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TU MENTOR DE NEGOCIOS Despega en tu Emprendimiento RAIMON SAMSÓ http://www.institutodeexpertos.com “Tu mentor de Negocios” 1.ª edición: noviembre 2019 © 2019, Raimon Samsó (Reservados todos los derechos para la edición en audiolibro, e-book y papel) Ningún fragmento de este texto puede ser reproducido, transmitido ni digitalizado sin la autorización expresa del autor. La distribución de este libro a través de Internet o de cualquier otra vía sin el permiso del autor es ilegal y perseguible por la ley. Foto autor contracubierta: Berta Pahissa Corrección: Lorena Morales / Enrique Fuentes Diseño cubierta: Ryan Lause Impreso por: Amazon Editado: Ediciones Instituto Expertos® C/ Príncipe de Vergara 109 2º2º Madrid 28002, España. ISBN (versión de papel): 9781697303070 La transformación es superior a la información. Escribo y publico libros que transforman vidas. No me conformo con libros que informen en lo que se olvidará -en su mayor parte- a los pocos días. Pretendo la transformación del lector que, al convertirse en lo aprendido, nunca olvidará lo leído. No porque lo recuerde, sino porque lo es. Raimon “Si quieres ir rápido, camina sólo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Proverbio africano ÍNDICE Introducción del autor 1. Aplicar lo aprendido para… ¡hacer negocios! 2. Mini-hábitos para grandes resultados 3. Seis actitudes ganadoras en los negocios 4. El poder de influir positivamente en los demás 5. Cómo crear contextos de compra automática 6. Preguntas que aceleran la decisión de compra 7. Duplicar resultados 8. Liderar negocios desde la consciencia 9. Negocios bendecidos por el éxito 10. El punto de no retorno: negocios “made in heaven” Mentoría con el autor Conoce al Autor Otras Obras de Raimon Samsó Otras Obras de Raimon Samsó Te pido un favor Introducción del autor He tenido la fortuna de mentorizar a infinidad de emprendedores de diferentes sectores en el Instituto de Expertos. En los últimos años, he conocido a muchas personas que emprenden; y me siento feliz por haberles hecho prosperar en su emprendimiento. Me refiero a personas inteligentes y sensibles con las que me siento muy próximo en cuanto a mentalidad y visión de vida. Personas corrientes que se atreven a lo extraordinario. Para mí son los héroes y las heroínas de nuestro tiempo. ¿Cómo podría definirlas mejor? Son personas: motivadas, guiadas por valores, educadas, amables, valientes, disruptivas, que se forman continuamente, que aman leer libros de mejora personal y profesional, que viven por un sueño (o muchos), que cambian vidas… y que promueven ante todo un estilo de vida libre y autónomo. ¿Se puede pedir más? Para mí son la humanidad del futuro. Tal vez por eso es por lo que, en nuestro tiempo, aún no son comprendidas plenamente. Yo también encajo en esa definición, compartimos la misma visión y hablamos el mismo lenguaje. Nos dedicamos a lo mismo: proyectos que cambian vidas. Por eso me siento muy próximo a quienes se atreven a emprender cualquier tipo de negocio. Todos nosotros formamos la tribu de los emprendedores, con nuestros diferentes modelos de emprendimiento, y somos el futuro de la economía (y de la humanidad). Hemos llegado para quedarnos y deseamos inspirar a todo aquel que quiera liberarse de las cadenas de un empleo público o privado. Como autor e info-emprendedor siempre he preferido un negocio propio que uno franquiciado. En este último el emprendedor es, en cierto modo, “dueño” de su propia franquicia, pero no controla las reglas del juego, ni los precios, ni los productos que distribuye, etc. Cuando te asocias con una marca de franquicia puede ocurrir, por ejemplo, que la empresa cambie de pronto las reglas de juego, a mitad de partido, y cuando uno ya realizó toda la inversión. Y tal vez las nuevas reglas no sean de la conveniencia de todos. Este es el riesgo que hay que afrontar siempre que uno está en el negocio de otro. Algo parecido me ocurrió después de abandonar mi empleo en un banco. Abrí una “franquicia financiera” (filial de un banco español), pero abandoné después de tres años, cuando cambiaron las reglas de juego en un sentido que coartaba mi libertad y mi dedicación. Renuncié a una importante cartera de clientes que generaba ingresos pasivos mensuales elevados. Preferí la libertad al dinero. En ese momento, me conjuré conmigo mismo para crear mi propio negocio tal y como es hoy. Lo que más me gusta de establecerme por cuenta propia es: Trabajar con valores y normas éticas claras Crear un medio de vida y un estilo de vida Romper el límite en el nivel de beneficios Promover el cambio y el desarrollo personal Nutrir la autoestima y el carácter Transformar la vida de las personas Te voy a hacer una confidencia. Ya no acepto encargos de motivación para empleados de empresas convencionales, pero sí de empresas donde la energía es máxima. Sólo acepto dar conferencias de inspiración a personas automotivadas. Por esta misma razón, cuando tú busques colaboradores para tu negocio, evita trabajar con personas desmotivadas. ¿Sabes por qué? Porque no quieren cambiar, se resisten a superarse. Han abandonado. En el pasado, trataba de mentorizar a equipos de empleados desmotivados, pero me di cuenta de que era perder el tiempo. En mis conferencias a empresas convencionales, a menudo, la sala albergaba una atmósfera enrarecida donde se percibía rechazo, negatividad, escepticismo, caras largas… Yo veía desde el escenario a personas distraídas, ausentes, manejando su celular, desinteresadas en mi charla, agolpadas al fondo de la sala para pasar desapercibidas. Gente forzada a estar allí, aguardando la hora de acabar para salir corriendo. También percibía la inexistente conexión entre los directivos y sus empleados, y mucho recelo mutuo. Mal rollo. Tras esos eventos, volvía a casa con la energía muy baja, con la sensación de que había sido una pérdida de tiempo para todos. Hasta que dije basta. No me gusta ser cómplice de farsas corporativas y nunca he tratado de motivar a nadie, sólo trabajo para gente automotivada. Mentorizo únicamente a los que se han comprometido con el éxito. Prefiero inspirar a los motivados, que motivar a los desmotivados. Trabajo para los emprendedores que buscan aprender, mejorar, superarse. Para aquellos que derrochan aprecio por los conferenciantes y valoran sus contenidos. Es otra atmósfera, otra actitud, otro nivel de conciencia; más aún, diría que se trata de otra “humanidad”. Y como profesional, cuando comparas ambas audiencias, te aseguro que tienes muy claro donde poner tu tiempo y esfuerzo, y donde no. No voy a decirte qué has de hacer y que no, ya hay en el mercado muchos másteres de emprendimiento, libros, conferencias, blogs… Yo seré tu mentor de negocios para tu desarrollo personal como emprendedor; tu empresa es cosa tuya. Yo no voy a meter la nariz ahí, porque lo que ocurre en tu empresa no es tan relevante como lo que sucede en tu mente. Te ayudaré con algo muy exclusivo, que muy pocos pueden ofrecerte. Si quieres conseguir lo que aún no tienes, deberás ser quien no eres (vuelve a leerlo, grábalo en tu mente, y díselo a tres personas para no olvidarlo nunca). Es obvio que no hay ningún negocio seguro ni perfecto. El éxito no está garantizado. Sé que la mayoría de las personas que se inician en un negocio no perseveran, o no llegan a los resultados deseados. También sé que el 85% de los empleados dejarían su empleo si pudieran… pero, entonces ¿por qué ser críticos con el emprendimiento cuando las alternativas dejan mucho que desear? Nada es seguro. Nada es fácil ni rápido. Nada tiene garantías. Todo negocio requiere mucho esfuerzo y tiempo para prosperar. La alternativa de un empleo no es mejor. La mayoría de las personas que se emplean en una compañía nunca llegan a formar parte del equipo directivo. También los funcionarios tienen diferencias abismales en sus ingresos. Y así es todo. Lector, despierta, olvida el sueño de una vida fácil, o de dinero fácil. Es un sueño flojo. Sé duro contigo mismo y pídetemás, mucho más. Atrévete con lo difícil y sórbete las lágrimas cuando broten. Saca pecho, y aguanta el chaparrón. Nuestra civilización se viene abajo debido a la sobreprotección, la queja fácil, la sobrevaloración de los derechos, y a la flojera mental de una parte de la sociedad que vive de espaldas al valor del esfuerzo (parásitos que pretenden vivir a costa del Estado o de los demás). No quiero entrenar a cualquiera. Un buen mentor debe replantearse seriamente el modo de seleccionar a sus candidatos. No todo el mundo vale para emprender (un día creí que sí, pero ahora sé que no). Mentorizar a los inmentorizables es una pérdida de tiempo para todos. Yo imagino la selección de mentorizados de la misma manera que la NASA selecciona a sus astronautas (sólo los más confiables tienen cabida en sus vuelos espaciales). Pienso que la gente que se lamenta ante las dificultades es mejor que se quede en casa viendo el lanzamiento en su TV. No importa el camino que elijas para tu transformación, lo que es innegociable es tu transformación para trascender tus supuestas limitaciones. El cómo, o vehículo, es irrelevante. Sirve y cambia vidas, empezando por la tuya. Y emprender, en pequeña o gran escala, es un buen punto de partida para conseguirlo. Antes de terminar esta introducción, permíteme compartir una hermosa historia. Un día recibí el siguiente mensaje, en Instagram, de una persona que no conozco personalmente, pero que sin duda admiro. Omitiré su nombre, aunque diré que es un joven argentino y que es distribuidor asociado de una compañía de MLM que también omitiré. Su mensaje de agradecimiento fue exactamente este: “Gracias a vos, gané mi primer millón de dólares a los 23 años. Mirando todos tus videos y leyendo tus libros y siguiendo todos tus consejos me enseñaste: a enfocarme en aumentar mi nivel de consciencia para manifestar, a negar mis sentidos, a recoger la emoción futura y a vivirla como presente. Aprendí que el agradecimiento es el botón de la abundancia. Me mostraste que yo soy la abundancia y me desvelaste quien soy realmente. Y lo más loco es que me enseñaste todo gratis. Muchísimas gracias mentor”. Me considero su mentor en la distancia y ahora seré también el tuyo. Como puedes imaginar, me emocionó leerlo. Por su juventud, por su gratitud. Por mi parte, me hace sentir útil tener el privilegio de cambiar vidas con un libro o un programa online de mentoría. Amo a la gente que ha decidido crear su vida ideal, que no espera que alguien le solucione sus problemas. Para mí, las personas que emprenden son héroes y heroínas, la humanidad del futuro, valientes con valores (¡cómo me gusta esta expresión!). Personas que han entrado en “el negocio de la transformación personal”, al cual yo también pertenezco. Y algo más, si pude mentorizar a una persona a distancia (¡y sin conocerla!) seguro que podré ayudar a muchas más con este libro y mi programa de mentoría online. Esta es la razón por la que decidí escribir este libro y mentorizar a personas para que ganen su primer millón de dólares sirviendo a otros con un negocio bendecido. Espero que cuando termines este libro, tu motivación sea tal que lo cierres, lo tires por los aires, y salgas corriendo para poner en pie tu propio negocio. Raimon Samsó, autor emprendedor. UNO Aplicar lo aprendido para… ¡hacer negocios! Uno de los hábitos comunes entre los emprendedores es la pasión por la formación. Amamos las librerías y las formaciones. Aprender dignifica… pero ¿dónde está el límite, si lo hay? ¿Cuándo es momento de parar de aprender para pasar a aplicar lo aprendido? ¿No podemos incurrir en un exceso de aprendizaje que nunca se aplicará? Me preocupan las inversiones (incluso las de tiempo) que no dan rendimiento. A fin de cuentas, saber más ha de conducir a unos mejores resultados. Lo que no quisiera es que nadie caiga en la adicción de… APRENDER POR APRENDER Aprender no tiene nada que ver con conseguir información. Va más allá, tiene que ver con transformación. Se confunde información con transformación. Si el principio del sociólogo y economista Vilfredo Pareto no falla, al menos el 80% de quienes reciben una información no la aplicará en su vida. Pero el resto, un 20% o menos, sí lo hará, experimentará con ella, y ocasionalmente la convertirá en transformación. Y su vida nunca será igual en algún aspecto. Si lo que sabes no te cambia es que no lo sabes. En las últimas décadas, el volumen de información se ha multiplicado de manera exponencial. La "información" está disponible en todos lados y, por sí misma, tiene un valor muy pequeño, hasta que no se revela cómo aplicarla y usarla. Deja las lecturas informativas, y mejor procura lecturas transformadoras. ¿Percibes la diferencia? Cada una de tus acciones debe convertirse ahora en una acción que facilite tu transformación. Vamos a examinar tres verdades: Verdad 1: La información crea adicción a nueva información. De este modo un libro lleva a otro libro. Un curso a otro. Se llega a una parálisis por el análisis o a una sobredosis de información. Es frecuente encontrar un libro que contradice a otro libro, y autores con opiniones contrarias. Al final, uno ya no sabe qué pensar. Y la mente entra en un bucle sin salida en el que aprende y olvida, aprende y olvida… Todo lo que se aprende será olvidado porque lo que no se usa se pierde. Dentro de este bucle de adicción por el conocimiento, uno acaba siendo víctima de una sobredosis de datos que conduce al bloqueo. Verdad 2: A medida que aumenta la sobre información, aumenta el abismo entre saber y hacer. Es un gap que crece y crece: la diferencia entre lo que se cree saber y lo que se hace es inmensa. Este abismo es cada vez más grande, y cuanto más sabe uno menos acaba haciendo. Termina confundido en un mar de información y no sabe ni por dónde empezar. Las personas creen que para empezar lo que sea, antes deben dominarlo. ¿Cómo, si sólo se sabe lo que se hace? Verdad 3: Lo que impide a las personas tener éxito no siempre es lo que no saben, sino lo que saben y no es verdad. Tal vez fue verdad alguna vez, pero quizá ya no está vigente. Las verdades de ayer son las mentiras de hoy. Es como estar preparado para un mundo que ya no existe. Todos necesitamos desaprender para seguir aprendiendo. Sí, desaprender lo que ya no es válido, lo que ya no sirve, lo que ya no está vigente… Y una vez que nos deshacemos de información chatarra, obsoleta, podemos reaprender. Toma conciencia de que en este momento hay una sobrevaloración de la información (pero no del conocimiento), y se abre una enorme brecha entre el saber y el hacer (procrastinación). A la vez, existe una gran necesidad de desaprender para reaprender. Vamos a profundizar en este problema. PROBLEMA: SABER Y NO APLICAR ¿Dónde empieza el problema? En la “mentalización de contenidos”. Es decir, en aceptar información como materia teórica pero no como experiencia práctica. Hay muchas personas que buscan “entender el mundo”. Tratan de “entender la vida” cuando no hay nada que entender. En realidad, sólo quieren entender, pero no comprobar. No desean aplicar lo que dicen haber aprendido. Es fácil reconocerlas, porque te dirán cosas como: “eso ya lo sé”, “eso ya lo oí”, “ya leí ese libro”… En alguna ocasión, cuando hablo con alguno de mis lectores, escucho algo parecido: “Raimon, he leído todos tus libros…”. Y yo pienso: ¿sólo los leyó?, ¿le habrán servido?, ¿hizo algo con ellos? No es que lo dude, es que yo me enfoco más en la práctica que en la teoría. Otras personas me dicen: “Raimon, tengo todos tus libros”. Y yo pienso: “perfecto, los tiene, los compró… pero ¿los ha leído?”. Lo cual es aún más inquietante. Lector, la vida no es para entenderla es para vivirla, no existe un mundo teórico y otro práctico. Por ejemplo, ¿a alguien se le ocurriría tomar un curso de natación por correspondencia? ¿O un curso de esquí alpino con un audiolibro? Seguramente no, aunque no pondría la mano en el fuego por esto. La vida es 100% práctica, cuando alguien te hable de teoría,date la vuelta y huye porque te está hablando de algo que no existe. No busques conceptos, mejor busca comportamientos; y mejor aún, busca los resultados de esos comportamientos. Sucede que cuando “mentalizamos los contenidos” y no nos exigimos comprobarlos, los olvidamos y no hemos aprendido nada. Es una pérdida de tiempo y un auto engaño. Es lo que ocurre por preferir las creencias a las experiencias. Como autor de este libro, me gusta experimentar y compartir lo que aprendí en base a lo vivido. He comprobado que muchas personas se conforman con saber, porque se dicen a sí mismas: “no lo hago, pero al menos lo sé”. Parece reconfortarles. Se sincero, ¿cuántas veces has leído en un libro algo con lo que estás de acuerdo pero que olvidas aplicar? Saber implica responsabilidad. No aplicar lo aprendido te recuerda que no te quieres a ti mismo: pues no te das lo que deseas o no te das lo que aprendiste. No te das lo que puede cambiar tu vida. Creo que es peor saber y no hacer, que no saber. Por lo menos, la ignorancia está excusada de aplicar el conocimiento que no tiene (pero no está excusada de salir de ella). Lo que no haces te lo robas a ti mismo. Saber y no hacer es un acto de deslealtad contigo mismo. Y un atentado a tu autoestima. Por encima de todo, saber y no hacer es un síntoma de baja autoestima. Porque una persona que se ama a sí misma está dispuesta a aplicar lo que sabe y darse el mejor de los regalos que puede hacerse: el conocimiento aplicado. La transformación. Antes dije que hay un enorme abismo entre saber y hacer. Y si te has preguntado a qué se debe esta brecha o, mejor dicho, cuál es la razón de que cada vez sepamos más, pero hagamos menos, tenemos una respuesta para ti. En pocas palabras, se debe a que es más fácil aprender algo nuevo que aplicarlo. Sí, estar de acuerdo es fácil, pero comprobarlo ya no lo es tanto. Dicho de otra forma, es más fácil ir a la escuela a aprender que a un empleo a trabajar. Las preguntas que deberías hacerte a diario son: ¿qué hago con lo que sé? y ¿cómo me aplico lo que he aprendido? Las preguntas ante un nuevo aprendizaje son: ¿cómo puedo usar esto?, ¿cómo bajarlo a tierra? y ¿qué hay en esto para mí? Es fácil diferenciar el conocimiento de la información. El conocimiento implica un cambio de comportamiento (transformación), y el conocimiento es sólo una anécdota a nivel mental. En el mundo hay gente muy bien informada pero no les sirve de mucho, y sus logros son mediocres. Esta es una de las razones por las cuales en el mundo hay más sabihondos que sabios. Un sabio entiende de pocas cosas; pero las que sabe, las sabe muy bien. Un sabihondo dice entender de todo, pero no es un maestro en nada. La información implica olvido, a menos que se convierta en conocimiento, es decir, en experiencia, y ya no pueda ser olvidada. La razón es sencilla: porque entonces no se trata de lo que sabes, sino de lo que eres. Si no se hace, no se sabe. Los resultados no engañan, haz la prueba: ¿concuerda lo que sabes con lo que obtienes? Si la respuesta es no, entonces es que sabes menos de lo que crees. La vida y el mundo no engañan, son un reflejo de quién eres. Estamos de acuerdo en que saber y no hacer es un problema que exige una solución. Vamos a por ella. SOLUCIÓN: CONVERTIRTE EN LO APRENDIDO Cuando sabes de verdad, conviertes lo aprendido en una actitud o en un comportamiento. Ya no sabes, eres. Lo llevas incorporado en tu software. Las creencias bajaron al mundo de las cosas y se hicieron visibles a los ojos. En este momento, ya no hay diferencia entre la dimensión material de los hechos y la dimensión mental de las creencias. Hay una correlación directa y absoluta entre ambas dimensiones, que se llama coherencia, y eso es una fuerza de propulsión imparable. Se coherente con lo que sabes y serás imparable. Lo que sabes se ha convertido en tu ADN. No es una información en tu mente. En ese momento, tú ya no sabes, tú eres. Has creado un nuevo yo. Y no puedes dejar de ser la nueva persona en la que te has convertido. Has hecho un salto cuántico y has dejado atrás el ser que solías ser. Por ejemplo, cuando aprendes a conducir, dejas de ser un novato para convertirte en un conductor. Y cuando aprendes: a nadar, a ir en bicicleta, a hablar, a correr, etc. Todo ese conocimiento pasa a formar parte de ti, es experiencia práctica. Y ya no puedes olvidarlo. Y, sin embargo, cuando simplemente mentalizas la información, la archivas y pospones, la memorizas; y acabarás olvidándola, tarde o temprano. Sí, lector, si aprendes algo de este libro será practicándolo, no leyéndolo. Mi mejor consejo en esto es: “deja de ser tú”. Deja de ser la persona que piensa en una vida mejor y conviértete en la persona capaz de crear una vida mejor. Sólo así pasarás de pensar a manifestar. Si te preguntas si te bastará con saber más, hemos de decirte que no será suficiente. Por una sencilla razón: el inconsciente está al mando de tu vida. Tu parte consciente es apenas un 4% de tu programación total. El resto, el 96%, es la programación de tu inconsciente. Así que deberás reformular tu inconsciente para que concuerde con aquello que tu consciente está deseando ahora. Si buscas un cambio real, deberás crear un nuevo cerebro (nuevas conexiones sinápticas). Y un nuevo cerebro es el resultado de nuevos programas (paradigmas). Está demostrado que podemos modificar el hardware (el cerebro) simplemente cambiando el software (la mente). Pero esos nuevos programas han de ser instalados, incorporados, y hechos correr cada día. Pensar de un nuevo modo te conducirá a actuar de un nuevo modo, lo que te llevará a sentirte diferente. Del consciente al inconsciente. De un programa mental a otro programa mental. Tu situación actual no es el problema, el problema está en que no quieres dejar de ser el de siempre (o desaprender para reaprender). Cuando tú cambies, tu vida cambiará; no porque alguien te premie sino porque es la ley. Hoy sabemos que el éxito depende en un 15% de la aptitud y un 85% de la actitud. Lo que refuerza la idea de que no ocurre “lo que sabes”, sino que ocurre “lo que eres”. Una vez más, acumular información no te servirá de nada. La clave está en incorporar esa información a la experiencia y obtener resultados acordes. Invierte en actitudes y hábitos de éxito, después de haber invertido en información de éxito. Veamos ahora tres actitudes, que combinadas, activan el hábito de la grandeza: 1. Grandeza como estado de conciencia. 2. Grandeza en piloto automático. 3. Grandeza como hábito. La grandeza no es tamaño, es cualidad, y cuando envuelves todos tus actos con ella, la grandeza es rutinaria. Pronto descubrirás que es más fácil ser grande que pequeño. Entre otras cosas, porque has sido creado por la Grandeza y estás diseñado para ser grande. La pequeñez es una anomalía, un desvarío en el camino evolutivo de reconocernos como divinidad. Es una mala interpretación de nuestra identidad. El mayor éxito es hacer de la grandeza un hábito, una rutina, de tal modo que no puedas dejar de ser grande. En ese momento, te es más fácil tener éxito que no tenerlo, y te es más fácil ganar dinero que no ganarlo. Para terminar, una cosa más: recuerda siempre que la gente que tiene éxito hace cosas que los que no lo tienen no hacen. Pregúntate: ¿qué es lo que no estoy haciendo que me está separando del logro? Nuestra respuesta es una única palabra: autodisciplina. No te incomodes con esta palabra. Disciplina es un concepto espiritual que no tiene nada que ver con obligación o sacrificio. Disciplina viene de ser discípulo, de servicio. Y autodisciplina es ser tu propio discípulo, es servirte a ti mismo. Es adherirte a tus ideales y principios. Cuando te sirves a ti mismo, te honras y manifiestas tu autoestima. La disciplina no es externa, es interna. No es obligación, es ambición sin egoísmo (ambición iluminada). La disciplina te lo da todo, la indisciplina te lo quita todo. Este es un asunto tan determinante que he escrito un libro completo sobre el tema, “Elpoder de la Disciplina: el hábito que cambiará tu vida”. Y ahora veamos cómo articular la disciplina… DOS Mini-hábitos para grandes resultados He tenido la suerte de trabajar para una compañía japonesa durante algunos años. Allí conocí a mi mentor en negocios, Mr. Kakinoki, quien no sólo era el superior a quien yo reportaba, sino que además se convirtió en mi amigo y la persona que me introdujo en la cultura japonesa de los negocios. De él aprendí que, por lo general, no podemos actuar contundentemente en situaciones complejas, sólo podemos manejar lo pequeño. Es a esa escala donde empiezan los cambios. Podemos sumar pequeños avances y pequeños resultados para conseguir grandes avances y grandes resultados. Actuar en lo pequeño, en los detalles, para lograr lo grande. Ninguna industria es diferente, la grandeza se gesta en los detalles y en la mejora continua (Kaizen). Desde entonces, mi mentalidad, expuesta a principios y hábitos culturales que sólo se dan en aquella cultura oriental, se vio transformada y enfocada a la disciplina y al minimalismo. En este capítulo descubrirás dos conceptos que pueden aplicarse a tu negocio, sea cual sea. Por un lado, la filosofía del Kaizen, y por el otro, la práctica de los mini-hábitos. Y una de las conclusiones a las que he llegado es que, para conseguir éxito verdadero y duradero, es condición necesaria el mantenerse independiente del resultado deseado. Parece una contradicción, pero si se piensa bien, es fácil ver que para lograr los resultados que queremos intervienen fuerzas que no podemos reconocer. Tener objetivos no es lo mismo que los objetivos te tengan a ti, de ahí la importancia de trabajar para conseguirlos y, a la vez, de mantenerse desapegado de ellos. Si estas listo, vamos allá, hay varios conceptos que quiero explicarte. KAIZEN, PEQUEÑAS MEJORAS CONTINUAS Permíteme empezar definiendo el Kaizen: “pequeños pasos hacia grandes objetivos, mediante la mejora continua”. Aquí hay tres palabras importantes que no conviene olvidar: pequeñas, acciones, mejora. Céntrate en ellas y convierte esas tres palabras en tus tres mantras. ¿Sabes por qué fracasan los objetivos de inicio de año? Exacto, son demasiado grandes. Están mal planteados. Acabas de entender que la estrategia es la que fracasa y no la gente. Pero las personas creen que el problema son ellas, se desaniman y abandonan. No, no hay nada malo en las personas, sólo necesitan cambiar de estrategia. Voy a revelártela. Sé que la persona promedio, por lo general, abandona o cambia de objetivo a mitad de esfuerzo. Menudo desperdicio. El objetivo es accesible con un poco más de insistencia. Lo que fallan son las estrategias, no las personas. ¿No es liberador? El problema no eres tú, de hecho tú eres la solución, si utilizas una estrategia mejor. Por ello te animo a que no cambies de objetivo, sino de estrategia. Si hasta la fecha no has sido exitoso, no cambies de industria, cambia de estrategia. Acuérdate de esto: los pequeños pasos llevan muy lejos. Todo es cuestión de dar “baby steps” y tus logros serán de gigante. La grandeza no se consigue con un gran esfuerzo puntual sino con muchos pequeños esfuerzos acumulados. Esta sencilla estrategia te acerca al éxito. Se dice en el Tao Te King: “Un viaje de mil millas comienza con un sólo paso”. Aplica el Tao a tu negocio. Sé Zen, amigo mío. No tiene sentido esperar resultados inmediatos. Digamos que el primer año es de prueba, y a partir del segundo será el momento de ayudar a crecer la organización. Tratar de conseguir resultados inmediatos es como pedirle a un recién nacido que ande. Como se trabaja para el medio plazo, nunca hay que perder de vista el objetivo. De lo contrario, uno podría perderse. Aunque los pasos son pequeños, se trata de un viaje a la grandeza (en tamaño y en cualidad). Y para ser grande primero hay que ser excelente en lo pequeño. Pequeños pasos para grandes resultados: cómo me gusta esta idea. ¿Qué tan pequeños? En realidad, cuanto más pequeños, mejor. Cuando los pasos son tan pequeños que no se puede fallar, cuando la acción requerida es tan ínfima que no se puede rechazar, cuando es un esfuerzo tan ridículo que uno no puede negarse, cuando la acción es tan irrisoria que cuesta menos hacerlo que resistirse… acabas pasando a la acción. Y una cosa lleva a otra. He visto a muchas personas desanimarse ante metas intimidantes, y también pasar a la acción ante metas ridículas… Cuando se trata de crear un hábito nuevo, una pequeña acción diaria basta. Cuando se trata de abandonar un mal hábito, algo menos cada día será suficiente. Piensa qué sumarás (y qué restarás) a tu vida para cambiarla. El éxito es pura aritmética. Necesitas más de lo necesario y menos de lo innecesario. Para mí, las acciones mínimas, son lo máximo. Son las que marcan las grandes diferencias en el horizonte temporal. Lo que hoy no parece importante, en la perspectiva del tiempo, adquiere su trascendencia. Recuerda que se sobrevalora lo que se puede conseguir en un año y se subestima lo que se puede conseguir en tres. Mira estos sencillos ejemplos: Un aprendizaje al día. Una venta al día. Un nuevo cliente al día. Una página de lectura al día. Una pieza de fruta al día. Una nueva idea al día. Un compromiso al día. Todo esto es muy poco para un día, ¿pero sabes qué? no te contentarás con tan poco; y ya hecho, te pedirás más. Entonces te animarás a hacer el doble, el triple… en un día. Y sin darte ni cuenta. Por ejemplo, si empiezas a leer, no te conformarás con una página y terminarás leyendo algunas más. No podrás crear tu proyecto en un mes, ni escribir un libro en una semana, ni hacerte rico de la noche a la mañana. Las cosas duraderas se consiguen poco a poco. Es así como trabaja la naturaleza: paso a paso, poco a poco. En el cerebro, cada nuevo pensamiento es una nueva conexión neuronal. Cada repetición es su consolidación. Cada camino neuronal es un comportamiento. Y cada comportamiento automático es un nuevo hábito. Y eso se traduce en resultados. Es muy fácil pensar lo que ya has pensado antes y es muy fácil hacer lo que has hecho muchas veces. Fíjate que el secreto no está en el nivel de dificultad sino en la repetición y la cantidad (de lo que funciona). Crea los hábitos que deseas y ellos construirán la vida de tus sueños. Y ahora te revelaré por qué tanta gente se resiste al cambio, incluso a los cambios que son favorables. Estamos diseñados para rechazar los grandes cambios. Y ello es así porque sabemos que la supervivencia depende de la adaptación al entorno. Lo brusco y repentino es disruptivo. Estamos diseñados para resistirnos a los grandes cambios, porque amenazan nuestro instinto de supervivencia. Sin embargo, toleramos bien los pequeños cambios, porque son poco disruptivos. Esa es la razón. Ahora entiendes por qué el Kaizen te ayuda a vencer el miedo a los cambios: porque significan un cambio mínimo. Intuyes que para cambiar debes hacerlo poco a poco para no poner en riesgo tu supervivencia. Y la vida, que es sabia, no suele darte lo que deseas de pronto, sino que te acerca a ello poco a poco. Ahora veamos cómo lo pequeño conduce a lo grande. No te separes de mi lado… MINI-HÁBITOS Déjame establecer el concepto de mini-hábito. Aunque su nombre parezca indicar que es un recurso menor, nada más lejos de la realidad. Quédate con estas tres palabras: pequeños, pasos, repetidos. Ya conoces el poder de lo pequeño: pequeñeces acumuladas que crean un efecto compuesto inmenso. Un mini-hábito es una repetición obstinada, nada del otro mundo. Pasos pequeños repetidos una y otra vez. Al situar el prefijo “mini” delante de “hábito” desarmas tus resistencias. Bajas la guardia, te abres a la posibilidad de implantar un pequeño cambio. Reduces tus resistencias al crear mini- hábitos porque no te parecen un gran esfuerzo. Estarás más receptivo. El secreto aquí es sistematizar, en piloto automático, pequeñas acciones que te conduzcan a grandes resultados. Yo lo llamo “el poder de la rutina”, porque rutina es unconcepto primo hermano de mini-hábito, y el cerebro no lucha contra ello. Lo acepta e incluso colabora con ello. ¿Cómo llegaste a este punto en tu vida? Por acumulación. ¿Cómo llegarás a tu ideal de vida? Por acumulación. Veamos ahora dos palabras importantes para establecer mini-hábitos: Ritmo: no confíes en la velocidad punta, ni en golpes de gas abruptos, mejor confía en la velocidad de crucero, en el ritmo. Así es como se ganan las carreras de F1. La velocidad punta no importa en los negocios, como tampoco en las carreras. Lo que cuenta son los tiempos promedio. Es fácil: crea ritmo y después mantenlo. Momentum: por la ley de la inercia, todo cuerpo permanece en reposo o en movimiento a menos que otra fuerza se ejerza sobre él y rompa ese momentum. Así es, el reposo o el movimiento, una vez establecidos, tienden a mantenerse con el mínimo esfuerzo. Lo difícil es empezar, seguir es sencillo. En los negocios hay dos hitos principales: entrar y arrancar. Todos sabemos que arrancar cuesta, pero una vez alcanzado cierto momentum, lo que cuesta es… ¡parar! Todo inicio requiere un esfuerzo (piensa en un avión cuando despega), pero por suerte no siempre es así, luego el momentum hará el resto. Es la ley de la inercia. La pregunta: “¿cuánto tardaré en ver resultados?” se responde con: “en su justo momento, ni antes ni después”. Cada cosa tiene su “reloj interno”, exacto, preciso, perfecto. Y también un “reloj externo”, apresurado, impaciente, precipitado. Así como un buen guiso necesita de su tiempo, lo que pretendes conseguir también necesita de tiempo para elaborarse. Tratar de acortarlo sólo estropea el resultado. La espera correcta es respetar el momento perfecto al atender el reloj interno de los acontecimientos. Las personas seguras no necesitan un “cuándo”. Aprovechan cualquier espera para trabajar en sí mismas y en su emprendimiento. El universo premia a aquellos que realizan una mejora en sus vidas. Siempre en ese orden. La impaciencia es una muestra de desconfianza, es ausencia de certeza en el resultado. En los negocios todo requiere su tiempo y tratar de forzarlo es malograr el resultado. Recuerda siempre: necesitas perseverar, porque el tiempo es el medio que te llevará al resultado. Otra situación habitual es dudar a mitad de esfuerzo. Muchas personas no tardan en preguntarse si hicieron bien en emprender cuando los resultados no son aún evidentes. Creo que, en momentos de dificultades, dudar no es una buena idea. En los malos tiempos, toda decisión parece mala, pero no es tiempo de pensar sino de reforzar la decisión inicial. Si la decisión entonces fue buena entonces, sigue siéndolo. Sólo nuestros temores pueden hacernos dudar y estropear el proceso. La duda siempre resta. El compromiso siempre suma. Cuando nos instalamos en la duda creemos que debemos activar las estrategias de la fuerza, olvidando el camino seguro y lento del poder personal. Como el esfuerzo agota, porque la duda resta, llegan los abandonos. Lo que más necesitamos cuando construimos un emprendimiento es persistir, insistir, resistir. Si dudas, restas; si persistes, sumas. Lo contrario de dudar no es creer, ambas posiciones abrigan incertidumbre acerca del desenlace de situaciones comprometidas. Creer y dudar son dos errores parecidos. En realidad, lo imprescindible es la certeza. Cuando sabes, tienes certeza. Cesar en la duda despierta el poder del espíritu creativo interior. Y esa inteligencia creativa desatascará cualquier situación. Trabaja en deshacer toda duda que te separa de tu ideal. No tiene sentido que tu emprendimiento te haya parecido increíble hace unas semanas y ahora te parezca una mala opción. Las cosas no cambian de repente, son nuestros miedos que viven la situación desde la desesperación. Cambiar de dirección a mitad de esfuerzo es siempre errar el tiro. Seguramente, ya has escuchado que tu inconsciente gobierna tu vida. Y es, en efecto, el poder supremo de tu mente, pero sólo tiene un problema… que es inconsciente. Así que no sabemos qué se nos grabó como programa inconsciente; y sin duda está condicionando nuestra vida. ¿Imaginas conducir un vehículo con los ojos cerrados el 96% del tiempo? Pues eso es lo que está pasando. Un 96% de tus comportamientos son automáticos, basados en hábitos inconscientes, deseados o no. Y sólo el 4% es consciente, voluntario. Un 96% es un automatismo. Un 4% es fuerza de voluntad. ¿No es increíble? ¿Entiendes ahora por qué confiar en tu fuerza de voluntad es una locura? Siempre va a perder (es el 4%), pues está luchando contra un gigante (el 96%). Cuando lo entiendes, se te hace más fácil disculpar a la gente por lo que hace: ¡no puede hacer otra cosa! Están gobernados por “el lado oculto” de su mente: su inconsciente. Actúan bajo los automatismos. Todos somos el resultado de nuestros hábitos, los buenos y los malos. Entonces, ¿cómo activar los hábitos deseables? Todos quisiéramos tener nuevos hábitos, pero no sabemos qué hacer para adoptarlos. Ya hemos visto que ese rollo de “los 21 días” no funciona, es un mito. Si fuera así, todos seríamos perfectos en tres semanas; y no es el caso, ¿verdad? Atiende bien, lo que necesitas es un “desencadenante”. Sí, una espoleta de ignición infalible. Un detonador del éxito. Una mecha que una vez prendida no se pueda apagar, y que desencadene un nuevo comportamiento deseado. Un “desencadenante” activa la magia de lo predecible: “…si esto ocurre, entonces ocurre esto otro…”. Por ejemplo, si suena el despertador, tú te despiertas. Si terminas de comer, te cepillas los dientes. Si escucho esta canción, me emociono. Si gana mi equipo, me alegra el día. Etc. Entonces estamos de acuerdo en que para activar un hábito deseado, necesitas un desencadenante. Por ejemplo: “si hoy es día par, dedicaré una hora a leer”. Así de fácil. ¿Con eso basta? No, además necesitas una “recompensa”. Un “premio” que celebre tu disciplina. Una “recompensa” es un auto homenaje, un mini-premio por una mini- acción. Por ejemplo, si hoy es día par, y leí mi hora, puedo tomar mi postre favorito o ver un documental en Netflix. Es decir, cada vez que haces algo prioritario o consigues un resultado, te concedes una mini-recompensa. No hace falta comprarse un reloj de pulsera, pero un film o un postre servirán a la perfección. No esperes a que llegue el premio final (libertad financiera, dar la vuelta al mundo, comprar la casa de tus sueños…), eso llegará en su momento; mientras tanto, necesitas mini-premios de reconocimiento, anticipos de lo que te aguarda en el futuro. La confirmación emocional de que vas por buen camino. Desencadenante + Recompensa = Mini-hábitos automáticos Si vas a utilizar esta estrategia de mini-hábitos deja que te recuerde cuál es el proceso: 1. Desencadenante infalible. 2. Mini-acción (ridículamente pequeña y sencilla) al son de un desencadenante. 3. Ampliar la mini-acción; y ya puesto, doblarla (pídete duplicar para reforzar el hábito). 4. Recompensa dentro de la misma jornada (no esperes al final). 5. Repetir este proceso como rutina disciplinada (incansablemente, obsesivamente). Como casi puedo notar tu entusiasmo por aplicar estas estrategias en tu emprendimiento, voy a darte algunos ejemplos: Una acción comercial en días alternos. Una acción promocional diaria. Un aprendizaje diario. Mejorar un diseño o culminación al día. Generar una nueva idea al día. Leer una frase inspiradora cada día y memorizarla. Mejorar en algo tu venta cada semana. etc. Imagino que ya estás in love de este concepto, y que siete aplicaciones te irían de fábula, ¿las quieres? SIETE MINI-HÁBITOS DE ÉXITO Permíteme proponerte siete acciones sencillas, mini-hábitos, que pueden catapultar tu éxito en el negocio de cambiar vidas. Son acciones muy fáciles, pero su sencillez no debería engañarte… hay que perseverar en estas mini- acciones interiores y exteriores cada día (y tu vida cambiará): 1 Diseña tu futuro: inventa tu futuro ideal, y vive desde ese futuro hasta que sea una realidad hoy. Mucha gente no entenderáque estás emprendiendo porque ellos ven el pasado y tú ves el futuro. Vivir en dos dimensiones paralelas y pasar de una a otra exige un cambio de mentalidad. Sigue adelante, encontrarás a gente con la que vale la pena prosperar. Acepta momentáneamente una pérdida de estima social: estás cambiando de un contexto mental obsoleto a uno visionario. El mini-hábito aquí es “frecuentar el futuro”, probar mentalmente ese futuro y sentirlo como si fuera real ahora. Por ejemplo: asiste a los eventos en los que un día serás ponente o serás reconocido, visita los barrios en los que un día vivirás, entra en las tiendas que frecuentarás como cliente… No te permitas el lujo de recibir influencias negativas. ¿Alguien se puede permitir un pesimista en su vida? Yo no. Colabora sólo con personas positivas, no tienes tiempo para las negativas, te garantizo que no cambiarán… porque no se dejan reconvertir. Tu tarea es expulsar de tu vida a los pesimistas y negativos. Y a todo aquel que “no te siente bien”, enséñale la puerta de salida de tu vida. 2 Sirve una misión: busca tu “para qué” y empieza desde ahí. Olvida de momento el “cómo”. Vive por la razón por la que estás emprendiendo: esa es tu estrella polar y te salvará cuando te pierdas. Los negocios no van de vender, sino de servir, de ayudar a los demás a conseguir a los demás lo que buscan. Todos estamos en el negocio del desarrollo personal. Sirve mucho a muchos y te irá muy bien. Y recuerda, puedes ayudar más desde arriba (tirando) que desde abajo (empujando). Hazte rico cuanto antes y sigue en tu trabajo sólo para no necesitarlo. Toma tus decisiones en función de un “para qué” más grande que tú. Eso te catapultará a la grandeza. 3 No motives, inspira: ten un mentor ahora para llegar a ser tú mismo un mentor algún día. Pronto descubrirás que inspirar es mejor que motivar. Entiende que motivar es decirle a alguien que él o ella puede hacer lo que se proponga. Esa persona está instalada en la desmotivación y necesita que alguien le diga lo que tiene que hacer, no que le diga que puede hacerlo. La inspiración es motivar con el ejemplo, con un testimonio de primera mano. El testimonio muestra que, si alguien puede hacerlo, cualquiera podrá. La motivación no funciona a medio plazo, porque crea dependencia hacia alguien que está jaleando continuamente. La fuerza de voluntad tampoco funcionará porque requiere energía a chorros. Sólo la inspiración funciona, porque provee energía y convencimiento, es interior y conecta con el poder personal. ¿Ves la diferencia? Puedes inspirar, pero no motivar. A fin de cuentas, si alguien no está motivado no debería trabajar contigo hasta que no resuelva su problema de motivación. Los emprendedores no motivamos a los desmotivados, inspiramos a los que ya están motivados. Esto es para la gente que va en serio. 4 Aprende siempre: no dejes de aprender nunca, aun cuando ya estés ganado dinero y tengas éxito. Si quieres mantener el éxito, sigue aprendiendo de los mejores, y continuarás ganando. No creas que ya has llegado. Si no tienes los resultados que buscas no es por mala suerte es porque aún no has aprendido lo suficiente. ¿Aprender qué? Lo básico: comunicación, inteligencia emocional, marketing, autoconocimiento, hablar en público, ventas… Entra en el “club del libro por semana” (52 libros al año). Todo lo que necesitas saber está escrito en alguna parte y en algún idioma. Lee incansablemente (o escucha audiolibros cada día) y entrarás en el club de los campeones. Y no te conformes con saber, exígete aplicarlo y comprobarlo por ti mismo. 5 Crece siempre: el gran secreto del éxito es este: para que tu negocio y organización mejoren, antes debes mejorar tú como ser humano. Si quieres más, debes convertirte en más. Sólo conozco un antídoto para las influencias negativas del entorno social y mediático: el desarrollo personal. En efecto, construyes un nuevo yo que mejorará tu vida. Un proyecto es una incubadora de mejora personal y sus beneficios van más allá de los rendimientos económicos. Tu tarea en esto es establecer un plan de mejora en varios frentes (personal y profesional) y dotar esa iniciativa con un generoso presupuesto anual. Lo que inviertes en ti se reflejará en tu organización. Hay un principio de prosperidad en el budismo que dice: cuando quieras conseguir algo, ayuda a otro a conseguir eso mismo. Y así es como funciona el karma financiero. La forma de hacerte rico es hacer ricos a otros, esto es la economía colaborativa, el dinero feliz. Ayuda con todo tu empeño a que tengan éxito, seguro de que su éxito es tu éxito. Haz esto una y otra vez y serás una de las personas más prósperas del mundo. 6 Ama el proceso: la travesía es más importante que el destino. ¿Por qué? Porque una es causa y el otro es efecto. Trabaja en las causas y los efectos se producirán sin más. El proceso del éxito es un conglomerado de hábitos, tan sencillo como eso. Las personas ganadoras hacen cosas que las personas perdedoras no hacen. Y las hacen una y otra vez. Una vez más, los hábitos garantizan el éxito, de tal modo que puede hablarse de un “hábito del éxito”. Sí, el éxito es un hábito, una costumbre. Así que tu trabajo no es conseguir resultados, alcanzar metas, lograr objetivos… tu único trabajo es crear hábitos que aseguren todo eso… y hagan del éxito una costumbre. Tu tarea es empezar cada jornada por lo más ingrato pero prioritario (Brian Tracy lo llama “tragarse el sapo más gordo”). Una vez terminada esa tarea importante te sentirás mejor, liberado, orgulloso. Por experiencia, te aseguro que: tomar las decisiones difíciles cuanto antes, no postergar acciones determinantes, enfocar lo difícil primero… trae muy buenos dividendos, te dediques a lo que te dediques. No trates de imitar los resultados de los exitosos, sino los hábitos que les condujeron a esos resultados. Es una diferencia sutil, pero que crea una gran diferencia entre los que triunfan y los que no. 7 Persevera: es fácil entender lo que significa perseverar, es ser disciplinado en las rutinas y hábitos del éxito. Nunca me cansaré de insistir en el poder de la disciplina (he escrito un libro con ese título). La disciplina te lo dará todo, y su ausencia te lo negará todo. Y permíteme puntualizar que “disciplina” no tiene nada que ver con sacrificio, esfuerzo, etc. Es todo lo contrario: es el autorregalo de quienes se aman a sí mismos. Autodisciplina es autoestima en acción. Es la prueba del compromiso. Es pasión llevada a la práctica. En el emprendimiento encontrarás los “impostores” o “amateurs” que son los que “van a probar” y abandonan al poco tiempo. Y luego están los “pro” que son los que se comprometen, y más aún, los que se conjuran consigo mismos. Estos tienen un modo seguro de ganar: la disciplina y los hábitos. Voy a hacerte una confesión: en los negocios no hace falta que seas muy, muy, muy bueno. Basta con que seas bueno muchas veces. Tu tarea aquí es amar la disciplina, disfrutar de la travesía, establecer rutinas ganadoras, alimentar una perseverancia sin límites y una paciencia infinita. Con esta actitud ganadora, no te hará falta ser un fuera de serie, te bastará con subirte a un puñado de mini-hábitos y dejar que te conduzcan al único destino posible: el éxito. Ya se ha dicho que la realidad es un reflejo del ámbito invisible, donde se forja la realidad. La demora que pasa entre el compromiso y sus efectos visibles en el mundo, es su justo tiempo. Ese tiempo sin resultados es la prueba de fe que todo emprendedor ha de superar: la ausencia de resultados a pesar del trabajo duro. Emprender es una metáfora perfecta del modo de operar que tiene el universo: al principio, parece que nada ocurre (y uno está tentado a abandonar), pero a un nivel no visible están ocurriendo una avalancha de cosas que se revelarán más tarde. Por desgracia, muchos abandonan sin saber que están a punto de ver cómo despega su emprendimiento. Darse seis meses como mínimo (o un año) puede ser suficiente para ver resultados. Y entre tres y cinco años pueden bastar para construirun negocio sólido. La grandeza es una actitud ante la vida, es hora de ver qué actitudes activan la grandeza interior. TRES Seis actitudes ganadoras en los negocios Me gustaría compartir ahora que la aptitud o preparación es importante, pero en el trabajo la actitud lo es todo. Estoy seguro de que eres consciente de que, hoy en día, las empresas no eligen personas por sus cualificaciones académicas nada más, sino que las dan por hecho, son el mínimo del mínimo, y la mayoría de los postulantes al cargo las exceden… Hoy se recluta por la actitud. Un cazatalentos sabe bien que la aptitud, el conocimiento y la experiencia, se pueden mejorar con la capacitación que ofrezca una empresa, pero la actitud es una decisión personal que la empresa no puede forzar. Entrenar a una persona para una labor es relativamente sencillo, pero modelar la mentalidad con la que ha de encararla es complejo si la persona empleada no colabora. Como el mercado permite ser exigente y seleccionar buenos candidatos, los que cuentan con la actitud más afilada encuentran mejores oportunidades profesionales. En este libro no pretendo mentorizarte en la aptitud, sino en la actitud. En todo emprendimiento las actitudes que siguen pueden llevarte muy lejos. Veamos las que te servirán para despegar: 1. Compromiso radical. 2. Coherencia extrema. 3. Acción inmediata. 4. Autoestima sin ego. 5. Diversión ilimitada. 6. Compadecer el rechazo. Veámoslas una por una… 1 COMPROMISO RADICAL Siempre que desees algo en la vida, primero averigua el precio y luego págalo con gusto. Más aún, págalo por anticipado de ser posible. No escatimes en el precio, lo bueno es caro. Y sé rápido pagando. En la vida, cualquier logro depende de pagar los precios completos. No me refiero al dinero, sino a las actitudes: todo tiene un precio en actitud: compromiso, esfuerzo, paciencia, energía, enfoque… y mucho más. Si quieres conseguir algo, primero deberás averiguar su precio y después pagarlo completamente por anticipado. La receta segura para el éxito es pagar el precio. Por eso los malos pagadores fracasan. Se hacen trampas a sí mismos (regatean con la vida). Se roban… Sale más a cuenta enamorarse del precio que del resultado. Del resultado se enamora cualquiera. Pero de pagar el precio, lo hacen los menos. Es por eso por lo que muy pocas personas consiguen lo que desean en la vida. Muchos quieren muchas cosas, pero pocos pagan los precios necesarios. Ya has oído que tener sueños es gratis; pero cumplirlos, caro. Sólo aquellos que se comprometen a pagar el precio ven sus sueños realizados. Si quieres mi mejor consejo, acepta este: enamórate de lo difícil, no de lo fácil. Lo difícil, a corto plazo, te lleva a una vida fácil a largo plazo. Pero lo fácil, a corto plazo, te lleva a una vida difícil a largo plazo. Lo que quiero expresar es que los resultados rápidos y fáciles no existen. Las cosas buenas de verdad toman su tiempo y resultan difíciles. Olvida lo fácil. Olvida lo rápido. Olvida lo barato. Dicho esto, estás listo para recibir el siguiente principio: el proceso es más importante que el resultado. Grábalo en tu mente. En efecto, aquellos que se enfocan en el proceso podrán ver el resultado. Pero aquellos que sólo se enfocan en el resultado, y olvidan el proceso, nunca lo verán. Ahora examina tu sueño y evalúa su precio completo. Has de saber que si lo pagas con gusto obtendrás aquello que quieres. Pero si regateas, lo más seguro es que nunca lo obtengas. Aunque he de decirte algo: cuando amas tus metas, el concepto de precio desaparece. No hay sacrificio, sólo pasión y devoción. El proceso es el gran regalo. Descarta lo fácil, sigue el camino menos transitado y haz lo que otros no eligen hacer. Por experiencia, sé que las personas que acuden a otros buscando la solución de sus problemas, no desconocen la solución. Al contrario, saben perfectamente cuál es. El problema es que la solución no les gusta, y andan buscando otra solución más agradable. Regatean con la vida. O lo que es lo mismo: tratan de negociar con la realidad. Buscan un precio con descuento. Se hacen trampas. Y cuando haces trampas con la vida acabas perdiendo todas las veces. A mí me encanta el pago feliz. ¿En qué consiste el pago feliz? Consiste en disfrutar pagando el precio justo y completo. Los que no disfrutan pagando creen que deberían conseguir las cosas gratis. Imaginan que la vida les debe todo. No entienden que para recibir primero hay que dar. Pero los que hemos entendido el juego de la vida sabemos que dar es recibir, y que el proceso es más importante que el resultado. Y nunca olvidamos que la vida no nos debe nada de nada; porque en realidad lo cierto es lo contrario: todos estamos en deuda. 2 COHERENCIA EXTREMA La coherencia es la relación de igualdad entre lo que se piensa, lo que se dice, lo que se siente y lo que se hace. Sin excepciones, sin casos especiales. La coherencia real es en el 100% de las veces, no cuando conviene. Además, no hay distinción entre el ámbito público y el privado. Sólo sirve ser coherente en todo y siempre. Incluso cuando no te están mirando. No ser coherente es engañarse. Por ejemplo, si un líder sólo es coherente en público, pero no lo es en privado, no es un líder, es un farsante. Y su farsa le pasará factura. Lo bueno de esto es que no hay dónde esconderse. La falta de coherencia siempre te atrapa, tiene consecuencias ineludibles. Por eso un líder debe inspirar desde el ejemplo, con su testimonio personal y su congruencia. El líder verdadero no lo es por lo que dice sino por lo que es. Su comportamiento habla más alto que sus palabras. Hazte el test ácido de la coherencia con estas preguntas: ¿En qué no estoy insistiendo lo suficiente? ¿En qué me estoy fallando a mí mismo? ¿En qué no estoy siendo coherente? Respóndelas con sinceridad y valora cuánto te cuesta (cuánto pierdes) al no ser coherente al 100%. Sí, la incoherencia sale carísima, yo no podría permitírmela. ¿Y tú? El beneficio de la coherencia extrema es el estado de flujo o de gracia. En ese estado de conciencia, todo es mucho más sencillo y rápido porque se activa el flujo y la facilidad. Recibes el apoyo del Cosmos. Las sincronicidades ocurren por sí mismas, estás bendecido. Pasar del “mindset” del victimismo al del empoderamiento implica pasar de la desgracia a la gracia, de la dificultad a la facilidad, de la incertidumbre a la certeza. Y mucho más. Lo comprobé en el pasado, hasta que me conjuré conmigo mismo: coherencia extrema pase lo que pase. Y salió bien, todo vino rodado y así hasta hoy. Créeme, la falta de coherencia sale muy cara. No creo que nadie se la pueda permitir. La coherencia es la cola que ensambla toda la cadena de acontecimientos necesarios para conseguir un gran logro. En mi caso, recuerdo mi etapa de empleado bancario en la que vivía dos vidas, y lo cierto es que vivía autoengañándome. Y esa falta de coherencia me llevó a una crisis personal de grandes proporciones que se trasladó a todas las áreas de mi vida. Salir de esa crisis, que yo mismo había creado, me exigió enormes cambios en lo personal (el deshacimiento del ego). Y especialmente comenzar a adoptar la coherencia extrema como una actitud elemental. 3 ACCIÓN INMEDIATA Las cosas hacen cosas, y una cosa lleva a la otra: esa es “la magia de empezar”. Cuando uno empieza, se activan resortes invisibles. Es imposible predecir qué consecuencias tiene una acción, porque en el ámbito no visible se mueven fuerzas desconocidas que no podemos ni imaginar. El Cosmos desea cocrear con cada uno de nosotros, ¡no tiene otra manera! Necesita de nuestra colaboración. La estrategia consiste en actuar antes de 24 horas de tomar una decisión. Cuando se toma una decisión, se debe tomar acción antes de que pase un día. En caso contrario, se difumina el impulso inicial. Es algo así como: “sellar cada decisión con una acción”. Es hacer aliar lo invisible, la decisión, con lo visible, y con la acción. Alinear todas las fuerzas. Ya sabemos que la mejor forma de aplicar loaprendido es enseñarlo. Si quieres aprender algo deberás enseñarlo y mostrarlo. Cuando compartes tus descubrimientos y aprendizajes con el resto del mundo, te obligas a aplicarlos. Porque todo el mundo sabe que sabes. Y resultaría francamente incómodo que todo el mundo te sorprendiera no aplicando lo que sabes (incoherencia máxima). Compartir tus compromisos te lleva a la coherencia máxima. Y de ahí a la acción va un sólo paso. Por ejemplo, un autor de libros de desarrollo personal está obligado a ser un ejemplo de lo que escribe, a menos que quiera quedarse sin lectores y sin crédito cuando el mundo descubra su farsa. Al comprometernos de forma pública, nos auto obligamos a no apartarnos de lo escrito. Como he dicho antes, para algunos aprender es más divertido que aplicarlo. Pero te aconsejo que dediques el doble de días a implementación y la mitad a aprendizaje. Prioriza las jornadas en donde se aplica lo aprendido. Por ejemplo, si asistes a una formación de fin de semana, reserva dos días después de la formación para adaptar lo aprendido a tu caso. Esos serán tus días de implementación. De todo esto, quiero que saques en limpio que tu objetivo no es saber más, sino implementar más. Tu trabajo no es leer libros y hacer cursos, sino traducir la teoría en experiencias vivenciales. Actuar lo es todo. Muchas personas dicen que actuarán cuando estén suficientemente motivadas o preparadas… pero eso nunca ocurrirá. No llega primero la motivación y luego uno actúa. No. Es al revés: primero uno actúa, y después llega la motivación (que es fruto de la acción). Sólo con que la gente entendiera esto, dejarían de procrastinar. Mi consejo es: actúa sin motivación. No te preocupes, que esta llegará, te atrapará en medio de la acción. Una vez más, para que quede claro: la motivación es hija de la acción. 4 AUTOESTIMA SIN EGO La autodisciplina es autoestima en acción. Es más bien la parte práctica del asunto. Sí, la autoestima no es un concepto: o es una experiencia o no es nada. Es como el amor: o se demuestra, o queda en buenas palabras. Voy a ser claro. Si eres autodisciplinado, entonces eres una persona que se quiere a sí misma, pero si careces de autodisciplina, es que en realidad no te quieres de verdad. Esa es la prueba. Míralo así: la disciplina es un regalo que te haces a ti mismo, es como darse lo que uno quiere. Si te quieres de verdad tienes que demostrarlo con hechos; no basta con pensarlo, decirlo o desearlo… Todo eso es teoría y el amor se demuestra con hechos. La autoestima sin ego es autoestima sin orgullo. Es agradecimiento por reconocerse a uno mismo como parte indivisible de la divinidad. ¿Y cómo no amar a la divinidad? Quien sabe quién es en realidad, no puede no amarse. Por eso la autoestima no cuesta ningún esfuerzo, porque es fruto de un cambio de percepción. Ves la perfección en ti, y las ves desde la humildad, no desde el ego. Desde la verdad, amar no cuesta nada. Si vas a emprender, la disciplina es fundamental porque dependes de ti mismo. Un emprendedor no puede darse el lujo de indisciplinarse porque nadie le socorrerá como puede suceder en una empresa donde un equipo puede asistir al individuo. Cuando uno es su propio jefe, si falla, falla todo (se falla a sí mismo). Todas las consecuencias recaen sobre sí mismo sin que quepa la posibilidad de echarle la culpa a nadie más. Ser disciplinado es reconocer la responsabilidad absoluta en nuestras vidas. Cómo me gusta decirles a las personas que mentorizo en el “Programa Experto”: “Por favor pídete más y quiérete un poquito más. Te irá mejor”. 5 DIVERSIÓN ILIMITADA Busca la forma de pasarlo bien en tu trabajo y en todo lo que hagas. Vas a pasar muchas horas haciéndolo de modo que es mejor disfrutar que sufrir. A fin de cuentas, la vida es un juego. Unas veces ganas y otras no, y está bien que sea así. En cada una de las tareas de tu emprendimiento, incluso las que te parecen más desagradables, busca el modo de afrontarlas con buen ánimo. Si no disfrutas del proceso, tarde o temprano abandonarás porque nadie quiere hacer aquello que no ama. Así que tu único objetivo tiene que consistir en hacer todas y cada una de las tareas, y divertirte en el camino. Tanto vale hacer lo que amas como amar lo que haces. Además, si no disfrutas, nadie querrá estar contigo. Darás mal rollo a los que te rodean. La felicidad, en cambio, es muy atractiva. Y si tú te diviertes, atraerás a muchísimas personas que querrán… ¡divertirse contigo! Pero si no disfrutas de tu trabajo, proyectarás hastío a tus colaboradores y potenciales clientes. Habrá una estampida a tu alrededor. Y no te huelas los sobacos, no es eso. En muchas ocasiones les he dicho a mis mentorizados que deberían disfrutar más, porque les iría mejor, y ganarían más dinero. Por desgracia, muchos no se lo pasan lo suficientemente bien en su trabajo, por eso no ganan lo que les gustaría. Si quieres ganar más, ríete más. No hay nada más atractivo que una sonrisa, y a la vez, no hay nada que provoque más rechazo que el mal humor. Otra de las razones para incluir la diversión en tu profesión o negocio es que resulta más fácil disciplinarse cuando uno se divierte. Lo grato no requiere disciplina… se ama y punto. Al contrario, no puedes dejar de hacerlo. Si hay alguna tarea que te resulte ingrata, trata de visualizar a donde te conduce, sus resultados, y úsalo para automotivarte. Esa visión será tu motor para cumplir la tarea. Tal vez no te guste mucho hacerla pero te llevará a donde vas y sólo por eso merece aplicación. Sigue el consejo del que fue el mejor jugador de fútbol del mundo, Johan Cruyff, quien en su etapa de entrenador decía a sus jugadores: "Sal y disfruta". Muchísimas veces me he repetido esta misma frase segundos antes de salir a un escenario frente a cientos o miles de personas. En ese momento no hay que repasar nada, ni preparase para nada. Es hora de disfrutar y hacer disfrutar. Si eres orador, mientras esperas entre bambalinas, repítete a ti mismo: “Sal y disfruta”. Porque si tú disfrutas, la audiencia también disfrutará contigo. Pero si tú sufres, lo percibirán, y sufrirán contigo. 6 COMPADECER EL RECHAZO Si eres una persona que confía en la empresa en la que trabaja y cree firmemente en el producto o servicio que ofrece, entonces confía plenamente en el proyecto. Siente que la propuesta es muy buena. Y siente que quien rechaza esa propuesta simplemente se está perdiendo algo muy bueno. Compadécele. Si una persona no acepta tu magnífica propuesta no te molestes con ella, simplemente siente compasión. Porque pudiendo conseguir algo muy bueno, se niega a sí misma la oportunidad. Su decisión está basada en el miedo, el desconocimiento o la falta de autoestima (y no en la calidad de lo ofrecido). Ten en cuenta que si una persona rechaza la propuesta que le estás haciendo, es porque esa persona no está lista para recibirla. Y si no está lista, no te conviene hacer tratos con esa persona. Recuerda tu necesidad de rodearte de clientes ganadores y de crear un contexto automotivado. Resérvate el derecho de admisión. No todo el mundo vale para entrar en tu equipo o en tu clientela. No aceptes a cualquiera tan sólo para ganar más dinero. En el emprendimiento, vas a recibir la negativa de muchas personas. Pero piensa que cada rechazo es una dosis de refuerzo en tu “vacuna al rechazo”, y recuerda que pronto serás inmune al “no”. Estarás vacunado. Esto te pone en una situación de imbatibilidad. Si duele, aguanta. El dolor de hoy construirá tu leyenda y contribuirá a engrandecer tu “storytelling”. Estás creando una historia inspiradora. Dentro de tu historia inspiradora habrá momentos de dolor, bendícelos, harán de tu historia más interesante. Un día contarás tus inicios y te reirás de tus dificultades. Y algo mejor, reconocerás que todo fue perfecto, tal y como fue. Todas las leyendas comienzan con dolor. Y tú vas a protagonizar una historia legendaria. Inspiradora. No sé si va a consolarte, pero toda persona de éxito ha recibido el rechazo, tú no vas a serdiferente. Los autores conocemos muy bien lo que es el rechazo. En mi caso, mi primer libro fue rechazado por las editoriales en 32 ocasiones. Incluso, considero que eso es poco y que estuve de suerte. Y si hubieran sido 100 rechazos, habría vuelto a intentarlo. Reconozco que, en aquel momento, me dolió, pero cuando la editorial número 33 a la que acudí aceptó publicar mi primer libro, mi alegría se multiplicó por 33. Hoy tengo una historia inspiradora que contar, que me iguala a personajes legendarios que también recibieron muchos “no”. Incluso hoy, muchísimas personas desprecian mis libros porque les parecen inútiles. Yo lo siento por ellos, porque se están negando a sí mismas un conocimiento que ha ayudado a infinidad de personas. Siento compasión por quien se rechaza a sí mismo, proyectando la negación en mí. Gracias a ese primer libro, vinieron detrás unos cuantos más (a fecha de la escritura de este libro, ya van 27 publicados). Y si algo he aprendido, al exponer mis ideas por escrito, es a influir positivamente en los demás. ¿Quieres saber cómo vas a conseguirlo tú? Dale la vuelta a la página. Y lo descubres. CUATRO El poder de influir positivamente en los demás Para sacar adelante un emprendimiento es imprescindible una elevada “inteligencia comercial”. Sin ventas no hay negocio. Déjame contarte un secreto, no basta con un gran producto. El stock no se vende sólo. La historia está llena de ejemplos de empresarios que fracasaron con un gran producto. La paradoja es que se dan las mismas probabilidades de fracaso con un buen producto que con uno regular. Un ejemplo es el fracaso del sistema de video Betamax, que era muy superior en calidad de imagen y sonido al de su competencia, el sistema VHS. Pero acabó quedándose con el mercado este último. Otro ejemplo, en el mercado del arte, Picasso lo vendió todo y fue un pintor rico; en cambio Van Gogh no vendió ni un sólo cuadro en toda su vida y murió pobre). Probablemente fue mejor pintor el holandés que el español, pero su suerte financiera fue muy diferente. ¿Por qué? La causa está en la inteligencia o en la ignorancia comercial. No tanto en el talento. Emprendedor, no te confíes de una buena idea. Si no vendes bien tu producto o talento, el proyecto es inviable. El cementerio está lleno de buenas ideas mal promocionadas. Tan importante es el producto como envolverlo en emociones que conecten con los clientes. Por ejemplo, abrir el embalaje de cualquier producto de Apple es toda una experiencia. Por eso muchas empresas publicitan la experiencia de consumir sus productos o de entrar en sus instalaciones y comercios. Cuando hablo de “inteligencia comercial” no me refiero a conocer técnicas, tácticas, aperturas y cierres de venta… Todos esos son trucos de prestidigitador, tretas para vender. Me refiero a ser un experto en personas, no en trucos. Sí, conocer las motivaciones que mueven a las personas a comprar. Entender primero cuáles son sus problemas reales y sus motivaciones emocionales. El buen vendedor pone foco en las personas, no en facturar. Su fin, servirles y no servirse de ellos. Te felicito por leer este libro. Ahora mismo estás en un futuro que la mayoría de las personas ni se plantean. Y tu mente ve una oportunidad que para la mayoría es invisible. Ya has visitado el futuro y tu misión ahora es volver al presente y convertirte en el mensajero de la oportunidad que abanderas. Imagina por un momento que formas parte de la humanidad del futuro y que viajas atrás en el tiempo, al día presente, para enseñar cómo salir de su laberinto a las personas que necesitan alguna clase de ayuda. Esta es tu misión… Uno: resolver un problema de forma impecable. Dos: enseñarles que hay otro modo de vivir. Por supuesto, no esperes que todo el mundo entienda. Recuerda que llegas del futuro, con un mensaje revolucionario. Vas a encontrarte con muchas personas que miran el pasado, por lo que no podrán entender el futuro del que les estás hablando. Esas personas no saben dónde están ahora y mucho menos lo que les deparará el mañana. Están “perdidas en el espacio”, viven en un limbo de entre dos eras económicas, una que acaba y otra que empieza. Podrás influir en los demás cuando tú mismo te muestres convencido. Convencer significa: vencer los dos (co-n-vencer), un trato win-win que beneficia a todas las partes involucradas. LAS DIFICULTADES SON ENERGÍA Agradece los obstáculos en tu camino. Sí, te proporcionan energía para seguir. Son una oportunidad para revalidar tu compromiso inicial. Revalidar tus votos con el proyecto. Ama las dificultades, porque te permiten demostrarte que vas en serio en lo tuyo. Solamente a las personas flojas les parece que las dificultades (obstáculos) son un fastidio. Y lejos de ver una oportunidad, las declaran “una señal del destino”, mala suerte y una excusa para abandonar. Después de tirar la toalla se repiten: “lo he intentado”, “es difícil”… El promotor mediocre abandona tras el primer obstáculo, sin entender que la razón de los obstáculos son ponerle a prueba en una primera criba. Se ha dicho que las objeciones son el prólogo de una venta. A menudo el prospecto tira balones fuera, echa globos sonda para evaluar la propuesta. En lugar de hacer preguntas, formula quejas, pero con un único fin: quiere saber más. En realidad, está preguntando y quiere saber más. De otro modo, daría por terminada la conversación y pasaría a otra cosa. Pero no es así, está allí enfrente, elevando obstáculos, y disfrutando de la pericia del buen vendedor para resolver sus dudas. Tienes que saber que, si le das la vuelta a una queja, ganas la fidelidad de un cliente para siempre. Ama las objeciones, y prepárate para resolverlas antes de que te las formulen. Disfruta con las dificultades, porque al superarlas te superas. Si tienes la solución para cada una de las objeciones que has recibido con antelación, podrás rebatirlas. Por ejemplo, si un potencial cliente dice que lo va a pensar, proponle “pensarlo juntos” en una próxima cita. Si te dice que ha de consultarlo con alguien más, proponle: “una cita a tres”. Y así… Si tu prospecto es creativo inventando excusas, sé tú más creativo desactivándolas. Para tener éxito tienes que hacer lo que otros no están dispuestos a hacer. Y luego hacerlo muchas veces. Como decía, los obstáculos llegan para que demuestres cuánto quieres lo que dices que quieres. Los obstáculos son generadores de energía y aceleran la venta porque cada dificultad es una oportunidad para convencer. Pero, como las dificultades no gozan de popularidad (tienen pocos fans), de paso despejan el camino de amateurs, y de paso abren el camino a los profesionales. Ese es el camino menos transitado. Otro modo de reinterpretar las objeciones es entenderlas como una resistencia del cliente. Es su reacción natural a una mala presentación. En realidad, han sido provocadas por el emprendedor que ha tenido una pobre exposición. Si mejora la exposición, avanzará en el proceso de venta, y las objeciones se reducirán casi a cero. No desaparecerán del todo, eso está claro, porque al ser humano le encanta quejarse de cualquier cosa, pero serán irrelevantes. Y lo mejor: conducirán al cierre de la venta. Y algo más, cuando alguien rechaza tu oferta, está rechazando la propuesta, pero no a ti. No te lo tomes como algo personal. No va contigo, es algo que tiene que ver con él. En realidad el rechazo no es tu problema, es el reflejo de su problema. Y su problema es que tiene miedo a equivocarse. Después de hablar con muchos vendedores, he llegado a la conclusión de que un vendedor no teme al acto de vender, sino que teme al rechazo. Si te sientes rechazado, bienvenido al club de la incomprensión. No eres tú, tal vez no es tu producto, es su miedo a equivocarse. El prospecto que no compra, no lo hace siempre por el producto, sino por su miedo a equivocarse. Recuerda la historia de Gabriel García Márquez, a quien le rechazaron su espectacular libro: “Cien años de soledad” en varias editoriales. Pero fue precisamentepor esa obra maestra por la que se le concedió el Premio Nobel de Literatura. PRESENTACIONES DE IMPACTO Si te preguntas qué está pasando por la cabeza de un emprendedor que ha de presentar su proyecto a un banco, proveedores, cliente… te lo resumiré. No hace falta leer su mente para saberlo. Basta con ponerse en su lugar: miedo escénico. Ve una presentación en TED y se desmoraliza: “nunca podré hacer algo parecido”, piensa. Tampoco hace falta, pero podría acercarse mucho. En YouTube seguramente ha visto infinidad de videos donde el ponente se transforma en un crack del escenario. Le ve resuelto y con tablas. Sabe inspirar, motivar; resulta divertido y ocurrente… vemos todo lo que el emprendedor promedio no cree ser, saber, tener, o poder hacer nunca en su vida. Tiene mucho miedo. De hecho, está aterrorizado: ¡hablar en público! Su mayor temor es que tendrá que hacer todo eso algún día. Y sólo de pensarlo le entran unas enormes ganas de levantarse y abrazarse a un osito de peluche. Tiene miedo de no estar a la altura. Y es natural, nadie le ha enseñado a tener éxito… todavía. En tres pinceladas, un emprendedor teme lo siguiente: 1. Vender (a muchos les parece indigno). 2. Hablar en público (a muchos les parece imposible). 3. Dirigir equipos (a muchos les parece complicado). Pero vamos a dejar bien claro lo siguiente… Uno: No se trata de vender de entrada, la venta de un producto se produce de forma natural a medida que el mercado lo descubre. No se trata de vender, sino de promover. Dos: Hablar en público no es el problema. El problema es el ego y la necesidad de agradar. Todo ello se disolverá poco a poco pues todo emprendimiento es un curso acelerado de desarrollo personal. El cambio está garantizado. Tres: No hay que ser un mandón ni presionar al equipo para conseguir resultados, sino dejarles hacer lo que saben hacer muy bien. Si eres capaz de asumir estas tres verdades cuanto antes, evitarás muchas noches de insomnio. Todo se reduce a esto. Creo que las presentaciones deberían convertirse en una performance corta y sencilla, algo así como una intervención premeditada. Algo que cualquiera pueda asumir con un mínimo entrenamiento. He impartido centenares de conferencias y formaciones a audiencias muy diferentes en muchas partes del mundo. Y sé que la habilidad de inspirar y transformar se aprende con la práctica. No se nace con la habilidad de la buena oratoria. Todo se aprende. Aplicar los secretos de la comunicación de impacto, convierte a cualquiera en un orador más que aceptable en poco tiempo. Y es eso lo que voy a hacer, revelarte “tips” de comunicación avanzada. ¿Quieres hacer presentaciones de impacto y conocer las claves para generar influencia en la comunicación? Sigue leyendo porque esto se va a poner aún más interesante. Olvídate de ti: sal a servir, no a gustar. No se trata de hacerlo bien, ni de gustarles. Se trata de proporcionarles utilidad. Agradarles es un mal objetivo porque no está en nuestras manos, es su elección. Se trata de servirles. Si sales al escenario sin la presión de “gustar”, te relajarás y podrás cumplir mejor. La idea aquí es que te olvides de ti mismo y de tus necesidades (aprobación, éxito). Te propongo salir al escenario y desaparecer, porque tú no cuentas para nada, no eres tan importante. Al desaparecer tu ego del escenario, tu sabiduría inherente se hará presente y podrás trasmitirla. Es así como se crea la conexión con la audiencia: estando presente para el público y ausente para tu ego. Prepara tu presentación al detalle. Sin un plan de comunicación, todo esfuerzo se pierde y se diluye. Es preciso tener un mapa: objetivo, introducción, ideas claves, cierre y llamada a la acción. Empieza con la vista puesta en el final: ¿qué quieres que haga tu audiencia al terminar la comunicación? Y enfoca tu presentación en conseguir ese resultado. Ejemplos de objetivos: asistir a un evento, concertar una nueva cita, probar un producto, firmar un contrato de distribución, etc. Trazar un “mapa mental” por anticipado te ayudará a esquematizar la comunicación para que logre su objetivo. Reúne historias personales, y ajenas, que inspiren. La gente recuerda y aprende de lo que le emociona, y nada mejor que una buena historia. Una historia convierte los argumentos en emociones. Las historias movilizan a la gente. Es el nuevo marketing y lo que hoy se llama “storytelling”. Algo que los humanos hacen desde que existe el mundo. Contar historias es muy fácil y puede hacerlo cualquiera, sólo reúne las que sean más útiles al objetivo de cada intervención. ¿Historias de qué? De: cambio, inspiración, tus resultados y, sobre todo, de tus fracasos y aprendizajes… Perfecciona tu presentación incansablemente. Esfuérzate en hacer presentaciones tantas veces como puedas para así ganar experiencia y soltura. Cada ocasión de comunicación es una oportunidad para mejorar algún detalle. Pide “feedback” a alguien de confianza. No le preguntes a la audiencia, pueden darte opiniones no sinceras o inexactas. Y recuerda siempre que la pregunta: “¿qué tal lo he hecho?” se responde con: “¿cuántas personas han accionado después de la presentación?”. El resultado es la medida de éxito. No vendas, no informes, ¡enseña! Los gurús de esta industria han dicho muchas veces que la regla número uno es no tratar de vender sino de enseñar. La clave es crear una relación educativa y no comercial. Educa primero, entrega valor y utilidad a cambio de nada, y la venta vendrá después. La venta llegará después como una consecuencia natural de esa relación formativa. El miedo escénico no es real, es una excusa del ego. El miedo no es el problema, el problema es el ego que teme fracasar, fallar, decepcionar, desagradar o equivocarse… Todas las personas que se escudan en el miedo tropiezan consigo mismas, se estorban, y limitan su éxito. El único problema que hay en el mundo es el ego, y la buena noticia es que emprender adelgaza el ego como pocas otras cosas lo hacen. Por fortuna, llevar un negocio se basa en el desarrollo personal. Y cuanto más avanzas, más autoconocimiento tienes, y por tanto menos ego… ¡y más éxito! Para terminar, ten presente que una comunicación de impacto tiene tres C´s: 1. Conexión: es lo que se llama establecer rapport en el Coaching. Es la conexión emocional. Para conseguirla, no le hables a sus mentes y les des razones lógicas, mejor habla a sus corazones y emociónalos. Cuando los corazones se conectan, se establece un vínculo de igualdad, simetría y confianza. Una vez establecida la conexión de igualdad, la relación podrá avanzar a un siguiente nivel. 2. Contribución: añade valor a sus vidas, haz que cada minuto que pasen contigo cuente y aporte valor de alguna manera. Si haces que sus vidas mejoren y avancen, nunca se separarán de ti. Sirve masivamente para que sean: más libres y más felices; y en consecuencia, toda clase de bendiciones vendrán de regreso hacia ti. Lo que das, te lo das. 3. Cambio: promueve el cambio de paradigmas. Recuerda que “has visitado el futuro” y tu misión es compartir un mensaje revolucionario a las personas que viven en el presente. Eres un mensajero del futuro. No te empeñes en cambiar sus comportamientos, mejor cambia sus paradigmas y creencias, y verás como sus acciones reflejarán ese cambio interior. Enséñales quiénes pueden llegar a ser, y lo que su “nuevo yo” conseguirá sin esfuerzo. Nunca presiones a tus prospectos, invítales a mejorar sus vidas. Y unas últimas palabras: para convencer nada tan útil como mostrarse convencido. Si quieres convencer, trabaja antes en tu propia convicción e inspirarás coherencia y honestidad (dos de mis valores preferidos). Señálales lo esencial, es todo cuanto la gente necesita ver. No puedes cambiar su opinión, pero puedes invitarles a hacerlo con el único fin de que alcancen su mayor bien. LOS PRINCIPIOS DE VENTAS SIEMPRE Es hora de conocer los principios que ayudan a vender de verdad. Nada de trucos o tretas comerciales. Principios y verdades. Prometido. Los principios que voy a compartir
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