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Revista Latinoamericana de Psicología ISSN: 0120-0534 direccion.rlp@konradlorenz.edu.co Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia Tyler, Forrest B. La psicología comunitaria y sus implicaciones para los países en vías de desarrollo Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 16, núm. 2, 1984, pp. 291-307 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80516208 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto http://www.redalyc.org/revista.oa?id=805 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80516208 http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=80516208 http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=805&numero=9670 http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80516208 http://www.redalyc.org/revista.oa?id=805 http://www.redalyc.org REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGIA 1984 VOLUMEN 16 - NfI 2 291-307 LA PSICOLOGIA COMUNITARIA y SUS IMPLICACIONES PARA LOS PAISES EN VIAS DE DESARROLLOl FORREST B. TYLER· University 01 Maryland The development of community psychology es presented, with em- phasis in its origins in the United States. There have been three re- volutions in mental health: Pinel's revolution, Freud's revolution, and the community psychology revolution. The later one began in tbe 60's in a formal sense. The importance of the Community Mental Health Centers Acts of 196~is presented. The role of the Swampscott Conference in the development of community psychology is indicated. Also the in- fluence of the Vail Conference and the Austin Conference is pointed out. Little by little community psychology became an accepted field, with its own frame of reference and íts own professional structure, Its relevance for developing countries is very great. Los enfoques comunitarios en la psicología contemporánea en los Estados Unidos se han desarrollado solo en épocas recientes. Una comunidad auto-identificada, cohesiva y auto-sostenida de psicólogos comunitarios solo puede decirse que ha existido durante una década. Parece muy prematuro escribir una historia comprensiva de la psi- cología comunitaria. Sin embargo existen importantes elementos, perspectivas, enfoques e incluso hechos, que nos han llegado de esos esfuerzos tempranos y formativos. Yo he tratado de presentarles estos desarrollos a los psicólogos de dos países en desarrollo del tercer 1 Este articulo es el resultado de las experiencias del autor en Colombia y en la India. Durante 1982, trabajó como Fulbright Lecturer en Bogotá, Co- lombia. En 1982-198~fue profesor investigador visitante en la Universidad Alla- habad, en Allahabad, India, gracias a una ayuda indo-americana. • Dirección: Forrest B. Tyler, Department of Psychology, University of Ma- ryland, College Park, Maryland 20742, USA. 292 TYLER mundo, Colombia y la India. Ese esfuerzome ha llevado a creer que la experiencia de los Estados Unidos proporciona algunas lecciones pata aprender, algunos elementos que compartir, algunos problemas que anticipar y algunos modelos y métodos sobre los cuales y con los cuales construir. El presente artículo es un esfuerzo para brindar una historia seleccionada y parcial de los orígenes de la psicología comunitaria, y una visión general de su status presente y de su curso propuesto de desarrollo. Se escribe con la esperanza de que posea valor heurístico para los psicólogos del tercer mundo. LASTRES REVOLUCIONES EN SALUDMENTAL El movimiento de salud mental comunitaria es una de las raí- ces de la psicología"comunitaria, y de hecho, la psicologíacomu- nitariaes con frecuencia una parte indistinguible de dicho movimien- to. El movimiento de salud mental comunitaria se considera gene- ralmente como la tercera revolución en salud mental (Hobbs, 1964). Una breve expedición en la naturaleza de estas revoluciones parece ser un adecuado lugar para iniciar nuestro camino y trazar los orígenes de los enfoques comunitarios en psicología. .. Laprimerá reoolucion en la salud mental está señalada por el trabajo de Pinel para librar a los pacientes mentales de sus cadenas, en las prisiones deParís en la época de la revolución francesa (Reís- man, 1976). Su acción inició y simbolizó un cambio desde un ethos predominante de considerar a estos individuos como criminales o po- seídos por el demonio, a otro ethos en el cual se les consideraba como enfermos que necesitaban un tratamiento humanitario. El cambio paradigmático, como se le denomina hoy en día, surgió de una tran- sición más generaren el-mundo occidental, hacia la actitud de darles un sentido de dignidad, de valor y de carácter de persona a todos los individuos. En consecuencia, se extendió rápidamente desde Fran- fÍa a Inglaterra y los Estados Unidos. ,Sin embargo, como sucede con todas las revoluciones, esta pri- In_eraen salud mental estaba desde muchos puntos de vista, adaptada á S\l época-En otras formas introdujo ideas quena iban a ser acep- tadas hasta que tuvieran lugar nuevas revoluciones. Benjamín Rush, un importante psiquiatra norteamericano y signatario de la Declara- ción de Independencia de los Estados Unidos, fue pionero en esta primera revolución de salud mental en Norteamérica. Aunque fue muy brillante, también estuvo limitado por su época y su cultura. Creyó en la esclavitud y en que_los negros estaban locos por su ne- gI#a. Como esta condición no se podía remediar, propuso que la Q{1.~~-il solución era. impedir que se reprodujeran hasta que su raza se extínguierav.Por el contrario Eli To<ld,.otro eminente psiquiatra norteamericano y líder del tratamiento humanitario de los enfermos mentales, luchó por lograr que .en. una democracia todos se: consi- PSICOLOGIA COMUNITARIA 293 deraran responsables por estas desafortunadas personas.' Consideró que la vida en una democracia engendraba esperanzas' de tener-una vida mejor, que se frustraban cuando la persona adquiría una de estas enfermedades mentales. Otro líder del tratamiento humanitario para los enfermos mentales fue Dorothea Dix. Aunque ella no era UIl profesional de la salud mental, dedicó su vida a realizar esfuerzos personales incansables y campañas públicas que efectivamente demos- traron y promovieron los méritos de un tratamiento humanitario de los enfermos mentales. Los puntos de vista de Todd y de Dix se anticiparon a una orientación comunitaria de los problemas humanos. Sin embargo, ni esta orientación ni del tratamiento humanitario que ellos proponían sobrevivieron al crecimiento de las ciudades norteamericanas y al in- flujo de literalmente hordas de inmigrantes. Su diversidad .trascendió en mucho la capacidad asimilativa de los anglosajones predominan- tes en Jos Estados Unidos. No podían extender suficientemente sus criterios de lo que era un ser humano, ni hacerlo con suficiente rapidez. A finales del siglo XIX la doctrina del tratamiento huma- nitario para los enfermos mentales, era generalmente ignorada. En esa época surgió la segunda revolución en la salud mental, en Europa. Muy pronto encontró un hogar más confortable en los Estados Unidos. Esa revolución surgió de la obra y de las ideas de Sigmund Freud. Afirmó que la enfermedad mental, o al menos la neurosis, es psicológica por naturaleza. Sin embargo las neurosis no se consideraban principalmente Como de origeIl social, sino que se pensaba que eran males individuales. Más aún, se consideró que eran remediables por medios psicológicos, esto es, por conversaciones te- rapéuticas con un profesional especialmente entrenado, y no .sim- plemente por medio de un tratamiento humanitario. Esta revolución hizo que los profesionales y el público volvieran su atención en di- rección contraria a los factores sociales o comunitarios, en la etiolo- gía y tratamiento de los trastornos, y que dejaran de involucrarse a las personas no entrenadas enla solución y curación de las enfer- medades mentales. En esa misma época los psicólogos en los Estados Unidos esta- ban trabajando en aplicaciones más directas y empíricas de su pis- ciplina. William James, tal vez el más distinguido psicólogo de Norte- américa en ese momento, estaba profundamente involucrado en el movimiento de higiene mental y consideraba que era posibleentre- nar a la gente a tener hábitos mentales positivos (Reísman, 1976). En los principales centros urbanos se crearon Casas de Asentamiento, que surgieron más por las preocupaciones humanitarias de los ciu- dadanos que por las profesiones de ayuda. Dichas casas fueron im- portantes instrumentos en el concepto de "olla de mezclar" (melting pot) de Estados Unidos. Proporcionaban centros para ayudar a cuí- 294 TYLER dar y socializar muchos inmigrantes en el "estilo de vida norteamerí- cano" (Levine y I..evine, 1970). La ciencia de la psicología estaba, encontrando un área de apli- cación en el campo de la educación, especialmente en la selección de .los que se consideraban por encima de lo normal en sus capaci- dades, y de aquellos otros que se creía que necesitaban cuidado remedial o custodia. Esté desarrollo ayudó al movimiento psicomé- tríco, a la dudosa medición de la inteligencia, y eventualmente a los esfuerzos fallidos por esterilizar selectivamente a la gente y por tener políticas de inmigración adecuadas, a fin de evitar el deterioro del calibre intelectual de la ciudadanía. Afortunadamente en la década de 1920 los psicólogos estaban contribuyendo a un movimiento so- cial mucho más constructivo y positivo, el movimiento de orientación infantil. Ese movimiento buscaba aumentar la inteligencia de los niños de bajos puntajes y mejorar su bienestar psicológico por me- dios ambientales y terapéuticos. Sin embargo en un nivel social más amplio los altibajos sociales del mundo y las depresiones económicas de la década de 1930 no se consideraban como psicológicas ni socia- les. Se creía que eran exclusivamente económicas y políticas. Brevemente, con la llegada de la 11 Guerra Mundial, los psicó- logos de los Estados Unidos consideraron que podían contribuir más adecuadamente a los esfuerzos de la guerra por medio de la selec- ción y el entrenamiento del personal militar y por el diagnóstico individual y la terapia de los problemas psicológicos. En realidad fue solo a finales de la guerra que a los psicólogos se les concedió status oficial y reconocimiento público como una de las cuatro dis- ciplinas' fundamentales de la salud mental -psiquiatría, psicología clínica, trabajo social psiquiátrico y enfermería psiquiátrica. Ese sta- tus, aunque era algo por lo cual se había luchado, comprometió aún más' a la disciplina con el concepto de la segunda revolución en la salud mental; o sea, con la creencia de que los trastornos psico- lógicos son individuales e intrapsíquicos. Incluso durante la 11 Guerra Mundial hubo precursores que hablaron de la necesidad y del potencial de nuevas conceptualízacio- nes del funcionamiento humano individual. Un desastre que tuvo lugar en un ClubNocturno hizo que los psiquiatras Eríc Lindemann y Gerald Caplan tuvíeran la responsabilidad de hablar con centena- res de sobrevivientesy con. los .paríentes de los que. murieron eh el incendio. Encontraron que había una pauta de duelo característica, limitada al tiempo, y formas de ayudar a solucionar el duelo. Tam- bién encontraron que si no se lograba solucionar el problema, las pautas debilítadoras se presentaban de nuevo. Así que desarrollaron el concepto activo y orientado psicológicamente de un enfoque para intervención en crisis. Igualmente concibieron la pauta característi- ca de respuesta a la crisis como algo natural y de hecho corno algo PSICOLOGIA COMUNlT ARIA 295 saludable, no como algo patológico ni como signo de debilidad (Lin- demann, 1944). . Más directamente relacionado con la guerra fue un descubrimien- to acerca del tratamiento de personal militar, especialmente del que estaba en combate, que sufría de trastornos psicológicos relacionados con la guerra. Retirarlos de la zona de combate y llevarlos a hospita- les mentales tradicionales parecía servir únicamente para institucio- nalizar sus problemas. Lo que se encontró que era más efectivo era tratarlos cerca de la zona de combate y regresarlos rápidamente a sus unidades. Este último enfoque se centraba en su compromiso con sus camaradas y los utilizaba como grupo primario de apoyo para devolverles a estos soldados su sentido de adecuación y su habilidad para funcionar adecuadamente (Reísman, 1976). En los Estados Unidos después de la guerra hubo un regreso a un enfoque más conservador e individual de patología y su tra- tamiento, junto con una campaña importante y respaldada pública- mente que incluía entrenar suficientes terapeutas, entre ellos psicó- logos clínicos, para satisfacer las necesidades de los veteranos que regresaban de la guerra. En la psicología el compromiso con este esfuerzo fructificó en 1949 con la Conferencia Boulder sobre entre- namiento en psicología clínica. Sus recomendaciones institucionali- zaron la educación del psicólogo clínico en un modelo integrado, científico y profesional, con la psicología académica como ciencia básica, y con el diagnóstico individual y la terapia -más un inter- nado en un ambiente médico- como la base profesional (Raimy, 1950) . No fue sino hasta mediados de la década de 1950 que se pre- sentaron las primeras peticiones formales para que los psicólogos asumieran un rol más amplio. En una conferencia respaldada por el Instituto Nacional de Salud Mental sobre Psicología y Salud Men- tal (Strother, 1956), el director de dicho Instituto, un psiquiatra, urgió a los psicólogos a que asumieran un rol más amplio, de "ge- neralistas creativos" como parte de un esfuerzo nacional para defí- nir y trabajar hacia el logro de la salud mental para los ciudadanos. Esa conferencia anticipó una exploración aún más global de las neo cesidades de salud mental del país. El establecimiento de la salud mental se enfrentó en la década de 1950 con una administración política conservadora que buscaba reducir los compromisos públicos en los servicios de salud, entrenamiento e investigación. Respondió a esto dando apoyo a un estudio nacional masivo bajo la dirección de una Comisión Conjunta sobre Salud y Enfermedad Mental, de carácter interdisciplinario (foint Commission on Mental Illness and Health. 1961). A pesar de su rango y de su amplitud, el informe final de la Joint Commission fue tímido y equívoco. El reporte recomendó que 296 TYLER se removiera la gente de los grandes hospitales mentales custodiales y que se la tratara en la comunidad. Introdujo también el concepto de salud, mental positiva, y lo respaldó. Sin embargo contemporizó insistiendo en que los conocimientos de la época eran insuficientes para justífícarque se llevara' a cabo un cambio radical en las polí- ticas' públicas, e .insistiendo por lo tanto en que se investigara mu- chísimo más en estos problemas. Afortunadamente sus documentos de base eran muy completos, y su evidencia era adecuada. Por ejem- plo, los estudios. sobre recursos humanos de la Comisión indicaron irrefulablementeque' era' imposible entrenar suficientes terapeutas individuales para' satisfacer las necesidades de salud mental de la gente. El' ambiente estaba listo, por lo tanto, para un cambio radical en nuestra concepción de la enfermedad y de la salud mental. Este cambio fue la tercera revolución en la salud mental, cama conse- cuencia de los problemas sociales de la década de 1960. Era la época de la recién elegida administración Kennedy. Se basó y se apoyó en el concenso público acerca de la necesidad de un cambio social radical Su meta fue mejorar el status y la vida. de los pobres, los incapaci- tados y los grupos contra los cuáles se discriminaba. Se hizo propor- cionándoles acceso, a las oportunidades de la sociedad, a sus ayudas y beneficios. '. En el campo de la .salud mental la legislación básicafue el Community Mental HeaÚh Centers Act, de 1963 (Korchin, 1976). Esa ley formalizó el compromiso de' la sociedad para brindar, si no bienestar psicológico, al menos solución a los problemas más graves de carácter psicológico. Autorizó y financió la creación a lo largo yancho del país de Centros Comprensivos de Salud Mental Comu- nitaria. El país se dividió en áreas entre 75.000 y 200.000 personas, cada una de las cuales debía tener uno de estos Centros. Más aún, cada Centro era tesponsable de la salud mental de las personas que estaban dentro de su rango de acción. , En concepción, estructura y función, tales Centros mezclaron lo conservador y 10 innovador. Debían estar bajo control .médico(lo que era conservadorj, pero debían involucrar a los miembros de la comunidad en suplaneación e implementación (innovador). Se re- CJuería que proporcionar~~. cuidado hospitalario ,y consulta externa a los pacientes (conservador) ; ,se, requería igualmente que brindaran hospitalizacjónparcial, servicios. de emergencia 'de 24 horas, y con- sulta -de salud mental y educación a las agencias comunitarias y a los profesionales no asociados con la" salud mental (innovador). Se re- comendaba aunqueno se exigía, que brindaran servicios de diagnóstico (conservador) 'Y también servicios de rehabilitación y cuidado po~te- rior, entrenamiento, investigación y evaluación (innovador). Aunque se mirara desde elpunto de vista más conservador" la implementación de' esta medida sacó a los pacientes de salud mental de hospitales l'SICOLOGIA COMU;\;ITARIA 297 mentales aislados y de, custodia y los colocó en la comunidad (in- novador), pero la comprensión y el control de su destino se mantuvo dentro del marco de referencia de un modelo de patología médica, bajo el control de la profesión médica (conservador). Los psicólogos habían estado activos en los trabajos de la Co- misión y en la organización de los Centros. También habían contri- buído sustancialmente a la investigación, a la programación y entre- namiento que dió forma a las nuevas empresas. Sin embargo no estaban satisfechos con el dominio continuado de las ideas médicas ni con el control por parte de los médicos. Su respuesta fue mul- tidimensional. Participaron en los Centros, lucharon para que se ampliaran los conceptos en los cuales se basaban dichos Centros, y comenzaron a proponer alternativas. Como sucede con frecuencia con los psicólogos en los Estados Unidos, sus esfuerzos fueron amplios, comprensivos, con mucha comunicación, e incluyeron varias confe- rencias nacionales .. Dichas conferencias se organizaron y respaldaron por los participantes o futuros benefactores, incluyendo la estructura gubernamental de la American Psychological Association, y el go- bierno federal a través del Instituto Nacional de Salud Mental. Se buscó que hubiera impacto público. A su vez moldearon y fueron moldeados por las fuerzas públicas. La primera de estas conferencias se denominó Conferencia Swampscott, porque tuvo lugar en ese pe- queño pueblo de Nueva Inglaterra a orillas del mar, a comienzos de la primavera de 1965 (Bennett, Anderson, Cooper, Hassol, Klein y Rosenblum, 1966). Sus participantes fueron principalmente psicólo- gos directa o indirectamente involucrados en la salud mental comu- nitaria. Sin embargo sus limitaciones los llevaron a pensar en una nueva concepción de sí mismos y de la empresa comunitaria. En 5 días de trabajo llegaron al consenso de. enfatizar la psicología co- munitaria.No estaban, sin embargo, exclusiva ni principalmente in- teresados en la salud mental comunitaria ni en la prevención de las enfermedades mentales. PSICOLOGIA COMUNITARIA Habiéndose definido como psicólogos comunitarios, y su campo de trabajo como psicología comunitaria, buscaron explicar lo que querían decir con tales términos. Tales psicólogos definieron un rol para realizar y una pauta de educación y. entrenamiento para pre- parar a sus sucesores. Luego delinearon una serie de áreas de inves- tigación que parecían especialmente importantes para la compren- sión y elaboración del área recién creada. Estuvieron de acuerdo en que su rol debería ser el de partíci- pante-eonceptualizador. Rechazaron como inadecuados los roles del científico y del clínico no involucrados. Enfatizaron que los psicó- logos comunitarios deben volverse participantes involucrados en sus 298 TYLER empresas comunitarias y con las personas de la comunidad con las cuales trabajan. Sin embargo también deseaban mantener sus habi- lidades conceptuales que habían tenido importancia capital en su educación como psicólogos.· . Recomendaron que el modelo educativo para entrenar psicólo- gos comunitarios fuera ante todo, diferente del modelo médico. Que fuera un modelo interdisciplinario basado en la psicología y en otras ciencias sociales y del comportamiento. Reconocieron la nece- sidad de desarrollar currículos relevantes explorando diferentes en- foques. No, eliminaron la necesidad de incluir en dicha educación el activismo social y político, lo mismo que el activismo psicológico. Finalmente enfatizaron que su entrenamiento en investigación de- bería centrarse en extender los enfoques de investigación en psicolo- gía, en forma tal que se pudiera aplicar a los nuevos problemas que surgían en la psicología comunitaria. Identificaron las siguientes seis áreas de estudio: (1) las per- sonas en sus comunidades, con especial atención al impacto del ambiente físico y social sobre ellos como individuos, además del im- pacto como miembros de organizaciones sociales; (2) las reacciones de la gente al cambio planeado, tal como se evaluaban estudiando diferentes estrategias de intervención social; (3) la investigación bá- sica sobre las relaciones entre las condiciones socio-culturales y el funcionamiento de la personalidad." con el fin de aprender la ma- nera como las personas manejan el stress; (4) el examen de los efectos de la organización social sobre los individuos, especialmente sobre poblaciones de alto riesgo, y la utilidad de organizaciones so- ciales alternativas para reducir el stress; (5) el potencial para faci- litar el cambio socio-organizacional modificando factores motívacío- nales y de personalidad en los individuos; y (6) la investigación eva- luativa sobre la consulta y otros procesos de cambio social. En esta forma los participantes en la Conferencia comenzaron a realizar una nueva integración dentro de la psicología, caracterizada por un rol más participante (de participante conceptualizadorj, una base edu- cativa diferente (interdisciplinaria, de ciencias sociales y del compor- tamiento), y en un dominio predominantemente diferente (las in- terrelaciones entre los individuos y la sociedad, y el cambio social planeado. Durante este mismo período de tiempo otros dos psicólogos ha- bían estado muy activos en la Comisión Conjunta y estaban surgien- docomo Iíderes nacionales en psicología para promover una posición de política pública sin precedentes, presentada por la American Psy- chological Associatíon, Eran Nicholas Hobbs, un psicólogo clínico, y M. Brewster Smith, un psicólogo social. En 1964 Hobbs había afirmado que "la enfermedad mental no es la desgracia privada de un individuo sino un problema social, ético y moral; una responsa. bilidad de la comunidad total". Ese tema fue la columna vertebral PSICOLOGIA COMUNITARIA 299 de un artículo respaldado oficialmente (Smith y Hobbs, 1966)diri- gido a los emergentes Centros de Salud Mental Comunitaria. El tra- bajo también enfatizó el control comunitario de las metas de los centros y de sus políticas, como algo esencial. Los Centros debían servir a la comunidad (no a los profesionales) y hacerlo en ciertas formas específicas. Los Centros deberían ser activos en la prevención de problemas emocionales por medio de su detectación temprana y de su tratamiento, y trabajando con las agencias sociales. Los pro- fesionales de los Centros deberían ayudar al sistema social de la comunidad a funcionar efectivamente, proveyendo consulta y bus- candola coordinación de todos los servicios de la comunidad. Más aún, los Centros deberían brindar servicios incluso a los que nor- malmente no los buscan y a los que no encajan en los programas existentes; por ejemplo alcohólicos, drogadictos, ancianos, delincuen- tes y retardados mentales. La mayor parte de los psicólogos simplemente no estaban edu- cados para pensar en estas nuevas metas o para desempeñar estos nuevos roles. Ni sus habilidades investigativas eran relevantes para generar la información que se necesitaba para desempeñar las nuevas tareas y para evaluar su éxito. En consecuencia, se incluyeron también recomendaciones acerca de la educación de los psicólogos l otros especialistas que se necesitaban. Específicamente, los autores recomendaron que se entrenara a los psicólogos como agentes de cambio social, no necesariamente como terapeutas. Más aún, era preciso enseñarles habilidades de investigación relevantes, y de eva- luación de programas, para estudiar y guiar las nuevas empresas. Finalmente, se necesitaban más manos. La psicología sola nunca po- dría proporcionar suficientes recursos humanos; además no todas las nuevas tareas requerían entrenamiento profesional. En consecuencia, se recomendaba que los psicólogos participaran en el entrenamiento de trabajadores de la salud mental en varios niveles, subdoctorales, para que esos profesionales realizaran muchas de las actividades psi- cológicas que se habían planeado. De modo que una declaración pública de los psicólogos de la nación respaldó y alentó la mayoría de las pautas de pensamiento y dirección presentadas en la Con- ferencia Swampscott . . Sin embargo el curso del cambio social nunca es suave. Losnor- teamericanos, incluyendo los psicólogos, pronto se dividieron acerca de la forma y direcciones del área y acerca del cambiante clima so- cial y político del país. Con los enormes problemas de la guerra de Vietnam se presentó un vuelco hacia una administración más con- servadora políticamente. Los psicólogos comunitarios y otros acti- vistas y orientados al cambio social, pronto encontraron que se les cuestionaba su legitimidad, y que su respaldo político, disciplinario y fiscal se erosionaba rápidamente. A pesar de esto, un número cre- ciente de psicólogos decidieron seguir adelante. Otra conferencia psi- 300 TYLER cológíca, financiada por el Instituto Nacional de Salud Mental se reunió en 19731 en Vail, Colorado para considerar pautas de entre- namiento profesional (Korman, 1974). Fue una reunión única y es- pecial, dado que además de psicólogos a nivel doctoral incluía 'otros grupos previamente no representados --'-'estudiantes, representantes de minorías (negros, hispanos, asiáticos, indios norteamericanosvmu- jeres) , personal subdoctoral y sus entrenadores.. La Conferencia y sus objetivos reunió dos líneas de desarrollo básicamente incompatibles. La Una fue la preocupación emergente por la igualdad social, Sus defensores incluían a la mayor parte de las minorías, los entrenados a nivel subdoctoral y los estudiantes. Estos estaban interesados en la comunidad y preocupados por ·la res- ponsabilidad socialy por la democratización del entrenamiento y la práctica psicológica.El otro desarrollo era una presión creciente hacia más profesionalización de la psicología y hacia la creación de escue- las de entrenamiento profesional. Estas escuelas debían moldearse según el modelo de las escuelas médicas para producir profesionales con un status profesional comparable al de los psiquiatras. Esta tendencia había sido estimulada por. dos factores principales. El número de psicólogos orientados profesionalmente había crecido hasta el punto de que consideraban que podían retar el control cientíñco conservador y los prejuicios antiprofesionales de la edu- cación a. nivel de postgrado. El público estaba aceptando cada vez más y respaldando la inclusión de la psicoterapia corno una forma reconocida de tratamiento bajo los seguros de. salud pública y pri- vados, y respaldando a los psicólogos como pr-acticantesde la psico- terapia.. . La Conferencia Vail se convirtió en un campo de batalla.· Su mensaje fue confuso y contradictorio y su impacto de orientación comunitaria se perdió. Enfatizó la importancia de incluir más miem- bros minoritarios en .todos los aspectos de la disciplina y la necesi- dad de prestar más atención dentro de la disciplina a los problemas sociales y psicológicosde las minorías y de los pobres. Insistió tam- bién en la necesidad de colaboración entre las universidades y las agencias, para el entrenamiento. Enfatizó que la educación de todos los psicólogosentrenados profesionalmente, los debería prepararpa- ra trabajar con un amplio rango de diversidad humana. Finalmente insistió en que se necesitaba un diálogo entre los profesionales de la salud mental y los receptores de dichos servicios. Sin embargo, la Conferencia Vail reafirmó una posición esen- cialmente elitista. El concepto de peldaños en la carrera, en los cua- les era posible comenzar a trabajar, yñnalmente a través del servicio y del entrenamiento adicional, llegar al nivel doctoral, fue algo que se debatió. La Conferencia terminó por rechazar esa posibilidad, respaldóIas escuelas profesionales, y un solo punto de entrada a la carrera a nivel doctoral, . . PSICOLOGIA COMUNITARIA 301 A pesar de esto no se perdió todo para los psicólogos que con- tinuaban funcionando en el área comunitaria. Después de la Con- ferencia Swampscott se había formado la División de Psicología Co- munitaria dentro de la American Psychological Association. Con ese respaldo los psicólogos comunitarios organizaron otra Conferencia solo dos años después de la Conferencia Vail. En 1975 se reunieron en Austin, Texas, bajo los auspicios de esa División de la APA, de la Universidad de Texas y del Instituto Nacional de Salud Mental (Iscoe, Bloom y Spilberger, 1977). Su programa de trabajo se centró en la evaluación del status del área comunitaria y en sus potencia- lidades. La Conferencia reafirmó y completó el trabajo' realizado, en la Conferencia Swampscott 10 años antes. . ' Específicamente, los participantes se dieron auto-afirmación ofi- cial, Estuvieron de acuerdo, en que existía -más allá, de cualquier duda- una comunidad científica de psicólogos comunitarios. De hecho, observaron que había a su alrededor, una generación de per, sonas jóvenes que habían sido educadas en este nuevo modelo y se identificaban con base en él. Notaron que se caracterizaban por una diversidad de valores, métodos y modelos. y deseaban caracterizarse así. Más aún, las características de estos nuevos paradigmas se dife- renciaban considerablemente de los modelos experimentales y clíni- cos porque se habían desarrollado para que tuvieran relevancia para un conjunto muy diferente de problemas. humanos. Sin embargo, compartían un énfasis común, el deseo de describir y evaluar las intervenciones sociales. Por esta razón se habían convertido en un grupo de referencia bastante similar, unos para los otros. Los participantes en la Conferencia Austin identificaron también las características más operacionales (ejemplos) de la psicología co- munitaria que habían guiado su trabajo y parecían 'manifestarse en él. En primer lugar, se orientaban hacia la cuidadosa descripción y evaluación de los programas. En la búsqueda de tales objetivos ha- bían desarrollado conceptos y enfoques que era preciso evaluar. Ha- bían encontrado que el carácter y la cantidad de la "necesidad de servicios comunitarios, la naturaleza de los servicios que se ,necesi-, taban, y si se consideraba que tales necesidades se habían satisfecho, variaban con la forma de definir la necesidad y de medirla" (Cour- sey, 1976). Habían surgido importantes controversias relacionadas con el problema de saber si las necesidades de la comunidad las satisfacían los programas orientados hacia la comunidad; o 'los ~ro- fesionales de la salud mental. Por ejemplo, el programa nacional Head Start se diseñó en la década de 1960 para brindarles i los niños dehogares "no privilegiados" un "comienzo hacia adelante" en su desarrollo educativo, social e intelectual. La meta era pre- pararlos para que aprovecharan mejor sus oportunidades educativas con el fin de romper el ciclo de la pobreza. El programa.incorporaba los principios de la participación .comunitaria. Se han' realizado- nu-. 302 TYLER merosos esfuerzos dentro de los modelos tradicionales educativos y psicológicos con el fin. de evaluar el impacto de los programas Head Start, Los resultados han sido mixtos, .pero el apoyo de la ciudadanía pára estos programas ha sido tan grande, que tres administradores nacionales poco amigos de dichos programas, han sido incapaces de eliminarlos. Parecería que un criterio acerca del valor de un pro- grama comunitario es la evaluación que de dicho programa hacen los ciudadanos de la comunidad. Los psicólogos comunitarios también han enfatizado la descrip- ción cuidadosa y la evaluación de los ambientes físicos y psicológicos y del impacto que dichos ambientes tienen sobre la calidad de la vida de las personas. La ecología social ha surgido tomo una pers- pectiva importante para guiar y comprender estas empresas. Los ecó- logos en el campo de la biología se han preocupado por estudiar las unidades ambientales relativamente auto-contenidas y auto-sosteni- das. En tales unidades han buscado estudiar las especies de plantas y animales y sus efectos interactuantes sobre la evolución y la su- pervivencia recíproca. Aplicando ese paradigma al área de las co- munidades humanas, esto ha llevado al desarrollo y a la exploración de modelos que ayuden a encajar la persona al ambiente. Ha lle- vado a introducir una orientación evaluativa que da prioridad a la supervivencia humana y al bienestar del hombre. Otra manifestación de la perspectiva ecológica es el estudio de los climas psicológicos. Es un enfoque basado en la exploración de las características de ambientes definibles -salones de clase, hospi- tales, comunidades-e- y su impacto sobre los comportamientos de los individuos. Se han realizado consideraciones adicionales que han introducido preguntas acerca de la deseabilidad relativa de los am- bientes y de los medios para crear los más deseables. Un enfoque conceptual más abarcadora la comprensión ecoló- gica la han hecho los analistas de sistemas dentro del marco de referencia de la teoría de la información. Su trabajo ha proporciona- do un enfoque metateóríco para los conceptos de sistemas que se pueden aplicar a las comunidades, a las instituciones, al flujo de informacióri, o a cualquier sistema que determine las reglas por medio de las cuales funciona. Finalmente, dentro del marco de re- ferencia de la descripción ambiental, se han presentado conceptos de interacción individuo-sistemas, y se .ha explorado su utilidad. Desde este punto de vista, la descripción del ambiente y del individuo re- quiere también una descripción de sus interacciones dado que las interrelaciones son componentes significativos de sus características. Una tercera característica de este trabajo de los psicólogos co- munitarios ha sido prestar atención al análisis de los valores, con especial relevancia a los problemas de la diversidad humana y del bienestar humano. En su trabajo con frecuencia se han enfrentado PSICOLOGIA COMU:-.rlTARIA 303 a la necesidad de comprender sistemas divergentes de valores hu- manos y con frecuencia tratar de reconciliarlos. Han encontrado di- ferencias individuales y de grupo como función de la etnicidad, la raza, la clase, el sexo, y la edad. Hay perspectivas diferentes asocia- das con la vida urbana y rural, con las sociedades tradicionales y modernas, y con las cosmovisiones de la ciencia en contraposición con las cosmovisiones religiosas o humanistas. Al tratar de definir, desarrollar o evaluar las comunidades que sean más benéficas psi- cológicamente, fue preciso tomar decisiones acerca de las pautas de convergencia, diversidad y conflicto que fueran óptimas. Tales deci- siones inevitablemente los confrontaron como participantes, tomado- res de decisiones o incluso como conceptualizadores, al afirmar los méritos de cada alternativa. Por ejemplo, al planear las pautas de vivienda es tremendamente importante conocer las ventajas relativas de la edad, el nivel económico o la homogeneidad versus lahete- rogeneidad de status. Los psicólogos se involucraron en determinar si tales preguntas requerían respuestas diferentes en diferentes comu- nidades, grupos étnicos, y culturas. Finalmente se enfrentaron con la tarea de definir el bienestar individual. Es muy poco probable que exista una forma especifica de comportarse uno como ser hu- mano que sea óptima para todos los individuos en todas .las situa- ciones. En cambio, existen muchas formas de ser humano, cada una de las cuales tiene sus fortalezas y sus limitaciones. Estas pautas pueden converger en algunos aspectos, diverger en otras, y entrar en conflicto en otras. Los participantes en la conferencia habían sido confrontados con la tarea de entender, trabajar con, y buscarla promoción de una mejoría psicológicamente relevante entre seres humanos sumamente diferentes como individuos y en su relación unos con otros. Los participantes en su trabajo como psicólogos comunitarios habían buscado ir desde el punto de vista de la frialdad científica o clínica, hasta la involucración participante. En consecuencia, habían tenido que buscar y desarrollar pautas de colaboración en la inter- vención social. Aunque existían múltiples posibilidades, solo unas pocas habían ganado una aceptación general como representantes de la naturaleza del área. Probablemente las pautas más predominantes habían sido las que se referían a consulta y a educación. En estas tareas los profesionales de la salud mentalhabían trabajado a través de la consulta directa o por medio de la enseñanza para informar a otros profesionales o al público en general acerca de las perspecti- "as psicológicamente relevantes y de los enfoques a los problemas de interés comunitario, tales como la vivienda, la delincuencia, y el cuidado de las personas aisladas y trastornadas. Sin embargo no asu- mieron la responsabilidad operacional para elegir objetivos o enfo- ques o para lograr realizar dichos objetivos. 304 TYLER Las actividades de intervención en crisis también se habían rea- lizado como empresas cooperativas. En ellas los profesionales comu- nitarios-habían trabajo directa o indirectamente páraayudar a los individuos o grupos, incluyendo las comunidades, en la solución de las crisis. Habían ayudado a las personas. involucradas a enfrentar sus traumas y sus consecuencias. Habían podido ayudarlas a reesta- blecer (e incluso a mejorar) sus recursos y sus capacidades para manejar sus propias vidas. Una pauta más comprensiva y compleja de intervención en co- laboración había sido la creación y mantenimiento de redes de in- tercambio de recursos. Tales redes se habían basado en varios pre- supuestos. En primer lugar, los recursos materiales y humanos son siempre Iimitados. En segundo lugar, cualquier persona posee recur- sos y capacidades. En consecuencia es posible formar redes de in ter- cambio activas y abiertas, en las cuales los miembros ofrezcan sus recursos a Cambio de lo que necesiten (material o psicológicamente) para satisfacer sus otras necesidades. Tales redes se consíderaronque podían brindar una óptima utilización de los recursos disponibles. Una. cuarta pauta de actividad que estos psicólogos comuníta- rios han explorado con cierta profundidad es el activismo social y político, Al realizar las anteriores actividades, los psicólogos comu- nitarios buscaron utilizar los canales establecidos para el cambio so- cial, en direcciones que consideraron más humanitarias, socialmente benignas' y constructivas -.Un componente central y una justificación para tales actividades se encuentra en basar las decisiones acerca de las metas que se buscan, en fundamentos que tuvieran alguna jus- tificación psicológica. Los participantes en la Conferenciaconsideraron también que ellos y su trabajo se distinguían porque se focalizaban en algunos aspectos previamente descuidados de la comunidad humana. Busca- banproporciónar atención. creciente a los grupos depoblación que se consideraban mal servidos, .mal atendidos, y con riesgo de sufrir stress psicólógico .y. trastornos. Tales. grupos .incluÜm . los anciarios, los niños, los pobres y las minorías .étnícas o raciales. Incluyeron tambiéb a individuos que corrían riesgos en un estado particular de.Ia vida, p~ ejemplo las madres' jóvenes. Finalmente estaban los in4ividuosa,trapados o abandonados en instituciones' o loácornpo- nentes de la. sociedad que podrían considerarse psicológicamente .da- ñinos, ..coritq .los ~ospitales mentales' o el -,sistema de. justicia' penal. Más aún, como los psicólogos habían trabajado con estoseipos de preguntas comunitarias. y problemas comunitarios, habían intro- ducido.una perspectiva conceptual diferente para reducir yremediar la disfunción-y para mejorar el bienestar humano. En particular, se habían centrado en enfoques preventivos incluyendo aumentar la resistencia humana al stress. Habían enfatizado un enfoque de · PSICOLOGIA COMUNITARIA 305 tres partes para la prevención. La prevención primaria buscaba au- mentar la resistencia a los problemas antes de que ocurrieran, y por lo tanto prevenir dichos problemas. Los programas de prevención secundaria enfatizaban la intervención temprana para reducir la severidad y duración de los problemas. Las actividades de pre- vención terciaria se orientaban a reducir los niveles de disfunción y a restaurar el funcionamiento tanto como fuera posible después de un trastorno importante. Más allá de la prevención se encontraba la pregunta de cómo desarrollar las fortalezas y recursos humanos. Estos enfoques se ha- bían basado en el presupuesto de que los individuos en cierta forma eran agentes activos en la formación de sus propias vidas y de sus propias sociedades, En consecuencia, habían desarrollado programas para orientar a la gente a volverse más madura, psicológicamente competente, o completamente realizada, y para generar comunidades y sociedades más plenas. Finalmente, habían construido y evaluado programas para facilitar los esfuerzos individuales y comunitarios para lograr tales objetivos. IMPLICACIONES Y COMENTARIOS Lo que he intentado en este artículo es proporcionar una visión concisa de los orígenes, desarrollo, naturaleza y direcciones del mo- vimiento de psicología comunitaria en Estados Unidos. Al hacerlo he buscado caracterizarlo como un paradigma emergente que posee tres características principales. Se fundamenta firmemente en las tra- diciones conceptuales, metodológicas y sociales de la psicología. Sus proponentes están proporcionando nuevos conceptos, métodos, hechos y valores que buscan expandir los conocimientos de la psicología y su campo de acción. Finalmente, están tratando de aplicarse a la tarea de mejorar los enfoques individuales y colectivos, a una amplia clase de importantes problemas humanos y sociales. Hay problemas y limitaciones en este campo al presente y tal vez en un futuro indeterminado. Los datos básicos de la psicología comunitaria son limitados. Sus formulaciones teóricas son también relativamente primitivas, incompletas y no se han sometido a prueba. Su status disciplinario es en el mejor de los casos, tentativo e incier- to, y quienes trabajan en la comunidad no están claros -<> al menos puede decirse que están divididos- acerca de lo que prefieren que sea el rol profesional, de experto, con sus requisitos, o un status más participante e igualitario. Más aún, el campo de la psicología comunitaria tiene caracte- rísticas en sí mismo y en relación a la sociedad que limita su rango de eficacia y relevancia. En primer lugar, puede haber sin duda necesidades legítimas para proporcionar cuidado intensivo y de largo término para las personas con trastornos severos. El enfoque comu- 306 TYLER nitario no se diseñó para satisfacer esta necesidad. En segundo lugar, en el campo comunitario se carece de guías claras acerca de la ma- nera de decidir en qué momento un hallazgo psicológico (en contraste con los valores personales o culturales) es suficientemente impor- tante como para respaldar o justificar un curso dado de acción. En tercer .lugar, los psicólogos comunitarios pueden realizar solo con- tribuciones limitadas a las soluciones prosociales de los problemas de la sociedad, cuando carecen de conocimiento y/o carecen del con- senso y respaldo sociales. No hay roles públicos como tales, opera- cionalizados legalmente, ni funciones de asesoría diseñadas para los psicólogos comunitarios o que requieran su colaboración. Estos problemas y limitaciones los enfrentan los psicólogos de cualquier país que deseen formular, defender, o utilizar un enfoque comunitario. Sin embargo, incluso en su corta historia estos enfo- ques que caracterizan la psicología comunitaria han demostrado ma- yor potencial que sus alternativas, para generar soluciones casi óp- timas a un rango muy amplio de problemas individuales y sociales. Tales contribuciones prosociales sin duda incorporan factores cul- turales que son en cierto grado específicos del contexto de Estados Unidos, donde se concibieron originalmente. Pero una de las contri- buciones de los enfoques comunitarios es que han indicado que cada cultura, cada comunidad o cada sociedad psicosocial debe identificar sus propias fortalezas y sus propias limitaciones, y trabajar sus pro- pias soluciones. Más aún, los modelos y métodos de la psicología comunitaria dan guías acerca de lo que se puede aprender de los esfuerzos anteriores imprecisos, y de los errores previos, tales como los que se cometieron en Estados Unidos. Por ejemplo, se ha esta- blecido claramente que es esencial para los profesionales involucrar- se ·con la comunidad y su gente con el fin de trabajar efectivamente. Es igualmente necesario involucrar a las personas en la solución de sus propios problemas para mejorar sus vidas individuales y colec- tivas. Tanto la distancia profesional como la imposición de soluciones son contraproducentes. La psicología comunitaria ofrece análisis para los problemas, bas- tante refinados y probados, que pueden ser usados o modificados con base en las condiciones. Ofrece igualmente enfoques de medición, análisis y solución de problemas, que pueden ser relativamente sim- ples y no tan sofisticados. Se han diseñado para usarse por gente de la comunidad y para adaptarse a casi cualquier contexto social. En pocas palabras, lo que los psicólogos comunitarios han con- tribuido a las sociedades humanas es una serie de demostraciones. Lainvolucración participante por parte de los psicólogos y su acep- ración de la involucración de los ciudadanos, es algo que influye en' forma decisiva en el funcionamiento de la comunidad. El inter- cambio de información más la definición colectiva de los proble- mas, su análisis, la implementación de las soluciones propuestas, PSICOLOGIA COMUNITARIA 307 son psicológica y socialmente útiles. De hecho, estos factores se ha demostrado que son esenciales para mejorar el bienestar psicológico y psicosocial de las comunidades y de sus ciudadanos. Es en este espíritu, de hacer que los enfoques comunitarios sean más fácil- mente accesibles, que hemos escrito este trabajo sobre el desarrollo de la psicología comunitaria. Es también con la esperanza de que los psicólogos y otras personas de culturas muy diferentes de la mía, respondan reflexivamente a estos puntos de vista y a estos enfoques. Sus respuestas me enriquecerán a mí y a la cultura. Igualmente me- jorarán la comprensión mutua entre las comunidades y su bienestar a lo largo y ancho del mundo. REFERENCIAS Bennett, C. C., Anderson, L. S., Cooper, S., Hassol. L., Klein. D. e., y Rosen- blum, G. (Eds.). (1966) Community psychology: A report of the Boston Conjerence on the education o/ psychologists jor community mental health, Boston: Boston University Press. Coursey,R. D. (Ed.). (1977). Program eualuation [or mental health: Methods, strategies, and participants. Nueva York: Grune and Stratton. Hobbs, N., (1964). Mental health's third revolution. American [ournal of Or- thopsychiatry, 34, 822-833. Iscoe, L, Bloom, B., y Spielberger, C. D. (Eds.). (1977). Community psycholo· gy in transition, Washington, D. C.: Hemisphere. Joint Commission on Mental Illness and Health, (1961). Action [or mental health, Nueva York: Basic Books, Korchin, S. (1976). Modern Clinical Psychology, Nueva York: Basic Books, Korman, N. (1974). 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