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Historias 
de la Psicología 
en América del Sur
Gonzalo Salas 
(Editor)
Diálogos y perspectivas
Historias de la Psicología en América del Sur
Diálogos y perspectivas
Gonzalo Salas (Editor)
Nueva Mirada Ediciones
La Serena, Chile, Agosto 2014
ISBN 978-956-353-966-0 
Diseño de portada e interiores: 
Fabián Flores Bernales
Esta publicación, incluído el diseño de la portada, no puede ser reproducida, 
almacenada o transmitida por algún medio, ya sea eléctrico, químico, 
mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de los 
editores.
PRÓLOGO
Helio Carpintero, R. Academia de Ciencias Morales y Políticas
INTRODUCCIÓN
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
HISTORIAS DE LA PSICOLOGIA EN AMÉRICA DEL SUR 
(Parte 1)
Capítulo 1
Historia de la Psicología en Argentina: 
Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957)
Lucia Rossi y Magali Jardon, Universidad de Buenos Aires 
Capítulo 2
Desarrollo de la psicología en Bolivia: 
Formación, investigación y asociación
Marion Schulmeyer, Universidad Privada de Santa Cruz 
de la Sierra
Capítulo 3
Una breve historia de la psicología en Brasil 
Ana Jacó-Vilela, Universidade do Estado do Rio de Janeiro
Capítulo 4
De la Guajira al río Amazonas. 
Desarrollo histórico de la psicología en Colombia
Rubén Ardila, Universidad Nacional de Colombia
Capítulo 5
Pasado y Presente de la Psicología Cientíica en Chile: 
Profesionalización, instituciones y divulgación cientíica
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
11
19
28
41
65
85
100
ÍNDICE
Capítulo 6
La psicología en Ecuador. Pasado y presente 
Lucio Balarezo y Mayra Velástegui, 
Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa
Capítulo 7
Eventos y protagonistas centrales para la 
historia de la psicología en el Paraguay
José Emilio García, Universidad Católica de Asunción
Capítulo 8
Historia y actualidad en la psicología peruana 
Walter Arias, Universidad Católica San Pablo, Arequipa
Capítulo 9
La psicología en el Uruguay y sus historias: perspectivas, 
narrativas y enfoques críticos 
Jorge Chávez y Paribanú Freitas, Universidad de la República 
OTRAS HISTORIAS DE LA PSICOLOGÍA (Parte 2)
Capítulo 10
Informes norteamericanos sobre la Psicología 
en América del Sur anteriores a 1950
Hugo Klappenbach, Universidad Nacional de San Luis, 
CONICET
Capítulo 11
Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina: 
historias que marcaron diferencias
María Inés Winkler, Universidad de Santiago
María Isabel Reyes, Universidad Santo Tomás
Capítulo 12
Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su 
correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco Romero
Ramón León, Universidad Ricardo Palma
122
142
172
208
228
250
273
Capítulo 13
La psicología de los menores en América del Sur: 
Historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros
Miguel Gallegos, Universidad Nacional de Rosario 
(UNR-CONICET)
Capítulo14
Una historia reciente: Los Congresos Latinoamericanos 
de Estudiantes de Psicología (2007-2013) 
Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule
Johnattan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas
Christian Jibaja, Universidad del Pacíico
Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis
291
321
COLABORADORES
RUBÉN ARDILA, 
Universidad Nacional 
de Colombia, Colombia. 
LUCIA ROSSI, 
Universidad de Buenos Aires, 
Argentina.
MAGALI JARDÓN, 
Universidad de Buenos Aires, 
Argentina.
MARION SCHULMEYER, 
Universidad Privada de Santa 
Cruz de La Sierra, Bolivia.
ANA JACÓ-VILELA, 
Universidad Estatal do Rio 
do Janeiro, Brasil.
LUCIO BALAREZO, 
SEAPSI, Ecuador.
MAYRA VELÁSTEGUI, 
SEAPSI, Ecuador.
JOSÉ EMILIO GARCÍA, 
Universidad Católica de 
Asunción, Paraguay.
WALTER ARIAS, 
Universidad Católica de San 
Pablo, Perú.
JORGE CHÁVEZ, 
Universidad de La República, 
Uruguay.
PARIBANÚ FREITAS, 
Universidad de La República, 
Uruguay.
HUGO KLAPPENBACH, 
Universidad Nacional de San Luis 
y CONICET, Argentina.
MARÍA INÉS WINKLER, 
Universidad de Santiago de Chile.
MARÍA ISABEL REYES, 
Universidad Santo Tomás, Chile.
RAMÓN LEÓN, 
Universidad Ricardo Palma, Perú.
MIGUEL GALLEGOS, 
Universidad Nacional de Rosario 
y CONICET, Argentina.
JOHNATHAN AYALA, 
Universidad del Cono Sur 
de Las Américas, Paraguay.
CHRISTIAN JIBAJA, 
Universidad del Pacíico, Perú.
FERNANDO NAZARET, 
Universidad Nacional 
de San Luis, Argentina.
A los estudiantes de psicología 
de Latinoamérica
11
PRÓLOGO
Presencia y realidad de la Psicología Latinoamericana
Helio Carpintero
R. Academia de Ciencias Morales y Políticas
La realidad de la psicología iberoamericana es cada vez más rica, más 
sólida y tiene más sentido crítico y gracias a la acción emprendida 
por un considerable número de investigadores que han hecho objeto 
central de sus estudios la historia de su desarrollo en los diferentes 
países latinoamericanos, está surgiendo una conciencia de identidad, 
y una imagen cada vez más nítida de los avatares por los que ha ido 
constituyéndose hasta llegar a su realidad actual. Su presencia es ya 
muy notable en los foros internacionales y en la literatura cientíica 
de nuestros días. Investigadores y profesionales procedentes de 
ese círculo cultural aparecen cada vez con mayor frecuencia y peso 
en los ámbitos de la psicología internacional. Cada vez pierde más 
peso una anterior inclinación que tendía a satisfacerse con las 
realizaciones limitadas a sus órbitas nacionales. 
En el mundo iberoamericano, la psicología cientíica, que 
nació en algunas naciones europeas a ines del siglo XIX, ha venido 
a cumplir una doble función: De un lado, sus estudios empíricos, 
rigurosos han contribuido como en todas partes, a la comprensión 
y control de fenómenos humanos, individuales a la par que sociales, 
normales y también patológicos. De otra parte, sus conceptos y 
sus técnicas han permitido, en grados muy diversos, transformar 
las condiciones de existencia sociales y nacionales, ajustándose a 
las peculiaridades de cada país. 
Para comprender su desarrollo, los estudiosos han dirigido la 
vista al futuro, atendiendo a los problemas no resueltos, y también 
12
Gonzalo Salas (editor) 
hacia el pasado, buscando una conirmación en una cierta identidad 
nacional cientíica y profesional. 
Conviene servirse de la historia como instrumento de 
ubicación personal y colectiva. Sólo desde la comparación con el 
pasado, y con el resto del presente, cabe precisar el valor y sentido 
del movimiento en el que nos hallamos inmersos, para potenciarlo 
y consolidarlo. Este libro, al que estas líneas sirven de prólogo, por 
generosa invitación del Dr. Gonzalo Salas que tanto agradezco, 
viene a ofrecer una primera imagen de esta historia común de los 
psicólogos latinoamericanos, hecha desde la base de un importante 
número de historias nacionales. 
¿Hablamos de una “psicología latinoamericana”, o tan sólo acerca 
de la “psicología en Latinoamérica”? Hace casi tres décadas uno 
de sus mayores conocedores, Rubén Ardila, juzgaba difícil admitir 
que hubiera una cultura latinoamericana integrada, y se decantaba 
por la segunda fórmula. Tal vez hoy habría que seguirlo repitiendo. 
Pero, al mismo tiempo, y en un campo especíico como es éste de 
la psicología, se tiene la impresión de que ha llegado a haber una 
tupida red social, que liga grupos y escuelas, con notables ainida-
des, y que muestra un peril diferenciado dentro del contexto de 
los eventos internacionales. Y tal vez no sea esto solo un fenómeno 
reciente, ni exclusivo de la psicología. Un destacado escritor y 
político chileno José Victorino Lastarria (1817-1888), analizando 
—en La América (1865-7)— las relaciones entre Iberoamérica y 
Europa, escribió hace más de siglo y medio que “es indudable que 
las naciones hispano-americanas, por sus caracteres de familia, por 
sus antecedentes, por su porvenir, y por sus instituciones, forman 
entre sí una entidad política verdadera”. Y, entre otros muchos 
testimonios, recordemos a J.E. Rodó, quien en su famoso ensayo 
Ariel (1900),trazó una enérgica defensa de la latinidad hispano-
americana, cuya unidad percibía por encima de la diversidad de 
sociedades y países.
Es indudable, en efecto, que, por debajo de diferencias muy 
grandes en base ecológica y geográica, en estructuras sociales, en 
sustrato étnico precolonial, en proyectos políticos colectivos, por 
13
Historias de la psicología en América del Sur
debajo de todo eso, saltan a la vista ciertos “caracteres de familia” 
entre los países de este mundo que no cabe obviar. 
Recordemos algunos. Para empezar, hay unos pasados co-
loniales, ya sea portugués o español, que transmitieron, con sus 
respectivas lenguas, unas culturas de fuerte base teocrática, junto 
con unos intereses generalmente limitados hacia el pensamiento 
racionalista y el espíritu cientíico naturalista y libre, al tiempo que 
favorecieron la organización de sociedades multiculturales, con 
fuertes tensiones entre un mundo indígena precolombino y unas 
clases y organizaciones de raíz europea. Aquí terminó por prender 
un afán de autonomía y un deseo de formas políticas democráticas 
y laicas, que se enfrentaron a la cosmovisión conservadora domi-
nante en aquellas dos metrópolis. Las naciones latinoamericanas 
nacieron a su vida histórica en medio de una tensión general entre 
un progresismo racionalista moderno y un conservadurismo “teo-
crático”, como decía J. Ingenieros, fuertemente arraigado en las 
dos naciones de la Península Ibérica. 
De ese modo, ese movimiento general corrió en cierto modo 
paralelo al desarrollo de un cierto espíritu cientíico y de una vo-
luntad de democracia y renovación social en aquellas sociedades. 
Y dentro de esa dinámica social, que se pone en marcha en el siglo 
XIX, le corresponde un lugar propio a la nueva ciencia de la mente 
humana, que tantas cosas podía decir a educadores, a pensadores, 
incluso a políticos y a reformadores sociales. 
Hoy se ven, con toda claridad, en el mundo americano, y en 
relación con la psicología, los dos grandes niveles que señalara un 
día H. Ebbinghaus dentro de la evolución de nuestra ciencia: el de 
un “largo pasado”, aquí primero indígena y étnico, luego seguido 
de otro ilosóico, espiritualista, de escolástica cristiana, que llega 
hasta mediados del siglo XIX, y un segundo nivel bien distinto, el 
de la “corta historia” de la psicología cientíica positiva, promovido 
en casi todas partes por el positivismo de inales del siglo XIX, con 
su concepción cientiicista de la realidad y del saber. 
De manera muy gráica, José Ingenieros marcó la diferencia 
entre aquel pasado y esta historia, al decir, reiriéndose a la tradición 
española, que “toda la cultura española, desde el siglo XVI hasta 
14
Gonzalo Salas (editor) 
el XX, puede simbolizarse en una frase: sobran archivos y escasean 
laboratorios”; en otras palabras, habría habido mucha historia y 
mucha tradición, pero poco espíritu cientíico y experimental: 
dos modos bien distintos de enfocar el mundo y la vida humana. 
La nueva psicología, ligada a una idea progresista del hombre 
y de la vida, se vio enseguida teñida de valores ideológicos liberales, 
junto a otros de utilidad social. En el mundo latinoamericano, al 
igual de lo que sucedió también en las dos naciones ibéricas metro-
politanas, los primeros pasos han correspondido por lo general a la 
psicología aplicada, antes de que pudiera surgir la teórica o de pura 
investigación. Y ha tendido a entretejerse con las tensiones sociales 
y reivindicaciones étnicas, precisamente por la raíz progresista de 
que se ha nutrido desde su origen. 
La llegada de las nuevas maneras de pensar sobre los procesos 
psicológicos ha sido, por lo general, más o menos conlictiva frente 
a las convicciones espiritualistas de la tradición. Han ido unidas las 
nuevas ideas a formas laicas, naturalistas, positivas, de concebir al 
hombre y a su vida. Y por ello, en muchos casos, eso ha diicultado 
su instalación en las distintas sociedades al generarse roces entre 
los diversos protagonistas sociales. 
En alguna ocasión, tratando de reducir a esquema las etapas 
de ese proceso, en el campo propio de la psicología, he sugerido las 
siguientes: 1) Visión ideológica espiritualista y/o escolástica —ha-
cia 1860— 2) La concepción positivista-experimentalista —hacia 
1900— 3) Reacción anti-positivista —hacia 1920— 4) Tensiones 
entre ilosofía y psicotecnia aplicada —hacia 1930— 5) Profe-
sionalización, principalmente clínica, surgimiento de carreras de 
psicología; incorporación de psicólogos europeos emigrados —hacia 
1945— 6) Surgimiento de conlictos ideológicos y distanciamiento 
de la psicología norteamericana, hegemónica en la época —hacia 
1960— 7) Paulatina convergencia hacia una comunidad supranacional 
latinoamericana —hacia 1967, y crecientemente hasta hoy—. Estas 
fechas representan una tosquísima simpliicación: pero buscan poner 
un orden que sin duda habrá de recibir rectiicaciones de los expertos. 
Aunque arraigados en tradiciones distintas, los desarrollos 
tanto cientíicos como profesionales, en nuestro ámbito cientíico, 
han ido aproximándose y asemejándose entre sí, como resultado 
15
Historias de la psicología en América del Sur
de presiones e inluencias externas, así como de aspiraciones y pro-
yectos internos similares. Precisamente ante nuestros ojos se está 
consolidando esta comunidad tanto cientíica como profesional: 
sociedades, federaciones, revistas, congresos, planes conjuntos 
bastarían a probarlo. 
Se podría tal vez decir que en esa historia, la psicología 
latinoamericana ha cobrado su peril a través de dos momentos 
donde la inluencia europea se ha dejado sentir con fuerza, y se ha 
injertado en aquella. El primero, sería el correspondiente a los inicios, 
y lo habría protagonizado el positivismo cientiicista de comienzos 
del siglo XX. El segundo, en cambio, habría acontecido en torno 
a la época de la II Guerra Mundial, y años antes o años después, 
habría cobrado forma a través de la inmigración de cientíicos y 
profesionales de la psicología, por lo general orientados hacia un 
funcionalismo de amplio espectro, o una orientación psicoanalítica, 
dos “escuelas” que se repartían el predominio de la escena europea 
de mediados del siglo XX. 
El positivismo, con su reairmación del conocimiento cien-
tíico como único conocimiento de realidad, y el evolucionismo, 
con su concepción naturalista y psicobiológica del hombre, die-
ron el impulso para la nueva visión de la mente de la psicología 
cientíica, que numerosos cientíicos, que aquí simbolizaré en la 
igura de Wilhelm Wundt, iban a respaldar con sus hallazgos e 
investigaciones. 
El desarrollo de ese nuevo campo cientíico ha progresado 
al compás de las transformaciones sociales y la evolución de las 
ideas. Creo que es posible representar los pasos sucesivos de ese 
movimiento a través de la dinámica de las generaciones históricas del 
mundo iberoamericano —y en otro lugar he intentado ya dibujar 
esa evolución—. Es notable, por lo pronto, la serie de nombres 
pioneros, de inspiración positivista, en varias de las tradiciones 
nacionales, que pueden perfectamente agruparse en torno a una 
hipotética “generación de 1871” —según la escala propuesta por 
J. Marías—. Piénsese, en efecto, en nombres tan conocidos como 
Mariano H. Cornejo (1867) [Pe.]; Joaquim Medeiros (1867) [Br.]; 
Ezequiel A. Chávez (1868) [Mx.]; Manoel Bomim (1868) [Br.]; 
16
Gonzalo Salas (editor) 
Horacio Piñero (1869) (Arg.); Victor Mercante (1870) [Arg.]; 
Carlos Vaz Ferreira (1871) [Uru.]; Rodolfo Senet (1872) [Arg.]; 
Carlos O. Bunge (1875) [Arg]; y José Ingenieros (1877) [Arg], por 
lo menos. Brasil, México y Argentina, los países adelantados en ese 
interés por la nueva psicología, tendrían ahí incluidas algunas de 
sus iguras fundadoras. 
Este grupo vendría marcado por ciertos eventos que habrían 
impactado a sus miembros en su etapa juvenil, momento de su 
impregnación por la circunstancia histórica.Entre tales hechos 
cabría mencionar, por ejemplo, la irradiación de la obra de Wundt 
en Leipzig; el surgimiento de laboratorios para la nueva ciencia 
en Europa y América del Norte; el éxito tecnológico del test de 
Binet-Simon, y de la primera psicología aplicada, creación de los 
mapas cerebrales y la nueva psicoisiología, para mencionar algunos 
hitos decisivos. Ante tales logros, y desde la amplia mentalidad 
progresista que buscaba superar la vieja etapa colonial conserva-
dora, había de resultar atractiva la idea de construir una psicología 
cientíica propia, acomodándose al paso de los grupos intelectuales 
extranjeros más innovadores del momento. 
Los hombres inspirados en la doctrina cientíico-ilosóica 
del positivismo hicieron lo posible por crear un espacio para el 
estudio cientíico de la mente. A ellos corresponde, en muchos 
casos, el intento de establecer algunos laboratorios en que llevar a 
cabo algunas investigaciones efectivas, más allá de la lectura y el 
comentario de los trabajos de otros autores. 
Debo hacer notar que estos pioneros colocaron la nueva 
disciplina por encima del nivel que tenía en la Península Ibérica. 
El laboratorio del Prof. Alves dos Santos, creado en 1912 en la 
Universidad de Coimbra —Portugal—, y los esfuerzos por crear 
otro en la Universidad de Madrid, hacia 1916, por Luis Simarro, 
fueron empeños valiosos pero limitados. Y ya en 1898 Horacio Piñero 
había fundado en Buenos Aires el primer laboratorio de psicología 
experimental, como ha recordado Ardila en 1986. Recordaré aquí 
unas palabras del comentario de Simarro a un libro de Carlos O. 
Bunge (1875-1918), en 1903: “La Republica Argentina debe estar 
ya muy cerca de Europa cuando en ella se producen obras, que por 
17
Historias de la psicología en América del Sur
las cuestiones que tratan, (…), revelan cómo las varias Españas del 
otro lado del Atlántico entran por los caminos de la superior cultura 
contemporánea”. Y añadía estas palabras reveladoras: “Lo que sin 
duda habrá de causar agrado y satisfacción a muchos españoles de 
acá, y a los mismos dará materia para melancólicas meditaciones”. 
Tras la inluencia europea de la hora inicial, decía yo que 
hay una segunda oleada, que va a impulsar la profesionalización y 
la especialización de los psicólogos, y que guarda relación con una 
limitada, pero muy inluyente emigración de cientíicos europeos que 
cruzaron el Atlántico para encontrar acogida en los países fraternos, 
con ocasión del tremendo terremoto histórico del nacionalsocia-
lismo, y de la II guerra mundial que, como es bien sabido, estuvo 
precedida por la guerra civil española (1936-9). Este fenómeno, en 
el campo de la psicología, vino a estar caracterizado por la presen-
cia de personalidades, dotadas ya de un sólido prestigio, que van 
a tener dos rasgos singulares: 1) su alejamiento del conductismo 
americano, y de sus líneas más naturalistas y experimentalistas; y 
2) su vinculación a formas diversas de psicología aplicada, y por 
tanto, hacia líneas de pensamiento humanista en sentido amplio. 
Inluídos muchos por un funcionalismo, otros por alguna de las 
formas del psicoanálisis, contribuirán a impulsar la profesionalización 
de la psicología, y para ello, animarán a la creación de los estudios 
correspondientes. Tales rasgos van a condicionar el desarrollo del 
segundo y tercer tercio del siglo XX. Y van a dar, de algún modo, 
una inspiración coherente a las varias tradiciones nacionales, que se 
ponen en marcha ante el éxito generalizado de las técnicas psicoló-
gicas para hacer frente a necesidades del mundo contemporáneo. 
Figuras como Waclaw Radecki, Helena Antipof y Emilio 
Mira en Brasil; o Walter Blumenfeld en Perú; o Angel Garma y 
Bela Szekely en Argentina; Mercedes Rodrigo en Colombia, y 
José Peinado y Guillermo Pérez Enciso, en Venezuela, entre otros 
nombres, además de aportar sus conocimientos, han puesto en 
juego sus experiencias y su ilusión en favor del establecimiento de 
un mundo profesional para la psicología, y han respaldado a los 
grupos nacionales que se movían, en cada país, en esa dirección 
organizativa e institucionalizante. 
18
Justamente el presente libro ofrece con detalle y gran compe-
tencia esa imagen de comunidad a que me estoy reiriendo, y esos 
progresos convergentes de las tradiciones nacionales. Es un libro 
en que un grupo de investigadores y conocedores de la historia de 
la psicología en sus países de referencia, abordan con gran conoci-
miento, abundante información, y, sobre todo, una información 
personal de primera mano de aquello que están analizando, la 
tarea de poner juntas las historias respectivas de las psicologías 
nacionales, de un grupo de países que ocupan un lugar destacado 
e inluyente en la realidad latinoamericana actual. Al poner esas 
historias juntas, salta a la vista el peril general que a todas ellas 
abarca, y que hace de ese todo colectivo un gran proceso histórico 
de desarrollo cientíico y técnico, de progreso de mentalidades, y de 
profesionalización e innovación social. Los psicólogos, naturalmente, 
y cuantos se sienten implicados de una u otra forma en el desarrollo 
intelectual y social del mundo iberoamericano, encontrarán en este 
libro conocimientos rigurosos y sugerencias acerca del presente, del 
pasado y también del futuro de la psicología latinoamericana, una 
realidad en expansión. 
Madrid, octubre de 2013
Helio Carpintero 
De la R. Academia de Ciencias Morales 
y Políticas de España
19
INTRODUCCIÓN
Las relaciones entre historia y psicología son de antigua data y han 
sido exploradas de diversas maneras. Cuando Wilhelm Wundt, 
escribió su voluminosa obra Elementos de Psicología de los Pueblos 
(Wundt, 1912) señaló que los procesos psicológicos superiores 
solo pueden abordarse mediante la aplicación de los métodos de 
la antropología y la historia. El propio fundador de la psicología 
experimental, llegó a sostener que lo que hoy se considera el em-
peño de la psicología, era imposible fuera de la consideración de la 
investigación histórica (Rosa, 1997). Por su parte, Carretero, Rosa 
y González (2006) señalan que las inluencias entre psicología e 
historia estarían intensamente conectadas, en tanto hay un sujeto 
cognoscente constituido históricamente y un conocimiento que es 
parte de una historia —o trama— social.
La historia de la psicología a nivel mundial ha sido consi-
derablemente estudiada en diversos manuales y en diversas etapas 
(Boring, 1950; Brett, 1972; Carpintero, 1996; Danziger, 1990; 
Freedheim, 2003; García Vega, 2007; Heidbreder, 1971; Her-
genhann, 2001; Hothersall, 2005; Klemm, 1900; Leahey, 2005; 
Merani, 1976; Mueller, 2007; Murphy, 1971; Pickren y Rutherford, 
2010; Robinson, 1995; Saíz, 2009; Schultz y Schultz, 1996), sin 
embargo, los trabajos que estudian especíicamente la psicología en 
el continente latinoamericano son escasos. El lector avezado en estas 
materias ya conoce los trabajos La psicología en América (Foradori, 
1954), el clásico de Rubén Ardila sobre la psicología en América 
Latina (Ardila, 1986) o las dos publicaciones sobre la psicología en el 
Cono Sur realizados por el grupo de Mar del Plata en Argentina. El 
primero de ellos, compila artículos sobre la formación de psicólogos 
(Di Doménico y Vilanova, 1998) y el segundo versa sobre breves 
historias de la psicología en los diversos países de América del Sur 
20
Gonzalo Salas (editor) 
(Vilanova y Di Doménico, 1999). También son decisivos los libros 
editados por la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— sobre 
la psicología en las Américas en temáticas de formación, historia y 
procesos de acreditación institucional (Alonso y Eagly, 1999; Toro 
y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2003a,b). 
Recientemente se publicó un libro de 10 autobiografías de 
psicólogos(as) relevantes en Iberoamérica (Klappenbach y Leon, 
2013) que cumple con el objetivo de dar a conocer contribuciones 
individuales de algunos líderes en la historia del saber psicológico.También existen informes sobre la psicología en América del Sur 
desde Norteamérica elaboradas por Murchison (1932), Beebe 
Center y Mc Farland (1941), Hall (1946) y Hereford (1966), los 
tres primeros abordados justamente por Hugo Klappenbach en la 
segunda parte de este libro. 
En este contexto, Historias de la psicología en América del 
Sur. Diálogos y perspectivas, reúne 9 artículos relacionados con la 
construcción de las historias nacionales de la psicología en el cono 
sur del continente americano y otras 5 relacionadas con las mujeres 
en psicología, los informes norteamericanos sobre la psicología en 
América del Sur, la vinculación de pioneros a través de la correspon-
dencia postal, el rol de los estudiantes y los congresos latinoame-
ricanos estudiantes de psicología. No se abordó Latinoamérica en 
su extensión únicamente con la inalidad de delimitar y hacer más 
viable el presente volumen. De cualquier forma, sería interesante 
compilar en próximos trabajos, desde México a Panamá pasando 
por los diversos países de Centroamérica y El Caribe; lo mismo de 
Venezuela, país con el que tenemos una deuda.
Las historias de este libro representan mucho más que un 
mero concierto de fechas y acontecimientos, ya que aun cuando 
hay indiscutibles diferencias de enfoques y miradas sobre el trabajo 
historiográico —modelo sobre la base, aspectos epistemológicos, 
cuestiones de estilo, énfasis descriptivo o interpretativo en el modo 
de abordar la historia, utilización y producción de fuentes primarias, 
secundarias o una mixtura entre ambas, etc—, cada autor plasma 
un diálogo de forma tácita o explícita con el zeitgeist —contexto 
de la época— que permite vislumbrar el paisaje de la psicología o 
21
Historias de la psicología en América del Sur
más ampliamente las disciplinas “psi” en cada temática investigada. 
El libro comienza con Argentina, donde Lucia Rossi y Ma-
gali Jardon se reieren especíicamente al período entre 1900-1957 
analizando lo que aconteció con las instituciones de la psicología a 
partir de los sesgos: clínico, criminológico, laboral y educacional. 
En el segundo capítulo Marion Schulmeyer, hace un impor-
tante esfuerzo por estudiar lo ocurrido con la psicología en Bolivia 
fundamentalmente a partir de la creación de las carreras, aunque 
también da cuenta de temáticas referentes con los laboratorios de 
investigación, revistas, ejercicio profesional y aspectos gremiales. 
El tercer capítulo, a cargo de Ana Jacó-Vilela hace refe-
rencia a una breve historia de la psicología en Brasil y desde un 
inicio aclara que por la dimensión geográica de Brasil, sumado a 
aspectos socioculturales y políticos, es imposible pensar abordar 
tantos territorios, por lo que se centra fundamentalmente en los 
conocimientos cientíicos de la psicología desde el siglo XIX a la 
actualidad. 
El cuarto capítulo sobre Colombia, desarrollado por Rubén 
Ardila, es una síntesis creadora de diversas investigaciones sobre la 
historia de la psicología del mismo autor desde que publicara en 
1967 su artículo en la Revista Interamericana de Psicología hasta 
sus últimas publicaciones en el Oxford Handbook of History of Psy-
chology (Baker, 2012) y su reciente libro Historia de la Psicología 
en Colombia (Ardila, 2013).
En el quinto capítulo me reiero al desarrollo de la psicología 
en Chile y para ello relevo aspectos relacionados con la profesiona-
lización, las instituciones de la psicología y la divulgación cientíica. 
Se hacen breves acotaciones a las revistas de psicología desde la 
antigüedad a la actualidad, lo mismo de las sociedades cientíicas 
y los congresos de psicología. 
El sexto capítulo escrito por Lucio Balarezo y Mayra Velás-
tegui es uno de los escasos trabajos existentes sobre la historia de la 
psicología en Ecuador y aborda temáticas profesionales, gremiales y 
cientíicas, indagando desde las culturas primitivas a la época actual. 
En el séptimo capítulo, José Emilio García realiza una pe-
riodización de la psicología en el Paraguay, destacando los eventos 
22
Gonzalo Salas (editor) 
centrales y protagonistas de la psicología. El autor destaca que la 
psicología académica en su país acaba de cumplir 50 años, aunque 
es enfático en aclarar el largo pensamiento previo que precede a la 
psicología institucionalizada. 
En el octavo capítulo, Walter Arias, desarrolla una docu-
mentada historia de la psicología peruana, considerando para ello 
tres etapas: la psicología antes de la psicología, la psicología como 
ciencia y profesión en el Perú y la psicología peruana en la actualidad.
En el noveno capítulo, Jorge Chávez y Paribanú Freitas, 
realizan una historia de la psicología en Uruguay considerando 
temáticas epistemológicas, historiográicas y sociopolíticas. Desde 
este constructo realizan el ejercicio de historizar fundamentalmente 
aspectos relacionados con la psicología académica y profesional. 
La segunda parte del libro incluye otras historias de la psi-
cología en el cono sur de América. Como se menciona al inicio, 
Hugo Klappenbach, se reiere a los estudios norteamericanos que 
se ocuparon de representar la psicología en América del Sur. En 
estos informes, se hace alusión a laboratorios de psicología, psicó-
logos relevantes de la época, centros de entrenamiento y desarrollo 
profesional, etc.
María Inés Winkler y María Isabel Reyes, abordan la con-
sideración de algunas mujeres psicólogas y psicoanalistas en Chile 
y Argentina, centrándose en los inicios de la carrera de psicología 
en ambos países.
Ramón León, por su parte se dedica a rastrear la correspon-
dencia entre el destacado psicólogo Walter Blumenfeld, radicado 
en Perú y los intelectuales argentinos Enrique Mouchet y Francisco 
Romero. Lo interesante de las cartas analizadas es que permite 
visualizar las interacciones cotidianas y la situación que vivían los 
profesionales con sus correspondientes signiicados emocionales. 
El libro concluye con dos trabajos relacionados con dinámicas 
estudiantiles. En el primero de ellos, Miguel Gallegos se reiere a la 
historia del movimiento estudiantil de la psicología en América del 
Sur, considerando eventos estudiantiles nacionales, latinoamericanos 
e internacionales, así como el rol de los organismos asociados. Por 
su parte, en el último capítulo nos corresponde junto a Jonathan 
23
Historias de la psicología en América del Sur
Ayala, Christian Jibaja y Fernando Nazaret, hacer alusión a los 
Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología y su 
historia reciente. 
Las redes y conexiones que se han tejido para compilar el 
presente volumen surgieron de los Grupo de Fuerza de Historia de 
la Psicología de la SIP y la Red Iberoamericana de Pesquisadores en 
Historia de la Psicología —RIPeHP— las cuales han permitido un 
intercambio constante e intenso entre los investigadores. 
Este libro no está dirigido solamente a historiadores de la 
psicología, sino que también a psicólogos y estudiantes de psicología 
de Iberoamérica, ya que conocer la historia de la ciencia, disciplina 
y profesión psicológica es una tarea que nos concierne a todos y si 
bien aún queda un sendero amplio por recorrer en la indagación 
de la historia e historiográica de la psicología, se busca intenta 
relevar y comprender de mejor forma nuestro pasado a partir de 
las tensiones del presente. 
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Historias 
de la psicologia en 
América del Sur 
(Parte 1)
28
CAPÍTULO 1
Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a 
través de las instituciones (1900-1957)
Lucía Rossi y Magali Jardon
Universidad de Buenos Aires
 
El trabajo se propone sistematizar y analizar el decurso histórico de las 
instituciones que en Argentina hayan incluido prácticas relacionadas 
con la psicología entre los años 1900 y 1957. El abordaje metodológico 
basado en la sistematización permitirá la reconstrucción histórica de 
las distintas variables sociales, políticas e ideológicas que dan origen 
a las instituciones abordadas, a la vez que permite visualizar la idea 
de sujeto que de ellas se deriva. Como criterio organizador se decide 
genealogizar dichas instituciones según los sesgos profesionales a los 
que pertenecen: clínico, clínico-criminológico, laboral y educacional. 
 
Sesgo Clínico
El área de mayor tradición en Argentina es la del sesgo clínico. 
En esta misma área podemos detectar tres líneas: a) La derivada 
de los primeros hospitales de la época de la colonia, b) La casa de 
huérfanos, y c) La de los hospitales públicos. 
En primer lugar, encontramos un lineamiento derivado de 
los primeros hospitales en la época de la Colonia; el Hospital de 
Hombres estaba dedicado en su origen a la atención militar y a 
casos agudos. Financiado por la Corona, combinaba la atención de 
quirurgos o prácticos con las órdenes religiosas. Los jesuitas consi-
deraban el hospital como parte de la función misional, educacional 
29
y asistencial: Por esto mismo cuando los hospitales estuvieron bajo 
su jurisdicción aplicaron criterios y vocabulario de la medicina 
griega, como así sus cuadros psicopatológicos: manía, melancolía e 
histeria, iguran en los casos clínicos. Consideran a la enfermedad 
mental como propia de la condición humana, con criterios uni-
cistas aristotélicos y tratable con el criterio del justo medio y con 
la medicina que indica el Pharmacon de Dioscórides, enriquecido 
con las especies vegetales medicinales americanas. En este marco 
se presenta una diferenciación entre patología y locura. Un sector 
especial —dentro del Hospital— llamado “Cuadro de Dementes”, 
dedicado a cuadros psicopatológicos crónicos en contraposición al 
cuadro prevalente de agudos.
La diferenciación entre melancolía —internable, contenible 
y tratable— y manía —con su peligrosidad social— muestra otra 
diferenciación temprana: la melancolía es concerniente al hospital, 
por ser contenible y tratable; la manía, por su violencia y peligro-
sidad, de contención disciplinaria, atañe a la función policial del 
Cabildo. La criminalidad entonces remite al ámbito municipal y 
culmina en la cárcel.
Las historias clínicas de la época permiten descubrir la 
circulación de pacientes: un esclavo furioso fue encerrado en la 
cárcel del Cabildo. Cuando la crisis maníaca remite, es derivado 
al hospital de los betlemitas —sucesores de los jesuitas—, quienes 
lo asisten en su depresión. Ya recuperado, comienza a colaborar 
como ayudante de enfermería y de cocina. En ese momento se lo 
considera curado, y entonces la familia lo reclama. A estas dife-
renciaciones se les suman otras: nuevos espacios intermedios —ni 
agudos ni crónicos—, destinados a convalecientes; por ejemplo, 
la Residencia de Belén. Estos lugares contemplan actividades de 
colaboración y de producción, en predios asignados por la Corona, 
para el sostenimiento y inanciamiento de estas instituciones. Que 
el paciente trabaje es indicio de remisión y de alta inminente. 
Hay diferenciaciones institucionales según se trate de agudos, 
crónicos y convalecientes, como diferencias de tratamiento y de 
modalidad de contención. Si se trata de maníacos que —por su 
peligrosidad— muestran tendencias que los aproximan a los agudos, 
30
Gonzalo Salas (editor) 
próximos a la criminalidad, requieren contención drástica: la cárcel 
del Cabildo. Por otro lado, los tratables clínicamente —casos de 
melancólicos, histéricos y delirantes— son asignados en primera 
instancia al hospital para el diagnóstico y asistencia. Y luego al 
hospicio, si después del período de convalecencia el cuadro no 
remite y se croniica. 
Ambas escenas comparten su carácter de contención; sin 
embargo, se diferencian: la clínica provee asistencia y “tratamiento”, 
mientras que la cárcel disciplina en el tiempo e intenta reeducar. 
Esta complementariedad esboza la diferenciación de instituciones 
clínicas y criminológicas. Eseespacio crece, se aianza y logra su 
autonomía en el Hospicio de San Buena Ventura, para culminar 
con una institución gigante en el periodo de la Organización Na-
cional: el Hospicio de las Mercedes —actual Hospital Borda—. La 
preocupación por la rehabilitación y la reinserción social resurge a 
principios del siglo XX. atendiendo los requerimientos de la gran 
inmigración —alcoholismo, parálisis general progresiva—. 
Impulsado por Domingo Cabred, lorece un nuevo sistema: 
el de las colonias. Con énfasis en la rehabilitación a través de la 
laborterapia, propone como estrategia el trabajo del interno. El la-
boreo de sus extensos predios la convierte en una unidad económica 
autosustentable, como la cárcel de Ushuaia, de la misma época.
La rehabilitación se plantea como asistencia, educación y 
laborterapia, tres prácticas psicológico-asistenciales que apuestan a 
un sujeto integrable a la sociedad por vía del trabajo. Cumplen una 
función de transición: en parte de contención por la superpoblación 
de los hospicios, pero decididamente apuntan a la rehabilitación 
buscando rescatar al sujeto, hacerlo activo y útil a la sociedad. La 
Colonia es un acierto que se expande como modelo, incluso apli-
cable a la minoridad internada en instituciones totales: Colonias 
para menores retardados —Cabred—, o para niños ciegos —Pi-
ñero—. Estas Colonias diferenciadas en atención a discapacitados 
constituyen una respuesta a la falta de asistencia especializada para 
la minoridad en riesgo o en problemas, y las extremas diicultades 
para la detección diagnóstico, derivación y asistencia institucional 
de la infancia. En las tesis doctorales se relejaba y se denunciaba 
31
Historias de la psicología en América del Sur
la existencia de niños internados en hospicios y cárceles. La dife-
renciación de discapacitados y oligofrenias es un avance.
La construcción de la primera Colonia fue, en 1884, el 
Hospital General Melchor Romero (1884) en La Plata. Se crea, 
por decreto de Dardo Rocha, a 10 kilómetros del casco urbano de 
La Plata, reciente capital de la provincia en aquel entonces (Rossi, 
2011).  Cabred fue presidente de la Comisión de Hospitales y Asilos 
Regionales, gracias a ella se crearon las siguientes instituciones en 
el país bajo la modalidad de Colonia: En 1899 se funda en Luján 
la Colonia Nacional de Alienados Open Door, con un sistema de 
puertas abiertas, estilo escocés. Tenía un diseño médico asistencial 
y educativo-pedagógico de grupos de trabajo agrario pago que 
preveía un sistema de adopciones de pacientes por parte de familias 
aincadas en el predio. Este sistema fue implementado por  Gorriti. 
(Gorriti, 1932). Le sigue, cronológicamente, el Asilo de Alienados 
de Oliva, en la provincia de Córdoba, inaugurado en 1914. El Asilo 
Colonia Regional Mixto de retardados de Torres —actualmente 
Montes de Oca—, en la provincia de Buenos Aires, creado en 1915. 
Y el Asilo Colonia de Olivera, partido de Mercedes, provincia de 
Buenos Aires, en 1922.
Una segunda línea de origen virreinal: la Casa de huérfanos y 
la de Mujeres derivan en el Hospital de Mujeres y en los  primeros 
hogares —luego, Hogares para Niños Expósitos— del Patronato 
de la Infancia en el siglo XX. De esta última dependerán varias 
instituciones de minoridad. 
Por otra parte, el “Patio de dementes” del Hospital de Muje-
res se transforma en el Hospital Nacional de Alienadas de Buenos 
Aires —actual Hospital de Salud Mental Braulio Moyano—. El 
Hospital de Alienadas se inauguró el 15 de Marzo de 1854. Fue el 
primer nosocomio dedicado a la asistencia de mujeres. Inicialmente 
eran tratadas sesenta mujeres trasladadas desde el Hospital General 
de Mujeres. Este establecimiento se crea por pedido de  la Socie-
dad de Beneicencia al Gobierno nacional, debido a un informe 
presentado por la inspectora del Hospital General de Mujeres, Sra. 
Tomasa Vélez Sarsield. 
Otra institución importante fue la Sociedad de Beneicencia, 
32
Gonzalo Salas (editor) 
creada el 2 de Enero de 1823, por decreto del gobernador de la provin-
cia de Buenos Aires, Martín Rodríguez. La Sociedad tendría a su cargo 
la dirección e inspección de las escuelas de niñas, la Casa de Expósitos, 
la casa de partos públicos y ocultos, los hospitales de mujeres, el colegio 
de huérfanos, y todo establecimiento público de ayuda a las mujeres. 
A partir del año 1860 la Sociedad de Beneicencia estará a cargo 
del cuidado de las pacientes internadas en el Hospital Nacional de 
Alienadas (Jardon, 2010).
El 26 de septiembre de 1908 se crea el Asilo de Alienadas, 
con sede en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, también 
denominado Asilo Quinta de Lomas. Según las damas de la Socie-
dad de Beneicencia, fue una “sucursal” del Hospital Nacional de 
Alienadas. La tercera línea parte desde los hospitales públicos con 
sede en el Hospital de la Caridad San Roque, que era un leprosario, 
hospital de infecciosas en época de las grandes pestes. Era el más 
importante de la ciudad de Buenos Aires. Ramos Mejía, médico 
prestigioso, funda a principios del siglo XX, una institución mixta 
puente entre lo clínico y criminológico: el Observatorio del Depó-
sito de la Policía Federal —símil del Dépôt de G. de Clerambault, 
París—. Tenía una articulación académica universitaria, como la 
cátedra de Criminología y de Psicología, con profesores como 
Francisco De Veyga y José Ingenieros en la Facultad de Derecho 
y de Medicina. 
De las observaciones mixtas —clínicas y criminológicas— 
surgen las primeras publicaciones: los Archivos de Criminología, 
colección dirigida por José Ingenieros. Y deriva en el Servicio 
de Enfermedades Nerviosas, en 1904, que sigue la propuesta de 
Charcot: los primeros consultorios con esbozos tempranos de 
psicoterapia. Estas nuevas prácticas jerarquizan nuevas áreas del 
hospital: los consultorios externos, que se propagarán a todos 
los hospitales públicos en la década el 20´, sedes de las primeras 
prácticas de psicoterapia. Los hospitales se abren al gran público 
instrumentando una función social. 
El Hospital Ramos Mejía, vanguardia de la propuesta, será 
sede de la Asistencia Pública y un modelo del sistema en el período 
de la democracia ampliada (1916-1930). El hospital, ahora público 
33
Historias de la psicología en América del Sur
y gratuito, se preocupa por la salud de la población activa con la 
agilidad de consultorios abiertos y dispensarios barriales que proveen 
asistencia y llevan los criterios preventivos de la higiene social. El 
hospital sale a proveer atención in situ. El foco cambia; el hospi-
tal se orienta a la prevención y a conservar la salud poblacional, 
atendiendo las enfermedades sociales: tuberculosis y alcoholismo. 
Una nueva concepción de enfermedad mental desplaza la atención 
hacia los casos leves, incipientes. En su período inicial muestra que 
las enfermedades terminales o crónicas pierden centralidad con la 
previsible decadencia de Hospicios y Colonias, lorecientes en el 
período conservador. 
A la higiene pública le sigue la higiene social. Las Ligas 
detectan las enfermedades sociales y su impacto a futuro en la po-
blación; venéreas y alcoholismo son ahora el foco. Se intensiican las 
campañas de prevención para la detección temprana y la prevención. 
Surge la Liga de Higiene Social, liderada por médicos higie-
nistas, que compiten con la Sociedad de Beneicencia y la iglesia en 
el cuidado de la población trabajadora y de los pobres, que ahora 
asisten libremente al hospital público, ya que ya no se requiere, 
desde 1917, el oprobioso certiicado de pobreza. 
El alcoholismo, estudiado estadísticamente, y las venéreas se 
miden en relación con el impacto poblacional en las generaciones 
venideras. El preocupante problema del trabajo infantil y de las 
mujeres impulsa una nueva legislación laboral regulatoria, y la in-
fancia gana protagonismo. La higiene social desemboca en la higiene 
mental. La enfermedad mental se relaciona con las condiciones 
sociales. Va perdiendo entidad, y se organizasegún síndromes de 
autonomía funcional, que desplazan al ijismo naturalista de las 
taxonomías hereditarias irreversibles. 
La higiene mental implica nuevas prácticas con sede en los 
consultorios externos y dispensarios de los barrios para la atención 
in situ de los problemas sanitarios, pero para la tarea de prevención 
y educación para la salud. Las visitadoras de higiene social, enfer-
meras sociales, asistentes sociales y visitadoras de higiene mental 
son las nuevas efectoras de salud. 
34
Gonzalo Salas (editor) 
Sesgo Clínico-Criminológico
Dependiente de la Policía de la Capital y por iniciativa de De 
Veyga, se crea el Depósito de Observación de Alienados “con el in 
laudable de establecer sobre bases prácticas la enseñanza de la me-
dicina legal, por cuya razón se elige el mencionado depósito para 
que los alumnos puedan estudiar las condiciones mentales de los 
contraventores” (Loudet, O y Loudet, O. E, 1971, p. 129). En 
la intersección entre el área clínica y la criminológica, en 1902, 
dentro del Hospital Melchor Romero, emergen los informes mé-
dico forenses que pueden compararse por su estilo a los historiales 
clínicos. Características similares pueden encontrarse en la Oicina 
de Estudios Médico-Legales, dependiente de la Cárcel de Encau-
sados, en 1907, que utilizan los Cuadernos Médico-Psicológicos. 
En 1927 el Tribunal de Menores, en su Sección de Psicología 
implanta la Ficha psicológica para asegurarse una acertada derivación 
institucional y tratamiento. En el caso de niños internados, las prácticas 
se muestran atentas a los diagnósticos de peligrosidad y educabilidad, 
por la necesidad de reintegrar social y laboralmente al niño.
Es el Servicio Médico-Legal, división judicial, que en el 
Depósito de la Policía de la Capital, establece una sección destinada 
a Menores desde 1915. Esta institución, a la que antes nos hemos 
referido, tiene vigencia hasta 1930 y su función es relevar los casos. 
Con la ley Agote de 1918 se coniere un marco legal al Patronato de 
la Infancia —los padres que no se ocupan de los menores pierden 
la patria potestad y la retoma el Estado en la igura del juez—, y 
las instituciones totales devienen en Institutos de Menores. 
 
Sesgo Educacional 
En 1898, Horacio Piñero fundó el Laboratorio de Psicología Expe-
rimental, que en 1901 se trasladó a la Facultad de Filosofía y Letras 
de la Universidad de Buenos Aires (Foradori, 1935). Allí, Piñero 
diseñó la Ficha Psicoisiológica y el Boletín Psicofísico, con una 
estructura que supone una deinición de aprendizaje cuyo basamento 
psicoisiológico relevaba datos de tipo sensualista. 
35
Historias de la psicología en América del Sur
En esta primera época, también tenemos que mencionar 
que en 1905, en la Universidad Nacional de La Plata, Víctor Mer-
cante estuvo al frente de la Sección Pedagógica, donde fundó un 
Laboratorio de Psicología Experimental que aportó fundamentos 
cientíicos para las estrategias pedagógicas.
Generalmente en el área educacional prevalece fundamen-
talmente el tipo de inanciamiento estatal y por ende se encuentra 
sujeta a los vaivenes políticos. Un ejemplo de esto es el Consejo 
Nacional de Educación y Justicia de la Nación, en cuyas dependen-
cias se creó en 1929 el Instituto de Psicología Experimental y su 
Escuela Anexa de Psicopedagogía Correctiva. El instituto funcionó 
hasta 1930, momento en el cual, a causa del golpe de Estado de 
Uriburu, fue desmantelado. 
Algunas de las secciones del Instituto eran, además de su 
Escuela Anexa, el Laboratorio de Psicología Experimental, el Con-
sultorio Psicopedagógico, el Laboratorio de Selección y Orientación 
Profesional, etc (Rossi y cols, 1997). Esta institución muestra la 
intersección propia de la época entre lo educacional y lo crimino-
lógico ya que “el término “correctivo” da cuenta de la intersección 
del discurso médico y jurídico en el psicoeducativo” (Rojas Breu, 
2005, p. 89). La fundamentación de la creación y las funciones de la 
Colonia de Menores de Marcos Paz —desde 1920, Colonia Hogar 
Ricardo Gutiérrez— también dan cuenta de esta intersección que 
hace bastante diicultosa la clasiicación purista de una institución 
educativa y criminológica1. Lo mismo puede airmarse del Asilo 
Colonia Regional Mixto de Retardados Estación Torres. Luján, 
provincia de Buenos Aires, fundado en 1908 y habilitado en 1915.
Más tarde, Carolina Tobar García formó parte del Consejo 
Médico Escolar, y tuvo a cargo el Consultorio Psicoisiológico 
desde 1934. También fue jefa del Gabinete Psicopedagógico entre 
1938 y 1944 que tenía sede en el Hogar Santa Rosa del Patronato 
1 Al respecto véase: Zapiola, María Carolina “¿Es realmente una colonia? ¿Es 
una escuela? ¿Qué es?” Debates parlamentarios sobre la creación de instituciones 
para menores en la Argentina, 1875-1890”, en Lvovich, D y Suriano, J (2006) 
(comps), Las políticas sociales en perspectiva histórica. Argentina, 1870-1952, 
UNGS. Buenos Aires: Prometeo. 
36
Gonzalo Salas (editor) 
Nacional de Menores (Castillo, 2010), donde se realizaban estudios 
y clasiicaciones de la niñas internas. 
De la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y 
Medicina Social —dirigida por Arturo Arias— dependen tanto 
la publicación, Anales, como la Escuela Politécnica de Biotipo-
logía, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Rossi, 
que formaba egresados en tres especialidades: asistentes escolares, 
asistentes hospitalarias, asistentes sociales (Kirsch y Rossi, 2005). 
Por último, entre 1948 y 1954, en la provincia de Buenos Aires, 
la Dirección Escolar cuenta con la Dirección de Psicología que 
formaba Asistentes educacionales y sociales en educación primaria.
Sesgo Laboral
Dentro del sesgo laboral, en la década del 20´, podemos analizar el 
decurso histórico de tres instituciones: el Laboratorio de Psicología 
Experimental con sede en la Facultad de Filosofía y Letras; Gabinete 
Psicoisiológico de la Escuela de Aviación de El Palomar y el Insti-
tuto de Orientación Profesional, oicializado en Octubre de 1927 y 
creado por el Dr. Horacio Piñero en el año 1901 en la Facultad de 
Filosofía y Letras, el Laboratorio de Psicología Experimental, que 
ya mencionamos dentro del sesgo educacional, también es relevante 
desde el sesgo laboral ya que sienta las bases para la aplicación de 
la psicoisiología a dicha área. Se puede rastrear esta inluencia en 
la siguiente vinculación institucional. 
Si bien el primer Reglamento de la Escuela de Aviación Mi-
litar aprobado el 4 de Septiembre de 1912 menciona en su artículo 
16 que los candidatos serán sometidos a un examen médico que 
veriique la regularidad de sus funciones de los diferentes órganos 
y que por lo tanto se requerirá de un certiicado médico, hubo de 
esperarse algunos años más para la implementación del Gabinete 
Psicoisiológico. 
Efectivamente, el 29 de enero de 1922 se inaugura en El 
Palomar el Gabinete Psicoisiológico, el primero en nuestro país 
y en América del Sur (Viedma, 1961). A su cargo se encontraba 
el Dr. Agesilao Milano. Como fundamentación para la necesidad 
37
Historias de la psicología en América del Sur
de la selección y el control de los pilotos se esgrimía que “desde 
el año 1912 hasta 1921, período durante el cual no se efectuaba 
ningún examen, la actividad aérea fue de 8112 h y se produjeron 
10 accidentes fatales, lo que da una relación de 1,23 accidente por 
cada 1000 h de vuelo” (Canevaris, Mercuri y Pessolano, 1990, p. 
56). En 1923, se designa un ayudante para concurrir a la Facultad 
de Filosofía y Letras con el objeto de estudiar Psicología Experi-
mental en la cátedra del Prof. Mouchet (Buzzi y Canevaris, 1970). 
En 1927 la Aviación Naval inauguró su Gabinete Psico-
isiológico en la Base Aeronaval de Punta Indio, a cargo de Julio 
V. D´Oliveira Esteves, mientras que la aviación civil lo hace en 
1935 bajo la dirección de Luis Rossignoli, alumno de Milano. Las 
relacionesentre la institución militar y el laboratorio de Psicología 
Experimental perviven en el tiempo hasta la década del 30´, ya que 
en 1938 D´Oliveira Esteves publica en los Anales del Instituto el 
texto “Elementos constituyentes del tiempo de reacción psicomotor”, 
donde trata sobre la psicocronometría en la selección de candidatos 
a pilotos de aviación.
El Instituto de Orientación Profesional, creado en 1925 y a 
cargo del profesor alemán Carlos Jesinghaus, sigue otra línea teóri-
ca, distinta de la psicoisiológica y su curso institucional también 
se diferencia. Si bien comenzó en la sede de la Escuela Industrial 
Otto Krause y dependía inancieramente del Ministerio de Justicia 
e Instrucción Pública de la Nación, luego del golpe de 1930 y a 
causa de la suspensión de la partida presupuestaria, el Dr. Sagarna 
gestionó el traspaso del Instituto al Museo Social. El Museo Social 
había sido creado en 1911 por Emilio Frers y sus objetivos fueron 
“convertirse en un instituto de formación, estudios y acción social” 
(Edelmuth, 1995, p. 199). Un año antes del cambio de sede, egre-
saron los primeros y únicos Consejeros de Orientación Profesional 
de la Escuela que dependía del Instituto. Uno de ellos, Carlos Mata, 
trabajó durante la década del 30´ en la Policía y en el Ejército.
El marco político, económico y social del periodo de parti-
cipación restringida que se extiende desde 1930 hasta 1945, hace 
que la problemática social sea abordada fundamentalmente desde 
los criterios asistencialistas de la medicina social y produce varias 
38
Gonzalo Salas (editor) 
modiicaciones en el sesgo laboral de las instituciones que habían 
aparecido en la década anterior. El rol de contención social se le 
otorga ahora a la medicina con su enfoque de criterios biotipoló-
gicos y de higiene. En este punto es particularmente ilustrativo el 
artículo “Psico-higiene en el trabajo” escrito por Américo Monte-
negro (1948), en el cual se menciona la tarea realizada en la Liga 
Argentina de Higiene Mental (Ibarra, 2009). Dentro de esta misma 
línea teórica, puede mencionarse el aporte de Arturo Rossi a la 
Biotipología y la Medicina del Trabajo (Rossi, 1944). 
A partir de 1945 resurge el diseño psicotécnico y se eclipsa 
la apoyatura psicoisiológica. Asimismo, se enfatiza en la fede-
ralización de las instituciones que se ocupan del sesgo laboral. 
En la Universidad de Tucumán surge el Instituto de Psicotecnia 
dirigido por B. Aybar, y en 1950, la Licenciatura en Psicotecnia y 
Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo tuvo sede la 
Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional, a 
cargo de Plácido Horas, en 1952. En la Universidad del Litoral, 
Ermida Benítez de Lambruschini dirigió la carrera de Asistente 
en Psicotecnia. En La Plata, Ricardo Moreno estuvo a cargo de la 
Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional. 
En la Universidad de Cuyo, Mendoza, Horacio Rimoldi crea el 
Instituto de Psicología Experimental, verdadero laboratorio pero 
ya no con instrumental sino con test psicométricos.
 
Conclusiones
Del análisis del recorrido propuesto surge una correlación entre el 
contexto sociopolítico, la continuidad de las instituciones, la mo-
dalidad del diseño de protocolo abordado y la deinición de sujeto. 
Así, las instituciones pertenecientes al sesgo clínico —Hos-
pitales, Hospicios— muestran una continuidad en el tiempo, 
perdurando, aunque con modiicaciones, en períodos de participa-
ción política ampliada y restringida. Las historias clínicas también 
relejan la misma perdurabilidad, manteniéndose en el tiempo con 
agregados. Las historias clínicas, protocolo que otorga una visión 
longitudinal, secuencial, procesual de la situación personal, indica 
39
Historias de la psicología en América del Sur
la misma estabilidad temporal que las instituciones que le dan 
sede. Las instituciones propias del sesgo educacional y laboral, en 
cambio, relejaron un decurso más fragmentado y discontinuado 
en el tiempo, mostrando incluso instituciones que directamente 
fueron desmanteladas. Las ichas y protocolos propios de estos 
sesgos apuntan a criterios descriptivos y relevan aspectos sincró-
nicos del sujeto.
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2008, Tomo III, 339-341.
41
CAPÍTULO 2 
Desarrollo de la psicología en Bolivia: Formación, 
investigación y asociación
 
Marion K. Schulmeyer1
Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra
La escasa bibliografía que aborda la historia de la psicología en Bolivia 
suele apoyarse en el desarrollo de la psiquiatría como antecedente 
del estudio de la salud mental. Pero en general, se sitúa el comienzo 
de la psicología en la creación de la primera carrera, es decir, en 
1971, cuando la Universidad Católica Boliviana —UCB— la funda 
como respuesta a necesidades identiicadas en la sociedad. Antes 
de esta fecha el conocimiento de la psicología se circunscribía a 
materias de corte ilosóico que se dictaban en colegios y en cátedras 
universitarias aisladas(Calderon, 1999; Via, 2000). 
Para poder comprender el desarrollo de la psicología en Bo-
livia, puede ayudar ubicarla en el contexto político y social en que 
se crea. La carrera de Psicología Clínica y Psicología Educacional 
aprobada por la Conferencia Episcopal Boliviana inició sus activi-
dades el 5 de abril de 19712, pero, por los problemas surgidos con 
el golpe de Estado del General Banzer, suspendió sus actividades en 
agosto del mismo año (Via, 2000). La psicología nace en una década 
marcada por la restricción de la libertad de expresión, asociación, 
1 Este capítulo hubiera sido inviable sin el apoyo y la información brindada 
por los psicólogos Maggie Jauregui, Guiomar Bejarano, Juana López Vargas, 
Pilar Bernal, Emilio Sotomayor, Carmen Camacho y Alejandra Horno.
2 Según se recoge en Vía (2000) la UCB marca la fundación de la Carrera de 
Psicología el 12 de Septiembre de 1971.
42
Gonzalo Salas (editor) 
ailiación política, organización gremial, etc. Perotto3 en 1975, 
presenta Bolivia casi como un no-país, como un lugar donde la 
inestabilidad es tanto política como económica, laboral, familiar y 
cultural, donde la fragilidad de las estructuras caracteriza el contexto 
y donde, —considera él— es importante resaltar al hombre y hacer 
existir la psicología (Vilanova y Di Doménico, 1999). 
Esa inestabilidad sostenida por años de control militar, es 
seguida, después de la caída de Banzer, en 1978, por una etapa de 
mayor incertidumbre política. En los cuatro años siguientes, el 
país tuvo nueve gobiernos, siete de facto y dos constitucionales, 
así de 1978 a 1982 en Bolivia hubo un promedio de un gobierno 
cada cinco meses y medio (Mesa, Gisbert y Mesa, 2007). La ines-
tabilidad política afectó, entre otras muchas cosas, el desarrollo de 
actividades de la educación superior. Sobre todo por el papel de 
los estudiantes universitarios en las revueltas sociales. En 1979, 
el gobierno de turno eliminó el Departamento de Psicología de 
la Universidad Mayor de San Andrés y la Conferencia Episcopal 
boliviana cerró la Carrera de Psicología de la UCB —ambas en La 
Paz—, indeinidamente. Las actividades volvieron a iniciarse en la 
UCB en 1982, aunque mucho del capital humano había emigrado 
para entonces (Aguilar, 1983; Via, 2000). 
Ese año hubieron elecciones democráticas en el país y se 
realizaron algunos cambios para tratar de asegurar el proceso de-
mocrático, logrando, por primera vez en la historia de Bolivia, que 
la transmisión de mando de un partido, a la oposición, se hiciera 
de manera pacíica. El primer periodo de gobierno democrático 
—1982 a 1985— fue de la Unión Democrática Popular —UDP— 
que se caracterizó por el desastre económico de mayor repercusión 
en la historia del país. El gobierno no atinó a frenar el colapso y 
para completar el panorama de devastación económica se aceleró 
el proceso de devaluación de la moneda al desdolarizar la econo-
mía. Los precios subieron, cayeron los salarios y se tuvo una de 
las inlaciones más grandes de la historia mundial, llegando a una 
3 Pierre Carlo Perotto fue el segundo director del Departamento de Psicología 
de la UCB (Aguilar, 1983).
43
Historias de la psicología en América del Sur
inlación del 8767% en 1985 (Mesa y cols, 2007). 
 En este escenario, las universidades privadas comenzaron 
a aparecer en los 80´ a partir de los cambios económicos, los pro-
blemas políticos constantes que entorpecían el funcionamiento 
de la universidad pública, la diicultad de obtener divisas para los 
estudiantes que estaban fuera del país y la necesidad del empresariado 
de formar profesionales para cubrir las necesidades de la industria 
(Daza, Padilla y Roca, 2007). Se puede reconocer dos momentos 
importantes de la creación de universidades privadas. El primero, 
de 1982 a 1984, que responde a este contexto y que se da en la 
ciudad de Santa Cruz de la Sierra con la creación de la Universidad 
Evangélica Boliviana (1982) y Universidad Privada de Santa Cruz 
de la Sierra (1984) y el siguiente, de 1990 a 2010, que responde 
al boom del emprendimiento privado (Contreras, 1998; Limpias, 
2012).
Las carreras de psicología
En Bolivia existen cuatro tipos de universidades, las universidades 
públicas autónomas que coordinan sus actividades a través del 
Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana —CEUB—4, las 
universidades de régimen especial, que son universidades públicas 
a cargo del Ministerio de Educación. Entre ellas están las universi-
dades de las Fuerzas Armadas, Policía y las Universidades Indígenas, 
Interculturales y Productivas. Las universidades privadas adscritas al 
CEUB, que en la práctica son tres, la Universidad Católica Boliviana, 
la Escuela Militar de Ingeniería y la Universidad Andina Simón 
Bolívar. Finalmente están las universidades privadas cuyo control 
depende del Ministerio de Educación, a través del Viceministerio 
de Educación Superior de Formación Profesional (Ministerio de 
4 El CEUB coordina la planiicación y programación de las actividades de 
las universidades públicas y las representa antes los poderes del Estado, se 
encuentra información detallada de sus funciones y actividades en , además 
aprueba los programas de las Universidades Privadas adscritas al CEUB, pero no 
tiene potestad sobre las otras Universidades Privadas, las cuales dependen por 
Decreto y por la Constitución Política del Estado, del Ministerio de Educación. 
44
Gonzalo Salas (editor) 
Educación, 2011b, 2012). En total, en el 2013, había 59 universi-
dades en Bolivia —11 públicas, 6 de régimen especial, 3 adscritas 
al CEUB y 39 privadas—. 
 La carrera de psicología se dicta en la Universidad Católica 
Boliviana de La Paz y Cochabamba, en 5 de las 11 universidades 
públicas autónomas y en 11 de las 39 universidades privadas que 
funcionan en el país —en ellas hay 19 carreras en funcionamiento 
porque algunas tienen varias sedes—. En total, en el 2013 había 
26 carreras de psicología en funcionamiento (Ministerio de Educa-
ción, 2012). Como ya dijimos, la primera carrera en fundarse fue 
la UCB, que fue elaborada por el Alberto Conessa, Alberto Seleme 
y René Calderón Soria, con orientación clínica y educativa. El plan 
de estudios desde 1971 a 1979 pasó por varias modiicaciones 
para adecuarse a la disponibilidad de docentes. En 1982 cuando 
reabrió la carrera se introdujo en el programa tres orientaciones 
teóricas: la experimental —bajo el inlujo de Eric Roth, formado 
en México—, la humanista existencial —inluenciada por Eduardo 
Riveros, formado en Chile— y la psicoanalítica —a cargo de María 
Elena Lora, formada en Argentina—. En el plan de estudios de 
1986, se deinió tres áreas de especialidad: área social, educativa y 
clínica —esta última con los tres enfoques teóricos mencionados—. 
Este esquema se mantuvo con las modiicaciones necesarias en 
la reformulación de 1996 y la de 1998 (Via, 2000). Después se 
dejaron de ofrecer las tres áreas de especialización, se incluyeron 
materias del área organizacional y de la salud y se ofrece un plan 
general dirigido a garantizar una formación cientíica. 
El 11 de diciembre de 1976, la Conferencia Nacional de 
Universidades emitió una resolución autorizando la creación de la 
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Psicología 
y Lingüística e Idiomas en la Universidad Mayor de San Simón 
—UMSS— de Cochabamba, actualmente denominada Facultad 
de Humanidades y Ciencias de la Educación (UMSS, 2013). 
En dicha oportunidad se fundó la carrera de psicología, dirigida 
inicialmente por Gloria Ondarza con una orientación fundamen-
talmente psicodinámica orientada a las áreas clínica, educativa y 
social (Aguilar, 1983; Via, 2000), esta orientación sigue vigente 
45
Historias de la psicología en América del Sur
hoy, donde la fortaleza es la formación en psicoanálisis lacaniano 
y en el área de la psicología educativa piagetiana. 
En la Universidad Autónoma “Juan Misael Saracho” —
UJMS— de Tarija, la carrera fue creada en 1978 como Carrera Librede Psicología Técnica Clínica en la Facultad de Ciencias Sociales 
y Jurídicas y, en 1980, se aprobó la carrera de psicología a nivel de 
licenciatura. Después de varias crisis institucionales se logró cierta 
estabilidad académica a partir de 1994. Al crearse la Facultad de 
Humanidades, en el 2001, la carrera de psicología pasó a formar 
parte de la misma (UAJMS, 2013). En el 2002 se hizo una profunda 
reorganización académica y se crearon dos departamentos: uno de 
psicología general y clínica y otro, de ciencias sociales y psicología 
educativa. Los departamentos debían ser unidades académico 
administrativas a cargo de docencia, investigación y extensión, a 
cuya dirección se accediera por concurso de méritos y no por voto 
político. El proyecto no tuvo mucho éxito en la práctica y sólo 
hubo un director a cargo de ambos departamentos, desplazando 
la fuerza de los psicólogos clínicos, el desarrollo de los psicólogos 
educativos y sociales. 
En 1979, después de luchar por recuperar la autonomía 
universitaria, el Departamento de Psicología de la Universidad 
Mayor de San Andrés —UMSS—, de La Paz, se reunió para crear 
la carrera, pero el proyecto se cortó por el cierre de la universidad 
en 1980. Finalmente, en 1983 y en 1984, se autorizó la creación 
de la carrera de psicología en base al proyecto presentado por el 
Dr. René Calderón Soria, Director del Departamento de Psicología 
hasta el momento y se decidió que debía funcionar bajo la tutela 
de la carrera de ilosofía (UMSA, 2013). Actualmente funciona en 
la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. El plan 
de estudios está dividido en un primer ciclo teórico-metodológico 
y un segundo ciclo de aplicación, enfatiza la psicología educativa, 
psicología clínica y la intervención psicosocial. 
En 1992, se aprobó la Carrera de Psicología de la Universidad 
Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz —UAGRM— com-
partiendo un plan común con las carreras de sociología, comunica-
ción e idiomas. En 1993 funcionó como carrera autónoma con un 
46
Gonzalo Salas (editor) 
plan de estudios diseñado por Marco Antonio Yañez —etólogo—, 
Sonia Chalup —con una perspectiva dinámica— y Aura Nelly 
Garzón —con una perspectiva social y comunitaria—por lo que la 
formación enfatizaba el área ambiental, clínica, social y educativa 
(CEDEC-PSI, 2009; Via, 2000). A Yañez se debe la inclusión de 
la materia de etología en todos los planes de estudio y a Garzón, la 
primera cátedra de Psicología Comunitaria en Santa Cruz.
La Universidad Mayor, Real y Pontiicia de San Francisco 
Xavier —USFX— con sede en Sucre, creó la Carrera de Psicología, 
en 1999, como parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias 
de la Educación (Ministerio de Educación, 2012; Via, 2000). Al 
interior del sistema de universidades privadas, la carrera de psicología 
se imparte en 11 universidades5 mencionaremos las tres primeras 
en aparecer y una más joven que merece ser destacada. 
La primera en ser aprobada, en 1992, fue la Carrera de Psi-
cología de la Universidad Evangélica Boliviana —UEB— en Santa 
Cruz. Esta carrera enfatiza las materias de religión, crecimiento 
cristiano y, el conocimiento y cuerpo docente que coincida con su fe. 
La segunda carrera en crearse fue la Carrera de Psicología de 
la Universidad Privada del Valle —UNIVALLE— de Cochabamba. 
Esta universidad fue creada como iniciativa privada y enfatiza sobre 
todo las carreras de medicina y odontología, muy populares entre 
estudiantes brasileños. La carrera de psicología fue aprobada en la 
sede de Cochabamba en 1992, recibió estudiantes nuevos hasta el 
2009 y se descontinúo el 2012; continúa impartiéndose en las sedes 
de Sucre y La Paz, dentro de la Facultad de Ciencias Empresariales 
5 Universidades privadas y años de aprobación de las carreras de psicología 
que ofrecen: Universidad Evangélica Boliviana (1992 Santa Cruz); Universi-
dad Privada del Valle (1992 Cochabamba; 1998 Sucre y La Paz); Universidad 
Privada de Santa Cruz de la Sierra (1997 Santa Cruz); Universidad San Francisco 
de Asís (1999 La Paz); Universidad Privada Abierta Latinoamericana (2002 
Oruro; 2003 Cochabamba); Universidad de Aquino Bolivia (2002 La Paz; 
2003 Cochabamba y Oruro; 2008 Santa Cruz); Universidad Privada Franz 
Tamayo (2003 Cochabamba; 2004 Santa Cruz, 2009 La Paz); Universidad de 
La Salle (2003 La Paz); Universidad Boliviana de Informática (2005 La Paz); 
Universidad Privada Domingo Savio (2007 Santa Cruz); Universidad Central 
Bolivia (2008 La Paz) (Schulmeyer, 2013).
47
Historias de la psicología en América del Sur
y Sociales (Ministerio de Educación, 2011a; UNIVALLE, 2012). 
La tercera carrera en ofrecerse, desde 1997, fue la Carrera 
de Psicología de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra 
—UPSA—, universidad que se creó como fundación sin ines de 
lucro, en respuesta a las necesidades detectadas por el sector empre-
sarial de Santa Cruz, en 1984 (UPSA, 2012). La carrera tiene, por 
tanto, un origen institucional empresarial y ofrece una formación 
clínica y organizacional. Marion K. Schulmeyer ha estado a cargo 
de la carrera desde su creación hasta la actualidad. Desde la carrera 
se participó en la creación de la Asociación Boliviana de Gestión 
Humana, y se fomenta actividades de intercambio cientíico cons-
tantemente, el más destacado el IV Congreso Regional de la Sociedad 
Interamericana de Psicología —SIP—, en Bolivia, con el auspicio de 
la Asociación de Psicología Americana —APA—, evento que albergó 
el I Congreso Boliviano de Neuropsicología, de la Sociedad Boliviana 
de Neuropsicología, a la cabeza de Ninoska Ocampo. Este evento 
reunió profesionales de 16 países y trajo por primera vez a la SIP 
y la APA a Bolivia.
Es importante destacar la Carrera de Psicología de la Uni-
versidad La Salle —ULS—, con sede en La Paz, institución creada 
por los Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle. Esta carrera 
fue diseñada por René Calderón Gemio y está activa desde el 2005, 
con una orientación cognitivo-comportamental. La ilosofía de 
la carrera de psicología es “La búsqueda de la verdad a través del 
diálogo entre la fe, la ciencia y la razón”. Desde el 2010, la carrera 
cuenta con dos laboratorios correspondientes al área de Psicología 
Experimental y Neuropsicología. Su producción cientíica es notable, 
en tres líneas de investigación: área de psicología experimental, de 
neuropsicología y de orientación familiar bajo la línea sistémica 
(E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012). Los 
laboratorios y la producción cientíica que surge de las distintas 
universidades merecen un acápite especial. 
48
Gonzalo Salas (editor) 
Laboratorios y Centros de investigación
El primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal fue creado 
en 1975 en la UCB de La Paz, por Eric Roth, quien inluenció 
marcadamente la formación en la Carrera de Psicología hacia un 
enfoque comportamental (Aguilar, 1983). Actualmente la UCB 
cuenta con el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Compor-
tamiento —IICC—, que dentro de los servicios que ofrece están 
los laboratorios de psicoisiología y de análisis experimental de la 
conducta, dirigidos a la investigación en psicoisiología (UCB, 2013).
En 1993, en la UAGRM de Santa Cruz inició el Laboratorio 
de Comportamiento Animal bajo la coordinación de Marco Antonio 
Yañez y José Ernesto Vargas. Este laboratorio funcionó un tiempo 
y se descontinúo. En 1998, Bertho Arteaga, psicólogo formado 
en Francia, creó el primer Laboratorio de Psicología Experimental 
Animal en Santa Cruz, en la gestión de Maggie Jauregui. Sus áreas de 
investigación fueron los problemas de lenguaje, psicofísica del color, 
comportamiento y herencia. Del 2001 al 2007 sus investigaciones 
obtuvieron 17 premios en la UAGRM. El Dr. Arteaga falleció sin 
que se reconociera su labor. Actualmente, sus estudiantes y colegas 
se esfuerzan para que no desaparezca el laboratorio. En marzo del 
2007 se creó el Laboratorio de Etología y Psicología Ambiental por

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