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Historias de la Psicología en América del Sur Gonzalo Salas (Editor) Diálogos y perspectivas Historias de la Psicología en América del Sur Diálogos y perspectivas Gonzalo Salas (Editor) Nueva Mirada Ediciones La Serena, Chile, Agosto 2014 ISBN 978-956-353-966-0 Diseño de portada e interiores: Fabián Flores Bernales Esta publicación, incluído el diseño de la portada, no puede ser reproducida, almacenada o transmitida por algún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de los editores. PRÓLOGO Helio Carpintero, R. Academia de Ciencias Morales y Políticas INTRODUCCIÓN Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule HISTORIAS DE LA PSICOLOGIA EN AMÉRICA DEL SUR (Parte 1) Capítulo 1 Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957) Lucia Rossi y Magali Jardon, Universidad de Buenos Aires Capítulo 2 Desarrollo de la psicología en Bolivia: Formación, investigación y asociación Marion Schulmeyer, Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra Capítulo 3 Una breve historia de la psicología en Brasil Ana Jacó-Vilela, Universidade do Estado do Rio de Janeiro Capítulo 4 De la Guajira al río Amazonas. Desarrollo histórico de la psicología en Colombia Rubén Ardila, Universidad Nacional de Colombia Capítulo 5 Pasado y Presente de la Psicología Cientíica en Chile: Profesionalización, instituciones y divulgación cientíica Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule 11 19 28 41 65 85 100 ÍNDICE Capítulo 6 La psicología en Ecuador. Pasado y presente Lucio Balarezo y Mayra Velástegui, Sociedad Ecuatoriana de Asesoramiento y Psicoterapia Integrativa Capítulo 7 Eventos y protagonistas centrales para la historia de la psicología en el Paraguay José Emilio García, Universidad Católica de Asunción Capítulo 8 Historia y actualidad en la psicología peruana Walter Arias, Universidad Católica San Pablo, Arequipa Capítulo 9 La psicología en el Uruguay y sus historias: perspectivas, narrativas y enfoques críticos Jorge Chávez y Paribanú Freitas, Universidad de la República OTRAS HISTORIAS DE LA PSICOLOGÍA (Parte 2) Capítulo 10 Informes norteamericanos sobre la Psicología en América del Sur anteriores a 1950 Hugo Klappenbach, Universidad Nacional de San Luis, CONICET Capítulo 11 Mujeres, psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina: historias que marcaron diferencias María Inés Winkler, Universidad de Santiago María Isabel Reyes, Universidad Santo Tomás Capítulo 12 Esperanzas y frustraciones: Walter Blumenfeld y su correspondencia con Enrique Mouchet y Francisco Romero Ramón León, Universidad Ricardo Palma 122 142 172 208 228 250 273 Capítulo 13 La psicología de los menores en América del Sur: Historia del movimiento estudiantil y escenarios futuros Miguel Gallegos, Universidad Nacional de Rosario (UNR-CONICET) Capítulo14 Una historia reciente: Los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología (2007-2013) Gonzalo Salas, Universidad Católica del Maule Johnattan Ayala, Universidad del Cono Sur de las Américas Christian Jibaja, Universidad del Pacíico Fernando Nazaret, Universidad Nacional de San Luis 291 321 COLABORADORES RUBÉN ARDILA, Universidad Nacional de Colombia, Colombia. LUCIA ROSSI, Universidad de Buenos Aires, Argentina. MAGALI JARDÓN, Universidad de Buenos Aires, Argentina. MARION SCHULMEYER, Universidad Privada de Santa Cruz de La Sierra, Bolivia. ANA JACÓ-VILELA, Universidad Estatal do Rio do Janeiro, Brasil. LUCIO BALAREZO, SEAPSI, Ecuador. MAYRA VELÁSTEGUI, SEAPSI, Ecuador. JOSÉ EMILIO GARCÍA, Universidad Católica de Asunción, Paraguay. WALTER ARIAS, Universidad Católica de San Pablo, Perú. JORGE CHÁVEZ, Universidad de La República, Uruguay. PARIBANÚ FREITAS, Universidad de La República, Uruguay. HUGO KLAPPENBACH, Universidad Nacional de San Luis y CONICET, Argentina. MARÍA INÉS WINKLER, Universidad de Santiago de Chile. MARÍA ISABEL REYES, Universidad Santo Tomás, Chile. RAMÓN LEÓN, Universidad Ricardo Palma, Perú. MIGUEL GALLEGOS, Universidad Nacional de Rosario y CONICET, Argentina. JOHNATHAN AYALA, Universidad del Cono Sur de Las Américas, Paraguay. CHRISTIAN JIBAJA, Universidad del Pacíico, Perú. FERNANDO NAZARET, Universidad Nacional de San Luis, Argentina. A los estudiantes de psicología de Latinoamérica 11 PRÓLOGO Presencia y realidad de la Psicología Latinoamericana Helio Carpintero R. Academia de Ciencias Morales y Políticas La realidad de la psicología iberoamericana es cada vez más rica, más sólida y tiene más sentido crítico y gracias a la acción emprendida por un considerable número de investigadores que han hecho objeto central de sus estudios la historia de su desarrollo en los diferentes países latinoamericanos, está surgiendo una conciencia de identidad, y una imagen cada vez más nítida de los avatares por los que ha ido constituyéndose hasta llegar a su realidad actual. Su presencia es ya muy notable en los foros internacionales y en la literatura cientíica de nuestros días. Investigadores y profesionales procedentes de ese círculo cultural aparecen cada vez con mayor frecuencia y peso en los ámbitos de la psicología internacional. Cada vez pierde más peso una anterior inclinación que tendía a satisfacerse con las realizaciones limitadas a sus órbitas nacionales. En el mundo iberoamericano, la psicología cientíica, que nació en algunas naciones europeas a ines del siglo XIX, ha venido a cumplir una doble función: De un lado, sus estudios empíricos, rigurosos han contribuido como en todas partes, a la comprensión y control de fenómenos humanos, individuales a la par que sociales, normales y también patológicos. De otra parte, sus conceptos y sus técnicas han permitido, en grados muy diversos, transformar las condiciones de existencia sociales y nacionales, ajustándose a las peculiaridades de cada país. Para comprender su desarrollo, los estudiosos han dirigido la vista al futuro, atendiendo a los problemas no resueltos, y también 12 Gonzalo Salas (editor) hacia el pasado, buscando una conirmación en una cierta identidad nacional cientíica y profesional. Conviene servirse de la historia como instrumento de ubicación personal y colectiva. Sólo desde la comparación con el pasado, y con el resto del presente, cabe precisar el valor y sentido del movimiento en el que nos hallamos inmersos, para potenciarlo y consolidarlo. Este libro, al que estas líneas sirven de prólogo, por generosa invitación del Dr. Gonzalo Salas que tanto agradezco, viene a ofrecer una primera imagen de esta historia común de los psicólogos latinoamericanos, hecha desde la base de un importante número de historias nacionales. ¿Hablamos de una “psicología latinoamericana”, o tan sólo acerca de la “psicología en Latinoamérica”? Hace casi tres décadas uno de sus mayores conocedores, Rubén Ardila, juzgaba difícil admitir que hubiera una cultura latinoamericana integrada, y se decantaba por la segunda fórmula. Tal vez hoy habría que seguirlo repitiendo. Pero, al mismo tiempo, y en un campo especíico como es éste de la psicología, se tiene la impresión de que ha llegado a haber una tupida red social, que liga grupos y escuelas, con notables ainida- des, y que muestra un peril diferenciado dentro del contexto de los eventos internacionales. Y tal vez no sea esto solo un fenómeno reciente, ni exclusivo de la psicología. Un destacado escritor y político chileno José Victorino Lastarria (1817-1888), analizando —en La América (1865-7)— las relaciones entre Iberoamérica y Europa, escribió hace más de siglo y medio que “es indudable que las naciones hispano-americanas, por sus caracteres de familia, por sus antecedentes, por su porvenir, y por sus instituciones, forman entre sí una entidad política verdadera”. Y, entre otros muchos testimonios, recordemos a J.E. Rodó, quien en su famoso ensayo Ariel (1900),trazó una enérgica defensa de la latinidad hispano- americana, cuya unidad percibía por encima de la diversidad de sociedades y países. Es indudable, en efecto, que, por debajo de diferencias muy grandes en base ecológica y geográica, en estructuras sociales, en sustrato étnico precolonial, en proyectos políticos colectivos, por 13 Historias de la psicología en América del Sur debajo de todo eso, saltan a la vista ciertos “caracteres de familia” entre los países de este mundo que no cabe obviar. Recordemos algunos. Para empezar, hay unos pasados co- loniales, ya sea portugués o español, que transmitieron, con sus respectivas lenguas, unas culturas de fuerte base teocrática, junto con unos intereses generalmente limitados hacia el pensamiento racionalista y el espíritu cientíico naturalista y libre, al tiempo que favorecieron la organización de sociedades multiculturales, con fuertes tensiones entre un mundo indígena precolombino y unas clases y organizaciones de raíz europea. Aquí terminó por prender un afán de autonomía y un deseo de formas políticas democráticas y laicas, que se enfrentaron a la cosmovisión conservadora domi- nante en aquellas dos metrópolis. Las naciones latinoamericanas nacieron a su vida histórica en medio de una tensión general entre un progresismo racionalista moderno y un conservadurismo “teo- crático”, como decía J. Ingenieros, fuertemente arraigado en las dos naciones de la Península Ibérica. De ese modo, ese movimiento general corrió en cierto modo paralelo al desarrollo de un cierto espíritu cientíico y de una vo- luntad de democracia y renovación social en aquellas sociedades. Y dentro de esa dinámica social, que se pone en marcha en el siglo XIX, le corresponde un lugar propio a la nueva ciencia de la mente humana, que tantas cosas podía decir a educadores, a pensadores, incluso a políticos y a reformadores sociales. Hoy se ven, con toda claridad, en el mundo americano, y en relación con la psicología, los dos grandes niveles que señalara un día H. Ebbinghaus dentro de la evolución de nuestra ciencia: el de un “largo pasado”, aquí primero indígena y étnico, luego seguido de otro ilosóico, espiritualista, de escolástica cristiana, que llega hasta mediados del siglo XIX, y un segundo nivel bien distinto, el de la “corta historia” de la psicología cientíica positiva, promovido en casi todas partes por el positivismo de inales del siglo XIX, con su concepción cientiicista de la realidad y del saber. De manera muy gráica, José Ingenieros marcó la diferencia entre aquel pasado y esta historia, al decir, reiriéndose a la tradición española, que “toda la cultura española, desde el siglo XVI hasta 14 Gonzalo Salas (editor) el XX, puede simbolizarse en una frase: sobran archivos y escasean laboratorios”; en otras palabras, habría habido mucha historia y mucha tradición, pero poco espíritu cientíico y experimental: dos modos bien distintos de enfocar el mundo y la vida humana. La nueva psicología, ligada a una idea progresista del hombre y de la vida, se vio enseguida teñida de valores ideológicos liberales, junto a otros de utilidad social. En el mundo latinoamericano, al igual de lo que sucedió también en las dos naciones ibéricas metro- politanas, los primeros pasos han correspondido por lo general a la psicología aplicada, antes de que pudiera surgir la teórica o de pura investigación. Y ha tendido a entretejerse con las tensiones sociales y reivindicaciones étnicas, precisamente por la raíz progresista de que se ha nutrido desde su origen. La llegada de las nuevas maneras de pensar sobre los procesos psicológicos ha sido, por lo general, más o menos conlictiva frente a las convicciones espiritualistas de la tradición. Han ido unidas las nuevas ideas a formas laicas, naturalistas, positivas, de concebir al hombre y a su vida. Y por ello, en muchos casos, eso ha diicultado su instalación en las distintas sociedades al generarse roces entre los diversos protagonistas sociales. En alguna ocasión, tratando de reducir a esquema las etapas de ese proceso, en el campo propio de la psicología, he sugerido las siguientes: 1) Visión ideológica espiritualista y/o escolástica —ha- cia 1860— 2) La concepción positivista-experimentalista —hacia 1900— 3) Reacción anti-positivista —hacia 1920— 4) Tensiones entre ilosofía y psicotecnia aplicada —hacia 1930— 5) Profe- sionalización, principalmente clínica, surgimiento de carreras de psicología; incorporación de psicólogos europeos emigrados —hacia 1945— 6) Surgimiento de conlictos ideológicos y distanciamiento de la psicología norteamericana, hegemónica en la época —hacia 1960— 7) Paulatina convergencia hacia una comunidad supranacional latinoamericana —hacia 1967, y crecientemente hasta hoy—. Estas fechas representan una tosquísima simpliicación: pero buscan poner un orden que sin duda habrá de recibir rectiicaciones de los expertos. Aunque arraigados en tradiciones distintas, los desarrollos tanto cientíicos como profesionales, en nuestro ámbito cientíico, han ido aproximándose y asemejándose entre sí, como resultado 15 Historias de la psicología en América del Sur de presiones e inluencias externas, así como de aspiraciones y pro- yectos internos similares. Precisamente ante nuestros ojos se está consolidando esta comunidad tanto cientíica como profesional: sociedades, federaciones, revistas, congresos, planes conjuntos bastarían a probarlo. Se podría tal vez decir que en esa historia, la psicología latinoamericana ha cobrado su peril a través de dos momentos donde la inluencia europea se ha dejado sentir con fuerza, y se ha injertado en aquella. El primero, sería el correspondiente a los inicios, y lo habría protagonizado el positivismo cientiicista de comienzos del siglo XX. El segundo, en cambio, habría acontecido en torno a la época de la II Guerra Mundial, y años antes o años después, habría cobrado forma a través de la inmigración de cientíicos y profesionales de la psicología, por lo general orientados hacia un funcionalismo de amplio espectro, o una orientación psicoanalítica, dos “escuelas” que se repartían el predominio de la escena europea de mediados del siglo XX. El positivismo, con su reairmación del conocimiento cien- tíico como único conocimiento de realidad, y el evolucionismo, con su concepción naturalista y psicobiológica del hombre, die- ron el impulso para la nueva visión de la mente de la psicología cientíica, que numerosos cientíicos, que aquí simbolizaré en la igura de Wilhelm Wundt, iban a respaldar con sus hallazgos e investigaciones. El desarrollo de ese nuevo campo cientíico ha progresado al compás de las transformaciones sociales y la evolución de las ideas. Creo que es posible representar los pasos sucesivos de ese movimiento a través de la dinámica de las generaciones históricas del mundo iberoamericano —y en otro lugar he intentado ya dibujar esa evolución—. Es notable, por lo pronto, la serie de nombres pioneros, de inspiración positivista, en varias de las tradiciones nacionales, que pueden perfectamente agruparse en torno a una hipotética “generación de 1871” —según la escala propuesta por J. Marías—. Piénsese, en efecto, en nombres tan conocidos como Mariano H. Cornejo (1867) [Pe.]; Joaquim Medeiros (1867) [Br.]; Ezequiel A. Chávez (1868) [Mx.]; Manoel Bomim (1868) [Br.]; 16 Gonzalo Salas (editor) Horacio Piñero (1869) (Arg.); Victor Mercante (1870) [Arg.]; Carlos Vaz Ferreira (1871) [Uru.]; Rodolfo Senet (1872) [Arg.]; Carlos O. Bunge (1875) [Arg]; y José Ingenieros (1877) [Arg], por lo menos. Brasil, México y Argentina, los países adelantados en ese interés por la nueva psicología, tendrían ahí incluidas algunas de sus iguras fundadoras. Este grupo vendría marcado por ciertos eventos que habrían impactado a sus miembros en su etapa juvenil, momento de su impregnación por la circunstancia histórica.Entre tales hechos cabría mencionar, por ejemplo, la irradiación de la obra de Wundt en Leipzig; el surgimiento de laboratorios para la nueva ciencia en Europa y América del Norte; el éxito tecnológico del test de Binet-Simon, y de la primera psicología aplicada, creación de los mapas cerebrales y la nueva psicoisiología, para mencionar algunos hitos decisivos. Ante tales logros, y desde la amplia mentalidad progresista que buscaba superar la vieja etapa colonial conserva- dora, había de resultar atractiva la idea de construir una psicología cientíica propia, acomodándose al paso de los grupos intelectuales extranjeros más innovadores del momento. Los hombres inspirados en la doctrina cientíico-ilosóica del positivismo hicieron lo posible por crear un espacio para el estudio cientíico de la mente. A ellos corresponde, en muchos casos, el intento de establecer algunos laboratorios en que llevar a cabo algunas investigaciones efectivas, más allá de la lectura y el comentario de los trabajos de otros autores. Debo hacer notar que estos pioneros colocaron la nueva disciplina por encima del nivel que tenía en la Península Ibérica. El laboratorio del Prof. Alves dos Santos, creado en 1912 en la Universidad de Coimbra —Portugal—, y los esfuerzos por crear otro en la Universidad de Madrid, hacia 1916, por Luis Simarro, fueron empeños valiosos pero limitados. Y ya en 1898 Horacio Piñero había fundado en Buenos Aires el primer laboratorio de psicología experimental, como ha recordado Ardila en 1986. Recordaré aquí unas palabras del comentario de Simarro a un libro de Carlos O. Bunge (1875-1918), en 1903: “La Republica Argentina debe estar ya muy cerca de Europa cuando en ella se producen obras, que por 17 Historias de la psicología en América del Sur las cuestiones que tratan, (…), revelan cómo las varias Españas del otro lado del Atlántico entran por los caminos de la superior cultura contemporánea”. Y añadía estas palabras reveladoras: “Lo que sin duda habrá de causar agrado y satisfacción a muchos españoles de acá, y a los mismos dará materia para melancólicas meditaciones”. Tras la inluencia europea de la hora inicial, decía yo que hay una segunda oleada, que va a impulsar la profesionalización y la especialización de los psicólogos, y que guarda relación con una limitada, pero muy inluyente emigración de cientíicos europeos que cruzaron el Atlántico para encontrar acogida en los países fraternos, con ocasión del tremendo terremoto histórico del nacionalsocia- lismo, y de la II guerra mundial que, como es bien sabido, estuvo precedida por la guerra civil española (1936-9). Este fenómeno, en el campo de la psicología, vino a estar caracterizado por la presen- cia de personalidades, dotadas ya de un sólido prestigio, que van a tener dos rasgos singulares: 1) su alejamiento del conductismo americano, y de sus líneas más naturalistas y experimentalistas; y 2) su vinculación a formas diversas de psicología aplicada, y por tanto, hacia líneas de pensamiento humanista en sentido amplio. Inluídos muchos por un funcionalismo, otros por alguna de las formas del psicoanálisis, contribuirán a impulsar la profesionalización de la psicología, y para ello, animarán a la creación de los estudios correspondientes. Tales rasgos van a condicionar el desarrollo del segundo y tercer tercio del siglo XX. Y van a dar, de algún modo, una inspiración coherente a las varias tradiciones nacionales, que se ponen en marcha ante el éxito generalizado de las técnicas psicoló- gicas para hacer frente a necesidades del mundo contemporáneo. Figuras como Waclaw Radecki, Helena Antipof y Emilio Mira en Brasil; o Walter Blumenfeld en Perú; o Angel Garma y Bela Szekely en Argentina; Mercedes Rodrigo en Colombia, y José Peinado y Guillermo Pérez Enciso, en Venezuela, entre otros nombres, además de aportar sus conocimientos, han puesto en juego sus experiencias y su ilusión en favor del establecimiento de un mundo profesional para la psicología, y han respaldado a los grupos nacionales que se movían, en cada país, en esa dirección organizativa e institucionalizante. 18 Justamente el presente libro ofrece con detalle y gran compe- tencia esa imagen de comunidad a que me estoy reiriendo, y esos progresos convergentes de las tradiciones nacionales. Es un libro en que un grupo de investigadores y conocedores de la historia de la psicología en sus países de referencia, abordan con gran conoci- miento, abundante información, y, sobre todo, una información personal de primera mano de aquello que están analizando, la tarea de poner juntas las historias respectivas de las psicologías nacionales, de un grupo de países que ocupan un lugar destacado e inluyente en la realidad latinoamericana actual. Al poner esas historias juntas, salta a la vista el peril general que a todas ellas abarca, y que hace de ese todo colectivo un gran proceso histórico de desarrollo cientíico y técnico, de progreso de mentalidades, y de profesionalización e innovación social. Los psicólogos, naturalmente, y cuantos se sienten implicados de una u otra forma en el desarrollo intelectual y social del mundo iberoamericano, encontrarán en este libro conocimientos rigurosos y sugerencias acerca del presente, del pasado y también del futuro de la psicología latinoamericana, una realidad en expansión. Madrid, octubre de 2013 Helio Carpintero De la R. Academia de Ciencias Morales y Políticas de España 19 INTRODUCCIÓN Las relaciones entre historia y psicología son de antigua data y han sido exploradas de diversas maneras. Cuando Wilhelm Wundt, escribió su voluminosa obra Elementos de Psicología de los Pueblos (Wundt, 1912) señaló que los procesos psicológicos superiores solo pueden abordarse mediante la aplicación de los métodos de la antropología y la historia. El propio fundador de la psicología experimental, llegó a sostener que lo que hoy se considera el em- peño de la psicología, era imposible fuera de la consideración de la investigación histórica (Rosa, 1997). Por su parte, Carretero, Rosa y González (2006) señalan que las inluencias entre psicología e historia estarían intensamente conectadas, en tanto hay un sujeto cognoscente constituido históricamente y un conocimiento que es parte de una historia —o trama— social. La historia de la psicología a nivel mundial ha sido consi- derablemente estudiada en diversos manuales y en diversas etapas (Boring, 1950; Brett, 1972; Carpintero, 1996; Danziger, 1990; Freedheim, 2003; García Vega, 2007; Heidbreder, 1971; Her- genhann, 2001; Hothersall, 2005; Klemm, 1900; Leahey, 2005; Merani, 1976; Mueller, 2007; Murphy, 1971; Pickren y Rutherford, 2010; Robinson, 1995; Saíz, 2009; Schultz y Schultz, 1996), sin embargo, los trabajos que estudian especíicamente la psicología en el continente latinoamericano son escasos. El lector avezado en estas materias ya conoce los trabajos La psicología en América (Foradori, 1954), el clásico de Rubén Ardila sobre la psicología en América Latina (Ardila, 1986) o las dos publicaciones sobre la psicología en el Cono Sur realizados por el grupo de Mar del Plata en Argentina. El primero de ellos, compila artículos sobre la formación de psicólogos (Di Doménico y Vilanova, 1998) y el segundo versa sobre breves historias de la psicología en los diversos países de América del Sur 20 Gonzalo Salas (editor) (Vilanova y Di Doménico, 1999). También son decisivos los libros editados por la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP— sobre la psicología en las Américas en temáticas de formación, historia y procesos de acreditación institucional (Alonso y Eagly, 1999; Toro y Villegas, 2001; Villegas, Marassi y Toro, 2003a,b). Recientemente se publicó un libro de 10 autobiografías de psicólogos(as) relevantes en Iberoamérica (Klappenbach y Leon, 2013) que cumple con el objetivo de dar a conocer contribuciones individuales de algunos líderes en la historia del saber psicológico.También existen informes sobre la psicología en América del Sur desde Norteamérica elaboradas por Murchison (1932), Beebe Center y Mc Farland (1941), Hall (1946) y Hereford (1966), los tres primeros abordados justamente por Hugo Klappenbach en la segunda parte de este libro. En este contexto, Historias de la psicología en América del Sur. Diálogos y perspectivas, reúne 9 artículos relacionados con la construcción de las historias nacionales de la psicología en el cono sur del continente americano y otras 5 relacionadas con las mujeres en psicología, los informes norteamericanos sobre la psicología en América del Sur, la vinculación de pioneros a través de la correspon- dencia postal, el rol de los estudiantes y los congresos latinoame- ricanos estudiantes de psicología. No se abordó Latinoamérica en su extensión únicamente con la inalidad de delimitar y hacer más viable el presente volumen. De cualquier forma, sería interesante compilar en próximos trabajos, desde México a Panamá pasando por los diversos países de Centroamérica y El Caribe; lo mismo de Venezuela, país con el que tenemos una deuda. Las historias de este libro representan mucho más que un mero concierto de fechas y acontecimientos, ya que aun cuando hay indiscutibles diferencias de enfoques y miradas sobre el trabajo historiográico —modelo sobre la base, aspectos epistemológicos, cuestiones de estilo, énfasis descriptivo o interpretativo en el modo de abordar la historia, utilización y producción de fuentes primarias, secundarias o una mixtura entre ambas, etc—, cada autor plasma un diálogo de forma tácita o explícita con el zeitgeist —contexto de la época— que permite vislumbrar el paisaje de la psicología o 21 Historias de la psicología en América del Sur más ampliamente las disciplinas “psi” en cada temática investigada. El libro comienza con Argentina, donde Lucia Rossi y Ma- gali Jardon se reieren especíicamente al período entre 1900-1957 analizando lo que aconteció con las instituciones de la psicología a partir de los sesgos: clínico, criminológico, laboral y educacional. En el segundo capítulo Marion Schulmeyer, hace un impor- tante esfuerzo por estudiar lo ocurrido con la psicología en Bolivia fundamentalmente a partir de la creación de las carreras, aunque también da cuenta de temáticas referentes con los laboratorios de investigación, revistas, ejercicio profesional y aspectos gremiales. El tercer capítulo, a cargo de Ana Jacó-Vilela hace refe- rencia a una breve historia de la psicología en Brasil y desde un inicio aclara que por la dimensión geográica de Brasil, sumado a aspectos socioculturales y políticos, es imposible pensar abordar tantos territorios, por lo que se centra fundamentalmente en los conocimientos cientíicos de la psicología desde el siglo XIX a la actualidad. El cuarto capítulo sobre Colombia, desarrollado por Rubén Ardila, es una síntesis creadora de diversas investigaciones sobre la historia de la psicología del mismo autor desde que publicara en 1967 su artículo en la Revista Interamericana de Psicología hasta sus últimas publicaciones en el Oxford Handbook of History of Psy- chology (Baker, 2012) y su reciente libro Historia de la Psicología en Colombia (Ardila, 2013). En el quinto capítulo me reiero al desarrollo de la psicología en Chile y para ello relevo aspectos relacionados con la profesiona- lización, las instituciones de la psicología y la divulgación cientíica. Se hacen breves acotaciones a las revistas de psicología desde la antigüedad a la actualidad, lo mismo de las sociedades cientíicas y los congresos de psicología. El sexto capítulo escrito por Lucio Balarezo y Mayra Velás- tegui es uno de los escasos trabajos existentes sobre la historia de la psicología en Ecuador y aborda temáticas profesionales, gremiales y cientíicas, indagando desde las culturas primitivas a la época actual. En el séptimo capítulo, José Emilio García realiza una pe- riodización de la psicología en el Paraguay, destacando los eventos 22 Gonzalo Salas (editor) centrales y protagonistas de la psicología. El autor destaca que la psicología académica en su país acaba de cumplir 50 años, aunque es enfático en aclarar el largo pensamiento previo que precede a la psicología institucionalizada. En el octavo capítulo, Walter Arias, desarrolla una docu- mentada historia de la psicología peruana, considerando para ello tres etapas: la psicología antes de la psicología, la psicología como ciencia y profesión en el Perú y la psicología peruana en la actualidad. En el noveno capítulo, Jorge Chávez y Paribanú Freitas, realizan una historia de la psicología en Uruguay considerando temáticas epistemológicas, historiográicas y sociopolíticas. Desde este constructo realizan el ejercicio de historizar fundamentalmente aspectos relacionados con la psicología académica y profesional. La segunda parte del libro incluye otras historias de la psi- cología en el cono sur de América. Como se menciona al inicio, Hugo Klappenbach, se reiere a los estudios norteamericanos que se ocuparon de representar la psicología en América del Sur. En estos informes, se hace alusión a laboratorios de psicología, psicó- logos relevantes de la época, centros de entrenamiento y desarrollo profesional, etc. María Inés Winkler y María Isabel Reyes, abordan la con- sideración de algunas mujeres psicólogas y psicoanalistas en Chile y Argentina, centrándose en los inicios de la carrera de psicología en ambos países. Ramón León, por su parte se dedica a rastrear la correspon- dencia entre el destacado psicólogo Walter Blumenfeld, radicado en Perú y los intelectuales argentinos Enrique Mouchet y Francisco Romero. Lo interesante de las cartas analizadas es que permite visualizar las interacciones cotidianas y la situación que vivían los profesionales con sus correspondientes signiicados emocionales. El libro concluye con dos trabajos relacionados con dinámicas estudiantiles. En el primero de ellos, Miguel Gallegos se reiere a la historia del movimiento estudiantil de la psicología en América del Sur, considerando eventos estudiantiles nacionales, latinoamericanos e internacionales, así como el rol de los organismos asociados. Por su parte, en el último capítulo nos corresponde junto a Jonathan 23 Historias de la psicología en América del Sur Ayala, Christian Jibaja y Fernando Nazaret, hacer alusión a los Congresos Latinoamericanos de Estudiantes de Psicología y su historia reciente. Las redes y conexiones que se han tejido para compilar el presente volumen surgieron de los Grupo de Fuerza de Historia de la Psicología de la SIP y la Red Iberoamericana de Pesquisadores en Historia de la Psicología —RIPeHP— las cuales han permitido un intercambio constante e intenso entre los investigadores. Este libro no está dirigido solamente a historiadores de la psicología, sino que también a psicólogos y estudiantes de psicología de Iberoamérica, ya que conocer la historia de la ciencia, disciplina y profesión psicológica es una tarea que nos concierne a todos y si bien aún queda un sendero amplio por recorrer en la indagación de la historia e historiográica de la psicología, se busca intenta relevar y comprender de mejor forma nuestro pasado a partir de las tensiones del presente. Referencias Alonso, M. y Eagly, A. (1999). Psicología en las Américas. Caracas: Sociedad Interamericana de Psicología. Ardila, R. (1986). La psicología en América Latina: Pasado, presente y futuro. 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Madrid: Biblioteca Cientíico Filosóica. Historias de la psicologia en América del Sur (Parte 1) 28 CAPÍTULO 1 Historia de la Psicología en Argentina: Un recorrido a través de las instituciones (1900-1957) Lucía Rossi y Magali Jardon Universidad de Buenos Aires El trabajo se propone sistematizar y analizar el decurso histórico de las instituciones que en Argentina hayan incluido prácticas relacionadas con la psicología entre los años 1900 y 1957. El abordaje metodológico basado en la sistematización permitirá la reconstrucción histórica de las distintas variables sociales, políticas e ideológicas que dan origen a las instituciones abordadas, a la vez que permite visualizar la idea de sujeto que de ellas se deriva. Como criterio organizador se decide genealogizar dichas instituciones según los sesgos profesionales a los que pertenecen: clínico, clínico-criminológico, laboral y educacional. Sesgo Clínico El área de mayor tradición en Argentina es la del sesgo clínico. En esta misma área podemos detectar tres líneas: a) La derivada de los primeros hospitales de la época de la colonia, b) La casa de huérfanos, y c) La de los hospitales públicos. En primer lugar, encontramos un lineamiento derivado de los primeros hospitales en la época de la Colonia; el Hospital de Hombres estaba dedicado en su origen a la atención militar y a casos agudos. Financiado por la Corona, combinaba la atención de quirurgos o prácticos con las órdenes religiosas. Los jesuitas consi- deraban el hospital como parte de la función misional, educacional 29 y asistencial: Por esto mismo cuando los hospitales estuvieron bajo su jurisdicción aplicaron criterios y vocabulario de la medicina griega, como así sus cuadros psicopatológicos: manía, melancolía e histeria, iguran en los casos clínicos. Consideran a la enfermedad mental como propia de la condición humana, con criterios uni- cistas aristotélicos y tratable con el criterio del justo medio y con la medicina que indica el Pharmacon de Dioscórides, enriquecido con las especies vegetales medicinales americanas. En este marco se presenta una diferenciación entre patología y locura. Un sector especial —dentro del Hospital— llamado “Cuadro de Dementes”, dedicado a cuadros psicopatológicos crónicos en contraposición al cuadro prevalente de agudos. La diferenciación entre melancolía —internable, contenible y tratable— y manía —con su peligrosidad social— muestra otra diferenciación temprana: la melancolía es concerniente al hospital, por ser contenible y tratable; la manía, por su violencia y peligro- sidad, de contención disciplinaria, atañe a la función policial del Cabildo. La criminalidad entonces remite al ámbito municipal y culmina en la cárcel. Las historias clínicas de la época permiten descubrir la circulación de pacientes: un esclavo furioso fue encerrado en la cárcel del Cabildo. Cuando la crisis maníaca remite, es derivado al hospital de los betlemitas —sucesores de los jesuitas—, quienes lo asisten en su depresión. Ya recuperado, comienza a colaborar como ayudante de enfermería y de cocina. En ese momento se lo considera curado, y entonces la familia lo reclama. A estas dife- renciaciones se les suman otras: nuevos espacios intermedios —ni agudos ni crónicos—, destinados a convalecientes; por ejemplo, la Residencia de Belén. Estos lugares contemplan actividades de colaboración y de producción, en predios asignados por la Corona, para el sostenimiento y inanciamiento de estas instituciones. Que el paciente trabaje es indicio de remisión y de alta inminente. Hay diferenciaciones institucionales según se trate de agudos, crónicos y convalecientes, como diferencias de tratamiento y de modalidad de contención. Si se trata de maníacos que —por su peligrosidad— muestran tendencias que los aproximan a los agudos, 30 Gonzalo Salas (editor) próximos a la criminalidad, requieren contención drástica: la cárcel del Cabildo. Por otro lado, los tratables clínicamente —casos de melancólicos, histéricos y delirantes— son asignados en primera instancia al hospital para el diagnóstico y asistencia. Y luego al hospicio, si después del período de convalecencia el cuadro no remite y se croniica. Ambas escenas comparten su carácter de contención; sin embargo, se diferencian: la clínica provee asistencia y “tratamiento”, mientras que la cárcel disciplina en el tiempo e intenta reeducar. Esta complementariedad esboza la diferenciación de instituciones clínicas y criminológicas. Eseespacio crece, se aianza y logra su autonomía en el Hospicio de San Buena Ventura, para culminar con una institución gigante en el periodo de la Organización Na- cional: el Hospicio de las Mercedes —actual Hospital Borda—. La preocupación por la rehabilitación y la reinserción social resurge a principios del siglo XX. atendiendo los requerimientos de la gran inmigración —alcoholismo, parálisis general progresiva—. Impulsado por Domingo Cabred, lorece un nuevo sistema: el de las colonias. Con énfasis en la rehabilitación a través de la laborterapia, propone como estrategia el trabajo del interno. El la- boreo de sus extensos predios la convierte en una unidad económica autosustentable, como la cárcel de Ushuaia, de la misma época. La rehabilitación se plantea como asistencia, educación y laborterapia, tres prácticas psicológico-asistenciales que apuestan a un sujeto integrable a la sociedad por vía del trabajo. Cumplen una función de transición: en parte de contención por la superpoblación de los hospicios, pero decididamente apuntan a la rehabilitación buscando rescatar al sujeto, hacerlo activo y útil a la sociedad. La Colonia es un acierto que se expande como modelo, incluso apli- cable a la minoridad internada en instituciones totales: Colonias para menores retardados —Cabred—, o para niños ciegos —Pi- ñero—. Estas Colonias diferenciadas en atención a discapacitados constituyen una respuesta a la falta de asistencia especializada para la minoridad en riesgo o en problemas, y las extremas diicultades para la detección diagnóstico, derivación y asistencia institucional de la infancia. En las tesis doctorales se relejaba y se denunciaba 31 Historias de la psicología en América del Sur la existencia de niños internados en hospicios y cárceles. La dife- renciación de discapacitados y oligofrenias es un avance. La construcción de la primera Colonia fue, en 1884, el Hospital General Melchor Romero (1884) en La Plata. Se crea, por decreto de Dardo Rocha, a 10 kilómetros del casco urbano de La Plata, reciente capital de la provincia en aquel entonces (Rossi, 2011). Cabred fue presidente de la Comisión de Hospitales y Asilos Regionales, gracias a ella se crearon las siguientes instituciones en el país bajo la modalidad de Colonia: En 1899 se funda en Luján la Colonia Nacional de Alienados Open Door, con un sistema de puertas abiertas, estilo escocés. Tenía un diseño médico asistencial y educativo-pedagógico de grupos de trabajo agrario pago que preveía un sistema de adopciones de pacientes por parte de familias aincadas en el predio. Este sistema fue implementado por Gorriti. (Gorriti, 1932). Le sigue, cronológicamente, el Asilo de Alienados de Oliva, en la provincia de Córdoba, inaugurado en 1914. El Asilo Colonia Regional Mixto de retardados de Torres —actualmente Montes de Oca—, en la provincia de Buenos Aires, creado en 1915. Y el Asilo Colonia de Olivera, partido de Mercedes, provincia de Buenos Aires, en 1922. Una segunda línea de origen virreinal: la Casa de huérfanos y la de Mujeres derivan en el Hospital de Mujeres y en los primeros hogares —luego, Hogares para Niños Expósitos— del Patronato de la Infancia en el siglo XX. De esta última dependerán varias instituciones de minoridad. Por otra parte, el “Patio de dementes” del Hospital de Muje- res se transforma en el Hospital Nacional de Alienadas de Buenos Aires —actual Hospital de Salud Mental Braulio Moyano—. El Hospital de Alienadas se inauguró el 15 de Marzo de 1854. Fue el primer nosocomio dedicado a la asistencia de mujeres. Inicialmente eran tratadas sesenta mujeres trasladadas desde el Hospital General de Mujeres. Este establecimiento se crea por pedido de la Socie- dad de Beneicencia al Gobierno nacional, debido a un informe presentado por la inspectora del Hospital General de Mujeres, Sra. Tomasa Vélez Sarsield. Otra institución importante fue la Sociedad de Beneicencia, 32 Gonzalo Salas (editor) creada el 2 de Enero de 1823, por decreto del gobernador de la provin- cia de Buenos Aires, Martín Rodríguez. La Sociedad tendría a su cargo la dirección e inspección de las escuelas de niñas, la Casa de Expósitos, la casa de partos públicos y ocultos, los hospitales de mujeres, el colegio de huérfanos, y todo establecimiento público de ayuda a las mujeres. A partir del año 1860 la Sociedad de Beneicencia estará a cargo del cuidado de las pacientes internadas en el Hospital Nacional de Alienadas (Jardon, 2010). El 26 de septiembre de 1908 se crea el Asilo de Alienadas, con sede en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, también denominado Asilo Quinta de Lomas. Según las damas de la Socie- dad de Beneicencia, fue una “sucursal” del Hospital Nacional de Alienadas. La tercera línea parte desde los hospitales públicos con sede en el Hospital de la Caridad San Roque, que era un leprosario, hospital de infecciosas en época de las grandes pestes. Era el más importante de la ciudad de Buenos Aires. Ramos Mejía, médico prestigioso, funda a principios del siglo XX, una institución mixta puente entre lo clínico y criminológico: el Observatorio del Depó- sito de la Policía Federal —símil del Dépôt de G. de Clerambault, París—. Tenía una articulación académica universitaria, como la cátedra de Criminología y de Psicología, con profesores como Francisco De Veyga y José Ingenieros en la Facultad de Derecho y de Medicina. De las observaciones mixtas —clínicas y criminológicas— surgen las primeras publicaciones: los Archivos de Criminología, colección dirigida por José Ingenieros. Y deriva en el Servicio de Enfermedades Nerviosas, en 1904, que sigue la propuesta de Charcot: los primeros consultorios con esbozos tempranos de psicoterapia. Estas nuevas prácticas jerarquizan nuevas áreas del hospital: los consultorios externos, que se propagarán a todos los hospitales públicos en la década el 20´, sedes de las primeras prácticas de psicoterapia. Los hospitales se abren al gran público instrumentando una función social. El Hospital Ramos Mejía, vanguardia de la propuesta, será sede de la Asistencia Pública y un modelo del sistema en el período de la democracia ampliada (1916-1930). El hospital, ahora público 33 Historias de la psicología en América del Sur y gratuito, se preocupa por la salud de la población activa con la agilidad de consultorios abiertos y dispensarios barriales que proveen asistencia y llevan los criterios preventivos de la higiene social. El hospital sale a proveer atención in situ. El foco cambia; el hospi- tal se orienta a la prevención y a conservar la salud poblacional, atendiendo las enfermedades sociales: tuberculosis y alcoholismo. Una nueva concepción de enfermedad mental desplaza la atención hacia los casos leves, incipientes. En su período inicial muestra que las enfermedades terminales o crónicas pierden centralidad con la previsible decadencia de Hospicios y Colonias, lorecientes en el período conservador. A la higiene pública le sigue la higiene social. Las Ligas detectan las enfermedades sociales y su impacto a futuro en la po- blación; venéreas y alcoholismo son ahora el foco. Se intensiican las campañas de prevención para la detección temprana y la prevención. Surge la Liga de Higiene Social, liderada por médicos higie- nistas, que compiten con la Sociedad de Beneicencia y la iglesia en el cuidado de la población trabajadora y de los pobres, que ahora asisten libremente al hospital público, ya que ya no se requiere, desde 1917, el oprobioso certiicado de pobreza. El alcoholismo, estudiado estadísticamente, y las venéreas se miden en relación con el impacto poblacional en las generaciones venideras. El preocupante problema del trabajo infantil y de las mujeres impulsa una nueva legislación laboral regulatoria, y la in- fancia gana protagonismo. La higiene social desemboca en la higiene mental. La enfermedad mental se relaciona con las condiciones sociales. Va perdiendo entidad, y se organizasegún síndromes de autonomía funcional, que desplazan al ijismo naturalista de las taxonomías hereditarias irreversibles. La higiene mental implica nuevas prácticas con sede en los consultorios externos y dispensarios de los barrios para la atención in situ de los problemas sanitarios, pero para la tarea de prevención y educación para la salud. Las visitadoras de higiene social, enfer- meras sociales, asistentes sociales y visitadoras de higiene mental son las nuevas efectoras de salud. 34 Gonzalo Salas (editor) Sesgo Clínico-Criminológico Dependiente de la Policía de la Capital y por iniciativa de De Veyga, se crea el Depósito de Observación de Alienados “con el in laudable de establecer sobre bases prácticas la enseñanza de la me- dicina legal, por cuya razón se elige el mencionado depósito para que los alumnos puedan estudiar las condiciones mentales de los contraventores” (Loudet, O y Loudet, O. E, 1971, p. 129). En la intersección entre el área clínica y la criminológica, en 1902, dentro del Hospital Melchor Romero, emergen los informes mé- dico forenses que pueden compararse por su estilo a los historiales clínicos. Características similares pueden encontrarse en la Oicina de Estudios Médico-Legales, dependiente de la Cárcel de Encau- sados, en 1907, que utilizan los Cuadernos Médico-Psicológicos. En 1927 el Tribunal de Menores, en su Sección de Psicología implanta la Ficha psicológica para asegurarse una acertada derivación institucional y tratamiento. En el caso de niños internados, las prácticas se muestran atentas a los diagnósticos de peligrosidad y educabilidad, por la necesidad de reintegrar social y laboralmente al niño. Es el Servicio Médico-Legal, división judicial, que en el Depósito de la Policía de la Capital, establece una sección destinada a Menores desde 1915. Esta institución, a la que antes nos hemos referido, tiene vigencia hasta 1930 y su función es relevar los casos. Con la ley Agote de 1918 se coniere un marco legal al Patronato de la Infancia —los padres que no se ocupan de los menores pierden la patria potestad y la retoma el Estado en la igura del juez—, y las instituciones totales devienen en Institutos de Menores. Sesgo Educacional En 1898, Horacio Piñero fundó el Laboratorio de Psicología Expe- rimental, que en 1901 se trasladó a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Foradori, 1935). Allí, Piñero diseñó la Ficha Psicoisiológica y el Boletín Psicofísico, con una estructura que supone una deinición de aprendizaje cuyo basamento psicoisiológico relevaba datos de tipo sensualista. 35 Historias de la psicología en América del Sur En esta primera época, también tenemos que mencionar que en 1905, en la Universidad Nacional de La Plata, Víctor Mer- cante estuvo al frente de la Sección Pedagógica, donde fundó un Laboratorio de Psicología Experimental que aportó fundamentos cientíicos para las estrategias pedagógicas. Generalmente en el área educacional prevalece fundamen- talmente el tipo de inanciamiento estatal y por ende se encuentra sujeta a los vaivenes políticos. Un ejemplo de esto es el Consejo Nacional de Educación y Justicia de la Nación, en cuyas dependen- cias se creó en 1929 el Instituto de Psicología Experimental y su Escuela Anexa de Psicopedagogía Correctiva. El instituto funcionó hasta 1930, momento en el cual, a causa del golpe de Estado de Uriburu, fue desmantelado. Algunas de las secciones del Instituto eran, además de su Escuela Anexa, el Laboratorio de Psicología Experimental, el Con- sultorio Psicopedagógico, el Laboratorio de Selección y Orientación Profesional, etc (Rossi y cols, 1997). Esta institución muestra la intersección propia de la época entre lo educacional y lo crimino- lógico ya que “el término “correctivo” da cuenta de la intersección del discurso médico y jurídico en el psicoeducativo” (Rojas Breu, 2005, p. 89). La fundamentación de la creación y las funciones de la Colonia de Menores de Marcos Paz —desde 1920, Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez— también dan cuenta de esta intersección que hace bastante diicultosa la clasiicación purista de una institución educativa y criminológica1. Lo mismo puede airmarse del Asilo Colonia Regional Mixto de Retardados Estación Torres. Luján, provincia de Buenos Aires, fundado en 1908 y habilitado en 1915. Más tarde, Carolina Tobar García formó parte del Consejo Médico Escolar, y tuvo a cargo el Consultorio Psicoisiológico desde 1934. También fue jefa del Gabinete Psicopedagógico entre 1938 y 1944 que tenía sede en el Hogar Santa Rosa del Patronato 1 Al respecto véase: Zapiola, María Carolina “¿Es realmente una colonia? ¿Es una escuela? ¿Qué es?” Debates parlamentarios sobre la creación de instituciones para menores en la Argentina, 1875-1890”, en Lvovich, D y Suriano, J (2006) (comps), Las políticas sociales en perspectiva histórica. Argentina, 1870-1952, UNGS. Buenos Aires: Prometeo. 36 Gonzalo Salas (editor) Nacional de Menores (Castillo, 2010), donde se realizaban estudios y clasiicaciones de la niñas internas. De la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Arias— dependen tanto la publicación, Anales, como la Escuela Politécnica de Biotipo- logía, Eugenesia y Medicina Social —dirigida por Arturo Rossi, que formaba egresados en tres especialidades: asistentes escolares, asistentes hospitalarias, asistentes sociales (Kirsch y Rossi, 2005). Por último, entre 1948 y 1954, en la provincia de Buenos Aires, la Dirección Escolar cuenta con la Dirección de Psicología que formaba Asistentes educacionales y sociales en educación primaria. Sesgo Laboral Dentro del sesgo laboral, en la década del 20´, podemos analizar el decurso histórico de tres instituciones: el Laboratorio de Psicología Experimental con sede en la Facultad de Filosofía y Letras; Gabinete Psicoisiológico de la Escuela de Aviación de El Palomar y el Insti- tuto de Orientación Profesional, oicializado en Octubre de 1927 y creado por el Dr. Horacio Piñero en el año 1901 en la Facultad de Filosofía y Letras, el Laboratorio de Psicología Experimental, que ya mencionamos dentro del sesgo educacional, también es relevante desde el sesgo laboral ya que sienta las bases para la aplicación de la psicoisiología a dicha área. Se puede rastrear esta inluencia en la siguiente vinculación institucional. Si bien el primer Reglamento de la Escuela de Aviación Mi- litar aprobado el 4 de Septiembre de 1912 menciona en su artículo 16 que los candidatos serán sometidos a un examen médico que veriique la regularidad de sus funciones de los diferentes órganos y que por lo tanto se requerirá de un certiicado médico, hubo de esperarse algunos años más para la implementación del Gabinete Psicoisiológico. Efectivamente, el 29 de enero de 1922 se inaugura en El Palomar el Gabinete Psicoisiológico, el primero en nuestro país y en América del Sur (Viedma, 1961). A su cargo se encontraba el Dr. Agesilao Milano. Como fundamentación para la necesidad 37 Historias de la psicología en América del Sur de la selección y el control de los pilotos se esgrimía que “desde el año 1912 hasta 1921, período durante el cual no se efectuaba ningún examen, la actividad aérea fue de 8112 h y se produjeron 10 accidentes fatales, lo que da una relación de 1,23 accidente por cada 1000 h de vuelo” (Canevaris, Mercuri y Pessolano, 1990, p. 56). En 1923, se designa un ayudante para concurrir a la Facultad de Filosofía y Letras con el objeto de estudiar Psicología Experi- mental en la cátedra del Prof. Mouchet (Buzzi y Canevaris, 1970). En 1927 la Aviación Naval inauguró su Gabinete Psico- isiológico en la Base Aeronaval de Punta Indio, a cargo de Julio V. D´Oliveira Esteves, mientras que la aviación civil lo hace en 1935 bajo la dirección de Luis Rossignoli, alumno de Milano. Las relacionesentre la institución militar y el laboratorio de Psicología Experimental perviven en el tiempo hasta la década del 30´, ya que en 1938 D´Oliveira Esteves publica en los Anales del Instituto el texto “Elementos constituyentes del tiempo de reacción psicomotor”, donde trata sobre la psicocronometría en la selección de candidatos a pilotos de aviación. El Instituto de Orientación Profesional, creado en 1925 y a cargo del profesor alemán Carlos Jesinghaus, sigue otra línea teóri- ca, distinta de la psicoisiológica y su curso institucional también se diferencia. Si bien comenzó en la sede de la Escuela Industrial Otto Krause y dependía inancieramente del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, luego del golpe de 1930 y a causa de la suspensión de la partida presupuestaria, el Dr. Sagarna gestionó el traspaso del Instituto al Museo Social. El Museo Social había sido creado en 1911 por Emilio Frers y sus objetivos fueron “convertirse en un instituto de formación, estudios y acción social” (Edelmuth, 1995, p. 199). Un año antes del cambio de sede, egre- saron los primeros y únicos Consejeros de Orientación Profesional de la Escuela que dependía del Instituto. Uno de ellos, Carlos Mata, trabajó durante la década del 30´ en la Policía y en el Ejército. El marco político, económico y social del periodo de parti- cipación restringida que se extiende desde 1930 hasta 1945, hace que la problemática social sea abordada fundamentalmente desde los criterios asistencialistas de la medicina social y produce varias 38 Gonzalo Salas (editor) modiicaciones en el sesgo laboral de las instituciones que habían aparecido en la década anterior. El rol de contención social se le otorga ahora a la medicina con su enfoque de criterios biotipoló- gicos y de higiene. En este punto es particularmente ilustrativo el artículo “Psico-higiene en el trabajo” escrito por Américo Monte- negro (1948), en el cual se menciona la tarea realizada en la Liga Argentina de Higiene Mental (Ibarra, 2009). Dentro de esta misma línea teórica, puede mencionarse el aporte de Arturo Rossi a la Biotipología y la Medicina del Trabajo (Rossi, 1944). A partir de 1945 resurge el diseño psicotécnico y se eclipsa la apoyatura psicoisiológica. Asimismo, se enfatiza en la fede- ralización de las instituciones que se ocupan del sesgo laboral. En la Universidad de Tucumán surge el Instituto de Psicotecnia dirigido por B. Aybar, y en 1950, la Licenciatura en Psicotecnia y Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo tuvo sede la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional, a cargo de Plácido Horas, en 1952. En la Universidad del Litoral, Ermida Benítez de Lambruschini dirigió la carrera de Asistente en Psicotecnia. En La Plata, Ricardo Moreno estuvo a cargo de la Dirección de Psicología Educacional y Orientación Profesional. En la Universidad de Cuyo, Mendoza, Horacio Rimoldi crea el Instituto de Psicología Experimental, verdadero laboratorio pero ya no con instrumental sino con test psicométricos. Conclusiones Del análisis del recorrido propuesto surge una correlación entre el contexto sociopolítico, la continuidad de las instituciones, la mo- dalidad del diseño de protocolo abordado y la deinición de sujeto. Así, las instituciones pertenecientes al sesgo clínico —Hos- pitales, Hospicios— muestran una continuidad en el tiempo, perdurando, aunque con modiicaciones, en períodos de participa- ción política ampliada y restringida. Las historias clínicas también relejan la misma perdurabilidad, manteniéndose en el tiempo con agregados. Las historias clínicas, protocolo que otorga una visión longitudinal, secuencial, procesual de la situación personal, indica 39 Historias de la psicología en América del Sur la misma estabilidad temporal que las instituciones que le dan sede. Las instituciones propias del sesgo educacional y laboral, en cambio, relejaron un decurso más fragmentado y discontinuado en el tiempo, mostrando incluso instituciones que directamente fueron desmanteladas. Las ichas y protocolos propios de estos sesgos apuntan a criterios descriptivos y relevan aspectos sincró- nicos del sujeto. Referencias Buzzi, A. y Canevaris, G. (1970). Medicina aeronáutica. Su pasado y futuro en la República Argentina. Aeroespacio, Febrero, 55-58. Canevaris, G., Mercuri, J. A. y Pessolano, C. (1990). 45 años de trabajo en el INMAE. Aeroespacio, Julio-Agosto, 56-59. Castillo, C. (2010). Fichas e historias clínicas en el campo de la Infan- cia en Argentina. En Revista de Historia de la Psicología, Nro. 3. 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Schulmeyer1 Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra La escasa bibliografía que aborda la historia de la psicología en Bolivia suele apoyarse en el desarrollo de la psiquiatría como antecedente del estudio de la salud mental. Pero en general, se sitúa el comienzo de la psicología en la creación de la primera carrera, es decir, en 1971, cuando la Universidad Católica Boliviana —UCB— la funda como respuesta a necesidades identiicadas en la sociedad. Antes de esta fecha el conocimiento de la psicología se circunscribía a materias de corte ilosóico que se dictaban en colegios y en cátedras universitarias aisladas(Calderon, 1999; Via, 2000). Para poder comprender el desarrollo de la psicología en Bo- livia, puede ayudar ubicarla en el contexto político y social en que se crea. La carrera de Psicología Clínica y Psicología Educacional aprobada por la Conferencia Episcopal Boliviana inició sus activi- dades el 5 de abril de 19712, pero, por los problemas surgidos con el golpe de Estado del General Banzer, suspendió sus actividades en agosto del mismo año (Via, 2000). La psicología nace en una década marcada por la restricción de la libertad de expresión, asociación, 1 Este capítulo hubiera sido inviable sin el apoyo y la información brindada por los psicólogos Maggie Jauregui, Guiomar Bejarano, Juana López Vargas, Pilar Bernal, Emilio Sotomayor, Carmen Camacho y Alejandra Horno. 2 Según se recoge en Vía (2000) la UCB marca la fundación de la Carrera de Psicología el 12 de Septiembre de 1971. 42 Gonzalo Salas (editor) ailiación política, organización gremial, etc. Perotto3 en 1975, presenta Bolivia casi como un no-país, como un lugar donde la inestabilidad es tanto política como económica, laboral, familiar y cultural, donde la fragilidad de las estructuras caracteriza el contexto y donde, —considera él— es importante resaltar al hombre y hacer existir la psicología (Vilanova y Di Doménico, 1999). Esa inestabilidad sostenida por años de control militar, es seguida, después de la caída de Banzer, en 1978, por una etapa de mayor incertidumbre política. En los cuatro años siguientes, el país tuvo nueve gobiernos, siete de facto y dos constitucionales, así de 1978 a 1982 en Bolivia hubo un promedio de un gobierno cada cinco meses y medio (Mesa, Gisbert y Mesa, 2007). La ines- tabilidad política afectó, entre otras muchas cosas, el desarrollo de actividades de la educación superior. Sobre todo por el papel de los estudiantes universitarios en las revueltas sociales. En 1979, el gobierno de turno eliminó el Departamento de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés y la Conferencia Episcopal boliviana cerró la Carrera de Psicología de la UCB —ambas en La Paz—, indeinidamente. Las actividades volvieron a iniciarse en la UCB en 1982, aunque mucho del capital humano había emigrado para entonces (Aguilar, 1983; Via, 2000). Ese año hubieron elecciones democráticas en el país y se realizaron algunos cambios para tratar de asegurar el proceso de- mocrático, logrando, por primera vez en la historia de Bolivia, que la transmisión de mando de un partido, a la oposición, se hiciera de manera pacíica. El primer periodo de gobierno democrático —1982 a 1985— fue de la Unión Democrática Popular —UDP— que se caracterizó por el desastre económico de mayor repercusión en la historia del país. El gobierno no atinó a frenar el colapso y para completar el panorama de devastación económica se aceleró el proceso de devaluación de la moneda al desdolarizar la econo- mía. Los precios subieron, cayeron los salarios y se tuvo una de las inlaciones más grandes de la historia mundial, llegando a una 3 Pierre Carlo Perotto fue el segundo director del Departamento de Psicología de la UCB (Aguilar, 1983). 43 Historias de la psicología en América del Sur inlación del 8767% en 1985 (Mesa y cols, 2007). En este escenario, las universidades privadas comenzaron a aparecer en los 80´ a partir de los cambios económicos, los pro- blemas políticos constantes que entorpecían el funcionamiento de la universidad pública, la diicultad de obtener divisas para los estudiantes que estaban fuera del país y la necesidad del empresariado de formar profesionales para cubrir las necesidades de la industria (Daza, Padilla y Roca, 2007). Se puede reconocer dos momentos importantes de la creación de universidades privadas. El primero, de 1982 a 1984, que responde a este contexto y que se da en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra con la creación de la Universidad Evangélica Boliviana (1982) y Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (1984) y el siguiente, de 1990 a 2010, que responde al boom del emprendimiento privado (Contreras, 1998; Limpias, 2012). Las carreras de psicología En Bolivia existen cuatro tipos de universidades, las universidades públicas autónomas que coordinan sus actividades a través del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana —CEUB—4, las universidades de régimen especial, que son universidades públicas a cargo del Ministerio de Educación. Entre ellas están las universi- dades de las Fuerzas Armadas, Policía y las Universidades Indígenas, Interculturales y Productivas. Las universidades privadas adscritas al CEUB, que en la práctica son tres, la Universidad Católica Boliviana, la Escuela Militar de Ingeniería y la Universidad Andina Simón Bolívar. Finalmente están las universidades privadas cuyo control depende del Ministerio de Educación, a través del Viceministerio de Educación Superior de Formación Profesional (Ministerio de 4 El CEUB coordina la planiicación y programación de las actividades de las universidades públicas y las representa antes los poderes del Estado, se encuentra información detallada de sus funciones y actividades en , además aprueba los programas de las Universidades Privadas adscritas al CEUB, pero no tiene potestad sobre las otras Universidades Privadas, las cuales dependen por Decreto y por la Constitución Política del Estado, del Ministerio de Educación. 44 Gonzalo Salas (editor) Educación, 2011b, 2012). En total, en el 2013, había 59 universi- dades en Bolivia —11 públicas, 6 de régimen especial, 3 adscritas al CEUB y 39 privadas—. La carrera de psicología se dicta en la Universidad Católica Boliviana de La Paz y Cochabamba, en 5 de las 11 universidades públicas autónomas y en 11 de las 39 universidades privadas que funcionan en el país —en ellas hay 19 carreras en funcionamiento porque algunas tienen varias sedes—. En total, en el 2013 había 26 carreras de psicología en funcionamiento (Ministerio de Educa- ción, 2012). Como ya dijimos, la primera carrera en fundarse fue la UCB, que fue elaborada por el Alberto Conessa, Alberto Seleme y René Calderón Soria, con orientación clínica y educativa. El plan de estudios desde 1971 a 1979 pasó por varias modiicaciones para adecuarse a la disponibilidad de docentes. En 1982 cuando reabrió la carrera se introdujo en el programa tres orientaciones teóricas: la experimental —bajo el inlujo de Eric Roth, formado en México—, la humanista existencial —inluenciada por Eduardo Riveros, formado en Chile— y la psicoanalítica —a cargo de María Elena Lora, formada en Argentina—. En el plan de estudios de 1986, se deinió tres áreas de especialidad: área social, educativa y clínica —esta última con los tres enfoques teóricos mencionados—. Este esquema se mantuvo con las modiicaciones necesarias en la reformulación de 1996 y la de 1998 (Via, 2000). Después se dejaron de ofrecer las tres áreas de especialización, se incluyeron materias del área organizacional y de la salud y se ofrece un plan general dirigido a garantizar una formación cientíica. El 11 de diciembre de 1976, la Conferencia Nacional de Universidades emitió una resolución autorizando la creación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Psicología y Lingüística e Idiomas en la Universidad Mayor de San Simón —UMSS— de Cochabamba, actualmente denominada Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UMSS, 2013). En dicha oportunidad se fundó la carrera de psicología, dirigida inicialmente por Gloria Ondarza con una orientación fundamen- talmente psicodinámica orientada a las áreas clínica, educativa y social (Aguilar, 1983; Via, 2000), esta orientación sigue vigente 45 Historias de la psicología en América del Sur hoy, donde la fortaleza es la formación en psicoanálisis lacaniano y en el área de la psicología educativa piagetiana. En la Universidad Autónoma “Juan Misael Saracho” — UJMS— de Tarija, la carrera fue creada en 1978 como Carrera Librede Psicología Técnica Clínica en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas y, en 1980, se aprobó la carrera de psicología a nivel de licenciatura. Después de varias crisis institucionales se logró cierta estabilidad académica a partir de 1994. Al crearse la Facultad de Humanidades, en el 2001, la carrera de psicología pasó a formar parte de la misma (UAJMS, 2013). En el 2002 se hizo una profunda reorganización académica y se crearon dos departamentos: uno de psicología general y clínica y otro, de ciencias sociales y psicología educativa. Los departamentos debían ser unidades académico administrativas a cargo de docencia, investigación y extensión, a cuya dirección se accediera por concurso de méritos y no por voto político. El proyecto no tuvo mucho éxito en la práctica y sólo hubo un director a cargo de ambos departamentos, desplazando la fuerza de los psicólogos clínicos, el desarrollo de los psicólogos educativos y sociales. En 1979, después de luchar por recuperar la autonomía universitaria, el Departamento de Psicología de la Universidad Mayor de San Andrés —UMSS—, de La Paz, se reunió para crear la carrera, pero el proyecto se cortó por el cierre de la universidad en 1980. Finalmente, en 1983 y en 1984, se autorizó la creación de la carrera de psicología en base al proyecto presentado por el Dr. René Calderón Soria, Director del Departamento de Psicología hasta el momento y se decidió que debía funcionar bajo la tutela de la carrera de ilosofía (UMSA, 2013). Actualmente funciona en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. El plan de estudios está dividido en un primer ciclo teórico-metodológico y un segundo ciclo de aplicación, enfatiza la psicología educativa, psicología clínica y la intervención psicosocial. En 1992, se aprobó la Carrera de Psicología de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Santa Cruz —UAGRM— com- partiendo un plan común con las carreras de sociología, comunica- ción e idiomas. En 1993 funcionó como carrera autónoma con un 46 Gonzalo Salas (editor) plan de estudios diseñado por Marco Antonio Yañez —etólogo—, Sonia Chalup —con una perspectiva dinámica— y Aura Nelly Garzón —con una perspectiva social y comunitaria—por lo que la formación enfatizaba el área ambiental, clínica, social y educativa (CEDEC-PSI, 2009; Via, 2000). A Yañez se debe la inclusión de la materia de etología en todos los planes de estudio y a Garzón, la primera cátedra de Psicología Comunitaria en Santa Cruz. La Universidad Mayor, Real y Pontiicia de San Francisco Xavier —USFX— con sede en Sucre, creó la Carrera de Psicología, en 1999, como parte de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Ministerio de Educación, 2012; Via, 2000). Al interior del sistema de universidades privadas, la carrera de psicología se imparte en 11 universidades5 mencionaremos las tres primeras en aparecer y una más joven que merece ser destacada. La primera en ser aprobada, en 1992, fue la Carrera de Psi- cología de la Universidad Evangélica Boliviana —UEB— en Santa Cruz. Esta carrera enfatiza las materias de religión, crecimiento cristiano y, el conocimiento y cuerpo docente que coincida con su fe. La segunda carrera en crearse fue la Carrera de Psicología de la Universidad Privada del Valle —UNIVALLE— de Cochabamba. Esta universidad fue creada como iniciativa privada y enfatiza sobre todo las carreras de medicina y odontología, muy populares entre estudiantes brasileños. La carrera de psicología fue aprobada en la sede de Cochabamba en 1992, recibió estudiantes nuevos hasta el 2009 y se descontinúo el 2012; continúa impartiéndose en las sedes de Sucre y La Paz, dentro de la Facultad de Ciencias Empresariales 5 Universidades privadas y años de aprobación de las carreras de psicología que ofrecen: Universidad Evangélica Boliviana (1992 Santa Cruz); Universi- dad Privada del Valle (1992 Cochabamba; 1998 Sucre y La Paz); Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (1997 Santa Cruz); Universidad San Francisco de Asís (1999 La Paz); Universidad Privada Abierta Latinoamericana (2002 Oruro; 2003 Cochabamba); Universidad de Aquino Bolivia (2002 La Paz; 2003 Cochabamba y Oruro; 2008 Santa Cruz); Universidad Privada Franz Tamayo (2003 Cochabamba; 2004 Santa Cruz, 2009 La Paz); Universidad de La Salle (2003 La Paz); Universidad Boliviana de Informática (2005 La Paz); Universidad Privada Domingo Savio (2007 Santa Cruz); Universidad Central Bolivia (2008 La Paz) (Schulmeyer, 2013). 47 Historias de la psicología en América del Sur y Sociales (Ministerio de Educación, 2011a; UNIVALLE, 2012). La tercera carrera en ofrecerse, desde 1997, fue la Carrera de Psicología de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra —UPSA—, universidad que se creó como fundación sin ines de lucro, en respuesta a las necesidades detectadas por el sector empre- sarial de Santa Cruz, en 1984 (UPSA, 2012). La carrera tiene, por tanto, un origen institucional empresarial y ofrece una formación clínica y organizacional. Marion K. Schulmeyer ha estado a cargo de la carrera desde su creación hasta la actualidad. Desde la carrera se participó en la creación de la Asociación Boliviana de Gestión Humana, y se fomenta actividades de intercambio cientíico cons- tantemente, el más destacado el IV Congreso Regional de la Sociedad Interamericana de Psicología —SIP—, en Bolivia, con el auspicio de la Asociación de Psicología Americana —APA—, evento que albergó el I Congreso Boliviano de Neuropsicología, de la Sociedad Boliviana de Neuropsicología, a la cabeza de Ninoska Ocampo. Este evento reunió profesionales de 16 países y trajo por primera vez a la SIP y la APA a Bolivia. Es importante destacar la Carrera de Psicología de la Uni- versidad La Salle —ULS—, con sede en La Paz, institución creada por los Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle. Esta carrera fue diseñada por René Calderón Gemio y está activa desde el 2005, con una orientación cognitivo-comportamental. La ilosofía de la carrera de psicología es “La búsqueda de la verdad a través del diálogo entre la fe, la ciencia y la razón”. Desde el 2010, la carrera cuenta con dos laboratorios correspondientes al área de Psicología Experimental y Neuropsicología. Su producción cientíica es notable, en tres líneas de investigación: área de psicología experimental, de neuropsicología y de orientación familiar bajo la línea sistémica (E. Salazar, comunicación personal, 14 septiembre 2012). Los laboratorios y la producción cientíica que surge de las distintas universidades merecen un acápite especial. 48 Gonzalo Salas (editor) Laboratorios y Centros de investigación El primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal fue creado en 1975 en la UCB de La Paz, por Eric Roth, quien inluenció marcadamente la formación en la Carrera de Psicología hacia un enfoque comportamental (Aguilar, 1983). Actualmente la UCB cuenta con el Instituto de Investigaciones en Ciencias del Compor- tamiento —IICC—, que dentro de los servicios que ofrece están los laboratorios de psicoisiología y de análisis experimental de la conducta, dirigidos a la investigación en psicoisiología (UCB, 2013). En 1993, en la UAGRM de Santa Cruz inició el Laboratorio de Comportamiento Animal bajo la coordinación de Marco Antonio Yañez y José Ernesto Vargas. Este laboratorio funcionó un tiempo y se descontinúo. En 1998, Bertho Arteaga, psicólogo formado en Francia, creó el primer Laboratorio de Psicología Experimental Animal en Santa Cruz, en la gestión de Maggie Jauregui. Sus áreas de investigación fueron los problemas de lenguaje, psicofísica del color, comportamiento y herencia. Del 2001 al 2007 sus investigaciones obtuvieron 17 premios en la UAGRM. El Dr. Arteaga falleció sin que se reconociera su labor. Actualmente, sus estudiantes y colegas se esfuerzan para que no desaparezca el laboratorio. En marzo del 2007 se creó el Laboratorio de Etología y Psicología Ambiental por
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