo del factor hístico VIIa cataliza la activación del fac- tor X a factor Xa. La reacción tiene lugar en la superficie de fosfolípidos de la plaqueta activada. Este complejo es cuatro veces más activo para con- vertir el factor X que el factor VIIa solo y también activa al factor IX a factor IXa. El factor Xa, en conjunto con el factor Va, el Ca2� y los fosfolí- pidos comprenden el complejo de protrombinasa que convierte la pro- trombina a trombina. Esta última tiene múltiples funciones en el proceso de coagulación, lo que incluye la conversión de fibrinógeno a fibrina y la activación de los factores V, VII, VIII, XI y XIII, así como la activación de las plaquetas. El factor VIIIa se combina con el factor IXa para formar el complejo de factor intrínseco, que es el principal responsable de la conversión de factor X a Xa. El complejo intrínseco (VIIIa-IXa) es casi 50 veces más eficaz para catalizar la activación de factor X que el complejo extrínseco (factor hísti- co VIIa) y cinco a seis veces más eficaz que el factor IXa solo. El factor Xa se combina con el factor Va, también sobre la superficie de la membrana plaquetaria activada, para dar origen al complejo de pro- trombinasa, que es el causante de la conversión de protrombina a trombi- na. Al igual que con el complejo VIIIa-IXa, la protrombinasa es significa- tivamente más eficaz para catalizar su sustrato que el factor Xa solo. Una vez formado, la trombina abandona la superficie de membrana y se con- vierte a fibrinógeno mediante dos pasos de desdoblamiento hacia fibrina y a dos péptidos pequeños denominados fibrinopéptidos A y B. La elimina- ción del fibrinopéptido A permite la polimerización terminoterminal de las moléculas de fibrina, en tanto que el desdoblamiento del fibrinopépti- dos B permite la polimerización laterolateral del coágulo de fibrina. Este último paso es facilitado por el inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina (TAFI, thrombin-activatable fibrinolysis inhibitor) que actúa al estabilizar el coágulo resultante. El sistema de coagulación está sumamente regulado. Además de la for- mación del coágulo que debe ocurrir para evitar la hemorragia al momen- to de la lesión vascular,deben existir dos procesos relacionados para evitar la propagación del coágulo más allá del sitio de la lesión. En primer lugar, hay una inhibición por retroalimentación sobre la cascada de coagulación, que desactiva el complejo enzimático que da origen a la formación de trombina. En segundo lugar, el mecanismo de fibrinólisis permite el des- doblamiento del coágulo de fibrina y la reparación subsiguiente del vaso sanguíneo lesionado con el depósito de tejido conjuntivo. El inhibidor de la vía de factor hístico (TFPI, tissue factor pathway in- hibitor) bloquea el complejo de factor hístico extrínseco VIIa, eliminando la producción catalítica de los factores Xa y IXa. La antitrombina III neu- traliza de manera eficaz todas las proteasas de serina procoagulantes e in- hibe de manera débil el complejo de factor hístico-factor VIIa. El efecto primario es detener la producción de trombina. Un tercer mecanismo de importancia de la inhibición de la formación de trombina es el siste- ma de proteína C. En su formación, la trombina se une a la trombomodu- lina y da origen a la proteína C activada (APC, activated protein C) que más tarde forma un complejo con su cofactor, la proteína S sobre la super- ficie de fosfolípidos. El complejo APC-proteína S desdobla los factores Va y VIIIa, de manera que ya no participan en la formación de los complejos factor hístico-factor VIIa o las protrombinasas. Es de interés una forma hereditaria de factor V que porta una mutación genética, denominada fac- tor V de Leiden, que es resistente al desdoblamiento por APC y por tanto permanece activa (con actividad procoagulante). Los pacientes con factor V de Leiden están predispuestos a eventos tromboembólicos venosos. Como resultado de los tres sistemas descritos antes, la retroalimentación negativa de la formación de trombina existe en las porciones inicial, inter- media y final de la cascada de coagulación para “desactivar” la formación de trombina una vez que se ha iniciado la secuencia procoagulante. El mismo complejo de trombina-trombomodulina que da origen a la formación de APC también activa al inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina. Además de estabilizar el coágulo, la eliminación del extre- mo terminal de lisina en la molécula de fibrina por la acción del inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina da origen a un coágulo más sus- ceptible a la destrucción por acción de la plasmina. La degradación del coágulo de fibrina se lleva a cabo por la plasmina, una proteasa de serina derivada del plasminógeno, una proenzima. La formación de plasmina ocurre como consecuencia de uno de varios activadores de plasminógeno. El activador de plasminógeno hístico (tPA, tissue plasminogen activator) es elaborado por las células del endotelio y por otras células de la pared vas- cular y es la principal forma circulante de esta familia de enzimas. El acti- vador de plasminógeno hístico es selectivo para el plasminógeno unido a la fibrina, de forma que ocurre actividad fibrinolítica endógena de manera predominante en el sitio de la formación del coágulo. Los otros activado- res de plasminógeno de importancia, la urocinasa activadora de plasminó- geno (uPA, urokinase plasminogen activator), que también es producida por las células endoteliales y por el urotelio, no es selectiva para el plasmi- nógeno unido a fibrina. Por la naturaleza compleja de la hemostasia puede ocurrir interferen- cia en el proceso en varios niveles. El número o función de las plaquetas puede ser insuficiente para soportar de manera adecuada la coagulación. Las anomalías en los factores de coagulación pueden ser la base de las anomalías de la hemostasia, ya sea por un defecto intrínseco en uno de los factores o como consecuencia de la farmacoterapia. Fibrinólisis Durante el proceso de cicatrización de las heridas, el coágulo de fibrina sufre lisis, lo que permite el restablecimiento del flujo sanguíneo. La plas- mina es una enzima de gran importancia que desdobla la red de fibrina en varios sitios, lo que da origen a la producción de fragmentos circulantes que son eliminadas por otras proteasas o bien en el riñón e hígado. La fi- brinólisis se inicia al mismo tiempo que el mecanismo de coagulación bajo la influencia de cinasa circulante, activadores hísticos y calicreína, que es- tán presentes en muchos órganos, lo que incluye el endotelio vascular. La plasmina degrada a la fibrina; la primera es una proteasa de serina deriva- da del plasminógeno. El plasminógeno puede convertirse a plasmina por acción de uno de varios activadores de plasminógeno, lo que incluye tPA y uPA. El tPA se sintetiza por las células endoteliales y se libera por las célu- las con la estimulación de trombina como tPA de cadena única. Ésta es desdoblada por la plasmina para formar tPA de dos cadenas. La bradicini- na es un vasodilatador potente dependiente del endotelio que se origina del desdoblamiento de un cininógeno de alto peso molecular por acción de la calicreína; causa contracción del músculo liso no vascular, incremen- ta la permeabilidad vascular y favorece la liberación de tPA. El tPA y plas- minógeno se unen a la fibrina conforme se sintetiza, y este complejo tri- molecular desdobla con gran eficacia a la fibrina. Después de la producción de plasmina, actúa sobre la fibrina para desdoblarla, aunque con menor eficacia también producirá el desdoblamiento de fibrinógeno. La fibrina con enlaces cruzados es un sustrato relativamente inadecuado para la plas- mina. La activación de plasminógeno puede iniciarse por la activación del factor XII, lo que conduce a la generación de calicreína a partir de la pre- calicreína y por el desdoblamiento de cininógeno de alto peso molecular por la acción de la calicreína. Varias características de las acciones enzimáticas aseguran que ocurra la fibrinólisis a una velocidad controlada y de preferencia en el sitio de la formación del coágulo. El tPA activa el plasminógeno con mayor eficacia cuando se une a la fibrina, de manera que la plasmina se forma selectiva- mente sobre el coágulo. La antiplasmina α2 inhibe a la plasmina; la anti- plasmina es una proteína que forma enlaces cruzados con la fibrina por acción del factor XIII, lo que ayuda a asegurar que no ocurra destrucción del coágulo con gran rapidez. Toda plasmina circulante también es inhibi- CUADRO 4-1 Factores de coagulación valorados con PT y aPTT 04Brunicardi(0067-0088).indd 7004Brunicardi(0067-0088).indd 70 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión da por acción de la antiplasmina α2 y tPA o urocinasa circulantes. La des- trucción del coágulo da origen a productos de la destrucción de fibrina, lo que incluye dímeros d y nódulos E. Los fragmentos más pequeños inter- fieren con la agregación plaquetaria normal, en tanto que los fragmentos de mayor volumen pueden incorporarse al coágulo en lugar de monóme- ros normales de fibrina. Esto puede dar origen a un coágulo inestable. La presencia de dímero d en la circulación puede ser un indicio de trombosis o de otros trastornos en los cuales hay activación significativa del sistema fibrinolítico. El inhibidor final del sistema fibrinolítico es el inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina, una procarboxipeptidasa activada por el complejo de trombina-trombomodulina. La actividad enzimática elimi- na los residuos de lisina de la fibrina que son esenciales para la unión del plasminógeno. La secuencia de formación de fibrina y su disolución por acción de la plasmina se muestra en forma esquemática en la figura 4-4. DEFICIENCIAS CONGÉNITAS DE FACTORES DE COAGULACIÓN Deficiencias de factores de coagulación Se han observado deficiencias hereditarias de todos los factores de coagu- lación. Sin embargo, las tres deficiencias más comunes son las de factor VIII (hemofilia A y enfermedad de von Willebrand), deficiencia de factor IX (hemofilia B o enfermedad de Christmas) y deficiencia de factor XI. Las hemofiliasA y B son trastornos hereditarios recesivos vinculados con el género, en los cuales se afecta casi de manera exclusiva a los varones. La gravedad clínica de dichos trastornos depende de la concentración mensu- rable de factor VIII o de factor IX en el plasma del paciente. Las concentra- ciones de factores plasmáticos <1% de cifras normales se consideran enfer- medad grave, las concentraciones de factor entre 1 y 5% como enfermedad moderadamente grave y con concentraciones de 5 a 30% como enferme- dad leve. Los pacientes con hemofilia grave tienen hemorragias espontá- neas intensas, con frecuencia en las articulaciones, lo que da origen a artro- patías incapacitantes. Con la enfermedad grave se añaden consecuencias clínicas como hematomas intramusculares, hematomas retroperitoneales, y hemorragia de tubo digestivo, genitourinaria y retrofaríngea. La hemo- rragia intracraneal o proveniente de la lengua o del frenillo lingual que se presentan con la enfermedad grave pueden poner en riesgo la vida. Los pacientes con hemofilia moderadamente grave tienen menos episodios de hemorragia espontánea, pero tal vez presenten sangrado intenso después de traumatismos o intervenciones quirúrgicas. Los individuos con enfer- medad leve no presentan hemorragia espontánea y con frecuencia tienen sangrado leve después de traumatismos mayores o intervenciones quirúr- gicas. La función plaquetaria es normal en individuos con hemofilia, y por tanto los pacientes podrían no sangrar de inmediato después de la lesión o una cirugía menor, porque tienen respuesta normal con activación plaque- taria y formación de un tapón plaquetario. En ocasiones, el diagnóstico de hemofilia no se establece en estos pacientes hasta después de su primer procedimiento menor (p. ej., extracción dental o amigdalectomía). Los pacientes con hemofilia A o B se tratan con concentrados de facto- res VIII y IX, respectivamente. Se recomienda la administración de factor VIII recombinante para pacientes sin tratamiento previo, el cual también es útil en pacientes con resultados negativos en las pruebas serológicas para VIH y virus de la hepatitis C. Para la sustitución de factor IX, el pro- ducto preferido es el factor IX recombinante o de alta pureza, por el riesgo de trombosis con el concentrado de factor IX intermedio (complejo de protrombina). El concentrado intermedio de factor IX contiene cantida- des variables de factores II, VII y X; se ha reportado que induce trombosis cuando se utiliza en dosis altas. Además, el costo de los concentrados se incrementa con actividad específica de factor VIII o IX. Hasta 20% de los pacientes hemofílicos con deficiencia de factor VIII desarrollan inhibidores. Algunos pacientes tienen títulos bajos de inhibido- res y pueden tratarse con dosis altas de factor VIII para obtener la concen- tración plasmática deseada. Para pacientes con títulos altos de inhibidores deben utilizarse tratamientos alternativos. Éstos incluyen factor VIII de ori- gen porcino, concentrados de complejo de protrombina, concentrados de complejo de protrombina activada y factor VIIa recombinante. El factor VII es más eficaz cuando se administra cada 2 h en situaciones de hemorragia activa y tal vez sea muy costoso. El factor VIIa recombinante puede ser de utilidad en pacientes con deficiencia de factor IX con actividad de inhibido- res. Además, el ácido ε-aminocaproico es un inhibidor de la fibrinólisis que se utiliza con frecuencia en combinación con factor VIII, IX o acetato de desmopresina (DDAVP) en el tratamiento de pacientes con hemorragia por hemofilia. La administración excesiva de ácido ε-aminocaproico puede causar trombosis, de forma que el fármaco debe utilizarse con precaución. Enfermedad de von Willebrand (vWD) Esta enfermedad es el trastorno hemorrágico congénito más común, que se caracteriza por bajas concentraciones de factor VIII. Es un trastorno auto- sómico dominante en el cual el defecto primario es la presencia de bajas concentraciones de vWF, una glucoproteína grande que participa en el transporte de factor VIII y en la adhesión plaquetaria. Esta última es im- portante para la adhesión plaquetaria normal al subendotelio expuesto y para la agregación bajo condiciones de flujo turbulento. Los pacientes con vWD tienen hemorragia que es característica de trastornos plaquetarios (p. ej., equimosis fáciles y hemorragia de la mucosa). La menorragia es común en mujeres. La vWD se clasifica en tres tipos. La de tipo I es una deficiencia parcial cuantitativa, la de tipo II es un defecto cualitativo y la tipo III es la deficiencia total. Un tratamiento para la vWD es un concen- trado de factor VIII de pureza intermedia, que contiene vWF y factor VIII. La segunda estrategia terapéutica es la administración de acetato de des- mopresina, que incrementa las concentraciones endógenas de vWF al des- encadenar la liberación del factor en las células endoteliales. El acetato de desmopresina se utiliza en dosis de una vez al día porque es el tiempo ne- cesario para la síntesis de nuevas reservas del vWF en las células endotelia- les. Anteriormente, los pacientes con enfermedad de tipo I podían respon- der bien al acetato de desmopresina. Aquéllos con la enfermedad de tipo II podían responder dependiendo del defecto en particular. Los pacientes con enfermedad tipo III por lo general no responden a este fármaco. Deficiencia de factor XI La deficiencia de factor XI es un trastorno hereditario, autosómico recesi- vo, que en ocasiones se conoce como hemofilia C; es más prevalente en judíos asquenazíes. Es poco común la hemorragia espontánea, pero puede observarse sangrado después de intervenciones quirúrgicas, traumatismos Plasmina Plasmina Plasmina FPA FBP Monómero de fibrina I Trombina + polimerización Trombina + factor XIIIa Bβ1-42 + fragmento X Bβ15-42 + fragmento X β15-42 + fragmento X con enlaces cruzados Fragmento Y con enlaces cruzados Enlaces cruzados Fragmento D + fragmento E Fragmento Y Fragmento D + fragmento E Fibrinógeno Fibrina I Polímero de fibrina II Enlaces cruzados de fibrina II Figura 4-4. Esquema de la formación y disolución de fibrina. FBP = productos de la degradación de fibrina; FPA = fibrinopéptido A. 04Brunicardi(0067-0088).indd 7104Brunicardi(0067-0088).indd 71 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión o procedimientos con penetración corporal. Los pacientes con deficiencia de factor XI que acuden por hemorragia o en individuos programados para intervención quirúrgica con antecedente de hemorragias previas, re- ciben tratamiento con plasma fresco congelado (FFP, fresh-frozen plasma). Cada mililitro de plasma contiene una unidad de actividad de factor XI, de forma que el volumen necesario depende de la concentración inicial del paciente, la concentración deseada y del volumen plasmático. En niños con deficiencia grave de factor XI que requieren operaciones mayores, como cirugía a corazón abierto, se ha utilizado con éxito el tratamiento con factor VIIa recombinante.1 También puede utilizarse acetato de des- mopresina en la prevención de hemorragia quirúrgica en estos pacientes. Deficiencia de factores II (protrombina), V y X Las deficiencias hereditarias de factores II, V y X son poco comunes; se he- redan con patrón autosómico recesivo. En individuos homocigotos se en- cuentra hemorragia significativa con actividad <1% de lo normal. En cual- quiera de estas deficiencias, la hemorragia se trata con plasma fresco congelado. Al igual que con el factor XI, el FFP contiene una unidad de ac- tividad por cada mililitro. Sin embargo, la actividad del factor V disminuye por su inestabilidad inherente. La vida media de la protrombina (factor II) es prolongada (casi 72 h) y sólo se necesitan 25% de las concentraciones normales para la hemostasia. Los concentrados de complejo de protrombi- na pueden utilizarse para el tratamiento de deficiencias de protrombina o de factor X. Para el tratamiento de la hemorragiapor deficiencia de factor V se utiliza la administración diaria de plasma fresco congelado, con una acti- vidad ideal de 20 a 25%. La deficiencia de factor V puede evitarse en forma simultánea con la deficiencia de factor VIII. El tratamiento de la hemorra- gia en individuos con deficiencia combinada requiere la administración de concentrados de factor VIII y plasma fresco congelado. Algunos pacien- tes con deficiencia de factor V también carecen del factor V que en condi- ciones normales se encuentra en las plaquetas y podría ser necesaria la ad- ministración de concentrados plaquetarios y de plasma fresco congelado. Deficiencia de factor VII La deficiencia hereditaria de factor VII es un trastorno autosómico recesi- vo poco común. La hemorragia clínica varía ampliamente y no siempre se correlaciona con las concentraciones de la actividad coagulante de factor VII del plasma. La hemorragia es poco común a menos que las concentra- ciones se encuentren por debajo de 3%. Las manifestaciones hemorrágicas más comunes son equimosis fáciles, hemorragia de las mucosas, en par- ticular epistaxis o hemorragias de la mucosa bucal. También es frecuente la hemorragia posoperatoria, la cual se reporta en 30% de los procedi- mientos quirúrgicos en dichos pacientes.2 El tratamiento consiste en la administración de plasma fresco congelado o factor VIIa recombinante. La semivida de este último es de sólo 2 h, pero puede lograrse una hemos- tasia excelente con la administración frecuente. La semivida del factor VII en plasma fresco congelado es de hasta 4 h. Deficiencia de factor XIII La deficiencia congénita de factor XIII fue identificada originalmente por François Duckert en 1960; es una enfermedad autosómica recesiva poco común que suele relacionarse con diátesis hemorrágica grave.3 La razón varones:mujeres es de 1:1. Se ha descrito deficiencia adquirida de factor XIII asociada con insuficiencia hepática, enfermedad intestinal inflamato- ria y leucemia mieloide, pero la única asociación significativa con hemorra- gia en niños es por deficiencia hereditaria.4 La hemorragia por lo común aparece en forma tardía, porque los coágulos se forman de manera normal, pero son susceptibles a la fibrinólisis. Es característica la hemorragia a tra- vés del muñón umbilical, y existe alto riesgo de hemorragia intracraneal. Es usual el aborto espontáneo en mujeres con deficiencias de factor XIII a me- nos que reciban tratamiento de sustitución. Este último puede llevarse a cabo con plasma fresco congelado, crioprecipitados o concentrado de factor XIII. Concentraciones de 1 a 2% suelen ser adecuadas para la hemostasia. Defectos de la función plaquetaria Los defectos hereditarios de la función plaquetaria incluyen anomalías en las proteínas de la superficie plaquetaria, anomalías de los gránulos plaque- tarios y defectos enzimáticos. Las principales anomalías de las proteínas de superficie son la trombastenia y el síndrome de Bernard-Soulier. La trom- bastenia o trombastenia de Glanzmann es un trastorno plaquetario poco común de origen genético, que se hereda en un patrón autosómico recesivo, en el cual el complejo glucoproteínico plaquetario IIb/IIIa está ausente o bien está presente pero es disfuncional. El defecto conduce a falla en la agre- gación plaquetaria con hemorragia subsiguiente. Este trastorno fue descrito por primera vez por el Dr. Eduard Glanzmann en 1918.5 La hemorragia en pacientes con trombastenia debe tratarse con transfusiones plaquetarias. El síndrome de Bernard-Soulier es causado por un defecto en los receptores de la glucoproteína Ib/IX/V para el vWF, el cual es necesario para la adhesión plaquetaria al subendotelio. En estos pacientes es necesaria la transfusión de plaquetas normales para el tratamiento de las hemorragias. Los defectos plaquetarios intrínsecos más comunes son las enfermeda- des por almacenamiento. Implica la pérdida de gránulos densos (sitios de almacenamiento para ADP, trifosfato de adenosina [ATP], Ca2� y fosfato inorgánico) y gránulos α. La deficiencia de gránulos densos es la variante más prevalente. Puede ser un defecto aislado u ocurrir con albinismo par- cial en el síndrome de Hermansky-Pudlak. La hemorragia es variable, de- pendiendo de la gravedad del defecto de los gránulos. La hemorragia es causada por disminución en la liberación de ADP por las plaquetas. Un defecto aislado de los gránulos α se conoce como síndrome de plaquetas grises por el aspecto de las plaquetas en la tinción de Wright. Se han des- crito unos cuantos casos de pacientes con disminución en el número de gránulos α y gránulos densos. Tienen un trastorno hemorrágico más gra- ve. Los pacientes con hemorragia leve como consecuencia de una forma de enfermedad por almacenamiento pueden tratarse con acetato de des- mopresina. Es probable que las altas concentraciones de vWF en el plasma después de la administración de acetato de desmopresina compensen en cierta forma el defecto plaquetario intrínseco. La transfusión plaquetaria es necesaria en casos de hemorragias más graves. TRASTORNOS ADQUIRIDOS DE LA HEMOSTASIA Anomalías plaquetarias Las anomalías adquiridas de las plaquetas pueden ser cuantitativas o cualitativas, aunque algunos pacientes tienen ambos tipos de defectos. Es posible que los defectos cuantitativos sean resultado de producción insu- ficiente, disminución de la supervivencia o secuestro. La producción in- suficiente suele ser consecuencia de trastornos de la médula ósea como los causados por leucemia, síndrome mielodisplásico, deficiencia grave de vi- tamina B12 o folato, uso de quimioterapéuticos, radioterapia, intoxicación aguda por etanol o infecciones víricas. Si existen anomalías cuantitativas y está indicado el tratamiento, ya sea para la corrección de los síntomas o por la necesidad de realizar un procedimiento con penetración corporal, se utiliza la transfusión de plaquetas. En el cuadro 4-2 se revisan las causas de los trastornos cuantitativos y cualitativos. Defectos cuantitativos de las plaquetas La producción insuficiente de plaquetas puede ocurrir cuando hay afec- ción de la médula ósea por trastornos como leucemia o mielodisplasia, por deficiencias de vitamina B12 o folato, quimioterapia o radioterapia, intoxicación aguda por alcohol o enfermedad vírica. La reducción en la supervivencia plaquetaria se observa en trombocito- penia inmunitaria, coagulación intravascular diseminada y trastornos ca- racterizados por la formación de trombos plaquetarios, como púrpura trombocitopénica trombótica y síndrome hemolítico-urémico. La trombo- citopenia inmunitaria puede ser idiopática o tal vez esté relacionada con otros trastornos autoinmunitarios o bien con trastornos malignos de células B de baja malignidad y también puede ser ocasionado por infecciones víri- cas (lo que incluye infección por VIH) o el uso de ciertos fármacos. La trom- bocitopenia inmunitaria secundaria a menudo se manifiesta con recuentos plaquetarios muy bajos, petequias, púrpura y epistaxis. En el extendido de sangre periférica pueden observarse plaquetas grandes. El tratamiento ini- cial consiste en la administración de corticoesteroides, gammaglobulina intravenosa o inmunoglobulina anti-D en pacientes con Rh positivo. Los efectos de la gammaglobulina y de la inmunoglobulina anti-D son de inicio rápido. No suele ser necesario transfundir plaquetas a menos que haya he- morragia en el sistema nervioso central o exista hemorragia activa en otros sitios. La supervivencia de las plaquetas transfundidas suele ser corta. La trombocitopenia primaria inmunitaria también se conoce como púrpura trombocitopénica idiopática (ITP, idiopathic thrombocytopenic pur- pura). En niños suele ser aguda, de corta duración y por lo común ocurre después de infecciones víricas. Por el contrario, la ITP en adultos suele ser 04Brunicardi(0067-0088).indd 7204Brunicardi(0067-0088).indd 72 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión Tratamientode primera línea a. Corticoesteroides: la mayoría de los pacientes responden, pero sólo unos cuantos a largo plazo. b. Inmunoglobulina intravenosa: indicada con hemorragia clínica, junto con transfusión plaquetaria, y cuando el trastorno no responde a la administra- ción de esteroides. La respuesta es rápida pero transitoria. c. Inmunoglobulina anti-D: activa sólo en pacientes Rh positivos antes de la esplenectomía. La respuesta es transitoria. Tratamiento de segunda línea a. Esplenectomía: abierta o laparoscópica. Los criterios incluyen trombocito- penia grave, alto riesgo de hemorragia y necesidad continua de esteroi- des. La falla del tratamiento puede deberse a retención de tejido esplénico accesorio. Tratamiento de tercera línea a. Pacientes en quienes fracasaron los tratamientos de primera y segunda lí- neas que se considera padecen ITP crónica. El objetivo en este subgrupo de pacientes es mantener un recuento plaquetario por arriba de 20 a 30 × 109/L y reducir los efectos secundarios de los medicamentos. b. Rituximab es un anticuerpo monoclonal contra CD20 que actúa al elimi- nar las células B. c. Los medicamentos alternativos producen resultados mixtos y una res- puesta limitada: danazol, ciclosporina A, dapsona, azatioprina y alcaloides de la vinca. d. Fármacos trombopoyéticos: una nueva clase de fármacos para pacientes con alteración en la producción de plaquetas más que destrucción acele- rada de las mismas. Los fármacos de segunda generación aún están en es- tudio clínico e incluyen AMG531 y eltrombopag. A. Trastornos cuantitativos 1. Producción insuficiente relacionada con alteración de la función de la médula ósea a. Leucemia b. Trastornos mieloproliferativos c. Deficiencia de folato o de vitamina B12 d. Quimioterapia o radioterapia e. Intoxicación aguda con alcohol f. Infecciones víricas 2. Disminución de la supervivencia a. Trastornos inmunitarios 1) Trombocitopenia idiopática 2) Trombocitopenia inducida por heparina 3) Trastornos autoinmunitarios o neoplasias de células B. 4) Trombocitopenia secundaria b. Coagulación intravascular diseminada c. Trastornos relacionados con el trombo plaquetario 1) Púrpura trombocitopénica 2) Síndrome hemolítico-urémico 3. Secuestro a. Hipertensión portal b. Sarcoide c. Linfoma d. Enfermedad de Gaucher B. Trastornos cualitativos 1. Transfusión masiva 2. Administración terapéutica de inhibidores plaquetarios 3. Estados patológicos a. Trastornos mieloproliferativos b. Gammapatías monoclonales c. Hepatopatías de inicio gradual, crónica y no tiene una causa identificable. Las plaquetas circulantes en la púrpura trombocitopénica idiopática son jóvenes y fun- cionales y por tanto la hemorragia es menos intensa para un recuento pla- quetario dado cuando hay disminución en la producción de plaquetas. Se cree que la fisiopatología de dicho trastorno incluye alteración en la pro- ducción de plaquetas y destrucción de las mismas mediada por células T.6 Las opciones de tratamiento se resumen en el cuadro 4-3. El tratamiento de la trombocitopenia inmunitaria farmacoinducida puede incluir la sim- ple interrupción del fármaco causal, pero la administración de corticoes- teroides, gammaglobulina e inmunoglobulina anti-D puede acelerar la recuperación del recuento plaquetario. La trombocitopenia inducida por heparina (HIT, heparin induced- thrombocytopenia) es una forma de trombocitopenia inmunitaria farma- coinducida. Es un trastorno inmunitario en el cual se forman anticuerpos contra PF4 durante la exposición a la heparina, lo que afecta la activación plaquetaria y la subendotelial con trombocitopenia resultante y trombosis intravascular.7 Por lo común inicia la disminución del recuento plaqueta- rio cinco a siete días después del inicio de la heparina, pero después de una nueva exposición, la disminución del recuento puede ocurrir en uno o dos días. Debe sospecharse trombocitopenia inducida por heparina si el re- cuento plaquetario disminuye por debajo de 100 000 plaquetas/μl o si dis- minuye en 50% a partir de las cifras iniciales en un paciente que recibe heparina. La trombocitopenia inducida por heparina es más común con heparina no fraccionada en dosis plenas (1 a 3%), pero también puede ocurrir con dosis profilácticas o con heparina de bajo peso molecular. Es de interés que casi 17% de los pacientes que reciben heparina no fraccio- nada y 8% de los que reciben heparina de bajo peso molecular desarrollan anticuerpos contra PF4; un porcentaje mucho menor desarrolla trombo- citopenia e incluso hay pocos casos de trombocitopenia inducida por he- parina clínica.8 Además de la trombocitopenia leve a moderada, este tras- torno se caracteriza por alta incidencia de trombosis, ya sea arterial o venosa. La ausencia de trombocitopenia en estos pacientes no impide es- tablecer el diagnóstico de trombocitopenia inducida por heparina. El diagnóstico de trombocitopenia inducida por heparina puede esta- blecerse con un análisis de liberación de serotonina o un enzimoinmuno- análisis de adsorción (ELISA). Los análisis de liberación de serotonina son muy específicos pero no son sensibles, de forma que una prueba positiva apoya el diagnóstico, en tanto que un resultado negativo no lo descarta.7 Por otra parte, la prueba de ELISA tiene baja especificidad, aunque un resultado positivo confirma la presencia de anticuerpos contra heparina- PF4, pero no ayuda en el diagnóstico de trombocitopenia clínica inducida por heparina. Sin embargo, un resultado negativo en la prueba de ELISA en esencia descarta dicho diagnóstico. El tratamiento inicial de probable trombocitopenia inducida por hepa- rina consiste en la interrupción de la administración de heparina y el ini- cio de un anticoagulante alternativo. En esta situación no es adecuado in- terrumpir la administración de heparina sin añadir otro anticoagulante para prevenir la trombosis. Los anticoagulantes alternativos son sobre todo inhibidores de la trombina. Los disponibles en Estados Unidos inclu- yen lepirudina, argatrobán y bivalirudina. En Canadá y Europa también se dispone de danaparoid que es un heparinoide con reactividad cruzada de casi 20% con anticuerpos HIT in vitro pero mucho menor reacción cruza- da in vivo. La warfarina al inicio induce un estado de hipercoagulabilidad, por lo que sólo cuando se logra la anticoagulación plena con un anticoa- gulante alternativo y el recuento plaquetario ha alcanzado cifras normales, debe iniciarse la administración de warfarina. También hay trastornos en los cuales la trombocitopenia es conse- cuencia de la activación plaquetaria y de la formación de trombos plaque- tarios. En la púrpura trombocitopénica trombótica (TTP, thrombotic thrombocytopenic purpura), grandes moléculas de vWF interactúan con plaquetas, lo que origina la activación. Tales moléculas son consecuen- cia de la inhibición de la metaloproteinasa ADAMTS13, que desdobla moléculas grandes de vWF.9 La púrpura trombocitopénica trombótica se caracteriza por trombocitopenia, anemia hemolítica microangiopática, fiebre y signos o síntomas renales y neurológicos. La presencia de esquis- tocitos en extendidos de sangre periférica ayuda en el diagnóstico. El tra- tamiento más eficaz para esta enfermedad es la plasmaféresis, aunque también se ha intentado la administración de plasma. Un estudio reciente comparó las dos modalidades y encontró una alta tasa de recaídas y mayor mortalidad con la administración de plasma. Está contraindicada la trans- fusión de plaquetas.10 Además, el rituximab, un anticuerpo monoclonal dirigido contra la proteína CD20 en los linfocitos B ha mostrado ser un tratamiento inmunomodulador promisorio para el tratamiento de púrpu- ra trombocitopénica trombótica adquirida, que en la mayor parte de los casos es de origen autoinmunitario.11 El síndrome hemolítico-urémico (HUS, hemolytic uremic syndrome) a menudo ocurre después de infección por Escherichia coli O157:H7 u otras bacterias productoras de toxina shiga. La metaloproteinasaes normal en estos casos. Por lo común el síndrome hemolítico-urémico se asocia con cierto grado de daño renal, y muchos pacientes necesitan tratamiento de sustitución renal. Los síntomas neurológicos son menos frecuentes. Varios pacientes desarrollan características de púrpura trombocitopénica trom- bótica y síndrome hemolítico-urémico. Esto puede ocurrir con enfermeda- CUADRO 4-2 Causas de los trastornos plaquetarios CUADRO 4-3 Tratamiento de la púrpura trombocitopénica idiopática (ITP) en adultos 04Brunicardi(0067-0088).indd 7304Brunicardi(0067-0088).indd 73 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión des autoinmunitarias, en especial con lupus eritematoso sistémico, infec- ción por VIH o en asociación con ciertos fármacos (como ticlopidina, mitomicina C, gemcitabina) y fármacos inmunodepresores (como ciclos- porina y tacrolimús). La interrupción de la administración del fármaco cau- sal es la base del tratamiento. Con frecuencia se utiliza plasmaféresis, pero no está claro cuál es el factor causal retirado por dicho procedimiento. El secuestro es otra causa importante de trombocitopenia y por lo co- mún implica el secuestro de plaquetas en un bazo aumentado de tamaño, por lo común relacionado con hipertensión portal, sarcoide, linfoma o en- fermedad de Gaucher. La masa corporal total de plaquetas es en esencia normal en pacientes con hiperesplenismo, pero en el interior del bazo au- mentado de volumen se encuentra una fracción muy elevada de éstas. Hay reducción leve en la supervivencia de las plaquetas. La hemorragia es me- nor de la esperada con base en el recuento, porque las plaquetas secuestra- das pueden movilizarse en cierto grado y alcanzar la circulación. La trans- fusión de plaquetas no incrementa el recuento plaquetario en la misma medida que en una persona sana, porque cuando éstas se administran se secuestran de la misma forma en el bazo. No está indicada la esplenecto- mía para la corrección de la trombocitopenia por hiperesplenismo causa- da por hipertensión portal. La trombocitopenia es la anomalía más común de la hemostasia que produce hemorragia en el paciente quirúrgico. El paciente puede tener reducción del recuento plaquetario como consecuencia de diversos pro- cesos patológicos, como se comentó antes. En tales circunstancias, la mé- dula ósea por lo común muestra un número normal o incrementado de megacariocitos. Por el contrario, cuando la trombocitopenia ocurre en pa- cientes con leucemia o uremia, o bien en pacientes que reciben tratamien- to citotóxico, por lo común hay reducción en el número de megacariocitos de la médula ósea. La trombocitopenia también ocurre en pacientes qui- rúrgicos como consecuencia de hemorragia masiva y tratamiento de sus- titución con hemoderivados deficientes en plaquetas; asimismo, puede ser inducida por administración de heparina en pacientes con trastornos vasculares o cardiacos, como en el caso de trombocitopenia inducida por heparina, o bien, puede relacionarse con complicaciones trombóticas y hemorrágicas. Cuando hay trombocitopenia en un paciente en quien debe considerarse la operación programada, el tratamiento depende de la intensidad y causa de la reducción de plaquetas. Un recuento de más de 50 000/μl por lo general no requiere tratamiento específico. La administración profiláctica de plaquetas se ha vuelto parte de los pro- tocolos de transfusión masiva. También se administran plaquetas en el pre- operatorio para incrementar con rapidez el recuento plaquetario en pacientes quirúrgicos con trombocitopenia subyacente. Una unidad de concentrado plaquetario contiene casi 5.5 × 1010 plaquetas, y sería de esperarse un incre- mento en el recuento de plaquetas circulantes en casi 10 000/μl en un indi- viduo promedio de 70 kg. La fiebre, infección, hepatoesplenomegalia y pre- sencia de anticuerpos antiplaquetarios disminuye la eficacia de la transfusión de plaquetas. En individuos en quienes la trombocitopenia es resistente a la transfusión estándar de plaquetas, la administración de éstas con compati- bilidad en el antígeno leucocítico humano (HLA, human leukocyte antigen) acompañado de procesos especiales ha demostrado su eficacia. Defectos cualitativos de las plaquetas La trombocitopenia a menudo se acompaña de alteración de la función pla- quetaria. Con las transfusiones masivas hay alteración de la agregación esti- mulada por ADP (con más de 10 unidades de concentrados de eritrocitos). La uremia puede asociarse con incremento del tiempo de sangrado y altera- ción de la agregación; puede corregirse con hemodiálisis o con diálisis peri- toneal. Los trastornos de la agregación y secreción plaquetarias pueden ocu- rrir en pacientes con trombocitemia, policitemia verdadera o mielofibrosis. Los fármacos que interfieren con la función plaquetaria incluyen ácido acetilsalicílico, clopidogrel, dipiridamol y los inhibidores de la glucopro- teína IIb/IIIa. Los dos primeros inhiben de manera irreversible la función plaquetaria, el segundo a través de la inhibición selectiva irreversible de la agregación plaquetaria inducida por ADP y el ácido acetilsalicílico por acetilación irreversible de la sintasa de prostaglandinas plaquetarias. No existen estudios clínicos prospectivos con asignación al azar en pacientes quirúrgicos para guiar el tiempo oportuno para la intervención quirúrgica de pacientes que toman ácido acetilsalicílico, clopidogrel o ambos. La re- comendación general es que, para cada uno, se requiere un periodo de casi siete días de interrupción del fármaco hasta que se pueda realizar el proce- dimiento quirúrgico.12 El tiempo apropiado en intervenciones quirúrgicas de urgencia absoluta o relativa es menos claro. Puede ser beneficioso transfundir plaquetas en el preoperatorio, pero de nuevo, no se cuenta con datos para guiar su administración. El problema es que se carece de prue- bas precisas para la función plaquetaria. Otros trastornos relacionados con función plaquetaria normal incluyen uremia, trastornos mieloprolife- rativos, gammapatías monoclonales y hepatopatías. En el paciente quirúr- gico, a menudo puede corregirse la disfunción plaquetaria de la uremia por medio de diálisis o con la administración de acetato de desmopresina. La transfusión de plaquetas podría no ser de utilidad si el paciente tiene uremia al momento de la administración de éstas. La disfunción plaqueta- ria en trastornos mieloproliferativos es intrínseca a las plaquetas y por lo común mejora si el recuento plaquetario puede reducirse a cifras normales con quimioterapia. Si es posible, la intervención quirúrgica debe retrasar- se hasta que haya disminuido dicho recuento. Estos pacientes se encuen- tran en riesgo de hemorragia y trombosis. La disfunción plaquetaria en individuos con gammapatías monoclonales es consecuencia de la interac- ción de las proteínas monoclonales con las plaquetas. El tratamiento con quimioterapia o, en ocasiones, la plasmaféresis para reducir el recuento de proteínas monoclonales, mejora la hemostasia. Hipofibrinogenemia adquirida Coagulación intravascular diseminada La definición oficial de coagulación intravascular diseminada (DIC, disse- minated intravascular coagulation) elaborada por el subcomité científico sobre DIC del Scientific and Standardization Committee de la International Society of Thrombosis and Haemostasis (SSC/ISTH) es que “la coagulación intravascular diseminada es un síndrome adquirido caracterizado por ac- tivación intravascular de la coagulación como pérdida del sitio que le dio origen por diferentes causas. Puede originarse por daño en la microvascu- latura y afectar a la misma, que es lo suficientemente grave para causar disfunción orgánica”.13 La generación excesiva de trombina conduce a for- mación de microtrombos, seguida por el consumo y agotamiento de los factores de coagulación y plaquetas, lo que causa el cuadro clínico clásico de hemorragia difusa. Para el diagnóstico es necesaria lapresencia de un trastorno subyacente que predispone al paciente a DIC. Las lesiones espe- cíficas incluyen lesiones del sistema nervioso central con embolización del tejido encefálico, fracturas con embolización de médula ósea y embolia de líquido amniótico. Los materiales que causan embolia son tromboplasti- nas potentes que activan la cascada de coagulación intravascular disemi- nada.14 Algunas causas adicionales incluyen cáncer, lesión de órganos (como pancreatitis grave), insuficiencia hepática, ciertas anomalías vascu- lares (como aneurismas grandes), mordeduras de serpientes, drogas ilega- les, reacciones transfusionales, rechazo de trasplantes y septicemia.13 La DIC con frecuencia acompaña a esta última y puede asociarse con falla orgánica múltiple. Hasta el momento, los sistemas de calificación para in- suficiencia orgánica no incorporan de manera habitual la DIC.14 La im- portante interacción entre la septicemia y las anomalías de coagulación fue demostrada por Dhainaut et al., quienes mostraron que la administra- ción de proteína C activada era en particular eficaz en pacientes septicé- micos con coagulación intravascular diseminada.15 El diagnóstico se esta- blece con base en la causa desencadenante con trombocitopenia asociada, prolongación de PT, bajas concentraciones de fibrinógeno e incremento en las concentraciones de marcadores de fibrina (productos de la degrada- ción de fibrina, dímero d, monómeros solubles de fibrina). Un sistema de calificación desarrollado por la SSC/ISTH asignó una calificación entre 0 y 1 a la cifra medida de cada uno de estos exámenes de laboratorio; una calificación de 5 o mayor se considera DIC evidente.16 Los aspectos más importantes del tratamiento son aliviar el problema primario, médico o quirúrgico que causó el trastorno y la conservación de una perfusión adecuada. Si hay hemorragia activa, deben suministrarse factores hemostáticos mediante la administración de plasma fresco conge- lado, que suele ser suficiente para corregir la hipofibrinogenemia, aunque podría ser necesaria la administración de crioprecipitados y concentrados plaquetarios. Durante la DIC se producen microtrombos y por tanto se ha propuesto el tratamiento con heparina. No obstante, la mayor parte de los estudios han demostrado que dicho fármaco no es de utilidad para formas agudas de DIC, pero puede estar indicado para púrpura fulminante o tromboembolia venosa. Fibrinólisis primaria Un estado de hipofibrinogenemia adquirido en el paciente quirúrgico también puede ser consecuencia de fibrinólisis patológica. Esto puede 04Brunicardi(0067-0088).indd 7404Brunicardi(0067-0088).indd 74 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión Factores dependientes de vitamina K: II (protrombina), VII, IX, X Fibrinógeno Factor V Factor VIII Factores XI, XII, XIII Antitrombina III Plasminógeno Proteínas C y S ocurrir en pacientes después de la resección prostática cuando se libera urocinasa durante la manipulación quirúrgica de la próstata, o bien, en pacientes sometidos a derivación extracorpórea. La gravedad de la hemo- rragia por fibrinólisis depende de la concentración de los productos de degradación circulantes. El ácido ε-aminocaproico interfiere con la fibri- nólisis al inhibir la activación de plasminógeno. Enfermedades mieloproliferativas La policitemia, en particular aquella con trombocitosis notable, constituye un riesgo quirúrgico de importancia. En tales pacientes, debe considerarse la operación sólo en las urgencias quirúrgicas más graves; si es posible, debe diferirse hasta que el tratamiento médico haya restablecido el volumen san- guíneo normal, el hematócrito y el recuento plaquetario. La trombosis es- pontánea es una complicación de la policitemia verdadera y puede explicar- se en parte por el incremento de la viscosidad sanguínea, aumento del recuento plaquetario y mayor tendencia a un estado de equilibrio. Es para- dójico que en estos pacientes también se observe una tendencia significativa a la hemorragia espontánea. La metaplasia mieloide con frecuencia repre- senta parte de la evolución de la policitemia verdadera. Casi 50% de los pa- cientes con metaplasia mieloide presentaron policitemia. En estos pacientes se han demostrado anomalías en la agregación y liberación plaquetarias. La trombocitosis puede reducirse mediante la administración de hi- droxiurea o anagrelida. Los procedimientos quirúrgicos programados de- ben retrasarse hasta que se haya iniciado el tratamiento apropiado. De manera ideal, las concentraciones de hematócrito deben mantenerse por debajo de 48% y el recuento plaquetario por arriba de 400 000/μl. Cuando es necesario realizar un procedimiento de urgencia, la flebotomía y la re- posición de volumen con solución de Ringer con lactato pueden ser bene- ficiosas para el paciente. Coagulopatía por enfermedad hepática El hígado participa en la hemostasia porque en él se sintetizan muchos de los factores de coagulación (cuadro 4-4). Las anomalías de la coagulación más comunes relacionadas con disfunción hepática son trombocitopenia y alteración de la coagulación humoral, manifestada por prolongación del PT e incremento en el Índice Internacional Normalizado (INR).17 La trombocitopenia en pacientes con hepatopatía por lo común se relaciona con hiperesplenismo, reducción en la producción de trombopoyetina y destrucción de plaquetas mediadas por mecanismos inmunitarios. Como se mencionó antes, en pacientes con hiperesplenismo la masa corporal total de plaquetas es básicamente normal, pero una proporción elevada de las mismas se encuentra en el bazo aumentado de volumen. Las hemo- rragias son menos frecuentes de lo esperado con base en el recuento pla- quetario, porque parte de las plaquetas secuestradas pueden alcanzar la circulación general. La trombopoyetina, el principal estímulo para la trombopoyesis, puede ser la causa de algunos casos de trombocitopenia en pacientes cirróticos, aunque su participación no está bien establecida. Por último, la trombocitopenia de origen inmunitario también puede ocurrir en pacientes cirróticos, en especial en aquellos con hepatitis C y cirrosis biliar primaria.18 Antes de iniciar cualquier tratamiento para corregir la trombocitopenia debe valorarse la necesidad real de corrección. En térmi- nos generales, debe desalentarse la corrección basada sólo en recuentos plaquetarios bajos. Más a menudo, el tratamiento incluye el retraso de procedimientos con penetración corporal e intervenciones quirúrgicas. La transfusión plaquetaria es la base del tratamiento; sin embargo, el efecto por lo común persiste sólo por varias horas. Deben tomarse en considera- ción los riesgos relacionados con las transfusiones en general y con el de- sarrollo de anticuerpos antiplaquetarios en una población de pacientes que probablemente no necesita corrección. Una estrategia alternativa es la administración de interleucina-11, una citocina que estimula la prolifera- ción de células progenitoras hematopoyéticas y megacariocitos progenito- res.16 La mayor parte de los estudios que han utilizado interleucina-11 se realizaron en pacientes con cáncer, aunque existe cierta evidencia de que puede ser beneficiosa en pacientes cirróticos. Los efectos secundarios sig- nificativos limitan su utilidad.19 Una opción menos aceptada es la esple- nectomía con la embolización esplénica para reducir el hiperesplenismo. Hay riesgos relacionados con estas técnicas, además de que la reducción del flujo sanguíneo esplénico puede reducir el flujo venoso portal con trombosis subsiguiente de la vena porta. Los resultados son mixtos para la derivación portosistémica intrahepática transyugular (TIPS, transjugular intrahepatic portosystemic shunt). Por tanto, el tratamiento de la trombo- citopenia no es la indicación primaria para un procedimiento TIPS. La disminución en la producción o incremento en la destrucción de factores de coagulación y la deficiencia dela vitamina K pueden contribuir a la prolongación del PT e incremento de INR en pacientes con hepatopa- tías. Conforme empeora la disfunción hepática, también se altera la fun- ción de síntesis hepática, lo que disminuye la producción de factores de coagulación. Además, las anomalías en los exámenes de laboratorio pue- den ser similares a las observadas en la DIC. Hay reportes de que el incre- mento en las concentraciones de dímero d aumenta el riesgo de hemorra- gia por várices esofágicas.20 La absorción de vitamina K depende de la producción de bilis. Por tanto, los pacientes con hepatopatía que tienen alteración de la producción de bilis, como en casos de enfermedades coles- tásicas, pueden estar en riesgo de deficiencia de vitamina K. Al igual que con la trombocitopenia, la corrección de la coagulopatía debe reservarse para el tratamiento de hemorragia activa y profilaxis para procedimientos con penetración corporal e intervenciones quirúrgicas. La coagulopatía causada por hepatopatía más a menudo se trata con plas- ma fresco congelado, pero como la coagulopatía por lo general no es conse- cuencia de la disminución de las concentraciones de factor V, no suele ser posible la corrección completa. Si la concentración de fibrinógeno se en- cuentra por debajo de 100 mg/100 ml, la administración de crioprecipitados puede ser de utilidad. Los crioprecipitados también son fuente de factor VIII para los pacientes poco comunes con bajas concentraciones de dicho factor. Coagulopatía por traumatismos Las causas habitualmente identificadas para coagulopatía por traumatis- mos incluyen acidosis, hipotermia y difusión de los factores de coagula- ción. Sin embargo, una proporción significativa de pacientes traumatizados llegan a las salas de urgencias en estado de coagulopatía; la coagulopatía de inicio temprano se asocia con incremento significativo en la mortalidad.21,22 Brohi et al. han demostrado que sólo los pacientes con estado de choque llegan en estado de coagulopatía y que es el estado de choque mismo el que induce los trastornos de la coagulación a través de la activación sistémi- ca de las vías anticoagulante y fibrinolítica.23 Como se muestra en la figura 4-5, la hipoperfusión activa la trombomodulina en la superficie de las célu- las endoteliales. La trombina circulante forma complejos con la trombomo- dulina. Este complejo induce un estado anticoagulante mediante la activa- ción de la proteína C pero también incrementa la fibrinólisis al desinhibir la tPA a través del consumo de inhibidor 1 del activador del plasminógeno. Por último, el complejo de trombina-trombomodulina limita la dispo- nibilidad de trombina para desdoblar fibrinógeno a fibrina, lo que puede explicar por qué los pacientes lesionados rara vez tienen bajas concentra- ciones de fibrinógeno. Inhibición adquirida de la coagulación El síndrome antifosfolípido (APLS, antiphospholipid syndrome) se halla entre las causas más comunes de trastornos adquiridos de la coagulación; en este trastorno se encuentran anticuerpos contra cardiolipina y anticoa- gulante lúpico. Dichos anticuerpos pueden relacionarse con trombosis arterial, venosa o con ambas. De hecho, los pacientes que muestran trom- bosis recurrentes deben ser valorados en busca de APLS. La presencia de anticuerpos antifosfolípidos es muy común en pacientes con lupus erite- matoso sistémico, pero también puede asociarse con artritis reumatoide y síndrome de Sjögren. Hay individuos que no sufren un trastorno autoin- munitario pero producen en forma transitoria anticuerpos en respuesta a infecciones o desarrollan APLS inducido por fármacos. La característica distintiva de APLS es la prolongación de aPTT in vitro, pero con incre- mento del riesgo de trombosis in vivo.24 CUADRO 4-4 Factores de coagulación sintetizados en el hígado 04Brunicardi(0067-0088).indd 7504Brunicardi(0067-0088).indd 75 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión ↓ Efecto de la warfarina ↑ Las necesidades de warfarina Barbitúricos, anticonceptivos orales, com- puestos que contienen estrógenos, cortico- esteroides, hormona adrenocorticotrópica ↑ Efecto de la warfarina ↓ Necesidades de la warfarina Fenilbutazona, clofibrato, esteroides anabóli- cos, levotiroxina, glucagon, amiodarona, quinina, cefalosporinas Trastornos de las paraproteínas Los trastornos de las paraproteínas se caracterizan por la producción de globulina o fibrinógeno anómalos que interfieren con la coagulación o con la función plaquetaria. Puede ser una inmunoglobulina M en la ma- croglobulinemia de Waldenström, una inmunoglobulina G o inmunoglo- bulina A en mieloma múltiple, una tiroglobulina en enfermedad hepática (en especial hepatitis C), una enfermedad autoinmunitaria o criofibrino- genemia. La quimioterapia suele ser eficaz para reducir las concentracio- nes de paraproteínas en la macroglobulinemia y en el mieloma, aunque tal vez sea necesaria la plasmaféresis para la eliminación rápida antes de in- tervenciones quirúrgicas. Las crioglobulinas y los criofibrinógenos por lo general se eliminan por plasmaféresis. Anticoagulación y hemorragia La hemorragia espontánea puede ser una complicación del tratamiento anticoagulante ya sea con heparina, warfarina, heparina de bajo peso mo- lecular o inhibidores del factor Xa. El riesgo de hemorragia espontánea relacionado con la administración de heparina se reduce cuando se utiliza una técnica con goteo continuo. La anticoagulación terapéutica se logra con mayor fiabilidad con heparina de bajo peso molecular. No se utilizan de manera sistemática exámenes de laboratorio para vigilar la dosifica- ción de estos fármacos, lo que los hace una opción atractiva para la anti- coagulación de pacientes ambulatorios. Si es necesaria la vigilancia por la administración de heparina de bajo peso molecular (p. ej., en presencia de insuficiencia renal u obesidad grave), el efecto farmacológico debe cuanti- ficarse con un análisis de actividad anti-Xa. La warfarina se utiliza para la anticoagulación a largo plazo en varias situaciones clínicas, lo que incluye trombosis venosa profunda, embolia pulmonar, valvulopatía cardiaca, fibrilación auricular, embolia sistémica recurrente e infarto miocárdico recurrente, así como en pacientes con vál- vulas cardiacas protésicas e implantes protésicos.25-27 Por la interacción con el sistema P-450, el efecto anticoagulante de la warfarina se reduce (p. ej., se requieren dosis más elevadas) en pacientes que reciben barbitúricos y en aquellos con regímenes alimentarios con bajo contenido de vitamina K. Las necesidades de warfarina pueden incrementarse en pacientes que toman anticonceptivos o compuestos que contienen estrógenos, corticoes- teroides u hormona adrenocorticotrópica. Varios medicamentos pueden alterar las necesidades de warfarina (cuadro 4-5). Las complicaciones hemorrágicas son frecuentes en pacientes que reci- ben anticoagulantes. Los ejemplos incluyen hematuria, hemorragia de te- jidos blandos, hemorragia intracerebral, necrosis cutánea y hemorragia intraabdominal. La hemorragia en la cavidad abdominal es con mucho la complicación más común del tratamiento con warfarina y puede ser intra- peritoneal, extraperitoneal o retroperitoneal.28-30 El hematoma intestinal intramural es la causa más común de dolor abdominal en pacientes que reciben tratamiento con anticoagulantes.31-33 Por fortuna, la mayor parte de los hematomas intestinales intramurales responden al tratamiento con- servador. La hemorragia secundaria a la anticoagulación es una causa co- mún de hematomas en la vaina del músculo recto anterior. En la mayor parte de los casos, la corrección de la anticoagulación es el único trata- miento necesario. Por último, es importante recordar que uno de los pri- meros síntomas de un tumor subyacente puede ser la hemorragia en pa- cientes que reciben tratamiento anticoagulante. Tal vez sea necesaria la intervención quirúrgica en individuos que reci- bentratamiento anticoagulante. La experiencia creciente sugiere que el tratamiento quirúrgico puede llevarse a cabo sin interrumpir el programa de anticoagulación, lo que depende del procedimiento a realizar.34 Ade- más, el riesgo de complicaciones trombóticas puede incrementarse cuan- do se interrumpe de manera súbita el tratamiento con anticoagulantes. Cuando el aPTT es <1.3 veces la cifra del testigo en un paciente que recibe heparina o con INR <1.5 en un paciente que recibe warfarina, podría no ser necesario antagonizar la anticoagulación. No obstante, es obligada una técnica quirúrgica meticulosa y debe vigilarse al paciente en forma estre- cha a lo largo del posoperatorio. Ciertos procedimientos no deben realizarse en combinación con anti- coagulación; en particular, esto aplica a circunstancias en las cuales las he- morragias incluso menores pueden causar gran morbilidad, como proce- dimientos que afectan el sistema nervioso central o el ojo. En ocasiones es necesario realizar intervenciones quirúrgicas de urgencia en pacientes que reciben heparina. El primer paso en estos pacientes es interrumpir la ad- ministración de heparina. Para un antagonismo más rápido de la anticoa- gulación, es eficaz la administración de sulfato de protamina. Sin embargo, pueden encontrarse reacciones adversas significativas con la adminis- tración de protamina, en especial en pacientes con alergias graves al pescado.35,36 Los síntomas incluyen hipotensión, rubor, bradicardia, náu- sea y vómito. La prolongación del aPTT después de la neutralización de la heparina con protamina puede ser consecuencia del efecto anticoagulante de la protamina. En un paciente sometido a cirugía programada que recibe tratamiento con derivados cumarínicos en dosis suficiente para afectar la coagulación, el fármaco puede interrumpirse varios días antes de la opera- ción con medición de las concentraciones de protrombina (una concen- tración por arriba de 50% se considera segura).37 La corrección rápida del efecto anticoagulante puede lograrse con la administración de plasma fres- co congelado en situaciones de urgencia. La administración parenteral de vitamina K también está indicada en cirugías programadas para el trata- miento de pacientes con obstrucción biliar o malabsorción, en quienes puede haber deficiencia de vitamina K; sin embargo, si las bajas concentra- ciones de los factores II, VII, IX y X (factores dependientes de vitamina K) son consecuencia de disfunción hepatocelular, la administración de vita- mina K es ineficaz. Para individuos que consumen warfarina en el preope- ratorio y se encuentran en alto riesgo de trombosis, debe administrarse heparina de bajo peso molecular mientras disminuye el INR y debe reini- ciarse a dosis profilácticas tan pronto como sea posible después de la ope- ración. El tratamiento perioperatorio de pacientes que reciben anticoagu- lación oral a largo plazo es un problema cada vez más común. Se carece de guías terapéuticas basadas en pruebas con respecto a qué pacientes necesi- tan anticoagulación perioperatoria “transitoria” y la forma más eficaz de proporcionarla. La heparina no fraccionada intravenosa y la heparina de bajo peso molecular por vía subcutánea en dosis terapéuticas reducen el riesgo de tromboembolia venosa, pero no han demostrado disminuir el riesgo de tromboembolia arterial.38 La anticoagulación transitoria inclu- Participación central de la trombomodulina en la coagulopatía aguda de traumatismos (ATC) Activación de TAFI Activación de la proteína C Hipoperfusión ↑Trombomodulina Mantenimiento de las concentraciones de fibrinógeno Complejo de trombomodulina/trombina Consumo de PAI-1 Fibrinólisis ATC Trombina Estado de choque Figura 4-5. Ilustración de los mecanismos fisiopatológicos que participan en la coagulopatía aguda de traumatismos. PAI-1, inhibidor del activador de plasminógeno 1; TAFI, inhibidor de la fibrinólisis activado por trombina. CUADRO 4-5 Medicamentos que alteran la dosificación de warfarina 04Brunicardi(0067-0088).indd 7604Brunicardi(0067-0088).indd 76 4/7/10 20:08:054/7/10 20:08:05 H em ostasia, hem orragia quirúrgica y transfusión ye la interrupción del anticoagulante oral antes de la operación y el uso de fármacos intravenosos subcutáneos por varios días antes y (en ocasiones) después de la intervención quirúrgica. La mayor parte de los estudios muestran que la anticoagulación transitoria preoperatoria se asocia con tasas de hemorragia posoperatoria aceptablemente bajas (1.8 a 5.8%). El riesgo de hemorragia puede incrementarse de manera asistencial en proce- dimientos relacionados con hemorragia intraoperatoria y posoperatoria. Derivación cardiopulmonar Los factores predisponentes que se asocian con hemorragia excesiva son tiempo de perfusión prolongado antes del uso de anticoagulantes orales o fármacos antiplaquetarios, la cardiopatía cianótica y la hipotermia. Dos factores que desencadenan la hemorragia excesiva relacionada con deriva- ción cardiopulmonar son la fibrinólisis excesiva y los efectos de la función plaquetaria, siendo estos últimos los más importantes. La valoración con exámenes de laboratorio de pacientes con hemorra- gia por derivación cardiopulmonar debe incluir INR, aPTT, biometría hemática completa, recuento plaquetario, extendido de sangre periférica y medición de los productos de la degradación de fibrina. El tratamiento incluye la administración empírica de plaquetas y, si se cree que el exceso de heparina es el principal factor, debe administrarse el 25% de la dosis calculada con repetición cada 30 a 60 min hasta que cese la hemorragia. Si hay datos en los exámenes de laboratorio de fibrinólisis excesiva, puede administrarse ácido ε-aminocaproico en dosis inicial de 5 a 10 g, seguido de 1 a 2 g/h hasta que se interrumpa la hemorragia. La aprotinina es un inhibidor de la proteasa que actúa como antifibrinolítico y que ha demos- trado reducir las necesidades de transfusión relacionadas con cirugía car- diaca y trasplante hepático ortotópico.39 El acetato de desmopresina estimula la liberación de factor VIII por las células endoteliales y puede ser eficaz para reducir la hemorragia durante la cirugía cardiaca. Después de la derivación cardiopulmonar a menudo se encuentran resultados de laboratorio que sugieren trombocitopenia indu- cida por heparina; sin embargo, es poco común la trombocitopenia in- ducida por heparina significativa a menos que el paciente tenga exposición previa a heparina o se continúe la administración de ésta en el periodo posoperatorio. Hemostasia local La hemorragia quirúrgica significativa suele ser causada por hemostasia local ineficaz. Por tanto, el objetivo es evitar la hemorragia adicional desde vasos sanguíneos lesionados por incisión o por corte transversal. La he- mostasia puede llevarse a cabo al interrumpir el flujo sanguíneo del área afectada o por cierre directo del defecto de la pared vascular. Procedimientos mecánicos. El método mecánico más antiguo para in- terrumpir una hemorragia es la presión digital. Cuando se aplica presión a una arteria proximal a un área de hemorragia, puede reducirse un sangra- do intenso de forma que sea posible llevar a cabo una acción más definiti- va. La aplicación de un torniquete en la extremidad que obstruya un vaso sanguíneo mayor proximal al sitio de la hemorragia y la maniobra de Prin- gle para hemorragia hepática son buenos ejemplos. La presión digital di- recta en el sitio de hemorragia a menudo es eficaz y tiene la ventaja de ser menos traumática que la colocación de un hemostato. Incluso un hemos- tato “atraumático” produce daño a la íntima del vaso sanguíneo. Cuando hay sección completa de un vaso sanguíneo de pequeño cali- bre, suele ser suficiente la ligadura simple. Para arterias de grueso calibre con pulso, está indicada la colocación de un punto de sutura de trans- fixión, para evitar el deslizamiento del material de sutura. Todo material de sutura es un cuerpo extraño,
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