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Las diferencias individuales y el aprendizaje

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Las diferencias individuales y el aprendizaje
El concepto de diferencias individuales está asociado a los conceptos de personalidad, inteligencia, cognición, motivación, estilos de aprendizaje y otros términos de psicología.
La personalidad
 En principio, las diferencias individuales se explican como parte de la personalidad de cada individuo. La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de sentimientos y pensamientos asociados al comportamiento. Es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes y hábitos y la conducta de cada individuo que persisten a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones, distinguiendo a un individuo de cualquier otro. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas y es congruente a través del tiempo, aún en distintas situaciones, otorgando unicidad a cada individuo, lo cual lo caracteriza como independiente y diferente con respecto a los demás.
La personalidad, entendida como un conjunto o sistema bastante amplio, incluye otras características diferenciales y otros procesos del sujeto que involucran un conjunto de aptitudes y la capacidad cognitiva generalmente acuñados bajo el término de “inteligencia”.
La inteligencia
El concepto de inteligencia genera debates, a menudo en reacción a la idea de que cada persona tiene una capacidad mental general que puede medirse y cuantificarse por medio de un número (Santrock, 2006, p. 106). La inteligencia es una de las posesiones más apreciadas aún cuando la mayoría de la gente no ha podido coincidir en su definición. A diferencia de otras características humanas como la estatura, el peso y la edad, la inteligencia no puede medirse en forma directa. Sólo se puede evaluar la inteligencia de un estudiante de manera indirecta al estudiar sus actos inteligentes.
Algunos teóricos consideran que la inteligencia es una habilidad básica que influye en el desempeño de todas las tareas de índole cognoscitiva, y tienen algunas evidencias que los apoyan. Charles Spearman en 1927 propuso la existencia de un factor o atributo mental al que llamó “g” o inteligencia general que se utiliza para realizar cualquier prueba mental, pero que cada instrumento requería además de “g” algunas habilidades específicas.
Estilos cognitivos y estilos de aprendizaje 
Hay otras diferencias individuales, que si bien tienen poco que ver con la inteligencia, sí influyen en el aprendizaje escolar. Se trata de los estilos cognitivos y estilos de aprendizaje, términos que a menudo se usan indistintamente; en general, los profesores prefieren hablar de estilos de aprendizaje y los psicólogos de estilos cognitivos.
De acuerdo a Fierro (1992), se entiende por “estilos cognitivos” ciertos patrones, diferenciales e individuales, de reacción ante la estimulación recibida, de procesamiento cognitivo de la información y, en definitiva, de aprendizaje y de afrontamiento cognitivo de la realidad. Los estilos se relacionan con la estructura del pensamiento, antes que con su contenido o con su eficiencia; y refieren a cualidades o modos del conocimiento y no a algo así como una “cantidad” de capacidad o aptitud, según, en cambio, parece referirse en el concepto de inteligencia.
Generalmente se definen los estilos cognitivas en dos grupos dicotómicos: impulsivo/reflexivo y profundo/superficial. De acuerdo a Santrock (2006) los estilos impulsivo/reflexivo, también llamado ritmo conceptual, se refieren a la tendencia del estudiante a actuar con rapidez y de manera impulsiva o a tomarse más tiempo para responder y reflexionar sobre la exactitud de una respuesta. Los estudiantes impulsivos suelen cometer más errores que los estudiantes reflexivos, y por tanto tienen más probabilidades de tener éxito que los estudiantes impulsivos en las siguientes tareas: recordar información estructurada, lectura de comprensión y de interpretación de textos y solución de problemas y toma de decisiones. También los estudiantes reflexivos tienden más que los impulsivos a establecer sus propias metas de aprendizaje y a concentrarse en información relevante. De acuerdo a Santrock (2006), existen evidencias que los estudiantes reflexivos aprenden de manera más efectiva y tienen mayor éxito en la escuela que los estudiantes impulsivos.
Los estilos profundo/superficial implican el grado en que los estudiantes abordan los materiales aprendizaje en una forma que les ayude a comprender el significado de éstos (estilo profundo) o de manera simple para entender lo necesario (estilo superficial). De acuerdo a Santrock (2006), los estudiantes que abordan el aprendizaje con un estilo superficial no logran vincular lo que están aprendiendo en una estructura conceptual mayor. Tienden a aprender de una manera pasiva a menudo aprendiendo de memoria la información. Los estudiantes de estilo profundo por su parte construyen de manera activa lo que aprenden y dan significado a lo que necesitan recordar. La motivación influye también en los estilos de aprendizaje. El estudiante de estilo profundo puede tener una motivación personal para aprender, mientras que el estudiante de estilo superficial aprende debido a una recompensa externa.
El profesor y las diferencias individuales
Seguramente hay muchas razones por las que los profesores desarrollan las actividades de enseñanza, es decir, actividades que tienen la intencionalidad de generar aprendizajes en los alumnos, en determinadas formas o con determinados estilos. Una es que el profesor reproduce inconscientemente prácticas de enseñanza a partir de la práctica pedagógica a que estuvo sometido durante sus años de estudiante. Otra es que genera esas actividades de enseñanza a partir de su forma particular de ser y de aprender, lo que privilegia a aquellos estudiantes que aprenden de la misma forma que él. Otros enseñan a partir de sus propias concepciones de aprendizaje, educación y de lo que consideran valioso, verdadero, importante o necesario. Otros profesores, más técnicos y con más recursos didácticos, como resultado de su formación docente, usan actividades más elaboradas y con mayor sentido pedagógico. Pero en la mayoría de los casos, desarrollan actividades genéricas, sin atender ningún perfil específico de estilo de aprendizaje, en donde el estudiante desde su propia forma de aprender, aprende lo que puede.
Las diferencias individuales en términos de aprendizaje se plantean como un reto docente. Las preguntas planteadas demandan respuestas con serios análisis reflexivos sobre lo que significa aprender, qué hay que hacer para aprender y sobre todo que hay qué hacer para ayudar a aprender. Desde esta perspectiva el conocimiento de los estilos de aprendizaje adquiere un interés legítimo ya que ayuda a comprender las diferentes formas de conocer, conceptuar, sentir y actuar que individualizan el aprendizaje de los estudiantes y que inciden en sus logros académicos.
En un sentido bastante específico, el profesor tiene como función ayudar a sus estudiantes a aprender, a facilitarles y posibilitarles el aprendizaje. Hacer efectiva esa función implica necesariamente reconocer que los estudiantes son seres únicos y diversos y que todo aprendizaje pasa necesariamente por esas individualidades. En todo proceso de aprendizaje hay un sujeto que aprende. Ese alguien con sus características, su capacidad, aptitudes e intereses, pero también sus energías, sus procesos propios, su autoconciencia, es relevante para los procesos mismos de aprendizaje. Negar, ignorar o no entender ese concepto básico es de antemano negar o disminuir las posibilidades de un aprendizaje efectivo. Desde un enfoque de aprendizaje a partir de las diferencias individuales, no se puede hacer docencia con un enfoque homogeneizante, como a menudo sucede, donde los alumnos se asumen como un todo genérico, como iguales en su forma de aprender.
La efectividad de los procesos educativos y de aprendizaje está tamizada por una diversidad de variables que inciden –positiva o negativamente– en dichos procesos. El maestro, como mediador y gestor de mejores experienciasde aprendizaje debe no sólo estar atento a esas variables, sino también conocerlas y asumirlas en su práctica pedagógica. Una preocupación permanente que tienen los docentes, mejor dicho, uno de los retos que enfrentan los maestros en el día a día dentro de los salones de clases es cómo generar una enseñanza más efectiva que se traduce en más y mejores aprendizajes por parte de los estudiantes. Aunque esa preocupación se puede abordar desde varios ángulos, dependiendo de las necesidades de los estudiantes y del perfil profesional del docente, con seguridad un conocimiento más sólido de las diferencias individuales, saber cómo atender las diferencias individuales de los alumnos, ayuda a generar aprendizajes más significativos y más efectivos. Por tanto, conocer, entender, comprender desde la práctica pedagógica que cada estudiante es un conjunto único de talentos, habilidades y limitaciones y que por tanto requieren de educación más acorde a sus propias formas y estilos de aprender es necesario e importantísimo para desplegar todas sus capacidades y desarrollar todas sus potencialidades.

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