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1 Facultad : CIENCIAS DE LA SALUD Y SERVICIO SOCIAL Departamento : TERAPIA OCUPACIONAL Asignatura : SEMINARIO DE ORIENTACIÓN DE PSICOLOGÍA GENERAL CURSO VITAL: ADOLESCENCIA Y CULTURA Profesor : LIC. DEISY KRZEMIEN Cursada : 2008 FICHA DE CATEDRA El PARADIGMA DEL CURSO VITAL (LIFE-SPAN) Baltes, 1983, 1987; Baltes P.B. & Baltes, M.M. 1990; Baltes, Linderberger & Staudinger, 1998, 2006. El paradigma del curso vital (CV) no es sólo una teoría sino una perspectiva u orientación de abordar el desarrollo humano a lo largo del curso de vida completo: desde la concepción hasta la muerte. Es un marco de referencia de tipo contextual y dialéctico que destaca los parámetros históricos, culturales, de la experiencia cotidiana por sobre cualquier clasificación del desarrollo que tome la edad como criterio. Por tanto, se trata de un marco de referencia aplicable al estudio de todo el curso de vida y a los diferentes periodos específicos, como así también a los diversos aspectos, dominios, dimensiones del desarrollo (biológico, cognitivo, afectivo, psicológico, social, historico-cultural, familiar, personalidad, etc) y sus interrelaciones mutuas. Comprendiendo al ser humano desde un punto de vista holístico como un ser bio-psico-social-espiritual, es posible reconocer la diversidad de aspectos, dominios, estilos de personalidad, capacidades y aptitudes, que muestran una sincrionia y diacronia propia, una interrelación compleja y un potencial a realizar en cada momento del CV. El elemento clave de este enfoque es el énfasis en la interdependencia y complejidad del desarrollo dinámico de una persona en relación con su contexto a medida que construye su curso de vida. Representa un intento de superar concepciones unidimensionales y estáticas del desarrollo que plantean una dicotomía de crecimiento-declinación, reconociendo que cualquier momento de vida se caracteriza por pérdidas y ganancias. El reconocimiento creciente del valor del paradigma del curso vital, se evidencia en la copiosa literatura científica sobre el tema, incluidas revistas y volúmenes especiales dedicados al estudio de todas las fases del curso vital, que permite considerar al envejecimiento como un proceso dinámico y desde una perspectiva multidisciplinar. La Revista Human Development ha publicado recientemente varios números dedicados al curso vital, en particular sobre la adultez tardía y la vejez, reuniendo trabajos de diversas líneas teóricas y metodológicas. Origen histórico El enfoque de CV surge -mejor dicho resurge- en la década de los ´70 cuando se despierta un creciente interés y aparecen numerosas publicaciones en el tema (Baltes, 1983), si bien ya desde las décadas del ´30 al ´50 existían trabajos pioneros que abarcan el estudio de todo el CV incluyendo la vejez (Hall, 1922; Bhuler, 1933) y principalmente desde los ´70 (Riegel, 1977; Binen, 1961) cabe citar a Buehler (1962), Erikson (1950), Levinson (1977) como antecedentes de este enfoque. En 1980 se incluye un capítulo sobre la psicología del curso de vida en el Annual Review of Psychology, y cobra mayor auge desde los años ´90 en adelante. El portavoz principal de este enfoque es Paul B. Baltes y sus colegas Ursula Staudinger, Gilbert Brim, Glen H. Elder, David Featherman, John R. Nesselroade, K. Warner Schaie. Entre los teóricos más representativos del CV, podemos citar Riegel (1973), Lehr (1993, 1994), Neugarten (1977, 1996), Thomae (1974, 1993, 2001), Birren (2000), Lavouvie-Vief (1990), Dulcey-Ruiz (2002) y otros (citados en Baltes, 1983 y en Baltes, Linderberger & Staudinger, 2006). 2 El concepto de desarrollo humano Una cuestión central de este enfoque de CV es la definición del concepto de desarrollo humano. Se concibe que el proceso de desarrollo humano involucra relaciones interdependientes entre el desarrollo individual y los múltiples niveles de cambio del contexto -incluyendo la cultura y la historia- donde se desenvuelve la persona (Baltes, 1987; Dulcey Ruiz & Valdivieso, 2002; Elder, 1998; Labouvie-Vief & Diehl, 1999). Se trata de un marco de referencia relacional, dialéctico, dinámico, holístico, que destaca los procesos de cambio en el desarrollo ontogenético, considerando los parámetros socio-históricos, culturales, la experiencia de vida idiosincrática, por sobre cualquier clasificación del desarrollo basada exclusivamente en la edad cronológica (Baltes, 1987; Baltes et al., 1998). Esta perspectiva implica una reformulación del concepto tradicional del “desarrollo”. El desarrollo no como crecimiento progresivo y lineal unidireccional. Desde el Paradigma del Curso Vital (CV) se concibe al desarrollo humano como un “proceso ontogenético de adaptación transaccional”, un “proceso de cambios en la capacidad adaptativa de las personas” (Baltes, Linderberger & Staudinger, 2006, p. 626). El desarrollo se define por el importante papel de la noción de cambio y transición. Uno de los temas prioritarios de este enfoque se focaliza en los eventos de vida estresantes o de transición, como una influencia principal en el desarrollo del adulto (Baltes, 1987; Schlossberg, 1981; Smyer, 1984). Cada etapa vital implica cambios en todos los órdenes de la vida, más el impacto de los eventos de vida y experiencias. El desarrollo se caracteriza por cambios en los diferentes aspectos de la vida del hombre y considerando el impacto de los eventos de vida. Estos eventos de vida plantean una disrupción definida como discontinuidad en la vida de una persona. Estos cambios o eventos vitales críticos afectan la capacidad adaptativa, entonces el desarrollo es entendido como los cambios en la capacidad adaptativa de la persona, en la capacidad para mantener o maximizar el nivel de funcionamiento en función del interjuego entre ganancias y pérdidas (entre metas deseables y metas no deseables) es decir, en el manejo y regulación de las limitaciones y la vulnerabilidad (pérdidas) en cada momento de vida. Estas cuestiones: capacidad adaptativa, regulación, afrontamiento, resiliencia, llegaron a ser de mayor interés a medida que crece el estudio del contexto de la vida cotidiana de las personas y el impacto de los eventos de vida. El desarrollo se concibe como cambios en la localización y uso de recursos personas y contextuales hacia un creciente aumento cada vez mayor en el crecimiento, la capacidad adaptativa y regulación de limitaciones. Danish (1981) recientemente resumió los elementos básicos del paradigma del desarrollo del curso de vida en relación al concepto de cambio: - El cambio del desarrollo es un proceso continuo, no limitado a un único estado en la vida - El cambio ocurre en varios dominios interrelacionados biológico-psicológico y social del desarrollo humano, lo que supone una multideterminación. - El cambio es secuencial y se necesita ubicar cualquier estadio de la vida dentro del contexto del proceso de cambio del desarrollo. - Los cambios en los individuos deben ser considerados dentro del contexto de las normas prevalecientes hoy en día como dentro del tiempo histórico que le toca vivir. Bases conceptuales de este enfoque: - La irrelevancia de la edad como variable explicativa - La multidimensionalidad y multidireccionalidad - La plasticidad y la potencialidad - La importancia del contexto e historia 3 - El interjuego entre factores biológicos y culturales - La variabilidad intra e interindividual La irrelevancia de la edad como variable explicativa prioritaria Ninguna etapa vital tiene primacía sino que cada una implica características particulares; experiencias, procesos, cambios propios de cada momento del desarrollo. La edad ya deja de ser una variable explicativa del desarrollo, no es el único criterio organizador, sino que se focaliza en los procesos, cambios y mecanismos mentales y comportamentales en un contexto determinado histórico-cultural.La edad ya no es el criterio explicativo, sino es necesario considerar las distintas fuentes de influencias asociadas al contexto, la edad y el género. Interjuego entre factores biológicos y psicosociales y contextuales: El desarrollo es producto de interjuego dinámico entre factores biogénicos y psicogénicos, es decir, entre los factores biológicos y madurativos, y los factores psicosociales y contextuales. Se plantea una arquitectura del desarrollo ontogenético, dinámico, que supone el interjuego entre los diferentes factores biológicos y culturales y que varía a lo largo del curso de vida. Con el avance de la edad este interjuego varía significativamente. Por ejemplo, algunos cambios biológicos suponen pérdidas en determinadas áreas de funcionamiento o en la capacidad funcional pero a la vez se produce compensativamente avance en otros dominios, conocimiento cultual y experiencia de vida, aumenta la necesidad de servirse de los recursos sociales y culturales. El desarrollo supone la interacción entre ganancias y pérdidas. Es un proceso de adaptación selectiva que refleja la interacción entre factores biológicos, culturales y contextuales. La multidimensionalidad y la multidireccionalidad: La multidimensionalidad hace referencia a la complejidad de los diversos factores biológicos y ambientales (psicosociales y contextuales) cuya interacción varía a lo largo del curso de vida. Por ejemplo, con el avance de la edad, algunos cambios biológicos suponen pérdidas en determinadas áreas de funcionamiento pero a la vez se produce compensativamente avance en otros dominios, conocimiento cultual y experiencia de vida, y aumenta la necesidad de servirse de los recursos sociales y culturales. La multidireccionalidad alude a la diversidad en la dirección de los cambios, los cuales no siempre abarcan todo el ciclo vital, ni se presentan en una sola dirección en cada momento de vida; de manera que los cambios que vive una persona se producen en una variedad de diferentes aspectos o dominios y en diferentes direcciones. La importancia del contexto e historia La definición de las etapas vitales: adultez y vejez depende de propia historia de vida, del contexto socio-histórico y la cultura. El desarrollo tiene un significado cultural y no sólo biológico. Es menos importante el tiempo que pasa, que lo que ocurre en ese tiempo (Neugarten, 1977, 1996). La plasticidad y potencialidad: El contexto y la historia relativizan los efectos de la herencia genética. Relación dinámica entre la genética y el medio. La plasticidad se refiere a la “adaptabiliadad”. Plasticidad: grado en que las características cambian o permanecen estables. Existe gran plasticidad intraindividual en el desarrollo. Variabilidad intra e interindividual Importancia de los diferentes individuales. Énfasis en las condiciones de vida, en el estilo de vida y en la experiencia de aprendizaje. A la vez que se asume el desarrollo continúa a través del curso de vida, la marcha del desarrollo varía a través de cada individuo y dentro de un mismo individuo. Deben 4 considerarse los diferentes cambios en el desarrollo: cambios dentro de una persona singular y diferencias entre grupos o cohortes (Smyer, 1984). Los significados de la edad Edad cronológica: Es el tiempo transcurrido desde el nacimiento, es la edad objetiva en años. Este criterio resulta algo arbitrario, ya que no es una variable explicativa de las condiciones en las que se encuentra la persona. Tener en cuenta solo la edad cronológica es ignorar la diversidad y los múltiples factores que inciden en el proceso de desarrollo. Edad fisiológica: Según los cambios físicos y biológicos: se relaciona con los cambios del organismo, el estado físico, las capacidades funcionales, las condiciones de salud. También es un criterio arbitrario ya que algunos cambios físicos como las declinaciones físicas se debe más a la falta de entrenamiento que al proceso de evolución biológica como tal. Edad social: Se construye socialmente hace referencia a los papeles o roles que se esperan o se desea desempeñar en la sociedad. El reloj social marca lo esperable para cada edad, pero algunos roles sociales pueden resultar antagónicos con la marca arbitraria de la edad cronológica. En la actualidad la edad social se va haciendo menos específica ya que los límites entre los distintos períodos de la vida han perdido nitidez ante las nuevas pautas de relación social y las nuevas formas de socialización, cuestionando de lo que sería adecuado a cada edad. Neurgarten (1996) señala que los marcadores sociales de edad: como inicio de estudios, trabajo, matrimonio, paternidad o maternidad son poco fiables a la hora de diferenciar períodos de la vida. No siempre estas “edades” coinciden y su definición varía a lo largo del CV y en relación a los cambios culturales. Sistema de influencias que regulan la naturaleza del desarrollo a lo largo del CV El desarrollo se entiende como resultado de tres tipos de influencias o factores (Baltes, Linderberger & Staudinger, 1998, 2006): 1) factores normativos relativos a la edad: factores y expectativas sociales relacionadas con la edad y el género que inciden en la formación de una identidad social y la pertenencia a una cultura o grupo social. En cada sociedad, se resuelven y atienden numerosas tareas convirtiéndolas en roles según la edad y el sexo. “Relojes biológicos y sociales”. Influencias biológicas y ambientales altamente correlacionados con la edad que son similares para un grupo de individuos de edad particular (ej: procesos biológicos de la pubertad o la menopausia). También se incluyen procesos socioculturales, ambientales como la jubilación. 2) factores normativos relativos a la historia o cohorte: influencias históricas, hechos socio-históricos o generacionales. Influencias comunes a personas de una generación particular por circunstancias históricas que experimentan (acontecimientos experimentados por una unidad cultural que puede afectar a una generación). 3) factores no normativos idiosincrásicos: experiencias individuales relativas a eventos críticos de vida. Acontecimientos vitales significativos inusuales que tienen un impacto importante en la vida del individuo y que no se aplican a todos. Puede incluirse eventos positivos (oportunidad profesional extraordinaria) o negativos (muerte de un padre en la temprana infancia). Cada una de estas tres fuentes interactúan entre sí, tienen efectos acumulativos, pueden variar con el tiempo e inciden en el curso de las personas, evidenciando las diferencias individuales. Estos factores interactúan a lo largo del curso vital explicando la multidimensionalidad y multidireccionalidad de los procesos de cambio, como se observa en la Figura 1. Es decir, el curso vital de una persona supone una continuidad y regularidad de cambios, y a la vez, una discontinuidad o crisis, provocada por dicho sistema de influencias de los eventos de vida. 5 Figura 1. Proceso de interacción de las influencias de cambio en el curso vital (Baltes, Lindenberger & Staudinger, 2006, p. 587). BIOLOGICO Normativas relacionadas a la edad INTERACCIÓN BIO-AMBIENTAL Normativas relacionadas a la historia AMBIENTAL No normativas idiosincráticas Sistema de influencias críticas en el CV TIEMPO El proceso de cambio y transición. Crisis vital. Como se mencionó anteriormente, uno de los temas prioritarios de este enfoque se focaliza en los eventos de vida estresantes o de transición, como una influencia principal en el desarrollo del adulto (Schlossberg, 1981; Smyer, 1984). Resulta claro que cada etapa vital es un tiempo de cambio y desafíos incluso dentro en el envejecimiento normal, deben ser hechos constantemente ajustes a la circunstanciade cambio. Schlossberg (1981) propone que cada transición y la adaptación que requiere está influenciada por la percepción de la persona de la transición, por las características personales y por las características del medio ambiente. Sostiene que no es la transición en si misma son la apreciación de cambio para la persona e indica que la transición es un evento que conlleva una modificación en la concepción de si mismo y del entorno y que requiere de un cambio correspondiente en el comportamiento individual y en las relación con el medio. Existen en la literatura diferentes clasificaciones de los eventos estresantes de la adultez y vejez. Reese y Smyer (1983) diferenciaron cuatro tipos de eventos estresantes: biológicos, personales-psicológicos, físico-medioambientales y socio-culturales. El concepto de transición de vida ha sido utilizado desde diferentes disciplinas sociales para representar el impacto de cambios y experiencias de vida críticas en el curso de vida de las personas (Wapner y Craig-Bray, 1992). Este concepto supone dos sentidos del cambio: un nivel individual y otro nivel social. La transición en un nivel social supone los cambios que normativamente ocurren durante el proceso de desarrollo humano como parte del proceso de socialización, donde la persona va definiendo y modificando su identidad social, su rol, estatus, social. Estas transiciones son percibidas por su carácter público, a menudo involucran la pertenencia a grupos e instituciones sociales y son representadas por eventos como escolarización, casamiento, jubilación, etc La transición en un sentido individual, en cambio, supone la naturaleza y la experiencia de cambio para la persona, y cómo esta es percibida subjetivamente. Existen diferencias en el análisis del concepto según la perspectiva considerada. 6 La perspectiva del desarrollo del CV se centra en el análisis de los efectos de estas transiciones en el funcionamiento adaptativo de las personas. Es decir, vinculan la implicación de atravesar las transiciones de vida críticas con las posibilidades de adaptación y afrontamiento. Moos y Schaefer (1993) presentan una formulación de la crisis de vida y de cómo las personas manejan las transiciones de vida y su impacto crítico sobre los patrones de funcionamiento personal y social. Una transición de vida crítica es una situación que por su novedad o importancia excede los recursos de la persona y las respuestas habituales son insuficientes, dando lugar a un estado de crisis o desestabilización, que representa una oportunidad de crecimiento, progreso y madurez o de deterioro y estancamiento. Se trata de una situación de crisis o perturbación en la interacción persona y medio, que puede dar lugar a una adaptación saludable si promueve un crecimiento personal y se usan estrategias de afrontamiento efectivas que puedan promover una integración cognitiva que ayude a manejar los aspectos problemáticos de la situación. Una situación estresante o crítica es aquella que conlleva una perturbación emocional, un malestar psicológico o un deterioro físico, y por su intensidad, novedad e indeseabilidad requiere una respuesta esforzada o de afrontamiento. Toda crisis supone una perturbación, pero a la vez, posibilita una oportunidad de cambio y desarrollo personal, que mediante el uso de estrategias de afrontamiento apropiadas permitiría alcanzar una adaptación satisfactoria (Lazarus & Folkman, 1986). La cuestión de por qué algunas personas se desarrollan “mejor” o “más exitosamente” que otras, continúa intrigando a los investigadores sin alcanzar aún una resolución o respuesta consensuada. Curso de vida, contexto y cultura Los teóricos del paradigma del curso vital están de acuerdo con que el desarrollo humano se describe mejor en la interrelación entre la biología, la cultura y la acción de la persona (Baltes et.al., 1998; Bronfenbrenner, 1979; Elder, 1998). Esta noción proviene de la descripción de Erikson del ciclo de vida (1959). Sin embargo, si bien en estas concepciones se acentuaban las relaciones entre la biología y la cultura, no se enfatizaba la relatividad cultural y la importancia de los cambios societales en el desarrollo individual y comunal. Las tareas del desarrollo parecen estar dadas cada vez menos por la sociedad y la edad cronológica, sino que más bien los individuos van construyendo su propia biografía a partir de la formulación de proyectos personales y metas, sobre todo en las sociedades occidentales (Grob, Krings y Bangerter, 2001). Las personas están confrontadas a la necesidad permanente de realización personal y a elegir unas metas y objetivos determinados de un gran número de posibilidades dadas a lo largo del CV. En este sentido, es creciente el interés por la reconstrucción del curso de vida de las personas de diferentes cohortes y contextos, especialmente a través de entrevistas, biografías y narraciones, que dan cuenta de la influencia de los cambios socioculturales e históricos. Las teorías sociológicas contemporáneas que analizan los cambios que han afectado a las sociedades en las últimas décadas se refieren a un proceso llamado individualización, el cual es descripto como el movimiento societal de incremento de la elección y posibilidades de acción para los individuos (Grob, Krings y Bangerter, 2001). En este sentido, Kohlí (1986) se refiere a la institucionalización del curso de vida: el curso de vida ha llegado a ser crecientemente organizado desde la dimensión cronológica, es decir, estructurado por los procesos institucionales como escolaridad y jubilación. Hoy en día para la gran mayoría de la población la vida se ha prolongado volviéndose cronológicamente más predecible y planificable, dando lugar a una especie de estandarización del curso de vida. Sin embargo, en los últimos años los cambios sociales y la diversidad cultural de las comunidades, ponen en cuestión esta estandarización para hablar más bien de una pluralización de estilos de vida. Desde esta perspectiva, se sostiene que los procesos de incremento de la individualización llevaron a que las personas se orientaran a experimentar un mayor sentido de control de sus propias vidas, como un factor crucial para el afrontamiento de las demandas ambientales. Esta individualización del curso de vida a través del siglo XX y principios de éste, implica entre otras cosas, una desestabilización de los valores tradicionales mayor apertura, mayor orientación a elecciones de vida personales. Todavía 7 permanecen cuestiones en relación a los recursos y competencias que las personas necesitan desarrollar para afrontar exitosamente con los cambios y las presiones del desarrollo. De este modo, se ha vuelto de interés lograr una visión comprensiva de los cambios históricos y culturales y cómo afectan los cursos de vida de las personas ancianas y sus contextos de desarrollo. Las ciencias sociales y de la salud se interesan cada vez más en las interconexiones de los cambios societales, los cambios de cohorte, los cambios en el medio ambiente próximo, los cambios ocupacionales y los cambios individuales del desarrollo, considerando datos de las percepciones de las personas, de los cambios y transiciones normativas relativas al paso del tiempo. Referencias Baltes, P.B. (1983) Psicología evolutiva del Ciclo Vital; Algunas observaciones convergentes sobre historia y teoria. En A. Marchesi, M. Carretero, J. Palacios (Ed). Psicología Evolutiva I. teorías y Métodos (pp. 247-260). Madrid: Alianza. Baltes, P.B. (1987). Theoretical propositions of life-span developmental psychology: On the dynamics between growth and decline. Developmental Psychology, 23, 611-626. Baltes, P.B. Linderberger, U., & Staudinger, U.M. (1998). Life-span theory in developmental psychology. En W. Damon (Ed.), Handbook of Developmental Psychology: Theoretical models of human development (pp.1029-1120). New York: Academic Press. Baltes, P.B., Lindenberger, U., & Staudinger, U. M. (2006). Life span theory in developmental psychology. En W. Damon y R. M. Lerner (Eds.), Handbook of child psychology: Vol. 1. Theoretical models of human development (6th ed., pp. 569-664). New York: Wiley. Bronfenbrenner, U. (1979). The ecology of human development. Cambridge, MA: Harvard University Press. Danish, S.J. (1981) Life-Span Human Development and Intervention: A Necessary Link. The Counseling Psychologist, 9(2), 40-43. Dulcey Ruiz, E; Valdivieso, C.U. (2002) Psicología del ciclo vital: Hacia una visión comprensiva de la vida humana. Revista Latinoamericana de Psicología, 34(1-2), 17-27. Elder, G.H. Jr. (1998). The life course as developmental theory. Child Development, 69, 1–12. Erikson, E.H. (1959). Identity and the life cycle. New York: International University Press. Grob, A., Krings, F. & Bangerter, A. (2001). Life markers in biographical narratives of people from three cohorts: A life span perspective in its historical context. Human Development, 44, 171-190. Kohli, M. (1986). Social organization and subjective construction of the life course. In A.B. Sprensen, F.E. Weinert & L.R. Sherrod (Eds.), Human development and the life course: Multidisciplinary perspectives (pp. 271–292). Hillsdale, NJ: Erlbaum. Labouvie-Vief, G. & Diehl, M. (1999) Self and personality development. En J. C. Cavanaugh & S. K. Whitbourne (Eds.) Gerontology: An interdisciplinary perspective. (pp. 238-268). New York: Oxford University Press. Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca (Original: 1984). Moos, R.H. & Schaefer, J. (1993). Coping resources and processes: Current concepts and measures. En L Golberger & S. Breznitz (Eds.), Handbook of stress: Theoretical and clinical aspects.(2º ed.), (pp. 234-257). Nueva York: Kree Press. Neugarten, B. L. (1996) Los significados de la edad, Barcelona: Editorial Herder. Neugarten, B. L. (1977). Personality and aging. En J. E Birren y K. W. Schaie (eds.), Handbook of Psychology of Aging, Nueva York: Van Nostrand Reinhold, 626-649. Reese, H. W., & Smyer, M. A. (1983) The dimensionalization of life events. En E. J. Callahan & K. McClusky (Eds.), Life-span developmental psychology: Non-normative life events. New York: Academic Press. Schlossberg N. K. (1981). A Model for Analyzing Human Adaptation to Transition. Editor´s Announcement: Majors contributions. The Counseling Psychologist, 9(2), 2-16. Smyer, M.A. (1984). Life Transitions and Aging: Implications for Counseling Older Adults. The Counseling Psychologist: 12(2), 17-28. Wapner, S., & Craig-Bray, L. (1992). Person-in-environment transitions: theoretical and methodological approaches, Environment and Behaviour, 24(2), 161-188. Introducción a la Psicología Institucional Vitale, Nora; Méndez, Cecilia; Volz, Flavia. Introducción El presente trabajo es una aproximación al conocimiento de la Psicología Institucional y surge a partir de la inquietud del alumnado, como así también de muchos de los organismos que nos consultan, sobre la especificidad de la este campo. Nuestro desarrollo profesional, tanto desde la Psicología como desde la docencia universitaria, se enmarca en el campo disciplinar de la Psicología Institucional. José Bleger, precursor del trabajo institucional en Argentina, escribe: Psicología institucional –tal como la entiendo aquí es un capítulo reciente en el desarrollo de la psicología, y nadie puede, en la actualidad, ostentar ni apoyarse en una vasta experiencia. Tampoco puedo yo; mi experiencia personal directa es hasta ahora limitada e incluye fundamental y casi únicamente organismos hospitalarios y educacionales (1966: 44). Han transcurrido más de cuarenta y cinco años de los planteos del autor y el devenir de la historia nos permite ampliar los campos señalados por Bleger. Si bien los organismos hospitalarios y educacionales son los que más recurren, aún hoy, al trabajo del psicólogo institucional, no es menos cierto que la complejidad actual de los vínculos institucionales impulsa a organizaciones de diferentes temáticas religiosas, económicas, forenses, etc. a solicitar una consulta institucional. En virtud de ello, en el presente trabajo nos proponemos: • Caracterizar el ámbito institucional en el cual se estudian y abordan los fenómenos de las agrupaciones humanas, • Especificar diversos modelos conceptuales desde los cuales trabaja la Psicología Institucional, 1 • Introducir algunas estrategias metodológicas del trabajo del psicólogo institucional, • Clarificar el marco institucional dentro del cual dichas técnicas se utilizan, • Ampliar el campo de inserción laboral del psicólogo, abriendo un abanico de posibilidades teóricas y prácticas que permitan repensar nuestro rol como profesionales de la salud. Desarrollo La Psicología Institucional aparece fundamentalmente bajo esa denominación, en Argentina, como campo definido por dos autores: José Bleger y Fernando Ulloa. Ambos autores, atendiendo los aportes de Pichón Riviere, motivaron en la década del ´60 el interés por el objeto institucional. Por la función formadora en el ámbito universitario y la importante producción de conocimiento que asumieron, son considerados los fundadores y pioneros en este campo. Bleger sostiene que la Psicología Institucional surge a partir de la necesidad del psicólogo de ubicarse socialmente de diferente manera, “volcando su quehacer hacia actividades sociales de más envergadura, trascendencia y significación” (Ibíd.). Para ello, precisa el autor, es necesario pasar de una perspectiva individual a una social, reconsiderando los marcos teóricos a la vez que extendiendo el ámbito de trabajo. En definitiva, lo que Bleger plantea es que el psicólogo tiene la posibilidad de centrar su tarea en la psicohigiene (promotora de salud) antes que en una actividad psicoterapéutica (enfermedadcura). La Psicología Institucional es uno de los abordajes que puede tener el fenómeno de lo institucional. Desde nuestro posicionamiento epistemológico, la consideramos como una práctica profesional que se desarrolla e interviene en organizaciones que consultan por conflictos en las relaciones interpersonales y en/con la tarea, es decir, por conflictos institucionales. En este sentido, es un campo de investigación principalmente cualitativa y, a su vez, un campo de investigaciónacción: se explora, se relevan datos, se los 2 procesa y, al mismo tiempo, se van produciendo efectos sobre el propio campo que está siendo objeto de investigación. Analizar las organizaciones implica estudiar su estructura, su dinámica, las prácticas laborales y, especialmente, los atravesamientos institucionales que las recorren. Para ello es menester preparar la estrategia general del profesional en el trabajo institucional, es decir la forma en que se deben administrar los conocimientos y las técnicas. El psicólogo es un profesional de la salud que adquiere en su formación instrumentos y técnicas para trabajar en diversos ámbitos: entrevistas, encuestas, técnicas grupales, el libre discurrir, la escucha psicoanalítica y la interpretación, entre otras. Para trabajar desde la Psicología Institucional se debe considerar el ámbito de intervención dentro del cual dichas técnicas serán utilizadas, la pertinencia y la forma en que se deben administrar los conocimientos y losprocedimientos adecuados. Se trabaja fundamentalmente en el plano discursivo, tratando de encontrar los significados de los conflictos interpersonales y con la tarea, pero sin perder de vista los factores determinantes del contexto sociohistóricopolítico. De este modo, la Psicología Institucional combina los campos institucional e individual y confluye en uno donde está presente lo psicológico individual y lo psicológico colectivo. Es en este sentido que el abordaje toma en cuenta los vínculos intersubjetivos en ámbitos donde los aspectos conscientes, preconscientes e inconscientes constituyen una trama libidinal signada por los aspectos sociales, culturales e históricos. Dado que el abordaje de la Psicología Institucional es en las organizaciones, las instituciones y las prácticas que en ellas se desarrollan, debe puntualizarse una diferenciación en relación a la segunda. Existe una doble acepción del término institución (Ulloa, 1969); en un sentido amplio refiere a un sistema de regulaciones sociohistóricoculturales, a la sociedad con sus marcos regulatorios, económicos, jurídicos, culturales y políticos. Desde este punto de vista debe ser entendida como predeterminando el actuar, el pensar y el sentir de los sujetos en tanto plasmaciones sociales instituidas por la ley y las costumbres. Las instituciones nos preexisten, regulan nuestras relaciones y nos dan pertenencia e identidad. Por lo tanto, otorgan un 3 marco regulatorio, no solo externo, sino también constitutivo del aparato psíquico. Es por ello que les adjudicamos perennidad, que nos mueve a imaginarlas inmortales, permanentes en algún lugar de nuestra personalidad (Kaës, 1989). La otra acepción es en sentido restringido y es sinónimo de organización o establecimiento. En esta segunda acepción, las instituciones se convierten en el objeto visible, recortado, al cual se dirige el psicológico institucional. La organización es, entonces, un sistema social, limitado y acotado que existe para el cumplimiento de fines más o menos precisos, con niveles jerárquicos diferenciados y distribución de roles y tareas (Schlemenson, 1991). Las organizaciones son la materialización de las instituciones o, dicho de otra forma, las instituciones se plasman en las organizaciones y las atraviesan. Con atravesamiento nos referimos a que las instituciones determinan aspectos de las interacciones que se establecen en las organizaciones, aquellos modos de hacer y de pensar que allí se producen y se reproducen en la sociedad. Las instituciones constitutivas de toda sociedad –lenguaje, sexualidad, trabajo, sistema de creencias (Baremblitt, 1992) y las singulares formas organizacionales –familia, escuela, empresa, club, entre otras constituyen el macro contexto moldeador de los psiquismos desde la incidencia históricocultural que tiene efectos productores sobre los sujetos. El sujeto nace y vive en las instituciones permanentemente, ellas lo van creando y moldeando. Por este motivo, las instituciones poseen un carácter fundante, tanto en el plano social como en la constitución del psiquismo individual. Esta afirmación se apoya en los escritos sociales de Freud (1948) y en las teorizaciones de Kaës (1989) acerca de la función del apuntalamiento psíquico de las instituciones y de las formaciones intermediarias. Ambos autores son una fuente de referencia para el psicólogo institucional en tanto permiten pensar al sujeto y a las instituciones desde una perspectiva psicoanalítica. De lo hasta aquí señalado, se desprende que una organización no puede reducirse a una sola institución y es por ello que el objeto de estudio de la Psicología Institucional es complejo, heterogéneo y posee numerosos atravesamientos. 4 Así como la organización y la institución son objeto de análisis, interpretación e intervención, también lo son las prácticas instituidas de orden laboral y profesional. Las tareas que los sujetos desarrollan dentro de las organizaciones aparecen, en general y desde sus propios discursos, como una práctica fallida, conflictiva y/o sufriente. Desde la escucha de este sufrimiento institucional es que el psicólogo realiza el análisis de las prácticas, tratando de descifrar lo que los sujetos conocen, y lo que no, de las tareas que son consideradas como fuente de malestar. Cuando surge una demanda por conflictos institucionales, resulta insoslayable que en algún un momento de la consulta emerjan, por parte de los consultantes, obstáculos en la realización de sus prácticas o en el trabajo específico. En este punto, se vuelve imprescindible explicitar, delimitar y delinear el perfil profesional del psicólogo institucional, siguiendo a Bleger (1966). El objetivo siempre deberá ser el de la psicohigiene, es decir, lograr la mejor organización y las condiciones que tienden a promover salud y bienestar de los miembros de la institución. El psicólogo institucional funciona como un técnico de la relación interpersonal, de los vínculos humanos y un técnico en la explicitación de lo implícito, es decir, en poner en palabras lo no dicho, en develar lo latente de la institución a partir de lo manifiesto. Es un profesional que ayuda a comprender los problemas y todas las variables posibles de los mismos aunque nunca decide, ni resuelve ni ejecuta. Su rol es más bien el de un asesor, un consultor externo que coconstruye con los consultantes una posible salida al malestar institucional que motivo la consulta. En base a la heterogeneidad y complejidad del abordaje de las instituciones arriba desarrollado, es que la Psicología Institucional necesita de una multiplicidad de miradas, enriquecidas por los aportes de las diferentes disciplinas. Es así como se vale de los aportes metodológicos y conceptuales de diferentes campos de la Psicología. El Psicoanálisis aporta comprensión a la estructuración libidinal de un colectivo, a la fantasmática que lo recorre, a cómo se organiza, se cohesiona y bajo qué ideales. También se toma de esta rama el método clínico, entendiéndolo como una indagación operativa donde se observan detalladamente y de manera completa los sucesos; se 5 comprende el significado de los mismos y cómo se relacionan; se interpreta, señala o reflexiona sobre dicha comprensión para realizar una hipótesis que será verificada, ratificada o rectificada. Todo este proceso se lleva a cabo dentro de un encuadre riguroso, que permite darle una constancia a las variables. Este aporte resulta central en el abordaje de la Psicología Institucional Psicoanalítica. La Psicología del Trabajo contribuye con conceptos y herramientas para comprender una organización concreta, ya que en el seno de toda organización hay una tarea, un trabajo que se realiza. La Psicología Política nos permite analizar cómo se despliega el poder dentro de las organizaciones, bajo qué preceptos y las posibles consecuencias de su devenir. Así mismo, consideramos los aportes de diferentes disciplinas. La Antropología estudia las formas en que la cultura se establece cohesionando grandes colectivos a través de las argumentaciones míticas. Analizar los mitos de una organización nos ayuda a comprender el significado de las ideologías y los valores de un grupo humano específico. La Sociología es la vía regia para analizar los fenómenos colectivos producto de la interacción social de los sujetos. Nos brinda conceptos centrales, tales como implicación y analizador, que resultan centrales para comprender los momentos no sólode la organización abordada sino también del propio equipo consultor. La Historia nos permite recuperar la memoria institucional, la memoria que en las organizaciones vamos a encontrar bajo la forma de relatos fundacionales; la fundación, el momento de origen es central para comprenderlas. Desde nuestra perspectiva, el recordar para no repetir resulta cuasi central en el trabajo del psicólogo institucional. Conclusión La Psicología Institucional promueve la comprensión de los avatares institucionales cotidianos: requiere una lectura y una interpretación de los hechos sociales. Pensar las instituciones hoy, recorrer su historia, develar su estructura, ocuparnos del sufrimiento 6 de los sujetos dentro de ellas, es una forma de sostener las instituciones de la democracia en este momento particular de nuestra historia. El hecho de repensar sobre nuestras prácticas y nuestro rol profesional nos invita a reflexionar críticamente y a analizar las acciones realizadas para introducir así mecanismos de corrección de rumbo, de reconocimiento de errores, de transformación de patrones tanto en el ámbito de la docencia como en el de trabajo institucional. Finalmente, sabemos que nuestro intento de articular conceptos para caracterizar una práctica y un ámbito de trabajo, la Psicología Institucional, tropieza con el obstáculo de requerir una enumeración extensa de conceptos teóricos, frente a lo cual hemos resignado el desarrollo pormenor de algunos de ellos en pos de favorecer un acercamiento más abarcativo y general del quehacer del psicólogo institucional. Referencias bibliográficas • Baremblitt, G. (1992). Compendio de Análise Institucional e Outras Correntes. Brasil: Ed. Rosa dos Tempos. • Bleger, J. (1966). Psicohigiene y Psicología Institucional. Buenos Aires: Paidós. • Freud, S. (1948). “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”, en Obras Completas. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva. • Kaës, R. (1989). “Realidad Psíquica y Sufrimiento en las Instituciones”, en Kaës et al (Comps.) La Institución y las Instituciones. Buenos Aires: Paidos. • Schlemenson, A. (1991). La Perspectiva Ética en el Análisis Organizacional. Buenos Aires: Paidós. • Ulloa, F. (1969). "Psicología de la Instituciones. Una Aproximación Psicoanalítica", en Revista de Psicoanálisis, Vol. XXVI, Nº 1. Buenos Aires: APA. 7
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