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LAS CIENCIAS ADMINISTRATIVAS ¿CONTEXTUALIZADAS 
O DETERMINADAS? 
Reidar Jensen Castañeda*
RESUMEN 
La comprensión y aceptación de la ley fundamental del desarrollo de la historia humana: el hecho 
tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, 
comer, beber, vestirse y tener un techo antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; y 
que, por lo tanto, la producción de los medios de vida inmediatos materiales, y por consiguiente, la 
correspondiente fase económica del desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de 
la cual se han desarrollado las Ciencias Administrativas, es el objetivo de este artículo. La contex-
tualización de las ideas administrativas y su devenir en la formulación de un cuerpo epistemológico 
propio que permita a la población asirse de él para crecer y desarrollarse, más allá de cualquier 
determinismo social sin dejar de ser contingencial, es el reto que aquí se plantea, el cual tenemos 
los que nos dedicamos al estudio y la práctica de la Administración. 
I. INTRODUCCIÓN 
La Administración, llamada también Ciencias de las Organizaciones o Ciencias 
Administrativas, es el conjunto de ciencias que estudia al hombre en, tal vez, el 
aspecto más destacado de su vida en la tierra, como productor, comercializador y 
consumidor de bienes y servicios; aunque al hacerlo recurre a gran cantidad de 
ciencias de todo tipo, a ésta se le encuadra en las llamadas ciencias sociales, las 
cuales se distinguen de las naturales por el objeto de estudio abordado. 
Las ciencias sociales representan el sistema de todas las esferas del cono-
cimiento acerca de la sociedad y de las leyes de su aparición y desarrollo; de su 
estructura, de algunos elementos de esta estructura y de distintos aspectos de la 
vida social; del ser social, la conciencia social y su interacción; del hombre, su 
formación, actividad, desarrollo y situación; de las comunidades sociales, las cla-
ses, las naciones, los grupos y las relaciones entre ellos; en suma, de la cultura 
material y espiritual. 
Dado que la naturaleza es la premisa de la aparición y existencia de la so-
ciedad, hay ciencias que se encuentran en la confluencia de las ciencias sociales y 
las naturales (la antropología, la geografía, la medicina, la psicología, etc.). Existen 
ciencias sociales que estudian algunos aspectos, procesos y fenómenos de la so-
ciedad: la administración, la economía, la política, el derecho, la literatura, etc. y 
otras que abarcan todas las manifestaciones de la vida social (la historia, la antro-
pología, etc.) Sin embargo, la suma simple de las ciencias sociales no proporciona 
todavía una idea de la sociedad como sistema global; de ahí que, paralelamente a 
las ciencias que estudian los campos, fenómenos y procesos
 
 sociales, existe una 
ciencia que investiga el desarrollo de la sociedad organizada en general, de trans-
 
* Investigador del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores de las Ciencias Administrativas de la Universidad Vera-
cruzana. E-mail: rjensen@uv.mx 
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Las ciencias administrativas ¿contextualizadas o determinadas? 
formación de la sociedad, y esa es la Administración, cuyo estatus epistemológico 
está en ciernes. 
II. LA ESPECIFICIDAD DEL CONOCIMIENTO ADMINISTRATIVO COMO FE-
NÓMENO NATURAL Y SOCIAL 
La condición material del mundo determina la unidad objetiva y metodológica del 
conocimiento de la naturaleza y de la sociedad, la unidad de principios de la es-
tructura lógica de las ciencias naturales y sociales. Sin embargo, al lado de esta 
unidad, existen particularidades específicas del conocimiento de los fenómenos 
sociales, que están condicionados por el carácter de la sociedad como formación 
social para extraer de la naturaleza, transformar, producir, comercializar y hacerse 
de los bienes y servicios con los cuales el cuerpo social seguirá viviendo como tal. 
En la Administración es ilegítima tanto la contraposición como la separación 
del conocimiento científico natural y el histórico-social; asimismo su identificación, 
la sustitución del objeto del conocimiento social por los fenómenos de la naturale-
za, y la limitación de su método a los exclusivamente de las ciencias naturales o 
sociales. 
La sociedad es una continua interacción con la naturaleza y por eso la ad-
ministración comprende el análisis, antes que nada, de sus premisas naturales. La 
sociedad organizada es sobre todo un objeto de estudio más complejo que el de 
las ciencias naturales. La especificidad del conocimiento de la sociedad como per-
ceptora de necesidades, productora de bienes y servicios y satisfactora de esas 
necesidades, viene determinada por el hecho de que los hombres mismos crean 
su propia historia a través del trabajo sobre la naturaleza, son actores y autores de 
su drama histórico-universal. 
El cambiante carácter de esta sociedad productora-consumidora influye 
también en su conocimiento, ya que los procesos analizados se convierten muy 
pronto en historia, y el estudio de la historia se halla bajo la influencia del presente. 
La teoría del pasado se revalora a la luz del presente. 
El conocimiento de la sociedad organizada es, pues, esencialmente relativo, 
ya que se limita siempre a penetrar en la concatenación y en las consecuencias de 
ciertas formas de sociedad y de Estado que sólo se dan en determinadas épocas 
y en determinados pueblos, y que son, por su naturaleza misma, transitorias y pe-
recederas. 
De tal suerte que quien salga por estos dominios a caza de verdades defini-
tivas, no logrará reunir ningún botín, como no se contente con trivialidades y luga-
res comunes. 
En la Administración existe el peligro del relativismo absoluto, que se expre-
sa, por ejemplo, en las teorías sobre el mercado. Yo rechazo este relativismo, con-
tingencial no quiere decir relativo; sin embargo, es incuestionable la necesidad de 
desarrollar la teoría administrativa, el cuerpo teórico que le dará unidad como 
ciencia independiente, lo cual se halla ligado tanto al desarrollo del mismo objeto, 
como al cambio de la comprensión de su esencia. Desde este punto de vista, la 
Administración se emparenta con todas las ciencias sociales que son fundamen-
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 IIESCA Ensayos 
talmente históricas, es decir, investigan "...las condiciones de vida de los hombres, 
las relaciones sociales, las formas jurídicas y estatales con su superestructura 
ideal en forma de filosofía, religión, arte, etc…en su sucesión histórica y estado 
actual...” (Jensen, 1977, p. 14). 
III. LA ADMINISTRACIÓN EN SU CONTEXTO ESPACIO-TEMPORAL 
En cada época existen límites del conocimiento de los fenómenos organizaciona-
les, condicionados históricamente y determinados por el desarrollo de las condi-
ciones materiales de vida de la sociedad. Pero como se investiga la esfera de las 
relaciones económicas, políticas e ideológicas de los hombres, la Administración 
se halla estrechamente ligada a los intereses de clase. La Administración apoya o 
rechaza determinado régimen social, y esta circunstancia determina la actitud 
hacia ella que toman las clases dominantes, que se benefician de la organización 
social existente y su contextual modo de producción dominante. 
En una sociedad en la que reinan las contradicciones antagónicas de clase, 
como lo es en los países capitalistas satélites sometidos a una globalización que 
produce, cada vez más, balanzas de pagos desfavorables, no puede haber Cien-
cias Administrativas imparciales. Las relaciones de clase, las posiciones de clase 
de los pensadores de cada época, condicionan en medida considerable el desarro-
llo del conocimiento de las organizaciones. Por otro lado, es preciso distinguir la 
posición honrada de la de quien adopta determinado teórico de la apología abierta 
del régimen existente. Así, Marx hizo referencia a la honestidad científica de David 
Ricardo, ideólogo de la burguesía industrial y estigmatizó a Malthus, de quiendijo: 
"Las consecuencias científicas a que llega Malthus están llenas de consideracio-
nes hacia las clases dominantes, en general y hacia los elementos más reacciona-
rios de estas clases dominantes, en particular; lo cual equivale a decir que falsifica 
la ciencia por servir los intereses de dichas clases" (Marx, 1956, p. 407). 
Los cambios que tienen lugar en el desarrollo del pensamiento humano se 
realizan sobre todo en las épocas revolucionarias, cuando madura la crisis de las 
relaciones existentes y se consolidan suficientemente los elementos de las nuevas 
relaciones sociales, y las posiciones de las nuevas clases sociales, que promue-
ven también sus propios representantes teóricos. 
El carácter específico del conocimiento de los fenómenos socioeconómicos 
reside también en que el resultado de la evolución histórica adquiere ante los ojos 
de millones de personas, la consistencia de los fenómenos naturales y las únicas 
formas posibles de la vida social. Las más de las veces, la reflexión acerca de las 
formas de la vida humana, incluyendo el análisis científico de ésta, sigue en gene-
ral, un camino opuesto al curso real de las cosas. Comienza después que se han 
calmado los acontecimientos que en un principio convulsionaron a los grupos so-
ciales y sus sistemas productivos y arranca, por lo tanto, de los resultados ya al-
canzados y del momento de paz precaria que se establece en el presente y man-
da como hecho histórico todo lo demás. 
A este respecto reviste gran importancia en el conocimiento de la sociedad, 
la madurez del objeto a investigar, ya que sólo sus formas desarrolladas constitu-
yen la premisa necesaria del conocimiento científico verdadero. La ausencia de 
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Las ciencias administrativas ¿contextualizadas o determinadas? 
esta premisa y los intentos de elaborar teorías sociales que no se apoyen en la 
realidad desarrollada, han sido y son la causa esencial de que nazcan ideales sin 
vida, sistemas ideológicos falsos y elaboraciones utópicas. 
Cabe subrayar que la especificidad del conocimiento de los fenómenos so-
ciales no significa en modo alguno la especificidad de los conocimientos sobre la 
sociedad en el plano lógico y metodológico; tanto para las ciencias naturales como 
para las sociales contemporáneas, la metodología verdaderamente científica tiene 
como fundamento al materialismo histórico. 
Si yo considero al desarrollo de la sociedad como proceso histórico-natural, 
debo subrayar la necesidad de examinarlo con exactitud, que no deba ser menor 
que la exigida por los métodos de las ciencias naturales. 
Los conocimientos embrionarios acerca de la sociedad y sus modos de 
producción, eran una parte única e indivisible de la filosofía de la Antigüedad y 
respondían a los problemas prácticos planteados por la vida y un intento de com-
prender el sentido y objetivo de la existencia del mundo y el hombre. Los conoci-
mientos sociales iniciales se basaban en la observación directa. Con la ampliación 
de la experiencia histórica de la humanidad y el desarrollo de los contactos entre 
los pueblos, aparecen teorías sociales que contenían valoraciones sobre la con-
ducta humana y prescripciones en torno a la misma. Las exigencias de la produc-
ción, la necesidad de organizar la vida de la sociedad de acuerdo con los intereses 
de los correspondientes grupos sociales y la tarea de enseñar a las nuevas gene-
raciones, constituían los problemas a los que daban respuesta las teorías sociales 
que, o justificaban la situación existente, o prescribían formas de vida anhelados 
por los hombres. 
Así, los “administradores” de la antigüedad elaboraron un sistema finamente 
desarrollado de las relaciones existentes entre los productores de mercancías, los 
distribuidores y los consumidores de las mismas. Las ideas de la antigüedad sobre 
la sociedad fueron sustituidas durante largo período por la concepción religiosa del 
mundo, que rechazaba toda interpretación científica de los fenómenos de la vida 
social, pero que contenía postulados y dogmas que consagraban el régimen social 
existente. 
IV. LAS CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y EL CAPITALISMO 
Nos guste o no, los grandes avances en el conocimiento de los fenómenos organi-
zacionales aportados principalmente por las Ingenierías, la Psicología, la Sociolo-
gía, el Derecho (Constitucional y Administrativo, Civil, Mercantil, Fiscal y Laboral 
principalmente) y las Finanzas se hallan vinculados al nacimiento y desarrollo del 
capitalismo. 
En los siglos XVI y XVII el nacimiento y desarrollo de las ciencias naturales 
experimentales ejerció considerable influencia en la evolución de las ideas sobre la 
sociedad; en este período las teorías sociales aún formaban parte del sistema filo-
sófico general de cada pensador; dominaba la idea de deducir directamente las 
leyes sociales de las leyes de la mecánica. Esto tenía que ver con la idea de la 
existencia de una ley universal única que abarcaba la totalidad de los fenómenos 
de la naturaleza y la sociedad, considerada esta última como simple prolongación 
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 IIESCA Ensayos 
de la primera. Por lo tanto, se creía en la posibilidad de una ciencia universal úni-
ca, rigurosamente deductiva, en la que se fundían todas las esferas del conoci-
miento existentes. 
Se formularon entonces ideas acerca del derecho natural y del contrato so-
cial, que fueron la base teórica de las concepciones en desarrollo sobre el Estado, 
el derecho, la economía y la política (baste recordar a Spinoza), y por lo tanto de 
la práctica administrativa. Posteriormente, en el siglo XIX, por analogía con la re-
presentación física de los átomos, la sociedad era concebida como una unión me-
cánica de individuos abstractos que se distinguían sólo por el grado en que pre-
dominaban en ellos algunas de las cualidades propias a todos, lo que no era más 
que el reflejo del aislamiento en que vivían los individuos de la incipiente sociedad 
capitalista. 
Estas representaciones acerca de la sociedad fueron punto de partida en 
las teorías de la economía política y la administración pública. Las teorías de los 
estudiosos de las Ciencias de las Organizaciones han respondido, a partir del siglo 
XIX, a los intereses de los propietarios del poder público y de los medios de pro-
ducción, no a los intereses de los trabajadores; sin embargo, se han fundado en 
concepciones idealistas y metafísicas, y han considerado las relaciones de la so-
ciedad como relaciones naturales y eternas. 
Los detentores de la teoría y praxis de las Ciencias Administrativas han 
desarrollado durante casi dos siglos mecanismos cada vez más seudo fundamen-
tados en las necesidades legítimas tanto de los trabajadores dentro y fuera de las 
organizaciones como de la sociedad en general (léase votantes y consumidores); 
es así que después de un gran periodo donde lo importante era producir más y 
más rápido al menor costo sin importar la alienación del trabajador, de súbito, en 
los años treintas, ya del siglo XX, cambia la Administración y empieza a tomar en 
consideración los aspectos psicológicos y sociales de los integrantes de las orga-
nizaciones, no por humanismo, sino siempre con vistas a la eficientización de la 
producción y comercialización de bienes y servicios; obviamente rodeado todo es-
to de un aparente “interés humanista, ecologista, casi altruista”. 
Es justo decir que este espíritu de “carrera empresarial” tiene lugar también 
en los países socialistas cuando a mediados del siglo XX los ideales del socialis-
mo, las ideas puras de Feuerbach, Hegel, Marx, Engels y otros, desembocan en 
una práctica administrativa igualmente alienante en la Unión Soviética y demás 
países satélites, en donde la lucha de clases ya no se da entre propietario de los 
medios de producción y proletariado sino entre el Estado-Jefe y el resto de la so-
ciedad. 
V. HACIA UNA EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS ADMINISTRATIVAS 
Decía Kurt Lewin (citado por Elizondo, 2006, p. 1) que no hay nada más práctico 
que una buena teoría, y con respectoa las Ciencias Administrativas es precisa-
mente eso de lo que carece, de un cuerpo homogéneo de conocimientos llámense 
constructos, principios, leyes o teorías, que más allá del capitalismo o del socia-
lismo, más allá de la derecha o la izquierda o el centro, pueda ser aplicado en la 
resolución de problemas organizacionales y en la eficientización de la producción, 
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Las ciencias administrativas ¿contextualizadas o determinadas? 
comercialización y consumo de los bienes y servicios que la sociedad necesita, no 
sólo para crecer sino para desarrollarse; un cuerpo el cual se vea contextualizado 
por el entorno histórico-geográfico pero no predeterminado por concepciones axio-
lógicas y teleológicas producto de la superestructura (súper ego) de los grupos 
sociales en el poder, que hagan que haya varias administraciones en vez de una, 
así como no hay varias físicas o varias químicas la Administración debe tender 
hacia el formalismo de un cuerpo único, no por ello determinista, ya que la Admi-
nistración debe ser contingencial como cualquier ciencia social, pero sí desemba-
razada de la influencia determinista de teorías capitalistas o no, que si bien contie-
nen observaciones valiosas para el espíritu humano y planteamientos de proble-
mas importantes, se salen de los marcos de la concepción científica del mundo, lo 
cual les resta objetividad, aunque, insisto, logren resultados en la formulación y 
resolución de diversos problemas de la organización, de la producción y de la pro-
pia administración. 
VI. A MANERA DE CONCLUSIÓN 
Para las ciencias sociales que no han constituido un cuerpo único de conocimien-
tos con fundamentos epistemológicos universales, incluida la Administración, es 
típico el estudio de los elementos estructurales de la sociedad y sus organizacio-
nes, sin embargo, raramente investigan los procesos de su cambio y desarrollo; 
esto se debe a que las domina la idea, derivada directamente de los intereses de 
los grupos en el poder, de que el régimen capitalista o socialista o mixto en el que 
se desarrollan, es un todo social racionalmente organizado, cuyo cambio sólo es 
posible en los marcos de la estructura existente con el fin de mantener su estabili-
dad. Es hasta cuando las Ciencias Administrativas se atrevan, en conjunto con 
otras ciencias sociales, a favorecer la ruptura epistemológica que necesitan, que 
en vez de estar determinadas devendrán en realmente contingenciales y favore-
cedoras de cambios de estructuras. En la actualidad existe en la Administración un 
divorcio entre la acumulación del material empírico y su generalización teórica. 
Asimismo, el reforzamiento, de una parte, de las tendencias neopositivistas, el 
empirismo y el formalismo estructural-funcional abstracto y, de otra, el fortaleci-
miento del psicologismo, de las teorías intuicionistas e irracionalistas. Ambas ten-
dencias, coexisten con principios filosóficos idealistas y con métodos metafísicos y 
subjetivos. Estas dos tendencias son un testimonio de la incapacidad de las Cien-
cias Administrativas para alcanzar el conocimiento real de la vida social en donde 
nacen, crecen y se desarrollan las organizaciones objeto de su estudio. 
REFERENCIAS 
 Fedorenko, Nikolai P. (1975). Métodos modernos de planificación económica. Editorial de Ciencias 
Sociales, La Habana, Cuba. 
Harnecker, Martha (1973). Capitalismo y Socialismo. Centro de Estudios Políticos, Córdoba, Ar-
gentina. 
Jensen Castañeda, Reidar (1977). La Administración de la Empresa Socialista: el caso de la 
U.R.S.S. Tesis profesional, Facultad de Comercio y Administración de la Universidad Veracru-
zana Región Xalapa, México. 
Marx, Karl (1956). Historia crítica de la teoría de la plusvalía. Editorial Cartago, Buenos Aires, Ar-
gentina. 
56 
	INTRODUCCIÓN
	LA ESPECIFICIDAD DEL CONOCIMIENTO ADMINISTRATIVO COMO FENÓME
	LA ADMINISTRACIÓN EN SU CONTEXTO ESPACIO-TEMPORAL
	LAS CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y EL CAPITALISMO
	HACIA UNA EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS ADMINISTRATIVAS
	A MANERA DE CONCLUSIÓN

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